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CHIAROSCURO
 

“CLAROSCURO”
 

Felipe Galván (S.N.C.A.)


 
 
DRAMATIS PERSONAE:
 
El texto puede ser representado por un mínimo de doce actores. De
optarse por esta variante mínima los personajes serán doblados.
 
Escena 1: CHOFER, TINA, CAMILLEROS 1 Y 2, MEDICOS 1 Y 2,
VITTORIO Y EDWARD.
 
Escena 2: HOMBRES 1, 2 Y 3; MUJERES 1, 2, 3 Y 4; DIEGO, XAVIER,
WESTON, TINA Y LUPE.
 
Escena 3: MISMOS DE LA ANTERIOR.
 
Escena 4: XAVIER, TINA, MILITANTES 1, 2 Y 3. VOCES.
 
Escena 5: TINA, JULIO, XAVIER Y SOMBRA NEGRA.
 
Escena 6: HOMBRE, TINA, ESCRIBIENTE, POLICIA, PERIODISTAS
1, 2 Y 3; DIEGO.
 
Escena 7: MANUEL, TINA, LOLA, MILITANTE, FUNCIONARIO,
ENEA Y OTROS.
 
Escena 8: ENEA, TINA.
 
Escena 9: TINA, POLICIAS 1, 2, 3, 4, 5 Y 6.
 
Escena 10: CAPITAN, TINA, VOZ Y ENEA-VITTORIO-JACOBO.
 
Escena 11: TINA, JAY Y VITTORIO.
 
Escena 12: HOMBRE, MUJER, TINA, FIGURAS DE AGENTE Y DE
NAZI.
 
Escena 13: FISCAL, TINA Y ESCUCHAS.
 
Escena 14: MEDICOS 1 Y 2, OTROS MEDICOS, TINA Y CARLOS-
VITTORIO.
 
Escena 15: GUARDIA, TINA, CARLOS Y OTROS.
 
Escena 16: HOMBRES 1 Y 2, MUJER, VITTORIO, TINA Y CHOFER.
 
 
Las repeticiones en diferentes escenas de hombres, mujeres, militantes,
policías y otros requerirán, casi siempre de diferentes intérpretes.
 
 
ESCENA 1:
 
Aparece en escena un taxi modelo americano de principios de los
cuarenta. Se ha escuchado música de época desde la tercera llamada. El
taxi se detiene. El chofer dirige la vista hacia la parte trasera, adonde
viaja una mujer madura que parece dormir.
 
CHOFER.- Hemos llegado a su destino, señora.
 
La mujer no contesta. Continúa “como dormida”.
 
CHOFER.- Señora, despierte, hemos llegado frente al hospital. ¿Va ahí o a
otro lado?
 
La mujer sigue igual. El chofer la agita.
 
CHOFER.- ¡Señora, señora!
 
Él se asusta. Varía de asiento. Su susto crece.
 
CHOFER.- Señora. Ya despiértese. Por favor. No se haga la muerta… no
en mi carro.
 
Toma conciencia de la muerte. Voltea a distintas partes. Piensa en huir y,
finalmente, decide llamar al hospital que tiene enfrente.
 
CHOFER.- ¡Camilleros, camilleros!
 
Entran a escena dos camilleros, clásicos mexicanos.
 
CAMILLERO 1.- ¿Qué, no se la aguanta?
CHOFER.- No es eso. Es qué… quiero que la revisen.
CAMILLERO 2.- ¿Pues de dónde la trae?
CHOFER.- Me paró por aquí, en la Artes. Nomás me dijo: -Lléveme
frente al Hospital General…-; y pus yo la traje.
CAMILLERO 1.- ¿Estaba enferma?
CHOFER.- ¡Qué va! Pus así que buenota, buenota tampoco; pero de sana,
sanísima. Bien plantada en sus dos pies.
CAMILLERO 2.- Oiga. ¡Esta mujer está muerta!
CAMILLERO 1.- ¿Y para qué cree que lo llamé?
 
Los camilleros la suben a la camilla y la transportan a una plancha.
Mientras esto sucede el chofer comenta.
 
CHOFER.- Uno qué va a saber. Sólo recoge el pasaje cuando lo llaman y
no les va a estar preguntando si se van a morir en el camino. La señora se
notaba sana, hasta regateó el precio de la dejada, viejita pero sana.
Viéndola bien no es fea, o no era fea; pero de primer golpe, por esas ropas
y esa cara de tristeza, no llamaba mucho la atención. Vino callada todo el
camino y como ya me había dicho adónde, pus no la molesté. Ella que se
quedara sola con sus silencios y yo a pensar en lo mío, mientras rodábamos
por la ruta de su destino.
CAMILLERO 1.- Antes de hacerle la autopsia hay que identificarla. ¿No
tiene más qué decir?
CHOFER.- Nomás que yo la traje sin mala intención.
CAMILLERO 2.- No se preocupe. Deje sus datos y váyase a descansar.
CHOFER.- ¿Cuál descansar? Si tengo que seguirle a la chafireteada. Ya
perdí como tres horas.
 
El chofer sale de escena. A Tina, desnuda en la plancha, la revisan dos
médicos legistas.
 
MEDICO 1.- Lo más probable es que haya sido el corazón.
MEDICO 2.- Sí. Hay que revisar la irrigación periférica.
 
Ha aparecido en escena un hombre, lastimosamente dolido, junto a la
plancha. El médico 1 le da un codazo al otro.
 
MEDICO 2.- Espera. La retina está rara.
 
El médico 1 repite el codazo.
 
MEDICO 1.- ¿La conoce, señor?
VITTORIO- Tina Modotti. Italiana de nacimiento, mexicana por adopción
e internacionalista por vocación.
MEDICO 2.- ¿Es usted el esposo?
 
Vittorio asiente.
 
MEDICO 1.- Es todo señor. Gracias. ¿Puede esperar en la sala? Vamos a
realizar la autopsia.
 
Amorosamente Vittorio se acerca al cuerpo. La besa.
 
VITTORIO.- Tina… Tina… Tina…
 
Los médicos lo retiran.
 
MEDICO 1.- Vamos señor.
MEDICO 2.- No se lastime. Puede hacerle daño.
VITTORIO.- Ya no la veré igual.
MEDICO 1.- Tenemos que hacerlo.
MEDICO 2.- La autopsia es un asunto de ley.
 
Salen los tres, el cadáver de Tina queda solo y las luces acentúan su falta
de compañía. Pausa. De pronto Tina cobra vida, sentándose en la plancha
para desperezarse sensualmente.
 
TINA.- Edward.
 
Silencio.
 
TINA.- Edward.
 
Nuevo silencio.
 
TINA.- Edwardito. Buenos días.
EDWARD.- (En off) Eres una floja. Quedamos en tomar fotos temprano.
TINA.- Es cierto. Perdóname Edward.
EDWARD.- ¿Ya no me dices Edwardito?
TINA.- Sí mi gringuito mexicano.
EDWARD.-¿Y tú qué eres, he?
TINA.- Una mediterránea liberada del frío hollywoodense y perdida en las
pasiones del trópico.
EDWARD.- ¿Vamos o no?
TINA.- ¿A dónde?
EDWARD.- Al sol, a los tinacos.
TINA.- Tráeme el sarape, por favor.
WESTON.- Allá voy.
TINA.- ¿Amaneció fresco?
 
Entra Weston con un sarape en las manos.
 
WESTON.- Amaneció oliendo a piña y con sabor a cielo. Ten, Tina.
TINA.- Gracias.
 
Tina se cubre con el sarape. Edward la admira.
 
WESTON.- ¿Para qué te lo pones, niña?
TINA.- Déjame levantarme con él.
WESTON.- Pero si allá arriba te lo voy a quitar.
TINA.- Me lo quitaré yo misma.
WESTON.- Quítatelo. Te prefiero sin él.
TINA.- Por ahora me verás así.
WESTON.- Nada, nada. ¡Afuera!
 
Él la persigue para desnudarla, ella, divertida se aleja.
 
TINA.- Si me alcanzas tal vez permita que me lo quites.
WESTON.- Espera.
TINA.- Apúrate viejo fotógrafo.
WESTON.- Mi cámara.
TINA.- Estoy arriba sedienta de los rayos creativos de tu lente.
 
Tina hace mutis. Weston recoge su cámara de algún lado y corre tras ella.
 
WESTON.- Voy por ti.
TINA.- (En off) Estoy muerta.
WESTON.- (En off) Eso es. No te muevas. Así.
 
Se escucha un “click”, aparece sobre este, en una pantalla, el desnudo
Tina en la azotea. Se empieza a escuchar música de los veinte.
 
 
 
ESCENA 2:
 
Exposición fotográfica en una galería. Los desnudos de Tina son
presentados a un público conocedor y exigente que deambula de foto en
foto entre comentarios. Todos elegantes excepto Diego y Xavier, quienes
visten en traje para trabajo, de pintores.
 
HOMBRE 1.- Este Weston es genial.
MUJER 1.- Es igual que lo anterior.
HOMBRE 1.- No, esto lo supera.
MUJER 1.- Desde que fotografió sus nubes anda en ellas.
HOMBRE 2.- Nadie podrá negarle, ahora, categoría de arte a la fotografía.
HOMBRE 3.- Nadie se lo ha negado.
MUJER 2.- Bueno, es que hay de fotos a fotos.
HOMBRE 2.- Claro, como hay de brochas a brochas.
MUJER 2.- ¡Lépero!
HOMBRE 2.- Pero mujer…
HOMBRE 3.- No la alburees tan despiadadamente.
HOMBRE 2.- Pero si sólo diferencio brochas, de pintores.
MUJER 3.- ¿La mujer… es su amante?
MUJER 4.- Qué importa eso. Es su modelo.
MUJER 3.- Estaba casada con un pintor.
MUJER 4.- Sí, es la viuda del pintor que murió de viruela.
MUJER 3.- ¿También con él modelaba?
MUJER 4.- Ahora no tiene esposo, pero no por ello ha dejado de modelar.
DIEGO.- ¿No te parece espléndido?
XAVIER.- ¿Ella o él?
DIEGO.- En este caso ambos, Xavier.
XAVIER.- De él me reservo la opinión.
DIEGO.- No vas a negar su talento.
XAVIER.- Ideológicamente liquidado.
DIEGO.- ¿Ya vas a sacar el carnet?
XAVIER.- Ligero, superficial, festivo, carente de contenido, burgués,
idealista.
DIEGO.- Sí, tener un cuerpo como ese junto a mí, sería ideal.
 
