Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
John Dewey
La socialización
Un niño se acerca gateando a un enchufe, con la intención de meter los dedos en él; la
mamá corre hacia el niño, lo alza y lo aleja de la situación de peligro. Además, lo reta y le
prohíbe con severidad que se acerque a los enchufes. Asustado por la reacción de la madre, el
niño llora.
Esta situación de la vida cotidiana puede analizarse desde tres perspectivas: la del
niño, la de la madre, y la de un observador externo.
La madre aprende que ahora que su hijo empezó a gatear, debe adoptar una actitud
de mayor vigilancia, tomar mayores medidas de prevención y de seguridad de su hogar,
porque el mundo de su hijo se va ampliando; tiene que asumir más activamente su rol de
autoridad frente al niño e imponerle normas.
1
El niño está aprendiendo a usar objetos de su entorno que tienen significados sociales,
compartidos con los otros miembros de su sociedad; estos significados incluyen, por ejemplo,
la idea de utilidad y también la de peligro. Asimismo, está aprendiendo modelos de relaciones
sociales: en este caso, el rol de autoridad de su madre y de otros adultos, quienes le imponen
límites a su conducta. Este aprendizaje, que comienza con el nacimiento y transforma a los
individuos en seres sociales, en miembros de su sociedad, se denomina proceso de
socialización. Es el proceso que convierte progresivamente a un recién nacido con un muy
limitado repertorio de conductas en un sujeto social hasta llegar a ser una persona autónoma,
capaz de desenvolverse por sí misma en el mundo en el cual ha nacido.
Sin este contacto permanente con otros seres humanos durante los primeros años de
vida, las personas no podrían desarrollarse como sujetos sociales. El aislamiento y la privación
de todo contacto humano durante los primeros años de vida de las personas producen un
daño difícilmente reversible, que dificulta el desarrollo de las potencialidades y características
humanas, desde las actividades de la vida diaria, como caminar, comer de determinada
manera, hablar y relacionarse con otras personas, hasta la creación intelectual, científica y
artística.
2
instituciones, como los amigos o la escuela. Este proceso de socialización ha sido clásicamente
concebido en dos fases: la socialización básica o primaria, y la socialización secundaria.
Martín tiene cerca de un año e intenta comer solo, aunque con ciertas dificultades. No
es muy hábil manejando el tenedor y la cuchara. Su madre le enseña a usarlos y cada vez que
acierta en llevárselos a la boca, lo aplaude y festeja su acierto. No sucede lo mismo cuando
intenta comer con las manos: la madre lo reta suavemente y le dice que así no se come, que
debe aprender a comer con cubiertos.
Estas escenas se repiten en la guardería donde la madre deja a Martín los días hábiles.
La maestra del jardín maternal se comporta igual que su madre, expresa satisfacción o enojo
cuando los niños cumplen, o no, con lo que se espera de ellos. A partir de la reiteración de
estas situaciones con las conductas asociadas a ellas, los niños van captando su entorno como
un conjunto integrado: objetos, palabras, gestos, tonos de voz, personas que desempeñan
distintos roles. Este proceso, que se inicia desde el momento mismo del nacimiento de la
persona, y se desarrolla principalmente en el seno de la familia, se denomina socialización
básica.
Los aprendizajes que los niños realizan en esta etapa son generalizables a otras
situaciones que tienen lugar fuera del ámbito familiar, en otros ambientes con los cuales van
poniéndose progresivamente en contacto. De manera gradual va aprendiendo a comportarse
socialmente más allá del ambiente inmediato de su casa.
La influencia del medio social de origen tiene gran relevancia, porque las expectativas
dependen, por ejemplo, de la posición económica de los padres. Es probable que un niño
nacido en una familia de clase media tenga mayores facilidades para seguir estudios
superiores, y que este comportamiento le parezca una condición indiscutible y natural para su
desarrollo vocacional y laboral. Si un niño es hijo de una familia de clase baja, es probable que
la continuación de los estudios superiores también sea una expectativa familiar, pero le
resultará más difícil cumplirla, porque deberá trabajar para ayudar económicamente a su
familia, e incluso para poder estudiar.
A medida que las personas crecen, su mundo social se va ampliando, se relacionan con
individuos que no pertenecen a su entorno familiar, y van aprendiendo e incorporando nuevas
3
habilidades, comportamientos, que les serán útiles para insertarse y participar en diferentes
sectores de la vida social: educativo, recreativo, social, laboral, comercial, etc. Este proceso de
aprendizaje continuo, que dura toda la vida del individuo y que se desarrolla a partir de la
socialización básica, es llamado por muchos sociólogos socialización secundaria.
Tanto las familias como los grupos de amigos suelen tener códigos de comunicación y
costumbres propios que “los de afuera” no comprenden, a menos que alguien les devele los
significados de ese misterioso lenguaje de “los iniciados”.
4
Las relaciones secundarias pueden ser vínculos efímeros, como los que se establecen
entre un vendedor y su cliente, entre el colectivero y los pasajeros; y también pueden se
relaciones que se extienden en el tiempo, que se limitan a cumplir un objetivo específico, sin
compromiso afectivo entre quienes participan en ella, como por ejemplo la relación entre el
cajero de un banco y sus clientes.
