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Merleau Ponty

La noción de Yo soy mi cuerpo es donde se encuentra la premisa central crítica para el ataque a la
tradición idealista dominante, con sus raíces en Descartes y en Kant. Ya que, Merleau-Ponty
argumentó, la idea de encarnación, de la centralidad de mi cuerpo en mi existencia involucraba una
manera particular de filosofar, una nueva manera de pensar. Una nueva forma de concebir el cogito.
Particularmente, implicaba que el filósofo no debía pensarse a sí mismo como un espectador
desafectado y separado de la realidad, sino como un actor situado.
Los conceptos de tiempo y espacio de Merleau-Ponty no refieren sólo a un análisis de la relación
entre esas categorías y los objetos y eventos percibidos por la conciencia, sino más bien abren un
diálogo constructivo entre la fenomenología pura y otras ciencias como la psicología, el
psicoanálisis, la literatura, la neurología, la biología, la física y las artes, debatiendo la conciencia
espacial. El espacio no es el lugar real o lógico dentro del cual las cosas están ubicadas, sino el
ambiente en el cual la posición de las cosas es posible. Según Merleau-Ponty, el espacio no existe
en sí mismo, sino en relación al sujeto y al campo fenomenal de la conciencia. El cuerpo es una
actitud en vistas de una tarea presente o posible y el espacio es el medio para esta posibilidad. El
cuerpo está dentro del espacio como el corazón está dentro del cuerpo. Mantiene la visión de
cosas visibles viva y crea con ésta un sistema. En el famoso ejemplo de una mujer con un sombrero
grande que pasa través de una puerta ligeramente baja, la mujer incluye su sombrero dentro de las
líneas límite de su movimiento. El sombrero se convierte, definitivamente, en una parte de su
esquema corporal interno.

El sujeto no debe ser concebido como sustancia sino como una figura móvil, un flujo de relaciones,
y el cuerpo es la condición de su subjetividad. Desde este punto de vista, el acceso a la interioridad
es posible solo a través de la exposición y la representación del cuerpo. Esos conceptos son la base
del arte corporal moderno.
El tiempo no existe per se, pero sí lo hace en relación a los eventos que ocurren dentro de él. El
tiempo necesita de una visión en el tiempo. Según Merleau-Ponty, el río no está viniendo del
pasado, pasando por el presente y yendo hacia el futuro. Es todo lo contrario. La fuente parece estar
viniendo desde el futuro y, una vez pasado el observador, el río cae al abismo del pasado.
Merleau-Ponty percibe las esencias del mundo existencialmente, oponiéndose a la idea cartesiana
que el mundo es simplemente una extensión de nuestras propias mentes. La conciencia, el mundo y
el cuerpo humano como una cosa que percibe están estrechamente entremezclados y
comprometidos imbricados mutuamente. La cosa fenomenal no es el objeto invariable de las
ciencias naturales, sino el correlato de nuestro cuerpo y sus funciones sensorio motoras.
Cada objeto es un espejo de todos los otros. Toda conciencia es conciencia de algo. Este es,
particularmente, el caso del fenómeno del cuerpo (que es a la vez sujeto-cuerpo y objeto-cuerpo), el
tiempo subjetivo (la conciencia del tiempo no es un acto de conciencia ni un objeto del
pensamiento) y el otro.
Para Merleau-Ponty, en cambio, la percepción tiene una dimensión activa, en la medida en la
que representa una apertura primordial al mundo de la vida.
Merleau-Ponty converge en gran medida con Sartre: el cuerpo humano es junto a la realidad
externa la base de la conciencia. Una fenomenología viva, activa, sobre todo Corpórea, que da
origen a nuestro ser en el mundo. Un compromiso existencial entre el sujeto y sus
circunstancias.
Sin embargo el existencialismo de Merleau-Ponty diverge en un punto crucial del existencialismo
sartreano, ya que para Sartre la relación intersubjetiva es una relación de Egos o Yoes  para los
cuales todo otro ego queda reducido a la categoría de objeto. Merleau-Ponty se aleja de esta
premisa, puesto que la relación existencial se basa en un compromiso mutuo. Todo ego ha de
reconocer a otro ego como un semejante y ya no sólo como mero objeto.
El Cuerpo propio es una condición permanente de la existencia. Una apertura perceptiva al mundo
a la vez es "creación" de ese mundo. Creación de espacio- tiempo, circunstancias. Existe por tanto
una inherencia e inmanencia de la consciencia y del cuerpo que el análisis de la percepción debe
tener en cuenta. Por así decirlo, la primacía de la percepción significa la primacía de experiencia,
experiencia corporal.
El esquema corporal es expresión del cuerpo en el mundo. “Mi cuerpo existe orientado hacia todas
las percepciones". Las experiencias vividas conforman el esquema corporal, que sólo retiene lo
que es valioso para sus proyectos, lo que permite adaptarse mejor a sus medios. Mundo es
conciencia, y conciencia de Ser. Se construye holísticamente, molarmente, con lo cual rescata el
pensamiento de la corriente Gestatl. El Cogito ahora deviene Cogito Tácito.

A lo largo de sus obras, Merleau-Ponty instaura un análisis que reconoce tanto la corporalidad de la
consciencia como la intencionalidad corporal, contrastando así con la ontología dualista
cuerpo/alma de Descartes. El Cogito que plantea Merleau Ponty no es el Cogito Racional
cartesiano, sino que es un Cogito Tácito. Más bien M. Ponty recupera el pensamiento
fenomenológico clásico, así como el pensamiento de Nietzsche y de Spinoza.

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