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Carlos Pellicer y Germán Pardo García 18/06/20 14)32

Amerika
Mémoires, identités, territoires

8 | 2013
Violences, génocides, guerres, homicides, féminicides, crimes, meurtres, représentations esthétiques
Thématique

Carlos Pellicer y Germán Pardo García


Historia de un amor y del primer poema homoerótico en la poesía mexicana del
siglo XX
Carlos Pellicer & Germán Pardo Garcia, a love story and the first homoerotic poem in mexican poetry at 20th century

LEÓN GUILLERMO GUTIÉRREZ


https://doi.org/10.4000/amerika.4006

Résumé
The purpose of this essay is letting the readers to know about the love story between two of the most relevant latinamerican
poets (Carlos Pellicer and German Pardo Garcia) and the very first gay poem in mexican poetry during the 20th century. The
large poem « Recinto » (Enclosure), written by Carlos Pellicer in 1931 (and published 10 years later), has two major values,
being the first homoerotic poem in mexican poetry, and expressing in verses the love story between Carlos Pellicer and German
Pardo Garcia.

Entrées d’index
Keywords: Carlos Pellicer, German Pardo Garcia, poetry, gay
Géographique: Mexique, Colombie

Texte intégral
1 El extenso poema « Recinto », escrito por Carlos Pellicer en 1931, tiene dos valores enormes, el ser el primer
poema homoerótico de la poesía mexicana del siglo XX, y en sus versos contar la historia de amor entre Carlos
Pellicer y Germán Pardo García.
2 La prolifera obra del poeta Carlos Pellicer (1897-1977) desde sus inicios ocupó la atención de la crítica literaria y de
estudiosos académicos, pero de manera sesgada y apenas insinuada se ha mencionado uno de los temas capitales en
su poesía : el homoerotismo. Las razones saltan por su obviedad, el tabú impuesto por la cultura machista en una
sociedad altamente conservadora regida por los valores judeocristianos. La intención de este trabajo es dar a conocer
la historia de un amor entre los dos poetas (Pellicer y Pardo García) y el primer poema gay en la poesía mexicana del
siglo XX. Como antecedentes podemos asentar que la primera referencia en que el poeta tabasqueño manifiesta su
angustia ante el posible descubrimiento de su orientación sexual es en el año de 1916. En el poema « Mi corazón es
viejo y está herido »1, dice :

Anímate alma mía, llora, olvida

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y mata el pensamiento que sofoca
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hasta la asfixia tu dorada vida !

Eres cristiana y no naciste loca !

Confía en el Señor y resignada

vencerás de la carne que te toca !...

[…] Hágase, oh Señor, tu voluntad

así en la tierra como allá en el cielo…2

3 Y unos meses adelante, en febrero de 1917, en la que el poeta llama « Noche de honda aflicción », escribe en el
« Nocturno patético » :

