UEAT·RO 'SJAY

~ONTEMPORANEO
ANTOLOGÍA
socio:
solar: '
que e
solavay~
saber d{
solibio: so

tarugo:
manual
taréco! trnst
,tarrudo: cor
tener un coco
tibieza: duda
timbiriche: p
tipango: tipo,
titing6: pelea,
tocado del que
tocarse: darse u
tocoloro: ave ca FONDO DE
toque: celebrad CULTURA
ECONOMICA
r an.iiidiljf"r!j
tambores sa
 TEATRO CUBANO CONTEMPORÁNEO
YAlr! • ANTOLOGfA

~
VtRClUO f>ISERA
~PCZl .~~S Ekctra Gatrig6

~~~t:, X
CARLOS FEUPE
Réquinn por l'arini
ROLANDO FERRER.
J 9q7-, Lila, la mariposa
ABELAROO 'f:.sTORINO
1:.0 dolorosa llistoria del amor secreto
Primera edición, 1992 de don ]osé Jacinto Milanés
Director de. liJ colf:ccT6n: JostR DRENE
Moisés f>ércz Coterillo Santa Camita de la llabarl4 Vieja
Discrio de la maqueta y cubiertas.· 1\tANUI:!.l. Rf.CUER.A SAUMD.l.
Amonio Fcmándcz Rcboiro Recuerdos de Tulipa
Coordi11ador de este volumen: MA'rfAs :-.·rmrn:s-Humon~to
Culos Espinosa Domingucz Su cara mitad
Edición: jost TRIANA
Centro de Documentación Teatral La noche ·de los asesinos
Capitán Haya, 41. 28020 r.bdrid. España
MAS UEL MARTIN j r.
Fondo de Cultura Económica, Sucursal Espafia, Sanguivin en Ur1ion City
V!a de los Poblados (Edificio lndubuilding·Goico, 40.J5).
2803!1 Madrid ANTON ARRUFAT
o De esta edición: Los siete. contra Tebas
Centro de Documentación Tealrnl liUCE~IO HF.RNANOEZ Esi•INOSA
Sociedad Estatal Quimo Ccmenario Maria 1fntor1ia
Fondo de Cultura Económica, S. A. de C. V., Sucursal España.
H(CTOR QUI,NTERO
Esta colección de Amologlas se edita gradas al acuerdo suscrito F..l premio flaco
enuc el Ministerio de Culturn de Espai\a y la Sociedad Estatal ABRAIIAN ROORICUEZ
Quinto Centenario (Espai\a). 1fndoba
RENt R. ALO~tA
ISBN: M-375-0314.0 Alguna cosita que alivie el sufrir
l>c.-pósito legal: ~f. 10220-1!1'.12
ARIUO Esr!tva
I.a verdadera culpa de Juan Clemente Zenea
Impreso en &paria
Jou. CA.-.o
Timeball
 VIRGILIO P.I~F.~A

N;¡ció en Cárdenas, en 1912, y murió en 'La Úabana, m '1979. R~liz.ó

es-tudios univcrsilarlos en ,La Habana" y en 19-1~ oínuvo una beCa que le·
~nnitió viajar a Argenuna. Sé vindi'lo ~1 mo,-tmiento ieafral de la.
cnpital y estrenó en l!HS Electra Gamg6. Se dedicó además a la
traducción y la animación de ~cvisw literarias como Podo )" Ciclón. Su
obm ¡¡barcn g~ncros como la poesla (l..a isla trt pdo, l..aJ furias~ lA vida
ent~a), el <:U~m() ((;uentos jrlos¡ El que vino,"' salvarme))' la novela (lA
carne d( llen'i. PreJio'les y diamantes, Ptq'!eñas manía,~ ras)~ D,espu~ d~
su muerte se han publicado El jogontJZD, Muecas para e.Si:ribientuy Una
broma colosal. Eh 1969 ganó el .Premio Qua de :las Áméricas ,de ;rc:iuo
con Dos-viejos ·pdnicos. En 1990, Ediciones Unión publicó un tomo de ELEafRA GARRIGÚ
su Teatro inconcl~o. Entre sus principales obr.!S riguran:

VIRGIUO Pl~ERA
TEATRO
Eltctra Garlig6. Estrenada por -Pro~c:lCO• en ·1918. l'ubiÍcnda en .su
Tcatr~ completo, Ediciones R, L..1 llab:ma, 1960:
Falsa aúzrma..Estrenada en el 'Lya:uin de L1 l-lab:m.1 en 1957.. PubliClda en
la revista Origene.s, no 21, primavera I!H9, e incluida en su rcatro cpmpleto,
lA bodá. Estñ.mda en L1.S.1L1 ALCiier en 1958. Incluida m su Teatro compkto.
jr:_sú,s, ~ymada cn Í!l59.lncluida cn su Teatro completo.
·Elfloco y el gordo. Estrenada en 1959. InCluida en su _Tea,ro cornpltto.
Aire Jrfo. Estrenada en 1002. Publicub. por l.a Milagrosa, t., Habana, 1959,
incluida cn su· T~atro rompkw y cdit:1da por la Asoc:iación.de _DirectortS de
.Esa:n:a, Serie U.tcr.uura Dramática Iberoamericana, t.ladrid, 1990.
Dos viejos pdnicos. Estrenada por el grupo l.a Mama, de Bogotá, en
1969. Publicada por Ediciones Casa de las Américas, L.1 Habana, 1968,
y por el Centro Editor de AmériCl Latina, Buenos Aires, 1968.
Una ~aja dt Zllpatos vacfa •. Esucnadá por el Te:~uo Avante, de Miami 1 en
1987. Publicada por Eclicioncs Unh"C!:sal, 1\liamí, 1986.
Un arropamiento sartori4l en la cavtma plát6mica. Sin estrenar.
PubliClda en la revisl:l Tablas, no 1, enero-mano l!J88.
lAs eJCapatorias de Laura y Osear. Sí'n esucnar. Publicada en la revista
158 Primer Acto, no 228, :iliri1·mato 1989.
 1 '

AGrO PRIMERO

PERSONAJES

CoRo
ELECT&A CARRICO
ProXcoco
ECISTODO!II
• ACMIENÓN GARRJCO
Q.rn:MNISTllA PLA
CORO. En la ciudad de. la Habana,
ORESTES G~~RICÓ
la .perla más refulgente '
MIMOS
de Cuba pauia fulgente
·1a desgrada se cebó ~ 1 ~ ~ , •
en Elccua· Garrigó,
mujer .hetmosa y bravla,
que en sti casa dla a dla
ton un problema profundo
tan grande como este mundo
la ·suerte le deparó
Elcctr;t era inte,l.igcnte,
sensitwa y puqorosa,
luciente botón de ,rosa
dei jardin de ~us mayores:
merecedora de honores,
de tacto fino y humano,
mas la suerte mano a mano
como un sol que se derrumba
abrió en su casa dos tumbas
con esfuerzo sobrehumano.
Ella salió a la palestra
con frialdad .de qiamante,
}' a su hermano Orestes amante
en quien también la tormenta
140 r con sordo ruido revienta,
'le anima a qüc no permita. 141
1

L
 VIRCILIO Pl~E:RA
un sacrificio bapal
por una madre fatal,
que en su casa provocó
lo que Electra Garrigó
con voz dolorosa cuenta.
Portal con s~is columnas qu~ sigue la lin~a de las antiguas casas
colonial~s. Piso ~ losas blancas y negras. Ningún mueble. El
Coro (en este caso la Guantanamera) hará sus apariciones junto
al proscmio. l~uz amarillá violenta. lA acción pasa durante la
noch~. Tras la declaración del Coro, apar~ce Eltctra, ve.stidat~
n~gro
ELECTRA. (Sale por entre las dos colurrú1as fmt,rales. s~
d~tim~ junto a ~llas, Apoya sus manos en u~a .df!. las dos
columnas.) ¡Qué furia me sigue, qué aryi,maf,. flue ,yo no puedo
ver, entra en mi sueño e intenta éll"qlstrarme hacia .una ~gión de
la luz adonde todavía mis ojos. r;~,o .~brían: usar su .desqnol (Se
adelanta al centro de la tSf~na,) ¡Oh, luz!. ¿~crás t4 misma ese
animal extraño? ¿Eres tú lo que ilumina el 9bjc~o o el objeto
mismo? (Pausa.) Pero... ¿Cómo se atreve con la luz una pobre
muchacha de veime años? Ayer lcf q)Je las doncellas que
meditan demasiado el tema de la luz áca'ban· por quedarse ciegas.
(Pausa.) Sin embargo, en pleno campo, he' pasado 'infiftiias veces
a un metro del sol.
Entra el P~dagogo vestido de centauro y se coloca ~trás
El~ctra. Ll~a frac, cola de caballo. y: cascos.
PEDAGOGO. ¿Declamas... ?
ELECTRA. (Sin moverse.) Declamo.
PEDAGOGO. Sigues la tradición, ·y eso hO' me·gusta. ¿No te he
dicho que hay que hacer la reVolución? (Pausa.)' ¿Por qué no
clamas?
ELECTRA. Ya clamaré (Pausa.),Pcro ~cqcha, se.habla de que
142 la ciudad está llena de una clase de~ mujeres.. ¿Las conoces?
EL.ECl"RJ\, CARRICO
:eEDAGOGO. Si, son las mujeres sabias. Son 1mi terror. Me ..,
persigu~ri:con sus disertaciones, me piden una discusión abier-
·~a .. , (Con burla.) Y yo, Electra, :nada tengó que dc;cir)~.
I;l.ECTR:A. ¿Noncccdcrfan ellas a senus amahtes una por una?
'PEDAGOGO. 'r'iencn horror del. hombre y del caballo..
'EL~G'DY\•.Eh'tonces hay que exterminarlas. Son ·llJPY ~
cosa.
PEDAGOGO: Te-alarmas fácilmente, El~cti'a. Elfas.no son s·ino
esas-plagas·qué tOda· ciudad debe padccenic cuando e11 cuando.
(Pausa.) El mal no estii en las langostas de paso. Y tOda la ciudad
tiene siempre un monstruo perpetuo..
ELECT~.A. Por eso invocaba a la luz. Hace fálta mH~ha. ).u~ para.
que los ojos puedan considerar y medir al monstruo que ofende
a la ciudad.
Entra Egislo llevando t'71 la mano ~recita una bandeja de plala
con una papaya _morme. Cuarenta mios, muy bello yfuerte, vist~
todo ~ b1anco, como lo ClmloS' tubánóJ.
EGISTO. (A Elecira.) Busco urgentemente a Cliu;¡nn~stra, ¿La,
has visto?
Ei~ÉC:fRA. (Sin mirarlo.)' No..
de PEDAGOGO. La luz le molesta.
EGISTO. En efecto, hay .mucha .luz aqu!, (Se mira la •ropa.) Casi
no se me. ve la ropa. 1-J:.abrá, que ;poner pantallas muy pronto.
ELECTRA. (Sin mirarlo.) Yo prefiero toda la luz.
;1
EGISTO. Como gustes. (Caminando hacia las columas de la
izquierda.) En ese caso me voy ar cuarto de tu madre. Asf no
sa1Jré de la l,l~da, del, dia•.Estarán Jas cortinas echadas. (Sale:)
PEDAGOGO. Los monstruos se ~encuentran.;. (tf Eltttra.J.
Di.nlt; El~tra. llU padre no está en la ciudad? 143,

VIRCIUO P~ERA
ELECTRA. Sf. (Pausa.) Uno de sus criados me dijo llilicé un
momento .que Ag:unenón qucria hablarme, aquf en el panal.
PEDAGOGO. Entonces me voy. (Se da vuelta, de tal modo que
pon# su ~ola entre las manos de. Elutra~) Querida·. Elec.trrt¡
¿querrfas alisarme Ja cola un tanto? (Saca del bol.fillp de_lfrac u~
gr(ln peine y se lo da a Electr'a.)
ELEC'fRA. (Empleiil alisar los. pelos de la cola. De 'Pronto se
detiene; con la mano en, alto.) Escucha, Pedagogo: si te aliso la
cola es sólo un hecho;· si tc.asesinara c;on este puñal (Esgrime el
P,eíne a modo de purial.) seria nada más que otro hecho. ( P.ausa.),
¿He comprendido, Pedágógo?
PEDAGOGO. (Saliendo de escena con el paso que se supone
tenian los ce71tauros.) Has comprendido, Electr.t.• 1~ has com-.
preridi'do tbdo.
Entra 1Jgamcnón. Tiene' sesenta años, pero aspecto robusto: Alto
y majestuoso. Está en mangas de caml.sa.
AGAMENÓN. (Mirando hacia las columnas de la deru~ta por
las que acaba de d~saparecer el Pedagogo.) Todavía. el Pedago-
go...
ELECTRÁ..Por maestro me lo diste. Además, me complace.
AGAMENÓN. Está bien. Dejemos el Pcda~go. (Pa~a.) ¿~os-·
pechas cuál puede ser el objeto de mi llamada?
ELECTRA. SI, Jos rumores de que el pretendiente te amenaza
c;,cm raptarme.
ACAMENÓN. Ert efecto, no quiero que te rapte; no quiero que
se case contigo.
ELEG''fRA. Si, no quieres que me c:;t$e, si no quieres que me
rapten, dim~ ¿qué quieres entonces ~~ mi?
AGAl\fENÓN. Quiero tu felicidad, Electra Gartigó.
ELEC'fRA. Ño, Agamenón. Carrigó, quieres tu seguridad:
144, (Pausa.) Adefuás, seria muy divertido.que me rnptaran. (Rle.)
ELECTRA GARRIGO
ACAMENÓN. Te· quiero demasiado para. ·perderte, Elcctra
Garrigó.
