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ST RACMA » ESPASA = HOY Edin cna Tronme and Reeve. The Aero 'of Vicece fom Domestic Abe 12 Political Terror, Basic Books, 1997 fm © Basic Books (Grupo Pessos) 1992, 1997 © Espasa Calpe, S.A. 2004 Disefio dela coleccén: Teams sce de cubieta: Photoles. Brad Wilson Fealizcin ce cubiere: Angel Sane Maca Depéste Jel M, 16208-2004 ISBN: €6-670-14733, Reservados das los derechos. No prone seproducinsmacenenstemas de reenperacia enfin eisai pre don miosis et eo) co, matnio,ftocopa, sabes, fem en permit pees de Ios ‘ctulares de los derechos dela propiedad intelectual, permit peed EEzpasa,en eu deseo de mejorar sus publicacione,agradeced cualquier sugerencia que los Iecoree hhegon al depsstamenia editorial por corre electrSneo: sugeenineespasaea pres en Expada/Printed in Spain mpresion: Heras, S.A. Eadtoral Expea Calne 8. A, ompleja Ace - Edificio 4 “Via de es Dos Carls, 33 28224 Pomuelo de Alarcén (Madi) CHOSCSSHOSSOSHMSLSIPSSESSSCSFSSSGSSOSHESEHSVSSSISSSESOHOOHSSSBSSOSSOS V\ RECEP ERA OM Antes de comenzar pensaba que lo que tenis entre manos ra un cuento casi excesivancente mascuino, ana sage de i= lidad sexual, embicin, poder, traiciin, mete y vengan= : 21. Pero parece que las mujeres se ban becbo con el poder; entroron desde las periferas de la bistorie pars exigir que ze inclineran sus propias iragodias, bistoris y comedies, obli- séndorme a doblar mi narrative com todo Hpo de sinuesas compleidades para ver vt troma “mascallng’, por dacilo de alguna mera, «través del prismea de wu lado inverse 9 "fox . imenina”. Me parece que las majeres seblan racy biem qué es- taba baciendo; sus historias explica, e incluso resumen, lat de los honbres, La represin es un fraje sin costuras; wna so- ciedid que es autoritaria en sus ebidigos sociales 9 sexales, que aplaste a ls mujeres bajo las intolerables carges del be- nor y la decencia, también produce represin en los demds, Los dctadores siempre son —o al menos lo son en piblico— nos puritanas. AS! qua, despuds de tado, rerulta que mis trams “masclina” y “fertenina® sor la miss bstoria.» Satan ROSHDIE, home, 1983 . UNA HISTORIA OLVIDADA La era heroica de la histeria La neurosis ttaumética de guest ‘La neurosis de combate de la genta de los sexos. ; El efecto del apoyo social... El papel de La comunidad .. B 7 25 29 56 3 61 0 7 31 B 100 108 121 5. ABUSO INFANTE. 6. UN NUEVO DIAGNOsTICo. 4. Caurivipap Dominacién psicoldgica, Rendicién absoluta..... El sindrome de trauma crénico 127 130 140 144 159 11 166 169 105 179 El entorne abusivo Pensamiento doble. Un doble yo. Ataques sobre el cuerpo. El nifio que ha crecido. Exrores en la clasificacién del diagnéstico Lanecesidad de un nuevo concept ‘Los supervivientes como. pacientes psiquidtricos 188 192 197 ‘SEGUNDA PARTE, FASES DE LA RECUPERACION: 7. UNA RELACION CuRATIVA.. 211 ‘Transferencia traumitica... 216 Contratransferencia traumdtica... 222 El contrato de terapia... (232 El sistema de apoyo del terapeut. 237 8. SEGURIDAD. 243 Ponerle nombre al problem: 245 Restablecer el control....... 249 Establecer un entorno seguro 253 Completar la primera fase... 266 10. ‘RECUERDO Y LUTO... Reconstruit la historia. ‘Transformando el recuerdo traumético..... Llorar la pétdida traumatica RECONEXION.. Aprendiendo a luchar Reconciliarse con uno mismo Reconectarse con los demée. Encontrar la misién del superviviente.. Resolver el tcauma.. Comunpan... ‘Grupos para Ja seguridad...... Grupos para recordar y lorar la pérdida Grupos pars Ja reconexién 2m 23 280 289 301 303 309 313 316 322 325 330 335 349 355 371 AGRADECIMIENTOS Eate libro debe su existencia al niovimiento de iberacin femenina Su concepto intelectual es parte de un prayecto feminista colectivo ‘para reinventar los conceptos bisics de desarrollo normal y de psico- Jogfa anotmal, tanto eri los hombres como en las mujeres. Mis mento- res en este anhelado proyecto han sido Jean Baker Miller y sus colegas en el Stone Center; y mi made, Helen Block Lewis. La préctica profe- sional diatia que ha dado pie a escribir este libro comenz6 hace veinte alos con la formacién del Colectivo de Salud Mental para Mujeres en. Somerville (Massachussets). El Colectivo sigue siendo mi hogar inte- lectual, un espacio protegido en el que se pone nombre y se da validez a Jas ideas de las mujeres. Un mienybro del Colectivo, Emily Schatzow, ha sido mi colaboradora més cercana y mi socia, Hace siete afios tuve la suerte de conocer a Macy Harvey, del Cam- bridge Hospital; nuestra colaboraciéa ha dado como fruto el Progra- ma para Victimas de la Violencia, un servicio para supervivientes de ttaumas en el departamento de psiquiasria del hospital. Mary es la di- rectora del progtama, Su profundidad y su dlatidad intelectusles me hhan entiquecido. Janet Yassen, del|Centro de Crisis de Violacién de la zona de Boston, me supervis6 a miy a Emily Schatzow en nuestros pri- ‘metos trabajos con grupos de surlervivientes de incesto. Mas recien- temente también ha empezade a colaborar con el Programa para Vi mas dela Violencia, En estos thtimos aifos tambigh he tenido ei prvilegio de trabajar mano a mano con dos hombres, Bessel van der Kolk y J. Christopher 4 Perey, ambos colegas mios en el Departamento de Psiquiatela de la Hatvard Medical School. Bessel y yo hemos dado juntos cursos sobre trauma y colaborado en investigaciones. fi] fue uno de los aztifices en la creacién del Grupo de Estudio del Trauma de la zona de Boston, un seminario informal que une a médicos ¢ iavestigadores que trabajan con refugiados, veteranos de guerra y victimas de delitos eriminales, El alcance imaginativo de sus ideas siempre me ha inspirado; nuestras opiniones sobre temas de géners han dado pie a calurosas discusionss, Come a ambos nos gusta tanto estar en desacuerdo como estar de scuerdo, nuestra colaboraciéa ha sido siempre placentera, Chris Perry me ha inspirado con su generosidad de investigador y su integridad. Como investigador principal de un estudio de personas con desétdenes de personalidad, al principio se mostraba escéptico ‘ante la importancia del trauma infantil, pero puso a mi disposicidn to- dos sus recursos para poner a prueba la hipStesis del trauma, Aunque empezamos el camino siendo unos colaboradores inveresimiles, hemos recido juntos y nos hemos inflvido el uno al otro de formas inespera- das. Mi manera de pensar se ha hecho més profunda y mas rica gracias a nuestra colaboraciéa, Finalmente, estoy en deuda con los muchos alunos, célegas, pa- ciemtes y sujetos de investigaciin que han compartido su experiencia conmigo. Por motives de confidencialidad, a 1a mayorfa de ellos no les puedo dar las gracias citando su nombre. Las excepciones son aquellos que accedieron especificamente a ser entrevistados para este libro: las supervivientes de trauma Sohaila Abdulali, Sacah Buel, Sharon Simone y Ken Smith; la instructora de defensa propia Melissa Soalt, y los terapeutas Terence Keanc, Shitley Moore, Herbert Spiegel, Jessica Wolfe y Pat Ziegler. El trabajo formativo conceptual se realizé gracias a una beca de un aio en el Marty Ingraham Bunting Institute del Radeliffe College, con apoyo de Ja John Simon Guggenheim Memorial Foundation, Bessel van der Kolk, Susan Schechter y Bennett Simon aportaron sus eriticas sobre los primeros bortadores de ciettos capitulos: Emily Schatzow y Sandra Butler leyeron devotamente todo el manuscrito. Sus comenta- tos me sirvieron de mucho para valorar Ja calidad del trabajo. En la deC ECSSSEROCHCCEO COS OSTSESHS ISHS OHSEEDOOSOHOOSOOOSETEDGDOLE AGRADECIMIENTOS b i t i de efi- roducci6n del libro tuve la suerte de trabajar con dos modelos de « facia editorial: Jo Ann Miller y Virginia LaPlante, Jo Ann vigilé el ‘proceso de ediciin desde su inicio y lo mantuvo en su camino. Virginia comprendié inmediacamente qué se necesitaba para centrar el Hbto y darle su forma definitive. a Pero sobre todo estoy en deuda con mi familia. Mi marido, Jerry Bemdt, sabfa en qué se metfa cuando me embarqué en este proyecto, porque ya pas6 por mi primer libro. Debido a su dedicacién a su pro- pia visién artistica, repeté la mia, quizé incluso mas que yo. Nunca me fall6 su apoyo moral e intelectual, ni su sentido del humor. Con tantas bendiciones tan solo me queda un deseo que no me ha sido concedido. Deseaba que mi madre viviera para ver este Kbro, Su entendimiento psicolégico, su atrevimicnto = inearad ineecral, compasiéa pot los que sufren y pot los optimidos, su justficada in- Algnacién y su ¥si6n poles con mi legado, Est libro se lo dedico a su memoria. i i ! | | INTRODUCCION i ‘La respuesta hebitual a las atrocidades es borratlas de la conciencia Ciettas violaciones del orden social Son demasiado terribles como para pronunciatlas en vor alta: ese es el significado de la palabra inapronun- cable. Tas atrocidades, no obstante, sniegan a ser enterradas. Igual de poderoso que el deseo de negar laf atrocidades es el convencimiento de que la negacién no fancions, La sabiduria popular esté lena de fan- tasinas que se niegan a descansar ed sus tumbas hasta que se cuente st historia. Recordar y contar la verdad sobre acontecisientos terribles son dos requisites imprescindiblesjpara el restablecimiento del often social y para la curaciéa de las victifaas individuales. EL conflicto encre la voluntad de negar los acontecimientos hotri bles y la voluntad de desvelarlos esa dialéctica central del trauma psi- = col6gico. La gente que ha scbrevivido a atrocidades a menudo cuenta su historia de uaa manera aktamente emocional, contradictoria y frag- nientada que resquebraja su credibilidad y, por Jo tanto, cumple les dos requisitos imprescindibles: dedir la verdad y mantener el secteto. Guando por fin se reconoce la verdad, los supervivientes pueden em- pezar su curacién. Pero, con demasiada frecuencia, el sectcto es el que gana, y la historia de ese aconteciniiento traumitico no sale a la super- “ficie como una narracién verbal, sito como un sintoma, 4 Los sintomas de angustia psicolégica de las personas traummatiza- Ilaman la atencién sobre la existencia de un secreto impronuncia- x, al mismo tiempo, disraen Ih atencin de ella. Esto resulta atin 1g ‘mas aparente en In forma ea que les personas traumatizadas fluetian entre mostratse indolentes y revivir el aconteciméento. La dialéctica del {eauma da paso a complicadas, y en ocasiones misteriosts, ateraciones de Ia conciencia, que George Orwell, uno de los anés comprometicos defensores de la vetdad de nuestro tiempo, llamé «pensamiento dor Ble» y que los profesionales de la salud mental, que buscan una detinn isn tranquila y precisa, laman «disociaciéay, Esto tiene como resulta, do los sintomas proteiformes, dranéticos y a menudo extrafio’ de la histetia, que Freud reconocié hace un siglo como una expresion distra- zada del abuso sexual dusance la infancia, ‘Tanto los testigos como las victimas son suscepeibles de Ia dialécti- . Al igual que las persones taumatizades, se nes ha impedido el conocimiento de nuestro pasado. ¥, lo mismo eve ellas, nosotros también necesitamos comprender el pasado para recla- ‘mar el presente y el fucuro, Por consiguiente, para comprender el tran, ‘ma psicol6gico debemos comenzar redescubriendo la historia, Los psicdlogos clinicos conocen el momente privilegiada en que las ideas, sentimientos y recuerdos reprimidos salen a la supesficie en Taconciencia. Bsos mementos ocurren tanto en Ie historia de las sce. dacles como de los individuos. En los aos setenta, as portavoces del movimiento de liberacisn femnenino Hevaron a la conciencia piblica los frecuentes crimenes de la violencia de género. Las victimas que habian sido silenciadas empezaron a contar sus secretos. Como residente de FOOCHSSOSESCROHHOHSESSHSSSSCSSFSSSESSOET SSE SSESHOSSSESSIOSSSHSHSHSOD INTRODUCCION cy psiquiatcfa, escuché de mis pacientes numerosas historias sobze violen- cia,sexual y doméstica. Debido a mi afiliacién al movimiento feminista, pude hablar en contra de Ia negacién de las auténticas experiencias de las mujezes dentro de mi propia profesién y exponer aquellos hechos de los que habfa sido testigo. Mi primera ponencia sobre el incesto, es- ctita junto a Lisa Hirschman en 1976, empezé a circular «clandestina- mente» como manusctito un afio antes de su publicacién. Empezamos a recibir cartas de mujeres de todo el pais que nunca antes habian con- tado sus historias. Gracias a ellas nos dimos cuenta del poder que tenia decir lo indecible y fuimos testigos de primera mano de la energia créativa que se Hbera cuando se derriban las barzeras de la negacidn y la represién "TRAUMA ¥ RECUPERACION ¢s fruto de dos décadas de investigacién y de trabajo clinico com victimas de la violencia sexual y doméstica. Tainbién refleja una creciente experiencia con muchas otras personas traurnatizadas, especialmente veteranos de guerra y victimas del terror politico. Este ¢s un libro que babla de restaurar conexiones: cntre cl mundo pablico y el privado, entre el individuo y la comunidad, entre hombres y mujeres. Es un libro sobre puntos en comin: entre supervi- vientes de violaciones y veteranos de guerra, entce mujeres maltratadas y ptisioneros politicos, entre supervivientes de enormes campos de concentracién creados por titanos que gobiernan naciones y supervi- vientes de pequetios y escondidos campos de concentracién ereados por tiranos que gobiernan sus hogares. "Las personas que han pasado por experiencias terribles padecen un datio psicol6gico predecible. Hay un espectro de desérdenes trau- miticos que van desde los efectos de un Gnico y espanteso aconteci- miento a los efectos anés complicados de un abuso prolongado y repe- tido. Los conceptos diagndsticos establecidos, espesialmente los graves desézdenes de personalidad diagnosticados frecuentemente en muje- ses, en general no han conseguido reconocer el impacto de ser victima, + Laiprimera parte de este libro eshoza el espectro de la adaptacién hu- ‘mana a los acontecimientos traumiticos y da un nuevo nombre diag- néstico al desorden psicoldgico que se encuentra en los supervivientes 20 Como los sindromes trauméticos tienen rasgos bésicos en comin, ‘el proceso de fecuperacién también sigue un camino comin, Las fases fundamentales de la recuperacién son recobrar le seguridad, recone. truir la historia del tauma y cetauras la canexiGn entre los supervivien. proceso de curaciéa y oftece un nuevo marco conceptual para la ps- coterapis con personas traumatizadas. ‘Tanto las catacteristions de log dlesSedenes trauméticos como los principios del tratamiento estén iloe. trades con el testimonio de los supervivientes y con casos extraldos de una amplia bibliografia Las fuentes de investigacién de este bro incluyca