Mis veinte años cristianos sangran hostilizados

por dolores tan íntimos que no debo contar !3

4 En estos versos exterioriza una gran tribulación motivada por un suceso o una revelación inesperada y que al
parecer lo ha tomado por sorpresa, o bien soterrado desde tiempo atrás : el instinto de la carne emergió abrupto y
contundente. En el primer poema la clave está al descubierto. « Confía en el Señor y resignada / vencerás la carne que
te toca ». Si por un lado es cierto su noviazgo con Esperanza Nieto, también lo es que se trató de un amor intenso pero
platónico. Quizás en él buscaba un asidero ante un destino que le tenía previsto un derrotero muy diferente. Aunque
Pellicer guardó siempre una conducta pública de gran discreción, de todos fue conocida su homosexualidad. El
conjunto de los versos citados nos dan la idea que a sus veinte años ya era consciente de que su sexualidad iba por
otro camino (« dolores tan íntimos que no debo contar ») a la cual él se resistía invocando su fe en Cristo.
5 Los versos de Pellicer, nos recuerdan al protagonista adolescente Emilio Sinclair de la novela Demian (1919)
de Hermann Hesse, cuando dice : « La sexualidad, bajo cuyo imperio sufría y de la cual huía con esfuerzo infinito,
debía depurarse en este fuego y convertirse en devoción y espíritu » (108). Pellicer y Hesse escriben los textos citados
con sólo dos años de diferencia, lo que indica que ambos pertenecían a la cultura de una época en la que la educación
y los valores imperantes eran firmemente cristianos.
6 Pero cuando hablamos de erotismo y su descubrimiento, es lo mismo sin importar el tiempo y el espacio ; la
naturaleza humana y sus pulsiones sexuales son compartidas como parte del desarrollo de todos los individuos, lo que
tampoco excluye el impacto ante su abrupto y desconcertante arribo en nuestras vidas. Bataille en el prólogo a su
libro El erotismo (1957), escribe al inicio : « El espíritu humano está expuesto a los requerimientos más
sorprendentes. Constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos le aterrorizan » (11).
7 Al parecer el joven poeta, durante algunos años, logró vencer las tentaciones de la carne que por naturaleza le había
sido asignada sometiendo el instinto a la fuerza de su espíritu y devoción cristiana. Posiblemente por esta razón
Pellicer silenció en sus primeros libros lo que él llamaría « amor que es de otro modo ». Antes de Recinto y otras
imágenes (1941, pero escrito en 1930-1931), publicó Colores en el mar y otros poemas (1921) ; Piedra de sacrificios.
Poema iberoamericano (1924) ; 6,7 poemas (1924) ; Hora y 20 (1927) ; Camino (1929) ; Hora de junio (1937) y
Exágonos (1941).
8 Luis Mario Schneider en el año de 1998 publicó Carlos Pellicer. Versos a Esperanza. En el libro compila más de cien
poemas que Pellicer escribiera a su única novia, Esperanza Nieto, los cuales fueros escritos entre 1914, año de su
primer encuentro, y 1926, aunque también documenta que la ruptura definitiva se dio en septiembre de 1924. Para
Schneider esta relación, más cercana al platonismo y a la correspondencia epistolar : « Levantó fuego y lirismo,
enajenó el alma del hombre y del poeta, desencadenó dudas y quejidos, como el mar fue arrebatador y plácido » (8).
9 Por la lectura atenta de los poemas de Pellicer, me atrevo a decir que el viraje del objeto de su amor (en la poesía, no
así en la práctica) lo da en el mismo 1924 porque es notorio que en su poesía amorosa casi desaparece el nominal
femenino. En poemas como « Paisaje », « El recuerdo » y « Nocturno de Constantinopla », de Hora y 20 (1927) es
indeterminado el sexo del ser amado, pero lo que sí es manifiesto es la descarga de la plenitud amorosa en versos
brillantes, sintéticos de una pasión cumplida cuando dice : « Y la dicha de haberte amado tanto / me transforma en
un dios ordenador de sueños » (173)
10 Aunque se trate de una conjetura, se puede decir que Pellicer no puede acallar más el dictado de los instintos de la
carne, y bajo el subterfugio de lo no dicho, deja constancia y documenta el verdadero objeto del deseo erótico en el
poema, cuyo nombre es por si mismo revelador, « El encuentro », fechado en Florencia en 1927, y último poema de
Camino (1929). Poema extenso de veintiún tercetos rematados con un cuarteto, de versos endecasílabos de rima
consonante. Inicia con los versos : « ¿ Dé dónde vienes tú cuyas miradas/ crearon para mí nuevos sentidos ? (240).
Su contemporáneo, Salvador Novo, de esa época escribe : « Descubierto el mundo soslayado de quienes se entendían

