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Fallo: 8.200-2009.

SENTENCIA DE LA CORTE SUPREMA:


Santiago, veinticinco de abril de dos mil once.

VISTOS:

En estos autos Rol Nº 34.304-2008 del Vigésimo Primer Juzgado Civil de Santiago, seguidos en
juicio ordinario de inexistencia de contrato de dación en pago; en subsidio nulidad absoluta; en
subsidio, inoponibilidad y acción reivindicatoria, el abogado don Marco Rosso Bacovic, en
representación judicial de Mario y Jorge, ambos Estévez Gosthe, dedujo demanda, en lo principal
de la presentación de fojas uno de estas compulsas, en contra de Mario Estévez Rodríguez y
Sociedad Estévez - Gosthe Limitada representada por el mismo Estévez Rodríguez.

Los demandantes señalan que ellos en conjunto con su hermana, y su padre, Mario Estévez
Rodríguez, son los únicos socios de la sociedad Constructora e Inmobiliaria denominada Estévez -
Gosthe Limitada. Agrega que hasta antes de la dación en pago que en virtud de la demanda se
impugna, la sociedad referida era propietaria de cinco bienes inmuebles que individualiza. Sin
embargo, mediante escritura pública otorgada con fecha 2 octubre 2008, en la Notaría de Santiago
de don Gastón Iván Santibáñez Soto, la referida sociedad actuando a través de su representante
Mario Estévez Rodríguez, ilegítimamente dio en pago a este último, en su calidad de socio de la
sociedad, los cinco bienes inmuebles.

Esta operación explica, se realizó sin el consentimiento y aprobación de los restantes socios, bajo la
figura jurídica de dación en pago respecto de supuestas utilidades sin retirar acumuladas a su favor
por la sociedad, y que le habían sido pagadas de esta forma avaluando las propiedades indicadas en
la suma total de $43.752.874. No obstante éste monto no guarda relación con el valor comercial real
de los inmuebles que asciende aproximadamente a $241.500.000. A mayor abundamiento, tales
bienes raíces se encuentran dados en arrendamiento a terceros, por lo que adicionalmente se privó a
la sociedad de percibir los ingresos periódicos representados por las correspondientes rentas de
arrendamiento.

Conforme los antecedentes de hecho expuestos, indican los actores que según los estatutos sociales,
el demandado Estévez Rodríguez en su calidad de socio administrador no cuenta con facultades
suficientes para llevar a cabo la dación en pago que ejecutó en perjuicio de la sociedad, lo que trae
aparejado, conforme lo dispuesto en los artículos 1545 y 1437 del Código Civil la inexistencia del
acto jurídico, en atención a la falta absoluta de voluntad por obrar el mandatario excediendo sus
atribuciones. En subsidio, y con los mismos antecedentes de acuerdo a lo dispuesto en los artículos
1682 del cuerpo normativo citado, indica que el acto jurídico en cuestión es nulo, de nulidad
absoluta, por falta de voluntad de la sociedad que entregó en pago los bienes inmuebles a través del
acto impugnado y por adolecer además, de objeto ilícito al haber suscrito por la sociedad deudora la
dación en pago el propio acreedor de las supuestas utilidades, actuando mediante mandato con
representación, apareciendo de esta manera que ha existido un autocontrato que resulta
improcedente en atención a la existencia de incompatibilidad de intereses y perjuicios para el que
resultó obligado. En subsidio, solicita se declare la inoponibilidad del acto, al haberse extralimitado
el socio administrador en su facultad, en particular por haber autocontratado sin estar expresamente
autorizado para ello.

