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Presidente
Dr. Alberto Dibbern
Vicepresidente
Dr. Rogelio Simonatto
Secretario General
Abog. Guillermo Tamarit
Secretaria Académica
Prof. María Rosa Depetris
MARZO 2004
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Alberto Porto (Director)
5
VIII.2 - Gasto según finalidad _________________________________________________________137
VIII.3 - Recursos provinciales _________________________________________________________146
XV - Conclusiones__________________________________________________ 263
XVI - Anexo I. Medidas de autonomía y de descentralización fiscal del
Sector Público argentino ____________________________________________ 269
XVII - Anexo II. Los recursos no renovables en un sistema federal _________ 277
XVII.1 - La teoría sobre el uso racional de los recursos no renovables en un esquema de
gobierno único _____________________________________________________________________277
XVII.2 - Las cuestiones del federalismo fiscal ____________________________________________280
XVII.3 - La legislación argentina sobre la propiedad y explotación del recurso no renovable________284
6
XVII.4 - La relevancia económica de los recursos por regalías recibidas por las provincias
argentinas, la Coparticipación Federal de Impuestos y el comportamiento fiscal de los
gobiernos de Argentina en décadas recientes _____________________________________________285
XVII.5 - Conclusiones _______________________________________________________________294
7
Prefacio
Este estudio fue realizado por docentes-investigadores del Departamento de Economía
de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata. Se
contó con el ambiente académico que brinda la Universidad Nacional de La Plata, con
su trayectoria más que centenaria en la creación, transmisión y transferencia de cono-
cimientos. La Fundación Tinker brindó apoyo financiero y el Ministerio de Economía
de la Provincia de Buenos Aires colaboró para la publicación de este volumen.
En las distintas etapas del proyecto colaboraron los docentes-investigadores Mar-
tin Cicowiez, Luciano Di Gresia, Atilio Elizagaray, Diego Fernandez Felices, Gonzalo
Fernandez, Marcelo Garriga, Horacio Piffano, Alberto Porto, Natalia Porto, Cecilia
Rumi y Jorge Sereno. Como Auxiliares de Investigación participaron Aurora Gallerano
y Alejandro Támola. En cada capítulo se deja constancia de la autoría y las colabora-
ciones. La creación y actualización de la página web fue realizada por Martín Cico-
wiez. Las tareas de revisión final del libro fueron realizadas por Natalia Porto y las de
edición estuvieron a cargo de Luciano Di Gresia con la colaboración de Martín Cico-
wiez. La dirección del proyecto estuvo a cargo de Alberto Porto.
Varios estudios que no se incluyen en este volumen por razones de espacio, así co-
mo versiones más detalladas de algunos capítulos, fueron publicadas en la Serie Docu-
mentos de Federalismo del proyecto “Desequilibrios Territoriales y Federalismo Fiscal”
y pueden consultarse en www.depeco.econo.unlp.edu.ar/federalismo En esta página
pueden consultarse todas las actividades desarrolladas en el marco del proyecto.
9
CAPÍTULO I – INTRODUCCIÓN
I - Introducción
Alberto Porto
11
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
bre los recursos naturales. En el Anexo III se documenta como se reparte la responsabi-
lidad en el déficit fiscal y en la deuda pública, entre el gobierno nacional y los gobier-
nos provinciales. El Anexo IV presenta un detalle de los gastos e ingresos de las pro-
vincias para 1959-2001. En el Anexo V se documenta la evolución en el tiempo de la
estructura tributaria nacional para el período 1932-2001. La evolución comparada del
principal impuesto provincial, Ingresos Brutos, con el impuesto nacional sobre el valor
agregado se estudia en el Anexo VI. En el Anexo VII se presentan en forma detallada
las proyecciones de las variables fiscales para la próxima década, así como la metodo-
logía y las fuentes de información utilizadas. Finalmente, en el Anexo VIII se repasan
varias experiencias internacionales.
Varios documentos que complementan este libro y que no pudieron incluirse por
razones de espacio se encuentran disponibles en la página web
www.depeco.econo.unlp.edu.ar/federalismo. En esa misma página se han incorpora-
do los Documentos de Trabajo correspondientes al proyecto, con un contenido más
amplio y detallado que el de los capítulos de este libro.
14
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
1
Participó como asistente de investigación Magalí García. Se agradecen los comentarios de Natalia Porto.
2
La EPH es una encuesta que recaba información demográfica, social y económica sobre los hogares de
los principales aglomerados urbanos del país. Esta encuesta se realiza dos veces al año en los meses de
mayo y octubre.
3
Para las variables construidas a partir de la EPH los valores correspondientes a la provincia de Buenos
Aires se obtienen como el promedio ponderado por la población de referencia de los aglomerados Gran La
Plata, Partidos del Conurbano Bonaerense, y Bahía Blanca mientras que para la provincia de Santa Fe se
calcula el promedio ponderado por la población de referencia de los aglomerados Santa Fe y Rosario. La
15
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Densidad poblacional
La densidad poblacional mide la cantidad de habitantes por Km2 de superficie territo-
rial. Para su construcción se utilizó información obtenida del Censo Nacional de Po-
blación y Vivienda (CNPV) de 2001. La Tabla 1 muestra grandes diferencias en la
densidad poblacional. Para todo el país la densidad poblacional es de 13 habitantes por
Km2 de superficie. El mínimo se observa en Santa Cruz (0,8 habitantes por Km2) y el
máximo en la Ciudad de Buenos Aires (13.843,9 habitantes por Km2).
En términos de población, la
Tabla 1 – Densidad poblacional año 2001
provincia de Buenos Aires concen-
Provincia Población
Superficie
2 Densidad (*) tra al 38% de la población total del
(km )
Ciudad de Bs As 2.768.772 200 13.843,9
país. A continuación se ubican Cór-
Buenos Aires 13.818.677 307.571 44,9 doba (8,5%), Santa Fe (8,3%) y la
Catamarca 333.661 102.602 3,3 Ciudad de Buenos Aires (7,6%). En
Córdoba 3.061.611 165.321 18,5 términos de superficie, estas cuatro
Corrientes 929.236 88.199 10,5
Chaco 983.087 99.633 9,9
provincias consideradas en conjunto
Chubut 413.240 224.686 1,8 abarcan el 22% del territorio argen-
Entre Ríos 1.156.799 78.781 14,7 tino. El 37,5% restante de la pobla-
Formosa 485.700 72.066 6,7
ción se distribuye en las demás pro-
Jujuy 611.484 53.219 11,5
La Pampa 298.460 143.440 2,1 vincias.
La Rioja 289.820 89.680 3,2
Mendoza 1.576.585 148.827 10,6 Tasa de analfabetismo
Misiones 963.869 29.801 32,3
Neuquén 473.315 94.078 5,0 La tasa de analfabetismo se calcula
Río Negro 552.677 203.013 2,7
como el porcentaje de personas ma-
Salta 1.079.422 155.488 6,9
San Juan 622.094 89.651 6,9 yores de 10 años que no saben leer
San Luis 366.900 76.748 4,8 ni escribir. Esta información se ob-
Santa Cruz 197.191 243.943 0,8 tuvo del CNPV de 2001. La tasa de
Santa Fe 2.997.376 133.007 22,5
Santiago del Estero 806.347 136.351 5,9
analfabetismo (Tabla 2) registra
Tierra del Fuego 100.960 21.263 4,7 valores que van desde 0,5% en la
Tucumán 1.336.664 22.524 59,3 Ciudad de Buenos Aires hasta 8%
TOTAL PAIS 36.223.947 2.780.092 13,0 en Chaco.
(*) Habitantes por km2
Fuente: INDEC
información para Río Negro de la EPH se obtuvo aplicando a los datos de Neuquén el cociente entre los
datos de Río Negro y los de Neuquén de octubre de 2002. Es sólo a partir de octubre de 2002 que la EPH
incorpora un aglomerado urbano de la provincia de Río Negro.
16
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
17
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
18
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
Características habitacionales
Se agrupan aquí las siguientes tres variables que se emplean para medir las característi-
cas habitacionales de los hogares:4 i) hacinamiento del hogar (hogares con más de tres
personas por cuarto); ii) tipo de vivienda (hogares con una vivienda de tipo inconve-
niente);5 y iii) condiciones sanitarias (hogares que no tienen ningún tipo de retrete).
Cada una de estas tres variables expresa el total de hogares con déficit habitacional
como porcentaje del total de hogares de la provincia. La información de estas variables
se obtuvo del CNPV de 2001.
La Tabla 5 muestra que el 4,8% de los hogares del país tiene problemas de haci-
namiento. Las provincias con menor porcentaje de hogares con problemas de hacina-
miento son la Ciudad de Buenos Aires (1,6%), Tierra del Fuego (2%) y La Rioja
4
Se entiende por hogar al grupo de personas que viven bajo el mismo techo y que, además, comparten los
gastos de alimentos (INDEC, 2003).
5
Se consideran como viviendas inconvenientes a ranchos, casillas, piezas de inquilinato, locales no cons-
truidos para viviendas y viviendas móviles (INDEC, 2003).
19
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
(2,3%) mientras que las provincias con mayor porcentaje son Formosa (13,3%), Salta
(12%) y Jujuy (10,5%).
El 17% de los hogares del país presenta condiciones sanitarias deficita-
rias. El valor mínimo de hogares que habitan en viviendas con condiciones
sanitarias deficitarias se observa en la Ciudad de Buenos Aires mientras que
el valor máximo se observa en Formosa.
El 6% de los
Tabla 5 – Características habitacionales año 2001 hogares del país habi-
Hacinamiento Tipo de vivienda Condiciones
ta en viviendas de
Provincia tipo inconveniente.
del hogar (1) (2) sanitarias (3)
Ciudad de Bs.As. 1,6 3,1 1,9 Las provincias con
Buenos Aires 4,0 5,4 14,8 mayor porcentaje de
Catamarca 7,5 6,2 24,8
Córdoba 3,9 2,4 10,7
hogares en viviendas
Corrientes 8,7 13,8 32,0 de tipo inconveniente
Chaco 10,3 11,7 45,4 son Formosa (18,3%),
Chubut 4,9 4,0 14,2 Santiago del Estero
Entre Ríos 4,7 5,3 14,8 (16,3%) y Salta
Formosa 13,3 18,3 51,7
Jujuy 10,5 14,2 32,8
(15,3%) mientras que
La Pampa 2,3 2,1 6,1 las provincias con
La Rioja 7,1 6,7 20,9 menor porcentaje son
Mendoza 4,5 4,1 13,2 La Pampa (2,1%),
Misiones 6,2 10,5 43,9 Córdoba (2,4%) y la
Neuquén 5,1 6,1 11,9
Río Negro 4,8 5,8 16,5
Ciudad de Buenos
Salta 12,0 15,3 33,2 Aires (3,1%).
San Juan 5,6 9,6 18,8
San Luis 4,6 4,0 13,3
Santa Cruz 3,0 3,8 8,0
Santa Fe 4,1 4,0 13,6
Santiago del Estero 10,0 16,3 48,5
Tierra del Fuego 1,8 12,5 5,5
Tucumán 7,5 8,8 27,1
TOTAL PAIS 4,8 6,0 16,9
Promedio 6,2 8,1 21,8
Mínimo 1,6 2,1 1,9
Máximo 13,3 18,3 51,7
Desvío estandar 3,2 4,9 14,4
(1) Porcentaje de hogares con hacinamiento (más de 3 personas por cuarto)
(2) Porcentaje de hogares que habitan en viviendas de tipo inconvenientes
(3) Porcentaje de hogares que no tienen ningún tipo de retrete
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC
Tasa de delincuencia
La tasa de delincuencia se calcula como la cantidad de delitos denunciados cada mil
habitantes. El número de delitos denunciados en cada provincia se obtuvo del Ministe-
rio de Justicia de la Nación. La Tabla 6 muestra, para todo el país, un crecimiento de la
tasa de delincuencia durante la década del 90 que pasa de 150 por mil en 1991 a 325
por mil en 2001. Este crecimiento se da en todas las provincias excepto Salta donde la
20
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
Nivel de actividad
Como indicadores indirectos del nivel de actividad provincial se emplean las exporta-
ciones y el consumo de energía eléctrica. Debido a que la población no está distribuida
de manera homogénea en las provincias, para las variables relacionadas con el nivel de
actividad se consideran valores per cápita.
21
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
6
Los resultados del trabajo no cambian si sólo se considera el consumo de energía eléctrica no residencial.
22
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
Coeficiente de Gini
El coeficiente de Gini permite medir la desigualdad en la distribución del ingreso. Este
coeficiente puede tomar valores comprendidos entre cero y cien. Cuando vale cero la
distribución del ingreso es perfectamente igualitaria. Cuando vale cien la desigualdad
en la distribución del ingreso es máxima. Como medida de ingreso se emplea el ingre-
so familiar equivalente individual que se calcula como el ingreso total del hogar divi-
dido por el número de adultos equivalentes elevado a un parámetro que intenta captar
economías de escala internas al hogar7 (Gasparini et.al., 2001). La Tabla 9 muestra que
el coeficiente de Gini promedio del país creció durante la década del 90 pasando de 41
en 1992 a 46 en 2001. Cuando se considera el promedio del período 1999-2001 se ob-
serva un valor mínimo de 39 en Santa Cruz y un valor máximo de 51 en Chaco.
7
Para el cálculo del ingreso familiar equivalente se emplea la escala de adulto equivalente oficial del IN-
DEC y se postula, a falta de estudios sobre el tema, un parámetro para captar las economías de escala in-
ternas al hogar de 0,8 que implica economías de escala moderadas.
23
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
8
En 2002 todas las provincias experimentaron un marcado aumento de la pobreza (CEDLAS, 2003).
24
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
Mercado laboral
En este grupo de variables se incluyen la tasa de actividad, la tasa de empleo y la tasa
de desempleo. La información correspondiente a estas variables es elaborada por el
INDEC en base a la EPH.
La tasa de actividad (Tabla 11) se calcula como el cociente entre la pobla-
ción económicamente activa, compuesta por la población ocupada más la pobla-
ción desocupada, y la población total. Esta variable muestra, para el promedio del
país, una evolución creciente entre 1992 y 2001. Este patrón se reproduce en la
mayor parte de las provincias especialmente hasta 1998.9 Para el promedio 1999-
2001 las mayores tasas de actividad se registran en la Ciudad de Buenos Aires,
La Pampa, y Buenos Aires y las menores en Formosa, Santiago del Estero y Cha-
co.
9
Las excepciones son Formosa, Mendoza, Misiones, San Luis y Tierra del Fuego que muestran un com-
portamiento errático durante el período.
25
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
La tasa de empleo (Tabla 12) se calcula como el cociente entre la población ocu-
pada y la población total. Las provincias que muestran, para el promedio 1999-2001,
tasas de empleo más elevadas son la Ciudad de Buenos Aires, Santa Cruz, y La Pampa
mientras que las más bajas se registran en Formosa, Jujuy y Chaco.
La tasa de desempleo se calcula como el cociente entre la población desocupada y
la población económicamente activa. Esta variable muestra, para el promedio del país,
un crecimiento durante el período 1992-2001 pasando de 7% en 1992 a 15,3% en 2001.
Las provincias con las tasas de desempleo más altas, cuando se considera el promedio
1999-2001, son Santa Fe, Jujuy y Buenos Aires mientras que las más bajas se observan
en Santa Cruz, Misiones y San Luis.
26
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
Provincia 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Ciudad de Bs.As. 4,8 7,5 8,7 13,3 12,8 11,1 8,6 10,3 10,4 14,3 13,5
Buenos Aires 7,5 10,4 14,9 19,0 21,0 15,5 14,9 15,9 16,5 20,7 20,6
Catamarca 5,9 9,7 7,5 12,1 12,7 13,2 12,5 16,0 16,8 19,0 20,5
Córdoba 5,3 6,8 9,6 15,9 16,1 12,8 13,6 12,5 15,9 19,4
Corrientes 3,6 7,7 9,6 14,9 15,4 13,4 12,0 13,8 16,7 19,8 19,7
Chaco 5,4 7,9 11,0 12,8 14,9 10,1 11,3 12,4 11,3 15,9 17,4
Chubut 13,9 11,6 12,5 14,5 11,9 11,8 12,8 11,8 13,3 14,1 14,2
Entre Ríos 7,1 7,5 8,8 13,2 10,7 12,2 10,0 13,3 13,5 17,7 15,4
Formosa 8,9 8,3 6,8 6,7 8,1 6,3 6,9 8,2 11,1 14,5 9,2
Jujuy 6,6 6,5 9,7 12,4 12,5 15,5 15,6 16,1 19,1 19,5 20,5
La Pampa 2,4 5,3 5,3 10,6 8,6 9,3 11,3 10,7 11,2 15,2 14,0
La Rioja 8,7 5,7 10,9 11,3 10,5 9,7 7,6 7,2 12,1 13,8 13,6
Mendoza 4,4 4,6 5,1 6,7 6,6 6,1 5,7 6,8 10,0 13,5 11,5
Misiones 5,8 6,5 8,3 7,8 7,5 4,9 4,8 5,6 7,1 6,8 9,7
Neuquén 8,9 11,5 13,5 16,5 12,3 11,3 12,2 12,0 14,0 16,7 18,0
Rio Negro 14,6
Salta 9,8 10,1 13,3 15,7 16,3 14,3 12,0 14,1 14,9 18,3 17,7
San Juan 9,3 6,0 8,1 13,9 9,6 8,6 7,1 10,2 12,8 16,4 13,4
San Luis 6,7 8,9 6,7 10,4 8,5 11,5 6,0 6,3 9,4 12,2 12,6
Santa Cruz 3,7 3,0 6,1 7,0 6,3 4,6 3,9 3,6 1,9 2,5 3,0
Santa Fe 9,5 12,6 13,1 18,7 17,8 13,9 13,5 16,0 17,3 22,2 19,3
S.del Estero 2,3 3,9 4,6 8,6 12,4 9,4 4,8 8,7 10,5 12,3 10,1
Tierra del Fuego 9,1 5,3 6,7 10,3 10,1 10,3 8,7 9,2 12,8 12,1 15,6
Tucumán 12,5 11,8 14,2 19,1 21,8 15,5 14,9 15,9 18,4 17,9 17,8
Promedio 7,0 7,8 9,3 12,7 12,2 11,1 10,0 11,2 12,8 15,3 15,1
Mínimo 2,3 3,0 4,6 6,7 6,3 4,6 3,9 3,6 1,9 2,5 3,0
Máximo 13,9 12,6 14,9 19,1 21,8 16,1 15,6 16,1 19,1 22,2 20,6
Desvío estandar 3,0 2,7 3,1 3,8 4,3 3,4 3,6 3,8 3,9 4,4 4,4
Fuente: INDEC.
27
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
II.2 - Metodología
En esta sección se describe brevemente la metodología del análisis de factores que se
emplea en la siguiente sección para reducir el número de indicadores necesario para la
caracterización económico-social de las provincias argentinas. Para una presentación
completa de esta metodología puede consultarse Johnson y Wichern (1992).
El análisis de factores se emplea para replicar la matriz de correlación de las 16
variables originales empleando una cantidad de factores comunes menor al número de
variables originales. Al reducir el número de indicadores bajo análisis esta metodología
permite simplificar el análisis subsiguiente.10
El objetivo del análisis de factores es describir las relaciones de correlación entre
varias variables en términos de unos pocos factores subyacentes. Se asume que las va-
riables pueden agruparse según su correlación: las variables que pertenecen a un grupo
particular estarán altamente correlacionadas entre sí pero presentarán baja correlación
con las variables pertenecientes a grupos diferentes. De esta manera es posible que ca-
da grupo de variables represente un factor común responsable de la correlación obser-
vada entre las variables originales.
La utilidad de aplicar este método reside en que permitirá identificar unos pocos
factores subyacentes que brindan similar información que un número más grande de
indicadores.11 Por ejemplo, se cuenta con tres indicadores que describen las caracterís-
ticas habitacionales de los hogares: hacinamiento del hogar, tipo de vivienda y condi-
ciones sanitarias. Estas tres variables están positivamente correlacionadas. Para el aná-
lisis de factores esta correlación evidencia la existencia de algún factor común a estos
tres indicadores capaz de resumir su comportamiento conjunto. Este factor podría de-
nominarse factor de características habitacionales. El objetivo del análisis de factores
es, entonces, describir el comportamiento de las variables originales empleando para
ello el menor número posible de factores comunes.
A continuación se describe la metodología del análisis de factores. Sean
X1, X2,…, Xp variables aleatorias observables. El modelo de factores postula que Xi es
linealmente dependiente de m variables aleatorias inobservables F1, F2, …, Fm denomi-
nadas factores comunes y de p fuentes de variación adicionales e1, e2, …, ep denomina-
das factores específicos. El modelo de análisis de factores puede escribirse como
X 2 = l 21 F1 + l 22 F2 + ... + l 2 m Fm + ε 2
X p = l p1 F1 + l p 2 F2 + ... + l pm Fm + ε p
10
La idea básica del análisis de factores es que si dos variables están altamente correlacionadas parte de la
información que brinda una es reproducida por la otra. En el caso extremo, si la correlación entre dos va-
riables es perfecta, utilizar una o la otra es indiferente cuando se intenta describir el comportamiento rela-
tivo.
11
En la siguiente sección se obtienen tres factores comunes a partir de las 16 variables descriptas en la
sección anterior.
28
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
donde cada coeficiente lij es el peso de la variable i en el factor j. Las p variables X1, X2,
…, Xp se expresan en términos de m más p variables aleatorias F1, F2, …, Fm, e1, e2, …,
ep que son inobservables. El factor específico ei está asociado únicamente con la varia-
ble Xi. La inobservabilidad de las variables Fj distingue al modelo de factores del mo-
delo de regresión multivariado en el que las variables independientes son observables.
Todo excepto el lado izquierdo de las ecuaciones anteriores debe estimarse por lo que
el modelo tiene un número infinito de soluciones. Si no existe correlación entre las va-
riables el análisis de factores no será de utilidad ya que los factores específicos juegan
el rol dominante mientras que esta metodología busca identificar algunos factores co-
munes importantes.
Tanto los factores como los términos aleatorios son inobservables por lo que una
verificación directa del modelo a partir de observaciones para X1, X2,…, Xp carece de
sentido. Sin embargo, con supuestos adicionales acerca de las variables aleatorias Fj y
ei, el modelo de análisis de factores implica ciertas relaciones de covarianza que pue-
den verificarse. En notación matricial el modelo de análisis de factores puede expresar-
se como X = L F + ε donde L es la matriz de pesos factoriales lij. El modelo de análi-
sis de factores asume que los vectores aleatorios inobservables F y e satisfacen las si-
guientes condiciones
E (F ) = 0 Cov (F ) = I
⎡ψ 1 0 ... 0⎤
⎢0 ψ2 ... 0 ⎥⎥
E (ε ) = 0 Cov(ε ) = ψ = ⎢
⎢ ... ... ... ... ⎥
⎢ ⎥
⎣⎢ 0 0 ... ψ p ⎦⎥
Cov (ε , F ) = 0
La última condición supone que los vectores F y e son independientes. Puede de-
mostrarse que lo anterior implica la siguiente estructura de covarianza para el vector X
Cov (X i F j ) = l ij
29
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
σ ii = hi2 + ψ i
con i = 1, 2, …, p
La communality i es la suma de los cuadrados de los pesos de la variable i en los
m factores comunes.
El modelo de análisis de factores asume que la matriz de covarianza de X puede
reproducirse empleando los p x m pesos factoriales lij y las p varianzas específicas ψi.
Cuando p = m la matriz de covarianza de X puede reproducirse exactamente como LL'
por lo que ψ puede ser una matriz de ceros. Es cuando m es menor que p que el análisis
de factores resulta de utilidad.
El análisis de factores estima los pesos factoriales lij; los m factores Fj; y los p
términos aleatorios ei. Para una descripción de los métodos alternativos de estimación
del modelo de análisis de factores puede consultarse Johnson y Wichern (1992).
Cuando los pesos factoriales estimados no son fácilmente interpretables es usual
rotarlos con el fin de obtener una estructura de pesos factoriales alternativa. La rotación
puede realizarse debido a la indeterminación inherente a la construcción de los factores
mencionada más arriba. A partir de una rotación ortogonal de los pesos factoriales ini-
ciales pueden obtenerse pesos factoriales que tienen la misma habilidad para reproducir
la matriz de correlación. Una transformación ortogonal corresponde a una rotación rí-
gida de los ejes de coordenadas.12 La rotación intenta lograr un patrón de pesos tal que
cada variable muestre peso alto en sólo un factor y pesos bajos en los demás. La de-
terminación de cuál es el conjunto de factores más fácilmente interpretable se realiza
de manera arbitraria.
II.3 - Resultados
En esta sección se aplica la metodología del análisis de factores a los 16 indicadores
presentados anteriormente. El análisis se realiza para un momento del tiempo. En el
caso de las variables censales se emplea información correspondiente al año 2001. Para
las variables que no fueron construidas a partir de información censal se considera el
promedio del período 1999-2001 con el fin de evitar fluctuaciones de corto plazo. Sólo
para el indicador de calidad educativa se emplea información correspondiente única-
mente al año 1997.
La Tabla 13 muestra los coeficientes de correlación lineal entre las variables ori-
ginales. El coeficiente de correlación lineal entre dos variables toma valores entre -1 y
1. Un valor cercano a 1 indica que las dos variables se mueven simultáneamente en la
misma dirección. Un valor cercano a -1 indica que las dos variables se mueven simul-
táneamente en direcciones opuestas. Un valor cercano a cero indica que no hay asocia-
ción lineal entre las variables. Los coeficientes de correlación significativamente dis-
tintos de cero se muestran resaltados.