El,:.ECTRA. Me quiero demasiado p<!JLl perderme. Te opones: te
aparto, Agamenón Garrigó. Es cosa muy simple.
AGAMENÓI':'l. Tú blasfc:m~. Elcctra Garrigó, (Pa~a.) Es_tá
bien . .Pero me deqes obedienqa.
ELECTRA. Nada te debo. F:l' tema de la libertad no es un asunto
doméstico.
1\GAMENÓN. ¿Y la familia? Si esta ciudad ha resistido dumnte
milenios a ·Jos enemigos, ha sido a causa de la unión entre las
familias; las familias formando una inmens.'l_ familia.
ELECTRA. ¡Pura. retórica! Además, .llamas familia a tu propia
persona multiplicada. Somos parte de, tu mecanismo, debemos
funcionar scg(m tus movimientos.
AGAI\,lENCN. <..Y la voz de la sanwe?
ÉI.:ECT:RA. Frases, nada más que frases. Al final deberé oponer
mi sangre a la tuya. j\>li sangre es un asunto mfo.
AGAMENÓN. Electm.Garrigó: te repito que estás blasfemando.
De .mi s.'lngrc .saliste}~ a, mi s.'lngre tienes que volver.
ELECTRA. Yo ten~ el valor.
AGAMENÓN. Sería inútil. Te hemos dado· una educación
ctisÚ~Jla..A~~más, ~u,i~.res 111á~ a tu p;t~re q1,1e ¡:t t!l~ t~qrl,a~.
ELEcyRA. N.o _seas tan conriado. Se ,puede cambiar. A .v~cs
siento qu~ mí sangre corre más 9ue la ,tuya. Eníonccs...
~\GAMENÓN. (Persuasivo.) Tengo fe en tu cariño.
ELEQTRA. (tlgitada.) .Pero puedo rcbelamlé.
AGÁMENÓN. No lo hariis. (Pausa.) 1'Mira: ie digo: clsate con el
prctcndicrue, abandona el hogarl No lo harás, me quieres
demasiado.
ELEqTRA. (Volviirzdose al públic.o,) ¡Qh. o:ueldadl H5
 \'IRCIUO PISER.A.
AGAMENÓN. (Volvibtdostt- hacia las columnas;) ¡Oh; riéccii•
dad!
Entra· por la derecha Clitemt~CJtra Pl6. Cuarenta culos, hennosa
y alta. fliste ut1a bata morada.
GUTEMNESTRA. (Muy-agitádá.)·(Han visto a Orcste's?
ELEétR.A. No. (Pausa.) ¿Has visto a Eg.isto?
AGAI\IENÓN'. Estás agitada, Clitcmncstrn Pla.
CUTEMNESTRA~ Acabo dc.·prcsenciar desde mi ventana la
muerte de un joven.
AGAMENÓN. ¿Cómo sucedió?
CLITEMNES:l:"RA. Lo mató un sold.-1do de un b:llazo en la
nuca. Dio un salto como buscando a'lgo en el aire, y cayó
sordamente de espaldas. (Pausa; suspirando.) Er.nnuthermoso.
ELECTRA. (Irónica.) No mC' explica tti terror. Siemprt· Cuiste
una mujer valiente.· ¿No me has educado en el culto de la
sangre... ?
CLUEMNESl:RA. ~Pensé en Orcs.le5•. ¡l)h, Qrestcsl
AGAMENÓN. ¿Te imaginas a Orcstcs' con úna bala en la nuca?
CLITEMNESTRA. (Tapát~dole la boca.) ¡Calla! Cómo puedes
pensar tales cosas...
AGAMENÓN. Las pcnsastcs tü yti, ClitcmnéStrn Plá.
CLIT'EMNf~RA. Es verdad. Pero ml cariño me hace ver los
cuadros m:is sombríos: O restes expuesio al viento, Ores tés a ia
merced de las olas, O restes azotado por un ciclón, Orcstcs picado
por los mosquitos...
ELECTRA. (Con soma.) Yo creo que una plandta de.ae:tro en la
nuca de Orestcs... · CLJT:EMNESTRA. (A Electra;) ¿Lo oyes; Electrn Garrigó? Si no
CUTEMNESTRA. Eres monstruosa.
146 F.LF.CTRA. (Ambigua.) Trato de salvar a Orestes. Esoeuodo.
ELECJ"R.A. CARRJCO
CLITEMNESTRA. (Confundida~) -¡Qqé dice51'... ¿Salvar a
Orestes? Pero... ¿sah'arlo de qué? ¿Comra quién?
ELECTRA. (Enigmática.) f:se es-mi secreto.
CLITE~lNESTRA. (Furio~q. se, lanza cont~a El~ctra.) ¡,Mic;ptesl
Tú no uencs secreto alguno. Orestcs est:i hbre·de todo peligro.
(Pausa, dubitativa.) ·si... Yo me •pregunto: ¿qué .le podrfu
succd~r? ¿Qqé... ? (Pausa.) ¡Ah, Orestes... l
AGAMENÓN. Nada, ClitcmncstJn.Pia; nada le podrfa suceder.
Electm sólo quiere· decir que algo imprevisto, el azar... Por
ejemplo, un au,tolJI.óvil que pasa en 'd momento ·que Orcstcs
cruza la calle. ·
CLITEMNF.STRA. (Rttton:imdo sus manos· llistéritamentc.)
¡Ah, Orcstcs, no cruces 1;¡ Q!)le... l
ELECIRA .. Orcstcs acabará por matarte.
CLITEMN~RA. Primero morirá tu padre..
AGAl\JENÓN. ¿Sah~s mi destino?
CLITEMNESTRA. No, pero conozco a tu hija.'Té'mñUirá dé un
dis&Usto, A¡pmcnón Garrigó,
AGAMENÓN. (A Elcctra, ansiosamente.) ¿Me harlas .sufrir' al
punto de matarme, Electrn Garrigó?-
ELEcTRA. (Elusiva.) Yo no me expondré nunca a las ruedas ~e
un automóvil...
CLITEMNESTRA. Pero te casarás con ese hombre qué tu padre
detesta.
tJ.;ECTRA. (A Agamen6n, con burla.) ¿f:.sp te)1arla morir?
AG,~MI;NÓN. (lngenuammtt.) Sf, eso me haria .morir.
quieres ser .Ja causa del fullccinllcnto de tu ·padre, deberás
permanecer bajo cs~c tecllo,por el resto de tus dlas.
Entra OrcstCJ. f'eit~ticinco atlo,s, muy llennoso .. En -camisa. '147
 VlRCIUO PI~ERA
ORESTF..S. (Medio oculto entre las columnas del ctntro.) ¡Y )'O
parüré por el resto de mis dfasl
CLITEJ\INESTRA. (Volvihzdose rápid.amen.te.) ¡Ah, Orestesl
(Anllelantc, lo abra:zn.) Pero, ¿qué extraña p~labra ~cal>~ d~
pronunciar! ¿Quién habla de panir?
EI.;E<;I'RA~ Ores~ Garrigó, tu hijo, mi hermano. Debe. p:mir.
CLITEMNESTRA.
'
Mas no se iei he exigido
. }'O, su madre.
ELECTRA., Sé lo exige su de5tino.
AGAMENÓN. Escucha, Clitcmnestra. Pla: ¿qué· piensas que sea
el destino, el pez o el anzuelo?.
CLITEMNESTRA. (P.erualiva.) Pienso:que. es el anzuelo.
AGAMENÓN. ¡Mortal error! Es el pez.
ELECTRA. El hombre lanza s~ anzuelo y atrapará un pez: ese
pez será su destino.
AGAJ\IENÓN. Pargo o tiburón ...
ELECFRA.· Dicha. o desgracia.
CLITEMNESTRA. (Nt:TViosa, a Orestes.) No partii:is, a pesar
del destino.
ORESTES. (Con temor.) ¿Y mi porvenir?
CLITEMNESI'RA. ¿Y tu madre?
AGAMENÓN. (A Clitemnestra.) Nada podrá detene.r ~! cm:sp p~
su destino.
ELECTRA. Cuando el pez surja del agua, serás devorado .por él
o lo verás servido en tu mesa. ' '
CLITEMNESTRA. (Con ridicuia ajcctacilm.) Pero un buen
hijo nunca desearía •que el inofensivo. pargo se convierta en
furioso tibúr6n para su madre.
148
ELECTRA. ¿Ignoras, Clitemnestm í>la, que io \'mico que puede
tu hijo es. pescar ciegamente su pez?.
ELECTRA CAIUUCO
CLITEMNESTRA. ¡Basta de slmbol~sl Me abruman eón tan
negros presagios. (A Ortstes.) No parurás, Orestes.
AGAMENÓN. El hómbre siempre debe viajar.
CUTEI\'INESTRA. ;\~ la mujer: quedarse en casa,. ~no es asf?
Parece que el t~ma dCI destino sólo m~ af~a a m(. CJ:ees
rechazar et· tuyo obligando a El('Ctra a Jl:Crma~~r c.n esta casa·
',, (Pausa.) J>ero, oye, si estoy sujclll al desuno tu tambtén lo estás.
AG'Al\IENÓN. Elecira Garrigó jamás abandonará a su padre.
CLITEI\'INEsTRA. Electro Garrigq se casará con el pretcndien·
te.
AGAMENÓN. (Irónico.) ¿Te inícrcs:i mud1o que se rilah:hc de
la casa?
ELECTRA. C)itei'nnestrn Pla quictc para' ml lo que .Ita tenido.
ella: un marido.
AGAMENÓN. y yo deseo para Orcstes lo que hice en mi.
juventud: un viaje a tierras lejanas. .
CLITEMNESTR.t\. ¡Calla, pájarp agorero, C::lllal O¡:estes e~ m1
hijo, exclusivamente mio. (Pausa.) ¡Oh, Dt?s mlol ¿Q~~ me
succdcrfa si una mañana me levantase cop la mfausta nouaa de
la· lxtrtidá. de Orestes?
ELEC'fRA. Te clavarlas un puñal.
ORESTES. En ese caso no me irfa. No debo atormentar a
Cliténínestra Pta.
AG \MENÓN. (Burlonammte). ¿J,.o oyes, F.lectr;l. Ganigóa
¿O;es a tu he~mano? Rechaza una posición brillante en ~ras de
la tranqpilidad de su madre.
CLlTEMNESTRA. Escucha, i\gamenón Garrigó': tó ves \:'1 i?aj.a
el ojo ajeno pero no ves ,la viga en el tuyo ... l\le rccnm.mas
;~t; mi terilot a~te.la partida de Ores~es, ¿y tú? ¿Pbdrfas :soportar·
que F.lectra se casara con el pretendiente? 149

VJRCIUO Ph~ERs\
AGAl\IENÓN. No lo' soportarla. Ese· pretendiente no es digno de
la mano de .Elecua.
CL,ITEMNESTRA. Vamc;;s. •• El·prctcndicnte es sólo un. recurso
1 rc~~.rico d.~ q~e te vales, A~menón Carrigó. Lo cierto es. que
qtem~ la panufu de Electrnmnto oomo yo la de 0restcs. . CLITEMNESTRi\. Si, amad.;> Orestes: hace, en efecto, un calor
ELECTRA. ,Ai1a~e. a eso, .CJitemnes.u;¡ ._,Já, qu~ .qJJic.res verme.
casada parn,scr tu la .reina de esta casa.
O RESTES. Y tú deseas ardientemente, Agamenón .Garrigó, que.
yo partá para ser tú el rey de la casa.
CLITEMNEsTÍÜ. ¡Ah, no... l iHorrible consortei
ACAMENÓN. ¡Jamás! Una reina que me ,Sacarla los ojos.
ORESJ'ES. ¿Quién debe, pues, ser el rey?
'CLITEMNESTR.A. ¡Tú, .amado~Orestes·, tu el rey de. mi ·vida!
ELECTRA, (Ir(mica.) ¿Nada más que Orcstcs?
.CLIT'EMNESTRA. (~lcercándose a Electra cor~ gesto de feroci-
dad.) Si, Electrn Garngó, nada más que Orestes.
A<:;AMEN(>I;l. (A Elcctra.) Hija, no va5 a suponér· que yo... Ya
fu¡ una vez rey.
ELEC!fRA. Que! importa ... Mirn a Clitemnestra .que· persiste, en
ser rema.
ACAMENÓN. ¿J\ ~u edad? ¿Es posible. .. ?
CL~TEMNESTRA. No soy una vieja, Agamenón Garrigó. U.na,
mt~Jer de ~uarenta afios· es joven todavía. Me casé contigo hace
qumce. S1 entonces tenias cuarenta, eso no me :interesa.
ACAMENÓN. Es cierto, me siento cansado.
CLITEMNES'~RA. (Cota acmto fúrlcbre.) Uno deb~ dormir
cuando ya se Siente cansado.
ELECTR.i\. CJitemncstrn se emociona ante :el brillo• de la
150 regencia.
ELECTRA CAIUllCO
<;>RESTES. (Se abre la camisa.) ¿Verdad que hace un ealor
~ofoc;ame?
ELECTRA.· Eso·se llama un rodeo. No te cono1.co, Oresies. ¿Qué
hacer. pa~ cncontrnrte?
~Te,_pido una limonaiia?
s<>rocamc.
ORESTES.. No la deseo ahorn mismo~ (Pausa.) Dime, .en
cambio: ¿no soportarlas vetdadcrnmente mi .a,usencia?
.CLITEMNESl:RJ\, "Morirfa de pesar, amado O~c:;stes. (Pausa.)
¡l\~~. a tal punto 'Jictr.Lmi <;xal~ción, con tanta fuerza pa4~c;o,
que bJJSCO · ~esespcrnda poa; todos lq~ 9nes de barrio esas
pelfculas que cue111fu.t la.mucrtc de una madre por la. partida de
su hijo.
