Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El propósito de la asignatura ha sido expresado como conocer las instituciones jurídicas y políticas
que son la base del derecho nacional, para lo cual se deberá estudiar el derecho occidental desde la
perspectiva de sus transformaciones a través de la evolución de la historia.
Con esa finalidad se analiza la formación del derecho occidental, en los períodos que van desde el
siglo III a.C. en adelante, revisando especialmente la herencia jurídica del derecho romano, de tal forma
que el alumno pueda explicar las principales instituciones jurídicas del derecho privado y proponer
soluciones a conflictos de relevancia jurídica, argumentando con dichas instituciones, con capacidad de
abstracción y un pensamiento crítico.
Acorde con este propósito, los aprendizajes específicamente esperados en esta asignatura son:
a) En su primera Unidad de Aprendizaje, los capítulos de Personas y derecho de familia, Acto jurídico y
Bienes..
b) En la segunda Unidad, los capítulos de Obligaciones y Sucesión por causa de muerte.
En consecuencia, el objeto preciso de esta asignatura es el estudio de las principales instituciones de
derecho privado romano, a fin de que los alumnos de la Carrera de Derecho puedan abordar sus
posteriores estudios de derecho privado, en especial derecho civil, con una visión de conjunto de las
diversas materias y, por otra parte, desarrollar desde ya un criterio jurídico.
El estudio de instituciones de derecho romano cumple cabalmente con estas dos finalidades:
Primero, por una razón histórica, ya que su derecho privado fue el más importante legado del Imperio
Romano a la posteridad. Así, con excepción de Inglaterra, el derecho romano constituye la base de las
principales legislaciones civiles de Europa y de la América española. Por ello, un elevado número de
disposiciones de nuestro Código Civil provienen de esa fuente.
La segunda finalidad, porque el derecho romano debe ser estudiado como un modelo. Tanto las leyes
como las aplicaciones de los jurisconsultos romanos se distinguen por una lógica notable y por una gran
fineza de análisis y deducción, ya que los romanos tuvieron una aptitud especial para el derecho. Las
características del derecho romano han hecho que se le haya llamado “la razón escrita”.
Constituye el derecho romano los principios de derecho que rigieron a la sociedad romana en las
diversas épocas de su existencia, desde el origen del Estado romano hasta la muerte del emperador
Justiniano (esto es, un período que abarca desde el año 753 a.C. al 565 d.C.). Aunque a la muerte de
Justiniano el Imperio Romano de Oriente subsistió por casi novecientos años, los posteriores cambios a
su derecho no son objeto de nuestro estudio por ser irrelevantes para los derechos occidentales actuales.
UNIDAD DE APRENDIZAJE Nº 1
Capítulo I. Personas y Derecho de Familia
Capítulo II. Acto Jurídico
Capítulo III Los Bienes
UNIDAD DE APRENDIZAJE Nº 2
Capítulo I. Las Obligaciones
Capítulo II. La Sucesión por Causa de Muerte
APÉNDICE
Nociones de Derecho Procesal Romano
1
Deben ser complementados con las explicaciones de clases, talleres y otros a realizar durante el curso.
2
UNIDAD DE APRENDIZAJE Nº 1
PERSONAS Y DERECHO DE FAMILIA.
ACTO JURIDICO Y BIENES
CAPITULO I.-
PERSONAS Y DERECHO DE FAMILIA
CONCEPTOS GENERALES.-
Etimológicamente, “persona” viene de personare, máscara de que se servían en escena los actores
romanos. En sentido figurado era el papel que representaba un individuo en la sociedad, como “la
persona del tutor”, “la persona del jefe de familia”.
Al Derecho las personas interesan en el sentido de los derechos y deberes que les corresponde, esto
es, como sujetos activos o pasivos de las relaciones jurídicas, de los derechos. Es a lo que actualmente se
denomina “sujetos de derecho”.
Persona es, pues, todo sujeto de derecho, todo ser capaz de adquirir derechos y contraer obligaciones.
A esta aptitud de adquirir derechos y contraer obligaciones denominamos hoy “capacidad de
goce”; y gozan de ella todos los seres humanos sin excepción. Pero también hay entes ficticios, como
una sociedad, una fundación, a quienes se reconoce igual aptitud; son las llamadas “personas jurídicas”;
y por contraposición a ellas, a los seres humanos se denomina “personas naturales”.
Pero no toda persona, aun teniendo esta aptitud de convertirse en sujeto activo o pasivo de un
derecho es apta para ejercer por sí misma sus relaciones jurídicas. Así ocurre, por ejemplo, con un niño o
un demente, que no pueden ejercer sus derechos sin la intervención de un tercero que los proteja. Ellos
son incapaces de ejercicio. Al contrario, cuando la persona tiene la aptitud para ejercer sus derechos
por sí sola, se dice que tiene “capacidad de ejercicio”.
Visto lo anterior, el estudio de las personas comprende tanto a las personas naturales como a las
personas jurídicas, analizando su capacidad de goce y su capacidad de ejercicio.
Actualmente todo ser humano tiene capacidad de goce, es un atributo inherente a su calidad de
persona; no existe incapaces de goce. Y generalmente, pero no siempre, tendrán también capacidad de
ejercicio. Las personas naturales que no tienen capacidad de ejercicio son llamadas “incapaces” y
actúan a través de un representante.
En Roma la situación era algo diferente. Había seres humanos que carecían de capacidad de goce.
Así, el esclavo no tenía capacidad de goce; los no romanos2 tampoco tenían la aptitud de adquirir
derechos de acuerdo al ius civile; e incluso los mismos ciudadanos romanos que estaban bajo la potestad
de un pater o jefe de familia carecían de capacidad de goce. Pero sin embargo, tenían una cierta
capacidad de obrar, de actuar en la vida jurídica, podríamos decir una cierta capacidad de ejercicio.
2
El ius civile (derecho civil), derecho propio del pueblo romano, solo era aplicable a sus ciudadanos. Para los
demás habitantes del Estado romano, peregrinos o latinos, se creó el llamado ius gentium (derechos de gentes). Con
el tiempo y especialmente al concederse la ciudadanía a todos los habitantes del Imperio, ambos derechos se
refundieron en un solo derecho civil.
3
Por lo tanto, solo era persona el ser humano que hubiera cumplido con los siguientes requisitos:
- que haya nacido, esto es, que se haya separado completamente del cuerpo de la madre;
- que haya nacido viva, o sea, que haya sobrevivido a la separación un instante siquiera;
- según un texto del Digesto, que tuviera forma humana, para lo cual no importaba que tuviera
exceso o falta de miembros (se concluye que la deformidad debería estar en la cabeza).
Prueba de vida:
Si la criatura moría durante el parto, tendría importancia determinar si alcanzó a sobrevivir a la
separación de su madre. En caso de haber sobrevivido habría alcanzado a ser persona, o sea, sujeto de
derecho. Para decidir si el niño había nacido vivo, los proculeyanos exigían como prueba el llanto
del recién nacido; en cambio, para los sabinianos era suficiente cualquier señal de vida3.
Protecciones para el aún no nacido:
Aunque el no nacido aún no es persona, el derecho civil romano contemplaba algunas protecciones para
sus derechos, las que aun existen actualmente:
: - el hijo póstumo heredaba al padre;
- valía la herencia dejada a un no nacido, entendiéndose sujeta a la condición suspensiva de que la
criatura naciera viva;
- mientras duraba el embarazo, la madre podía pedir se le entregara bienes de la herencia que
recibiría su hijo, para su mantención. Era la missio in possessionem ventris nomini;
- para proteger el patrimonio que heredaría el concebido si nacía vivo, se podía pedir al pretor la
designación de un curator ventris, quien debería administrar los bienes hasta su nacimiento.
La concepción:
Para el derecho es fundamental determinar cuando se produjo la concepción de una persona, lo que
es imposible determinar con precisión. Una vez nacida la criatura, solo puede presumirse un período
dentro del cual la concepción ha debido producirse.
El derecho romano consideró que la gestación duraba no menos de seis meses completos y no más
de diez, contados hacia atrás desde el día del nacimiento. Actualmente nuestro Código fija un período
que va de los 180 días a los 300 días contados hacia atrás desde la medianoche en que comienza el día
del nacimiento; y se presume de derecho que dentro de ese período ha ocurrido la concepción. 4
La muerte:
La existencia de una persona natural termina con su muerte natural, la que se produce cuando cesan
los signos vitales. El hecho de la muerte se constata generalmente por el examen del cuerpo; hablamos
entonces de una muerte real. 5
Además, en el derecho actual existe también una muerte presunta, que es la que declara el juez
respecto de una persona desaparecida y de quien se ignora si vive, haciendo transcurrido los plazos que
la ley señala sin que haya noticias de su existencia; lo que hace el tribunal es declarar que
presuntivamente esa persona sufrió una muerte natural.
Esta institución de la muerte presunta no existió en el derecho romano.
El caso de los comurientes:
Se llama comurientes a aquellas personas que han perecido en un mismo acontecimiento,
ignorándose quien falleció primero (si por pericias médicas, testigos u otras pruebas se puede determinar
cual murió primero, no se da la institución en referencia). Tendrá relevancia jurídica cuando existen
3
Durante el período clásico alto se formaron en Roma dos grandes “escuelas” de juristas, la “proculeyana” y la
“sabiniana”. Ambas mantuvieron una serie de diferencias doctrinales en materias jurídicas. La escuela proculeyana
fue fundada por Labeón, quizás el más grande de los juristas, quien dedicó su tiempo al estudio y la actividad
científica. Otros juristas destacados fueron Nerva, padre e hijo (abuelo y padre, respectivamente, del emperador
Nerva), Próculo (de donde se asignó el nombre a la escuela), Pegaso, Neracio Prisco y Juvencio Celso. El probable
fundador de la escuela sabiniana habría sido Casio Longino; sus más connotados seguidores fueron Masurio
Sabino, Iavoleno Prisco, Celio Sabino y Salvio Juliano.
4
Se dice presumir cuando a partir de un hecho conocido se deduce alguno que se desconoce. Cuando la ley
establece la presunción se denomina presunción legal y puede ser de dos clases: a) Presunción de derecho, que no
admite prueba en contrario. Y b) Presunción simplemente legal, que sí admite prueba en contrario.
5
Desde el año 2012, aun cuando el cuerpo no fuere hallado, los tribunales pueden tener por comprobada la muerte
cuando la desaparición de una persona se produjo en circunstancias tales que la muerte puede ser tenida como
cierta. En esos casos no se aplican los plazos que la ley exige para declarar la muerte presunta.
4
relaciones entre ellos, por ejemplo si uno es heredero del otro. Ante tal evento, el derecho romano clásico
consideraba que los comurientes habían fallecido todos juntos, regla que mantiene nuestro derecho.
Sin embargo, manteniendo la regla general, Justiniano lo resolvió en forma distinta para el caso
que los comurientes fueran padre e hijo: si el hijo era impúber, se consideraba que había fallecido antes
que el padre, y si era púber, que el padre había muerto primero.
El esclavo abandonado no se convertía en hombre libre sino que pasaba a ser una res derelictae (cosa
abandonada), de la que cualquiera podía apropiarse.
Durante el principado se dictaron leyes que suavizaron en parte el poder de los amos. Entre ellas, se
prohibió vender a los esclavos para combatir con animales salvajes sin previa autorización del magistra-
do; al amo muy cruel se obligó a venderlos.
B) Derechos del amo sobre los bienes: El esclavo carecía de patrimonio. Todo lo que adquiría era para
su amo, era un instrumento de adquisición suyo. Sin embargo, acostumbraban entregarle un peculio
profecticio, esto es, un conjunto de bienes para goce y administración del esclavo. Pero el amo no perdía
la propiedad de esos bienes y en cualquier momento podía pedir su restitución.
C) Calificación del esclavo:
Para el derecho natural el esclavo era considerado persona y así se observa en la clasificación de
personas de Gayo; sin embargo, en su condición jurídica era una cosa, un objeto de derecho. Por eso,
dentro de la clasificación de cosas se le ubicaba como res mancipi (las cosas cuyo dominio se adquiría
solo por modos solemnes).
Estos dos principios indican una dualidad que explica varias de las reglas siguientes:
D) El parentesco de los esclavos: El esclavo no podía contraer matrimonio.
A su unión con un libre o con otro esclavo se denominaba contubernium, que originaba una especie de
parentesco llamado cognatio servilis, cuyo único efecto era establecer un impedimento para el
matrimonio entre padres e hijos o entre hermanos, para el caso que el esclavo fuera liberado.
E) Adquisición de bienes por medio del esclavo:
Puesto que el esclavo era considerado un instrumento de adquisición para su amo, podía comparecer
en actos jurídicos6 para adquirir el dominio sobre bienes, adquiriendo el derecho para el amo.
Por el contrario, los esclavos no podían traspasar a terceros el dominio de bienes de su amo.
F) Efectos de los contratos celebrados por los esclavos:
Los contratos son actos jurídicos bilaterales7 de los cuales nacen obligaciones, ese es su efecto. En la
obligación, una de las partes se convierte en acreedor y la otra en deudor. Como el esclavo adquiría para
su amo lo favorable, al celebrar un contrato lo convertía en acreedor y el amo podía exigir al tercero el
cumplimiento de la obligación que había nacido del contrato con su esclavo.
Pero si el esclavo contraía una obligación como deudor, no podía exigirse al amo su cumplimiento. Al
tercero que había contratado con el esclavo solo le cabía esperar que el amo cumpliera voluntariamente
con la obligación contraída, careciendo de acción para exigir su cumplimiento. Pero si el amo pagaba
voluntariamente, se entendía que el pago estaba bien hecho y no podía recobrarlo. Nace así el concepto
de obligación natural.
En consecuencia, de acuerdo al derecho civil, por la celebración de un contrato el esclavo convertía a
su amo en acreedor de “obligación civil”, pero solo en deudor de “obligación natural”.8 Más adelante
veremos como esto fue corregido por el pretor.
G) Efectos de los delitos privados cometidos por los esclavos:
Los delitos privados, como por ejemplo el hurto, eran sancionados con el pago de una suma de dinero
en beneficio del ofendido. Si el delito era cometido por un esclavo, nacía una obligación civil para el
amo. Para evitar el pago de dicha suma de dinero, el amo podía hacer abandono noxal del esclavo,
entregándolo en dominio al ofendido, quien no podía rehusarlo, ya que la elección era del amo. 9
H) Comparecencia del esclavo en juicio: El esclavo no podía comparecer en juicio por sí ni por otro.
Por eso es que si un libre era tratado como esclavo, no podía comparecer en justicia reclamando su
6
“Acto jurídico” es una manifestación de voluntad hecha con la intención de crear, modificar o extinguir derechos.
7
“Acto jurídico bilateral”, llamado también “convención” es un acto en que intervienen dos partes, como un
contrato o el pago. “Actos unilaterales”, como el testamento o la renuncia de un derecho, requieren de una
parte.
8
Obligación civil es la que da acción para exigir su cumplimiento; constituye la regla general. Mediante la acción,
el acreedor puede demandar y exigir el pago. En cambio, obligación natural es la que no da acción para exigir su
cumplimiento, pero que una vez cumplida permite retener lo que se ha dado o pagado en razón de ella; en otras
palabras, la obligación natural no da acción al acreedor, pero le da una excepción. Las excepciones permiten al
demandado en un juicio oponer una defensa de tal naturaleza que si se la aceptan no será condenado.
9
Es un caso excepcional de obligación, en que el deudor (el amo) podía pagar al acreedor con una cosa distinta a la
normalmente debida. La regla general en las obligaciones es que hay que pagar lo que se debe y el acreedor no
puede ser forzado a recibir una cosa diferente. En este caso de excepción se habla de “obligación facultativa”.
6
libertad, debiendo hacerlo un tercero (el adsertor libertatis) en su nombre. En la época de Justiniano se
le permitió comparecer por sí mismo.
Corrección del pretor en relación a los contratos de los esclavos.-
Como el esclavo solo era un instrumento de adquisición para el amo, pero no lo obligaba civilmente
por sus contratos, se daba la situación injusta que de un mismo negocio, como por ejemplo una
compraventa a plazo, el amo se convirtiera en acreedor pero no en deudor de la contraprestación. Así,
sería dueño de la cosa comprada pero no se le podría exigir el pago del precio.
Para corregirlo el pretor admitió que en ciertos casos el tercero que había contratado con el esclavo
pudiera accionar en contra del amo para exigir el cumplimiento de las obligaciones contraídas por aquél.
En esos casos concedía una de las acciones “adiectitia qualitatis” o “con transposición de personas”, en
que se demandaba al amo por el contrato celebrado por el esclavo. Estas acciones fueron:
1.- La acción quod iussu, que se daba por el total de la deuda, cuando el esclavo había contratado con la
expresa autorización del amo.
2.- Las acciones exercitoria e institoria, por el total de la deuda, cuando el esclavo había celebrado un
contrato relacionado con un negocio marítimo o terrestre al frente del cual había sido puesto por el amo.
Se entendía que si el amo lo había puesto a cargo del negocio lo estaba autorizando para celebrar todo
tipo de contratos relacionados con él.
3.- La acción de peculio, en caso que el amo hubiera entregado un peculio profecticio al esclavo. Se
entendía que al entregarle el peculio, el amo lo comprometía para el pago de cualquiera obligación que
contrajera su esclavo. La acción en contra del amo se daba sólo hasta el monto del peculio.
4.- La acción in rem verso, que se daba sola o junto a la de peculio. El fundamento de la acción in rem
verso se encontraba en el provecho, beneficio o utilidad que al amo hubiera reportado el negocio que
celebró el esclavo y del cual nace la obligación, por ejemplo, si compró alimentos que entregó a su amo
y quedó debiendo un saldo de precio. La acción se daba por el valor de lo adeudado pero solo hasta el
monto del provecho que el amo hubiera obtenido.
Esta acción era de carácter general, siendo el único requisito que el contrato hubiera reportado
provecho para el amo, aunque no hubiera entregado peculio al esclavo ni le hubiera autorizado para
celebrar el contrato. Con ella se evitaba el enriquecimiento injusto o sin causa para el amo.10
5.- La acción tributoria, que se daba en el caso que el amo hubiera entregado un peculio profecticio,
hubiera varios acreedores y el peculio fuera insuficiente para pagar a todos. En tal caso debía hacer un
reparto del peculio en forma proporcional a los créditos de los distintos acreedores. Si al repartir el pecu-
lio el amo no mantenía la debida proporción, procedía en su contra la acción tributoria para obligarlo a
completar lo que el acreedor habría recibido si el reparto del peculio hubiera sido proporcional.
Adquisición de la libertad.-
El esclavo podía adquirir la libertad por: 1.- Manumisión: y 2.- Por disposición de la ley.
1.- Por manumisión.-
Era el acto por cual el amo daba la libertad a su esclavo. El esclavo manumitido pasaba a
denominarse liberto y su antiguo amo, patrono.
Formas de manumisión: las manumisiones solemnes.-
Decimos de un acto jurídico que es solemne cuando para su eficacia es necesario cumplir con ciertos
requisitos de forma o solemnidades que el derecho ha establecido en atención a su naturaleza.
Según el antiguo derecho la manumisión era siempre solemne, pudiendo realizarse de tres formas:
a) En el censo, haciendo el amo que su esclavo fuera inscrito en el censo como libre. El inconve-
niente es que sólo podía realizarse cada cinco años y producía sus efectos a la aprobación del censo.
b) Por la vindicta, realizándose un juicio simulado en que un adsertor libertatis sostenía que el
esclavo era un hombre libre. El amo, que lo quería liberar, no contradecía la demanda y se producía una
confessio in iure que ponía término al juicio. Por el efecto de cosa juzgada el amo no podría después
reclamar al esclavo como suyo, produciéndose así su liberación.
c) Por testamento, mediante declaración de su amo, quien lo manumitía directamente a su muerte o
encargaba a sus herederos que le dieran la libertad. Podía también manumitirlo sujeto a plazo o
10
El principio de la acción in rem verso es reiteradamente aplicado en el derecho moderno. Actos no válidos de
acuerdo al derecho, producen ciertos efectos para evitar enriquecimiento injusto de alguna persona.
7
condición; en estos casos todavía no era libre a la muerte del testador, pero quedaba sujeto a la condición
de statuliber y no podría ser vendido en espera de la llegada del plazo o el cumplimiento de la condición.
Si lo había manumitido directamente, la libertad operaba de pleno derecho. Pero si se lo había
encargado a los herederos, éstos debían manumitirlo por el censo o la vindicta.
Efectos de las manumisiones solemnes.- Manumitido en alguna de las formas anteriores, el
esclavo era libre para el derecho, adquiriendo la ciudadanía romana si su amo era ciudadano. Pero con la
calidad de liberto y ligado al patrono por el vínculo del patronato.
Las manumisiones no solemnes y sus efectos.-
A pesar de que las anteriores eran las únicas formas válidas de manumitir, los romanos acostumbraban
dar la libertad a sus esclavos a través de otras formas, siendo las más usuales mediante una carta (per
epistolam), declarando el amo su liberación ante sus amigos reunidos (inter amicos), o permitiéndole que
se sentara a la mesa como hombre libre (per mensam). Para el derecho estas manumisiones carecían de
efectos: el esclavo era libre de hecho y no de derecho, por lo que el amo podía reclamarlo.
