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RESUMEN:
La insuficiencia aórtica, referida como la incompetencia de la válvula para generar un
adecuado cierre, constituye una de las valvulopatías con mayor riqueza semiológica. A lo largo
de la historia, se ha descrito una gran variedad de signos periféricos, la mayoría de ellos
epónimos de sus autores. La Insuficiencia Aórtica es la situación patológica, funcional y clinica
asociada a la incompetencia de la válvula aórtica. Afecta de preferencia a hombres y su etiologia
es muy variada : Secuela de fiebre reumática; Endocarditis Infecciosa; Disección Aórtica;
Dilatación anular ( Aneurismas, Hipertensión arterial, etc. ), Rotura traumática, etc.
La insuficiencia aórtica (IAo) crónica permanece asintomática durante largo tiempo, mientras
que las formas agudas son clásicamente muy sintomáticas y con frecuencia mal toleradas. Las
principales etiologías de las IAo crónicas en los países occidentales son la enfermedad
anuloectasiante, las bicúspides, las causas medicamentosas y la fiebre reumática aguda. La
endocarditis infecciosa es responsable de la mayoría de las IAo agudas, y son causas más
infrecuentes las disecciones aórticas y los traumatismos torácicos. La detección de un soplo
diastólico en el foco aórtico permite establecer el diagnóstico de IAo y requiere la realización de
una ecocardiografía, que es la prueba de elección en el estudio de la IAo. Permite confirmar el
diagnóstico, cuantificar la gravedad del reflujo, precisar el mecanismo y la etiología del reflujo, y
valorar la repercusión en el ventrículo izquierdo (VI) y las presiones pulmonares, así como el
grado de dilatación de la aorta ascendente. El tratamiento de la IAo grave se basa en la cirugía
valvular aórtica que casi siempre consistirá en una sustitución valvular aórtica (SVA). La
indicación quirúrgica es clara en caso de IAo grave sintomática. En las formas crónicas graves
asintomáticas, las indicaciones dependen fundamentalmente de la repercusión sobre el ventrículo
izquierdo (diámetro y fracción de eyección [FE]) del reflujo aórtico y del grado de dilatación de
la aorta torácica ascendente.
ABSTRACT:
Aortic regurgitation, referred to as valve incompetence to generate adequate closure, constitutes one of
the valve valves with the highest semiologic wealth. Throughout history, a wide variety of peripheral
signs have been described, most of them eponymous by their authors. Aortic Insufficiency is the
pathological, functional and clinical situation associated with incompetence of the aortic valve. It
preferably affects men and its etiology is very varied: Sequelae of rheumatic fever; Infectious
endocarditis; Aortic dissection; Annular dilation (Aneurysms, Hypertension, etc.), Traumatic rupture, etc.
Chronic aortic regurgitation (AIo) remains asymptomatic for a long time, whereas acute forms are
classically highly symptomatic and often poorly tolerated. The main etiologies of chronic AIs in western
countries are anuloectating disease, bicuspids, drug causes, and acute rheumatic fever. Infective
endocarditis is responsible for most acute AIs, and aortic dissections and chest trauma are more rare
causes. Detection of a diastolic murmur in the aortic focus makes it possible to establish the diagnosis of
IAo and requires the performance of echocardiography, which is the test of choice in the study of IAo. It
allows confirming the diagnosis, quantifying the severity of the reflux, specifying the mechanism and
etiology of the reflux, and evaluating the impact on the left ventricle (LV) and pulmonary pressures, as
well as the degree of dilation of the ascending aorta. Treatment of severe AI is based on aortic valve
surgery, which will almost always consist of aortic valve replacement (SVA). The surgical indication is
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clear in the case of symptomatic severe AI. In severe asymptomatic chronic forms, indications depend
primarily on the impact on the left ventricle (diameter and ejection fraction [EF]) of aortic reflux and the
degree of dilatation of the ascending thoracic aorta.
