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Por Birgit Knoblauch and Dennis Berger
Rurrenabaque, Julio 2007
I Introducción
El departamento del Beni es famoso por sus grandes extensiones de pampas y pasturas
para la producción de ganado cebuano o también llamado pampeño, que cubre
aproximadamente el 40% de la oferta a nivel nacional con 450 mil cabezas, de las cuales
340 mil se comercializan en las ciudades como Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Sucre y
Oruro (Federación de Ganaderos del Beni y Pando, Fegabeni).
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Voluntary Deutscher Entwicklungsdienst (DED)
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Voluntary Deutscher Entwicklungsdienst (DED), Phd-student Wageningen University
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El potencial de expansión y desarrollo ganadero dentro de las fincas de los pequeños
agricultores en la zona de colonización se refleja en los resultados del estudio de pre-
factibilidad, elaborado en 2006. El uso de la tierra para la ganadería en ese entonces cubría
en promedio el 18% del área disponible por finca (Gráfico 1), mientras que la visión a futuro
de los productores prevé un 30% de la finca para uso ganadero (Gráfico 2).
Gráfico 1. Gráfico 2.
Los estudios realizados en la zona presentan varias razones de la preferencia del ganado
vacuno por parte las familias colonizadoras. Entre ellas están:
• Baja inversión de mano de obra
• Mercado permanente y seguro
• Mercado de fácil acceso
• Acceso a crédito
• Banco de ahorro
Pese a las preferencias mostradas por las familias hacia la producción bovina dentro de las
fincas en la zona, las agencias de cooperación técnica y desarrollo rural en general han
dado poco énfasis hacia estos sistemas de producción por su impacto negativo en la
sostenibilidad de uso de suelo. Sin embargo, debido a la persistencia y extensión creciente
de este sistema productiva se debe considerar su inclusión integral dentro las acciones
dirigidas a mejorar el uso sostenible de los recursos naturales.
Para lograr tal inclusión integral a nivel de finca se debe en primer lugar analizar los
diferentes estilos de manejo bovino que se han desarrollado por parte de las familias en la
zona. El estudio de los estilos agrícolas, “farming style research”, (see J.D. Ploeg 1989) en
resumen trata de analizar las diferentes maneras en que los agricultores organizan sus
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sistemas de producción dentro de la finca. Este organización no solo es una reflexión
técnica sino se lo debe analizar como fruto de años de experiencias de práctica, optimizando
recursos, posibilidades y obstáculos confrontados, que además responde a otros objetivos
trazados a nivel familiar.
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Desde tal análisis, el desarrollo del sistema dentro de la finca por el actor demuestra ser un
proceso dinámico basado en la generación de conocimientos que cambia y varía por cada finca
y agricultor en el tiempo. Estos cambios y variaciones se demuestran en la realidad por los
estilos de manejo ganadero dentro de las fincas optado por los agricultores en la zona de
estudio. Tal información ayuda a generar actividades a mejorar el impacto ambiental e impacto
económico a nivel familiar de este sistema productivo.
Caso I
Benito Mendoza es un colonizador proveniente del altiplano que hace nueve años empezó con
crianza de ganado criollo mixto, para producir tanto leche para sus hijos, como carne para la venta.
Durante los 4 años iniciales su esposa pastoreaba el ganado en la franja del carretero, hasta que él
estableció su primera hectárea de pasto. Recibió en un tiempo asistencia técnica de Aspai, sin
embargo la mayoría de sus conocimientos los adquirió preguntado a sus vecinos y con el tiempo por
su “propia cuenta” experimentando. Hoy en día cuenta con 4.5 hectáreas de pastos y va a
“desenchumarlo” (limpiar) y ampliarlo poco a poco de acuerdo a lo que críen sus vacas hembras.
