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A manera de sinopsis

I
El texto es un tejido legible. Existen casos límite: los quipus, el sistema de
cuenta incaico que consiste en la representación por medio de nudos de
diferentes cantidades administrativas. También en la vestimenta Ikoots los
bordados, con temas marinos, sintetizan los acontecimientos de la vida
cotidiana y sagrada de ese pueblo de pescadores. Todos los textos son tejidos,
pero solo aquellos tejidos legibles constituyen un texto. Esto, por supuesto, no
es una división natural entre los tejidos (no existe una cualidad inherente al
tejido que exija diferenciar entre tejido y texto) sino una consecuencia de que
exista un receptor del mensaje, o más bien un intérprete. Cualquier tejido que
pueda ser leído constituye un texto, si la totalidad de los tejidos constituyen
textos es otra pregunta que considero ocioso formular (aunque evidentemente
se ha hecho, en esto consiste gran parte del trabajo filosófico de Derrida,
argumentando a favor, y el de J. Searle, respondiendo).

El Tejido urbano es un caso específico de tejido. Este se vuelve texto cuando


es leído, pero no existe únicamente como tal, sino también materialmente. La
ciudad existe, aunque no como un objeto concreto cuyos límites puedan
señalarse con exactitud todo el tiempo, sino como un proceso. O mejor dicho,
como la confluencia de diferentes procesos que confluyen en un espacio
determinado del tiempo.

I
Abre una conversación entre Kublai Khan y Marco Polo. [Considerar que El
Millón, el diario de viaje de Marco Polo ha influido a casi toda la literatura
italiana desde el alto renacimiento hasta nuestros días] En ella se ha revelado
que todas las narraciones que ha hecho Polo al emperador no han sido sino
redescripciones de una primera ciudad original: Venecia.
La elección de Venecia es natural, pues es la ciudad de origen del
protagonista. También por la potencia que esta ciudad lagunar posee como
símbolo de sí misma, aunque esta ya no es decisión de Polo, sino de Calvino
quien es fiel a la tradición italiana del retorno sentimental a la Città como
espacio de la memoria. [También lo serán Fellini, Chirico, y en menor medida
Baricco; el microcosmos de Magris también entiende la memoria como el
material con el que teje sus fibras la ciudad.
El tema del símbolo y la memoria es recurrente a lo largo del libro. Aquello
que se recuerda de la ciudad, piensa Calvino, es lo que uno puede hacer
símbolo.

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