12
En la siguiente sección se emplea la rotación varimax para la construcción de los factores.
30
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
HACINAMI
DENSIDAD
ENERG PC
MORT INF
VIVIENDA
SANITARI
POBREZA
CAL EDU
DELITOS
EMPLEO
DESEMP
ESC SEC
EXP PC
ANALF
ACTIV
GINI
EXP PC 1,00
ENERG PC 0,57 1,00
ACTIV 0,19 0,39 1,00
EMPLEO 0,39 0,40 0,90 1,00
DESEMP -0,39 -0,08 0,05 -0,36 1,00
GINI -0,59 -0,31 -0,51 -0,55 0,11 1,00
MORT INF -0,18 -0,35 -0,67 -0,61 0,00 0,53 1,00
ANALF -0,47 -0,44 -0,73 -0,69 0,06 0,75 0,52 1,00
ESC SEC 0,43 0,49 0,74 0,65 0,09 -0,56 -0,34 -0,87 1,00
DELITOS 0,06 0,23 0,58 0,58 -0,11 -0,21 -0,40 -0,30 0,42 1,00
HACINAMI -0,45 -0,42 -0,74 -0,80 0,25 0,71 0,53 0,80 -0,65 -0,37 1,00
VIVIENDA -0,35 -0,53 -0,68 -0,64 0,11 0,53 0,63 0,68 -0,53 -0,38 0,82 1,00
SANITARI -0,48 -0,48 -0,81 -0,77 0,05 0,74 0,54 0,90 -0,82 -0,44 0,90 0,82 1,00
POBREZA -0,64 -0,57 -0,78 -0,88 0,34 0,76 0,58 0,85 -0,76 -0,48 0,84 0,66 0,84 1,00
DENSIDAD -0,16 0,21 0,61 0,58 -0,07 -0,15 -0,36 -0,35 0,42 0,61 -0,30 -0,22 -0,29 -0,47 1,00
CAL EDU 0,14 0,25 0,79 0,71 0,04 -0,42 -0,58 -0,54 0,60 0,49 -0,71 -0,63 -0,70 -0,56 0,39 1,00
Se destacan, entre otras, las siguientes correlaciones entre las 16 variables inclui-
das en el análisis:
• las exportaciones per cápita están positivamente correlacionadas con el
consumo de energía eléctrica per cápita;
• la tasa de desempleo no está correlacionada con ninguna de las demás va-
riables;
• la tasa de analfabetismo se correlaciona positivamente con el coeficiente
de Gini de la distribución del ingreso;
• la tasa neta de escolarización secundaria se correlaciona positivamente
con la calidad educativa;
• la tasa de mortalidad infantil se correlaciona positivamente con la tasa de
analfabetismo y con la tasa de incidencia de la pobreza y negativamente
con la calidad educativa; y
• la tasa de incidencia de la pobreza muestra correlaciones estadísticamente
significativas con la mayoría de las variables.
La existencia de correlaciones estadísticamente significativas entre las variables permite
asumir que el análisis de factores identificará factores comunes a las 16 variables originales
de manera tal que el número de factores comunes necesario para reproducir adecuadamente
la matriz de correlaciones presentada más arriba sea menor al número de variables originales.
La Tabla 14, que inicia el análisis de factores, permite determinar cuál es el número de
factores comunes que permite una descripción adecuada de las 16 variables originales. La pri-
mera columna muestra el número de factores que va desde un mínimo de 1 hasta un máximo
igual al número de variables incluidas en el análisis. La segunda columna muestra la proporción
de la varianza total de la muestra que logra explicar cada factor. La primera fila muestra que si
sólo se retuviera el primer factor sería posible explicar el 56% de la varianza muestral.
31
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
32
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
Factor económico-social
Este es el factor más importante capaz de explicar el 56% de la varianza total de las 16
variables incluidas en el análisis. En la Tabla 16 se observa que las variables con ma-
yor peso en este factor son las exportaciones per cápita, el consumo de energía eléctri-
ca per cápita, la tasa de actividad, la tasa de empleo, la tasa neta de escolarización se-
cundaria, la calidad educativa, el coeficiente de Gini, la tasa de mortalidad infantil, la
tasa de analfabetismo, el hacinamiento del hogar, el tipo de vivienda, las condiciones
sanitarias y la tasa de incidencia de la pobreza. Las primeras seis variables tienen peso
factorial negativo mientras que las restantes siete tienen peso factorial positivo. Se ob-
serva, entonces, que la metodología del análisis de factores permite identificar un fac-
tor común a 13 de las 16 variables utilizadas para describir la situación relativa de las
provincias argentinas.
Este factor tiene una connotación negativa ya que las provincias que muestran va-
lores más altos para el indicador sintético que se construye más abajo a partir de este
factor serán aquellas con menor nivel de actividad, distribución del ingreso más des-
igual, peores indicadores educativos, peores indicadores de salud, mayor proporción de
hogares con características habitacionales deficientes y mayor proporción de población
pobre. En lo que sigue a este primer factor se lo denomina factor económico-social ya
que combina ambos tipos de variables.
13
La unicidad se denomina también varianza específica.
14
La unicidad puede reducirse, trivialmente, seleccionando un mayor número de factores.
33
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
factoriales positivos por lo que las provincias más densamente pobladas son aquellas
en las que el mercado laboral es más grande al mismo tiempo que la delincuencia tam-
bién es mayor. A este segundo factor común se lo denomina factor de mercado laboral.
El resultado de que la tasa de delincuencia es mayor en las provincias con mayo-
res tasas de actividad y empleo es consistente con el trabajo de Cerro y Meloni (1999)
que encuentran que la tasa de delincuencia se asocia positivamente con el nivel de acti-
vidad económica.
15
Debido a que están expresadas en unidades diferentes, para la construcción de los indicadores sintéticos,
las variables se estandarizan de manera tal que su media sea cero y su desvío estándar sea uno. El valor
estandarizado de una variable X se obtiene empleando la fórmula ( X i − X ) S X donde Xi es la observa-
ción i de la variable X; X es la media de la variable X; y SX es el desvío estándar de la variable X.
34
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
35
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
36
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
37
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Cuando se comparan los resultados de ambos trabajos se observa que las provin-
cias que mejoran su posición relativa son Neuquén (-8), Santa Cruz (-5), La Pampa (-4)
y Catamarca (-4), mientras que las provincias que empeoran su posición relativa son
Mendoza (+5), Buenos Aires (+4), Santa Fe (+4), Córdoba (+4) y San Juan (+4).
También se observa que, a excepción de Catamarca, las provincias clasificadas
como rezagadas por Nuñez Miñana (1972) son las que muestran el peor desempeño
económico-social: Formosa, La Rioja, Corrientes, Jujuy, Misiones, Chaco y Santiago
del Estero. Tanto las provincias avanzadas como las especiales en la clasificación de
Nuñez Miñana (1972) aparecen en las mejores ubicaciones del indicador sintético eco-
nómico-social: Río Negro, La Pampa, Chubut, Santa Cruz, Mendoza, Córdoba, Santa
Fe y Buenos Aires. Las provincias de San Juan, Entre Ríos, San Luis y Tucumán apa-
recen en posiciones intermedias en ambas clasificaciones. Las provincias que cambian
de ubicación en una y otra clasificación son: Catamarca, Salta y Neuquén. De estas tres
provincias sólo Neuquén muestra un importante cambio en su ubicación relativa luego
de transcurridos más de 30 años.
38
CAPÍTULO II – CARACTERIZACIÓN DE LAS PROVINCIAS
II.3.d - Convergencia
En este apartado se analiza la hipótesis de convergencia de las variables empleadas en
la construcción del indicador sintético económico-social. Con este objetivo se utiliza
información para los años 1980, 1991 y 2001 de las siguientes variables: tasa de morta-
lidad infantil, tasa de analfabetismo, tasa neta de escolarización secundaria, hacina-
miento del hogar, tipo de vivienda, condiciones sanitarias, exportaciones per cápita,
consumo de energía eléctrica per cápita, tasa de empleo, tasa de actividad, tasa de des-
empleo y tasa de delincuencia. También se construyen versiones comparables de los
componentes económico y social del indicador sintético económico-social para los
años 1991 y 2001.
Existe convergencia si las provincias que parten de un nivel inicial menor mues-
tran tasas de crecimiento más elevadas. De esta manera las provincias más rezagadas
alcanzarán a las más avanzadas. La idea detrás del concepto de convergencia es rela-
cionar estadísticamente el valor inicial de la variable con su tasa de crecimiento. Se
dice que existe convergencia si la relación entre nivel inicial y tasa de crecimiento es
negativa. En la Tabla 20 se presentan los resultados que arrojan las estimaciones para
1980-1991, 1991-2001 y 1980-2001.
Los casos en que no puede rechazarse la hipótesis de convergencia son los si-
guientes: tasa de mortalidad infantil para 1980-1991; tasa neta de escolarización se-
cundaria para 1980-1991, 1991-2001 y 1980-2001; hacinamiento del hogar para 1980-
1991 y 1980-2001; condiciones sanitarias para 1980-1991 y 1980-2001; tipo de vi-
vienda para 1980-1991 y 1980-2001; tasa de desempleo para 1991-2001; y tasa de de-
lincuencia para 1991-2001.
Las variables que se emplean para aproximar el nivel de actividad muestran el
signo esperado bajo la hipótesis de convergencia pero no resultan estadísticamente sig-
nificativas. Los componentes económico y social del indicador sintético económico-
social no muestran convergencia entre los años 1991 y 2001.
39
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
II.4 - Conclusiones
Las 24 provincias argentinas pueden clasificarse, empleando el indicador sintético eco-
nómico-social, en tres grupos: Rezagadas, Intermedias, y Avanzadas. En cada uno de
los grupos se incluyen las siguientes provincias:
• Avanzadas: Ciudad de Buenos Aires, Santa Cruz, Chubut, La Pampa, Tierra
del Fuego, Neuquén, Buenos Aires y Santa Fe.
• Intermedias: Córdoba, Río Negro, Mendoza, Entre Ríos, San Luis, Catamarca,
San Juan y Tucumán.
• Rezagadas: La Rioja, Salta, Jujuy, Misiones, Corrientes, Santiago del Estero,
Chaco y Formosa.
Esta clasificación de las provincias se comparó con la realizada por Nuñez Miña-
na (1972). Los resultados muestran que, a excepción de tres provincias, los ordena-
mientos obtenidos en uno y otro trabajo no cambian de manera significativa. Consis-
tente con esto se rechaza la hipótesis de convergencia económico-social de las provin-
cias argentinas en el período 1980-2001. No puede rechazarse, en cambio, la hipótesis
de convergencia de algunos indicadores sociales, como mortalidad infantil, tasa neta de
escolarización secundaria, hacinamiento del hogar, condiciones sanitarias y tipo de
vivienda. De aquí se desprende que en el período 1980-2001 se observa convergencia
para algunos de los indicadores sociales al mismo tiempo que ninguno de los indicado-
res económicos muestra convergencia.
40
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
16
Se agradece el aporte y los comentarios de Diego Fernández Felices y Gonzalo Fernández.
17
Algunos autores incluyen también dentro de la problemática del federalismo fiscal la distribución ópti-
ma de la población entre jurisdicciones. Dicha cuestión se encuentra interrelacionada con la distribución
de funciones entre distintos niveles de gobierno ya que, por un lado, la distribución de funciones en parte
determina cómo se mueven las personas entre jurisdicciones; y por otro lado, la movilidad de las personas
como respuesta a las políticas fiscales determina en parte cómo deberían asignarse las funciones entre
jurisdicciones.
18
En esta sección se enfatizan las decisiones fiscales, pero la dimensión no fiscal es tan o más importante.
41
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Si No
tivos de los sistemas económicos deben juzgarse especialmente por sus efectos sobre la capacidad y la
moralidad individuales”.
24
Bird (1996) sostiene que la descentralización es intrínsecamente buena porque institucionaliza la parti-
cipación de los afectados por las decisiones locales. Para evidencia empírica sobre la asociación positiva
entre participación política y descentralización ver, entre otros, Huther y Shah (1996) e Inman y Rubinfeld
(1997a). Stigler (1957), en un artículo pionero, justifica la presencia de gobiernos locales basándose en dos
principios: que un gobierno representativo funciona mejor cuanto más cercano está de su electorado, y que
subconjuntos de personas dentro de un país tienen derecho a votar por diferentes tipos y cantidades de
servicios públicos. Dichos principios implican que las decisiones deben tomarse al nivel de gobierno más
bajo compatible con los objetivos de eficiencia económica y equidad distributiva.
43
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Jurisdicción A Jurisdicción B
25
Para su cumplimiento se requiere que los bienes públicos locales sean congestionables y/o que la pro-
ductividad marginal del trabajo sea decreciente. Para más detalle, ver la sección III.5 -.
26
Este es el efecto “zoo” de Oates (1988). La denominación se refiere a que sólo tienen zoológico (o mu-
seos, salas de concierto, orquestas) las jurisdicciones que tienen un tamaño mínimo de la población.
44
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
27
Para más detalle, ver la sección III.5.
28
Para los bienes con externalidades interjurisdiccionales, la centralización no es la única cura. Depen-
diendo del tipo de externalidad y de la elasticidad de la función de beneficio marginal, se pueden utilizar
mandatos sobre cantidades o subsidios sobre el precio del bien. Por ejemplo, si el gobierno central quiere
asegurar una cierta cantidad de un bien en una comunidad local, un subsidio por unidad del bien implicará
un costo menor que el mandato si la función de beneficio marginal es elástica.
45
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
propia función de bienestar social que intenta maximizar (la extensión natural del mo-
delo normativo con un solo nivel de gobierno al caso de una estructura federal de go-
biernos) la posibilidad de que no existan conflictos de objetivos entre distintos niveles
de gobierno (o entre gobiernos a un mismo nivel de la estructura federal) es práctica-
mente nula, tanto en contextos de población móvil como inmóvil. La literatura teórica
del federalismo fiscal ha intentado simplificar dicho problema de diseño de la estructu-
ra federal óptima, suponiendo que solamente el nivel más alto de gobierno posee una
función de bienestar social. Esto implica que los niveles inferiores de gobierno se debe-
rían ocupar exclusivamente de cuestiones asignativas, dejando la tarea distributiva en
manos del gobierno central. Si bien este enfoque simplifica el análisis en gran medida,
no deja de ser poco satisfactorio, ya que implica en última instancia que solamente el
gobierno nacional cuenta con identidad política propia.29
Por otro lado, muchos modelos teóricos de federalismo fiscal se formulan en un
contexto de first best, que permite (como es sabido) aprovechar la separación de las
cuestiones asignativas y distributivas (la llamada “dicotomización” eficiencia-equidad).
Esto no sería posible en un contexto de second best.
La pregunta fundamental que surge cuando se combina el supuesto de un ambien-
te first best con el supuesto de que solamente el gobierno central posee una función de
bienestar social es la siguiente: ¿cuál es la ventaja (si es que existe alguna) de poseer
una estructura federal de gobierno por sobre una centralizada? Es decir, si el gobierno
central puede hacerlo todo (es decir, maximizar la función de bienestar para toda la
sociedad restringido solamente por una función de producción agregada para la eco-
nomía) ¿qué es lo que puede agregar la presencia de gobiernos locales al bienestar de
la sociedad? La respuesta, casi obvia, es nada.
Resulta entonces que todos los argumentos dados por la literatura teórica del fede-
ralismo fiscal a favor de la existencia y los roles de niveles inferiores de gobierno en la
estructura federal son correctos, pero en contextos de second best. Por ejemplo, el teo-
rema de la descentralización de Oates plantea como una restricción adicional del mode-
lo la uniformidad del nivel de algún servicio público por parte del gobierno central.
Esto hace que nunca pueda obtenerse, con preferencias heterogéneas entre consumido-
res, el mismo nivel de utilidad que con diferentes jurisdicciones locales ofreciendo dis-
tintos niveles de servicios públicos. Pero esta restricción de uniformidad a nivel nacio-
nal convierte el problema en uno de second best. El mismo tipo de argumento puede
plantearse para advertir que la justificación de la existencia de gobiernos locales está
basada en cuestiones de tipo informativo; o sea, que los gobiernos locales tienen acceso
a mejor información acerca de las preferencias de sus ciudadanos que el gobierno cen-
tral. También en estos casos se está considerando una restricción adicional que con-
vierte el problema en uno de second best.
29
De acuerdo con la teoría normativa, la posibilidad de realizar ponderaciones distributivas es el único
elemento que un cierto nivel de gobierno aporta al análisis de decisiones políticas colectivas. Sin esta pro-
piedad no sería posible explicar la existencia de un gobierno local autónomo. Pauly (1976) desarrolla un
modelo basado en la noción de redistribución de ingreso Pareto óptima, en el que bajo ciertas condiciones,
las redistribuciones a nivel de gobiernos locales son óptimas. Sobre este tema, ver también Bird (1995).
46
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
30
Ver Owens y Norregaard (1991).
47
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
locales. Por esta razón es importante definirlos y medirlos con precisión. Las principa-
les relaciones se resumen en la Figura 4.
La autonomía local se refiere al poder de decisión de los gobiernos locales en
cuanto a gastos y su financiamiento. La principal razón para la autonomía local es alen-
tar la responsabilidad local o rendición de cuentas local. El electorado de la municipa-
lidad o de la provincia puede influir en las canastas de bienes locales e impuestos,
promoviendo la asignación eficiente de los recursos y la minimización de costos. Los
políticos y burócratas estarán controlados por el electorado y tendrán que rendir cuen-
tas a la población local que los elige. Este es el principal argumento para la descentrali-
zación fiscal.
La autonomía total con correspondencia fiscal media perfecta y rendición de
cuentas únicamente al electorado local representa un caso extremo. Por varias razones
(entre otras, el manejo macroeconómico, la eliminación de trabas al comercio interju-
risdiccional, la equidad y los gastos nacionales prioritarios) la autonomía local está li-
mitada en cuanto a los recursos propios y los gastos. El gobierno central cubrirá con
transferencias parte del presupuesto local y mandará gastar en determinados bienes.
Este escenario, que origina correspondencia fiscal media imperfecta, es compatible con
distintas formas de autonomía local.31
En primer lugar la autonomía local se puede definir en cuanto a recursos propios.
La máxima (mínima) autonomía corresponde a la situación en la que el gobierno local
puede (no puede) elegir bases y alícuotas de los impuestos. En una situación intermedia
el gobierno local tiene autonomía para fijar las alícuotas sobre bases definidas por el
gobierno central.
El tipo de transferencias permite definir otra dimensión de la autonomía local. En
los impuestos coparticipables el gobierno nacional fija las bases y las alícuotas de mo-
do que no existe autonomía local. Pero los gobiernos locales pueden influir en algunos
casos en el tamaño de la transferencia, o sea, en el reparto de la recaudación total; por
ejemplo, si la transferencia es con contrapartida local y abierta en cuanto a monto (por
cada peso gastado por el gobierno local, el gobierno nacional aporta x pesos). En otros
casos los gobiernos locales no pueden influir en el monto a recibir, ya que éste está
fijado por Ley, sea una suma fija o un porcentaje de la recaudación de algún (algunos)
impuesto(s).
La decisión sobre cuánto gastar y cómo gastar es la tercera dimensión de la auto-
nomía local. En general, salvo en el caso de transferencias condicionadas a fines espe-
cíficos, los gobiernos locales mantienen el poder de decisión sobre el gasto. La auto-
31
De acuerdo con Oates (1977a), la correspondencia fiscal perfecta resulta cuando la jurisdicción que
determina el nivel de provisión de un bien público incluye precisamente el conjunto de individuos que
consumen y financian dicho bien. Así, la forma óptima de federalismo para proveer un conjunto de n bie-
nes públicos locales contiene un nivel de gobierno para cada subconjunto de la población total sobre el
cual se define el consumo de cada bien. De este modo, en una situación de first best en la que cada nivel
de gobierno posee completo conocimiento de los gustos de sus ciudadanos y cuyo objetivo sea la maximi-
zación del bienestar, se proveerá el nivel Pareto eficiente de cada bien público, financiándolo con impues-
tos basados en el principio del beneficio. El cociente entre recursos propios de una cierta jurisdicción y el
nivel de gasto de la misma (correspondencia fiscal media) provee una medida del apartamiento para dicha
jurisdicción del principio de correspondencia perfecta.
48
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
nomía puede ser amplia (aquellas funciones que no se han reservado con exclusividad
al gobierno central) o estar sujetas a restricciones de distinto tipo. La autonomía com-
prende el tipo de funciones que está a cargo del gobierno y la forma de llevarlas a cabo
–producción pública o contratación con el sector privado, en forma gratuita o arancela-
da, con estándares mínimos, etc.
Cada uno de estos modelos de autonomía tiene ventajas y desventajas. La auto-
nomía local amplia es conveniente desde el punto de vista de la correspondencia fiscal,
pero puede originar problemas de control macroeconómico, trabas al comercio interju-
risdiccional y diferentes residuos fiscales para los habitantes de las diferentes regiones.
Con centralización de impuestos y transferencias fijadas por Ley se pueden evitar estos
problemas, pero aparecen los de correspondencia fiscal media imperfecta. Adicional-
mente, si las transferencias se distribuyen con arreglos ad-hoc entre el gobierno nacio-
nal y los gobiernos locales, no sólo la correspondencia media sino también la marginal
puede desaparecer. La autonomía local restringida para enfrentar los problemas de con-
trol macroeconómico no soluciona, en general, el diferencial de residuos fiscales entre
las regiones ricas y las pobres, lo que puede provocar migraciones ineficientes de per-
sonas y del capital. Finalmente, las transferencias condicionadas a fines específicos no
respetan ninguna de las dimensiones de la autonomía local, excepto la meramente ad-
ministrativa.
El concepto de responsabilidad o rendición de cuentas local (local accountability)
es también central en el debate sobre descentralización. Hay varias formas de rendición
de cuentas local que son, en general, complementarias. La primera es la de correspon-
dencia fiscal que se refiere a que los recursos necesarios para financiar los gastos de-
terminados localmente estén a cargo del electorado local. Este financiamiento local le
daría claridad al proceso presupuestario y la gente elegiría paquetes fiscales de gastos
conociendo los costos y pagando los precios y/o impuestos correspondientes. La idea
es dotar a los gobiernos locales con potestades tributarias de modo de financiar sus pre-
supuestos. En esta línea se cuestionan las transferencias intergubernamentales ya que
separan las decisiones de gastar de las de recaudar y esta separación puede alentar con-
ductas fiscales irresponsables. Sobre este punto debe distinguirse entre la correspon-
dencia fiscal media y la marginal. En tanto la marginal es la económicamente relevante
con información completa (cuando el electorado local vota un peso más de gasto debe
pagar un peso más de impuestos, o sea, el costo total en el margen), la magnitud media
puede ser importante en tanto una gran separación media puede originar el fenómeno
de ilusión fiscal, aún cuando exista perfecta correspondencia marginal.
Una segunda forma de rendición de cuentas local es la responsabilidad financiera
que aparece cuando parte del financiamiento proviene de transferencias del gobierno
central y se refiere a la responsabilidad de rendir cuentas ante el gobierno que otorga la
transferencia. Esta rendición comprende la demostración de que la transferencia se uti-
lizó para los fines que fue otorgada y en las condiciones pactadas –contrapartida, es-
tándares, etc.
La tercera forma son las rendiciones de cuentas de gestión (o auditorías de ges-
tión) que son complementarias de las anteriores y se refieren a la eficiencia de los go-
biernos locales. Las auditorias de gestión procuran mejorar la efectividad de los go-
biernos locales, minimizar costos y proveer la información agregada y desagregada que
49
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
posibilite la competencia por comparación -qué bienes se proveen, con qué calidad, a
qué costos, con qué efectividad, etc.
Las tres formas de rendición de cuentas son importantes y complementarias y el
sistema federal debería contar con medidas adecuadas y al alcance de los ciudadanos
para cada una de ellas.
32
Ver cuantificaciones para la Argentina en el Anexo I.
50
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
Descentralización
Responsabilidad local
Autonomía local
(local accountability )
51
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Gastos Impuestos
Gobiernos
provinciales y
Gobiernos municipales
provinciales y
municipales
Transferencias
Gobierno Nacional
Gobierno Nacional
Ahorro
Endeudamiento del
Inversiones del sector sector público
público
Ahorro
33
En la economía positiva, en cambio, cuánto se gasta y en qué se gasta depende de la forma de financiamiento.
52
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
34
La teoría económica denomina club a un grupo voluntario de individuos que obtiene beneficios mutuos
de compartir los costos de producción de algún bien, ciertas características intrínsecas de sus miembros, o
el consumo de algún bien sujeto a exclusión. El tratamiento usual en la teoría de clubes consiste en el aná-
lisis de provisión de un bien público con características de rivalidad en un contexto en el que resulta posi-
ble la exclusión. A un bien con esas características se lo conoce usualmente con el nombre de bien de club.
El artículo pionero en esta literatura es Buchanan (1965). Ver Cornes y Sandler (1996) para un resumen
del desarrollo de la literatura posterior.