Entran en escena Tina y Weston. Ella sensual, atractiva y elegante. Los
asistentes los rodean asediándolos a preguntas.
 
WESTON.-.- No, no hay nada especial qué decir.
HOMBRE 1.- Maestro, las motivaciones…
WESTON.- Las motivaciones son las de siempre en el arte, las eternas:
buscar la belleza hasta la perfección.
HOMBRE 2.- Obviamente considera un arte a la fotografía.
WESTON.- Vea y juzgue.
HOMBRE 2.- Pero usted…
WESTON.- Un artista no tiene que defender su arte.
HOMBRE 3.- Usted ha dicho que lo atrae lo mexicano. Si Tina no es
mexicana ¿dónde está lo mexicano, Weston?
WESTON.- En la azotea, señor, en la azotea. ¿No alcanza a verlo?
MUJER 1.- ¿Las azoteas mexicanas tienen algo de especial?
WESTON.- Hay que conocer otras. Yo conozco otras y puedo decirle que
las mexicanas son diferentes.
MUJER 2.- ¿Su modelo es sentimental o profesional?
WESTON.- Claro que es sentimental. Pobre de aquel que use un modelo
sin sentimientos. Y eso no le quita lo profesional a Tina.
HOMBRE 1.- ¿Su Tina?
WESTON.- Sí, vea las fotos. Esta es mi Tina. Esta es mi Modotti
HOMBRE 2.- Pero si es una modelo profesional modelará para muchos
más.
WESTON.- Y en sus obras será de ellos, pero en estas sólo es mía.
HOMBRE 3.- ¿Piensa realizar pronto otra serie de desnudos?
WESTON.- No, ahora fotografiaré vestidos, o tapados…
MUJER 1.- ¿Tapados?
WESTON.- Tapados o destapados. Tengo en mente una taza de baño.
MUJER 3.- ¿Pero una taza de baño tiene sentimientos?
WESTON.- Por supuesto.
MUJER 4.- (Aparte) Pinche gringo loco. Pasará de su Tina a su taza.
TINA.- El maestro Edward Weston ha revolucionado el concepto
testimonial de la fotografía.
HOMBRE 1.- Sin embargo no ha dejado de hacer testimonio en estos
desnudos.
TINA.- (Irónica) Es tan testimonial como Da Vinci.
HOMBRE 1.- Es un testimonio de su belleza, Tina.
TINA.- ¡Oh!
HOMBRE 2.- ¿Tan importante es Weston que la hizo dejar Hollywood
para venir a posar para él?
TINA.- Hollywood es una feria de vanidades.
MUJER 1.- ¿Su carrera de modelo con Weston la aleja de vanidades?
TINA.- Mi carrera con Edward va más allá del modelaje.
MUJER 2.- ¿Está ligada sentimentalmente a él?
TINA.- Más que eso.
MUJERES 3 Y 4.- ¿Más?
TINA.- Estoy ligada artísticamente a Weston.
HOMBRE 1.- ¿Cómo modelo de arte?
TINA.- Y como su alumna de fotografía.
DIEGO.- Pero antes de fotografiar vas a modelar para mí, ¿verdad?
TINA.- Cuando quiera.
XAVIER.- ¿Está dispuesta a modelar para cualquiera?
TINA.- Estoy dispuesta a modelar para cualquier proyecto artísticamente
interesante, y los del maestro lo son.
XAVIER.- ¿No importa que convierta su bello cuerpo en uno de sus
monotes?
TINA.- ¿Es su amigo, maestro?
DIEGO.- Es mi colaborador.
DIEGO Y XAVIER.- Lo cual no necesariamente implica lo otro.
XAVIER.- Xavier Guerrero, a sus pies.
DIEGO.- Pintor, comunista y aspirante a hombre de mundo.
TINA.- Que atractivo… aspirante a hombre de mundo.
XAVIER.- A un mundo muy ancho. Tan ancho como su cercana presencia.
DIEGO.- Mira nada más. La noche se vuelve policrómica.
LUPE.- (Alguna de las anteriores mujeres) Diego, vamos a casa. Por favor
querido.
DIEGO.- Si la noche apenas empieza, mujer. Vamos a celebrar a casa de
Eduardo y Tina.
 
Lupe se enoja e intenta salir, Diego la contiene. Sobre ellos entran luces y
música. La ambientación cambia.
 
 
 
ESCENA 3:
 
Casa de Edward y Tina. Varias parejas bailan música de los veinte.
Aparece Weston, varias y varios lo invitan, como la estrella de la reunión.
Él responde con sonrisas y tragos de bebida. Poco a poco se emborracha
de elogios.
 
-Weston, imprime en blanco y negro los colores del baile en tu honor.
-Güero deslavado, ¿puedes fotografiar la felicidad?
-Camarógrafo de la belleza, brinda conmigo.
-Sinfónico del claroscuro. (A la copa) ¡Click acá!
-Virtuoso del contraste, acércate.
-Arquitecto de la imagen impresa, acompáñanos.
-Escultor de martillo y cincel reveladores, brinda en tu festejo.
 
WESTON.- ¡Salud!
 
Bebe hasta el fondo todo el contenido de la copa. Se deshace de ella y
lenta, pero gozosamente, se va acercando a quienes bailan, hasta
integrarse.
Aparece Tina más sensual y atractiva que en la galería; quizá procaz, pero
natural, exquisita. El baile continúa pero es obvio que Weston ha dejado
de ser la estrella de la fiesta. Las respiraciones masculinas parecen
haberse detenido. La asedian.
 
HOMBRE 1.- Belleza superlativa.
HOMBRE 2.- Presencia atractiva, viva seducción.
HOMBRE 3.- Provoca transpiración hormonal.
HOMBRE 1.- Realidad onírica.
HOMBRE 2.- Epitelio terso para acariciar la palma de mi mano.
HOMBRE 3.- Rostro angelical que posarían mis sacros labios.
HOMBRE 1.- Cabellera trampa de seda.
HOMBRE 2.- Aroma de sexo, azotea plácida.
HOMBRE 1.- Metáfora de carne y hueso.
 
Weston va hasta ella y jalándola, firme pero sin violencia, la aparta.
 
EDWARD.- Tina, Tina; no sé qué nos pasa en este país.
TINA.- Qué ha de pasar, que estamos felices.
WESTON.- Pero el calor, Tina.
TINA.- Dijiste que era necesario para el color, Edward.
WESTON.- El trópico me hace difícil la respiración.
TINA.- Pero es un trópico mágico. Provoca la creación.
WESTON.- La gente está llena de pasiones.
TINA.- Aprehendamos de sus matices emotivos.
WESTON.- Tina, Tina; estás muy incitante.
TINA.- ¿Nos perdemos un rato en la recámara?
WESTON.- Ahora no podemos.
TINA.- El amor siempre debe poderse.
WESTON.- Nuestros invitados…
TINA.- Ellos comprenderán.
WESTON.- La música.
TINA.- Se las dejamos prestada, y nos llevamos sólo el susurro en los
oídos. Anda, ven.
WESTON.- Te digo que ahora no podemos.
TINA.- ¿Por qué no?
WESTON.- Nos están viendo.
TINA.- ¿Quiénes?
WESTON.- Ellas y… ellos.
TINA.- Con ellas no hay problema, y con ellos…
WESTON.- ¡Carajo, Tina! ¿No te das cuenta que todos ellos te quieren
coger?
 
Cuchicheos. Los hombres, desconcertados un instante, vuelven al asedio.
 
HOMBRE 1.- En realidad mis intenciones son platónicas.
DIEGO.- Tu cuerpo me interesa para modelaje. Que no sea estúpido tu
fotógrafo.
TINA.- Por favor no lo tomen a mal, es que, está nervioso.
XAVIER.- A cualquiera pondría nervioso tener una mujer como usted.
DIEGO.- Por favor, Xavier…
XAVIER.- No, no; que esta gringuita aburguesada entienda…
TINA.- Mire señor, en primer lugar no soy gringuita, sino italiana.
XAVIER.- Perdón, señorita Mussolinni.
 
Tina le da una bofetada.
 
TINA.- Y en segundo lugar soy hija de proletario. Salimos de Italia por
persecución a mi padre. Soy tan aburguesado como usted, señor.
DIEGO.- Déjalo Tina, déjalo. El camarada sopesará sus juicios.
HOMBRE 2.- No se moleste, todos la apreciamos.
HOMBRE 3.- Usted merece toda nuestra estimación.
HOMBRE 1.- El altercado no tiene importancia.
HOMBRE 2.- Olvídelo, por favor.
HOMBRE 3.-Vuelva a sonreír para iluminar la atmósfera.
 
Retorna Weston vestido con ropa de mujer.
 
WESTON.- ¿Y no te interesas por una sonrisa mía?
TINA.- ¡Edward!
WESTON.- Hola querida, vengo a disputarte tanto admirador que tienes.
TINA.- Quítate eso.
WESTON.- Perdona, sé que unos trapos son tuyos; te prometo cuidarlos…
y un “tour” de compras para después.
 
Todos, desconcertados desde el retorno, empiezan a reaccionar.
 