Aunque hoy en día prefiere el cultivo de perennes como el cacao, quiere mantener cierta diversidad
productiva en su lote para asegurar sus ingresos. Su producción ganadera está orientada al doble
propósito, puesto que su mujer ordeña 3 veces / semana ( 2 – 3 lts) para el autoconsumo y él vende
de acuerdo a la necesidad que llega al promedio de una cabeza por año.
La inversión en potreros es baja o nula; muchos agricultores empiezan como Don Benito a
pastorear el ganado en barbechos o franjas de la carretera o usan potreros establecidos por los
dueños anteriores del lote (1 – 3 ha). Otros instalan sus primeras hectáreas de pasto propio en
conjunto con arroz y luego se olvidan de la limpieza o hacen la primera quema fuera de la
época adecuada o de muy alta intensidad y pierden sus pasturas o estas resultan de muy baja
calidad y cobertura. Tampoco se invierten en corrales o cercas de potreros para implementar
una rotación controlada de las pasturas.
Por otro lado, entre estos agricultores, el conocimiento sobre manejo del ganado es leve y
muchas veces se pregunta a los vecinos o conocidos para pedir consejo acerca del ganado o
alguna inversión relacionada. Algunos poseen conocimientos del altiplano, sin embargo no son
todos aplicables a nivel del trópico. Por lo general las mujeres e hijos pequeños cuidan y vigilan
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levemente al ganado, generalmente sólo en las mañanas y tardes. No se compran suplementos
vitamínicos o medicinas, solamente en casos extremos y se desparasita 1 – 2 veces por año.
De vez en cuando se da sal mineral, especialmente si hay ganado más delicado como el pardo
y solo en pocos casos reciben agua si no está a su alcance en pozas o riachuelos. Los escasos
conocimientos junto al manejo leve y los descuidos ocasionan un decremento en la sanidad del
ganado y mayor mortandad. Un ejemplo extremo es Don Luis Catacora que sufrió la pérdida de
3 novillos que en su búsqueda de agua y comida se atragantaron con limas.
Dentro de los potreros bajo manejo criollo no existe una regularidad en la carga animal, que
varía entre 0.5 – 2 cabezas / ha, siendo una referencia ideal 1 cabeza / ha. Es imposible hacer
cálculos acertados de la carga animal manejada entre estos productores, ya que la cantidad de
ganado fluctúa repentinamente (crías, venta o mortandad) en combinación con la disponibilidad
de pasturas. La pérdida de pastizales a causa de la elevada carga animal e inadecuada rotación
de pasturas para su recuperación se observa de manera extrema en el caso de la familia
Ninancuro en la comunidad de Collana.
Caso II
La familia de Martín Ninancuro empezó hace 10 años con la crianza de ganado a partir de una sola vaca
criolla. Poco a poco fue incrementando su hato hasta 18 cabezas (grandes y crías), sin embargo nunca
amplió las 2 ha de pasturas que tenía y tampoco podía implementar un sistema rotativo. El pastoreo
permanente no permitió la recuperación del pastizal, el cual hoy en día no sobrepasa a los 20 cm. A
causa del estiaje de pasto empezó a pastorear sus vacas en el barbecho y en el carretero, sin embargo
fue teniendo más problemas con la destrucción de otros cultivos en su lote que su familia decidió a la final
vender 5 cabezas el año pasado y desea vender otras más este año.
5
cabezas / ha
0
1 2 3 4 5 6 7
años
Foto: Pastizal con sobrecarga animal
La degradación y escasez de los pastizales lleva a los dueños a soltar a sus bovinos al monte o
barbechos y áreas verdes aledañas a la carretera, con el objetivo descansar y recuperar los
pastizales. Al mismo tiempo los animales soltados que son cuidados por los niños y señoras,
causan problemas cotidianos en las demás fincas como daños por invasión del ganado y
accidentes en la carretera. Otra solución para descansar las pasturas es la existencia de
acuerdos entre vecinos o parientes. Como es el caso con Luis Catacora y Nemecio Flores que
rotan su ganado con pastizales de sus suegros o vecinos, para permitir la recuperación
temporal de sus propios pastos para evitar el pastoreo permanente y hacer una rotación en dos
potreros (1mes / potrero).