53
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Posibilidad de Si No Institucional y
exclusión técnica
Jurisdicción
L F L F L F L F Técnica
(L= Local, F= Federal)
Educación
Televisión por Defensa
pública Radio nacional
cable nacional
obligatoria
Extensiones
Posibilidad de
Si Si Si No Si No No No
complementación
privada
Posibilidad de
No Si Si No No No No No
sustitución privada
54
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
II - Una región
II.1 - Bien público local UG
L. = α ( L). p g - ηα = 1
congestionable UC
II.2 - Bien público local puro y UG
L. = pg - F(L,S) - f L L = pg.G
existencia de un factor fijo UC
III – Dos regiones. Bien público
local puro ⎛U ⎞
L1 .⎜⎜ G ⎟⎟ = p g1
⎝UC ⎠1
(fL1-c1)+(fL2-c2) = 0 Población total de tamaño dado
⎛U ⎞
L2 .⎜⎜ G ⎟⎟ = p g 2
⎝UC ⎠2
IV - Dos regiones. Bien público
local puro ⎛U ⎞
L1 .⎜⎜ G ⎟⎟ = p g1 (f L1-c1) = 0
⎝UC ⎠1
(fL1-c1)+(fL2-c2) = 0
⎛U ⎞
L2 .⎜⎜ G ⎟⎟ = p g 2 (f L2-c2) = 0
⎝UC ⎠2
TMS (= UG/UC) es la tasa marginal de sustitución entre bienes en el consumo; TMT es tasa marginal de
transformación; pg es el precio de una unidad del bien público local; L es el tamaño de la población; α(L)
es un parámetro de costos de congestión, con (dα/dL)>0; ηα es la elasticidad población de los costos de
congestión; F(L,S) es la función de producción, donde S es un factor fijo; fL es la productividad marginal
del trabajo; G es la cantidad del bien público local; c es el consumo per cápita del bien privado. Para deta-
lles y obtención de las fórmulas, ver Porto (2002a).
55
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
En todos los países del mundo, pese a estos principios teóricos generales, los go-
biernos locales aplican impuestos que se apartan del principio del beneficio. En este
caso los impuestos basados en la capacidad de pago deberían diseñarse en base al prin-
cipio de residencia, para evitar la exportación de impuestos. Sin embargo, el principio
de residencia puede originar problemas desde el punto de vista de la localización efi-
ciente.35
Estos principios brindan una guía general para el diseño del sistema tributario. A
esos principios generales es conveniente agregar un conjunto de criterios para un buen
sistema tributario local (Zimmerman, 1992). Un primer criterio se relaciona con la
perspectiva nacional, mientras que los otros dos se refieren a características particula-
res de los gobiernos locales. Dichos criterios son los siguientes:
35
Esto ocurrirá excepto que se aplique el principio de residencia y que el impuesto por trabajador sea el
mismo en las dos regiones. Excepto en el caso en que la población total sea la óptima, se requerirán trans-
ferencias interregionales de recursos. Para un análisis detallado de la imposición sobre los recursos natura-
les ver en Anexo II.
56
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
Justificación
Las transferencias intergubernamentales son una característica de los gobiernos organi-
zados en forma federal (o sea, con múltiples niveles). En los casos en los que no existe
correspondencia media perfecta entre la asignación de funciones (gastos) y la de im-
puestos, habrá niveles de gobierno superavitarios (usualmente el gobierno nacional) y
otros deficitarios (los gobiernos locales), aún cuando el sector público global esté en
equilibrio. En la organización federal del gobierno, utilizando transferencias intergu-
bernamentales, hay un grado adicional de libertad: las funciones (gastos) y los impues-
tos se distribuyen según lo requerido para la eficiencia económica, sin necesidad de
tener que balancear los ingresos y gastos de cada nivel.
En general, los gobiernos locales tienen jurisdicción no sólo sobre grupos de per-
sonas con preferencias distintas (a partir de esas diferencias surgen las ventajas de la
organización federal) sino también sobre territorios con distintas bases imponibles y
distintos costos de provisión de los servicios públicos. Existen regiones ricas y pobres,
con costos de provisión relativamente altos o bajos. Estos dos hechos (desequilibrios
territoriales y costos diferenciales) pueden originar migraciones ineficientes (inducidas
fiscalmente) si es que no se corrigen (vía transferencias intergubernamentales) de mo-
do de igualar los residuos fiscales originados en los gobiernos locales a lo largo de la
federación. Además de este argumento de eficiencia económica para la igualación de
residuos fiscales, existen las cláusulas constitucionales y/o legales que establecen el
36
Para más detalle sobre el fundamento de las transferencias intergubernamentales por razones de eficien-
cia y equidad, ver el Capítulo IV.
57
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Tipos de transferencias
El diseño de las transferencias depende del objetivo que se persiga. Si compensan un
desequilibrio vertical, se debería devolver una transferencia no condicionada. Si se tra-
ta de compensar desequilibrios horizontales, lo apropiado son las transferencias no
condicionadas. Si se trata de igualar oportunidades en cuanto a un bien público (o una
canasta), debería condicionarse a ese tipo de gasto. Si compensan una externalidad,
debería condicionarse al gasto en el bien que la origina. Sean condicionadas o no, lo
usual es recurrir a fórmulas en las que se incluyan las variables a considerar y las pon-
deraciones que se darán a cada variable. Por ejemplo, si la transferencia es no condi-
cionada y se aplica el criterio devolutivo, se la puede asignar a cada gobierno local se-
gún la recaudación de los impuestos en su jurisdicción (o utilizar algún "proxy" como
el PBI geográfico, el valor de producción de los sectores gravados, etc.). Si la transfe-
rencia es compensatoria de la debilidad de la base tributaria de una región, se puede
construir un indicador en base a la inversa del PBI per cápita, la inversa del nivel de
desarrollo, la brecha de desarrollo, etc. Si la diferencia entre regiones no es de capaci-
dad fiscal como antes, sino de necesidad fiscal se utilizarán indicadores como superfi-
cie, dispersión de la población, número de hogares con NBI, etc. Si se trata de compen-
sar derrames entre jurisdicciones, se otorgarán para gastos en el bien que genere la ex-
ternalidad y probablemente atadas a lo que la jurisdicción gasta en ese bien.
de este tipo de recomendaciones con el fin de discernir con claridad su validez. Como
se argumenta más abajo, en el caso general esta política sería innecesaria y perjudicial
–atentando contra la eficiente asignación de recursos a nivel provincial- si el funcio-
namiento del federalismo fiscal implica un régimen de transferencias intergubernamen-
tales con criterios preestablecidos, transparentes y sin posibilidad de ser afectados por
decisiones discrecionales tanto de las provincias como del gobierno central.
38
Ver cuantificaciones para Argentina en el Anexo III.
39
La eliminación de los salvatajes debe ser simétrica. Es decir, ni la Nación debe otorgar salvatajes a las
provincias, ni las provincias hacer lo propio con la Nación. El salvataje, que se ha publicitado mirando
sólo los salvatajes nacionales es, en el caso argentino, simétrico (Porto, 2002b).
59
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Q = f(L,K0)
60
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
B
K0 A C
Q1
Q0
0
(P L /P K ) L
Cme
F
Cma
P
Pi
F
Cme = Cma
D1
D0
Q0 Qi Q1 Q
40
Para la Argentina ver Porto y Sanguinetti (2001). Ver también Alperovich (1984), Atlas et.al. (1995),
Bennett y Mayberry (1979), Grossman (1994), Holcombe y Zardkoohi (1981), Inman (1988), Pereyra
(1996), Raimondo (1983), Rozevitch y Weiss (1993) y Sanguinetti (1993).
41
Ver, entre otros, Hines y Thaler (1995), Oates (1991, 1994, 1999), Quigley y Smolensky (1991) y Porto
(2002a).
62
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
63
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
III.6 - Interdependencias42
Una cuestión que resulta clara de la Figura 5 es que los problemas de la estructura verti-
cal del sector público no pueden abordarse separadamente. Una modificación impacta de
un modo u otro sobre todo el funcionamiento del sistema. Medidas aisladas terminan
provocando efectos no deseados que requerirán luego otras soluciones (estas otras solu-
ciones pueden ser la reversión de la medida, su no cumplimiento, etc.). Por ejemplo, si el
gobierno nacional transfiere un gasto a las provincias, entonces o bien les incrementa las
transferencias intergubernamentales o les transfiere poderes tributarios. Puede argumen-
tarse que los costos por la provisión a cargo de las provincias serán menores, en cuyo
caso habrá una reducción del gasto asociada con la descentralización. Si estos tres meca-
nismos no operan u operan imperfectamente, las vías de ajuste posibles son la baja cali-
dad del servicio o que el servicio directamente no se preste. Un fenómeno similar ocurre
cuando por razones de eficiencia económica (entre otros), se limita el poder tributario de
los gobiernos locales. En este caso se compensa con mayores transferencias interguber-
namentales, o con crecimiento de la recaudación local (combatiendo evasión tributaria,
etc.) o se disminuye el gasto local (que puede ser por mejora en la eficiencia, pero tam-
bién por disminución de la cantidad y/o calidad de los servicios). Se debe tener en cuenta
que la dimensión temporal es relevante. Por ejemplo, la transferencia de un gasto de la
Nación a la provincia tiene un impacto presupuestario inmediato; las posibles reduccio-
nes de costos debidas a la transferencia sólo se producirán en plazos medianos o largos.
Similarmente, la limitación del poder tributario de los gobiernos locales tiene un impacto
inmediato en la recaudación que sólo podrá compensarse en el mediano y largo plazo con
menor evasión.
Otra cuestión importante que surge de la Figura 5 es que, en la medida en que par-
te de las inversiones del sector público las realicen los gobiernos locales, es deseable
que las financien con deuda pública. El intento de financiarlas con ahorro corriente
originará, por un lado, un nivel de inversión menor que el eficiente y, por otro lado,
inequidad intergeneracional
Figura 9 - Externalidades fiscales (ya que, por ejemplo, una es-
interjurisdiccionales en la imposición cuela será pagada por los con-
P tribuyentes de hoy, pero será
utilizada por muchos años).
Un problema similar se
J
N presenta cuando un nivel de
C'+tp+tn1
D K E
C'+tp+tno gobierno, por ejemplo el go-
L F H bierno nacional, decide unila-
C C'+tp teralmente incrementar la alí-
M G I
B C' cuota de un impuesto cuya
base imponible es compartida
con los otros niveles. Supón-
0 q
A' A gase para simplificar que se
trata de la imposición sobre
un bien y que existen un precio sin impuestos constante (igual al costo marginal), un
42
Ver Dahlby (1996) y Porto (2002a).
64
CAPÍTULO III – LA TEORÍA ECONÓMICA DEL FEDERALISMO FISCAL
impuesto provincial con alícuota tp y un impuesto nacional con una alícuota fijada ini-
cialmente en tno (Figura 9). La cantidad vendida es OA, el precio con impuestos es OD,
la recaudación provincial es BCFG y la recaudación nacional es CDEF. Si la Nación
aumenta la alícuota a tn1 su recaudación pasa a CNJL. La recaudación provincial dis-
minuye a BCLM. La recaudación total aumenta si la elasticidad-precio de la demanda
es menor que la unidad. En todos los casos la recaudación provincial disminuye y nue-
vamente deberán operar algunos de los mecanismos de ajuste antes mencionados.43
43
Además de la variación de la recaudación es interesante observar que el crecimiento de la alícuota pro-
voca una pérdida de eficiencia (carga excedente) que es mayor que el triángulo de Harberger. Ahora la
pérdida es el trapezoide MJEG.
44
Una variante cercana es el Federalismo Coercitivo de la Argentina. Ver Capítulo IX.
45
En teoría el grado de descentralización resulta de la igualación de los beneficios y costos marginales. El
beneficio total es creciente con la descentralización ya que a mayor descentralización mejor representación
de las preferencias. El beneficio será tanto mayor cuanto mayor la diversidad de preferencias. El beneficio
total aumenta (la función se desplaza) por la mayor participación política y protección de las libertades que
posibilita la descentralización. Por otro lado los costos totales aumentan al aumentar la descentralización
ya que se supone que provoca un tamaño mayor del presupuesto. Obsérvese que al agregar las dimensio-
nes participación política y protección de la libertad, el grado óptimo de descentralización aumenta.
65
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
66
CAPÍTULO IV – FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA LA CENTRALIZACIÓN TRIBUTARIA Y LAS TRANSFERENCIAS
46
Se agradecen los comentarios de Diego Fernández Felices y Horacio L. P. Piffano.
47
Se supone, a fines de simplificar el análisis, la inexistencia de efectos ingreso y de efectos precio cruza-
dos. Las expresiones resultantes de levantar estos supuestos, si bien más complejas, implican similares
interpretaciones en cuanto a la igualación de costos marginales sociales de fondos públicos en todos los
márgenes.
67
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
µm 1
= i = 1,... n m = 1,… M
λ 1 − τ imηim
con λ igual en todas las regiones. Si el sistema tributario fuera centralizado, la
condición para minimizar la carga excedente de los impuestos sería
µ 1 1 1
= = = i = 1,... n
λ 1 − τ i1η i1 1 − τ i 2η i 2 1 − τ iM η iM
La Figura 10 representa la situación anterior para el caso especial de M=2.
µ/λ
µ1
µ2
µ1 / λ
µ/λ
µ2 / λ
O A R0 B R
48
Porto (2002a) analiza la extensión del modelo correspondiente al caso en que los ingresos de las perso-
nas difieren entre regiones, pero son iguales dentro de cada región. En este caso las consideraciones distri-
butivas harán que, aún bajo igualdad de elasticidad-precio de demanda entre regiones, resulte óptimo dife-
renciar las alícuotas impositivas.
68
CAPÍTULO IV – FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA LA CENTRALIZACIÓN TRIBUTARIA Y LAS TRANSFERENCIAS
69
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
sujeta a
ym = Ym – (Pgm.Gm)/Lm
resultando de las condiciones de primer orden del problema
L1.(Ug1/Uy1) = Pg1
L2.(Ug2/Uy2) = Pg2
donde Ugm y Uym son utilidades marginales de ambos bienes en la comunidad m.
Cada jurisdicción provee la cantidad Gm para la que se iguala la sumatoria de las
tasas marginales de sustitución con el precio del bien público local.
En presencia de externalidades interjurisdiccionales, puede darse el caso en el que
G1 brinde beneficios no sólo a los habitantes de la jurisdicción 1, sino también a los de
la jurisdicción 2. Las dos jurisdicciones, con decisiones descentralizadas, proveerán los
niveles que resultan de la solución del problema anterior. Es decir, en 1 se computará
el beneficio de G1 para sus habitantes, pero no el que resulta para los individuos que
viven en 2. En cambio, en el caso de una decisión social se maximiza
W = U1(y1,G1) + U2(y2,G2,G1)
Las condiciones de primer orden son
∂W/∂G1 = Ug1 + Uy1 (-Pg1/L1) + ∂U2/∂G1 = 0
∂W/∂G2 = Ug2 + Uy2 (-Pg2/L2) = 0
que pueden rescribirse como
Ug1/Uy1 + Boj = Pg1/L1
Ug2/Uy2 = Pg2/L2
donde Boj es el beneficio en otras jurisdicciones.
Es necesario un subsidio de Boj por unidad del bien público que genera la externa-
lidad para llegar a la solución eficiente. Ese subsidio debe ser condicionado. Un limi-
tante de importancia para este tipo de transferencia es la información necesaria sobre
qué bienes generan externalidades y cuál es la magnitud cuantitativa de esas externali-
dades.
70
CAPÍTULO IV – FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA LA CENTRALIZACIÓN TRIBUTARIA Y LAS TRANSFERENCIAS
El presupuesto del gobierno local se financia con un impuesto que grava con alí-
cuota proporcional (t) la base imponible de cada individuo (Vj). La base imponible total
es ∑Vj = V. La ecuación del presupuesto equilibrado es Pg.G = t.V. Las personas gas-
tan el ingreso exógeno (Yj) en el bien privado (cj, cuyo precio se supone igual a la uni-
dad) y en el pago de impuestos al gobierno local
Yj = cj + t.Vj = cj + Pg.G.(Vj/V)
La condición de primer orden para un máximo es
dW/dG = ∑ [ wj.dUj/dcj (- Pg). (Vj/V) + wj.dUj/dG ] = 0
siendo σj = wj.(dUj/dcj) el valor marginal social del consumo del bien privado del
individuo j, la condición de primer orden se puede expresar
Pg.∑σj.(Vj/V) = ∑ σj TMSj
Si las ponderaciones individuales σj son todas iguales, se obtiene la condición
samuelsoniana
[1] Pg = ∑ TMSj
Supóngase ahora que el individuo que decide es el individuo d (que puede ser el
votante mediano u otro que logre imponer sus preferencias). La cantidad provista surge
de
[2] TMSd = Pg.(Vd/V)
Para la eficiencia se requiere el cumplimiento de [1], mientras que la regla de de-
cisión colectiva lleva a [2]. Sólo por casualidad la cantidad que surge de [2] será igual
a la que resulta de [1]. Dicha igualdad se verifica cuando
[3] ∑TMSj = TMSd(V/Vd)
Si la igualdad [3] no se verifica, se puede utilizar una transferencia condicionada
–positiva o negativa- de u pesos por unidad que altere el precio del bien para el votante
d, de modo de lograr
[4] TMSd = (Pg – u) (Vd/V)
con u = Pg - ∑TMSj
La expresión [4] provee otra justificación para las transferencias interguberna-
mentales condicionadas (Downes y Pogue, 1994). Las transferencias pueden ser utili-
zadas para inducir al individuo que decide –votante mediano u otro- a aumentar o dis-
minuir G, vía la modificación de su precio. De esa forma, el nivel del gasto público
local será el requerido para la eficiencia asignativa en la comunidad (expresión [1]).
Este es un argumento de eficiencia que permite corregir el fracaso del proceso de toma
de decisiones en proveer el nivel que resulta de [1]. Los fracasos pueden ser el resulta-
do de las preferencias del votante mediano, de minorías bien organizadas que determi-
nan las decisiones a nivel local, o de mayorías que no contemplan las necesidades de
71
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
dRF (Y ) dY dGL(Y ) dY
= =0
dY dt dY dt
El nivel de gobierno central, cuyos recursos crecen con el tiempo a una tasa ma-
yor que sus gastos, debe realizar transferencias a los gobiernos locales, cuyos gastos
crecen con el ingreso más que sus recursos.
IV.7 - Niveles mínimos (ingreso mínimo y/o cantidad mínima de algún bien)
Supóngase que la función de utilidad de los consumidores (j = 1,2,.....L) es del tipo
Stone-Geary: 49
49
Ver Dieguez y Porto (1972).
72
CAPÍTULO IV – FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA LA CENTRALIZACIÓN TRIBUTARIA Y LAS TRANSFERENCIAS
n
U j = ∑ α i ln (qi − β i )
i =1
que se define para valores de qi > (βi + 1). En este tipo de función, el parámetro βi
indica lo que podría considerarse el consumo “vital” o “mínimo” del bien i (i=1,...n).
La restricción presupuestaria individual es
y j = ∑ pi ⋅ qi
i
y j − ∑ pi ⋅ β i
αi
qi = β i + ⋅ i
∑α i
i
pi
Esta expresión puede utilizarse para analizar dos tipos de transferencias intergu-
bernamentales. La primera (sección IV.7.a) es la que surge de las políticas de combate
a la pobreza, cuyo objetivo es brindar un ingreso mínimo a cada persona que le permi-
ta, al menos, alcanzar la “línea de pobreza”. La segunda (sección IV.7.b) es la que sur-
ge de brindar un nivel mínimo de ciertos bienes primarios. A continuación se analizan
en detalle estos casos.
IV.7.a - Transferencias para lograr un ingreso mínimo para todas las personas (polí-
tica de combate a la pobreza)
Para un consumidor j y para algunos de los qi que son bienes privados (ci), βi es la can-
tidad que no alcanza a producir ninguna utilidad y que, por consiguiente, se demanda
independientemente de los precios; ∑ pi βi es el ingreso que se gasta en lo que puede
considerarse “consumo vital”, sin producir utilidad a la unidad de consumo. El ingreso
que la persona j puede destinar a comprar los bienes que le brindan utilidad es por lo
tanto yj - ∑ pi βi . En alguna medida, ∑ pi βi puede interpretarse –para una cierta canasta
de bienes- como el ingreso correspondiente a la “línea de pobreza”. Si las yj difieren
entre las personas, serán necesarias transferencias personales (para garantizar el ingre-
so mínimo) que, en general, implicarán transferencias regionales. Las transferencias
puede realizarlas directamente el gobierno central a las personas o pueden ser del go-
bierno central a los gobiernos locales que, por ventajas informativas, las transfieran a
las personas de su jurisdicción. En los dos casos, las transferencias son en dinero y en
función a la cantidad de personas pobres en cada localidad.
público nacional cuyo fundamento puede ser tanto la eficiencia (nivel mínimo) como la
equidad (distribución equitativa de bienes “éticamente primarios”).
Oates (1977b) expresa que el argumento de niveles mínimos no tiene un funda-
mento económico claro. Puede basarse tanto en razones de eficiencia como de equidad.
Desde el punto de vista de la eficiencia, el mínimo βi puede justificarse por externali-
dades (es decir, que a cada individuo le interese que toda la población tenga un nivel
mínimo de educación y salud) y como valor de opción (tener disponibilidad de servi-
cios en el caso de ir a residir en el futuro a otra localidad, o necesitar recurrir a servi-
cios básicos en otra localidad –viaje, accidentes en rutas, etc.). Desde el punto de vista
de la equidad, el argumento se basa en que no se debería privar a un individuo de cier-
tos niveles mínimos de los bienes “éticamente primarios”, tales como educación y sa-
lud básica (Feldstein, 1975; Inman, 1988).
El argumento de niveles mínimos –eficiencia y/o equidad- genera tensiones en el
sistema federal, ya que implica definir centralmente los estándares mínimos y diseñar
el mecanismo de transferencias de modo de lograr el objetivo, lo cual implica limitar el
poder de decisión de los gobiernos locales.
IV.8.a - La distribución del ingreso como bien público local. Una jurisdicción50
Se supone que la función de utilidad indirecta de las personas –igual para todas- viene
dada por
V j* = y j j = 1, 2
⎛1⎞ ⎛1⎞
W = z ⎜ ⎟( y1 ) + A(1 − z )⎜ ⎟( y 2 )
α α
[5]
⎝α ⎠ ⎝α ⎠
50
El modelo esta basado en Oakland (1983).
51
Para más detalles, ver Porto (1989) y la bibliografía allí citada.
74
CAPÍTULO IV – FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA LA CENTRALIZACIÓN TRIBUTARIA Y LAS TRANSFERENCIAS
52
La expresión [6] es la tasa marginal de sustitución (TMS) entre los ingresos de ricos y pobres. Derivan-
do [6] con respecto a A, z, y2/y1 y α resulta que la TMS será tanto mayor (habrá menor redistribución, cete-
ris paribus) cuanto mayores sean A y α y cuanto menores sean z e y2/y1.
53
El ingreso promedio puede definirse como el promedio ponderado (por el número de pobres y de ricos)
de los ingresos de pobres y ricos, antes o después de la política fiscal. De esa forma se supone que la polí-
tica fiscal no tiene costos en términos de eficiencia.
54
La expresión [8] refleja el “precio” de la redistribución: si se cobra un peso de impuestos a los ricos, el
incremento en el ingreso de los pobres depende de la proporción de ricos (1 – z) y pobres (z).
75
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
y 2 = k ⋅ y1 ⎛ 1 ⎞ α −1
[12] k =⎜ ⎟
⎝ A⎠
que indica el sendero de máximo bienestar, para niveles alternativos de ingreso
promedio de la comunidad local. Es interesante observar que k (relación entre los in-
gresos de pobres y ricos post-política fiscal) es independiente de z; sólo depende de A y
de α.
La política redistributiva de un gobierno local mejora la distribución personal del
ingreso (se cumple la condición de Pigou–Dalton; puntos M y S de la Figura 11).55
Y1
45°
Y2=k.Y1
Y1
S
Y2 Y2
Figura 12). La proporción de pobres difiere en las tres comunidades; se supone zA < zB
< zC y que zB= z, es el promedio nacional. yjm (j= 1,2; m = A, B, C) es el ingreso des-
pués de la política fiscal. La actuación de los gobiernos locales lleva a las comunidades
a los puntos P, M y N, por el proceso descripto anteriormente. La redistribución por
pobre es mayor cuanto mayor es el ingreso promedio de la comunidad; es decir, cuanto
menor es la proporción de pobres, ya que los ingresos pre–acción fiscal se suponen
iguales en las tres comunidades.56
El presupuesto de redistribución es tanto mayor cuanto mayor es la cantidad de
pobres en la comunidad. En este modelo, la acción de los gobiernos locales implica
distintos tratamientos fiscales de pobres y ricos en las distintas comunidades. Esta es
una versión del argumento de Buchanan (1950) de equidad horizontal para justificar las
transferencias intergubernamentales: si se aplica la misma presión tributaria sobre los
ricos, los pobres estarán mejor en A, luego en B y finalmente en C. El mismo ordena-
miento se verifica para los ricos. Si no hay movilidad, se violaría el principio de igual
trato a los iguales, ya que los ricos y pobres de las distintas jurisdicciones están ini-
cialmente en la misma situación (iguales ingresos), pero terminan en situaciones dife-
rentes (diferentes ingresos disponibles en cada jurisdicción) luego de la política fiscal.
En un contexto de movilidad habrá incentivos de los ricos y pobres de B y de C a mo-
verse hacia A.57 El resultado sería que todos terminarían en la situación de la comuni-
dad promedio (B).
En conclusión, con varias comunidades locales que difieren sólo en la proporción
de pobres y ricos, a partir de la situación inicial (punto S), en cada localidad, la acción
del gobierno local disminuye la desigualdad. Es decir, los índices de desigualdad son
menores en N (para la localidad A), en M (para B) y en P (para C), comparados con la
situación inicial S (Figura 12). En cada comunidad, con el mismo ingreso promedio, la
diferencia de ingresos entre ricos y pobres disminuye, manteniéndose constante la can-
tidad de personas en cada grupo (condición Pigou–Dalton) dentro de cada localidad.58
Los pobres y ricos son tratados en forma diferente, según la región de residencia. Asi-
mismo, la transferencia para cada pobre será mayor cuanto mayor sea el ingreso pro-
medio de la comunidad. El presupuesto de redistribución será mayor cuanto mayor sea
la proporción de pobres.