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con una mirada, yo encontraba aquellas miradas con sólo caminar por la calle. » (102), y es como dijera Carlos
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Monsiváis : « El personaje se reconoce gracias a la mirada posesiva, y a partir de allí se palpa febrilmente, sitúa su
identidad. » (14). En la pregunta del poema en cuestión nos percatamos que las miradas del otro producen « nuevos
sentidos » en el yo poético. El poema además tiene dos singularidades, la primera es el símil que emplea para
referirse al otro : « un ciprés », que bien sabemos que el árbol es un símbolo fálico por antonomasia ; y la segunda
que el género queda diluido en el sustantivo « persona », que de acuerdo con la Real Academia Española significa :
« Hombre o mujer cuyo nombre se ignora o se omite ». Y entonces viene la pregunta ¿ porqué se omite el nombre de
« la persona » cuya mirada produce « nuevos sentidos » ? Indudablemente es el ocultamiento, la secrecía y
mantenerlo a buen resguardo.
11 Pellicer, ya celebre poeta, decide mantener en el cajón del escritorio durante diez largos años el poema « Recinto »,
que escrito entre agosto de 1930 y enero de 1931, saldría a la luz en Recinto y otras imágenes en 1941. Ahora cabe la
pregunta : quién fue el hombre que le inspiró la fabricación del poema que considero el primer poema homoerótico
de la poesía mexicana.
12 Por desfortuna se tratará de una especulación no exenta de verdades, ya que no se cuenta a ciencia cierta con una
afirmación rotunda, pero todas las señales del camino nos llevan a un nombre : Germán Pardo García, el gran poeta
nacido en Colombia. Luis Mario Schneider en el prólogo de Carlos Pellicer. Versos a Esperanza (1998), transcribe
parte de una carta que Pellicer enviara desde Asís a su amigo Guillermo Dávila radicado en París, el 23 de octubre de
1927. Pellicer escribe : « El amor fue para mí siempre una pena dulce y un noble silencio. ¿ Hallé alguna vez
reciprocidad ? Sí, una vez sola. Pero para que todo fuese perfecto, la reciprocidad se cumplió con el mar de por
medio, es decir, cuando nos despedimos para siempre » (7). Al término de esta frase Schneider a pie de página
señala : « Posiblemente sea el colombiano Germán Pardo García » (7). La importancia de Schneider radica en que es
el primero que se atreve a decir que Pellicer desde joven mantuvo relaciones afectivas más allá de la amistad franca
con otro hombre y que también es quien saca a la luz pública el nombre oculto objeto del amor de Pellicer. En
realidad los hechos sucedieron a finales de 1918 cuando Pellicer en calidad de representante de la Federación de
Estudiantes de México viaja a Bogota. Boyd G. Carter en su artículo « Rodeando a Germán Pardo García y su obra :
enfoques y juicios », documenta el encuentro de los dos jóvenes poetas, Pellicer de 21 y Pardo García de tan sólo 16
años :

1918-28 de noviembre. En este día ocurre algo en la vida del joven poeta, que decidió del resto de su dramático y grotesco
destino. Conoce imprevistamente al joven poeta mexicano Carlos Pellicer que había llegado a Bogotá y se instala en el mismo
hotel en que el magistrado Pardo vivía con sus hijos Antonio y Germán. El joven Pardo García quedó deslumbrado por los
objetos de arte y los libros en el apartamento del mexicano. Dice, hablando de sí, en tercera persona : « Los libros que Pellicer
ha llevado son motivo de su estudio y le abren otro mundo diferente del que antes conociera. Hace un mental equilibrio entre
su miseria física anterior y las maneras elegantes del mexicano y trata de imitar sus corbatas historiadas, su vida colmada de
luz, y encuentra, en su orfandad, amparo y cariño a la sombra de Pellicer, que ahora asiste al mismo colegio del Rosario y
frecuenta con Germán la cátedra de Gómez Restrepo, de literatura española y general ». Cuando el gobierno mexicano trasladó
a Carlos a Venezuela, 16 de febrero de 1920, Germán dice que "experimenta una sensación de angustia indescriptible" e intentó
seguirlo. Su padre, el magistrado, ordena que lo capturen. Observa : "La evasión en pos de su amigo queda trunca y el joven se
sume en la desesperación y se vuelve sicópata". El 2 de febrero de 1931 Pardo García, "atraído por el recuerdo de Carlos Pellicer
y por el deslumbramiento de México embarca hacia este país y llega el 14 del mes citado. Pellicer y su familia lo reciben
noblemente en el seno de su hogar", donde permaneció dos meses.