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Tabla De Contenidos
Lista De Tablas...........................................................................................................................5
Lista De Figuras..........................................................................................................................6
Introducción................................................................................................................................7
Capítulo 1. Planteamiento del Problema.....................................................................................8
2.1 Formulación del Problema............................................................................................8
2.2 Objetivos.......................................................................................................................8
2.3 Justificación...................................................................................................................8
Capítulo 2. Marco Teórico..........................................................................................................9
2.1 Definición......................................................................................................................9
2.2 Epidemiologia...............................................................................................................9
2.3 Etiología........................................................................................................................9
2.4 Clasificación..................................................................................................................9
2.5 Fisiopatología..............................................................................................................10
2.6 Signos y síntomas........................................................................................................12
2.7 Diagnostico..................................................................................................................13
2.8 Tratamiento.................................................................................................................15
Capítulo 3. Método...................................................................................................................19
3.1 Tipo de Investigación..................................................................................................19
3.2 Operacionalización de variables..................................................................................19
3.3 Técnicas de Investigación...........................................................................................19
3.4 Cronograma de actividades por realizar......................................................................19
Capítulo 4. Resultados y Discusión..........................................................................................20
Capítulo 5. Conclusiones..........................................................................................................22
Referencias................................................................................................................................23
Apéndice...................................................................................................................................24
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Introducción
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2.2 Objetivos
1.1.1. Objetivo general
2.3 Justificación
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2.4 Definición
2.5 Epidemiologia
2.6 Etiología
La insuficiencia aórtica (IA) puede ser aguda o crónica, las cuales pueden ser debido a
anormalidades valvulares o de la raíz aórtica. Es causada por varias entidades, en la aguda las
dos más frecuentes son la endocarditis infecciosa y la disfunción de la válvula protésica y dentro
de la crónica la más frecuente sigue siendo la reumática, la cual se puede manifestar clínicamente
hasta la segunda o tercera década de la vida. (tabla1)
2.7 Clasificación
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Existen diferentes clasificaciones de acuerdo con el criterio utilizado, las que se detallaran a
continuación.
Según evolución
Aguda: Predomina en el sexo masculino. Se caracteriza por la presencia de un cuadro
clínico de insuficiencia cardíaca grave, en ocasiones febril (endocarditis infecciosa)
donde es común la presencia de isquemia miocárdica no coronaria. Los signos
periféricos son mínimos. Con relativa frecuencia, los hallazgos auscultatorios
diastólicos pueden confundirse como fenómenos sistólicos.
Crónica: La insuficiencia aórtica crónica típica permanece asintomática durante años y
va seguida de disnea progresiva durante el ejercicio, ortopnea y disnea paroxística
nocturna. La hipertrofia y la dilatación del ventrículo izquierdo pueden ocurrir en
forma gradual, por lo que se mantienen las presiones normales en el ventrículo
izquierdo y el gasto cardíaco. Pero se desarrolla descompensación, que por último
genera arritmias, compromiso VI e insuficiencia cardíaca (IC).
Según gravedad
Leve (sin interés clínico)
Moderada
Grave
Según patogénesis
Causas que afectan primariamente a los velos aórticos:
o Aorta bicúspide y otras anomalías congénitas.
o Degeneración ateroesclerótica.
o Enfermedad Reumática.
o Endocarditis infecciosa.
o Enfermedades del tejido conectivo o enfermedades inflamatorias.
o Drogas anorexígenas.
o Trauma torácico.
o Lesión de jet debido a una estenosis subaórtica fija.
Causas que afectan primariamente a los senos de Valsalva y la aorta ascendente:
o Dilatación raíz aórtica.
o Ectasia aorto – anular.
o Enfermedad de Marfán.
o Síndrome Ehler – Danlos.
o Osteogénesis imperfecta.
o Disección aórtica.
o Aortitis sifilítica.
o Enfermedades del tejido conectivo.