56
Inicialmente y1A = y1B = y1C. En los puntos de maximización del bienestar y1A > y1B > y1C. Por consi-
guiente la transferencia neta por pobre es mayor en la comunidad con menor proporción de pobres (comu-
nidad A en este caso).
57
Los incentivos resultan de los distintos residuos fiscales –diferencia entre el beneficio del gasto público
y los pagos tributarios– en las distintas regiones. En Flatters, Henderson y Mieszkowski (1974) la diferen-
cia de residuos fiscales entre regiones surge del diferente tamaño de la población, que hace que el bien
público local sea más barato en la región más poblada.
58
En este caso no se altera el ingreso global de cada localidad; es decir, tomando las modificaciones de
ingreso de a dos, siempre se transfiere de ingresos más altos a más bajos. Como el ingreso global del país
no se altera, la desigualdad en la distribución personal, a nivel nacional, es menor cuando los consumido-
res están en P, M y N comparados con la situación en la que todos están en S. La condición Pigou–Dalton
se cumple para los índices más usuales (tales como los de Gini y de Atkinson).
77
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Y1
A
45°
Y2=k.Y1
B
N
C M
P
Y1
Y2 A B C Y2
[13] Rm = g F − t F ⋅ Ym
[14] t F ⋅ [(Y A + YB + YC ) / 3] − g F = 0
Por consiguiente
t F ⋅ Y prn = g F
[15] t F ⋅ (Y prn − Ym ) = Rm
gativa para A, positiva para C y cero para B. La situación se representa en la Figura 12.
BB es la restricción presupuestaria de la comunidad B, que tiene ingreso per cápita
igual al promedio nacional; AA y CC son las restricciones correspondientes a las co-
munidades locales más rica (A) y más pobre (C). En la comunidad B la situación de
óptimo se cumple en M, ya que no recibe transferencia alguna. En cambio, tanto la
comunidad A como la C se moverán hacia el punto M (ver expresión [12]).59 Los po-
bres y ricos de la jurisdicción C mejoran, mientras que los pobres y ricos de la comuni-
dad A empeoran. Los ordenamientos de las regiones y de los ricos y pobres de las re-
giones se mantienen hasta el punto M. Salvo en el caso en que todas las jurisdicciones
terminen en M subsistirán, aunque atenuados, los problemas de diferentes residuos fis-
cales regionales para provincias que están en la misma situación. La distribución per-
sonal del ingreso, a nivel de todo el país, mejora. La redistribución federal es función
de la alícuota tF –que determina el nivel del aporte federal per cápita. La mayor equi-
dad horizontal –entre comunidades– y vertical –entre personas– se logra al costo de la
separación de las decisiones de recaudar y gastar a nivel local. Esta separación no ori-
gina problemas en el modelo planteado en el que el gobierno federal y los gobiernos
locales se comportan en forma benevolente –el primero, asignando adecuadamente las
transferencias, y los segundos, distribuyéndolas en forma adecuada. Ante comporta-
mientos leviatánicos de alguno o ambos niveles de gobierno, se plantea un trade off
entre equidad y separación.
Sobre el sendero de óptimos (expresión [12] y línea PMN en la Figura 12), un mo-
vimiento de P hacia M y de N hacia M debido, por ejemplo, a un sistema de transferen-
cias nacionales, incrementa el bienestar de la comunidad en su conjunto. Esas transferen-
cias federales mejoran a pobres y ricos de la región pobre (P se mueve hacia M), y em-
peora a ricos y pobres de la región rica (N se mueve hacia M). La distribución personal a
nivel de todo el país mejora. La diferencia entre regiones disminuye y, por consiguiente,
la que existe entre los ingresos de ricos y pobres de las distintas regiones.60 Excepto que
todas las jurisdicciones terminen en M, los pobres y ricos siguen siendo tratados en for-
ma diferente en las diferentes regiones. Las transferencias implican separación de las
decisiones de recaudar y gastar, que puede tener efectos perversos sobre la eficiencia.
Existe, por consiguiente, un trade off entre equidad y separación.
WF = W A + WB + WC
59
Con un nivel adecuado de transferencias, cualquier comunidad se ubicará en algún punto dado sobre el
sendero de óptimos (expresión [12]).
60
Condición Pigou–Dalton al nivel de todo el país. No se altera el ingreso global del país y se transfiere de
ingresos más altos a ingresos más bajos.
79
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
La restricción presupuestaria central viene dada por [14]. El gobierno central al-
canza el óptimo en el punto M de la Figura 12, ya que de las condiciones de primer
orden resulta
y1 A = y1B = y1C
y 2 A = y 2 B = y 2C
La política óptima de los gobiernos locales es, de esa forma, fijar tL = 0.61 Si se
compara el resultado de la política redistributiva bajo las dos estructuras institucionales
(descentralización: puntos P, M y N en la Figura 12, versus centralización: punto M
para todas las comunidades) resulta que la redistribución (transferencia promedio a los
pobres) es mayor cuando la política redistributiva es centralizada.62 Obsérvese que en
este caso no aparece el problema del diferente residuo fiscal de pobres y ricos según el
lugar de residencia. Todas las jurisdicciones están en el punto M. El subsidio neto y el
impuesto neto son iguales para todos los pobres y ricos, respectivamente. Es interesan-
te notar que el punto M se alcanzaría también en un modelo descentralizado con movi-
lidad sin costo de pobres y ricos.63
Las mayores posibilidades de redistribuir en un modelo centralizado entran en con-
flicto con las ventajas informativas diferenciales (mayores para los gobiernos locales).
61
Este es el resultado estándar: la política redistributiva óptima puede ser lograda por el gobierno central,
sin participación de los gobiernos locales.
62
Esta conclusión es similar a la de Brown y Oates (1987).
63
Obsérvese que en el caso en que, realizadas las transferencias federales, todas las jurisdicciones llegan al
punto M y luego las transferencias continúan en la misma dirección, los puntos N y P intercambian sus
posiciones. A partir de M, los ricos y pobres de la jurisdicción pobre (que luego de las transferencias es la
región A) subsidian a los ricos y pobres de la región rica (que luego de las transferencias es la región C).
Estas transferencias carecen de fundamento con una función de bienestar social estándar, debido a que en
M se agotan las posibilidades de mejorar la distribución personal del ingreso utilizando redistribuciones
territoriales.
80
CAPÍTULO IV – FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA LA CENTRALIZACIÓN TRIBUTARIA Y LAS TRANSFERENCIAS
∂G1
[19] = p1
∂y p1
[ ]
1
U p1 = y pρ1 + G1ρ ρ
∂U
[ ]
1
−1
= y ρp1 + G1ρ ρ ⋅ y ρp1−1
∂y p1
81
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
82
CAPÍTULO V – DISTRIBUCIÓN PERSONAL Y REGIONAL DEL INGRESO Y TRANSFERENCIAS EN LA ARGENTINA
64
Se agradecen los comentarios de Diego Fernández Felices y Horacio L. P. Piffano.
65
Las transferencias intergubernamentales de ningún modo son un “curiosum” de la Argentina. Por ejem-
plo, en los Estados Unidos el primer antecedente de Coparticipación de Impuestos (revenue sharing) se
remonta a 1835; en Canadá las transferencias intergubernamentales están presentes en el Acta Constitu-
cional de 1867 (representando el 20% de los recursos federales y el 50% de los ingresos provinciales pro-
pios); en Australia datan de 1899 (el 75% de lo recaudado por Impuestos Aduaneros y a las Ventas se
83
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
prácticas socialmente aceptadas de los países debe considerarse una restricción al for-
mular propuestas de reformas, tal como lo reconocen, entre otros, Baumol (1987),66
Bird (1995)67 y Musgrave (1969).68
distribuía entre los estados). En la actualidad, con variantes propias de cada país, existen regímenes de
transferencias intergubernamentales en todos los países del mundo. Ver Anexo VIII.
66
“It is important to recognize that ‘fairness’ in a pricing arrangement depends heavily on consistency
with the practices of the past to which people have become habituated” (Baumol, 1987). Lo mismo puede
aplicarse a la Coparticipación de Impuestos.
67
“The first lesson is that since every country is both unique and in some sense constitutes an organic
unity, the significance of any particular component of its federal finance system –for example, the assign-
ment of taxes or the design of intergovernmental transfers- may be understood only in the context of the
system as a whole. One cannot pick an institution from a specific setting, plant it in the alien soil of an-
other environment, and expect the same results. Policy recommendations in the area of federal finance
must be firmly rooted in understanding of the rationale of the existing intergovernmental system and its
capacity for change if they are to be acceptable or, if accepted, successfully implemented” (Bird, 1995).
68
“In most instances, the regional organization of the fiscal structure has not been designed to yield an
efficient pattern, but has grown as a by-product of historical development” (Musgrave, 1969).
69
En este caso las modificaciones al sistema de transferencias buscan un objetivo distinto al que surge de
la crítica anterior. No se trata de modificaciones que permitan prestar ciertos servicios sino que induzcan
ciertos comportamientos.
84
CAPÍTULO V – DISTRIBUCIÓN PERSONAL Y REGIONAL DEL INGRESO Y TRANSFERENCIAS EN LA ARGENTINA
deben ser las personas y no las regiones y que el régimen debería adecuarse para atacar
problemas de distribución personal del ingreso o, en una visión alternativa, las situa-
ciones de pobreza o pobreza extrema.70 71
A continuación se analiza este último punto. ¿Hay algún fundamento para corre-
gir las disparidades fiscales regionales? ¿Es un objetivo a tener en cuenta en la política
económica? La política redistributiva ¿debe contemplar sólo la redistribución personal
del ingreso?
V.1.c - La distribución personal del ingreso como objetivo del gobierno nacional
La situación más favorable para centralizar la política redistributiva se puede presentar
en la forma siguiente. Se suponen dos regiones (1, 2) con ricos (R) y pobres (P). Los
ingresos totales (Yj) de las regiones son
Y1 = Yp1 P1 + Yr1 R1
Y2 = Yp 2 P2 + Yr 2 R2
70
El fundamento de las transferencias intergubernamentales es un tema debatido sobre el que no existe
acuerdo en la literatura (ver estudios con distintas posiciones en Anderson, 1994). Sobre bases de eficien-
cia pueden justificarse para evitar migraciones ineficientes por diferentes residuos fiscales según la región
de residencia –argumento que tiene también un componente de equidad individual horizontal (ver, entre
otros, Buchanan, 1950; Flatters, Henderson y Mieszkowski, 1974); también sobre bases de eficiencia se
justifican como forma de minimizar la carga excedente de los impuestos a nivel de todo el país (Gordon,
1983; Dahlby y Wilson, 1994). El argumento de “igualación fiscal” de las regiones, compensando diferen-
cias de capacidad y/o necesidad fiscal, no ha encontrado un fundamento que sea aceptable teóricamente
(Oakland, 1994). Ladd (1994) considera razonable, pero sujeto a discusión, el objetivo de reducir las dis-
paridades fiscales regionales. Su argumento es que aún cuando haya una sustancial redistribución del in-
greso entre las personas, es más probable que la gente de bajos ingresos viva en jurisdicciones pobres y
esa situación la considera “socialmente indeseable”.
71
Si el régimen tuviera como único objetivo mejorar la distribución personal del ingreso o atender situa-
ciones de pobreza, las transferencias regionales se justificarían sólo como instrumento de segundo mejor,
si las distribuciones regional y personal fueran complementarias. En Porto y Cont (1998) se estudió el
tema con la metodología siguiente. Las transferencias interjurisdiccionales desplazan recursos de regiones
ricas a regiones pobres –dando por supuesto que están bien diseñadas. Pero como en las regiones ricas
viven pobres y en las regiones pobres viven ricos, existe la posibilidad de que las transferencias terminen
finalmente empeorando la distribución personal del ingreso a nivel de todo el país. Crucial para que esto
ocurra o no es el grado de progresividad de la política fiscal de las provincias. El resultado final es una
cuestión empírica. En el trabajo de Porto y Cont (1998) se obtuvo complementariedad entre la distribución
regional y personal del ingreso para el caso de las transferencias nacionales a las provincias y los presu-
puestos provinciales –resultado que debe tomarse con precaución ya que, como se expresa en el trabajo,
está basado más en especulación que en buena información.
Toda política de second o third best enfrenta estos problemas. Por ejemplo, al introducir consideraciones
distributivas en las políticas de precios de empresas públicas, o privadas reguladas, o en la imposición
sobre bienes, se conduce a precios relativamente más bajos para algunos bienes que son consumidos por
pobres y por ricos. Para una aplicación para los precios de empresas públicas en la Argentina, ver Navajas
y Porto (1990).
85
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Esto es, la distribución personal del ingreso es más desigual en la región 1 que en
la región 2.
Supóngase que el gobierno nacional lleva adelante una política de redistribución
personal que tiene perfectamente identificados a los ricos y pobres de cada región, y
que el objetivo es igualar los ingresos disponibles de los pobres (yp) de las dos regiones
en el nivel Yp2, que puede asumirse como algún mínimo aceptable políticamente (para
paliar la pobreza, la pobreza extrema o para alcanzar un determinado nivel objetivo de
la relación Yr/Yp, menor que el inicial).
El gobierno nacional recauda un impuesto proporcional con alícuota tn sobre los
ingresos de los ricos de las dos regiones, obteniendo la recaudación
t n ( R1 + R2 )Yr
que destina a subsidiar a los pobres de la región 1 para igualar su ingreso disponi-
ble (yp1) al ingreso pre-política fiscal de los pobres de la región 2 (Yp2=yp2). El gasto
total en redistribución es
P1 (Yp 2 − Yp1 )
La alícuota resultante es
En esta política se utiliza sólo el instrumento de first best (el impuesto lo pagan
los ricos de las dos regiones) para mejorar el ingreso de los que se encuentran en peor
situación (los pobres de la región 1). La política es de redistribución personal del ingre-
so, que implica redistribución regional debido a que hay más pobres en 1 que en 2, más
ricos en 2 que en 1, y el ingreso de los pobres en 1 es más bajo que el ingreso de los
pobres en 2.
El ingreso de los pobres en 2 es el mismo antes y después de la política fiscal ya
que no reciben subsidio ni pagan impuesto. El ingreso disponible de los pobres en 1 es
mayor post-política fiscal ya que reciben subsidio. El ingreso disponible de los ricos
post-política fiscal es el mismo en las dos regiones ( y r = (1 − t n )Yr ).
86
CAPÍTULO V – DISTRIBUCIÓN PERSONAL Y REGIONAL DEL INGRESO Y TRANSFERENCIAS EN LA ARGENTINA
nal del ingreso en cada región y a nivel de todo el país. yr/yp es igual en todo el país y
es menor que el promedio nacional inicial Yr/Yp.
La política fiscal provincial consiste en un impuesto con alícuota proporcional tp
sobre los ingresos pre-política fiscal que se destina a la provisión de un conjunto de
bienes públicos y cuasi-públicos representados con el vector Gj. Si se supone
tp1=tp2=tp, los presupuestos provinciales para las regiones 1 y 2 son
t pY1 = G1
t pY2 = G2
U p1 = U p1 ( y p1 , G1 , Gn )
U p 2 = U p 2 ( y p 2 , G2 , Gn )
72
Financiado, por ejemplo, con un impuesto proporcional sobre todos los ingresos pre-política fiscal de
modo de no modificar la distribución personal del ingreso. Los Gn están disponibles para toda la pobla-
ción, pero los ricos pueden utilizar otras alternativas.
73
En los estudios de impacto distributivo de la política fiscal usualmente se supone que la función de utili-
dad es separable en el consumo de bienes privados y de los bienes públicos. Para una discusión crítica de
este punto, que es central para el argumento del texto, ver Peacock (1979).
87
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
t nYr ( R1 + R2 )
y p1 = Yp1 (1 − t p1 ) + s1
[1] (
U p1 = U p0 2 Yp*2 , G2* )
t nYr (R1 + R2 ) = (s1 + g1 )P1
[ (
L = P1U p1 ( y p1 , G1 ) + λ p U p1 ( y p1 , G1 ) − U p0 2 y *p 2 , G2* )]
+ λ n [t nYr (R1 + R2 ) − (s1 + g1 )P1 ]
∂L ∂U p1 ∂y p1
= P1 (1 + λ p ) − λn P1 = 0
∂s1 ∂y p1 ∂s1
74
Como el número de pobres y ricos está dado en cada región, utilizar como base del aporte al gobierno
local el número de pobres o la población total es equivalente. El aporte por habitante (z1) es una simple
transformación, ya que z1 = (g1.P1)/(P1 + R1).
88
CAPÍTULO V – DISTRIBUCIÓN PERSONAL Y REGIONAL DEL INGRESO Y TRANSFERENCIAS EN LA ARGENTINA
∂L ∂U p1 ∂G1
= P1 (1 + λ p ) − λn P1 = 0
∂g1 ∂G1 ∂g1
resultando
∂U p1 ∂U p1
[2] = P1
∂y p1 ∂G1
con el precio relativo de los bienes, que en este caso es igual a la unidad –un peso
más de gasto para aumentar el ingreso disponible de los pobres es un peso menos para
G1. Reordenando la condición de primer orden
∂G1
= P1
∂y p1
La política óptima es la que cumple con la condición [3]. Obsérvese que el costo
de un peso gastado de G1, en términos de pérdida de ingreso individual de cada pobre,
es tanto menor cuanto mayor es la cantidad de pobres en esa región.
Si sólo se aumenta yp1 la condición de maximización no se cumple. El costo en
términos de bienestar de los pobres va a depender de cuán sustitutivos-
complementarios sean los bienes. Si se supone una función de utilidad de tipo CES
para las personas pobres
[
U p1 = y pρ1 + G1ρ ] 1
ρ
∂U
[ ] −1
1
= y pρ1 + G1ρ ρ
y pρ1−1
∂y p1
89
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Guadagni (1974) exponía con claridad el punto. “Como este déficit se encuentra
por lo general en los núcleos poblacionales de reducidos niveles de ingreso, la fuerte
expansión de los servicios de saneamiento será el ingrediente obligado de cualquier
política económica que tenga como objetivo efectivo (no declamado) mejorar el nivel
de vida de esos sectores de la población, muchos de ellos en condiciones de verdadera
marginalidad urbana”. Pero Gj puede ser también otros bienes públicos locales, com-
plementarios de los ingresos monetarios. En una encuesta reciente realizada para el
Banco Mundial (2000) en la Argentina, se detectó que en las zonas urbanas el principal
problema de los pobres es la seguridad, para cuya provisión es necesario compensar las
disparidades fiscales. A su vez, la seguridad se complementa con otros bienes provistos
por los gobiernos locales. El plan de iluminación (típico bien local) para posibilitar
mayor seguridad, anunciado recientemente (febrero 2003) por la Provincia de Buenos
Aires, es un ejemplo de la relación postulada.
75
Un ejemplo dramático es la política social dirigida a la extrema pobreza en la Argentina de 2002. En el
comentario político del 5-1-2003 del diario La Nación, Rosendo Fraga expresa que “la consecuencia en el
campo de la política es un gran aumento del clientelismo, lo que refuerza el poder de las maquinarias polí-
ticas tradicionales”. En el mismo diario del 19-1-2003, el columnista Marcos Aguinis expresa que “tene-
mos que desconfiar del asistencialismo que excede su tarea de estricto y honesto salvataje, que busca obs-
cenas retribuciones políticas, y que no va acompañado de iniciativas que estimulen el progreso real”.
76
La participación política es uno de los objetivos de la organización federal de gobierno, que compite con
la eficiencia económica. Para este punto ver Inman y Rubienfeld (1997b), Porto (2002a) y Capítulo III.
90
CAPÍTULO V – DISTRIBUCIÓN PERSONAL Y REGIONAL DEL INGRESO Y TRANSFERENCIAS EN LA ARGENTINA
por mayor precio (Pg’ vs. Pg) del bien público local.
77
“The public choice theory has tended to emphasize the propensity of governments to expand state activ-
ity beyond the socially optimal level, but the reverse may also be true, with governments cutting back state
provision” (Atkinson, 1993).
78
“The political economy of targeting has to be concerned not just with the economic problems of selec-
tion, information, and incentives but also with the political support for, and feasibility of (…) it is obvious
that there is a connection here with the political use of pressure groups and, more generally, with activist
politics” (Sen, 1999).
79
Además de los otros fundamentos que se han avanzado, con posiciones a favor y en contra en la literatu-
ra. Ver Anderson (1994).
91
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Al medir la necesidad fiscal no sólo hay que estudiar qué diferencias de costos se debe-
rían compensar y cuáles no, sino también cuál es la canasta o paquete de bienes a considerar.
La canasta de bienes es importante por su vinculación con el objetivo de política de iguala-
ción de la presión tributaria entre regiones. Con esa política, la alícuota sobre el ingreso repre-
senta el precio de los servicios públicos y la pregunta que surge es cómo justificar dos catego-
rías de bienes que se proveen sobre bases tan distintas –una en la que todos pagan el mismo
precio y otra en la que el precio varía entre las personas según el nivel de sus ingresos. El pa-
gar según el ingreso puede justificarse sólo para aquellos bienes básicos o primarios y sus
complementarios, para los que la igualdad de provisión es un objetivo del gobierno. Pero fue-
ra de esos casos, en los bienes locales, el método más adecuado de provisión es vía cargos al
usuario o precios. Como expresa Oakland (1994), el pan o los alimentos son más importantes
que la recolección de residuos y no hay razón de equidad para que el sistema de racionamien-
to sea distinto. No sólo el tipo de bien, sino también el tamaño de la población son determi-
nantes de la canasta. Por ejemplo, cualquier habitante debería recibir ciertos servicios esen-
ciales -educación básica, atención básica de la salud. Pero la variedad de bienes aumentará
con el tamaño de la población (el efecto “zoológico” de Oates) y es económicamente eficien-
te que ciertos bienes no se provean sino en jurisdicciones con un tamaño poblacional mínimo
(entre otros pueden citarse la educación artística, superior y universitaria y los hospitales de
media y alta complejidad).
En la canasta de bienes básicos o primarios, la primera fuente de disparidad fiscal resul-
ta del hecho de que no todas las provincias tienen los mismos costos de provisión de los ser-
vicios a su cargo. La composición por edades de la población es uno de los factores que afec-
tan la necesidad fiscal. Si dos provincias tienen la misma población total, pero en una de ellas
existe una mayor proporción de niños en edad escolar o de ancianos que requieren servicios
hospitalarios, ceteris paribus, el gasto por habitante será mayor que en la otra provincia.
Lo mismo ocurrirá si el medio ambiente de las provincias es más desfavorable,
por ejemplo, por mayor proporción de personas desempleadas o que se encuentren por
debajo de la línea de pobreza, o por mayor propensión al delito dentro de su territorio.
Si la población total, su estructura por edades y su medio ambiente fueran exactamente
iguales, pero en una de ellas la población se distribuyera en un territorio más extenso,
también se requerirá un gasto per cápita mayor para atenderla. Estos y otros factores
generan diferentes necesidades fiscales per cápita para las provincias y municipalida-
des. La segunda fuente de disparidad fiscal es la diferente disponibilidad de bases tri-
butarias. Si dos provincias tienen la misma población y superficie, pero en una la ri-
queza inmobiliaria y/o los ingresos de la población son mayores, podrá recaudar más
per cápita aplicando la misma alícuota que la otra provincia. Una tercera cuestión de
importancia es, suponiendo que está definida la canasta básica de bienes y las diferen-
cias de costos que deberían compensarse, cuál es el método de compensación a utilizar.
Hay una gran variedad de mecanismos de compensación que se pueden sintetizar en
tres grupos.
93
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Figura 15
c
R
A
A'
T
S
0
T' M B' B G
Supóngase en la Figura 15 dos jurisdicciones que enfrentan los mismos costos pe-
ro que tienen distinta capacidad fiscal. Una alternativa es, dada la presión tributaria OR
y el nivel OM de provisión de G en la jurisdicción de referencia (la promedio o la más
rica), entregar a la jurisdicción pobre un subsidio o transferencia de TS de modo que,
con igual presión tributaria, provea la canasta básica OM –financiada con OT’ de re-
cursos propios y T’M = TS con transferencias del gobierno superior. El gobierno debe-
ría obtener TS con un impuesto que se cobre con la misma alícuota en todas las juris-
dicciones. Este método es neutral desde el punto de vista locacional si el nivel OM es
el mismo en todas las jurisdicciones. Una persona, cualquiera fuera su lugar de resi-
dencia, consume OM del bien público y paga el mismo porcentaje de impuesto sobre el
ingreso para financiarlo.81
Figura 16
c
A’
R’'
T
S
0 T’ M T’ Z B’ B G
Un método alternativo es (Figura 16) posibilitar que la jurisdicción pobre elija cualquie-
ra de los niveles de G que puede alcanzar la jurisdicción rica, con la misma presión tributaria
con que lo obtendría esta comunidad. Por ejemplo, si elige M recibe (como en el caso ante-
rior), TS. Pero la jurisdicción pobre puede elegir cualquier gasto público sobre AB; por ejem-
plo si elige la cantidad OZ, la jurisdicción rica tendría que haber fijado la presión tributaria en
81
Supóngase j jurisdicciones y un nivel objetivo del gasto per cápita igual a OM. Si Bj es la base imponi-
ble per cápita en j y t es la alícuota de referencia, la transferencia per cápita al distrito j (Cj) resulta de
C j = OM − tB j tB j < OM
Cj = 0 tB j ≥ OM
OM y t son los valores estándar o de referencia y pueden corresponder a la región más rica si se trata de
que el paquete fiscal (OM, t, Cj) sea neutral desde el punto de vista locacional.