DIEGO.- Te ves linda, Eduarda.
WESTON.- ¿Te gusto, gordo?
DIEGO.- No es para tanto, no es para tanto; hazte para allá.
WESTON.- ¿Y a ti, flaquito?
HOMBRE 1.- No sé qué decir.
WESTON.- Apúrate, si no te ganará éste; ¿verdad amorcito?
HOMBRE 2.- Primero, tomo un trago.
WESTON.- Que poca disposición. Ven tú.
HOMBRE 3.- Un instante, un instante; me urge ir a hacer pipí.
WESTON.- A ver, negro grandote, papasote mexicano; vamos a propasar
mis ansias.
XAVIER.- (Agresivo) A mí no me vengas con fregaderas, ¿oíste?
WESTON.- Estulticia de barro, tú te lo pierdes. Ven arco iris, muéstrale
como se puede gozar.
LUPE.- Basta Diego, ya me harté.
DIEGO.- Tranquila, Guadalupe, tranquila.
LUPE.- Si quieres quédate, yo ya no aguanto; ni las puterías de esta porca
madona, ni las joterías de este gringo pendejo.
DIEGO.- Ni puterías ni joterías. Si todo es juego, ¿verdad?
 
Mutis de Diego. Tina tensa, Weston vencido, Xavier expectante. El resto
sale previa agresión-escarnio a Weston.
 
HOMBRE 1.- Te veías prometedor, Weston, pero se te hizo agua la canoa.
MUJER 1.- Ojalá y te seques pronto.
HOMBRE 2.- Es mucha vieja para este fotógrafo.
MUJER 2.- ¿Me prestas tus pinturas? Voy a retocar a la payasita.
HOMBRE 3.- Ya no lo agredan. ¿Para qué?
MUJER 3.- Este no se retoca. No tiene remedio.
 
Sólo quedan en escena Tina, Weston y Xavier.
 
WESTON.- Ya sé qué tiene este país. Te ganó, te sedujo, te conquistó. Te
traje y ahora debo dejarte aquí. Si es un error, me alcanzas en California.
 
La besa con dulzura y hace mutis. Tina parece estar dispuesta a
alcanzarlo. Xavier la detiene, la carga y la besa salvajemente.
 
XAVIER.- No, no se equivoca. Tu mundo es México, y tu necesidad es un
hombre. Un hombre verdadero.
 
En pantalla aparece la fotografía de Xavier Guerrero.
 
     ESCENA 4:
 
Rincón de una imprenta en penumbra. Varios obreros trabajan. Entran
Xavier y Tina, ella deslumbrante, él en jefe. En un escritorio una máquina
de escribir en la que trabajan permanentemente.
 
XAVIER.- Buenos días, camaradas.
TODOS.- Buenos días.
 
Detienen su labor para observar a Tina.
 
TINA.- Buenos días, señores.
TODOS.- (Casi en murmullos) Buenos días.
XAVIER.- Perdón camaradas. Viene conmigo la compañera Modotti.
MILITANTE 1.- ¿Modotti?
TINA.- Sí, Tina para servirles.
MILITANTE 2.- ¿La italiana?
TINA.- Muy italiana.
MILITANTE 1.- ¿La fotógrafa?
TINA.- ¿Me conoce o conoce mis trabajos?
MILITANTE 2.- ¿La de Weston?
TINA.- Sí y no. La verdad es que Edward ya no está aquí.
XAVIER.- Ejem, ejem. Camaradas, retornen a la tarea.
MILITANTE 1.- Bienvenida señorita.
TINA.- Gracias.
MILITANTE 2.- Ojalá la veamos mucho más.
TINA.- Lo prometo.
MILITANTE 3.- (Levantándose de frente a la máquina) Camarada,
¿puede revisar esto?
XAVIER.- Claro, deme acá.
TINA.- ¿Usted qué hace?
 
Silencio.
 
TINA.- Que ¿qué hace?
MILITANTE 3.- Camarada ¿puedo contestar?
XAVIER.- La compañera Tina es de todas las confianzas.
MILITANTE 3.- Usted disculpará, pero en esto la seguridad es vital.
TINA.- Lo entiendo.
MILITANTE 3.- Hago las veces de jefe de redacción: formo, reviso
artículos, maquino, a veces traduzco y en ocasiones auxilio en la impresión.
TINA.- ¿Y no sale a venderlo a la esquina?
MILITANTE 3.- Por ahora no. Afortunadamente hay varios camaradas
que distribuyen.
XAVIER.- Me parece correcto. ¿Qué quería que observara, algo en
especial?
MILITANTE 3.- No habrá tiempo de que pase por el Comité Central. La
edición está por cerrar, y la responsabilidad no es sólo mía.
XAVIER.- Páselo, está bien. Y gracias por la consulta.
MILITANTE 3.- Así debe ser, camarada.
 
El militante 3 vuelve a la máquina.
 
TINA.- De modo que este es tu Machete.
XAVIER.- No es mío. Es El Machete de la organización.
TINA.- Me ha gustado mucho. Lo de Orozco, lo de Diego, lo de Siqueiros.
Es una publicación de gran arte.
XAVIER.- Ya no es eso, ya no queremos que sea eso.
TINA.- ¿Los cuatro?
XAVIER.- No, la organización. Aquellos ya ni están.
TINA.- ¿Diego no trabaja más en El Machete?
XAVIER.- Diego, me apena decirlo, se hunde hasta el fondo en ideas de
arte burguesas.
TINA.- ¿Y Orozco?
XAVIER.- Cada vez más perdido en la infertilidad del artepurismo.
TINA.- ¿José Clemente?
XAVIER.- El mismo. Anda planteando teóricamente, hablarle al cosmos
cuando la necesidad histórica es hablarle al hombre.
TINA.- ¿También Siqueiros?
XAVIER.- No, no; él se cuece aparte. Es un comunista probado, leal y
efectivo.
TINA.- ¿Sigue aquí?
XAVIER.- Otras tareas de la organización lo han reclamado.
TINA.- Entonces ya no habrá arte en El Machete.
XAVIER.- Ya no habrá ese tipo de arte. De eso quiero que hablemos, de tu
arte fotográfico. ¿Qué persigues con él?
TINA.- Persigo la belleza.
XAVIER.- ¿Por la belleza misma?
TINA.- Por la belleza misma, eso implica, naturalmente, un sentimiento.
XAVIER.- Esas son palabras y acciones de tu maestro. Todo queda en el
sentimiento. ¿Y el mensaje?
TINA.- El sentimiento natural, ese es el mensaje.
XAVIER.- Error, error Tina. Comprometerse sólo con el sentimiento es un
compromiso burgués. Hay que comprometerse con el mensaje, con el
contenido. No vivimos tiempos de regodeo sentimental. Es hora de que el
arte asuma su papel histórico.
TINA.- ¿Qué me propones?
XAVIER.- Hay que romper con la escuela, Tina. No sirve fotografiar
simplemente. Hay que hacerlo al servicio del pueblo.
TINA.- ¿Al servicio del pueblo?
XAVIER.- Gasta tus rollos en los obreros, revela campesinos, imprime la
lucha contra los explotadores.
TINA.- Puede ser.
XAVIER.- El mundo está lleno de camaradas como tu padre. Sírvelos a
ellos.
TINA.- ¿Y tendré que danzar por todo el mundo?
XAVIER.- No necesariamente. Desde aquí, desde El Machete.
TINA.- El claroscuro de la Modotti por la policromía de Diego, Orozco y
Siqueiros.
XAVIER.- El claroscuro de la lucha de clases por la inoperatividad del
colorido.
TINA.- Pero tú pintas frescos con Diego.
XAVIER.- Las paredes de los edificios gubernamentales no son el órgano
de la organización.
TINA.- Bien, camarada, voy a traerle fotos.
XAVIER.- Aun no, “compañera” Modotti; ve por las fotos.
 
Tina se mueve por el escenario, a diferentes llamados ella acude a
fotografiar.
 
VOZ 1.- Aquí hay una camisa de manta desgarrada.
VOZ 2.- Por acá está una concentración de overoles.
VOZ 3.- Este es un rostro proletario.
VOZ 5.- Paso, paso a la marcha del descontento.
VOZ 6.- Inquilinos de todas las vecindades, ¡uníos!
MILITANTE 3.- Esta me parece excelente, compañera.
MILITANTE 2.- A mí me gusta más la primera.
MILITANTE 1.- Hay que publicar ambas.
TINA.- No creo que haya espacio. Además no se trata de sacrificar.
MILITANTE 3.- No es mala idea la del camarada. Yo ajusto.
TINA.- Podemos usar una y guardar la otra para el siguiente número.
MILITANTE 2.- Que sea esta.
MILITANTE 1.- Que sean las dos.
TINA.- Dejemos que el camarada jefe de redacción lo platique con el
camarada director.
 
En pantalla aparece “Campesinos leyendo El Machete”. En escena
Xavier.
 
XAVIER.- Esta es la que publicaremos. Buen trabajo compañera Modotti,
vas progresando; pero aun queda mucho por aprender.
TINA.- Tú dime, camarada.
XAVIER.- Esa falda, esa falda, Tina.
TINA.- ¿Qué tiene, Xavier?
XAVIER.- Demasiado colorida, muy llamativa. No debes mostrarte, ni
siquiera sugerirte, como mujer objeto.
 
Tina se quita la falda, esta queda en el suelo.
 
XAVIER.- Muy bien Tina.
 
Se acerca sonriente a Tina, ella lo detiene.
 
TINA.- Me la quité para no ser mujer objeto.
 
Xavier recoge la prenda del suelo. Dos militantes traen una falda gris,
neutra, triste. Se la ponen a Tina. Ella va al escritorio, se sienta frente a la
máquina y empieza a escribir. Desaparece la foto de la pantalla.
Desaparece Xavier.
 
