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Georgina Marbella Promard Sifontes

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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

SUBDIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO

SUBPROGRAMA DE DOCTORADO EN EDUCACIÓN

El milagro de la formación docente-


estudiante

La formación representada en la metáfora de la “residencia y el


viaje” explica la iniciación del estudiante novicio en lo conocido, como las
experiencias vividas; la residencia así como también en lo desconocido,
como las experiencias por vivir, el viaje. Convirtiéndose la formación en la
trayectoria vital del sujeto en su proceso de comunicación con el mundo a
través de las emociones.

La enseñanza en la formación del individuo necesariamente se


debe ajustar al proceso de transformación del mismo, tomando en cuenta
la emocionalidad del sujeto, su interioridad para lograr una atención
curiosa por parte del aprendiz, evitando así que la residencia y el viaje
formativo no sean solo, dadas, hechas, acabadas y cerradas. Sino que
despierten en él el interés por lo conocido, lo no leído, lo no mirado, lo no
dicho.

Es por ello, que en las aulas venezolanas no solo es preponderante


la formación inicial del docente, sino que además la formación que se da
en él a través de su práctica pedagógica es crucial, siendo aquí el espacio
donde se nutre de saberes permitiéndole observar las características de
sus estudiantes, para así enfocarse en las individualidades de manera
creativa.
Entendiendo que el deber del docente al participar activamente en
el proceso formativo del estudiante novicio, toma en cuenta el mundo
interior de sus discípulos a través del diálogo intersubjetivo, logrando
establecer conexiones entre el interior y el exterior despertando el interés
por lo no conocido, lo no mirado, lo no vivido, lo no hablado.

Es en el diálogo, en el encuentro intersubjetivo con otras formas de


pensar semejantes y distintas, y también en el diálogo del sujeto consigo
mismo, por medio de lo cual se produce la fusión de horizontes en la
escuela (Valera y Madriz 2006). Siendo necesario rescatar en las aulas
venezolanas esa relación intersubjetiva desde el inicio de la formación del
individuo hasta alcanzar parte importante de su trayectoria donde ejerza
influencia en otros, como lo es el caso de los docentes; influencia esta
que debe estar cargada experiencias motivadoras e inquietantes que
despierten la curiosidad del estudiantado hacia lo desconocido, lo por
conocer, lo no visto, lo no leído, lo no escuchado.

Por lo tanto, no debe existir extrañamiento si el entender tiene


resultados distintos, en distintas épocas e incluso en diferentes individuos
hasta para un mismo sujeto, ya que esto va a depender de la situación
singular, necesidades, sueños, deseos, ideas, imágenes, en las que está
ubicado el estudiante, siendo importante para el docente la inagotabilidad
del lenguaje en la búsqueda del verbum interius, la palabra interior no
dicha que a través del diálogo se vuelve escucha e impulsa al estudiante
a comprender.

Lo que conlleva a hacer la siguiente pregunta ¿Qué sucede


cuando ese verbum interius no surge porque el aula no es un lugar de
audiencia?

En la experiencia de Pennac (2009):

De modo que yo era un mal alumno. Cada anochecer de mi


infancia, regresaba a casa perseguido por la escuela. Mis
boletines hablaban de la reprobación de mis maestros. Cuando
no era el último de la clase, era el penúltimo (¡Hurra!) negado
para la aritmética primero, para las matemáticas luego,
profundamente disortográfico, reticente a la memorización de
las fechas y a la localización de los puntos geográficos, incapaz
de aprender lenguas extranjeras, con fama de perezoso
(lecciones no sabidas, deberes no hechos), llevaba a casa
unos resultados tan lamentables que no eran compensados por
la música, ni por el deporte, ni, en definitiva, por actividad
extraescolar alguna.
_ ¿Comprendes? ¿Comprendes al menos lo que te estoy
explicando?
Y yo no comprendía… (p.9)
De acuerdo a la experiencia del autor antes señalado, desde la
posición de un “mal alumno” se encontraba en un vacio, las palabras
resonaban mas no se comprendían, el diálogo exterior e interior no se
estaban produciendo, más bien se había convertido en un recipiente en el
que lo que entraba, no tenía sentido, ni conectaba con nada que
despertara su interés, por lo que se sumergió en una desesperanza
aprendida.

Tal como lo plantea (Delgado 2010) un estado en el que se ven


debilitados o extinguidos, el amor, la confianza, el entusiasmo, la alegría y
la fe; es una especie de frustración e impotencia, en el que se suele
pensar que no es posible por ninguna vía lograr una meta. Es una forma
de considerarse atrapado, agobiado e inerme.

Siendo importante señalar que este tipo de experiencia narrada por


Pennac no es una situación aislada que se presentó en un momento dado
con un alumno europeo; por el contrario es real y vigente en el ámbito
escolar venezolano, donde se encuentran historias de vida semejantes
que terminan de manera inadecuada, como lo es la deserción escolar
debido a la mirada de indiferente ejercida por los actores que guían el
aprendizaje del estudiantado; y otros que terminan de manera totalmente
resiliente logrando superar los obstáculos obteniendo experiencias
satisfactorias en su viaje y residencia.
Para el filósofo Nietzsche la desesperanza aprendida es “la
enfermedad del alma moderna” en la que estudiantes en diversos niveles
se encuentran, dicha afirmación sustentada por estudios realizados a
nivel de manejo de la lectura por parte de algunos docentes en su práctica
pedagógica y por ende en sus estudiantes.

Donde además, según (Carlino 2005) aún cuando la lectura es


reconocida como una herramienta fundamental para el aprendizaje, la
escuela no tiene capacidad para desarrollar y potenciar una adecuada
competencia lectora. Esto se debe a que la formación teórica de los
docentes, las metodologías, los esquemas de interacción maestro-
estudiante, los libros y otros materiales impresos, están concebidos para
el desarrollo de la lectura mecánica.

Entendiendo lo antes expresado como la imposibilidad aprendida


de establecer un diálogo con el material a leer, por lo que no se convierte
en escucha, limitándose la relación que se tiene con el texto, las dudas y
desconfianza que genera, la atención y el respeto que se le guarda y la
manera de escucharlo.

Evidenciando esto que es necesario que el proceso formativo del


sujeto desde sus primeros años de vida al encontrarse con la escuela
este cargado de diálogo, de relaciones intersubjetivas que permitan que
sus procesos mentales encuentren enlazar lo aprendido con el
conocimiento previo, y con el interés por lo no conocido, lo no mirado, lo
no vivido, para llegar a ser el que se es; generándose la transformación
para comprender la realidad que para (Nietzsche 1997) “ Tres
transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte
en camello, y el camello en león, y el león, por fín en niño. (p.97)

Esa transformación mencionada por Nietzsche ha sido


experimentada por muchos, entre ellos Daniel Pennac que relata su
historia de vida desde la óptica de un “mal alumno” y como 4 profesores le
salvaron la vida, simplemente con la certeza de que su práctica
pedagógica debía estar centrada en permitir al estudiante a través de sus
cualidades, potencialidades, sueños y experiencias expresarse y
relacionarse con el exterior y el interior de su mundo. Para luego
mostrarse al mundo como un individuo integro y capacitado para afrontar
adversidades y oportunidades.

Georgina Promard
Correo electrónico: gmpromard@yahoo.com
Desde Barcelona

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