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LA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL EN COLOMBIA

A lo largo de los años, más aproximadamente desde 1783, Colombia ha mostrado su interés
por el tema ambiental, desde su reconocimiento, su interrelación con los seres humanos, su
protección y principalmente, el entendimiento de este como un regalo trascendental y
fundamental para la vida. Iniciando con la “Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada” dirigida por José Celestino Mutis, en donde se identificó miles de especies tanto
de flora como fauna dando un aporte gigante al reconocimiento de la diversidad de los
ecosistemas que se encontraban en nuestro país. Luego, y de esta manera se empezaron a
dar los primeros pasos de reconocimiento del territorio colombiano a nivel, étnico, cultural,
natural y paisajístico, todo con el objetivo de entenderlo para crear políticas y lineamientos
que permitieran darle un manejo adecuado.
En consecuencia de lo anterior, Colombia ha creado una gran variedad de instituciones con
el objetivo principal del cuidado y protección del medio ambiente y el uso sostenible y
controlado de los recursos naturales con el propósito de mantener una armonía entre
hombre y naturaleza bajo los principios de desarrollo sostenible. No obstante, en este
ensayo se hablará sobre las instituciones creadas y las modificaciones que se han
presentado a lo largo de los años gracias a la Convención de Rio en 1992 y en consecuencia
de ello la creación en el país de la Ley 99 de 1993 donde en mi opinión es a partir de esta
que se da un mayor grado de importancia y de poder a nuestros recursos naturales, pero la
pregunta problema es ¿Ha sido eficiente y suficiente el trabajo de protección, control y
conservación de la institucionalidad ambiental colombiana?.
Para comenzar, a partir de la Ley 99 de 1993 se consagra el Sistema Nacional Ambiental
SINA, conocido como el conjunto de instituciones que busca la armonización de todos los
instrumentos para la coordinación y planificación del medio ambiente teniendo en cuenta
los principios ambientales establecidos en la normatividad ambiental del país. Sin embargo,
y de acuerdo con la Doctora Gloria Amparo Rodríguez: “Fuimos consideramos un ejemplo
piloto para la gestión ambiental en el mundo. En su momento, nuestro Código de Recursos
Naturales, la Constitución Política y la Ley 99 de 1993, que creó el Ministerio de Ambiente
y organizó el Sistema Nacional Ambiental (SINA), fueron considerados ejemplos a seguir
en los procesos de cambio legislativo que se dieron en otros países. Desde entonces y hasta
hoy, en Colombia se han expedido diferentes normas y políticas que tienen que ver con el
agua, la biodiversidad, los residuos, las licencias ambientales, etc. A pesar de esto, dichos
esfuerzos no han sido suficientes para que en Colombia se proteja el ambiente y los
recursos naturales y mucho menos, que se garanticen los derechos ambientales. Veinte
años después de su creación, el Sistema Nacional Ambiental quedó reducido a una
utopía…” [ CITATION Glo14 \l 9226 ].
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Si bien la Doctora Rodríguez está en lo cierto, cabe resaltar que el SINA conformado por
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Corporaciones Autónomas Regionales,
Parques Nacionales Naturales, Autoridad Nacional de Licencias Ambientales ANLA,
institutos de investigación, Departamentos Administrativos, Establecimientos Públicos,
gremios, sectores privados entre otros, lo convierten en un sistema complejo y pluralista lo
que le ha impedido trabajar con armonía debido a los diferentes puntos de vista
ambientales, políticos y económicos que se presentan en cada unos de estas instituciones a
pesar de que su objetivo común sea el de propender por un ambiente sano en pro del
desarrollo sostenible de la vida.
El SINA, a lo largo de los diferentes periodos políticos en que se ha venido desarrollando,
ha tenido altibajos que se traducen en una aceptable-deficiente gestión ambiental del país y
no es para menos, pues el tema ambiental siempre a dependido del gobernante de turno y de
como este se desarrolla dentro de sus Planes Nacionales de Gobierno.
Para empezar, y a modo de crítica, a partir del periodo presidencial del expresidente Álvaro
Uribe Vélez, el tema ambiental pasó a un segundo plano cuando el Ministerio de Ambiente
pasó a ser el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Esta fusión llevó al
debilitamiento de la primera autoridad ambiental en el país (Ministerio de Ambiente), de
igual manera de las Corporaciones Autónomas Regionales limitando los recursos
financieros, pues siempre se le dio prioridad a los temas encabezados por vivienda,
debilitando así la política ambiental. Con esto no quiero decir que el desarrollo territorial es
menos importante que el ambiental, pero si se perdió el enfoque y la concepción de que,
para el buen desarrollo de la vida de la población, se debe procurar por la protección del
medio ambiente. Como ambientalista creo y apoyo firmemente en “la interrelación de
respeto con los congéneres, con las otras especies y con los ecosistemas que conforman el
planeta en que vivimos”1[CITATION Jul18 \l 9226 ]. Es inevitable concebir un desarrollo
sostenible creando políticas netamente extractivas y destruyendo ecosistemas con el
argumento de desarrollo económico del país. Durante ese periodo presidencial, la
locomotora minera, el derrame de carbón de la Drummond entre otros fueron escándalos
ambientales que dejaron al descubierto el terrible manejo y gestión ambiental que se
llevaba en el país.
En el gobierno de Juan Manuel Santos, por el contrario, se reflejaron esfuerzos por el
fortalecimiento del Ministerio de Ambiente y su compromiso con los objetivos de
desarrollo sostenible creando y ampliando áreas protegidas y excluyendo actividades
minero energéticas de ecosistemas esenciales como páramos, manglares y arrecifes
coralinos.[ CITATION Car18 \l 9226 ]. Lo anterior, dio un pequeño toque de esperanza para los
ambientalistas, pues una vez más la protección de los recursos se entendía como un pilar
para la protección de los derechos humanos.

