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La necesidad de humanizar al adversario

Palabras clave: legitimación, conflicto, Colombia,

«La guerra es la continuación de la política por otros medios»


von Clausewitz

Esta formulación clásica ha dado origen a un sin fin de disertaciones acerca del
aparente continuum entre guerra y su fin político, pero quizá la más afamada sea la inversión
(o complemento) sugerido por Foucault (2014) en Defender la sociedad que reza que “La
política es la continuación de la guerra por otros medios”. La sugerente propuesta del francés
habla del campo político que deviene la estructura misma de la sociedad e incluso origina la
vida cotidiana a partir de la lógica de la guerra, esto es, que el sometimiento del enemigo no
se da ya en el marco del campo de batalla ni de la confrontación armada sino en los múltiples
campos de confrontación de la política, las leyes y las tradiciones.
En ese sentido, fenómenos como la deslegitimación del conflicto, la construcción
simbólica del adversario, la deshumanización del mismo e incluso el desplazamiento de
imaginarios que van del combatiente (con cierto grado de legitimidad basada en su razón de
lucha) hacia la figura del terrorista (ilegítimo en tanto su razón es el generar terror en sí
mismo), cobran especial sentido en tanto se entienden como estrategias de guerra en nuevos
escenarios políticos.
Particularmente, la deshumanización tiene como fin que el adversario sea reconocido
con una imagen hostil, siniestra e inhumana, de forma en que no exista mínimo nivel empatía
y preocupación cuando se realicen acciones violentas hacia ellos. Para hacerlo se utilizan
estrategias en las cuales se califica al adversario, como lo son: a) proscripción, al
caracterizarlo como violador de la normal social, b) caracterización de rasgos, al atribuirle
rasgos de personalidad que implican rechazo social y el uso de rótulos políticos, c)
comparación con grupos sociales o políticos previamente conocidos y evaluados como
negativos por parte de los ciudadanos (Bar-Tal, 2000).
En Colombia se ha evidenciado deshumanización del adversario por parte del estado
hacia los GAOML de las AUC y Las FARC, entre otros, por medio de diferentes
mecanismos, uno de ellos está en la proliferación de comunicados que pongan en manifiesto
delitos cometidos, articulen una perspectiva de horror o terror sostenida en la falta de razón o
soporte de dichas acciones para después exponer el uso de la fuerza como alternativa viable
para el restablecimiento del orden (Borja, Barreto, Sabucedo y López-López, 2008),
asimismo, esta es una lógica que se reitera entre los mismos grupos armados por medio de la
construcción de discursos que legitiman los fines y acciones propias y deslegitiman al
adversario atacando sus fundamentos y prácticas (Sabucedo et al., 2004). Por lo tanto, el
discurso es un elemento relevante en los procesos de conflicto y paz; debido a que contribuye
a la comprensión del conflicto y sus dinámicas de construcción psicosocial y la configuración
de ideologías para legitimar o deslegitimar acciones por parte de los actores (Borja-Orozco,
Barreto, Sabucedo y López-López, 2008).
Agamben (2013) ubica bien el concepto del Homo Sacer como aquel que al que
cualquiera puede dar muerte sin incurrir en homicidio, esto es, una vida que es producida
como no no válida, que no merece ser vivida. Este concepto permite entrever las
consecuencias de la producción, intencional o no, del adversario como un no humano, esto es,
de suspender su estatuto de humanidad a la par de invalidar su alteridad. En otras palabras,
esta producción simbólica pasa de lo discursivo a lo político e incluso a orientar las acciones
de un pueblo o una nación hacia la deshumanizar al adversario, o mejor, negar la humanidad
del combatiente es a la vez restar legitimidad a las causas y fundamentos de su accionar y su
desacuerdo, a la par que se da la justificación de su eliminación en tanto aparece como un sin
sentido que atenta contra el orden y bienestar social.