13 La fecha del encuentro es improbable, Pellicer sale de la ciudad de México el 3 de octubre de 1918, y llega a Bogota
la noche del 25 de diciembre del mismo año. Al día siguiente de su arribo escribe a su madre : « Anoche llegué a esta
ciudad felizmente » (Zaïtzeff, 52). Así que todo indica que la fecha en que se conocieron es el 28 de diciembre. En
1998 Serge Zaïtzeff dio a conocer la correspondencia de Pellicer a su familia de 1918 a 1919. Llama la atención que en
las cartas enviadas a su madre, en las que da cuenta de manera detallada de sus actividades y de las personas que va
conociendo cada día, omite el nombre de Germán. En la misiva del 25 de enero de 1919, escribe : « Tengo ya algunos
amigos que me visitan con bastante frecuencia. Jóvenes cultos y bondadosos » (69). A pie de página Zaïtzeff señala :
« Entre estos amigos se destacaron desde un principio los escritores Germán Arciniegas y Germán Pardo García. Se
supone que el poema « Alba nueva » escrito en Bogotá el 3 de enero de 1919 le va dirigido –dice « A G P G ». Cabe la
pregunta ; qué impresión tan poderosa causó Germán Pardo en Pellicer para que a los siete días de conocerlo le
dedique el soneto en el que leemos los versos : « la nueva fuente duplicó sus estrellas / y a su constancia dulce la
muerte fue sumisa. / Alégrate a la música de las torres cristalinas / que anuncian tu mesías en este nuevo Sol »
(Volumen III, 402). ¿ La nueva fuente es el recién nacido nuevo amor, y la duplicidad es el espejo del cuerpo del
mismo sexo ? ¿ La dulce muerte es el éxtasis erótico ? ¿ El adolescente Germán es el alba nueva, el mesías
transfigurado en el nuevo Sol ? Todo es posible, y más aún en la edad en la que es difícil reprimir el llamado de la
sangre que hierve y sólo puede ser apagada con el mismo fuego que la provocó. Creo que a partir de este poema,
Pellicer en el intento del ocultamiento, desarrollará lo que podríamos llamar su producción poética homoerótica que
llegará a la cumbre con los sonetos de Hora de junio (1937), de los cuales Evodio Escalante propone una lectura
como un solo poema, señalando que se trata de : « una experiencia homosexual plena y consumada asumida por el
poeta sin un dejo de culpa o gazmoñería » ( ).
14 Volviendo al epistolario de Pellicer, en la carta enviada a la madre el 7 de febrero de 1919, escribe : « Vivo en un
hotel en el que viven abogados y personas distinguidas que residen aquí en Bogotá. Estoy entre puras personas