ELECTRA. Pero. tienes do~ hijos, Clitemnestrn Pt:t En ausencia
,del hijo. te quedarfa la, hija,
CLITEMNES:rn.A. Quise. d~jr; 1-1n .úníco hijo varón. (Pa1!4a .
Drutal~net}~~.) 1\dctnas ,no me su·iódaQa. pof tu partida.
'ÉLECTRA. Y durnnte la noche reproducirás en tus sueños esas
pelfcuias, ¿no es. asf?
CLITEMNESTRA. (Con vclaemencia~) ¡Sf, lo,reproduzco todo,
y mucho más! :rodas las combinaciones son pocas .para üna
pobre.1J1adre.runenazada de perder su· únicó hijo·varón. (Uorosa
y ridiC1,.lla.) l)i, amenazada de perderte, Orest~, ¡ali, Orestes... l
.ÉLECT~\. Yo, en cambio, soi'lé anoche que uria yegua asesina·-
ba a su semental dánpp)e a oler un. perfume chino ...
ORESTF.S: fO.h, lps rclihéhos... l Siempre· quise ser un·ga'rafión.
¿Porqué no pedimos sercofl~ttid95 en una tropilia de·ca~all'ós?
ELECfRA. Tienes ~n- Me gústar[a. ser una yegua para
sentarme en. mi palco de la ópern. dándome aire lentamente. con
un enorme abanico de·plumas. }51
 VIRGJLIO PISERA
ORESTES.l\lientras yo galoparfa·por el escenario pisoteando la
Clbcza enjoyada de la primadona.
CLlTEI\'INESTRA. ¡Basta de I.ocurasl Somos humanos, y no
podremos, no, no podremos despojamos de las palabras ni de .los
nombres.
En ese momento se escuchata, .desqe un alt()parlante, situado
fuera de escena, los taombres de Electra y de Orestes. &tos, al
escuchar sus nombres, :salen lentamrote de escena; Coincidiendo
cott esta salida, aparecen; ·por -d cmtro de las columnas, cuatro
actrices negras, En el sigulente.orden: prim~o dos, y carga11 unJJ
cama lujosamente vestida. &tas son las camaristas. Inmediata-
mente aparece la anunciadora de noticaas; por ulta~mo, aparece la
que remedará a Clitemne:srra:- Las tres prim~ras visten lfe
"Sírvíeiítñ..s, 1aruarta amata nmaüCíosamente·el·vestido de Clitem-
nestra.
El movimiento escénico es como ;sigue: las· camaristas se sitúan
a la izquierda. del actor. La anunciadora pennanece. entre las dos
columnas aludidas. La que hace de Clit!mne,stra se ,sitúa junto a
la cama. En el momento en que las cuatro actrices negras acaban
de. realizar su movimiento, aparecen de nuevo Electra y O restes.
.La primera por la columna de la extrema derecha; el segundo
por la columa de la extrema izquierda. Se sitt'lan de espaldas al
público. Clitemnestra se coloca m el centro del escenario y muy
cerca de ·145 candilejaS. t1gamén6n hace Id mismo. Se liará una
·doble pausa. Clitemnestra da dos palmadas.-Una pausa. Glitem-
nestra ' Y A~amenón también se colocan de espaldas al público.
, En la pequelia farsa, que seguirá inmediatamente, Clitcmn.estra
hará las voces de. .1~ cuatro actrices negras. &tas realizarán la
mlmica.
CLITEMNESTRA. (Completamente rigida.) ¿Por qué me de-
tengo? ¿Por qué no avamo? ¿Por qué a\'anzo? ¿Por qu~ abro
tanto la boca? ¡Ah, se me doblan las piernas... Dcsfallezco... I¡Eh,
1mi lecho... ! (Pausa.) ¿Qué hacen ustedes que no me llevan al
lecho? ¡Ah, lecho mfol (Pausa.) Yo, .la infeliz Clit~ncstra Pla~
152 mujer de Agamenón Garrigó, madre d~ Elcctra y de Orestcs.•.
'1
E.LECTRA GARRJGO
(Grito muy agudo.) ¡Ay, Orestcees, Orestceesl Uamadme a.
Oresu.:s. ¡Pronto, llamadlot
'Las camaristas se ponen a dar 'VUeltas alrededor del leclao
simulando burlonamt'tJ/t: el juego de la gallit¡a ciega. Lo.
anunciadora se pone m movim'iento remedando la llegada
precipitada de un mmsajero. ·se detiroe jumo a la cama. Sata.fin
papel del bolsillo. .Finge leerlo.
CLITEMNE.STRA. tA)·cr por la mañana, a la salida del. sql,.
murió despedazado por la~ fieras ?restes Garri~q>~l~~nte. J
in~nicro de la Ausl!!'lmn lr.Q!l. !AmJP.nyl (Doble pausa.)
¡Mentira! Ese ,telegrama es Ull;l .impos~ura. Orestes no puede;
haber muerto despCdazado .POI: 'as ficr,as. f:t mismo era un león,
un .tigre, una pantera... Lo digo, lo afirmo, yo~ su. madre,
Clitcmnestra Pla. (Doble. pausa.) Sea1or;a, et tc.xto del tel~grama
es lo que menosjmportancia tiene. Orestes ya no cxiste.. (D~bl~
paúsa.) En es~·<;aso, moriré Jo también. (El. doble de Clit~mt1estra.
se acuesta en la cama. A las camaristas.) Me voy a cubnr con el.
manto. C~~·nien én· Voz alt~ hasta. di~, levanten el manto, m_e
contemplarán ·a))solutamemc muerta.
Las camaristas hacen ge~tos mii:ntras 'Clitemnestra cuenta enfá·
ticamentc 11asta diez. 'Las camaristas letlantan el manto y aparece
el r;Ioble de Clitcmnestra en aCtitud yacente.
ELEé'rRA. (Volviéndose hacia ef público, aplaudimdo.) ¡Bra-
vo, bra\'ol ¡Clitcmricstrn Pla acaba de inorirl
CUTEMN ESTRA. (También se vue~w.ci[!..d público. Pausa ..
Llega junto a Electra.) Sf, mediantGn ·doblc;):n taino, qúe esa
Clilemnestr:l se mantiene itgúta, mirn a 6ta que se mueve y
circula como una corriente de aire amenazadora.
Ei.ÉCTRA. Bato palmas por la que muen: en escena. La otra
moñcl en él momento oportuno.
ORESTES. (St! vuelve hacia el p1~biic~, a E.lcctra.) Querida
Elcctrn: ¿muero yo despedazado por las fieras?
E.U;:CTRA. Antes deberás partir parn Australia. 153
 VIRGIUO l'lSI:!RA
CLITEMNJ;:STRA. Tus augurios son letra muerta. Serás tú: la
que abandonarás muy ,pronto la casa )da. ciudad..
AGAMENON. Será Orestes, no Elcctra.
(Se e.s(ucha el, raombre de Electra pdr el altopiu'lit'r1te.)
CLITEMN~. Digp Elec_tra, no Orestes.
(Se escucha el nombre de O restes por el altoparlante.)
EU:CTRA. órestes.
ORESTES. Electra.
Salida de ·ambas hermanas; Eratr:an cuatro actores negras en ·e[
#gt{lmte orden: las tres prinieras · trmfiáleroslk-Lt tnütil't' de
Electra- se SJtuan 1unto aLa.s COfuiñnas (# &eclUJ..t.úslgüi~l
iiüe "hará las vtces ele Agammón. Los nmuajeras' visten· de
sin>ientes. El que' ·hace de Agamm6n viste comil éste. Los
m:t:nsajeros llt:van largos rollos de papel. Agamen6rJ hace sucesiva-
mente la.s Ctiatro Voces. Los aétbrti negros la mímica. En el
momento en que las attdres negros acaban de ocupar• sus sitios~
salm de nuevo Electra y Oresíes. La primera por ·1a columna de la
extrema. derecha; el segundo por la columna de la extrema
izql,lierda. Se colocan de espaldas al. jJúbli(o ..Agamenón da dos
palmada.s, Clitemnestra VJ.tt:lve a situarse de espaldas al. ptí.blico.
AGAMENÓN. (Hacimdo la voz del primer mensajero.) ¡Se ha
recibido por radio ía noticia, dCJ, asesinato de ·la bella Electro
Garrigó a manos del pretendiente!'
~ ÁGAME~ÓN. (Haciendo la voz del segundo mensajero.) A
causa. de, la negativa de su padre a desposarla con el pf~:tendfeme,
hoy murió de pasión de ánimo .la bella Electra Garrigó.
~GAMENÓN. (Haciendo la voz del tcrc~ m,~jero.) ;¡Por
abandono del pretendiente hoy se suicidó lá bel~ ·mcetra
Garpgól
AGAMENÓN. (Haciendo la voz qel doble, que tiene la mano
apoyada· en la sien.) Tres versiones de la muerte de Electm..
(Pausa.) Lo echaré a la suerte. (t.'Té!oble seriala con el dedo a los
154 mensajeros mientraN1gamcnón"va diciendo.) ¡Tin m:irfn de dos
1
1
l
I:!LECTRA GARRJGO
pingüé, cúcam mácam útere Cuel (El doble se adelanta y pone su
dedo bidice sobre el pecho del segundo mensajero.).¡Ah, t,riunfq
tu versión! .Electro ha muerto de pa.Sión de áiti'mo. {Doble
pausa.) ¡V qué hago yo en el mundo, misero mortal, privado. de
la presencia de mi amada Electrai¡No, muera. yo al. puntoi¡Oh,
vida ·cruel, imploro de lamuerte el remedio a· todas mis"
desdichas! (Pausa.) Mas si: moriré yo también de pasión de
ánimo. (El doble de Agarr¡enón s~ tiemk afec.tadamept~ .ett f.l
suelo.) ¡Va ~tál Un padre se dispone a .morir. (el doble de
Ag~m~6n :reriala a los 11J,~nsaj~ro~.) Contad hasta; cinco, Quiero'
dernostrilr a Cliteriu1ci~ ql_lé sólo ~ontan~o l1a~ta pnc;o, y qo
hasta diez; u·n padre jmédé mótir pcrfectarheiné.
La voz .de tfgamenó.n cue~Jta cada número lentamente. Los
m~n.spjeros hacen la. mímica. E.l doble. de.,fgo,!"et_J,Órl se po~e el.
manto sobre la cabeza y adopta una actitud yacente.
CLrÍ'EI\•INESTRA. (Camit~atuio hacia el cerltro de la escena.
Po.seida de furor.) ¡El. desuno! ¡Todavfa el desúnol ¿Quién "a a
ganar? ¿Quién va a perder? ¡El destino lo dirá, el espantoso destino!
ORESTES. (Se acerca a Clitemnestra.) ¿Qué quiere el destino
contigo, Climnestra?
ELECTRA. (Se acerca a Clitemnestra.) El destino quiere su
parte, pero niego que sea espantoso. El'desúno es sólo él déstihb.
AGAMENÓN. (Se acerca y se sitúa de espaldas a Clite11mestra.¡
¿Quién de nosotTQs e~ el d~tino?
Desde este momento ha.sta el final del acto los cuatro actores
permanecerán completammte rfgídos, con 1a.s mar~os hacia
abajo :v los purlos cerradas~
CLITEMNF..STRA. Yo.
ELECI'RA. ¡Mentira!
AGAMENÓN. ¿Quién de nosotro.s cs. el Destino?
ORESTES. ¿Eiectm es el. Destino?,
CLITEI\lNESTRA. ¡Atrás, perral 155·

VIRCIUO PIRERA
ELEC"I:RA. ¡Perra, adelamel
AGAl\IENÓN. ¡Des~ino, o.h Destino!
ORESTES. Es viscoso.
CLITEMNESTRA. ¡PerQ tan s~gurol
EI:.EOTRA. ¡SI•, ·sc·acercal
AGAl\IENÓN. ,IDesr,ino, oh Destino!
O RESTES. ,¿Hacia quién, ClitemnesLrn?
CLITEI\INESTRA. Hacia Electro Garrigq.
ELEGJ:"RA. Portador de la justicia.
AGAMENÓN. ¡Destino, .oh Déstinol
O RESTES. ¿Por qué provocar al Destino?
CLil'EMNESTRA. Tu Oesljl\o-es el pretendiente.
ELECI'RA. Tu Destino es la partida de Orestcs.
AGAMENÓN. ¡Destino, oh Destino!
ORETES. MateJT\OS al Destino.
CLITEMNESTRA. Matarfas al pretendjente.
ELECfRA. El pretendiente. no .es el >Destino.
AGAMENÓN. ¡Destino, oh Dc5tinbl
O RESTES. ¿Soy yo el Destino acaso?
CLIMNESTRA. ¡No, no, no eres tú-el Destino!
ELECI'RA. ¡SI, sf, sf eres tú el Destino!
AGAMENÓN. ¡Destino, oh Destino!
ORESTES. ¿Quién me baria partir?
CLITEMNESTRA. ¡Nadiel No lo quiere el Destino.
156: ELECTRA. Entonces morii:is tú, Clitemnestm Plá.
ELECTRA CARRICO
AGAMENÓN. ¡Destino, oh Destino!
ORESTES. ¿Morirá Clitemnestra Pla?
CLITEMNESTRA. ¿Morirá Agamenón Garrigó?
ELECTRA. ¿1\·lorirá Agamenón Garrigó?
AGAMENÓN. ¡Destino, oh Destino!
O RESTES. ¿Morirá_ Agamenón Garrigó?
CLITEMNESTRA. ¿Morirá Agamenón Garrigó?