En atención a lo expuesto, terminan los demandantes solicitando se declare la inexistencia de la


dación en pago ya individualizada, en virtud de la cual la Sociedad Estévez- Gosthe Limitada,
actuando a través de su representante Mario Estévez Rodríguez, ilegítimamente dio en pago a este
último, en su calidad de socio de la referida sociedad, cinco inmuebles sociales; en subsidio,
declarar la nulidad absoluta de dicha convención; en subsidio de las dos acciones precedentes, la
inoponibilidad de tal dación en pago tanto respecto de los demandantes como la sociedad. En
consecuencia, y derivado de cualquiera de las sanciones jurídicas solicitas, declarar la inexistencia,
nulidad o ineficacia de las inscripciones de dominio practicadas a favor del demandado Mario
Estévez Rodríguez producto de la dación en pago cuestionada, restableciendo las inscripciones
conservatorias a nombre de la sociedad.

En el primer otrosí del libelo, en virtud de los mismos antecedentes fácticos, interpone acción
reivindicatoria en contra de Mario Estévez Rodríguez, Inmobiliaria E.I.R.L., representado por el
mismo Estévez Rodríguez, toda vez que este último aportó los inmuebles a la referida sociedad,
enajenando cosa ajena, por lo tanto -sostiene- dicho aporte es ineficaz para transferir el dominio,
conforme con lo dispuesto en el artículo 1815 del Código Civil.

A fojas 37 de estas compulsas, el demandado Mario Estévez Rodríguez por sí y en representación


de la sociedad Estévez-Gosthe Limitada opuso las excepciones dilatorias de incompetencia el
tribunal y litis pendencia. Argumenta que la demanda se sustenta en diversas imputaciones que los
actores realizan al administrador legal de la sociedad designado en el pacto social. De forma tal que
se trataría eventuales discrepancias, las que conforme a lo acordado por los socios, deben ser
solucionadas mediante un árbitro arbitrador, tal como se consigna en la cláusula Décimo Tercero
del pacto.

Continúa señalando que en el caso específico, los mismos socios que comparecen en este proceso
han recurrido al árbitro designado en la escritura, reconociendo la vía contractual pactada. El árbitro
designado aceptó el compromiso, constituyendo formalmente el arbitraje como consta de la
resolución dictada por éste. En consecuencia agrega, el tribunal competente para zanjar las
diferencias y dificultades que tenga los socios dentro del pacto social es uno diverso a aquel en que
se presentó la demanda.

A mayor abundamiento, la normativa legal que regula las sociedades de responsabilidad limitada,
hace aplicable las reglas establecidas para las sociedades colectivas, y de acuerdo a lo dispuesto en
el artículo 352 del Código de Comercio, dentro de las menciones obligatorias que debe contener un
pacto social, está aquella relativa a las diferencias que ocurran durante la sociedad, las que deberán
ser sometidas a la resolución de árbitros, debiendo señalarse la forma en que debe procederse a su
nombramiento.

Por otra parte agrega, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 227 del Código Orgánico de
Tribunales, es materia de arbitraje las diferencias que ocurran entre los socios de una sociedad
anónima o de una sociedad colectiva o en comandita o entre los asociados de una participación.

En lo que respecta a la segunda excepción impetrada, además de los antecedentes previamente


expuestos, indica que los actores han recurrido al mecanismo pactado por las partes, solicitan un
arbitraje el que fue aceptado por el árbitro, constituyéndose el compromiso. En consecuencia,
actualmente existen dos instancias jurisdiccionales conociendo de la misma materia.

Una vez evacuado el traslado de los demandantes, el tribunal por resolución de treinta de julio de
2009, escrita a fojas 68 de estas compulsas, acogió, sin costas, las excepciones dilatorias deducidas
por los demandados.

En contra de la decisión antes referida, los actores mediante presentación de fecha tres de agosto de
2009, que se lee a fojas 88, dedujeron recurso de reposición con nuevos antecedentes, apelando en
subsidio.

El tribunal de primera instancia, desestimó el recurso de reposición y concedió la apelación


deducida de manera subsidiaria.

La Corte de Apelaciones de Santiago, en resolución de veintitrés de septiembre de 2009, escrita a


fojas 102, declaró inadmisible el recurso, por improcedente.

En contra de esta última decisión la demandante ha deducido recurso de casación en el fondo.

Se ordenó traer los autos en relación.

CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que el recurrente, fundamentando su recurso, atribuye a la sentencia cuya invalidación
persigue diversos errores de derecho, expresados en infracciones a lo dispuesto en los artículos 201
y 213 Código de Procedimiento Civil.

En efecto, sostiene que en la resolución impugnada los sentenciadores se limitaron a afirmar, sin
señalar fundamento legal específico y concreto para ello, que "en la presente causa la resolución
apelada tiene la naturaleza de una sentencia interlocutoria, por lo que la apelación debió haber sido
deducida directamente y no en forma subsidiaria al recurso de reposición". Sin embargo, omitió los
fundamentos de derecho en soporte de esta afirmación, limitándose en la parte final de la resolución
recurrida a citar de manera genérica los artículos 187, 188 y 213 del Código de Procedimiento Civil,
en circunstancia que ninguna de las normas esgrimidas prohíbe interponer el recurso de apelación
en forma subsidiaria a una reposición con nuevos antecedentes. De manera que la prohibición
impuesta por los sentenciadores se aparta del derecho, imponiendo una restricción procesal que no
se encuentra contemplada expresamente por el legislador.

En este contexto, agrega el recurrente, podrá admitirse que la reposición con nuevos antecedentes
resulta improcedente respecto de aquella resolución de primera instancia que acogió las excepciones
dilatorias, para lo cual bastaba con su rechazo de plano por parte del tribunal, como de hecho
ocurrió en este caso. Empero, ello no implica que la apelación interpuesta en carácter subsidiario
sea un obstáculo para que la misma sea declarada admisible por el tribunal de alzada.

Es así, señala, como el propio artículo 213 del Código Procesal citado expresamente prevé que el
tribunal de alzada examinará en cuenta si el recurso de apelación es admisible y si se ha interpuesto
dentro de plazo legal. De manera tal, que la propia ley dispone al sentenciador taxativamente cuáles
son las hipótesis que debe analizar para determinar si un recurso de apelación es o no admisible, no
contemplando entre ellas la esgrimida por la resolución en contra de la que recurre.

Siguiendo con el análisis, indica que el inciso primero del artículo 201 estatuye las hipótesis o
causales para declarar inadmisible un recurso apelación, las que se refieren exclusivamente a la
temporalidad en la interposición del recurso, a la naturaleza de la resolución recurrida; a los
fundamentos y peticiones concretas del recurso, sin contemplar aquella causal invocada por los
sentenciadores del fondo para declarar inadmisible el recurso de apelación que su parte dedujera.

Sobre la influencia sustancial del error denunciado en lo dispositivo del fallo, señala que ésta se
produce al no haber ordenado el tribunal de alzada traer los autos en relación con la finalidad de oír
los alegatos de las partes y resolver sobre el fondo el recurso, y así privilegiar el principio
constitucional de debido proceso, dentro del cual la posibilidad real y efectiva de recurrir a un
tribunal de alzada es el pilar fundamental, por sobre la mera virtualidad o formalidad que
injustificada e infundadamente exige la resolución recurrida.
Termina solicitando, que esta Corte invalide la sentencia recurrida y dicte la correspondiente de
reemplazo, que declare el recurso de apelación de autos procesalmente admisible, ordenando traer
los autos en relación para los efectos de escuchar los alegatos de las partes y resolver sobre el fondo
de dicho recurso.

SEGUNDO: Que en la resolución impugnada, la Corte de Apelaciones de Santiago para declarar


inadmisible el recurso de apelación deducido, argumenta que en materia civil, la apelación procede
en contra de las sentencias definitivas e interlocutorias de primer instancia, y tratándose de autos y
decretos que alteran la substanciación regular del juicio, la apelación debe deducirse en forma
subsidiaria a la solicitud de reposición. Sin embargo -agregan los sentenciadores- en la presente
causa la resolución apelada tiene la naturaleza jurídica de una sentencia interlocutoria, por lo que el
recurso de apelación debió interponerse de manera directa, y no en subsidio al de reposición, razón
que lo hace inadmisible.