El primero que corrigió esta situación fue el pretor, quien concedió una excepción al manumitido no
solemnemente, para oponerse a la demanda de su amo. Luego, a comienzos del Alto Imperio, se dictó la
Ley Junia Norbana que estableció que los manumitidos en forma no solemne serían libres para el
derecho, aunque no con la calidad de ciudadanos sino de latinos junianos.
2.- Adquisición de la libertad por disposición de la ley.-
El derecho reconocía casos en los cuales se concedía la libertad a los esclavos en determinadas situa-
ciones. Entre ellas: al esclavo viejo y enfermo abandonado por su amo, al esclavo que descubriera al
asesino de su amo, al esclavo que hubiera vivido como libre por veinte años con justa causa.
Condición de los libertos.-
Aunque adquirieran la ciudadanía romana, los libertos no se encontraban en igual situación que los
ingenuos, sufriendo restricciones de carácter político. Además, hasta Augusto no pudieron contraer
matrimonio con ingenuos.
En el Bajo Imperio una concesión especial del príncipe permitía a los libertos igualarse a los ingenuos.
Con Justiniano desapareció toda distinción.
El patronato.-
En su relación con el patrono el liberto se encontraba en una posición análoga a la de un hijo: tomaba
el nombre, origen y domicilio del patrono y quedaba ligado a éste y sus hijos por determinados deberes
como darles alimentos en caso de necesidad, no demandarlos sin autorización del magistrado. Además,
muchas veces el amo se hacía prometer determinados servicios, como prestar servicios domésticos o
entregar al patrono cierto número de jornales de trabajo. Por otra parte, el patrono tenía derechos en la
herencia del liberto y el derecho a ejercer su tutela o curatela en caso que fuera incapaz de ejercicio.
11
Actualmente la prueba de ADN facilita la prueba en caso necesario, pero recordar que es reciente aplicación.
Pero se mantiene la presunción para los hijos concebidos en matrimonio o bajo unión civil de su madre.
8
madre”, presunción simplemente legal que puede ser destruida por el marido probando que tuvo la
absoluta imposibilidad de acceder a la madre durante el período en que ocurrió la concepción.
La identidad del padre se determina, en consecuencia, mediante dos presunciones. Por la presunción
de concepción se fija el período dentro del cual la persona fue concebida. Y luego, si la madre estuvo
casada un instante siquiera dentro de ese período, se aplica la presunción de paternidad, considerando
como padre al marido. Al contrario, si no estuvo casada en ese período, el hijo nace sin padre conocido.
En consecuencia, y respecto de la ciudadanía, el hijo concebido en justas nupcias era ciudadano si
lo era su padre; y el concebido fuera de justas nupcias lo sería si su madre era ciudadana.
Por su parte, los peregrinos, aunque habitantes del imperio, al no gozar de la ciudadanía, no podían
ser sujetos del derecho romano. Se les aplicaba el derecho de su propia ciudad, si es que lo tenían; y a los
peregrinos habitantes de la ciudad de Roma, o en caso de no poderles aplicar el de su ciudad, se regían
por el derecho de gentes, elaborado principalmente por el pretor peregrino.
En situación intermedia se encontraban los latinos, a quienes se aplicaba en parte el derecho civil y
en parte el derecho de gentes.
El año 212, mediante la Constitución Antoniniana el emperador Caracalla concedió la ciudadanía a
la mayor parte de los habitantes libres del Imperio, con lo que desapareció esta distinción.
B) El Parentesco.-
1. Generalidades.- Entendemos por parentesco el vínculo existente entre dos personas, derivado de
sus relaciones de familia. En el ámbito del derecho privado interesa, por ejemplo, para determinar los
herederos de una persona fallecida, para elegir quién administrará el patrimonio de un incapaz de
ejercicio, para saber quiénes están impedidos de contraer matrimonio entre sí, etc.
2. Clases de parentesco.- En Roma hubo cuatro clases de parentesco, de los que subsisten dos:
12
Existió en Roma el matrimonio cum manus y el sine manus. La diferencia estaba en que al contraer la manus la
mujer dejaba de pertenecer a su familia agnaticia de origen y se incorporaba a la familia del marido, como una hija
de éste, bajo la potestad llamada precisamente “manus”. En cambio, si el matrimonio era sine manus, seguía
perteneciendo a la familia agnaticia de su padre. En épocas antiguas el matrimonio normalmente era cum manus,
cayendo después esta potestad en desuso.
9
En primer lugar, los romanos distinguieron entre el parentesco natural o cognatio, que es el
parentesco consanguíneo, dado por la ascendencia común; son parientes consanguíneos aquellas
personas que descienden una de la otra, o que, sin descender una de la otra, tienen un antecesor común.
Y el parentesco civil o agnatio, dado por la pertenencia a una misma familia civil, hubiera o no entre
ellos vínculo de sangre. En las épocas antigua y clásica se asignó importancia únicamente al parentesco
civil o agnaticio. La consanguinidad solo tenía relevancia para fijar los impedimentos del matrimonio y
evitar así una unión incestuosa, pero no daba derechos en la herencia del fallecido. Los pretores
corrigieron esta situación dando derechos a los cognados y más tarde Justiniano hace desaparecer todo
efecto especial de la agnación, primando el vínculo de cognación que pasó a ser preponderante.
Además, desde épocas antiguas se consideraba otra agrupación civil, la gens cuyos miembros eran
denominados gentiles. Se desconoce su origen, que podría ser el de las distintas tribus que conformaron
el pueblo romano. Se reconocía a los miembros de una gens porque llevaban el mismo segundo nombre
(el nomen gentilitium, por ejemplo la gens Julia a la que pertenecía Cayo Julio César), y compartían un
mismo culto y sepulcros propios. La pertenencia a la gens también confería derechos civiles, aunque fue
desapareciendo con el tiempo y ya era de escasa aplicación en tiempos de Gayo.
Por último, reconocieron un parentesco de afinidad : es el que existe entre una persona y los
consanguíneos de su marido o mujer.
4. Parentescos actuales:
Al igual que en la época justinianea, se reconocen los parentescos por consanguinidad y por afinidad,
con las líneas y las medidas señaladas. No existe la agnación ni la gentilidad.
C) El Matrimonio.-
El matrimonio civil romano era denominado justas nupcias y fue definido por Modestino como “la
unión del hombre con la mujer, implicando igualdad de condiciones y comunidad de derechos divinos y
humanos”. Al celebrar el matrimonio se les denomina contrayentes y, una vez celebrado pasan a ser
cónyuges: marido (vir) y mujer (uxor).
La configuración del matrimonio romano ha sido largamente discutida por los inérpretes. Para
muchos, el matrimonio romano no era un acto jurídico sino una situación de convivencia de dos personas
de distinto sexo, manteniéndose por la affectio maritalis o intención continua de vivir como marido y
mujer. Era una situación de hecho, no de derecho (res facti, no res iuris). Para otros, en la época clásica
ya se consideraba el consensus como un elemento esencial para la existencia del matrimonio, el cual
vendría a parecerse a un contrato de sociedad que surgía y persistía por la voluntad de los cónyuges. Los
10
demás elementos que los juristas romanos consideran en ciertos casos serían elementos probatorios
(escritura dotal, ritos, ceremonias religiosas, etc.)
1. Requisitos o presupuestos del matrimonio, sin los cuales este no se entendía celebrado:
1) La pubertad de los contrayentes, fijada en las mujeres a los doce años de edad. A los varones el pater
declaraba su llegada a la pubertad; más tarde, siguiendo a los proculeyanos se fijó la edad de catorce.
2) El ius connubium, o derecho a contraer matrimonio civil romano, que debían poseer ambos
contrayentes. Este derecho lo tenían los ciudadanos y algunos latinos.
3) El consensus de ambos, no solo inicial sino constante. La manifestación de esta voluntad no exigía el
cumplimiento de ningún requisito de forma, aunque se acostumbraba cumplir con ciertos usos que
podrían servir como prueba de su affectio maritalis. Se presumía matrimonio ante la convivencia de un
ciudadano con una mujer honorable y de igual condición social; caso contrario, se presumía concubinato.
4) El consentimiento del paterfamilias respecto del contrayente alieni iuris.13 En la época clásica fue
perdiendo importancia y ante negativa injustificada, el filius podía recurrir al magistrado.
2. Prohibiciones para contraer matrimonio:
Una persona capaz de contraer matrimonio, podía encontrarse impedida respecto de determinados
sujetos. Así, en relación con el parentesco, no podía haber matrimonio entre dos parientes en la línea
recta en cualquiera de sus grados, fuera parientes por cognación, por agnación o por afinidad. En la línea
colateral varió según la época: siempre estuvo prohibido entre hermanos, pero también hubo
prohibiciones entre primos, entre cuñados y otros; en general se mantuvo entre una persona y un
hermano de alguno de sus ascendientes.
Se prohibió entre el tutor o su hijo y la pupila, mientras no se rindiera las cuentas de la tutela.
En el derecho antiguo estuvo prohibido entre patricios y plebeyos (la lex Canuleia lo permitió), y
entre ingenuos y libertos. También hubo prohibiciones para funcionarios de provincia con mujeres
originarias de la misma provincia. Entre los senadores y sus hijos con libertas y actrices, abolida en la
época de Justiniano. En la época postclásica, entre el raptor y la mujer raptada y otras prohibiciones.
3. Matrimonio cum manus y matrimonio sine manus:
Si el matrimonio era cum manus, la mujer pasaba a la potestad de su marido o del pater de este,
incorporándose a su familia civil con la calidad de hija; como consecuencia, dejaba de pertenecer a la
familia agnaticia de su padre. Si el matrimonio se celebraba sine manus, la mujer seguía perteneciendo a
su familia agnaticia de origen, bajo la potestad de su pater si es que se encontraba bajo su dependencia.
En la época antigua los matrimonios eran siempre cum manus, pero la institución fue cayendo en
desuso, y prácticamente ya no existía en la época de Gayo.
4. Efectos del matrimonio: Los principales efectos jurídicos del matrimonio fueron:
- otorgar a los hijos concebidos en matrimonio el carácter de hijos legítimos, que tienen por padre
al marido;14
- la improcedencia de entablar entre ellos ciertas acciones, como por el delito de hurto,
- la prohibición de las donaciones entre cónyuges, lo que fue regulado más adelante;
- la posibilidad de otorgar una dote, dos o res uxoriae;
- el beneficio de competencia que les favorece en sus acciones mutuas;15
- la exención del deber de testificar un cónyuge en contra del otro, etc.
5.- La dote y los bienes parafernales:
La dote, llamada dos o res uxoriae era un conjunto de bienes que la mujer, u otra persona en
consideración a ella, entregaba al marido para ayudar a solventar los gastos de la vida matrimonial.
La dote constituia un aumento en el patrimonio del marido. Podía consistir en la transferencia de
propiedad de un bien (datio dotis), constitución de un usufructo u otro derecho real, el perdón de una
deuda del marido, la creación de una obligación a favor del marido (dictio dotis), etc.
El marido pasaba a ser propietario de estos bienes dotales, pero paulatinamente se fueron
estableciendo restricciones ya que se resolvió que el marido debía devolverla en su totalidad o en parte,
13
Eran alieni iuris los que se encontraban sujetos a la potestad de otro. Y sui iuris, quienes no lo estaban.
14
Actualmente ha desaparecido el concepto y las diferencias de derechos entre hijo legítimo, hijo natural e hijo
simplemente ilegítimo. Reemplazados por los de hijo matrimonial y de hijo no matrimonial, teniendo ambos los
mismos derechos.
15
El beneficio de competencia permitir al deudor no ser privado de todos sus bienes para el pago de sus deudas,
sino retener lo que le es indispensable para subsistir de acuerdo a su condición.
11
en caso que el matrimonio se disolviera. Al principio la obligación de restituir la dote nacía solo del
compromiso entre los cónyuges mediante una stipulatio (contrato romano), pero con el tiempo pasó a ser
obligación legal. Para proteger esta devolución, se prohibió al marido enajenar los fundos dotales o
darlos en pignus (prenda) sin el consentimiento de la mujer. Justiniano mantuvo la prohibición de darlos
en garantía ni aún con el consentimiento de la mujer.
En la administración de los fundos dotales, el marido a pesar de ser propietario, respondía de toda
pérdida o deterioro por su dolo o culpa.16
En algunas ocasiones la mujer reservaba en su patrimonio algunos bienes, que quedaban fuera de la
dote. Cuando estos bienes extradotales eran entregados al marido para que los administrara y destinara
los frutos a solventar gastos de la vida matrimonial, eran denominados bienes parafernales (fuera de la
dote, en griego) y fueron reglamentados en la época de Justiniano.
6. Disolución del matrimonio:
a) Por muerte de alguno de los cónyuges. El viudo podía contraer nuevas nupcias de inmediato. No así
la viuda, quien debía esperar diez meses, según el derecho antiguo por razones religiosas, y según los
juristas clásicos para evitar la turbatio sanguinis (la incertidumbre de la paternidad de un posible hijo).
b) Por alguna incapacidad matrimonial sobreviniente.
- Por pérdida del ius connubium, al caer uno de los cónyuges en esclavitud. Si había caído cautivo del
enemigo y recuperaba la libertad, el matrimonio no se restablecía a menos que lo acordaran, pero sin que
se considerara haber estado casados en el tiempo intermedio (pero si ambos cayeron prisioneros
juntamente y han continuado la cohabitación, se entendía que no ha cesado el matrimonio).
- Por pérdida del ius connubium al perder la ciudadanía, aunque Justiniano estableció que el matrimonio
no se disolvía automáticamente, sino que era causal de divorcio.
- Por incesto sobreviniente, al crearse un parentesco que transformara el matrimonio en incestuoso, como
si el pater de la mujer adoptaba al yerno, convirtiéndolo en su hermano. Para evitar la disolución de este
matrimonio, antes de la adopción emancipaba a la hija, expulsándola de su familia agnaticia.
c) En el derecho antiguo, por resolución del pater familias de la mujer.
d) Por divortium o repudium, producido al cesar la affectio maritalis. No se exigía formalidad ni causal
alguna, aunque Augusto exigió una notificación al otro cónyuge, por escrito u oralmente, ante testigos.
Los emperadores cristianos lo limitaron en cuanto establecieron sanciones patrimoniales en relación
con la restitución de la dote y de las donaciones entre cónyuges, para el divorcio injustificado.
16
Constituye dolo una acción u omisión voluntaria, hecha con intención de dañar. La culpa es sinónimo de
negligencia, de descuido., y puede ser tanto por acción o por omisión que, aunque voluntarias, no se realizaron con
intención de dañar. En Derecho normalmente se responde tanto del dolo como de la culpa, indemnizando los
perjuicios ocasionados, con una suma de dinero.
12
En el Bajo Imperio los esponsales iban acompañados de las arras (suma de dinero u objetos valiosos
que se daban en garantía del cumplimiento de la promesa de contraer matrimonio), que perdía el que
después rehusara cumplir su promesa; si la negativa venía de quien las había recibido, restituía el doble.
1) La Patria Potestad.-
1. Generalidades.-
En Roma la patria potestad era el poder del pater familias sobre la persona del filius familias, el hijo
de familia. Recibían esta última denominación todos sus descendientes que formaban parte de su familia
civil; hijo de familia es, entonces, el que se encuentra sometido a la patria potestad.
Era una institución del derecho civil, aplicable a quienes gozaban del ius connubium.
Al contrario de lo que ocurre en los derechos modernos, en Roma ni la edad ni el matrimonio del hijo
de familia lo liberaba de la patria potestad. Mientras el pater viviera mantenía su poder. Pero si la hija
contraía matrimonio cum manus, cesaba la patria potestad, porque quedaba sujeta a la manus del marido
o del pater de éste. Otra diferencia con la institución moderna es que sólo podían ejercerla los varones; y,
por último, que no necesariamente correspondía al padre sino al abuelo o bisabuelo paterno17.
2. Fuentes de la patria potestad.- La patria potestad nacía del matrimonio civil o de la adopción; y en
la época de los emperadores cristianos, se agregó la legitimación.
a) El matrimonio o justas nupcias.- El hijo legítimo, esto es, el concebido durante el matrimonio de
sus padres, nacía alieni iuris sometido a la patria potestad de su padre o su abuelo o bisabuelo paterno
(siempre el ascendiente mayor por la línea paterna). Si tenía padre y abuelo paterno vivo, nacía bajo la
potestad del abuelo, y a su muerte quedaba sometido a la patria potestad de su padre.
La potestad se ejercía sobre los hijos, tanto varones como mujeres, y continuaba sobre la demás
descendencia, aunque únicamente por la vía del varón. Por eso es que un pater familias ejercía la
potestad sobre sus hijos e hijas legítimos, y sobre sus nietos y nietas legítimos, siempre que fueran hijos
de su hijo varón. Los nietos y nietas, hijos de una hija, nacían sometidos a la patria potestad de su padre,
abuelo u otros ascendiente paterno (y si no eran concebidos en justas nupcias, nacían sui iuris).
b) La adopción.- La adopción era un acto por el cual el adoptante introducía a un extraño a su familia
civil, creando entre ellos el vínculo de la patria potestad. Hubo dos formas de adopción:
La adrogación, por la cual un varón púber sui iuris pasaba a la potestad de otro pater familias,
consintiéndolo ambos. En la época imperial se permitió la adrogación de mujeres y de impúberes, y
las antiguas formas fueron reemplazadas por el rescripto del príncipe.
. Por mla adrogación, el adrogado adquiría la calidad de alieni iurius, dejaba su familia agnaticia de
origen y se incorporaba a la familia del adrogante como un hijo o nieto; junto a él, entraban a la familia
del adrogante las personas que estaban bajo su potestad, y se traspasaba su patrimonio.
17
Actualmente solo la ejercen el padre y la madre y termina al cumplir el hijo los dieciocho años de edad o al
contraer matrimonio. Además, el padre y/o la madre la ejercen tanto sobre hijos matrimoniales como no
matrimoniales.
13
La adopción propiamente tal, institución menos antigua, por la cual un hombre o una mujer alieni
iuris ingresaba a otra familia civil, bajo la patria potestad del adoptante. En ella consentían tanto el pater
familias de origen como el pater familias adoptante, no siendo necesario el consentimiento del adoptado.
En el hecho un pater cedía su hijo o nieto a otro pater, quien lo recibía como hijo.
c) La legitimación.- En la época post clásica, se permitía bajo ciertas circunstancias que el pater
familias adquiriera la patria potestad sobre hijos nacidos del concubinato. Las formas fueron: por el
matrimonio posterior de los padres; por oblación a la curia, o sea destinando al hijo al cargo de
decurión, que en esa época era resistido porque se hacían personalmente responsables de la recaudación
de impuestos, o, si se trataba de una hija, casándola con un decurión y aportando una dote; y, por
resolución del emperador (rescripto del príncipe) a solicitud del padre.
5. Término de la patria potestad.- Son diversas las causas que acarreaban el término de la patria
potestad. Hay que observar que con algunas de ellas el hijo además salía de la familia civil:
14
a) Por muerte del pater: el hijo se convertía en sui iuris, a menos que no estuviera bajo su potestad
directa, ya que si el pater fallecido fuera su abuelo, continuaba alieni iuris, bajo la potestad del padre.
El hijo no perdía sus vínculos de agnación y continuaba formando parte de la familia civil.
b) Por pérdida de la libertad del pater de acuerdo al ius civile o pérdida de su ciudadanía, con igual
salvedad que en el caso anterior, y sin que el hijo pierda los vínculos de familia. Si el padre caía cautivo
del enemigo, terminaba la patria potestad; pero, si recuperaba la libertad, renacía la patria potestad y se
consideraba que no ha sido interrumpida, por el ius post liminii que le favorecía.
c) Por muerte del hijo.
d) Por pérdida de la libertad o de la ciudadanía del hijo, que acarreaban su expulsión de la familia.
e) Por la dación en adopción a otro pater, incorporándose a la familia de este último.
f) Por elevación del hijo a la dignidad de sacerdote de Júpiter o de la hija a la calidad de sacerdotisa de
Vesta, en el derecho antiguo. Bajo Justiniano, el mismo efecto si el hijo se incorporaba al concejo del
emperador, o si era nombrado obispo, cónsul, prefecto del pretorio o cuestor del palacio.
El hijo se convertía en sui iuris pero no perdía el vínculo de agnación.
g) Por el matrimonio cum manus de la hija de familia, quien pasaba a pertenecer a la familia del marido.
h) Por emancipación. Era el acto por el cual el pater familia ponía término a la patria potestad,
convirtiendo al hijo en sui iuris y expulsándolo de la familia.
La emancipación fue una creación de los pontífices romanos a partir de la regla de las XII Tablas que
establecía el término de la patria potestad para el pater que mancipara por tres veces a su hijo. Para
expulsar al hijo de la familia, el pater mancipaba al hijo a una persona de su confianza, éste lo liberaba y
volvían a repetir la operación por otras dos veces, produciendo así la liberación. De estas mancipaciones
nace el nombre de “emancipación”18.
2) La Manus.-
1. Generalidades.- La manus también era una potestad organizada por el derecho civil, vinculada al
matrimonio. Era ejercida solo por varones, normalmente por el marido de la mujer que había contraído
matrimonio cum manus o por el pater de este.