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mayores y respetables y en familia » (74-75). Indudablemente en las dos misivas, de forma deliberada omite no sólo
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el nombre de Germán sino de su existencia misma. Escribe « Estoy entre puras personas mayores », cuando en
realidad el padre de Germán, que es abogado, vive en el hotel junto con sus dos hijos adolescentes. ¿ Qué razón lleva
a Pellicer a reservarse el nombre del nuevo amigo que le inspira el hermoso soneto ? El encubrimiento no es otra cosa
que guardar celosamente aquello que es tan íntimo que no se desea compartir, es impedir que alguien lo sepa.
15 El tiempo en que estuvieron juntos Carlos Pellicer y Germán Pardo en Bogota (un año y casi tres meses) no nos
cabe la menor duda que fue entrañable y de una gran trascendencia para Germán Pardo. Retomando lo escrito por
Carter, es todavía más revelador : el deseo de Germán de seguir a Pellicer a Venezuela, el estado de « angustia
indescriptible » en el que se encuentra, la determinación extrema del padre de hacerlo detener para evitar la huída y
el terrible desenlace de convertirse en sicópata al ser separado de su amigo. Al parecer, todos los hechos son prueba
de lo ocurrido detrás de las puertas cerradas de la habitación que cobijó la amistad de Carlos y Germán.
16 Posteriormente Pellicer viajará por Sudamérica en 1922 y por Europa de 1926 hasta 1929, pero en 1924 dedica el
poema « Melodía en Fa » a Germán Pardo, que en sus versos iniciales dice : « El viento del otoño / es una sombra do
oro/ puesta sobre tus hombros. / El viento del otoño / es solamente un hondo suspiro de nosotros » (122).
17 Los amigos quedan separados por poco más de una década, pero la intensidad del reencuentro quedará grabada en
« Recinto ». Tampoco sabemos el cuándo y el porqué de la ruptura, lo que es cierto es que Germán Pardo García
desde su arribo a México ya jamás abandonaría el país donde murió el año de 1991 a la edad de 89 años, realizando
una obra poética de inmensa importancia. La azarosa vida del poeta da para más de una novela, ya desde la infancia
se había fraguado su complicada existencia. En el párrafo que transcribo se resume lo que fue la vida de Pardo
García :

Alterado de un sufrimiento inexpresable, intentaba con el lenguaje comunicarlo a sus seres cercanos ; pero todo era inútil, el
idioma que dominaba no le era suficiente, porque su sufrimiento psíquico se le presentaba avasallándolo, como si llevara a
cuestas la culpa de ser hombre y, por lo tanto de ser ínfimamente pequeño. Esta manera de ser o de sentirse culpable, lo
compulsaban hacia una neurosis obsesiva cuya huella le marcaba como una hierra ardiente, con un sentimiento constante de
persecución y de zozobra angustiante. Clamó por la paz y él nunca pudo darle una tregua a su tremante espíritu. De este
estado, fueron surgiendo diversos encuentros con el hampa, con la lujuria, con la prostitución, con la drogadicción, la
homosexualidad y la canalla de los barrios bajos. Ficciones las más, venidas de sus alteraciones, de las que nadie puede dar
testimonio sino sólo su fantasía, misma con la que pobló su autobiografía, donde quiso que todo posible lector se estremeciera
aterrorizado (Redondo12-13).

18 Regresando a la historia de amor y a la escritura del poema, vemos que Recinto y otras imágenes, de Pellicer, está
compuesto en dos partes, la primera el poema que le da nombre al libro y la segunda, correspondiente a « Otras
imágenes », son poemas escritos entre 1931 y 1939. Destacan las dedicatorias a Margarita Quijano, la novia de
Ramón López Velarde, Diego Rivera, Luis Barragán, Eduardo Villaseñor, Manuel M. Ponce, Efraín Huerta, y el
soneto titulado « Al poeta colombiano Germán Pardo García », del cual transcribo los dos tercetos que por sí mismos
hablan :

Germán, toma este cielo mexicano

que de ángulo empuño hasta tu mano

y te lo doy ¡octubre azul, tuyo y mío !

Siento la poesía y sin nombrarla

pienso en ti. Sola está. Sólo el rocío

puede, como tus manos, despertarla.

