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Escenarios productivos y ambientales

del Chaco Argentino: 1977-2010

Jorge Adámoli
Rubén Ginzburg
Sebastián Torrella

Con la colaboración de Carla Narbaiza

Grupo de Estudios de Sistemas Ecológicos


en Ambientes Agrícolas

Facultad de Ciencias Exactas y Naturales


Universidad de Buenos Aires

Junio de 2011

Fundación Producir Conservando


Escenarios productivos y ambientales
del Chaco Argentino: 1977-2010

Índice General

1. Presentación y resumen ejecutivo…3

2. Expansión de las fronteras agropecuarias…9

a. Cambio de uso del suelo en el Chaco Argentino…10

b. Análisis de los principales cultivos…31

c. Cambio de uso del suelo y conservación de la


biodiversidad y los servicios ecosistémicos…49

3. Ordenamiento Territorial…68

a. Elementos conceptuales sobre ordenamiento


territorial…69

b. Ley de Bosques Nativos: Análisis de casos…78

c. Ordenamiento Territorial con enfoque integral: el caso


de la Provincia de Formosa…87

4. Conclusiones…95

2
1. Presentación y resumen ejecutivo
El presente trabajo se propone analizar y describir la evolución de la producción
agropecuaria en el gran chaco argentino en los últimos 35 años y algunas de sus
implicancias para el medio ambiente. Este período abarca distintos procesos de
expansión agropecuaria, motorizados por distintos actores sociales y distintos cultivos.

El trabajo está dividido en dos grandes capítulos: Expansión de fronteras


agropecuarias y Ordenamiento Territorial. Siendo que el principal impacto de los
procesos de expansión agropecuaria en los ambientes naturales es la conversión de los
mismos en agroecosistemas, el principal objeto de análisis es la superficie dedicada a
cultivos, ya sean estos agrícolas o pasturas.

W E

1977

1992

2002

2010
3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

Figura 1. Superficies donde la cobertura vegetal nativa ha sido transformada (en


naranja, superficies agrícolas al año 1977; en verde, rojo y azul, expansión agrícola
registrada entre los años 1977-1992, 1992-2002 y 2002-2010, respectivamente).

3
En el apartado 2.a se estudia la magnitud y la disposición en el territorio de las
áreas cultivadas en cuatro momentos: 1977, 1992, 2002 y 2010 (Figura 1). Entre 1977 y
2010 las áreas cultivadas se triplicaron, pasando de 4 a más de 11 millones de ha, es
decir el 22% de la superficie de la región. Esto implicó que 7.630.000 hectáreas de
ambientes nativos se han convertido en agroecosistemas cultivados. En el último
período, 2002-2010, la tasa de cambio fue la más alta, llegando a 528.000 hectáreas/año.
A nivel provincial, se observa que el 85% de la expansión se concentra en 4 provincias:
Santiago del Estero, Chaco, Córdoba y Salta.

Naturalmente, las áreas cultivadas se concentran en aquellas zonas donde las


condiciones de clima y suelos son más favorables, constituyendo una serie de núcleos
productivos distribuidos en la región. Por otro lado, se advierte que esta agregación de
las áreas cultivadas, constituye una amenaza para la conservación de los ecosistemas
naturales originalmente asentados en estas zonas. En este sentido los ambientes más
afectados son los bosques de la transición chaco-yungas en el subhúmedo occidental y
los bosques de tres quebrachos en el subhúmedo central.

En el apartado 2.b, se analiza, sobre la base de estadísticas oficiales del


Ministerio de agricultura, ganadería y pesca de la Nación (estimaciones agrícolas), la
evolución de los principales cultivos en Chaco, Salta, Santiago del Estero, Tucumán y
Formosa. Se observa que a nivel regional hay un importante aumento de las superficies
cultivadas (Figura 2). Esto permite detectar cuáles fueron los cultivos que impulsaron la
expansión agrícola en cada período.

Superficie sembrada (Chaco- Formosa-Santiago del Estero- Salta- Tucumán) 1969-2010


5.0

4.5 ALGODÓN
GIRASOL
4.0 SOJA
MAIZ
3.5 TRIGO
SORGO
Millones de hectáreas

3.0 TOTAL

2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 2. Superficies sembradas en Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Salta y


Tucumán.

4
Se advierten notables diferencias entre las provincias, por ejemplo en Salta el
poroto fue el cultivo dominante durante las primeras fases, mientras que en Chaco ese
lugar lo ocupó el algodón. En ambas provincias, al igual que en la región en su conjunto
menos en Formosa, la soja pasó a ser el cultivo dominante a finales de la década del
noventa. Sin embargo, es importante notar que el avance de la soja no ha sido en
desmedro de la superficie ocupada por otros cultivos, sino que lo que ha ocurrido
predominantemente es una incorporación de nuevas áreas al escenario agrícola.

Más recientemente las pasturas han ido ocupado un papel cada vez más
importante, destacándose en zonas con limitaciones climáticas para cultivos de granos,
como la mayor parte de la subregión semiárida. Este aspecto se analiza en particular
para el caso de la Provincia de Salta, debido a la falta de información fehaciente para
otras provincias de la región, pero se destaca la importancia del fuerte crecimiento de
las pasturas, como el más probable impulsor de la futura expansión de las áreas
cultivadas.

En el apartado 2.c se desarrolla el impacto del cambio de uso del suelo para la
conservación. En primer lugar se presentan algunos elementos conceptuales de la
problemática de la pérdida y fragmentación de ambientes naturales, que son
considerados a nivel internacional como las principales amenazas para la conservación
de la biodiversidad. Asimismo se discute sobre algunas herramientas de gestión
desarrollas desde la biología de conservación tendientes a mitigar sus impactos. Entre
estas herramientas se destacan los corredores de conservación y las áreas de protección
ambiental.

Figura 3. Disposición de los bosques de tres quebrachos en el SO de la Provincia del


Chaco. Verde oscuro: bosques en el 2010, verde claro bosques desmontados entre 1957
y 2010.

Luego se estudia en detalle el caso de uno de los ecosistemas más amenazados


por la expansión agrícola en la región: el bosque de tres quebrachos en la Provincia del
Chaco. Para ello se analiza la evolución de la superficie y la disposición espacial del
bosque de tres quebrachos en el SO de la provincia en el período 1957-2010 (Figura 3).
En el inicio del período los cultivos ya ocupaban el 63 % de la superficie total. A partir
de este primer registro, se llevó adelante un intenso proceso de desmonte, que implicó la

5
pérdida de la mitad de la superficie de bosques, que pasan a ocupar menos del 20% de la
superficie de la zona estudiada.

Se calculan también distintos índices de paisajes que permiten cuantificar la


fragmentación sufrida por este bosque: la superficie total se distribuye en un mayor
número de isletas, estás son cada vez más pequeñas, y tienen mayor cantidad de borde
por unidad de superficie, todos ellos considerados indicadores negativos para la
conservación del ambiente ya que lo torna más vulnerable. Se cuestiona finalmente la
utilidad de dejar los remanentes del bosque nativo en la forma de cortinas como lo exige
la legislación provincial, ya que desde el punto de vista de la conservación, es el peor
diseño posible, tras lo cual se discuten luego posibles alternativas para la conservación
de estos bosques.

El capítulo 3 está dedicado a lo que entendemos es la herramienta clave para la


política ambiental a escala regional: el ordenamiento territorial. En el primer apartado
(3.a) se presenta una serie de elementos conceptuales sobre el tema, acompañados de un
breve repaso por los antecedentes nacionales e internacionales. En la Argentina son
pocas las experiencias efectivas, ya que el tema comienza a desarrollarse en forma
incipiente.

La sanción en 2007 de la ley de bosques nativos (26.331) marca sin dudas un


antes y un después en el ordenamiento territorial del país. En el apartado 3.b se señala
que esta ley fue sancionada como respuesta al intenso proceso de deforestación
analizado en 2.a), con el objetivo de regular el avance de la frontera agropecuaria y
asegurar la conservación de los bosques nativos.

Tratándose de una ley de presupuestos mínimos, marca una pauta nacional con
base en la cual las provincias deben categorizar sus bosques nativos en función de su
“valor de conservación”, según tres categorías: rojo, amarillo y verde. En los bosques
asignados a la categoría rojo no se pueden realizar desmontes ni aprovechamiento
forestal, en amarillo se permite el aprovechamiento sustentable pero no el desmonte y
en el verde se permiten ambas prácticas.

En primer lugar se presentan las características principales de la ley, tanto sus


méritos como sus limitaciones. Entre los primeros se destaca el hecho de haber puesto
en agenda tanto el problema del avance descontrolado de la frontera agrícola (y la
consecuente amenaza sobre los bosques nativos) y al Ordenamiento Territorial como la
herramienta de gestión adecuada para abordarlo. Por otro lado, presenta el error
conceptual de proponer el Ordenamiento de los Bosques Nativos, lo que en realidad es
una Zonificación Temática basada en las áreas forestales. Es decir, se pierde el
necesario enfoque integral. Otra seria objeción es que no considera explícitamente a la
cuestión de fondo: la necesaria articulación entre el avance de la frontera agrícola con la
conservación de los bosques.

Luego se analiza como está siendo aplicada la ley en las tres provincias que
presentaron mayor deforestación en el período estudiado: Santiago del Estero, Chaco y
Salta.

Se observa que en general, se han categorizado como rojos a los bosques que ya
estaban protegidos por pertenecer a áreas protegidas, y a aquellos que no asientan sobre

6
suelos potencialmente agrícolas; es decir que la categorización en rojo no ha tenido un
impacto positivo y efectivo en la protección de los bosques más amenazados por la
expansión, que son los potencialmente cultivables.

En el amarillo, tanto Chaco como Santiago del Estero adoptaron el criterio de


“flexibilizar” las restricciones impuestas por la ley nacional en esta categoría,
permitiendo ciertos porcentajes de desmonte y también permitiendo prácticas
“silvopastoriles”, que a los fines de la conservación del bosque nativo, no son más que
un desmonte encubierto, levemente diferido en el tiempo.

En la categoría verde Chaco, Santiago del Estero y en forma parcial Salta,


incluyeron a todos los bosques ubicados en áreas con mayor potencial agrícola. De esta
manera, se da la paradoja de que los bosques más amenazados por la expansión, resultan
los menos protegidos.

Finalmente se concluye que, al focalizarse solamente en la conservación de los


bosques, la ley nacional no considera debidamente la cuestión del avance agropecuario
crucial para varias provincias. Esto forzó a que las provincias flexibilizaran y
distorsionaran las categorías, haciendo que el impacto de la aplicación de la ley sobre la
conservación de los bosques nativos más amenazados sea escaso y en algunos casos
nulo.

En el apartado 3.c se presenta el caso del Programa de Ordenamiento Territorial


de la Provincia de Formosa (POT-For). Además de dar pleno cumplimiento a lo
dispuesto en la Ley 26.331 de bosques nativos, el POT-For se desarrolló con un enfoque
integral, aplicando el concepto de presupuestos mínimos y contemplando no solamente
a los bosques nativos sino también al resto de las fisonomías naturales (humedales,
pastizales, etc.), en armonía con una fuerte expansión de su base productiva. El POT-
For se propone alcanzar en forma simultánea objetivos ambientales, sociales y
productivos.
La herramienta clave del POT-For es la zonificación, mediante la cual se divide
a la Provincia en dos Zonas de Ordenamiento Territorial, ambas con una extensión
aproximada de 3,7 millones de hectáreas. La Zona Corredores reúne y conecta a los
sectores de mayor interés para la conservación de la diversidad biológica, presenta
escasa población urbana y baja densidad de áreas cultivadas. La Zona Central y Oriental
reúne a los principales núcleos agropecuarios, establecidos y en desarrollo; incluye a los
principales núcleos urbanos y la mayor infraestructura. En la Zona Central y Oriental el
máximo porcentaje de cambio de uso del suelo admisible es el 60% del predio; en la
Zona Corredores el tope predial de cambio de uso del suelo es el 20%, con una
restricción adicional al desmonte sobre bosques altos.

Esto implica que en cualquier escenario factible de expansión de las actividades


productivas, se garantiza conservar como mínimo un 90 % de los bosques y más del 85
% de los otros ambientes naturales actualmente existentes en la Provincia.

Finalmente se presenta la adecuación del POT-For a la ley 26.331, destacándose


una diferencia conceptual con respecto a los casos de aplicación analizados en el
capítulo 3.b: Mientras varias provincias adoptaron el criterio de permitir cambios de uso
del suelo parciales sobre la categoría amarillo, forzando la interpretación de la letra de

7
la ley; en Formosa se optó por aplicar el concepto de presupuesto mínimos y limitar las
posibilidades de cambios de uso del suelo en la categoría III.

Las principales conclusiones del trabajo son:

• Las posibilidades de expansión de la agricultura de secano con las variedades


disponibles, es muy restringida en los principales núcleos ya establecidos.

• Las principales áreas de expansión están localizadas en el Centro de Formosa,


Centro-Norte del Chaco, en algunas sabanas y pajonales del Chaco Húmedo.

• Los altos precios de la soja y del algodón, en especial para Chaco y en menor
medida para Santiago del Estero, sugieren que más que una competencia entre
ambos cultivos, haya una presión de ambos para la apertura de nuevas áreas.

• A este escenario de presión adicional para la expansión de las fronteras


agrícolas, se le suman las variedades de algodón con genes apilados BT-RR y la
previsible aparición en corto plazo de variedades de maíz y soja tolerantes a
sequía.

• La fuerte expansión de las pasturas documentada en Salta podría ser el principal


impulsor de una próxima expansión de las fronteras agropecuarias, concentrada
en la porción semiárida de la región.

• Es previsible que esta tendencia de fuerte crecimiento de las pasturas se repita a


futuro (con otras especies), en el Chaco Húmedo.

• La sustentabilidad de los actuales sistemas de producción es cuestionable, por el


escaso nivel de adopción de las principales herramientas de las Buenas Prácticas
Agrícolas (siembra directa, rotaciones con gramíneas, control de la erosión,
reposición de nutrientes, etc.).
• La expansión agropecuaria está comprometiendo seriamente la conservación a
largo plazo de ciertos ecosistemas forestales. Lamentablemente, la aplicación de
la Ley de Bosques no tendría un impacto positivo en la protección de los tipos
de bosques más amenazados.

• A pesar de las limitaciones señaladas, existe una regulación vigente sobre la


práctica de los desmontes descontrolados. Debería complementarse con otras
regulaciones necesarias, como el previsible avance de las pasturas sobre el
semiárido, o las obras de drenaje de zonas húmedas.

• Es preocupante la precariedad de fuentes oficiales de información, consolidada y


confiable sobre superficies sembradas, sobre todo teniendo en cuenta la
importancia estratégica que tiene la actividad agropecuaria en el país.

8
2. Expansión de las fronteras
agropecuarias

9
2.a Cambio de uso del suelo en el Chaco
Argentino

Introducción......11

Aspectos conceptuales…..11

Metodología……13

Cambios de uso del suelo……..15

Tendencias……25

Riesgos Ambientales…….27

Bibliografía……29

10
2. a Cambio de uso del suelo en el Chaco Argentino

Introducción
En los últimos años se dio en la Argentina un significativo aumento en la
producción agrícola y en particular en la superficie dedicada a cultivos anuales. En este
proceso cumple un papel fundamental el cultivo de la soja, constituyendo en la
actualidad cerca del 50% de la producción total del sector (MAGyP).

En la región chaqueña el proceso tuvo distintos matices; En los 70 y 80 el poroto


impulsó la expansión de la frontera agrícola en Salta, en la década del 90 el algodón
cumplió ese papel en Santiago del Estero y Chaco, en los últimos años el gran motor de
la expansión es la soja y es previsible que en los años siguientes este papel sea
desempeñado por las pasturas. Las provincias de Chaco, Santiago del Estero y Salta
cuadruplicaron la producción de sus principales cultivos desde 1992-93 hasta la fecha,
pasando de 2,2 millones de toneladas a 9,1 millones de toneladas en la campaña 2009-
10 (elaboración propia en base a estimaciones agrícolas - MAGyP). Al igual que en el
resto del país, la soja tuvo un papel preponderante en este aumento, pasando de
representar 32 % de la producción total hasta 68 %, en igual período. Al mismo tiempo,
la región recibió a buena parte de los emprendimientos ganaderos desplazados de la
región pampeana por la mayor rentabilidad de la actividad agrícola. Esta combinación
constituyó una fuerte presión sobre los bosques nativos, que terminó desencadenando
un proceso de desmontes generalizados.

A su vez, la expansión agropecuaria en la región chaqueña genera opiniones


encontradas. Si bien se celebra la incorporación de nuevas áreas productivas al mapa
agrícola del país y los ingresos económicos que ello implica, por otra parte se alerta
sobre los riesgos que conlleva el modelo adoptado, en cuanto a la sustentabilidad tanto
ambiental como social. En este sentido, existe una creciente preocupación sobre temas
como la planificación y el ordenamiento territorial, cambio climático, pérdida de
biodiversidad y conectividad entre ambientes. En el ámbito social, la caída del empleo
rural, la concentración de la renta, el conflicto con comunidades campesinas y
aborígenes, los procesos migratorios y la falta de programas específicos para pequeños
productores, son temas más que relevantes.

Aspectos conceptuales
Al hablar de frontera en ecología, en geografía o en política, se presta más
atención a las discontinuidades que a la homogeneidad de las áreas internas. Es así que
los estudios se concentran en el deslinde entre sistemas diferentes, siendo la frontera
considerada como una barrera o límite. En un caso más extremo, entre países o sistemas
diferentes, o incluso entre provincias o departamentos de un mismo país, la
organización política puede aumentar la discontinuidad de una interfase, hasta hacerla
impermeable.

En el caso del proceso de expansión de la Frontera Agrícola, el objeto de estudio


se localiza básicamente en el interior de un mismo sistema. No es un proceso estático,
sino fuertemente dinámico, pues representa un equilibrio inestable. El conflicto se da

11
por la ocupación del espacio entre dos sistemas igualmente adaptados a las condiciones
regionales como el trigo y el pastizal en la Pampa, o la uva y el desierto en Mendoza.
Obviamente, la adaptación de los cultivos está mediatizada por una serie de subsidios
energéticos.

Los problemas en los bordes o las características del límite son secundarios, lo
que interesa es el hecho dinámico y su magnitud. Por eso hay tres requisitos básicos que
deben estar presentes para definir a un fenómeno como de expansión de Frontera
Agrícola:

- Sustitutivo. Un cultivo reemplaza a una comunidad nativa (pastizal, bosque,


humedal). A veces puede reemplazarse un cultivo por otro, como fue el caso de la
soja y el maíz.
- Masivo. Para caracterizar a un proceso como de Frontera Agrícola, no es suficiente
con que haya sustitución en un punto (por ej. un desmonte), tiene que ser un proceso
en gran escala.
- Dinámico. Un área agrícola estable como pueden ser las áreas de riego de Mendoza
o del Alto Valle del Río Negro, no es un objeto de estudio. Tiene que tener un
componente dinámico, ocurrir en el momento analizado y con tasas de crecimiento
anual importantes como fue la expansión de la Frontera Agrícola en la región
pampeana en el siglo pasado, o actualmente en la región chaqueña.

Uno de los problemas ambientales más importantes generados por las


actividades agrícolas y agropecuarias en general, es justamente el del avance de las
fronteras agrícolas, ya que implica la sustitución de la vegetación original y su
reemplazo con cultivos.

El primer gran proceso de expansión que se produjo en nuestro país fue el que
dio lugar a la ocupación productiva de la región pampeana. Varias economías regionales
expandieron sus fronteras agrícolas apoyadas en el riego, sustituyendo diversos
ecosistemas de desierto por cultivos, como en Mendoza y San Juan, el Valle del Río
Negro o los Valles Calchaquíes.

El actual proceso de expansión agropecuaria se expresa en varios frentes que


afectan a las selvas misioneras, a las áreas pedemontanas de las Yungas, al pastizal
pampeano semiárido, o a algunos sectores de la transición entre la estepa patagónica y
los bosques andinos. Pero sin dudas, el mayor proceso de expansión (en torno del 90 %
de la superficie total) se manifiesta en la región chaqueña.

A diferencia de los anteriores procesos de expansión, protagonizados en gran


medida por pequeños productores (los colonos) respondiendo a planes de colonización,
la actual expansión en la región chaqueña está protagonizada por grandes y medianos
productores, sin ningún tipo de planificación -más allá de la propia inercia del mercado
y una muy vaga e incipiente conciencia de la problemática ambiental-, y con muy bajos
niveles de control en las provincias.

12
Metodología
Para describir y analizar la configuración espacial del proceso de expansión
agrícola en la región chaqueña, se evalúan cuatro cortes temporales, 1975-1992-2002 y
2010, mediante la interpretación de imágenes satelitales y el uso de sistemas de
información geográfica (GIS), bajo una aproximación ecorregional.

El área de estudio comprende la parte del Chaco argentino donde el proceso de


expansión agropecuaria se desarrolla con mayor intensidad. El área en cuestión, con una
superficie total de 50.736.000 de hectáreas (figura 1), abarca la totalidad de las
Provincias de Formosa, Chaco y Santiago del Estero, el Chaco salteño (este de la
provincia), el norte de las Provincias de Santa Fe y Córdoba, el este de la Provincia de
Tucumán y una pequeña porción del este de Catamarca, Jujuy y La Rioja. No se han
incluido las áreas serranas ni la subregión árida del Chaco, dado que la actividad
agrícola es incipiente y nula la expansión.

Figura 1. Área de estudio de la región chaqueña.

Sobre imágenes satelitales se identificaron visualmente y se mapearon (figura 2),


trabajando a escala 1:250.000, todas las parcelas en las que la cobertura vegetal original
ha sido sustituida por cultivos, tanto agrícolas como pasturas.

Se utilizaron distintas series de imágenes satelitales Landsat, para cada uno de


los cortes temporales evaluados.

- Para el corte temporal 1977, se trabajó con 33 imágenes Landsat 2 (sensor MSS y
píxel de 57 m) de los años 1972-1977.
- Para el corte temporal 1992 se utilizaron 4 mosaicos “Mr Sid” compuestos a partir
de imágenes Landsat 5 (sensor TM y píxel de 28,5 m) que abarcan los años 1986-
1992.
- El corte temporal 2002 fue cubierto con 4 mosaicos “Mr Sid” compuestos a partir de
imágenes Landsat 7 (sensor ETM+ y píxel de 28,5 m) de los años 1999-2002.
- Para el corte temporal 2010, se utilizaron 32 imágenes Landsat 5 de los años 2007-
2010 (figura 3).

13
Figura 2. Trabajo de identificación y mapeo digital de las áreas agrícolas, sobre
imágenes satelitales. Izquierda: imagen satelital de un área con parcelas agrícolas (en
tonos lilas y verdes claros) y bosques nativos (en verde oscuro). Derecha: digitalización
(en celeste) de las áreas agrícolas.

Figura 3. Imágenes satelitales Landsat 5, utilizadas para la digitalización de las áreas


transformadas en la región chaqueña.

Para los cálculos de la tasa anual de expansión, se utilizaron las fechas reales de
captura de cada una de las imágenes. Sin embargo, para una rápida identificación,
lectura de los datos y comparación, todos los resultados se muestran agrupando los
cortes estudiados como series temporales, 1977-1992-2002 y 2010.

Existe una limitación en cuanto a la amplitud temporal de cada uno de los cortes
analizados; no obstante, el volumen de información generada, las tendencias detectadas
y la localización espacial de los procesos, hacen de los resultados una importante
herramienta para la toma de decisiones y la planificación en esta escala de trabajo.

14
En la enorme mayoría de los casos la diferenciación entre la vegetación nativa y
cultivos es inequívoca, pero en algunos potreros de ganadería extensiva sobre campos
naturales, pueden generarse confusiones, porque ciertos tipos de manejo pueden
presentar un patrón similar al de las parcelas cultivadas. En estos casos la identificación
de las parcelas se hizo ampliando sensiblemente la escala de la imagen, para mejorar la
definición. Este tipo de errores no son intrínsecos de la metodología, ya que inclusive
una clasificación automática sin una exhaustiva verificación a campo también puede
presentarlos, incluso en mayor medida.

Para analizar el proceso de expansión en las distintas zonas climáticas, se dividió


la región chaqueña a partir de un análisis bibliográfico de datos de precipitación anual
(Galmarini y Raffo del Campo, 1964; Bianchi 1981; Bruniard 1987). Así quedaron
definidas las siguientes zonas (ver más adelante figura 8):

- Chaco Semiárido: 500 a 750 mm, la de mayor extensión territorial.