2. Efectos de la manus.- La mujer in manus salía de su familia civil y entraba a la de su marido, como
hija suya. Si el marido era alieni iuris, quedaba sometida a la potestad del pater de su cónyuge (del
suegro o del abuelo paterno de su marido). En definitiva los efectos eran los mismos que si hubiera sido
hija de su marido: a su muerte le heredaba junto a los hijos; y, desde el punto de vista de la familia,
entraba a la familia civil de su marido, pasando a ser hermana de sus propios hijos.
Si al constituirse la manus la mujer era sui iuris, se convertía en alieni iuris. Si era alieni, continuaba
siéndolo, pero ahora sometida a una potestad distinta: terminaba la patria potestad de su padre o abuelo,
pero nacía la manus de su marido o suegro.
3. Formas de constituirla.-
1º Por el usus: el derecho consideraba que la posesión continua del marido sobre la mujer, durante un
año sin interrupciones, permitía al marido adquirir la potestad por una especie de usucapión.19 No era el
matrimonio el que creaba la manus sino el hecho de estar la mujer sujeta al marido. Por ello es que
según la Ley de las XII Tablas, la mujer que quería evitar caer bajo la potestad del marido, debía
interrumpir la posesión ausentándose del hogar conyugal por tres noches seguidas cada año.
2º Por la confarreatio, ceremonia religiosa que acompañaba al matrimonio, y que estaba reservada a
los patricios. Ante el gran pontífice, el sacerdote de Júpiter y diez testigos, los contrayentes pronunciaban
ciertas palabras solemnes y se ofrecía al dios un pastel de harina (farreum). Existía todavía en tiempos de
Gayo, aunque señala que sus efectos en esa época eran sólo religiosos. Para desempeñar ciertas
funciones religiosas se debía ser hijo nacido de nupcias unidas a la confarreatio.
3º Por la coemptio: era el procedimiento corriente en la época clásica. Consistía en una venta ficticia
de la mujer al marido, con la presencia del pater si era alieni iuris o la auctoritas del tutor, si era sui iuris.
18
Los pontífices idearon recurrir al mismo procedimiento para dar al hijo en adopción.
19
La usucapión, hoy llamada prescripción, es un modo de adquirir el dominio de las cosas por haberlas poseído
como dueño durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo otros requisitos que el derecho establece.
15
4. Disolución de la manus.- La manus se extinguía en forma similar a la patria potestad. El mero hecho
del divorcio no la extinguía, sino que era necesaria una manumisión especial o la ceremonia de la
difarreatio, cuando se había constituido por confarreatio.
3) El Mancipium.
Era una potestad del derecho civil, que ejercía un paterfamilias sobre una persona libre, cedida por su
respectivo pater mediante una mancipatio (ceremonia consistente en una venta ficticia). La persona dada
en mancipium conservaba la libertad y la ciudadanía, gozaba del ius connubium y son hijos eran
legítimos. Pero era un alieni iuris, un instrumento de adquisición para el pater que ejercía la potestad.
Aunque después la institución se fue limitando, en el derecho antiguo era frecuente que el pater
entregara a su hijo por un precio real, en garantía o para responder por el delito cometido por el hijo.
También se constituía el mancipium temporal para dar en adopción al hijo o emanciparlo.
3. LA CAPITIS DEMINUTIO.-
1. Concepto.- La personalidad de las personas naturales estaba dada por su status o caput, formado por
la reunión de los tres elementos analizados: libertad, ciudadanía y estado de familia. Pero ese status no
era inmutable, pudiendo pasar de uno a otro. El cambio en el status se denominaba capitis deminutio
(capitis=cabeza, minuere=destruir) y con ella la persona se consideraba extinguida para el derecho,
naciendo una nueva.
4.1.Generalidades.-
Ciertas personas, aun teniendo capacidad de goce pueden carecer de capacidad de ejercicio: el
derecho no las considera habilitadas para ejercer sus derechos por sí solas, de tal manera que establece
16
un sistema de protección para ellas y su patrimonio que podría verse perjudicado si intervinieran
directamente en la vida jurídica.
En Roma la protección del guardador era necesaria solo para las personas sui iuris que sufrieran una
incapacidad de ejercicio. Los alieni iuris, aun sufriendo una incapacidad de ejercicio, no necesitaban de
un guardador; en un principio porque carecían de patrimonio y, más tarde, cuando se crearon los
peculios, porque el peculio adventicio -que lo tiene aún un recién nacido- es administrado por el pater
que ejerce la patria potestad (lo mismo ocurre actualmente si el menor de edad es demente; solo al llegar
el término de la patria potestad por su mayoría de edad, debe nombrársele un cuardor).
Esta función de protección del patrimonio de los sui iuris afectados de incapacidad de ejercicio dio
lugar en el Derecho romano a las instituciones de la tutela y de la curatela, genéricamente denominadas
guardas. En todas las épocas del Derecho romano, los púberes sui iuris estuvieron sujetos a un “tutor” y,
en el Derecho antiguo y clásico, las mujeres de toda edad, siempre que no estuvieran sujetas a manus o
patria potestas. El “curador”, por su parte, nació para los casos de incapacidad por locura, pero se fue
extendiendo a otras situaciones en las que era necesario cuidar un patrimonio.
Tanto la tutela como la curatela tuvieron una transformación análoga a la que sufrió la patria potestad.
Concebidas en un principio como un poder para el tutor o curador con el fin de proteger un patrimonio
que podía llegar a ser suyo dada la correlación que normalmente había entre la herencia y la tutela,
derivaron en una forma de amparar al incapaz. Así, de ser una potestas para el guardador, pasó a
constituir una carga debiendo velar por los intereses del pupilo.
4º Otras Curatelas
Además de la curatela del menor de veinticinco años, la actividad del pretor creó otras destinadas a
proteger determinados patrimonios:
a) El curator bonorum, en el juicio ejecutivo para administrar los bienes del ejecutado.
b) El curator ventris, para preservar los bienes del concebido no nacido.
c) La establecida para administrar los bienes de sordos, mudos, enfermos, ausentes, prisioneros, etc.,
todas las cuales consisten en una extensión de la curatela del furiosi de las XII Tablas.
d) Una curatela en caso de enfermedad o ausencia del tutor (curator impuberi).
e) El curador de la herencia yacente (herencia aun no aceptada por los herederos)
18
CAPITULO II.-
ACTO JURÍDICO
1.- GENERALIDADES Y CONCEPTO.-
El derecho romano no elaboró una teoría general del acto jurídico. Su elaboración es posterior, obra de
los romanistas, pero realizada en base a soluciones dadas por los juristas romanos.
El acto jurídico siempre proviene del hombre; es lo que lo distingue de los hechos, que provienen de la
naturaleza. Y cuando ese acto se realiza con la intención de producir efectos en el derecho, entonces
toma el nombre de “acto jurídico” o “negocio jurídico” como prefieren llamarlo algunos autores.
De acuerdo a este concepto, “acto jurídico es una manifestación de voluntad, realizada con la
intención de crear, modificar o extinguir derechos”.
Ejemplo de acto jurídico que crea derechos son los contratos, como la compraventa, el arrendamiento,
el comodato, la sociedad, el mandato. Acto jurídico que modifica derechos es el acuerdo entre acreedor y
deudor por el cual el primero le concede a este último una prórroga en el plazo para pagar. Y como
ejemplo de actos que extinguen derechos podemos mencionar el pago y la manumisión; el pago porque
extingue el derecho que tiene el acreedor para exigir algo del deudor; y la manumisión porque extingue
la propiedad del amo sobre su esclavo.
Así por ejemplo, en toda compraventa son elementos esenciales la cosa y el precio. Si falta alguno de
ellos, el acto degenera en donación, aunque las partes lo llamen compraventa.
En relación con estos elementos, se reconoce que todo acto jurídico debe cumplir con ciertos requisitos
que le son esenciales; si no se cumple con ellos el acto no nace a la vida del derecho -es inexistente- o
nace con un defecto de tal naturaleza que puede ser anulado. Corresponden a los requisitos de existencia y
de validez del acto jurídico, que se estudian en este capítulo.
Los elementos esenciales de cada acto jurídico en particular se estudian con la respectiva institución..
2.- Los elementos de la naturaleza: son aquellos que, sin ser esenciales, se entienden incorporados en el
acto jurídico sin necesidad de cláusulas especiales.
Para su existencia no necesitan de cláusulas emanadas de las partes, ya que es el derecho quien los
considera incorporados en determinados actos jurídicos.
No en todo acto jurídico hay elementos de la naturaleza. Se encuentran, por ejemplo, en la compra-
venta, que tiene dos que le son propios: el saneamiento de la evición y el saneamiento de los vicios
redhibitorios, que constituyen obligaciones del vendedor creadas por el derecho romano. Otro ejemplo de
elemento de la naturaleza lo encontramos hoy en los contratos bilaterales: es elemento de su naturaleza la
condición resolutoria tácita; este elemento permite al contratante diligente, en caso que la otra parte no
cumpla con sus obligaciones, pedir que el contrato se resuelva, esto es, que se deje sin efecto.
Pero, por otra parte, aunque el derecho los entienda incorporados en un acto, considera que no son
esenciales, que podrían no existir. Por eso, se permite que las partes puedan suprimir dichos elementos
mediante cláusulas especiales; si eso ocurre el acto jurídico tiene plena validez y nace a la vida del
derecho sin el elemento que ha sido suprimido por las propias partes.
3.- Los elementos accidentales son aquellos que las partes introducen en el acto jurídico mediante
cláusulas especiales, para modificar sus efectos naturales.
Reciben también el nombre de modalidades y las principales son: condición, plazo y modo.
5.1.2. La Fuerza
Fuerza, como vicio del consentimiento, son los apremios que se ejercen sobre una persona para que
preste su voluntad o consentimiento a la celebración de un determinado acto o contrato. Los romanos la
llamaron vis (violencia) o metus (miedo).
1. Distinción entre fuerza física y fuerza psíquica.
Hay fuerza física (vis absoluta) cuando se fuerza la mano de una persona para que estampe su firma o
su impresión digital en un contrato; indica una carencia de voluntad. Esta forma de coacción fue siempre
tenida en cuenta por el Derecho romano y el acto era nulo. En doctrina, hoy diríamos que el acto es
inexistente: más que existir un vicio de la voluntad, no hubo voluntad.
Distinta es la fuerza psíquica (vis impulsiva) producida por el metus, el temor a sufrir un mal injusto,
inmediato y grave. Produciéndose esta fuerza, aunque el sujeto, de haber obrado con libertad no hubiera
querido celebrar el acto, una vez coaccionado presta su voluntad. Entonces hay voluntad, pero viciada.
La recepción de este vicio en el derecho sólo se debió a la actividad de los pretores. En efecto, el
antiguo ius civile consideraba válidos los actos celebrados por el metus puesto que el sujeto, aunque
coaccionado, en definitiva quiso celebrarlos. El derecho honorario suavizó la situación creándose
variadas formas de protección para la víctima.
2. Requisitos de la fuerza para que vicie la voluntad afectando la validez del acto jurídico. Debe ser:
1º Grave, lo que para los romanos significaba que fuera capaz de producir temor en un hombre fuerte.
Actualmente la fuerza se considera grave cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una
persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición.
2º Actual e inminente, que consista en la amenaza de producir un daño inmediato.
3º Injusta o ilegítima, esto es, que no consista en hacer valer un derecho. Por eso es que la amenaza
de hacer aplicar la ley no constituye un vicio de la voluntad.
4º Para que la fuerza vicie la voluntad no es necesario que provenga de quien es beneficiado con ella.
El acto se entiende viciado en cualquier caso que una persona empleó la fuerza para obtener el consenti-
miento, aunque se trate de un tercero que actuó sin conocimiento de la otra parte.
Una coacción que no cumpla con los requisitos precedentes no es suficiente para afectar la validez
del acto jurídico. Así, no viciará la voluntad un peligro capaz sólo de atemorizar a un hombre
pusilánime, o la amenaza de un perjuicio a largo plazo que puede ser evitado, etc.
3. Efectos de la fuerza: Los efectos diferían según se tratara de actos de buena fe o de estricto derecho.
1. En los actos de buena fe, en que todo debe reglarse por la equidad, la acción misma proveniente del
acto jurídico les permitía protegerse de las consecuencias de la fuerza. A la víctima bastaba con presentar
la prueba de la fuerza ante el juez para obtener la debida protección.
2. En cambio, en los actos de estricto derecho, de acuerdo al derecho civil el acto era válido y debía
cumplirse: aunque la persona consintió por temor, en definitiva “consintió” y queda obligada.
Para corregir esta situación y proteger a la víctima de la fuerza, el pretor creó diversos mecanismos
procesales que le favorecían: - La exceptio metus causa, a favor del que se veía demandado a cumplir
con el acto o contrato; con ella rechazaba y paralizaba la acción del demandante.
- La actio metus causa, para la víctima de la fuerza que ya hubiera cumplido con los efectos del acto o
contrato. Podía dirigirla en contra del autor de la fuerza o contra cualquier tercero a quien la coacción
hubiera aprovechado. Si la acción se entablaba dentro de un año y el demandado no reparaba el perjuicio,
era condenado al cuádruplo (la fórmula llevaba la cláusula arbitraria para permitir la reparación del daño
y evitar la condena).
- La in integrum restutio para volver todas las cosas al estado anterior al de la celebración del acto.
5.1.3. El Dolo
El dolus es otra de las motivaciones que el derecho romano tuvo en cuenta para fijar la validez de los
actos jurídicos. Consiste es una maquinación fraudulenta que se ejerce sobre la voluntad de una persona
para que preste su consentimiento en la celebración de un determinado acto o contrato. El dolo supone
siempre una intención dañina de perjudicar a otro, en este caso induciéndolo a celebrar el acto o contrato.
1. Efectos del dolo:
También en este caso el acto era válido para el ius civile. Y la protección nuevamente surgió del
pretor, concediendo los mismos medios procesales que ante la presencia del metus: la actio doli, que
servía para obtener el valor del perjuicio causado, y que sólo podía dirigirse contra el causante del
engaño; la condena por dolo acarreaba una nota de infamia. La exceptio doli y la restitutio in integrum,
que operaban como en el caso del metus.
25
5. 2. OBJETO LICITO.-
No hay objeto lícito si el acto jurídico recae en un objeto que atenta contra la ley, la moral o las buenas
costumbres. En tales casos, el acto jurídico existe pero puede ser anulado.
5.3. CAUSA LICITA.-
La causa del acto o contrato es el motivo que las partes tienen en consideración para celebrarlo. Al
igual que respecto del objeto, si la causa atenta contra la ley, la moral o las buenas costumbres, el acto no
cumple con este requisito de validez y es susceptible de nulidad.
5.4. CAPACIDAD DE LAS PARTES.
Para celebrar un acto jurídico se debe tener tanto capacidad de goce como capacidad de ejercicio. En
Roma hablaríamos de la “capacidad de obrar” a que nos hemos referido en el capítulo de personas, lo
que nos permite considerar válidos incluso ciertos actos celebrados por los esclavos.
Si la parte es incapaz, el acto jurídico será nulo, a menos que se celebre con las formalidades que se
estudiaron en el capítulo de Personas, al referirnos a las guardas. El loco y el infante no podían llevar a
cabo ningún acto jurídico. Los demás impúberes y los pródigos tampoco podían realizar por sí solos
negocios jurídicos que implicaran una disminución de patrimonio. Había además algunas incapacidades
especiales, limitaciones para determinados sujetos y para ciertos negocios, como las restricciones a los
tutores, o a los maridos respecto de algunos bienes dotales.
Por último, en el derecho romano tiene aquí gran importancia la distinción entre el ius civile y el ius
gentium, ya que, en general, para los negocios regulados por el ius civile sólo eran capaces los
ciudadanos romanos, limitación que no se daba para los del ius gentium.
Son elementos de la naturaleza aquellos que, sin ser esenciales, se entienden incorporados en el acto
jurídico, sin necesidad de cláusulas especiales.
Como son elementos que el propio derecho considera que van implícitos dentro de un acto jurídico,
no es necesario que las partes los convengan. Pero como, por otra parte, son considerados no esenciales,
pueden ser excluidos por las partes y el acto será plenamente válido.
EJEMPLOS DE ELEMENTOS DE LA NATURALEZA.- Son de estos elementos dos obligaciones
que nacen del contrato de compraventa:
a) La responsabilidad del vendedor por los vicios redhibitorios -vicios graves y ocultos de la cosa
vendida- que permite al comprador que recibió un objeto defectuoso, obtener rebaja del precio o que se
deje sin efecto el contrato; tal obligación se entiende implícita en la compraventa por disposición legal,
pero si las partes acuerdan que el vendedor no responderá de esos vicios, la compraventa es plenamente
válida y produce todos sus demás efectos normales.
b) Otro elemento de la naturaleza es la obligación del vendedor de “sanear la evicción”: hay evicción
cuando el comprador es privado de la cosa comprada por sentencia judicial basada en una causa anterior
a la compraventa; esto se produce porque un tercero es dueño de la cosa o titular de otro derecho real
sobre ella, como un usufructo. El vendedor debe ir al juicio en auxilio del comprador y, si no puede
impedir la evicción, reparar las consecuencias indemnizándole. El derecho considera que este elemento
va implícito en toda compraventa; pero si las partes acuerdan que el vendedor no responderá de la
evicción, el pacto vale y el vendedor queda liberado de esa responsabilidad.
Los dos ejemplos anteriores existen en el derecho moderno, siendo creación del derecho romano. El
saneamiento de la evicción proviene del derecho civil romano: en épocas primitivas se convenía
mediante pactos especiales, pero terminó entendiéndose implícito en la compraventa. Por su parte, el
26
saneamiento de los vicios redhibitorios fue una creación de los ediles curules y apareció en sus
comienzos ligado a la venta de esclavos y animales; con anterioridad sólo existía la obligación de
responder por vicios de la cosa vendida cuando las partes así lo habían estipulado previamente.
c) Otro elemento de la naturaleza del actual derecho, es la condición resolutoria tácita que va implícita
en los contratos bilaterales. En efecto, de acuerdo al artículo 1489 del Código Civil, “En los contratos
bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios”. Contratos bilaterales son aquéllos de los cuales nacen
obligaciones para ambos contratantes, como la compraventa, la permuta, el arrendamiento; de acuerdo a
la disposición transcrita, si uno de los contratantes no cumple con sus obligaciones, por la condición
resolutoria tácita la parte diligente tiene el derecho de pedir la resolución del contrato, o sea, que éste se
deje sin efecto y que las cosas vuelvan al estado anterior a su celebración. Por ejemplo, el comprador no
ha pagado oportunamente un saldo de precio de la compraventa: el vendedor, siguiendo los principios
generales de las obligaciones, puede demandar exigiendo el pago de dicho precio; pero, además, por la
condición resolutoria tácita, tiene la posibilidad de pedir que el contrato se deje sin efecto, devolviendo
la parte del precio que ya había recibido y obteniendo la devolución de la cosa vendida, más la
indemnización de perjuicios correspondiente.
La condición resolutoria tácita no existió como tal en el derecho romano, pero el antecedente lo
encontramos en la “condictio causa data causa non secuta”: si una parte realizaba una prestación con
miras a recibir otra que no se cumplía, por la condictio tenía derecho a que se le restituyera lo que ya
había dado o pagado; la mencionamos al hablar de las condictio romanas relacionadas con la causa y
volveremos a verla en los llamados “contratos innominados”.
En definitiva, y en relación con estos elementos de la naturaleza, al celebrar un contrato las partes
pueden adoptar alguna de las siguientes actitudes: - no decir nada, y el elemento se entiende incorporado
en el contrato, porque así lo ha establecido el derecho; - consignarlos expresamente en el contrato
mediante una cláusula que, aunque es innecesaria, viene a reforzar lo que ya está establecido en el
derecho; o, - introducir una cláusula eliminando el elemento de la naturaleza; la cláusula vale y, como se
dijo, el acto jurídico tiene plena validez en el resto de sus elementos. Por ejemplo, si las partes renuncian
a la condición resolutoria tácita en la compraventa, la parte diligente puede demandar a la otra para
exigirle el cumplimiento de sus obligaciones, pero ya no puede pedir la resolución del contrato.
Son elementos que las partes introducen al acto jurídico mediante cláusulas especiales, para
modificar sus efectos naturales. Reciben también el nombre de modalidades y las principales son: la
condición, el plazo y el modo.
Si las partes no le introducen modalidades, el acto o contrato es puro y simple; y si las partes le han
agregado alguna de ellas, el acto es sujeto a modalidad.
La generalidad de los actos jurídicos admiten modalidades; salvo algunos, como por ejemplo el
matrimonio, la mancipatio, la aceptación de una herencia.
7.1. LA CONDICION
1. Concepto.- La condición es una cláusula adicional formulada por la o las partes que celebran el
acto jurídico, en virtud de la cual hacen depender sus efectos de un determinado acontecimiento futuro e
incierto. Por ello se la define de la forma siguiente: condición es un hecho futuro e incierto del cual
depende el nacimiento o la extinción de un derecho.
Para que se trate de una condición es necesario que el hecho sea futuro y que sea incierto. Si es pre-
sente o ya ocurrió, no es condición, aunque las partes lo desconozcan. Por otra parte, la incertidumbre
acerca de si el hecho ocurrirá, es un requisito de toda condición: si el hecho necesariamente ocurrirá no
es condición sino plazo aunque no se sepa cuando ocurrirá; por eso la muerte es un plazo y no condición.
