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EL IMAGINARlO POSMODERNO

“(…) Ahora bien, la fuerza de los cambios sociales, políticos, científicos, técnicos, éticos y
estéticos, acontecidos fundamentalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial permite
pensar que nuestro imaginario ya no coincide con la episteme gestada en la modernidad,
El germen de la dominación de la naturaleza se encontraba en el ideario de los
fundadores de la ciencia moderna. Pero las consecuencias de sus ideales no responden
exactamente al proyecto de la modernidad. Ese proyecto incluía también la utopía de
lograr la felicidad de la humanidad en su conjunto. No se trata, por cierto, de que la
ciencia no logre maravillas que hacen más agradable y duradera la vida humana. Se trata
de que el bienestar no alcanza por igual a todos los miembros de la humanidad. La
racionalidad científica aplicada a la economía produce cada vez más riqueza, pero ésta
llega cada vez a menos manos. La tecnología genera adelantos Imprevisibles, pero
también desequilibrios ecológicos y desastres bélicos. Hay enfermedades que
desaparecen, pero aparecen otras.

(…) Se puede decir, entonces, que una de las características más importantes del
Imaginario actual es, justamente, un profundo cambio en la administración de la verdad.
No porque la ciencia no siga generando lo que se acepta como verdad, sino porque la
ciencia -hoy- necesita otra Instancia para convalidar sus verdades. Esa Instancia está
dada por los medios masivos de comunicación, los cuales, paradójicamente, son ciencia
aplicada. Pero no es por ello que representan actualmente el papel de garantía de la
verdad, sino porque las prácticas concretas de los Individuos les otorgan ese privilegio. La
ilusión de transparencia Informativa unida a la seducción estética de los medios
audiovisuales logran lo que antes lograban específicamente los santos o los sabios:
confiabilidad SI se ve a través de la pantalla, entonces debe ser verdad. Y no sólo la
verdad es confirmada por los medios: la realidad misma depende de ellos. Si algo no fue
registrado por los medios, no es real.

ADMINISTRACIÓN DE LA VERDAD

La verdad interactúa con el poder. Los creadores, poseedores y administradores de la


verdad siempre han sido quienes –de una u otra manera- ejercieron el poder político,
económico, represivo, religioso o tecnocientífico. Además, todos estos poderes y otros
menos públicos, como el poder familiar, por ejemplo, resultan de la Interacción entre las
distintas formas de poder de una sociedad.

Pero no se puede negar lo obvio. La ciencia sigue siendo, a pesar de todo, un referente
de poder, en tanto garantía de verdad. Es asimismo un elemento fundamental en la
consolidación del Imaginario social. No obstante, hay matices diferenciales respecto del
concepto que se tenía de ella hasta la primera mitad del siglo xx. Ya no se propone de
manera hegemónica la defensa Incuestionada del progreso científico, Además, es común
actualmente utilizar un lenguaje avalado por la ciencia para criticar algunas facetas de la
propia actividad científica, Por ejemplo, el discurso ecologista maneja proposiciones
fundadas en el conocimiento científico de la naturaleza para cuestionar ciertas
aplicaciones científicas
Pero la relación entre el conocimiento científico y sus aplicaciones ofrece todavía otras
complicaciones. Tanto los logros de las aplicaciones científicas como las críticas a las
mismas adquieren fuerza pública y -por lo tanto- poder, únicamente si logran ser
difundidos a través de los medios masivos.

(…) Con el establecimiento de los valores modernos, la razón laica había desacralizado la
realidad. Había excluido del dominio de la verdad todo aquello que fuera sospechoso de
Irracionalidad. Pero esa razón, potenciada por la tecnología. "crió cuervos". No, por cierto,
a causa de que los medios hayan fagocitado el conocimiento científico que los hizo
posibles. Sino, más bien, porque los medios, al convertirse en los voceros de las
novedades científicas, son los Interlocutores de las mismas. Aprovechan, entonces, su
lugar de privilegio, e Instauran valores y formas de vida que no siempre responden
exactamente a lo que la mentalidad científica desearía. Los medios difunden ciencia, pero
difunden asimismo discursos alternativos a las soluciones científicas oficiales, tales como
la homeopatía, la acupuntura o el tarot. Brindan espacios a los debates racionales, pero
también a los pastores electrónicos, a los predecidores del futuro y a los "expertos" en
extraterrestres. Los medios, que sin lugar a dudas permiten que se conozcan las últimas
aplicaciones científicas, difunden con el mismo entusiasmo sus errores y sus fracasos, tal
como las muertes por anestesia mal controlada, los embarazos múltiples o la existencia
de basura atómica no degradable, Todo es mostrable en la dimensión mediática.

