puerta a nuevos paraísos llenos de justicias e injusticias para todos aquellos que han hecho en vida atrocidades y maravillas inexplicables a todas las que hemos y debimos hacer en esta vida.
No debemos tomarla, verla o pensarla
como un castigo divino porque el que va y vino siempre regresa en busca de su destino.
En ella corre el amor que alguna vez
tuvimos, pudimos o deseamos a ver tenido pero por haber temido no lo obtuvimos temiendo por él y lo que suceda con él.
Es la incógnita de la vida, la duda que
aturde a todo un mundo dentro de un gran nudo de intrigas y misterios tenebrosos sin que digas lo que temes y sientes y entonces mendigas por el oscuro camino de la muerte.
La pasión con la que amaste se
desaparece cuando esta aparece y te lleva a donde mereces estar o donde este tu otro destino.
No es más que la continuación de la
vida hacia nuestro mundo ancestral esperando el ingreso al mundo espiritual.
Para los religiosos no es más que la
entrada al reino de lo que será el nuevo mundo y para los hombres que andan vagando por la vida sin nada que creer ni con un poco de fe que corra por sus mentes aturdidas y pervertidas es solo el fin de sus días a lo que será un eterno y resplandeciente sueño lleno de profundo y silencioso término de su vida.
No hay que temerle porque los que
han hecho el bien será su ingreso al mundo lleno de perfecciones y los que no será su ingreso a un mundo lleno de extensiones malévolas y malignas.
El inicio a nuestra nueva misión con
otra nueva visión ante estos ojos que poseemos débiles y frágiles y sin posible imaginación de lo que nos espera y suceda.
Pero en qué momento llegará nadie lo
sabe o lo sabrá o al menos el enfermo que desespera con su mal, pues sus días están contados ante su mal, pero los que no tienen que esperar por su final.
La mayoría teme ante esta, pero no
saben que la muerte es el final de los días en este cuerpo terrenal frágil e inmortal lleno de imperfecciones para obtener las nuevas perfecciones, así que porque esperar ante esto tan excepcional.