2. Clases de condición.- Las condiciones admiten varias clasificaciones:
1. Condiciones positivas, cuando consisten en que un hecho ocurra, como “que llegue una nave de
Asia”; o negativas, cuando consisten en una abstención, como “que la nave no llegue dentro de esta
semana” o “que Ticio no concluya el trabajo”. Dentro del acto jurídico valen ambas.
27
2. Condiciones potestativas, casuales y mixtas. Son potestativas las que dependen de la voluntad de
la persona a quien afecta o va dirigida la declaración de voluntad. A su vez, pueden ser simplemente
potestativas -“si viajas mañana a Pucón”- o meramente potestativas; estas últimas son aquellas que
dependen únicamente de la voluntad de una de las partes, como “si quieres” o “si quiero”.
Son casuales las que dependen de un hecho de la naturaleza o de un tercero, como “si llueve hoy”. Y
mixtas, que dependen de la voluntad de una de las partes y de un tercero o el acaso: “si te casas con
María”.
Valen todas, menos las meramente potestativas que dependen de la voluntad del deudor, ya que en
ellas no hay una voluntad seria de obligarse: “te daré 100 ases si quiero”.
3. Condiciones posibles e imposibles. La condición es imposible cuando el hecho en que consiste
es imposible física o jurídicamente, como “tocar una estrella con la mano” o “vender el templo de Jano”.
El acto sujeto a una condición imposible era nulo; pero los sabinianos estimaron que, por excepción,
si el acto era mortis causa la condición debía tenerse por no puesta y el negocio ser válido.
4. Condiciones lícitas e ilícitas. La condictio turpis implicaba una actividad inmoral o delictiva, en
que se incitaba a cometer un acto de esa naturaleza, como por ejemplo “te daré 100 ases si matas a
Ticio”. También era ilícita “si no matas a Ticio” ya que era inmoral hacerse pagar por no cometer un
delito: por el contrario, no será ilícita “si un tercero mata a Ticio”. El efecto de la condición ilícita era el
mismo que de las condiciones imposibles, considerando los sabinianos que si el acto era mortis causa se
tomaría como puro y simple y, por ende, válido. Si el acto era entre vivos, quedaba nulo.
5. Condición suspensiva y condición resolutoria. Los intérpretes posteriores distinguieron esta
nueva clasificación: condición suspensiva es el hecho futuro e incierto del cual depende el nacimiento
de un derecho, Y condición resolutoria es el hecho futuro e incierto del cual depende la extinción de un
derecho. Ejemplo de la primera sería, “te vendo mi casa si soy destinado a Egipto”. Y ejemplo de
condición resolutoria es “te vendo mi casa; si vuelvo a ser destinado a esta ciudad, se deshace la venta”.
Para los jurisconsultos romanos la condición siempre era suspensiva. Y en los casos que ahora
hablamos de condición resolutoria veían dos negocios jurídicos: uno puro y simple, la venta de la casa en
el ejemplo dado; y otro accesorio, la revocación de la venta, sujeta a la condición suspensiva de ser
destinado nuevamente a la ciudad.
3. Efectos de las condiciones.
3.1. Las fases del negocio condicional según el estado de la condición.-
La última distinción, entre las condiciones suspensivas y resolutorias tiene fundamental importancia
para analizar los efectos que una condición acarrea sobre el acto jurídico.
Para ello es previo precisar que en todo acto jurídico condicional se presentan distintos momentos: 1º
el período de tiempo en que no se sabe si la condición se verificará o no (pendente condicione); 2º el
instante en que ésta se cumple (existente condicione); y 3º cuando, por el contrario, se tiene la certeza de
que la condición no se verificará (deficiente condicione). De ello siguen tres estados en que puede
encontrarse la condición:
a) Pendiente: cuando el hecho en que consiste no ha ocurrido, pero todavía puede ocurrir:
“que llegue una nave de Asia”: está pendiente si aún no ha llegado, pero todavía puede llegar; “que no
llegue de Asia” es la misma situación, la nave no ha llegado, pero aún puede llegar.
b) Cumplida: cuando el hecho en que consiste ya ocurrió:
“que llegue de Asia”, y ya llegó; “que no llegue”, está cumplida si no ha llegado y hay certeza de que
no llegará (se hundió o ya pasó el plazo para llegar).
c) Fallida: cuando el hecho en que consiste no ha ocurrido y hay certeza de que ya no ocurrirá:
“que llegue de Asia” y no llegó ni llegará; “que no llegue” y la nave llegó.
Es importante considerar que la condición se tiene por cumplida cuando falla por culpa del deudor.
3.2. Efectos de las condiciones suspensivas y resolutorias en sus distintos estados.- Según si el
acto está sujeto a condición suspensiva o resolutoria, podemos analizar los distintos efectos, que variarán
dependiendo del estado en que se encuentre dicha condición:
a) Obligación sujeta a condición suspensiva: Ej. “te daré 100 ases si Marcelo gana los juegos”.
1. La condición suspensiva está pendiente mientras los juegos aún no han terminado. Como
consecuencia,
- Los derechos no nacen; por ello, el que paga mientras la condición está pendiente, paga mal y puede
repetir lo pagado.
28
- Pero por otra parte, aunque los derechos no han nacido, se reconoce que hay un germen de derecho que
se transmite a los herederos.
- Se puede impetrar medidas para proteger los derechos eventuales del acreedor. Por ejemplo, si se debe
un objeto específico sujeto a condición suspensiva, como el esclavo Estico, y el acreedor teme
justificadamente que se vaya a deteriorar o destruir, puede pedir medidas judiciales de protección, como
que se entregue el objeto a la custodia de un tercero, para su resguardo.
2. Condición suspensiva cumplida, los juegos terminaron y ganó Marcelo. En consecuencia,
- El acto produce todos sus efectos y, en el ejemplo, el acreedor podrá exigir el pago.
3. Condición suspensiva fallida, los juegos terminaron y Marcelo no ganó. Como consecuencia,
- Hay certeza que los efectos del acto jurídico no se producirán. Desaparece el germen de derecho.
- Si se habían impetrado medidas conservativas, éstas deben alzarse.
b) Obligación sujeta a condición resolutoria: Ej. “te vendo mi casa en 300 sestercios; si dentro de dos
meses un tercero ofrece un precio mayor, se deshace la venta”.
1. Condición resolutoria pendiente, no han transcurrido los dos meses y no se ha presentado un
comprador mejor. En consecuencia, - el acto jurídico produce sus efectos como si fuera puro y simple: el
comprador debe pagar el precio y el vendedor debe entregar la casa. Pero obviamente que los derechos
tienen una cierta debilidad en el sentido que pueden perderlos si la condición llegara a cumplirse.
2. Condición resolutoria cumplida, en el ejemplo, dentro del plazo indicado se presenta un tercero
que ofrece un mejor precio. - Se extinguen los derechos. Por tanto el comprador debe restituir la casa y
pierde su dominio; pero obtendrá la devolución del precio.
3. Condición resolutoria fallida, transcurrieron los dos meses y nadie ofreció un precio mayor. -
Los derechos se consolidan. En consecuencia, el comprador tiene ahora la certeza de que no perderá su
derecho sobre la casa.
4. La condición resolutoria como modalidad y la condición resolutoria tácita.-
No debe confundirse ambas condiciones, aunque el efecto de ambas sea el mismo. En cualquiera de
ellas, alguna de las partes podrá pedir la resolución del acto o contrato, que éste quede sin efecto y se
vuelvan las cosas al estado anterior como si no se hubiera celebrado.
Pero los casos en qué proceden y la propia naturaleza de la condición son diferentes. En efecto, la
condición resolutoria como modalidad, también llamada “condición resolutoria ordinaria”, es introducida
por las partes; y puede consistir en cualquier hecho, ya sea positivo o negativo, al que las partes han
atribuido la facultad de ocasionar la resolución del contrato.
En cambio, la condición resolutoria tácita es un elemento de la naturaleza, que las partes no necesitan
incorporar al acto jurídico y que consiste en el incumplimiento por uno de los contratantes de sus
obligaciones. Además, y por otra parte, la condición resolutoria tácita es siempre una condición negativa
porque consiste en una abstención, que una parte incumpla sus obligaciones nacidas del contrato.
- Pendiente: los derechos nacen, aunque no se pueden ejercer. Pero si el deudor paga voluntariamente,
está bien pagado y no puede repetir lo pagado.
- Cumplido: los derechos ya pueden ejercerse: si el deudor no cumple, puede ser demandado.
b). Plazo extintivo o final (dies ad quem): es el hecho futuro y cierto del cual depende la extinción de
un derecho. Ejemplo: “Te daré 100 ases mensualmente mientras viva Ticio”.
- Pendiente: el derecho nace y puede ejercerse.
- Cumplido: al cumplirse el plazo, en el ejemplo a la muerte de Ticio, el derecho se extingue.
4. Casos en que puede confundirse el plazo con la condición:
El elemento fundamental en el plazo es la certeza de que el hecho futuro ocurrirá, no importando si se
conoce el día en que sucederá. Por eso es que los juristas distinguían entre los siguientes casos,
determinando en cada uno si es plazo o condición:
- Dies certus an certus quando, por ejemplo, en dos meses a contar de esta fecha, o el 2 de Julio
próximo. Son plazos.
- Dies certus an incertus quando, ejemplo el día que muera Estico. Es plazo.
- Dies incertus an certus quando, ejemplo, si estás casado el 30 de Septiembre de 2015. Es condición.
- Dies incertus an incertus quando, ejemplo, el día que te cases. Es condición.
7.3. EL MODO
En los negocios jurídicos que implican una liberalidad –donaciones entre vivos, actos de última
voluntad-, en ocasiones el otorgante señala al beneficiado el empleo que debe hacer del beneficio, o le
indica un cierto comportamiento. Es otra modalidad, pero que sólo se puede adosar a los referidos nego-
cios o actos. Por ello es que se define: el modo es una carga impuesta al beneficiario de una liberalidad.
Ejemplo de acto sujeto a modo es “dejo a Sempronio mi casa de la vía Apia, con cargo a que constru-
ya un mausoleo en mi memoria”. Se puede observar que el modo es parecido a la condición, pero se di-
ferencia en que no suspende los efectos del acto jurídico, sólo establece un deber que el beneficiario debe
cumplir a posteriori, cuando su derecho ya ha nacido. En cambio, si la liberalidad se sujeta a condición
suspensiva, mientras la condición está pendiente aún no nace el derecho. En los casos dudosos, deberá
interpretarse la voluntad del otorgante para determinar si se estableció un modo o una condición.
Se planteaba el problema de cómo hacer cumplir las cláusulas modales. A veces, la misma parte que
estableció la liberalidad exigía cauciones. En otras, cuando del cumplimiento del modo resultaban
beneficiados intereses públicos, la autoridad forzaba su cumplimiento. El pretor utilizó también su
facultad de denegar acciones para forzar el cumplimiento del modo.
Además, hubo en Roma casos de actos jurídicos válidos en su origen, pero que después se invalida-
ban, como el testamento del otorgante que después perdía la ciudadanía romana.
8.2. CONVALIDACION DE LOS ACTOS JURIDICOS
Se convalida un acto jurídico viciado cuando, con posterioridad a su celebración, se entienden
corregidos sus efectos. En principio, la convalidación sólo se concibe respecto de los actos anulables; sin
embargo en Roma hubo casos de convalidación de actos nulos, como la convalidación de la donación
entre cónyuges, por la muerte del donante que no la hubiera revocado.
Los medios por los cuales se verifica la convalidación son: el transcurso del tiempo fijado para
intentar la acción de nulidad; la ratificación, que es la expresa renuncia a intentar dichas acciones; y la
remoción del vicio que afectaba al acto jurídico.
1. Cómputo del tiempo: Los romanos se referían a dos formas de computar el tiempo o plazo:
a) La computatio naturalis, en que el tiempo se cuenta de momento a momento.
b) La computatio civilis, que es la forma de computar los plazos para el derecho, para el cual la unidad
menor de tiempo es el día. Por lo tanto, un plazo de dos días a contar de hoy, incluye hasta las 24 horas
de pasado mañana, no importando a qué hora se ha empezado a computar.
2. Tipos de plazos:
Hay plazos continuos, aquellos en que se cuentan todos los días.
Y plazos útiles, en que no se cuentan los días que el derecho considera inhábiles. En Roma
estos días eran llamados nefastos.
31
Cosa accesoria es la que requiere de una principal para existir. Cosas corporales accesorias son las
frutas de un árbol, las crías de un animal. Cosas incorporales accesorias son la prenda y la hipoteca, para
cuya existencia se requiere de una obligación principal a la que sirven de garantía.
En derecho se aplica el aforismo “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”.
Productos y frutos. Dentro de las cosas accesorias es necesario referirse a los productos y los frutos.
Son productos todos los rendimientos que da una cosa, todo lo que de ella se deriva. Y dentro de los
productos hay que distinguir los frutos que son “los rendimientos periódicos de una cosa, sin detrimento
de su sustancia, según su naturaleza y el destino natural de la cosa”.
El término “frutos” incluye tanto los frutos naturales, que la cosa produce por un proceso natural, con
o sin la intervención del hombre; y los frutos civiles, rendimientos que se derivan de actos jurídicos
realizados en relación con la cosa, como las rentas de arrendamiento, los intereses en el mutuo.
1. EL DOMINIO O PROPIEDAD
Concepto y facultades o atributos del dominio.-
La palabra dominio viene de dominus, el jefe de la casa (domus). Los juristas romanos no elaboraron
un concepto del dominio. Ni siquiera lo mencionaban como un derecho abstracto, sino que afirmaban
que la cosa era del propietario, limitándose a estudiar los beneficios o atributos que se obtienen de la
propiedad. En definitiva, tales atributos son todos los que se pueden obtener de una cosa, lo que nos da
una clara idea de la extensión del derecho. 20
Las facultades o atributos que da el dominio se agrupan en tres: ius utendi, ius fruendi y ius abutendi,
que corresponden a las facultades de usar, apropiarse de los frutos y disponer de la cosa. La descripción
de estas facultades aparece ya en la República, en un plebiscito agrario propuesto por los Graco.
1. Ius utendi o usus: Es la facultad de usar de la cosa de acuerdo a su naturaleza, sin que se destruya.
Por ello es que el atributo solo se concibe sobre cosas no consumibles.21
20
Nuestro Código Civil lo define en el artículo 582, señalando precisamente sus atributos: “El dominio (que se
llama también propiedad) es el derecho real en una cosa corporal, para gozar y disponer de ella arbitraria-
mente, no siendo contra la ley o contra derecho ajeno".Incluye en el verbo “gozar” el usus y el fructus..
21
Cosas consumibles son aquellas que se destruyen con su primer uso, dado de acuerdo a su naturaleza. Los
alimentos, los combustibles son consumibles porque se destruyen materialmente al primer uso. El dinero también
es consumible porque se pierde para su dueño al primer uso.
33
2. Ius fruendi o fructus: Es la facultad de apropiarse, de hacer suyos, a los frutos de la cosa, tanto
civiles como naturales. No incluye todos los productos sino solo los que tienen el carácter de frutos, ya
que el aprovechamiento de los productos que no constituyen frutos corresponde al ius abutendi.
3. Ius abutendi, abusus o habere: Es la facultad de disposición, la cual puede ser material o jurídica.
Hay disposición material total, cuando la cosa se destruye; y disposición material parcial, cuando se
transforma, como si una casa se remodela. Hay disposición jurídica total, cuando se la enajena (se
transfiere su dominio por venta, donación, permuta, dote, etc.). Y disposición jurídica parcial, cuando
sobre ella se constituye otro derecho real, como si el bien se hipoteca o se grava con una servidumbre.
El dominio otorga a su titular todas estas facultades. Sin embargo, si sobre una misma cosa se han
constituido otros derechos reales, estas facultades se pueden ver limitadas. Por ejemplo, si sobre la cosa
se constituye un usufructo, el dueño se verá privado del ius utendi y del ius utendi.
Formas de propiedad en Roma.-
Aunque la propiedad es solo una, el término se utilizó con diversas acepciones en el derecho romano:
1.- La propiedad civil o quiritaria. Era la única verdadera propiedad, protegida por la acción
reivindicatoria o acción de dominio. Solo podía tenerla el ciudadano romano y el latino. Si la cosa era
mancipi debían adquirirla de acuerdo a los modos de adquirir contemplados en el derecho civil romano.
2.- La propiedad bonitaria o pretoriana, denominación dada por los juristas bizantinos a aquellos
casos en que no se trata de una propiedad quiritaria pero las cosas “están entre los bienes de una
persona” (in bonis). Eran situaciones en que no se había adquirido la propiedad civil o quiritaria, pero el
pretor protegía al adquirente como un verdadero propietario para evitar situaciones injustas. Por el
transcurso del tiempo, el propietario bonitario podía convertirse en propietario quiritario mediante la
usucapión; y en ese momento, el anterior propietario quiritario perdía su dominio.
Los principales casos de propietarios bonitarios fueron:
a) La persona que recibía una cosa mancipi por un modo no contemplado en el derecho civil romano,
normalmente por una “traditio” (simple entrega), derivada de una venta, donación, etc.
b) El bonorum emptor, que compraba los bienes del deudor en el juicio22.
c) El bonorum possessor que no es al mismo tiempo heredero, por ejemplo, el hijo emancipado.
3.- La propiedad peregrina, de quien no gozaba del ius commercium. Protegida por el ius gentium.
4.- La propiedad provincial. Hasta Diocleciano, se distinguía entre suelo itálico y territorios de
provincia. Estos últimos pertenecían al pueblo romano y a los particulares solo se reconocía sobre ellos
una especie de concesión que les permitía su uso y goce, y que podían enajenar y transmitir a sus
herederos. A esta especie de concesión se denominaba propiedad provincial.
La propiedad peregrina y la provincial carecen de importancia en la época post-clásica, en que todos
los territorios del Imperio tienen la misma situación jurídica. Y todos sus habitantes son ciudadanos.
La copropiedad o condominio.-
Se habla de copropiedad o condominio cuando concurren dos o más derechos de dominio sobre la
misma cosa. No se trata de derechos contrapuestos, sino que cada copropietario es dueño de una parte
alícuota de la cosa común (un tercio, un veinticinco por ciento, etc.)
En la época clásica se introduce la idea que cada comunero es considerado propietario de su cuota
ideal y puede disponer libremente de ella; por tanto, puede enajenarla. En cuanto al uso o a la
transformación de la cosa común, cualquiera de los comuneros podía oponerse a lo que decidieran los
otros. En caso de desacuerdo debían nombrar un administrador.
Si alguno de los comuneros quisiera terminar con la copropiedad, tenía acción para exigir la división
aunque los demás se opusieran. El juez podía dividir la cosa o atribuir la propiedad a uno de los
copropietarios, compensando a los otros.
LA POSESION
Todas las actividades que realice el propietario están respaldadas por su derecho de dominio; el uso,
goce y disposición le corresponde porque tiene el derecho. Ahora bien, si se hace abstracción de la
existencia del derecho y analizamos la actitud de la persona que tiene la cosa en su poder y actúa como
dueño, podemos entender el término “posesión”. La posesión es una situación de hecho que puede
definirse como “la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño”.
22
Como el que los vendía no era el dueño sino un representante suyo, no transfería dominio. “Nadie puede
transferir más derechos de los que tiene”
34
Dominio y posesión son dos conceptos diferentes: el dueño es titular de un derecho que le otorga
todas las facultades sobre la cosa, independiente de que tenga o no la cosa en su poder. El poseedor, por
el contrario, se encuentra en una situación de hecho, la cosa se encuentra en su poder, independiente de
que sea o no su propietario. Normalmente coincide la persona del propietario con la del poseedor;
pero cuando uno es el propietario, titular del derecho de dominio, y otro tiene el poder efectivo y real
sobre la cosa, serán distintos dueño y poseedor.
El dominio, la posesión y la mera tenencia.- Opuesto al poseedor se encuentra el mero tenedor,
persona que tiene la cosa reconociendo dominio ajeno, como el arrendatario y el comodatario.
Por tanto, la relación del sujeto con la cosa puede ser de:
a) Dueño o propietario: se encuentra en una situación jurídica, cuenta con un derecho real;
b) Poseedor: su situación es meramente de hecho, a menos que sea también el dueño; pero aún no
siéndolo, tiene una apariencia de dominio y por eso es protegido por el derecho. Los romanos lo
llamaron “poseedor civil”; nuestro derecho lo llama simplemente “poseedor”
c) Mero tenedor: el mero tenedor no tiene una protección especial sino la que deriva de la causa de su
tenencia: si es arrendatario, gozará de los derechos de arrendatario; si es usufructuario, de los que
derivan de su condición. Al mero tenedor se llamó en Roma “poseedor natural”.
Elementos de la posesión y su adquisición y pérdida.-
Para poseer es necesario reunir dos elementos: corpus y animus.
Corpus es el elemento material, el hecho de tener la cosa en su poder, aún cuando otro la tenga
físicamente a su nombre. Por eso, si el poseedor entrega la cosa en arrendamiento, no deja de poseer.
Animus es el elemento intencional, la voluntad de conducirse como dueño, el llamado animus domini.
De este animus carecen los meros tenedores, que reconocen dominio ajeno.
Como la posesión es una situación de hecho, para adquirirla basta con reunir estos elementos; y se
deja de poseer cuando se pierde alguno de ellos.
