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3.3.2 Mitigación de daños estructurales por terremotos.

Introducción.

Nuestro país, Nicaragua, por su posición geográfica es parte de lo que se conoce

como “El Cinturón de Fuego”. Este fenómeno consiste en un conjunto de zonas de

hundimiento de placas y atraviesa las costas del océano Pacífico y el este del continente

asiático. “El Cinturón de Fuego” es producido por el choque de varias placas tectónicas. El

mapa n.o 1, muestra las placas que afectan a Centroamérica y por tanto a Nicaragua. El

movimiento de las placas origina terremotos, actividad volcánica constante, cambios en la

superficie de la tierra, formación de montañas y valles. Este proceso es antiguo y se repetirá

en el futuro de la Tierra por miles de años más. La cadena volcánica de Nicaragua,

ocasionada por el choque de las placas, produce erupciones, cuyas consecuencias son

peligrosas, pero aportan abono a la tierra, potencialmente agrícola, haciéndola más

productiva. Los terremotos se han registrado tanto fuera de la tierra habitada como dentro

de esta. El terremoto de 1992, que se produjo en la plataforma Pacífica y originó un

maremoto, fue efecto del choque de placas. Los movimientos sísmicos dentro de la tierra

habitada, resultado de fallas secundarias, también originaron los terremotos de 1931,

1968,1972, 2000 y subsiguientes que causaron cuantiosos daños. En la costa Pacífica es

donde se dan principalmente estos fenómenos, mientras que la costa Atlántica es parte de

una ruta de ciclones. Más de 25 ciclones han atravesado nuestro país, ocasionando también

invaluables daños. Cuando se juntan fenómenos meteorológicos: tormentas, huracanes o

lluvias torrenciales; producen inundaciones y deslizamientos de tierra que profundizan el

daño a la agricultura, las vías de comunicación, viviendas, animales en general y, por

supuesto, al ser humano.


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Lo anterior seguirá ocurriendo con mayor o menor intensidad y los sitios donde vive

la población continuarán en peligro. Ello implica que el nicaragüense, en función del sitio

donde se radique, sufrirá los embates de los fenómenos naturales, ya fuere levemente, o tan

fuerte que lo dañen y lo desplacen a otro lugar. El estudio y el análisis de los daños que los

fenómenos naturales han causado a miles de nicaragüenses, en todo el territorio nacional,

han definido que la situación se podría repetir en el futuro. Por tanto, la única forma de

reducir estas consecuencias negativas es adoptar una actitud de prevención y mitigación, la

cual se resume en adaptarnos a los cambios que estos fenómenos producen y crear

condiciones para reducir su impacto a nuestra existencia. El sitio de emplazamiento de la

vivencia y forma de construirlo jugarán un papel importante en la reducción del impacto de

estos fenómenos. Si se conoce que habrá vientos huracanados, deberá reforzarse la


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estructura de techo; si se sabe que habrá inundaciones, la vivienda debe construirse en

altura (en zancos); si habrá terremotos, la construcción deberá ser sismoresistente; si la

vivienda se ubicará en la pendiente de una montaña, se debe estar claro que no hay que

despalar las faldas de esta y que la construcción debe ser liviana o construida en pilotes o

zancos. Lo anterior mejorará, considerablemente, nuestra capacidad de defensa ante las

embestidas de estos fenómenos naturales, los cuales no podemos frenar, modular o enviar

hacia otro lugar.

Zonas sísmicas

Las zonas sísmicas son áreas específicas en el país donde se produce el movimiento

continuo de las placas tectónicas que da lugar a terremotos, medianos o fuertes, con

suficiente fuerza para dañar las construcciones, tanto en áreas pequeñas, ciudades o el país

entero. En Nicaragua se han diferenciado claramente tres grandes zonas relacionadas con la

generación de estos terremotos: zona de subducción, zona sísmica ante arco y zona sísmica

tras arco; ilustradas en los mapas n° 2, 3 y 4.


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El mapa de zonificación sísmica del país (mapa n° 5) muestra la zona “C” como la

más crítica, dado que abarca las dos zonas más activas donde se producen terremotos, la de

subducción y la cadena volcánica. En estas zonas se han originado terremotos destructivos

con mayor frecuencia. Lo anterior no descarta que el resto del país, aun la costa Atlántica,

pueda sufrir terremotos dañinos para las construcciones, pero aclaremos que los tiempos de

ocurrencia serían mucho mayores, de cientos de años. Otros aspectos cruciales para reducir

las fuerzas generadas por los terremotos son los materiales de construcción utilizados y el

sitio donde construimos.

Por lo tanto, si nuestro sitio de construcción se asienta en altura, laderas de

montañas, cerca de barrancos, suelos fangosos o en las orillas de la costa, las fuerzas

producidas por los terremotos se amplifican, por lo que deberán utilizarse sistemas

constructivos ajustados a esas características.

Nicaragua es y seguirá siendo un área del planeta donde continuará la producción de

terremotos destructivos para nuestras construcciones. Algunos ejemplos de consecuencias

destructivas son los terremotos ocurridos en Managua en 1931, 1968, 1972; costa Pacífica

en 1992 (terremoto que produjo una ola gigante); en Masaya en el año 2000; asimismo, los

terremotos de: Somoto (1953 que fue sentido en Ocotal), Puerto Momotombo (2001), y Las

Minas (2004), los más recientes. Aunque el panorama se aprecia nublado, existen prácticas

buenas y comprobadas que permitirán reducir el impacto de grandes terremotos como el de

Managua, en el año 1972, o el terremoto de 1992 en la costa Pacífica del país.

Poner en práctica las recomendaciones siguientes le permitirán a nuestra vivienda resistir

con mayor éxito este fenómeno.


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1. Buena geometría en planta, significa que la construcción tenga forma cuadrada o

rectangular.

2. Usar buenos materiales de construcción; por ejemplo, si es bloque de concreto, que su

capacidad de soportar compresión sea como mínimo 55 kg/cm2, o si es ladrillo de barro, de

100 kg/ cm2.

3. Usar materiales de construcción ya aprobados por el MTI.

4. Evitar en nuestra construcción el efecto de columna corta que se aprecia en los ejemplos.

Esta deficiencia fue muy común y produjo mucho daño durante los terremotos que han

ocurrido en el país. Fotos n° 1 y 2 daños por columna corta.

5. Reforzar con columnas y vigas de concreto reforzado los hoyos (vanos) de nuestra

vivienda como ventanas y puertas.

6. Nuestra vivienda debe tener simetría en altura; esto significa que los hoyos de puertas y

ventanas, tanto en el primero como en el segundo piso, sean simétricos y con tamaño

parecido. Esto lo podemos ver en la foto n° 3.

7. No usar en el segundo piso materiales más pesados que los del primer piso; es decir,

deben ser más livianos.

Actualmente, existe una variedad significativa de materiales y sistemas constructivos que

proporcionan capacidad contra terremotos, fracturas del suelo o fallas, vientos huracanados,

entre otros fenómenos naturales. Unos y otros representan alternativas de construcción

aceptables.
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Referencia Bibliográfica:

MTI. 2007. Nueva Cartilla de la construcción. . Nicaragua.


Amenazas Naturales de Nicaragua. 2001. Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales
(INETER).

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