Antes de empezar, es necesario diferenciar entre aprendizaje individualizado y
personalizado:
El aprendizaje individualizado parte de las necesidades que se observan en
el alumno: el profesor adapta el contenido del currículum al proceso de aprendizaje según las características del estudiante.
El aprendizaje personalizado va más allá. Esta propuesta
metodológica parte de los intereses y las opiniones de los estudiantes, entendiendo que cada persona aprende a un ritmo y un nivel diferente, con la finalidad de dar un sentido personal al propio aprendizaje.
El aprendizaje personalizado busca motivar y proporcionar diversos recursos para
mejorar el rendimiento y que el aprendizaje sea efectivo. No hay una única manera de personalizar el aprendizaje, sino que existen diversas estrategias innovadoras, interesantes y realistas que dan voz al alumnado para expresar sus intereses y necesidades.
¿Cómo puedo personalizar el aprendizaje dentro del aula?
Debes de tener en cuenta los intereses y las opciones de cada
alumno y tomar las decisiones oportunas para satisfacerlas. Así, el alumno se sitúa en el centro del proceso de aprendizaje, adquiriendo responsabilidades y diseñando sus propios entornos de aprendizaje, lo cual comporta que aumente la curiosidad y la implicación en su propio proceso de aprendizaje.
Plantea el aprendizaje personalizado de forma progresiva, como un
proceso de acompañamiento y de orientación. En esta metodología, la figura del profesor adquiere una gran importancia, ya que adopta el rol de orientador y asesor.
Conecta el aprendizaje con la vida y la realidad de los estudiantes. Los
intereses que surgen de los alumnos están fuertemente arraigados a su día a día. De esta manera, la transferencia del aprendizaje a su realidad será mucho más efectiva.
Proporciona instrumentos y recursos de diversa naturaleza (visuales,
textuales, humanos, etc.). La personalización del aprendizaje obliga a personalizar la acción educativa. Por eso, para ayudar a tus alumnos a aprender contenidos y adquirir competencias que no dominan, deberás proporcionarles recursos que, a menudo, irán más allá de tus propios conocimientos y de lo que puedes encontrar dentro de la institución educativa. Las TIC son una buena herramienta, pero no la única. La clave está en la variedad de los recursos que utilices.
Apuesta por estrategias metodológicas que permitan desarrollar el
talento de cada alumno. Las metodologías deben ser activas, interactivas e inclusivas. Algunos de estos métodos pueden ser el trabajo cooperativo, por proyectos, por retos, etc., basados en la interacción, los intereses y la participación del alumnado; la gamificación, donde se incorpora el juego para ludificar el aprendizaje; la flipped classroom que invita a utilizar la tecnología en diferentes escenarios y fomenta la autonomía de los estudiantes, etc.
Crea vínculos entre las escuelas y los escenarios y agentes
educativos de la comunidad. De esta manera, se busca aprovechar las oportunidades, los recursos y los instrumentos para aprender, independientemente del lugar donde nos encontremos. Además, gana importancia al trabajo en equipo, en red y colaborativo generando y compartiendo experiencias educativas que enriquecen el aprendizaje.
Las evaluaciones no pueden sancionar el error ni considerar a un
alumno buen o mal estudiante. No debes evaluar el aprendizaje desde una evaluación normativa, sino más bien por criterios, es decir, no se puede comparar los resultados sino que la evaluación debe centrarse en la evolución del propio alumno.