Ventajas de la posesión.-
Aunque el poseedor está en una mera situación de hecho, se le reconoce diversas ventajas algunas de
las cuales solo las tiene el poseedor de buena fe:23
a) El poseedor es reputado dueño mientras otra persona no justifique serlo. Es una presunción
simplemente legal, que permite considerar al poseedor como dueño. Para destruir la presunción el dueño
no poseedor deberá probar su dominio en un juicio reivindicatorio.
b) El poseedor estaba protegido por los interdictos posesorios, medios creados por los pretores para
ordenar que el poseedor no fuera perturbado, ni siquiera a pretexto del tercero de ser dueño de la cosa.24
c) La más importante ventaja reconocida por el derecho es que el poseedor de buena fe puede llegar a
convertirse en dueño por el transcurso del tiempo, mediante la usucapión; de su condición de poseedor
pasa a ser propietario, amparado por la acción reivindicatoria.
d) Por último, el poseedor de buena fe tiene otra ventaja: es dueño de los frutos que haya producido la
cosa mientras dure su buena fe. Por lo tanto, si tiene que restituir la cosa, no paga los frutos consumidos.
23
Poseedor de buena fe es el que se apropia de la cosa con la convicción de que actúa conforme al derecho, que no
está vulnerando el derecho de otro. Generalmente él cree que es dueño. El poseedor de mala fe sabe que al
apropiarse de la cosa está vulnerando el derecho de otro. Al poseedor se le presume de buena fe, presunción que
admite prueba en contra.
24
Si el dueño quiere recuperar la posesión, deberá ejercer la acción reivindicatoria. Probando en el juicio su
dominio, obtendrá sentencia favorable y el poseedor deberá entregarle la cosa disputada.
35
- Las mismas que actúan como justas causas de adquisición en la traditio, cuando la entrega no produce
el efecto de traspasar el dominio por falta de algún otro requisito. Así, si la recibió porque la compró a
quien no es dueño, la poseerá pro emptore; si por donación, pro donato, si en pago, pro soluto.
- Pro legato, en el legado vindicatorio, cuando el testador legó una cosa que no le pertenecía.
- Cuando por decreto del pretor se le colocó en posesión de un bien, como en la bonorum possessio.
En el derecho postclásico, el requisito de la justa causa para usucapir fue separado en dos:
- el “justo título”, que sirve de fundamento al apoderamiento del poseedor, y
- la “buena fe”, elemento subjetivo que consiste en que el usucapiente inicie su posesión con la
convicción de que no está vulnerando el derecho de otro
c) Respecto del tiempo.
La ley de las XII Tablas exigían la posesión ininterrumpida de un año para cosa mueble y de dos
años para inmuebles. Si la posesión se perdía por un instante siquiera, debía comenzar a contarse el
plazo nuevamente. Quedaba interrumpida cuando el poseedor dejaba de tener la cosa en su poder, como
si la perdía, o si el dueño ejercía la acción reivindicatoria o acción de dominio (si el demandado es
absuelto en el juicio, se entiende que nunca se ha interrumpido).
La praescriptio longi temporis: Se creó para proteger al poseedor de un fundo provincial, ya que a
estos bienes no era aplicable la usucapión. Probablemente fue propuesta en su edicto por algún
gobernador de provincia en el siglo II de nuestra era y luego regulada por constituciones imperiales, que
la extendieron asimismo a la posesión de muebles.
Protegía a quien hubiera poseído de buena fe y con una justa causa, por el término de diez años
entre presentes, o de veinte años entre ausentes, ya sea que se tratara de muebles o inmuebles.
La usucapión en la época de Justiniano: Ya ha desaparecido la distinción entre cosas mancipi y
nec mancipi y existe un solo derecho. Refunde las instituciones y, como se señaló, del requisito de justa
causa deriva el justo título y la buena fe. En cuanto a los plazos, se fija para la adquisición de inmuebles
el de tres años; y para los inmuebles, los plazos de la praescriptio longi temporis, de diez años entre
presentes y veinte entre ausentes.
La prescripción de treinta años: La usucapión beneficia a los poseedores que tengan justo título y
buena fe. Con ello, quedaba fuera de protección el poseedor de mala fe y que careciera de justo título,
por muy prolongada que fuera su posesión.
Pero en el Bajo Imperio una constitución estableció que todas las acciones, tanto reales como
personales, se extinguían, en principio, al cabo de treinta años. Por lo tanto, el poseedor que no cumplió
con los requisitos de la usucapión, al cabo de treinta años de posesión estaba igualmente protegido contra
la rei vindicatio del propietario. Con el tiempo se concedió también para él la acción reivindicatoria.
4.- La Adiudicatio.-
Generalmente el juez se limita a reconocer el dominio de una de las partes del litigio- Pero en los
juicios de partición y de fijación de deslindes, se entendía que el juez transfería el dominio de la cosa
cuando la adjudicaba a alguna de las partes. La adjudicación era, entonces, la atribución de dominio
hecha por el juez en los juicios de partición y de deslindes. Actualmente se entiende que solo hay un
reconocimiento del dominio ya existente.
5.- La Ley.-
Había adquisición lege cuando el dominio se atribuía a una persona por la sola disposición de la ley,
como la mitad del tesoro que pertenece al dueño del suelo donde fue descubierto.
- Los corales, perlas, conchas, etc, que arroja al mar y que pertenecen a quien se apodera de ellas.
.- El tesoro, esto es, un depósito de cosas valiosas de cuyo dueño no se tiene memoria; Adriano resolvió
que si el tesoro era encontrado en terreno propio pertenecía en su totalidad al descubridor; si lo encontró
en terreno ajeno, la mitad es del dueño del predio y la otra mitad al descubridor, siempre que el dueño no
le hubiera prohibido la búsqueda (lo encontró por casualidad o lo buscó con permiso del dueño).
c) Las cosas abandonadas por su dueño (res derelictae). En general se aceptaba solo respecto de
cosas nec mancipi.. No constituyen res derelictae y, luego no son susceptibles de ocupación las especies
extraviadas, las especies náufragas y las cosas que los navegantes arrojan al mar para aligerar la nave.
d) La captura bélica, en que los bienes capturados pertenecían al Populus Romanus.
e) Las islas formadas en el mar: eran res nullius y por tanto, susceptibles de ocupación.
2.- La Accesión
El derecho romano no lo estableció como un modo especial de adquirir el dominio, sino que señaló
los casos de adquisición que posteriormente se incluyeron en la denominación.
La acción es una forma de adquirir reconocida por el derecho, por la cual el dueño de una cosa
principal se hace dueño de lo que ella produce o de lo que a ella se agrega. Aplica el principio:“lo
accesorio sigue la suerte de lo principal”.
Se acostumbra distinguir entre accesión de frutos y accesión propiamente tal.
1.- Accesión de frutos.- Por accesión, el dueño de la cosa principal se hace dueño de los frutos que ella
produce, salvo excepciones: como: el tercero poseedor de buena fe, el arrendatario o el usufructuario.
2.- Accesión propiamente tal.-
a. Accesión de bienes inmuebles. Se produce en los casos siguientes:
- Aluvión. El aumento que experimenta la ribera de un río o lago, por el lento e imperceptible retiro de
las aguas accede a los predios ribereños prolongando sus respectivas líneas de demarcación
- Avulsión, por la avenida repentina que arranca una extensión del suelo desde una de sus riberas y la
transporta a otro sitio inferior o a la ribera opuesta. Si el suelo era identificable, su propietario podía
retirarlo. Así lo confirmó Justiniano agregando que si por el trascurso del tiempo el suelo se une al fundo
que lo recibió y los árboles que trajo echaron raíces, se considera adherido al predio vecino.
- Mutación de álveo o alveus derelictus, cuando un río cambiaba de cauce, dejando seco su antiguo
lecho o parte de él. El cauce abandonado pasaba a ser de los propietarios de los predios ribereños.
- Formación de isla: los propietarios ribereños se hacían dueños de las islas que se formaren en ríos y
lagos. Si la isla estaba más cerca de una de las riberas, pertenecía a los propietarios de esa ribera.
b. Accesión de bienes muebles. Cuyos principales casos son:
-Adjunción: unión, por un hecho del hombre, de dos especies muebles de distinto dueño, como si una
tela se borda o entreteje con hilos de otro dueño, o si se escribe o pinta sobre tela, pergamino o madera
ajena. Se concluyó que es accesoria la cosa que sirve de ornato o complemento a la otra.
- Especificación o nova especie, producida cuando una persona realizaba una obra con material ajeno
sin mediar acuerdo con el propietario, como si se talla una estatua en mármol ajeno. Se resolvió que si el
material puede volver a su estado original, la obra es del dueño del material (estatuta de bronce); si no se
puede, es del artífice (estatua de mármol).
c. Accesión de muebles a inmuebles: se produce en los casos de - edificación, - plantación y -
siembra con materiales de un dueño en terreno de otro propietario. Como es necesario que se produzca la
adherencia, solo había accesión cuando las plantas hubieran arraigado en el suelo; mientras tal no ocurría
podían ser reivindicadas. En el caso de la siembra, cuando las semillas fueran sembradas.
Para efectos del dominio es indiferente ver quien realizó la edificación, plantación o siembra: el
suelo es siempre lo principal y, por tanto, su propietario pasa a adquirir lo que se ha adherido. El dueño
de lo accesorio pierde su dominio pero tendrá derecho a indemnizaciones atendiendo a la buena o mala
fe con que hayan actuado las partes; por ejemplo, si el propietario del suelo está en conocimiento de que
se está edificando en su terreno y no protesta de ello, se le considera de mala fe.
3.- La Tradición.-
Traditio quiere decir “entrega” y consistía precisamente en la entrega de una cosa con intención de
transferir, a aquel a quien se hace, la propiedad de la misma en virtud de una justa causa. El que entrega
la cosa es el tradens (tradente) y el que la recibe, accipiens (adquirente).
La tradición era un acto simple, que consistía en la entrega de la cosa. Es importante observar que no
toda entrega constituye tradición, ya que puede tener un contenido diverso. Así, no hay tradición cuando
el arrendador entrega al arrendatario la cosa arrendada; se trata de una simple entrega.
38
Para que la tradición produjera en el accipiens un efecto adquisitivo de dominio, se debía reunir
copulativamente las siguientes condiciones:
a) Un elemento formal: la entrega de la cosa.
b) Un elemento subjetivo: la intención de tradente y adquirente de transferir y adquirir dominio.
Es evidente que el tradens debe ser dueño de la cosa o su representante, ya que nadie puede transferir
más derechos de los que tiene. Si no lo fuera, el accipiens solo se convertiría en poseedor.
Además, el tradens debe estar facultado para transferir el dominio: esto implica que sea plenamente
capaz y que no esté afecto a alguna prohibición especial (como la prohibición del marido de enajenar el
fundo dotal que, aunque es suyo, podrá estar obligado a restituir a la mujer al término del matrimonio).
La iusta causa.- La causa de la entrega es la que permite calificar al acto de “tradición”.
En efecto, las consecuencias de la entrega dependerán del acto que le sirve de antecedente, del
“título” que justifica la entrega. Así, si se entrega por un arrendamiento, no hay tradición; pero si se
entrega por una compraventa, la intención de las partes es transferir el dominio y entonces será tradición.
Las causas que justifican la tradición fueron llamadas iusta causa traditionis (hoy, títulos traslaticios
de dominio). Eran ellas, entre otras, la compraventa, la donación, la permuta, la dote, el mutuo, el pago.
La entrega de la cosa.- La entrega se hacía normalmente “mano a mano”, en lo que se denomina
“tradición real”. Pero el derecho aceptó también otras formas de entrega a las que los intérpretes
agruparon con la denominación de traditio ficta. Ellas son:
-La tradición simbólica, en que no se entrega la cosa misma sino un objeto que la simboliza (llaves,
títulos escritos) o se hace una marca al objeto transferido (se marca la madera por retirar);
-La traditio longa manu, mostrando la cosa al adquirente, por ejemplo un predio (reemplazó
seguramente la antigua ceremonia de recorrer el contorno del fundo);
-La traditio brevi mans, en que no hay traslado material de la cosa porque ya está en poder del
adquirente, aunque no como propietario. De mero tenedor se convierte en dueño, por ejemplo, el
arrendatario que compra la cosa: se entiende que hubo tradición al celebrar la compraventa;
- La tradición de constituto possessorio, en la situación inversa, como cuando el que la vende se queda
con ella en calidad de arrendatario (tradición aceptada desde la época postclásica).
La tradición en el derecho chileno.-
El derecho chileno sigue al romano: la compraventa, la donación, la permuta, etc.) no trasfieren
dominio, solo facultan al comprador para exigir la entrega de la cosa, le dan un derecho personal. La
compraventa, donación o permuta es el título, que justifica la posterior adquisición de dominio.
El dominio se adquiere únicamente en el momento que opera la tradición. Es la forma usual de
adquirir el dominio, es el modo derivativo por excelencia, el más frecuente y por el cual hemos adquirido
la propiedad de la mayoría de las cosas, la tradición es el modo.
En cuanto a las formas de efectuar la tradición, nuestro Código Civil mantiene las mismas señaladas
anteriormente, pero solo para los bienes muebles. Respecto del dominio de los inmuebles, no basta con
la entrega material de la cosa; la forma de realizar la tradición es mediante la inscripción en el Registro
de Propiedad que lleva el Conservador de Bienes Raíces con jurisdicción sobre el lugar donde se ubica el
inmueble. De manera similar, mediante una inscripción, se efectúa la tradición de otros derechos reales
constituidos sobre inmuebles (usufructo, hipoteca, etc.)
usufructo. Las cosas objeto de cuasi-usufructo pertenecen al cuasiusufructuario y por tanto puede
consumirlas porque se hace propietario de ellas; su única obligación es restituir otras tantas de la misma
especie al término de su derecho.
2. EL USO Y LA HABITACION.-
Constituyen otras variantes de las servidumbres personales y seguían las mismas reglas del usufructo.
1.- El usus, no obstante su nombre, contenía no solo la facultad de usar una cosa ajena sino también, al
menos en el derecho justinianeo, la facultad de adquirir los frutos necesarios para sus necesidades y las
de su familia. El usuario de una casa podía habitarla o cederla gratuitamente, y arrendarla en parte.
2.- La habitación, como modalidad especial del usus, consistía en el derecho de habitar una casa. Podía
usarla el mismo habitador o arrendarla.
Justiniano clasificó al usufructo, al uso y la habitación como servidumbres personales porque la cosa
gravada sirve a una persona distinta del dueño. Actualmente subsisten estas instituciones, pero no se les
da el nombre genérico de “servidumbres personales” sino los específicos de usufructo, uso y habitación.
C) SUPERFICIE Y ENFITEUSIS
Ambos derechos constituían especies de arrendamientos con caracteres especiales.
La superficie era similar a un arrendamiento, constituido a perpetuidad o por muy largo tiempo,
permitiendo al superficiario construir en el terreno con seguridad de no ser privado de su uso.
La enfiteusis, por su parte, también era un derecho que recaía sobre un fundo ajeno, en este caso
destinado al cultivo. Al igual que al superficiario, el pretor concedió al enfiteuta una acción in rem para
mantener la tenencia del fundo.
En definitiva, fueron dos instituciones en que un tercero gozaba de un derecho real sobre el suelo de
otro, que no pasaron a los derechos posteriores.
25
Recordar que si el producto de la venta de los bienes del deudor no alcanza para pagar a todos sus acreedores, la
regla general es que se reparta entre ellos en forma proporcional a sus respectivos créditos.
41
a) la lex comisoria, por la cual se convenía que si el deudor no cumplía la obligación principal, el
acreedor se convertía en dueño de la cosa prendada, o
b) el pacto de distrahendi pignoris, en que se acordaba que, de no cumplirse con la obligación, el
acreedor podía vender el objeto y cobrarse con su precio.
La lex comisoria en la prenda fue prohibida por el emperador Constantino.
En cuanto al ius distrahendi, que antes había que pactarlo en forma expresa, el mismo emperador
estableció que se entendía incorporado tácitamente en la garantía, a menos que las partes acordaran
eliminarlo. Por último, Justiniano dispuso que el acreedor siempre tenia el ius distrahendi, aun cuando se
pactara lo contrario.
En consecuencia, la facultad de hacer vender la cosa prendada partió como elemento accidental del
contrato de prenda, luego fue de su naturaleza y por último pasó a ser un elemento esencial 26
De esta manera se configuró la prenda como garantía real. Si no se cumple la obligación principal, el
acreedor hace vender en juicio la cosa pignorada y se paga con su precio, con preferencia a los demás
acreedores. Si el precio es superior al crédito, el exceso debe ser entregado al dueño de la cosa.
3.- La hipoteca.-
La hipoteca constituyó una variedad de la prenda, en que el traspaso de la tenencia de la cosa al
acreedor no se verifica al constituirse el derecho real, sino cuando la obligación garantizada ha quedado
incumplida. Hasta entonces la cosa continúa en poder del propietario, quien puede darla nuevamente en
garantía e incluso enajenarla, ya que en ese caso el adquirente la recibirá con el gravamen. Incumplida
la deuda el acreedor hace efectivo el ius possidendi que le permite perseguir la cosa en manos de quien
esté, y luego el ius distrahendi para hacerla vender en juicio y pagar su crédito en forma preferente.
Siendo derechos reales, la prenda y la hipoteca dan acción para perseguir la cosa en manos de quien
esté, no solo del constituyente sino también de terceros; si el dueño de la cosa pignorada o hipotecada la
enajena, el adquirente la recibirá con la carga de la garantía y estará obligado a entregarla cuando sea
requerido por el acreedor que no ha visto satisfecho el crédito garantizado.
En otro orden de cosas, la prenda y la hipoteca no dan ninguna facultad de goce al acreedor. Si este
último tiene la cosa en su poder, no puede usarla. Tampoco se beneficia con los frutos de la cosa; debe
imputarlos a intereses de la deuda y después al capital; y está obligado a rendir cuentas hasta de aquellos
que por negligencia no ha percibido. Para evitar esta regla, las partes a veces celebraban un pacto de
anticresis, en virtud del cual el acreedor tenía derecho de recoger los frutos de la cosa, y este goce
sustituía los intereses del crédito.
4.- Situación actual de la prenda y la hipoteca.-
En el derecho moderno ambas instituciones se distinguen básicamente porque la prenda recae sobre
muebles y la hipoteca sobre inmuebles o ciertas naves.
En cambio, en el derecho romano tanto los muebles como los inmuebles podían darse en prenda o
hipoteca. Lo que diferenciaba al pignus de la hipoteca romanos era únicamente que, en la primera, la
tenencia de la cosa pasaba al acreedor, razón por la cual no podía existir más de una prenda sobre una
misma cosa. En cambio, la cosa dada en hipoteca se mantenía en poder del constituyente mientras la
obligación principal estuviera pendiente; por ello podía hipotecarla nuevamente una o más veces, en
cuyo caso, al igual que en los derechos modernos, prefería la hipoteca más antigua.
En cuanto a sus efectos, en nuestro Código Civil la diferencia entre prenda e hipoteca es la misma
señalada: por el contrato de prenda se entrega la cosa al acreedor; y por la hipoteca, aun constituida la
garantía, la cosa permanece en poder de su propietario.
Sin embargo, hay prendas sin desplazamiento regidas por una ley especial, en que el constituyente
conserva la tenencia de la cosa pignorada; esta no se entrega al acreedor al momento de constituirla.
En definitiva los derechos son los mismos que en las instituciones romanas: si el deudor no cumple
con la obligación principal, el acreedor tiene el derecho de hacerla vender en juicio pagando su crédito
con el precio obtenido, con preferencia a los demás acreedores. Y, previo a ello, si la cosa prendada o
hipotecada no se encuentra en su poder, tiene derecho a perseguirla en manos de quien esté para ponerse
en posesión de ella; y proceder a su realización o venta.
26
Recordar que los elementos accidentales o “modalidades de un contrato los agregan las partes. Los de la
naturaleza, el derecho los entiende incorporados aunque las partes nada acuerden, pero estas pueden eliminarlos.
Por último, los elementos esenciales deben estar necesariamente en el contrato.
42
UNIDAD DE APRENDIZAJE Nº 2
LAS OBLIGACIONES. LOS CONTRATOS
Y EL DERECHO SUCESORIO
27
Las Institutas de Justiniano definen la obligación como un lazo de derecho que nos sujeta a la necesidad de
pagar alguna cosa conforme al derecho de nuestra ciudad.
28
Por excepción, el derecho admite la existencia de ciertos vínculos de equidad, “obligaciones naturales” que no
dan acción pero sí la referida excepción. Recuerde los contratos celebrados por los esclavos.
43
de común acuerdo con el ofensor. Por último, el derecho fijó a cada delito la suma de dinero que
correspondía como indemnización; es la composición legal.
Seguramente en muchas ocasiones el ofensor no podía pagar el dinero al contado, por lo que se
constituía en deudor obligándose mediante el nexum, contrato celebrado en una ceremonia similar a la
mancipatio: el deudor, en presencia de cinco testigos y el librepens, ante una balanza, comprometía su
persona en garantía de la deuda. Si no pagaba, el acreedor podía venderlo como esclavo o darle muerte.
Por ello, con el nexum los deudores caían en un estado de semiesclavitud. Este acuerdo probablemente
servía también para crear cualquier otra obligación de dinero, pero fue prohibido en el año 326 a.C.