Mixta
2.8 Fisiopatología
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La IA aguda puede producirse por: disección aórtica, endocarditis infecciosa, infarto agudo de
miocardio, disfunción de la válvula protésica, aneurisma de aorta o traumatismo de tórax. En ella
existe un reflujo de inicio súbito de un volumen de sangre considerable desde la aorta hacia el
ventrículo izquierdo. La característica principal a tener en mente es que este ventrículo izquierdo
es de tamaño normal y no ha tenido el tiempo suficiente para adaptarse a esta sobrecarga aguda
de volumen, por consiguiente, lo que ocurrirá es un marcado y rápido aumento en la presión de
fin de diástole, lo mismo que ocurre con la presión de la aurícula izquierda. Se activa el
mecanismo de Frank Starling; sin embargo, dada la imposibilidad de dilatación ventricular
izquierda compensatoria rápida, esto determinará una reducción del volumen eyectivo.
La taquicardia que se desarrolla como compensación en estos pacientes es insuficiente para
mantener un débito cardíaco adecuado. Estos hallazgos fisiopatológicos son los que explican las
principales manifestaciones clínicas de la IA aguda: edema pulmonar agudo y shock
cardiogénico. Por otro lado, el aumento de la presión diastólica ventricular izquierda hace que
ésta se acerque a la presión diastólica aórtica y a la presión arterial coronaria, provocando una
reducción de la presión de perfusión coronaria subendocárdica, lo que puede desencadenar
manifestaciones de isquemia. La dilatación y adelgazamiento de la pared del ventrículo izquierdo
resultan en un aumento de la postcarga, lo que combinado con la taquicardia ya descrita,
aumentan en forma adicional la demanda de oxígeno miocárdico.
Hay que considerar algunas poblaciones especiales de pacientes con patologías previas que
afectan la distensibilidad del ventrículo izquierdo, tales como: hipertensión arterial y estenosis
aórtica. Estos pacientes con ventrículos pequeños, poco complacientes, con reducción de la
reserva de la precarga, muestran cambios hemodinámicos más importantes en el contexto de una
IA aguda.
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Starling); a la vez, debido al gran volumen sanguíneo que se mueve durante la sístole y al
aumento de presión sistémica, se produce un incremento de la fatiga mural (ley de Laplace), por
lo tanto una poscarga excesiva que puede deteriorar la función del ventrículo. Con el desarrollo
lento de la IA crónica, la respuesta del corazón al incremento de la presión diastólica es la
elongación de las fibras y la replicación seriada de las sarcómeras. Este tipo de hipertrofia
conocida como excéntrica (porque la cavidad ventricular crece en sentido lateral dentro del tórax
y queda excéntrica respecto a su posición normal), permite que las sarcómeras conserven sus
propiedades funcionales, tanto estiramiento como contractilidad. El ventrículo posee una
propiedad llamada reserva de precarga, esta permite acomodar incrementos progresivos de
volumen de llenado sin elevar la presión diastólica final, por otro lado hace que la fracción de
eyección sea normal mientras que el aumento de la poscarga no sea desmedido. Gracias a esta
adaptación, los pacientes con IA voluminosas pueden estar asintomáticos durante períodos largos
de tiempo. La hipertrofia que se genera, trata de disminuir el estrés de la pared parietal (ley de
Laplace), sin embargo, este mecanismo de adaptación tiene su límite y la poscarga, bien sea por
incremento del volumen regurgitante u otros factores añadidos de origen vascular, termina por
aumentarse, alterando el equilibrio y deprimiendo el rendimiento ventricular, a pesar de que la
contractilidad miocárdica intrínseca esté preservada. La hipertrofia a su vez, ocasiona otra serie
de fenómenos perjudiciales para la adaptación ventricular a la sobrecarga volumétrica estos son:
el aumento de la rigidez ventricular, disminución de la distensibilidad y el empeoramiento de la
reserva coronaria. La consecuencia final a este proceso, es el desarrollo acelerado de disfunción
sistólica del VI lo cual progresa hasta convertirse en irreversible. (figura 1)
La insuficiencia aórtica leve no causa síntomas y se puede manifestar solamente por un soplo
diastólico en el borde paraesternal izquierdo desde la niñez hasta la vida adulta. La insuficiencia
aórtica moderada a severa también es compatible con varios años de período asintomático,
incluso con actividad atlética. Esto último es menos válido en pacientes de mayor edad debido a
una menor distensibilidad de la cavidad ventricular izquierda que genera mayor repercusión
sintomática.