mis anteriores gstudios con supervivientes de incesto y msi més reciente trabajo sobre ¢l papel del trauma de infsncia en la condicién conocica come desor den de In personalidad orderline. Las fuentes clinicas son mis reine atios de prictica profesional en una elinica mental feeninsta y los diee ahios como profesora y supervisora en un hospital universitario. Eltestimonio de los supervivientes de traumas es el cocazdn del libro, Pare mantener la confidencialidad he peotegido a todos mis informantes bajo seudénimo, con dos excepeiones. En primer lugar, he identifcncis alos terapeutas alos que he entrevistado sobre su trabajo y, en segundo, « supetvivientes que ya habian hecho puiblico su caso. Las tablas de eases ‘Que aparecen son Sctcia; cada una de elles estd basada en la experien~ cin de muchos pacientes diferentes y no sobte la de un individue, Los supervivientes nos retan a que volvamos a juntar los fragmen- tos, a que reconstruyamos la historia, a que encontremos significado a sus sintomas presentes bajo la luz de acontecimientos pasados, He in. tentado integrat las perspectivas clinicasy sociales del trauma sin sacri. Scar ni la complejidad de la experiencia individual ni fa amplitad del contexto politico. He procurado unificar conocimientos aparentemen te divergentes y desarzollar conceptos que se puedan aplicar de la mie. ‘ia manera a las experiencias de la vida domeéstica y sexual, que es el entomo tradicional delas mujeres, ya las de la guetta y dela vida pol tica, el vetteno tradicional de los hombres Este libro aparece en un momento en. que la discusiéa piblice so- bre las strocidadles de la vida sexual y domestica ha sido posible pra, pemonubin a jento feminisa, y cuanto la discusién piblien sobre ias ‘tcidaeshbitslsn ia plcah side pele uaa dino vimiento de derechos bumanos. Estdy convencida de que el libro se controvestido; primero, porque estijescrito desde una espeativa fe rminista, y segundo, porque seta cosiceptos diagnésticos bli Pero en tercet, ¥ quiz mas importante, ugar, porque habla so we sas horribles, cosas de las que nadie quiere ofc habla He intent do is ideas con un lenguajé que preserve las : ee geal ar ebro no paoncs) road de mi profesién como 2 las vehemehtes reivindicaciones de las ene os que han sido violas y vias) He procutado encontrar un len- game que pueda hacer fete as pertvs del peasant doble y que nos pezinita a todos aceccarngs un poco més y enfrent impronunciable. PRIMERA PARTE LOS DESORDENES TRAUMATICOS 1 UNA HISTORIA OLVIDADA Ervcsmudio del trauma psiccldgico tiene una historia curiosa: una de amnesia episédica, Los perfodos de investigacién activa se han alterna- do con periodos de olvido. En el siglo pasado se emprendieron lineas parecidas de investigacién para set luego abandonadas y redescubier- jas mucho tiempo después. Gon frecuencia, los documentos clasicos hhace cineuenta o cien afios parécen trabajos contempordneos. Aun Jo eferto 5 que este campo Ue investigaciéa tiene una tradicién Be. abundante y tica, ha sido olvidade periddicamente y debe ser reclama- ® do también del misme modo, } Esta amnesia intermitente no és resultado de los cambios normales Jas tendencias que suelesi afectar a cualquier iniciaciva intelectual, = [El estudio del trauma psicolégico fio languidece a causa de falta de in- ess, sino que el tema provoca una controversia tan intensa que, con ifecuencia, se convierte en un anstema. El estudio del trauma psicol6- ico ha cruzado tepetides veces la frontera hacia los territorios de to impensable y ha erosionado dogmas de fe. Estudiar el trauma psicologich es enfrentarse tanto a la vulnerabili fad humana en el mundo natural como a la capacidad de hacer mal que hay en la naturaleza humana, studiar el trauma psicoldgico signifi |ca ser testigo de acontecimicntos'terribles, Cuando estos son desastres naturales 0 chechos de Dios», lot que los han presenciado simpatizin on faclidad con las victimas. Sin embargo, cuando han sido disefiados POC SSESSESOSISSSISWINTBSO BE308 26 por la mano humana, conflicto entre victim y perpetrader Ee ‘ cestigo se Je exige tom: ici ade 1m tentador ponerse al lado del perpetrator ne gee nico que ese pide al estig, Apela al deseo univer Jee, : 0 al conttatio le piden al estge SOM Laos, he Bea J Wadd Penn Mics to a eee Pia BOQOT FOHASAOHKISCSOSOSEDISCOHOD UNA HISTORIA OLVIDADA, 2 ‘Los argumentos de los perpetcadozes resultan irresistibles cuando el testigo se enfrenta 2 ellos en aislamiento, Si no existe un entorno so- cial comprensivo lo mis frecuente ¢s que el testigo sucumba a Ja tenta- cién de mirar a otro lado. Esto es cierto incluso cuando 1a vietima es tun miembro idealizedo y valioso de la sociedad. Los soldados que han uchado en cualquier guerra, incluso los que san consideradas héroes, se quejan amargamente de que nadie quiere conocer la autéatica ver- ded sobre Ia guerra. Cuando la victima es un miembro infravalorado {una mujer, un nifio) puede encontrarse con que el acontecimiento mis tranmético de su vida ocurre fuera del tertitorio de la realidad va- idada socialmente. Su experiencia se convierte en algo impronun- ciable. | Bl estudio del trauma psicol6gico debe extat constantemente cn lucha con la tendencia a desacreditar a la victima o a hacerla invisible ‘Allo largo de toda la historia de este campo ha existido una disputa so- bie si las pacientes con condiciones postrauméticas merecen ser cnida- das y respetadas © si merecen ser despreciadas, sin que importe si en realidad sufren o fingen, sin importar si sus historias son verdaderas 0 falsas, y, si son falsas, si ban sido imaginadas o fabricadas consciente- niente. A pesar de que existe una enorme cantidad de textas que docu- nlentan el fendmeno del trauma psicoldgico, el debate se sigue cen- “fede en una cuestién elemental: si estos fenémenos son cretbles y Ss, No solo se pone en duda repetidaniente la credibilidad de los pa- fentes; también se pone en duida fa de Jos investigadores de las condi- ciones postraumiticas. Los médicos que escuchan demasiado tiempo yfoon demasiada atencién a pacientes traumatizadas a menudo se con- fp ten cnsmpechcee pe sot col, cto se cooasnaen con contacto. Los investigadores que analizan este campo y se alejan de- jasiado de las fronteras de las creencias convencionales a menudo se ‘vin sometidos a una especie de aislamiento profesional. Mantener la realidad traumitica en la conciencia exige un contex- 1th social que reafirme y proteja a la victima, y que una a esta y al testi- en una alianza comtin. En el caso de la victima individual, este con- 0 social se crea mediante su relacién con amigos, amantes y familia. 28 En el caso de la sociedad en general, el contexto social se crea a través de los movimientos sociales que dan vox alos desamparados, For consigpiente, el estudio sistematico del trauma psicolégico de- bende del spayo de un movimicato politico, De hecho, el que dicho studio pueda ser emmprendido o discutido en piblico es, por sf mismo, une cuestioa politica. El estudio del trauma de guerra se hace legitine tan solo en un contexto que cuestiona el sacificio de vidas de hembres vanes en combate. Hl estudio det trauma cn la vida sexual y domést, sa solo se hace legitimo en un contexto ue cuestione la subordinacicn de mujeres y nifos. Los avances en exte campo s0l0 ocurten cuundo sstén apoyades por un movimiento politica lo suficientemente podero. so come para leitimar una alianza entre investigadores y pacientes, y pata conetarrestar los habituales procesos sociales de silencio y nege, ciéa. Si no existen poderosos movimientos politicos a favor de los de, Fechos bumanos, el proceso activo de preset testimonio no hace sing dar paso al proceso activo del clvdo. La reprsion, la disociaién y la negacisn son fenéinenos tanto de la conciencia social como de la indi. vidual. Durante el pasado siglo, una determinada forma de traumna psico- Jsico subié a la superficie en tres ocasiones. En cada uns de ella, la investigacién del trauma ha florecido en asociacién con un movimien. ‘© politico, El primer trauma que aparecié fue la histeia, el arquetipi 0 desarden psicol6gico de las mujeres. Su estudio florecké cater el movimiento politico republicano y anticletical francés de fineles del si ‘lo 20x. El segundo fue el trauma de guerra o neurosis de combate, Su studio comenzé en Inglaterra y en Estados Unidos después de la Pi, mera Guerra Mundial y alcanz6 su punto élgido tras la Guerra de Vietnam, Su contexto politico fue el derrumbamiento del culto a le guerra y el crecimiento de los movinmientos pacifistas. El itimo y mis Europa occidental y Norteamética, Nuestra comprensién ‘contemporé- zea del trauma psicolégico se basa en une sintesis de esas tes inees de investigecién independientes. 7 23 [UMA IISTORIA OLVIDADA | LA ERA HEROICA > LA HISTERIA Durante las dos décadas de finale del sigho aux el Seo Dae do histeria se convirtié en un objetivo) fundamental de la vost oo seria En ese momento el vérmino istria era tan Bien endo oe todos que nadie se habia tomado la de dfn de wna tematica. En palabras de un historiador, «durante veing cn hhsteia habja sido considerada une edad extn con omas incoherentes ¢ incomprensibles. La mayoria de médicos ian veer Fun enfermedad propia de las mujeres y au se otiginabe cn Graton De ahi su nombre, histeta Como expiaba on hogs i cadramitica metafora para ! thor opucso qu lov hombres ls resulta mikerien © onto = i . 4] ee patciarca del estudio de la histiria fue el gran acurélogo frmote Jean-Martin Charcot. Su reino era el Salpéteiéze, un antiguo y esome complejo hospitalario que Ilevaba tiempo siendo el oxi ce bene cencia de los mas desdichados del prolctariade paris na rostinutas y locos. Charcot transforajé Ia descuidada ins enum | Nemo dela ceneia moderna, y los joubees mds penne yan Be Gs inas de la neurclogfe y la psiquiatsia vais ciosos de las nuevas disciplinas de la sie ile i Entre los distinguidos ‘Paris para estudiar con el maestro. Eo do ti tos gue ‘tideron el peregrinaje al Salpeeriere estaban Pierre Jace Sigmund Freud? | ae . ee be ie histeria cautivé 4 la imaginacién pibhce como eee gran expedicidn alo desconocido. Las investigaciones de Charcot Loc books, Nueve York, 1970, 9-H, Bllenberger, The Discovery of the Ontowacons, Basics Books, Nt “ t ane Writings», Hise | a et to sor 19-351 (1989), cit. en pag. , Ce ee cere cn eect Bate | Too memme eae seca eve Seon ‘a Schuster, Nuevs York, 1964; B. Showaker, The Fe i Mela omen Mt Bc Can, 130 Dron, Nar Vas 5) Glin, i ‘end Classify: The Fronch Prycbiatric Profession i abi L ay Press, Nueve York, 1987. is SCH PSPS OHOHOSESSSFSSESHOESSOSSHOSHSCOHSSSIAIHHSSHOSSHOSHSSTRESE 30 cconocidas no solo en ¢l mundo de la medicina, sino también de la lite- ratura y de la politica. Sus conferencias de [os martes eran sconteci. mientos teatrales a los que acudia «an piiblico multicolor venido de todo Paris: autores, médicos, actores y actrices, damas muadanas y se- Sores de la sociedad, todos ellos atraidos por su morbosa curiosi, dad». Ea dichas conferencias, Charcot ilustraba sus descubtimientos con demostraciones en vivo. Las pacientes que exponia eran jévenes ‘mujeres que habian encontrado refugio en el Salpétrigre y que habian vivide la violencia constante, la explotacién y la viclacién, El hospital les daba mas seguridad y protecci6n de la que jamés habian conocido; para un grupo selecto de mujeres que se convirtieron en las estrellas de Jas demostraciones de Charcot, e! hospital también les proporcionaba algo parecido a a fama. Todos reconocian que Charcot tenia una gran valentia por atrever- sea estudiar Is histeria; su prestigio le daba credibilidad a un campo que habia sido considerado muy inferior a la investigacién cientifica seria, Antes de la época de Charcot, las mujeres histérices habtan sida censideradas unas manipuladoras y su tratamiento habia quedaco rele. gado al dominio de lor hipnotizadores y curanderos populares. Cuando ‘murid Charcot, Freud le elogié como el paurén liberador de los afligi- dos: «A la histérica no se le dabe ningiin crédito por nada. Lo primero que hizo el trabajo de Charcot fue devolverle la dignidad al tema. Poco # poco empezé a desaparccer esa sonrisa despectiva que Ia paciente podia esperar de la gente. Ya no se la consideraba necesariamente una farsante, porque Charcot habia defendido con todo el peso de su auto. tidad la autenticidad y objetividad del fenémeno de la histerian?, El planteamiento que hizo Charcot sobre la histeria era el de un taxonomisia, Puso el énfasis sobre la observacién cuidadosa, Ia des- ctipcisn y Ia clasificacién, Documenté de manera exhaustiva los sinto. ‘mas caracterfsticos de la histetia, no solo por esetito, sino también con £ A. Munthe, ct. pr Drinks, The Bint of Newest, pg. 86. 