MILITANTE 3.- Compañera Modotti, este artículo tiene una frase que
debo consultarle. No sé si sea consciente.
TINA.- ¿Cuál, camarada?
MILITANTE 3.- Aquí compañera.
TINA.- ¿Andiamo?
MILITANTE 3.- Realmente no es la frase, es sólo la palabra.
TINA.- ¿No la entiende?
MILITANTE.- Perfectamente.
TINA.- Los lectores la entenderán igual.
MILITANTE 3.- Pero no se trata de ellos.
TINA.- ¿Entonces?
MILITANTE 3.- Sería delatarla.
TINA.- ¿Por qué?
MILITANTE 3.- Sólo a un o a “una italiana” se le escaparía una palabra I-
ta-lia-na… ¿quién anda cercana a los comunistas mexicanos? La Modotti:
caso resuelto.
TINA.- ¿Y usted cree, camarada, que no lo saben?
MILITANTE 3.- Sí, pero no lo pueden comprobar. Imagínese si leen esto.
Es darles la prueba. ¡Extranjera y mujer!
TINA.- ¿Tiene algo en contra?
MILITANTE 3.- El partido no tiene nada en contra.
TINA.- Le pregunto a usted, no al partido.
MILITANTE 3.- Yo no soy yo, soy una pieza en la maquinaria. El “yo” es
de individuos, en el partido no hay individuos.
TINA.- Permítame cambiar el  “andiamo”.
MILITANTE 3.- Ya está cambiado, compañera. Nuestra prensa se
encuentra bien aceitada.
TINA.- Nuestra prensa… gracias, camarada.
MILITANTE.- De nada, futura camarada.
 
En una área cercana, Xavier con los impresores..
 
XAVIER.- No, no, no. Su nivel es excelente, su entrega admirable, su
disciplina ejemplar. Pero falta tiempo.
MILITANTE 1.- ¿Tiempo para qué?
XAVIER.- Para corregir, profundizar, afinar su militancia.
MILITANTE 2.- Pero si es ejemplar. Tú lo has dicho.
XAVIER.- ¿Ella ha pedido algo?
MILITANTE 1.- Nada, sólo abre la boca para lo estrictamente necesario.
MILITANTE 2.- Somos nosotros quienes abogamos por una camarada de
tiempo completo, en lugar de una compañera de todos los días.
 MILITANTE 1.- Puede tener nuestra recomendación al Comité.
MILITANTE 2.- Aunque no faltará teniendo la tuya, camarada.
 
Xavier avanza hacia Tina. La observa. Pausa.
 
XAVIER.- ¡Tina!
TINA.- ¿Sí?
XAVIER.- Esa blusa, Tina.
TINA.- No me he fijado mucho en ella.
XAVIER.- Es demasiado provocativa.
TINA.- ¿Provocativa?
XAVIER.- Tus pechos, tus pechos.
 
Tina sonríe tristemente y con lentitud se quita la blusa. Un militante trae
una blusa blanca de cuello alto, magas largas; neutra. Tina se la pone.
Ahora parece asexuada. Toma una hoja, pasa hacia adelante del
escritorio. El militante va a la máquina, Tina le dicta una traducción.
Xavier ha hecho mutis.
 
TINA.- Die sachlage von arbeiterer ist dringend, aber nicht hoffenungslos.
La situación obrera es apremiante, no desesperada.
Weild der geist von klasse hat der gewissene geimprägniet.
Porque el espíritu de clase ha impregnado las conciencias.
Aber heute, der deutsche proletarier ist hier in der vorhut, schanze der.
Hoy por hoy, el proletariado germánico está presente en le trinchera de la
vanguardia.
MILITANTE 3.- Creo que está completa.
TINA.- ¿Desea que se lo traduzca de corrido?
MILITANTE 3.- No es necesario compañera. Está claro, limpio y
subversivo. Hizo un buen trabajo.
TINA.- Gracias camarada, yo sólo traduje. El mérito es de los camaradas
alemanes y de los correos.
MILITANTE 3.- Está entregada por completo a la causa.
TINA.- No hay nada más importante en la vida.
MILITANTE 3.- ¿Ni su familia?
TINA.- La organización es mi familia.
MILITANTE 3.- Muy bien, compañera; creo que no tardaremos en
llamarla camarada.
TINA.- Lo deseo fervientemente.
MILITANTE 3.- ¿Ya lo solicitó?
TINA.- Desde el primer día de mi llegada.
MILITANTE 3.- ¿Ya insistió?
TINA.- No, la organización sabrá cuando otorgarme la militancia.
MILITANTE 3.- Usted trabaja más que muchos militantes.
TINA.- No hay tiempo para descansos, camarada. Sólo si ahora nos
entregamos por completo, se puede aspirar a heredar un mejor mañana.
 
Los militantes 1 y 2 se acercan a Tina, traen unos zapatos bajos. Le quitan
los de tacones, le colocan los nuevos. Ahora es una mujer común y
corriente; una militante.
 
MILITANTE 3.- ¡Salud camarada!
TINA.- ¿Por fin?
MILITANTE 1.- Por fin, camarada Modotti.
MILITANTE 2.- Aunque usted se lo merecía desde tiempo atrás.
MILITANTE 3.- Será una excelente militante.
MILITANTE 1.- No lo dudamos.
MILITANTE 2.- Felicidades camarada Tina.
 
Retorna Xavier, trae un abrigo para fríos y una maleta. La emoción de
Tina se transforma en desconcierto.
 
TINA.- Xavier ¿qué pasa?
XAVIER.- Me voy, Tina.
TINA.- Voy contigo.
XAVIER.- No es posible. El partido me manda a la Unión Soviética. Es
una tarea que debo cumplir solo.
TINA Pero…
XAVIER.- Tú eres una militante. La disciplina exige tu esfuerzo aplicado
en este sitio y en este tiempo.
TINA Sólo qué…
XAVIER.- No hay nada más importante que nuestra vida al servicio de la
causa del partido.
TINA.- ¿Te vas… para siempre?
XAVIER.- Tres años. Tú me esperarás. El partido nos volverá a reunir en
este lugar, en un próximo mañana.
 
Tina lo intenta abrazar. En silencio él se aleja.
 
XAVIER.- Deberás continuar trabajando como hasta ahora. Fuerza Tina.
 
Tina lo alcanza, se para frente a él y, amorosamente, le ofrece los labios.
Él está a punto de besarla pero en el último instante se detiene y se retira.
 
XAVIER.- Hasta pronto, ¡camarada!
 
Mutis ante la tristeza de ella. En pantalla “mazorca, guitarra y fusil”.
ESCENA 5:
 
Se suceden fotos de Tina con apoyo musical de Revueltas: “Niña con
cubeta”, “Madre india e hija”, “Niño tomando el pecho”, “Madre e hijo”
y “Dos niños”.
Mismo escenario de la escena anterior, Tina laborando. Está sola.
Escuchamos una voz que viene de diferentes lugares del edificio teatral.
 
VOZ.- ¡Tina!
 
Tina busca tratando de ubicar el lugar de origen de la voz.
 
VOZ.- ¡Tina!
 
Mismo juego.
 
VOZ.- Soy tu enamorado caribeño.
 
Tina sonríe, después se pone tensa.
 
TINA Julio.
VOZ.- Sí, Julio, tu Julio.
TINA.- No, no eres mío; y yo no puedo ser tuya.
VOZ.- Estás aquí para mí.
TINA.- Es imposible. Yo lo amo.
 
De tramoya, por una cuerda, va bajando Julio Antonio Mella.
 
JULIO.- Seamos realistas, Tina; no existen amores a veinte mil kilómetros
de distancia.
TINA.- Pero dentro de dos años y medio…
JULIO.- Dentro de dos años y medio, habrá otra historia. Por ahora ámame
como quiero amarte.
TINA.- Julio, espera.
JULIO.- La vida se hace cada día y, tú lo sabes, estos son nuestros días.
TINA.- Espera.
JULIO.- No podemos esperar. Somos revolucionarios, Tina, y el amor es
intrínseco en la lucha.
TINA.- Déjame comunicarme a Moscú. Sería bueno que tú lo hicieras a La
Habana.
 
Julio se congela en la cuerda. Tina habla una carta que leerá Xavier bajo
un cenital frío.
 
TINA.- Querido X: Esta es la carta más difícil, penosa y terrible que habré
escrito en mi vida. He tardado mucho en escribirla porque quería estar
segura de lo que te diré, y por el terrible efecto que tendrá en ti. Puedo ver
que te pareceré un monstruo, pero también es posible que sea víctima de la
terrible fatalidad que me hace actuar como actúo en la vida. Creo,
sinceramente, tener sentimientos básicamente buenos y haber buscado
siempre el bien para los otros, antes que para mí; por eso ahora no quiero
ser cruel contigo. Yo sufro más que tú. Pero ya es tiempo que diga lo que
debo decirte: quiero a otro hombre, lo quiero y él me quiere a mí. Este
amor ha hecho posible lo que nunca creí que pasara; dejar de quererte a ti.
XAVIER.- Recibí tu carta. Adiós.
 
Desaparece Xavier. Julio salta al escenario y se funde en un abrazo con
Tina. Aparece una sombra negra, dispara dos veces sobre Julio y huye.
Aquel se desploma en los brazos de Tina y muere.
 
 
 
 
SEGUNDO
 
ACTO.
 
 
 
ESCENA 6:
 
Una mesa rectangular. En un extremo Tina está sentada, la interroga un
hombre. Lo acompaña un policía, un escribiente y varios reporteros de
nota roja.
 
