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de la Sociedad
Con respecto al primer decreto podríamos decir que, en primer lugar, si una
empresa posee el derecho a explotar los monopolios naturales; como son los
servicios públicos, y a cobrar una tarifa que si bien se basa en una fórmula
matemática es casi indescifrable, ¿por qué no pueden contribuir estos enriquecidos
a costillas de los derechos básicos de la ciudadanía con la disminución o
condonación del pago de servicios públicos? ¿No será más bien que el interés del
Estado se centra en que el flujo de caja de estas empresas no cese así el de la gente
de a pie sí lo haga? Por más de que se trate a la filosofía -y con ello a la teoría
crítica- como una ciencia especulativa, la especulación en estas ciencias no es la del
corrillo o del pasillo. No podemos atrevernos a hablar de ciertos intereses de
algunos colombianos, no somos videntes, pero sí podemos poner en duda la
benevolencia que en un primer momento se presentan en estos hechos. Marx, hace
ya un tiempo, escribía “si las cosas fuesen tal y como se presentan no habría
necesidad de ciencia” (IA), y el análisis del derecho es también una forma de
filosofía1.
Por otro lado, con respecto al Decreto 516, podemos ver una dualidad en
apariencia interesante del Ministerio de Tecnologías: se proponen reducir la
participación de producciones nacionales en los espacios televisivos -lo que además
de atentar contra el empleo y la “productividad” nacional no tiene ningún grado de
conexidad con los efectos plausibles de la pandemia-, y busca contentarnos con un
paquete de conectividad de que se traduce en 200 mensajes de texto y navegación
gratuita a 20 direcciones de internet, como si las clases mediadas por las TIC
pudieran realizarse por las direcciones de internet aquí presentadas. Además, este
“beneficio” que entregan los operadores, ¿será que sí corresponde con el aumento
de suscriptores y contratos durante esta pandemia? Claramente sabemos que no.
La clave de cualquier forma de negocio en el marco del sistema capitalista se basa
en el aumento de la tasa de ganancia; una ganancia que se ha venido
incrementando, cada vez más, por las decisiones del gobierno nacional.
Así pues, nos hemos referido apenas a dos ejemplos concretos y reales de la
política del gobierno nacional empleada hasta el momento para “combatir la
amenaza”, pero lo que vemos, en primera instancia, no corresponde con la realidad
de los fenómenos. Lo que sí se evidencia es un desconocimiento de la situación real
de las y los colombianos por parte del gabinete de la presidencia y, además, de un
afán de acrecentar.
Ya para finalizar, creo que es fundamental entender que todas estas medidas
corresponden, claramente, a una idea de desarrollo que han tenido los gobiernos
colombianos desde la última década del siglo pasado. Allí, en esos años, se
finalizaron las medidas proteccionistas que habían caracterizado a las políticas
económicas hasta el momento, y se abrió paso al nuevo mercado. Esta idea de
1
No hace falta centrarnos únicamente en los análisis que Hanna Arendt presentaba sobre Eichman,
o los análisis presentados por Jürgen Habermas en Facticidad y Validez, sino que podríamos
centrarnos también en los estudios de Franz Neumann (miembro del Instituto de Investigación
Social de Frankfurt) sobre los juicios de Neuremberg.
desarrollo se había planteado bajo una óptica -por lo menos para los países
industrialmente avanzados- en la consolidación de la industria y del sistema
financiero. Sin embargo, en nuestro país se dio un crecimiento y afianzamiento de
la producción agrícola -en especial del café- y no de la industria. Algunas de las
industrias locales como eran las manufactureras (Coltejer) o de bebidas fueron
desapareciendo frente a la producción internacional o sucumbieron ante las
tentadoras ofertas del capital extranjero.