Los síntomas típicos son:
Disnea de esfuerzo o paroxística nocturna.
Ángor.
Palpitaciones.
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Entre los signos que presenta la insuficiencia aortica según gravedad tenemos:
2.10Diagnostico
ELECTROCARDIOGRAMA
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Ecocardiograma
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Prueba de ejercicio
Ha sido utilizado para el diagnóstico precoz del compromiso funcional del ventrículo
izquierdo. Generalmente es acompañado de alguna modalidad de imagen más frecuentemente el
ecocardiograma. Los cambios electrocardiográficos tales como depresión del segmento ST no se
correlacionan con la presencia de enfermedad coronaria sino con incremento del estrés de pared
y aumento en las dimensiones de la cámara. El análisis del cambio en las dimensiones del
ventrículo y en la fracción de eyección por ecocardiograma cuando se compara el reposo con el
pico de ejercicio han mostrado estar relacionadas con el pronóstico clínico del paciente aunque
en términos generales el ecocardiograma de reposo es altamente predictivo del pronóstico del
paciente sin que el eco ejercicio aporte de manera significativa información relevante. Por ello
probablemente este estudio esté confinado a aquellos casos en donde existen discrepancias entre
la clínica y los hallazgos ecocardiográficos en reposo o en donde las indicaciones para cirugía
sean limítrofes.
2.11Tratamiento
Desde el punto de vista teórico, los fármacos reducen la poscarga disminuyendo el estrés de
fin de sístole del VI al reducir la presión sistólica y de paso reduciendo la fracción regurgitante.
Como consecuencia de dichos efectos, el VI estaría sometido a menos estrés previniendo los
cambios de remodelación y las consecuencias del mismo. Se han realizado varios estudios
prospectivos utilizando diferentes fármacos, dichos análisis coinciden en mostrar los beneficios
de dicho tratamiento en estos pacientes (tabla 3). El más grande incluyó 143 pacientes
asintomáticos con insuficiencia aórtica severa estos pacientes fueron divididos en dos grupos uno
recibía nifedipina de acción prolongada y el otro digital. Del grupo que recibía digital 34 ± 6 %
fueron llevados a cirugía de cambio valvular durante el período de seguimiento de 6 años
(criterios para ser llevados a cirugía presencia de síntomas, FE < 50%, o incremento del 15% en
el volumen de fin de diástole indexado), comparado con 15± 3 % del grupo que recibía
nifedipina.
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limitantes (angina y disnea) y muerte por insuficiencia cardíaca, en tanto que la muerte súbita es
poco frecuente. La mortalidad intrahospitalaria de la cirugía de la insuficiencia aórtica es del
7,5%. Por lo tanto los objetivos básicos de la cirugía valvular en esta patología, son reducir la
sintomatología, mejorando la calidad de vida, prolongar la vida y prevenir la disfunción
ventricular.
Las indicaciones quirúrgicas en la insuficiencia aórtica crónica son:
Pacientes con insuficiencia aórtica crónica severa sintomáticos (disnea o angor)
atribuibles a la disfunción valvular independientemente de la función ventricular.
Pacientes con insuficiencia aórtica crónica severa asintomáticos con disfunción
del VI evidenciada por la aproximación a alguno de los siguientes parámetros:
diámetro sistólico de 55 mm, volumen de fin de sístole 60 ml/m2, fracción de
acortamiento < 25% o fracción de eyección de reposo < 50%.
