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El abuso sexual infantil perpetrado en cualquier conflicto armado es, además de una

violación grave de los derechos humanos de los niños, en la mayoría de las veces, un
concurso de conductas punibles asociadas tales como el acceso carnal violento,
maltrato infantil, lesiones personales, corrupción de menores, secuestro, reclutamiento
de menores y hasta tortura, lo cual hace que un delito como el abuso sexual infantil
considerado regularmente grave se pueda convertir, por extensión, en un poli delito
ósea un conjunto de delitos atroces profundamente lesivos para cualquier ser humano.
Hay casos desde 1959 que claramente es inferior a la realidad, porque muchas
víctimas temen denunciar incluso hoy– es que al menos 15.000 niñas y mujeres, pero
también muchos niños y adolescentes, fueron violados por los actores de la guerra. 
La mayoría de los casos no tiene un responsable identificado. Se encontró que los
grupos paramilitares fueron señalados por 4.837 víctimas; las guerrillas de las Farc, el
Eln y el Erg, por 4.722, y los agentes del Estado, por al menos 206.
El Centro Nacional de Memoria Histórica acudió a expedientes judiciales y a
testimonios directos para retratar las prácticas de sometimiento. Muchas de ellas han
sido documentadas y ampliamente recogidas en la última década, gracias a las
confesiones de paramilitares desmovilizados ante la jurisdicción de Justicia y Paz y,
sobre todo, a la valentía de centenares de víctimas que se atrevieron a romper el miedo
y la impunidad. 

https://www.eltiempo.com/justicia/delitos/informe-sobre-violencia-sexual-en-la-guerra-
en-colombia-155268
Carlos Hernández

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