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Para comenzar quisiera detenerme en es dos aspectos del arte a las que debo referirme
en esta ponencia: La producción artística y la crítica de arte en el chile actual.
Primeramente existe una distinción respecto la producción artística, que conlleva, a mí
modo de ver, una teoría que responde a los procesos creativos propios del artista y su
ejercicio visual, descubrir medios que satisfagan sus necesidades más próximas en su
entorno. Es una teoría que es autónoma y que puede prescindir de la asesoría curatorial
sí así lo desea. Seguida de esta, comprendemos la teoría del arte de análisis histórico, a
una filosofía del arte u ideología, una ciencia esteta.
La evolución que han tenido las expresiones callejeras, terminada la dictadura militar,
tiene que ver sí, con la herencia de las brigadas en cuanto al hacer propio el espacio
público, haberse enfrentado a la clandestinidad o censura. Mantener una memoria viva
respecto a nuestra OTRA identidad, utilizar el pavimento como soporte y plasmar
subjetividad popular. Junto a la dicotomía de la instauración del modelo neo liberalista
en el circuito de la producción artística del muro, y la producción que le resiste.
La presencia del grafiti, que pertenece a un cuerpo colectivo, al igual que la escena
avanzada, ataca una subjetividad oficial que no nos representa. Qué nos violenta. Que
nos reprime. Y el gesto de rayar la calle es una transgresión a esa ley tan pulcra, tan
banal. Un vómito, una mancha en el artificio capitalista, una destrucción del higienismo
urbano y un boicot a los productores de cultura. Un acto trasgresor a la arquitectura, a la
institución, al aseo y al orden, a la hegemonía, al estado.
“El arte del graffiti prestó cierta gracia a los laidos subterráneos del metro y a los rígidos
monumentos públicos; el TPi también puede ser creado para lugares públicos: poemas
garabateados en los lavabos del juzgado […] La reacción o el choque estético
provocados por el TP en la audiencia han de ser al menos tan intensos como la agitación
propia del terror -asco penetrante, excitación sexual, asombro supersticioso, angustia
dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no importa si el TP ii va dirigido a una sola o a
muchas personas, no importa si va "firmado" o es anónimo, si no transforma la vida de
alguien (aparte de la del artista) es que no funciona.”
Me interesa rescatar la importancia del grafiti en cuanto a su calidad de intervención al
espacio público, a la manifestación de disonancia con la ciudad que se mezcla con las
múltiples brigadas muralistas. Me interesa analizarlo refiriéndome a este como acción
de arte. La gráfica callejera del TAG y el grafiti está llena de expresiones de ideario
salvaje y colectiva, contiene una suerte de simbolismo que deja huella del origen
primitivo de quien toma un plumón y raya como acción de libertad estética, de
apropiación y de subsistencia en un contexto en que la ciudad y la sociedad opera de
manera hostil, y juzga de manera negativa expresiones como el TAG y su relación con
las subculturas emergentes.
En este sentido, la producción del grafiti como acción artística, como intervención de lo
público y su limpieza, prescinde totalmente de la mediación de la teoría curatorial, ya
que su ejercicio se mantiene en la ilegalidad, es autónomo y clandestino frente a la
institución, se atiene a su contexto y responde a la teoría desde su producción
proliferada y azarosa. De todas maneras, podemos considerar los aspectos vanguardistas
que contiene este tipo de expresiones, aunque se encuentre fuera del estudio ontológico
del arte académico.
Conceptos como la purificación del medio, nociones dela critica normativa, se
transgrede con el grafiti, primero por la utilización de la calle como soporte y segundo
el desplazamiento de los elementos pictóricos alternos; la utilización de la brocha, la
pintura industrial, el esténcil, la serigrafía y el spray.
También, si consideramos el terrorismo poético (Hakim Bey) de estas acciones,
comprenden nociones de sitio y momento específico, al saberse efímeras, temporales,
enfrentándose a la censura (el borrado) y a la clandestinidad. Apuntan a generar un
efecto al público, un sentido que se completa en relación la mirada del espectador, y su
reacción según su subjetividad.
Posteriormente aparecieron los primeros grupos de música Hip-Hop local, entre ellos:
Los Marginales, Panteras Negras, etc. Simultáneamente se formaron los primeros DJs.
Destacaron los DJ Cogollo, primer DJ de La Pozze Latina. Así, ya en 1987, estaba
constituido el primer eslabón de la pirámide de la Cultura Hip-Hop en Chile. Lo que
posibilito el posterior éxito comercial de artistas como Makiza y Tiro de Gracia y el
crecimiento progresivo del hip hop hasta hoy, dentro y fuera del circuito comercial.
Tomaré como ejemplo, “el proyecto de arte urbano” que fue organizado por la Galería
Lira y Murales Chile con el patrocinio de la Municipalidad de Santiago, el auspicio de
Belsport Group, Bold Chile y Red Megacentro. Esta iniciativa considera la realización
de un gran mural que cubran los procesos de construcción y mientras duren los trabajos
de conservación del museo de Bellas Artes. Pedido a cargo de los famosos muralistas y
grafiteros Víctor de la Fuente (GRIN) y Nelson Rivas (CEKIS).
En el fondo lo que quiero concluir con esto, es que la mediación intelectual, “el
fomento”, la integración de las esferas del arte popular, operan con métodos que
desvirtúan de manera nefasta las intenciones reales de los núcleos que generan,
producen y reproducen la cultura a través de lo propio, lo identitario. Lo cooptan y lo
suben a la esfera comercial, pero no sin antes despojar todos los símbolos de su
objetivo: ideología política, la apropiación del espacio público, su relación arte vida. Lo
convierte en una herramienta de aseo y ornato, no desafía más la hegemonía porque es
parte de la hegemonía al ser idearios cooptados por el circuito del arte “bello”,
oficialista, y empapado de una teoría purista y conservadurista. Utiliza para sus fines de
perpetuidad toda vanguardia, toda sublevación poética y estética para volverla oficial,
para mantener en movimiento la producción del mercado del arte, del mercado
ideológico, del mercado estético.
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TP:” Terrorismo Poético”, de “CAOS: Los pasquines del anarquismo ontológico”, Hakim Bey, 1985.
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