- Chaco Subhúmedo: 750 a 900 mm, presenta una faja muy angosta en el borde oeste de
la región chaqueña (Subhúmedo Occidental), y una faja más ancha en la frontera entre
Santiago del Estero, Chaco y Santa Fe (Subhúmedo Central).
- Chaco Húmedo: más de 900 mm, se extiende por el este de las provincias de Formosa,
Chaco y Santa Fe.

Estas zonas no son estables en el tiempo, ya que pueden modificarse en función


de ciclos plurianuales secos o húmedos. Tomando como referencia a la isohieta de 750
mm en la Provincia del Chaco, durante un ciclo húmedo esa isohieta se desplaza hacia
el Oeste, mientras que en un ciclo seco se desplaza hacia el Este (en el borde occidental
de la región, los desplazamientos son en sentido inverso).

Cambios de Uso del Suelo


La particularidad del proceso de expansión agropecuaria en la región chaqueña
radica en el hecho de que el aumento en la producción se explica en gran medida por la
incorporación a la actividad agrícola de terrenos donde hasta el momento se asentaban
ambientes naturales. Esta pérdida de ambientes naturales y su sustitución por
agroecosistemas, con la deforestación de montes nativos en particular, es el aspecto de
la expansión agropecuaria que presenta los mayores impactos ambientales.

En los últimos años la región ha sido, y es, la ecorregión de Argentina donde el


proceso de deforestación de bosques nativos es más intenso (UMSEF 2004). Si bien el
fenómeno también alcanza valores críticos en las Yungas en el noroeste y la Selva
Paranaense en Misiones, es en la región Chaqueña donde se concentran las mayores
superficies de ambientes naturales (mayormente bosques) transformados, constituyendo
uno de los más importantes problemas ambientales del país (Brown et al. 2005).

El Gran Chaco Americano constituye una de las masas boscosas más extensas de
América del Sur. El 60% de su superficie se ubica en territorio argentino, y presenta en
su extensión una gran variabilidad climática, acompañada por distintas formaciones
vegetales, entre las que se destacan los bosques dominados por especies del genero
Schinopsis, los “quebrachos colorados” (Morello y Adámoli, 1974; Prado, 1993). Es la

15
tercera región con mayor biodiversidad del país, después de la Selva Paranaense y las
Yungas. La eliminación y la fragmentación de hábitat naturales es considerada la
principal causa de extinción de especies a nivel mundial (Foley et al. 2005), por lo que
la preservación del bosque chaqueño representa uno de los objetivos principales para la
conservación en Argentina.

Mapas de expansión y núcleos agrícolas 1977-2010

El trabajo de mapeo muestra la muy fuerte expansión agropecuaria registrada en


la región durante el período analizado, 1977-2010 (figura 5).

W E

1977

1992

2002

2010
3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

Figura 5. Superficies donde la cobertura vegetal nativa ha sido transformada (en


naranja, superficies agrícolas al año 1977; en verde, rojo y azul, expansión agrícola
registrada entre los años 1977-1992, 1992-2002 y 2002-2010, respectivamente).

En 1977 las áreas transformadas cubrían 3.847.000 ha, ocupando 7,6 % de la


región. Para 1992 esta superficie alcanzaba 5.130.00 ha, pasando en 2002 a 7.253.000

16
ha. En 2010 llega a cubrir más del 22 % del área de estudio, con 11.476.000 ha
agrícolas (tabla 1 y figura 6).

1977 1992 2002 2010


Superficie transformada (ha) 3.846.539 5.129.997 7.252.655 11.476.357
% del área de estudio 7,6 10,1 14,3 22,6
Tabla 1. Superficies transformadas en la región chaqueña para los años 1977, 1992,
2002 y 2010.

Superficie agrícola
14
12 2010
Millones de hectáreas

10
2002
8
6 1992
1977
4
2
0
1970 1980 1990 2000 2010 2020

Figura 6. Crecimiento de la superficie agrícola en la región chaqueña entre los años


1977 y 2010.

Entre 1977 y 2010 las áreas agrícolas se triplicaron (crecimiento del 298 %), lo
que implicó la transformación de 7.630.000 hectáreas de ambientes nativos. La tasa de
expansión agrícola siempre aumentó entre períodos, llegando a alcanzar para la última
serie, 528.000 ha/año de expansión (figura 7). Los datos muestran que la mayor
transformación y tasa de cambio se dio en el período 2002-2010.

Superficie agrícola Tasa de cambio


+ 4,23
(millones de hectáreas) (miles hectáreas/año)
14 600
528
12 500
+ 2,12 11,48
10
400
8 + 1,28
300
6 7,25 212
200
4 5,13
3,85 100
85
2

0 0
1977 1992 2002 2010 77-92 92-02 02-10

Figura 7. Expansión agrícola y tasa de cambio (tasa de expansión) en la región


chaqueña.

Analizando el proceso de expansión se advierte que la distribución de las áreas


cultivadas en la región no es homogénea, sino que como es natural, se concentra en
aquellas zonas donde las condiciones de clima y suelos son más favorables. Así,
históricamente se han evitado las zonas con limitantes edáficas, como los Bajos
Submeridionales en el centro-norte de Santa Fe y centro-sur de Chaco, o con deficiente

17
balance hídrico, como el chaco semiárido, distribuido entre el oeste de las Provincias de
Chaco y Formosa, el centro de Santiago del Estero y el este de Salta.

Estos núcleos históricos en los que se concentra la actividad agropecuaria son,


de oeste a este, y según el análisis en zonas climáticas (figura 8):

¥
q
p
c
u
"
e
n
k
o
c
v
k
e
c
u
J
Ú
o
g
f
q
"
@
;
2
2
"
o
o
U
w
d
j
Ú
o
g
f
q
"
E
g
p
v
t
c
n
"
9
7
2
/
;
2
2
"
o
o
U
g
o
k
¾
t
k
f
q
"
7
2
2
/
9
7
2
"
o
o
U
w
d
j
Ú
o
g
f
q
"
Q
e
e
k
f
g
p
v
c
n
"
9
7
2
/
;
2
2
"
o
o
a.1
N

W E

S
c.3

a.2
b.2 d.3

a.3 d.2
b.1
c.1

d.1
c.2
3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

c.4

Figura 8. Núcleos agrícolas históricos en la región Chaqueña según las distintas zonas
climáticas; áreas cultivadas al 2010.

a) Núcleo Sub-húmedo Occidental


Es una angosta y en partes discontinua faja con aceptables condiciones
pluviométricas originadas en el ascenso orográfico de las masas de aire, proceso que un
poco más hacia el oeste permitió la instalación de los bosques de transición primero y
más al oeste aún de la Selva de las Yungas. La rapidez y la magnitud del proceso de
ocupación de estas tierras desde mediados de los años 1970, dieron lugar a una serie de
problemas ambientales, entre los cuales se destaca un fuerte proceso erosivo,
especialmente en las porciones próximas a las estribaciones montanas. En contraste con
el modelo original de ocupación de la tierra, que estaba basado en pequeños y medianos
productores (Barsky y Gelman 2001), la mayor parte de este proceso de expansión de la
frontera agrícola se hizo, y continúa, con medianos y grandes productores. Se distinguen
tres sectores principales:

a.1) Embarcación, Tartagal, en el norte del chaco salteño.


a.2) Las Lajitas, Nuestra Señora de la Talavera, en el centro-sur del chaco salteño
(figura 9).

18
a.3) A lo largo de la frontera entre Tucumán y Santiago del Estero.

1977
/ 1992
/

0 5 10 20 30 40 50 0 5 10 20 30 40 50
Kilometers Kilometers

/ /

2010 0 5 10 20 30 40 50
Kilometers
2002 0 5 10 20 30 40 50
Kilometers

Figura 9. Expansión en el centro-sur del Chaco salteño, en cercanías de la ciudad de Las


Lajitas. Para una más fácil comparación de los cortes temporales, las imágenes siguen la
dirección de las agujas del reloj.

b) Núcleos con irrigación en el Semiárido


Debido a las condiciones climáticas (lluvias escasas y alta evapotranspiración),
la agricultura de secano en el semiárido tiene severas restricciones, razón por la cual las
dos áreas agrícolas principales tienen como soporte a la irrigación:

b.1) Santiago del Estero - La Banda, es la más extensa. El riego depende del agua
almacenada en el Embalse Río Hondo que luego es distribuida por el sistema de canales
del río Dulce. Existen núcleos menores irrigados por el río Salado.
b.2) Joaquín V. González - Gaona, dependiente del riego del río Juramento, que tiene
sus aguas represadas en Cabra Corral y reguladas por el Embalse El Tunal.

c) Núcleo del Sub-húmedo Central


El Chaco Subhúmedo Central presenta buenas condiciones de suelos y clima por
lo que siempre ha sido la principal área agrícola de la región Chaqueña. Ocupa la cuarta
parte de la superficie regional, pero concentra casi la mitad de la producción total. El
grueso de las áreas cultivadas históricamente (antes de 1977) estuvo formado por
pequeñas propiedades originadas en los procesos de colonización de principios del Siglo
XX. Las áreas agrícolas son:

c.1) En la Provincia del Chaco se localizan básicamente en el centro y sudoeste, en


torno a las localidades de Sáenz Peña, Charata y Villa Ángela; y su continuidad en la
Provincia de Santiago del Estero, en el centro este de la provincia, con un área de gran
expansión agrícola al norte de Roversi (figura 10).

19
c.2) En el noroeste de Santa Fe las áreas cultivadas se localizan especialmente al norte
de Tostado; y su continuidad en el sudeste de Santiago del Estero, en torno a Bandera.
c.3) En Formosa ocupan reducidas superficies en torno a San Martín 2 e Ibarreta (donde
existe un importante porcentaje de chacras abandonadas), continuando en la Provincia
del Chaco en Castelli y Tres Isletas.
c.4) En la Provincia de Córdoba, desde la localidad de Jesús María hacia el sudoeste de
la Laguna de Mar Chiquita

1977
/ 1992
/

0 4 8 16 24 32 40 0 4 8 16 24 32 40
Kilometers Kilometers

/ /

2010 0 4 8 16 24 32 40
Kilometers 2002 0 4 8 16 24 32 40
Kilometers

Figura 10. Expansión en el área núcleo del Subhúmedo Central, en torno a las
localidades de Charata (Chaco) y Roversi (Santiago del Estero). Para una más fácil
comparación de los cortes temporales, las imágenes siguen la dirección de las agujas del
reloj.

d) Núcleos en el Chaco Húmedo


A pesar de contar con buenas condiciones climáticas, en el Chaco Húmedo la
alta proporción de tierras inundables hace que la superficie cultivada represente sólo 7,5
% del total de esta zona climática, lo que virtualmente corresponde al total de tierras
“altas” o no inundables potencialmente agrícolas. Esas tierras aptas para la agricultura
están cultivadas desde comienzos del siglo XX, ocupadas en su mayor parte por
pequeños y medianos chacareros, muchos de ellos minifundistas. Las áreas agrícolas del
Chaco Húmedo presentan varios sectores diferenciados:

d.1) La mayor área se localiza sobre la dorsal oriental de Santa Fe, angosta faja de
tierras altas que tiene a Reconquista y La Toscas como ciudades principales (figura 11).
Hacia el norte penetra en la provincia del Chaco en los alrededores de Basail, en un área
originalmente azucarera, como fueron originalmente la mayor parte de las áreas
agrícolas del Chaco húmedo (Maeder 1996).
d.2) En el centro-este de la provincia del Chaco hay varios núcleos agrícolas en torno a
Resistencia, Colonia Benítez, Margarita Belén y Las Palmas, que ocupan tierras altas

20
situadas sobre los albardones de los ríos Tragadero, Iné y la porción terminal del gran
albardón del Río de Oro.
d.3) En el nordeste de Formosa, hay otro sector agrícola en Laguna Blanca y Riacho
He-he, sobre albardones del Riacho Porteño, un paleocauce del Río Pilcomayo.

W E

1977

1992

2002

2010
5

;
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

Figura 11. Como puede observarse, en la Dorsal Oriental de Santa Fe la expansión


posterior a 1977 es virtualmente nula; las tierras altas con potencial agrícola se
encuentran ocupadas desde finales del siglo XIX – comienzos del XX. Mapeo de los
alrededores de Gdor. Crespo (en naranja, superficies agrícolas al año 1977; en verde,
rojo y azul, expansión agrícola registrada entre los años 1977-1992, 1992-2002 y 2002-
2010, respectivamente).

La tabla 2, de la evolución de la frontera agrícola en los distintos cortes


temporales, según las zonas climáticas, nos entrega una información notable.
Históricamente, más de la mitad de la agricultura de la región se encuentra en el
Subhúmedo Central, aunque dicha zona climática ocupa apenas 28,2 % de la superficie
total regional. Al analizar la expansión de los últimos 35 años zona por zona puede
verse:

- En el Húmedo, una variación neta y porcentual muy baja;


- En el Subhúmedo Central, una expansión neta muy alta, en donde se incorporaron
3.866.000 ha a la producción (44,4 % de la expansión total de la región);
- En el Semiárido, una expansión neta de 2.558.000 ha, lo que implicó un incremento
porcentual del área bajo cultivos en esta zona de 922 %;
- En el Subhúmedo Occidental, el incremento porcentual también fue muy alto, 630
%, incorporando 1.289.000 ha.

21
1977 1992 2002 2010 Área total % transfor. Expansión (ha) Incremento %
Zona climática
Superficie (ha) (ha) al 2010 1977-2010
Húmedo 991.588 931.052 1.026.425 1.387.517 10.486.764 13,2 395.929 39,9
Subhúmedo Central 2.373.144 2.643.029 3.897.616 5.759.603 14.310.447 40,2 3.386.459 142,7
Semiárido 277.233 704.377 1.194.918 2.835.264 22.439.912 12,6 2.558.031 922,7
Subhúmedo Occidental 204.574 851.540 1.133.695 1.493.974 3.499.252 42,7 1.289.400 630,3

Tabla 2. Superficies transformadas según zonas climáticas en la región chaqueña, para


los años 1977, 1992, 2002 y 2010.

Por último, cabe notar que la expansión en el Húmedo y en el Subhúmedo


Occidental parece estabilizarse (figura 12); en tanto que en el Subhúmedo Central y en
el Semiárido, la tendencia indica que la expansión todavía no ha encontrado su techo.

7
Millones de ha

6
Húmedo
5
Subhúmedo
4 Central
Semiárido
3

2 Subhúmedo
Occidental
1

0
1977 1992 2002 2010

Figura 12. Superficies transformadas según zonas climáticas.

Para visualizar más claramente los núcleos en los que se concentran las áreas
transformadas y su expansión, se dividió el área de estudio en hexágonos regulares de
10.000 hectáreas. Las áreas transformadas fueron expresadas como porcentaje que
ocupan en cada hexágono: cuanto mayor el porcentaje ocupado, más oscuro el
hexágono. En la figura 13 se muestran de esta manera las áreas transformadas para los
cuatro cortes temporales.

Los datos multitemporales y su mapeo permiten analizar la dinámica de la


expansión agropecuaria durante los períodos comprendidos. Se observan dos procesos
complementarios:

- Por un lado una intensificación de la ocupación de los suelos en los núcleos


existentes, que se evidencia en el oscurecimiento de los polígonos (dentro de los
núcleos, se fueron ocupando gran parte de los espacios que todavía no se hallaban
ocupados);

- Por otro lado, un desplazamiento de esos núcleos, muy especialmente de los


ubicados en el Chaco Subhúmedo Occidental y Subhúmedo Central, hacia el Chaco
Semiárido (figura 14), es decir, una expansión hacia una subregión que antes era
considerada “marginal” debido a la escasez de las precipitaciones. Esto ha sido posible
debido a un aumento relativo en las precipitaciones y a la incorporación de nuevas
tecnologías, como la siembra directa que mejora el balance hídrico del suelo. Una parte
considerable de los emprendimientos en las porciones más secas son establecimientos

22
ganaderos, que se han desplazado de la región pampeana y de otras zonas chaqueñas, y
que tienen menores exigencias edafológicas y climáticas.

% transformado N N
5 - 25 %
25 - 50 %
W E W E
50 - 75 %
75 - 100 %
S S

3
1977 1992
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u
N N

W E W E

S S

2010 2002
3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
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g
v
g
t
u

3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

Figura 13. Áreas transformadas, expresadas como porcentaje ocupado en hexágonos de


10.000 ha, para los años 1977, 1992, 2002 y 2010. Para una más fácil comparación de
los cortes temporales, los mapas siguen la dirección de las agujas del reloj.

En ambos casos, intensificación y desplazamiento, y más allá de cuestiones


climáticas y técnicas que posibilitaron la expansión, el motor que traccionó este
crecimiento fue el precio elevado y mantenido en el tiempo de los commodities, primero
del algodón y luego de las oleaginosas y los cereales.

23
¥
q
p
c
u
"
e
n
k
o
c
v
k
e
c
u
J
Ú
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9
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2
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2
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7
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9
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3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

Figura 14. Las flechas indican las tendencias de la expansión agrícola en la región
Chaqueña según las distintas zonas climáticas; áreas cultivadas en 1977 (naranja) y su
expansión al 2010 (azul).

Análisis Provincial

Si se evalúa cómo fue la expansión agrícola dentro de cada una de las


provincias, puede verse una gran disparidad (tabla 3). Para todo el período analizado,
1977-2010, 4 provincias explican el 85 % de la expansión agrícola en la región (figura
15): Santiago del Estero, con 2.971.000 ha representa el 38,9 % de ese total; Salta,
1.568.000 ha (20,5 %); Chaco, 1.097.000 ha (14,4 %); y Córdoba, 834.000 ha (11 %).

Las tasas de expansión evidencian el gran salto producido durante el período 2002-
2010, alcanzando 85.300 ha/año en la Provincias del Chaco, 98.500 ha/año en Salta, y
201.100 ha/año en Santiago del Estero. La Provincia de Córdoba, presenta tasas más
estables en el tiempo, siendo la del último período de 33.600 ha/año.

24
1977 1992 2002 2010
Provincia
Superficie (ha)
Santiago del Estero 443.735 995.861 1.805.552 3.414.753
Chaco 965.385 937.478 1.380.458 2.062.774
Córdoba 898.354 1.270.127 1.466.989 1.736.079
Salta 133.116 557.980 912.349 1.700.901
Santa Fe 1.088.373 774.024 976.911 1.474.424
Formosa 223.034 240.447 248.092 463.282
Tucuman 63.929 260.933 307.499 369.740
Catamarca 4.119 44.916 96.105 169.579
Jujuy 26.493 48.233 58.698 84.825
TOTAL 3.846.539 5.129.997 7.252.655 11.476.357
Tabla 3. Superficies transformadas por provincia para los años 1977, 1992, 2002 y
2010.

3.500.000 250.000,0
Santiago del
Estero
Tasa de cambio
3.000.000
200.000,0
(hectáreas/año)

2.500.000 Expansión agrícola 1977-2010


(millones de hectáreas) 150.000,0
2.000.000
Salta 100.000,0
1.500.000
Chaco
Córdoba 50.000,0
1.000.000 2002-2010
1992-2002
0,0
500.000 Tucuman 1977-1992
Catamarca Santiago del
Santa Fe Jujuy Salta Chaco
Estero Córdoba
0 Formosa

Figura 15. Expansión agrícola en la región chaqueña, desagregada por provincias; y


tasas de expansión (ha/año) para las 4 provincias con mayor cambio.

Un dato más que llamativo es lo acontecido en Santa Fe; en esta provincia se dio
entre los años 1977 y 1992 una importante reducción de la superficie agrícola (más de
300.000 ha). Ese abandono de lotes agrícolas se produjo en áreas inundables del Oeste
de los Bajos Submeridionales santafesinos. Para 1977, gracias a un ciclo seco de varios
años, productores de la zona decidieron avanzar sobre estas áreas. Años posteriores, con
precipitaciones normales, o incluso entrando a un ciclo más húmedo, estas zonas como
es normal se inundaron, pasando varios meses al año con agua, por lo que los
productores tuvieron que abandonar las áreas en las que se habían expandido. En años
recientes, y dado a un sistema de canalizaciones que está llevando a cabo la provincia,
varios productores del área están volviendo a avanzar hacia estas zonas más bajas e
inundables.

Tendencias
En consonancia con el aumento en la producción esperado para los próximos
años en la Argentina, se proyecta que las superficies cultivadas en toda la región
chaqueña aumentarán considerablemente.

La tasa de expansión agrícola ocurrida entre los años 2002 y 2010 fue muy alta
(528.000 ha/año). La mayor parte de este período fue previa a la sanción de la Ley
26.331 de ordenamiento territorial de bosques nativos (diciembre 2007), factor a
considerar como una limitación a las futuras tasas de expansión.

25
Además, para estimar una futura expansión, hay que considerar que: a) una parte
importante de las tierras potencialmente agrícolas, con las variedades actuales, ya está
ocupada; y b) se prevé una fuerte expansión de los cultivos forrajeros.

Con base en lo anterior, para poder hacer una estimación general de las
superficies cultivadas en la región al año 2020, se calcularon tres escenarios:

- Escenario Medio: se consideró que la tasa de expansión será la mitad a la del


período 2002-2010, es decir en torno de 250.000 ha/año.
- Escenario Bajo: se consideró una tasa de expansión 20 % menor a la del escenario
medio (200.000 ha/año);
- Escenario Alto: se consideró una tasa de expansión 20 % mayor a la del escenario
medio (300.000 ha/año);

Así, se estima que para el año 2020 la superficie cultivada en toda la región
chaqueña será entre 17 y 26 % mayor a la superficie actual, oscilando entre los 13,5
millones a 14,5 millones de hectáreas, según el escenario de expansión planteado (tabla
4).
Escenarios al año 2020
1977 1992 2002 2010 Bajo Medio Alto
Superficie transformada (ha) 3.846.539 5.129.997 7.252.655 11.476.357 13.476.357 13.976.357 14.476.357
Expansión (ha) - 1.283.458 2.122.657 4.223.702 2.000.000 2.500.000 3.000.000

Tabla 4. Superficies estimadas de expansión agrícola para la región chaqueña, bajo tres
escenarios al 2020.

Si bien no hay datos disponibles sobre la proporción ocupada por las pasturas
para toda la región, consideramos importante hacer proyecciones basadas en la
experiencia propia, opiniones de informantes calificados, y considerando las fuertes
tendencias de desplazamiento de la ganadería desde la región pampeana, hacia el norte
del país. Para hacer estas estimaciones tuvimos en cuenta:

a) Para los cortes temporales 1977, 1992, 2002 y 2010, donde se cuenta con datos
existentes de mapeo del total de las áreas cultivadas (agrícolas y forrajeras), se
estimó directamente el porcentaje que representaban las pasturas del total del
área cultivada de la región;
b) Para los tres escenarios de expansión al 2020, se estimó el porcentaje que
representarán las pasturas en la nueva expansión proyectada (el dato del % de
pasturas respecto del total del área cultivada, surge de su cálculo). A su vez, se
consideraron porcentajes distintos para cada proyección: escenario Bajo, las
pasturas representarán 65 % de la nueva expansión proyectada; Medio: 70 %; y
Alto 75 %.

La estimación de la superficie ocupada con pasturas y con cultivos agrícolas, en


cada uno de los cortes temporales analizados, muestra un constante avance en los
porcentajes de pasturas (tabla 5), desde un incipiente comienzo con 0,3 % en 1977
cuando muy pocos campos tenían pastos cultivados, pasando a 1 % en 1992, 5 % en el
año 2002 y a 10 % en 2010.

Para el año 2020 se estima que entre el 18,2 y 22,5 % de la superficie cultivada
en la región estará ocupada con pasturas, representando entre 2,5 y 3,4 millones de

26
hectáreas. Estos números reflejan la importancia creciente que tiene esta actividad en la
región.
Escenarios al año 2020
1977 1992 2002 2010 Bajo Medio Alto
Superficie transformada (ha) 3.846.539 5.129.997 7.252.655 11.476.357 13.476.357 13.976.357 14.476.357
% de pasturas 0,3 1,0 5,0 10,0 18,2 20,7 23,5
Superficie de pasturas (ha) 11.540 51.300 362.633 1.147.636 2.447.636 2.897.636 3.397.636
Superficie agrícola (ha) 3.834.999 5.078.697 6.890.022 10.328.721 11.028.721 11.078.721 11.078.721

Tabla 5. Estimaciones de la superficie de pasturas en la región chaqueña.