TERCERO: Que la apelación es el recurso ordinario por preeminencia, y se concibe como un


derecho otorgado por el ordenamiento jurídico procesal, cuya pretensión primaria es la de garantizar
el derecho a la tutela judicial efectiva mediante la doble revisión de los antecedentes y fundamentos
de la decisión. Es la consecuencia de la doble instancia, el medio que permite a los litigantes llevar
ante el tribunal de segundo grado una resolución estimada injusta o improcedente, para que la
modifique o revoque, según sea el caso.

En efecto, "la apelación es el recurso procesal por excelencia, pues ningún otro reúne los caracteres
de tal en calidad y medidas suyas" (Tratado Práctico de Derecho Procesal Civil Chileno, Carlos
Anabalón Sanderson, 2º edición, volumen 3º, pág. 17). Asimismo se ha dicho que "Uno de los
principios que regula casi sin contrapeso nuestro sistema procesal es el de que toda resolución es
susceptible de ser corregida o enmendada por un tribunal de mayor jerarquía, valiéndose del recurso
de apelación. Todo el ordenamiento de la estructura del poder judicial chileno está condicionado
sobre la base de dos instancias. Es por eso que el recurso de apelación tiene el carácter de un
recurso ordinario que procede en general contra todas las resoluciones, según los cánones amplios
de los artículos 187 y 188 del Código de Procedimiento Civil; siendo de advertir que la ley, a su
respecto, no ha señalado específicamente las causales que lo justifican, sino que basta alegar que la
decisión del juez ha causado un agravio a la parte que se dice afectada. (C. de Temuco, 11 de
septiembre de 1963. R., t 60, sec 2º, p. 119).

Es así como este mecanismo procesal se fundamenta en la necesidad de evitar la existencia de


errores en los que pueda incurrir el juez de la instancia, sea en la interpretación o aplicación de las
normas jurídicas o en la apreciación de las probanzas aportadas al proceso. Se confiere el impulso
procesal a las partes para combatir una decisión jurisdiccional que les causa agravio. De tal modo
que las resoluciones transcendentes del negocio alcancen tutela efectiva mediante la revisión de un
grado superior, a través de un control jerárquico, sin ninguna clase de reservas o limitaciones, salvo
las impuestas por la ley. Tal conclusión de deriva de la etimología de la palabra proveniente del
latín "apellatio", que significa llamamiento, petición expresa o citación.
Según lo señala el profesor Alejandro Espinosa Solís de Ovando, en su Manual de Derecho Civil,
vinculado al concepto de doble instancia que alumbra al recurso de apelación, en atención al
carácter de orden público que tienen las instancias, se caracteriza por: 1º.- Las partes no pueden
someter la decisión de un asunto directamente a un tribunal de segunda instancia, renunciando a la
primera; 2º.- No se puede tampoco entregar a un tribunal de primera instancia el conocimiento y
decisión de un recurso de apelación; 3º.- Tampoco pueden las partes someter a una revisión los
asuntos que han sido ya fallados en segunda instancia; 4º.- No pueden las partes llevar a un tribunal
de apelación una resolución judicial que según la ley no admite este recurso. (Editorial Jurídica de
Chile, 3º edición, pág. 33).

También es necesario precisar que el recurso de apelación no tiene causales, y su único objeto es
obtener del tribunal superior respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la resolución del
inferior. Dicho concepto, importa no solo corregir o modificar sino también reemplazar enteramente
la decisión del a quo, siempre que no se vuelva en contra del apelante, que se manifiesta en el
principio tantum devolutum quantum apellatum a menos que la contraria también haya recurrido.
La decisión del ad quem está limitada entonces, en principio, a discernir aquello resuelto en primera
instancia y materia de la apelación, a menos que resulte incompatible con lo decidido o bien
debatido y omitido por éste. La apelación para los extraños al recurso, quienes no lo dedujeron, es
res inter alios acta.