2S Feeud, «Chareor, £1895], en Standard Edition ofthe Complete Prycoloplect Works of ‘Sigrncnd Freud (en adelante, Standard Eaton), el. 3, ead, J. Stechey, Hopast Press, Londen 1962, pig. 19 [UNA BISTORIA OLVIDADA 3h dibujosy fotogoafin, Charcot se cent eos sintomas de Ie histeria que se puzecian al dafio neurol6gico: pardlisis motrices, Pr ca soriales, convulsiones y amnesia. En 1880 habia demostrac lo ane ex sintomas eran psicolégices, ya que se podian inducir ath y is nosis. Sa in abn sus pacientes histéricas, lo cierto es que no sentiz ningin interés por su i fc ian | vida interior, Contemplaba sus emociones como sintomas que debi ser catalogads. Deseibi6 su habla como evoedizaciény. Su ocd hacia ss pciemes queda evident en lt ransctipeién de una de sue | Conferencas de los Mares, en a que uns joven en trance hipnéticn estaba siendo utilizada para demostrar un ataque bistérico con eo! Cuurcor: Volos resins sobre l punto hsteogénics, [Un médica soca a pace a a el oven] Ya mpen te vs, Oesonanents fas pacientes Hegan a motdesse la Iengua, pero esto no es frecuente- cepalda arqueada, que tan bien describen en los libros de texto. > ACIENTE: Madre, tengo micdo. Ekinror Oturcn deals enosonl ideas qu descent ol jente vuelve a gri- ‘pronto velveremos al comporuumiento epileptoide. (La paciente a eon Cnt oe fe resten ani «teat. S pda ci aque er mucho nuido y poeas aueces* {La ambicién de los seguidores de Charcot em demoster cud era leansa de la bisteriay asi superar su trabajo. Laila csr i {re Janet y Freud. Cada uno de ellos quesia ser el pri ere ec aan deseabrinint. Estos invesignores se daton sown Sm che i et ie ep Se a Sent Sa ma ee ere ce eee So a et a Bi ‘Yotk, 198, 32 cuenta de que, para aleanzar su objetivo, no bastaba con observar y clasificar a las histéricas. Era necesario hablar con ellas, Durante una breve década, hotabres de ciencia escucharon a Jas mujeres con una de- vociéa y un respeto que no ha tenido parangén ni antes ni después, No eran infrecuentes las reuniones diatias con pacientes histéricas, y muchas de dichas sesiones se alargaban durante horas. Los casos esti. diados en este perfodo eran casi como colaboraciones entre médico y paciente, ‘Las investigaciones dieron su fruto. A mediados de la década de fos noventa, Janet, en Francia, y Freud con su colsborador Joseph Breuer, en Viena, habjan Hlegado por separado a formulacioties sor- prendentemente parecidas: la histetia era una condicién causada por el trauma psicol6gico, Reacciones emocionales insoportables a aconteci- mientos traumaticos producian un estado alterado de la conciencia que, a su vez, creaba los sintomas de la histetia. A esta alteracién en le conciencia Janet la llam6 «disociacién» ; Freud y Breuer la llamaron «doble conciencias™. Tanto Janet como Freud reconocieron la similitud esencial entre los-estados alterados de conciencia inducidos por,el trauma psicoldgi: co y aquellos inducidos por la bipnosis. Janet creia que la capacidad de disociacién o de trance hipnético era una sefal de debilidad psicolépi- cao de capacidad de sugestin. Freud y Breuer argumenteban lo con- tratio: que Is histeria, con sus asociadas alteraciones de concieacia, po- dia darse entre «personas del més claro intelecto, de la mis grande fuera de voluntad, con el mayor carécter y con la més elevada capaci dad ctitica» ®, Tanto Janet como Freud reconocfan que los sintomas somaticos de Ja histetia eran reptesentaciones disfrazadas de acontecimientos inten- samente perturbadores que habjan sida bosrados de la memoria, Janct describic a sus pacientes histéricas como gohernadas por «ideas sub- 1 P. Janes, automo pryebolopgne esi de pacbaogieexpbinentale sr let foots ine Hicares de Factvté barmaie, Pix Alen, Pais, 1859, Soctt Piers Janct/Poyo, Pat, 1973, 8 J-Brouer y§, Freud, «Studies on Hystrian, [1883-1895], en Standerd ditog, al 2 ra J. Strachey, Hogerth Press, Leadtes, 1955, 2 Thidem, pg 1B. ‘UNA HISTORIA OLVIDADA 2B i | conscientes fijao> derivadas de Jos recuerdos de hechos trauméticos *. Breuet y Freud, en una secpinlaciga inmora excbiezon que alas ist: sufren princi je réminiscencias» “, ae doe Bela en viecada el siglo x1x, estos investgedores también babian descubierto que los sintomas histécicos podtan se ae {sind cundo los recuerdos tunis, at como las intensasemcrio- Fes que los acompaiiaban, eran recuperados y Pesos ge pbs "Este método de tratamiento se convtt6 en la base de laps jae + deena, Janet amd a la técnica sands picoliico Brees 3 Frond, sbreacciony 9 eeatatsio y postesfomnente, Freud, epsicoandiis Pero ef nombre més sencillo, y quiz4 el mejos, se lo invent ts Brevet, una joven intelikente, talentosa y gravemente p Eibada ee is ce seu ie fe! Anna O. Ella land a su intimo es la «cura de 8, ; ; oe leboracone entre médfco y paciente adauiiron bale dad de expedcones, 9 bs que las cin al ee iode! bier ppodia encontrar en la dolorosa reconstruct mea de ener escribir su trabajo con una baciente, Janet observs que, a me se se desarrollaba el tratamiehto, l deseubrimiento dels a was recientes dba pao ale exploracin de heshos anerores, «AL itar Ia capa superficial de los enghfios, favoreci Ia aparicién de vs ytenaces ideas jas que todevh permanectan en lo mis profundo Ge gu mente, Estas ‘kimas tambign desaparecieron, teniendo coms consecuencia una gran mejoriay', Al deseribir su trabajo con Anne O, Brewer ablaba de segue hacia ars eile dela memering 7. Fae Fred quien sigié ms es lly ,fvarobiemente,e Te ale exploracn de Ia vida seful de as mujeres. pes de una antigua tradicién clinica que recondcis la asociacién entre les si Segén Fllesbergt, Jes fe el prinero fn zea palabra subconiceme, H. Eber The Dison of te Dein sep 43,8 8. 2 J Beeuery§:Fread, Steir on Hers ob. ct ve Jee ei tole ides aay, Ree Pope 91485) sy po Seber Do ‘ igs. 355 986. cz. por Elknberger, Discovery ofthe Unonscows, pig. Teer Fel Saar on Hye hd 89 DEDOSSSSSHSSOHHSSHHPSSSIHOTFSHLHMSOHHOSHHGSSSSHSCSSEHSEOSSEHIGSHOD 34 de la histeria y la sexualidad femenina, los los mentores de Freud, ¥ Breuer se habian mostrado muy escépticos ante el papel de eet na ¥ ota vez de asaltos sexuales, de abusos y de incesto, Sieui hacia ateds el bilo de Ja memoria, Freud y sus pacientes Jestonces Suportantes hechos travméticos de la infancie escondides bajo otras Saperiencias mis recientes y relativamente trivales que habian dispa, {ado el comienzo de los sistomas histéricos. En 1896, Freud orcla na, ber encontrado el origen de la enfermedad. En un inforine aobee che, Gioche casos titulado Le stialoga de la histeria hacia una afimmacien eto que pueden ser reproducidas a través del tral ili. ; tray ajo del psicoanali- sis. te de que hayan transcurtide décadas, Considero que este es mena nmportans: el descubsiniento den eau Bien europe, Un siglo después sur informe todavia ris ? c rivaliza con descripcion contempordneas sobre los efectos de los dbusos sexuales en le ofane | Fs un documento brilante y compasivo, y etf argumentado one clo. 1, BeeweryS, Freud Studies on Hater, ace pgp, 259-260 WS Freud, The Astology of Hysteror, (8961, en Se ‘ey, Tones Pres, Lond, 152, pip 2087 Mer Elton wo. 9, sad. Sr UNA HISTORIA OLVIDADA 35 éuencia y minuciosamente razonado. Su triunfante titulo y su exulcanve tono sugieren que Preud consideraba que su contribucién era un gi- gaatesco logro en ese campo. + Sin embargo, la publicacién de La etrologia de ta histeria significs el fin de esta linea de investigacién. Tan solo un afio después, Freud habia tepudiado en privado la teosla traumdtica de los origenes de la histetia, Su correspondencia deja claro que estaba cada ver més preo- expado por las radicales implicaciones sociales de su hipétesis, Le his- ‘eria era tan comtin entre las mujeres que, si las historias de sus pacien- tes eran ciertas y su teoria eta correcta, se vetfa obligado a concluir que Tp que él llamaba «actos pervertidas contra los nifios» eran endémicos, no solo entre el proletariado de Paris, donde estudié por primera vez In histeria, sino también entre las respetables familias burguesas de ‘Yiena, donde habja instalado su consulta. La idea era sencillamente inaceptable. Estaba lejos de ser ereible, 2 Enfrentado a este dilema, Freud dej6 de escuchar a sus pacientes femeninas. El punto de inflexién queda documentado en el famoso ¢as0 de Dora. Este, el ultimo de los de Freud sobre histeria, parece nis una batalla de voluntades que una empresa de colaboracién. La interaccién entre Freud y Dora ha sido descrita como un «combate emocional» !. En este caso Freud todavia reconoce la realidad de la experiencia de su paciente: la adolescente Dora habla sido utilizada Como un premio en las elaboradas intrigas sexuales de su padre. Este Ie habia oftecido como juguete sexual a sus amigos. No obstante, Freud se negé a validar los sentimientos de ita y humillacién de Dora. En lugar de ello, insistié en explorar sus sensaciones de excitacién se- ual, como si Ia situacién de explotacién fuese una satisfaccién de sus En un acto que Freud consideré como una venganza, Dora de- terminar el tratamiento. | % Me Bompacte, A. Preud 7 E Kris (de), The Origin of Pgchoanalyt Leto to Wiel __ Hien, Drafts and Notes by Signed Freud, Basics Books, Nueva York, 1954, pgs, 215.216, i #8. Freod, Dons: An Anolis of a Case of Fyueria, od. P- Bil, Collet, Nueva Yor, 1963, ‘Big 1B, Pare une erica fesse del caso Dots, wanse HB. Lewis, Piyehic Wer in Me ord ome, New York Univesity Press, Nueva Yous, 1876; C. Berabeimer y C, Kahane (eda), fr Boss Cae Fret Finis, Columbia Univers Pes, Nea Yor, 1985. 36 La rupture de su alianza marcé el amargo final de una era de cola- boracién entre ambiciosos investigadores y pacientes histéricas. Du- ante casi otro siglo, estas pacientes volverian a ser despreciadas y si- lenciadas. Jos seguidores de Freud sentian un especial rencot hacia Ja rebelde Dora, que posteriormente fue descrite por tin discfpula como ‘une de las histéricas més repulsivas que conocié jamais», Freud cred el psicoanilisis sobre las ruinas de la teoria traumitica de la histeria. La teorfa psicolégica dominante del siguiente siglo se basé sobre Ja negacién de la realidad de las mujeres”, La sexualidad sigui6 siendo el objetivo central de la investigacidn, pero el comexto social de explotacida en el que tienen luger las relacioncs sexuales se hizo practicamente invisible. El psicoandlisis se convirtié ea el estudio de las vicisitudes internas de la fantasfa y el deseo disociadas de la rea- lidad de la experiencia. En la primeta década del siglo xk, sin siquiera presentar documentacién clinica de falsas quejas, Freud concluyé que Jos relatos de sus pacientes histécicas sobre abusos sexuales en la infan- qbra de teatro, Los derechos de las mujeres. Bajo su nombre real, Bertha Bappenheim, se convirtié en wna destacada trabajadora social feminis- t en una intelectual y una organizadora politica. A To largo de una © grolongada y fructifera carrera dirigié un orfanato para niéas, fund6 Gna crganizacién feminista para mujeres judies y viajé por toda Euro- ga y Oriente Medio haciendo campaiia contra la explotacién sexual de anujetes y nifios. Fuezon legendarios su fuerza, su energia y su compro- fhiso. En palabras de un colega, «En esta mujer vivia un voleén (...] Su ‘a contra el abuso de mujeres y nifios le producia casi dolor fisi- La cies feminist de [a prcolgiafemenina de Freud evolaminoss, Pars dos ejemplos sce, véanse K. Horney, «The Plight From Womanhood: The Masculinity Complex i» Wo- jen as Viewed by Men ead by Womens, International Journal of Prycbo-Anabats 7: 324329 1 926), y K. Mile, Seseal Pokey, Doubleday, Nueva York, 1968, 44 £0, Cuando murié, el filésofo Martin Buber le rindié i ‘«No solo Ja aduniraba, la queria, y la seguiré quaicadotaa dae ‘me muera, Hlay gente con esptria y gente con pasin; ambas cosas con ucnos frecuentes de Jo que cabe esperar Peto ain menos frecuentes son las personas con espiritu y con pasién. ¥ atin més caro es un espiii tu apasionado, Bertha Pappenbeim eri na mer con un copie ask Higamcs que su memoria pevivs, Samos tetgos de que sigue exis endow, nu testanento expres el deseo de que aque que vi tern 2 unba dejaren une pequstia ped, «como una promea len doe le servir a la mision y al deber de las mujeres y de su alegria .~] sin flaquear y con valov»®, , ™ LA NEUROSIS TRAUMATICA DE GUERRA La realidad del trauma psicologico se i conciencia pales con actos dels Paness Guero Masten cota aga gusta de despste micron mis de ocho millones de hom- es en cuatro aios. Cuando se acibé la carnicerfa, cuetro imoperi eucopeos habfan quedado destruidos y muchas de las creencian que sostenfan ala civilizacién occidental habian queda pulvetizaies ___ Una de las muchas bajas dela devastacién de la guetta fat la du- siGn de honor y gloria mascalinos que suponia la batalla, Bajo cond ciones de incesante exposiciin aloe horzozes dela guerra de tinche. ts Tos hombres ehipeacon a vente abjo ea eas spabalantes 608, sometidos a una iquilacio Casa in, ew comapaferos y sin esperanza de talvacin, machos soldadoe eiapesaron a actuar como mujeres histricas. Gritaban y oraban descontrolade. mente, Se quedaban paralizados y no podian moverse. Se quedaban * Gi por M Kaplan, cAan O nd Bertha Ppp: As Hoe MRomsbaim 7. Merle oh stephen ene oe + peri ovens cana Gece Papen: Her Hog, nM. Rove ¥M Morale Ame ab oi elp nen te oom a © Cit. por M. Keplan, «Anna O and Bertha Pappenhein, ob. ct, pig. 1M. ‘UNAMISTORA OLIDADA * saudos v no respondian a estimulos) Perdis la memoria y su capaci- dad pacasensorial, El niamero de bajas psiquiétricas era tan grande que ge tuvo que pedir a los hospitales que lus acogieran, Se calcula que los trastornos mentales supusiexen el 4 por 100 de las bajas britdnicas en hatalla, Las autoridades militares intentaron ocultar los informes sobre las bajas psiquitricas porque tenian| un efecto desmoralizados sobre la poblacién ®. Tnicialmente los sfntomas del dérrurmbamiento mental se atribuye- ron a una causa fisica. El psicélogo briténico Charles Myers, que exa- mind alguno de los primeros casas, attibuyé sus sintomas 4 la conmo- * cién causada por los efectos de las bombas y Jamé a este desorden nervioso «rauma de bombax #, El nombce cugj6, mnque enseguida fue evidente que ¢l mismo sindrome Io tenfan soldados que no babian estado expuestos a ningtin traums| fisico. Gradualmente, los psiquia- tras militaces se vieron obligados a reconocer que los sintorsas del thauma de guerra se debian a un trauma psicolégico. El estrés emocio- ial de estar expuesto de manera prolongada a la muerte viclenta era 2 Golicience para crear un sindrome geurdtico que se parecia a Ja histeria tn los hombres, i Cuando ya no se podia neger Ip existencia de una neurosis de gue- a, la contsoversia médica, de fof parecida a lo que ocurtis en el tetior debate sobre la histeria, st centré en el carécter moral de! pa- jente, En opinién de los tradicianalistas, un soldado normal deberfa tirse glorificado en batalla y 0 deberia mostrar ningia signo de mocién, Y, evidentemente, no podia sucumbir al terror. El seldado fine desarrollaba una neurosis weabnticn era, en el mejor de los casos, fan ser humano constitucionalmente inferior, y en el peos, un vago yun Sarde, Los escritores médicos e Ia época describieron a estos pa jentes como einvélidos morales» ®. Algunas autoridades militares antenian que estos hombres no s¢ merecian ser considerades pacien- ‘© Showalter, The Female Malady, eb. ct pi. 168-170. © C.S. Myers, Sell Shock in France, Catbrige Univesity Pest, Cambridge, 1540 “A. Leth SBall Shook: Commotional sd Emosional Aspects, Universi of Leadon Pets, Londees, 1915, pg. 108. SASSSSOCSCSCOOHOSEE SF IVWIAS F Om 46 tes y que deberian ser sometidos a un consejo de guerra o ser expulsa- dos deshonrosamente en lugar de dacles un tratamiento médico El defensor mis destacado de la postura tradicionalista era el psi- quiatra briténico Lewis Yealland, En su tratado de 1918, Deséxdenes his térieos de guerra, defendia una estrategia de tratamiento asada en aver. ‘gonzan, amenazar y castigar al paciente. Sintomas de histeria como el muutismo, Ia pérdida sensorial o la parélisis motora eran tratados con choques eléctcicos. Los pacientes eran maltratados por su vagancia y co- bardia. Aquelles que manifestaban el «idiculo enemigo del negativis- mo» eran amenazados con un consejo de guerra. En un caso, Yealland tumi6 a an paciente que se habia quedado sudo atsndole a ana silla y aplicando choques eléctricos en la garganta. El tratamiento siguié sin pausa durante horas hasta que, por fin, el paciente habl6. Mientras le daba los choques, Yealland Jo exhortaba diciéndole: «recuerda, debes comportarte como el héroe que yo espero que seas [..] Un hombre que ha estado en tantas batallas deberia tener més control sobre sf mismon'®, Las autoridades médicas progresistas argumentaban lo opuesto: ‘gue Ja neurosis de guerra era una condicién psiquidtrica geauina que podia manifestarse en soldados con una personalidad moral muy alta, Defenciian un tratamiento humanitario basado en los principios del psicoanélisis, El cabecilla de este punto de vista mas liberal era W, HL. R Rivers, un médico de inquieto intelecto que era profesor de neurofi. siologia, psicologia y antropologia. Su paciente mis famoso era un jo- ven oficial, Siegfried Sassoon, que se habia distinguido por su gran va- fentia en combate y por su poesia sobre la guerra. Sassoon se hizo famoso cuando, todavia luciendo el uniforme, se ailié en el movimien. ‘o pacifista y denuncio pablicamente la guerta, El texto de su Declors. ion del soldado, esctito en 1917, se lee en la actualidad como un mani fiesto contemporéneo contra Ja guesra: Estoy haciendo esta declaraciga como un acto de conscieate desaifo a la ‘utotidad milter pooque creo que la guetia esti siendo deliberadamence pro- Jongads por aquellos que tienen poder para terminar con ella, “ Ch por, Showalter, The Female Male, ob, ct, pg 177, SSSHSCOHOPDISHSS SIS SPSPSSDSSS HHSC IO SSe 7 UNA HISTORIA OLVIDADA 4 un . Convenside de que actéo en favor do Tos sodador, eo caer oe eee ‘haba, se ha convertido ahora en una guerra de agresion » conus saa | SoReal ome oem prepara ce + de esto y prolongar este sufrimiento pare aleanzax unos objet ‘consid ' s | Temiendo que Sassoon fuera sometide a un consejo de guerts, tuo de sus camaradas oficiales, Robert Graves, arteglé que fuera hos- italizado bajo el cuidado de Rivers, Su declaracién contra la * woe Seis stibuide a un colapso psicolgico. Aunque Sassoon no sin Adrumbamiento emocional iota tenia lo que Graves deseo como ‘emal estado de nervios» , Estaba inquieto, irrtabl ee atomen taban ls pets So exposicén impulses y avsiesgada a peligro Is avalide que le pusieran el apodo de ack of Low, nl erualdad, ‘egos sintomas, sin duda, le hubieran valido el diagndstico evi Atico. OPE atamlen que Rivers aplics a Sessoon estaba pensado pu a ar la eupecondad del estamiento humanitario eiastado sobre * nfs punitive enfoque ttadicionalist Su objetivo, como en toda je cine mils era devolve al paces al eombae: River po ces. ‘bh este objetivo, pero, sin embargo, si que defen aie de alin 10 de cura de charla, En vez de ser bumillado, soon oe ttado cpn dignidad y respeto. En vez de ser silenciado, ele anind aque ee qfibiera y hablara libremente sobre los horrores de er soon thspondié con gratitud: «Enseguida me hizo sentizme a salvo, y P “a erlo todo sobre mL] Daria macho por tener las srabacones de denna: de mis chatlas con Rivers. Lo que importa es mi recuerdo ue me dio su amistad y su guia»®. | ene de Rivers con so famoso paciente fue considerada r Grito, Sassoon deslegitims piblicamente su declaracién pacifista y sro Mean, Oe “Te Pw Seid Sas’ Lang June election fa the Sa sree, Nn a1, pop 3 ee etn Tar 98) Dab, Nove York 17,9 28 | SRR abe pes Bay ! 48 regresé al frente. Lo hizo aunque sus convicciones politicas no habi: camabiado, Lo que le impoles + rgtesar fc ln ald ac soe sus camaradas que seguian huchendo, el sentimiento de eulpa de haber escapado de su sufrimiento y la decepcién que sentia por lo ineficaces gue resultaban sus aisladas protestas, Siguiendo una linea de trate: siento humanitatio, Rivers habia establecico dos principios que serian utlizades por los psiguiatcas militares americanos en la siguiente guerra, En primer lugar, habia demostrado que hombres de indudable valentia habian sucumbido ante un abrumador miedo y, en segundo, que la motivacién mas efectiva para superar ese miedo era algo més fuerte que el patriotiseno, los prineipios abstractos o el odio hacia el enemigo: era el amor que sentian los soldados los tinos hacia los otros. " Sassoon sobrevivié a la guerra, pero, como muchos supervivientes con neurosis de combete, quedé condenado a enfrentarse a ella durante elresto de su vida, Se dedicé a escribir y teescribir sus memorias de guctra, preservando de esta manera la memotia de los que habian cafdo y defen, iendo la causa del pacifismo, Aunque é se recuperé de su «tal caso de necvios» lo suficiente como para tener una vida productive, siempre le porsiguid el tecuerdo de aquellos que no babian tenido tanta suette, ‘Trauma de guéita, ~ 4 Rant Sigel Wo: Shon ond Mail Te mse 28 0f War), Heber, Nueva York, 1947, pig. t. (ered The “em > Tan iy SSSSOSSOSSSSESSSSSVSSS HESS H VOY b ‘UNA HISTORIA CLVIDADA ot Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial legé el zena- del interés médico por la neurosis de combate. Coa la esperanza de \contrar un tratamiento sépido y eficaz, los psiquiatras militares in- won quitar el estigma a las reacciones de estrés del combate. Por imera ver se reconocié que cualguier hombre podia venirse abajo ajo el fuego y que las bajas psiquidtricas podian sex previstas en pro- jorcién directa a la severidad de la exposicién al combate. De hecho, le dedic6 un considerable esfuerzo a determminar el nivel exacto de ex- osicién que podtia provocar un colapso psicolégico. Un afio después je que terminara la guerra, dos psiquiatras americanos, J. W. Appel y W. Beebe, concluyeron que entre doscientos y cuatrocientos dias en 1 frente serian suficientes para que incluso al soldado més fueste se vi- ier abajo: «No existe tal cosa como “acostumbrasse al combate” [.] ada momento de combate crea una presién tan fuerte que los hom- wres se decrumbardn en proporcién directa a la intensidad y duracién su exposicién a él, Por consiguiente, en Ia guerra las bajas psiquié., rcas son tan inevitables como las bajas por herida de bala o de metra- ao, Los psiquiatras americanos centraron su energia en identificar yuellos factores que pudieran proteger a los hombres de un trauma do o que pudieran conseguir una rapida recuperacién, Una vez as, descubrieron lo que Rivers habia demostrado en el tratamiento Sassoon: el poder del vinculo emocional entre los combatientes. En 947, Kardiner revis6 su texto clasico en colaboraciéa con Herbext Spiegel, un psiquiatra que acababa de regresar de travar a los hombres el frente. Kardiner y Spiegel argumentaban que la proteceién mis jerte contra el terror era el grado de relacién entre el soldado, su uni- id de combate y su lider. Descubrimientos similares fueron informa- por los psiquiatras Roy Grinker y John Spiegel que argumentaron :} > J.1W, Appely G. W, Beebe, «Preventive Prychiatry An Epidemiological Approach, Jour shef the American Medical Asrocition 131: 1458-1471 (1946), ten 1470. 52 gico era la moral y el liderazgo de las pequefias unidades de com- bare”, Las estrategias de tratamiento que evolucionaron durante la Se- gunda Guerra Mundial estaban disetiadas para minimizat le separacién sntre el soldado afligido y sus camaradas. Se defendia una interven- ci6n médica breve lo mas cercana posible a las lineas de combate, con el objetivo de devolver tapidamente al soldado a sti unidad 2? En su biisqueda de un método répido y efectivo de tratamiento, los psiquiatras militares descubrieron una vez més el papel mediador de los estados alterados de concfencia en el trauma psicoldgico. En- contraron que los estados alterados artificialmente inducidos podian ser utilizados pare acceder a los recuerdos trauméticos. Kardiner y Spiegel utilizaron Ja hipnosis para crear un estado alterado, mientras que Grinker y Spiegel utilizaban amital sédico, una técnica que lla- maban «nazcosintesise. Al igual que en el trabajo tealizado previa- mente sobre la histetia, en el caso de la neurosis de guerra el objeti- vo de la «cura de charla» era la recuptacién y el alivio catartico de los recuerdos trauméticos con todas sus emociones de miedo, ira y alivio. Los psiguiatras pioneros en estas técnicas comprendian que de- senterrar los recuerdos trauméticos no era por sf mistuo suficiente para conseguir una cura duradera, Kardiner y Spiegel advirtieron que, aun- que Je hipnosis podia acelerar la recuperacién de los recuerdos trat- méticos, una sencilla experiencia eatértica era, pot sf misma, intl. La hipnosis fracasaba, explicaban, donde «no hay suficiente seguimiento y progreso»”, También Grinker y Spiegel observaron que el trata- miento no tendria éxito si fos recuerdos recuperados y descargados bajo Ia influencia del amital s6dico no se integraban en la conciencia. El efecto del combate, arguraentaban, «no es como escribir en una pi- zarra que pueda borrarse, quedindose la pizarza como estaba antes. El combate deja una impresién duradera en la mente de los hombres, % RR Grinkery. Spiege!, Mew Under Shere, Blaketton, iad, 945. % Gerinkery Spegd, Men Under Sie; Kaedinesy Spiegel, War, Stress » Teider, pig 385, ‘UNA HISTORIA OLVIDADA 3 cambiéndolos de forma tan radical como cualquier expetiencia crucial © que puedan vivirr®. : : se cas sabas advertencias fueron pot lo general inners Ene época, se consideraba muy eficar el npevo tratamiento répido pass 69 bajas psiquidtzicas. Seqtin tn informe, el 80 por 100 de Jos soldado: ameticanoe de le Segunda Guetra Mundial que padecian ts esas do volvian a algin tipo de servicip, normalmente, en tan solo us Shana, £130 por 100 volvia a sus ubidades de combate Se prema ‘ba poca atencién al destino de estos hombres una ver auth aban i 1 servicio activo y mucho menos cuan | ous dle eo, ecole ge bn epee / i vel rhinizno. Con rf | dieran funcionar a un ni final . | alee a aparece el ya familiar episedio aes amaeti: bia pos ne és médico o pliblico por la condicién psicolégica de i Sa eo 0 Paling sex mds ce olvidaron los efectos del traume de [om lid una i is stica y a gran escala de os endié una investigacién sistematica y ‘ sien peli 4 lego plazo del combate hast a Gaara de We | am, En esta ocesiGn la motivacién pata el estudio 20 mene ralitar 0 del médico, sino de los esfuer20s oxganizados de los laguerta. | ; so ey eaaba en su punto agido la Guerra de Vietnam, dos pag, Robert ay Life yiCaim Shatin = esconacn ch antes de una nueva ofganizaci v Mra ore Gusts, Que tbe veterans s oxpininaren cont opis guerra cuando exta ai np habia teminado era algo ip se fentee Este pequeBo grupo de poldados, muchos de los cu es tabian distingeido por su valent, devolvieron sus medallasy frets: ron tsmoniopiblico de sus crspenes de guess Su presencia dibs credibilidad mozal a un creciente antiguerra. movimiento das —cvaribis Lifon--, sobre a versién del guerrero socilzado 7 Te 1S te. . at ae Tn ing Marit Word Wor U Dasa Ce 34 fel siotema de guerra, y dejaron en evidencia las reivindicaciones que hacia su pais de que csa era una guetta justan®, Tos veteranos antiguetra orgunizeron lo gue llamaron «grupos de ctitican, En estas intimas reuniones de camarades, los veteranos de Vier yan contaban y revivian las experiencias traumaticas dela guetta Solici. ‘azon a los psiquiatras que simpatizaban con su causa : : que les prestaran sa apes rfsion, Pesteriormente, Shatan explicé el motivo de que siuchos hombres buscaran ayuda fuera de un entoi trico nor- mal: «Muchos estaban “heridos” foe Pero no guerna 7 como decian ellos, Pero ne rexid pedir ayuda « a Administracion de Veteranos,.. Necesitaban algo que suet ga 60 propio teteno al dande ellos tenia el contra. grupos de critica tenfan un doble propésito: dar teranos individuales que bablan padecide taumens posite ye tuna conciencia publica sobre los efectos de la guesra, El testimonio que salié de estos grupos hizo que la atencién piiblica se centrara so. bre las duraderas beridas psicolégicas del combate, Estos veteranos oc negaban a set olvidados. Més atin, se negaban a ser estigmatizades, In, sistfan en que su desgracia era legitima y digna. En palabras de un ve. terano de la marina, Michael Norman: Ls familie y os amigos se prepuntaban por qué extdbanns tan sobre la violencia. deméstica y los abusos sexusles a nifios super6 el Ambit del movimiento feminista, Se prganizaron servicios para las vic- tmfas fuera del sistema tradicional de{salud, a menudo con la ayuda de | mujeres profesionales inspiradas pot +] movimiento”. La investigacién ppidners sobre los efectos psicolégicos en las victimas fue levada a cabo pot mujeres que se consideraban pajticipantes activas y comprometi- E “dad en el movimiento feminista. Al igual que ocurrié en el caso de la |. viglacidn, las investigaciones psicol6gicas sobre 1a violencia doméstica ae ‘abusos sexuales a nifios llevarda a un zedescubrimiento del sin- [drome de trauma psicolégico. Al déscribir a las mujeres que habfan E “te tm refuge pcslogs Leopore ‘Walker definié lo que lamé elksindrome de le mujer maltratada» ", Mis propias descripciones I iniciales sobre la psicalogta de los supervivientes de incesto recapitu- Jaa las observaciones bechas sobre la histeria a finales del siglo xix”. “Tan solo después de 1980, cuasido los esfuerzos de los veteranos "dd guetra habfan fegitimado el concepto de desorden de estrés pos- trjumatico, qued6 evidente que el sfadtome psicolégico cbservado en 2s de violacién, violencia doméstica e incesto era csencialmente eljinismo que cl sindrome observado en los supervivientes de guerra, | "7 Peau soci eel moimiet de jens malas, vat, Schehts, Wome 1) Aals Vilence: The Visions and Strupsles of the Battered Women's Movement, South End , Boston, 1982, | TE Wale, Te Beitr Worn Harps & Bow, Nuea Yesk, 197. [been pe iehoan her Ong, Sn oa of Wome i a and ces APE BENET t ‘ POC SSS SSHSSHDSORHSHCTSVSHSESIVSSSOD e 62 Las implicaciones de esta conclusién son tan tertorificas en el presente como Jo eran hace un siglo: Jas condiciones de subordinacién de las ‘mujetes se mantienen gracias a la violencia escondida de los hombres. Hay una guerra entze los sexos. Sus bejas son las victimas de violacio- nes, las mujeres maltratadas y tos nifios abusades sexualmente, La his- tetia es la neurosis de la guerta de sexos. Hace cincuenta aiios, Virginia Woolf escribié que «los mundos piibli- coy privado estin conectados inseparablemente[.,] las irantos y'esclavi- tmdes de uno som las tirantas y ls esclavirudes def otro”, Ahora tambien ¢ evidente que los traumas de uno son los traumas del otro. La histeria de Jas mujeres y la neuzosis de guerra de les hombres son una misma cosa. Reconocer los puntos en comin de las afliccioges puede que, en ocasio. nes, legue a hacer posible que crucemos el inraenso abismo que separa la esfera pliblica de la guerra y de la politica —el mundo de los hombres — ylaesfera privada de la vida doméstica —el mundo de las mujeces. Perderemos una vez més esta perspectiva? En este momento el estudio del trauma psicolgica parece haberse establecido firmemente como un campo de investigacién legitimo, Con la energia crestiva que acompafia el regieso de ideas repeimidas, el campo ha crecido de for- sma espectacular: Hace veinte aio, le bibliografia sobre el zema consis- tia solamente en unos cuantos textos descatalogados que acumulaban moho en esquinas olvidadas de la bibliotece, Ahora, cada mes se publi: can nuevos libros, nuevos descubrimientos, muevas discusiones en los anedios de comunicacién. Pero la historia nos ensefia que este conocimiento también podsia desaparecer. Nunca ha sido posible avanzar en el campo del trauma psicoldgico sin el contexto de un movimiento politica, EI destino de este campo de conocimiento depende del destino del mismo movi mieato politico que lo ha inspirado y apoyado durante a itimo siglo. A finales del siglo 20% el objetivo de dicho movimiento era el estableci- miento de uaa democracia laica; a priucipios del xx, la abolicién de la guerra; al finalizar el siglo pasado, fa liberacién de las mujeres. Todos ellos siguen vives. Todos estin, al final, inseparablemente conectados, ™ V. Wool, Yoree Guineas (1958), Hatcons, Brace, Jovanovich, Nueva Vouk, 1986, pép 47 SEVIS SSSHSSOSCSS SSS SHSSIISESHL 2 EL TERROR E): | E.