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Ficha 5; Anderson, H. (1999). Conversación, lenguaje y posibilidades.

Un enfoque post-moderno en la
terapia.
Cap. 2: Espacios más abiertos: de las tradiciones modernas a las posibilidades posmodernas.
nombre estudiante: Antonia Aylwin Urarte.

Tenemos que a lo largo del tiempo ha imperado el discurso moderno, que va de la mano con la idea de
que hay una verdad a la cual acceder, de que la técnica es fundamental, y que el método científico es
infalible, y nos acerca a la realidad, a la comprensión de aquella; entendida como algo estático que
existe con independencia de la mente y del cuerpo, y dónde el ser humano está en la cima de la cadena,
pudiendo “moldear”, predecir y controlar los fenómenos, y de manera objetiva acceder al
conocimiento. Mas, tenemos que hay una concepción posmoderna que rechaza estas nociones,
proponiendo en cambio que hay muchas realidades, tantas como personas e interacciones hay en el
mundo. La hermenéutica ha sido parte del impulso para esta transformación. Esta se ocupa de la
comprensión e interpretación; se presenta la idea de que la comprensión siempre es interpretativa. La
verdad se construye; no hay una verdad absoluta, o “realidad” a la cual acceder, ya que el mundo se
construye a través de las interacciones de los participantes; por lo que no habría un discurso más válido
que otro. Como se menciona en el texto, “comprender es sumergirnos en el horizonte de otra persona, y
es un proceso recíproco donde uno se abre al otro” (p.75). Esta idea es importante ya que nos muestra
un paso a una nueva manera de comprender a la persona y sus interacciones y relaciones, ya no cómo
un ser estático, a la cual un experto le dirá que le sucede en su interior debido a que es experto y
conocedor, sino que se ve a la persona como constructora de su propia realidad, como partícipe de sus
vínculos y de situaciones y diálogos que crean, en los cuales esta persona tendría voz, espacio, escucha,
y una potencialidad de comprensión, en una instancia compartida, la cual esa persona interpreta y
reinterpreta, como ser activo en su propio proceso de descubrimiento y resignificación.
El construccionismo social también ha sido un gran aporte en el proceso de transformación de una
concepción moderna a una posmoderna. El construccionismo social, según el texto, es una forma de
indagación social; rechaza la idea de que la mente “refleja la realidad”. El conocimiento, entonces,
sería entendido desde aquí como un producto del intercambio social. Los significados que le damos al
lenguaje son resultados del lenguaje en sí mismo. Los significados no serían fijos, sino que están en
constante construcción y reconstrucción, dependiendo de la contingencia y su fluir en las interacciones
comunicativas. Se diferencia del constructivismo a secas en el sentido de que rechaza la idea de una
mente individual que construye una realidad, y cuestiona la noción que este tiene del individuo
autónomo; para el construccionismo social, es la interacción la que produce significación, es el
contexto, el discurso y el plano relacional lo que otorgan sentido a la vivencia de interacción.
De acuerdo con lo planteado, es fundamental tener en cuenta la idea hermenéutica de que la persona
que interpreta, entonces, genera su propia versión de una verdad; su propia verdad. En el “horizonte
interpretativo” se creará una interacción entre ambas personas que están constantemente interpretando,
y generando discursos y diálogos para darse a entender, y para abrirse a la comprensión del otrx, y que
esa persona interprete lo que comparte de su mundo (desde un contexto, posición, historia, cultura y
época específicos). Es fundamental entonces a la hora de pensarlo desde la aplicación al trabajo clínico,
ya que será importante la manera de generar relaciones, la forma de plantear ideas, sentimientos,
ocurrencias, insights. Surge aquí una comprensión particular del encuentro, como se menciona en el
texto, que sería única, propia de ese encuentro, interpretada de maneras distintas por cada persona
participante de ese encuentro, donde surgirá un diálogo. Todo acto de interpretación es infinito, esto
abrirá una concepción de las relaciones y de la psicoterapia desde una horizontalidad entre ambas
personas; sin que haya una que “sabe más”, y otra que “sabe menos”, sino que comparten una
interacción, donde ambxs son oyentes y escuchadxs. Unx nunca comprende acabadamente, entonces
siempre habrá un fin; es un proceso dinámico entre interactuantes activos. Desde la perspectiva
hermenéutica, el énfasis estaría en el diálogo mismo, y no el completo entendimiento de ningunx. Es
muy importante al momento de pensar en la terapia como un encuentro en sí terapéutico; como un
espacio de seguridad y de confianza, en el que se crea un vínculo que no solo está ahí, sino que también
ese mismo vínculo genera cosas, crea nuevas maneras de representarse el mundo y permite abrirse a un
proceso de comprensión mutua y activa.

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