94
CAPÍTULO V – DISTRIBUCIÓN PERSONAL Y REGIONAL DEL INGRESO Y TRANSFERENCIAS EN LA ARGENTINA
OR’’; la recaudación en P sería OT’’ y la transferencia T’’Z. Con este método se iguala la
restricción presupuestaria del gobierno a la de la comunidad de referencia. Nuevamente la
transferencia se financiaría con un impuesto uniforme en todo el territorio. Este método será
neutral desde el punto de vista locacional si la restricción presupuestaria de referencia es la de
la región más rica y en todas se fija el mismo nivel de gasto público.82
Figura 17
c
A’’ R
A’
0 J K B’ B’’ G
82
En este caso es
C j = t j (B − B j ) Bj < B
Cj = 0 Bj ≥ B
donde B es la base imponible de la jurisdicción estándar o de referencia. Una vez que una jurisdicción
elige la alícuota tj dispone del mismo monto de recursos fiscales (recaudación propia y transferencias) que
el que obtiene la jurisdicción de referencia si elige esa alícuota.
83
En este caso la jurisdicción pobre recibe una transferencia de suma fija que es independiente de sus
decisiones presupuestarias y de recaudación propia.
84
Este resultado podría surgir cuando la reacción ante cambios en el ingreso es distinta a la correspondien-
te a cambios en las transferencias intergubernamentales (flypaper effect). Si cambia el ingreso, las comu-
nidades se mueven sobre OR; pero si lo que cambia (aumenta) son las transferencias, el gasto público
aumenta más. Las propensiones marginales a gastar el ingreso y las transferencias son distintos.
85
Con diferencias regionales de costos (Pj), las Cj son
C j = Pj OM − tB j o
C j = t (Pj B − B j ) .
Con el método utilizado en la Argentina los diferenciales de costos modifican la suma fija que corresponde
a cada jurisdicción, pero las Cj continúan siendo independientes de las decisiones fiscales de los gobiernos
locales.
95
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
En la Figura 18 el objetivo es un nivel de gasto OM. El segmento (1) indica las transfe-
rencias sin compensar diferenciales de costos, y el segmento (2) indica las transferencias con
compensación por diferenciales de costos. En la Figura 19 el objetivo es la igualación de la
restricción presupuestaria. Nuevamente, el segmento (1) indica las transferencias sin com-
pensación por diferenciales de costos y el segmento (2) con compensación. En la Figura 20 se
presenta el caso de compensación con libre disponibilidad. Las transferencias desplazan AB
y A’B’’ sin modificar el precio relativo de la jurisdicción pobre.
Si se incluye una corrección por diferencia de costos, el método de cálculo es im-
portante y no debe permitir la manipulación de los costos por parte del gobierno bene-
ficiario. En el caso argentino el uso de datos censales en la Ley 20.221(1973) garanti-
zaba la condición de no manipulación.
Figura 18
c
(1)
(2)
0 B G
T’ M
Figura 19
c
R’
(1)
(2)
0 T’ G
Figura 20
c
A’
0 B’’ B G
96
CAPÍTULO VI – TAMAÑO Y ESTRUCTURA VERTICAL DEL SECTOR PÚBLICO ARGENTINO
86
Se agradece el aporte y los comentarios de Natalia Porto y los comentarios de Gonzalo Fernández.
87
Aún cuando el gobierno funcione eficientemente, el financiamiento con impuestos le origina al sector
privado un costo directo -un peso por cada peso pagado al Sector Público- más un costo indirecto o carga
excedente debida a los cambios que provoca en los precios relativos. Estos costos indirectos no son de
magnitud menor (Feldstein, 1997) y han sido motivo de preocupación desde los tiempos de Pigou (ver
Atkinson y Stern, 1974).
88
Un gobierno “fuerte” para proteger los derechos de propiedad y garantizar el cumplimiento de los con-
tratos es también “fuerte” para confiscar la riqueza de los ciudadanos (Weingast, 1995).
89
Este es el teorema de la descentralización de Oates (1977a). Ver también Porto (2002a).
90
Ver en Musgrave (1996) la relación entre las teorías del Estado y la teoría de las finanzas públicas.
91
La medición del tamaño y de la descentralización no están exentos de ambigüedades y problemas. No
hay una medida “científica” o neutral (Cullis y Jones, 1987) sino que es posible clasificar los datos en
muchas formas diferentes y esa clasificación per se supone algún tipo de hipótesis (Peacock y Weisman,
1979). Para formas alternativas de medir el Sector Público y sus implicancias ver Cullis y Jones (1987);
para mediciones para la Argentina ver Documento de Federalismo No1 (2003). Sobre la medición de la
descentralización fiscal en la Argentina ver FIEL (1993) y el comentario de Porto (1992) a la versión que
presentaron Artana y Lopez Murphy en la reunión de la AAEP (Universidad de San Andrés) en 1992.
97
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Los datos disponibles revelan, como en casi todos los países de Occidente, una
participación creciente del gobierno general a lo largo del siglo XX.92 En la Argentina,
pasó de alrededor del 10% del PBI a fines del siglo XIX a alrededor del 35% hacia fi-
nes del siglo XX (Tabla 23 y Figura 21). La participación fue más o menos constante
desde comienzos del siglo hasta los años 30 (alrededor del 10-15% del PBI)93, crecien-
do luego significativamente hasta fines de los 40 (entre 25% y 35% del PBI). Los vein-
te años siguientes son de reacomodamiento del tamaño del sector con participación
decreciente –pasa de alrededor del 30% del PBI en 1950 al 22% en 1972. En 1973-
1974 comienza otro período de crecimiento que se prolonga hasta 1980 (30% del PBI).
En los últimos veinte años el tamaño se ubica entre el 30% y el 34% del PBI.94
La descentralización del gasto tuvo distintas direcciones, aunque en el largo plazo
se incrementó de alrededor del 16% a fines del siglo XIX a algo más del 50% a fines
del siglo XX.95 Pero la tendencia no fue monótona, sino que hubo períodos de mayor
centralización y otros con la dirección opuesta. En la tabla y figura se destacan algunos
momentos significativos. Se observa una tendencia predominante hacia la descentrali-
zación, tanto en períodos de crecimiento del Sector Público (desde fines del siglo XIX
hasta alrededor de 1940; 1970 a 1990) como en períodos de contracción (1950 a 1960)
o de relativa constancia (1960 y 1970). Una excepción es el período de gran crecimien-
to y centralización entre 1940 y 1950.
Para contar con un marco de referencia, en la Tabla 25, Tabla 26, Figura 23 y
Figura 24 se vuelca información para Estados Unidos. La tendencia al crecimiento del
gasto público es similar a la Argentina hasta 1970. Entre 1970 y 2000 el gasto total
incluyendo Defensa disminuye del 34% del PBI al 28%, en tanto que el gasto sin De-
fensa permanece constante en alrededor del 25%. Contrasta con la Argentina la ten-
dencia hacia la centralización, partiendo de un gobierno muy descentralizado a co-
mienzos del siglo XX. Esa tendencia se revierte entre 1990 y 2000 con la etapa de de-
volución de funciones a los gobiernos estatal y local.
En la Figura 25 y la Figura 26 se documenta la estructura vertical del Sector Pú-
blico en la Argentina y en Estados Unidos, a comienzos y a fines del siglo XX. Tanto
la estructura como las evoluciones son distintas. En la Argentina se mantuvo a lo largo
del tiempo la estructura de pirámide invertida, con la cúspide (Nación) y la base (mu-
nicipalidades) más pequeñas hacia fines del siglo. En Estados Unidos, en cambio, dis-
minuyó la base (gobiernos locales) a favor de los gobiernos federal y estatales.96
92
El gobierno general comprende los gastos de la Nación, las provincias y las municipalidades y el Siste-
ma de Seguridad Social. No se incluyen las Empresas Públicas, excepto sus necesidades de financiamien-
to.
93
Cortés Conde (1994) encuentra importantes diferencias entre su estimación de valor agregado por el
gobierno en 1900-1935 y la estimación de la CEPAL. En la estimación de Cortés Conde el tamaño es me-
nor y más fluctuante que en CEPAL.
94
Para estudios sobre las distintas etapas del Sector Público argentino ver Díaz Alejandro (1971) y Porto
(1988, 1989). Estos trabajos se incorporaron, con algunas modificaciones, en Secretaria de Hacienda de la
Nación (1989).
95
La descentralización se define como el gasto provincial más el gasto municipal como porcentaje del
gasto total del gobierno general, sin duplicaciones.
96
Se incluyen dos medidas de descentralización del Sector Público: según quién decide y según quién
ejecuta el gasto. En la teoría del federalismo fiscal la medida relevante es la primera. Ver Oates (1977a),
Artana y Lopez Murphy (1992) y Porto (1992).
98
CAPÍTULO VI – TAMAÑO Y ESTRUCTURA VERTICAL DEL SECTOR PÚBLICO ARGENTINO
99
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Tabla 23 – Tamaño del Sector Público en Argentina 1889-2000 (en % del PBI)
100
CAPÍTULO VI – TAMAÑO Y ESTRUCTURA VERTICAL DEL SECTOR PÚBLICO ARGENTINO
101
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Figura 21 – Evolución del tamaño del Sector Público en Argentina (% del PBI)
50
45
40
35
30
25
20
15 Mann y Schulthess 1
CEPAL
10 Fundación Mediterránea
Mann y Schulthess 3
5 Nuñez Miñana y Porto
MECON
0
1889 1902 1908 1914 1920 1926 1932 1938 1944 1950 1956 1962 1968 1974 1980 1986 1992 1998
35
1991-2000
1981-1990
1945-1947
30
1980
Tamaño del Sector Público
25
1966-1970
20 1959-1965
1940
15
1900-1930
10
1889
5
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
De s ce ntralización de l gasto público
102
CAPÍTULO VI – TAMAÑO Y ESTRUCTURA VERTICAL DEL SECTOR PÚBLICO ARGENTINO
Tabla 25 – Tamaño del Sector Público en EEUU. Gasto en porcentaje del PBN
Gasto total Gasto federal Gasto estatal y
Años
con Defensa sin Defensa con Defensa sin Defensa local
1902 6,80 5,80 2,40 1,40 4,40
1913 8,00 7,20 2,40 1,60 5,60
1922 12,60 11,40 5,10 3,90 7,50
1932 21,70 20,00 7,30 6,00 14,00
1940 20,30 17,70 10,00 7,40 10,30
1950 24,70 18,20 15,70 9,20 9,00
1960 30,10 20,80 19,40 10,10 10,70
1970 34,10 25,50 21,30 12,70 12,80
1980 30,00 24,60 21,60 16,20 8,40
1990 31,20 25,70 21,80 16,30 9,40
2000 27,90 24,70 18,40 15,20 9,50
Fuente: Borcherding (1977) y Executive Office of Management and Budget, Office of
Management and Budget (2002)
35
Gasto total con defensa
25
20
15
10
-
1902 1913 1922 1932 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
103
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
80
Con defensa
75
Sin defensa
70
65
60
55
50
45
40
35
30
0 5 10 15 20 25 30 35 40
104
CAPÍTULO VI – TAMAÑO Y ESTRUCTURA VERTICAL DEL SECTOR PÚBLICO ARGENTINO
0 20 40 60 80 100 0 20 40 60 80 100
105
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
0 20 40 60 80 100 0 20 40 60 80 100
106
CAPÍTULO VI – TAMAÑO Y ESTRUCTURA VERTICAL DEL SECTOR PÚBLICO ARGENTINO
107
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
VII.1.a - Comparación del tamaño y perfil de las erogaciones entre niveles de go-
bierno: situación actual y comparación retrospectiva
El tamaño del Sector Público consolidado y el de cada uno de los componentes es me-
dido con la relación entre las erogaciones y el PBI. En la Tabla 40 se presenta la infor-
mación anual, y en la Tabla 41 los promedios quinquenales. Los hechos más destaca-
bles son la variabilidad del gasto consolidado sobre una tendencia creciente y la parti-
cipación creciente de los gobiernos provinciales en el total (Figura 27 y Figura 28).
El perfil económico de las erogaciones se presenta en la Tabla 34 para el prome-
dio 1996-2000.
97
Con la colaboración de Alberto Porto.
109
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Puede observarse la elevada magnitud relativa –para todo el Sector Público con-
solidado- de las transferencias (incluye área de bienestar social), con 34,4% de las ero-
gaciones consolidadas totales. En este período se destaca la incidencia de los pagos
relacionados con la Deuda Pública, que representan el 27,1% del total del gasto conso-
lidado, desagregado en Intereses (10,1% del total) y Amortizaciones de la Deuda
(17%). Sigue en orden de importancia Gastos en Personal con el 25,4%; Inversión Real
6,9%; y Bienes y Servicios no personales 6,2%.
Esta participación de los compromisos derivados del endeudamiento público re-
presenta un cambio estructural de significación en las finanzas públicas. Con el objeto
de apreciar su importancia, se presenta la Tabla 35 por los principales rubros de la cla-
sificación económica para el período 1977-1980.
110
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
111
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
tración General (10,9%) y Deuda Pública, sólo Intereses, que asciende a 11% de las
erogaciones totales.
En la evolución de los diferentes componentes se distingue especialmente el in-
cremento registrado en las erogaciones en Salud cuando se lo compara con la informa-
ción de los años previos a 1980. La diferencia obedece a un cambio metodológico en la
información del gobierno nacional ya que actualmente se incluyeron tres componentes:
Atención Pública de la Salud, Obras Sociales e INSSJyP (PAMI). En la serie anterior a
1980 se incluye sólo al primero de los componentes; es decir, no incluye partida alguna
relacionada con las prestaciones de Obras Sociales y del PAMI, aunque en este último
caso puede estar computado en Bienestar Social como gastos del Sistema de Seguridad
Social, en la medida de la transferencia de ingresos recaudados por cuenta del mencio-
nado Instituto. Si se hiciera la corrección mencionada en el gasto nacional, el promedio
de gasto consolidado en Salud para el período 1996-2000 ascendería a 2,28% del PBI
(comparable con el 1,49% del período 1977-1980).
La participación provincial en las erogaciones consolidadas difiere según las fun-
ciones.
112
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
res) representaron el 25,7% del PBI; la presión tributaria del gobierno nacional ascen-
dió a 19,8% del PBI y la presión de los gobiernos provinciales a 5,8% del PBI. Los
recursos nacionales dan cuenta del 77% de los recursos consolidados mientras que los
recursos provinciales propios representan el 23% restante. Los promedios de 1977-
1980 son muy similares.
La participación provincial varía según los distintos grupos de recursos. Así, para
el conjunto de impuestos, la participación es del 22%, alcanzando un máximo para el
grupo de Impuestos sobre el Patrimonio (74,6% del total consolidado del grupo); las
provincias recaudan el 24% de los Impuestos sobre Producción, Consumo y Transac-
ciones; su participación es nula en los restantes grupos de gravámenes (sobre los Ingre-
sos Netos, que son totalmente impuestos nacionales coparticipados, y sobre el Comer-
cio Exterior que son facultad tributaria exclusiva del gobierno nacional por normas
constitucionales). El 64,4% de los recursos consolidados parafiscales son provinciales,
en tanto la participación provincial en recursos de Seguridad Social alcanza sólo al
19,6%, por razones de cobertura de los afiliados.
La composición por grupos de recursos del total consolidado argentino muestra
una participación del 67,6% para los impuestos; 3,4% para los recursos parafiscales y
29% para los recursos de Seguridad Social. Esta mayor participación de los impuestos
comparado con 1977-1980 refleja las medidas introducidas en la década de los años 90,
en la que, por un lado, se eliminó un número importante de tasas-tributo distorsivas, y
por otro lado, se redujo parte de las cargas sociales con el objeto de mejorar el perfil
competitivo de la producción doméstica.
Dentro del conjunto de impuestos, se destacan los que gravan la Producción, Con-
sumo y Transacciones, con un 46,4% del total de recursos consolidados. Puede notarse
la muy baja participación de los impuestos de tipo directo (sobre Ingresos Netos y so-
bre Patrimonio), con sólo el
17,8% del total de recursos con- Tabla 39 – Importancia de los recursos provinciales
solidados y el 26% de los im- % de recursos proviniales
puestos. De los impuestos direc- Año dentro de los recursos
tos el 21% es percibido por los consolidados
gobiernos provinciales a través 1950-1954 12,8
de sus Impuestos sobre el Pa- 1955-1959 14,5
trimonio. 1960-1964 18,1
La participación provincial 1965-1969 19,5
(Figura 30) crece en forma casi 1970-1974 19,1
ininterrumpida hasta inicios de 1975-1979 21,0
la década de los años 80 para 1980-1984 23,3
mantenerse estable, desde en- 1985-1989 22,7
tonces, en un nivel del orden del 1990-1994 23,8
23% del total consolidado. 1995-1999 23,1
VII.3 - Resumen
El gasto público consolidado, expresado en términos del PBI, ha tenido un comporta-
miento fluctuante en la última mitad del siglo XX.
113
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
A partir de un alto valor en 1950 (28,3%) decrece hasta 1960 (20,7%) y luego
crece hasta el 32,95% en 1996-2000. La participación provincial ha sido creciente.
Las Transferencias –que se concentran en un 85% en el gobierno nacional- son el
principal componente del gasto consolidado, participando con el 34% del total. Los
pagos relacionados con la Deuda Pública -también concentrados en el gobierno nacio-
nal- constituyen el segundo componente del gasto consolidado.
Las provincias tienen participación alta en las dos categorías de gastos ligados a la
provisión de bienes y servicios: Gastos en Personal (70%) y Bienes y Servicios no Per-
sonales (63%).
Como funciones prácticamente exclusivas del gobierno nacional aparecen Defen-
sa (100%) y Deuda Pública (85%). Bienestar Social es predominantemente nacional
(84,3%). En Seguridad, y Cultura y Educación hay clara preeminencia provincial (67%
y 77%, respectivamente).
Los recursos corrientes consolidados fluctúan (promedios quinquenales) alrededor
del 20% del PBI entre 1950 y 1990.
La participación provincial en los recursos creció entre 1950-1980, permanecien-
do luego estable en alrededor del 23%. Las provincias recaudan (1996-2000) el 75% de
los Impuestos sobre el Patrimonio y el 24% de los Impuestos sobre la Producción, el
Consumo y las Transacciones.
La participación de los impuestos en el total de los recursos públicos corrientes
aumentó entre 1977-1980 (57,6% del total) y 1996-200 (67,6% del total), debido a la
eliminación de tasas-tributos distorsivas y menores cargas sociales nacionales.
40
35
30
25
20
15
10
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000
114
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
4.0
3.5
3.0
2.5
2.0
1.5
1.0
1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
30
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0
1950 1960 1970 1980 1990 2000
9.0
8.0
7.0
6.0
5.0
4.0
3.0
2.0
1.0
1950 1960 1970 1980 1990 2000
115
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
116
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
117
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
118
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
Recursos 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969
Sector Público Consolidado 20,51 22,65 19,02 19,06 17,55 18,99 19,47 22,89 22,49 21,48
I.- Gobierno nacional 17,27 18,94 15,35 15,41 13,92 15,32 15,57 18,78 18,06 17,08
1 - Ingresos Netos 2,73 2,99 2,24 2,23 1,56 2,37 2,72 2,79 2,29 2,20
2 - Patrimonios 0,43 0,29 0,18 0,09 0,04 0,02 0,53 0,79 0,72 0,70
3 - Producción, Consumo y Trans. 5,37 6,02 5,38 5,36 4,59 5,16 5,18 5,12 5,73 5,59
4 - Comercio Exterior 2,90 3,07 2,32 1,80 1,62 1,84 1,54 2,56 2,22 2,08
5 - Parafiscales 0,36 0,42 0,34 0,25 0,23 0,38 0,15 0,16 0,20 0,31
6 - Seguridad Social 5,48 6,14 4,89 5,68 5,87 5,55 5,45 7,36 6,90 6,20
II.- Gobiernos provinciales 3,24 3,71 3,67 3,65 3,63 3,67 3,90 4,11 4,43 4,40
1 - Patrimonios 0,63 0,67 0,53 .0.64 0,58 0,54 0,64 0,75 0,85 0,78
2 - Producción, Consumo y Trans. 1,32 1,56 1,42 1,49 1,52 1,41 1,54 1,68 1,84 1,83
3 - Parafiscales 0,60 0,62 0,70 0,61 0,59 0,61 0,69 0,73 0,85 0,88
4 - Seguridad Social 0,70 0,86 1,02 0,91 0,94 1,11 1,03 0,95 0,89 0,90
119
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Recursos 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979
Sector Público Consolidado 21,93 20,14 17,61 20,54 24,94 18,22 19,44 23,38 25,26 24,95
I.- Gobierno nacional 17,50 16,16 14,21 16,84 20,05 14,74 16,16 18,55 19,37 19,09
1 - Ingresos Netos 2,75 1,88 1,52 1,79 2,39 0,96 1,18 2,47 1,81 1,14
2 - Patrimonios 0,88 0,74 0,56 0,66 0,70 0,06 0,38 0,63 0,56 0,66
3 - Producción, Consumo y Trans. 5,36 4,86 4,25 4,62 6,26 4,65 5,21 6,95 7,88 7,27
4 - Comercio Exterior 1,85 1,75 2,15 2,08 1,74 1,41 2,21 1,60 1,12 1,25
5 - Parafiscales 0,40 0,26 0,24 0,25 0,27 0,27 0,42 0,59 0,57 0,60
6 - Seguridad Social 6,26 6,67 5,49 7,45 8,68 7,40 6,76 6,30 7,43 8,18
II.- Gobiernos provinciales 4,43 3,98 3,40 3,70 4,44 3,48 3,28 4,83 5,89 5,86
1 - Patrimonios 0,85 0,68 0,56 0,56 0,60 0,37 0,25 0,63 0,85 0,97
2 - Producción, Consumo y Trans. 1,79 1,54 1,29 1,34 1,65 0,65 1,30 2,17 2,32 2,38
3 - Parafiscales 0,87 0,78 0,64 0,62 0,89 0,66 0,59 0,93 1,23 1,07
4 - Seguridad Social 0,93 0,98 0,91 1,18 1,30 1,81 1,14 1,09 1,50 1,45
Recursos 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989
Sector Público Consolidado 22,44 19,42 15,57 14,91 14,10 18,88 20,73 20,03 17,61 18,45
I.- Gobierno nacional 17,14 14,98 12,14 11,82 10,21 14,42 15,78 15,72 13,61 14,43
1 - Ingresos Netos 1,16 1,24 0,96 0,95 0,65 0,89 1,03 1,76 1,42 1,72
2 - Patrimonios 0,61 0,58 0,82 0,57 0,37 0,51 0,57 0,56 0,53 0,65
3 - Producción, Consumo y Trans. 6,58 7,39 6,45 5,42 5,57 6,74 7,07 6,26 5,89 5,22
4 - Comercio Exterior 1,56 1,36 1,17 1,55 1,38 2,53 2,01 1,63 1,22 2,82
5 - Parafiscales 0,68 0,30 0,19 0,17 0,16 0,21 0,21 0,19 0,18 0,21
6 - Seguridad Social 6,55 4,11 2,56 3,16 2,08 3,53 4,89 5,32 4,37 3,82
II.- Gobiernos provinciales 5,30 4,44 3,43 3,09 3,89 4,46 4,95 4,31 4,00 4,02
1 - Patrimonios 0,91 0,85 0,70 0,53 0,81 0,94 0,90 0,69 0,70 0,67
2 - Producción, Consumo y Trans. 2,31 1,85 1,54 1,14 1,33 1,59 1,95 1,79 1,46 1,25
3 - Parafiscales 0,97 0,79 0,38 0,42 0,45 0,44 0,58 0,49 0,47 0,58
4 - Seguridad Social 1,11 0,95 0,81 1,00 1,30 1,49 1,52 1,33 1,37 1,52
Recursos 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Sector Público Consolidado 18,24 20,19 23,76 26,87 26,49 25,38 24,37 25,28 25,63 26,29 26,74
I.- Gobierno nacional 14,11 15,75 18,12 20,25 19,80 19,01 18,59 19,59 19,96 20,45 20,68
1 - Ingresos Netos 0,75 1,48 1,87 2,55 2,81 2,88 2,58 2,91 3,25 3,70 4,11
2 - Patrimonios 0,65 1,17 0,55 0,16 0,14 0,16 0,29 0,21 0,31 0,37 0,44
3 - Producción, Consumo y Trans. 5,75 6,14 8,20 8,90 8,67 8,54 8,73 9,22 9,10 9,02 9,18
4 - Comercio Exterior 1,51 0,94 0,97 1,07 1,12 0,81 0,86 0,99 0,96 0,83 0,73
5 - Parafiscales 0,17 0,52 0,27 0,40 0,21 0,26 0,27 0,27 0,27 0,44 0,32
6 - Seguridad Social 5,29 5,49 6,25 7,17 6,86 6,35 5,87 5,99 6,07 6,09 5,89
II.- Gobiernos provinciales 4,13 4,44 5,64 6,62 6,69 6,37 5,78 5,69 5,67 5,84 6,06
1 - Patrimonios 0,86 0,87 0,89 0,95 0,97 0,92 0,90 0,94 0,96 0,95 0,95
2 - Producción, Consumo y Trans. 1,45 1,72 2,36 2,77 2,79 2,63 2,70 2,78 2,94 2,94 2,87
3 - Parafiscales 0,42 0,40 0,61 0,81 0,93 0,93 0,55 0,54 0,57 0,53 0,63
4 - Seguridad Social 1,40 1,45 1,78 2,10 2,00 1,89 1,63 1,43 1,20 1,41 1,61
Fuente: Para 1950-1980: Nuñez Miñana y Porto (1982). Para 1980-2001: preparados para este trabajo, utilizando la misma metodología
que para 1950-1980 y datos del Ministerio de Economía de la Nación y de la Asociación Argentina de Presupuesto (Asap)
Fuente: Para 1950-1980: Nuñez Miñana y Porto (1982). Para 1980-2001: preparados para
este trabajo, utilizando la misma metodología que para 1950-1980 y datos del Ministerio
de Economía de la Nación y de la Afip
120
CAPÍTULO VII – TAMAÑO Y PERFIL DE LAS EROGACIONES Y RECURSOS DE LOS GOBIERNOS NACIONAL Y PROVINCIAL
121
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
gasto nacional, los pagos de Previsión Social y Deuda Pública representan el 57% (año
2000).100 Simplificando, se puede concluir que la actividad del gobierno como oferente
de servicios está concentrada en los niveles provincial y municipal. El gobierno nacio-
nal se ha concentrado en la actividad redistributiva, vía transferencias de Previsión So-
cial.