En cuanto a las fuentes que originan las obligaciones, en las Institutas de Gayo ya figuran dos
fuentes generales: los contratos y los delitos. Los contratos, porque constituyen la voluntad libremente
manifestada por una persona que se compromete para con otra; y, los delitos, porque son actos contrarios
a derecho que ocasionan perjuicio a otro. Ambos deben ser cumplidos. Pero además el mismo Gayo, en
otra de sus obras advierte que ciertas obligaciones nacen de otras fuentes distintas; así, el “pago de lo no
debido” hace nacer para el que recibió el pago una obligación de restituir, a pesar de que no ha celebrado
ningún contrato ni ha cometido un delito; lo mismo ocurre con las obligaciones nacidas del ejercicio de
la tutela. A estas otras fuentes, que no son delitos ni contratos las identificó como variae causarum
figurae (otros hechos que son causas).
Justiniano separó a estas figuras según su cercanía a los contratos o los delitos, denominándolas quasi
ex contractus (actos que están junto al contrato) y quasi ex delicta (actos que están junto al delito).
De allí surge la actual clasificación de las fuentes de las obligaciones en contratos, cuasicontratos,
delitos, cuasidelitos y la ley.
EXTINCION DE LAS OBLIGACIONES.-
Normalmente el vínculo jurídico que constituye una obligación subsistirá entre las partes mientras la
prestación no se haya cumplido. Por eso, la forma normal de extinguirla es el pago o solutio que es
precisamente la prestación de lo que se debe; el deudor pagará dando, haciendo o no haciendo, según sea
la naturaleza de su obligación. Sin embargo, se verá que además hay otros modos de extinguir una
obligación, distintos del pago, como por ejemplo el pacto de remisión (pacto de non petendo).
c) La obligación del tercero que adquiere una cosa hipotecada. Si el deudor principal no cumple con la
obligación garantizada, el acreedor podrá perseguir la cosa hipotecada no importando que esta haya
cambiado de dueño; y el tercero que la adquirió está obligado a entregar la cosa hipotecada al acreedor
para que proceda a su venta. Sin embargo, el derecho le faculta para evitar la entrega de la cosa, pagando
la deuda que la hipoteca garantiza. Entonces, la entrega de la cosa hipotecada es el objeto in obligatione;
y el pago de la deuda que ella garantiza, la cosa in facultate solutionis.
29
Es importante destacar que si en el contrato o en el testamento que crea la obligación divisible con pluralidad de
sujetos no se ha establecido expresamente la solidaridad, la obligación será simplemente conjunta.
30
Encontramos un caso de solidaridad pasiva en las obligaciones nacidas de delito. Si el delito había sido cometido
por varias personas, la obligación era solidaria.
31
Derecho arcaico: orígenes del derecho. Desde la fundación de Roma en el 753 a.C. hasta aproximadamente el
año 242 a.C.
32
Derecho clásico, época del desarrollo del derecho. Desde el 242 a.C. hasta el 235 d:C
33
Derecho post clásico: desde el 235 d.C. hasta la muerte del emperador de Oriente Justiniano el año 565 d.C,
eemperador que realizó una compilación y ordenamiento del derecho romano en la obra conocida como Corpus
Iuris Civilis, compuesta de Codex, Digesto, Institutas y Novelas, obra que se sirve de base a los derechos actuales,
y que explica que nuestro derecho privado y el de la mayoría de los pueblos occidentales siga la tradición romana.
47
Además hay otras ocasiones en que es imposible cumplirla, lo que se da especialmente en las
obligaciones de especie o cuerpo cierto, cuando dicha especie perece. El deudor se encuentra en la
imposibilidad de cumplir con la obligación y hablamos propiamente de inejecución.
Son, entonces, dos las circunstancias que atentan contra el cumplimiento normal de una obligación:
a) La inejecución. Y b) El retardo o mora.
34
Para la definición precisa de los grados de culpa, ver art. 44 del Código Civil
35
Principio romano y completado más tarde con el concepto de culpa levísima.
48
c) Si se debe a caso fortuito o fuerza mayor: Por regla general, si el incumplimiento es por caso
fortuito o fuerza mayor, el perjuicio es para el acreedor, no teniendo derecho alguno contra el deudor.
Tiene plena aplicación el aforismo legal “a lo imposible nadie está obligado.
Casos de excepción en que se responde del caso fortuito:
i) Cuando el casus o vis maoior se produjo por culpa o dolo del deudor, como el comodatario que
que recibe un caballo para trabajar en el campo y lo lleva a la guerra.
ii) Si el deudor ha incurrido en mora (retardo culpable)
iii) Cuando las partes han convenido que el deudor responderá de estos hechos.
iv) En Roma, los capitanes de barco y los mesoneros respondían aún del casus.
36
La nota de infamia, que según la época histórica provenía de los comicios, del censor o de un pretor, producía
una limitación en el ejercicio de sus derechos, como acceder a ciertos cargos. Eran personas infames los
condenados por delitos, la viuda casada antes del período de luto, los bígamos, los contrayentes de esponsales
dobles, los condenados por las acciones de sociedad, tutela, mandato y depósito, entre otros.
50
Cuando la sustracción era con violencia (rapina) el pretor concedía una acción por cuatro veces su
valor, naciendo así el delito de robo.
2.- La injuria
Injuria, en general, significaba todo lo contrario al derecho. En un sentido específico, como delito, en
la Ley de las XII Tablas eran las lesiones, o sea, atentados contra la integridad corporal de las personas.
El pretor amplió la protección a las personas, sancionando tanto los hechos que afectaran su integridad
física como la moral. De esta manera, sancionó también como injurias a la difamación, ultrajes al pudor
y todo acto que pudiera afectar a la reputación de las personas; y, por otra parte, determinó que se podía
cometer injuria por palabras, verbalmente o por escrito.
Sanciones a la injuria:
La ley de las XII Tablas establecía la pena del Talión para la injuria más grave que era la pérdida de
un miembro, salvo arreglo pecuniario entre las partes. Para la fractura de un hueso, una multa de 300 o
de 150 ases, según si la víctima fuera libre o esclavo. Para heridas menores y golpes, 25 ases.
Las penas anteriores cayeron en desuso y se sustituyeron por una reparación en dinero según la
gravedad de la injuria. Según Gayo la injuria era considerada grave ante la concurrencia de alguna de las
siguientes circunstancias: por razón del mismo hecho, como si se tratara de heridas, palos o azotes; por el
lugar en que se cometió, como si la injuria fuera en el teatro o en el foro; o, por calidad de las personas,
como cuando una persona de baja condición cometía injuria contra un magistrado o un senador.
Las acciones por la iniuria eran infamantes y penales, no transmisibles a los herederos.
En la época de Sila, la “iniuria atrox (grave)” podía perseguirse como delito público. Con el tiempo
aumentó esta tendencia y el delito de iniura se redujo a las lesiones leves y a los ataques contra el honor.
2º El demandante debe demostrar que el acto atacado se realizó en fraude de los acreedores, esto es, con
la conciencia de parte del deudor de que el acto causará o aumentará su insolvencia.
3º La efectiva imposibilidad de satisfacer todas las deudas con la venta de los bienes del deudor.
Contra quien procedía:
Dado que su objetivo es dejar sin efecto determinados actos jurídicos que hiceron disminuir su
patrimonio, la acción procedía contra el deudor, contra los adquirentes del deudor y contra los
subadquirentes.
Los requisitos del deudor se vieron en el párrafo anterior. Pero, además, hay que analizar si procede
contra los adquirentes y subadquirentes, ya que la acción pauliana afectará tanto al deudor como a los
que adquirieron los bienes enajenados. Para determinar cuando procedía la acción, en relación con los
adquirentes y subadquirentes, hay que distinguir en primer lugar:
1.- Si la adquisición fue por un título oneroso, como venta o permuta, hay que distinguir nuevamente:
a) si el adquirente procedió de mala fe: era cómplice del fraude y procedía la acción;
b) si el adquirente procedió de buena fe, esto es, ignorando el mal estado económico del deudor,
no procedía en su contra la acción pauliana.
2.- Si la adquisición se hizo por título gratuito, como donación: sin importar la buena o mala fe del
adquirente, procedía siempre la acción pauliana, pero con una distinción:
a) si ignoraba la insolvencia del deudor, la acción se daba sólo en la medida de su enriquecimiento;
b) si conocía la insolvencia, esto es, estaba de mala fe, se daba por el total.
d) Los contratos consensuales, perfeccionados por el solo acuerdo de las partes. De este tipo eran la
compraventa, el arrendamiento, la sociedad y el mandato.38
Toda convención que no figuraba en esta enumeración era un simple pacto que, en principio,
no producía obligación civil. Sin embargo, aparte de los contratos mencionados, el derecho romano
paulatinamente fue reconociendo fuerza obligatoria a otras convenciones: unas fueron sancionadas por el
derecho civil bajo la influencia de los jurisconsultos; otras, por el derecho pretoriano; y las últimas, por
las constituciones imperiales. Corresponden a lo que los comentadores llamaron “pactos vestidos”.
En conclusión, en el derecho romano eran contratos las convenciones destinadas a crear
obligaciones, que fueron sancionadas y denominadas por el derecho civil.
LA ESTIPULACION
Requisitos para su celebración.-
El contrato debía celebrarse ante cinco testigos púberes y consistía en una pregunta hecha por el que
quiere hacerse acreedor (estipulante), seguida de una respuesta afirmativa de quien consiente en hacerse
deudor (prometiente): ¿Prometes darme cinco ases? Lo prometo.
Al comienzo sólo podían estipular los ciudadanos romanos, utilizando el verbo spondere; recibía
entonces el nombre de sponsio. Mas tarde se extendió a los peregrinos y se aceptó otras formulas:
¿Promittis? Promitto; ¿Dabis? Dabo; etc.
Constancia de la estipulación.-
Los romanos acostumbraban redactar un escrito en que dejaban constancia de la estipulación, con los
nombres y sellos de los testigos asistentes. Esto no era una formalidad, sino que sólo les servía como
medio de prueba. Justiniano dio mayor valor al documento, estableciendo que el escrito hacía presumir
la validez de la estipulación, a menos que se probara con otros escritos o con testigos irreprochables que
una de las partes se encontraba en otro lugar durante todo el día indicado por la estipulación.
Importancia de la estipulación.-
La estipulación servía para dar fuerza obligatoria a cualquier clase de acuerdo. Así por ejemplo, la
compraventa se realizaba con dos estipulaciones; lo mismo para celebrar cualquier otro negocio. En un
comienzo sólo se podía estipular sumas de dinero, pero después se permitió respecto de cualquier cosa e
incluso para generar obligaciones de hacer.
Se utilizó también como stipulatio poenae, para avaluar anticipada y convencionalmente los
perjuicios por el incumplimiento de una obligación.
Efectos de la estipulación.-
Siendo un contrato unilateral, de la estipulación sólo nacía obligación para el prometiente.
Para exigir su cumplimiento el acreedor tenía la correspondiente acción in personam.
Modalidades de la estipulación.-
La estipulación podía ser pura y simple o convenirse sujeta a modalidad, en especial a plazo o
condición. Asimismo, podía estipularse una obligación facultativa o una alternativa.
Por otra parte, y en relación con los sujetos, podía haber varios estipulantes y/o varios prometientes.
En estos casos, y siguiendo los principios generales, salvo acuerdo expreso la obligación nacida de la
estipulación era simplemente conjunta. Por acuerdo expreso se podía convenir una obligación solidaria.
38
De esta distinción deriva la actual clasificación de contratos en: contratos solemnes (sujeta su
existencia al cumplimiento de ciertas formalidades), contratos reales (que requieren de la entrega de la
cosa a que se refiere) y contratos consensuales (que se perfeccionan por el solo consentimiento).
53
Posteriormente hubo otros dos tipos de contratos escritos en documentos separados, los syngrapha y
los chirographa, cuya naturaleza de contrato ha sido discutida ya que para algunos autores solo
constituían medios de prueba.
Ninguno de estos contratos litteris subsistió con las mismas formas romanas.
1) El mutuo.-
El mutuo o préstamo de consumo es un contrato real, en virtud del cual una persona llamada
mutuante entrega a otra, llamada mutuario, una cantidad de cosas fungibles, obligándose este último a
restituir otras tantas del mismo género y calidad.
Requisitos.- Para que hubiera mutuo era necesario un traslado de propiedad en provecho del mutuario,
aunque a título de préstamo. Se perfeccionaba por la datio, entrega traslativa de propiedad (por lo tanto,
una tradición real). Era entonces fundamental que el mutuante fuera dueño de la cosa.
Efectos del contrato. El mutuo es contrato unilateral, que engendra obligaciones solamente para el
mutuario: la obligación de restituir otras tantas de las cosas prestadas, del mismo género y calidad;
además de los intereses, si es que se hubiera pactado. Era una obligación de género.
2) El comodato.-
El comodato o préstamo de consumo es un contrato real, en virtud del cual una persona llamada
comodante, entrega gratuitamente una cosa a otra, llamada comodatario, para que la use y con cargo de
restituirla al comodante.
Requisitos.- La entrega de la cosa es indispensable para que haya comodato, pero es solamente una
simple entrega, que no configura tradición. El comodante mantiene su dominio y posesión sobre la cosa,
solo cede al comodatario la mera tenencia.
El comodato podía recaer sobre cosa mueble o inmueble. Pero siempre debía ser un cuerpo cierto,
una cosa considerada en su individualidad, de tal manera que las cosas consumibles no pueden darse en
comodato. Se reconocía una excepción en el comodato de pompa y ostentación, como cuando el
comodatario pide dinero para hacerlo figurar en su caja pero sin ánimo de consumirlo.
El contrato es esencialmente gratuito. Si el comodante cobraba por el uso, no era comodato.
Efectos del contrato.-
Obligaciones del comodatario: Como mero tenedor de la cosa, debía cuidarla, darle el uso convenido y
restituirla al término del contrato. Respondía de los deterioros o pérdida proveniente de su dolo o
cualquier grado de culpa. Si la cosa perece por caso fortuito, queda liberado.
Obligaciones eventuales del comodante: El comodante no queda obligado inmediata y necesariamente
para con el comodatario. Pero puede nacer una obligación en dos casos: a) Indemnizar al comodatario
por los perjuicios que haya sufrido por los vicios de la cosa, siempre que de su parte haya habido dolo o
una negligencia grave. Y b) Reembolsar al comodatario los gastos extraordinarios de conservación de la
cosa; los ordinarios no, que son de cargo del comodatario porque se compensan con el uso.
Además de las acciones a favor de cada uno (actio comodati directa y actio comodati contraria) y la
posibilidad de oponer la compensación ante obligaciones recíprocas, el comodatario podía hacer valer el
derecho de retención, para no restituir la cosa hasta que el comodante no le hubiera indemnizado.
3) El depósito.-
El depósito es un contrato real, nominado, sinalagmático imperfecto y de buena fe, por el cual una
persona llamada depositante, entrega una cosa mueble a otra, llamada depositario, quien se obliga a
conservarla gratuitamente sin usarla y a devolverla al primer requerimiento.
55
Requisitos.- El contrato se forma igual que el comodato, con una simple entrega, que convierte al
depositario en mero tenedor. Pero solo recae sobre muebles que pueden ser incluso consumibles, ya que
no serán usados por quien los recibe. Recaía asimismo sobre cuerpos ciertos, ya que debe restituirse la
misma cosa, y era esencialmente gratuito.
Efectos del contrato.-
Obligaciones del depositario: Como mero tenedor de la cosa, debía cuidarla, no usarla y restituirla al
primer requerimiento del depositante, aunque se hubiera fijado plazo para su entrega.
Respondía de los deterioros o pérdida proveniente de su dolo o culpa grave (solo la grave porque el
contrato no ha sido celebrado en su beneficio). De los demás riesgos queda liberado.
El depósito era calificado como depósito necesario o miserable, cuando había sido forzado por una
catástrofe, como un incendio o naufragio. La condena para el depositario incumplidor era más rigurosa.
Obligaciones eventuales del depositante: El depositante no queda obligado inmediata y necesariamente
para con el depositario. Pero puede nacer una obligación en dos casos: a) Indemnizar al comodatario por
los perjuicios que haya sufrido por los vicios de la cosa, siempre que de su parte haya habido dolo o
cualquiera negligencia, ya que el interés del contrato es suyo. Y b) Reembolsar al depositario todos
gastos en que haya incurrido para la conservación de la cosa.
Además de las acciones que tiene cada uno (actio depositi directa y actio comodati contraria) y la
posibilidad de hacer valer la compensación, el depositario podía hacer valer el derecho de retención, para
no restituir la cosa hasta que el depositante no le hubiera indemnizado.
Depósitos especiales:
1. El depósito irregular: que era el depósito de dinero, en que el depositario puede gastarlo y restituir la
misma cantidad.
2.- El secuestro: depósito en manos de un tercero, el secuestre, de una cosa sobre la que hay discusión
entre dos o más personas, para que la conserve y la entregue a quien gane el pleito.
4) La prenda.-
Pignus o prenda es un contrato real y accesorio, en virtud del cual una persona entrega a un
acreedor una cosa mueble para garantizar el cumplimiento de una obligación propia o ajena. La persona
que entrega la cosa se llama constituyente y quien la recibe, acreedor prendario.
Presenta gran analogía con el comodato y el depósito, pero es un contrato accesorio: se acuerda para
garantizar una obligación ya sea civil o natural. Por otra parte, el constituyente de la prenda debe ser
dueño de la cosa, puesto que con la entrega creará un derecho real a favor del acreedor. Si era un
poseedor apto para usucapir, no pierde la posesión.
Efectos del contrato.-
Obligaciones del acreedor prendario: Restituir la cosa cuando se le haya pagado el crédito. No usarla y
cuidarla, respondiendo de su dolo o culpa.
Obligación eventual del constituyente: Indemnizar los perjuicios que la cosa le haya causado, por su
dolo o culpa; y reembolsar los gastos de conservación.
Además de las acciones que competen a ambas partes (actio pignoraticia directa y actio pignoraticia
contraria) y de la compensación, el acreedor prendario puede hacer uso del derecho de retención, si el
constituyente ejerce la acción directa.
Contratos consensuales son aquellos que se forman por el mero acuerdo de las partes, solo consensu.
En ellos la simple convención es bastante para que haya contrato, sin ninguna solemnidad de palabra ni
de escritura; tampoco se requiere la entrega de la cosa objeto del contrato. El consentimiento puede,
pues, manifestarse de cualquier modo con tal que sea cierto.
Fueron contratos consensuales nominados en Roma: la compraventa, el arrendamiento, la sociedad y
el mandato. Los tres primeros son sinalagmáticos perfectos; y el mandato, sinalagmático imperfecto.
Todos ellos estaban sancionados por acciones de buena fe.
56
1) La compraventa.-
Es un contrato consensual por el cual una persona llamada vendedor se obliga a entregar una cosa a
otra llamada comprador, garantizándole la posesión pacifica y tranquila de la cosa, y éste se
compromete a pagarla en dinero. El dinero que el comprador se obliga a pagar se llama precio.
En una primera época la compraventa era al contado y el precio podía consistir en dinero o especies;
se confundía con la permuta. Después se autorizó la venta a crédito y la compraventa se realizaba a
través de una doble estipulación. A fines de la República se llegó a la compraventa consensual, en que el
vendedor no entrega sino que se obliga a entregar la cosa, y el comprador se obliga a dar la suma de
dinero que constituye el precio.
2) El arrendamiento.-
Llamado también en Roma, locatio conductio (locación - conducción).
La locación o arrendamiento es un contrato consensual por el cual una de las partes se obliga a
procurar a la otra el goce temporal de una cosa o a ejecutar para ella cierto trabajo, mediante una
remuneración en dinero llamada “merces”.
- Hubo en Roma arrendamiento de cosas y arrendamiento de servicios.
a) El arrendamiento de cosas.-
Requisitos: la cosa y el precio.
La cosa arrendada, que puede ser mueble o inmueble. Lo fundamental es que no sea fungible, sino
una especie o cuerpo cierto, ya que el arrendatario debe restituir la misma cosa recibida.
El arrendatario de un terreno recibía el nombre de colonus; si se trataba de un edificio, inquilinus.
El precio: debía ser en dinero, cierto y verdadero (serio).
Excepcionalmente se permitía el pago en especies: en el caso del arrendamiento de un fundo, se
permitía al arrendatario pagar con frutos producidos por la cosa arrendada. Si el precio se acordaba en
una parte de la totalidad de los frutos obtenidos, nacía el contrato de aparcería o colonia partiaria.
Efectos del contrato:
a) Obligaciones del locator o arrendador.-
1. Entregar la cosa al conductor o arrendatario y permitirle el uso y goce de ella. El
arrendatario la recibe como mero tenedor, y tiene derecho a su uso y goce mientras dure el contrato.
2. Si el locator enajena el inmueble arrendado y el comprador priva al arrendatario del uso y goce
(puede hacerlo ya que no está obligado a respetar el arrendamiento, del que sólo nacen derechos
personales) se produce una especie de evicción y el arrendador debe indemnizar al arrendatario.
39
Actualmente no. Pero, si no ha renunciado a su derecho, podrá demandar la resolución del contrato por
incumplimiento del comprador, en cuyo caso el contrato quedará sin efecto. En caso contrario, sólo podría
demandar para obtener forzadamente el pago del precio, pero no puede reclamar la cosa.
