Está en la página 1de 2

¿Cómo entrar en el paraíso de Dios?

Luc 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en
el paraíso.
Textos a leer Luc 23:32-33; 39-43. 2 Cor 12:4 Ap 2:7

Introducción.- Dios creo al hombre para que viviera eternamente feliz y en


comunión con su creador, de hecho el paraíso es un lugar o ambiente de
indescriptible felicidad y gozo.
Pero ¿Cómo entrar en dicho paraíso?
Veamos el ejemplo de un hombre que entró al paraíso.
Dicha historia nos da a conocer, primeramente, la relación que existe entre la
salvación de los pecadores y la soberana voluntad de Dios. Se nos refiere que
dos malhechores fueron crucificados con nuestro Señor; uno a su diestra y el
otro a su siniestra. Ambos se hallaban a la misma distancia de Cristo; ambos
vieron todo lo que sucedió durante las seis horas que estuvo pendiente de la
cruz; ambos estaban agonizando y sufriendo dolores agudos; ambos eran
grandes pecadores y necesitaban del perdón. Y sin embargo, el uno murió en
sus pecados--tan impenitente, incrédulo e indiferente como había vivido; y el otro
se arrepintió, creyó, imploró misericordia de Jesús y fue salvo

Esta historia nos enseña, además, cual es el carácter invariable del verdadero
arrepentimiento.
Pues solo después de reconocer nuestro pecado, arrepentirnos, confesar a
Jesús como Señor y obrar en consecuencia podemos ser salvos.

1.- Indignación por la injuria (insulto feo) al Señor.


La mala conducta de su compañero para con el Señor: "¡Ni aun tú temes a Dios,
estando en la misma condenación!". Cuando el hombre se arrepiente de
corazón, tiene el Espíritu Santo dentro de él; tiene nuevo corazón que se
indignará ante toda maldad y pecado.

2.- Reconocimiento de sus propios pecados:


"Nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecieron nuestros
hechos."
Es lo más difícil para el ser humano, reconocer que es un vil pecador; pero es
necesario para pedir perdón.

3.- Declaración explícita de la inocencia de Jesucristo.


"Este ningún mal hizo.". Implica reconocer al mismo tiempo nuestra
pecaminosidad y al mismo tiempo la santidad del Señor.

4.- La fe en que Jesucristo tenía poder y voluntad para salvarlo


Volviendo hacia él los ojos lo llamó "Señor," y expresó su creencia de que él
tenía un reino.
Y que tan solo él podía salvarle, nadie más sino tan solo Jesús el Rey y Señor.
Solo Cristo salva nadie más, ni aún las obras.
5.- Clamó o hizo oración.
Invocó a Jesús cuando estaba en la cruz y le suplicó que aun en aquellos
momentos se apiadase de su alma. La Biblia dice que todo aquel que invocare
al Señor será salvo y no será avergonzado, dice también mirar a mi todos los
confines de la tierra y sed salvos.

6.- Humildad.
Pidió a Jesús que se apiadase de él. No pidió ninguna grandeza: le bastaba que
Cristo se acordara de él. El orgullo, la soberbia lleva a mucha gente al infierno,
pero es muy importante pedirle al Señor humildemente que sea propicio a
nosotros.

Conclusión.- Esta historia nos enseña, por último, cuan cerca del descanso y
de la gloria se halla el creyente agonizante. Nuestro Señor dijo al malhechor en
contestación a su súplica: "Hoy estarás conmigo en el paraíso..
Tan luego como el creyente muera, su alma pasa a gozar de felicidad. En ese
momento no se efectúa su completa redención. Su dicha perfecta no empieza
sino el día de la resurrección; mas no hay ni demoras misteriosas, ni intervalos
de expectativa, ni purgatorio alguno entre su muerte y el estado de la
bienaventuranza. Tan pronto como expire se halla con Cristo. Filip. 1:23.
Tengamos esto presente cuando nuestros parientes o amigos mueran con fe en
el Señor. No debemos lamentarlos como si hubieran perecido para siempre. En
tanto que nosotros estamos de duelo, ellos están llenos de júbilo. Mientras nos
cubrimos de luto y derramamos lágrimas en sus funerales, ellos están gozando
de felicidad en la presencia del Señor.
Ante todo, si somos verdaderos cristianos, tengamos esto presente cuando
pensemos en nuestra propia muerte. Serio trance es morir; más si morimos en
el Señor, no debemos dudar de que nuestra muerte sea una gran ganancia.

También podría gustarte