19 Indudablemente Germán ya se encuentra en México, y el poeta amoroso le obsequia al visitante el manto azul que
cubre la geografía entera de su país, qué regalo más inmenso, porque el destinatario es el único capaz de convertir en
poesía el pensamiento con el simple roce de sus manos.
20 Hasta aquí la historia pública y juvenil de estos dos grandes poetas, cuya relación más íntima e intensa,
especulamos, quedó cifrada en uno de los poemas amorosos más deslumbrantes de la poesía del siglo XX.
21 Entrando en el terreno poético, Pellicer señala como fecha de la escritura de « Recinto » de agosto de 1930 a enero
de 1931, es decir días antes de la llegada de Germán, pero si algo es cierto es que Pellicer en su intención de « ocultar
lo oculto que ocultamos », bien pudo cambiar la fecha del poema y premeditadamente silenciarlo durante diez largos
años. El magnífico poema, de cuyo análisis puntal me ocuparé en otro texto, consta de 477 versos divididos en 20
partes. Lo que es evidente es el uso de la metáfora y de la imagen para ocultar el objeto de su amor, pero a su vez son
estas mismas (metáfora e imagen) las que lo dejan al descubierto. El oscuro cristal de las palabras se convierte en
transparencias de signos y significantes. En la epístola enviada a Guillermo Dávila desde Roma en junio de 1928,
Pellicer escribe en referencia a Camino (1929) sobre los basamentos de su poética :

Es un torrente de imágenes. A veces las imágenes son dobles o triples y se prestan a confusiones y oscuridades. […] Nada o casi

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nada le debo a las « novedades » literarias europeas. Yo continúo la tradición del verso con una cierta personalidad para
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ejercitarlo, adecuándolo a la imagen, liberándolo frecuentemente de la esclavitud del consonante. Las vocales me bastan para
poner en acción toda una máquina del ritmo. A veces los adjetivos los convierto en sustantivos. Mi construcción no es siempre
correcta. Yo lo sé. Pero siempre es poética. Sí : yo soy un tradicionalista, pero no estático sino dinámico.4

22 Efectivamente, « Recinto », en algunas estrofas se convierte en un cúmulo de imágenes engarzadas, pero desde los
versos iniciales el amor se impone en la plenitud del amor correspondido, baste citar : « Y a ti, por ti y en ti vivo y
adoro » (321). A lo largo del poema se hace elusivo el género, lo llama « adorada persona ». Como una gran sinfonía,
el poema va subiendo de gradación, hace giros insólitos, y también extiende largos compases sostenidos en una sola
nota. Lo manifiesto es la historia de un amor, pero a puerta cerrada donde : « La mórbida penumbra / enlaza
nuestros cuerpos y saquea / mi ternura tesoro » (323). El homoerotismo se podría decir que es el leimotiv, pero bajo
la consigna de ser encubierto y alejarlo de la indiscreción, de ahí la consigna : « Y arriesgado es besarse / y oprimirse
las manos, ni siquiera / mirarse demasiado, ni siquiera / callar en buena lid… » (322). El amor carnal prohibido
entre los dos hombres debe permanecer en total secrecía porque es un « amor que es de otro modo » (336). La
complicidad de los amantes, el gozo de sus caricias y de su « inmensa dicha » (325), quedan sellados en el pacto
mutuo : « Este amor que ascendimos y doblamos / para ocultar lo oculto que ocultamos (325).
23 Pellicer firma como término del poema enero de 1931, es decir un mes antes de la llegada de Germán a México.
Indudablemente se trata de un ardid del poeta, y como si el amor vivido fuera un objeto robado lo mantiene bajo
llave durante diez años, al igual que el ladón que vende la joya hurtada mucho tiempo después de cometido el delito.
24 Antes de Pellicer, en México, nadie había osado escribir un poema de temática gay (utilizo el término par estar más
acorde con la época actual), Salvador Novo escribe « Nuevo amor » en 1934, y Xavier Villaurrutia « Nocturno de los
ángeles » en 1936. El celebre Grupo de Contemporáneos lo integraban, entre otros, los poetas ya mencionados,
Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, así como Elías Nandino y Jaime Torres Bodet, todos ellos
homosexuales. Recientemente se han sumado las leyendas de Gilberto Owen, Bernardo Ortiz de Montellano y Jorge
Cuesta, lo que se debe tomar con mucha reserva. De los testimonios de los escarceos homoeróticos de esa época en
voz de los propios protagonistas, sólo contamos con los de Elías Nandino (Una vida no velada, 1986), y los de
Salvador Novo (La estatua de sal, 1998).

