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CRÍTICA DE LIBROS

blica no significa acelerar la descomposi- en un esfuerzo por conjugar el pulso de lo


ción de los actores colectivos, ni poner social y la autonomía de la decisión polí-
aún más en duda su representatividad. tica, receptividad y capacidad pedagógica,
Pero, tampoco pensar que el antiguo com- opinión pública y liderazgo. Por ello la
promiso social es restaurable. Como diji- vieja apuesta al fortalecimiento de lo so-
mos, para Mine el desafío debe ser reto- cial. Pero también por ello, la carta abierta
mado por el poder político y por las élites, al Presidente de la República.

LA VIRGINIDAD DE FOUCAULT

Sergio Pérez
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

SIMÓN GOLDHILL, Foucault's comienza al colocarse en un dominio que


Virginity. Ancient Erotic Fiction and los estudios clásicos estiman más bien
the History ofSexuality, Cambridge marginal: la novela griega y algunos diá-
University Press, 1995, 194 pp. logos menores. Antes que reexaminar los
tratados en prosa, la filosofía y las homi-
lías cristianas, su propósito es explorar lo
La filosofía de Michel Foucault ha tenido que resulta de estas narrativas irónicas y
consecuencias diversas. Más llamativa, la oblicuas, en relación con la historia cultu-
sección «genealógica» ha recibido un alud ral del deseo. Las obras claves aquí, tie-
de comentarios y suscitado investigacio- nen títulos poco frecuentados por los in-
nes numerosas y de importancia. Más po- vestigadores: Dafnis y Che de Longo, el
lémica y más ardua de practicar, la sec- diálogo Amatorio de Plutarco, y Leucipa
ción «arqueológica» apenas ha provocado y CUtofonte de Aquiles Tacio. Historia
un número limitado de trabajos. La sec- paralela si se quiere, porque esta narrativa
ción que se ha dado en llamar «ética» de griega se despliega en el mismo momento
la obra de Foucault ha encontrado su pro- que la segunda sofística, y que se consoli-
pia fortuna: autores como Peter Brown, dan en el cristianismo y sus valores, en
Georges Vigarello y otros, vieron su es- tomo al cuerpo y la sexualidad. Goldhill
pléndido trabajo más orientado a temas se propone entonces no sólo revalorizar la
como el cuerpo o la sexualidad, en tomo novela griega antigua sino también exa-
a cuestiones como la «preocupación de sí minar cómo se articula, a través de esta
mismo» JO «el uso de los placeres», que narrativa y sus dispositivos retóricos, el
nuestro autor presentaba en sus dos libros tema del sujeto deseante masculino (bási-
postumos. Otros investigadores, como en camente masculino, porque el deseo fe-
el caso de S. Goldhill, han creído necesa- menino sólo raramente es representado, y
rio ofrecer lo que pxidríamos llamar «su- en sus esporádicas apariciones, termina
plementos críticos». siempre en catástrofe).
La originalidad de Foucault's Virginity El propósito explícito es revisar de ma-

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ñera crítica las conclusiones alcanzadas que condujo a la responsabilización ética


