Al referirnos al tema de la transexualidad, se hace necesario definir el concepto de
manera que podamos tener un entendimiento más amplio del tema. Según Gomez, et al (2006) la transexualidad, transexualismo o trastorno de la identidad de género (o identidad sexual) son términos sinónimos. Ahora bien, los criterios establecidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMR-V ), elaborado por la Asociación Psiquiátrica Americana-APA), trastorno de identidad de género es un trastorno mental caracterizado por una identificación acusada y persistente con el otro sexo y un malestar persistente con el propio sexo o sentimientos de Transexualidad: inadecuación con su rol, que provoca un malestar clínicamente significativo y deterioro social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento del individuo. Por otro lado, los criterios según la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima edición, CIE, elaborado por la Organización Mundial de la Salud-OMS define la transexualidad como el deseo de vivir y ser aceptado como un miembro del sexo opuesto, que suele acompañarse por sentimientos de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico propio, y de deseo de someterse a tratamiento quirúrgico u hormonal para hacer que el propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido. Como punto de partida con respecto a la primera definición que surge sobre transexualismo, según Gómez Gil (2006) data de 1953 y fue acuñada por Harry Benjamín. Endocrinólogo alemán, éste lo describe como la asociación entre normalidad biológica y la convicción de pertenecer al otro sexo y en consecuencia, con el deseo de cambio de sexo (Benjamín, 1953).
Satinover (1996), enfatiza que no hay ninguna evidencia de que la homosexualidad es
genética. Este insiste en que no hay un gen que cause la homosexualidad, sino que hay unas características intermedias asociadas, como cualquier otro aspecto conductual de cualquier persona. Además, hay pocos informes sobre defectos cromosómicos asociados a la población transexual. Los raros ejemplos incluyen dos pacientes con cariotipos 47 XYY y 47 XXY y uno con mosaicismo (Imperato-McGingley, Guenero, Gauther, Peterson, 1974).
Cordero, M. C. (2013). La transexualidad:¿ construcción de una
identidad?. Revista Griot, 6(1), 18-28. Prevalencia y estabilidad de la identidad de orientación sexual autoinformada durante la edad adulta Basado en la fecha de la Ola 3 y la Ola 4 de la Encuesta Nacional Longitudinal de Salud del Adolescente ( N = 12,287), conocido como Add Health, la mayoría de los adultos jóvenes identificaron su orientación sexual como 100% heterosexual. El segundo grupo de identidad más grande, "principalmente heterosexual", era más grande que todas las demás identidades no heterosexuales combinadas. Comparando las distribuciones a través de las olas, que tenían aproximadamente 6 años de diferencia, la estabilidad de la identidad de orientación sexual era más común que el cambio. La estabilidad fue mayor entre los hombres y aquellos que se identificaron como heterosexuales. Los individuos que se identificaron como 100% homosexuales reportaron casi el mismo nivel de estabilidad que los 100% heterosexuales. La categoría bisexual fue la más inestable, con una cuarta parte manteniendo ese estado en la Ola 4. Los hombres bisexuales que cambiaron su identidad se distribuyeron entre todas las demás categorías; entre las mujeres bisexuales, el cambio más común fue hacia la mayoría heterosexual. Savin-Williams, RC, Joyner, K. y Rieger, G. Prevalencia y estabilidad de la identidad de orientación sexual autoinformada durante la edad adulta. Arch Sex Behav 41, 103–110 (2012).
Desarrollo físico y orientación sexual en hombres y mujeres: un
análisis de NATSAL-2000 En el presente estudio, se examinaron tres características de desarrollo físico (peso, altura y edad de la menarquia) para determinar su relación con la orientación sexual. Los participantes fueron hombres y mujeres que componen la Encuesta Nacional de Actitudes y Estilos de Vida Sexuales-2000 ( N > 11,000). Los participantes completaron medidas de autoinforme de orientación sexual, altura, peso y, para las mujeres, edad de la menarquia. Los resultados indicaron que los hombres homosexuales / bisexuales eran significativamente más bajos y ligeros que los hombres heterosexuales. No hubo diferencias significativas entre las lesbianas y las mujeres heterosexuales en cuanto a altura, peso y edad de la pubertad. Los resultados se suman a la literatura que sugiere que, en relación con los hombres heterosexuales, los hombres homosexuales / bisexuales pueden tener diferentes patrones de crecimiento y desarrollo debido a las influencias biológicas tempranas (p. Ej., Exposición a niveles atípicos de andrógenos prenatalmente). Sin embargo, los resultados actuales no respaldan una serie de estudios que sugieren que las mujeres lesbianas / bisexuales son más altas y pesadas que las heterosexuales.
Bogaert, AF (2010). Desarrollo físico y orientación sexual en hombres y mujeres:
un análisis de NATSAL-2000. Archivos de comportamiento sexual, 39 , 110-116. Trayectorias de identidad sexual entre jóvenes de minorías sexuales: comparaciones de género La presente investigación exploró las diferencias de género en el desarrollo de la identidad sexual (primeras atracciones del mismo sexo, autoetiquetado, contacto sexual del mismo sexo y divulgación) entre 164 adultos jóvenes pertenecientes a minorías sexuales. Según las entrevistas, los resultados indicaron el valor de evaluar las diferencias de género en el contexto, el momento, el espacio y la secuencia de los hitos de identidad sexual. Los varones adolescentes tuvieron un inicio temprano de todos los hitos, excepto la divulgación. El contexto de los hitos de identidad sexual probablemente estaría orientado emocionalmente para las mujeres jóvenes y sexual para los hombres jóvenes. La brecha entre las primeras atracciones del mismo sexo (8 a 9 años de edad) y la primera divulgación (alrededor de 18 años) promedió 10 años para ambos sexos. Las mujeres jóvenes siguieron las primeras trayectorias de desarrollo de la etiqueta; los hombres eran más propensos a tener relaciones sexuales antes de identificarse como homosexuales. Savin-Williams, R.C., Diamond, L.M. Sexual Identity Trajectories Among Sexual- Minority Youths: Gender Comparisons. Arch Sex Behav 29, 607–627 (2000).