1
Julio Carrizosa Umaña. Poder, dinero y ambiente. 2018
3

Sin embargo, lo anterior se vio opacado pues de acuerdo al informe de la Contraloría


General sobre el estado de los recursos naturales se encontró que 18 áreas del sistema
presentan traslapes con 29 bloques petroleros en ejecución y otras 12 con 15 bloques
reservados o disponibles [ CITATION Con17 \l 9226 ] . Lo anterior es solo una muestra de la
corrupción y la falta de coherencia de las políticas ambientales y minero energéticas que
como en los años anteriores siempre se ha presentado. A pesar de los esfuerzos, se siguió
demostrando que la gobernanza se sigue reduciendo a lo político y a lo económico
olvidando la complejidad del hombre y del entorno en que se desarrolla.
Basándonos en estos dos últimos presidentes colombianos y a el manejo que se le ha dado
al Sistema Nacional Ambiental, encontramos y de acuerdo a como lo he dicho en líneas
anteriores, la complejidad del sistema se ha visto intervenido por las diferentes políticas de
cada gobierno, es decir que las instituciones ambientales se han convertido en diferentes
herramientas políticas. Por ejemplo, la mayoría de los ministros de medio ambiente tienen
formación insuficiente en temas ambientales lo que conlleva a la toma de decisiones poco
coherentes con las políticas ambientales y los principios de desarrollo sostenible. Por otra
parte, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo sostenible dejó una de sus funciones más
importantes en manos del ANLA: la expedición de licencias ambientales.
Las licencias ambientales, han sido blanco de críticas en las últimas administraciones, pues
se sigue poniendo en tela de juicio si el otorgamiento de estas se ha hecho bajo todos los
estudios preliminares necesarios. Pero de acuerdo a Manuel Rodríguez ex ministro de
ambiente, hay muchos interrogantes con el otorgamiento de licencias “express”, dado que
para que un proyecto petrolero, minero o de infraestructura iniciara pronto sus actividades,
y no se viera frenado el desarrollo del país, se pretendía reducir el tiempo de 24 meses
aproximadamente a 3 o 5 meses supuestamente sin afectar la rigurosidad. Claramente, para
un mega proyecto petrolero, minero o de infraestructura, tres meses no son suficientes para
evaluar los impactos, divulgar a las comunidades interesadas y crear y plantear excelentes
planes de manejo que tengan en cuenta procesos de control, manejo y restauración
ambiental. Sin embargo, bajo el Decreto 2041 de 2014 se estableció lo que conocemos
como licencias “express”.
Adicionalmente a lo anterior, los procesos de licenciamiento se han convertido en procesos
mediocres que benefician únicamente a los diferentes sectores productivos. Mediocres en el
sentido de que se han vuelto bastante flexibles y no tienen un control y seguimiento
riguroso una vez se otorga la licencia, o peor aún, que se eliminaron procesos de
licenciamiento para sectores que generan impactos ambientales significativos (la
exploración sísmica en el sector de hidrocarburos) suprimiendo la participación ciudadana
vulnerando los derechos a la participación y al acceso a la información. [ CITATION Glo14 \l
9226 ].
4