HOMBRE.- ¿Así que usted le indicó a Mella el camino a seguir?
TINA.- No, la ruta surgió naturalmente, como otras tardes. Como otras
noches.
HOMBRE.- ¿Y era tarde o noche?
TINA.- Repito, era noche.
HOMBRE.- Los hombres se bajaron del auto.
TINA.- ¿Cuál auto?
HOMBRE.- Había un auto, la gente declaró oír un auto.
TINA.- Yo no lo recuerdo.
HOMBRE.- No se contradiga.
TINA.- Contradigo sus informes. Si quiere revise. Hasta dónde recuerdo,
nunca mencioné un auto.
HOMBRE.- Los hombres se acercaron a ustedes.
TINA.- El hombre se acercó a nosotros.
HOMBRE.- ¿Era uno o eran dos?
TINA.- Uno.
HOMBRE.- Y entonces disparó, disparó.
TINA.- Sí.
HOMBRE.- ¿Cómo era?
TINA.- Una figura que disparaba.
HOMBRE.- ¿Alto o bajo?
TINA.- No sé.
HOMBRE.- ¿Blanco o moreno?
TINA.- Tampoco.
HOMBRE.- ¿Flaco o gordo?
TINA.- No me fijé.
HOMBRE.- No mienta.
TINA.- No miento.
HOMBRE.- Es imposible que usted estuviese tan cerca y no se haya fijado
en el asesino.
TINA.- Me fijaba en que no se le fuera la vida, no en quien se la quitaba.
HOMBRE.- Usted está encubriendo a alguien.
TINA.- Por favor señor, por favor. ¿A quién se le ocurre pensar en eso? No
hay alguien más interesado que yo en descubrir al asesino.
HOMBRE.- Usted lo conoce.
TINA.- No.
HOMBRE.- Lo protege.
TINA.- ¡No!
HOMBRE.- Es su cómplice.
TINA.- ¡Nooooo!
 
Pausa. Comentarios de periodistas.
 
ESCRIBIENTE.- Silencio, por favor.
PERIODISTA 1.- ¿Tendremos minuta de este diálogo?
ESCRIBIENTE.- Primero espere a que lo termine.
PERIODISTA 2.- ¿Y después?
ESCRIBIENTE.- Y después, guarde el orden o lo mando desalojar.
PERIODISTA 3.- Ya. Tranquilos colegas.
 
Nuevos murmullos. Pausa.
 
HOMBRE.- Es difícil encontrar su apoyo para el esclarecimiento de los
hechos.
TINA.- Hago todo lo posible por cooperar con usted.
HOMBRE.- Le voy a ser franco. Usted insiste en que hubo un móvil
político. Yo estoy convencido que fue de otro tipo.
TINA.- Creo que se equivoca.
HOMBRE.- ¿Sí? Dígame entonces si amó a Mella.
TINA.- Puedo asegurarle que es a quien más he amado.
HOMBRE.- ¿Lo amó más que a X?
TINA.- ¿A quién?
HOMBRE.- A X. ¿No me dirá ahora que no recuerda a X? A su amado X,
que vive en Moscú.
TINA.- Sí, lo recuerdo.
HOMBRE.- Dígame. ¿Cree que es moral relacionarse sexualmente con un
ser cuando se ama a otro?
TINA.- No es moral.
HOMBRE.- ¿Amó a X?
TINA.- En su tiempo lo amé.
HOMBRE.- Y empezó a andar con Mella cuando aun tenía que ver con X.
TINA.- Nada tenía ya que ver con X.
HOMBRE.- Él le mandaba dinero. Usted le enviaba documentos.
TINA.- Él me debía dinero, y los documentos eran revistas; fue un trato,
ayuda para su trabajo profesional.
HOMBRE.- ¿Quién es X? ¿Por qué tiene que ocultar la verdadera
identidad? (Pausa) ¿No lo dice? Pues bien, yo lo diré: X es el asesino
pasional de Mella.
 
Intempestivamente aparece Diego.
 
DIEGO.- Ja, ja, ja, ja, ja. Es usted ridículo hasta la carcajada.
 
El policía se acerca a Diego con claras intenciones de reducirlo.
 
DIEGO.- Suéltame polizonte. A la inteligencia no la puede reducir la
fuerza bruta.
 
El policía se detiene sin llegar a tocar a Diego.
 
POLICIA.- No puede interrumpir el interrogatorio.
ESCRIBIENTE.- Por favor, maestro.
DIEGO.- Escriba ahí, señor. A las diez treinta horas se presentó el
defensor oficial de Tina Modotti; el miembro de la inteligencia mexicana,
Diego Rivera.
 
Murmullos y agitación entre los periodistas.
 
HOMBRE.- Bien señor Rivera. ¿Será un alegato profesional o a
carcajadas?
DIEGO.- Dependiendo de su humor, señor agente.
HOMBRE.- Mi humos se encuentra estable.
DIEGO.- Entonces dejará de hipotetizar tonterías.
HOMBRE.- No me insulte.
DIEGO.- ¡No lo insulto! Es una tontería querer llevar la investigación por
terrenos pasionales, de folletín barato; cuando a todas luces está claro que
al patriota cubano, Mella, lo mandó matar el dictador cubano, Machado.
HOMBRE.- No es una tontería. Es algo perfectamente serio.
DIEGO.- Claro, señor; puedo aceptar mi error. Si no es una tontería que
lleve a la carcajada entonces será un asunto de enorme gravedad. El señor
agente del Ministerio Público, mexicano por geografía, por oscuros
intereses personales -que habría que investigar- induce desviadamente una
diligencia para proteger a un dictador extranjero.
 
Murmullos, agitación y apesadumbramiento del hombre. Sonrisa de
agradecimiento de Tina.
En la pantalla aparece la figura de Tina en los murales de la Capilla de
Chapingo.
 
 
 
 
 
ESCENA 7:
 
Tras la mesa hay una pared con varias fotos de Tina. El mueble es ahora
un “presidium”. Desaparece la máquina. Estamos en la inauguración de
la exposición fotográfica de la Modotti en la Biblioteca Nacional de
México de la Universidad.
 
FUNCIONARIO.- Declaro solemnemente inaugurada la muestra
fotográfica de Tina Modotti.
 
Aplausos, vítores y compactación alrededor de Tina. Ella feliz junto a
Manuel y Lola.
 
MANUEL.- Tina, me han preguntado por varios precios.
TINA.- No Manuel, no quiero vender.
LOLA.- Pero ¿por qué no?
TINA.- En primer lugar porque varios ya tienen dueño, y en segundo lugar
por razones sentimentales. Esta exposición es vital en el reencuentro de una
fotógrafa.
LOLA.- ¿Ni siquiera se pueden hacer unas copias después?
MANUEL.- Déjala Dolores, sus razones tendrá.
TINA.- No lo tomen a mal.
MANUEL.- Nosotros no, el público.
TINA.- Bueno, tomen datos, pero sin comprometer pedidos.
 
Ambos van con distintos asistentes y toman datos. Uno de los camaradas
llega con un acompañante.
 
MILITANTE.- Ahora sí, camarada; convocó a las masas. Felicidades.
TINA.- Gracias camarada, pero la verdad es que ustedes han ayudado
bastante.
MILITANTE.- Quieren felicitarla.
ACOMPAÑANTE.- A sus órdenes. Soy Enea Sormenti. Su trabajo es
espléndido.
TINA.- Perdone camarada Sormenti, pero más bien creo que yo estoy a las
órdenes de usted.
MILITANTE.- ¿Ya se conocían?
TINA.- ¿Quién no ha oído de nuestro camarada internacional?
ENEA.- ¿Quién no ha escuchado sobre la camarada ejemplar de los
comunistas mexicanos?
 
El funcionario se acerca a Tina.
 
FUNCIONARIO.- Creo que sería ocioso repetirlo: esto es un
acontecimiento. Gracias por aceptar, la exposición es histórica para el arte
de la fotografía en México.
TINA.- ¿Así lo cree?
FUNCIONARIO.- Totalmente. Quiero también participarle oficialmente
la invitación del ministro Aarón Sáenz, para ser nombrada fotógrafa
responsable del Museo Nacional. ¿Sabe usted que el maestro Lupercio ha
muerto?
TINA.- Sí, es una pena. Respecto a lo primero agradézcale al señor
ministro su deferencia, pero no estoy en posibilidades de aceptar.
FUNCIONARIO.- Tómese unos días antes de responder definitivamente.
TINA.- No…
ENEA.- Se va a tomar esos días, señor director.
FUNCIONARIO.- Me parece excelente, nos comunicaremos. Con su
permiso, y nuevamente felicidades.
 
El funcionario se aleja. Tina queda sola con Enea.
 
TINA.- ¿Por qué le dio esperanzas?
ENEA.- Porque lo debe pensar.
TINA.- Ya está pensado.
 
Enea ya no está junto a Tina. Ha desaparecido. Se le acerca Manuel.
 
MANUEL.- Listo Tina. Hay más de cuatrocientos interesados en comprar.
TINA.- ¿No vio al señor que estaba conmigo hace un momento?
MANUEL.- Salió con otro señor. ¿Quiere que los alcance?
TINA.- No.
MANUEL.- Es su día de triunfo. Olvídese de todo y disfrute.
 
En pantalla la fotografía de Vittorio Vidali.
 
 
 
 
 
 
ESCENA 8:
 
En el bosque de Contreras. Tina y Enea reunidos caminan entre el gozo y
el mensaje político en clave. Se escucha el trabajo de dínamo que puede
verse o no. De pronto Enea corre y se detiene hacia donde viene el sonido.
 
