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Anarquia, Estado y utopia ROBERT NOZICK 1974 Prefacio. | gPor qué una Teoria del estado de naturaleza? Il El estado de naturaleza Ill Las restricciones morales y el Estado (fragmento) PREFACIO Los individuos tienen derechos, y hay cosas que ninguna ‘persona o grupo puede hacerles sin violar los erechos. Estos derechos son tan firmes y Fe tan largo alcance que surge 1a cuestién de -qué pueden hacer el Estado y sus funcionarios, si es que algo pueden. Qué espacio dejan. al Estado los Jorechos individuales? La naturaleza del Estado, sus funciones legitimas. y gus justificaciones, si las hay, conétituyen el tema central de este libros una amplia y miltiple variedad de asuntos se entrelazan en el curso de nuestra investigacién. Mis conclusiones principales sobre el Estado son que un Estado minimo, Jimitado a-Jas esirechas funciones de proteccién contra la violencia, el robo y al fraude, de cumplimiento de contratos, etcétera, se justifica; que cual- Guier Estado mds extenso violaria él derecho dé as personai de’ no ser | Obligadas 2 hacer ciertas cosas y, por tanto, no se justifica; que el Estado minimo es inspirador, ast como correcto. Dos implicaciones notables son que el Estado no puede usar su aparato coactivo con el propésito de ha- Ger que algunos ciudadanos ayuden a otros o para proiibirle a la gente actividades para su propio bien o proteccién. ‘No obstante que sélo las vias coactivas hacia tales finés eftam excluidas, en tanto que las voluntarias subsisten, muchas personas rechazarén inme- Giatamente nuestras conclusiones, en la inteligencia de que no quieren qreer en nada tan aparentemente insensible hacia las necesidades’y sufri- inientos ‘de los otros. Conozco esa reaccién; era Ia mia cuando comencé a considerar estas ideas, Con reticencia, me-vi convencido de las ideas liberta- - Has (como frecuentemente se les Hama ahora), debido a varias consideracio- nes y argumentos.’Este libro contiene pocos rastros de mi reticencia ante- tior, Por el contrario, posee muctios de esos argumentos y consideraciones, los presento tan vigoroxamente como puedo. De esta forma, corro el riesgo de ofender doblemelnte: por la tesis que expongo y por él hecho de pro- porcionar razones para sostenerla. : ‘Mi reticencia anterior no est4 presente en este volumen, puesto que ha desaparecido. Con el tiempo me he acostumbrado a las ideas y a sus con. secuencias; abora observa el campo de Ia politica a través de-ellas.:(¢De- biera decir que ellas me permiten observar 2 través del campo de la po- Htica?) zs Puesto que muchos de los que adoptan una postura similar son limitados y rigidos y, paradéjicamente, Henos de resentimiento hacia otras formas ids libres de ser, el hecho de que yo tenga en la actualidad respuestas naturales que encajan en la teorfa, me pone entre mala compefifa. No me gusta que la mayoria de la gente que conozco y respeto esté en des- acuerdo conmigo, habiendo dejado ya atrds e} no del todo admirable pla- 7 a PREEACIO cer-de-irritar o-confundir ala gente. ofreciendo_poderosas razones para. apoyar posiciones que les disgustan o incluso detéstan. Escribo a la manera de muchas obras filoséficas contempordneas sobre _ epistemologia y metafisica: hay argumentos elaborados, afirmaciones refu- tadas por contraejemplos improbables, tesis sorprendentes, enigmas, condi- ciones estructurales abstractas, desafios de encontrar otra teorfa que con: ° venga a una clase especifica de casos, conclusiones alarmantes, etcétera. Aimque esto beneficie (espero yo) al interés y el, estimmulo intelectuales, algunos pueden sentir que la verdad en ética y en filosofia~politica es cuestién demasiado seria ¢ importante para obtenerla mediante estos “su perficiales” instrumentos. Sin embargo, pudiera or ope Jo correcto en ética no se encuentre en lo que naturalmente ‘Una codificacién de Ia tesis recibida o una cexplicacin de principios aceptados no-necesitan hacer uso de argumentos elaborados. Se