| crauna psicol6gico es la allccién de los que no tienen podet. En ek ‘momento del trauma la victima se ve indefensa ante una fuerza abru- ‘anadora, Cuando esa fuerza es la de la naturaleza hablamos de desas- Los acontecimientos trauméticos destrdzan los sistemas de proteccién notinales que dan a las personas una sensacién de control, de conexién de significado. | Hubo una época en que se crefa que diches acontecimientos eran "poco Tiabituales. En 1980, cuando se incluyé por primera vez en el ma- nual de diagnéstico el desorden de estsés traumético, la Asociacién jeticana de Psiquiatrfa describié los acontecimientos trauméticos ‘como fuera del ambito de la experiencia humana habitaabs!. Ha que- ¢ dado tristemente demosteado que esta definicién no es exacta. La viola- fh, los malos tsatos y otras formas de violencia sexcual y doméstica son | habituales en la vida de las mujeres que no pueden ser descritas ‘como fuera del ambito de la experiencia habitual. Y en vista del namero de personas que han muerto en guerras durante el timo siglo, también A= el ctauma militar debe scr considerado como una parte habitual de fa ex- j petiencia humana, ‘Tan solo los afortunados czeen que es poco habitual. ‘Azocecion Amedican de Peicuiatela,Diegrortic and Staite! Manual of schist Dito el. 3 (DSM), American Payhintzic Aseociation, Washington, D.€, 1980, pig 236, 64 Los acontecimientos trauméticos son extraordinatios ao porque ‘ocusran saramente, sino porque superan las acaptaciones habituales de Jos seres humanos a la vida. A diferencia de las desgracias del dia « dia, los acontecimientos trauméticos normalmente implican amenszas contra la vida o la integtidad fisica, o un encuentro personal con la vio- Jencia y la muerte, Hacen que los seres humanos se tengan que enfren- tar alos extremos de la indefensién y del terror, y evocan las respuestas de la catastrofe. Segiin el Comprehensive Textbook of Psychiatry, el de- nominador comin del trauma psicelégico es un sentimiento de «in- menso miedo, de indefeosiéa, de pérdida de control y de amenaza de aniquilaciét? La gravedad de los acontecimientos trauméticos no puede ser me- dida en una tnica dimensién: intentos simplistas de cuantificar el trau- ms han conducido a meras comparaciones sin sentido de la intensidad del horror suftido. No obstante, se han identificado ciertas experien- cias que pueden hacer aumentar las posibilidades de scr dafiados, como, por ejemplo, ser cogides por sorpresa, atrapados 0 expuestos ‘hasta legar al agotamiento’. Las posibilidades de ser dafiados también aumentan cuando los acontecimientos traumiticos incluyen Ia viola- ién 0 daiio fisicos, verse expuesto a una violencia exirema o ser testi- gos de una muerte violenta*, Fn cada uno de los casos la caracteristica sobresaliente del acontecimiento traumético es su poder pata provocar vuna sensucién de indefensién y de terror. La respuesta humana normal al peligro es un sistema complejo ¢ integrado de reacciones que abarcan tanto cuerpo como mente. Una amenaza hace que el sistema nervioso simpético se despierte: Ia petso- sna que esté en peligro siente una subida de adrenalina y se pone en es- tado de alert, La amenaza también hace que la atencién de la persona se centre en la situacicn inmediata. Asimismo puede alrerar las percep- 7 N.C. Audreasen, Post-ranmatc Stess Disa, en Comprebensve Textbook of Pp biawy 42 08, HLL Kaplan yB. J Sadck (ods), Willa & Wilkins, Bakimee, 1985, gy, 918-924, > BLL. Green, J. D, Lindy, M. C. Grace y owes, «Butflo Creck Suivors nthe Second De. code Subilty of Stress Syriptomsy, American Jourel of Orsbopryeblatry 60: 43-54 (1990), + B.Green,J. Lindy y M.C. Grace, «Postraumal: Stree Disoedet Tewatl DSM-IV four ‘sl of Nervous and Mental Disease 173: 40611 (1585). | HLTBIROR 6 ! ciones normales: 2 menudo las personas que corren peligro son capa- ces de ignorar el hambre, el cansancio o el dolor. Finalmente, la ame- haza despierta intensos sentimientog de miedo y de ira. Estos cambios en la reaccién, atencién, percepcidn y emocién son reacciones de adaptacién normals; movilizan a lajpersona amenazada para que lleve a cabo una accién, luchar o huir. Las reacciones treuméticas tienen lugar cuando la accién no sitve para nada. Cuando no es posible ni resistirse ni escapar, el sisterna de autodefensa humano se siente sobrepasado y desorganizado, Al perdez "su utilidad, cada componente de la respuesta normal al peligro tiende a persistir en un estado alterado y exagerado mucho después de, que heya terminado el peligro real. Los| acontecimientos traumaticos pro- ducen profundos y duraderos cambios en la respuesta fisiol6gica, las emociones, lo cognitive y Ja memoria. Los acontecimientos traumti- cos pueden llegar a dafer estas funciones que normalmente estén inte stadas, y que suften un extrafiamiento las unas de las otras. La persona ‘taumatizada puede experimentar uha emocién intensa sin tener un re- cuerdo claro del evento, o puede recordar todo con detalle pero sia ninguna emocién. Puede encontrarge en un estado de activacién y de initabilidad constante sin conocer ef motivo, Los sfatomas traumnéticos tienen tendencia a acabar desconectandose de su origen y a cobrar vida por si mismos. ! Este tipo de fragmentacién con la que el trauma destroza ua complejo sistema de autoproteccién que aocmalmente funciona de manera integrada es un punto centpal de las observaciones histSricas sealizadas sobre el desorden de estrés postraumiitico. Hace un siglo, Jonet bautizé la patclogia fundamental de la histeria como «disocia- ciénn: las personas con histeria habian perdido la capacidad de inte- gtar cl recuerdo de sobrecogedores acontecimientos de su vida. Con ciiidadosas técnicas de investigaciéa, incluida la hipnosis, Janet de- ‘mostré que los recuerdos trauméticos se preservaban en un estado anormal, separados de la conciencia normal. Crefa que el dafio causa- do a Ins conexiones normales de !a memoria, el conocimiento y la cinocién etan resultado de intensas seacciones emocionales a acoate- cimientos trauméticos. Escribié sobre los efectos «disolventés» de la SCOSSCHOOSOSSROSHOSESOEEFOESEOR 66 emoci6n intensa que incapacitaban Ja funcién «sintetizadora> de la ‘mente?, Cincuenta afios después, Abram Kardiner describié In patologia esencial de la neurosis de guesra en términos patecidos. Cuando una persona se ve abrumada por el tervor y se siente indefensa, «queda des- trozado todo su mecanismo para realézar una actividad concertada, coordi- ‘nada y deliberada. Las percepciones se vuelven inexactas y,tefidas pot el terror, fallan las funciones coordinadoras del juicio y de la discximina- ci6n {7 Jos érganos sensoriales pueden incluso dejar de funcionar (..] ‘Los impulsos agresivos se vuelven desorganizacos'y no tienen relacién con la situacién que debe manejarse {...] Las fanciones del sistema ner- vvioso auténomo también pueden disociarse del resto del organismo> § ‘La gente traumatizada puede sentir y actuar como si su sistema nervioso hubiese quedado desconectado del presente, El poeta Robert Graves telata cémo segufa reaccionando en Ja vida civil como si siguie- za estando en las trincheras de Ja Primera Guerra Mundial: «’. i Los investigadores consiguieron confirmar estas hipétesis tras la Guerra de Vietnam, documeatando alteraciones en la fisiologia del tema nervioso simpatico de los hombres traumatizados, El psiquistra Lewrence Kolb, por ejemplo, reproducia cintas grabadas con sonidos de combate a los veteranos de Vietnam. Cuando escuchaban las cintas, hombres con desorden de estrés postraumatica mestzaban un pul- i A. KardineryH. Spiegel, ob cit, fg. 13. BR Grinkery J. Splegel Men Under Stree, Bkeswon, Pladels, 1945, pig, 219-220 | i 68 so més ecelerado y una preston artesial més alta. Muchos de ellos se al- teraban tanto que pedian que se interrumpiera el experimento. Los ve- teranos que no padecian el desorden y los que no habfan entrado en combate podian escuchar las cintas del combate sin alteraciones emo- cionales y sin mostrar cespuestas fisiolégicas significativas”, Una amplia gama de estudios patecidos han demosteado que los cambios psicofisiolégicos del desorden de estrés postraumatico son ex- tensos y duraderos. Los pacientes padecen una combinacién de sinto- mas generalizados de ansiedad y miedos espectiicos !. No poseen un pivel de alerta ehasico» y uma atenci6n relajada, sino que tienen un ele- vado nivel de alerta: su cuerpo estd siempre esperando el peligro. Tem- bién tienen una extrema respuesta de sobresalto a los estimulos inespe- rados, asi como una reaccién intensa a estimulos especificos asociados al acontecimiento traumético %, También parece set que las personas ‘traumatizades no pueden «desintonizat» estimulos repetitives que re- sultarfan molestos a otras personas, sino que responden a cada repeti- cién como si fuera un nuevo y peligeoso sobresalto®, Este aumento de la reaccién aparece tanto en el suefio como en la vigilia y da otigen a numerosos tipos de alteraciones del suefio. Las personas con desorden de esirés postraumético tardan més en quedarse dormidas, son mis sensibles al ruido y se despiertan més veces durante Ja noche que las personas normales. Pot lo tanto, los acontecimientos traumiticos pares cen reacondicionar el sistema nervioso bumano™. © L. €, Kalb, «A Newopeschological Hypothesis Bxpaiing Post Teaumati Sess Disol- revi Journal of Pyebatry 184: 989-995 (1987). Pisman, Biologia! Findingr in PTSD: Implications or DSMIY Cleator (rs. sin po ble), Veteranos Administration Center, Manchester (Nueea Hampthite, 1950, pig 16 1 MLE. McFall, M, M, Marburg, D. K. Rarely tor, «Psychopbysclagic and Newroendo- ‘tine Findings in Pot-Tranmatc Stress Disorder: A Review of Theory and Research, Jourral of Asiety Disorders 3: 208.257 (1989). A, Shaley,§, Ont, Pest otc, cSnpaired Habituation of the Avtomatic Component of the Acoustic Staitle Responte in Post Traumatic Seress Disotdere (Informe pretentado ene ‘Congreso Anal de ia Arociseén Ameciana de Piqua‘, Nueva Orleans (Casio), 1991) LC. Kolb yL. R. Malipasi, «The Conditioned Emotional Response: A Subelst of (Caronic and Delayed Peat Traut Stress Disot de>, Pychieric Analy 12: 979-957 (1982). T. Mh [Ketse, RT. Zimeriog y J. M, Cael, A Behaviral Focmalaon of Post-Trautoatc Steet Di sotder in Vietaaza Vaseranss, The Bebevon Therapist 8 9:12 (1985) ELTERROR oe : Anvrusion : £ Las personas traumatizadas feviven el hecho como si estuviera pcurtiendo una y otra vez en el presente mucho tiempo después de gue haya pasado él peligro, No puleden retomar el curso normal de si ida porque el trauma la interrumpe constantemente. Es como si el fiempo se patara en el instante, EJ momento ttaumético queda codi- fado cn una forma anotmal de memotia, que aparece esponténeamen- je en la conciencia tanto con forma flasbback en estado de vigilia como en pesadillas trauméticas durante él suefio, Rememoraciones pequefias } aparentemente insignificantes pueden evocar estos recuerdos que @ ‘ueaudo regresan vividos y con la misma fuerza emocional del aconte- Kimiento original. Los entornos normalmente seguros pueden percibir- como peligrosos, ya que la superviviente no puede estar segura de encontrarse con algiin recuerdo del trauma. El trauma pareliza el curso dél desarrollo normal porque hace in- sursiones repetidas en la vida de fa superviviente. Janet describié que fs pacientes histéricas estaban dominadas por una idée fixe. Freud, ue luchaba por coneiliazse con las aplastantes pruebas que existian de Ja neurosis de combate después de la Seguada Guerra Mundial, co- jmenté: «Se podria decir que el paciente tiene una fijacién con el trau- ‘ma [...] Esto nos sorprende demasiado poco». Kardiner desctibié la ‘cijecién en el trauma como uno de esos rasgos esencisles de la neuto- is de combate. Observando que las pesadillas traumaéticas pueden 1e- etirse sin modificacién alguna dtante aiios, describié los suefios re- jaurrentes como «ano de los fenSthenos més caracteristicosy, al mismo Kempo, més enigméticos que encontramos en la enfermedad» | Los recuerdos trauméticos tienen una serie de cualidades inusua- Jes, No se aglutinan como los recuerdos nomales en una nartativa ver- bal lineal que es asimilada en Ia historia de una vida, Janet explieé fa diferencia: © §. Pend eBeyon the Pleasure Principe» (1922), en Sendo Eiton,vol 18, Hoga ‘Pres Londres 1955, pig. 7-64 tempi. 