La carga animal óptima por hectárea además se complica, tomando en cuenta la denominación
de un pastizal entre los productores. Se ha observado diferentes casos como un pastizal de 3
años de edad, donde el pasto ha superado los 60 cm y ha echando semilla por falta de
pastoreo, otro de 4 años con más de 60% de malezas de hoja ancha y gramínea nativa que
siguen bajo pastoreo permanente. El caso más particular se presentó en la finca de Rufina
Quispe que mostró su pastizal de 2 años que es una parcela con 30% de cobertura de pasto y
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malezas que han llegado a una altura de 3 – 4 metros.
Por lo tanto la percepción acerca de la duración de sus pastizales se presenta muy variable
entre los productores según sus experiencias. Este estimación se basa en su modo particular
de pastoreo y manejo en general pero también en los condiciones del suelo observado. Como
en el caso de Alberto Mamani que tiene un lote en un bajial con suelos muy arcillosos donde
más de 30% se encharca por falta de drenaje. Según él, utilizando una carga animal óptima de
1 cabeza / hectárea y bajo su estilo de manejo, el pastizal duraría solamente 5 años. Esto
contrasta con la perspectiva de Nemecio Flores que asegura que su pastizal de 6 años,
implementado en suelo limoso, puede durar hasta 20 años con el manejo criollo y rotación con
su vecino. Según la mayoría de agricultores los suelos más aptos para la ganadería son los
arenosos y limosos, mientras que bajo suelos arcillosos los pastizales duran menos.
Dentro este sistema de manejo leve del ganado optado por los agricultores en la zona la
estimación los beneficios económicos directos por este estilo de manejo ganadero en la zona
por hectárea se resulta bastante imposible. En resumen las vacas se ordeñan pocas veces ( 2 -
4 días por semana / 3 meses) o no se ordeñan y tampoco hay separación de las crías. No
existe mucha regularidad en la venta de ganado para carne, ni en visiones acerca de lograr una
producción optima (aumentar peso vivo por animal por hectárea). Existe casos donde los
agricultores mantienen sus vacas por más de 10 años en sus parcelas. En general la venta del
ganado por los agricultores en la mayoría de los casos se presenta por emergencias familiares
o verdadero estiaje de pasturas.
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En este sentido el ganado es más observado como una seguridad financiera en forma de ahorro
o crédito de acceso constante. La mayoría de los agricultores en la zona mencionan el beneficio
que presta el ganado en cualquier momento, ya que se puede canjear por dinero para atender a
necesidades familiares. Esta facilidad no se presenta en el caso de otros cultivos o trabajos que
en general dependen de una cierta periodicidad. El hecho que las pocas agencias de crédito
operando a nivel rural en la zona, PRODEM y ANED provee créditos para el desarrollo de esta
actividad confirman esta seguridad en términos financieros.
Se puede observar que este estilo ganadero se ha desarrollado como uno de las varias rubros y
actividades con el objetivo de asegurar la subsistencia familiar que no tiene prioridad
excepcional. Muchas familias que han optado por este estilo ocupan varios rubros y actividades
tanto dentro como fuera de la finca lo que se demuestra muy claro en el caso de Martin
Ninakuro:
Caso III
Hoy en día la familia Ninancuro ya no quiere ganado en el lote actual de vivienda. El enfoque familiar para
la finca está en el desarrollo de cultivos perennes, como agroforestal con árboles maderables, frutales y
la producción de cacao en combinación con el cultivo de plantas ornamentales y la crianza de ovejas,
patos, pollos y cuyes en pequeña escala, ya que estos animales hacen “menos daño y comen menos”.