CUARTO: Que en relación al tema en desarrollo, nuestro legislador procesal ha regulado la


procedencia del recurso en cuestión, resguardando la protección de la doble instancia. En efecto, los
artículos 187 y 188 señalan los principios fundamentales en la materia. Dice la primera de las
disposiciones citadas: "Son apelables todas las sentencias definitivas y las interlocutorias de primera
instancia, salvo en los caso en que el legislador deniegue expresamente este recurso." Agrega el
artículo 188: "Los autos y decretos no son apelables cuando ordenen trámites necesarios para
substanciación regular del juicio; pero son apelables cuando alteran dicha substanciación o recaen
sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley. Esta apelación sólo podrá
interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y para el caso que ésta no
sea acogida".

Por consiguiente son apelables, por regla general, en los negocios contenciosos y no contenciosos
en materia civil y dentro del procedimiento ordinario, la sentencia definitiva de primera instancia,
esto es, la que pone término a la instancia resolviendo la cuestión o asunto controvertido que ha sido
objeto del juicio; las interlocutoria de primera instancia, que falla un incidente en juicio,
estableciendo derechos permanentes a favor de las partes o debe servir de base en el
pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria.

De manera excepcional procede también el recurso de apelación en contra de autos y decretos,


siempre que alteren la sustanciación regular del juicio o recaigan en trámites que no se encuentran
ordenados expresamente por la ley, en cuyo caso el recurso de apelación sólo puede interponerse
subsidiariamente al de reposición. A contrario sensu, la regla general en materia recursiva, respecto
de resoluciones cuya naturaleza jurídica sea auto o decreto, será la improcedencia del recurso de
apelación, cuando ordenan trámites necesarios para substanciación del proceso, o bien recaen en
trámites expresamente ordenados por la ley, o cuando ésta expresamente disponga que son
inapelables.

Por último, y como excepción a la regla general de la procedencia de la apelación, existen casos
excepcionales que el propio legislador suprime la posibilidad de que el superior jerárquico revea la
decisión del a quo respecto de sentencia definitivas e interlocutorias, en atención a la cuantía del
juicio o para no retardar la sustanciación del proceso, para cuyo caso en forma expresa se ha
establecido la inapelabilidad de las resoluciones, no obstante que en atención a su naturaleza de
sentencia definitiva o interlocutoria, en principio, de aplicarse las reglas generales sería procedente
el recurso en cuestión.

QUINTO: Que como ya se adelantó, el estatuto procesal en materia de apelaciones regula la


procedencia de dicho recurso y su forma de interposición en vinculación directa e inmediata con la
naturaleza jurídica de la resolución cuya reforma se pretende. Deberá, entonces, deducirse la
apelación por parte del agraviado de forma directa cuando la resolución recurrida es de aquellas
que, según el estatuto ya descrito, son susceptibles de apelación por antonomasia, es decir, cuando
se trate de sentencias definitivas o interlocutorias. A tal conclusión es posible arribar del propio
texto normativo, que lo regula conforme a su carácter de vía de impugnación principal, en que el
legislador estatuye como excepción la apelación subsidiaria respecto de autos y decretos que alteren
la substanciación regular del juicio o recaigan sobre trámites que no están expresamente ordenados
por la ley. De igual manera, cuando el recurso ordinario en análisis debe interponerse de forma
subsidiaria, al impugnar una sentencia interlocutoria, ha sido también la propia ley quien lo ordena,
como ocurre con aquel que debe deducirse en subsidio de la reposición respecto de la resolución
que recibe la causa a prueba (art. 319 del Código de Procedimiento Civil).

SEXTO: Que puntualizado el marco regulatorio que alumbra el asunto sometido a decisión de esta
Corte, corresponde pronunciarse sobre los errores de derecho que el arbitrio en cuestión imputa a la
resolución recurrida.