Por otro lado, las CAR siendo autoridades ambientales regionales y cuyos objetivos son el
de ejecutar, políticas, planes y programas nacionales en materia ambiental y propender por
la protección del medio ambiente, son entidades que también han sido muy cuestionadas,
pues han sido parte de procesos de corrupción y politiquería dado que los diferentes
directores que han pasado por esta institución buscan un mayor acercamiento a sus fines
políticos y obtener ciertos beneficios.
Durante los últimos años, las CAR, no han mostrado mayores avances en protección
ambiental y no se ha evidenciado un trabajo coordinado con las diferentes instituciones del
SINA, pues realmente han sido muy pocos los logros en detener de forma significativa los
procesos de deterioro ambiental de nuestro país [ CITATION Glo14 \l 9226 ]. De hecho, una de
las fallas más significativas dentro del SINA ha sido la falta de coordinación entre las
entidades, una muestra más de que cada organización se convierte en un mundo diferente y
parecieran no tener un objetivo común: Protección de los recursos naturales en el marco del
desarrollo sostenible para el sostenimiento de las generaciones presentes sin comprometer
las necesidades de las futuras generaciones. Por el contrario, cada una le apunta a sus
concepciones políticas y siguen muy enmarcadas en el desarrollo económico sin tener en
cuenta la protección de los recursos naturales.
En cuanto al desarrollo de los Parques Nacionales y las diferentes áreas protegidas, en el
gobierno Santos, estas aumentaron su área de expansión buscando mayor protección, sin
embargo, la pregunta radica en que si realmente aumentando las áreas protegidas se está
dando un seguimiento y una real protección a estas áreas. La respuesta es no. No basta con
llenarse de halagos y triunfos argumentando que la solución a la protección de los recursos
era aumentar sus áreas de reserva y de protección cuando realmente no se aumentó de igual
manera los recursos financieros, técnicos y humanos para tal fin. La participación del sector
ambiental en el Presupuesto General de la Nación (PGN) se a mantenido en un escaso
0,3%, mientras que a la del sector de minas y energía, uno de los que mayores esfuerzos de
vigilancia y control ambiental demandan, se le asignó entre 1,3% y 1,8% 2. No obstante,
cabe resaltar que para 2019, este presupuesto aumentó en un 60% lo que dio un parte de
tranquilidad al sector ambiental.3 Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, sigue siendo escaso
e insuficiente el presupuesto designado para el sector, a tal punto que llega a ser muy
peleado por cada una de las instituciones que conforman el SINA. Por ejemplo, para los
PNN, “hay un guardaparques por cada 50 000 hectáreas cuando el estándar internacional
es un funcionario para cada 100 hectáreas. “Y con el presupuesto actual estamos
absolutamente distantes de poder cumplir a cabalidad con nuestras funciones””4.