por Foucault, en los dos últimos volúme- del sujeto sexual.
nes de la Historia de la sexualidad, acerca La antigua novela griega erótica no es
del proceso por el cual el individuo se ha un mensaje informador directo. Ella está
constituido a sí mismo como sujeto ético compuesta más bien de nairativas que es-
de su propia conducta sexual. La crítica parcen la significación del sujeto del de-
no se refiere esta vez a la insut'iciencia de seo sexual en un conjunto de disciplinas
los textos analizados y tampoco al mate- tan diversas como la historia del arte, la
rial mismo que es examinado: tanto Fou- fisiología o la mitología. Dentro de la no-
cault como Goldhill se concentran en la vela, cada discusión o comentario sobre el
experiencia de escribir y leer acerca de deseo del sujeto está situado en una es-
la sexualidad. Ella se refiere más bien a la tructura narrativa compleja, dentro de una
concepción del campo discursivo, a la ma- tradición intelectual también compleja.
nera en que éste constituye un sistema de Según Goldhill, no parece legítimo ex-
normas y a la forma en que se articula traer de ahí un discurso particular para es-
con otros discursos. Según Goldhill, Fou- cribir una «historia gay» —como lo hace
cault ha tomado aquellos textos como si John Boswell—, o para describir grandes
se tratara de mensajes y lecciones directas tendencias teleológicas —como le sucede
acerca de la sexualidad, para extraer de a Foucault. Resulta entonces indispensa-
ellos una orientación teleológica que ha- ble considerar el modo en que estas narra-
bría de concluir en la sexualidad austera tivas organizan su propia referencia al de-
del primer cristianismo. seo y exploran, con sus medios, las rela-
Para Goldhill, esos mismos textos son ciones entre la filosofía, la sexualidad y la
más bien un espacio discursivo en el que naturaleza, mediante una serie de ironías,
se establecen negociaciones y compromi- analogías, metáforas, etc.
sos que provienen de las tradiciones de la Los temas centrales que Goldhill propo-
retórica, de las intenciones del autor y de ne para mostrarlo son: la «naturalización»
lo esperado por el lector. El compromiso de la sexualidad y las concepciones de la
y la negociación contenidos en estos tex- filosofía. La primera es bien conocida: se
tos elusivos, irónicos y altamente reflexi- trata del fundamento que la naturaleza
vos produce, más que una serie de mensa- puede ofrecer al deseo masculino, sea que
jes directos, una historia más problemáti- se oriente al amor a los jovencitos o al
ca del sujeto, lo que a su vez problema- amor hacia las mujeres. No es por supues-
tiza el uso de esos textos hecho por Fou- to ninguna novedad. La analogía con el
cault. En efecto, las discusiones explícitas reino animal ha sido con frecuencia el
del deseo masculino, llevadas a cabo ex- montaje en el que se expresa la reproba-
clusivamente f>or hombres, son dispositi- ción o la valoración del amor entre varo-
vos complejos compuestos no sólo por te- nes. Para algunos como Plutarco, dirigirse
mas como la ascesis del yo, el equilibrio a la «naturaleza simple» sirve a la búsque-
de sí mismo, la abstinencia sexual o los da de paradigmas útiles a la comprensión
discursos de filósofos, sino también por la de la «naturaleza compleja» de los seres
práctica y la teoría de la retórica antigua. humanos, y para descubrir en el reino ani-
No considerar en sí misma a la narrativa mal ejemplos de afección que indiquen a
erótica —con sus juegos, sus trampas y los humanos cómo deben comportarse.
sus placeres propios—, puede conducir a Los ejemplos son muy diversos y no es
una simplificación excesiva del proceso inusual que lleven a la conclusión de que

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las bestias son mejores. Para otros autores, tensión humorística con el carácter y las
en cambio, el reino animal en su simplici- razones que determinan la conducta de
dad sólo es útil para mostrar la sofistica- Leucipa y Clitofonte.
ción y la complejidad del deseo humanos. Naturalmente, la filosofía es objeto de
La separación de éstos respecto a aquél es burla, como una pretensión exagerada y
indicativa de la alta valoración que mere- de dudosa honestidad moral. De ahí que
cen aquellas mentes filosóficamente edu- con frecuencia aparezca la cuestión de si
cadas, que orientan su atención y sus de- es mejor pasar el tiempo con una prostitu-
seos hacia miembros de su mismo sexo. ta o con un filósofo. Este tropo, largamen-
Es esta línea de argumentación la que lle- te popular, aparece en Luciano, en su
vó a Luciano a afirmar que los leones ma- Diálogo de prostitutas, en el que una de
chos no desean a los leones machos, por ellas se queja de haber sido abandonada
eso los leones no hacen filosofía. pQr su joven amante, seducido por las
Esta «naturalización» del deseo mascu- promesas de felicidad que el filósofo le
lino es indisociable de una concepción de ofrece como recompensa por llevar una
lo que según estos textos elusivos e iróni- vida sobria. Aparece también en Sátiro,
cos significa «hacer filosofía», la cual na- tal como lo recoge Atenao; aquí, Glicera,
turalmente, está muy lejos de lo que la fi- una prostituta, es acusada de corromper
losofía afirma de sí misma. Irreverentes, a a un joven por el filósofo Stilpo. Ella re-
veces brutalmente groseros, lo cierto es plica: «estamos enfrentados al mismo car-
que estos escritos asocian una concepción go, Stilpo. La gente dice que tú corrom-
de la práctica de la filosofía a la sexuali- pes a todo el que se te acerca al enseñar
dad, que no está centrada en la búsqueda sofismas erísticos, mientras yo enseño so-
de principios normativos, sino en lo que fismas eróticos. Por tanto, no hay diferen-
podría llamarse un «modo de vida». cia en la corrupción y en la mala expe-
Goldhili sostiene que lo que significa «ha- riencia que se obtiene al malgastar el
cer filosofía» en la antigüedad tardía no tiempo, sea con una prostituta o con un
está determinado únicamente por las dis- filósofo» (Goldhili, p. 99). Más aún, un
ciplinas reflexivas y normativas, sino tam- tema igualmente frecuente es el de la su-
bién por estos vectores irónicos y eróticos. perioridad de la prostituta. Así sucede en
Por eso estos textos se permiten «hacer fi- una carta escrita por Alcifrón: en ella,
losofía» en contextos insólitos. En Leuci- Thais, una prostituta, escribe a su antiguo
pa y Clitofonte de Aquiles Tacio, por amante Eutidemo hurtándose de la con-
ejemplo, se la encuentra en dos contextos: versión que éste ha sufrido al contacto
como parte de la reflexión necesaria para con los filósofos. Ella asegura que la afir-
seducir vírgenes, y como voluntad de au- mación del filósofo acerca de la abstinen-
tocontención, como orientación al auto- cia sexual es pura hipocresía (ella misma
control en el plano sexual. En efecto, tan- ha debido rechazar las proposiciones del
to en el proceso de la seducción como en que se pretende sabio). Según Thais, «tan-
el momento en que los personajes logran to el filósofo como la prostituta trabajan
dormir castamente juntos, la filosofía apa- por dinero; la diferencia es que las prosti-
rece en su sentido de «vocación hacia la tutas son más religiosas puesto que provo-
castidad sexual y a los argumentos que can numerosos juramentos a los dioses,
respaldan a ésta», en su sentido de asee- mientras que los filósofos niegan la exis-
sis, como un acto estoico de sufrimiento tencia de Dios. Además, las prostitutas ja-
silencioso, pero es puesta de inmediato en más promueven el incesto y nadie que co-