En este análisis, no cabe duda que la resolución de primera que acogió las excepciones dilatorias de
incompetencia y litis pendencia opuesta por el demandado de autos es una sentencia interlocutoria
que establece derechos permanentes a favor de las partes y, además, pone término a este
procedimiento y, por lo mismo, hace imposible su continuación. Tal naturaleza no ha sido discutida
por el recurrente de casación, sino que por el contrario admitida en el recurso en estudio, al
reconocer el demandante que la reposición con nuevos antecedentes que formuló en lo principal del
escrito que contiene la apelación subsidiaria, era improcedente en atención a la resolución de primer
grado.
SÉPTIMO: Que de lo que han sido los razonamientos que anteceden, y en especial de la relación de
los motivos quinto y sexto de este fallo de casación, resulta inconcuso que respecto de una sentencia
interlocutoria, como la que nos ocupa, el recurso de apelación debe -por expresa disposición del
legislador- interponerse de manera principal y directa en contra de la decisión recurrida y no en
carácter subsidiario, como ocurrió en autos, puesto que no se trata del un auto o decreto que de
manera excepcional es apelable, ni de aquellas situaciones en que tratándose de una interlocutoria el
legislador expresamente prevé la interposición de la apelación de manera subsidiaria.

OCTAVO: Que ya zanjada la interposición improcedente del recurso de apelación deducido en


autos, corresponde abocarse a determinar si los sentenciadores obraron dentro de los límites que
franquea la ley al declarar la inadmisibilidad del recurso de apelación;

NOVENO: Que, no obstante el examen realizado por el tribunal de primer grado al momento de
conceder el recurso de apelación respecto de su procedencia, el ad-quem puede poner término a la
apelación a través de las siguientes formas anómalas directas: Por la inadmisibilidad del recurso,
que declara en cuenta la Sala tramitadora de acuerdo con el artículo 213 del Código de
Procedimiento Civil; por la deserción del recurso, que el tribunal debe pronunciar, de oficio o a
petición de parte, cuando el apelante no comparece dentro del plazo legal; por el desistimiento
propiamente tal, que tiene lugar por la dejación que el apelante hace de su recurso y, finalmente, por
la prescripción, reglamentada en los artículos 211 y 212 del mismo Código;

DÉCIMO: Que el artículo 213 precitado, obliga al tribunal superior a examinar en cuenta si el
recurso es admisible y si se interpuso dentro del plazo legal. De esta manera, la apelación podrá ser
declarada inadmisible en cualquiera de los grados, sea que la resolución recurrida no es susceptible
de apelación; sea que no ha sido interpuesto dentro de plazo o bien no ha sido deducido en la forma
prescrita por la ley. Tal conclusión se deriva de la interpretación armónica de los artículos 189, 201
y 213 del cuerpo procesal mencionado. El único límite en este control esta dado por la ausencia de
consideraciones respecto del asunto de fondo deducido, así como por la procedencia e
improcedencia de los argumentos jurídicos del recurso. Se trata de un examen formal, indispensable
para darle tramitación.

UNDÉCIMO: Que así las cosas, sólo es posible concluir que atento al carácter de sentencia
interlocutoria de la resolución recurrida, la apelación debió deducirse no de manera subsidiaria al
recurso de reposición, sino que directamente, y al no haberse interpuesto en la forma que
procesalmente correspondía, era imposible que superara el control de admisibilidad que exige el
artículo 213 del Código de Procedimiento Civil.

DUODÉCIMO: Que en consecuencia, no existe infracción alguna a las disposiciones legales


denunciadas en el recurso, puesto que los jueces recurridos procedieron a declarar inadmisible el
recurso de apelación correspondiente, por no atenerse el agraviado en su interposición a la forma
establecida para el caso de que se trata.
DECIMOTERCERO: Que, por consiguiente, el recurso de casación en el fondo debe ser
desestimado.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 764 y 768 del Código de
Procedimiento Civil, se RECHAZA, sin costas, el recurso de casación en el fondo interpuesto por el
abogado Marco Rosso Bacovic, en representación de la parte demandante, en lo principal de fojas
105, en contra de la resolución de fecha veintitrés de septiembre de dos mil nueve, escrita a fojas
102.