ELECTRA. Morirá Agamenón Garrigó.
AGAI\•IENÓN. ¡Destino, oh Destinof
nompe a cantar el Coro. Los cuafro personajes• se m_antienen
rigidos. La, luz va desapareciendo graduqlmmte. Cortma lenta.
CORO. En las olas de ·la mar,
en las aguas del arroyo,
en los bravios escollos,
en el aire del palmar;
en el doliente pinar,
en el canto del canario,
en el afán temerario
se mues.uaJa p:¡sión loca
que cQrre c:le.l)oc;a en boca
co9 :1cento funerario.
Sigue, Electm, sin desmayo,
tu obra llena de acechanzas
-mujet. V<J.SO de fragancias,
pUiiSi!lla flor·de mayo.
Rosa gentil que en un tallo
de espinas ficms te asientas,
rompe esa prisión y cuenta
al mundo tus sinsabores:
revéianos íus temores,
Electm de las. tormentas.
157
 '1
ACTO· SEGUNDO
CORO. Ya una ciudad se dispone
a presenciar un ejemplo,
a ver derribar el templo
en que un tirano se impone.
Nolo consienta, y corone
de Electra el triunfo la frente,
no lo consienta el potente
ánimo de tal doncella:·
roca en la que se estrella
un egolsmo demente.
El mismo decorado del acto primero. Aparece Electra vestida de
rojo. Luz muy débil.
ELEC'fRA. (Saliendp lentamente por las columnas de la
extrema izquierda. Se detiene.) ¿Dónde esmis, vosotros Jos no·
d~o~~? ¿Dónde estái~, repito, redondas negaciones 'de toda
d.1V1mdad, d.: tpda ml_tología, de toda r:e~erencia. mu.!!l'ta para
\ s1empre? Qu1ero ver, siquiera sea, a uno de .entre Ustedes. Pido
la aparición de un no-!liós que caig:i en medio c1e este páramo.
(Pausa.) SI, ?S conmmo, extcns:;¡.s criatums que· n9 exisús;
formas no reg¡stradas en libro alguno, o pueStas sobre la infamia
de la t~la del pintor. Electni:os·oonmina, no-dioses, que nunca
naceréis para no haceros tampoco nunea·divinos .. ¡Qué inmensa
ato~fa os cubre de~c este pecho queJarua sus cargas de soledad
Y cvna los santuanos y las posternncionesl (Pausa.) No vosotros
no tendréis santuarios ni sacrificios. ¿Ante quién de v~sotros se
'158 prostemarfa un humano? ¡Oh, ellos no saben que después de la
[U:CTRA GARRIGO
mucné de los dioses, el nuevo panteón de los no-dioses no
confiere ni premio ni castigo! (Se adelanta al centro de la
escbla.) No castigaréis a Electra. Tampoco vais a recompersarla.
Sois. de tan grandiosa apatfa que puede Ele«;tra segar una vida
sin el temor a un reproche. Solamcn.t~ !o tqmaríais como el
ruido sordo de unJruto.que cae, de un_ frut,a que cae en medio de
\'Osotros-frutos que giran esrallando.cn la vioMéca dilatación del
olvido. (Doble pausa.) ¿Sois pane. ~e liJlil selva o la estftis
.U~p~do con esas fon-nas hinchada!i g_c; ll~os sin castigo o
\recompensa? (1-Jace un gesto.co.mo apreh~diendo.) ¿Sois sola·
wente este brazo, este,seno, o esta cabellc!-1? (Pausa~). Un camino
me conduce al ,sitio ap.-\tico, al centrO de la in(Ji[crcntia: alll las
grnndes hojas se hunden en un agua qÚ.:; 'procura 'In apariencia
de senos chocando sus pezones, de.~ y. picos atravesando las
espinaS hasta caer: del ladode.una m,uj,er:.olvi~da encima de una
mésh. (Pausa.) Ningún tribunal, nin~n juez pod.rfa formarse
con. estas presencias. ¿Oye algujen la campanilla del ujier
apelando a un juicio final que 119 se producirá? (Doble pausa.)
,¡Ah, Electra.•. l Asciende más y más y siempre. Es hacia la
residencia de la luz donde debes encam,i~..tus pasos, a fin de
procurar las armas que necesitas. (Cpmienw a iluminarse. .la
escena.) ¡Elcctral ¡Eiectra giratoria! ¡En acecho! rEn acecho,
Electnil (Pausa.)-No avanzo, giro, siempre ctt el sentido de la lut.
¡Formas dé. ella, ·procuradme ·el camino y· la [rente' que debo
:iniqúilarl Preciosos animales cabalgando en la vertiginos."l
modulación· de sus ápices;,·Jineas que no van a encontrnrsc paro
que el espanto no se apodere de .los ojos~ (Pausa.) ¡Adelante;
Electral Siempre envolviendo más y más tu cuerpo en la luz. Sus
dientes penetran ya .tu carne, ~rp no ~cRs despedazada, serás
exaltada. (Doble pausa.) N:o, Elccu:a•. l}.Í premió lii álStigo. Una
violenta ondulación no ,perf11it~ q,ue ~~~ fóimás lleiDJen a ser
objeto de veneración. ¡F..stais, oh, f~rmas, rodeadas de indivini·
dadl 'Puedo suprimir este cu~rpo, pronto in 'Juz'lo devolverá a su
sitio. '(La lru se hace mceguec~dorp.) ¡Aqui la linea divisoria!
Pero la interrumpiré, para que el ccntto apáticó recobre su
imperio. (Pausa.) rAtr.is, fanr.asmás de nntigítos·diosesi¡Dioscs
159
de nada con ojos, de nada! Vais n caer en el cmtro. de esta luz, y
 VIRGIUO PltilE.RA
giraréis eternamente como la parte de un todo que no se
compadece· nunca de si mismo. IAqul, venid: más l}ojas, y
rambién troncos, C:lbczas, plumas, lianas, ralees de la luz! La
sangre que va a derramarse producirá un sonido frio al chocar
con las últimas resisiencias-·dc la piedad. (Pausa.) Electrn \":1 a
suprimir la linea divisoria. ¡Hecho! No ha)' que nbrir los ojos,
las formas son· ahora millones de ojos emrelazados que se
contemplan ·unas n las otras.. ¿Tiené la luz necesidad de verse?
¿Ve· la luz a algo, ·a alguien? Sus consecuencias se vuelcan, ·tomó
las inútiles 'Erinnias, eri Clitemnesun Pla y ·en Agamcnóñ
Garrigó. (Doble pausa.) ¡Oh, por fin sé que me llátnó 'Eiécttal
Soy la que conoce la cantidad exacta de los nombréS. Yo, la que
·procede friamente con hechos. ¿Qué ine pódría penetrar?' ¿Qué
podría henderme o atravesarme? La misma mano que enlram
por el lado derecho l;ncoqtraria su mano en· el lado izquierdo.
Nadie me toque, porque se engañaria:·no dejaré la mejor huella·,
ni el rastro rn:is poético, porque no compongo clegfas ni ·veo
pasar a los amantes. (Pausa.) Es a vosotros, no-dioses que os
digo:. ¡yo soy la indivinidad, abridmc p.1.sol (Al concluir el
t!10n6logo UtJ golpe de'vimto !lace ondular el vestido ae El tetra.
Electra Per:mar~cce rfgida.)
:~C{$TO. (entra st:guido de Clitemnestra.) 1Abridle. paso, siy
abrid paso a la diyina Electral (l.e toma la matlo a Elcctra y-se la
besa.) ¿Hablas terminado ya, Electra? ¿Es con esa frase -¡Abrid·
me paso!-. que lo dedas todo? (Pausa.) ¡Vamos, ánimo... ! La
próxima: vez lC s::\ldn'l mejor. (ti Clitemnestra.) Scr.i una gran
actriz.
CLJTEMNESTRA. (Cogier1do la ba~biila de Eiccira.) Es ya una
gran actriz. VIve en ,el mundo sóto· para representar. Tengo lá
certeza de que nada siente. Lo que ella. nos presenta es su vaciado
en yeso. (Pausa.) ¡En cuanto a mi 1 confieso que prefiero la vida
misma! ¡Todo lo tengo en la. punta dé los senos! ¿No sóy yo,
Clitemnestrn Pla, la de sibilinos senos?
:ECISTO. Querida amiga, ¿van tus senos a comunicarnos
160 alguna .revelación?
ELECTRA_ GI\RRIGO
CLIIEMNESTRA. (Con afecuui6n.) No por el momento,
• 1 uerido Egisto, (icl amigo de esta casa. No, no \'engo a efectuar·
r~elación alguna. Vengo sencillamente a informa( a Electra de
lo que ya sabe toda la ciudad.
ELECTRA. (Sin curiosidad:) ¿Qué sabe tooa la'.ciudad?
CLITEMNESTRA. (Fingimdo indiJere11cia.) El pretendiente se
suicidó esta tarde a las. tres. T®os Jos vendedores de periódicos de la
edición nocturna lo pregonan por las calles. ¿No Jos CSOldl:lStes?
ELECTRA. (Ensimismada.) Es· el primero que parte. (A :Cliltm·
nestra.) No tengo necesidad de los vendedores de periódicos para.
saber la definitiva suerte del ;pretendiente. Además, no me importa
esa muL'TtC. Es el primero Clue parteí le· ~ir'.m algunos máS.
C~rrEl\.INESTRA~ Tu padre celebro esa muerte ruidosamente.
El patio ~~tra.l está pobl¡¡do de botellas rotas.
ELECTRA. Pero, Agamenón, ¿está borrad10?
~CISTO. Se h¡¡ t9ma~o dqs cajas de cerveza. Sabes que es de
gener9sa garganta,
ELECTRA. (Pmsativa.) Asi. sufrirla menos ...
CLITEMNFSTRA. (Agarrárufola·por los brazosJ ¿Qué quieres decir?
ELECTRA. Nada.
ECISTO. Y ahora, ¿qué vas a h~cer, pobre Elf!c;ir;l? iNo cm el
pretendiente tu suprema espcmnza?
ELECTRA. Nunca hay una su¡?rcma esperanza. En cambio, me
quedaré en esta casa por el·resto de mis d[as.
CU'f.El\!N~~~- (Mirandp a.Egisto.) ~o qo te a~il;n!a. 'Eres
muy joven y otros te preten4erán. El mundo. está lleno de
hombres hermosos.
EL~CTRA. Nada me interesan.
ECISTO. ¿Qué maquina tu padre? .El pretendiente acaba de
suicidarse, porque Agamenón se negaba obsúnadamente,a darle 161
 \'IRGlUO Pl~ERA
tu mano. ¿Es que pretenderá que estés con él tcidá lá ''idá?'.(A
Clitemne.stra.) ¿No piensas como yd; Clitemnc:sr.rn Pla?
ELECTRA. Ya dije que mi desti"nq es quedann~aqul. Creo que
no lu¡.y necesidad de la socorrida metáfora del capitán que se
hunde con su barco... Y yo, mc.!)undiré con esta casa. Me quedo,.
y esto debe ba,star.
EGISTO, (A Clitemnestra.) ¿Te agrada, .Clitemnc:sr.rn Pla, .la
idea de una. vestal bajo tu techo?
CLITE.J\tNESTRA. Confieso que. no•. (A Electra.) No cejaré
hasta cnconr.rnrtc. otio prétendict'ue..
Entra Agamtm6tl, remetúmdd con sábann.s y una palangana él
traje y el casco de un jefe griego. Está boTTacho, pero :Se comporta
dignamente.
AGAMENÓN. (t!van.umdo hacia los tus personajes.) La cruel·
dad de un dios es infinita. Si agrado a Mcr¡;urio con libaciones,
desagrado ti Júpiter con mis caba.llos. Mercurio m.e reco~pcnsa,
con ·uná nueva feliz: la muerte del' pretcndieníe. (A El,utra.J
¿Sabes ya, querida Elecr.rn, que tu pretendieníc marchó al'
Averno?
CLITEMNESTRA. (.Y qué' te-ofrece Júpiter, Agamenón Garri_,,
gó?
AGAMENÓN. (Golpeándose la frente.) ¡Los cuernos de su toro!
Me eres infiel, Clitemnesr.rn Pla.
EGIS"I:'P, (At~TToriwdo, pero fitlgimdo.) ¿Y por quién. te.
abandona Clitemnestrn, valiente Agamenón? · las casadas: ¿sostienes illcitas relaciones?
AGAMENÓN. (Poniendo su fndice m el pecho de ~gisto.) ¡P~r
ti, Egistol Sé que duermes con Clitcmnestrn, mi mujer, hija ~e,
Tíndaro y de Leda, esposa de Agamcnón, madre de Elecr.rn y
Orcstcs, de lfigcnia y Crisotemis.
CLITEMNESTRA. Nos ofendes, Agamenón Garrigó. Mas te lo
pérdonamos en obsequió a tu ~or:rachera. Soy Clitemncstrn Pla,.
162 la siempre C3$ta.
EU:CTRA. GARRJGO.
AGAME.!"':ÓN. Eres de reducido humorismo, Clitcmneslrn Pla. ¿Es
que nunca podrás comemplanne.cn el papeJ de Agaroenón; rey cJe.
Micenas)' Argos; de la. familia de los Atridas, hermano de Merielao,
sacrifícador de lfigmia, jefe de'los Aqueos? (Doble pausa, dirige la.
viJm a lo alto.) He querido oscuramente una vida heroica, y soy
sólo un Inugués bien alimenutdo.: (St~plicante.) ¡Pero, dt'Cidmc, os
suplico, dccidinel ¿Cuál es.rni.,-erdadcm trn~'dia? ¡Porque yo debo
lCiler una tragedia como todos 'los humanos, una trage-dia. que
j
cumplir, y se me escapa su conOCÍmientol
EGISTO. (Irónico.) Parece que la cen·eza le ot~nga el. tono épico.