piensa que es: objecién -a~otras-opiniones: simplemente-séfialar—qne~éstas-contradicen- Ia opinién que Ios lectores desean, a toda costa, aceptar.. Sin embargo, Ja opinién que difiere de la de los lectores no puede argumentar en su favor sefialando meramente que Ja opinién recibida choca con ella. Por el con- trario, se habrd de someter Ia opinién recibida a las mds grandes pruebas y esfuerzos intelectuales, via cohtraargumentos, escrutinio de sus suposi- ciones y presentacién de una diversidad de situaciones posibles en donde,. hasta sus partidarios se incomoden con sus consecuencias. - : ‘Aun el lector no convencido por mis argumentos debe. encontrar que. en el proceso de mantener y apoyar su tesis, Ia ha aclarado y ha profun- dizado en ella, Més atin, quiero pensar que la probidad intelectual requie- re que, ocasionalmente al menos, nos desviemos de nuestro camino para confrontar argumentos sdlidos que se oponen a nuestras tesis, De qué otra manera vamos a protegernos de continuar en el error? Empero, parece conveniente recordar al lector que Ja probidad inteleo tual iene gus peligtos} argiitiientos léfdos al principio coi nacién puden Hegar a convencer e, incluso, parecer naturales ¢ intuitivos. nicamente la negativa a escucharnos garattiza no ser atrapados por ‘la verdad. El contenido de este volumen lo constituyen sus argumentos particulares; sin embargo, puedo indicar, ademds, Io que vendrd. Puesto que comienzo ‘con una formuldcién vigorosa de los derechos individuales, trato seriamen- te la afirmacién anarquista de que el Estado, en el proceso de mantener su monopolio del uso de Ja fuerza y de proteger a todos dentro.de un territorio, necesariamente ha de violar los derechos de los individuos y, por tanto, es intrinsecamente inmoral. Contra esta afirmacién sostengo que el Estado surgiria de la anarquia (tal y como es representada en el estado de naturaleza de Locke), aunque nadie intentara esto ni tratara de pro- yocarlo, Surgirfa por un proceso que no necesita violar los derechos de nadie, Seguir este argumento central de la Primera Parte conduce a una diversidad de cuestiones; cllas incluyen: por qué las tesis morales implican PREFACIO 9 restricciones indirectas a la accién, mds que estar simplemente orientadas a fines; el.trato a animales; por qué ¢3 tan satisfactorio explicar pautas com- plicadas-que surgen en procesos en que nadie las esperaba, Las razones de por qué. ciertas ‘acciones ion probibidas, antes que permitidas, siempre que se pague una compensacién a sus victimas; la inexistencia de Ja teotia dé Ia disuasién del castigo; cuestiones sobré ia prohibicién de ‘accionés riesgosas; el principio que Herbert Hart lama “principio de equidad” (principle of fairness); el ataque preventivo; Ia detencién preventiva. Estas cnestiones y otras mds son planteadas con el propésito de investigar la naturaleza y legitimidad moral del Estado y de Ja anarquia. ‘La Primera Parte justifica el Estado minimo; la Segunda Parte sostiene que ningin Estado mas extenso puede justificarse. Yo procedo argumen- tando que una diversidad de razones, las cuales pretenden justificar un Fstado més extenso, no lo logran. Contra la afirmacién de que tal Estado se justifica en tanto establece o trae consigo la justicia distributiva entre sus ciudadanos, opongo una teorfa de la justicia (la teorfa retributiva) Ja cual no requiere ningin Estado més extenso, Asimismo, uso la estruc; tura de esta teorfa para disécar y criticar otras teorias de justicia, dis- tributiva, las cuales, efectivamente, consideran un Estado més extenso; concentro en particular Ja atencién en la reciente y vigorosa teorla de John Rawls. Otras razones que algunos podrian pensar justifican un Es- iado més extenso son criticadas, incluyendo: igualdad; envidia, control de los trabajadores, asf como Jas teorlas marxistas de la explotacién. (Los Jectores que encuentren dificil la Primera Parte deben hallar més f4cil la Segunda; asimismo, encontrarén el capitulo var més sencillo