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habite con ellas desea, ni la sedición, ni la una teleología de la austeridad sexual.


tiranía» (ihid., p. 99). Habría más bien que considerar que las
La brusca ironía que se manifiesta en disgresiones filosóficas, fisiológicas o psi-
estos textos no es sólo una estrategia hu- cológicas son parcelas que coexisten con
morística utilizada por unos cuantos cíni- los juegos autoconscientes, irreverentes e
cos, sino parte de una tradición intelectual irónicos contenidos en las narrativas, y
en la que el epigrama, la novela y el diá- que todos ellos se concentran en el exa-
logo, también se constituyen como afir- men de una categoría central en el pensa-
maciones del deseo y la sexualidad. To- miento antiguo acerca de lo que hay de
das ellas limitan la autovaloración que la natural en la sexualidad.
fílosofi'a tiende a otorgarse, y muestran A pesar de un cierto tono combativo
que existen caminos diversos para consti- que por momentos adopta el libro, éstos
tuirse a sí mismo como sujeto responsable son también los límites de esta crítica. El
de la propia conducta sexual. En todo hecho de considerar los caminos oblicuos
caso, piensa Goldhill, este último es un y elusivos en los que el sujeto se ha cons-
proceso abierto en el que la conciencia tituido como agente de su conducta se-
puede seguir senderos tergiversados, a tra- xual, no modifica del todo el sentido de la
vés de las manipulaciones astutas y de los empresa de Foucault. Las dificultades,
juegos engañosos de ia ironía narrativa. tropiezos e incertidumbres en ia genealo-
Como práctica de la escritura, la novela y gía que describe no le son desconocidos y
los diálogos manifiestan el montaje de si se le demuestra culpable de elaborar
tradiciones retóricas, culturales y normati- una teleología, lo ha hecho contra sus
vas a través de las cuales el sujeto debe convicciones y sus premisas explícitas.
orientarse para convertirse en agente de No parece que corregirse fuera irreconci-
su conducta sexual. Ellas no manifiestan liable con sus principios. La contribución
sólo una carencia de «seriedad moral», de Goldhill es significativa porque mues-
sino también lo dift'cil que puede resultar tra que la aparición del modelo de sujeto
adoptar una seriedad reflexiva y pedagó- sexual que estaba por consolidarse, debió
gica respecto al dominio erótico. seguir caminos más intrincados y diver-
Esta es la prevención cn'tica contenida gentes. No nos sorprendería que el genea-
en Foucault's Virginity: ignorar el sentido logista viera en ello un suplemento crítico
de lo que es «hacer filosofi'a», tomando a sus propias posiciones. En todo caso,
únicamente como indicativo lo que la fi- mostran'a la gran dificultad que subyace
losofía dice de sí misma, puede conducir en lanzar una mirada de etnólogo a la ge-
a una simplificación del proceso que, de nealogía del sujeto moral y erótico, y des-
Platón a san Agustín, concluye por impo- cribir con una mirada distante las formas
ner su modelo de austeridad. No hay pues cambiantes de constituirse a sí mismo.

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