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En las empresas la gran motivadora es la capacitación.

El colaborador que
recibe capacitación siente que la empresa lo estima y, por lo tanto, le está
asignando un salario espiritual y considera que están invirtiendo en su
talento para mejorar su rendimiento, la calidad de su trabajo, elevar su
productividad y, consecuentemente, piensa que puede estar próximo a un
asenso.

Si bien es cierto que el aumento del salario económico es importante para


mejorar la calidad de vida, también es cierto que, pasado cierto período, la
nueva remuneración se diluye en satisfacer ciertas necesidades y,
nuevamente, se requiere nuevo aumento; en cambio, el salario espiritual
permite mejorar la calidad humana del hombre, coadyuva a la felicidad de
su hogar. Este colaborador será el principal publicista de la empresa por que
se sentirá orgulloso de ser su servidor y artífice de su engrandecimiento.

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