(A Agamt'716'1.) No tienes tragedia que cumplir. Eres Uf! padre
feliz que se diviene ·improvisando placenteras· comedias; un•
padre· .fun feliz que -se aiavia con sábanas Y' palanganas...
(Dándole golp~citQ~ en la espalcJ4.) tAnda, Vf-!, Agamenón de.
Cuba; anda: ve, y échate or.rn caja de ~rv~J. Quiw ¡¡s( descif~cs
el secreto·de lu vida.
J~GA_M'~N,óN. (ttlf]ándose majes,tuosam.er1t~.) JÜna uag~ial
Yo vtvo una r.rngedm f'Se me escapa ~1J.cqn.~tmtcntq. (tl rmtt~d
de camino se detiene; a Electra.) Adiós, amada Electra, voy a
sumetgitm<; en el suei}b. (.Llega á ·(qs ~olumna.S.) YO' Vivo· úna·
r.rn~dia, ~~1.uerrfa alguno hacérmela ~qnc;x:c.r? (l)esal?areceJ
EGISTO~·(A Glitemnestra, ci'licamcnle.)Casta' Clitenmcstrn, te
demaJ;tdo: ¿s0~tenemqs ilegales relaciones, vi:vimos alguna adúl-
tera p;¡sión? ·
CLITEMNEs~tRA. Tal cosa te iba a. preguntar, cabalieroso
Eg'i~io·, fiel amigo de todos los maridos, leal compafiero de todas·
ELECTRA. (Darrdo la vuella a Clitemni:stra.) No·vco el pcca'do,·
Clitemnestra Pla. Te· gusta Egisto· Don, te acuestas: c:on Egisto
Don. Es muy sencillo.
CLITEI\·JNESTR:t\. ¿Cómo pUedes süponer: .. ? ¿Esuís borr.tdta
como tu :padre?
ELECTRA. Lb sé todo; rio comprendo· tu simulación. SCHa
inútil. Sabes qüe &oy valerosa. f63'
 VIRGILIO PI~ERA
EGISTO; Nos ofendes con presumir; ..
ELEerRA. Querido Egisto: nada te reprocho..Ere$ él amante ~e
mi madre, tratas de suprimir a mi padre, 'pretendes súS riquezas,
Clitemnest.rn te secunda, ¿qué cspcrnS?
CLITEMNES':ntA. ¿Qué oráPJlo vieQes de c~msuhar, :EI~tra?
ELECTRA. La suerte de ·mi pad~ cscl echada. Tenéis manos
libres para obrar.
Se oye desde adentro la voz del Pedagogo, que se aproxima.
Entra seguido de Orestes.
P,EDAGOGO. (A los tres personajes.) ... No quiere comprcmJer
que en el reino animal sólo. hay. hechos, nada .más que hechos.
ELECTRA. Pero también, l,edagogo: hechos, nada más c¡ue
hechos en el reino humanó.
PEDAGOGO. De acuerdo, pero estás más adelantada que tu
l,1ermano. Yo, por el momento, sólo pretendo que Orcstcs
compre'ncla qt¡~ en el reinq animal...
ELEcrRA. (t1 O restes.) Sf, Orcs1es, nada más que hechos...
PEDAGOGO. Sien el rcino animal un hecho aebc·protluéirlic, no
habrá justicia que lo detenga, poder divino ni hunmno que lo impid;i.
ELEC1'RA. (Dimdo una palmada.) ¡La ley de la necesidad!
EGiSTO. ¡Bravo, Elcct.rn, bravo! ¡Viva Ja necesidad!
CLITEI\INESTRA. (Palmoteando.) .¡Si, que vi val (P(Jusa.) Perq,
decidme: ¿cuál de nosotros es la necesidad?
ELECTltA. Tú, Clitcmnesua, J.>la. 1;ú eres por ahora la necesi-
dad. No pierdas la ocasión.
CLITEMNESTRA. (Apoyándose en Egisto, con la mano m la
frente.) ¿Soy yo ahora la f!Cccsidad? tAh, Orcs~r::s. amado hijo•
mfol, ¿soy yo la necesidad?
QRES':(ES~ ¿CQmo puedo saberlo, Clitemnestra, si:yo no sé qué•
164 cosa. es esa necesidad que usted~ propalan? (Al Pedagogo.)
ELECTRA CARRIGO
Escucha, Pedagogo, ¿es que la necesidad va. a ser, por ejemplo,
que el gnllo viejo de mi madre, muera hoy mismo picoteado par
las f;UIIinas?
:PEDAGOGO. Parece que sf, ,parque se lo o[ ordenar a .tu madre
hace un momer'uo. ·r.c dccfa al mayordomo: "Acabe usted cuanto
antes· con ese gallo, está íieno de Viruelas, mis gallinas lo
.remalarfan a. picotazos de mui buen grado".· (A Cliiromdtrq.)
~No es as[, di'Vina Clitem.~estra? ··
CLITEMNESTRA. {t1bsórta.) Sf, Pedagogo, he dado esa orden.
ORESTES. (,Tóma al .Pedagogo del brazq.) Vamos, Pedagogo.
Uq ~qifiqo es tan sólo un purq hecho. (Empiezan a caminar
hacia. las columnas.)
EG"ISTO. (Aicanzáttdolos.) Voy con ustedes. 1\te pierdo por las
peleas de gallos. Aunque en este caso sean las gallin~s el
verdugri. Dé toqos m6<Jqs, si ellas n9 lq .¡¡caban 'prqnto, lo
~strangularé yo con estas manos. (!..as muestra. Salen.)
CLITEMNESTRA. (A Electra, con tono grave.) ¿Ofste, Elcctra?
La muerte de mi gnllo viejo... ¿Sabes a cuál me refiero? Al qüe
me regaló tu padre hace dos áños.
ELEC'IRA. Sé perfectamente a qué gallo te reJiere.s. Debe morir
,hoy mismo.
CLITEI\INESTRA, pe~q. Elec.tra ... ¿debe morir realmente hoy
mismo~
ELECTRA. Si, Glitcnmestra, •hoy mismo. Sus Jlag-.ts amenazan
con una epidemia. Además, es Ceo. Debe mórir lioy mismo.
CL(TEMNESTRA. No, te engañas, Electra. No está tan .enfer·
mo, Podría tirar todavh:i algún tiempo...
ELECI'RA. Debe morir hoy mismo.
CLITEMNESTRA,. (Mirando a Ele~tt.a con insistencia.)• Pon me
el: manto, Elect.rn. 165
 ELF.CTRA CARRICO
VIRCILIO PlRERA.

ELECTRA. Obrar.
ELEGTRA~ (Quitándose d c!Jal' se lo coloca eu la cabeza a
C#le.1J1.uc.stxa.) ¡Adelame, Clitemnestral CLITEMNESTRA. (Girando de nuevo.) SI, obrar, obrar rápida·
~ente. (Gritando.) 1Egisto, Egistol (Aparece eratre las dos
CLITEMNESTRA. (EmpiWJ. a dar vueltas con las manos columnas cmtrales la sombra gigantesca de ura gallo.) ¡Hermoso
: extmdicfas, como en el juego Q(! la g4/li11a ciega. La luz. .,se va gallo blanco, hermoso gallo madto: acude! ¡Hoy 71 el día de la
11 .apagar1do.) ¡Sf. no hay dudhl El g;JI,Io yiejR de,be morir hO)• sangrel (La sombra se mueve grotescar!Jente. Clztemraesl~a. se
mism9, Una mano fuerte debe estrangularlo; uen~ el cuello qllita el chal. Corre hacia la. sombra.) ¡Egmo, a él, al gallo vteJol
duro, tem~ que .mis ¡:,rallinas no puedan rcn:tflt~ul9 RJ).icotazos. ¡Al gallo negro! ¡IJoy debe ptorirl ¡Si, Egisto, rcmátalo con tus
¿Fui yo sibila al bautizar a mi gallo con el JlOmbre .de espolon~l (Golpe~ l(J. sombra.) ¡Al gallo viejo, al gallo negro!
Agameríón? (Pausa.) Agamenón, g<tllo viejo, debes mori'r hoy (I:A so11fbr~ d¡;saparue. Clitem~eslra sale por las colllmraas
mismo. Aca~afill$ sabiendo mis. amores con. Egisto. Don. (Rfe a gritando.) ¡Al gallo viejo. Al gallo negro!
carcajadas.) Pcro,,¿qué diablos estoy diciendo? ¿Cómo puede un
J:,rallo saber de relaciones ilicitas emre humanos? ¿Ni qué CORO. la muerte su fuerte rayp 1
•importa? ·(Vuelve a ·reír.) Pero, es tan celoso... ·Con la madre)' hacia Agamenón djrige,.
con la hija. (Pausa, comienza a subir la voz.) Yo lo comprendo: y ya Clitemnestra inflige
'ha sidp dura me aiios, rey del gallinero, y aJtpra se ye desplar.ado con su amfmte destrili:tot,
.por u.~;~ gallo magnifico. (]>alisa.) ¿Será este gallc;> magnifico el de sábanas el rumor
'verdugo que necesitan mis gallinas? ¡Oh, dejadme declararlo: es sobre su ruello envolviendo,
ün gnllo de noble estampa'! Cuando me besa, siento gue como serpiente cayendo
desfallezcó de embriaguez. (Rfe convulsitiam·ente.) ¡Que tonterías en medio de tanto horror.
'estoy diciendo! (CQIJ\O PL!ede un. pico besar unos 'ªbios? Ya una muerte sobrevino,
Además, comparado conmigq, un gallo. es tan pequeño... ¿y ya un ejemplo. se propone,.
cómo podrfan sus plumas pegarse a. mi carne? (Pausa. Muy ya un padre no se interpone,
seria.) Y toda la razón está de mi parte. Me refiero, claro está, al de una hija en elcmnino.
gallo viejo. Es intolerante, abüsador, me ha her.ho sufrir. Por El espantoso destino
otra parte, sabréis que con este maldito designio de guardar a su echÓ en la noche su suerte,
hija perpetuamente en el corral entorpe~ l:;t ~t.¡e_na ma~dta de y la. blanqufsíma muerte
inis amores con Egisto. (Parl.Sa.) Si, corí Egisfo: no tengo por qué entre sábana!! advinQ.
ocultarlo. (Sube más la voz.) ¡Aquí hace falta una limpieza de
sangre! Es p~ciso que este gallo viejo muera hoy misnto. Soy Óyc~ Clitcmnestra infiel, \
una .infeliz mujer gue no pJ.le.dC disfrulllr .de su amante, a ca4sa esta ·canción·agorera,
de un gallo viejo, paticojo, encorvado, picado de virue.las, por,quc tam'bién a tÍ, ,ar\era,
renegrido, ronco y maloliente. (Da dos vtteltas.) Asi, este girar en tu. egofsmo de madre
me anima. Lo veo todo rojo. Me da fuerzas.¡Fuerzas, venid! Una le pasará lo que a,l padre .
pobre mujer pide solamente que aparu;p d~ s.us .hermosos ojps de una, hijá ftlá y .certcrá.
ese horrpr que es un gallo viejo. (Con voz atronadora.) ¡El gallo
joven,. el gallo·~macho: que venga en socorro de ·una hermosa 167
,166 mujerl (A Electra.) ¿Qué debo hacer, Elcctra, qué debo hacer?
 ELECTRA GARRIGO

AcrO TERCERO
ORESTES. (Como hablando cons,igo mismo.) ¡Tenia dura la
vida el l?llo viejol
PEDAGOGO. Yo mismo estaba asombrado. Según mis cálculos,
el terror le producirla· un colapso. 1>eto no fúe asi. (Pat'Lsa.) A
propósito: ¿obser\'aste qué habillsimo juegó de dedos tiene:
Egisto para estrangular?
ORF.ste5. Estoy contigo. Parúó el' ctiello del ave con sólo doS'
dedos. Aunque, te confieso, el C!Jetlo de un ave nunca. ofrece, esto
CORO. Ya contemplaste, ¡oh, ciudad! creo, la resistencia de un cuello hurrtano.
de In muerte el ala oscura, PED~\GOCO,(Lt'Vanlando una mano.).¡ Pero no, Orestes, no se
cubrir con su sombra dura trata, en este caso, de una Iúerza mayofl que ·opone una
de un padre la honda iinpi~~. resistencia igualmente ¡páx.ima. No se trata, repito, del material
Asunto de sanidad, resistente que Informa. a ~sa fuerza. A t'o güe me refiero~ muy
salvación de dos hermanos, concretamente, es a la habilidad ae lós dedos de' Egisto. No
rápido juego de manos habrla requerido mayor cantidad de fuerza pa.rtJ. esU'angúlar a u1i
.libertando a una ciudad. hombre; por ejemplo, a tu padre, que úene cuello de :toro.
Mas todavla la muerte ORES,fES. ~(e confieso, fcd.~gogo, que. me sentl; fascinadq
no ha cesado en sus clamores, cuando Égisto partió tan delicadamente el cuello del a\'e.
la muerte quiere fulgores¡ PEDJ~GOCO. ¡Y qué decir del elegante movimiento del pañueJo
luces, rayos en su pé~ho, sobre )a.cabeza qel ~11irrtall Para evitar una larga.agonla puso su
y a Clitemnestra en su lecho pañuelo, y la yida se extinguió dC un golpe. (Pausa.) Tengo la
pronto verá entre dolo~. absoluta certeza de que el pobre; gallo se lo agradeció.