1200
1000
800
600
400
200
0
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
100
El gobierno nacional representa el 83,5% del total de Transferencias del consolidado Nación-provincias
y el 77,1% de los pagos de Servicios de la Deuda Pública (promedio 1996-2000).
101
Ver Capítulo II.
102
Todas las tasas de crecimiento de este capítulo se calculan por mínimos cuadrados, suponiendo que el
gasto crece a una tasa constante durante todo el período, gasto = b.ert, donde r es la tasa de crecimiento
promedio y t es una variable de tendencia.
103
Entre los factores explicativos de este aumento se encuentran los aumentos de la demanda, los cambios
en los precios relativos del Sector Público vs. el sector privado y la descentralización de gastos de la Na-
ción a las provincias.
124
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
104
La compensación de las diferencias económico-sociales ha sido siempre un objetivo explícito del Ré-
gimen de Coparticipación argentino. Para detalles sobre la evolución de la filosofía del régimen y los as-
pectos cuantitativos, ver el Capítulo V.
105
Las diferencias socio-económicas no sólo provocan diferencias en los costos de provisión, sino también
en la definición misma del producto. Ver Bradford, Malt y Oates (1969) para la distinción entre “D” y “C”
output de los gobiernos locales.
106
Por ejemplo, la composición por edades de la población, el ingreso per cápita, la distribución del ingre-
so, etc.
107
Por ejemplo, participación política en el Congreso Nacional, color político del Gobernador y el Presi-
dente, poder de las burocracias, etc.
125
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
108
Los datos por provincia se incluyen en el Anexo IV.
109
Ver Porto y Sanguinetti (2001).
126
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
18.0
16.0
14.0
12.0
10.0
8.0
6.0
4.0
2.0
0.0
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Las evoluciones por provincias, calculadas en base a datos del PBG (producto
bruto geográfico) en valores constantes de 1986 se documentan en la Tabla 51.110
110
Los datos del PBG por provincias deben tomarse con suma precaución dado que resultaron de series
elaboradas con distintas fuentes, metodologías, precios y criterios de empalme.
127
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
1200
900
600
300
0
1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Gasto corriente Gasto de capital Gasto total
128
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
500
400
300
200
100
0
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
Bienes y servicios Intereses Transferencias Personal
240
200
160
120
80
40
0
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
Form. de cap. financiero Form. de cap. real
129
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
70
60
50
40
30
20
10
0
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
130
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
131
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
35
30
25
20
15
10
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
132
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
Tabla 56 – Ciclo y tendencia de los gastos per cápita totales ($ de 2001 en logaritmo)
Año Gasto Tendencia Ciclo Año Gasto Tendencia Ciclo
1959 5,13 5,30 -0,17 1981 6,54 6,44 0,10
1960 5,38 5,38 -0,00 1982 6,20 6,45 -0,26
1961 5,64 5,46 0,18 1983 6,40 6,47 -0,07
1962 5,60 5,54 0,06 1984 6,50 6,48 0,02
1963 5,53 5,61 -0,08 1985 6,43 6,50 -0,07
1964 5,61 5,68 -0,07 1986 6,66 6,51 0,15
1965 5,80 5,75 0,05 1987 6,71 6,53 0,19
1966 5,94 5,81 0,13 1988 6,58 6,54 0,04
1967 5,87 5,87 -0,00 1989 6,35 6,56 -0,20
1968 5,88 5,92 -0,04 1990 6,45 6,58 -0,13
1969 6,00 5,98 0,02 1991 6,47 6,60 -0,14
1970 6,02 6,03 -0,01 1992 6,62 6,63 -0,02
1971 5,99 6,08 -0,09 1993 6,75 6,67 0,08
1972 5,93 6,13 -0,20 1994 6,81 6,70 0,11
1973 6,16 6,18 -0,03 1995 6,76 6,74 0,02
1974 6,45 6,23 0,22 1996 6,73 6,77 -0,04
1975 6,46 6,28 0,19 1997 6,80 6,81 -0,00
1976 6,17 6,31 -0,14 1998 6,88 6,84 0,04
1977 6,30 6,35 -0,04 1999 6,92 6,87 0,05
1978 6,38 6,37 0,01 2000 6,88 6,90 -0,02
1979 6,42 6,40 0,02 2001 6,90 6,94 -0,03
1980 6,59 6,42 0,17
133
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
7.0
6.5
6.0
5.5
5.0
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
Gasto Tendencia
0.3
0.2
0.1
-0.1
-0.2
-0.3
1958 1963 1968 1973 1978 1983 1988 1993 1998
111
Si se realiza un test de similitud de varianzas, se rechaza la hipótesis nula de que las varianzas son to-
das iguales.
134
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
Un valor del IHH cercano a la unidad indica una alta concentración de provincias
en alguno de los dos signos del ciclo, por lo cual para los años mencionados de total
coincidencia, el IHH asume su valor máximo (uno). Para el resto de los años el IHH
toma valores inferiores a la unidad. Para los años 1961, 1966, 1980, 1986, 1994 y 1999
el IHH asume valores intermedios entre 0,75 y 1 debido a la concentración de provin-
112
Este índice para un año j se calcula de la siguiente manera: IHHj=∑(pi)2, donde pi es la proporción de
provincias en el estado de ciclo i (i=positivo o negativo).
135
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
cias en la etapa positiva del ciclo. Los años 1972, 1989 y 1991 también tienen un IHH
entre 0,75 y 1 pero la concentración en este caso se da en la etapa negativa del ciclo.
Es importante notar entonces que en sólo 13 de los 43 años considerados el IHH
fue mayor a 0,75. Resulta difícil hablar del mismo ciclo del gasto en todas las provin-
cias.
Si se indaga respecto al comportamiento procíclico de los distintos componentes
del GPPpc se observa que, mientras que para los gastos de capital el IHH sólo asume
valores mayores a 0,75 para ocho de los años de estudio (1961, 1986 y 1987 con ciclo
positivo, 1959, 1973, 1982, 1989 y 1992 con ciclo negativo), los gastos corrientes pre-
sentan un mayor comportamiento procíclico entre provincias -el 48,84% de los 43 años
tienen un IHH mayor a 0,75 (Tabla 59). Incluso dentro de los gastos corrientes, son los
gastos en Personal y los gastos en Bienes y Servicios los que tienen un mayor compor-
tamiento procíclico. En estos últimos también se observa un mayor comportamiento
procíclico cuando se analiza por separado a las provincias Avanzadas, Rezagadas e
Intermedias, aunque las provincias de Baja Densidad tienen muy poco comportamiento
procíclico en la evolución de sus gastos.
136
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
Con alícuota constante (política tributaria óptima) gastará según lo que recaude.113 Este
último parece ser el comportamiento que revelan los datos presentados en este capítulo.
113
Es oportuno aclarar que la política tributaria óptima implica una alícuota constante en el tiempo si el
costo marginal de los fondos públicos es creciente con la alícuota, para una base imponible dada.
114
Para una mayor desagregación ver el Anexo IV.
137
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
El gasto per cápita en Educación y Cultura en 2001 es 10,7 veces el de 1959; se-
guido de Administración Gubernamental (7,2 veces); Bienestar Social (6,5 veces); Se-
guridad (4,8 veces); Salud (4,6 veces); y Desarrollo de la Economía (1,9 veces).
cg Rk j = pg Rk j pg tk
,t ,t
115
El índice de concentración tomaría para una región un valor igual a la unidad si esa región tuviese una
participación del concepto bajo análisis igual a la participación de ese concepto a nivel consolidado de las
24 jurisdicciones. Si la participación es menor, el índice cae por debajo de la unidad y si es mayor, resulta
superior a la unidad. El coeficiente de variación es una medida de dispersión. Si todas las jurisdicciones
tuvieran igual participación presupuestaria en un determinado concepto, entonces el coeficiente de varia-
ción de ese concepto sería igual a cero, en tanto que a medida que las jurisdicciones comienzan a diferir en
la participación presupuestaria de un determinado ítem, el coeficiente de variación aumenta su valor.
138
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
1,8
1,6
1,4
1,2
0,8
0,6
1960 1970 1980 1990 2000
Avanzadas Intermedias Rezagadas Baja Densidad
0.40
0.35
0.30
0.25
0.20
0.15
0.10
1960 1970 1980 1990 2000
Gastos en Seguridad
En este caso la evolución de las participaciones no presenta una tendencia tan clara
como en el caso anterior. Sin embargo, en la Figura 42 y la Figura 43 puede observarse
cómo hacia 1970, partiendo de una alta dispersión alrededor de 1960, los presupuestos
de Seguridad mostraban una mayor homogeneidad, que comienza a revertirse hacia
fines de los 70. En tanto, en los 90 pueden distinguirse dos movimientos: una primera
etapa hasta 1996 donde las participaciones presupuestarias en Seguridad muestran cier-
ta convergencia y una segunda fase en la que se modifica la tendencia y las participa-
ciones presupuestarias comienzan a diferenciarse –principalmente por un desprendi-
miento de las jurisdicciones Avanzadas.
139
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
1.75
1.50
1.25
1.00
0.75
0.50
1960 1970 1980 1990 2000
Avanzadas Intermedias Rezagadas Baja Densidad
0.43
0.41
0.39
0.37
0.35
0.33
0.31
0.29
0.27
0.25
1960 1970 1980 1990 2000
140
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
Gasto en Sanidad
En el caso de la participación de los gastos en Sanidad se presenta una división relati-
vamente clara entre las jurisdicciones Avanzadas y el resto. Por una parte, las primeras
muestran (Figura 44 y Figura 45) una mayor concentración relativa de gastos en Sani-
dad y por otra, se observa que el resto de las jurisdicciones se han movido hacia una
mayor homogeneidad en cuanto a la proporción de su presupuesto destinado a Sanidad
(este movimiento es similar al que muestran las participaciones de los gastos en Segu-
ridad).
1.4
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
1960 1970 1980 1990 2000
Avanzadas Intermedias Rezagadas Baja Densidad
0.70
0.65
0.60
0.55
0.50
0.45
0.40
0.35
0.30
0.25
1960 1970 1980 1990 2000
141
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Educación y Cultura
La evolución de las participaciones presupuestarias de Educación y Cultura presenta
algunas similitudes con el caso anterior de gastos en Sanidad en al menos dos sentidos.
El primero es la mayor concentración relativa en gastos de Educación y Cultura de las
jurisdicciones Avanzadas (Figura 46). El segundo es una clara convergencia entre el
resto de las jurisdicciones hacia niveles similares de concentración presupuestaria en
este rubro. Sin embargo, la diferencia más significativa es de grado: la dispersión de
los gastos en este rubro –medida por el coeficiente de variación- cae notoriamente, tal
como puede apreciarse en la Figura 47.
1.4
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
0.60
0.55
0.50
0.45
0.40
0.35
0.30
0.25
0.20
0.15
0.10
1960 1970 1980 1990 2000
142
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
Bienestar Social
Los gastos en Bienestar Social también muestran convergencia en lo que hace a parti-
cipaciones relativas (Figura 48). En este caso no se presenta un agrupamiento relativa-
mente claro entre dos o tres regiones y el resto, como en los caso anteriores, a la vez
que resulta ser uno de los casos más claros de disminución en la dispersión, de acuerdo
al coeficiente de variación (Figura 49).
2.4
2.0
1.6
1.2
0.8
0.4
1960 1970 1980 1990 2000
Avanzadas Intermedias Rezagadas Baja Densidad
1.20
1.10
1.00
0.90
0.80
0.70
0.60
0.50
0.40
0.30
0.20
1960 1970 1980 1990 2000
143
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Desarrollo de la Economía
Este caso se destaca respecto de los anteriores, dado que la dispersión, conforme se
avanza en el período analizado (Figura 50 y Figura 51), se incrementa con relativa cla-
ridad. Las jurisdicciones de Baja Densidad son las que concentran relativamente más
sus presupuestos en estas áreas, en claro contraste con las Avanzadas que son las que
menos concentración relativa presentan, dejando ambas en una posición media a las
jurisdicciones Intermedias y Rezagadas (que evolucionan pari passu en el último tra-
mo).
2.3
2.0
1.7
1.4
1.1
0.8
0.5
1960 1970 1980 1990 2000
0.65
0.60
0.55
0.50
0.45
0.40
0.35
0.30
0.25
0.20
0.15
1960 1970 1980 1990 2000
144
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
0.4
0.3
0.2
0.1
-
1960 1970 1980 1990 2000
Avanzadas Intermedias Rezagadas Baja Densidad
116
El índice de distancia toma valores entre cero –si una jurisdicción ofrece la misma canasta de bienes
que el promedio- y dos –en caso de que la jurisdicción ofrezca una canasta diametralmente opuesta al
promedio.
145
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
146
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
Los recursos corrientes se han incrementado durante todo el período a una tasa
promedio anual del 3,4%, los recursos de capital lo han hecho a una tasa promedio del
8,9% (Figura 53). Dentro de los recursos corrientes, los de origen nacional han crecido
a una mayor tasa -3,8% promedio anual- que los de jurisdicción provincial –3% pro-
medio anual.
1200
1000
TRK
800
600
RCON
400
200
RCJP
0
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
1983
1986
1989
1992
1995
1998
2001
147
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
7.5
7.0
6.5
6.0
5.5
5.0
1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
Total Recursos (log) Tendencia
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
0.2
-
1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
148
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
4.5
4.0
3.5
3.0
2.5
2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
149
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
150
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
151
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
1959 82,2 2,4 9,7 5,7 1981 78,3 5,2 9,4 7,0
1960 84,3 2,7 7,8 5,2 1982 80,0 5,2 8,4 6,4
1961 83,9 2,8 8,0 5,3 1983 79,4 5,5 8,4 6,7
1962 81,7 3,3 9,4 5,6 1984 81,1 4,5 8,5 5,8
1963 80,7 3,2 10,5 5,5 1985 78,8 5,9 9,7 5,7
1964 80,9 3,2 10,7 5,1 1986 76,6 6,4 10,7 6,3
1965 80,2 3,5 11,4 4,9 1987 74,2 7,9 11,0 6,9
1966 80,6 3,5 10,5 5,4 1988 77,0 7,3 9,6 6,1
1967 82,4 3,3 9,5 4,9 1989 79,1 6,6 8,8 5,5
1968 83,7 3,7 7,2 5,3 1990 78,2 6,7 8,9 6,1
1969 83,2 4,1 7,3 5,5 1991 77,0 7,5 9,3 6,3
1970 82,1 4,0 8,5 5,4 1992 78,3 7,2 8,5 6,0
1971 81,5 4,0 8,7 5,8 1993 78,0 7,1 8,8 6,1
1972 80,3 4,1 9,6 6,0 1994 78,9 6,5 8,8 5,8
1973 79,9 4,4 9,8 6,0 1995 78,1 6,9 9,1 6,0
1974 77,5 4,8 11,3 6,5 1996 77,2 6,8 9,4 6,6
1975 76,0 3,9 11,1 8,9 1997 78,3 6,3 9,1 6,3
1976 74,8 4,8 12,7 7,7 1998 78,3 6,7 9,0 6,1
1977 77,6 4,9 10,6 6,9 1999 77,7 6,7 9,6 6,1
1978 78,3 5,2 9,8 6,7 2000 77,2 7,1 9,4 6,3
1979 79,7 4,7 9,1 6,5 2001 75,3 7,7 10,5 6,5
1980 78,7 4,9 9,5 6,8
152
CAPÍTULO VIII – COMPORTAMIENTO DE LOS GASTOS Y RECURSOS PÚBLICOS PROVINCIALES
153
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
154
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
117
Se agradecen los comentarios de Gonzalo Fernández, Natalia Porto y Cecilia Rumi
118
Este capítulo está basado en Nuñez Miñana (1972, 1973), Nuñez Miñana y Porto (1981, 1982, 1983), y
Porto (1990, 1993) y las referencias listadas en esos trabajos. Estos trabajos cubren hasta el quinto período
del Régimen de Coparticipación de Impuestos. Todos los cuadros estadísticos han sido tomados de esos
trabajos.
155
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
121
Para más detalles ver el Capítulo XII.
157
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
cientemente creados, uno de los cuales (a los Réditos) se prorrogó por diez años, en
tanto el otro (a las Transacciones) se reestructuró, adoptando la forma de Impuesto a
las Ventas. El mecanismo adoptado en ambas Leyes es similar. La distribución entre la
Nación por un lado y las provincias y la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires
por otro (distribución primaria) se estableció en las proporciones del 82,5% y del
17,5%, respectivamente. La distribución entre estas últimas jurisdicciones (distribución
secundaria) se estableció en función de cuatro parámetros: 30% por población, 30%
por gastos provinciales (presupuestados para 1934), 30% de acuerdo a los recursos
percibidos por cada provincia (cada año inmediato anterior) y 10% de acuerdo con la
recaudación del impuesto a distribuir, dentro de la jurisdicción de cada provincia. Este
último parámetro no era aplicable a la municipalidad, que sólo percibía de acuerdo a
los tres primeros.
En tanto la Ley 12.139 (Impuestos Internos unificados) que preveía una vigencia
de veinte años no fue modificada hasta 1955, estos regímenes sufrieron cambios duran-
te el período posterior a 1943. Por una parte, se incorporó un nuevo impuesto al Régi-
men de Coparticipación: el Impuesto a las Ganancias Eventuales (1946) a distribuir en
forma similar al Impuesto a los Réditos. Por otra parte, otro impuesto creado en el pe-
ríodo, el Impuesto a los Beneficios Extraordinarios (1943 y 1944), pese a aplicarse en
todo el territorio de la Nación, era ingresado en su totalidad a la Nación.
Dos cuestiones importantes son las siguientes:
• las dos Leyes de 1935 (Ley 12.143 y Ley 12.147) preveían que antes del
31 de diciembre de 1938 se establecerían las proporciones de distribución
para el futuro. Sin embargo, los coeficientes fijados inicialmente siguie-
ron aplicándose hasta 1947 (Ley 12.956). Este es un indicador de que,
desde los comienzos del régimen, una vez fijada la distribución de la re-
caudación es muy difícil modificarla, aún cuando exista una disposición
legal que lo ordene;
• la segunda es que por un Decreto-Ley de 1943 se estableció para el Im-
puesto a los Réditos un tope máximo a recibir por cada provincia y la
municipalidad igual a lo percibido en 1943. El resto ingresaba al gobierno
nacional. Estas modificaciones tuvieron efectos menores sobre la distri-
bución secundaria de la coparticipación federal, pero fue significativo el
impacto sobre la distribución primaria, tornándola más favorable para el
gobierno nacional. Este intento del gobierno nacional de romper la regla y
apropiarse de recursos provinciales se repetirá a lo largo de la historia del
régimen.
159
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
160
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
161
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
162
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
163
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
166
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
dias aumentan su participación San Juan, San Luis y Salta, mientras que la disminuyen
Entre Ríos y Tucumán.
167
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
168
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
169
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
170
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
Ley 12.956 (población, gastos provinciales y recursos provinciales propios) a los que
se agrega un nuevo parámetro, el de distribución por partes iguales. Los cuatro prorra-
teadores pesaban en la misma proporción.
Tal como ocurrió con la Ley 14.390 de Impuestos Internos, puede afirmarse que con el
texto de la Ley 14.788 se llegó a una madurez en lo referente a las regulaciones concernientes
a la coparticipación de este grupo de impuestos. Aparecía así establecida con precisión la
fuente de los datos a utilizarse para los distribuidores, la periodicidad del cálculo de los índi-
ces de distribución, la formación de la Comisión de Contralor e Índices para tomar a su cargo
la gestión del régimen y el control de las obligaciones de cada una de las partes. Respecto a la
Comisión de Contralor e Índices, debe mencionarse que a diferencia del Tribunal Arbitral
(Ley 14.390), esta Comisión tenía una composición favorable para las provincias, ya que es-
taba constituida por un representante de la Nación y un representante de cada provincia. Una
disposición interesante es la del art. 11°, donde se encomendaba al Banco Central de la Re-
publica Argentina y a la Dirección Nacional de Estadísticas y Censos la adopción de medi-
das, en forma inmediata, a fin de "determinar en forma discriminada por jurisdicción y por
grandes sectores de la economía, el producto e ingreso nacional y los valores de la produc-
ción del conjunto de bienes y servicios de la economía nacional". Esto reflejaba la preocupa-
ción de los legisladores en torno a la carencia de datos estadísticos adecuados y confiables
como para poder establecer los distribuidores entre provincias.
Al caducar a fines de 1963 el plazo de vigencia de la Ley 14.788, se aprobó la
prórroga de la misma, con una modificación ulterior en la distribución primaria en fa-
vor de las provincias, a las que se les asignaba el 40% de la recaudación de los impues-
tos coparticipados por dicha Ley (un aumento del 11% en la parte provincial).
172
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
173
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
174
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
menta su participación del 6,4% al 7,9%. Las modificaciones más importantes (dejando
de lado el grupo de Baja Densidad) se producen en las Avanzadas, con una importante
reducción de la participación de la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (del
12,4% al 4,7%) y un avance significativo de Buenos Aires (del 25,9% al 32,8%).
ces) para el control de la gestión del régimen, y se establecen las obligaciones de las
partes.
En la distribución secundaria se elimina el prorrateador que provocaba los mayo-
res conflictos para su cálculo (recaudación de los impuestos coparticipables en cada
jurisdicción). Es destacable la preocupación de los legisladores por mejorar la informa-
ción de base. Frente a ese avance, las modificaciones introducidas por el gobierno de
facto en 1967-1968 implican un retroceso, al apropiarse la Nación (en forma coerciti-
va) de una parte de la coparticipación provincial.
176
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
177
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
178
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
179
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
180
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
181
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Resultados cuantitativos
La reforma de 1973 significó una profunda alteración de la participación de cada juris-
dicción dentro del monto total coparticipado por los gobiernos locales. A nivel de gru-
pos de jurisdicciones, la situación comparativa entre 1971 (antes de la reforma) y 1973
se presentan en la Tabla 90.
Tabla 90 – Participación de las jurisdicciones dentro
Las jurisdicciones Avan- del monto total coparticipado
zadas disminuyen su partici- % de participación % de
Jurisdicciones
pación del 57,5% en 1971 al 1971 1973 variación
50,7% en 1973 (un 11,8%). Avanzadas 57,5 50,7 -11,8
Baja Densidad 7,8 9,1 16,7
La pérdida de las jurisdiccio-
Intermedias 15,7 17,2 9,6
nes Avanzadas se distribuye Rezagadas 19,0 23,1 21,6
entre los otros tres grupos,
que aumentan su participación en el total coparticipado. A nivel de jurisdicciones debe
destacarse el caso de la provincia de Buenos Aires, que disminuye su participación del
34,2% del total al 28%; o sea, cede al resto 6,2% del total coparticipado.
Comparando los porcen- Tabla 91 – Coparticipación per cápita
tajes de distribución de la co- Coparticipación per cápita
participación con los de la (conjunto gobiernos locales= % de
Jurisdicciones 100)
población se obtiene un indi- variación
1971 1973
cador de la coparticipación Avanzadas 84 74 -11,9
per cápita, relativa al prome- Baja Densidad 184 215 16,8
dio del conjunto de jurisdic- Intermedias 120 132 10,0
ciones. Por grupos, la evolu- Rezagadas 133 161 21,1
ción se presenta en la Tabla
91.
Las jurisdicciones Avanzadas experimentan una disminución de la coparticipa-
ción per cápita relativa del 12%, pasando de más del 80% a menos de tres cuartos del
promedio. El grupo de Baja Densidad registra un crecimiento del 16,8%. En las Inter-
medias el incremento es del 10%. El grupo de jurisdicciones Rezagadas experimenta el
mayor crecimiento (21,1%).
A nivel de jurisdicciones aparecen discrepancias notables en la coparticipación
per cápita relativa. El valor más alto (Santa Cruz, igual a 351) es 5,4 veces el de Bue-
nos Aires (igual a 65).
182
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
El período deja sus enseñanzas importantes. En primer lugar, dejar una válvula de
escape en la Ley (el Fondo de Desarrollo en la Ley 20.221) puede ser utilizado por el
gobierno nacional para violar el espíritu de la misma. En segundo lugar, la eliminación
del Impuesto sobre las Actividades Lucrativas en 1975 es un ejemplo de una medida
que va en la dirección correcta y que fracasa –se revierte al año- cuando las reformas se
introducen sin un adecuado diseño y evaluación.