que el vi) La Segunda Parte termina con la descripcién hipotética de cémo ” podria surgir un Estado mds extenso, relato cuyo propésito es hacer que este-Estado no sea absolutamente-nada atractivo. Aunque el Estado minimo es el unico justificable, puede parecer pilido y poco estimulante, algo dificilmente inspira’a uno 0 proporciona un fin por el cual valga Ta pena hichar. Para ponderar esto, me vuelvo a Ja tradicidn preeminente- mente inspiradora del pensamiento social: Ja teorfa utdpica. Sostengo que Jo que se puede salvar de esta tradicién es, precisamente, la estructura del Estado minimo. El argumento implica ‘una comparacién de diferentes métodos de modelar una sociedad, mecanismos de disefio y mecanismos de filtracién y Ja presentacién de un modelo que recurre a la aplicacién de | Ia nocién “nticleo de una economia”, propia de la economia matemética. EI hincapié que hago en las conclusiones que divergen de lo que la mayorfa de los lectores creen puede erréneamente conducir a pensar que este libro es un tipo de catecismo politico. No Jo es; es una exploracién filosdfica de cuestiones, muchas de suyo fascinantes; que surgen y se inter- conectan cuando consideramos los derechos individuales y el Estado. La palabra “exploracién” est4 apropiadamente escogida. Una idea sobre cémo escribir un libro de filosoffa sostiene que un autor debe pensar en todos los detalles de la tesis que presenta y en los problemas que implica; pulir 10 PREFACIO y.afinar su punto de vista para presentar al mundo un todo acabado, com- pleto y elegante. Esta no es mi opinién. Creo que, de todas maneras, hay también un lugar y una funcién en nuestra continua vida intelectual para una obra menos complicada que contenga presentaciones inconclusas, con- jeturas, cuestiones y problemas abiertos, entrelineas, conexiones Jaterales, zsi como una linea principal de argumentacién. Hay Iuger para palabras sobre ‘cuestiones, aparte de las dltimas palabras. : En verdad, Ja manera usual de presentar trabajos filoséficos me confun- de, Las obras de filosofia estén’ escritas como si sus autores creyeran que - son, absolutamente, la tiltima palabra sobre el tema. Pero, seguramente, no ¢s cierto que cada filésofo piense que, gracias a Dios, finalmente él ha encontrado Ja verdad y construye una fortaleza inexpugnable a su derre- dor. En realidad, todos somos mucho més modestos. Por buenas razones." Un filésofo, habiendo larga y arduamente pensado Jas tesis que propone, tiene umé~idea-razonable-sobre- sus puntos—débiles;- laspartes-donde. ha puesto gran peso intelectual sobre algo muy frégil para soportarlo; partes donde comienzan los hilos sueltos de la tesis; supuestos no probados que . | Jo hacen sentir incémodo. ‘Una forma de actividad filosdfica es como empujar y Mevar cosas para que encajen dentro de algdn perfmetro establecido de forma especifica. Todas esas cosas estin afuera, y tienen que embonar. Usted presiona’ y empuja el material dentro del drea rigida, metiéndolo dentro de Jos limites de un lado e hinchando el otro, Corre a Ja vuelta y ptesiona Ja vejiga inflada, produciendo otra en otro lado, Asi, usted presiona, empuja y corta las esquinas de las cosas de modo que encajen, y oprime hasta que, final- mente, casi todas ellas, més o menos vacilantes, entran. Aquello que’ no Jo logra es arrojado lejos, de modo que no vaya a notarse. (Por supuesto, esto no es ast de burdo. Hay, también, adulacién y lisonja. ¥ Ia contorsién instintiva que busca aconiodar las cosas,) Répidamente encuentra usted un- Angulo desde el cual él Objeté muestra wii ajusté exact y toma wha ins tantdnea, colocando el obturador en r4pido, antes de que algo se hinche. notoriamente. Después, de regreso én el cuarto oscuro, retoca los rasgones, roturas y jirones.del material del perfmetro. Todo lo que resta es publicar Ja fotografia como una representacién de cémo son exactamente las cosas, haciendo notar cémo nada.encaja apropiadamente en ninguna’ otra forma. Ningin fildsofo dice: Aqui