La misma dccor(lci6n de los actos anteriores. Onico cambio: O RESTES. He oido decir a c;litemnestra que Egisto viajó'por la
puerta cerrada izquierda. Marco de puerta derecha; Luz amarilla :India en .su jiJYCIJJ!~d.
intensa. Acción por la noche. Salen, Ore~lt;s. y d, Pedagogo. PEDAGOGO. ¡No, no, no, Orestesl Nada de pesqufsas, ·ni una
ORESTES. (Riendo.) Perdona la insistencia, Pedagogo, pero la. gota qé Scontland Yard. Egisto es un consumado estrangulador.
nocturna muerte del gallo viejo me ha dejado en una situación Eso es todo.
bastante maravillosa. ORESTES. ¡Pues si por eso mismo te lo digo, Heda:gogol 1\lc
PEDAGOGO. Nada te reprocho, Orestes. Me complace \'ertc gustarla conocer tal arte. Quizás Clitemnes~ me. ~eje partir si
saúsfecho. Además, compruebo, que al menos; algo te ha. sabe que me atrae la India )' sus estranguladores. '
168 maravillado. Es un !Juen slntoma. PEDAGOGO. Y qué, ¿Glitcmnesun Pla eonoce las artes de la
estrangulación, ha viajado, ella timibién, por la India? ·169
 VIRGIUQ I'I~F.RJ\
ORESTES.¡Oh, no, en_modo:algunol Pero tiene ral admiración
por Egisto... Egisto es para ella la suma de todos
LOS,
los
conóclmien,
- .... ,
! mundo quiere ser engañ'ado.
P.I!.qAGOGO. Y de.t~os Jos trucos. ~ por eso f:IUC jam:is)1~
pqq_1po saber lo que p1ensa. Es. un consum¡¡do ~of.~ra d,e sal~n.
O RESTES. Igual me sucede a mf. No importa lo que dice, sino
cómo:lo dice. Es el mejor "dccor:;¡dqr" d.~ tpda Ja ciudad.
PEDAGOGO: ¡Y Clitémnestra Pla es tan dccorati\'al
ORESTES. ¡Pues claro! No sé ya por qué medios arrancar a mi
ma:dte el. corisemimicnto'dc mi viaje. Y tengo la seguridad que si
E~isto me enseña su ciencia, Clitemnestm cedería.
rEDAGOGO. jamás té .la enseñará. Los ilusioni'sias nunca
a
descubren sus. ilusiones. Primero te cnsciiárfa i!stranguiar:
ORESTiES. .Algo que .tú. no me; has.enscilado,. y lo que es pcar1
que no podrás enseñarme. (Paus~.) En nuestra .dudad. Jos
~mnast;as y los J>;trlanchines forman la casta supenor. '( no
cu.cn'to las ~~1_11as disimuladas bajd la ropa. Cori tu ciencia •. ni yo
m1smo podria estrangularme.
P'f:DAGóCO. !Uno mana virtud y nQ sa.ngre, como la fuente
mana ·agua y no vino, aunque los Egistos digan otra cosa.
{Pausa.) Esta noble ciudad úene dos piojos enormes en su
cabeza: el matriarcado de sus mujeres y• el machismo de' ·sus
hombres.
O RESTES. P.ero, al menos, puedes,. cuando· ofenden tu panc•de
In¡ mano, meterte. bajo ,tu caballo...
.PEDAGOGO: Entonces ~e apalean la parte de caballo~ (Pausa.)
No, no hay salida posible.
ORESTES. Queda el sofisma...
PEDAGdGO. Es cieno. En ciudad tá-n cnvánécida como ésta, de
hazañ;,~s que• nunca se realizaron, de monumentos que jamás se
erigieron, de virJudes que nadie pracúca, el sofisma es :~1_ atma
170 por e.xcclcnci~ Si alguna de las mujeres .sabias te dijera qu~ e Ha
EU:CTRA GARRIGO
es [ecunda autora de tragedias, no. oses contradccir\a; si un
hombre te afirma .que ~ consumado. a;ítico, secúndalo en, su
mentira, Se traía, no lo olvides, de llna dudad en la que. tooo el
r
ORESTES. La palabra es panir. Pero, ¿cómc;> paitir? (Pau'Sa.
Mira su reloj.) L.·u once. Me voy a la cama: Me espeta -el
gimnasio a las seis.
PEDAGOGO. -¿El gimnasio... , Orestes?
'O RESTES. (Desde la$ columnas.) Es cierto, Pedagogo, pero la
·costumbre es la niás feroz de las diosas. Y'yo, Pedagogo, ~podré
reb3.5<1r algún dia estas hostiles columnas en busca del mar
océano?
En el momeiltó'quti Ortstes vá á salir, es dettnido por Clitemn~·
tra que entra acompariada de Egisto. Viste una bata. negra con
.adornos de plata en la cintura y en la, cabeza. Sobre el smq un
marpacífiéo rojo. Egisto viste. de blar~co.
cu:rEMNE,STRA. (Acercándose.al Pedagogo.) l:fe abru~aba1
no CeS cjertó, Pedagogo, ron SÜ eterna canúnela de la partitL-.? {tl
Ore.Stes.) EYc5 úii miiclmclio malcriado.- (Pausa.) Oye: ¿ignoras
·que la vida empieza de esas columnas hacia. acá? Lo que hay
detrás de ellas es- la muerte y la descomposición.
PEDACOCO. (A drt!Stes, con intimci6n.J Tu madre dice la
verdad; Oresíes. Detrás·de·esas columas .esutclocéano, y, p<>r el
mo'mentó;, ;se. m~estra tan ,incierto como aquel que -esirelíó a
Ódi~~o Ó>ntra las playas de la divin~ C.-.lipso. (Volviérttiose .a
Egisto, alzn una. mano como salu(umdo.) ¡Salud a ti, estrang_ula·
dor de gallos! No te digo que Esculapio te esté reconocido, pues
;le' sacrificaste un gallo enfermo.
CLITEMNESTRA. (Riendo a carcajadas.) ¡Vic}o, p:ukojp,
ronco y rnalolientel U.na mcm cuestión sanitaria, como nos dijo
Electra. (Redoblancio·la.s carcajadas.) ¡Una·mcra cuestión sanita•
riai¡Ahom somos, tan felices ... ! (Caminando por la escena.) Que
este ·palacio se ilene dc!'felicidad y de flores rojas, cbmo.ésta que
1
mi pecho exalta. La sanidad ha tomado posesión de esta casa, y 171
L

todo lo reo. todo lo raro, debe desaparecer. (Pardndose junto a
Orestes.) ¿Sabes que Agamenón partió anoche?
ORI::s"n:s. ¿Por esas columnas, rumbo al cx:éano... ?
CLITE!VINt:STRA. Rumbo al océano ... Ningún morll;l! po<.IJ:ia
decir sj regresará o no.
O RESTES. l\le parece exceleme la decisión de mi padre. ¿No es
el más imponante de los dos miembros de tal .ccuacióJl, e.J
primero, esto ~. la partida?
CLITEMNESTRA. Pero~ partida signifimla mucnc. (Pausa.)
No pa.rtirás.
ORESTES. (Fit~gimdo.) Nadie habla de partir, Clitemnestra
Pla. Y si se hablara de partir seria, cxclusivameme, hacia la
India ...
CLITEMNESTRA. No veo que la India te evite los peligros de
Australia.
ORESTES. Nq, 1>9"9 m~ enseiiaria.a estrangular. (A Eglstq.)¿f'Jo
aprendiste tú, 'Egist(), .~1 arte dt; la c.mangulación en· la ~~~ia?
EGISTO., .M u)' cierto: hace años, •vientos adversos empujaron
mis naves hacia Calcula. Un mes me bastó para aprender ñ
estrangular elegantemente con los diez dedos de la mano.
fEDAGOGO. Asf· es: ·se procedé ·según la escala ascedente. Dos
dedos para aves de torral·-'"por ejemplo, gallos; cinco dedos para
un conejo o 'un majá; fiil<)lrfientc, diez dedos para un set
humano.
ORES:fES. ¡Un momento, Pedagogo, uq momento! Niego que
para el cuello afinado de una mujer se requieran los diez dedos
de la mano.
EGISTO. Orcstes tiene razón. He visto citrimgular eh. Marsella
a: 1,1na mujer con sólo dos dedos. Verdad que la yugular de
aq).lella muchacha no cm mayor que la yugulaJ"de.una gallina
172 IJl:ldrc.
EU:Cl'RA CARRICO
ORESI:ES. {St:r1alando a Clittmtnestrn.) ¡Ahf la tienen: ahf
tienen a la gallina madre! (Pon~ stt.S dedos Ptllgar e Sndice en~~
cuello de Clittmtn~stra.) ¿Es qu~ no puedo cstmngular, Clitem-
nestra Pla, tu cuello con estos dos d(-dos?
CLITEMNESTRJ~ •. (Un,1a ~ ~or:, se q!Jilª los d~dos d~l
cuello.) ¡Apartai¡No moriré estranguladai¡No mQriré estrangu-
lada! ·
PEDAGOGO. ¿Quién habla de morir, scí\ora?
CI.ITEM~ESTRA. (R~fug~dndos~ en los ~rtUOs de Egisto.)
Orestes, hijo mio, ¿proyectás estrangularme?
ORESTES. No, Clitemncstra, aían no he viajado por la India ...
(Pausa.) En todo caso seria Egisto el indicado..(Pausa.) (.~O has
reparado que su brazo rodea tu cuello?
cu;r,El\tNES':r~ . .(Aparta fOn violtmcia el brazo de Egisto al.
rnisr~10 #c~npp q,ue se protege el cuello. con ambas. manos. Mira
fijamente a Egisto, quien s~ h~ quedado con la mano tm alto
formando ar1illo con d pulgar y el índic~.) ¿Tú también, Egisto?
No soy una muchacha de Marsella, no soy una gallina ·vieja .•.
Soy tu ... (Pausa.) Perdonad, ya estoy completamente histérica.
Contáis tales cp~. (Se actrr~~~ ~1, Pedagogo.) Dccidles, Pedagogo,
que morir.é en !lli l~cl.w.
PEDAGOGO. No soy augur,. Clitemncstra: Pla, (Mostrando la
cola.) Esta cola tlice muy por lo claro ·que soy un Cenmuro. Mi
oficio es cnseiiar, no profetizar. 'Me pagas, )' meto mi ciencia en
la cabeza de tus hijos.
CLITEMNESTRA. Entonces, ¿quién va a profetizar mi suerte?
CORO. No prcgiintes, ClitemncsliCI,
por tu muerte o por tu vida,
tu cuello no tendrá herida
de la vida en la palcslr.l.
No preguntes, Clitemneslr.l,
qué te reserva el destino:
tu vida tiene un camino 173
 VIRGILIO Pl~ERA
'hacia
Mujer~
una inuctte espantosa.
es negra
tu rosa:
la que a tu maldad convirl'o.
) para la lección de apatfa. (Ya en las tolumñás.) i.Véndf4s a
PEDAGOGO. Divina Clitcrnncsua: yo, como siempre, me lam
ías manos ... (/-late el gesto de lavarse 'las manos.)
CLITE.MNESTRA. Con tal que no las pongas sobre mi cuello...
($e vuelve a tapar' d hit:llo con las manos.)
ECISTO. (Quita a Ciltmme.stra las manos dt:l cuello.) ¡Cuidado,
divina 'CIÍtemnestrnl Podrl~s esuangtllatte ci,m tus propias·
manos.
ORESTES. (Como profetizando.) Clitemncstra Pla h9 morl'rá
estrangulada. ·
CLITEI\•INESTRA. (Abrazando a Orestes.) ¡Ah, hij 0 mio, Ores-
les, pasión de mi vídal ü'l)a madre atríbulada té agradece tal
declaración. (Pawti a todos.? ¿Lo habéis oido? Mi amado·Orcs'tes.
asegura que rio moriré estrangulada.
ORESTES. No te. regocijes coh excc5ó, Cliíemnestra Pla. Quedan
funías muertes todav[a.. ~
CLITEMNESTRA. (Furiosa.} ¡Escuchad: quiero vivir eterna-
mente, quiero ser inmortal! No acepto ninguna muerte, trágii:a
o. no. (Pawa.) Bueno, a lo .sumo aceP.tarla morirme, .pero muy
vieja, y en mi lecho. (..1.Egist0 .) ¡Vamos Eglstol Mi bfl!jo me dirá
lo que ninguno de-ustcdc;s pu~e predecirme. (Empieza a salir,
:ya m las .columnas,_ se detiene, a O restes.) ¡Orestes, no ~ces ...
No cruces... (Salen.)
ORESTES. (..tbsorto en sw pensamientos, al Pedagogo.) ¿Qué.
dijo?
PEDAGOGO. Que no cruzaras...
O RESTES. ¿Que no cru~ ... ? _¿Q.ué?
PEDAGOGO. Parece que las columnas... (Camina. hacia las
174 columnas.) Yo, por mi parte, voy a cruzarlas. Me espero Electra
EllC'J'RA CARRJC()·
reunirte con nosotros? Electro te busca ruiliemememe. (Sale.)·
Ores(e~. du,rant~ ~! parl(l.",l,ento ,Jt:IJ?~dagogo, se ha. recot~centra­
do arin más..De pronto corre i~11fJ.ul.sivatnmte /lacia la p{imera
cp1~Jmn~ d,e la dere.cl~a,.Qe.al(lllarna .atlgust~osamet!tf! p.Eiectra.
Repít~ ~/llamamiento f!" el resto .de lOf colunmas. En la última,
quedq ret;ostado <o~ ltJ.S' manos' atrds. La luz. se~ hace muy tenue.
Doble pq~a.