183
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Resultados cuantitativos
El efecto más importante de la reforma de 1980 fue, desde el punto de vista del Régi-
men de Coparticipación Federal de Impuestos, la drástica modificación de la distribu-
ción primaria que significó una pérdida importante para los gobiernos locales (21%).
No sólo se alteró la distribución primaria, sino también la secundaria debido a que una
parte se distribuyó en concepto de aportes para previsión social, con un criterio diferen-
te al de la coparticipación federal.
En la Tabla 92 se comparan los prorrateadores de 1973 (Ley 20.221) con los de
1982 (Ley 20.221, aportes para previsión social y eliminación de la coparticipación de
la Ciudad de Buenos Aires). Dado que a partir de 1983 se restituye a la Ciudad de
Buenos Aires la participación del 1,8% del total, se calcularon en la última columna del
cuadro los porcentajes de distribución estimativas, que resultan más útiles para compa-
rar con la situación anterior a la reforma de 1980.
184
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
185
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Resultados cuantitativos
En la Tabla 93 se vuelca información comparada del porcentaje de coparticipación de
cada provincia en 1985 que, con pequeños desvíos, rigió en el período 1985-1987. La
simple inspección revela el drástico cambio con respecto a la Ley 20.221. Se produce
una notable redistribución -fundamentalmente desde Buenos Aires y algunas de las
provincias de Baja Densidad– hacia las provincias Intermedias y Rezagadas. Buenos
Aires pierde casi 10 puntos de participación, lo cual representa un tercio con respecto a
lo fijado en la Ley 20.221.
La distancia entre las coparticipaciones per cápita se acentúa notablemente. La de
Buenos Aires es 60% inferior al promedio, mientras que la de Catamarca, Formosa y
La Rioja es más de 200% superior al promedio. Cabe apuntar que la relación entre el
mayor y el menor valor es igual a 9; esto quiere decir, por ejemplo, que por cada peso
de coparticipación que recibe un habitante de Buenos Aires, uno de Catamarca recibe 9
pesos.
187
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
188
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
IX.2.g - Octavo (1988-1989) y noveno (1990 hasta la actualidad) períodos del Régi-
men de Coparticipación. Del intento de vuelta a la normalidad (1988) a la
consolidación del Federalismo Coercitivo
189
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
cipables para el “Fondo de Aportes del Tesoro Nacional.” Se establecía que el fondo
se destinaría a atender situaciones de emergencia y desequilibrio financieros de los go-
biernos provinciales y sería previsto presupuestariamente en Jurisdicción del Ministe-
rio del Interior, quien sería el encargado de su asignación. Con la finalidad de darle
transparencia al régimen, la Ley establecía que el Ministerio del Interior informaría
trimestralmente a las provincias sobre la distribución de los fondos, indicando los crite-
rios seguidos para la asignación. El límite del 1% era inflexible ya que, según la Ley, el
Poder Ejecutivo no podría girar suma alguna que supere el monto resultante. La inten-
ción era preservar un mecanismo para enfrentar emergencias y a la vez limitarlo para
evitar los abusos de los años anteriores.
Puesta en funcionamiento la Ley 23.548 comenzaron a operar los coeficientes le-
gales de distribución primaria (56,66%) y de distribución secundaria, así como también
el fondo de ATN con el rí-
Tabla 94 – Distribuidores totales entre provincias
gido límite legal (1%). Si 1985-1987 y 1988-1989
bien la distribución secun-
1988–1989 Dist.
daria de la Ley 23.548 ten-
1985-1987 secundaria Ley
dió a revertir alguno de los 23.548
desvíos más importantes Gobiernos locales 100,0 100,0
que se habían acumulado en Avanzadas 49,0 44,0
Buenos Aires 28,3 22,0
años anteriores, teniendo en
Santa Fe 8,2 9,0
cuenta el carácter de “juego Córdoba 8,2 8,9
de suma cero” de esta dis- Mendoza 4,3 4,2
tribución, esa recomposi- Baja densidad 9,5 9,3
ción parcial de las provin- Chubut 2,0 1,6
Santa Cruz 1,4 1,6
cias que más habían perdido La Pampa 1,7 1,9
implicó perdidas relativas Río Negro 2,6 2,5
para las que más habían ga- Neuquen 1,8 1,7
nado (por ejemplo, La Rio- Intermedias 17,1 19,2
San Juan 2,6 3,4
ja, Jujuy, Tucumán y Cata-
San Luis 1,7 2,3
marca). Estas provincias, Entre Ríos 3,8 4,9
que habían elevado sus gas- Tucumán 4,8 4,8
tos al nuevo nivel de ingre- Salta 4,2 3,8
sos, enfrentaron un impor- Rezagadas 24,8 27,5
La Rioja 1,7 2,1
tante problema financiero: a Catamarca 2,0 2,8
poco de sancionada la Ley Corrientes 3,8 3,7
de Coparticipación, se puso Jujuy 2,5 2,8
de manifiesto la necesidad Misiones 3,5 3,3
Chaco 4,6 5,0
de algún auxilio de emer-
Santiago del Estero 4,3 4,1
gencia para ellas. El cuadro Formosa 2,4 3,7
se vio agravado debido a la
baja recaudación de impuestos coparticipables en 1988 (18% inferior a la de 1987). Se
sancionaron entonces varias leyes con impacto en las relaciones Nación–provincias
(entre otras, la creación de un Impuesto sobre Intereses y Ajustes de los Depósitos a
Plazo Fijo –a ser distribuido entre provincias en forma ad-hoc-, la emisión por la Na-
ción de un bono para el saneamiento Financiero Provincial y la emisión de un bono
federal coparticipable entre la Nación y las provincias) que pusieran en evidencia que
190
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
191
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Ley 23.548 y el impacto de la transferencia de los servicios. La última parte fue utili-
zada por el gobierno nacional para crear confusión sobre quién estaba financiando los
servicios transferidos. Dado que la retención era sólo operativa si la recaudación au-
mentaba, se publicitó que se transferían funciones y recursos.
El segundo artículo que merece atención es el 26º, que establece que “los partici-
pantes en el sistema de la Ley 23.548, deberán presentar en el período legislativo de
1992 un proyecto de ley sustitutiva del régimen vigente de coparticipación federal de
impuestos”. Esta cláusula se repetirá a lo largo de los años por venir sin que nadie
cumpla con los compromisos asumidos. La confusión deliberada y los compromisos
incumplidos pasan a engrosar la artillería del Federalismo Coercitivo.
El segundo pilar lo constituyeron las pre-coparticipaciones -detracciones antes de
la distribución primaria- sobre la masa coparticipable con destino a un determinado
sector. A las relaciones verticales Nación-provincias se agregaron las sectoriales (pre-
visión social versus el resto), proceso que se agudizará a lo largo de la década. Por el
Acuerdo entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales (Poderes Ejecutivos)
se estableció que el gobierno nacional quedaba autorizado a retener un 15%, más una
suma fija de 43,8 millones de pesos mensuales de la masa coparticipable de la Ley
23.548, con destino a: i) el 15% para financiar el Sistema Nacional de Previsión “y
otros gastos operativos”; ii) la suma fija para distribuir entre provincias con problemas
financieros, por los montos establecidos en el mismo Acuerdo. Se estableció también
una garantía de coparticipación mensual a las provincias y una cláusula sobre la utili-
zación de los recursos fiscales provinciales que no tiene más valor que el de la mera
enunciación. Echados a rodar estos dos mecanismos del Federalismo Coercitivo y ante
la prevención de las provincias de que los avances continuarían, se agregó una cláusula
que establece que “el Estado Nacional se compromete a no detraer de la masa coparti-
cipable porcentajes o montos adicionales a los convenidos en este Acuerdo, ni a trans-
ferir nuevos servicios sin conformidad expresa de las provincias”. Esta cláusula es re-
veladora en sí misma.
El tercer pilar fue el Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Creci-
miento, firmado entre los Poderes Ejecutivos en agosto de 1993. En él se dispuso
una severa restricción a la utilización del potencial tributario de las provincias y
sus municipalidades por la vía de la derogación de algunos impuestos provinciales
y municipales, la modificación de otros, la fijación de límites para las bases impo-
nibles y las alícuotas y la fijación de pautas para la sustitución de otros impuestos.
El ya débil sistema tributario provincial y municipal se vio adicionalmente limita-
do. En este mismo Pacto se mantuvieron la garantía de coparticipación y el com-
promiso –sólo enunciativo- sobre el destino de los recursos fiscales provinciales. El
Pacto extendía hasta el 30-6-95 la afectación de recursos para Previsión Social dis-
puesta por el Acuerdo de 1992. Una novedad es que la Nación aceptó la transferen-
cia de las Cajas Provinciales de Jubilaciones y Pensiones de las provincias con las
que celebrara convenios. Otro punto de interés es que entre los impuestos a derogar
por las provincias aparecían algunos (por ejemplo, Débitos Bancarios) que luego
serían reestablecidos por el propio gobierno nacional.
Entre el gran número de modificaciones en las relaciones Nación-provincias,
dos merecen consideración especial. Una es la Ley Federal de Educación, que esta-
193
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
194
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
195
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
c) Fondo para HNBI. 4% del impuesto 100% para provincias Según cantidad de
Ley 24.073/92 excluida Buenos Aires HNBI
d)Fondo ATN. Ley 24.073/92 2% del impuesto 100% al Fondo ATN No automático
4. Transferencias de Servicios Se autoriza al GN a retener fondos de 100% a las provincias Según el costo del
del Gobierno Nacional a las la Coparticipación, de la parte servicio transferido
provincias. correspondiente a las provincias, por a cada Provincia
Ley 24.049/92 el costo de los servicios transferidos.
Sólo si la recaudación es mayor que lo
recaudado en Abril /Diciembre de
1991.
5. IVA para previsión social. 11% del IVA 90% para la Nación
Ley 23.966/92 10% para las provincias
196
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
Fecha (norma
Acuerdo Objetivos expuestos Principales claúsulas
que lo ratifica)
6. Agosto de 1992. Acuerdo entre el El principal objetivo fue cubrir el El Estado Nacional quedó autorizado a retener el 15% del
Ley 24.130 Gobierno Nacional y déficit del sistema provisional total de la masa coparticipable con el fin de atender el
los Gobiernos pago de las obligaciones nacionales previsionales. Se
Provinciales (Pacto I) retienen 43.8 millones de pesos para ser distribuidos entre
algunas provincias, por montos fijos. Para evitar
desequilibrios en las cuentas públicas provinciales
derivados de tal medida, la Nación garantizó a las
provincias un ingreso mensual mínimo de 725 millones de
pesos.
7. Agosto de 1993. Pacto Federal para el Promover el empleo, la producción Las provincias se comprometieron a derogar ciertos
Decreto 14/94 Empleo, la Producción y el crecimiento económico tributos (impuesto a los sellos, impuestos a la transferencia
y el Crecimiento armónico del país y sus regiones de combustible, gas, energía eléctrica) y modificar otros
(impuesto a los ingresos brutos, a la propiedad
inmobiliaria). La Nación, entre otras medidas, convino
aceptar la transferencia al sistema nacional de previsión
social de las cajas de jubilaciones provinciales (Once de
las veinticuatro jurisdicciones firmaron convenios de
transferencia del sistema de previsión social: Catamarca,
Jujuy, La Rioja, Mendoza, Río Negro, Salta, San Juan,
San Luis, Santiago del Estero, Tucumán y el Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires)
8. Diciembre de Compromiso Federal Lograr un crecimiento equilibrado La Nación se comprometió a garantizar para el ejercicio
1999. Ley 25.235 de la Nación. Evitar los efectos fiscal 2000 un límite mensual (inferior y superior) de
adversos del alto endeudamiento 1.350 millones de pesos para las transferencias por todo
del sector público y las concepto (Coparticipación de impuestos y Fondos
fluctuaciones en el nivel de la Específicos) con independencia de los niveles de
actividad económica. recaudación de impuestos existentes o a crearse en el
futuro. A su vez, la Nación garantizó una transferencia
mínima mensual de 1364 millones de pesos para el
siguiente ejercicio.
9. Noviembre de Compromiso Federal Lograr un crecimiento equilibrado Se aseguró una suma única y global mensual, de envío
2000. Ley 25.400 para el Crecimiento y de la Nación. Disminuir la automático y diario, equivalente a $ 1.364 millones para
la Disciplina Fiscal y vulnerabilidad externa, reafirmando los ejercicios 2001 y 2002 y garantizó una transferencia
Addenda la convertibilidad monetaria y mínima mensual de $ 1.400 millones para el año 2003, de
cambiaria vigente, el régimen de $ 1.440 millones para el año 2004 y de $1.480 millones
responsabilidad y transparencia para el año 2005.
fiscal. Evitar las distorsiones y
efectos adversos generados por las
fluctuaciones en el nivel de
actividad económica.
10. Julio de 2001. Compromiso por la Lograr el principio presupuestario Se acordó adoptar el principio presupuestario de déficit
Decreto 1.584/2001 Independencia (este de déficit cero. cero.
compromiso sólo fue
firmado por los
gobernadores de la
Alianza)
11. Julio de 2001. Acuerdo a Apoyo Lograr el principio presupuestario Se acordó adoptar el principio presupuestario de déficit
Decreto 1584/2001 Institucional para la de déficit cero. cero.
Gobernabilidad de la
República Argentina
(este compromiso sólo
fue firmado por los
gobernadores del PJ)
12. Noviembre de Segunda Addenda al Complementar los 2 últimos La Nación se comprometió a saldar los saldos impagos de
2001. Decreto Compromiso Federal acuerdos de modo de hacerlos acuerdos anteriores con Letras de Cancelación de
1.584/2001 parar el Crecimiento y compatibles con el "Compromiso Obligaciones Provinciales (LECOP). Se habilitaron los
la Disciplina Fiscal Federal por el Crecimiento y la caminos para encomendar al Estado Nacional la
Disciplina Fiscal" y su Addenda. renegociación de las deudas provinciales.
13. Febrero de Acuerdo Nación – Atender a las inéditas Se dejaron sin efecto todas las garantías de transferencias
2002. Ley 25.570 provincias sobre circunstancias económico- sociales mínimas a las provincias. También se incorporó a la masa
Relación Financiera y del país. Dar claridad a la relación coparticipable el 30% del producido del impuesto a los
Bases de un Régimen fiscal entre la Nación y las créditos y débitos en cuenta corriente bancaria.
de Coparticipación provincias
Federal de Impuestos
197
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Resultados cuantitativos
Las modificaciones de los años 90 alteraron significativamente tanto la distribución
primaria como la secundaria de la coparticipación. La distribución primaria que la Ley
23.548 fijaba en el 57,048% para las provincias cae alrededor del 46% a fines de los
90, sin contar el efecto de las transferencias de servicios de 1992. La distribución se-
cundaria (incluyendo el efecto de los servicios transferidos, que explican gran parte de
las modificaciones con relación a 1988) se muestra en la Tabla 97.
198
CAPÍTULO IX – ETAPAS DE LA COPARTICIPACIÓN FEDERAL DE IMPUESTOS
125
En el seminario de Coparticipación Federal de la Asap de abril de 1996, Porto expuso la visión de que
desde fines de los 70-principios de los 80, el federalismo argentino transitaba por la etapa de “Federalismo
Coercitivo”. En apoyo de este argumento, mencionó que en el tratamiento parlamentario de la Ley 23.548
(actualmente vigente) no existió Mensaje del Poder Ejecutivo (por haber tenido origen en el Congreso,
más específicamente en la Cámara de Senadores), no hubo debate en la Cámara de Diputados, y el debate
realizado en la Cámara de Senadores fue destacable sólo por su bajo nivel. En ese seminario, el Diputado
Nacional Lamberto (presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados)
contestó “claro porque el debate, evidentemente no pasó por las Cámaras, el debate pasó por acuerdos
previos (...) No hay forma de hacerlo pasar por la Cámara, si previamente no hay un acuerdo institucional
que lo enmarque. Si estas cosas se manejaran libremente como un reparto más en las Cámaras, puede ser
muy peligroso”. En opiniones recogidas por el diario La Nación el 31-1-03 (casi cuatro años después del
Seminario), Lamberto expresa que “existe una fuerte condicionalidad que impide la toma de decisiones
autónomas de las provincias. Desde el gobierno nacional se las puede discriminar; estimular el enfrenta-
miento entre ellas; sancionar a los Gobernadores más independientes y premiar a los dóciles. Estas prácti-
cas han sido una constante en la historia y nada indica que esta administración se comporte de manera
distinta”. Esto es una descripción de lo que Porto había denominado “Federalismo Coercitivo”. Reciente-
mente (La Nación, 21-2-03), el tema fue expuesto por el Gobernador de la provincia de Santa Fe, que aler-
tó sobre la existencia de “aprietes” del gobierno nacional hacia los gobernadores peronistas que, como él,
se mantendrán prescindentes de apoyar al candidato del oficialismo. La principal herramienta para el
“apriete” son los recursos fiscales.
199
CAPÍTULO X – TURBULENCIA EN LA ESTRUCTURA TRIBUTARIA ARGENTINA
126
Se agradece la colaboración de Natalia Porto y los comentarios de Walter Cont, Diego Fernández Feli-
ces y Gonzalo Fernández
201
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
202
CAPÍTULO X – TURBULENCIA EN LA ESTRUCTURA TRIBUTARIA ARGENTINA
203
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
204
CAPÍTULO X – TURBULENCIA EN LA ESTRUCTURA TRIBUTARIA ARGENTINA
205
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
X.1.g - Conclusiones
La estructura tributaria argentina no ha sido estable a lo largo del tiempo. La evolución
revela una turbulencia que es alta comparada con la de los países de la OECD y con la
mayoría de los países de América Latina. La fuerte turbulencia que registra el sistema
impositivo argentino no ha logrado aumentar la recaudación; la relación entre turbu-
lencia y recaudación es muy débil y de signo negativo. Tampoco se han logrado los
otros objetivos que se esgrimen en cada propuesta de reforma, tales como simplifica-
ción, mejora de la competitividad, aliento a la inversión y otros asociados con un sis-
tema bien diseñado y estable en el tiempo. La turbulencia tributaria dificulta el cálculo
económico; una persona que toma una decisión de ahorro o inversión hoy, en base al
sistema tributario de hoy, puede ver que sus cálculos de costos y beneficios se modifi-
can sensiblemente de un año a otro por los cambios en la estructura tributaria. Muchas
de estas reformas deben adjudicarse al “entusiasmo reformista” y al aprovechamiento
de ese entusiasmo por distintos grupos de intereses.
40
35
30
Turbulencia tributaria Promedio
25
20
15
10
0
1933
1937
1941
1945
1949
1953
1957
1961
1965
1969
1973
1977
1981
1985
1989
1993
1997
2001
206
CAPÍTULO X – TURBULENCIA EN LA ESTRUCTURA TRIBUTARIA ARGENTINA
0.10
0.08
0.06
0.04
0.02
-
1966 1971 1976 1981 1986 1991 1996
0.07
0.06
0.05
0.04
0.03
0.02
0.01
0
Bélgica
EEUU
Suiza
Alemania
Dinamarca
Italia
Luemburgo
Francia
Holanda
Canadá
Suecia
Portugal
UK
Australia
Finlandia
Austria
Irlanda
Noruega
España
Japón
207
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
0.20
0.18
0.16
0.14
0.12
0.10
0.08
0.06
0.04
0.02
-
Bolívia
Colombia
El Salvador
Chile
Guatemala
México
Costa Rica
Brasil
Nicaragua
Panamá
Argentina
Perú
Paraguay
Uruguay
Tabla 99 – Relación entre turbulencia tributaria y recaudación/PBI
Recaud./ Ind. De Recaud./ Ind. De Recaud./ Ind. De
Año TCR/PBI Año TCR/PBI Año TCR/PBI
PBI TET PBI TET PBI TET
1933 8,74 4,95 1956 15,37 0,00 7,46 1979 11,03 0,02 8,97
1934 8,07 0,08 3,50 1957 12,73 0,19 9,69 1980 12,32 0,11 5,22
1935 9,18 0,13 11,57 1958 11,61 0,09 4,21 1981 11,38 0,08 28,13
1936 8,55 0,07 5,61 1959 9,10 0,24 8,53 1982 9,73 0,16 7,29
1937 8,77 0,03 8,26 1960 11,56 0,24 18,78 1983 8,91 0,09 13,61
1938 9,29 0,06 6,62 1961 11,70 0,01 7,86 1984 8,94 0,00 13,30
1939 8,72 0,06 8,68 1962 10,60 0,10 17,44 1985 12,29 0,32 17,10
1940 8,24 0,06 8,42 1963 11,33 0,07 5,86 1986 11,91 0,03 9,34
1941 7,33 0,12 9,89 1964 10,27 0,10 20,20 1987 11,61 0,03 12,73
1942 7,05 0,04 9,54 1965 11,22 0,09 12,98 1988 10,08 0,14 13,06
1943 7,02 0,01 13,18 1966 12,21 0,08 14,27 1989 11,04 0,09 30,67
1944 7,84 0,11 15,56 1967 14,11 0,14 17,67 1990 10,05 0,09 39,51
1945 8,68 0,10 24,02 1968 13,05 0,08 11,27 1991 12,04 0,18 14,49
1946 8,90 0,02 10,11 1969 12,30 0,06 2,81 1992 14,37 0,18 18,72
1947 13,24 0,39 21,83 1970 12,08 0,02 8,95 1993 15,96 0,10 9,31
1948 14,07 0,06 9,32 1971 10,68 0,12 10,03 1994 17,45 0,09 13,60
1949 14,65 0,04 17,11 1972 9,26 0,14 10,39 1995 16,42 0,06 8,60
1950 16,65 0,13 11,40 1973 10,05 0,08 10,46 1996 16,11 0,02 8,84
1951 16,68 0,00 9,38 1974 12,28 0,20 10,45 1997 16,85 0,05 4,93
1952 15,29 0,09 6,42 1975 8,58 0,35 22,40 1998 16,92 0,00 4,66
1953 15,13 0,01 12,63 1976 9,59 0,11 21,77 1999 16,94 0,00 4,77
1954 16,33 0,08 4,05 1977 10,75 0,11 28,01 2000 17,35 0,02 4,55
1955 15,39 0,06 3,22 1978 11,30 0,05 11,36 2001 17,02 0,02 12,75
TCR: Tasa de crecimiento de la recaudación
Fuente: Elaboración propia en base a datos de Afip (2001)
208
CAPÍTULO X – TURBULENCIA EN LA ESTRUCTURA TRIBUTARIA ARGENTINA
Figura 61
(a) (c)
Recursos/PBI e índice de turbulencia tributaria (todas las Recursos/PBI e índice de turbulencia tributaria (sin outliers)
observaciones) 18
18
16
16
14
Recursos / PBI
14
Recursos / PBI
12
12
10 10
8 8
6 6
2 7 12 17 22 27 32 37 2 6 10 14 18 22 26 30
Turbulencia tributaria Turbulencia tributaria
(b) (d)
Variación de los recursos/PBI e índice de turbulencia tributaria Variación de los recursos/PBI e índice de turbulencia tributaria
(todas las observaciones) (sin outliers)
40 25
20
30
Var. Recursos / PBI
15
20
10
10
5
0 0
2 6 10 14 18 22 26 30 34 38 2 6 10 14 18 22 26 30
Turbulencia tributaria Turbulencia tributaria
209
CAPÍTULO XI – INESTABILIDAD DE LOS PARÁMETROS BÁSICOS DEL RÉGIMEN DE COPARTICIPACIÓN
[1] [2]
γ 1-γ RNNC RNC
[N] [P] (1 - β) β
[N]
[3]
(1−α)β αβ
[N] [P]
Presupuesto Nacional
Presupuesto Provincial
Las tensiones que surgen de las relaciones [1] a [5] son cambiantes en el tiempo y
pueden pasar por períodos en los que se mantienen sin provocar conflictos abiertos y
por otros, en cambio, en los que se producen fuertes turbulencias.
212
CAPÍTULO XI – INESTABILIDAD DE LOS PARÁMETROS BÁSICOS DEL RÉGIMEN DE COPARTICIPACIÓN
Figura 63
RNNC;
(1-α)RNC A
B’’
C
A’
D
D’’
45º 45º B
O
D’ B’ RNC;
αRNC
12
1970-1987 (9.85%)
1990-1999 (5.50%)
6 1967-1979 (4.90%)
1950-1981 (4.31%)
0
1945 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000
129
En base a los cálculos de Núñez Miñana y Porto (1981, 1982), Porto (1990) y actualizaciones. Los
cálculos son sólo aproximaciones debido a distintas fuentes y métodos.
215
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
130
Existían los Aportes del Tesoro Nacional, previstos en el art. 67° inc. 8 de la Constitución de 1853,
pero eran de escasa importancia cuantitativa. Las provincias también recurrían al endeudamiento.
131
Ver Capítulo XII.
132
Ver Capítulo IX.
133
Como en el caso de la unificación de los Impuestos Internos (Ley 12.139) que implicaba una importan-
te redistribución entre las provincias que gravaban los consumos y las que gravaban la producción.
216
CAPÍTULO XI – INESTABILIDAD DE LOS PARÁMETROS BÁSICOS DEL RÉGIMEN DE COPARTICIPACIÓN
134
En la distribución secundaria se establecen los coeficientes γi de participación de cada provincia, tal que
∑γi = 1.
217
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
10
8
Porcentaje
0 ....