ENEA.- Allá está, Tina.
TINA.- ¿Por dónde?
ENEA.- Allá, no creas que cuento mentiras.
TINA.- Sí, ya lo vi. Pensé que sólo era un corto paseo y ya me trajiste hasta
el fondo de Contreras.
ENEA.- No, aun hay más bosque para allá. Este es únicamente un dínamo.
TINA.- Nunca lo olvidaré. Estoy muerta.
ENEA.- Todavía no te mueras. Espera.
TINA.- ¿Qué más puedo esperar?
ENEA.- Ver esto nuevamente. Estas máquinas llenan de luz a todo
México. Son sencillas, pero se componen de muchas partes, cada una tiene
su función. Y todas juntas mira lo que son capaces de hacer: iluminan a una
enorme ciudad. Por eso no debes morirte, por lo menos no antes de tiempo,
antes de que haya reemplazo.
TINA.- Habrá que ir pensando en mi reemplazo.
ENEA.- Aun no, hasta el último momento, hasta el último instante se verá
que hay que cambiar tu parte. Nunca antes. Cuando se sepa que es
necesario que te vayas pues se piensa, no antes. Por ahora trabaja, dínamo,
trabaja.
TINA.- Trabaja Enea, trabaja.
ENEA.- Me voy, pronto, Tina.
TINA.- Cómo envidio tus viajes.
ENEA.- A mí me cansan.
TINA.- Te estás poniendo romántico, camarada.
ENEA.- Olvídalo, no dije nada. Sólo quiero que pienses lo del Museo.
TINA.- Ya está. Es no.
ENEA.- ¿Por qué?
TINA.- Rechazo ser como el frívolo de Diego.
ENEA.- No me menciones a ese exhibicionista.
TINA.- Excelente pintor, criticable militante.
ENEA.- Se hace propaganda apoyado en los compañeros. Eso te incluye.
TINA.- El gobierno le da las paredes de los edificios públicos para poder
decir: “miren nuestra libertad, dejamos pintar al rojo de Diego todas las
hoces y martillos que quiera”.
ENEA.- Tú no serás así.
TINA.- No.
ENEA.- Tu arte es importante para el partido, para ti.
TINA.- Sólo si dice algo.
ENEA.- Tus trabajos siempre dicen algo.
TINA.- Algunos no. Las flores como los alcatraces, los vasos; parecen
estar mudos. Los siento vacíos.
ENEA.- No entiendo mucho de eso, pero tus niños, tus campesinos; son
impactantes. No los dejes.
TINA.- ¿Puedo detener una manifestación?, ¿captar un instante de la
lucha?, ¿atrapar la represión en el papel? (Pausa) No Enea, son más
rápidas, más fuertes que mi frágil ansia de camarógrafo.
ENEA.- Sigue intentándolo, Tina; cuídalo, cuídate.
 
Enea se pierde entre el sonido de dínamo. Tina lo busca, lo llama; pero su
voz casi no se escuchará.
 
TINA.- ¡Enea!
ENEA.- (En off) Cuídalo.
TINA.- Cuídate.
 
El sonido de dínamo cesa bruscamente, igual que las voces de Tina y
Enea. El ambiente varía. Varios hombres de gabardina entran al
escenario.
 
 
 
ESCENA 9:
 
Tina rodeada por los hombres, no intenta escapar. Ellos tampoco la
apresan. Permanecen en actitud contemplativa..
 
TINA.- ¿Qué desean?
POLICIA 1.- La esperamos doña Tina.
POLICIA 2.-  Se trata de una atenta invitación.
TINA.- ¿Una más, señores justicieros de México?
POLICIA 3.- Ahora será distinto.
POLICIA 4.- No habrá periodistas.
POLICIA 5.- Ni defensores de oficio.
POLICIA 6.- Además Diego ya no es su amigo, ¿verdad?
POLICIA 1.- Y sus otros amigos comunistas si asoman la cabeza, se las
cortamos.
TINA.- De manera que tengo cárcel segura.
POLICIA 2.- Tal vez sí, tal vez no.
TINA.- ¿De qué depende?
POLICIA 1.- De su cooperación.
TINA.- ¿Mi cooperación, con ustedes?
POLICIA 2.- En efecto. Mujer lista.
TINA.- ¿Con alguna traición?
POLICIA 5.- Quizá sí, quizá no.
POLICIA 3.- ¿Dónde está Enea Sormenti
POLICIA 4.- Su paisano.
TINA.- ¿Paisano?
POLICIA 4.- Su camarada internacional.
POLICIA 5.- Tal vez su nuevo amor.
TINA.- ¿Por qué creen eso?
POLICIA 6.- Tu sei una puttana.
 
Tina se tensa. Todos la miran esperando su reacción. El Policía 6 incluso
se pavonea frente a ella.
 
POLICIA 6.- Puttana.
TINA.- (Casi en murmullo) Ma non con te . Io sonno la tua mamma
comunista.
POLICIA 1.- Enea. Lo queremos a él. ¿Dónde está ese criado moscovita
asesina-presidentes?
TINA.- Nada tenemos que ver con su presidente.
POLICIA 2.- Eso es lo que nosotros pensamos y exigimos, que los
extranjeros no tengan nada que ver.
TINA.- No es exclusivamente contra los extranjeros, lo tengo muy claro, es
contra los comunistas.
POLICIA 3.- También lo tenemos claro señora, todos los comunistas son
extranjeros.
TINA.- Se equivoca.
POLICIA 3.- Su presidente se encuentra en el Kremlin.
POLICIA 4.- ¿Dónde está Enea?
TINA.- (Irónica) A lo mejor en Moscú.
POLICIA 5.- Te estas exponiendo.
TINA.- ¿A qué?
POLICIA 5.- Lo vas a alcanzar hasta allá.
POLICIA 6.- (Lanzándose sobre Tina. La toma de las ropas) Lo vas a
alcanzar…
 
Tina se zafa con violencia.
 
TINA.- ¡Suelta! “puttanito”.
 
Se recompone elegantemente las ropas.
 
TINA.- Señores, estoy lista. Indíquenme, por favor.
 
Mutis, de los seis, escoltando a Tina.
 
 
 
ESCENA 10:
 
Se escucha el sonido de un vapor a punto de zarpar. Esta llamando. A lo
lejos se escucha música típica huasteca. Aparece en escena la cubierta de
un barco. Se escucha un gran escándalo de voces. A este, después de unos
momentos, acude el capitán del barco. Se asoma hacia el muelle, el cual
no alcanzamos a ver.
 
CAPITAN.- ¿Qué sucede allá abajo?
VOZ 1.- Estoy en su lista de pasajeros y sucede nada más que estos
vigilantes mexicanos no me permiten subir.
CAPITAN.- ¿Algún problema, señor aduanero?
VOZ 2.- Ninguno, parece que ninguno, pero este supuesto pasajero suyo ha
resultado ser muy escandaloso.
VOZ 1.- Ningún escandaloso, señor. Lo que sucede es que usted es un
inoperante.
VOZ 2.- Siga hablando en ese tono y no sube al barco.
VOZ 1.- Bueno, señor autoridad. ¿Sería tan amable de volver a revisar mis
documentos?
CAPITAN.- Por favor, caballero, por favor. Ha llegado al SS Edam,
permítanos darle la bienvenida que se merece.
 
Tina ha llegado, por atrás del capitán.
 
VOZ 1.- Muchas gracias capitán. ¿Y qué hago con la autoridad?
CAPITAN.- Señor aduanero, disculpe por favor a nuestro viajero.
TINA.- ¿Qué sucede, capitán?
ENEA.- (Apareciendo con disfraz, viene de abajo) Así tratan a los
profesores en el puerto de Tampico.
 
Tina se sorprende y está a punto de identificar a Enea, este lo advierte y se
adelanta.
 
ENEA.- Profesor Jacobo Hurwitz Zender, a sus pies.
CAPITAN.- Despreocúpese, ya está en casa.
ENEA.- Gracias, capitán.
CAPITAN.- Con permiso.
 
Mutis del capitán.
TINA.- Enea…
ENEA.- Profesor Jacobo Hurwitz Zender
TINA.- Eres un cínico audaz.
ENEA.- Soy un perseguido que se adapta a las circunstancias.
TINA.- Te busca la policía mexicana, la de Estados Unidos, la de Italia… y
no sé cuentas más.
ENEA.- Por eso me voy de aquí… por eso, por cuidarte y porque hay
mucho trabajo qué hacer en Europa.
TINA.- Con tanto interrogatorio sobre ti, a veces pienso que me deportaron
en venganza por no encontrarte.
ENEA.- Conmigo o sin mí, igual te hubieran deportado.
TINA.- Enea, estás loco.
ENEA.- Es probable, pero es una locura dirigida. En New Orleans me
disfrazaré de periodista para entrevistarte. En La Habana bajaré como
Jacobo para avisarles a los camaradas que aquí viaja la compañera de
Mella. Y en Europa te raptaré para llevarte a vivir a Moscú.
TINA.- No Enea-Jacobo-reportero yanqui. Me quedaré a vivir en Berlín.
ENEA.- Lástima. Quiero decirte algo. No soy Enea.
TINA.- Claro, ahora eres Jacobo.
ENEA.- Un revolucionario usa muchos nombres. Tú usarás varios en
Europa. Ya lo verás.
TINA.- Pero continuaré siendo siempre Tina.
ENEA.- Como yo sigo siendo siempre Vittorio.
TINA.- ¿Vittorio?
ENEA.- Vittorio Vidali.
 
Vittorio, en mangas de camisa, se acerca al fin de la cubierta. Saca un
cigarrillo y empieza a fumarlo placentera y nostálgicamente. Tina lo
observa.
 
TINA.- No te muevas.
VITTORIO.- ¿Qué pasa?
TINA.- Quieto ahí. Voy por la cámara.
 
Mutis, corriendo, de Tina. Él queda solo. Se escucha un “click”.
En pantalla “Vittorio en el barco”.
 
 
 
ESCENA 11:
 
Un hotel moscovita. Tina revisa un gran paquete que tiene en las manos,
su actitud es de enamoramiento y cierta tristeza. No está sola, frente a ella
una mujer, Jay Leyda.
 
TINA.- Casi las había olvidado. Está mal que yo lo diga, pero creo que son
muy bellas.
JAY.- Por supuesto. Por eso su valor es alto.
TINA.- Su valor artístico.
JAY.- No sólo ese. También hay otros. El de la amistad. Son las de Alma
Reed.
TINA.- Hace mucho tiempo que no trabajo con la cámara. Pero tengo
algunas cosas que pueden interesarle. Yo voy a pedir un favor muy grande:
¿se las puedes llevar?
JAY.- ¿A Alma?
TINA.- Sí, a ella. ¿Puedes Jay?
JAY.- Claro que sí.
 
Tina va a buscar otras fotos. Se las muestra a Jay. Esta se admira.
 