59
3) La sociedad.-
Este contrato consensual tiene algunas características diferentes de la compraventa y el
arrendamiento; en efecto, la sociedad es un contrato intuito personae, porque se celebra en consideración
a las personas contratantes. Seguramente por esta confianza es que la condena recaída sobre el
demandado por la actio pro socio acarreaba nota de infamia.
La sociedad es un contrato consensual, sinalagmático perfecto, intuito personae y de buena fe, por el
cual dos o más personas acuerdan poner algo en común con miras de repartir entre sí los beneficios
que de ello provengan. Las partes que intervienen se llaman socios.
El objetivo del contrato de sociedad es repartirse los beneficios, esto es, que haya utilidades. Pero si
la sociedad genera pérdidas, éstas también deben repartirse entre los socios.
1.- Requisitos de la sociedad.-
a) Los socios deben obligarse a aportar algo. No importa que sean bienes diferentes o en distinta
proporción: uno puede prometer dinero, otro aportar inmuebles u objetos muebles, otro un crédito, otro
su trabajo personal. Lo que importa es que cada uno aporte algo.
b) La sociedad debe perseguir un objetivo lícito.
c) Que entre los socios exista afecttio societatis. Consiste en la intención de los socios de ser
efectivamente socios y de constituir una sociedad y es el requisito que la distingue de una comunidad.
d) Que el resultado sea común, esto es, que se convenga un reparto de beneficios y pérdidas, en
que participen todos los socios en la forma que ellos hayan convenido. Si nada acordaron, el reparto será
entre los socios por partes iguales.
2.- Efectos de la sociedad.-
En general, la sociedad en Roma no tenía personalidad jurídica, salvo los casos de excepción ya
señalados: las sociedades vectigalium y las de empresarios públicos. En consecuencia, las obligaciones
de la sociedad recaían sobre todos los socios individualmente considerados.
Sin perjuicio de esta responsabilidad frente a terceros, los socios tuvieron obligaciones entre ellos:
a) Realizar el aporte prometido. Si se comprometió a aportar trabajo, debe efectuarlo en los
términos y dentro de los plazos convenidos.
Respecto de su aporte, el aportante responde de la evicción y de los vicios ocultos de la cosa.
D) Administrar los negocios comunes. Todos los socios tienen esta obligación de administrar, a
menos que se haya pactado otra cosa. En su administración responden de la culpa leve.
Como en Roma no existía la representación directa, los efectos del acto jurídico se radicaban en
quien lo celebró. Por tanto el socio que realizaba un acto jurídico por la sociedad, radicaba los efectos en
sí mismo; más tarde debía transferirlos a los consocios.
Para hacer cumplir sus obligaciones entre ellos, los socios tenían la actio pro socio, que llevaba
nota de infamia para el que fuera condenado. Como ventaja, esta acción daba lugar al beneficio de
competencia entre los socios.
3.- Término de la sociedad.-
Entre otras causales, la sociedad podía extinguirse por las siguientes:
a) Vencimiento de plazo convenido o cumplimiento de la condición a que las partes la hayan sujeto.
60
b) Por muerte de uno de los socios, puesto que la sociedad es un contrato intuito personae; cada
socio contrata por su confianza en los demás. Por eso no se admite que, de pleno derecho, la sociedad
continúe con los herederos del fallecido ni entre los sobrevivientes. Pero sí podían convenir que la
sociedad continuaría entre los sobrevivientes o con los socios de los fallecidos, lo que es acuerdo usual
en el contrato.
c) Por alguno de los acontecimientos que despojan al socio de su patrimonio, como su capitis
deminutio máxima o media, la confiscación de bienes, la bonorum venditio por su insolvencia.
d) Por mutuo disentimiento, esto es, el acuerdo de los socios en orden a disolverla.
e) Por renuncia de uno de los socios, ya que nadie estaba forzado a permanecer en sociedad.
4) El mandato.-
Es un contrato consensual por el cual una persona, llamada mandante, encarga gratuitamente a
otra, llamada mandatario, la gestión de uno o más negocios.
1.- Efectos del mandato.-
a) Obligaciones del mandatario.-
1. Cumplir el encargo dentro de los términos en que le fue conferido.
2. Dar cuenta, lo que es un efecto propio de toda administración de negocios ajenos.
Como la representación en Roma era indirecta, la obligación de dar cuenta incluía la de transferir al
mandante los derechos y obligaciones adquiridos o contraídas por él. Por ejemplo, si se le encargó
comprar una casa, ésta pertenece al mandatario quien debe transferir el dominio a su mandante; hoy día
la adquiere directamente el mandante, a través de su mandatario.
3. En el cumplimiento de sus obligaciones, el mandatario responde de dolo y de toda culpa, aún de
la leve: a pesar de tratarse de un contrato que no beneficia al mandatario, éste responde de la culpa leve
en razón de la confianza que implica el encargo hecho por su mandante.
Para hacer efectivas estas obligaciones, el mandante contaba con la actio mandati directa.
b) Obligaciones eventuales del mandante.-
El mandato es contrato sinalagmático imperfecto: desde su celebración nacen obligaciones para el
mandatario, pero eventualmente pueden nacer obligaciones para el mandante:
1. Indemnizar al mandatario los gastos efectuados en la realización del encargo.
2. Responder por los perjuicios que el encargo ocasione al mandatario, hasta por su culpa leve.
Para hacer efectivas estas obligaciones, el mandatario contaba con la actio mandati contraria.
c) Relaciones del mandante y del mandatario con los terceros.-
Actualmente, si el mandante otorga representación al mandatario, se considera como si hubiera
actuado por intermedio de este último: las consecuencias del acto surten efecto directamente en el
mandante.
No así en Roma, en que no era admitida esta idea de representación; y la regla general es que una
persona sui iuris no podía adquirir más que por sí misma y no podía obligar más que a sí misma. Por eso
el mandatario no representaba al mandante; los terceros celebraban el negocio con el mandatario y a éste
hacían propietario, acreedor o deudor. Estos principios fueron sufriendo modificaciones por disposición
de los pretores, significando un progreso en cuanto a la representación. En primer lugar, se admitió que
la posesión y la propiedad fueran adquiridas o transferidas por mandatario. Igualmente, cuando el
mandatario había contratado con un tercero, se concluyó por dar acción al tercero contra el mandante y,
posiblemente, al mandante contra el tercero.
La reforma partió de la acción institoria que se concedía a los terceros que contrataban con el
esclavo o con el hijo de familia a quienes el pater había puesto al frente de un comercio. El edicto aplicó
la misma solución en caso que el jefe de familia hubiera puesto al frente de un comercio al esclavo de
otro, o a un hombre libre. Luego se entendió que, por extensión, se aplicaría también cuando una persona
libre tenía encargo de realizar uno o más actos por otro: o sea, a todos los casos de mandato. Papiniano
fue el primero en admitir esta extensión de la acción institoria: permitió al tercero, convertido en
acreedor como consecuencia de un contrato con el mandatario, actuar contra el mandante por una acción
institoria utilis o quasi-institoria. El criterio de Papiniano fue aceptado y se generalizó.
2.- Extinción del mandato.- El mandato podía terminar por las siguientes causales:
a) Por cumplimiento del encargo.
b) Por acuerdo de las partes, antes de que la gestión se realice.
c) Por decisión unilateral del mandante, debiendo indemnizar al mandatario los gastos efectuados.
61
Como cuasidelitos se califican algunos actos ilícitos no dolosos, que ya estaban sacionados por
acciones. Entre ellos:
- la responsabilidad por el daño que causan los objetos arrojados a la calle (de effusis vel dejectis):
el propietario o inquilino paga una multa al lesionado; si hay varios, laobligación es solidaria;
- el peligro que ocasiona a los transeúntes los objetos voladizos o suspendidos de un edificio (de
positis vel suspensis): el habitante principal paga la multa; era acción popular, cualquier persona
puede intentarla;
- la sentencia injusta pronunciada por un juez;
- la responsabilidad objetiva por actos de dependientes, en el caso de navieros, mesoneros y
dueños de establos.
En los cuasicontratos se agrupan todos los negocios lícitos no-convencionales que engendran
obligaciones. Entre ellos:
- la solutio indebiti, esto es, el pagado de lo no debido, hecho por error; sancionada con la
condictio indebiti, considerada como acción general para resarcir el enriquecimiento injusto,
quien recibió el pago debe restituir lo pagado;
- la gestión de negocios, similar al mandato, pero en la que no hay realmente un acuerdo o
convención. El gestor debe concluir el negocio ajeno que empezó y rendir cuentas al interesado;
este debe resarcirle los gastos en que incurrió, en la medida del beneficio obtenido;
- la obligación del heredero frente al legatario: cumplir con los legados;
- las obligaciones del tutor frente al pupilo;
- la comunidad no convencional, como la que existe entre coherederos.
De esta forma se ha configurado lo que señala el derecho moderno: las fuentes de las obligaciones son
cinco: los contratos, los cuasicontratos, los delitos, los cuasidelitos y la ley (esto último, cuando la
obligación nace única y exclusivamente de la disposición legal, como la obligación de los padres de
proporcionar alimentos a sus hijos).
libero por este cobre y esta balanza. Te pago esta primera y última libra de cobre, según la ley pública”.
En seguida golpeaba la balanza con un trozo de cobre y pagaba al acreedor.
b) Por acceptillatio: ante cinco testigos, el deudor preguntaba al acreedor: “¿Tienes por recibido lo que
te prometí”. Si el acreedor respondía “Sí, lo tengo por recibido”, se extinguía la obligación.
Posteriormente el pago pasó a ser simplemente la prestación de lo que se debe, sujeto
principalmente, para su validez, a las reglas siguientes que contestan a tres preguntas fundamentales:
1.- Quién debe pagar.-
Para que el pago valga, no es necesario que sea hecho por el deudor; será igualmente válido si
proviene de un tercero. Pero hay obligaciones, denominadas “intuito personae” o sea contraídas en
consideración a la otra parte, en que al acreedor no es indiferente qquien realice el pago. Entonces podrá
rechazar el pago ofrecido por un tercero; por ej, la obligación de realizar una obra de arte.
Si se trata de una obligación de dar, el que paga deberá ser dueño de la cosa con que paga, y capaz de
enajenarla. Si no se cumplen estos requisitos el acreedor queda expuesto a la reivindicación (acción de
dominio) hasta que con el trascurso del tiempo adquiera la cosa por usucapión. Por lo tanto, el pago no
extingue la obligación; pero si el acreedor llega a adquirir la cosa por usucapión, el pago se convalida.
2.- Qué debe pagarse.- Regla general: debe pagarse lo que se debe y todo lo que se debe.
Pero esta regla reconoce dos excepciones:
a) La dación en pago: en que el deudor, con el consentimiento del acreedor, paga con una cosa distinta.
b) El beneficio de competencia: del que gozan ciertos deudores para no ser obligados a pagar más de lo
que buenamente puedan, dejándoseles lo necesario para su modesta subsistencia. En la parte no pagada
la obligación subsiste y, si mejora su situación económica, el deudor puede ser demandado por el saldo.
Eran favorecidos con este beneficio, entre otros, el padre y la madre como deudores de sus hijos; el
patrono, sus hijos y sus padres como deudores de sus libertos; los cónyuges entre sí; los soldados.
3.- A quién debe pagarse.- Para que la obligación se extinga, el pago debe ser hecho al acreedor.
Además, se aceptó como válido el pago hecho al representante legal del acreedor (su tutor o curador) o a
un representante voluntario suyo (designado por el propio acreedor).
Excepción: el pago por consignación: Si el acreedor se constituye en mora (retardo) de recibir el
pago, el deudor tiene derecho a efectuar el “pago por consignación” de la cosa debida; ello porque
liberarse de la obligación es un derecho que asiste a todo deudor. El pago por consignación consistía en
el depósito de la cosa debida en el lugar que determinara el magistrado, generalmente un templo;
produce como efecto la extinción de la deuda.
2.- La novación
La novación es un modo de extinguir una obligación por haberse creado una nueva que sustituye a
la antigua. Debías realizarse formalmente, del modo aceptado por el derecho.
Los efectos de la novación son dos e inseparables: extinguir una obligación existente y crear una
nueva. Para ello era indispensable que se manifestara la intención de novar o animus novandi, esto es, la
intención de las partes de reemplazar la obligación antigua. Si no se expresa, subsisten ambas.
3.- La acceptilatio
La acceptilatio se mantuvo como un pago ficticio, que podría ir o no unido a un pago verdadero. En
este último caso serviría al deudor como medio de prueba de la extinción de la obligación; en caso
contrario, al no existir un pago efectivo, sería una liberalidad del acreedor.
4.- La confusión
En toda obligación debe haber un acreedor y un deudor; no es posible que una persona se deba algo a
sí misma. Luego, si por algún acontecimiento se reúnen en una misma persona las calidades de acreedor
y deudor, se dice que hay confusión y la obligación se extingue. Normalmente esto ocurre por sucesión
por causa de muerte: el acreedor hereda al deudor, el deudor al acreedor, o una misma persona a ambos.
Obraba de pleno derecho, pero para su validez se exigía que ninguna de las partes hubiera cumplido
con sus obligaciones o que, de haberse cumplido alguna, se restableciera las cosas a su estado primitivo.
8.-La compensación
Consiste en la extinción de dos obligaciones recíprocas hasta concurrencia de la menor. Se produce
cuando dos personas son recíprocamente deudor y acreedor: ambas deudas se extinguen hasta la concu-
rrencia de la menor, como si cada deudor empleara lo que debe en pagarse de lo que a él es debido.
Originalmente, en el derecho romano la compensación era judicial: el deudor perseguido por el
acreedor podía hacer valer en el juicio, bajo forma de excepción, que a su vez él era acreedor del
demandante. El juez, considerando la equidad, hacía operar la compensación al principio solo bajo
ciertas condiciones.
La compensación fue aceptándose paulatinamente, hasta la concepción moderna en que opera de
pleno derecho. Ya en la época de Justiniano el juez debía compensar todo tipo de obligaciones, sujeto a
las siguientes condiciones generales:
a) Que ambas partes fueran recíprocamente acreedores y deudores.
b) Que ambas obligaciones fueran exigibles, por tratarse de deudas vencidas.
c) Que ambas deudas fueran “líquidas”, queriendo significar que resultare fácil determinar su monto,
ya se tratara de dinero o de cosas fungibles de la misma especie.
9.-La transacción
Es un modo de extinguir las obligaciones dudosas o litigiosas y consiste en que las partes hacen
recíprocas concesiones o renuncias. Así por ejemplo, Marco afirma que Ticio le debe 500 ases por
concepto de indemnización de perjuicios; Ticio alega que sólo debe 300. Se ponen de acuerdo en
extinguir la obligación mediante el pago de 400 ases; se habrá producido transacción porque cada uno
sacrificó 100 ases en beneficio del otro.
CAPITULO II.-
LA SUCESION POR CAUSA DE MUERTE
1. GENERALIDADES.-
La Hereditas
La muerte de un sui iuris producía como consecuencia que una o varias personas –generalmente los
hijos- ocuparan su lugar en cuanto a sus relaciones jurídicas patrimoniales, salvo las personalísimas40 . A
esta institución se denominó sucessio. La sucesión del derecho civil recibía el nombre de hereditas
(herencia); al difunto se le llamaba de cuius (causante) y al sucesor, heres (heredero).
La herencia podía ser o bien testada o bien intestada o ab intestato, según quien había hecho la
designación de herederos: hecha por el propio causante en su testamentum; o por los antiguos mores
maiorum, recogidos en las XII Tablas. La primera forma tenía preeminencia sobre la segunda: al
causante asistía el derecho de elegir por sí mismo a quien o quienes debían continuar su personalidad,
manifestando su voluntad en un testamento. Pero si moría intestado o su testamento no era válido, la ley
había previsto la designación de sus herederos, razón por la cual a la herencia intestada o ab intestato se
le llama también “legítima”.
El heredero se convertía en propietario, adquiría el dominio de pleno derecho como consecuencia
inmediata de de la muerte del causante;41 por ello contaba con una acción, la petitio hereditatis,
(petición de herencia) para exigir la entrega del patrimonio que le pertenece, en contra de cualquiera
que le negara su calidad de heredero.
La Bonorum Possessio
Frente a la sucesión del derecho civil, el pretor creó en su Edicto un sistema paralelo, la sucesión
pretoriana de las bonorum possessio.
La bonorum possessio permitía recibir la posesión42 del as hereditario o una cuota de él, por efecto del
ofrecimiento que hacía el pretor en el Edicto a ciertas personas. El interesado la solicitaba y el pretor la
concedía mediante decreto, previo conocimiento del asunto. Este decreto de bonorum possessio le
permitía exigir la entrega de los bienes para ponerse en posesión de ellos y usucapir.43 Al término de un
año de posesión, se convertía en propietario del patrimonio del causante.
En algunos casos el bonorum possessor era también heredero, por lo que solo recibía en posesión lo
que era suyo. La propiedad la adquiría ipso iure a la muerte del causante, y la posesión la recibía por el
decreto del pretor. Pero cuando el bonorum possesor no era heredero conforme al ius civile, estaba en
situación totalmente diferente: no era dueño de los bienes del causante, solo contaba con un interdicto 44,
el interdicto quorum bonorum que, al serle concedido por decreto del pretor, le daba la posesión que lo
habilitaba para adquirir el dominio una vez transcurrido un año.
Por eso es que en un comienzo la bonorum possessio no servía en contra del heredero del derecho
civil, pero terminó imponiéndose y modificando el sistema sucesorio.
I. SUCESIÓN TESTAMENTARIA
EL TESTAMENTO
Formas de testamento
El testamento fue siempre un acto solemne, que en el derecho arcaico se realizaba oralmente ante los
comicios por curias o ante el ejército reunido en armas. Con el tiempo fue evolucionando, admitiéndose
otras formas de realizarlo.
40
Son personalísimas las que se extinguen a la muerte del titular. Constituyen una excepción y son de ese tipo el
derecho de usufructo, las obligaciones penales nacidas de delitos, las obligaciones nacidas del contrato de sociedad.
41
El heredero adquiere el dominio de los bienes del causante precisamente por el modo de adquirir llamado
“sucesión por causa de muerte”.
42
La posesión es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de señor y dueño. Es indiferente que el poseedor
sea dueño o no, es una situación de hecho.
43
La usucapión era un modo de adquirir el dominio o propiedad por haber poseído la cosa durante un cierto lapso
de tiempo y cumpliendo con determinados requisitos. Actualmente existe con el nombre de “prescripción”.
44
Los interdictos eran órdenes dadas por el pretor ante situaciones que había ptevisto en su edicto.
66
En el Bajo Imperio surgió el testamento tripartito: una vez escrito el testamento en tablillas, el
testador reunía a siete testigos; les presentaba las tablillas, que podían estar cerradas en parte; cada
testigo y el testador ponían su subscriptio al pie del testamento conteniendo su nombre y relación del
acto al que comparecen. Luego se cerraban las tablillas y cada testigo escribía su nombre y ponía su
sello. Todas las formalidades debían ser cumplidas en un solo acto.
Además, se mantenía el antiguo testamento nuncupativo, oral ante siete testigos.
Se aceptó también testamentos especiales, como los del soldado, válidos de cualquier modo que
manifestara su voluntad, por ejemplo, ante su compañero de armas, escribiendo con sangre en su escudo,
o en la arena con la espada. Por otra parte, se reguló la situación del ciego y del manco, que sólo podían
testar por nuncupatio, y la del analfabeto a quien se permite testar desde Teodosio II.
Revocación del testamento
El testamento era un acto mortis causa, que producía sus efectos solo a la muerte del causante. Por
ello, el testador podía revocarlo a su voluntad cuando estimara conveniente. En el derecho romano, el
otorgamiento de un nuevo testamento producía como consecuencia que el anterior quedara
automáticamente revocado.
La testamenti factio
La aptitud jurídica para otorgar testamento era la testamenti factio activa, facultad propia de los
ciudadanos. Para la validez del testamento, el causante debía haber gozado de la testamenti factio al
momento de su otorgamiento y hasta su muerte, ininterrumpidamente. Por excepción, en el caso del
romano caído en esclavitud por captura bélica, se entendía muerto al caer en cautiverio y se abría su
sucesión testada (fictio legis Corneliae).
Por otra parte, al otorgarlo debía ser una persona capaz. Pero si el testador perdía la capacidad por
sobrevenirle un defecto físico o mental, era válido el testamento otorgado con anterioridad.
3. Las sustituciones.-
Eran instituciones accesorias a la designación de heredero.
La forma principal, que ha pasado al derecho moderno, fue la sustitución vulgar: consistía en que el
testador, después de instituir heredero, en su mismo testamento instituía a otro para que recogiera la
herencia si el primero no quería o no podía suceder. La sustitución quedaba sujeta a una condición
especial, cual era la ineficacia de la institución hecha en primer término. En consecuencia, si el heredero
instituido en primer lugar recogía la sucesión, la sustitución quedaba sin efecto. En cambio, si ese
heredero no adquiría la herencia porque la rehusaba, porque se había hecho incapaz o porque era
premoriente (moría antes que el testador), la sustitución se abría y la sucesión se defería al sustituto.