Asimismo esta primera estimación sugiere que las áreas estrictamente agrícolas
virtualmente han alcanzado un techo máximo, por lo que la previsión de crecimiento es
mínima a nula.

Riesgos ambientales
- Emisiones de CO2

La emisión de gases de efecto invernadero es otro de los importantes impactos


que tiene la deforestación masiva. El bosque chaqueño en razonable estado de
conservación contiene 170 toneladas de materiales vegetales (troncos, ramas, hojas,
materia orgánica del suelo) por hectárea, de las cuales el 50 % corresponde a carbono
(Dirección de Bosques, SAyDS, 2004). A partir de este valor, hemos estimado el
contenido de carbono en cada una de las fisonomías presentes en las zonas de estudio.
Del mismo modo, se estimó la participación de cada una de esas fisonomías dentro de
las áreas que han sido incorporadas a la actividad agropecuaria en el período 1977-2010
(tabla 6), según las zonas climáticas.

% de cobertura transformada
Contenido de C
Fisonomía Subhúmedo Subhúmedo
(Tn/ha) Húmedo Semiárido
Central Occidental
Bosques altos 85 1 5 5 5
Bosques altos raleados 51 15 15 15 15
Bosques bajos 34 15 25 30 30
Bosques bajos muy degradados 25,5 10 15 35 35
Sabanas muy arbustificadas 25,5 35 30 10 10
Sabanas y pastizales drenados 12,75 20 10 4 5
Sabanas y pajonales inundables 15 4 0 0 0
Peladares 4,25 0 0 1 0
Tabla 6. Estimación del contenido de carbono de las distintas fisonomías presentes en el
área de estudio, y su participación en las áreas que han sido transformadas e
incorporadas a la agricultura, según las zonas climáticas. Fuente: Estimaciones propias.

Al cruzar la expansión agrícola registrada en el período 1977-2010 (tabla 2), con


el contenido de carbono de las distintas fisonomías y su participación en dicha
expansión, según las zonas climáticas, podemos obtener una cuantificación de la
cantidad de carbono emitido. En los 35 años considerados, se emitieron más de 254
millones de toneladas de carbono, producto de la expansión agrícola en la región
chaqueña (tabla 7). Esta expansión de la frontera agrícola implica una emisión promedio
anual de 7,7 millones de toneladas de carbono, que en forma de CO2 equivalen a
28.316.000 Tn.

27
Zona climática Tn de C emitido
Húmedo 11.175.090
Subhúmedo Central 112.261.111
Semiárido 87.299.206
Subhúmedo Occidental 44.113.586
Total 254.848.993
Tabla 7. Toneladas de carbono emitido en la región chaqueña, según zonas climáticas, a
causa de la expansión agrícola entre los años 1977 y 2010.

En la segunda comunicación nacional de la República Argentina a la


Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático del año 2000, se
reporta un valor para las emisiones de CO2 provenientes de la transformación de
bosques cercano al 80 % del valor aquí calculado.

Hay que tener en cuenta que: a) la expansión agrícola, como vimos, fue mucho
más intensa en los últimos años, por lo que al considerar en el análisis tan sólo el último
período (2002-2010), el valor aquí estimado es bastante mayor al reportado a las
Naciones Unidas en el 2002; y b) el valor estimado comprende la transformación de
fisonomías boscosas y no boscosas (sabanas, pajonales, pastizales), en tanto el valor
reportado es producto exclusivo de los desmontes.

Por último, si bien se trabajó con metodologías y niveles de detalle muy


diferentes, estas diferencias muestran el grado de incertidumbre y amplio margen de
error que existen en este tipo de cálculos. La diferencia entre ambas estimaciones es
importante; sin embargo, proyectados a los totales nacionales, el aporte de la expansión
agrícola se limita a valores entre un 6 y un 8 % de las emisiones netas de CO2
equivalente.

- Riesgo de desaparición de ambientes únicos y carencia de áreas protegidas

La concentración en núcleos que presenta la expansión agrícola en la región hace


que los ecosistemas naturales asentados originalmente en estas zonas se vean seriamente
comprometidos. De igual modo que procesos anteriores implicaron la virtual
desaparición de bosques y sabanas de la dorsal oriental santafesina, hoy en día son
varios los ecosistemas chaqueños en riesgo de correr la misma suerte. Analizando la
distribución tanto de la expansión más reciente como de los núcleos agrícolas más
antiguos, se observa la gran presión de transformación y el riesgo de desaparición de los
bosques de la transición Chaco-Yungas en el Subhúmedo Occidental, y del bosque de
tres quebrachos en el Subhúmedo Central (figura 16).

Asimismo, al analizar la ubicación geográfica de los distintos tipos de áreas


naturales protegidas, considerando las de la administración nacional y provincial, las
Reservas de Biosfera y los Sitios Ramsar, los resultados son preocupantes (figura 16):

a) Virtualmente no existen áreas protegidas en las zonas con un desarrollo


agrícola histórico, ni en aquellas en las que se concentra la expansión actual;
b) Las pocas áreas protegidas existentes ocupan un porcentaje muy bajo a nivel
regional; y
c) En la mayoría de los casos estas áreas protegidas se encuentran aisladas.

28
Resulta evidente que este conjunto de áreas protegidas no es suficiente para
garantizar la conservación de los ambientes nativos frente a la expansión agropecuaria.
Deberá evaluarse muy seriamente este problema, incorporando nuevas superficies a la
conservación, atendiendo a la diversidad de ecosistemas, su distribución y grado de
amenaza, e integrándolas en una red de áreas protegidas que contemple además zonas
de corredores de conservación (con diferentes grados de intervención y transformación
antrópica) que permitan conectarlas.

Bosques de la transición
Chaco-Yungas
N

W E

S
1977

1992

2002

2010

Bosque de tres
quebrachos
3
2
2

3
2
2

4
2
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

Figura 16. El sistema de áreas naturales protegidas (gris punteado en la imagen) es


totalmente periférico a las zonas con desarrollo agropecuario (en naranja, superficies
agrícolas al año 1977; en verde, rojo y azul, expansión agrícola registrada entre los años
1977-1992, 1992-2002 y 2002-2010, respectivamente). Se destacan el bosque de tres
quebrachos y los bosques de la transición Chaco-Yungas, dos de los ecosistemas más
afectados por la expansión agrícola en la región.

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29
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Desarrollo Sustentable, Dirección de Bosques, Ministerio de Salud y Ambiente. 8pp

30
2.b Análisis de los principales cultivos

Evolución de las superficies


sembradas por Provincia......32

Soja…....37

Algodón……40

Poroto……..42

Pasturas……43

Rotaciones…….45

Comparación entre fuentes de datos……47

31
2.b. Análisis de los principales cultivos
En este capítulo se analiza la evolución de los principales cultivos de la región
chaqueña en el período 1969-2010. La fuente de datos son las estimaciones agrícolas del
Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, cedidos por el Dr. Gustavo
López, que son lo más cercano a una base de datos oficial consolidada a nivel nacional.
Para el análisis se consideran las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Formosa,
Salta y Tucumán. Si bien las últimas dos tienen una superficie considerable fuera del
área de interés de este trabajo, en esos sectores no hay producción significativa de los
cultivos aquí considerados. Se consideraron los cultivos de algodón, girasol, soja, maíz,
trigo y sorgo; sumándole poroto y pasturas para el caso de Salta, por ser los cultivos que
tienen incidencia en los distintos procesos de expansión agrícola que se dieron en la
región chaqueña a lo largo de su historia.

Evolución de las superficies sembradas por provincia.

Superficie sembrada (Chaco- Formosa-Santiago del Estero- Salta- Tucumán) 1969-2010


5.0

4.5 ALGODÓN
GIRASOL
4.0 SOJA
MAIZ
3.5 TRIGO
SORGO
Millones de hectáreas

3.0 TOTAL

2.5

2.0

1.5

1.0

0.5

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 1. Superficies sembradas en 5 Provincias (Chaco, Formosa, Santiago del Estero,


Salta y Tucumán).

Entre 1969/70 y 1993/94, la superficie total para los 6 cultivos considerados


osciló entre 1.000.000 y 1.500.000 ha, siguiendo con marcado ajuste a la evolución de
la superficie total del algodón, que en dicho período presentó superficies un poco por
debajo de 500.000 ha. Desde 1993/94 hasta 1998 se registra un fuerte crecimiento del
algodón, que pasa a ser el principal motor de la expansión de la frontera agrícola. La
superficie algodonera supera 1.000.000 ha, mientras la soja con 500.000 ha se convierte
en el segundo cultivo. La superficie total se duplica, superando las 2.200.000 ha.

32
En 1998 se produce una notable caída en la superficie sembrada con algodón,
por la combinación entre una fuerte caída del precio internacional con condiciones
climáticas desfavorables a partir del fenómeno de El Niño de ese año. La superficie del
algodón cae inclusive por debajo de la del trigo y el girasol. A diferencia de otros ciclos
de retracción, la irrupción de la soja como principal cultivo, por un lado amortigua lo
que hubiese sido una importante caída del área cultivada y por otro impulsa fuertemente
a las fronteras agrícolas.

Es importante mencionar que en la actual campaña (2010/11) el algodón alcanzó


600.000 ha a nivel nacional y 400.0000 en Chaco, por los altos precios. Cabe formular
la hipótesis de un nuevo impulso a la expansión de las fronteras agrícolas, en caso de
mantenerse simultáneamente los altos precios de la soja y del algodón.

Chaco

Superficie sembrada - Chaco -1969-2010


1.8

ALGODÓN
1.6 GIRASOL
SOJA
1.4 MAIZ
SORGO
1.2 TRIGO
Millones de hectáreas

TOTAL

1.0

0.8

0.6

0.4

0.2

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 2. Superficies sembradas en la Provincia del Chaco (Algodón, Girasol, Soja,


Maíz, Sorgo, Trigo y Total).

El algodón es el cultivo más extendido en Chaco hasta la campaña 1999/2000,


en la que por primera vez es superado por la soja. Entre 1969/70 y 1993/94 ocupa
superficies que oscilan entre 200 y 400.000 ha. La superficie total sembrada con los 6
cultivos considerados en este gráfico, acompaña básicamente la evolución del algodón,
presentando valores que fluctúan entre 600 y 800.000 ha. Vinculado con la sustancial
alza de precios ocurrida a mediados de los años 90, el algodón tiene una fuerte
expansión entre 1994/95 y 1997/98 cuando alcanza 500-600 e inclusive supera las
700.000 ha. Esto provoca un aumento en la superficie total, que por primera vez pasa de
1.000.000 ha. En 1998/99 la nefasta combinación entre precios desfavorables y los

33
excedentes hídricos provocados por el proceso de “El Niño” provocan una brusca caída
en la superficie algodonera, que sólo logra 80.000 ha.

A diferencia de otros episodios similares, esta vez los productores tuvieron la


alternativa de cultivar soja para compensar la caída del algodón. La soja pasa de ser un
cultivo inexpresivo a ocupar 100.000 ha entre 1993 y 1997, para alcanzar en sólo 7 años
800.000 ha, tras lo cual se estabiliza en 700.000 ha. Así desde 1999 pasa a ser el
principal cultivo y el motor principal de la expansión de la frontera agrícola, y por eso la
superficie total cultivada en la Provincia alcanza rápidamente 1,3 a 1,5 con un máximo
de casi 1,8 millones de hectáreas.

La superficie de los otros cultivos se mantiene dentro de las oscilaciones


normales. Por ejemplo, el girasol presenta una superficie media (con bastante
dispersión) en torno de 200.000 ha, mientras que la superficie sumada de maíz y sorgo
entre 1969 y 2010 oscila entre 150 y 250.000 ha, salvo a fines de la década del 80, en
que cae por debajo de 100.000 ha, alcanzando su menor valor en 1989/90 con 62.000
ha. Los datos sobre trigo muestran oscilaciones entre 10 y 40.000 ha a lo largo de casi
todo el período, pero crecen fuertemente acompañando a la soja, alcanzando una
superficie máxima de 150.000 ha en 2007/08 tras lo cual cae vertiginosamente.

Santiago del Estero

Superficie sembrada - Santiago del Estero -1969-2010


1.4
ALGODÓN
GIRASOL
1.2 SOJA
MAIZ
SORGO
1.0 TRIGO
TOTAL
Millones de hectáreas

0.8

0.6

0.4

0.2

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 3. Superficies sembradas en la Provincia de Santiago del Estero (Algodón,


Girasol, Soja, Maíz, Sorgo, Trigo y Total).

El panorama general presenta algunas semejanzas con el del Chaco. Entre 1969
y 1984 la superficie total (de los 6 cultivos) ha sido ligeramente superior a 200 hasta
300.000 ha con fuerte presencia de maíz y sorgo (entre 100 y 150.000 ha). El algodón

34
tuvo entre 25 y 50.000 ha en el período 1969/94 tras lo cual aumentó sensiblemente,
superando las 250.000 ha en 1997/98. En este período (1994-1998), el algodón fue el
principal impulsor de la expansión de la frontera agrícola, la que en pocos años pasa de
200.000 a poco más de 600.000 ha en 1998. Por su parte la soja entre 1986 y 1998 se
mantiene en torno de 100.000 ha, creciendo lentamente. En 1998/99 por primera vez la
soja supera la superficie sembrada con algodón, mientras que el algodón -igual que en el
Chaco- sufre una brusca caída por los excedentes hídricos vinculados con “El Niño” y
por la fuerte caída en el precio internacional.

La soja ocupa el lugar vacante dejado por el algodón, y alcanza un crecimiento


vertiginoso, pasando en pocos años de 250.000 ha en 1998/99 a más de 800.000 ha en la
actualidad. Es importante destacar que el trigo que se mantenía entre 10 y 50.000 ha,
tuvo un fuerte crecimiento, pasando de 100.000 ha en 2000/01 a casi 200.000 ha en
2006/07 tras lo cual cae hasta 60.000 ha. Maíz y Sorgo sumados ocuparon entre 100 y
150.000 ha durante casi todo el período de registro, pero a partir de 2006/07 crecieron
sensiblemente, superando 200 y alcanzando 250.000 ha en 2009/10. Así, la superficie
total (todos los cultivos) que en 1993/94, era de 300.000 ha, sube rápidamente,
superando 1.000.000 ha en 2001/02 hasta alcanzar 1.300.000 ha en la actualidad.

Salta

Superficie sembrada - Salta -1969-2010

1.0 ALGODÓN
GIRASOL
SOJA
MAIZ
SORGO
0.8
TRIGO
POROTO
Millones de hectáreas

TOTAL

0.6

0.4

0.2

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 4. Superficies sembradas en la Provincia de Salta (Algodón, Girasol, Soja, Maíz,


Sorgo, Trigo, Poroto y Total).

El Poroto fue crucial en las primeras fases de expansión de la frontera agrícola


en el Chaco Salteño. En 1969/70 la superficie cultivada era de 32.000 ha, mientras que
la de los otros 6 cultivos sumados daba 28.000 ha. Todos los cultivos alcanzan 200.000
ha en 1980, y oscilan en torno a 250.000 hasta 1991/92, siempre con el poroto como
principal especie, con cerca de 150.000 ha. La soja se ubica como segundo cultivo a

35
partir de 1987/88, oscilando entre 100 y 200.000 ha. En 1998 el poroto y la soja
alcanzan 200.000 ha, pero esta superficie se mantiene hasta la actualidad en el caso del
poroto, mientras que la soja avanza hasta alcanzar 600.000 ha. El trigo acompaña al
crecimiento de la soja, aunque en menor escala, superando las 160.000 ha. Maíz y sorgo
juntos oscilan en torno a 40.000 ha.

Es importante destacar que partir de 2005 las pasturas desplazan al poroto como
segundo cultivo, llegando en 2009/10 a cerca de 500.000 ha y se convierten junto con la
soja en el principal motor de la expansión de la frontera agropecuaria, que en 2009/10
supera 1.500.000 ha (ver figura 13).

Tucumán

Superficie sembrada - Tucumán -1969-2010


0.6

ALGODÓN
GIRASOL
0.5
SOJA
MAIZ
SORGO
0.4 TRIGO
Millones de hectáreas

TOTAL

0.3

0.2

0.1

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 5. Superficies sembradas en la Provincia de Tucumán (Algodón, Girasol, Soja,


Maíz, Sorgo, Trigo y Total).

En la porción chaqueña de Tucumán, la superficie total de los 6 cultivos


considerados se mantuvo debajo de 100.000 ha hasta mediados de los años 70. Ya en
esos años, a diferencia de las otras provincias analizadas, la soja aparece como el
principal cultivo, creciendo hasta estabilizarse en 80-90.000 ha hasta 1998 tras lo cual
crece fuertemente hasta un nivel ligeramente inferior a 300.000 ha.
El trigo se ubica como segundo cultivo junto con el maíz hasta 2002, tras lo cual
crece fuertemente hasta estabilizarse en torno de 200.000 ha, mientras el maíz rara vez
supera 50.000 ha. Es importante destacar que ambos cultivos sumados alcanzan una
superficie muy cercana a la de la soja. La superficie total hasta 1981/82 estaba
estabilizada en torno a 150.000 ha, pero con el fuerte impulso de la soja y del trigo,
creció hasta 500.000 ha en la actualidad.

36
Formosa

La superficie total para los 6 cultivos considerados tiene un fuerte crecimiento


entre 1969 y 1974, pasando de 90 a 190.000 ha, tras lo cual presenta una incesante
caída, hasta situarse en torno a 40.000 ha en la actualidad. La superficie total está
directamente vinculada con la superficie algodonera, reproduciendo sus marcadas
oscilaciones.
Es importante destacar que la producción agrícola formoseña es altamente
diversificada, con fuerte participación de otros cultivos que no fueron registrados en
este cuadro, como el sector fruti-hortícola, las pasturas o el arroz. La superficie total de
todos los cultivos, es del orden de 400.000 ha, con las pasturas en primer lugar. Es la
única provincia del Norte en la que la soja no tiene una posición relevante.

Superficie sembrada - Formosa -1969-2010


250,000

ALGODÓN
GIRASOL
200,000 SOJA
MAIZ
SORGO
TRIGO
150,000 TOTAL
Hectáreas

100,000

50,000

0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 6. Superficies sembradas en la Provincia de Formosa (Algodón, Girasol, Soja,


Maíz, Sorgo, Trigo y Total).

Soja

En pocos años pasó de ser un cultivo sin relevancia a ocupar firmemente las
mayores superficies en casi todas las provincias. Chaco y Santiago del Estero suman
actualmente más de 1.500.000 ha. Salta y Tucumán cultivan casi 900.000 ha. Solamente
en Formosa sigue siendo un cultivo poco significativo, con menos de 10.000 ha.

Los rendimientos varían en función de múltiples factores, básicamente de las


condiciones climáticas, de la genética y del manejo. En términos generales, Tucumán y
Salta alcanzaron valores de 25-30 qq/ha en las últimas campañas, mientras que Chaco y
Santiago se sitúan en torno a 20 qq/ha.

37
En 1969/70 el cultivo de soja era una rareza. Recién alcanza niveles de
producción de 100 a 200.000 tn en 1987/88, por el temprano aporte de Tucumán a la
introducción de la especie. A partir de la campaña siguiente, Salta ocupa el primer
lugar, seguida por Tucumán y Santiago del Estero, lo que lleva la producción total a
crecer gradualmente, hasta alcanzar 1.000.000 tn en el año 2000. A partir de allí la
producción total crece exponencialmente hasta alcanzar 7.000.000 tn en 2009/10, pero
con fuertes altibajos, reflejo de las caídas de rendimientos de Chaco y Santiago del
Estero por causa de temporadas secas. Salta en forma gradual y sostenida se consolida
como fuerte productora con 2.000.000 tn, mientras que Tucumán con menor
producción, mantiene también una mayor regularidad.

Producción Soja 1969 - 2010


8
CHACO
7
FORMOSA
6 SANTIAGO DEL ESTERO
Millones de toneladas

SALTA
5
TUCUMAN

4 TOTAL

0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010
Figura 7. Superficies sembradas con soja en las Provincias de Chaco, Formosa, Santiago
del Estero, Salta y Tucumán.

Evolución de las superficies de siembra

Chaco. Cultivo insignificante en superficie hasta la campaña 1983/84, cuando


por primera vez supera las 3.000 ha. A partir de allí comienza una importante escalada:
alcanza 14.000 ha en 1987/88. En las cuatro campañas siguientes se estabiliza en torno
de 60.000 ha. Hacia 1997/98 oscila en torno de 130.000 ha. En las cuatro campañas
siguientes continúa creciendo alcanzando 215-350-410 y llega a 600.000 ha en 2001/02.
En las siguientes campañas hasta el presente, oscila entre 650 y 750.000 ha.

Santiago. Cultivo casi inexistente hasta 1975/76. Entre 1976/77 y 1985/86


oscila entre 20 y 40.000 ha. Hasta 1995/96 varía entre 70 y 100.000 ha. Hasta 200/01
las variaciones son entre 150 y 310.000 ha. Desde 2001/01 hasta el presente, varía entre
650 y 800.000 ha.

Salta. Entre 1969/70 y 1976/77 se cultivan menos de 3.000 ha. En las 6


campañas siguientes las superficies cultivadas oscilan entre 15 y 25.000 ha. A partir de

38
1983/84 comienza un fuerte ascenso, que se mantiene entre 45 y 50.000 ha durante 4
campañas. Desde 1987/88 hasta 2001/02 varía entre 80 y 130.000 ha. Entre 1992/93 y
1999/2000 ocupa entre 150 y 250.000 ha. En la campaña 2000/01 alcanza 300.000 ha y
hasta el presente crece en forma sostenida hasta alcanzar 580.000 ha en 2009/10.

Tucumán. Es la provincia que parte con mayor superficie en 1969/70, con unas
7.500 ha, que se incrementan gradualmente hasta 36.000 ha en 1976/77. A partir de
1977/78 y hasta 1996/97 hay un salto con oscilaciones entre 75 y 90.000 ha. En las
cuatro campañas siguientes se mantiene el crecimiento, alcanzando 180.000 ha en
2000/01. Desde 2001/02 hasta el presente las superficies cubren entre 230 y 290.000 ha.

Formosa. Es la única provincia en la que la soja es un cultivo poco relevante.


Presenta un pico con valores entre 4 y 10.000 ha en las campañas1985/86 y 1989/90 tras
lo cual cae a superficies del orden de 1.000 ha. Desde 2001/02 hasta el presente oscila
entre 6 y 10.000 ha.

Rendimientos

Chaco. En Chaco, partieron de 6-7 qq/ha entre 1969/70 y 1971/72. Hasta


1983/84 los rendimientos oscilaron entre 10 y 12 qq/ha. A partir de 1984/85 y hasta
1995/96 se produce un significativo aumento, con valores del orden de 15-17 qq/ha.
Desde la campaña 1996/97 los rendimientos se sitúan en torno a 20 qq/ha.

Santiago. Presenta una gran dispersión de rendimientos en toda la serie de


registros. Entre 1969/70 y 1984/85, oscila en torno a 10 qq/ha. A partir de 1985/86 los
rendimientos fluctúan en torno a 20 qq/ha, alcanzando 36,5 qq/ha en 2009/10.

Salta. En el período 1969/70 hasta 1986/87 los rendimientos oscilan fuertemente


en torno a 10 qq/ha. Tras un vacío de información en 1987/92, los valores varían en
torno a 20 qq/ha hasta 2000/01. En las últimas cinco campañas los rendimientos oscilan
entre 25 y 30 qq/ha.

Tucumán. A pesar de las oscilaciones entre campañas, presenta una tendencia


sostenida de crecimiento: 10-15 qq/ha entre 1969/75; 15-20 qq/ha en 1975/95; 20-25
qq/ha en 1920/25, alcanzando 25-30 qq/ha entre 2005 y 2010.

Formosa. Es la provincia con menores rendimientos. Entre 1969/70 y 1984/85


los rendimientos oscilan en torno a 10 qq/ha. En las restantes campañas hasta el
presente, hay una fuerte oscilación, con valores máximos en torno a 25-30 qq/ha y
mínimos del orden de 15 qq/ha.