1 A KacdiesyH. Siegel cb. 6, pg. 21 I PECESSSSESSISSS*SOSSCOCSE ESD 70 {La memoria normal], como todos los fenémenos psicolégicns, es wna sc- ign; en esencia es a accién de contar una historia (..] Uaa situaci6n que no se tesuelve satisfactoriamente (..] basta que no logremos no solo una reacciéa, hacia cl etevior a través de ausstcos movinientos, sino también usa reeccién ha incl interior através de las palabras que ros dirigionas a nosoties misios me- liante Js orgenizaci6n de la narracidn del acontecimiento a otros y a nosoz10s ‘isms, y poniendo dicha narracién en su lugar como uno de los eapitulos de ‘ouestia historia personal (..] Por lo tanto, en realidad no se puede decir que aguel que retiene una iden fia de un suceso tenga wo “zecuerda” (..] solo de- cimos uses un "recuerdo traumitico” para nuestra propia comodidady La naturaleza congelada y silenciosa de los recuerdos traumaticos queda capturada en el retrato que esboza Doris Lessing de su padre, tn veterano de la Primera Guerza Mundial que se consideraba aforeu- nado por haber perdido solo tina pierna mientras que él resto de su compafiia habia perdido la vida en Ins trincheras de Passchendaele: <® ‘Los recuerdos tranmaticos carecen de una narrativa verbal.y de un contexto, y estén codificados en forma de sensaciones vividas ¢ image- nes, Robert Jay Lifton, que estudié a los supervivientes de Hiroshi- ma, desastres civiles y de combate, describe la memoria traumitica como una de la revision, Como la compulsién de la repeti- {clon parecia retar cualquier intento consciente y se tesistia tan tozuda- fmente al cambio, Freud dej6 de intentar encontrar una explicacién ladaptativa que reafirmara la vida, y se vio obligado a apelar al concep- to de-«instinto de muerte», . | Lamayoria de teéricos han rechazado esta explicacién maniqueis- ha y estén de acuerdo con la primera formulacién de Freud. Argumen- tan que revivir recurrentemente la experiencia traumatica debe repre- [penta un intent espontineo y fracesado de curacisn. Janet habl6 de ‘la necesidad que tiene la persona de «asimilar» y «liquidar» la expe- |riencia traumdtica y de que, cuando Jo consigue, le produce una sensa- |cién de «trianfov. En su utiizacién del lenguaje, Janet reconocia im- * | plicitamente que la sensaci6n' de indefensién constituye el insulto fundamental del trauma, y que Ie cutacién exige Ja testauracién de ‘una sensaciGn de eficacia y de poder. Segiin él, la persona traumatiza- |da «sigue enfrenténdose a una situacién dificil, en Ja que no ha con- seguido desempetiar un papel satisfactorio, en la que su edaptacién hha sido imperfecta, asi que contimia haciendo esfuerzos para adap- tarsen 2, ‘Teéticos mas recientes también interpretan el fendmeno de Ja in- ‘rusi6n, incluida la reproduccién de las situaciones, como intentos €5- 2 Brevcta aK Smit, 14-¥1-1991, 2S, Freud, Beyond she Plearare Pines, ob it » Jet ob. ct, pi. 76 pontineos de integrer el acontecimiento traumético. El psiquiatca Mardi Horowitz postula un «principio de terminacién que «resume Ja habilidad intsinseca de la mente humana para procesar nueva infor~ maciGn y asi poner al dia Jos esquemas intemos del ser y del mundo». Por definicién, el trauma destroza estos «esquemas intemos». Horo- witz sugiere que las experiencias trauméticas no asimiladas se almace- nan eo una especie de «memoria activa» que tiene «una tendencia in- ttinseca a cepetir Ias.representaciones de contenidos», El trauma tan solo se resuelve cuando la superviviente desarrolla un nuevo «esque- may mental para comprendes lo que ha ocutrido. PL psicoanalista Paul Russell defiende que la experiencia emocio- nal y no la cognitiva del tranma es el motor de la compulsiGn de repeti- cién. Lo que se reproduce es «lo que Ja persona necesita sentir para curar la herida>. Para él Ja compulsién de la repeticién es un intento de revivie y dominar los fuertes sentimientos del momento trauméti- co™, El sentimiento sin resolver més dominante puede ser tetroi, ira producida por la indefensién o simplemente el difuso Succestful Survival Satenes, Pergamon, Nueva York, 1985, pi 47, L SOCOSSSSSSSASSHSCSOSHSESCHSESOS B sionarse, con anestesia parcial o pérdida de sensaciones determinadas, Puede que el sentido del tiempo quede altetado; a menudo da la sensa. cién de que las cosas se mueven a cémara lenta, y la experiencia puede perder su calidad de realidad normal. La persona puede sentir que cl acontecimiento no le esté pasando a ella, como silo estuviera observan- do desde fnera de su cuerpo o como si toda la experiencia fuera un mal sueiio del que se despertaré poco después. Estos cambios en la percep- ‘i6n se combinan con una sensacién de indiferencia, de extrafiamiento ‘emocional y con una profunda pasividad que hacen que la persona re. uncie a toda iniciativa o resistencia. Este estado alterado de la concien. cia puede considerarse como uno de los pequefios regalos de la natura. leza, una proteccién contra un dolor insoportable, Una superviviente de violacién describe este estado de enajenacién: «En ese momento abandoné mil cuespo [...] Me disocié de la indefensidn. Estaba de pie junto a mf, yen la cama solo habia un cascarén vacto. Lo veo desde un lado de la cama. Desde ahi es desde donde lo contemplaba»??. Un vete- sano de la Segunda Guetta Mundial habla de una experiencia similar: «Come la mayoria de la cuatta, estaba completamente abotargado, en un estado de absoluta disociacién, Hay una condicidn [...] que nosotros amabamos la mirada de los dos til aiios. Eta una micdda ancstesiado, con los ojos abiertos y vacios de un hombre al que todo le da igual, Yo no habfa legado a ese estado, pero el embotamiento eta ebsoluto, Cast sentia que nunca habia entrado en batallan, Estos estados de alejamiento de Ja conciencia son-similares « los estados de trance hipnético. Gompasten los mismos rasgos de rendi- cién de la accién voluntatia, de la suspensi6n de la iniciativa y del jui- cio ctitico, de un alejamiento subjetiva o alma, de sensacidn alterada, con aterimiento y analgesia, y de distossin de la realidad, ineluyendo Ia despersonalizacién, pérdida de sentido de la realidad y cambio en el sentido del tiempo, Mientras que las percepciones exaltadas gue tie- ” Cie, por R Wats, I Never Called t Raps, Harper & Row, Nuewa Yosk, 1988, nlp 36. 2 Git por N, Frankel y 1, Sith, Patton's Bert, Hawtbome Books, Nueva Yor, 1978 pig 9, 7, Hilgard, Divided Conrciouiest: Mulple Contras ix Harmen Thought ed Acti fois Wiley, Noeva York, 1977 EL TERROR 7° nen lugar durante los acontecimientos trauméticos se parecen a los fendmenos de la absorcién hipnética, los sintomas de embotamiento ison similares a los fenémenos complementarios de la disociacién bip- {Janet penss que la capacidad de sus pacientes histérieas para en- iar tn esas de tance ea a exidecie Ge una pecopataogia Est jdios mis recientes han demostrado que la habilidad para entrar en ss, itados hipnéticos varia segiin la persona; el trance es una cualida jnormal de la conciencia bumane“, Los acontecimientos traumitices 'sérven de poderosos activadores de la capacidad de entrar en trance’ Como seiiala el psiquiatra David Spiegel, «seria realmente sorprenden- te que la gente no velizara de forma expontines esta capscided pare reducir su percepciéa del dolor durante un trauma agudon ®. Sin em- {anga, mientras que les personas notmalmente entran en estados hip- tices en circunscancias controladas y por eleccién propia, los estados |e tence trucos ocoten de forma incontrolada, por !o comin it i6n consciente, - Seer siendo un enigma los factores biol6gicos subyacentes bajo | estos estados alterados, tanto el trance hipnético como la disociacién | traumatica. El psicélogo Ernest Hilgard plantea que la hipnosis «pue- | de actuar de manera paelela a lz motfina», Se conose desde hace | mucho tiempo el uso de la hipnosis como sustituto de los opiéceos | | © D spiegeh ebtypnosis, Disociation, and Teaumts, en Repression an Disco: Fpl | eof Ponty They, Poop and Hah Sige ed) Une de Chien Cheng, 9, ah 21142 TE Higuceat ce 4 F Hed, Poorly and Hypa Say of nahi oneness | Chicago Press, Chicago, 1970, RK. Sturmen y EL. Bls, «Peat Traumatic Stes Died | Tent, ad Ine, nian rf obi e155, D Slee 1 Han 9H. Doedertine cDisosnon end iP St Dine Sic, Aoi Jura of Pein, 15: 35305 USER). L- Hasna, JC Pe 9 | dtc Rak «Chihood Trauma in Bordeine Personality Disotde, Amarin Journal of Prebisry | 146: 490-495 (1968). on ‘ snd Tia , ie -Frischhole, H. Spiegel y otrot, «Disenciation, Hypnocisability, nv tine tad cn Cope hn de voi hea de Pata =: Francisco, mayo de 1982, pag, 23 ga ob yp 246 BOGOSETE SHOE SEEHHFHSSHHSD OO OF 80 como analgésicos, Tanto la hipnosis como la morfina producen un es- tado disociativo en el que se reducen la percepcién del dolor y las res- Puestas emocionales notmales al dolor. Tanto la hipnosis como los opiéceos reducen el sufrimiento de un dolor insoportable sin anular la 468, Los psiquiatias Roger Pitman y Van der Kolk, que han de- mostrado persistentes alteraciones en la percepcién del dolor en los veteranos de guerra con desorden de estrés posteaumético, sugieren que el trauma puede producir duraderas alteraciones en la segulacién de los opidceas endégenos, que son sustancias naturales que tienen el mismo efecto en el sistema nervioso central que aquellos. Les personas traumatizadas que no pueden disociarse esponténes- ‘mente pueden intentat conseguir efectos parecidos con el alcohol o los narcéticos. Grinker y Spiegel, observando el comportamiento de los sol- dados durante la guetra, descubrieron que el hébitd incontzolado de heber aumentaba ex propércién a las bajas ocuttidas.en la unidad de combate: el uso que los soldados hacfan del alcohol parecia ser un intento de olvidar su creciente sensacién de indefension y terror, Pa. rece evidente que las personas traumatizadas corren un elevado siesgo de buir de sus dificultades desarrollando una dependencia con el aloo- hol y las drogas. La psicdloga Josefina Card, en un estudio sobre los veteranos de Vietnam y sus colegas eiviles, demostré que los hombres que desatrollsban un desorden de estrés postraumstico tenfan muchas mis posibilidades de acabar abusando de los narcéticos y drogas calle. jeras, y de haber recibido tratamiento por problemas con el alcohol o Jas drogas después de haber vuelto de la guerra”. En otto estudio de cien veteranos con grave sindrome de estrés postraumitico, Herbert Hendin y Ann Haas obsetvaron que cl 85 pot 100 desarrollaba graves problemas con el alcohol y las drogis después de su regreso a la vida civil. Tan solo el 7 por 100 habfa bebido mucho antes de ir ala guerra, ‘© RK Pitman, BA, van der Kolk,$.P, Ort y otros, eNelorone Reversible Analgesic Res- ‘ponse to Combrr Related Stimuli ia Post-Traumatic Strat Disorder: A Pilot Seudye, Archies of General Peychisry 4: 541-557 (1950). RGrinker J.P. Spicgel, ob. J.J. Casd, Lives After Vietuare: The Personal impact of Military Service, D.C. Heath, Lee ington (Messachusets), 1283, EL-TERKOR aL Les hombres ustban el alcool y loslnarebticos para intentar controlar Jos sintomas de hiperactivacidn ¢ injrusivos: insomnio, pesadillas,irti- tabilided y explosiones de ira, Sin ethbargo, el abuso de drogas no ha- cdi mas que cumentar sus dificultads y les alienaba atin més de los otros“, La més amplia investigaci6y| de todas, el Estudio Nacional de Reajuste de los Veteranos de Vietndin, contenta hallszgos casi idénti- fc: el75 por 100 de los hombres qe padecian el desorden acabeban £ - teniendo problemas o dependencia con el alcohol”. ; ‘Aongue las ateraciones disociativas de la conciencia, 0 incluso ta intoxicacién, pueden ser adaptativad en el momento de la absoluta in- defensién, se convierten en maladaptaciones una vez que ha pasado el + peligro. Como estos estados alterados mantienen la experiencia traumé- tice alejada de la conciencia normal, impiden la integraciéa necesasia i para le curacién. Por desgeacia, los ettados disociativos, como otros sin- | tojnas del sindrome postraumatico, fesulten ser extraordinarismente te- |-ngecs. Lifton comparé la «anestesia pmocional», universal en los super- His) vibientes de desastres y de la guerra, con la «pardlisis de la mente»**, Los sintomas constrictives, al igual que los intrusivos, fueron des- ftos por primera vez en él terzeno| de ja memoria. Janet obsezvé que amnesia postraumatica se debia ¢ «ana constriccién del campo de la ciencia» que mantenia los recuerdos dolorosos separados de la con- normal, Cuando sus pacientes histéricas estaban en un estado Es dh trance hipnotico tambien eran capaces de revivir con todo Injo de les los acontecimientos disociados. Por ejemplo, su pacieate Irene aba que babfa sufrido una profunda amnesia durante dos meses, el perfodo de la muerte de su madre. En trance era capaz de repro- dhcir todos los acormentantes aconpecimientos de esos dos meses, in- ido e] momento de la muerte, cpme si estuvieran ocurtiendo en el a “Hendin y A. P, Haas, Wounds of Wer! The Prychologca! Aftermath of Combot in Viet Basie Books, Nueve York, 194, | RA Kala, W.E. Schenger, J. A. Fusbank y otto, Troms ond the Vienna War Gone: fan, Brunoer/Maze, Nuevn Yerk, 1950, | 2 RJ. Litton, 98 it 8B Janet, Beat mental des bytes, Félix Alcan, Pais, 1911, DOT OOSCSSOSOHOESHELESRESTEISSS 0, | | | | ' @ Kardiner también reconocié que un proceso constrictive mantenta Jos recuerdos teaumaticos fuera de la conciencia normal, permitiendo que tan solo un fragmento del recuetdo apareciera como un sintoma intrusivo. Citaba el caso de un veterano de la Matina que se quejaba de una sensacién persistente de abotargamiento, de dolor y de frfo de cintura para abajo. El paciente negaba haber tenido experiencies trau- miticas durante la guerra. Después de ser preguntado de manera insis- tente, y sin utilizacion formal de Ia hipnosis, record6 que su bateo se ‘habia hundide y que habia pasado horas en el agua helada esperando a ser rescatado, pero negaba tenet ninguna zeaccién emocionel al acon. ‘tecimiento, Sin embargo, como informd Kardiner, cuando se le presio- naba cl paciente se ponfa agitado, enfadado y asustado: Le sedalazaos las similitades entre los sintomas de los que se quelaba (1 cl haber estado sumergido en el agua frin de cintura pata abajo. Reconocié que, cutndo cezraba ls ajs y se permitie «sf misneo pensar sabe sus sensacio. es, se seul imaginando agactado a a balsa, medio sumetgido en cl mat. Ba tonces decia que, mientras estaba agazredo a la balan sus sensaciones eran ex. tremadamente dolorosas y que no pensaba en nada mis durante esas horas. También recordé el hecho de que varios hombres babfan quedado incenscien- tes y ve ahogaron. El paciente evidentemente debia el seguir vivo a heber esta- do tan concentsado en las sensaciones dolocosas que le causaba el agua fife Por la tanto, el satoma zepresentaba una (J eproduccin de ls sensationes otiginales de estar sumergido en el agua2®. En este caso, el proceso constrictive derivé no en una amnesia completa, sino en Je formacién de un recuerdo truncado, vaclo de emocién y de significado. El paciente no «se permiia a sf mismo pen- sam sobre el significado del sintoma porque hacetlo seria recordar todo el dolor, el miedo y Ja célera de haber escapado por los pelos de a muerte y de haber sido testigo de la de sus compaiietos. Esta supre- sién voluntaria de los pensamientos relacionados con el acontecimien- to traumético es caracteristica de las personas traumatizadas, como también lo son las formas menos conscientes de disociacién. * A. Kader yH, Spiegel, ob cit, pig, 128, crt0 28 (a cutsira es mia SOCKCSSUSSSS SSS SHS sH Hesse gasgo: EJ. TERROR 8 Los sintomas constrictivos de la neurosis traumética no solo se re- fieren al pensamiento, la memoria y los estados de consciencia, sino también a todo el terreno de [a accién’y la iniciativa. Las personas * “waumatizadas limitan sus vidas con la intencién de conservar cierto 1 Me atervorizaba ir sola a algin sitio [_.) Me sentia demasiado indefensa y demasiado asustada, ast que dejé de bacer cosas {...