LA PANTALLA EN LUGAR DEL PANÓPTICO

El panoptlsmo, como diagrama de la sociedad moderna, Incidía en las prácticas concretas


y en los discursos conformadores de la cultura occidental. Se controlaba así el
mantenimiento del "buen orden burgués", La razón excluía todo aquello que se le resistía.
Pero las ideologías creadas a la luz de los principios universales de la razón -en su caída-
arrastraron el ideario de la modernidad. Arrastraron también su diagrama formal. El
Imaginario social posmoderno ya no está regido por un panóptico. El panóptico como
modelo de una razón amante, de las leyes universales del conocimiento, de la ética y de
la estética, ha perdido vigencia histórica. No porque en nuestra sociedad no haya
vigilancia, que es uno de los objetivos del panoptlsmo. Al contrario, la electrónica ha
exacerbado los controles. Pero la vigilancia ya no se presenta en forma de torres visoras,
de pupitres elevados, de miradores mecánicos, del "ojo clínico" del médico, ni siquiera de
relojes fichadores. Ahora el paradigma es una pantalla en la que el hombre se mira y es
mirado.

Las grandes empresas tienen pantallas a través de las que vigilan tanto a clientes cuanto
a empleados. En los hogares reina la pantalla de televisión. En los trabajos, las pantallas
de las computadoras y de los circuitos cerrados. Los aviones y los barcos se manejan por
medio de pantallas. La tecnología médica las utiliza para chequear, diagnosticar y operar.
Los edificios y los teléfonos sofisticados también cuentan con ellas. Los controles de las
radios, de las discotecas, de las emisiones televisivas y de cualquier artefacto más o
menos actualizado recurren a las pantallas. Los diseños gráficos, los proyectos artísticos,
las composiciones musicales, los tableros de los estadios, los cajeros electrónicos, la
información vial y los videojuegos, entre otras maravillas electrónicas, se nos ofrecen en
el marco material de una pantalla.

A partir de esto, se puede recordar lo que ya sabemos: vivimos en la sociedad del


espectáculo. Sin embargo, la historia ha conocido con anterioridad culturas audiovisuales.
Los medievales tardíos, por ejemplo, se solazaban con los vitral es góticos y con la
música de los órganos, con los coloridos delas ropas y la diversidad edilicias de las
ciudades. Con los sonidos de la naturaleza y el canto de los Juglares. Pero nunca, como
ahora, lo audiovisual estuvo potenciado por la electrónica. No se trata, por cierto, de un
mero cambio cuantitativo, sino también -y fundamentalmente- cualitativo. Y es cualitativo
porque es energético, La potencia del medio forma parte del mensaje. Los medios se
convierten en fin (en finalidad), Independientemente de que al mismo tiempo, transmitan
mensajes.

Este estado de cosas ha modificado necesariamente el bagaje de conceptos,


valoraciones y expectativas de las sociedades. Una de las consecuencias más obvia de la
constitución de los sujetos a partir del Imaginario-pantalla es el cambio producido en la
capacidad de percepción. Las pantallas, a diferencia de los panópticos, muestran una
variedad Infinita de movimientos, de colores, de formas, de sonidos. La atención entonces
salta del videoclip armado por otro, esto es, el videoclip propiamente dicho, al videoclip
armado por uno mismo, es decir, el zapping. A ello se agrega la variedad de ofertas
visuales y auditivas, el ritmo variado, la Imaginería estética, la sobreabundancia de
Información. En fin, el vértigo. Esta realidad concreta está dando cuenta de una estructura
formal del imaginario que concuerda con la actual pluralidad de códigos morales. La ética
contemporánea se asemeja, cada vez más, a un caleidoscopio de derechos, desplazando
-de manera notoria- el reinado del deber kantiano.

Hoy, disecado ya el cadáver de la tradición precientífica, comienza a envejecer el cuerpo


mismo de la ciencia, No, obviamente, como práctica concreta y como convalidadora de
cierto tipo de verdad, sino como referente privilegiado de los ideales de la sociedad. Su
hija, la tecnología, es la figura del momento. La ciencia sigue, por supuesto, produciendo
conocimiento. Pero la técnica es la encargada de presentar ese conocimiento en
Sociedad y de administrarlo a través de los medios masivos.

La multiplicidad y el vértigo ocupan el lugar que antes ocupaba la razón lógico-científica,


En el ideario actual, la meta es el espectáculo, y no sólo para quienes se piensan dedicar
a carreras artísticas, sino para todo aquel que aspire a ser reconocido socialmente. En
este sentido, creo que es paradigmática la respuesta que dio una alumna del cae, cuando
se le preguntó por qué había elegido la carrera de medicina. -Porque quiero ayudar a la
gente para que sufra menos", dijo. "así podré llegar a ser una médica famosa y aparecer
por televisión".

Bibliografía

Díaz, E. (1997) La ciencia y el imaginario social, Bs. As., Biblos.

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