39
Algodón
Debido a la importancia del algodón en los comienzos de la agricultura
chaqueña, se preparó una síntesis de su historia, basada en datos de los siguientes
autores:
• Maeder, Ernesto J. A. “Historia del Chaco”. 1996. Ed. Plus Ultra. 295 pags.
• Miranda, Guido, “Tres ciclos chaqueños”. 2005. UNNE, Librería de la Paz. 340
pags.
• Barsky, O. y Gelman, J. 2001. “Historia del agro argentino”. Ed. Grijalbo. 460
pags.

Las primeras experiencias fueron realizadas por Lorenzo Malatesta cerca de La


Escondida en 1895, pero fue recién en 1901 que el Dr. Benítez en la Colonia que lleva
su nombre y Miguel Vargas Reyna en Margarita Belén y en Colonia Popular inician la
etapa comercial enviando a Liverpool las primeras partidas de algodón chaqueño. En
1902 se instala en Colonia Benítez la primera desmotadora y la primera muestra del
textil se exhibe en la Sociedad Rural Argentina el 25 de mayo de 1903. En pocos años
se alcanzan las 3.000 ha.

Producción Algodón 1969 - 2010


1.4
CHACO
1.2 FORMOSA
SANTIAGO DEL ESTERO
1 SALTA
Millones de toneladas

TUCUMAN
0.8 TOTAL

0.6

0.4

0.2

0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010

Figura 8. Producción de algodón (tn) en las Provincias de Chaco, Formosa, Santiago del
Estero, Salta y Tucumán.

Con la elevación de precios originada en la guerra mundial, la superficie alcanza


11.200 ha en 1917/18. Con un fuerte interés del Ministro de Agricultura Tomás Le
Breton, entre 1923 y 25 se cultivan 110.052 ha en el país, de las cuales 97.233 ha en el
Chaco, siendo que en Sáenz Peña se concentraba el 75 % de la producción. En los años
30 caen los precios pero sobre todo hay muchos abusos en la comercialización, lo que
crea malestar en los colonos, que ya cultivaban 200.000 ha. En 1932 se crea la Junta
Nacional del Algodón, pero persisten los conflictos. No obstante sigue creciendo la

40
superficie cultivada, que alcanza un récord de 310.000 ha en 1938/39 en gran parte
impulsada por una fuerte plaga en el principal exportador mundial, Estados Unidos.

En los años 50 supera las 400.000 ha, alcanzando en 1957/58 el pico máximo
con 732.000 ha sembradas. Entre 1969/70 y 1993/94 ocupa superficies que oscilan en
torno a 300.000 ha. Vinculado con la sustancial alza de precios ocurrida a mediados de
los años 90, el algodón tiene una fuerte expansión hasta 1997/98, cuando alcanza 500-
600 e inclusive supera las 700.000 ha en Chaco, mientras que en las 5 provincias supera
al millón de ha. El algodón es el cultivo más extendido en Chaco hasta la campaña
1999/2000, en la que por primera vez es superado por la soja que desplaza fuertemente
al algodón, cuya superficie cae bruscamente hasta menos de 80.000 ha. En las recientes
campañas se registra un marcado crecimiento; la previsión es de 600.000 ha a nivel
nacional y 400.0000 ha en la provincia del Chaco.

Figura 9. Comparación entre los precios internacionales del algodón (arriba) y la


superficie sembrada en la Provincia del Chaco (abajo).

Históricamente el algodón fue un cultivo que ocupaba grandes contingentes de


mano de obra, tanto en la carpida como en la cosecha. En la cosecha se empleaban más
de 170.000 personas, 2/3 de las cuales provenían de Corrientes y Santiago del Estero.
La irrupción de la cosechadora mecánica a principios de los 90 disminuyó el número de
trabajadores a pesar del aumento de la superficie sembrada. Parte de los cosecheros eran
productores minifundistas de algodón que complementaban así sus ingresos. En poco
tiempo las áreas con cosecha mecánica cubrían más del 89 % de la producción,

41
quedando la cosecha manual para zonas marginales, lo que provocó gran desocupación
de los cosecheros. Por otra parte, la introducción de la maquinaria impuso nuevos
cambios tecnológicos en la siembra y tratamiento del cultivo (control de malezas y
plagas) que a su vez desplazaron a los peones encargados de la carpida y de los
tratamientos sanitarios (que se realizaban con mochila). Los costos de cosecha bajaron

40 % (15 % de los costos totales del producto). Pero la caída vertical de la recolección
manual y de las tareas manuales agudizó la situación social.

La producción total siempre reflejó las oscilaciones registradas en Chaco, la


principal provincia productora de algodón. El registro máximo ocurrió en la campaña
1997/98 cuando casi se alcanzaron 1.200.000 tn, para caer luego en forma brusca, por la
ya mencionada combinación entre las graves inundaciones y excesos hídricos
provocados por el fenómeno de El Niño en 1998, junto con una fuerte caída en los
precios internacionales. Ver gráficos comparativos en la Figura 9.

Desde 1969/70 hasta1991/92 Formosa fue la segunda Provincia productora de


algodón. Desde entonces, ese puesto lo ocupó Santiago del Estero, con una evolución
similar a la de Chaco.

Poroto
Antes de 1969 la agricultura en el Chaco Salteño prácticamente se limitaba a las
áreas de influencia de Metán y Rosario de la Frontera, arroz irrigado en las bandas del
río Juramento y a pequeñas superficie de tabaco Burley en Apolinario Saravia. La
apertura de la frontera agrícola como hecho masivo, se produjo con la introducción del
poroto. Como fue mostrado en la Figura 4, desde las 32.000 ha registradas en 1969/70
se produce un crecimiento constante hasta alcanzar 150.000 ha en 1977/78, tras lo cual
la superficie se estabiliza, oscilando alrededor de dicho valor. A partir de la campaña
1994/95 la superficie vuelve a crecer, para estabilizarse en torno a 200.000 ha hasta la
actualidad. La superficie total cultivada reproduce casi exactamente la evolución del
área porotera hasta1980/81. Con la temprana entrada de la soja ambas curvas comienzan
a diferenciarse, en especial desde la campaña 1991/92, brecha que se acentúa con el
tiempo, básicamente porque la superficie de soja llega a triplicar a la del poroto, a lo que
se agrega la evolución del trigo como cultivo de cobertura, que en 2009/10 alcanza casi
la misma superficie que el poroto.

Salta es la principal productora nacional de poroto alcanzando una superficie del


orden de 200.000 contra 60-70.000 ha de las otras provincias del Norte. En Chaco y
Formosa el cultivo cubre áreas insignificantes. En Santiago del Estero sólo se cultivaban
800 ha en 1973/74, pero sube rápidamente hasta estabilizarse entre 30 y 40.000 ha entre
1978 y 1990. Luego de oscilaciones con fuertes caídas, alcanza en 2009/10 una
superficie de 27.000 ha. Así, todas estas provincias aportan entre 60 y 70.000 ha, contra
200.000 de Salta.

42
Siembra Poroto 1969 - 2010
400.000
CHACO

350.000 FORMOSA

SANTIAGO DEL ESTERO


300.000 SALTA
TUCUMAN
250.000
TOTAL
Hectáreas

200.000

150.000

100.000

50.000

0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010
Figura 10. Siembra de poroto en Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Salta y
Tucumán.

Pasturas
La expansión de las fronteras agropecuarias presentadas en el punto 2.a. está
basada fundamentalmente en el mapeo hecho sobre imágenes satelitales, donde todo
tipo de cambio de uso del suelo queda registrado, tanto si es para cultivos agrícolas,
como si se trata de pasturas. El mapeo diferenciado de cualquier componente, como en
este caso de las pasturas, requiere de la disponibilidad de un control de campo muy
ajustado, actividad que por su complejidad pocos organismos están llevando a cabo.

Los valores totales en parte pueden ser cubiertos por la información provista por
el Censo Nacional Agropecuario, aunque la misma en algunos casos presente fuertes
diferencias con las superficies mapeadas, como el discutido para Santiago del Estero
(ver punto “Comparación entre fuentes de datos”).

En la figura siguiente se representan en amarillo a los predios con pasturas


(básicamente Gatton panic). A los efectos del cálculo de las superficies efectivamente
sembradas con pasturas, se computó el 80 % de la superficie mapeada, puesto que en
promedio en los predios hay 20 % de cobertura de cortinas forestales o áreas de reserva.

La superficie ocupada con pasturas fue irrelevante hasta 1980/81, tras lo cual
oscila entre 30 y 40.000 ha 2000/01. A partir de dicha campaña comienza un
crecimiento sostenido, alcanzando superficies del orden de 100.000 ha. Con la fuerte
valorización del los campos pampeanos como consecuencia en particular de las altas
cotizaciones de la soja, se intensifica la migración de parte de la ganadería hacia la
provincias del Norte. En Salta se registra una fuerte expansión de las áreas forrajeras
que superan las 125.000 ha en 2005. La inminencia de la sanción de la Ley 26.331 (Ver
capítulo 3.b.), genera un fuerte incremento de los desmontes para agricultura o para
pasturas, las que rápidamente alcanzan las 400.000 ha en 2007, y casi 500.000 ha en la

43
actualidad, con lo que se constituyen en el segundo cultivo en extensión, apenas por
debajo de la soja, y con posibilidades ciertas de superarla. Hay que aclarar que, si bien
hemos podido cuantificar este proceso solamente para la provincia de Salta, se ha dado
también, aunque con algunas variaciones, en las zonas semiáridas de Chaco y Santiago,
y de manera incipiente en Formosa.

Figura 11. Áreas cubiertas con pasturas en Salta en el año 2010 (en amarillo).
Fuente: elaboración del Sr. Carlos Segón y del Ing. Agr. Claudio Cabral.

Este fuerte crecimiento de las superficies ocupadas por pasturas, genera una
presión adicional sobre la expansión de la frontera agrícola en la Provincia de Salta. A
la expansión original impulsada por el poroto (en la figura 4 entre 1969 y 1992), le
sigue el impulso adicional de la soja hasta 2005. La soja se estabiliza a partir de
entonces o crece con menor ímpetu, dado que las superficies aptas para su cultivo van
siendo rápidamente utilizadas (franja en el Subhúmedo Occidental); pero la entrada de
las pasturas provoca un fuerte cambio en la tendencia de expansión de la frontera
agrícola, que virtualmente se duplica en 5-6 años (Figura 12).

44
Superficie sembrada - Salta -1969-2010

1.6

ALGODÓN
1.4 GIRASOL
SOJA
MAIZ
1.2 SORGO
TRIGO
POROTO
Millones de hectáreas

PASTURAS
1.0 TOTAL

0.8

0.6

0.4

0.2

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010
Figura 12. Evolución de las siembras de trigo, maíz, sorgo, algodón, girasol, soja y
poroto en Salta, con inclusión de las pasturas.

Rotaciones
La sustentabilidad de los cultivos depende básicamente de las Buenas Prácticas
Agrícolas, uno de cuyos pilares es el de las rotaciones entre cultivos con diferentes
relaciones Carbono/Nitrógeno. Lo ideal es que las especies con amplia relación C/N
como el maíz, sorgo y trigo, participen con 50 % o al menos con un mínimo de 30 %
frente a las especies con ajustada relación C/N como soja, poroto, algodón o girasol.
Debido al importante peso que tienen el algodón en Chaco y el poroto en Salta, este
análisis se centrará en estas provincias.

La frontera agrícola en el chaco salteño se abre fundamentalmente con el poroto,


que se mantiene como principal cultivo hasta fines de los años 90, cuando la soja iguala
la superficie cultivada por poroto, y ambos cultivos alcanzan las 200.000 ha. Mientras el
poroto se mantiene como segundo cultivo con esa superficie hasta la actualidad, la soja
sube en forma sostenida hasta llegar a 600.000 ha.

En las figuras, las superficies de ambos cultivos junto con algodón y girasol
representan a las especies de estrecha relación C/N. Las especies de amplia relación C/N
fueron separadas entre las estivales (maíz y en menor medida sorgo) e invernales (trigo).

Para la provincia de Salta, en los primeros años de la serie puede observarse que
a pesar de las oscilaciones, hay una relación muy buena entre ambos grupos de especies.
A partir de 1986 se produce una marcada asimetría, con un fuerte crecimiento de las
especies de estrecha relación C/N que llegan a 800.000 ha en la actualidad, mientras que

45
las de amplia relación C/N se mantienen estabilizadas. Lo notable es que a partir del año
2000 comienza un sostenido crecimiento en la superficie sembrada con trigo que supera
ampliamente al maíz, mientras que el sorgo virtualmente desaparece (Figura 4). El
resultado es que la relación entre los grupos de especies de amplia y estrecha relación
C/N se aproxima al 25 %, bastante inferior al óptimo ideal de 50 %, pero razonable
(cercano al mínimo deseable de 30 %) en el contexto de falta de incentivos al cultivo de
gramíneas.

Salta Rotaciones (1969-2010)


1.2

1.0

C/N AMPLIO
Millones de hectáreas sembradas

C/N ESTRECHO
0.8
TRIGO
TOTAL

0.6

0.4

0.2

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010
Figura 13. Salta. Evolución de las superficies cultivadas con especies de relación
Carbono/Nitrógeno estrecha (algodón, girasol, poroto y soja) y de especies estivales con
relación Carbono/Nitrógeno amplia (maíz y sorgo) o invernales (trigo).

En la provincia de Chaco, durante toda la fase inicial de la serie analizada, la


participación de las gramíneas en relación con las especies de estrecha relación C/N fue
muy ajustada, oscilando en torno del 50 %. A partir de 1994 comienza progresivamente
a decaer esta relación, debido en primer lugar al fuerte crecimiento del algodón, luego
sustituido por la notable irrupción de la soja. Desde el año 2002 las especies con
estrecha relación C/N se sitúan en torno a 1.200.000 ha, mientras que maíz/sorgo
oscilan en torno a 200.000 ha y trigo tuvo una caída muy marcada. Cabe consignar que
una parte importante de la falta de crecimiento del trigo (asociado a la soja en esquemas
de siembra directa), se debe a la fuerte presencia del girasol, que se siembra
mayormente con labranza convencional. Así, las rotaciones con especies de amplia
relación C/N son del orden de 13 %, muy por debajo del mínimo deseable de 30 % y
más aún del óptimo ideal de 50 %.

46
Chaco Rotaciones (1969-2010)
1.8

1.6

C/N AMPLIO
1.4
C/N ESTRECHO
Millones de hectáreas sembradas

1.2 TRIGO
TOTAL

1.0

0.8

0.6

0.4

0.2

0.0
1969/1970

1971/1972

1973/1974

1975/1976

1977/1978

1979/1980

1981/1982

1983/1984

1985/1986

1987/1988

1989/1990

1991/1992

1993/1994

1995/1996

1997/1998

1999/2000

2001/2002

2003/2004

2005/2006

2007/2008

2009/2010
Figura 14. Chaco. Evolución de las superficies cultivadas con especies de relación
Carbono/Nitrógeno estrecha (algodón, girasol, poroto y soja) y de especies estivales con
relación Carbono/Nitrógeno amplia (maíz y sorgo) o invernales (trigo).

Comparación entre fuentes de datos


Se realizó un análisis comparativo entre la información relevada a partir de
imágenes satelitales (Capítulo 2.a) y los datos provistos por el Ministerio de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en las “estimaciones agrícolas.

El relevamiento de imágenes satelitales provee información sobre superficies en


las cuales la cobertura natural del suelo ha sido eliminada o sustituida por cultivos. Las
estimaciones agrícolas informan acerca de la superficie sembrada con distintos tipos de
cultivos (industriales, cereales, oleaginosos, etc.) sin considerar pasturas implantadas.
Hay entonces dos fuentes de posibles diferencias entre ambas fuentes: por un lado,
puede haber lotes agrícolas que por alguna razón (por ejemplo climática o económica)
no hayan sido sembrados en una campaña en particular; por otro lado, los lotes en los
que se siembran pasturas (en aumento en el último período) son detectados en el análisis
de imágenes satelitales y no son reportados en las estimaciones. Para intentar reducir la
primera de estas dos fuentes de diferencias, de las estimaciones agrícolas no se
consideró la superficie reportada para una campaña en particular, sino la máxima
superficie reportada hasta esa campaña. Entendiendo que esto es más próximo al área
total transformada ya que elimina “errores” en el caso de que en la campaña en cuestión
no se hayan sembrado la totalidad de los que alguna vez fueron sembrados.

En el caso de las pasturas, la situación es más complicada. No hay información


oficial disponible y actualizada sobre superficies sembradas con pasturas, pero pudimos

47
obtener aproximaciones parciales: Para el período 2002 utilizamos la información del
censo nacional agropecuario del INDEC. No tuvimos acceso a esta información de los
censos 1988 ni de 2008, que hubieran sido apropiados. Para la provincia de Salta,
contamos con informantes locales que nos proveyeron información sobre las pasturas
sembradas actualmente en la provincia. Se realizó la comparación para las provincias de
Chaco, Santiago del Estero y Salta (Figura 15), que permitió ver que las mayores
diferencias entre los mapeos y las estimaciones se encuentran en Santiago del Estero,
sobre todo para el año 2010, donde las estimaciones reportan más de 1,5 millones de
hectáreas menos que las identificadas en el mapeo de las imágenes satelitales. A esta
diferencia habría que restarle la superficie sembrada con pasturas, que estimamos que
no alcanzaría a salvarla.

3.5

3.0

2.5
Millones de hectáreas

2.0

1.5

1.0

0.5

0.0
1992 2002 2010 1992 2002 2010 1992 2002 2010
Salta Chaco Santiago del Estero

Figura 15. Comparación Áreas transformadas vs. Superficies sembradas. Barras sólidas:
relevamiento de áreas transformadas en imágenes satelitales; barras rayadas:
estimaciones agrícolas SAGPyA + datos de pasturas según se explica en el texto.

Las provincias de Salta y Chaco muestran un ajuste razonable. En el caso de


Salta para 2010 se le han sumado a las estimaciones 463.000 has de pasturas. En el caso
de Chaco este ajuste se desvanece cuando se hace el análisis en el nivel de
Departamentos, donde se advierte que hay departamentos con importantes diferencias,
que son compensadas en la escala provincial. Por ejemplo, para el departamento
Chacabuco, en el sudoeste de la provincia, se reporta en un período una superficie
sembrada de 175.300 ha, un número muy llamativo si consideramos que el
departamento tiene una superficie total de 136.000 hectáreas.

Se destaca entonces la falta de una fuente oficial de información, consolidada y


confiable sobre superficies sembradas, sobre todo teniendo en cuenta la importancia
estratégica que tiene la actividad agropecuaria en el país.

48
2.c Cambio de uso del suelo y conservación
de la biodiversidad y los servicios
ecosistémicos

Marco general….....50

Caso de estudio: Pérdida y fragmentación del


bosque de tres quebrachos en el SO de la
Provincia de Chaco.…….54

Bibliografía….….66

49
2.c Cambio de uso del suelo y conservación de la
biodiversidad y los servicios ecosistémicos

Marco general
El cambio de uso del suelo representa una oportunidad para el crecimiento de las
áreas cultivadas, pero también es una amenaza para la conservación de la biodiversidad
a escala global y nacional. Se calculó que ya en el año 2000 el 34% de la superficie del
globo libre de hielos estaba ocupada por cultivos (incluyendo pasturas), y esta
proporción va en aumento en virtud de la creciente demanda de alimentos. Así como
ocurre en la región analizada en este trabajo, a escala global la conversión de ambientes
no está homogéneamente distribuída, siendo los pastizales y los bosques tropicales
deciduos los biomas más afectados (Ramankutty et al. 2008).

El proceso de conversión de ambientes naturales en parcelas agrícolas lleva


aparejada una serie de impactos sobre la biodiversidad, siendo el más notorio de ellos la
pérdida y la fragmentación de ambientes naturales. De hecho, hay consenso en la
comunidad científica en que el cambio de uso del suelo para producción agropecuaria se
ha convertido en una de las principales amenazas para la conservación de la
biodiversidad a nivel mundial (Sala et al. 2000, Foley et al. 2005).

El impacto más directo es obviamente la sustitución de la cobertura vegetal


natural por cultivos, con esto se eliminan directamente plantas y otros organismos, y se
elimina localmente el hábitat de la fauna. Al mismo tiempo, las áreas remanentes de
ambientes naturales también se ven afectadas, sufriendo el proceso conocido como
fragmentación: de una situación inicial en la que se disponían como un tapiz continuo,
pasan a disponerse como “islas” (fragmentos) inmersos en una matriz de ambientes
modificados (ej. lotes agrícolas). A medida que avanza el proceso de fragmentación, la
superficie total de ambientes naturales disminuye, disminuye el tamaño medio de los
fragmentos remanentes, aumenta el aislamiento entre ellos (se encuentran cada vez más
alejados unos de otros) y aumenta la relación perímetro/superficie agravando lo que se
conoce como “efecto borde”.

La fragmentación y la pérdida de área son procesos que por lo general se dan


juntos, pero conceptualmente son diferenciables (Figura 1).

En los últimos años, se ha despertado un legítimo interés en la sociedad de


minimizar esta amenaza, comenzando a ejercer presiones, en algunos casos importantes,
orientadas a regular o minimizar los impactos que produce la actividad agropecuaria
sobre la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Estas presiones en algunos casos se
han cristalizado en la forma de restricciones legales, como por ejemplo la Ley 26.331 en
Argentina, que se plantea regular el avance de la frontera agropecuaria sobre los
bosques nativos; bajo la forma de incentivos económico-financieros, como puede ser la
contraparte de un préstamo internacional; o de mercado, como el acceso a un nicho
específico con precios diferenciales (“sellos verdes” o certificaciones tipo FSC).

50
Figura 1. Tres situaciones con igual pérdida de área y distinto grado de fragmentación
(creciente de abajo hacia arriba).

En este marco, han proliferado iniciativas y programas que apuntan a una


producción ambientalmente responsable o sustentable, (Agricultura Certificada de
AAPRESID, el indicador “agroecoindex” del INTA, por nombrar algunos). Al mismo
tiempo, desde la biología de la conservación se ha ido abandonando la idea de
conservación solamente en reservas o áreas protegidas estrictas, como los parques
nacionales. Mantener áreas naturales protegidas como “islas” dentro de un “océano”
fuertemente intervenido es una estrategia de conservación ineficiente. Si las áreas fuera
de las reservas son completamente hostiles para la fauna y flora silvestre, las
poblaciones protegidas quedan efectivamente aisladas, su variabilidad genética se vería
reducida a mediano o largo plazo, y como consecuencia perderían capacidad de
adaptación ante cambios. Esto cobra mayor importancia en un escenario de cambio
climático global como el actual, en el que se prevé que numerosas especies vean la
necesidad de adaptarse y/o migrar para sobrevivir.

Actualmente, un objetivo central para la biología de la conservación es hacer que


la matriz que se encuentra entre las áreas protegidas sea lo menos inhóspita y lo más
amigable posible para la vida silvestre. En particular, trabajando para que los ambientes
agropecuarios considerados no a nivel de lote sino de paisaje (miles de hectáreas) no
sean incompatibles con la conservación de la biodiversidad y de los servicios
ecosistémicos. Las áreas protegidas entonces, siguen siendo necesarias, pero no son
suficientes. Deben ser complementadas con otras herramientas de conservación para
que sean funcionales y efectivas. Entre estas herramientas, se destacan los corredores
biológicos (también llamados “corredores de conservación”, “corredores verdes”,
“corredores ecológicos”, etc.). Y las “áreas de protección ambiental” (reservas o áreas
con baja intervención dentro de los establecimientos productivos).

La herramienta de los corredores puede aplicarse a todas las escalas, desde


regionales o provinciales hasta prediales. En el primer caso puede citarse el ejemplo de
los corredores planteados en el Programa de Ordenamiento Territorial de la Provincia de
Formosa, con una extensión de 600 km y una superficie de 3.795.000 has ha. Estos
corredores son áreas con una menor proporción de superficies agrícolas que el entorno,
con alta conectividad de ambientes, en particular de bosques altos, y que interconectan a

51
las reservas existentes en la Provincia. En el otro extremo, dentro de un predio agrícola,
o incluso dentro de un lote, los bordes de los caminos o incluso los remanentes de
vegetación natural que quedan debajo de los alambrados, pueden funcionar como
corredores y como reservorios importantes para una parte de la biodiversidad (i.e.
DiGiacomo & Casenave 2011). En algunos ambientes altamente intervenidos, no es
posible plantear corredores con una continuidad estricta. En estos casos, está visto que
isletas o manchones de ambientes naturales pueden funcionar como “escalones de paso”
(stepping stones) para algunos organismos. Inclusive en ambientes con total predominio
de cultivos, los bordes de caminos y de potreros pueden desempeñar un papel modesto
pero efectivo.