La diversificación de la producción dentro de la finca parte de la visión de la familia a promover una finca
prototipo “agro ecológico”, dirigido a atraer el ecoturismo. Este atracción hacia el ecoturismo, es algo que
se puede observar entre mas agricultores en la zona debido a que el pueblo de Rurrenabaque se ha
desarrollado en los años 90 hasta uno de los complejos turísticos más grande del país, con un flujo actual
de encima de 60000 turistas anualmente. A menos de 10 Km. de distancia de la finca de Ninakuro se
encuentra un finca agrícola grande que sirve como atracción turística y donde algunas agencias de
turismo mandan excursiones. En otro lote a lado, el hijo de la familia, igualmente está siguiendo este
ejemplo de implementar un complejo de agro - ecoturismo y en este año ha invertido en instalar una
parcela forestal dentro de la finca y un carretera hasta el final con un gran espacio para un parqueo. Para
realizar tal actividad se ha alquilado una oruga planeadora. La ganadería sigue siendo una perspectiva
económica para la familia, pero pretenden hacerla en otros lotes que se han conseguido en Ledezma que
son bajiales y donde quieren establecer de un solo 10 hectáreas para dedicarse más al engorde
estacional de ganado.
Resulta que el estilo criollo no es solamente desarrollado por falta de conocimiento o pobreza
en la zona. Estos factores juegan un rol importante, sin embargo, los diferentes casos al mismo
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tiempo que hay otros factores importantes, como el interes en enfocar en diferentes rubros
simultaneo, que influye en el desarrollo y mantenimeinto de este estilo. El estilo se caracteriza
en el objetivo de disminuir a lo máximo la inversión de tanto de mano de obra como financiera
en el manejo de ganado dentro de la finca para dividir los recursos disponibles entre los demás
rubros y actividades trazados por la familias dentro su modo de vivir.
Caso IV
Jhonny Choque es un agricultor que hace 5 años empezó con la crianza de ganado y tiene gran
preferencia por la producción pecuaria, incluyendo la de cerdos. El maneja ganado criollo y pardo
cruzado con razas de nelore y brahman para mejorar la producción de carne y resistencia a
enfermedades. Al inicio comenzó con 4 vacas en 3 hectáreas y fue aumentando su hato poco a poco.
Actualmente tiene una rotación controlada de 2 – 3 semanas de pastoreo y 1 mes de descanso en un
total de 12 hectáreas de potreros cercados de B. brizanta y B. decumbens y donde pasta 17 cabezas de
ganado mixto con un reproductor brahman que compró. Recientemente implementó 2 hectáreas más de
potreros y contrató a 2 personas para que le ayuden junto a su hijo mayor en la primera limpieza. El
compra alrededor de 3 cabezas / año para el engorde temporal y reventa, además su finca produce de 4
– 6 crías por año. El ganado comprado muchas veces proviene de pequeños agricultores en emergencia
a los cuales otorga un préstamo rápido. El vende de 3 – 4 cabezas / año a un peso promedio entre 200 –
250 kg.
El caso de Jhonny Choque presenta un estilo todavía con ciertas similitudes al manejo criollo,
pero de forma mejorada que se ha desarrollado entre algunas de las familias de pequeños
agricultores. Este estilo se puede observarse con el 25% de las fincas observados en el estudio,
donde los agricultores demuestran mayor interés en hacer inversiones para mejorar el manejo
de sus pasturas y su ganado. La producción de ganado bajo este estilo es orientada tanto a la
crianza permanente y en ciertos casos al engorde temporal.
Se puede observar que los ganaderos bajo el estilo criollo mejorado dan mayor énfasis a la
ampliación de sus pastizales dentro de sus fincas, contratando inclusive mano de obra temporal
para la limpieza. También se eligen mejor las pasturas de acuerdo al tipo de suelo y se invierten
generalmente en cercas para empezar a manejar un sistema de rotación. En general se realiza
una rotaion de pastoreo en las fincas con manejo mejorado alrededor de 2 – 3 semanas con 1
mes de descanso y inclusive algunos piensan en construir pequeños corrales cerca de casa
para que duerma el ganado.
