Está en la página 1de 1

A pesar de la popularidad actual del título, en la Antigua Roma no existía el título de emperador romano,

sino que este título era más bien una abreviatura práctica para una complicada reunión de cargos y
poderes, el primero en ostentarlo realmente fue Miguel I Rangabé a principios del siglo IX.

La discusión sobre los emperadores romanos está influenciada por el punto de vista de los historiadores.
Los mismos romanos no compartían los modernos conceptos monárquicos de imperio» y «emperador.
Durante su existencia, el Imperio romano conservó todas las instituciones políticas y las tradiciones de la
República romana, incluyendo el Senado y las asambleas.

La autoridad legal del Emperador derivaba de una concentración de poderes individuales y cargos
preexistentes en la República, más que de un nuevo cargo político. Los emperadores continuaban siendo
elegidos regularmente como cónsules y como censores, manteniendo así la tradición republicana. El
emperador ostentaba en realidad los cargos no imperiales de Princeps Senatus (líder del Senado) y
Pontifex Maximus (máxima autoridad religiosa del Imperio). El último emperador en ostentar el cargo
fue Graciano, que en 382 lo cedió a Siricio, convirtiéndose desde entonces el título en un honor añadido
al cargo de obispo de Roma.

Sin embargo, estos cargos solo proporcionaban prestigio a la persona del Emperador. En la figura
imperial se reunían las figuras autoritarias del imperium maius (comandante en jefe militar) y de la
tribunicia potestas (máxima autoridad jurídica). Como resultado, el Emperador se encontraba por
encima de los gobernadores provinciales y de los magistrados ordinarios. Tenía derecho a dictar penas
de muerte, exigía obediencia de los ciudadanos comunes, disfrutaba de inviolabilidad personal
(sacrosanctitas) y podía rescatar a cualquier plebeyo de las manos de los funcionarios, incluyendo de los
tribunos de la plebe (ius intercessio).

El Emperador era la máxima autoridad política, religiosa y militar en el Impero Romano. El Senado le


concedió todas las atribuciones.

El Senado acataba las ordenes del Emperador, Se les gana o se les extermina era lo que solía decir
Augusto. El año 28 d.C. purgó a los indignos y se nombró Principe del Senado.

Para garantizar una eficaz administración, algunas provincias fueron cedidas a los Senadores. A estas se
les llamó Provincias Senatoriales.

Las Prefecturas eran las instituciones encargadas de velar por el bienestar de la población.

También podría gustarte