Las “áreas de protección ambiental” son una herramienta ampliamente usada en


otros países, por ejemplo en Brasil, donde constituyen una categoría legal. Se trata de
áreas con valor para la conservación, insertas en un contexto productivo o con
ocupación poblacional. Pueden estar incluidas en propiedades privadas o en tierras
estatales, y son compatibles con algunos sistemas productivos, como la ganadería en
campos naturales. En Argentina su aplicación es incipiente. Algunos proyectos
productivos de envergadura presentan la implementación de áreas de protección
ambiental como una parte esencial de sus planes de gestión y/o como una medida de
mitigación de los impactos que generan. Es una herramienta de gestión muy interesante
y con un gran potencial: en caso de generalizarse, por ejemplo, un conjunto de áreas de
protección ambiental de establecimientos vecinos podría constituir un corredor
biológico de importancia regional.

Costos y beneficios, escala predial y regional

Algunos de los bienes y servicios ambientales propios de los ambientes naturales


los siguen brindando los ambientes agrícolas, sin embargo una parte importante de ellos
se ve seriamente afectada. Entonces hay un compromiso entre aumentar la producción
para satisfacer la creciente demanda de alimentos, y controlar la afectación de los bienes
y servicios ambientales que sustentan la vida humana. Y es aquí donde cobra
importancia el rol del Estado. A nivel de un predio, maximizar la producción (y los
ingresos) y realizar un manejo “ambientalmente responsable” de los recursos naturales
muchas veces son objetivos contrapuestos. Un productor no obtiene un beneficio directo
por bombear menos agua para riego de la que podría, o mantener en pie un sector del
bosque sobre suelo potencialmente agrícola. Sin embargo, si todos los productores de
una región actúan individualmente teniendo en cuenta sólo el aspecto productivo,
probablemente se altere la provisión de servicios ecosistémicos a nivel regional (balance
hídrico, regulación de inundaciones, paisaje), afectando a la población del entorno, y
pudiendo llegar incluso a verse afectada la misma producción que cada uno
individualmente quiso maximizar.

Es entonces cuando el estado debe regular las practicas agropecuarias que


afectan los servicios ecosistémicos, velando para garantizar los derechos de la totalidad
de la población y de las generaciones futuras. Una herramienta clave en este sentido es
el ordenamiento territorial.

Conceptualmente se pueden agrupar los servicios ecosistémicos en: servicios de


provisión (de alimentos, fibras, etc.), de regulación (por ejemplo regulación del régimen

52
hídrico de una cuenca), culturales (por ejemplo sitios de esparcimiento o territorios de
poblaciones originarias) y de soporte (hábitat para la biodiversidad).

Lógicamente, en un establecimiento agropecuario, se busca maximizar los


servicios de provisión, como puede ser la provisión de granos o de carnes, sin prestarle
mayor atención a los otros grupos de servicios (línea roja en la figura 2). El objetivo
ambiental de un programa de ordenamiento territorial, debe ser llevar ese esquema a
otro en el que los servicios ecosistémicos estén considerados más equitativamente (línea
verde en la figura 2). Este objetivo es más fácilmente alcanzable cuanto más grande sea
la escala de aplicación del concepto. Una parcela agrícola sigue teniendo como objetivo
principal la producción, a nivel de establecimiento pueden aplicarse algunas de las
estrategias mencionadas arriba, como las áreas de protección ambiental o corredores de
pequeña escala, que pueden integrarse y potenciarse si se aplican en grupos de
establecimientos o cuencas. A nivel regional, la presencia de diferentes tipos de
producción, y de otros usos del territorio como las áreas protegidas, hacen que el
objetivo sea más fácilmente alcanzable.

provision

soporte regulación

culturales

Figura 2. Atención prestada a los distintos grupos de servicios ecosistémicos en


establecimientos o regiones productivas. Rojo: situación habitual, verde: situación
deseable.

53
Caso de estudio: Pérdida y fragmentación del bosque de tres
quebrachos en el SO de la Provincia de Chaco

Como se vio en el capítulo 2.a, el Chaco subhúmedo central es una de las


subregiones más afectadas por el avance de la frontera agropecuaria en la región. En
esta subregión, el paisaje natural presentaba una alternancia de bosques y pastizales o
sabanas, originadas por grandes incendios forestales. Estas áreas, son conocidas
localmente como “pampas” y su presencia quedó ampliamente registrada en la
toponimia local (“Pampa del Cielo”, “Pampa Maciel”, etc.). La zona fue tempranamente
ocupada por colonias agrícolas, y es donde se desarrolló principalmente el cultivo de
algodón durante el siglo XX. Naturalmente, los primeros sectores en ocuparse para uso
agrícola fueron las mencionadas pampas, pero luego la agricultura comenzó a
expandirse también sobre las áreas boscosas, que asientan sobre los suelos con mejor
aptitud agrícola de la región. Ya en las primeras descripciones sobre estos bosques se
destacaba el potencial agrícola de los suelos sobre los que asientan y alertaban sobre la
amenaza que esto significaba para la conservación del bosque (Morello y Adámoli
1974, Lewis y Pire 1981). Los bosques de la zona son florísticamente muy particulares,
ya que presentan la coexistencia de los dos “quebrachos colorados” característicos de la
región: el “quebracho colorado chaqueño” (Schinopsis balansae), característico del
chaco húmedo y el “quebracho colorado santiagueño” (S. Lorentzii), característico del
chaco semiárido. Son conocidos como “bosques de tres quebrachos” por la presencia,
además, del “quebracho blanco” (Aspidosperma quebracho-blanco), presente en toda la
región.

Para un área de 70.000 hectáreas en el sudoeste de la Provincia de Chaco (Figura


3) en la zona del bosque de tres quebrachos, se llevó adelante un trabajo de
identificación y mapeo de las áreas boscosas sobre fotografías aéreas e imágenes
satelitales (Figura 4) de fechas entre 1957 y 2010. Esto permite analizar en detalle la
evolución de la superficie y la disposición espacial de los bosques de tres quebrachos en
la zona en los últimos 53 años. Resultados parciales de este trabajo han sido publicados
en Torrella et al 2007a.

Figura 3. Zona de análisis y su ubicación relativa en la Provincia de Chaco y en


Argentina.

54
Figura 4. Imagen satelital del área de estudio (año 2005), con el mapeo de las zonas
boscosas en líneas amarillas.

A partir de los mapas obtenidos (Figura 5) se calcularon 4 índices de paisaje que


permiten caracterizar cuantitativamente la evolución del sistema:

1. Superficie total de bosque: Es la suma de las superficies de cada uno de los


fragmentos de bosque presentes en el área de estudio.
2. Cantidad de fragmentos: Es la cantidad de fragmentos o isletas en los que está
distribuido el bosque en el área de estudio.
3. Tamaño medio de los fragmentos: Es el promedio de las superficies de todos
los fragmentos de bosque presentes en el área de estudio.
4. Densidad de borde: Es la relación entre la cantidad de bordes de los
fragmentos (medidos en metros lineales) y la superficie de estos (en hectáreas) en el
área de estudio.

A lo largo de un proceso de fragmentación de ambientes como los que se


describieron en el apartado anterior, es de esperar que los índices 1 y 3 muestren valores
decrecientes y los índices 2 y 4 valores crecientes.

Los resultados obtenidos muestran que: La superficie total de bosques pasó de


25.900 ha en 1957 a 12.430 ha en 2010 (Figura 6a). O sea que en 53 años se perdieron
13.470 hectáreas, lo que significa una pérdida del 52 % de la superficie de bosques, que

55
Figura 5. Áreas boscosas (en verde) en la zona de estudio entre los años 1957 y 2010.

ahora sólo ocupan el 18,71 % de la zona estudiada. La cantidad de fragmentos en los


que se distribuye la superficie de bosque aumentó de 163 en 1957 a 318 en 2010 (Figura
6b), es decir que la reducción de superficie fue acompañada por un intenso proceso de
fragmentación. El tamaño medio de los fragmentos se redujo a un 15% del valor de

56
1957, cayendo de 157 ha a 39 ha (Figura 6c). La densidad de borde (Figura 6d) aumentó
un 77 %, trepando de 46 a 81.7 m/ha entre 1957 y 2010.

Superficie total de bosque Cantidad de fragmentos

30000 350

25000 300

250
20000
200
15000
150
10000 100
5000 50

0 0
1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
Año A ño

Tamaño medio de fragmentos Densidad de borde

180 90
160 80
140 70
120 60
100 50
80 40
60 30
40 20
20 10
0 0
1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010
Año Año

Figura 6. Evolución de los bosques en el SO de la Provincia de Chaco entre 1957 y


2010. A) Superficie total de bosque. B) Cantidad de fragmentos (isletas). C) Tamaño
medio de los fragmentos. D) Densidad de borde.

Los resultados muestran un intenso proceso de deforestación en la zona, con una


significativa pérdida de superficie de bosques. Como muestran los gráficos de la figura
6, las mayores tasas de cambio se concentran en el período comprendido entre los años
1994 y 2002. A partir del 2005, si bien continúa la pérdida de superficie, la curva tiene
una pendiente mucho menor; los otros índices, también muestran una mayor estabilidad
en el período 2005-2010. Incluso se observa que la cantidad de fragmentos, que mostró
un aumento sostenido entre 1957 y 2007, presenta una leve declinación entre 2007 y
2010. Esto es característico de procesos de fragmentación en estadios avanzados (Fahrig
2003), cuando la eliminación completa de fragmentos pequeños empieza a ser más
notable que la disección de fragmentos mayores.

Al analizar estos datos hay que tener en cuenta la sanción de la ley 26331 en
diciembre de 2007 y la consecuente moratoria en la habilitación de desmontes a nivel
nacional. Si bien la Provincia del Chaco ya ha sancionado su correspondiente ley de
ordenamiento (ver capítulo 3.b), a la fecha todavía no se ha normalizado el proceso de
solicitudes y aprobaciones de cambios de uso del suelo.

Se calcularon las tasas de deforestación para todos los períodos analizados,


utilizando la ecuación propuesta por Puyravaud (2003) (1) y utilizada por la Secretaría
de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la nación para elaborar los monitoreos
oficiales de los bosques nativos de Argentina.

57
(1)

Donde r es la tasa de deforestación, t2 y t1 son los años al final y al principio del período considerado,
respectivamente y A2 y A1 son las superficies de bosque al final y al principio del período considerado,
respectivamente.

Los resultados obtenidos (Figura 7) muestran una vez más que el período más
crítico ha sido entre 1994 y 2002, con valores superiores al -4%. Para tener idea de la
magnitud relativa de estos valores, es útil compararlos con los datos oficiales (UMSEF
2007), según los cuales la tasa de deforestación en la provincia de Chaco entre 1998 y
2002 fue del -0,57% y entre 2002 y 2006 del -0,65%; y en los mismos períodos, para
toda la región chaqueña de -1.01% y -1,35%. Vemos aquí también, como en el capítulo
2.a, que esta es una de las zonas “calientes”, donde la deforestación, motivada por el
avance de la frontera agropecuaria, ha sido mucho más alta que las medias provinciales
y nacionales.

-5

-4.5
Tasa de deforestación (%)

-4

-3.5

-3

-2.5

-2

-1.5

-1

-0.5

0
1957 - 1975 - 1988 - 1994 - 1997 - 2002 - 2005 - 2007 -
1975 1988 1994 1997 2002 2005 2007 2010

Figura 7. Tasas de deforestación en la zona de estudio para 8 períodos entre 1957 y


2010.

La distribución geográfica de los bosques de tres quebrachos es muy reducida,


no están incluidos en ningún área protegida y están dispuestos casi exclusivamente
sobre tierras privadas, por lo que su conservación se encuentra seriamente
comprometida. Como se vio, está distribuido en isletas relativamente pequeñas inmersas
en una matriz agrícola, en un escenario de fragmentación creciente. Esta situación
explicaría (aunque sin justificarla) el escaso o nulo interés que ha despertado
históricamente el bosque de tres quebrachos entre los actores vinculados a la
conservación y el estudio de los recursos naturales. Puesto que para el diseño de las
áreas protegidas tradicionalmente se buscaron superficies grandes, y lejos de las áreas
agrícolas; y para el estudio de los sistemas naturales solían buscarse paisajes con bajos
niveles de intervención antrópica.

Dentro del marco conceptual expuesto en el apartado anterior, entendemos que


el bosque de tres quebrachos es un caso testigo por demás interesante para aplicar
herramientas de gestión orientadas a compatibilizar la creciente actividad agropecuaria
en la zona con la conservación de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos.

58
Recientes estudios realizados por nuestro equipo (GESEAA) en la zona han
valorizado a los fragmentos remanentes de bosque tanto por sus características
estructurales como por la función de provisión de hábitat para las aves. Relevamientos
sistemáticos de vegetación han permitido documentar una serie de características del
bosque muy importantes desde el punto de vista de la conservación (Torrella et al. en
prensa).

En paisajes intervenidos es habitual que especies exóticas “invadan” los


ambientes naturales, desplazando a especies nativas y alterando, a veces
significativamente al ecosistema (por ej. el ligustro o “siempreverde” en los bosques
serranos, el delta o el Parque Nacional El Palmar de Colón). Esto es visto como un
signo de degradación de un ambiente natural. En los bosques de tres quebrachos
relevados resultó prácticamente nula la presencia de especies leñosas exóticas, y las
pocas que se detectaron (Paraíso) se ubican solamente en los bordes de una pequeña
parte de las isletas y de las cortinas forestales. La riqueza de especies leñosas en estos
bosques (figura 8) es similar a la de otros quebrachales en áreas protegidas que
concentran un gran esfuerzo de conservación en otras zonas de la región, como por
ejemplo el Parque Nacional Copo en Santiago del Estero, o la reserva privada El Bagual
en Formosa. También resultan comparables los valores indicadores de la estructura del
bosque, como el área basal y la densidad de individuos.

La tala selectiva es uno de los principales factores de disturbio en los bosques


chaqueños. Se ha cuantificado la magnitud de este impacto en la zona, determinando
que su intensidad es en general baja. En las clases diamétricas más afectadas (10-30cm),
los individuos cortados representan el 4% de los individuos en pie (Figura 9). Esto
permite que, la estructura del bosque, en términos de área basal de sus principales
especies (los quebrachos colorados y el quebracho blanco), corresponda a un nivel de
degradación bajo dentro de los parámetros regionales.

40
36
32
28
n° de especies

24
20
16
12
8
4
0
0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 10000
n° de individuos

Figura 8. Curva de acumulación de especies que muestra que el esfuerzo de muestreo


resulta satisfactorio para describir la comunidad estudiada.

También se han hecho observaciones de avifauna en la zona y se ha detectado


que los fragmentos remanentes de bosque de tres quebrachos albergan un interesante
ensamble de aves, registrando en total 149 especies considerando el interior y los bordes
del bosque. Entre las aves observadas se destacan varias de gran valor para la
conservación como el loro hablador (Amazona aestiva); el carpintero negro (Dryocopus
schulzi), considerada globalmente amenazada; y la presencia de otras 7 especies de
carpinteros que indicaría que la vegetación de los fragmentos de bosques presenta una

59
6 AB en pie 14

AB tocones 12
5

Dens. 10
4 tocones
8

ind/ha
m /ha

3
2

2
4

1 2

0 0
<5 5 -10 10 -20 20 -30 30 - 40 >40
DAP (cm)

Figura 9. Estructura de la comunidad de plantas leñosas en el bosque de tres quebrachos


y proporción de tocones en cada clase diamétrica.

estructura madura. También es notable la presencia de otras aves del interior del bosque
como la charata (Ortalis canicollis) o el tataupá común (Crypturellus tataupa), que se
verían rápidamente afectadas por la disminución de la cobertura boscosa (Di Giácomo,
Di Giácomo & Kopuchian, com. pers.).

Teniendo en cuenta la intensidad del proceso de expansión agropecuaria en la


zona, el conjunto de estas observaciones indica que el bosque de tres quebrachos
presenta fragmentos remanentes con una composición y una estructura que reflejan un
estado de conservación sorprendentemente bueno. Esto permite albergar expectativas de
conservación a largo plazo de estos bosques, en la medida en que se implementen
acciones en este sentido.

El tamaño medio de los fragmentos de bosque de tres quebrachos en esta zona


de estudio es de 39 hectáreas. Si bien este número puede parecer bajo para pensar en la
conservación de este ambiente, hay que tener en cuenta que estudios en otros ambientes
y revisiones teóricas ya han rescatado el alto valor para la conservación que tienen en
algunos casos incluso fragmentos mucho más pequeños de bosque (Turner & Corlett
1996). Por ejemplo en paisajes con bosques tropicales fragmentados, un porcentaje
importante de especies se mantiene presente solamente en fragmentos pequeños (incluso
menores a 1 hectárea) (Arroyo-Rodriguez et al. 2009). Por otro lado, es posible que
algunos organismos sean más sensibles a la cantidad de hábitat total disponible en un
paisaje que a la superficie individual de un fragmento, en este caso, tendrá mucho valor
el aporte que puedan hacer en superficie el conjunto de todos los fragmentos pequeños
en un paisaje determinado. También hay que considerar que por ejemplo para muchas
aves, la matriz agrícola del paisaje no constituye una barrera para su tránsito y
dispersión, por lo que pueden utilizar sin dificultades ambientes fragmentados. La
situación para grandes mamíferos, que requieren superficies continuas de bosque y que
no tienen la misma capacidad de atravesar la matriz (entre otras razones por la presión
de caza), es mucho más comprometida.

La biología de la conservación no ha encontrado una respuesta a la pregunta de


cuánto porcentaje de un ambiente es necesario mantener para conservar su
biodiversidad y su funcionalidad. Un patrón observado en distintos ambientes muestra
una disminución en la cantidad de especies al disminuir la superficie de hábitat
disponible. También es esperable que esta respuesta no sea lineal, sino que, como han
propuesto distintos investigadores (revisados por Ewers & Didham 2006), a partir de un
determinado umbral en el porcentaje remanente de hábitat, el decaimiento del número

60
de especies sea mucho más drástico. El valor de este umbral sería muy variable
dependiendo del ecosistema y del grupo de especies considerado.

Hay que tener presente, que en el SO de la Provincia del Chaco, para la


conservación del bosque de tres quebrachos, las isletas remanentes, además de ser una
opción válida, son la última alternativa que nos queda.

Las cortinas forestales como medida de mitigación frente a la expansión agrícola


en la región chaqueña

Como ha sido evidenciado, el avance de la frontera agropecuaria en la


ecorregión del Chaco argentino y su contraparte, la deforestación y pérdida de
ambientes nativos, es uno de los principales problemas ambientales que afronta el país
(UMSEF 2004, Torrella et al. 2007b). Sumado a la falta de planificación territorial de la
expansión agrícola y a la carencia en muchos casos de áreas de protección ambiental
que conserven y conecten muestras representativas de todos los distintos ecosistemas
presentes en la región, se producen desde los organismos oficiales respuestas
espasmódicas y no siempre atinadas, para paliar los efectos negativos de dicha
expansión.

Bajo este escenario surgen en la región las denominadas cortinas forestales. Por
diversas reglamentaciones se establece en las distintas provincias de la región, la
obligación de dejar franjas de bosque nativo (cortinas forestales) que bordeen
superficies bajo cultivo (figura 10), con el fin de prevenir y mitigar la erosión eólica en
los campos agrícolas, y como forma de conservar e interconectar los remanentes de
bosque que van quedando.

Cortinas
forestales

Lotes
agrícolas

500 0 500 1000 1500 Meters

Bosque
nativo

Figura 10. Ejemplo de la habilitación de un predio, donde se observan los lotes


agrícolas, bordeados por cortinas forestales, y fragmentos remanentes de bosque nativo.

Las distintas reglamentaciones provinciales establecen en términos generales


que las cortinas forestales deben: a) Tener un ancho mínimo de 100 metros; b) Bordear
superficies bajo cultivo, que no superen las 150 hectáreas, siendo lo óptimo de 50 ha; c)
Estar interconectadas independientemente de los titulares de la tierra. Asimismo, se
fijan cortinas principales en sentido E-O, cada 500 m (contrarias a los vientos
predominantes N-S) y cortinas secundarias en sentido N-S, cada 1.000 m.

61
En este apartado se analiza la eficacia de esta medida en cuanto a su aplicación y
la función de conservación del bosque nativo. Puntualmente, para un área de estudio de
450.000 ha en el sudoeste de la Provincia del Chaco (figura 11), se estudian distintos
índices que permiten evaluar y comparar a las cortinas forestales con los remanentes de
bosque nativo.

Figura 11. Área de estudio en el sudoeste de la Provincia del Chaco, en los alrededores
de la localidad de Charata.

Para el año 2007, la superficie total con bosque nativo ocupa 133.406 ha, lo que
representa poco más del 29% del área de estudio. Sin embargo, al analizar
comparativamente a los bosques y las cortinas, puede verse que ambos se encuentran
distribuidos en un número similar de fragmentos, aunque la superficie de cortinas
forestales representa 10% de la superficie total de bosques (figura 12 y tabla 1).

Asimismo, la relación que presentan las cortinas forestales entre un alto número
de fragmentos para una baja superficie, sumado a la forma intrínseca de su diseño
(forma alargada), hace que exhiban una muy alta densidad de borde, 4 veces superior a
la del bosque (tabla 1).

Área de estudio (ha): 453.188

Bosques (s/c) Cortinas


Superficie (ha) 120.244 13.162
Nº de parches 2.612 2.089
Tamaño medio de parche (ha) 46,04 6,30
Densidad de borde (m/ha) 71,22 305,28
Media P/A (m/ha) 337,92 437,36
Tabla 1. Análisis comparativo de las capas de bosques nativos (s/c – sin cortinas) y de
cortinas forestales

62
N
3
2

3
2

4
2

5
2

6
2

7
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u
W E

N
3
2

3
2

4
2

5
2

6
2

7
2
M
k
n
q
o
g
v
g
t
u

W E

Figura 12. Superficie de bosques nativos (arriba, en verde) y de cortinas forestales


(abajo, en azul).

Es muy interesante notar que la propia reglamentación de las cortinas forestales


establece dos cuestiones netamente contradictorias respecto a los intereses a los que se
supone quiere llegar en cuanto a la conservación del bosque nativo, ya que va en contra
de dos conceptos básicos y fundamentales de la ecología de la conservación:

. a) En lugar de establecer que los remanentes de bosque nativo queden en forma de


grandes bloques, obliga a dejar muchos pequeños fragmentos. Es así que por cada 100

63
ha de desmonte que se habilitan, deben dejarse 37,5 ha de bosque nativo en forma de
cortinas forestales (37,5 %);

b) El diseño de las cortinas forestales conduce a aumentar el llamado “efecto


borde”. La configuración espacial de las cortinas conlleva casi 12 veces más borde que
el establecido en un gran bloque de bosque.

Si se analiza qué sucedió desde 1988 (momento aproximado en que se sanciona


la reglamentación) hasta 2007, se observa un bajísimo cumplimiento de la medida. La
superficie de desmontes durante este período supera las 89.000 ha para el área de
estudio (Adámoli et al. 2008), por lo que las cortinas forestales representan apenas 14,8
% respecto de la superficie de bosque transformado, muy lejos del 37,5 % que surge de
aplicar la reglamentación.

A este bajo cumplimiento hay que sumarle otros aspectos tales como la
“desaparición” de las cortinas forestales (figura 13), su afectación por la aplicación
aérea repetida de agroquímicos o por la quema intencional –total o parcial–, y la
invasión de especies exóticas en su interior (principalmente pasturas –Gatton panic–),
que desvirtúan su estructura en cuanto a la representatividad del bosque nativo.

2005 2007

Figura 13. En las imágenes satelitales puede observarse como, en el término de 2 años,
han sido eliminadas la totalidad de las cortinas forestales establecidas en sentido SO-NE
y varias de las cortinas en sentido NO-SE (límite norte del establecimiento).

De los estudios preliminares realizados a campo, al comparar la composición de


especies de árboles y arbustos se vio que en el interior del bosque todas las especies
encontradas son nativas; en tanto en las cortinas se hallaron dos especies no registradas
en el interior del bosque, la brea y el paraíso, ambas comunes en los bordes, y la última
exótica.