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La carga animal fluctúa entre 0.5 y 2 cabezas / ha y se mantiene más cercano y no presenta
tanto fluctuación extremo como en el anterior estilo. Se pude observar que la ampliación de las
pasturas trata de ajustarse mayormente conforme a la reproducción del ganado. Por ejemplo
Quisbert Jaqui es un productor que empezó con 1 cabeza de ganado para aprovechar las 5 ha
de pasto que puso hace 15 años al inicio de su actividad ganadera. Hace 5 años alcanzó su
carga animal óptima de 1 cabeza / ha y ahora aumentó una hectárea más de pasto decumbens
cerca del monte alto, además de su pastizal en la segunda faja.
Se suplementa con sales minerales cada 3 – 7 días y se desparasita el ganado cada 3 meses o
3 veces al año. También se dan vitaminas o medicamentos al ganado “mejorado” o más
delicado como la raza parda o el ganado otorgado por los proyectos de desarrollo. Las
vacunaciones se hacen de forma gratuita de parte de los técnicos de SENASAG. No se da
forraje adicional al ganado, con excepción de algunas productores como Apolinar Rocha que
tiene pasto de corta como el Merquerón. En su caso en particular, él tiene la idea de mejorar la
alimentación del ganado cultivando soya, ya que lo ha visto donde los Menonitas en la zona de
San Borja. En continuación el planto algunas cultivos de soya en su finca para experimentarlo,
sin embargo encontró bastante problema en el proceso con el secado de las vainas debido a la
gran humedad de la zona.
Los ingresos económicos / año / ha de este rubro son igualmente difícil de calcular dado que las
vacas se ordeñan en general para autoconsumo o no se ordeñan si son muchas y mezcladas
con ganado más bravo (cebuino). La venta de ganado es esporádica, en general de 3 – 5
cabezas / año a esta escala de productores y con un peso de venta entre 180 – 250 Kg.
(ganancia de peso promedio XX kg / año) o entre 2 – 4 años de edad. Las familias ya
demuestran mayor conocimiento del mercado e ingresos que se pueden lograr por hectárea.
En general dentro este estilo se nota mayor dedicación por la familia hacia el manejo ganadero
dentro de la finca como uno de los actividades principales por desarrollar en lugar de actividad
suplementario.
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2.3 Estilo empresarial
Caso IV
Sergio Chungara es un ganadero con visión más comercial que hace más de 20 años empezó con la
crianza permanente de ganado pardo con el fin de vender leche y queso en los poblados cercanos a
su lote. Al inicio le fue muy bien, ya que obtenía buen precio por la leche fresca y vendía en 5 Bs sus
quesos (de 5 litros sacaba 2 quesos). Según Don Chungara, este negocio fue decreciendo en los 10
últimos años, puesto que por las instituciones y proyectos muchos agricultores han adquirido ganado
pardo y se dedicaron al mismo negocio. Desde ese entonces empezó a cambiar su ganadería hacia
la del doble propósito y luego a la crianza de ganado de carne. Hace 5 años abrió una tienda para la
venta de carne en Yucumo y desde entonces su hijo se ha hecho cargo del ganado. El comenta que
su experiencia no fue fácil, primero por experimentar su primer “fracaso” con la ganadería de leche,
de razas pardas y muy delicadas para el clima existente y segundo por la alta inversión que le tocó
hacer para comprar toretes cebuanos y así cambiar su hato. Hoy en día está satisfecho de sus
decisiones y quiere orientarse más hacia las razas cebuanas de mayor engorde, puesto que según el
sus tierras son muy aptas para la ganadería. Su hato le produce anualmente de 15 – 20 crías y el
vende entre 10 – 20 cabezas propias. Aparte compra 5 cabezas / semana para faenar y vende la
carne directamente en su tienda en Yucumo.