Pacientes con insuficiencia aórtica crónica severa que van a ser sometidos a
cirugía de revascularización miocárdica, de la aorta ascendente o de otras
válvulas.
Pacientes con insuficiencia aórtica crónica severa asintomáticos, con FEVI >
50%, pero con dilatación extrema del VI (diámetro diastólico > 80 mm).
Pacientes con insuficiencia aórtica crónica moderada que van a ser sometidos a
cirugía de revascularización miocárdica, de la aorta ascendente o de otras
válvulas.
Pacientes asintomáticos con función sistólica normal y tolerancia adecuada al
esfuerzo.
La elección del tipo de procedimiento quirúrgico por realizar en los pacientes portadores de
insuficiencia aórtica depende de diversos factores, entre los que se pueden mencionar la etiología
de la enfermedad, la edad, las enfermedades asociadas y la situación socioeconómica del
enfermo, que condicionan la técnica operatoria y el tipo de prótesis a emplear. Hasta los
conocimientos actuales, el procedimiento de elección que reúne las mejores condiciones para
constituirse en “ideal” u óptimo no existe. La prótesis mecánica reúne las mejores condiciones en
términos de durabilidad; sin embargo, presenta el inconveniente de la necesidad del empleo de la
anticoagulación crónica con sus conocidos efectos secundarios. Los modelos biológicos plantean
el problema de la limitación en la indicación por su durabilidad. Finalmente, las técnicas que
utilizan autoinjerto y homoinjerto, si bien se manifiestan como una alternativa promisoria en
aquellos enfermos con contraindicación de anticoa-gulación y en los portadores de endocarditis,
no han tenido aún la prueba del tiempo y son de más dificultosa adquisición. Los procedimientos
de reparación plástica tienen una utilidad limitada y resultados que aún distan de ser óptimos.
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donde no se puedan realizar los controles adecuados. Pacientes mayores de 65 años. Pacientes
con alguna enfermedad asociada, cuya supervivencia sea inferior a 10 años. Mujeres que deseen
embarazarse y se nieguen al empleo de anticoagulación (relativa).
Los Homoinjertos esta indicada para pacientes con endocarditis infecciosa en actividad,
fundamentalmente si presentan compromiso y destrucción perivalvular y de la raíz aórtica.
Menores de 65 años con contraindicaciones de tratamiento anticoagulante y en mujeres con
posibilidad de embarazo que no puedan diferir la cirugía.
La operación de Ross es una cirugía técnicamente muy exigente que requiere amplia
experiencia quirúrgica. Útil fundamentalmente para el reemplazo electivo. No es aconsejable en
pacientes con dilatación extrema de la raíz aórtica. Son, en principio, mejores candidatos los
pacientes con estenosis aórtica que aquellos con insuficiencia aórtica como valvulopatía de base.
En cuanto a la endocarditis infecciosa en actividad, su indicación es controversial:
Alternativa en los pacientes con expectativa de vida > 25 años y/o con probabilidades
de embarazo o pacientes valvulares sin posibilidad de anticoagulación oral, con buena
función ventricular y ausencia de hipertensión pulmonar.
Insuficiencia aórtica por endocarditis infecciosa en actividad que requiere tratamiento
quirúrgico.
Insuficiencia aórtica por síndrome de Marfan.
Por último, la plástica valvular queda como alternativa de tratamiento en aquellos pacientes
con insuficiencia aórtica cuyo mecanismo incluye la afectación de otras estructuras que
secundariamente generan regurgitación, como dilatación de la raíz de la aorta o disección o
prolapso valvar, empleándose para algún caso banding y/o anuloplastia, resuspensión valvular
por cúspide prolapsante (todas son técnicas alternativas y de segunda elección).