Por último, de las recorridas y relevamientos a campo, y principalmente del


intercambio de experiencias con los mismos productores obligados a dejar cortinas
forestales en sus establecimientos, se puede observar un efecto perjudicial de las
mismas cortinas pero esta vez sobre los lotes agrícolas bajo producción. Esta
consecuencia, a la que hemos denominado el “otro efecto borde”, se da en la zona de
interacción entre una cortina forestal y el cultivo, en donde la gran cantidad de arbustos
presentes en el borde de la cortina ganan la competencia por el uso del agua, a lo que se
suma la menor luminosidad producto del sombreamiento de la misma cortina sobre el
lote agrícola. Esta afectación termina impidiendo o disminuyendo la capacidad

64
productiva de una franja de aproximadamente unos 20 m de ancho, que por descarte,
suele usarse como caminos internos. Si bien pudiera parecer insignificante, no lo es,
pudiendo afectar el 12 % del área agrícola de un establecimiento.

En conclusión:

- En cuanto a los efectos de la erosión, existen métodos mucho más efectivos


para su control, entre ellos los cultivos de cobertura, el manejo en siembra directa, las
rotaciones de cultivos y el mantenimiento de rastrojos.

- En cuanto a la aplicación real en el terreno, hemos visto que al bajo


cumplimiento efectivo de la reglamentación se suman otros problemas como la
afectación por los agroquímicos, el fuego y la invasión de especies exóticas.

- Respecto de su función para la conservación e interconexión del bosque nativo,


la normativa vigente sobre cortinas forestales provoca una alta fragmentación del
bosque, aumentando considerablemente el borde, aspectos negativos para su
preservación en el tiempo.

- Además de las objeciones sobre la efectividad de las cortinas para los


proclamados efectos de conservación, generan una dificultad operativa a los
productores, ya que disminuye sensiblemente la eficiencia de las diversas labores, por
las pérdidas en cabeceras.

En síntesis y dado lo expuesto, se debe replantear el esquema predial planteado


por la reglamentación de las cortinas forestales, por un diseño pensado bajo la ecología
de paisaje, que establezca los remanentes de bosque nativo en grandes bloques y a su
vez interconectados por corredores.

Alternativas para la conservación del bosque de tres quebrachos

El bosque de tres quebrachos no está incluido en ningún área protegida del país
y las posibilidades de implementación de nuevas áreas protegidas en la región son
escasas ya que no hay tierras fiscales y la densidad de ocupación y presión sobre el
bosque son más altas que en otras zonas de la región más despobladas, como el Chaco
Semiárido.

Cualquier estrategia de conservación para este ambiente, debe contar con la


participación activa de los propietarios y productores agropecuarios de la zona, ya que
es en los campos que ellos manejan donde se disponen los fragmentos remanentes del
bosque de tres quebrachos.

En este caso, los propietarios que mantienen bosque en pie, lo hacen con un
costo de oportunidad muy alto. Pierden la oportunidad de obtener mayores ingresos
dedicando esa superficie de su predio a la producción agropecuaria. Se da de hecho una
asimetría entonces, entre aquellos que desmontaron sus bosques, incluso infringiendo
las normas; y aquellos que los mantuvieron en pie. En términos económicos, estos
últimos se ven perjudicados.

65
Es interesante considerar la situación de estos ambientes con alta presión de
cambio de uso del suelo y compararla con las regiones donde la actividad agrícola está
establecida desde hace siglos. En estas últimas, la agricultura terminó ocupando
prácticamente la totalidad de la superficie disponible, sin tener en cuenta la preservación
de los ambientes naturales. Es así como los pastizales naturales de la pampa húmeda,
por ejemplo, quedaron reducidos a pequeños relictos a los márgenes de los caminos o de
vías de ferrocarril. O como en Europa prácticamente no quedan bosques en llanuras. En
la situación actual sabemos que no podemos repetir esas experiencias, y que debemos
considerar la conservación de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos en las
zonas de expansión agrícola. Entonces, la sociedad entera debería asumir los “costos de
oportunidad” de los productores que, en estas zonas, decidan mantener ambientes
naturales teniendo la posibilidad de transformarlos en lotes agrícolas.

Una alternativa es que el Estado recompense a los propietarios que, teniendo la


posibilidad legal de realizar un desmonte y obtener un beneficio económico a partir de
la producción agropecuaria, decidan conservar el bosque. La recientemente sancionada
Ley 26331 “de presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos”
debería brindar un marco propicio para este tipo de iniciativas, aunque todavía no ha
sido posible efectivizarlo.

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67
3. Ordenamiento Territorial

68
3.a Elementos conceptuales sobre
Ordenamiento Territorial

Introducción…......70

Marco internacional……..71

Marco nacional……..72

¿Es posible impulsar el Ordenamiento


Territorial en la Argentina?..........76

Bibliografía……..77

69
3.a Elementos conceptuales sobre Ordenamiento Territorial1

Introducción
Es importante definir al OT como un instrumento de gestión de gobierno, tendiente
a proyectar espacialmente diversas políticas públicas, que debe contar con fuerte apoyo
técnico y amplia participación de la sociedad. El hecho de ser una función indelegable de
gobierno, no implica aplicar criterios de planificación autoritarios. Por el contrario, estos
criterios deben surgir como consecuencia de la consulta con todos los sectores interesados
(cuyos intereses muchas veces son encontrados). Esta participación le da mayor legitimidad
social a las políticas adoptadas. Por otra parte, la información científica y técnica es
absolutamente indispensable, pero no debe confundirse al OT con un simple mapa de
aptitud potencial de las tierras.

En un documento de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la


Nación (SAYDS 2007), se menciona que el OT es una de las herramientas clave sobre la
cual se construyen las políticas de desarrollo en el espacio físico, atendiendo a las
necesidades e inversiones en infraestructura y equipamiento. Dice que el país requiere de
una política de OT que aborde en forma integral tanto al ámbito urbano como al rural, y que
las modalidades de ocupación actual del territorio son espontáneas y no reflejan la
necesidad de concebir al suelo como un recurso escaso, en el cual las decisiones respecto de
su uso suelen ser irreversibles. Al respecto, hace hincapié en las demandas futuras,
producto del crecimiento demográfico, diciendo que “abundan ejemplos que ponen de
relieve la falta de ordenamiento: la ocupación de zonas inundables con asentamientos
urbanos, o la expansión urbana sobre tierras con aptitud agrícola”.

Un ejemplo de esto lo constituyen las áreas periurbanas, donde la ocupación del


suelo agrícola y de fragmentos de ecosistemas naturales por el proceso de urbanización
presenta cifras elocuentes, que fueron descritas por Morello et al (2001), quienes indican
que la Pampa Ondulada tiene 3.800.000 ha de tierra agrícola, y que un 70 % de las
aglomeraciones urbanas y sus periurbanos están ubicadas en ella. Considerando todas las
formas de afectación tales como áreas urbanas o residenciales, canteras, caminos, etc, se
produce una quita del espacio rural de casi 700.000 ha, es decir un 18 % del total de los
mejores suelos agrícolas.

Los profundos cambios y las nuevas tensiones políticas, económicas y demográficas


que se están produciendo en relación con la estructura y funcionamiento interno del campo
argentino, condicionan las pautas de uso del territorio, determinan el surgimiento de nuevas
demandas y provocan considerables transformaciones cualitativas. Basta con citar a las
polémicas sobre el uso de los transgénicos, la expansión de la frontera agrícola, o el
reciente conflicto campo-gobierno. De la capacidad de la sociedad en general, y muy

1
Texto basado en el trabajo: “Ordenamiento Territorial en el medio rural” Adámoli, J.; Ginzburg, R. y
Torrella, S. 24 Pp. En: Agro y Ambiente: una agenda compartida para el desarrollo sustentable. O. Solbrig y
J. Adámoli (Coordinadores), Foro de la cadena agroindustrial argentina.

70
particularmente de las posiciones que adopte el sector agroindustrial, surgirá la posibilidad
de dar respuestas adecuadas a estos cambios y tensiones. La participación del sector
agroindustrial en una Política de Estado sobre Ordenamiento Territorial permitirá organizar
y articular el territorio rural en función de sus potencialidades, limitantes y características
biofísicas, socioeconómicas, culturales y político-institucionales, base de la seguridad
jurídica. Promover un desarrollo más equilibrado y equitativo implica elaborar políticas que
perduren más allá de los períodos de los gobiernos de turno, (proceso de mediano y largo
plazo).

Al definir al OT como un instrumento de gestión de gobierno, surge con claridad un


papel determinante del Estado. La adopción de criterios de planificación por los organismos
del Estado en las áreas urbanas, es una práctica de larga data que tiene marcada aceptación
por la sociedad. Virtualmente no hay objeciones a la aplicación de restricciones a la
construcción (límites de altura de edificios), o a la prohibición de ciertas actividades en
zonas residenciales, aunque ello implique limitaciones al derecho de disponer libremente de
la propiedad. Cuando se violan estas normas son los mismos vecinos los primeros en salir a
reclamarle al Estado para que actúe, como en los frecuentes casos de los edificios torre en
diversos barrios de Buenos Aires. No hay nadie que cuestione las restricciones a la libertad
de desplazamiento que implican las señales de tránsito (dirección obligatoria) o los
semáforos. Son restricciones a su libertad de circulación que el ciudadano acepta en pos del
bien común, y las transgresiones -que sin duda ocurren- son firmemente repudiadas por una
inmensa mayoría de ciudadanos que exigen que el Estado las sancione severamente.

En el medio rural la situación es marcadamente diferente: históricamente ha


primado un fuerte rechazo a la adopción de normas regulatorias, y a la adopción de criterios
de planificación por parte del Estado. Los niveles de transgresión distan de ser
despreciables en un amplio rango de temas, que incluyen entre otros a algunas prácticas
contaminantes, a las condiciones laborales o a los desmontes ilegales. Al respecto, en áreas
donde la legislación provincial exige mantener por ejemplo 50 % de bosques en pie, es muy
común encontrar campos con casi el 100 % de la superficie desmontada. A diferencia de lo
que ocurre en las ciudades, la transgresión no genera un fuerte repudio por parte del sector
de la agroindustria, ni mucho menos la exigencia de intervención de organismos del Estado
para sancionarla. Esta omisión es preocupante y debería ser objeto de debate para superarla.

Marco Internacional
La "Carta Europea de Ordenación del Territorio" de 1993, define al Ordenamiento
Territorial como "la expresión espacial de las políticas económica, social, cultural y
ecológica de cualquier sociedad. Disciplina científica, técnica administrativa y acción
política, concebida como práctica interdisciplinaria y global para lograr el desarrollo
equilibrado de las regiones y la organización física del espacio". Cada país adapta estos
conceptos a sus particulares políticas nacionales. Por el contrario en Latinoamérica, el OT
es una experiencia reciente, y son muy pocos los países en donde estos procesos están
consolidados.

71
Revisando la experiencia internacional puede hacerse una interpretación que ayuda
a comprender las diferencias entre las exitosas experiencias europeas y los dudosos
resultados obtenidos en Latino América, más allá de las intenciones expresadas. Los países
europeos tienen alta densidad de población, un campo con alta urbanización, además de
municipios muy pequeños y con mucha población, rasgos que facilitan su administración y
manejo. Suiza, tiene municipios con alta densidad de población y superficies del orden de
1.400 ha. El grado de participación social en la formulación de los planes alcanza aquí su
mayor expresión. Holanda tiene apenas 41.500 km2 y la más alta densidad de población de
Europa. Ha utilizado con gran intensidad las políticas de OT por las amenazas naturales
(agresiones del Mar del Norte) y por ser la tierra un bien escaso. Es destacable el gran peso
político que tiene el OT en el conjunto de las políticas públicas. A esto se le suma un alto
nivel cultural, abundante información de base, tradición de alta participación de la
población en la gestión y fuerte grado de pertenencia.

Prácticamente todas estas situaciones son opuestas o mucho más limitadas en Latino
América y en particular en la Argentina, lo que representa un conjunto de dificultades para
la implementación de los procesos de ordenamiento territorial. Además, lo normal es que
las leyes surjan por la necesidad de regular procesos ya existentes, pero en el caso del OT
en la Argentina han sido las normas (en particular la sanción de la Ley de Bosques Nativos)
las que han desencadenado los procesos. Así, la falta de experiencia real abarca a los
protagonistas, tanto funcionarios, como técnicos, políticos, empresarios y ONG´s.

Marco Nacional
Como se mencionó en la Introducción, la adopción de criterios de planificación por
parte del Estado, implica restricciones al derecho de propiedad en función del bien común.
Antes de la formación de las sociedades actuales, los bienes de la naturaleza en teoría
podían ser apropiados libremente por un hombre primitivo o por un ejemplar de la fauna
silvestre a través del pastoreo, de la recolección de frutos, de la caza o de la pesca. Esta
total disponibilidad siempre fue relativa, porque mucho antes de que se establecieran los
derechos de propiedad, existieron restricciones al libre acceso a los bienes de la naturaleza,
a través de la delimitación de territorios, que algunas especies hacen marcando sus límites
con la orina, otras con el canto y otras con cercos. Invadir esos territorios lleva con
frecuencia a feroces combates individuales o colectivos, protagonizados desde los más
grandes mamíferos, hasta las aves en apariencia más frágiles. Y por supuesto también por
los humanos, primitivos o modernos.

En las sociedades humanas la apropiación no ya de los frutos de la naturaleza, sino


de diversas porciones de territorio y por extensión de todo lo que había adentro, llevó a lo
que los romanos consagraron como un derecho. El titular de un dominio o propiedad puede
usarla, transformarla e inclusive podría destruirla. Sin embargo existen limitaciones a este
derecho, como ser en el medio urbano, prohibición de instalar cierto tipo de actividades en
zonas residenciales o producir ruidos insoportables que afecten a los vecinos. En el medio
rural puede citarse la prohibición de usar agroquímicos al lado de un predio que tiene una
certificación de productos orgánicos.

72
Cabe consignar que en provincias forestales, de Formosa a Tierra del Fuego, la
propiedad de un predio no es de carácter absoluto, ya que se considera que los propietarios
lo son únicamente del suelo, pero no del vuelo (de los bosques) y por ello para acceder a la
explotación deben solicitar las autorizaciones correspondientes.

Un caso particular de restricciones al dominio, lo constituye el camino de sirga, así


llamado porque antiguamente se conducía a las embarcaciones desde la orilla mediante
unas sogas que eran llamadas “sirgas”. Al respecto, el artículo 2639 del Código Civil dice
que “los propietarios limítrofes con los ríos o con canales que sirven a la comunicación
por agua, están obligados a dejar una calle o camino público de treinta y cinco metros
hasta la orilla del río, o del canal, sin ninguna indemnización. Los propietarios ribereños
no pueden hacer en ese espacio ninguna construcción, ni reparar las antiguas que existen,
ni deteriorar el terreno en manera alguna”. El tema se plantea en forma recurrente con
pescadores que se internan en propiedades privadas, lo que suele originar conflictos en las
zonas rurales. En abril del 2008 tomó estado público un reclamo de Parques Nacionales al
magnate de la CNN Ted Turner, para que abra una servidumbre de paso hacia el río Traful,
para que pueda ser usada por kayakistas y pescadores locales. Como antecedente de peso,
cabe destacar que varias provincias tienen servidumbres de pesca.

A medida en que aumentó la complejidad de actividades y las relaciones que se


generaban, se fueron incorporando nuevas restricciones al derecho de propiedad, buscando
a través de normas regulatorias, armonizar los diversos derechos, a favor del interés común.
Sin embargo, los primeros intentos de regulación del uso del territorio como concepto
integral, surgen fundamentalmente en las áreas urbanas, mientras que en las áreas rurales se
limitan a aspectos puntuales. Entre las normas regulatorias adoptadas en las ciudades,
virtualmente no figuraban criterios de conservación ambiental hasta muy recientemente.
Como se menciona en la Introducción de este trabajo, en las ciudades las restricciones a la
propiedad privada en nombre del interés público, han sido ampliamente aceptadas por todo
el arco político, tanto a nivel provincial como municipal. Por el contrario en el ámbito rural
la afectación de la propiedad privada en función de objetivos de interés general tales como
la conservación de suelos, la preservación de cursos de agua o de la biodiversidad, hasta
recientemente no se encontraba instalada en la agenda política, ni a nivel gubernamental, ni
como componente de una visión estratégica surgida desde el propio sector agroindustrial.

Cabe destacar que si bien existen diversas regulaciones sectoriales como los códigos
rurales, o las normas de uso y protección de los recursos naturales, éstas no constituyen per-
se casos de ordenamiento territorial. Varias de estas regulaciones pueden tener una enorme
trascendencia como es el caso de la política nacional en relación con la fiebre aftosa, que
incluye figuras tan fuertes como la del rifle sanitario. Sin embargo, las mismas carecen de
una integración con un marco más general que contemple el uso del suelo en su conjunto.
Al respecto en un documento de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
Nación (2007), se dice que dichas normas “sólo estipulan regulaciones específicas y
puntuales para materias tales como la irrigación, amojonamiento y cercos, facultades
municipales, policía rural, marcas y señales, apertura de caminos, tránsito de ganado,
sanidad vegetal y animal, etc.

73
La Reforma Constitucional de 1994 y la Ley General del Ambiente

En la Argentina el OT comienza a proyectarse en sus aspectos normativos apoyado


en la temática ambiental, jerarquizada a partir de dos hitos fundamentales:
1) La reforma de la Constitución Argentina de 1994 en la que se incorporó el
artículo 41 que establece el derecho a un ambiente sano, que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las
generaciones futuras y el deber de preservarlo. Introduce la noción de daño
ambiental y la obligación de recomponer, así como el derecho a la utilización
racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural
y de la diversidad biológica. Establece que “corresponde a la Nación dictar las
normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las provincias,
las necesarias para complementarlas”.
2) La sanción de la Ley General del Ambiente en el año 2002 (Ley 25.675). , que es
la base de un conjunto unificado de nuevas normas, entre las que se destacan la
adopción de presupuestos mínimos, la relación entre ordenamiento ambiental e
impacto ambiental y la participación ciudadana:
- Art. 1º) Introduce el concepto de presupuestos mínimos enunciado en la
reforma constitucional de 1994.
- Art. 8º) Enuncia seis instrumentos de política y gestión ambiental, entre los
cuales en los primeros lugares al Ordenamiento Ambiental del Territorio y a la
Evaluación de Impacto Ambiental.
- Art. 9º) Establece que el ordenamiento ambiental deberá considerar la
concertación de intereses de los distintos sectores de la sociedad entre sí, y de éstos
con la administración pública.
- Art. 10º) Indica que el ordenamiento ambiental deberá asegurar el uso
ambientalmente adecuado de los recursos, posibilitar la máxima producción y
utilización de los ecosistemas, garantizar la mínima degradación y
desaprovechamiento y promover la participación social.
- Art. 11º) Introduce el procedimiento de evaluación de impacto ambiental,
previo a la ejecución de toda obra o actividad susceptible de degradar el ambiente.
- Art. 23º) Establece la coordinación de la política ambiental, a través del
Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA).

Si bien desde la sanción de la ley surgió una importante toma de conciencia sobre la
importancia de este instrumento, un análisis realizado por Walsh (2005) indica que “Más
allá de que la existencia formal de estas regulaciones en materia de ordenamiento territorial
sea “lo deseable” desde una perspectiva teórica o conceptual, su aplicación y vigencia
efectiva ha sido casi siempre laxa. En parte por las debilidades estructurales de los
organismos encargados de velar por su cumplimiento, y en parte por la escasa importancia
que la sociedad le ha otorgado hasta ahora al tema como eje central para la elaboración de
políticas públicas”.

En el mismo sentido se manifiesta el constitucionalista Dr. Daniel Sabsay (2006),


cuando dice que “Desde 2002 se han sancionado por el Congreso varias leyes de
presupuestos mínimos, en conformidad con la distribución de competencias Nación-

74
Provincias prevista en el art. 41. Sin embargo este panorama, por demás alentador, no se ve
acompañado por políticas públicas adecuadas para el cumplimiento y aplicación de las
mencionadas normas. Las autoridades de aplicación adolecen de una acentuada debilidad”,
mientras que un ex Subsecretario de Recursos Naturales de la Nación (Bibiloni, 2006)
manifiesta que “Los presupuestos mínimos aportados por la Constitución Nacional de 1994
no se consolidaron como herramienta reguladora, por la disímil percepción provincial sobre
su legitimidad, su utilidad o la potestad nacional de su reglamentación, con lo cual no ha
tenido el empuje ordenatorio esperado, así como también por la falta de criterios de
progresividad que alienten su mayor alcance y eficacia regulatoria. Se debe salir de la
retórica y pasar a los hechos, con menos discursos y más proyectos”. La ley 26331 “de
bosques nativos” marca, también en este sentido, un hito importante entonces en la
legislación ambiental argentina.

La experiencia argentina en ordenamiento territorial

Si bien la experiencia argentina es limitada con respecto al tema del ordenamiento


territorial, existen diversos antecedentes que es importante tener en cuenta. Los aspectos
particulares de la Ley de Bosques Nativos (Ley 26.331) se discuten en el punto siguiente
(3.b).

A nivel nacional en marzo de 2008 se presentó el Plan Estratégico de Desarrollo


Territorial, con un horizonte al año 2016. Este plan, mediante la conformación del Consejo
Federal de Planificación y Ordenamiento Territorial con la acción conjunta de la Nación y
los gobiernos provinciales, tiene como objetivo constituirse en una guía para el despliegue
territorial de la inversión pública así como colaborar en la planificación, coordinación e
implementación de los aspectos de la política territorial. Si bien se limita a uno de los
aspectos (la inversión pública), presenta elementos conceptualmente muy positivos como
ser la fuerte interacción con las provincias, y el juego de contrastes entre la “situación
actual” y la “situación deseada”.

Numerosos municipios argentinos tienen implementados programas de OT o figuras


conexas de planificación regional. En muchos casos estos programas fracasaron por tratarse
de decisiones de funcionarios sin participación de la sociedad, por carecer de una
adecuación del marco jurídico que permitiera implementarlas y por falta de funcionarios
dispuestos a cumplirla.

Un caso particular es La Ciudad de Buenos Aires, ya que es la jurisdicción con


mayor registro de políticas de planeamiento, códigos de edificación y regulaciones zonales.
Walsh (2007) indica que ya en 1944 el Código de Edificación apoyado en la legislación
nacional, establece restricciones a la propiedad privada en base al interés público. La
reforma constitucional de 1994 le otorga autonomía a la ciudad, con un status similar al de
las otras provincias. La Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dictada en
1996 en su art. 27 promueve entre otros temas, la regulación de los usos de la tierra; el art.
29 establece que se debe dictar un Plan Urbano-Ambiental como marco para la regulación
de usos de la tierra; en el art. 30 introduce las evaluaciones de impacto ambiental para toda
obra pública o privada que pueda causar efectos relevantes en el ambiente (Walsh 2007).

75
Los documentos constitutivos del Plan Urbano Ambiental de la Ciudad de Buenos
Aires lo definen como un instrumento técnico político de gobierno, un marco de referencia
tanto para la gestión pública como para la sociedad. Inicialmente, el Plan fue definido desde
sus dimensiones urbanas y ambientales. Lo “urbano” se refiere al territorio de Buenos Aires
en su dimensión regional, como objeto de estudio y acción. Lo “ambiental” es considerado
como una dimensión transversal a la totalidad del proceso de planeamiento, desde los
estudios-diagnóstico a la puesta en marcha de las acciones. La función de un Plan Urbano
Ambiental es la de orientar las intervenciones del Estado y de los diversos actores de la
sociedad civil y del mercado. En este contexto los análisis diagnósticos -sobre los que
habrán de basarse las propuestas de instrumentos de control y de intervención- se sustenta
en el análisis de variables o relaciones específicas o conjuntos de ellas, y la formulación de
hipótesis explicativas y causales y valores.

Con respecto al proceso de participación, en el Plan Urbano Ambiental se destaca la


importancia de la misma en la elaboración de los diagnósticos, los que sirven para
reconocer los problemas y oportunidades, sus relaciones y sus efectos resultantes, deseables
o indeseables. Con ello se propone identificar asimismo los puntos y procesos críticos o
más significativos. Los diagnósticos útiles y las estrategias de intervención que en ellos se
fundan son aquéllos definidos y construidos en concertación entre los diversos actores
involucrados en cada campo de actuación. Como todo producto de esta naturaleza, este
diagnóstico es siempre perfectible y deberá periódicamente actualizarse, para ajustarse a
una realidad en cambio constante.

¿Es posible impulsar el Ordenamiento Territorial en la Argentina?


