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Ecuador
El triunfo de la revolución bolchevique en Rusia y la influencia de sus ideas entre los
trabajadores ecuatorianos provocó miedo entre la burguesía y los terratenientes. Y
tenían motivo para ello, pues, despertaron la conciencia de clase de sus sepultureros.
Por supuesto, esos vientos revolucionarios llegaron también a Ecuador, y bien puede
decirse que se manifestaron en el desarrollo de la conciencia ideológico-política de la
clase obrera que creó las condiciones para la formación del Partido Socialista
Ecuatoriano (1926) y del Partido Comunista del Ecuador (1931) que, aunque con
matices y ciertas diferencias, en sus programas plantearon la necesidad de instaurar la
dictadura de los trabajadores y campesinos para poner fin al sistema capitalista.
En sus primeros años el movimiento obrero estuvo influenciado por ideas liberales,
anarquistas, de la Iglesia católica y en menor medida marxistas. La incidencia de las dos
primeros se evidenció en la huelga del 15 de noviembre de 1922, que bien puede decirse
marcó también el declive de su influencia y hasta de su presencia en el movimiento
obrero.
En la segunda década del siglo XX las ideas socialistas y revolucionarias tiene un mayor
desarrollo, y se observa en el aparecimiento de periódicos, de grupos que se reivindican
socialistas, en la influencia de algunos de sus militantes en las direcciones de varias
organizaciones y federaciones de trabajadores, y en la constitución del PSE y PCE.
Ángel Felicísmo Rojas, en su libro La Novela Ecuatoriana, dice: “De las influencias
especialmente lejanas ninguna pesa tanto, en los años que siguieron a la primera guerra
mundial, como la revolución rusa… Guayaquil, ciudad más radical, va reemplazando
gradualmente un nido anarcosindicalista por otro, que se ubica primero en la
universidad, de comunismo”***
En abril de 1920 aparece en Guayaquil el semanario Bandera Roja, alrededor del cual
principalmente se agrupaban jóvenes universitarios con la inquietud de fundar un
partido de carácter socialista, no obstante sus páginas mostraban la influencia del
anarquismo. En Quito surgió el periódico Humanidad, con el poeta Jorge Carrera
Andrade como su director, que más tarde se incorporaría al periódico La Antorcha.
Humanidad agitó ideales socialistas hasta que fue clausurado en 1923 por reivindicar en
sus páginas a los héroes de noviembre de 1922.
La difusión de las ideas socialistas y el temor que eso provocaba en las clases
dominantes se puede ver en el ataque cerrado que éstas lanzan en su contra. Calumnias
como que en la naciente URSS se ha nacionalizado a las mujeres se difundían por desde
el púlpito y en los periódicos. En julio de 1919, por medio de una hoja volante, se hace
el llamado a la formación de una “Liga Nacional Obrera Antisocialista” que se proponía
“una Sociedad Católica, que mediante el apoyo entre los propietarios o capitalistas y la
clase trabajadora pondrán los medios para que desaparezcan las causas que, en caso de
haberlas, pudieran servir de pretexto para la propaganda o movimientos socialistas”.