El tercer nivel se ha encontrado entre dos casos del estudio que representan un modelo
empresarial occidental, uno en crianza de ganado y otro de engorde temporal. Este estilo de
manejo ganadero es más tangible en términos económicos y producción por hectárea.
Las inversiones bajo un manejo empresarial son mucho mayores, ya que se invierten en
corrales y bretes para la vacunación y desparasitación. La inversión en potreros y ganado es
considerable y el conocimiento sobre variedades de pasto y ganado, así como sus fortalezas y
debilidades es mucho mayor. En general se compran lotes aledaños para ampliar los pastizales,
por ejemplo Sergio Chungara tiene 3 lotes seguidos con 36 ha de potreros y Max Nina 5 lotes
(125 ha), de las cuales el 80% están bajo uso ganadero.
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Foto: Ganado criollo y pardo cruzado con cebuínos (Sergio Chungara)
Se trata de maximizar la carga animal sin degradar los pastos, por lo general fluctúan alrededor
de las 2 cabezas / ha. También se utiliza una rotación controlada en potreros grandes (5 – 20
ha) que generalmente consiste en 1 – 2 semanas de pastoreo con 1 mes de descanso.
Ambos productores están mucho más concientes de los factores que influyen en la degradación
de pastos. Los pastos más viejos (14 años) de Max Nina están en suelos limosos y han
soportado en la mayoría de los años una carga animal de 2 cabezas / ha sin mayor
degradación. El considera que el próximo año es necesario renovar su pastura por medio de
una quema adecuada y controlada, que será solamente su segunda quema del pastizal
realizado en los 14 años. Sergio Chungara por otro lado experimentó una vez la degradación
severa en su pastizal de B. decumbens sembrado sobre suelo arcilloso por la sobrecarga
animal, la cual la ajustó muy pronto a su ideal de alrededor de 2 cabezas / ha.
Las ganancias de peso en la crianza de ganado de carne mejorado llegan a pesos entre 250 –
300 kg / cabeza en 2 – 3 años. Mientras Sergio Chungara vende de 10 – 20 cabezas propias /
año (180 – 250 kg), Max Nina alquila sus potreros a 0.80 Bs / cabeza / día, generando un
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ingreso de 584 Bs / ha / año.
La dedicación al ganado en ambos casos es mayor aunque no es la única, puesto que ellos se
orientan a cubrir toda la cadena productiva para incrementar sus ganancias. En el caso de
Sergio Chungara, su deseo de tener una producción junto con el valor agregado se dio desde
un inicio con la producción de quesos y hoy en día con la venta de carne en Yucumo. En el
caso de Max Nina el ganado es un negocio aparte, ya que su actividad preferida es la crianza
de pollos, los cuales vende en una tienda en Yucumo para maximizar sus utilidades y tener un
movimiento económico diario, así como una mayor interacción en el área urbana. Aunque con la
compra de su propio ganado en sus pastizales sus ingresos pueden ser mayores, el alquiler le
parece más conveniente por el momento.
La evaluación del impacto ambiental dentro el estudio está basado en primer lugar por la
degradación de la tierra destinado al rubro ganadero dentro de las fincas agrícolas observadas
en forma de pastizales. La degradación se evidencia por el amarillamiento, lignificación y
escaso crecimiento del pastizal, la infestación por malezas de gramíneas nativas, la alta
compactación del suelo y alto % de suelo desnudo o sin drenaje, entre otros. Cuando se llega a
esta degradación severa el agricultor elige entre continuar utilizando su pastura, quemando con
mayor frecuencia y/o bajando la frecuencia de pastoreo para recuperarlo, o abandonarla para
“enchumarla”.
Por otro lado la alta intensidad de quemas para recuperar los pastizales, además de contribuir a
la emisión de gases invernaderos (GEI) en la atmósfera, a veces resultan en la eliminación de la
pastura y/o accidentes por el descontrol de las quemas y pérdidas en la propia finca o la de los
vecinos.