4. Las Cargas Impuestas al Heredero.-
En el testamento el causante podía imponer ciertas cargas al heredero: los legados, impuestos en
forma imperativa como una orden a los herederos; y los fideicomisos, en forma de ruego. Fueron
refundidos por Justiniano.
a. Los legados.- El legado era una asignación a título singular hecha por el testador. Aunque no era
asignación a título universal se relacionaba directa y necesariamente con la sucesión testamentaria. En
efecto, el testador imponía al heredero cumplir con el legado: le priva de determinados bienes de la
herencia a favor de un tercero. Esta asignación podía ser pura y simple o sujeta a modalidad.
En cuanto a la forma y efectos de los legados hubo grandes diferencias entre los distintos tipos de
legados, especialmente en el derecho clásico; pero en todos ellos se trataba de asignaciones de bienes a
título singular. Por ejemplo: “Doy a Sempronio mi esclavo Stico”; “Que mis herederos den a Cayo el
caballo Namur”. El primero corresponde a un legado vindicatorio, en virtud del cual el legatario
adquiere la propiedad a la muerte del causante; por lo tanto, puede reivindicarla. En el segundo ejemplo,
al legatario sólo compete una acción personal para exigir el cumplimiento a los herederos.
b. Los fideicomisos.- Habrían nacido para los casos en que el testador quería dejar algo a una persona
con la que no tenía la testamenti factio, como un peregrino. Mediante el fideicomiso el testador encarga
al heredero que dé al incapaz un objeto particular o toda la sucesión o parte de ella. Al heredero gravado
se llama fiduciario y a aquel a quien se debe restituir, fideicomisario.
En su origen, esta disposición no generaba una obligación civil: era cuestión de conciencia entregada a
la buena fe del heredero fiduciario (fiducia=confianza). Pero bajo Augusto el incumplimiento de ciertos
fideicomisos causó conmoción pública y el emperador los hizo cumplir por la intervención de los
cónsules. La medida pasó al derecho y se creó un pretor especial para ocuparse de los fideicomisos.
45
Actualmente los hermanos no son legitimarios; los únicos legitimarios son el cónyuge o el conviviente civil, los
hijos personalmente o representados por sus descendientes y, a falta de estos, los ascendientes.
68
1er Orden: a los descendientes, distribuyendo por estirpes. Heredaban solo los hijos, excluyendo a
nietos y demás descendientes; pero si uno de ellos falta, lo representan sus respectivos hijos.
2º Orden: como en esta época el hijo ya podía tener bienes propios, en segundo lugar se llamaba a los
ascendientes junto a los hermanos germanos del causante (hijos del mismo padre y madre),
personalmente o representados por su descendencia. El padre y la madre excluían a los abuelos.
3er Orden: en tercer lugar, se llamaba a los hermanos de solo padre o madre, personalmente o
representados por su descendencia.
4º Orden: a falta de los anteriores, a los demás colaterales, prefiriendo los de grado más próximo.
5º Orden: por último, al viudo o viuda.
En defecto de los anteriores órdenes regulares, Justiniano estableció algunas reglas especiales a favor
de la viuda pobre y sin dote, quien podía concurrir en cualquier orden, recibiendo generalmente un
cuarto de la herencia. También reconocía derechos a los hijos de la concubina del causante. Por último, y
a falta de otros herederos, era el Fisco quien recogía la herencia vacante.
46
Actualmente todos los herederos son voluntarios y al aceptar la herencia, pueden hacerlo “con beneficio de
inventario”.
47
Al separar los patrimonios, los acreedores del causante se pagan primero con los bienes heredados, antes que los
acreedores del heredero.
70
APÉNDICE.-
PARRAFO I: EL PROCEDIMIENTO
1. GENERALIDADES
1.1. El proceso.-
Lo normal es que los derechos sean respetados por los demás voluntariamente. Cuando ello
no ocurre se produce el conflicto. En otras ocasiones, es difícil establecer el límite de dos
derechos contrapuestos, haciéndose necesario precisar su alcance.
En las sociedades primitivas los conflictos son solucionados por el propio afectado, se “hace justicia
por sí mismo”, es la autotutela. Pero en las sociedades más avanzadas la protección de los derechos de
los particulares se entrega a los poderes públicos; entonces podemos hablar de un proceso.
En Roma ya desde la época del derecho arcaico existía un proceso organizado para la resolución de
conflictos, aunque en la Ley de las XII Tablas se encuentran resabios de primitivismo como la ley del
Talión, aceptada en caso de lesiones consistentes en la ruptura de un miembro.
1.2. Procesos públicos y procesos privados.-
En el derecho arcaico y en el clásico romanos hay una clara diferencia en la forma de realizar los
procesos, según si se encuentra o no involucrado el interés del Estado. Cuando está comprometido el
Estado, como para juzgar materias administrativas y delitos públicos o crimina, es un proceso público,
que no interesan en nuestro estudio.
Nos interesan en cambio los procesos privados, esto es, los que solo afectan al interés de particulares.
Estos se iniciaban por la actuación del interesado quien recurría ante el magistrado, generalmente un
pretor. El magistrado organizaba el juicio, entregando el conocimiento de las pruebas y la dictación de la
sentencia que resuelve el asunto a un juez privado elegido por las partes o por sorteo. Las partes se
obligaban a acatar su decisión a través de un acto que era considerado un verdadero contrato procesal,
llamado litis contestatio. Estos juicios recibían el nombre de ordo iudiciorum privatorum, el
“procedimiento ordinario”.
1.3.- Evolución del procedimiento privado.-
La época de las acciones de la ley. Desde muy antiguo el proceso privado romano se desarrollaba
mediante un procedimiento denominado acciones de la ley, aplicable sólo a los ciudadanos romanos. Era
oral y muy solemne.
Aparece el procedimiento formulario. El procedimiento de las acciones de la ley fue suficiente
mientras Roma fue una ciudad-estado habitada solo por ciudadanos romanos. Pero durante la República el
pretor peregrino se vio en la necesidad de crear un procedimiento por el cual se regirían los juicios
seguidos entre peregrinos o entre ciudadanos y peregrinos, es decir, los sometidos a su jurisdicción. Así,
creó el llamado procedimiento formulario, menos solemne que el de las acciones de la ley pero basado en
este último, coexistiendo ambos. Estos dos procedimientos constituían el ordo iudiciorum
(procedimiento ordinario), uno aplicable solo a los ciudadanos (las acciones de la ley) y el otro a los
peregrinos (el procedimiento formulario).
Una característica común de las acciones de la ley y del procedimiento formulario era que el juicio se
dividía en dos fases o etapas:
a) la etapa in iure realizada ante un magistrado que gozaba de la iurisdictio; y
71
b) la etapa apud iudicem seguida ante el juez (el iudex), a quien se atribuía la iudicatio. El juez no
era un agente público sino un ciudadano privado, designado por el magistrado para cada litigio, a
proposición de las partes o por sorteo.
. La fase in iure estaba destinada a fijar el planteamiento de la cuestión litigiosa en términos jurídicos,
sin pronunciarse sobre la veracidad o falsedad de lo que dijeran las partes, y a decidir si sobre esa cuestión
procedía un iudicium; por eso es que terminaba precisamente con la designación del juez. Por su parte, la
fase apud iudicem se dirigía al conocimiento de los hechos y de la prueba que presentaran las partes; y a
su calificación jurídica y determinación de las consecuencias que de lo anterior se seguiría, pronunciando
el juez una sententia de condena o de absolución.
El formulario reemplaza a las acciones de la ley. Con el tiempo el procedimiento formulario
terminó reemplazando a las acciones de la ley. Ello ocurrió porque en el siglo II a.C. la ley Aebutia
autorizó a los ciudadanos romanos para elegir en sus juicios la aplicación del procedimiento formulario o
las acciones de la ley; con seguridad preferían el primero por ser más simple en su forma. Por último, en
la época de Augusto se estableció el procedimiento formulario como procedimiento común para todos los
juicios, reservando las acciones de la ley sólo para ciertos casos de excepción; luego, el procedimiento
formulario pasó a ser obligatorio.
Aparece el procedimiento extraordinario. Paralelo a lo anterior, a partir de Augusto algunos pleitos
fueron entregados en su totalidad al conocimiento de los magistrados, quienes debían resolver
directamente sin organizar un iudicium. Así ocurría, por ejemplo, cuando un esclavo reclamaba su
libertad, o en el cobro de honorarios por servicios que no eran objeto de locación (contrato de
arrendamiento de servicios). A estos procesos se denominaba una cognitio extraordinem y el magistrado
conocía y resolvía la cuestión por sí mismo, desapareciendo en este procedimiento la división en dos fases
que era propia del procedimiento ordinario.
Paulatinamente fueron aumentando las materias sometidas a la cognitio extraordinem hasta que
Diocleciano, a fines del siglo III, suprimió el procedimiento formulario reemplazado ahora por el
procedimiento extraordinario.
1.4. El arbitraje por compromiso.-
Además del procedimiento oficial recién señalado, se permitió también el arbitraje por compromiso,
en que las partes de común acuerdo resolvían someter el asunto a la decisión de un árbitro, quien
tramitaba el proceso sin seguir reglas preestablecidas. Mediante una stipulatio (contrato propio de los
romanos) las partes se obligaban previamente a acatar la decisión que el árbitro tomara en su sentencia.
1.5. Los poderes del magistrado y del juez.-
Los magistrados jurisdiccionales gozaban de imperium, poder para hacer cumplir lo resuelto, y
también de la iurisdictio, facultad de oír a quienes intentaban acciones, de organizar el procedimiento y
de remitir el asunto al juez. En el ejercicio de su imperium podían ordenar o prohibir ciertos actos y
castigar con multas a quienes no acataran sus órdenes.
En cuanto a la jurisdicción, se distinguía una jurisdicción contenciosa, cuando hay contienda entre
partes, y una no contenciosa o voluntaria, cuando no la había. En el ejercicio de la jurisdicción no
contenciosa, el magistrado autoriza una serie de actos que se realizan ante él con el ritual de los procesos,
como por ejemplo el nombramiento de un tutor.
El juez, por su parte, y siendo un particular, carecía de imperium para hacer cumplir por la fuerza sus
decisiones. No obstante, dictaba sentencia con plena libertad, de acuerdo a las pruebas que hubieran
rendido las partes, y su resolución debía ser acatada y cumplida. Pero si ello no ocurría, el interesado
debía volver ante el magistrado para que hiciera cumplir por la fuerza lo resuelto por el juez en su
sentencia o fallo, esto es, para lograr la ejecución de la sentencia.
1.6. Jurisconsultos y abogados.-
Hasta fines del Alto imperio los juristas y los abogados desempeñaron actividades distintas. El
jurisconsulto o jurista es el experto, el conocedor del derecho; asesora a los magistrados y jueces, emite
dictámenes y aconseja a las partes que se lo pidan. Por su parte, el abogado es un orador, el que alega por
las partes litigantes; su formación, más que jurídica, es retórica y sus estudios se realizan en escuelas de
declamación. El abogado más afamado fue Cicerón.
La función del abogado fue gratuita hasta que Claudio permitió el pago de honorarios y Nerón
estableció su obligatoriedad. Los honorarios eran pactados o regulados por el juez.
En el Bajo Imperio desaparece la distinción entre ambos. El abogado hace estudios jurídicos y su
profesión es reglamentada.
72
a) En el juicio ejecutivo, alegando que la sentencia es nula por no haberse cumplido con algún
requisito legal. Se iniciaba entonces un nuevo juicio para verificar la efectividad de la nulidad; si
no se comprobaba, debía pagar el doble.
b) La restitutio in integrum que podía pedirse en ciertos casos como el soborno del juez. Su efecto
era volver las cosas al estado anterior, como si no se hubiera dictado sentencia.
c) La intercessio o veto de un magistrado contra los actos del otro, en el procedimiento ejecutivo.
48 El propietario bonitario no era realmente un dueño de los bienes sino un poseedor, pero amparado por el pretor. En este caso
lo protege para el supuesto que el ejecutado quisiera reclamar el patrimonio. Como todo propietario bonitario, después de haber
poseído las cosas un año si eran muebles y dos si eran inmuebles, el bonorum emptor podía adquirir el dominio por
“usucapión”, modo de adquirir el dominio que hoy se llama “prescripción”.
49 La nota de infamia le impedía ejercer ciertos cargos públicos, ser testigo en juicio, etc.
50 El beneficio de competencia le permite al deudor no ser privado de todos sus bienes en el juicio ejecutivo, manteniendo en su
5.- Además de las partes anteriores, podía ir la “cláusula arbitraria”, según la cual el demandado podía
evitar la condena satisfaciendo la pretensión del demandante (“…a no ser que la cosa haya sido restituida
por tu arbitrio…”).
Partes extraordinarias de la fórmula:
Se agregaban a petición de las partes, para precisar o limitar la pretensión del actor (demandante) o
para recoger una defensa del reus (demandado):
1.- La exceptio: contiene una alegación del demandado que, si se comprueba, paraliza la acción. Es una
condición negativa para que se produzca la condena, ya que si se prueba procederá la absolución.
Por ej. Alguien entabla una condictio que origina la siguiente intentio: “… Si NN resulta deber dar
1.000 sestercios en favor de AA…” y el demandado alega que el actor le remitió la pena; su defensa se
inserta como “excepción de pacto”: “… a menos que entre AA y NN se convino en que ese dinero no sería
pedido…”
2.- La praescriptio: figuraba al comienzo de la fórmula y contenía una advertencia al juez a favor de una
las partes. Por ejemplo: la instrucción al juez de que condene al demandado siempre que no esté vencido
el plazo que tenía el demandante para interponer la acción. Con el tiempo las praescriptio a favor del reus
pasaron a transformarse en excepciones.
3.- Replicatio, duplicatio y triplicatio: a la excepción, el actor podía oponer otro hecho que la paralizara y
entonces recibía el nombre de replicatio. Por ejemplo: el demandado opone el pacto de non petendo, y el
demandante replica que al celebrar este pacto medió dolo51. A la replicatio se puede oponer una duplicatio
y a ésta, una triplicatio.
51El pacto de non petendo consistía en que el acreedor había acordado con el deudor no cobrarle la deuda. Por su parte, el dolo
era el engaño cometido por una parte al celebrar el acuerdo.
76
El Derecho puede entonces concebirse como un sistema de acciones, acciones que fueron objeto de
varias clasificaciones por parte de los juristas.
edificio. La “cautio usufructuaria”, para que el usufructuario52 se obligue a cuidar la cosa fructuaria
como buen padre de familia y restituirla al nudo propietario.
Si la parte se negaba a celebrar la estipulación, el pretor aplicaba ciertos medios coercitivos, como:
no entregar al usufructuario la cosa fructuaria, poner a la otra parte en posesión de la casa ruinosa,
aplicar multas, etc.
2. Las restitutiones in integrum.-
Eran medios por los que el pretor, ante la presencia de causas establecidas en su edicto, consideraba
como no celebrado un acto que era perfectamente válido para el derecho civil, y ordenaba volver las
cosas al estado anterior a su celebración.
Las causas para concederla fueron: la violencia y el dolo, la menor edad de las partes cuando el
negocio le hubiera perjudicado por su inexperiencia, la capitis deminutio mínima (para considerar las
deudas como no extinguidas), el error excusable y la ausencia necesaria, como resultado de haber caído
en cautividad o estar ausente por el ejercicio de un cargo público.
3. Los interdictos.-
Eran órdenes dadas por el pretor para amparar situaciones de hecho, que en la época clásica estaban
claramente diferenciadas de las acciones.
El magistrado, previo un somero conocimiento del asunto reclamado, daba una orden que consistía
en un mandato o una prohibición. Si no era acatada, debía organizarse un iudicium para verificar la
efectividad de la hipótesis que justificaba el interdicto.
=====
52 Es usufructuaria la persona que, sin ser dueña de una cosa, tiene el derecho de usarla y percibir sus pruebas, sin alterar la
sustancia de la cosa, que luego deberá restituir al propietario.
53 Entrega a la mujer embarazada de parte de los bienes que podría heredar su hijo si nacía vivo.
79
INDICE
UNIDAD DE APRENDIZAJE Nº 1
CAPITULO I.- PERSONAS Y DERECHO DE FAMILIA
CONCEPTOS GENERALES.- ……………………………………………………………………. 2
B) EL PARENTESCO.-
1. Generalidades
2. Clases de parentesco …………………………………………………………………… 9
3. Líneas y medidas del parentesco.
i. En el parentesco de consanguinidad
ii. En el parentesco agnaticio
iii. En el parentesco por afinidad
iv. En la gentilidad
4. Parentescos actuales
C) EL MATRIMONIO.
1. Requisitos o presupuestos del matrimonio …………………………………………10
2. Prohibiciones para contraer matrimonio
3. Matrimonio cum manus y sine manus
4. Efectos del matrimonio
5. La dote y los bienes parafernales
6. Disolución del matrimonio…………….……………………………………………11
D) OTRAS UNIONES LICITAS.-
1. El concubinato
2. El matrimonio sine connubium
3. El contubernio
E) LOS ESPONSALES
F) LOS SUI IURIS y LOS ALIENI IURIS …………………………………………………………. 12
1) La Patria Potestad.-
1. Generalidades
2. Fuentes de la patria potestad:
a) El matrimonio o justas nupcias
b) La adopción: la adrogación y la adopción propiamente tal
c) La legitimación: por matrimonio posterior, por oblación a la curia, por rescripto. ..13
3. Efectos de la patria potestad
a) Sobre la persona del hijo
b) Sobre los bienes
4. Creación de los peculios del hijo de familia
a) El peculio castrense
b) El peculio cuasicastrense
c) El peculio adventicio
5. Término de la patria potestad ………………………………………………………….. 14
2) La Manus.-
1. Generalidades
2. Efectos de la manus
3. Formas de constituirla: usus, confarreatio, coemptio
4. Disolución de la manus ………………………………………………………………... 15
3) El Mancipium.-
3.-LA CAPITIS DEMINUTIO.-
1. Concepto
2. Grados de capitis deminutio: máxima, media y mínima
3. Casos de cambio de status sin sufrir capitis deminutio
4. Efectos de la capitis deminutio.
4.-LOS INCAPACES DE EJERCICIO Y LAS GUARDAS.-
Generalidades
A) LAS TUTELAS.- …………………………………………………………………………16
1° Tutela del Impúber
1. Designación del tutor: tutelas testamentaria, legítima y dativa
2. Incapacidades para ser tutor
3. Responsabilidad del tutor
81
La entrega de la cosa
La tradición en el derecho chileno
2. LOS DERECHOS REALES EN COSA AJENA
A) LAS SERVIDUMBRES REALES O PREDIALES …………………………………… 39
B) LAS SERVIDUMBRES PERSONALES:
1. EL USUFRUCTO
El cuasi-usufructo
1. EL USO Y LA HABITACION …………………………………………………………. 40
C) SUPERFICIE Y ENFITEUSIS
D) DERECHOS REALES DE GARANTIA: LA PRENDA Y LA HIPOTECA
1. Su antecedente histórico: la enajenación con fiducia
2. El pignus o prenda
3. La hipoteca ………………………………………………………………………………………41
4. Situación actual de la prenda y la hipoteca
=====
UNIDAD DE APRENDIZAJE Nº 2
CAPITULO I.- LAS OBLIGACIONES
1.- CONCEPTO Y ELEMENTOS.- …………………………………………….. 42
2.- EVOLUCION HISTORICA Y FUENTES
EXTINCION DE LAS OBLIGACIONES …………………………………………………43
3.- CLASIFICACION DE LAS OBLIGACIONES
1. Obligaciones civiles y naturales
2. Obligaciones de dar, de hacer y de prestar ……………………………………………………..44
3. Obligaciones de género y de especie o cuerpo cierto
4. Obligaciones alternativas y facultativas
5. Obligaciones ambulatorias ………………………………………………………………………45
6. Obligaciones divisibles e indivisibles
7. Obligaciones con unidad de sujetos y con pluralidad de sujetos
Obligaciones simplemente conjuntas y solidarias o correales
Fuentes de la solidaridad
Diferencia entre las obligaciones solidarias y las indivisibles …………………………………..46
4.- EJECUCION DE LAS OBLIGACIONES
4.1. Cumplimiento de las Obligaciones
4.2. La Evolución de la Ejecución
5.- EL INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES,
SUS CAUSAS Y SUS EFECTOS
5.1. El Retardo o Mora y la Inejecución
5.2. Las Causas del Incumplimiento ………………………………………………………………47
1. Dolo 2. Culpa, grados de culpa 3. Caso fortuito o fuerza mayor
5.3. Consecuencias del Incumplimiento
5.4. Efectos de la Mora del Deudor ……………………………………………………………….48
5.5. Efectos de la Inejecución
85
CAPITULO II.-
I. SUCESION TESTAMENTARIA.-
EL TESTAMENTO
Formas de testamento
Revocación del testamento ……………………………………………………………..…………..66
La testamenti factio
CONTENIDO DEL TESTAMENTO
1. La institución de herederos
2. La desheredación
3. Las sustituciones ………………………………………………………………………………….67
4. Las cargas impuestas al heredero
a) los legados b) los fideicomisos
EL TESTAMENTO INOFICIOSO Y LA LEGITIMA
======
88
APÉNDICE.-
PARRAFO I: EL PROCEDIMIENTO
1. GENERALIDADES 70
1.1. El proceso.-
1.2. Procesos públicos y procesos privados.-
1.3.- Evolución del procedimiento privado.-
1.4. El arbitraje por compromiso.- 71
1.5.- Los poderes del magistrado y del juez.-
1.6.-Jurisconsultos y abogados.-
======