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Capítulo 3. Método
2.12Tipo de Investigación
2.13Operacionalización de variables
2.14Técnicas de Investigación
Actividades Mes
junio
Dia 19 20 23 24 25 27
Introducción
Planteamiento de
problema
Objetivo genera
Objetivo especifico
Justificación
Marco teorico
Metodología
Conclusión
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Las valvulopatías constituyen una patología cardiaca cuya frecuencia e importancia en nuestro
medio ha aumentado en los últimos años en relación al incremento en la esperanza de vida y a
que son causa de significativa mortalidad y morbilidad en la población general. Los escasos
estudios epidemiológicos sobre éstas, quedan anticuados dado que la epidemiología de este
amplio y heterogéneo grupo ha cambiado dramáticamente en los países desarrollados en los
últimos 50 años. En la actualidad se ha convertido en infrecuente la etiología reumática y ha
ganado importancia la degenerativa.
La insuficiencia aórtica es la valvulopatía con mayor riqueza semiológica y, al mismo tiempo,
reflejo de la historia de la medicina, y su desarrollo a lo largo de los siglos XIX y XX. Ellos
llevaron a cabo una revisión sistemática de la literatura con el objetivo de determinar de la
sensibilidad y especificidad de cada signo. Solo el signo de Hill, de Duroziez, el pulso de
Corrigan y el soplo de Austin Flint tenían estudios suficientes. En el momento de examinar a un
paciente con sospecha de valvulopatía, estos signos deben ser buscados de forma meticulosa en
un examen físico, ya que nos pueden orientar un diagnóstico y tratamiento. De igual forma,
conocer la historia de quienes describieron sus principales signos semiológicos nos ayuda a
facilitar su aprendizaje.
Históricamente la enfermedad valvular ha sido poco estudiada en relación a otras cardiopatías
debido a que suponen un grupo muy heterogéneo de muy diversas etiologías que frecuentemente
pasan inadvertidas. Muchas de ellas se presentan clínicamente de forma tardía requiriendo
intervenciones relevantes tras su presentación clínica. Supone todo un reto su diagnóstico precoz
para conseguir una optimización del tratamiento con la consecuente mejora del pronóstico de los
pacientes.
La ecocardiografía doppler es fundamental para el estudio de las enfermedades valvulares. No
solo detecta la valvulopatía sino que aporta información anatómica y funcional, ayuda a entender
el mecanismo fisiopatológico, cuantificar la severidad de la misma y sus repercusiones.
Revisando las últimas guías de 2014 sobre válvulopatías de la sociedad americana de
cardiología, es llamativo que en la insuficiencia aórtica severa asintomática se recomiende el test
de esfuerzo para confirmar la clase funcional de estos grupos de pacientes. Podríamos
preguntarnos qué sintomatología esperamos desencadenar con el esfuerzo si la regurgitación se
reduce con el mismo. Solo en casos de insuficiencia valvular aguda o en casos de claudicación
de la función ventricular esperaríamos encontrar limitación sintomática de la capacidad
funcional; pero la insuficiencia aórtica crónica es una sobrecarga volumétrica bien tolerada
durante mucho tiempo si no existe otro tipo de insulto sobre el miocardio. Es una interesante
cuestión que podría modificar los criterios y las indicaciones de la prueba de esfuerzo en el
manejo de esta valvulopatía.
La endocarditis infecciosa es una de las etiologías más frecuentes de la insuficiencia aortica
aguda, debido al compromiso hemodinámico y/o al mal control de la infección, en muchas
ocasiones requiere tratamiento quirúrgico de emergencia o urgencia. La decisión de una
intervención quirúrgica en estos casos es muchas veces difícil. Como lo recomiendan muchas
guías. No obstante, algunos enfermos con insuficiencia aortica aguda no presentan insuficiencia
cardiaca grave como complicación; y la necesidad de tratamiento quirúrgico queda condicionada
a otras eventualidades, como la persistencia del cuadro séptico a pesar del correcto tratamiento
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Capítulo 5. Conclusiones
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Referencias
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Nota: análisis que demuestra la efectividad de este tratamiento en pacientes con insuficiencia
aortica severa asintomáticos. (N Engl J Med.)
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