Otros factores menos o no influenciables son el tipo de suelos con el que cuenta la finca, el
clima imprevisible y los incendios provocados por quemas descontroladas de vecinos, siendo
este último punto uno de los de mayor impacto.
Observando gráfico 3 se presenta una mayor degradación de las pasturas entre el manejo
criollo en comparación con el manejo mejorado. El 30% de las pasturas bajo manejo criollo
demuestran una degradación severa, mientras que aquellas con degradación inicial o leve
fueron las que tenían menos de 6 años. Bajo un manejo intermedio ninguna de las pasturas,
mostraron degradaciones severas. Sin embargo, la cantidad de datos tomados en realidad no
pueden llegar a una confirmación de una conclusión coherente, debido a la multitud factores
temporales, climatológicos, biofísicos y antropogénicas en manejo ganadero que interactúa en
la degradación de pastizales.
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Gráfico 3.
120
% de pasturas monitoreadas
100
severa
80
alta
60 moderada
40 leve
inicial
20
0
criollo medio
nivel de manejo
El gráfico 4 muestra el nivel de degradación de las pasturas a través de los años y según
suelos, arenosos (∆), limosos (Ọ) y arcillosos (□) tomando en cuenta el manejo de las pasturas
(criollo: rosado / medio: azul / empresarial: amarillo). Este gráfico demuestra discontinuidades
en la viabilidad de la diferencia en degradación según estilos de manejo, debido a que se
demuestra simultáneamente una correlación con el tipo de suelos. El nivel de degradación de
las pasturas se presenta de menor intensidad en suelos limosos y arenosos, y mayor en suelos
arcillosos. Los más altos nivel de degradación (entre 40 y 50 en la valoración) en el manejo
criollo se presentan todos en suelos arcillosos.
Gráfico 4.
Degradación de pasturas
60
valor degradación
50
nivel de degradación
>40 severa
40 35 - 39 alta
30- 34 moderada
30 criollo 25- 29 leve
medio <25 inicial
20 empresarial
10
0
0 5 10 15 20 25
años
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Los casos excepcionales con los niveles más bajos de degradación a pesar de una avanzada
edad de las pasturas se presentan en suelos limosos, como en el caso de Max Nina y Sergio
Chungara, con una carga animal óptima alrededor de 2 cabezas / ha y casi sin quemas de
renovación. Otros pastizales sin mucha degradación a pesar de su edad son los de Jhonny
Choque y Quisbert Jaqui, ambos bajo un manejo criollo mejorado y en suelos arcillosos. La
degradación inicial en la pastura de Don Jhonny se debe al hecho que la dejó enchumar con
kudzú y ya no la pastorea, mientras que Don Quisbert pastorea con una carga animal de
alrededor de 1.3 cabezas / ha en su pastizal donde hizo recién la segunda quema de
renovación en 15 años. Otro caso particular es el de Luis Catacora que presenta una leve
degradación de pastizal manejándolo al estilo criollo, sobre suelos limosos y con una carga de
alrededor de 1.4 cabezas / ha, sin embargo con quemas de renovación cada 3 años.
Los casos anteriores demuestran una variabilidad en la degradación del pastizal a una edad
avanzada, según el nivel de manejo, el tipo de suelo y uso intensivo cerca de las viviendas. La
calidad o el nivel de degradación de la pastura no refleja en su totalidad el impacto ambiental a
causa de los estilos de manejo, ya que tanto pasturas bajo manejo empresarial como bajo
manejo criollo pueden tener una larga o corta duración. La minimización del impacto ambiental
en estos casos está en la optimización de la carga animal y el manejo, como en los casos
empresariales, sin degradar las pasturas y sin tener que quemarlas frecuentemente como Don
Luis Catacora.