Acordada con el voto en contra de los Ministros Sr. Oyarzún y Sr. Silva, quienes estuvieron por
acoger el recurso de casación en el fondo deducido, anular la resolución de segunda instancia, dictar
fallo de reemplazo por el cual se ordene traer los autos en relación, y continuar con la sustanciación
regular prevista por la ley para estos negocios, para lo cual han tenido en consideración las
siguientes argumentaciones:

1º.- Que, según se ha dicho en el fallo de casación, el recurso de apelación, en contraposición a


otros que regula la ley procesal, constituye el mecanismo de revisión de las decisiones
jurisdiccionales por antonomasia y, como tal, es de carácter ordinario, puesto que procede por regla
general en contra de las sentencias definitivas e interlocutorias y los autos y decretos en los casos
que prevé la ley, permitiendo rever tanto los hechos como el derecho.

2º.- Que si bien es cierto, una sentencia interlocutoria en atención a su naturaleza -salvo en los casos
que la ley lo estatuye- no admite recurso de reposición, ello no obsta a que declarada improcedente
la reposición, la apelación subsidiaria cobre vigencia y autonomía, con total prescindencia de la
reposición desestimada, debiendo a su respecto operar los mecanismos de control relativos al plazo
de interposición, naturaleza de la resolución recurrida y peticiones concretas. El examen de
admisibilidad, sea que se haga por el tribunal de primera o segunda instancia, debe centrarse en su
carácter de recurso principal, con plena vigencia, una vez declarado inadmisible o bien rechazo el
recurso de reposición que se dedujera en lo principal.

3º.- Que, en este análisis no existe causa legal que permita declarar inadmisible la apelación
interpuesta en contra de una resolución cuya naturaleza lo permite, sin que se haya cuestionado la
oportunidad y el cumplimiento de las restantes exigencia que contemplan los artículos 189 y 201
del Código de Procedimiento Civil. Así, por lo demás, lo ha sostenido con anterioridad la
jurisprudencia al razonar "Que no hay disposición alguna que declare improcedente un recurso de
apelación por el hecho de que se le haga valer como subsidiario del de reposición. En otros
términos, la ley no prohíbe que el recurso de apelación se interponga para el supuesto de que no se
admita el de reposición, particularmente cuando éste último es improcedente. Lo más que podrá
decirse es que el de reposición es inadmisible; pero no el de apelación" (C. Concepción, 22 de junio
de 1962. R. t 59, sec. 2º, pág. 33)
4º.- Que esta conclusión se aviene con la forma correcta de interpretar la ley, en consonancia con
los principios de la defensa jurídica y la doble instancia, componentes del debido proceso
garantizado constitucionalmente, que permiten una tutela jurídica efectiva como mecanismo de
protección o seguridad al mismo sistema judicial, sustentado en la falibilidad humana del juez. No
se puede, so pretexto de formalismos extremos que el legislador contempló para otros recursos de
derecho estricto, como la casación, imponer al sentenciador limitantes que no se condicen con el
sistema recursivo contemplado para las resoluciones dictadas por el tribunal de primera instancia en
materia civil y, por lo tanto, con el sentido del recurso de apelación, negando de esta manera a la
parte afectada que la sentencia impugnada sea revisable en segunda instancia.

5º.- Que impone la conclusión de los disidentes una interpretación acorde con el espíritu del
legislador en la materia, en contraposición a un formalismo y rigidez no previsto por las normas que
regulan el asunto y que impedían al tribunal de segunda instancia declarar inadmisible el recurso de
apelación interpuesto por el demandante en contra de aquella resolución que acogió las excepciones
dilatorias de incompetencia y litis pendencia opuestas por la parte demandada.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción de a cargo del Ministro señor Sergio Muñoz G. y del voto en contra sus autores.

Rol Nº 8.200-2009.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Sra. Margarita Herreros M., Sr. Guillermo Silva G., y Abogado Integrante Sr.
Benito Mauriz A.

Sentencia de la corte de apelaciones: 5259-2009

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