} Me limitaba a quedarme fn casa y a estar asustada®, ! ‘Me corté el pelo. No querfa resultar atractiva & los hombres (...} Solo que- {a tener un aspect neuiro durante un tempo porque eso me baa sentir més | asalvo%, : El veterano de guerra Ken Smith explica cémo racionalizé la cons- | wiccién de su vida que tuvo lugar después de la guerra. Dicha cons- tticcién impidi6 que, durante mucho tiempo, se diera cuenta de Jo mu- cho que el miedo dominaba su vida: «Trabajaba exclusivaniente desde i. ld medianoche a las ocho, desde las once a las siete. Nunca entendi el njotivo. Me preocupaba tanto estar despierto de noche porque me E daba mal rollo tener miedo a la noche. Ahora sé que es asf; entonces no 1f sabfa, Lo racionslizaba diciendo que no me controlaban tanto, que :. ténfa mas libertad, No tenfa que escuchar los malos rollos que hab(a 110 de la policia, nadie me molestaiya, estaba a mi airen”. | Los sintomas constrictivos también interfieren con la anticipacion y * j planificacién del fueuro. Grinker y Spiegel observaror que, durante la gherta, les soldados respondian a las mucrtes y bas en sa grupo con jna disminucién de la confianza hacia su propia capacidad para hacer es ¥ tomar iniciativas, con crociente supersticién y pensamiento ma- ico y-con una mayor dependencia en los talismanes y augurios”®, Tex, {> Nin sini alc, ee Vo 171, tn Rope The Selo for Wome 1} Cong 6 Win ede) New Ansan Lin, NueeYosk, 1974, ls 8 Ge por We cc 33 Ys Saute KS 9 | +X Gaahncy) F Sug cb. 4 en un estudio sobre nifios secuestrados, describi6 cémo después de la liberacién los nifios cretan que habian tenido revelaciones que les ad- vertian del acontecimiento trauinatico, Afios después del secuestro, los niifos seguian buscando eugurios que les protegieran y guiaran su com- portamicnto, Y Jo que es peor, afios después del acontecimiento, los nifios seguian teniendo un limitado sentido del futuro. Cuando se les preguntaba qué querian ser de mayores, muchos contestaban que ‘punca imaginaban o hacian planes de fusuro porque esperaban moti jévenes™, Cuando evitan cualquier situacién que recuerde el trauma pasa- do 0 cualquier iniciativa que signifique planear ef futuro o tomar al- agin riesgo, las personas traumatizadas se niegan a s{ misinas nuevas oportunidades para manejar con éxito su situaci6n, algo que podtia mitigar el efecto de la experiencia traumética. Por lo tanto, aunque puedan representar un intento de defenderse contza estedos emocio- rales agobiantes, los sintomas constrictives piden un precio demasiado alto pot la proteccién que dan, Restringen y empobrecen la calidad de vida y, finalmente, perpetitan el efecto del acontecimiento traumi- tico.. ‘LA DIALECTICA DEL TRAUMA Después de una experiencia de peligro abrumador, las dos res- puestas contradictorias de intrusién y constriccién establecen un ritmo oscilante. Esta dialéctica de estados psicolégicos opucstos es quizé el tasgo més caracteristico de los sindromes postrauméticos *, Como ni los siotomas inteusivos ni los de evitacién faciltan la integeacién del acontecimiento traumatico, la alternancia entre estos dos estados ex- treinos puede ser entendida como un intento de encontrar un equili * L, G Terr, aChowehilla Rested: The Eifete of Paychic Traut Four Years After « School Bus Kidnapping», Ameria journal of Piyclatry 140; 1343-1350 (1943), A. Kerdines y H Spiege, ob. cit; M, Hovowits ob. cit; EA. Bret y R. One ob, ct. EL TEREOR 85 brio satisfactorio entre ambos. Pero le falta a In persona traumatizada. Sd encuentra aptisionad entre los extremos de la amnesia y de revivir #4 trauma, entre mareas de senti- miento intenso y abrumador y éridog estados en los que no tiene nin- gan sentimiento, entre Ia acct6n irritable ¢ impulsiva y una completa inkibicién de la accién, La inestabilidad que producen estas altemman- cas periédicas exagera atin mas la s de incapacidad de prede- rel futuro y de indefensi6m de la petsona traumatizada™. La dialécti- = ea del trauma es, por consigniente, pqtencialmente perpetua. Esta dialéctica sufré una evolutién con el paso del tiempo. Al © principio predomina la reexperientia intrusiva del acontecimiento traumético y la victima permanece ef un estado muy agitado, alerta a ‘nuevas amenazas. Los sintomas intfusivos surgen principalmente en Eos primeros dias o semanas después del acontecimiento traumético, I> disminuyen hasta cierto punto enteé los tres y los seis meses, ¥ tuego se atentian lentamente con el paso}del tiempo. Por ejemplo, en un ‘estudio a gran escala de victimas de violaciones, las supervivientes ge- gg.neralmente informaron de que sus sintomas intrusivos més graves dis- inuyeron entre tres y seis meses después del suceso, pero seguien sintiéndose ansiosas y teniendo miedo un aio después de la viola- i6n, Otro estudio sobre las supervivientes de violaciones también " descubrié que la mayorfa (80 por 100) seguian quejandose de miedos inirusivos un aio después“, Cuando, dos o tes afios después de ver- las por primera ver en la sala de urgencias del hospitel, se volviezon ‘poner en contacto con un grupo diferente de vietimas de violacién, Ja mayorla todavia padecia sintomas que se podian atribuir « aquel he- cho, Los sintemas més frecuentes de estas victimas eran miedos espe- poube es justernente algo que 2 Wan dex Kale sal quel somes de ition eongrueies orn fos de snczome de gbvinencia dl opicy posta pote ein neal entee fos sistemas centrale edvenérgicody los operon. Véane su ednescapable Shock, Neurotansnites, nd Adeicion to Traum: Toward a Peychobiology of Poss Trausmatic Sear Boose! Prcbiar 29,314:325 (1985) | 1 D.G. Kip, LJ Veconea 7. A. Resch, che Aftemth of Rape: Recent Epi 1 iainga, Americar Joural ef Ortbepaybinn 49 658-669 0979) JES] V, Bechet LJ. Skinne, GG, Abel yote, «The Pet of Sexal Asal on Rape sd tempt Rape Vier, Visolgy 7: 1063 (282), SHESSTISSCOSSSSSSCHSOSCHSESSSGO IEG PSTCOHSSOSCHSSSOSRSGFHSSHDEOVONSSS “ EL TERROR ar | cificos del trauma, problemas sexuales y restziccidn de las actividades » cotidianas ®, La herida traumitica dura atin més tempo. Por ejemplo, de custro 4 a seis afios después de su estudio de las victiinas de violacién en la sala de urgencias del hospital, Ann Burgess y Lynda Holmstrom se volvie. | A medida que disminuyen los sintomas intrusives, empiezan a pre- fon a poner en contacto con las mujeres. Para entonces, tres cuartas dominar los de evtacién constsictivos. La persona traumetizada ya ‘no! parece asustada y puede recuperar su anterior forma de vide. pefo en alla persis el mecensmo de despjar los acontecinientos d He. suisignificado normal, asi como la distorsién en el sentido de Ia teali- fp dall. Puede que la vicina se queje de fingit que sigue adelanté con sus + quehaceres cotiianos, como si estuviera observando los acontecimien- del vida aia con un enorme distanciaient, Selo la reptile reexperiencia del momento del terror consigue traspasar temporal- artes de ellas crefan haberse recuperado. En retrospectiva, alvededor de un tercio (97 por 100) pensaba que les habfa llevado menos de un < sho xecuperarse, y un tercio (37 por 100), que habia necesitado més de un afio. Pero una mujer de cada cuatro (26 por 100) crefa que todavia no se habia recuperado®, Un estudio holandés sobre victimas de secuestros también docu: menta los perdurables efectos de un tinico acontectiiento traundtica, ‘Todos los rehenes tenian sistomas los primeros meses después de set liberados, y entre seis meses y un aiio después el 75 por 100 todavia te. aia sintomas. Cuanto més tiempo habian estado en cautividad, més sintomas tenfan y mas lenta cra su recuperacién, Fn un seguimiento a argo plazo, de seis a nueve afios después del acontecimiento, casi la mitad de los supervivientes (46 por 100) segutan informando de sinto- “4 mas consttictivos, y ua tercio (32 por 100) todavia tenfa’ sintomas in trusivos. Mientras los sintomas de ansiedad general tendian a dismi. nuit a lo Targo del tiempo, los sintomas psicosomdticos empeoraban #, Aunque los sintomas especificos relacionados con el trauma pare. cen desvanecerse con el tiempo, pueden teproducizse incluso afios después del acontecimiento a rafz de recordatorios del trauma original Kardiner, por ejemplo, desctibié a un veterano de guetra que suftia un ataque> de sintomas intrusivos en el aniversario de un accidente é- reo al que habia sobrevivido ocho aiios antes ®. En un caso més recien- ermooos, (su eapeea] muumurabainvitando 2 Septimus «que mires Persia belane abs dee de paneld taal nde sor {aReiale gustaban [oe lado, los choclate, as cossdules) no suponia ningia pl Cer para . Colo a a en la pequek mesa de ménnol. Mint ale genie que bia ver patra lr, enindot en ita de la ele, ptand, sis dbo, peleando por nada, Pero no podia sere! eaboe, 0 podia sen. Ene se fen de, enite las meas y los palanchines camaters, el terrible ter se spoderé ded. n0 pod sre Son sintomas negativos tanto la restriccién de la vida interior de Ie sona traumatizada como la de su actividad exterior. Carecea le tismo; su importanecia radica en lo que falta, Por este sotto les tomas constrictives no son fécilmente reconocibles y a menudo no 2 C.C. Nadelin, MET. Neuman, Husson y to, eA Follow Sey of Rape Vie Sin, Anerkan Jura of Pebiy 2121270 1589, : © A.W. Burgess y 1, ‘L, Holmetram, «Adaptive Strategies and Recovecy from Rape», Ameri: om Jari of Poi BE 1278-1283 979. “HEM. vn der Plot y W.C.Kls, Being Held Heatgein he Nedlands: A Sado ong Tem Afrticim Jona of Trnmati Ses 2: 33-170 0963) © A. Karnes 7 Spgs cb ch cs 0 pgs 3ELIED, % G.van Dyce, NJ. Zilberg yA. McKinnon, «PTSD, A 30-year Delay in « WW TI Com eters, American Joursal of Prebiatry 2: 1070-1079 1985), he 6 5, Suhnd yD. J Shes, eaters of espns Ang Vt of Rape, Aner of Pb 050931 8705 Fle, The Roe Vin, naan Phi Wanton, D.C, 1976: D Res Wore than De: reheat of ap ie Nee fr Fischer rice fara of Ppt 6: 7-52 Y, Woolf, Mrz Dallowoy (3925), Hares, Neva Yori, 1975, pgs 1321 88 se reconoce su origen en un acontecimiento traumético. Con el paso del tiempo, a medida que estos sintomes negativos se convierten en el rasgo més predominante del desorden postraumético, cada vex es més ‘cil ignorar el diagnéstico. Como las sintomas postraumsticos son tan persistentes y tan variados, pueden ser confundidos con rasgos de le personalidad de Ja victima. Este es un grave ecror porgue Ja persona con desorden de estrés postraumstico irzeconocible se ve tondenada a una vida disminuida, atormentada por el recuerdo y limitada por Ia in- defensién y el miedo. Aqut estd, de nuevo, el retrato que Doris Lessing hizo de su padre: joven empleado de banca que tcabsjabs tantas horas por tan poco dine 10 pero que beilaba, cantabs, jugaba y Bitenba.. ese ser natusalanente vigoro- 20 7 alegre mutié en 1914, 1915, 1916, Creo que le mejor de mi padce murié ‘en eva guetry, que su esptita quedé tellido por ella La gente que he conocido, ‘espectalmente Jas mujeres qne ie conacieron. de joven, hablan de su énimo, de su eneegis, desu disfrute de la vide, Temabiéo-de su amabilidad, de su compe. sidn y —una palabra que se repite una y ota vez— de su sabidusia...No cteo {que ces personas hubieran reconocido con facilidad al hombre enfermo, itr- table, abstaido ¢ hipocondaaco que yo conoct® Tiempo después de que haya pasado el acontecimiento muchas personas traumatizadas siguen sintiendo que ha muerto una parte de ellas. Las més afligidas desearfan estar muettas, La informacion més pecturbadora sobre los efectos a largo plazo de los acontecimientas traumiticos nos [a ptoporciona un estudio comunitario sobre las victi- mas de violaciones, realizado con cien mujeres violadas. Fl tiempo me- dio que habia pasado desde la violacién era de nueve aiios. El estudio | registraba solo los problemas mentales graves, sin prestar atencién a niveles més sutiles de sintomatologla postraumética. A pesar de medi- das tan extremas como estas, eran evidentes los duraderos efectos des- tructivos del trauma. Las supervivientes de violaciones se quejaban de 2 mds «ctisis nerviosas», de mas pensamientos suicidas y de mds intentos de suicidio que cualquier otzo grupo, Mientras que antes de la viola. © D. Lasting, ob. ci, pég 86. ‘EL TERROR: 39 i ciép no habian ténido mis tendencia} suicidas que cuslquier otza per “ gona, casi una de cada cinco mujeres (19,2 por 100) habfan intentado | suicidarse después de la violacién”. ‘Las estimaciones de suicidios después de un trauma grave estén -, salpicadas de controversia. Los medibs de comunicacién han informa- do, por ejemplo, de que hubo mas thuestes de veteranos de Vietnam después de Ja guerra que en combate, Estas informaciones parecen ¢s- tar muy exaperadas, pero, no obstante, los estudios de montalidad su- FF gicren que el trauma de guerra pued? realmente aumentar el riesgo de suicidio”, Hendin y Haas encontrarbn en su estudio de los veteranos de guerra con desorden de estrés postraumsitico que una minoria signi- ficativa habia intentado suicidarse (1P por 100) 0 pensaban constante- = mente en el suicidio (15 por 100). Lh mayorfa de los hombres que te- < ‘nfan impulsos suicidas persistentes hjbian estado expuestos a cruentos ‘0 de culpa no resuelto sobre sus ! experiencias en la guerra, de ansiedad intratable, de depresién y de gintomas postrauméticos. Tres de los| hombres se suicidaron duramte el émpo del estudio”. : 7 Por lo tanto, la mera «amenazd de aniquilacién» gue definié ef | momento traumtico puede atormehtar al supcrviviente mucho des- és de que haya pasado el peligro,|No es de extrafiar que Freud en- contrara en la neurosis traumética signos de una «fuerza demoniaca»”. { terror, ita y odio del momento traumético pérviven en la dialéctica trauma | | | BG Hapa C1 Bas 1.J. Von toy, ental Hels Corl of Ci timization: A Random Community Survey», Jqumnal of Gonruling and Clinical Prycholegy 33: tie i "DA Pood M.S Rh, By es ing Nbr Seite Anos ‘crn enteral Pyeng 72 T1220, TTL Henn A? Sau, ued Get Mears of PTSD a Vien Com Meet Amcor elo rh 386591 (1290), n] > Sra yond be Pome Pee cpl 3 SOCOSSDHSOHCOHOSTRHGETOHSCD ho SSSSESCSOSSSSOHSEOESSSHOSPESHOSBOIG 3 DESCONEXION Theos acontecimientos trauméticos ponen en duda las relaciones humna- ¢ basicas. Rompen los vinculos de familia, amistad, amor y comuni- cd. Destrozan Ja construccién del ser que se forma y apoya en rela- Jén con los demas. Debilitan los sistemas de creencias que dan fenificedo a la experiencia humana. Violan la fe de la victima en un rden natural o divisio, y la condenan a un estado de crisis existencial. El dao a las relaciones no es un efecto secundario del triuma mo se pensaba al principio, Los acontecimientes traurniticos tienen tos no solo sobre las estructuras psicolégicas del yo, sino tambi los sistemas de vineulacién y significado que unen al individuo n Ia comunidad. Mardi Horowite define los acontecimientos trau- ticos de la vida como aquellos que no pueden ser asimilados con los. .quemas intemnos» del yo de Ja victima en relacién con el musido 15 acontecimientes traumaticos destruyen los conceptos fundamen- de la victima sobre la seguridad del mundo, el valor positive de la lersona y el sentido de la vida*. La superviviente de una violacién, Ali Sebold, cla testimonio de esta pérdida de seguridad: «Cuando me blaron pera mi vitginided y eas perdo la vida También descarté OM, Horowits Sets Response Spedromes, Jason Asonson, Nostale (Nueva Jersey) 1936, +R JanolfBulman, The Alina of Visiulacion: Rebuilding Shanered Assumpdoas, Traum and lis Wks, C.Fgley (el, Brunnes/MGecl, Nueva York, 1985, pigs 1525. 