De la publicación de Recinto, Pellicer narra a Emmanuel Carballo :

Pudo ser un cuaderno con unidad. Lo agrandé para cobrar más. (El editor tuvo, en esto, parte de culpa), comentó con
socarronería. Allí cuento una historia de amor que se cumplió de cabo a rabo. En esos poemas hay algunas cosas apreciables,
más apreciables por lo humano que por lo poético. (Carballo, 121)

25 La confesión es contundente, aunque evade el género más no el cumplimiento cabal de la historia contenida en el
poema, lo que le otorga el carácter autobiográfico desde la perspectiva del protagonista. Al terminar de escribir estas
líneas me entra la culpa de no respetar el pedido del amante : « Que se cierre esa puerta / que no me deja a estar a
solas con tus besos » (322), y en nuestra vocación de exhumadores indiscretos, abrir de par en par las puertas para
atestiguar la dicha de los amantes fundidos en un solo cuerpo, el cuerpo del poema.

Bibliographie
Aguilar, Enrique. Elías Nandino. Una vida no/velada. México : Grijalbo, 1986.
Bataille, George. El erotismo. México : Tusquets, 2008.
Carballo, Emmanuel. Protagonistas de la literatura mexicana. México : Porrúa, « Sepan cuantos… », 1994.
Carter, Boyd G. « Rodeando a Germán Pardo García y su obra : enfoques y juicios » Bogotá : Thesaurus. Tomo XXXIII. Núm.
3, 1978.
Escalante, Evodio. « Una obra maestra « desconocida » de Carlos Pellicer. Los sonetos de Hora de junio ». México : Revista de
Literatura Mexicana, UNAM, 2003.
Hesse, Hermann. Demian. México : Grupo Editorial Tomo, 2002.
Monsiváis, Carlos. « Prólogo », Jacinto de Jesús, México : Fontanarama, 2001.
Novo, Salvador. La estatua de sal. México : CONACULTA, 1998.
Pellicer, Carlos. Poesía completa. Edición de Luis Mario Schneider. México : Universidad Nacional Autónoma de México,
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Ediciones del Equilibrista, 1996.
_____ Cartas desde Italia. Edición, presentación y notas de Clara Bargellini. México : Fondo de Cultura Económica, 1985.
_____Correo familiar (1918-1920) Edición y prólogo de Serge I. Zaïtzeff. México : Factoría ediciones, 1998.
_____ Versos a Esperanza. Edición de Luis Mario Schneider. Toluca : Instituto Mexiquense de Cultura, 1998.
Redondo, Brígido. « Prólogo ». Pardo García, Germán. Himnos de Orfeo. Sonetos. Campeche : Casa Maya de la Poesía / Frente
de Afirmación Hispanista, 2002.
Villaurrutia, Xavier. Nocturno de los ángeles. México : Hipocampo, 1936.

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Notes
1 En los poemas de Carlos Pellicer citados a lo largo de este trabajo se utilizará esta edición. Carlos Pellicer. Poesía completa,
edición de Luis Mario Schneider (México : Universidad Nacional Autónoma de México, Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes, Ediciones el Equilibrista, 1996).
2 Poesía completa, III, p. 195.
3 Poesía completa, III, p. 292.
4 Ibidem, pp. 104-105.

Pour citer cet article


Référence électronique
León Guillermo Gutiérrez, « Carlos Pellicer y Germán Pardo García », Amerika [En ligne], 8 | 2013, mis en ligne le 21 juin
2013, consulté le 18 juin 2020. URL : http://journals.openedition.org/amerika/4006; DOI: https://doi.org/10.4000/amerika.4006

Auteur
León Guillermo Gutiérrez
Universidad Nacional Autónoma de México

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