O RESTES. Electro no \'endrá El problema es és'te: 'Eiect.rtr rió
vendrá. (Pat~Sa.) Pero analicemos: primero láS parteS, Electra no
\~ndrá, yo no partiré, el 'pi'etendiente.'lía m'ucrto, Aganfcnóñ.lta
muerto, Clitemnestra teme morir. (Pausa.) AHora él todo;
(A banciot1a la columna 1 da dos o tres /fáSos·por la ~scmá.}'Es eJ
todo lo que se me escapa... (Parisa,) ¿Qúé reládón existe entre la
muerte de Agamcnón }' el 'temor de Clitemnesua? Y a su· vez:
¿qué tiene que ver Clitcmnestra' con la muerte de Agám~nón? Y
en directa relación con esto 't'tltimo, ¿a causa de qué, Clitemnes-
tra, que siente ese i'ndecibJe· horror por Electta, propicia lá
muerte de Agamenón? Esto ser[a dejar a Electra dticña de sil
voluntad. (Pausa.) Pero, consccuememente, ¿qué tfen·e que 'vet
Electra con la muerte de Agamenón?· ¿Acn.so el pretendiente? No,
.Eicctra no formarfa laboriosas intrigas por pretendientes más o
menos.•• (Patua.) I·Iagamos combinaciones: ¿un odio éxi:ésivo dé
Electro a causa de lln amor excesivo de Ag:1mcnón? ¿Un a·mór
excesivo de Electro a causa de uri odio excesivo de Agamertón?
(Pausa.)' En. cambos casos, un amor excesivo otorga, al a:nior o ál.
odio excesivo·que provoca, annas de exterminio. (Pausa¡) J>ero,
Elcctra, ¿amaba u odiaba a Agamen·ón Garrigó? ¿Y si: Elct:tra ni
amaba ni odiaba a Agamenón Garrigó? ( Pausa.)'Pero en ton tes...
¿qué objeto tendtla su ¡xmicipación en ln· muerte de nuestro
padre? ¿Socorrer a Clitemncstr.i Pla? Esto me lleva a una nueva
cuestión: si Agamcnón G:migó ·era un• perfecto marido par.i·
Clitemncstra Pla( ¿qué interés podia mover a mi madre eri
propiciar la muerte de mi padre? ¿Estimarla que con ello
cnlutarla el alma de Electra?· ¿O pensarla que la muerte de
;\gamenón iba -a facilitar a Electra el abandono del hogar?· 175
 VlRCIUO l'l,SI;:RI\
(Pausa.) Pero CJhcmnestra,nunca facilitarla la partida de Electra
por Electrn t:Qisma. Ella odia a Electm corilialmentc. Mas, ¿por
qué la odia? No por hermosura -Clitcmnestra se cree la más
bella dc-las tnuj~s-. N.o por mundanismo. -tlit6nnestra s<:
cree la más m!Jnd:ma de las mujeres-. No por sabiduria
-Ciitemnestrn se cree la más sabia de las'mujeres--'. ¡No, no po.r
nada de esto! CJitemneslJ;l no odiarla jamás por vagu~des:
Debe haber nlgó n:íuy preciso. '(Pausa.) ¿Porque yo amo riuis ;t
Electra que a ella? No, en ese caso Clitemnestm la habria
asesinado. ClitemnestJ:a no puede concebir que yo pué<h amar
otm cosa, que nq sc;t la persona de Clitemnestm. ¡Está ell;¡ tan
segura de este,. amor! (l)o/J.le pausa.)· Reflexionemos: Clitemnes-
tra, se ve esto· myy oaro, queria eliminar a Electra y a
Agamenón¡ mas... ¿a ~~ de qué? (Pausa.) Veamos las prefe-
rencias de.Ciitcmnestra: Yo; en. primer lugar. (Pausa.) Después...
(Iluminado de Súbito.) ¡EgistoJ El favorito del palacio, cl
"partenaire"' de Clitemnestra, el confesor de Clitcmnestra, el
criado de Clitemnestrq, el ~co de Clitemnestm, el criado .de
Clitemnestm, ¡el' amante de Clitcmnestral (Doble. pausa.) La
suerte de Agamenón estaba echada. Tres personas se interesaban
en su muerte. Tal muerte me tiene si o c;uidado. Si Agamenón no
podfa arreglar por sf mismo sus asuntos, peor para: él. Entre
Agamcnón y yo no existía el mCJJor vinculo. Y lo que importa,
es que habla tres personas int~r~dasJuertemcnte en su muerte.
(Pausa.) Pero, Agamenón ... ¿q!leria realmente morir? En modo
alguno. Algo más fuerte qu~ éJ !o venció, (Pausa.) En cambio yo;
quiero partir, pero una fuer.za se <monea mi p:u.tida. ¿Qué es esa
fuerza? ¡Clitemnestrn;I>Jal ~t!lS 11\mbién otra fuerza, igualmeO[e
poderosa, quiere que yo par@_,.¡!i:kctral (Pausa.) Pero sucede con
Electra algo- contradictorio: desea, según dice ,el Pedagogo,
veiJlle ardientemente. Clamo PQJ' ella, ¡la .llamo desde .estas
columnas, y no acude. Veo que ll:\5 ban:eras son las columnas.
(~ausa.) t~retextos las columnas! ¡O_h, pretextos! Alma débil;
¿no d.1rás jamás en el blanco? (Pausa.) Las cosas se plantean asl:
yo,·Clilemncstra, las.columnas, la partida, .. Tengo que derribar
176
es.ta parte, de. mi que se ·me opone, y "na vez. consc.."guida esta
meta, procurar la otra_, es decir; suprjroir .a Clitemnestra Pla.
ELECTRA' CARRJCO
Seguidamente, derribar las columnas, y entonces, sólo emontcs,
partir.
órestes ha quedado ck espaldas a las coiumt~as. Doble fJausa.
Entra: Electra por la columna· central. La luz muy tenue.
ELECTI~J. (Detenida en la colunJna.) Bta es la. O<AI~ión, y ahl
está el extranjero. Ciertas seitales me dicen que es mi a:rnado
hennano Orestes. El Peililgogo me ha contado que puso sus
dedos alrededor dd ctiello de Clitemnestm, pero, ¿bastaria ello
para reconocer a un hermano? 'Por otra par:te, es de s~ma
impbrtantia que ha)'a osado decir a Clitemlie5tm que extsteh
otras ·muchas muertes violentas. Pero, ¿y si le interrogo y
Compruebo que no.es Orcstes, que estan sólo ún e.xtrnnjero?, En
ese caso, tendrla que asesinarlo. Electra no permitiría que .un
extraño sepa que Electrn ,no puede encontrar ~ su hermano.
(Pausa.) Sin embargo, debo intérrogarle. Esprccis~ que escuche
de sus propios labios si es Orestes ? no. Sólo ~iendo ~":stes
podrá asesinar a Clitemnestra y parur. (Pausa.) ¡Está dccJdJdol
Le irí(erroga:ré. (Se acera á Orc'stes y lo tocd é1i el hombro.)
Escucha, extranjero: ¿cómo te··namas?
ORESTES. (Volviéndokcon·dcsgano.) Orestcs.
ELECl~RA. Vuclvé á es~char, dtrnnjero, ·y perdohá l'::js pre-
guntas de una mujcr.curios.."\. De ese nombre tuve un hermano,
al qué muy pequeño pcrdi; por las inuigas .señtimentales de
nuestros padres. Muy pequcflos éramos Orcstcs }' yo cuando
fuimos separados. Mi padre me tomó, y a O~!!.lile~ su m~dre. Con
el correr de los alios he tratado de conocer a mi hermano en
muchos Ores tes que a este palacio lían llegado. Ninguno tle·ellos
cm el verdadero Orcstes.
ORESTES. ¿Cómo lo sabias?'
E~~C]'RA. Los somctla. a una prueba que no puede fallár.
ORESTES. ¿Cuál.cs la prueba? 177
 VlRClt.JO P.~ERA
ELEC'1"RA. Como la esfinge, propon(a yo a1 presunto Orestes
una ~estión. Su recta respuesta era la prueba del ver'dádcro
Orestes; ~11~ Tf!Spues~ equivocada valla la muc;rtc al impostor.
ORESTES. En verdad; una prueba acerba. (Pausa.) ¿Y se
arriesgaban a ella?
ELECTRA. Si,, extranjero. ( ..-. curiosi(l'id pued~ m:is que ia
muerte. Y en verdad, ¿no sent(an ellos oscuramente que a'lgo les
tocaba del. verdadero Orestes? ¿Algo que, ron extraña obstina~
ción, permaneda sin revelarse?
O RESTES. (1h1helar~te.) ¿Y ninguno de e~os. extranjeros r:esistió
la prueba?
ELECTR,A. ¡Ay, no, ningurwi¡Ni(l(Wno·cra ni fin e! vc¡-dadero
Orj!Sicsl
O RESTES. (Cruuir~do sus mar~ os sobre el pl'cho y ci1adrándose
ante Electra.) Si presumes qué sóy el Oreste que 'buscas, ~qué
esperas pa~ sqi'Jl~termc; a esa prueba?
.ELECTRA. (Dubitativa.) Un fracaso significarla tu muerte. Y
ya he matado a tantos Orcstes ..- Y eres tú tan hermoso.
ORESTES. Ni una palabra. más. F..'<ijo la prueba.,
~r,.I;:CTRA. Sea. He ahf la ~estión: ¿q1,1é deberá hacer el
vcrdadCJ;!) Ores~es? · y Orestes a Clitcmncstra
ORESTES. (Prontínciando. lmtamcnte.) El verdadero Orcstes
asesinarla a su madre, partirla después,
.La iuz se hace iníema.
EL.EC'f~. 1!\h, eres Q.r!!StC,SI (Pausa.) Te ili!ré el prma q_1,1e
necesitas.
ORESTES. La espero ardientemente.
ELÉCTRA. D.ebemos ser c:tutelosos. Clitemncstra ve enemigos
por todas partes. Se ha echo recubrir el cuello con una pieza de
178 plata' maciza. Tiene un infinito horror de ser estrangulad.."\.
ORESTES. (Con ansit'dad.) ¿Dchn '"· Elcctra, .estrangular a
Clitcmnestra?
.ELEcrkr\. No, tal cosa seria i111u.u a Egisto. Clitemnestra
morirá envenenada
_,J¡...i-;"="
_ _r"f"' ____
con su fruta éa\'orita. ..,...._......_ .....,.._
O RESTES • .JLa frutabombal
. ..... --·
ELECTRA. E~acto: en el momcmo oportuno .le .brindanfs una
tajada. La comerá sin vacilar. Tiene ciega confianza en ·ti.
ORES'.fES. Entonces~. no perdamos un momento. S:;¡~ q1,1c:
Clitemnestra acostui'Jlbr'á aOtoinai el fresco a esta hora.
ELECTRA. (Tomando a Orestes por1el bra:o y setialar~dotlas
columnas.) Vamos a- ·írasponer esas. columnas, porque en un
·instante la mu~te· y Ja·.aescomposición estarán del lado de ·acá.
.(Sa.leTJ.)
CORO. Ya se cncúentran dos 'hermanos,
sepa'raitos por' un núlro,
hecho por padres impuros
contra secretos' arcanos .
Pero la potente manb
de .un destino· inexorable,
pone su ley .inmutable
én una madre siniestra,
la juz~r.i responsable.
Aparece Clitenmestra. Lleva al cuello una pieza de píata. Ofrece
el as pulo de una persona 'derrotada y- aterrorizada. Se -sitúa al
cmtro de la escena y exploro: el, terrmo.
CLITEMNESTRA. Veo Elcctras por todas partes; Elcctras que
me asaltan como esos copos de una nii!Ve ciúel qtie .iluntri hé
visto. Si veo· una silla:cs Elcctra. Si un peine, Elcctta; 'Ún espejo,
el sol que se .pone¡ ·estas losas, aquellas columnas: ( P.ausa.)Todo
es Electra. He ah( lo terrible. Esa mujer me persigtic. (Vuelve a
espiar con la. mirada.) Quiere mi ·muerte~ Adema~. su~ horribles
sortilegios... Después que.ella ha mirndo.cualquiet objeto üc este 179
i'
VIRCIUO PI~ERA
palacio, ya no puedo mirarlo. Lo que me mirn, es Electra; lo que
miro, es Electi'a; lo que se sichte mirado por mi, se hace Electra.
¡Yo misma ,acabaré por volvcrp]~ Elec~l (P(J.U.fa.) Pero, no¡
antes la muerre. Esa mujer: viscosa, esa. mujer objeto, esa ll}uj~
que es sólo un personajé de tragedia. (Pausa.) ¿Se P,uede matar a
un personaje de tragedia? ¿Se puede envenenar 'a una sombra? 'Y
ella e.s ~Q<!9 esq ... (Pausa.) l\le tiene desesperada, no puedo
disfrutar mi. crimep tr;mqui.l~m«;nt,e. i\'!e' mira, y con esos
bovil1os ojos que tiene me dice: "No te cargo de remordill)ient9,
pero morirás como el muerto que· produjiste". rse toca el CUI!llo.)
He ahh:l motivo de esta pieza de plata. Sin embargo, no me cae
mal,"rne hace el cuelló más flexible. Pero O restes me aseguró que
no moriré estrangulada. (Pausa.) ¡Ah, dulce sorpresa, te muerdo:
Orcstes, Orestcs es cl·amldoto contra Elcctral ¿Cómo no habla
caldo en ello? ¡Pues claro, la cosa es muy sencilla! Dejaré partir.
a O restes bajo una condición. ,¿Cuál? La muerte de. Electro. Pc~;o 1
¿he dicho que Ores tes partirá? Primero mi muerte. Prefiero ver a
Electra por todas partes. (1\!ira fijammte m direcei6n de las
colunmas.)