1936
1938
1940
1942
1944
1946
1948
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1993
1995
1998
2000
En el tercer período (1959-1966), la inestabilidad aumenta al 0,0211 por decisión
del Congreso Nacional de fortalecer las finanzas provinciales. Los cambios se produje-
ron gradualmente de modo de no deteriorar la posición financiera de la Nación. En
1967-1972, el índice de inestabilidad de la distribución primaria es de 0,0058 y se debe
a un único cambio en 1967, otra vez por decisión unilateral del gobierno de facto en su
intento de sanear las finanzas nacionales transfiriendo la carga a las provincias. El
quinto período revela una inestabilidad alta, comparado con los anteriores. El índice
llega al 0,0334, ya que implica un cambio anual del 3,35 en la distribución del total de
recursos coparticipables entre la Nación y el conjunto de provincias. De los doce años
del período no se verificaron cambios en cinco de ellos, lo que da una idea de la inten-
sidad de la turbulencia en los otros siete años. El primer cambio importante fue como
consecuencia de la sanción de la Ley 20.221 (1973), que revirtió la medida de 1967 y
mejoró la parte provincial. Los otros cambios deben adjudicarse al “entusiasmo refor-
mista”, que llevaron a modificaciones importantes en 1975 y 1979-1980 que tuvieron
que revertirse rápidamente (en 1976 y 1983-1984, respectivamente). La reforma de
1980 por si sola implicó un cambio del 4,5% del total de recursos coparticipables de las
provincias hacia la Nación entre 1979 y 1980 y un 11,4% adicional entre 1980 y 1981.
Un cambio poco meditado de tal magnitud no podía tener otro efecto que desarticular
totalmente el régimen: las grandes pérdidas financieras de las provincias tuvieron que
ser compensadas con Aportes del Tesoro Nacional (ATN). El régimen automático dejo
paso a la discreción. Los efectos cuantitativos fueron contundentes: los ATN, que re-
135
Ver Capítulo IX.
218
CAPÍTULO XI – INESTABILIDAD DE LOS PARÁMETROS BÁSICOS DEL RÉGIMEN DE COPARTICIPACIÓN
4,0
1973-1983 (3,35%)
3,0
desde 1984 (3,00%)
1959-1966 (2,11%)
2,0
1935-1946 (1,27%)
1,0
1947-1958 (1,06%)
1967-1972 (0,58%)
0,0
1933 1943 1953 1963 1973 1983 1993 2003
136
Para un análisis detallado de los ATN en el período 1967-1984, ver Porto (1986).
137
“They (sub-national governments) also be able to predict with considerable certainty the intergovern-
mental transfers that they can anticipate in any financial period (…) it is not thus generally appropriate to
219
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
have exactly the same budget period for local and central governments, since the former connot determine
their budgets until they know the size and nature of the transfers they are likely to receive from the later”
(Bird, 2002)
138
Para detalles ver Porto (2002a, 2002b).
139
Si el beneficio marginal es positivo el burócrata no incurrirá en ineficiencia X. Si BT = CT para BT’ ≤
0, entonces el burócrata lleva el output hasta que BT’ = 0 e incurre en ineficiencia X para igualar el benefi-
cio total con el costo total.
220
CAPÍTULO XI – INESTABILIDAD DE LOS PARÁMETROS BÁSICOS DEL RÉGIMEN DE COPARTICIPACIÓN
Figura 67
Crp'
Crp',
Bp'
3
1
Bp'
G* Rp, G
140
El mismo resultado se obtiene si se considera que una parte de la transferencia está determinada ex-
ante, de modo que la computa en el cálculo de optimización.
141
Obsérvese que la reacción es similar a la del burócrata de Niskanen. En la teoría de la burocracia se
supone que los controles le impiden expandir el gasto más allá de BT = CT, con BT’ > 0. En el modelo del
texto se supone que los controles son más eficientes ya que le impiden ir más allá de Bp’ = Crp’. A partir
de esos puntos, cualquier transferencia adicional se gasta totalmente en el bien público. En el modelo de
burocracia, si cuando BT = CT es BT’ = 0, entonces un incremento en las transferencias aumentará el gas-
to público en un importe mayor. Ver Porto (2002).
142
En un trabajo anterior (Porto, 2002b) se brindó un fundamento adicional para el gasto total de la trans-
ferencia para aumentar el gasto público. La idea expuesta en ese trabajo, debida a comentarios de Cont, es
que hay flexibilidad asimétrica en los dos lados del presupuesto. Es difícil ajustar la recaudación propia
una vez sancionada a comienzo del ejercicio la ley tributaria; es más fácil ajustar el gasto público y ésta es
la variable que absorbe toda la transferencia.
221
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Figura 68
Cr
Crp',
Bp'
3
4
5
1
2
Rp, Eo, G
XI.4 - Conclusión
Una de las condiciones necesarias para que un régimen de transferencias interguber-
namentales funcione adecuadamente es que se base en reglas de juego claras, estables,
no arbitrarias, universales y no negociables. La previsibilidad y certidumbre se consi-
deran parte de ese conjunto de normas. El gobierno local actuará de modo distinto, se-
gún qué transferencia esté determinada ex-ante, de modo que su accionar esté restrin-
gido por los controles de los ciudadanos y del Poder Legislativo, o que la transferencia
se determina ex-post, cuando esos controles son inexistentes o menos efectivos.
Un paso para el cumplimiento de esas condiciones es eliminar la inestabilidad de
la distribución primaria –salvo la establecida en las Leyes para reflejar las cambiantes
condiciones de las relaciones Nación-provincias como ocurrió, salvo algunas excep-
ciones, entre 1935 y comienzos de los 70. Otra condición es la minimización de la
inestabilidad de la mezcla coparticipables-no coparticipables. En estos dos importantes
parámetros de la coparticipación, la inestabilidad ha sido creciente desde los años 70 y
terminó con la desarticulación total del régimen. Esta inestabilidad es mucho menos
reconocida, pero mucho más dañina para el régimen, que la que se origina en las fluc-
tuaciones de la actividad económica. Esta última es la que ha merecido más atención
últimamente y ha llevado a propuestas de creación de fondos de estabilización. Es mu-
cho más dañina porque, en tanto los ciclos son parte de la vida económica de la socie-
dad, los cambios (unilaterales) en los parámetros α y β generan conflictos y pujas para
revertirlos, quitándole al régimen las características deseables antes mencionadas. Re-
sumiendo, la recomendación de política que se desprende es la de dar estabilidad a la
distribución primaria, acotar la inestabilidad de la mezcla y no introducir elementos
que con el pretexto de estabilizar los recursos provinciales en el ciclo se conviertan en
generadores de inestabilidad en α y β.
222
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
143
Se agradece la colaboración de Aurora Gallerano y Alejandro Támola y los comentarios de Diego
Fernández Felices.
144
Ver sección XII.3.
145
Los Aportes del Tesoro Nacional (art. 67° inc. 8 de la Constitución de 1853) eran de poca importancia
cuantitativa. Ver Porto (1990).
223
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
algunas provincias de gran población y con bajo índice de recursos y gastos, que es
menester contemplar para que puedan elevar el nivel de vida de sus habitantes, contan-
do con los recursos imprescindibles para ello (…) a juicio del Poder Ejecutivo Nacio-
nal el sistema propuesto no resulta suficientemente justo y equitativo (…) razón por la
cual en el proyecto que se eleva ha sido reemplazado.” El reemplazo es del 17% del
total por partes iguales y el 3% inverso a la población, propuesto por las provincias, al
25% del total por partes iguales. El resto, en los dos casos, se distribuía en porcentajes
iguales por población, recursos propios y gastos realizados por cada provincia.
Un nuevo avance se da con la Ley 20.221 (1973), en la que se explicitan los obje-
tivos del régimen y la utilización de prorrateadores de capacidad y necesidad fiscal. En
el Mensaje de Elevación de la Ley se consagra como uno de los objetivos el “reconocer
la necesidad de un tratamiento diferencial a las provincias de menores recursos, a efec-
tos de posibilitar a todas ellas la prestación de los servicios públicos a su cargo en nive-
les que garanticen la igualdad de tratamiento a todos sus habitantes”. Y agrega al fun-
damentar los distribuidores que “la distribución por población se fundamenta en la es-
tricta relación existente entre los servicios públicos provinciales y el número de habi-
tantes. La distribución por brecha de desarrollo (…) se justifica por la necesidad de
compensar la relativa debilidad de la base tributaria de las provincias más rezagadas.
La distribución por dispersión demográfica obedece a la intención de tener en cuenta la
situación especial de provincias de baja densidad de población con respecto a la orga-
nización de la prestación de sus respectivos servicios público”.
La culminación de este proceso, tendiente a consagrar como objetivo explícito de
política la “igualación fiscal” y como instrumento para su logro la coparticipación de
impuestos, se encuentra en la Constitución Nacional de 1994 “La distribución entre la
Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre éstas, (…)será equitativa,
solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de
vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional” (art. 75° inc. 2).
146
Esta sección esta basada en Nuñez Miñana y Porto (1984).
224
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
225
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
147
Esta aproximación surge de una regresión lineal simple entre el porcentaje correspondiente a cada pro-
vincia (cj) y el porcentaje de población total (Pj), que arroja el siguiente resultado
cj = 2,36 + 0,48 Pj (los coeficientes son estadísticamente significativos a los niveles usuales y el R2 toma el
valor de 0,95).
226
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
San Luis 25
La Rioja 17
Catamarca 13
148
Por ejemplo, con una alícuota del 10% sobre la base o capacidad económica de la Figura 69, Buenos
Aires recaudaría $13 por habitante, mientras que Catamarca y Santiago del Estero sólo obtendrían $1,30
per cápita.
227
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
149
Se definen bases tributarias y alícuotas uniformes a aplicar por todas las jurisdicciones y se calcula un
rendimiento potencial. La alícuota uniforme es la que surge de relacionar la recaudación efectiva con la
potencial, a fin de que a nivel consolidado de jurisdicciones dichas recaudaciones resulten iguales.
228
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
168
dos estimaciones de capacidad tributaria. Santa Cruz 161
1994) Santa Fe
Córdoba
95
85
Entre Ríos 78
En la Tabla 103 se presenta el ordena- Corrientes 76
32
relativas no se han modificado sustan- Chaco 31
24 SGO
FOR
CAT
LRI
CT E
MIS
CHA
SLU SAL
Posicion 1978
NEU
JUJ
SJU
12 CRU
ENT
T UC
NEG
PAM
COR
CHU
T FU
MEN
BUE
SFE
CBA
12 24
Posición 1994
230
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
150
CBA
BUE
Capacidad fiscal 1937 (promedio=100)
120
SFE
90 COR
MEN
60 ENT JUJ
SAL
T UC SJU
30 CT E
SLU
LRI
CAT SGO
0
0 35 70 105 140 175 210
Gasto por habitante 1934 (promedio=100)
200
180 CT E CRU T FU
160
SAL PAM
Esfuerzo tributario relativo
140 FOR
20
0
0 30 60 90 120 150 180 210 240
Capacidad tributaria per cápita relativa
231
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
160
140 COR
PAM
MEN
120 SAL JUJ SFE
ENT
CHA CBA
Esfuerzo tributario
100 SGO BUE
CRU
NEG NEU
80 FOR SJULRI
T UC
MIS
60
CAT
CHU
40
SLU T FU
CT E
20
0
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450
PBI per cápita 1993 (nación=100)
Figura 76 - Esfuerzo per cápita relativo y capacidad per cápita relativa 1994
450
400 T FU
350
Capacidad per cápita relativa
300
250
CBA
200 SLU
CHU NEU CRU
150
PAM
100 NEGBUE SFE
ENT COR
CT E MEN
SJU JUJ CAT T UC
50 MIS SAL
LRI FOR SGO CHA
0
0 20 40 60 80 100 120 140 160
Esfuerzo per cápita relativo
152
Cuaderno de Economía No15 (1996), cuadro No. IV.6, promedio simple de las cuatro metodologías.
232
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
233
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
Condición fiscal implícita en la Ley 20.221 (1973) y su relación con el esfuerzo fiscal
En la Figura 78, Figura 79 y Figura 80 se presenta la relación entre la situación de con-
fort-stress fiscal y el esfuerzo tributario.
La Figura 78 presenta la relación entre los coeficientes que surgen de la Ley
20.221 de acuerdo al censo de 1980 y el esfuerzo tributario relativo de acuerdo con el
STPS correspondiente al año 1978; en la Figura 79 entre los coeficientes que surgen de
la Ley 20.221 de acuerdo al Censo de 1991 y el esfuerzo tributario aproximado por el
cociente entre recursos propios y el PBI de cada jurisdicción correspondiente al año
1993. La Figura 80 presenta la relación entre las inversas de la Ley 20.221 según el
Censo de 1991 y el esfuerzo tributario relativo de acuerdo al STPS correspondiente a
1994.
La comparación de las Figuras permite observar que las provincias en situación
de stress fiscal se han movido a lo largo del tiempo hacia posiciones de menor esfuerzo
fiscal. Por ejemplo, en 1978, 13 de esas jurisdicciones exhibían esfuerzo tributario su-
perior al promedio. En 1994, sólo 4 tienen esfuerzo tributario superior al promedio.
Parte de este comportamiento debe adjudicarse a la creciente importancia cuantitativa y
a la creciente redistribución del Régimen de Coparticipación Federal de Impuestos.
234
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
200
CRU
180 CT E
160 PAM SAL
FOR
140
40
20
0
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180
Inversas Ley 20.221 1980
200
180
160
140 COR
Esfuerzo tributario 1993
PAM MEN
120 SALJUJ SFE
ENT
100 CHA BUE
SGO
CRU
NEU NEG
80 LRI FOR SJU
T UC
MIS
60
CAT
CHU
40
SLU
CT E
20
Figura 80 - Inversas Ley 20.221 1991 y esfuerzo tributario per cápita relativo 1994
200
180
Esfuerzo tributario per cápita relativo 1994
160
COR
140 MEN
CHA SFE
120
ENT
CRU SGO
100 PAM SAL BUE
NEG T UC
80 CAT FOR MIS
NEU
60 LRI SLU
JUJ SJU
CT E
CHU
40
20
0
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180
Inversas Ley 20.221 1991
235
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
SFE CBA
CHA
120
ENT
SGO CRU
100 SAL PAM BUE
NEG T UC
80 FOR CAT MIS
NEU T FU
SJU SLU
60 LRI JUJ
CT E
CHU
40
20
0
0 50 100 150 200 250 300
Confort-Stress (Capacidad/Necesidad)
236
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
153
En base a Nuñez Miñana y Porto (1984), Porto (1990) y actualizaciones.
237
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
154
Se utilizó como variable sustituta del PBI per cápita de 1934 la estimación del ingreso por habitante de
Moyano Llerena (1955) para el año 1946.
155
Hasta 1935 consistieron fundamentalmente en Aportes del Tesoro Nacional y en aportes del Fondo
Nacional de Vialidad a los organismos viales provinciales (aportes condicionados que aparecen en 1932
con la Ley 11.658).
156
Según se considere un modelo lineal o lineal en logaritmos, la variación explicada es del 53% o 71%,
respectivamente. El coeficiente correspondiente a la variable independiente es positivo en ambas regresio-
nes y la elasticidad-PBI resultante es superior a la unidad.
238
CAPÍTULO XII – LA CAPACIDAD, NECESIDAD, CONFORT Y STRESS FISCALES EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Hacia 1960 se había obtenido una relativa igualdad de los niveles de gasto pro-
vincial per cápita, con excepción del grupo de Baja Densidad. Los resultados de las
estimaciones econométricas para 1960 indican una pérdida del poder explicativo de la
variable PBI y un avance de las transferencias del gobierno nacional como variable
explicativa.
La situación en cuanto a erogaciones provinciales per cápita había cambiado no-
tablemente hacia 1980. Las estimaciones econométricas para este año indican un in-
cremento de la influencia de las transferencias nacionales en la determinación del gasto
provincial.
A modo de síntesis, puede decirse que antes de los Regímenes de Coparticipación
(1934) los valores máximos de las erogaciones provinciales per cápita correspondían a
las jurisdicciones Avanzadas, seguidas por las Intermedias y con el valor mínimo para
el grupo de las Rezagadas. Este ordenamiento muestra el efecto del funcionamiento del
sistema federal de gobierno sin ninguna modificación producida por la operación de
regímenes de coparticipación impositiva. La estrecha correlación entre gasto per cápita
y nivel económico provincial resulta de la necesidad de cada gobierno de ajustar sus
gastos a su restricción presupuestaria. Hacia 1960 se había obtenido una relativa igual-
dad de los niveles de gasto provincial per cápita entre los distintos grupos; esa igualdad
se alcanza por el efecto redistributivo de la operación de los regímenes de coparticipa-
ción. Hacia 1980, al acentuarse la importancia de la Coparticipación Federal de Im-
puestos y dentro de su distribución la mayor ponderación de los prorrateadores redis-
tributivos, se invierte la situación inicial: las mayores erogaciones per cápita -con ex-
cepción de las jurisdicciones de Baja Densidad- las exhiben el grupo de provincias Re-
zagadas, seguidas por las Intermedias y registrándose el menor valor en las Avanzadas.
La situación de 1980 se profundiza hacia 1986, revirtiéndose hacia 1995 y 2000 las
tendencias de 1960-1986 –aunque con diferencias al interior de los grupos.
En la Figura 83 se presenta la evolución del gasto per cápita para algunos años se-
leccionados, clasificando a las jurisdicciones en Avanzadas, de Baja Densidad, Inter-
medias y Rezagadas.
250
200
150
100
50
0
Avanzadas Baja densidad Intermedias Rezagadas
239
CAPÍTULO XIII –LAS POLÍTICAS DE DESCENTRALIZACIÓN FISCAL Y LAS DISPARIDADES REGIONALES
157
Se agradecen los comentarios de Diego Fernández Felices.
158
El art. 75° inc. 2 establece que la distribución de la recaudación de impuestos coparticipables entre la
Nación, las provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre éstas “será equitativa, solidaria y dará prioridad
al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el te-
rritorio nacional”.
159
En la Constitución de la provincia de Buenos Aires de 1994 la “igualdad de trato” y la garantía de
“igualdad de oportunidades” se consagra en la Sección Primera (Declaraciones, Derechos y Garantías).
Con referencia a bienes específicos, el art. 15° garantiza el acceso irrestricto a la justicia; el art. 36° inc. 8
garantiza a todos los habitantes el acceso a la Salud y en el art. 198° se establece que “toda persona tiene
derecho a la educación (...) La educación es responsabilidad indelegable de la Provincia, la cual (...) pro-
veerá los servicios (...) asegurando el libre acceso, permanencia y egreso a la educación en igualdad de
oportunidades y posibilidades”.
160
En Estados Unidos la preocupación por el impacto (negativo) de las disparidades fiscales sobre la base
de la igualdad de oportunidades en cuanto a educación pública surgió a partir de un fallo de la Corte Su-
prema de California en 1971 (Stern 1973, Feldstein 1975). La igualdad de trato fue interpretada signifi-
cando igual gasto por alumno (“Serrano criteria”). Para la importancia cuantitativa de las transferencias en
el financiamiento de la educación elemental y secundaria en los Estados Unidos ver Tabla 109 del Anexo
de Tablas de este capítulo.
161
La reforma que se evalúa no ha sido formulada en concreto, pero a nivel de lineamientos básicos está
presente en varios documentos que guían la acción de los gobiernos. Por ejemplo, en la propuesta de re-
forma de la Constitución de la provincia de Buenos Aires de 1990 -que fue desaprobada en la votación por
241
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
simple con el que se analizan dos de los efectos que resultarían de la descentralización:
la redistribución territorial y la eficiencia. Luego se realiza un análisis empírico para
cuantificar y evaluar distintas políticas alternativas. En primer lugar, se cuantifican ga-
nadores y perdedores de la política propuesta. En segundo lugar, se comparan tres polí-
ticas: (i) la actual, con provisión y financiamiento centralizado; (ii) la descentralización
del gasto y del impuesto, con cada municipio gastando lo que recaude en su jurisdic-
ción, y aplicando la alícuota que cobraba la provincia; (iii) la descentralización, pero
manteniendo el gasto que realizaba la provincia en cada jurisdicción, ajustando la alí-
cuota municipal para equilibrar el presupuesto. La evaluación de políticas se realiza
comparando la desigualdad de gastos (políticas (i) y (ii)) y de alícuotas (políticas (i) y
(iii)). Se concluye que, como era esperable a priori, con la descentralización fiscal hay
ganadores y perdedores; que la descentralización fiscal aumenta la desigualdad territo-
rial del gasto por alumno en EGB o de la alícuota del impuesto necesaria para financiar
el gasto fijado centralmente. En general, los resultados desde el punto de vista igual-
dad-bienestar favorecen la provisión centralizada.162 El análisis de eficiencia intermu-
nicipal de la provisión centralizada indica, por otro lado, que existen diferencias muni-
cipales no muy significativas. Si las municipalidades menos eficientes se mueven hacia
los niveles de eficiencia de aquellas que se encuentran en la frontera podría compen-
sarse, aunque muy parcialmente, la mayor desigualdad.
si o por no- se avanzaba significativamente en permitir y alentar la descentralización. Ese avance hacia la
descentralización no se repitió en la Constitución finalmente reformada en 1994. En la Plataforma Electo-
ral del Partido Justicialista para las elecciones de 1999 se planteaba la promoción del federalismo educati-
vo (sección 3.6) y la profundización del proceso de descentralización de funciones en general (sección
7.3). La Guía de Políticas de la Alianza (1999) no explicitaba políticas de descentralización pero imponía
restricciones a las políticas actuales o futuras; por ejemplo, en el área educativa se buscaba una mayor
equidad social y regional y una calidad crecientemente uniforme.
162
Para una conclusión similar en el caso de Francia ver Prud'homme y Navarre (1992); para Estados Uni-
dos ver, entre otros, Stern (1973), Feldstein (1975), Inman (1978) y Anderson (1994). Para una conclusión
similar con un análisis dinámico, ver Fernandez y Rogerson (1998). Para un modelo teórico en el que re-
sulta más redistribución en un modelo centralizado que con la alternativa descentralizada, ver Brown y
Oates (1987).
242
CAPÍTULO XIII –LAS POLÍTICAS DE DESCENTRALIZACIÓN FISCAL Y LAS DISPARIDADES REGIONALES
[3] V * (tk , γ k , yk ) = (1 − tk ) yk + γ k tk yk
243
DISPARIDADES REGIONALES Y FEDERALISMO FISCAL
ninguna ganancia o pérdida de eficiencia por la provisión centralizada. En este caso (7)
se transforma en
[8] ∆V * = tu ( yk − yu )
163
En las cuantificaciones se supone que el EGB se financia con un impuesto inmobiliario. Es equivalente
a la expresión [2] si hay una relación fija entre el ingreso per cápita y la riqueza inmobiliaria per cápita.
244
CAPÍTULO XIII –LAS POLÍTICAS DE DESCENTRALIZACIÓN FISCAL Y LAS DISPARIDADES REGIONALES
ciones de aportantes netos y receptores netos por cifras de significación que en el agre-
gado se cancelan. Es interesante notar que algunas municipalidades rurales de gran ex-
tensión territorial y población muy dispersa son receptores netos por montos totales
significativos. Esos cálculos sugieren dos características de la distribución intermunici-
pal del gasto provincial en EGB: la existencia de un criterio redistributivo (por ejem-
plo, de partidos del Gran Buenos Aires de Nivel Alto a los de Nivel Bajo) y la preocu-
pación (concern según Behrman y Craig, 1987) por la situación diferencial de algunas
municipalidades (por ejemplo, aquellas con población dispersa). Los resultados incor-
porados en la fila I de la Tabla 108 indican un efecto "igualador" de la centralización:
la elasticidad del gasto en EGB con respecto a la recaudación del impuesto inmobilia-
rio es menor que la unidad.
El resultado financiero (relación entre la recaudación del impuesto inmobiliario y
el gasto en EGB centralizado) exhibe relación positiva con el PBI de cada municipali-
dad (a mayor PBI, mayor aporte neto) y negativa con el porcentaje de personas con
Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) reciben aporte neto las municipalidades con
mayor porcentaje de NBI (Tabla 108, fila II).
XIII.2.b - Comparación de las políticas i y ii. Desigualdad del gasto entre municipalidades
Si sólo preocupa la desigualdad del gasto en EGB en las distintas políticas, la compa-
ración es entre el índice de desigualdad de tuyu en (4) y el de tuyk en (5). Obsérvese que
de la expresión (4) resultaría el mismo gasto per cápita en todas las municipalidades.
En general este no será el caso -como se describió en la sección anterior- ya que la au-
toridad provincial puede tener en cuenta consideraciones de equidad, diferente costo de
provisión del servicio en las distintas municipalidades, etc. Además, el γu puede diferir
entre municipalidades pese a que la provisión esté a cargo del gobierno central.164 Los
índices de Gini y Atkinson son los siguientes
Indices de Atkinson
Indice de Gini Parámetros de aversión a la desigualdad
0.5 -1 -10
Política I 0.262 0.055 0.181 0.419
Política II 0.325 0.085 0.321 0.725
164
En la expresión [4] resulta
[4’] V * (tu , tuk , γ uk , yk ) = (1 − tu ) yk + γ uk (tuk yk )
donde γuk es la eficiencia de la provisión centralizada en la municipalidad k y tuk es el gasto en EGB en la
municipalidad k, con provisión centralizada, como proporción del ingreso (PBI) per cápita del municipio.
Si se considera sólo el gasto en EGB y γuk = 1, la diferencia [5] – [4’] viene dada por
V * (tu , tuk , γ uk , yk , yu ) = (tu − tuk ) yk
y el municipio k gana con la descentralización si tuk < tu.