Puede suceder que la relación entre el cliente y el cajero adquiera otras características,
se modifique, y que se desarrolle entre ambos una relación de amistad. En ese caso, la relación
deja de ser una relación formal, secundaria, y se transforma en un vínculo más cercano, en una
relación primaria. Y aún así, el ahora amigo del cajero no irá al banco para contarle sus
problemas personales, sino que buscarán encontrarse en un lugar adecuado.
En cambio, las relaciones de padres e hijos son relaciones primarias, afectivas. Las
personas participan en ellas como son, no deben “cuidar las apariencias”. Los sentimientos de
protección y de cuidado son habituales, y quienes participan en ellas suelen compartir tanto
los buenos momentos como los malos, los motivos de satisfacción y las angustias.
La familia
Como ya dijimos, es el agente socializador fundamental durante la infancia de las
personas. Los padres eligen la escuela a la que enviarán a sus hijos, en ocasiones controlan
5
quiénes son los amigos de los hijos y también prestan atención a los programas televisivos que
pueden mirar los chicos.
6
La escuela
En la sociedad actual, la escuela cumple un papel fundamental en la socialización de
los individuos. Sin embargo, no desarrollaremos aquí cómo se da este proceso, pues lo
abordaremos en un texto específico.
Los grupos sociales funcionan con un cierto ordenamiento de acuerdo con pautas y
reglas que son conocidas y compartidas entre sus miembros. El concepto sociológico de grupo
se refiere, primero, a un número de personas que actúan entre sí de acuerdo con normas
establecidas; segundo, las personas que actúan entre sí se definen como “miembros”, es decir,
que comparten expectativas de formas de interacción que son moralmente obligatorias para
ellos y para los demás miembros, pero no para los que son vistos como extraños para el grupo;
y tercero, las personas en interacción son definidas por otras personas como “pertenecientes
al grupo”.
En Sociología se establece una distinción entre los grupos de pertenencia y los grupos
de referencia. Los grupos de pertenencia son aquellos de los que las personas forman parte, se
sienten miembros y son reconocidos por los otros integrantes como pertenecientes a ellos. Los
grupos de referencia, por su parte, son aquellos que las personas toman como modelos de
comportamiento, sean miembros o no. Por lo general, los grupos de pertenencia y los de
referencia de las personas son los mismos en muchos aspectos de la vida, pero no siempre.
Este es uno de los mecanismos por los cuales se producen cambios personales y grupales.
7
Teorías sobre la socialización
Cooley y el “sí mismo (self) reflejo”
Charles Cooley, uno de los primeros sociólogos, formuló el concepto del “sí mismo
reflejo” para explicar cómo una persona desarrolla la imagen del tipo de individuo que es. Este
autor sugiere que deducimos nuestra imagen mediante estos elementos: primero, imaginando
cómo nos ven los demás; segundo, a partir de nuestra percepción de los juicios de otros acerca
de nuestra persona; y tercero, según nuestros sentimientos acerca de los dos puntos
anteriores. Formamos nuestro “self” gracias a nuestra percepción de las reacciones de otros
frente a nosotros. Una joven bonita sabe que lo es porque así se lo dicen. Si la observación se
repite a menudo y de manera consecuente, estas respuestas se incorporan a su personalidad,
de modo que con el tiempo se siente una persona bella y actúa como tal. Pero incluso una
joven hermosa creerá que es fea si desde edad temprana los padres se muestran
decepcionados y procuran disculpar su apariencia, y la tratan como una persona poco atractiva
y sin valor. No es necesario que la imagen de nuestro “sí mismo” guarde relación con los
hechos reales de las cualidades individuales. Un niño muy común y corriente experimentará el
sentimiento de que es eficaz y tendrá confianza en sí mismo si se aprueban sus esfuerzos, y en
cambio un niño brillante podrá llegar a sentirse obsesionado por sentimientos de incapacidad
e ineptitud si se rechazan habitualmente sus esfuerzos.
Mead propuso un mecanismo en tres etapas, en el curso de los cuales el niño aprende
a representar roles: preparación, representación y juego.
8
astronauta. Esta etapa constituye la primera posibilidad de representar roles adultos, pero el
niño no los relaciona con metas o propósitos propios.
Mead denominó otro generalizado a esta conciencia de los roles de otros. También
podría afirmarse que representa las normas internalizadas de la comunidad. En nuestra
conducta social, no sólo actuamos por referencia a nuestra propia identidad o “sí mismo”, sino
que además tenemos en cuenta las expectativas de otras personas. Moderamos nuestras
conductas en público porque “la gente hablará”. De un modo muy general puede afirmarse
que el otro generalizado es la conciencia, la “voz interior” que nos indica la expresión
adecuada.
Otros sociólogos han agregado a esta teoría el concepto de otro significativo. Nuestros
otros significativos son las personas cuyo consejo y orientación aceptamos. Respetamos a
estos otros significativos y procuramos comportarnos de acuerdo con sus deseos, porque
anhelamos que aprueben y acepten nuestra conducta. En la actualidad es posible que también
deban incluirse en este grupo las celebridades.