92 ciertas ideas que tenfa sobre cémo funcionaba el mundo y sobre lo segura que yo estaba»? El sentido de seguridad en el mundo, o confianza bésica, se adquie- 4 +e en los primeros tiempos de vida mediante la relacién con el primer ‘cuidador, Este sentimiento de confianza se otigina con la propia vida y sostiene a la persona a lo largo de su ciclo vital. Constituye la base de to- dos los sistemas de reluciones y de fe. La experiencia original de cuidado hhace que sea posible que el ser humano imagine un mundo al que perte- nece, un mundo hospitalario para Ja vida humana, La confianza bésica es el cimiento de [a creencia en la continuidad de la vida, en el orden de lanacaralena yen el orden ttascendente de fo divino' En una situacién de terror, las personas buscan espontinesmente su primera fuente de bienestar y proteccién. Los soldados y las muje- res violadas gritan amendo a sus madres, o a Dios. Cuando este grito no encuentra respuesta, se derrumba el seritimiento de confianza bési- co. Las personas traumatizedas se sienten absolutamente sbandonedas, absolutamente solas, exiliadas del sistema humano y divino de cnidedo y proteccién que mantienen la vida, A partir de ese momento, cada re- lacién, desde los vinculos familiares mas intimos a las afiliaciones mis abstractas con la comunidad y la teligién, esté dominada por un seati- miento de alienacién y desconexi6n, Cuando se pieede la confianza, fas personas traumatizadas sienten que pertenccen més a los muerios que Jos vivos. Virginia Woolf refleja esta devastacién interior en su retrato del veteran con trauma de guerra Septimus Smith; Esto fue entonces revelado a Septimus Smith; el mensaje escondido en la bbellese de Jas palabras. La sefial secreta que una generacién para, disfractda, a Is siguiente es el desprecio, el odio, 1a desesperanza (..] Uno no puede traer * A. Sebold, Spenking ofthe Unspeakables,Prchitrie Times, pi, 34 enero 1990) + E Brkson, Childhood and Society, Nortan, Nueva Yerk, 1950; C, B, Praney XM. White, RA. Kuli, W. E, Scblengr, J.A. Faebank yous, Natonel Vietnam Veteran Read= jie Sy RS): Exc Sma, Tenge Iie, Rech Teele asl (Carolina cel Nost), 1988. % Cileulo de Terence Keae, citer dels Divi de Ciencia Conduct del Centro Na- onl dl SSPT (V8 Hoop een Toa oo hs porn pete el SPT en el eeraio de oe veteranos de gusta. F Terr, Too Scared ¢o Cr, HarperCellins, Nueva York, 1990, # A.W. Burge y LL, Holnatres, ape Trauma Syndroren, America Journal of Poy chiatry 31: 581-586 1574). ' Co EFS SOHSESDVOESSESO LEDC BO ia Estudios de seguimiento indican que, si se Gomparan con las victimas de otros delitos, las supervivientes de violaciéa tienen al- tos niveles de persistente sindrome de estzés postraumético™, Estos efectos malignos de la violacién no resultan sorprendentes &i se tie- ne en cuenta la profanacién fisica, psicelégica y moral de la perso- na. El propésito del violador es aterorizar, domiaar y hurnillar a su victima, dejarla indefensa. Por lo tanto, la violacién esté, por natu- raleza, intencionadamente disefiada pata producir trauma psicol6- Bice. Aunque la posibiidad de que una persona desarrolle un desorden de estrés postraumético depende principalmente de la naturaleza del acontecimiento traumético, la diferencia individual juege ua papel im- portante para determinar la forma que adoptard cl desorden. No hay dos personas que tengan reacciones idénticas ante un mismo acontec- miento. A pesar de sus muchos rasgos constantes, el sindrome traumé- tico no es igual para todos. Por ejemplo, en un estudio realizado sobre Jos veteranos da guerra con desorden de esteés postrauntatico, el pa- tr6n predominante de sintomes de cada hombre estiba relacionsdo con su historia personal de la infancia, eon sus conflictos emocionales y con su estilo de adaptacién. Los hombres con tendencia a tener un comportamiento asocial solian tener sintomas predominantes de irrita- Dilidad ¢ ira, mientras que los hombres que tenian altas expectativas morales de s{ mismos y un fuerte sentimiento de compasién hacia los demés tenfan mis posibididades de tener sintomas predominantes de depresién®, Hasta cierto punto el impacto de los acontecimientos trauinéticos también depende de la elasticidad de la persona afectada. Aunque los estudios sobre los veteranos de Ja Segunda Guersa Mundial han de- mostrado que cada hombre tenfa su «punto de roptura», algunos se 2 N. Brediay, G. C. Davis, P. Andrei y otros, «Traumatic Beents and Post Tesuatic Stress Disorder in an Urben Population of Young Adulse, Archives of General Pychier 48; 216-222 (1991). % HL Hendin y AP. Haas, Wounds of War The Paychological Aftermath of Combat Vier ary, Basic Books, Nueva York, 1984, DESCONEXION 103 ‘«rompfan» con mayor facilidad que otros”, Sole una pequefia minotia de personas excepcionales parece ser relativamente invulnerable en si- tuaciones extremas. Estudios realizades sobre diversas poblaciones hhan alcanzado conclusiones patecidas: los individuos resistentes al es- ttés parecen ser aquellos con alta sociabilidad, un estilo de mancjar la vida reflexivo y adaptativo, y una fuette percepcién de su capacidad para controlar su destino. Por ejemplo, cuando se hizo un segui- miento de un gran grupo de nifios desde su nacimiento hasta llegar ala ‘edad adulta, aproximadamente un nifio de cada diez. demostsé una pacidad inusual de soportar un entorno adverso temaprano, Estos nifios se caracterizaban por un tempetamento despierto y activo, una socia- bilidad inhabitual, una gran capacidad para comunicarse con los de- nds y un fuerte sentido de su capacidad para determinar su propio , To que los psicdlogos laman «locus interno de control>®. Se han encontrado capacidades parecidas en personas que muestran una special resistencia a la enfermedad’o nna enorme fuerza de animo te las tensiones de la vida normal, Durante acontecimientos estresantes,'las personas muy fueztes son apaces de aprovechar cuslquier oportunidad para emprender una ac- én decidida en conjuncién con otras, mientras. que la gente normal jtueda paralizada con mayor facilidad o aislada por el miedo. La capa * fidad para conservat las conexiones sociales o estrategias activas, in- tuso cuando uno se enfrenta 2 un situacion extrema, parece proteger sta cierto punto a las personas contra el desarrollo posterior de sin- nes postrauméticos. Por ejemplo, entre los supervivientes de un de- % R Geinker 75. Spegeh, Men Under Stes Blakeston,Piladefs, 195, 1M. Gibbs, actors in the Victim That Mediate Beoween Disaster and Peychopsthology: A rics, Jourst of Traumatic Sess?: 489-514 (5989) S.. Laer yB. Zier, «Vulnerable nd ompetence: A Review of Reseatch on Resience in Chilhoods, Anserica Jouraal of Onbopsy- bby 612622 1991). ” E, E, Werner, eligh Rik Children in Young Adulshood: A Longltudinal Study from 1052 Years, American Journal of Ortbopsycbiatr 572-81 (1985), 9° R-Hainery, rom Vien to Survivor: A Stes Management Approach a the Treatment Learned Helpless, en Pycboogil Towns . B. Avan der Kolk, American Pyehiatc 5, Washington, D.C, 1987, pips, 217-232, 104 sastre maritimo, los hombres que consiguieron escapar cooperando con otros mostraron posteriormente pocos indicios de desorden de es- trés postraumitico, Aquellos que se habian «congelada y disociaden solfan mostrar més sintomas después. También tenfan muchos sinto- mas los «rambos», hombres que se habfan lanzado a una accién impul- siva y aislada y no se habfan unido a otros, Un estudio realizado con diez veteranos de Vietnam que no habian desarrollado el sindrome de estrés postraumitico a pesar de haber esta- do continuamente expuestos al combate, demoscraba una vez més la siada caracteristica de estrategias de adaptacin activas y orientadas a un objetivo, fuerte sociabilidad y locus interno de control. Estos hom- bres extraordinarios se habfan centrado conscientemente en conservar la calma, el juicio, fa conexién con los demés, Jos valores morales y su sen- tido ‘del significado inchiso en las condiciones més caéticas del campo de batalla. Para ellos la guetra era «un reto peligroso al que habia que enfrentarse mientras se Iuchaba por seguit vive» y no una oportunidad para demostrar su hombria o una sitwaci6n en la que eran victimas inde- fensas”, Luchaban pot construir un objetivo razonable para las acciones que llevaban # cabo y por comunicar esta idea @ los dems, Mostraban un alto nivel de responsabilidad hacia Ja proteccién tanto de los demas como de sf missnos, evitando riesgos innecesarios y, en ocasiones, cues- tionando érdenes que consideraban equivocadas. Aceptaban el miedo en ellos mismos y en otros, pero se estorzaban por superatlo prepardn- dose lo mejor que podtan para él. También se esforzaban por no ceder ante la ira, que consideraban peliprosa para la.supervivencia, En un ejér- ito desmoralizado que favorecia las atrocidades, ninguno de estos hom- bres expteseba odio o ansia de venganza hacia el enemigo, y ninguno dé clos comerié violaciones, tortur6, asesiné a civiles y prisioneros, o muti 16 alos muertos. ‘Las experiencias de las mujeres que se han encontrado con un vio- Tador sugieren que las mismas caracteristicas de zesistencia pueden A, Holen, A Long-Terer Outcoote Study of Servos from Disscer, Univessity of Oslo ress, Olo Nocuegs), 1990 HL Hlendingy AP. Haas, ob. cit, p21. DESCONEKION 105 i proteger hata cierto punto, Las tpujeres que se mantusieron calana- das, utilizaron muchas estrategias activas y lucharon al maximo de su capacidad no solo tenian més posjbilidades de tener éxito frustrande Ia violacién, sino que tenfan mends posibilidades de padecer graves sintomas incluso aunque, finalmente, sus esfuerzos fracasaran. A dife- rencia de ellas, las mujeres que quédaron inmovilizadas por el miedo y 4 $e sometieron sin forcejear no solo|tenian mas posibilidades de ser vio- 3 ladas, sino también de ser autoctiticas y estar deprimidas después-del buceso. Sin ernbargo, la alta sociabilidad de las mujeres era a menudo " 1a desventaja y no una ventaja disrante un intento de violacién. Mu- 1a mujeres intentaron apelar a la humanidad del violador o estable- calgiin tipo de conexién empatiga con él, Estos intentos fuerou, casi niversalmente, intitiles?”. | Aunque las personas més resistentes tienen mas posibilidades de * sobrevivir ilesas, ningtin atributo personal de la victima es suficiente bor s{ mismo para ofrecer una proteccién fiable, El factor mas impor- ite citado mayoritariamente por los supervivientes es la buena suer- |, Muchos son conscientes de que cl acontecimiento traumétice po- fa haber sido mucho peor y que\podrian haberse «roto» si el destino ho les hubiera salvado. En ocasiones, los supetvivientes atribuyen su bupervivencia ala imagen de una donexién que consiguieron conservar incluso viéndose enfrentaclos a una situacién extrema, aunque también conscientes de que esta conexién era frégil y podria haber sido. sobrevivi6 a un intento de asesi- ‘Tave suerte co vacon axpectoy. Al menas no me volaren. No ereo que hu- bierapodido sobrevivir a ero. Después de gue me apufialaran y me dejaran-por rmucrto, de repente tuve una imagen muy poderosa de ai padre. Me di cuenta de que no me podia maris pargye le cavsucs demasiado sutimiento: Tenia que reconciiarme con dl. Una ve que hube decidido seguir viiendo ocurt ‘una cosa increible, Vimelicé el chdo alrededor de mis mufiecas, aunque mis smanos estaban atadus dated dels expalda, Me desatéy me arraicé hasta cl pa- | | | SIDSSSSSSSHSSEHESEOHOCS 106 sill. Les vecinos me encontraron justo a dempo. Uncssninutos mis y hubiera sido demasiado tarde. La vida me dio una segunda oportunidad, Aunque algunos individuos con recursos pueden set especialmen- te resistentes a los melignos efectos del trauma, los individuos que ¢s- tin al otro extremo del espectro pueden ser muy-vulmerables, Como cabe esperar, los que mas peligro corven son aquellos que ya estén in defensos o desconectades del resto. Por ejemplo, los saldados més j5- venes y con menor educacién que fueron enviados a Vietnam tenian mis posibilidades que ottos de verse expuesios a experiencias extreinas de guetta. También habfa més posibilidades de que tuvierdn menor apoyo social a su regreso a casa y, por consiguiente, menos posibilida- des de hablar sobre sus experiencias de guerra con amigos o familiares, No resulta sorprendence que estos hombres corrieran un gran riesgo a desarrollar un desorden de estrés postraumitico. Los soldados que ya tenfan un desorden psicolégico antes de set enviados a Vietnam tenfan mis posibilidades de desarrollar una amplia gama de problemas psi- quidtricos a su vuelta, pero esta vulnerabilidad no era especifica del sindrome posteaumético”. De forma parecida, las mujeres que teagan desérdenes psiquistricos antes de ser violadas padecian reacciones postrauméticas especialmente graves y complicadas ®, Los aconteci. mientos trauméticos de la vida, como otras desgtacias, son especial- ‘mente crueles con aquellos que ya tienen problemas Los niios y Jos adolescentes, relativamente indefensos si Ios com- paramos con los adultos, también son especialmente vulnerables al daiio®. Los estudios sobre nifics victimas de sbusos demuestran que bay una relaci6n inversa entre el grado de psicopatologid y la edad del comienzo del abuso®, Los soldadas adolescentes tienen mas posibili- 8 Ratcevisa a Chae, 1988, » B.L. Greeny otas,«Buflalo Creek Survivors. ob. cit “ A.W, Burgess LL, Habnstrom, cAdsptve Strategies nd Recovety fom Papen, Arse: can Jour of ayciatry 136: 12784282 (1979), “1 M. Gibbs, ob © AHL Green,

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