La evolución del arte cortesano, casi ininterrumpida desde el fin del
renacimiento, se detiene en el siglo XVIII, y se disuelve por obra del subjetivismo burgués, sin embargo, esta orientación ya existe en el Rococo y la ruptura con la tradición cortesana acaece, propiamente, en ese momento. Pues la tendencia hacía lo monumental, lo solemne-ceremonial, y lo patético desaparece ya en el primer Rococo y deja lugar a la tendencia por lo gracioso y lo intimo. Sus creaciones presentan una ausencia del gran formato heroico aún cuando estén destinadas a las clases sociales más altas. Al finalizar este siglo, cuando la burguesía consigue el poder económico, social y político, no hay en Europa sino un arte burgués, que es el decisivo. Bajo Luis XVI, alcanzó la burguesía del antiguo régimen su máximo desarrollo espiritual y material: el comercio, la industria, los bancos, las profesiones liberales, la literatura y el periodismo, es decir todos los puestos claves de la sociedad a excepción de los altos puestos del ejército, la iglesia y la corte estaba en sus manos. La burguesía se apodero paulatinamente de todos los medios de cultura: No solo escribía los libros sino que los leía también, y no solo pintaba los cuadros sino que también los adquiría. Se han considerado como representantes espirituales en el Siglo XVI, el gentil hombre, en el XVII, el hombre honesto, y en el XVIII, el hombre ilustrado, es decir: el lector de Voltaire. El cambio del concepto del arte, tiene que ver con que el arte se hace más humano, más accesible, ya no es para semidioses y superhombres y, más que la grandeza y el poder, expresa la belleza y la gracia de la vida. Para gustar a un nuevo público compuesto por una aristocracia de ideas progresistas y una burguesía devota del arte. Por su propia índole, el siglo XIX condujo a un renacimiento de lo pastoril, convertido en un género trivial, popular. Mientras que en pintura, sigue existiendo la conexión con las clases superiores, la novela se acerca al concepto de mundo de las clases medias. Lo que aparece en el tránsito de la novela caballeresca a la novela pastoril. Que trata auténticos problemas de la vida, aunque en un ámbito ficticio y describe personajes contemporáneos aunque con atuendo fantástico, por lo cual la novela pastoril se acerca al realismo. Junto con estas formas bucólico-idílicas, y heroico-amorosas, hay también en el siglo XVII, ciertos fenómenos que anuncian la novela burguesa posterior, por ejemplo la picaresca. En el siglo XVIII en el género predominante puesto que esta es la época de la psicología: así los caracteres se vuelven más complicados, más contradictorios. De ahora en adelante, la novela es análisis psicológico, pero el paso decisivo hacia la psicología impresionista se da en el siglo XIX, creándose un concepto de la verosimilitud psicológica. No obstante, lo que aparece como moderno en los escritores del siglo XVIII, es la humanización de sus héroes.