2
Ernesto Guhl. Colombia: El balance ambiental de Juan Manuel Santos y los enormes retos que le quedan a
Iván Duque. 2018.
3
Carolay Morales. Nota radial LaFm.
4
Carlos Castaño. El balance ambiental de Juan Manuel Santos y los enormes retos que le quedan a Iván
Duque. 2018.
5

A pesar de que el panorama ambiental se muestra un poco caótico, no todo es malo. Uno de
los mayores logros del SINA, se ha visto reflejado en el aumento de conocimiento y en el
desarrollo de investigaciones por parte de las instituciones como el Instituto Von Humbolt,
el IDEAM, el SINCHI, INVEMAR y el Instituto de Investigaciones Ambientales del
Pacífico Jhon von Neumann; todos ellos han aportado al conocimiento territorial, cultural, y
de diversidad biológica de nuestro país.
Si bien el SINA como lo he mencionado en líneas anteriores, ha tenido altibajos desde su
creación y realmente han sido más los aspectos a mejorar que los logros alcanzados, pues
cada uno de ellos se ha visto opacado por procesos de corrupción y de clientelismos
políticos que no enaltecen ni favorece a la política ambiental actual. El SINA requiere con
urgencia una revisión más seria y objetiva, donde cada una de las instituciones que lo
conforman trabajen realmente de manera articulada, donde los directores, profesionales y
técnicos que los conforman sean realmente trabajadores honestos y que no atiendan a sus
beneficios políticos y económicos.
Se debe integrar mucho más al trabajo del SINA la participación ciudadana y de
comunidades, y no solo trabajar por su integración, si no también, que sus opiniones sean
tenidas en cuenta al momento de la toma de decisiones, especialmente en aquellas que tiene
que ver con la puesta en marcha de mega proyectos. De igual manera, concebir mayor
diálogo entre las instituciones y los centros de investigación marcando como meta por un
lado la conservación y protección de los ecosistemas y por otro, el desarrollo del país
basándose en los diferentes estudios que aporta la ciencia, pues esta, establece la
complejidad de nuestro país y su transformación a lo largo de los últimos procesos a los que
se ha visto enfrentado; como, por ejemplo, la transformación de los territorios luego del
acuerdo a de paz.
Adicionalmente, es imprescindible, optar por la educación ambiental no solo de la
comunidad y población común si no también por la de aquellos que toman las decisiones en
el marco ambiental, dado que con esto se abre la opción de la construcción de modelos de
manera integral que permitan una mayor y efectiva gestión en el país desde los distintos
sectores productivos del país5.
También, es importante el tema presupuestal para el sector ambiental. Si bien el estándar
mundial está por encima del 3%, Colombia “está muy lejos de tener recursos adecuados
para funcionar”6. Se requiere mayor compromiso por parte de los gobiernos para restaurar
y rehabilitar las distintas áreas que se han visto afectadas precisamente porque no ha se ha
visto una institucionalidad coordinada; y estas afectaciones siguen y seguirán en aumento si
no se asignan recursos financieros necesarios.

5
Foro Nacional Ambiental. Futuro de la investigación; los institutos del SINA y sus perspectivas.
Intervención Julio Carrizosa Umaña.
6
Carlos Castaño. MONGABAY.
6

x
Se deben generar estrategias que establezcan y eviten

Bibliografía

- Canal, F., Rodríguez, M. Las Corporaciones Autónomas Regionales, quince años


después de la creación del SINA.
- Cardona, A. J. (6 de Agosto de 2018). MONGABAY.
- Carrizosa, J. (2018). Poder, dinero y ambiente. El Espectador.
- De la Rosa, E. (2003). Comentarios a la gestión ambiental. Semana.
- Ezequiel,M. (2012). Política de educación ambiental en Colombia, 2002-2010.
- Guhl, E. (2016). La política ambiental colombiana en las dos últimas décadas y
laudato si.
- Nación, C. G. (2017). Estado de los recursos naturales 2016-2017. Bogotá.
- Rodriguez, G. A. (28 de abril de 2014). La silla vacía. Obtenido de
https://lasillavacia.com/elblogueo/blog/el-sistema-nacional-ambiental-quedo-
reducido-una-utopia-47232
- Salinas, John. La política ambiental y su institucionalidad en Colombia.
- Ibarra Vega,D. (2017).¿ Y el sistema nacional ambiental?. Diario La Opinión.

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