Considerando los objetivos y las perspectivas, es un ejercicio estimulante, pero si se
tienen en cuenta muchos de los antecedentes surgen serias dudas acerca de su efectividad.
Sin embargo la falta de antecedentes favorables no debería ser un obstáculo. La siembra
directa que hoy es una potente realidad en la que la Argentina es líder mundial, surgió con
un escenario aún más desfavorable, porque más que las dudas sobre la adopción de nuevos
criterios, tuvo que remontar milenios de experiencia en siembra convencional, avalada por
todos los sectores: desde los productores hasta los académicos. Pero la siembra directa
surgió desde los productores, mientras que el OT surge en primera instancia desde el
Estado. Por eso, es necesario darle credibilidad a un proceso impulsado por el Estado, para
lo cual es necesario revisar críticamente las experiencias disponibles.

Las dudas y cuestionamientos a la eficiencia de los organismos del Estado para


cumplir un rol regulador, llevaron a plantear que la mayor eficiencia en dicha materia sería
la que dicta el Mercado. En consecuencia, en la Argentina se implementó la retirada total
del Estado de las funciones regulatorias y de planificación durante los años 90, con
devastadores resultados que llevaron al país al borde de su desintegración. Hoy es
importante recoger las experiencias del pasado reciente para evitar caer en un exceso de
regulaciones agravado por controles ineficientes, pero sin caer tampoco en la total falta de
controles que perjudican a los sectores más vulnerables.

76
Una de las funciones básicas del Estado es la de adoptar acciones reguladoras y de
planificación de la economía, lo que se vincula con su función de integración entre diversos
sectores. Dos nuevas circunstancias surgidas después de la grave crisis del 2001 generan
condiciones particularmente favorables para impulsar las políticas vinculadas con el OT en
la Argentina: 1) la recuperación del papel protagónico por parte del Estado, y 2) el gran
salto cuali-cuantitativo del campo, potenciado por un tipo de cambio favorable y por una
demanda externa que por primera vez es fuerte y consistente para todos los sectores
agrícolas y ganaderos. El reciente conflicto entre el campo y el gobierno nacional por el
contrario, ha generado incertidumbre y un clima que dificulta la necesaria construcción de
confianza, indispensable para impulsar estos procesos. Estos nuevos escenarios requieren
redoblar los esfuerzos para alcanzar una capacidad estratégica competente para enfrentar de
un modo eficaz, flexible y coherente las opciones de cambio.

Bibliografía
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en la Argentina. En La Situación Ambiental Argentina 2005. Fundación Vida Silvestre
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77
3.b Ley de Bosques Nativos: Análisis de
casos

Aplicación en las principales


provincias.........79

Financiamiento y costo de
oportunidad…….82

Conclusiones.…….83

78
3.b. Ley de Bosques Nativos: Análisis de casos

Aplicación en las principales provincias


La Ley 26.331, de “Presupuestos mínimos de protección ambiental para los
bosques nativos” (conocida como “Ley Bonasso”), fue sancionada a fines de 2007 y
reglamentada a comienzos de 2009. La ley fue sancionada en el marco del intenso
proceso de expansión de la frontera agropecuaria, a expensas de grandes superficies de
bosques nativos, proceso que se analiza en detalle en el capítulo 2.a. En su artículo 8 la
ley suspende las autorizaciones de desmontes hasta que las provincias elaboren el
Ordenamiento Territorial de sus Bosques Nativos (OTBN).

El enorme mérito de esta ley es que sin dudas marca un punto de inflexión en
materia de Ordenamiento Territorial y conservación de bosques nativos en Argentina,
principalmente por haber instalado ambos temas en las agendas nacionales y
provinciales. Sin embargo, encontramos en ella algunos problemas conceptuales y de
aplicación, que se reflejan en los resultados que empiezan a observarse en los
ordenamientos de las provincias cuyos bosques tienen una fuerte presión de cambio de
uso por asentar sobre suelos con potencial agrícola.

En primer lugar presenta el error conceptual de proponer el Ordenamiento de los


Bosques Nativos, lo que en realidad es una Zonificación Temática basada en las áreas
forestales. Si se hiciera otra zonificación temática basada en la aptitud potencial para
actividades agrícolas y ganaderas, daría resultados marcadamente diferentes. Esto es
natural, porque cada capa temática busca optimizar los resultados del tema analizado.
Una zonificación para maní, dará como áreas óptimas a los suelos arenosos y profundos,
descartando los suelos arcillosos y anegables, mientras que una zonificación para arroz
dará resultados totalmente opuestos. El OT debería integrar las diferentes capas
temáticas, contemplando los intereses muchas veces contradictorios entre distintos
sectores, no sólo los de los bosques nativos.

Otra seria objeción a la Ley 26.331 es que no considera la cuestión de fondo: la


necesaria articulación entre el avance de la frontera agrícola, con la conservación de los
bosques. La Ley de Bosques Nativos surgió por el descontrol que caracterizó al avance
de la frontera agropecuaria. Esta articulación implicaría necesariamente que las
Autoridades de Aplicación deberían ser no sólo la Secretaría de Medio Ambiente y
Desarrollo Sustentable, sino también y en el mismo plano, el Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Pesca.

En términos de gestión, la ley insta a las provincias a categorizar sus bosques


nativos en función de su “valor de conservación”, según las siguientes categorías:

I Rojo. “Alto nivel de conservación”, no se puede desmontar, extraer madera ni


efectuar otras actividades productivas

II Amarillo. “Mediano valor de conservación”. No se puede desmontar, pero se


pueden desarrollar determinados tipos de actividades productivas, como por
ejemplo la extracción de madera.

79
III Verde. “Bajo valor de conservación”. Permite la explotación forestal y los
desmontes, previa evaluación de impacto ambiental.

Estas categorías resultan, a la hora de definirlas en el terreno y a escala predial


sumamente rígidas, ya que no tienen márgenes de tolerancia: si un lote es asignado a la
categoría roja o amarilla, quedan vedadas a perpetuidad las posibilidades de cambio de
uso del suelo de sus áreas boscosas, aún en un porcentaje mínimo, ya que la ley
establece que una vez que un sector ha sido asignado a una categoría, no puede ser
llevado a categorías de menor protección.

Entonces, si nos atenemos estrictamente a la letra de la ley, pintar grandes


extensiones de rojo o amarillo implica poner un cepo absoluto al desarrollo agrícola (y
ganadero basado en pasturas cultivadas) en los sectores forestales afectados.
Entendemos que en esta rigidez radica el principal inconveniente que se ha presentado
en la aplicación de la ley en las provincias.

Luego de más de tres años de su sanción, es interesante hacer un análisis de


cómo fue la aplicación de esta ley en las distintas provincias, en particular de los OTBN
(Ordenamientos Territoriales de Bosques Nativos) propuestos en aquellas con procesos
de expansión agropecuaria en marcha. En particular centraremos el análisis sobre las
tres provincias con mayor deforestación en los últimos años: Chaco, Salta y Santiago
del Estero (tabla 1). Observamos que varias provincias eludieron la rigidez conceptual
de la ley dejando en verde a los bosques que están sobre tierras con potencial agrícola, y
pintando de rojo o amarillo solamente a las áreas no cultivables, como ser áreas
protegidas, relieves montañosos, áreas salobres o inundables.

Superficie
Superficie cultivos
Provincia cultivos 1977 Expansión neta
2010 (ha)
(ha)
Santiago del
Estero 444.000 3.415.000 2.971.000
Chaco 965.000 2.063.000 1.098.000
Salta 133.000 1.701.000 1.568.000
Tabla 1. Superficies cultivadas en 1977 y en 2010 en Santiago del Estero, Chaco y
Salta.

Categoría roja

Las restricciones que la ley establece para esta categoría hicieron que
prácticamente se hayan incluido en ella solamente a áreas protegidas preexistentes,
como son los Parques Nacionales o Reservas Naturales, así como los márgenes de los
cursos de agua. En Santiago del Estero, a las áreas protegidas preexistentes como el
Parque Nacional Copo se les suman áreas cuya inclusión en la categoría de bosque es
por lo menos cuestionable. Se incluyen por ejemplo las márgenes fuertemente salinas de
los ríos Dulce y Salado; la cañada de las víboras, en los bajos submeridionales; los
esteros salobres al norte de la capital provincial (Figura 1). Por otro lado, todas estas
zonas tienen un potencial agrícola nulo, y por ende nula presión de cambio de uso del
suelo.

80
En Salta quedaron clasificadas en rojo las áreas de Parques Nacionales, así como
todas las áreas montanas de las sierras de Maíz Gordo y Centinela. En la llanura
chaqueña, solamente fueron incluidos en esta categoría los terrenos salobres de los
Bañados del Quirquincho y de los derrames del Itiyuro, así como la planicie de
inundación del río Teuco-Bermejo y los peladares del Pilcomayo (Figura 2), es decir,
todos terrenos sin potencial agrícola.

En la Provincia del Chaco además de los Parques Nacionales y Provinciales, se


incluyeron los bordes de los ríos y las tierras de comunidades aborígenes (Figura 3).

En definitiva, no se observa que la categorización en rojo ni en Santiago del


Estero ni en Chaco ni en Salta haya tenido un impacto positivo en la protección de
bosques amenazados por la expansión agropecuaria

Vale la pena incluir en este análisis los casos de otras provincias, pues son
claramente indicativos de las diversas formas en que las provincias eludieron el cepo de
la clasificación exigida por la Ley 26.331. Tucumán clasificó en rojo o amarillo a todas
las áreas montanas, así como a la periferia inundable y salobre del embalse de Río
Hondo, dejando en verde a todas las áreas planas, con potencial agrícola. Provincias
áridas como Mendoza y San Juan pintaron de rojo y amarillo grandes superficies (1,9 y
1,5 millones de ha, respectivamente), que no sólo no tienen potencial para cultivos de
secano, sino que difícilmente puedan ser clasificadas como bosques.

Las provincias patagónicas y Tierra del Fuego pusieron como rojas a todas las
áreas montanas, donde las pendientes, el suelo rocoso, las nevadas y las heladas, hacen
que sea imposible pensar en actividades agrícolas.

Un último comentario al respecto: De acuerdo con lo establecido por la Ley


26.331 y por su decreto reglamentario, en la categoría I (rojo), no está permitido ningún
tipo de aprovechamiento productivo, por lo que deberían eliminarse a todos los rebaños
bovinos, ovinos, caprinos, así como se debería prohibir toda actividad de extracción
maderera, cosa que por supuesto ninguna provincia planea hacer.

Categoría amarilla

Las tres provincias presentan importantes superficies en esta categoría, lo que


sin dudas hizo que sus ordenamientos sean bien recibidos por organizaciones
ambientalistas y otros sectores que tenían esta expectativa. Sin embargo, si se analiza
con mayor detalle la legislación provincial, se advierte que este amarillo ha sido
“flexibilizado”, en aparente (¿o más bien explícita?) contradicción a lo dictado por la
ley nacional.

En la Provincia del Chaco el 20 % de la superficie amarilla es pasible de ser


desmontada, y además en otro 50 % se permite la práctica llamada “silvopastoril”. Esta
práctica consiste en eliminar por completo los estratos herbáceo y arbustivo del bosque,
y diezmar el estrato arbóreo, dejando en pie solamente 100-120 individuos/hectárea.
Luego se siembra una pastura (típicamente Gatton Panic), estableciendo un ambiente
netamente sabánico. En esta situación la regeneración de los árboles esta impedida, y la
sobrevida de los individuos en pie amenazada por los vientos o por los recurrentes

81
incendios que se dan en el sistema. No es nuestra intención cuestionar la efectividad
productiva del sistema silvopastoril, pero es evidente que a los fines de la conservación
del bosque nativo, no es más que un desmonte encubierto, levemente diferido en el
tiempo.

La provincia de Santiago del Estero ha incluido al 73% de sus bosques


(5.645.800 ha) en la categoría amarilla, el 41% de la superficie provincial. Sin embargo,
en anexo del decreto 1830/08, se detalla que: “Se incluyen puntos verdes en lotes
ubicados dentro del área amarilla indicativos de la posibilidad de realizar en parte de los
bosques, actividades de transformación total o parcial del bosque nativo, en el
porcentaje establecido en la Ley Provincial 6.841”. Dicha ley, sancionada en diciembre
de 2006, establece límites a la transformación de los bosques, tanto mediante desmontes
como a través de la implementación de sistemas silvopastoriles; permitiendo, en las
zonas luego pintadas de amarillo, transformar entre 50 y 70 % de los bosques. Más allá
de que podría discutirse cuán adecuados resultan esos porcentajes en función de la
conservación del bosque nativo, en el marco de la ley 26.331 nos parece importante
resaltar dos aspectos: Por un lado cómo la rigidez que tiene la categoría amarilla en la
ley nacional ha sido nuevamente vulnerada en la normativa provincial; y por otro, el
hecho de que pintar de amarillo una importante superficie no ha significado un avance
en la conservación del bosque nativo, ya que rigen para los bosques afectados las
mismas posibilidades de transformación que antes.

Entendemos entonces que el hecho de presentar grandes superficies en categoría


amarilla, lejos de tener implicancias directas sobre la conservación de esos bosques,
cumple otro tipo de objetivos. En primer lugar satisface las expectativas de una parte de
los sectores que impulsaron la sanción de la ley, que esperaban resultados mediáticos
fácilmente transmisibles a la opinión pública. En segundo lugar, le permite a las
provincias aspirar a una mayor porción en el reparto de fondos, tema que, como se
discute después, aparece retrasado en su concreción.

Categoría verde

En la categoría verde Chaco, Santiago del Estero y en forma parcial Salta,


incluyeron a todos los bosques ubicados en áreas con mayor potencial agrícola. De esta
manera, se da la paradoja de que los bosques más amenazados por la expansión, resultan
los menos protegidos. Pasa esto en particular con los bosques de tres quebrachos del
subhúmedo central, cuya situación se presenta en detalle en el capítulo 2.c.

Particularmente, la única estrategia de conservación que aplican estas provincias


dentro de los bosques clasificados como verde, es la obligación de dejar las cortinas
forestales en los predios que se habilitan; estrategia tan inocua para la conservación (ver
capítulo XX), que no hace más que fortalecer la idea de que estos bosques sean vistos
únicamente por el potencial agrícola de sus suelos.

Financiamiento y costo de oportunidad


Con respecto al financiamiento, la Ley dispone el pago de compensaciones a los
productores por los bienes y servicios ambientales provistos por los bosques que deben

82
quedar en pie en sus predios. Para esto la ley votada por el congreso nacional previó una
partida que nunca debe ser menor a los $ 1.000 millones de pesos anuales (0,3% del
presupuesto nacional y un porcentaje de las retenciones) de los cuales 70 % (unos $ 700
millones) deberían ser destinados a los productores. Sin embargo, hasta el momento este
fondo nunca llegó a integrarse más que en forma parcial (el primer año los recursos
previstos fueron desviados para el “Fútbol para todos”), quedando finalmente
constituido por $250 millones. El presupuesto estimado para el segundo año vuelve a
estar lejos de los $1000 millones establecidos en la ley.

Al no haber priorizado a las áreas en las que el cambio de uso del suelo
(sustitución de bosques nativos por cultivos) eran más críticas, específicamente a los
bosques de la región chaqueña, los recursos asignados se diluyeron. Desde el punto de
vista de la importancia para la biodiversidad o de los servicios ambientales, los valores
de un bosque montano en Tierra del Fuego son equivalentes –o de valores relativos
similares– a los de un bosque en el centro de la zona agrícola del Chaco. Pero en
términos de costo-oportunidad, son totalmente diferentes, porque el primero no puede
ser sustituido por cultivos, mientras que el segundo sí, y en esto reside la raíz del
problema, y la causa por la que se elaboró esta Ley. En este punto se comete otro serio
error conceptual, porque en los cálculos para la distribución de las partidas para
compensación, bosques que asientan sobre suelos sin ninguna posibilidad de ser
utilizados en agricultura (ej. Tierra del Fuego), pesan lo mismo o mas que los
quebrachales de las mejores áreas potencialmente agrícolas del Chaco. Así, en vez de
generar recursos para que un productor pueda optar por mantener el bosque en pie en
vez de voltearlo para hacer cultivos, se llega a una cifra irrisoria.

Conclusiones
Se pone de manifiesto que, pese a que la ley nacional define a las categorías en
función del “valor de conservación” de los bosques, es difícil ver plasmado ese criterio
en los mapas. Lo que más bien se observa es una zonificación de aptitud agrícola: en
rojo áreas protegidas o no aptas por factores edáficos o climáticos, en verde zonas con
potencial agrícola y en amarillo zonas aptas para pasturas cultivadas.

Por supuesto, cada provincia tiene la potestad de definir sus políticas de


producción y conservación en función de sus intereses, y no es nuestra intención juzgar
aquí esas definiciones. Lo que queremos mostrar, es que, como dijimos arriba, al
focalizarse solamente en la conservación de los bosques, la ley nacional no considera
debidamente la cuestión del avance agropecuario, forzando a las provincias a
flexibilizar y distorsionar las categorías, haciendo que el impacto de la aplicación de la
ley sobre la conservación de los bosques nativos sea escaso y en algunos casos nulo.

83
Figura 1. Mapa de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de la Provincia de
Santiago del Estero.

84
Figura 2. Mapa de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de la Provincia de
Salta.

85
Figura 3. Mapa de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de la Provincia de
Chaco.

86
3.c Ordenamiento Territorial con enfoque
integral: el caso de la Provincia de Formosa

Introducción….....88

El concepto de Presupuestos Mínimos…….89

Zonificación…….90

Adecuación del POT-For


a la Ley Nacional 26.331….....92

87
3.c Ordenamiento Territorial con enfoque integral:
el caso de la Provincia de Formosa

Introducción
La Provincia de Formosa elaboró un programa de Ordenamiento Territorial de
carácter integral, dándole pleno cumplimiento de lo dispuesto en la Ley 26.331 de
bosques nativos y aplicando el concepto de presupuestos mínimos, contempla además al
resto de sus fisonomías naturales (humedales, pastizales, etc.). Los autores de este
capitulo participaron como asesores del gobierno provincial en la elaboración de este
programa, que fue convertido en Ley (1.552) por la Legislatura Provincial en mayo del
2010. El Programa de Ordenamiento Territorial de la Provincia de Formosa (POT-For)
se propone alcanzar en forma simultánea objetivos ambientales, sociales y productivos:

1) Conservación de los recursos naturales. En cualquier escenario factible de


expansión de las actividades productivas, se garantiza conservar como mínimo un 90 %
de los bosques y más del 85 % de los otros ambientes naturales actualmente existentes
en la Provincia.

2) Los escenarios de fuerte crecimiento productivo apoyados en criterios


sustentables permitirán mejorar las condiciones socio-económicas de la población local.
La expectativa del POT-For es que los esperables aumentos de la producción sean
básicamente el resultado de aumentos en la productividad, con tecnologías innovadoras
y fuerte aumento en la generación de empleo.

3) Fuerte expansión de la superficie cultivada (actualmente poco más de 400.000


ha). Sobre la base de los criterios seguidos, se elaboraron diversos escenarios de
expansión que llegan hasta 3.000.000 ha. Para las próximas décadas se consideran como
más factibles la duplicación de las superficies actualmente cultivadas (incorporación de
otras 400.000 ha) y la triplicación (incorporación de otras 800.000 ha).

Central y Oriental Corredores Provincia


Superficie CUS % Remanente Superficie CUS % Remanente Superficie CUS % Remanente
Bosque Alto 1.050.600 120.650 88,5 1.247.505 5.936 99,5 2.298.106 126.586 94,5
Bosque Bajo 175.254 13.300 92,4 856.868 17.564 98,0 1.032.122 30.864 97,0
Otros Ambientes 2.192.003 227.050 89,6 1.578.485 15.500 99,0 3.770.489 242.550 93,6
Total 3.417.858 361.000 89,4 3.682.859 39.000 98,9 7.100.717 400.000 94,4

Superficie Transformada Actual 403.018


Superficie Final Escenario 803.018

Central y Oriental Corredores Provincia


Superficie CUS % Remanente Superficie CUS % Remanente Superficie CUS % Remanente
Bosque Alto 1.050.600 234.460 77,7 1.247.505 13.242 98,9 2.298.106 247.702 89,2
Bosque Bajo 175.254 25.460 85,5 856.868 40.318 95,3 1.032.122 65.778 93,6
Otros Ambientes 2.192.003 454.480 79,3 1.578.485 32.040 98,0 3.770.489 486.520 87,1
Total 3.417.858 714.400 79,1 3.682.859 85.600 97,7 7.100.717 800.000 88,7

Superficie Transformada Actual 403.018


Superficie Final Escenario 1.203.018

Tabla 1. Superficies con cambio de uso del suelo (CUS) de cada uno de los grupos
fisonómicos, para las dos zonas del POT-For y para el total provincial en escenarios de
duplicación (a) y de triplicación (b) de la superficie cultivada en la Provincia.

88
La articulación entre ambos objetivos queda evidenciada en la tabla 1 donde
puede verse que:
En caso de Duplicarse la actual superficie con cultivos, se conservará 94,5 % de los
Bosques Altos.
En caso de Triplicarse la actual superficie con cultivos, se conservará 89,2 % de los
Bosques Altos.

El concepto de Presupuestos Mínimos


La Ley 26.331 “Presupuestos mínimos de protección ambiental para los bosques
nativos” (conocida como “Ley Bonasso”), fue sancionada a fines de 2007 y
reglamentada a comienzos de 2009. Dando cumplimiento a los criterios de Presupuestos
Mínimos establecidos en la Reforma de la Constitución Nacional de 1994 y en la Ley
General del Ambiente (25.675), la Provincia de Formosa no sólo elaboró el
Ordenamiento Territorial para sus bosques, sino que elevó el umbral de protección
ambiental, incluyendo una instancia superadora que permitió elaborar el Ordenamiento
Territorial para la totalidad de los ambientes de la Provincia. Esta es una actitud
fuertemente innovadora, ya que toma como “piso” lo establecido por la ley 26.331 para
garantizar la protección de los bosques nativos, pero profundiza sus alcances,
extendiendo el ordenamiento territorial al conjunto de los ecosistemas de importancia
para la provincia. Desde lo técnico se ha puesto énfasis en la importancia que tienen los
otros ecosistemas no sólo para la conservación de su valor intrínseco, sino porque su
subsistencia y preservación revisten trascendencia para la propia conservación de los
bosques que persiguen tanto la norma nacional como la provincial.

La aplicación de los criterios de Presupuestos Mínimos permitió también elevar


el umbral de protección ambiental, al considerar fuertes restricciones al cambio de uso
del suelo en la categoría III (verde) que establece la Ley Nacional 26.331. La categoría
III (verde) queda dividida en verde oscuro en la Zona Corredores, y verde claro en la
Zona Central y Oriental. En el verde oscuro se eleva el nivel de protección al 90 % de
sus bosques altos, y al 40 % de otros bosques. En la Zona Central y Oriental, la
categoría verde claro asegura un nivel de protección mínimo de 40 % de todos sus
bosques.

Se destaca en este punto una diferencia conceptual con respecto a los casos de
aplicación de la ley 26.331 analizados en el capítulo 3.b: Mientras varias provincias
adoptaron el criterio de permitir cambos de uso del suelo parciales sobre la categoría II
(amarillo), forzando la interpretación de la letra de la ley; en Formosa se optó por
aplicar el concepto de presupuesto mínimos y limitar las posibilidades de cambios de
uso del suelo en la categoría III. Esto explica porque Formosa presenta una mayor
proporción de sus bosques en esta categoría aún teniendo mayores limitaciones a los
desmontes que las provincias vecinas.

Otro punto importante donde la Provincia de Formosa aplicó cabalmente los


conceptos de Presupuestos Mínimos, se refiere al Proceso de Revisión. Mientras la Ley
26.331 prevé realizarlo cada 5 años, el POT-For establece que se procederá a la primera
revisión en un plazo máximo de 180 días posteriores a la entrada en vigencia de la Ley,
asegurando un amplio proceso de Participación Pública. Este proceso de revisión,
realizado recientemente, incluyó la realización de 6 talleres participativos en distintas

89
localidades del interior provincial y una audiencia pública en la ciudad de Formosa. La
segunda revisión se realizará a los 2 años y a partir de allí cada 4 años.