JAY.- ¿Es Berlín?
TINA.- Sí. Precioso país, lástima que esté infectado de fascismo. Sólo pase
unos meses, es imposible para una fotógrafa extranjera permanecer ahí;
pero para una comunista es mortal.
JAY.- ¿Desde entonces no has fotografiado?
TINA.- Desde entonces decidí no volver nunca a fotografiar.
JAY.- No es posible, Tina.
TINA.- Hay también fotos del barco.
JOY.- ¿Pero cómo vas a dejar la fotografía?
TINA.- Así como se deja todo. No puedo ser comunista y fotógrafa al
mismo tiempo.
JOY.- ¿No te han pedido aquí que seas fotógrafa?
TINA.- Sí, querían que hiciera la imagen oficial del Comité, pero no me
atreví.
JAY.- ¿Cómo?
TINA.- Imagínate la responsabilidad. Junto al camarada Stalin… no, no;
temblaría de emoción en lugar de trabajar.
JAY.- Debes trabajar en otras cosas. Tu arte es maravilloso. Sabes, para
localizarte fui con Sergei Eisenstein; le enseñé las fotos. Opinó lo mismo
que yo.
 
Tina le entrega todas las fotos.
 
TINA.- Llévaselas todas a Alma.
JAY.- No me has entendido. La Reed te envió todo lo que tiene de ti.
TINA.- Entonces ¿se las podrías llevar a Edward Weston. (Pausa) Si no te
suplicaría, Jay Leyda, que las aceptaras como un presente.
JAY.- Son tus originales. ¿De verdad ya no quieres saber absolutamente
nada de fotos?
TINA.- No hay tiempo para el lindo sueño del claroscuro.
JAY.- ¿Una artista de tu tamaño viviendo sin producir?
TINA.- Produzco en la lucha, en la vida por la construcción de la felicidad
colectiva.
JAY.-.- ¿Y tu felicidad individual?
TINA.- Esa es mi felicidad.
 
Entra en escena Vidali. Tina va a refugiarse en sus brazos. Jay lo ve,
busca entre las fotos. Compara.
 
JAY.- ¿Vittorio Vidali?
VITTORIO.- ¿Si señora?
JAY.- Lo descubrí en la foto.
VITTORIO.- ¡Ah!, recuerdos de la actividad anterior de mi mujer.
TINA.- Viene llegando de Europa. Tenemos poco tiempo para nosotros.
Pronto me iré para Alemania; de nueva cuenta.
 
En pantalla la foto “Grupo de jóvenes alemanes”. Música alemana
fascista en sonido.
 
 
 
ESCENA 12:
 
Bruma. Ambiente casi de sombras. Vemos a un hombre desesperado,
parece huir. Tras él, en su búsqueda, un típico agente civil nazi. El hombre
sale, después también lo hace el agente. Entra una mujer, es Tina, busca.
Al cabo de unos momentos retorna el hombre. Se dirige a ella.
 
HOMBRE.- Hace una neblina de polo norte.
TINA.- Será mejor ir al polo sur.
HOMBRE.- Socorro rojo.
TINA.- Por fin lo encuentro. No tiene idea de cómo me he desesperado. He
tenido que dar tres vueltas.
HOMBRE.- Me seguían, si llego antes seguramente iban a dar con usted.
Tuve que maniobrar.
TINA.- ¿Todo está listo?
HOMBRE.- Totalmente, únicamente falta por reunir la cantidad completa
de dinero.
TINA.- Resultaría sumamente arriesgado traerlo, todo, completo. Con lo
que le entrego podrán llegar hasta el fin del país. Allá, en la frontera, los
estará esperando algún miembro del Socorro. Ya tiene instrucciones
precisas y saben exactamente qué hacer.
HOMBRE.- ¿Señal o identificación?
TINA.- El verano no llegó al mar del norte.
HOMBRE.- Perfecto.
TINA.- ¿Respuesta?
HOMBRE.- Brilla el sol en el mediterráneo.
TINA.- Socorro rojo.
 
Tina saca un pequeño paquete de su faja. El hombre mira para todos
lados. Ella le entrega el paquete.
 
HOMBRE.- Gracias camarada.
TINA.- Esté tranquilo.
HOMBRE.- Buena suerte.
 
Ambos desaparecen saliendo por diferentes lados del escenario. Con el
escenario vacío se escucha un himno hitleriano. Aparece una mujer, viene
invadida de pánico. Busca un lugar seguro. Se esconde. Cruza el escenario
un joven con uniforme nazi, es claro que persigue a la mujer. Pausa con
escenario vacío. La mujer se asoma desde su escondite. Entra Tina. La
mujer la ve desde su lugar, comprueba que es ella, se alegra, mira hacia
diferentes lados y, después de comprobar que no hay nadie más, corre
hacia Tina.
 
MUJER.- Weimar es el pueblo de Goethe.
TINA.- No desespere.
 
La mujer se desconcierta, mira a Tina con duda y repite.
 
MUJER.- Weimar es el pueblo de Goethe.
TINA.- Gotinga fue la Universidad de Guillermo y Jacobo.
 
La mujer respira reconfortada.
 
MUJER.- ¡Gracia a Dios!
TINA.- Calma señora, calma.
MUJER.- Es que usted no tiene idea de todo por lo que he pasado. Me va
la vida en encontrarla.
TINA.- Aunque no me encuentre, si la ven así de agitada no puede pasar
desapercibida.
MUJER.- Tiene razón. Trataré de no mostrar mis inquietudes, mi
desesperación y… el terror.
TINA.- Recuerde que es mucha la gente que depende de que esto salga
perfectamente bien.
MUJER.- Sí.
TINA.- En esta acción se están jugando centenares de salvoconductos,
centenares de vidas.
MUJER.- Lo sé, lo sé. Usted tiene toda la razón.
TINA.- Tenga, son pasaportes austríacos auténticos. No debo decirlo pero
se lo repito; debe cuidarlos en sobremanera. Si no llegan a utilizarlos,
quémenlos. Pero por ningún motivo permitan que caigan en manos de fuera
de la organización, en manos extrañas.
MUJER.- No se preocupe.
TINA.- Vaya con cuidado, y recuerde; debe parecer absolutamente
tranquila. Buena suerte.
MUJER.- Gracias camarada.
 
La mujer desaparece, Tina queda sola. Sobre esa imagen de soledad se
empieza a escuchar “La internacional”.
 
 
ESCENA 13:
 
La soledad de Tina y “La internacional” se invaden poco a poco por la
voz de un fiscal. Es un juez moscovita, al cual descubrimos con un jurado
alrededor de una silla vacía. Hacia esta se dirige Tina como “juzgada”,
estableciendo la situación que parece resultar desconcertante para ella.
 
FISCAL.- El caso de esta camarada conlleva una larga historia de hechos y
tiempo. Aunque aparentemente inicia en México, tenemos antecedentes
desde las actividades paternas en Italia y de amigos nuestros en Estados
Unidos, sin embargo los primeros informes de ella como camarada,
llegaron de los mexicanos, precisamente a través del camarada Vittorio,
quien ahora y desde hace un buen tiempo es su compañero. Ha realizado
tareas importantes en Berlín, París y Bruselas. Al primer lugar ha viajado
por varios meses en dos ocasiones. Su militancia en el Socorro rojo,
principal actividad, ha sido de enorme trascendencia tanto nacional como
internacionalmente. Cada uno de ustedes tiene en sus manos un informe
detallado y preciso de su trayectoria hasta ahora en las filas de la
revolución internacional.
 
Tina ha llegado hasta la silla. Se sienta en ella con su desconcierto
contenido en una postura disciplinada, sin embargo a su posición física
inalterable la traiciona una desconfianza en los ojos que intentan
preguntarse y preguntar: ¿a qué se debe todo lo que está pasando?
 
FISCAL.- ¿Alguien desea preguntarle algo a nuestra camarada?
 
Silencio. Pausa.
 
FISCAL.- Camarada Modotti, ¿nunca ha tenido hijos?
 
Tina externa su desconcierto, agudizado por la pregunta.
 
TINA.-  No.
FISCAL.- ¿Por qué?
TINA.- El diagnóstico que diferentes médicos me han dado, tanto en
México como en los Estados Unidos, es que poseo cuello estrecho, matriz
infantil. Lo sé desde los dieciocho años.
FISCAL ¿Nunca le ha interesado tenerlos?
TINA.- Sí, algunas ocasiones lo he deseado vehementemente, pero por
desgracia, como ya lo he manifestado, no puedo; y estoy perfectamente
consciente de esa imposibilidad. He asumido que nunca los tendré. Hace
tiempo que esa situación dejó de angustiarme.
FISCAL.- O sea que el problema de su infertilidad ha llegado a causarle
angustia.
TINA.- Quizá hasta la edad de treinta años. Entonces me causó cierta
desazón.
FISCAL.- ¿Cuántos compañeros ha tenido?
TINA.- Un esposo, un maestro y tres compañeros.
FISCAL.- En México llegó a decirse que usted tuvo una larguísima lista de
amantes. ¿Es eso verdad?
TINA.- En México se dijeron muchas cosas más de mí.
FISCAL.- ¿Y en Estados Unidos también tuvo muchos amantes?
TINA.- En Estados Unidos era una actriz joven y aun carente de conciencia
revolucionaria. En cuanto a México quiero aclarar que…
FISCAL.- Dejemos eso, camarada, sus actividades sexuales no son lo toral
en esta plática.
TINA.- ¿Perdón camarada?
FISCAL.- Que los reportes sobre su sexualidad están perfectamente
abundados en el informe y no son lo de mayor trascendencia por ahora.
TINA.- Está bien, pero quiero aclara respecto a México que de ahí me han
acusado de todo, hasta de implicada en la muerte del camarada Mella.
FISCAL.- ¿En dónde conoció al camarada Mella?
TINA.- En una manifestación por la libertad de Sacco y Vanzetti.
FISCAL.- ¿Iba usted como comunista?
TINA.- No, en esa ocasión iba como miembro del Socorro rojo además de
como fotógrafo.
FISCAL.- ¿Cuándo dejó la fotografía?
TINA.- Cuando el trabajo prioritario de mi vida me impidió tener cualquier
otra actividad.
FISCAL.- ¿Cuál es ese trabajo prioritario?
TINA.- La lucha por el socialismo.
FISCAL.- ¿Sabe lo que le pasa a quien se le encuentra responsable de
desviacionismo?
TINA.- Sí, y si soy culpable estoy dispuesta a afrontarlo.
FISCAL.- Gracias camarada.
 