Reconocer la humanidad en el otro. Humanizar al adversario


Se hace necesario repensar estos procesos de producción discursiva, simbólica y
efectiva del otro como punto de partida para un cambio en las formas en que nos
relacionamos con la alteridad. La perspectiva de la paz imperfecta ofrece ciertas posibilidades
frente a una salida no armada del conflicto y su posterior proceso de posconflicto, implica la
reestructuración de la noción de paz como una forma de abordar de forma conceptual y
procesual la construcción de una paz perdurable. Francisco Muñoz (2001) aborda la
posibilidad de dejar de entender la paz como la negación del conflicto, en tanto este enfoque
podría llevar a afirmar de forma lineal que la paz depende de que no haya conflicto, y de esto
a proponer la eliminación del conflicto o a quienes lo efectúan. En contraposición, el autor
ofrece una alternativa a la vez conceptual y práctica, a saber, entender el conflicto como algo
constitutivo de las sociedades, en especial de las democráticas, y la paz como un proceso
imperfecto que en lugar de negar el conflicto y el disenso, afirma la reciprocidad de ambos
términos para la constitución de escenarios intermedios, siempre transitorios en tanto
perfectibles, encaminados a sociedades cada vez más amplias, tolerantes y sin ejercicios de
violencia.
Entonces, la humanización del adversario puede presentarse por medio de procesos de
reconstrucción social, los cuales se hacen necesarios al finalizar los conflictos; estos podrían
llegar a tardar en su alcance según las características de los procesos de deshumanización que
hayan existido, puesto que entre más larga la duración de los conflictos, más se refuerza y
arraiga la imagen que se ha construido del adversario (Sabucedo et al., 2004). Además,
resulta relevante analizar las necesidades de ambas partes para hallar soluciones cooperativas
y no impositivas (Kelman, 1998).
Por otra parte, la transformación de un discurso de enfrentamiento a uno de
cooperación, es una condición que facilita el posconflicto y se debe a elementos como la
asunción de responsabilidad del conflicto entre las partes implicadas, tanto del estado
colombiano como de los actores armados (Borja, Barreto, Alzate, Sabucedo y López López,
2009). Pero a su vez es también entender que es necesario actuar a nivel simbólico, en aras de
alcanzar una reparación del tejido social, es necesario producir un orden simbólico coherente
con un nuevo estado de paz ajeno a la producción del otro en tanto deslegitimación.
Se abre entonces la necesidad de construir paz, para ello, habría bien que desarticular
estas maquinarias discursivas de producción simbólica del otro como inhumano, a la par que
producir al otro como humano, esto es, humanizar al adversario. Una opción está en el
reconocimiento de su humanidad en tanto sujetos de situaciones que no necesariamente
eligieron, teniendo cuidado de no caer en un determinismo histórico, social ni económico,
pues negar la posibilidad de elección sería recaer en enfoques infantilizadores. Para ello
podría pensarse, en la promoción de acciones específicas de reconocimiento de sus
experiencias, de facilitar espacios y tiempos para la convivencia y en la reintegración de ese
otro a partir de aquello mismo que caracteriza a un Estado social de derecho, esto es, la
garantía de sus derechos sociales, económicos, culturales y ambientales.

Referencias
Agamben, G. (2013). Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida. 1a ed. 4a reimpresión. Gimeno
Cuspinera, A. (Trad.). España: Pre-textos.
Borja, H., Barreto, I., Alzate, M., Sabucedo, J.M & López López, W. (2009). Creencias sobre el
adversario, violencia política y procesos de paz. Psicothema, 21(4), 622-627. Recuperado de
http://www.psicothema.com/pdf/3681.pdf
Borja, H., Barreto, I., Sabucedo, J.M & López López, W. (2008). Construcción del discurso
deslegitimador del adversario: gobierno y paramilitarismo en Colombia. Universitas
psychologica, 7(2), 571-583.
Foucault, M. (2014). Defender la sociedad. Pons, A. (Trad.) 1ª ed., 6ª reimpresión. Buenos Aires:
Fondo de cultura económica.
Muñoz, F. A. (2001). La paz imperfecta. Granada: Universidad de Granada.
Sabucedo, J.M., Barreto, I., Borja, H., López López, W., Blanco, A., De La Corte, A & Durán, M.
(2004). Deslegitimación del adversario y violencia política: el caso de las FARC y las AUC en
Colombia. Acta Colombiana de Psicología, 12, 69-85. Recuperado de
https://editorial.ucatolica.edu.co/ojsucatolica/revistas_ucatolica/index.php/acta-colombiana-
psicologia/article/view/471

Autores:
Ana Camila García Murillo
Joven investigador
ana.garcia@unibague.edu.co
Grupo de investigación GESS

Juan David Zabala Sandoval


Docente Psicología
juan.zabala@unibague.edu.co
Grupo de investigación GESS

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