Salen de las columnas cmtrales laS triadns de Clitemriestra. Le
siguen los criados de tJgamcn6n. Después el Pedagogo; ·Cierra la
marcha Egisto. La prin~ra actriz: negra llroa un ·espejo de mano;
la segunda tm peine de plata¡ la tercera una mesita; la cuarta una
bandeja de plata con una tajada de friltabómba.
CLITEMNESTRA. ¿Qué significa esta procesión?
l..a primera actriz negra. entr.ega, el espejo a. Clitemu~tra, la
segunda el peine, la tercera pone la mesita m el suelo, la cuarta
coloca la bandeja sobre la mesa.
CLITEMNESTRA.· ¿Qué significa todo esto? (Divisando a los
criados de t1gamen6n.) ¿Todav[a están bajo este tcch9? ¿Qué
hace el mayordomo? ¡Ni un minuto más en mi casal
Las criadas empiezan a dar vueltas alrededor .de Clitemnestra.
180 OXtEMNF..STRA. ,¿También me abandonan ustedes?
El.t::C'rRA CARI\ICÓ
Las críadas tres veces asimten burlonammte con la cabeza. Salm
por las columnas centrales, .seguid4s por los criados negros que
haceu una reverencia afectada.
PEDAGOGO. (tlcercátadose a Clitenmesira.) Divina Clitemncs-
tnt: ha terminado mi misión. Ya tus hijos tienen manos propias.
Yo parto. '
CUTEMNESTRA. Pero, Pcda~ogo. Agu~rda. No te echo de mj
ca5<1. futa. es la casa de la alegria. ¿Y qué mejor cosa que la
aíegrla para un filósofo?
PEDAGOGO. Si .a Ja, alegria la llaman, Electrn, convenido.
(Pausa.. ) Agamenón se fue ... Sc,van ahora sus criados; tus criadas
se van; <)restes partirá; Egi~to aguarda para dC;Spedirse. Final-
mente, tú misma partirás.
CLJTEMNESTRJ\. (Dolorosametate.) ¿Deberé partir, Pedago-
go?
PEDÁGOGO. Si, porque este palacio va a llenarse con un fluido
nuevo que se.llaíná Elcctra. Todó aqcui sé cónvcrtir.i en Elécu:a.
¿Formarlas ~~ p;m~:: de ~ infinita multiplicación de Elecíra?
CLITEMNESTRA. (Absorta en sus pmsamrmtos.) Una Ínfinita
mulliplicación de Elccuns... Eso es: una infinita multiplicación
de Electras... (Pausa.) Aqui todo es Electra. El colm: Eléctia; e)
sonido Elci:tra, el Odio Electra, el i.lla Electra, la noche Elcctra~ la
venganza .Electra, (Gritartdo erute sollows.) ¡Eiectrn, Electra,
Electro, Electra, Elcctrnl
PEDAGOGO. (ttlejándose.) Pronto·descansará.s de Electra.
CLn:tMNESTRA. (Anilelanie.) ¿Que acabas de decir?
PEDA'COGO"(Desde las columnas.) Que muy pronto descansa-
rás... (Sale.)
EGISTO. (Acercándose a Clitemnestra.) Clitemnestra P,la...
CI.. ITEMNESTRA. ¿Tú también Egisto? 181
 VIRCIUO Pl:'II!..RA
ECISTO. (Cínico.)' Yo también, divina Clitemnema. No me·
conviene tu casa, no rile conviene tu dinero, tu casa es Elct:tra,
Electra tu dinero. Esta casa cruje, amenaza volverse un re\'oltijo
de material Electra. Y yo, C)itemn~tra, no quieto perecer
aplastado bajo un material -tan_ oscuro. '\'a sabes que rríe encinta
la ·ropa blanca.
CLITEMNESTRA. Pero tienes manos de estrangulador, podrlas
librarme de ese oscuro ~~o. (Pa~a.) Si áC:abáste ton el padre
puedes acabar con la hija. Scilas entóri~ el dueño absoluto de
mi casa.
ECISTO. (Ríe.) ¿Crees-que se puede estrangular· a un fluido?
¿N~ cscuch~ste al Pedagogo? Prefiero irme. ¿No te vas tú?
CLITEMNESTRA. (Furiosa.) Todo el mundo me dice que
parúré, y yo no he dispuesto tal viaje.
ECISTO. ¿Se.rá que vas a viajar contra tu voluntad?
CLITEMNESTRA. ~o lo hago todo según mi. voluntad. N,.o
~') •'
) ' ' " ••• l 1 1 • ' • •
qui!!fo ese vtaJe. Wa~a.) ~n camb10, qt.ueró que supnmas a
Electra.
EClSTO. Electra no será suprimida. Mete bien eso. en tu.
hermosa cábeza.
CLITEMN.ESTRA. (Dándole la espalda.) Está bien. Vete, Me
queda Orestes..
ECISTO. (Empieza a salir.) No·quisieJ':! yó éontai con Orest:es.
(Se detiene.) Escucha, Clitemn~tra Pla: soy egolsta, soy asesinó,
pero no deseo tu muerte. Guárdate de Orestes.
CLITEMNESTRA. (F~riqsa.) ¡Vctel¡Miscrable difamador, vete
de esta casal Orestes es parte de m( t:nisma, es mi corazón, y estos
ojos, y estas manos. Si yo muriera, Orcstes morirl:i.
ECISTO. Si as( lo piensas... (Sale.)
CLITEMNESTRA. (Mirando atentameme el peitte.) ¡Qué ho-
182: rrorl Peine Electro. (Pausa, mira el espejo.) Espejo Elcdro ..
ELECTRA CARRJCO
Sale Orestes cq_ut~lo.fptn_en(e, se tJC.erca. por la espalda de
Clir~mnc,s.tra y potze las mar~os en sus ojos.
.CLITEMNESTR.A. (Critlmdo.) tElcctml
ORESTES. (Quitattdo las ma11os.) No, Orestes.
Cl:.ITEMNESTRA. No, tú no eres Orestcs,,eres Elcctrn. Yo no
soy Clltemnestra, soy Electro. ¿Ignoras que aqul: todo es EJectra?
O RESTES. Te veo muy nerviosa, Clitemnestril. Debes descan-
sar.
CLITEMNESTR:A. (Mirando d Ore.stes fijamente.) Voy a- creer
cruc estás en el j"uegp.
O RESTES. ¿Qué juego, CJ.it:emnestra?
CLITEMNESTRA. Ese que dice que debo descansar... (Se mira
al espejo.} Después de todo puede que tengan razón. Ltizé:ó·un
poco cansada. (Pone eí espe]o sobre ltí mesa.) Maiiari~ volveré a
estar· esplénilida. (Porie él peine en la mesa~) ¡Áh, ·b'restes; los
objétós: .. l Jam,ás t~ enf~yúcs con cilos. Cuando los objetos se
oponen a los humanos son 'máS que fctbces qüc lqs !'Jiismp~
humanos'. ·
ORESTES. ¿Te·odian los objetos, Clite~_nestm Pla?
CLITEMNESTRA. Elcctra les ha ordenado odiarme. (Pausa.)
¿También les hnbro ordenado que me obliguen.a abandonar mi
propia .casa?
ORES"f~. ¿¡\t>;mdqnar tu casa.,.?
CLITEMNESTRA. También dicen eso, dicen que·debo parút...
O RESTES. ¿Sabes que soy el encargad~ de ,haterte pa'rúr?
CLITEMNESTRA. ¿Tú?
ORESTES. S~, pero c;IÍsp~me_mos de bastante tiempo aún.
CLITEMNESTRA. (Horrorizada.) ¿Tú, pero tú mismo? ¡)83

VIRGIIJO I'J~ERJ\
ORESTES. Sf, }'O mismo. (Pausa.) Comerás tu fruta favorita.
(Seria/a la frutabomba.) Confieso que en esto el tribunar ha
estado muy acertado, y parúrás hacia lo dcscon9cido.
CLITEMNF..sTRA. (Riendo.) ¡Ah, gracias, hijo mfq, gracias
por alegrar a tu afligida madre con humoradas tan deliciosas!
(Pausa.) ¡Y qué distrafdacsoyl He mirado la mc5a y no he visto la
mata .. ¿Quién puso esa .margnrrica tajada ahf? ¿Tú, Orcstes?
OJ~ESTES. La unjo una de tus criadas. La compré én la calle.
Pesa diez libras. ¿No es de un color deslumbrante?
CLITEMNESTRA. Sf, sic un glorioso color. (Coge lajrutabom-
ba y la observa.) Es de pureza tan absoluta, .que nada. malo pue(Je
haber en su delicada pulpa. (Empit!Za a comerla.) ¡Soberbia!
(Llorosa.) F.stoy muy quejosa de Electra. (Pausa.) Es dé un sabor
exquisito... Gracias, Ores tes, por este obsequio supremp. (Pausa,
.llorosa.) Electra, sabes, es la causa. de. tcqos los males. de este
hogar... (Rfe.).¿'Í dices que pesa diez libras? (Pausa, de nu~o
llorosa.) Escucha, 110 te lo qucria decir. pero me han amenazado
. de mu.e,-re .. (Pausa.) ¡~lagnifia~ fruta, Orcs~esl (Pausa.) }lizo
asesinar, sf, hizo nsesirar a tu pa,<Ire. (Pausa, histérica.)' ¡Y ahqra,
Orestes, intenta asesinarme! (Deja caer la tajada y se echa e~ los
brazos de Orestes.)
O RESTES. (La aparta suavemente.) Nada temas, CÍitemnestra
Pla, antes que :Eicctrn pueda poner en ejecución sus sombríos
proyectos, estarás muy lejos de su alcan'cc, te lo aseguro.
CLITEMNESTRA. ¿Cómo, hijo núo?
ORESTES. Yo te pondré a saivo. ¿No soy el encargado de
hacerte partir?
CUTEMNESTRA:. Oye: si asesinas a tu hermana consentiré esa
partida que deseas tanto.
ORESTES. ¿Pedir yo tu partida, Clitemncstrn?
CU1J~MN~TRA. No, la tuya. La que me pides desde hace
184 tanto tiempo.
~/
E~Cl'RA GARRJCO
1
ORESTES. Ya :no es ,necesario tu ~nscntimiento. Prutir4
después de tu viaje.
CLITEMN.ESTR.A. (Riendo.) Eres incansabl~. Orcstcs, con tus
bromas. (Seria.) Pero más incansablt: es Electra con sus designios.
TÓ sabes... (Se interrumpe, se por~e las manos eh la frente.)Todo
me da 'vueltas... Se me va la cabet.a ... Debe ser el calor... Sí, ha)'
mucho calor, aun nqul en el portal (Pausó.) T~ decía qüc
Efcctra es incansable en sus designios, me pcrsis.ue... (Pawa,
habla con esfuerw,.) ¡Qué extraño, me zumban los oídos.... (S~
aprieta el vientre.) Ahorn el citómago... Te decl~, Orcstcs:·· (S~
interrumpe sofocada.) Podrías estrangularla fáalmentc. Ella es
como la mu~:hncl\a· ele Marsella... (P(Jusa.) ¡t\}·, es en el cstóma·
go.. .l no puedo conúnuar... Me voy a la cama ... (Se aleja.)
Mañana conúnuaremos discutiendo este asunto... (Pausa.) Pero
no me mires asf, soy tu madre... Me siento morir... Te rcpeúa,
por milésima vez, que Electra... (Pausa, llega a .las_ columnas
centrales.) Te decfa que Elcctra proyecta supnmarme... (De
pronto se encuentra con Electra !lue se apoya en la columa d~l
..,. centro. Clilemnestra cae a sus p1es. Electra le echa el chal TOJO
sobre la cab~.)
ELECTRA. (Con ferocidad.) ¡Ya estás suprimida, Clitemnestra
Plal
CLITEl\INESTRA. (Dando un grito ahogado.) ¡Electral (Se
arrastra hasta colocarse detrás de la.s columnas de tal modo que
s6lo se ve su cabeza tapada con el chal.)
ELEC:fRA. (Aproximándose a Orestes qu.e se ma!'ti~ne rígido.)
¡Una cuestión sanitaria! ¡Una mera cucsuón samta.nal
ORES'fES. ¿Qué debo hacer, Elcctra?
ELECTRA. ¡Partirl (Serlalando la punta que está cerrada.) He
ahí tu puerta de partir. (l.lnJando a Orestes junto a la puerta.)
Siempre se debe partir... {t1briendo la puerta, por .la que enl!a
una viva claridad.) 1Vamos! (Con alegria trág1ca.) 1Parur,
Orestcs partir! (Orestcs sale, Electra vuelve a cerrar la puerta. Se
tmfrenl~ a la otra pun-ta.) He ahf mi puerta, la PU?"ta de no 185
VIRGIUO PIRERA

partir; ¡La puertá mcctrnl (Camina al centro dt: la eSCt:l14. Mira

atentamente a lo alto.) ¿Y esas Erinnias? No las veo, no acuden.
¡.Vamos, acudid! (Rit:.) No, no hay Erinnj<\S, n9 Jrny.
remordimientos. Yo esperaba ·un batir de alas ... No. ha)' ¡¡ll;ls
porque no :hay E.rinnias. (Pausa.) Ha)' esta puerta, la puerta
Elccua. No abre ningún camino, tampoco lo cierra. ¡Con.Siücrad,
inexistemes Erinnlas, In poderosa realidad de esta puerta! No os CARLOS FELIPE
alegréis, incxist~llles Erinnias, no sois vosomts_ ese na mor que yo
sól9 percibo. ~1 rum9r Electra, el ruido Electra, el truerio
Elcctta, el true,no El.ectra... (Sale ,por la puerta y la cierra
pesadament~.) ·

RÉQUIEI\JI POR YARJNI