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IV Análisis de la sostenibilidad socio-económico de la ganadería
Los resultados acerca de los ingresos y egresos observados en los diferentes estilos de manejo
ganadero se presentan en la siguiente tabla ‡:
Ingresos / producción unidad cant. precio total unidad cant. precio total unidad cant. precio total unidad cant. precio total
produccion de ganado* kg 52.5 8.5 446 kg 70 8.5 595 kg 87.5 8.5 744 kg 0 8.5 0
producción de crias/ha 0.25 0.33 0.5
alquiler de potreros/ha ha 0 0 ha 0 ha 0 cabeza 2 292 584
alquiler para siembra pasto ha 0 200 0 ha 0 200 0 ha 1 200 200 ha 0 200 0
Total vendido 446 595 944 584
Ingresos / jornal 19 11 41 32
Margen bruto (Bs / ha / año) 326 182 527 581
Los estilos responden a los objetivos socio económico de los agricultores dentro sus modos de
vivir “livelihoods”. En general se puede observar una gran similitud entre los estilos ganaderos
en el objetivo trazado en generar ingresos o beneficios con poca inversión de mano de obra,
dejando libertad para atender a otras actividades trazadas y desarrolladas dentro y fuera de la
finca. Por lo tanto, se debe analizar el valor socio-económico dentro estos parámetros:
Bajo el estilo criollo es importante tomar en cuenta los beneficios percibidos en general por la
‡
La producción de ganado ha sido calculado por la venta total de ganado / año / ha potreros
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ganadería, ya que muchas veces no se puede hablar de ingresos directos por la escasa venta
de ganado y leche. La inversión en mano de obra e insumos para la instalación se presenta ser
lo mínimo en comparación con todos los otros estilos. En el manejo solo se presenta ser menor
en la inversión de insumos (69 días/año) mientras que es mayor en inversión de mano de obra.
Sin embargo, la mayor inversión en el manejo es realizado por la mujer y los hijos (45 días/año)
lo cual es en general considerado como insignificante.
En este caso el ingreso por hectárea, imaginando un logro en aumento de peso por animal
mínimo en 52.5 kg por año por hectárea, el margen bruto resulta ser mayor a lo del estilo criollo
mejorado. Al mismo tiempo se puede cuestionar este ingreso debido a los riesgos que se
presenta en perdida de producción, por muerto de animales, que en este estilo se presenta ser
mucho mayor.
V Conclusión
La crianza de ganado bajo un manejo criollo se puede analizar como un estilo desarrollado por
los pequeños agricultores buscando la baja inversión y requerimiento de mano de obra,
generalmente cubierta por madre e hijos pequeños. Sin embargo la atención mínima hacia la
sanidad e alimentación animal, así como del leve manejo de pasturas (mala implementación,
variaciones en carga animal, inadecuado mantenimiento y quemas frecuentes) junto a factores
menos influenciables como el clima, suelos frágiles y degradables (ej. Arcillosos) e incendios,
limitan gravemente el potencial de producción. Debido a la gran extensión de tierras por parte
de los agricultores y la vegetación a disposición en los aéreas verdes, camufla hasta el
momento esta limitación. A lo largo estos manejos prácticos como la quema de pastos para
eliminación de plagas o la rotación del ganado en franja de carretera o con vecinos que causa
una eliminación acelerado de pasturas, daños a las propiedades y cultivos de los vecinos,
accidentes por incendio, mortandad de animales o invasión de malezas en pastizales nuevos,
presentan un ciclo vicioso aumentando la degradación de los RRNN a nivel de finca en general.
En los casos se ha notado algunas practicas que pueden llegar a un uso mas sostenible del
pastizal, estimando una vida entre 15 a 20 años, dependiendo el suelo, y con menos frecuencia
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de quemas en combinación con mayor carga animal entre 2 a 2.5 cabezas por ha.
• Uso de rotación de pastizales, con promedio de 1 semana de pastoreo y un mes de
descanso por lo menos
• Mejor atención sanitaria, con sal y agua como mínimo
• Mezclar pastizales con variedades que fijan nitrógeno, como kudzu y otros
• Usar pastos mejoradas según tipo de suelo en combinación con pasto de corte
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