Todos van a hacer mutis, Tina se lo impide al fiscal.
 
TINA.- Camarada, camarada; ¿qué hice mal?
FISCAL.-  Usted nada.
TINA.- Entonces ¿por qué el juicio?
FISCAL.- No es un juicio, es un interrogatorio para abundar sobre Vidali.
 
Mutis del juez. Sobre la pantalla portada del periódico “Ayuda” del
18/VII/ 1937.
 
ESCENA 14:
 
Se escuchan bombardeos, derrumbes, gritos, vuelos rasantes y fuego
antiaéreo. Es un hospital de Madrid en 1938. En una cama un hombre
herido, varios médicos lo rodean. De pronto un derrumbe. Susto de todos y
la mayoría abandona el lugar. Sólo dos permanecen, con gestos y
actitudes de pánico, junto al herido que se encuentra dormido.
 
MEDICO 1.- ¿Qué hacemos?
MEDICO 2.- Uno irse, el otro quedarse. Las órdenes son estrictas, al
comandante no se le debe dejar solo ni un sólo instante.
MEDICO 1.- Transportémoslo en camilla al otro hospital.
MEDICO 2.- ¿En medio del bombardeo y sin transporte?
 
Ambos se miran entre sí. Pausa.
 
MEDICO 1.- Está bien, váyase.
MEDICO 2.- ¿Y usted?
MEDICO 1.- Me quedo.
MEDICO 2.- Puedo quedarme yo.
MEDICO 1.- Usted no está tan comprometido.
MEDICO 2.- ¿Cómo sabe?
MEDICO 1.- ¿Es usted comunista?
MEDICO 2.- No.
MEDICO 1.- Váyase tranquilo. Déjeme a mí.
MEDICO 2.- ¿Piensa que afuera hay mucha tranquilidad?
 
Aparece Tina en la puerta. Su aspecto es cansado, se le nota agitada pero
serena.
 
TINA.- Doctor. Ya estoy aquí.
MEDICO 1.- ¡María!
TINA.- Qué bueno,  están con él.
MEDICO 1.- Yo continuaré aquí. El colega se va.
TINA.- No. Váyanse ambos. Descansen. Los necesitan en muchos otros
lados.
MEDICO 2.- ¿Se quedará sola con el comandante?
TINA.- Sí.
MEDICO 2.- Pero sí…
MEDICO 1.- Vámonos.
TINA.- Descuide doctor, creo que dejará a su paciente y comandante en
buenas manos.
MEDICO 2.- La orden es no dejarlo solo.
MEDICO 1.- ¿Y no sabe usted de dónde vino esa orden?
 
El médico 2 mira a ambos, desconcertado.
 
TINA.- Salgan, por favor. Yo me encargo.
 
Mutis de ambos. Los bombardeos continúan.
 
TINA.- Carlos, Carlos; no te mueras. No te mueras, maricón. El quinto
Regimiento no puede quedarse sin comandante. Te necesitan ellos, te
necesitamos todos. Aun queda mucho por hacer. Los fascistas no van a
entrar a Madrid aunque todos los italianos y alemanes mal nacidos los
ayuden. Vittorio, no te quedes callado que sólo con tu voz en mis oídos
dejo de escuchar estas terribles bombas sobre la cabeza. Vidali, recuerda
que tenemos que hacernos viejos para regresar a Udine, para meternos
juntos al Mediterráneo, para beber sol de la Italia libre. No te dejes derrotar
ahora que tenemos que triunfar en España. Enea. Habla Enea. ¿Te acuerdas
de México? Claro que te acuerdas, si por eso te apellidaste “Contreras”; allí
fue el primer día que tú y yo pasamos completamente solos. Contesta…
contéstame Enea… Vittorio… Jacobo…Carlos…
 
Poco a poco la va venciendo el sueño hasta quedar dormida en las piernas
del herido.
 
En pantalla nuevamente la foto de “Vittorio en el barco”. En sonido
canciones republicanas españolas.
ESCENA 15:
 
Desembarco de barco en Veracruz. Al final de la rampa o escalera de
bajada, una anciana baja con enorme dificultad ante la multitud que
espera. En la anciana reconocemos a Tina. En los últimos pasos está a
punto de caer. Un guardia se adelanta para ayudarla.
 
GUARDIA.- ¡Cuidado! Cuidado con la señora, por favor; ¿no ven que es
una anciana?
 
Con ayuda del guardia termina de bajar. Al estar en “tierra firme” ambos
asumen el papel correspondiente, ella de pasajera entrando a México, él
de guardia.
 
GUARDIA.- Papeles, si me permite.
 
Ella los busca con cierto nerviosismo. Los encuentra tras complicada
tarea. Él los revisa.
 
GUARDIA.- Doña Carmen Ruiz Sánchez.
TINA.- A sus órdenes, señor.
GUARDIA.- Eso no parece español, señora; más bien me suena a paisano
nacional.
 
De la multitud se adelanta un hombre, es Carlos pero reconocemos a
Vidali.
 
CARLOS.- La señora tiene mucha familia en México, por eso habla así, mi
estimado señor.
GUARDIA.- Con razón. ¿Usted viene a recogerla?
CARLOS.- Sí.
GUARDIA.- Llévela con mucho cuidado, por favor.
CARLOS.- Gracias por sus atenciones.
GUARDIA.- De nada señor.
CARLOS.- ¿Acaso falta algo, Carmen?
GUARDIA.- No, todo está en orden. Bienvenida a México, doña Carmen.
TINA.- Gracias.
CARLOS.- Tenga buen día señor guardia.
 
Ambos se alejan.
 
CARLOS.- Ya estás conmigo.
TINA.- ¡Ay Carlos! He sufrido tanta presión.
CARLOS.- Alégrate, alégrate de verdad; que aquí soy el mismo Vittorio
de siempre.
TINA.- Sí Enea… Jacobo…
 
Sobre la pantalla “Tina y Vittorio con algunos amigos”.
 
 
ESCENA 16:
 
Tres hombres y dos mujeres en plática de sobremesa posterior a una cena.
Una de ellas es Tina, uno de ellos es Vittorio. La conversación es festiva y
nostálgica.
 
HOMBRE 1.- Los aviones alemanes que nos bombardearon tantas veces,
son ahora detenidos en serio por el ejército rojo.
HOMBRE 2.- Claro, esos terrenos no son España; ahí no es un día de
campo para esos nazistas.
VITTORIO.- Paciencia camaradas, paciencia. Las cosas nos aseguran que
pronto retornaremos al viejo continente.
MUJER.- Y podremos bailar una jota en Aragón, ¿verdad?
HOMBRE 1.- ¿Tú te atreverías?
MUJER.- Contigo sí.
HOMBRE 2.- ¿Y tú Tina?
TINA.- Vittorio siempre ha sido duro para el baile. Primero habría que
ensayar.
VITTORIO.- Por ahora debo bailar una jota, pero en el periódico. Los
dejo divirtiéndose.
TINA.- Me voy contigo.
VITTORIO.- ¿Para qué te vas a aburrir? Ensaya tu jota aragonesa para que
después puedas quitarme la dureza enseñándomela bien. Cuando acabes te
vas en taxi a casa.
HOBRE 1.- ¡Vale! Yo la mando.
VITTORIO.- Hasta pronto.
 
Mutis de Vittorio. Los cuatro permanecen en silencio. Pausa. Empiezan a
verse buscando qué decirse.
 
HOMBRE 1.- Bueno, hablen.
MUJER.- ¿O qué, nos quedamos a repartir silencios?
 
Nueva pausa. De pronto los rostros se empiezan a alegrar, intercambian
miradas.
 
HOMBRE 2.- Dentro de poco tiempo los alemanes serán derrotados en la
guerra.
HOMBRE 1.- Eso significa que España e Italia caerán.
MUJER.- Entonces la Modotti podrá ser gobernadora de Udine.
TINA.- Y tú la flor más bella del ejido de Aragón.
HOMBRE 2.- Cuando eso suceda me largaré e Moscú.
HOMBRE 1.- Vamos a inaugurar el viaje Madrid-Roma-Moscú sin
necesidad de visas.
MUJER.- Ni de pasaporte.
HOMBRE 2.- Lo haremos en avión, en bicicleta o a pie.
HOMBRE 1.- Lo haremos como quieras, pero lo haremos.
MUJER.- No vayas a salir con que tus tareas de gobernadora te impiden
que nos acompañes.
TINA.- Pues aunque no lo creas así es. Ya no puedo acompañarlos. Me
voy.
HOMBRE 1.- Te llamo un taxi…
 
Aparece el taxi en una entrada. Tina lo aborda. Mientras el taxi avanza
entra, entre sombras, un comando con ametralladoras y otras armas, de la
segunda guerra mundial, disparando indiscriminadamente hasta recibir la
orden.
 
VOZ 1.- ¡Alto! (Pausa) ¿Habrá muerto el viejo barbas de chivo?
VOZ 2.- (Del mismo actor que interpretó a Vittorio) Deja de decir
pendejadas, camarada Alfaro, y vámonos de aquí.
 
Mutis, entre sombras, del comando. El taxi se detiene.
 
CHOFER.- Hemos llegado a su destino, señora.
 
La mujer no contesta, está como “dormida”. Sube música con acción
congelada. En la pantalla la fotografía “Cadáver de Tina”. Sobre ella
cierra lentamente el TELON.
 
 
FIN DE CLAROSCURO (CHIAROSCURO)
 
Primera versión: Puebla, Pue. Nov. 1992.
Versión definitiva: L. A., Calif. Dic. 1998.

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