Zonificación
Conforme lo establecido en los Arts. 11, 17 y 18 de la Ley 1.552, la herramienta
fundamental del POT-For es la Zonificación. Con una visión de planificación regional
se divide a la Provincia en dos Zonas de Ordenamiento Territorial (Figura 1):

- Zona Corredores. Reúne y conecta a los sectores de mayor interés para la


conservación de la diversidad biológica (Reservas de Biósfera, Parques
Nacionales, otras reservas y AICAs). Presenta escasa población urbana y
baja densidad de áreas cultivadas.

- Zona Central y Oriental. Reúne a los principales núcleos agropecuarios,


establecidos y en desarrollo; incluye a los principales núcleos urbanos e
infraestructura instalada. Se fomentará principalmente en esta zona la
instalación de futuros desarrollos productivos.

Superficie Cultivos actuales

Zona Ha % Ha %
Corredores 3.799.880 50,16 49.600 1,30 %

Central y Oriental 3.775.961 49,84 353.418 9, 36 %


Total 7.575.841 100 403.018 5,32 %
Tabla 2. Superficies y porcentajes de cada una las Zonas en la Provincia, y superficies y
porcentajes ocupadas actualmente con cultivos.

Las Zonas de Ordenamiento Territorial establecidas en la escala provincial


determinan los porcentajes máximos de cambio de uso del suelo (CUS) admisibles que
cada predio puede transformar.

- Zona Central y Oriental, máximo admisible de 60 % de CUS


- Zona Corredores, máximo admisible de 20 % de CUS

Estos valores, tomados a nivel de dos predios de 100 y de 1.000 ha, indican:

Zona Central y Oriental: Máximo admisible 60 %


Predio de 100 ha Máxima superficie posible de ser transformada: 60 ha
Predio de 1.000 ha Máxima superficie posible de ser transformada: 600 ha

Zona Corredores: Máximo admisible 20 %


Predio de 100 ha Máxima superficie posible de ser transformada: 20 ha
Predio de 1.000 ha Máxima superficie posible de ser transformada: 200 ha

90
Figura 1. Zonas de Ordenamiento Territorial establecidas por la ley provincial 1.552.

Entonces, la superficie total que puede ser transformada en un predio de por


ejemplo 1.000 ha en Zona Corredores será de 200 ha, mientras que un predio de 1.000
ha en la Zona Central y Oriental podrá transformar hasta 600 ha.

El paso siguiente, surge de las regulaciones que se establecen a nivel de Grupos


fisonómicos en los Arts. 12, 17 y 18 de la Ley del POT-For. Con el objetivo de asegurar
la conservación de los distintos ambientes presentes en la Provincia, se regula el cambio
de uso del suelo, no solamente sobre los bosques, sino sobre todas las fisonomías, las
que quedan agrupadas en los siguientes grupos fisonómicos:

a. Bosque Alto
b. Bosque Bajo
c. Otros Ambientes

En el caso de un predio de 1.000 ha en la Zona Corredores (cambios de uso del


suelo de hasta un máximo del 20 %), podrán transformarse hasta 200 ha. Suponiendo
que ese predio tuviera 400 ha de Bosques Altos, 300 ha de Bosques Bajos y 300 ha de
Otros Ambientes, la superficie total a habilitar para cultivos podrá repartirse entre los
siguientes valores máximos de transformación por grupo fisonómico:

91
10 % de los bosques altos (en el ejemplo, hasta 40 ha)
60 % de los bosques bajos (hasta 180 ha)
60 % de otros ambientes (hasta 180 ha)

En el ejemplo, no será posible localizar las 200 ha en un único grupo


fisonómico, sino que deberán hacerse combinaciones.

Otro ejemplo sería el caso de un predio de 100 ha en la Zona Central y Oriental


(cambios de uso del suelo de hasta un máximo del 60 %), donde podrán transformarse
hasta 60 ha. Suponiendo que ese predio tuviera 40 ha de Bosques Altos, 30 ha de
Bosques Bajos y 30 ha de Otros Ambientes, la superficie total a habilitar para cultivos
podrá repartirse entre los siguientes valores máximos de transformación por grupo
fisonómico:
60 % de los bosques altos (en el ejemplo, hasta 24 ha)
60 % de los bosques bajos (hasta 18 ha)
100 % de otros ambientes (hasta 30 ha)

En el ejemplo, no será posible localizar las 60 ha en un único grupo fisonómico,


sino que deberán hacerse combinaciones.

Adecuación del POT-For a la Ley Nacional 26.331

En sus Arts. 13, 14, 15 y 16, la Ley Provincial 1.552 el POT-For clasifica a las
formaciones boscosas de la Provincia en las siguientes categorías, en concordancia con
lo establecido en la Ley Nacional 26.331 (Figura 2):

Categoría I (rojo): No se permiten en esta categoría el desmonte ni el


aprovechamiento forestal. Se incluyen las formaciones boscosas comprendidas en las
siguientes áreas: Parque Nacional Pilcomayo; Reserva Natural Formosa; Área Núcleo
de la Reserva de Biosfera Riacho Teuquito; Planicie de Inundación del Río Paraguay;
albardones de la zona litoral (con exclusión de los situados en el albardón del Arroyo
Lindo, clasificado en Categoría II); una franja de 100 m a cada una de las márgenes de
los ríos y riachos permanentes, según cartografía disponible de la autoridad hídrica
competente; 100 m a cada una de las márgenes del Riacho Teuquito; y 500 m a cada
una de las márgenes de los Ríos Bermejo-Teuco y Pilcomayo en las márgenes del
territorio formoseño.

Categoría II (amarillo). No se permite en esta categoría el desmonte, pero si el


aprovechamiento forestal. Se incluyen las formaciones boscosas comprendidas en las
siguientes áreas: Las áreas tampón y de transición correspondientes a la Reserva de
Biosfera Riacho Teuquito; las áreas correspondientes a la Reserva de Biosfera Laguna
Oca, que no hayan sido clasificadas dentro de la Categoría I por pertenecer a la planicie
de inundación del Río Paraguay; las áreas inundables del Bañado de la Estrella,
conforme la Ley 1471 y su decreto reglamentario 1228/03, con extensión hasta el cruce
con la ruta provincial 26; y el albardón del Arroyo Lindo. En forma transitoria se
incluyen asimismo, a las formaciones boscosas localizadas en tierras sujetas a propiedad
comunitaria de comunidades aborígenes. Dichas comunidades, podrán solicitar a la
autoridad de aplicación el cambio de categoría a cualquiera de las otras dos categorías

92
establecidas en la Ley 26.331, planteando asimismo los mecanismos de protección y
gestión de dichas áreas.

Categoría III (verde). Según lo establecido en la Ley Nacional, en esta categoría


se permite el aprovechamiento forestal y el desmonte, ya sea total o parcial. Según la
Zonificación establecida en el POT-For, esta categoría se divide en 2 subcategorías:

Categoría III a): Formaciones boscosas dentro de la Zona Corredores, no


comprendidas en las categorías I y II;

Categoría III b): Formaciones boscosas dentro de la Zona Central y Oriental, no


comprendidas en las categorías I y II.

Figura 2. Asignación de las formaciones boscosas de la provincia de Formosa a las


categorías establecidas en la ley nacional 26.331. y posibilidades de desmontes en cada
una de ellas.

Regirán en estas subcategorías las limitaciones respectivas a la transformación y


al cambio de uso del suelo, correspondientes a cada zona. Asimismo, el responsable del

93
predio deberá presentar un Estudio de Impacto Ambiental previo, que será evaluado por
la Autoridad de Aplicación.

La superficie que un productor puede solicitar para autorizar un Cambio de Uso


del Suelo potencial de un predio, surge de conocer:

• Ubicación del predio en la Provincia: Zona Corredores o Zona Central y


Oriental.
• Esta información será provista por la Dirección General de Catastro ante
solicitud del responsable del predio mediante un Certificado de Zonificación
(Art. 20).
• Formaciones fisonómicas presentes en el predio: Mapa de cobertura vegetal del
predio diferenciando los Grupos Fisonómicos (Bosques Altos, Bosques Bajos y
Otros Ambientes) y las áreas ya transformadas (cultivos agrícolas, pasturas,
forestaciones, chacras abandonadas). Este mapa será elaborado por el Ministerio
de la Producción y Ambiente como parte de la documentación a entregar al
responsable del predio.
• Categorización de las formaciones boscosas presentes en el predio según la Ley
26.331: Categorías I, II y III.

A partir de esta información, pueden calcularse las superficies máximas a


habilitar para Cambio de Uso del Suelo según la siguiente tabla 3. Nótese que en cada
predio deben respetarse simultáneamente los máximos para cada uno de los grupos
fisonómicos y el máximo del predio.

Máxima superficie a transformar de cada


grupo fisonómico
Máxima
superficie del
predio a Otros
transformar Bosque Alto Bosque Bajo Ambientes
Zona Corredores 20% 10%* 60%* 60%
Zona Central y Oriental 60% 60%* 60%* 100%
Tabla 3. Máximas superficies a habilitar según grupos fisonómicos y zonas de
ordenamiento territorial.
*Siempre que no pertenezcan a las categorías amarilla o roja. Según la Ley 26331 no se
pueden transformar los bosques en esas categorías.

94
4. Conclusiones sobre los escenarios
productivos y ambientales del Chaco
Argentino: 1977-2010

Posibilidades de expansión de
la agricultura…....96

Posibilidades de expansión de
las pasturas..…..98

Limitantes para la expansión……98

Marco regulatorio ambiental..…..99

Estadísticas agropecuarias……100

95
4. Conclusiones sobre los escenarios productivos y
ambientales del Chaco Argentino: 1975-2010

El cambio de uso del suelo (sustitución de la vegetación original por cultivos),


en la región chaqueña ocupa una superficie de 11,5 millones de ha, lo que representa 23
% de la superficie total analizada. Esto no quiere decir que haya 77 % disponible en
condiciones productivas similares, es decir con suelo y clima aptos para las actuales
variedades. Se enfatiza este punto puesto que como se discute más adelante, se está
trabajando activamente en el desarrollo de variedades tolerantes a la sequía, en
particular de maíz y de soja.

Analizando el proceso de expansión se advierte que la distribución de las áreas


cultivadas en la región no es homogénea, sino que como es natural, se concentra en
aquellas zonas donde las condiciones de clima y suelos son más favorables. Así,
históricamente se han evitado las zonas con limitantes edáficas como los Bajos
Submeridionales en el Norte de Santa Fe y Sur del Chaco, o con deficiente balance
hídrico, como el Chaco Semiárido distribuido básicamente entre el Oeste de Chaco y
Formosa y el centro de Santiago del Estero.

Al analizar cada uno de los núcleos en los que se concentra el grueso de los
cultivos, surge una primera conclusión: las posibilidades de expansión de la agricultura
de secano con las variedades disponibles, queda restringida a algunos núcleos (ver
comentarios abajo) y bastante limitada para el conjunto de la región. En términos
espaciales, esto significa “completar” los espacios cultivables en los núcleos de mayor
superficie cultivada.

La disponibilidad efectiva de tierras depende por una parte de sus aptitudes


agronómicas, y por otra de las regulaciones, en especial de la Ley de bosques nativos
(26.331). Con las actuales variedades no es posible, no hay espacio físico con
condiciones agroecológicas adecuadas para el surgimiento de grandes núcleos como los
que en pocos años cambiaron drásticamente el paisaje del Este de Santiago del Estero,
del extremo Sudoeste del Chaco o del área de Las Lajitas en Salta.

Posibilidades de expansión de la agricultura


Teniendo en cuenta las regulaciones de la Ley de Bosques Nativos y la aptitud
potencial de las tierras, sólo existen las siguientes áreas para la expansión territorial de
la agricultura de secano:

- En el Centro-Oeste de Formosa. El Programa de Ordenamiento Territorial de la


Provincia de Formosa está organizado como para conciliar un fuerte aumento de las
superficies cultivables (agrícolas y forrajeras), con la conservación de los ambientes
naturales, en particular de los bosques. Se generaron diversos escenarios que a nivel
de toda la provincia permitirían llevar la superficie total cultivada hasta a 3.300.000
ha, siendo que 2/3 de la misma se haría sobre ambientes no forestales. Considerando
un escenario de mediano plazo que implique incorporar 800.000 ha de cultivos (de

96
los cuales 270.000 serían agrícolas), se conservarían alrededor del 90 % de los
bosques altos.

- En partes del Centro-Norte del Chaco. En primer lugar deben tenerse en


consideración las restricciones surgidas por la asignación de tierras a comunidades
aborígenes y a otros proyectos estratégicos del Gobierno Provincial. En segundo
lugar, las restricciones propias del área del interfluvio Teuco-Bermejito. Las Ley de
Ordenamiento Territorial de la Provincia del Chaco clasificó a todo el Oeste
provincial en la categoría Amarilla. En teoría estas áreas no podrían ser objeto de
cambio de uso del suelo. Sin embargo, la ley prevé que 20 % de dichas áreas podrán
ser desmontadas y destinadas a cultivos y que otro 50 % podrá ser destinado a la
implantación de sistemas silvo-pastoriles que en la práctica implican la eliminación
de los estratos herbáceo y arbustivo y su reemplazo por pasturas, particularmente
Gatton panic.

- En las partes altas de tierras húmedas de Formosa, Chaco y Norte de Santa Fe. En
estas provincias la expansión sobre ambientes forestales, en particular sobre los
bosques de albardones, debe ser virtualmente descartada, no sólo por las
disposiciones legales, sino también por el grado de amenaza que existe sobre dichos
ecosistemas. Diversas empresas están avanzando en el desarrollo de cultivos
agrícolas y más aún forrajeros, en las porciones altas del gradiente topográfico de
tierras sometidas a encharcamiento e inclusive inundación. Al respecto, la única
provincia que establece regulaciones en cuanto a estas áreas es Formosa.
- Posibilidades del cultivo de arroz en Norte de Santa Fe, Chaco y Formosa. Estas tres
provincias cuentan con tierras potencialmente aptas para el arroz, y con la
proximidad de las aguas de los ríos Paraná y Paraguay. Esto permitiría impulsar
sinergias entre el Estado y los privados o directamente inversiones privadas, para
formar importantes cuencas arroceras.

La historia de la región muestra que con respecto a las especies que impulsaron
la expansión de las fronteras agrícolas, la situación es muy dinámica: primero el
algodón especialmente en Chaco, luego el poroto en Salta, más recientemente en todas
las provincias la soja y actualmente las pasturas.

Como se analizó en el capítulo 2.b, la producción de algodón tuvo marcadas


oscilaciones. Durante la mayor parte de la década del 90 hubo una fuerte expansión en
Chaco y fue el principal responsable del surgimiento de Santiago del Estero como
provincia agrícola. A partir de 1998/99 la fuerte caída del precio y los excesos hídricos
provocaron una notable reducción en las áreas sembradas. A diferencia de otros
períodos desfavorables, los productores tuvieron una opción más que interesante en la
soja, lo que cambió drásticamente el panorama.

En la campaña 2010/11 se mantienen precios altos para la soja (y para la mayor


parte de los cultivos), y hubo una fuerte recuperación de precios para el algodón. La
respuesta fue un aumento de la superficie algodonera (600.000 ha en la región, 400.000
ha en la Provincia del Chaco).

La perspectiva, en especial para Chaco y en menor medida para Santiago del


Estero, es que más que una competencia entre ambos cultivos, haya una presión de
ambos para la apertura de nuevas áreas. A este escenario de presión adicional para la

97
expansión de las fronteras agrícolas, se le suman las variedades de algodón con genes
apilados BT-RR, la previsible aparición en corto plazo de variedades de maíz y soja
tolerantes a sequía y la fuerte expansión del cultivo de pasturas.

Posibilidades de expansión de las pasturas


Hasta hace pocos años las pasturas ocupaban un lugar secundario en la región
chaqueña. La fuerte valorización de los campos pampeanos, la consolidación de razas
bovinas adaptadas en particular Brangus y Braford y la adopción de sistemas de manejo
de pasturas donde sobresale el Gatton panic, están cambiando rápidamente el escenario.
Si bien se sabe que hay un fuerte crecimiento de las áreas dedicadas a pasturas, la débil
estructura estadística no nos permitió todavía presentar datos consolidados, pero
estimamos que ocupan en torno del 10 % del total de 11,5 millones de ha cultivadas en
toda la región.

En Salta, gracias al aporte de especialistas locales pudo constatarse que las


pasturas ocupan un segundo lugar entre todos los cultivos, alcanzando una superficie
muy próxima de la soja. Actualmente ocupa 500.000 ha (casi 30 % de la superficie total
cultivada en el Chaco salteño), pero mientras la soja en los últimos años tuvo un
crecimiento reducido, las pasturas aumentan su superficie en forma muy importante en
la porción semiárida.

Es previsible que esta tendencia de fuerte crecimiento de las pasturas se repita en


el Oeste de Chaco y el centro de Formosa, así como en todo el centro de Santiago del
Estero y Norte de Córdoba. Cabe destacar que la mayor parte de estas áreas se encuentra
clasificada dentro de la Categoría II (amarillo) de la Ley de Bosques, en la que no se
permiten desmontes, aunque casi todas las provincias optaron por aprobar el uso de
sistemas silvopastoriles.

En relación con la posible aparición en corto plazo de variedades de maíz


tolerantes a sequía, si bien la expectativa es que la mayor adopción se dé en las zonas
maiceras tradicionales para potenciar los rendimientos ante eventuales eventos de sequía
durante la floración y maduración del grano, es muy posible que se incorporen en las
áreas ganaderas ya sea directamente como suplemento forrajero a través del silaje, o
como cultivos de doble propósito.

Con respecto a las diversas especies forrajeras adaptadas a zonas con saturación
hídrica o potencialmente inundables, si bien ocupan superficies relativamente escasas en
la actualidad, es previsible que se conviertan en otro frente de expansión de las fronteras
de cultivos, particularmente en el Este de Chaco y Formosa y en el Norte de Santa Fe.

Limitantes para la expansión


Los cultivos agrícolas de secano se encuentran naturalmente limitados por los
factores ambientales (clima, suelos, anegamiento, salinidad). Como simplificación
conceptual puede afirmarse que todas las tierras aptas para cultivos agrícolas lo son para
cultivos forrajeros, pero la recíproca no es válida. Las especies forrajeras tienen un área
potencial mayor, puesto que en general tienen mayor tolerancia a estos factores

98
limitantes, por eso en el punto anterior se prevén escenarios de fuerte crecimiento de las
pasturas en el semiárido, y en menor medida (y con otras especies) en ambientes
parcialmente anegables.

La erosión hídrica y eólica están lejos de desaparecer, a pesar de que la siembra


directa ha sido incorporada por diversos productores de la región. La realidad indica que
muchas áreas computadas como en siembra directa no cumplen con requisitos mínimos
en materia de rotaciones, e inclusive algunas en especial en Chaco pasan de girasol en
siembra convencional a soja en directa. Si se considerase todo el paquete de Buenas
Prácticas Agrícolas, las superficies realmente en Siembra Directa serían muy
restringidas. Concluimos de lo anterior que antes de pensar en expandir las fronteras
agrícolas, debería consolidarse una agricultura altamente productiva y sustentable en los
núcleos ya establecidos.

Uno de los factores que afecta a la sustentabilidad de la agricultura regional, es


la baja relación Carbono/Nitrógeno, que fue considerada en el capítulo 2.b. (Análisis de
los principales cultivos). Se consideraron como cultivos de estrecha relación C/N a la
soja, algodón, girasol y poroto, mientras que los cultivos de trigo, maíz y sorgo fueron
considerados de amplia relación C/N.

El caso particular de la Provincia del Chaco es ilustrativo. Sobre 1.600.000 ha


cultivadas en las últimas campañas, la soja cubre 750.000 ha, el girasol entre 250.000 y
300.000 ha y, el algodón en torno de 400.000 ha, contra 236.000 ha de maíz y sorgo (el
trigo es casi inexistente). Es decir las especies de estrecha relación C/N suman en torno
de 1.400.000 ha vs 230.000 ha de las especies de amplia relación C/N. Una situación
muy por debajo de las proporciones deseables. Teniendo en cuenta que las altas
cotizaciones del algodón se mantienen, es previsible que esta especie aumente más su
superficie a expensas del maíz y del sorgo, que mantienen problemas de
comercialización que afectan sus rentabilidades.

Marco regulatorio ambiental


Las perspectivas de expansión tanto de cultivos agrícolas como de especies
forrajeras tolerantes a anegamiento en las porciones más altas de los terrenos
inundables, muy posiblemente se acompañe con obras de drenaje. Al respecto es
importante alertar sobre la urgente necesidad de regulación de estas obras, pues en caso
contrario pueden producirse consecuencias negativas, como ser el desecamiento de
humedales o la baja de los niveles freáticos.

Las obras de drenaje como tantas otras actividades antrópicas en el medio


natural, tienen como propósito remover una limitante ambiental. Un diseño adecuado
que contemple no sólo la escala parcelaria sino también los “efectos acumulativos” en la
escala regional, puede tener importantes resultados para la producción, con un nivel de
impactos ambientales aceptables. Un conjunto anárquico de obras puede generar una
grave afectación ambiental, la que puede repercutir negativamente sobre la producción.
Un caso importante para monitorear lo antes dicho, es el de la enorme red de canales de
drenaje en el Oeste de los Bajos Submeridionales del Norte de Santa Fe.

99
En los comentarios sobre la Ley de Bosques (26.331) presentados en el capítulo
3.b se destacan sus méritos, en particular el de introducir el tema del Ordenamiento
Territorial en la agenda pública, el de resaltar la importancia de la conservación de los
bosques nativos y por extensión de la conservación de la biodiversidad.

Asimismo se señala el error conceptual de centrar el ordenamiento territorial en


una sola capa temática (los bosques), cuando en realidad debería incluir a todos los
ecosistemas y a todas las actividades que se desarrollan en el territorio, incluidas la
agricultura y la ganadería. Otro problema muy importante es el de la rigidez en las
categorías de bosques (roja, amarilla y verde), lo que se tradujo en el hecho de que la
mayor parte de las provincias recurrieran a diversos artilugios para evitar caer en
situaciones que comprometieran sus políticas de desarrollo a perpetuidad.

Por otro lado, hay que destacar que la expansión agropecuaria está
comprometiendo seriamente la conservación a largo plazo de ciertos ecosistemas
forestales. Lamentablemente, la aplicación de la Ley de Bosques no tendría un impacto
positivo en la protección de los tipos de bosques más amenazados por la expansión
agropecuaria, como son por ejemplo los bosques de la transición chaco-yungas en el
subhúmedo occidental y los bosques de tres quebrachos en el subhúmedo central.

El caso de Formosa es presentado con mayor detalle, porque el ordenamiento


territorial elaborado por el gobierno provincial con el asesoramiento de los autores de
este trabajo, es de carácter integral. Este programa tiene como objetivos simultáneos y
del mismo valor el de lograr un fuerte aumento de su producción rural (agrícola,
ganadera y forestal), con la implantación de una sólida política de conservación de todos
sus recursos naturales. Tal vez la mejor síntesis de que es posible cumplir en forma
simultánea con ambos objetivos, sea la de que en caso de triplicarse la actual superficie
cultivada, pasando de 400.000 a 1.200.000 ha, se conservaría el 90 % de sus bosques
altos, con el adicional de que quedarán con una configuración espacial que permita
mantener todos sus atributos.

Estadísticas agropecuarias
Más allá de los graves problemas con el manejo de las estadísticas por parte del
INDEC, que ha sido tratado por especialistas, es desconcertante que un país con una
base agropecuaria poderosa, cuente con un sistema de estadísticas rurales tan precario.

En el capítulo 2.b. (Análisis de los principales cultivos) se realizó un análisis


comparativo entre la información relevada por los autores de este texto a partir de
imágenes satelitales y los datos provistos por el Ministerio de Aricultura, Ganadería y
Pesca de la Nación en las “estimaciones agrícolas”, que son lo más cercano a una base
de datos oficial consolidada a nivel nacional. Esto permitió ver grandes diferencias entre
los mapeos y las estimaciones, principalmente en Santiago del Estero, donde para el año
2010, las estimaciones reportan 1,5 millones de hectáreas menos que las identificadas en
el mapeo de las imágenes satelitales. A esta diferencia habría que restarle la superficie
sembrada con pasturas, aunque seguramente no alcanzaría a salvarla.

100
Se destaca entonces la falta de una fuente oficial de información, consolidada y
confiable sobre superficies sembradas, sobre todo teniendo en cuenta la importancia
estratégica que tiene la actividad agropecuaria en el país.

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