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LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS

DE LA VEGETACIÓN URBANA

Alejandra Vargas Rodríguez.


Ingeniero Agrónomo, MSc.
avargasr@uc.cl

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Alejandra Vargas

Los servicios ecosistémicos de la vegetación urbana

Los múltiples beneficios ambientales y sociales que la literatura ha descrito sobre la


naturaleza, sumado a la dificultad y costo de insertar y mantener las especies vegetales en
la ciudad, han impulsado el estudio de los servicios ecosistémicos de la vegetación urbana.
Como Balvanera y Cotler sostienen, los servicios ecosistémicos emergen como concepto por
la necesidad de enfatizar la estrecha relación que existe entre los ecosistemas y el bienestar
de la población. De esta forma, se hace un vínculo explícito entre el funcionamiento de los
ecosistemas y el bienestar humano, considerando que esta relación puede ser directa o
indirecta y que los seres humanos pueden o no estar conscientes de su existencia (Balvanera
& Cotler, 2007). La valoración de los ecosistemas y sus servicios permite cuantificar el
aporte de la vegetación al contexto urbano, pero no debe ser entendida como un fin en sí
mismo, sino como una herramienta pragmática que busca la consideración de la naturaleza
y los costos asociados a ella dentro de la toma decisiones. Para Gómez-Baggethun& De
Groot, lo que se busca es el reemplazo de los valores intrínsecos por los valores
instrumentales, llevándolo así a un lenguaje universal como es el económico (2007).

Los servicios ecosistémicos descritos para forestaciones urbanas son los mismos que se han
identificado en los bosques naturales. Estos son: reducción de la contaminación
atmosférica; regulación de la humedad, temperatura y velocidad del viento; ahorro de
energía; uso, reutilización y conservación del agua; conservación del suelo y control de la
erosión; filtro acústico y bienestar, salud mental y física (Sorensen, Barzetti, & Williams,
1998; Kuchelmeister, 2000; Falcon, 2007; Schwab, 2009; Mullaney, Lucke, & Trueman,
2015). Para demostrar estos beneficios se han realizado investigaciones que han intentado
mensurar el aporte real de la forestación urbana en ciertas ciudades. Dos científicos que
han destacado en este campo son Nowak y McPherson.

Nowak ha colaborado activamente en la agencia estadounidense United State Forest


Service (USFS), desde donde han desarrollado el programa computacional Urban Forest
Effect (UFORE). Este programa permite calcular los beneficios medioambientales y la
contribución económica que producen los árboles en los ambientes urbanos. Dentro de una
localidad específica, este programa puede cuantificar la cantidad de contaminantes del aire
que son removidos, la cantidad de carbono que es almacenado, la reducción de gases del
efecto invernaderos y el ahorro de energía que percibe un edificio cercano a una cierta masa
arbórea (Nowak, Crane, Stevens, & Hoehn, 2003). En Chile, también se utilizó el programa,
y gracias a éste se estimó que la vegetación de Santiago había removido 3.500 toneladas de

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contaminantes del aire entre julio de 1997 y junio de 1998, con un valor estimado de US$
44,8 millones (Escobedo, Nowak, & Crane, 2004).

Por su parte, McPherson también ha desarrollado metodologías cuantitativas para


determinar el efecto de la forestación urbana. En un estudio previo al lanzamiento del
programa Los Angeles One Million Trees, determinó que en un horizonte de 35 años la
iniciativa reduciría la contaminación por CO2 en 1,02 millones de toneladas, lo cual
corresponde a un ahorro de US$7,5 millones. Además, calculó que también se reduciría la
contaminación por otras sustancias contaminantes como el material particulado grueso
(PM10), ozono (O3) y dióxido de nitrógeno (NO2), con lo cual el ahorro en salud humana y
calidad ambiental alcanzaría los US$68 millones (McPherson, Simpson, Xiao, & Wu, 2008)

Existen otros investigadores que también se han interesado en esta materia, como las
estadounidenses Pincetl y Pataki, sin embargo, ellas han cuestionado los resultados
obtenidos por Nowak y McPherson. En sus trabajos se han referido a que estos valores no
son reales, porque subestimaron los costos asociados a plantar y mantener la vegetación
urbana, los valores asociados a la posible desadaptabilidad de las especies, el uso del agua,
y otros insumos ligados a la implementación de la vegetación en la ciudad. Estos costos son
los que han llamado disservices y corresponderían a las consecuencias negativas de
implementar una infraestructura verde (Pincetl, 2010; Pataki et al., 2011; Pincetl, Gillespie,
Pataki, Saatchi, & Saphores, 2012).

Lamentablemente, las acciones y los costos de forestar una ciudad son cuantiosos en
aquellos lugares donde nunca se ha planeado tener una infraestructura verde. Lo anterior
se debe a que la intervención que se debe hacer en el espacio y la preparación de las
especies para que puedan adaptarse correctamente al ambiente urbano, requiere de
considerables esfuerzos de planificación y gestión. Tanto es así, que en las investigaciones
de Pincetl y Pataki se ha concluido que si a los beneficios económicos de los servicios
ecosistémicos se les descontaran los costos de la implementación y mantención, podrían
desestimarse los beneficios de la vegetación, y desde un punto de vista económico, se
podría volver más factible buscar sustitutos que aporten igual o mayores beneficios en
términos de descontaminación (Pataki et al., 2011).

Los servicios asociados a la descontaminación ambiental no son los únicos, ni los más
relevantes, que provee la vegetación. Existe evidencia que demuestra los beneficios sociales
que se generan y que contribuyen al bienestar y mejor calidad de vida de los ciudadanos.
Kuo, para la ciudad de Chicago, llegó a la conclusión que las áreas verdes están relacionadas
con un mayor uso de los espacios públicos, lo que genera un patrón de actividades
saludables tanto para niños como para adultos, se forjan fuertes lazos sociales en los

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residentes, gran sentido de seguridad, bajo nivel de grafitis y otras contravenciones sociales,
y menor nivel de violencia y delincuencia (Kuo, 2003). Sullivan, también cree que la áreas
verdes contribuyen a aumentar la actividad social de la población, generando una mayor
afinidad y revitalización de los barrios(Sullivan, 2004). Los parques representan el lugar más
importante para el relajo y la convivencia, siendo por ello uno de los principales indicadores
de calidad de vida dentro de la ciudad, transformándose en un elemento intrínseco del
desarrollo sustentable (Chiesura, 2004).

Entre todos los servicios ecosistémicos enunciados, el bienestar social parece ser un
argumento contundente, o una bandera de lucha, para promover la importancia de
incorporar vegetación al interior de las ciudades. Los demás servicios ecosistémicos,
podrían llevar a buscar sustitutos que fuesen más eficientes en su labor, y que
representaran un menor costo de implementación y mantención. Sin embargo, si los
ciudadanos declaran que su calidad de vida mejora por disponer de áreas verdes a su
alrededor, no será posible buscar sustitutos, debido a que la vegetación no es comparable
con ningún elementos inertes al interior de la ciudad (Beatley, 2011).

Bibliografía

Balvanera, P., & Cotler, H. (2007). Acercamientos al estudio de los servicios ecosistémicos.
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