es donde empecé, aqui es donde Iegné; In parte més éndeble de mi tra- bajo es que pase de allé «acd; aqui, particularmente, se encuentran las mis susceptibles' distorsiones, apretones, empujones, martillazos, gubiaduras, estira- mientos y cepilladuras; sin mencionar los casos eliminados y pasados por alto y todo aquello que desvia Ia aténcién. La reticencia de los filésofos sobre Ja fragilidad que perciben en sus pro- pias tesis, ‘pienso yo, no sélo es cuestién de probidad o integridad filosé- PREFACIO | HE WL fica, aunque asf es 0, al menos, Hega a ser asf, cuando es hecha a concien- cia, La reticencia est conectada: con los propésitos de los fildsofos al formular sus tesis, 2Por qué se empefian en forzar todo dentro de un perl . metro fijo, tinico? {Por qué no en otro perimetro o, mds radicalmente, por qué no dejar las cosas donde estdn? ¢Qué significa para nosotros tener las cosas dentro del petimetro? Por qué lo queremos asi? (gDe qué nos prote- ge?) De estas profundas (e inquietantes) cuestiones espero no desviar mi atenciém en un trabajo futuro. ; Sin embargo, la razén de mencionar estas cuestiones aqui no es que yo sienta que se aplican con mas fuerza a esta obra que a otros escritos filo- séficos. Lo que digo en este libro pienso que es correcto. No es ésta mi manera de retractarme. Mas bien me propongo proporcionarles todo: du- das, preocupaciones, incertidumbres, ast como creencias, convicciones y at- gumentos. En aquellos puntos particulares de mis argumentos, transiciones, supues- tos, etcétera, donde siento que se fuerzén, trataré-de comentar o, al menos, de Hamar Ia atencién del lector sobre lo que me Hiace sentir incémodo, De -antemano, es posible expresar algunas preocupaciones teéricas generales. * Este libro no ofrece una teorfa precisa del fundamento moral de los dere-. chos individnales; no contiene una exposicién ni justificacién precisa de la teorfa retributiva del castigo,-ni una exposicién de los principios de la teorfa tripartita de la justicia distributiva que sostiene. Mucho de lo que digo se’basa en rasgos generales (o emplea) que, creo yo, tales teorfas téndHfan una vez acabadas, Me gustarfa escribir sobre estos temas en el futuro. Si lo hago, la teorfa resultante sin duda diferiré de lo que ahora -espéro que sea; esto requeriré: algunas modificaciones de Ja superestruc- © tura’aqui construida, Serfa tonto esperar que completaré estas tareas fun- damentales en forma satisfactoria, como lo serfa mantenerse callado hasta que estuvieran hechas. Quizd este ensayo. estimule a attos a ayudar. “i, POR QUE UNA TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA? eet ~2S1 No existiera el Estado, terfa necesario inventarlo? {Serla Fequerido uno “y habria que inventarlo? Estas preguntes surgen para la fllosofia politi- ca y para’ una teorfa que explique los fénémenos politicos; se contestan investigando ‘el “estado de naturaleza”, para ‘tsar la terminologia de la teorfa politica tradicional, La justificacién para resucitar esia nocién ar- caica tendria que ser su utilidad, su interés y las amplias implicdcfones dé Ja teoria que resulten. Para aquellos (menos confiados) lectores que deseen alguna garantia previa, este capitulo explica las razones de por qué es importante seguir-con. ia teoria del estado. de naturaleza, razones._ para considerar que dicha teoria seria util,’ Estas razones necesariamtiente son un poco abstractas y metatedrices. La mejor razén es la propia teorfa desarrollada. - Fmosoria poritica La cuestién fundamental de Ia filosoffa politica,‘la que, precede a Jas pre- guntas sobre cémo se debe organizar el Estado ex, justamente, si debicra haber Estado. ¢Por qué no tener anarquia? Puesto que la teorfa anarquis- ta;8i es sostenible, socava todo el objeto dé la-filosofla politica, resulta apropiado-comenzar 1a filosofia politica con un examen de su principal alternativa teérica. Aquellos que consideran que el anatquismo no es una doctrina poco atractiva, pensarin que es posible que la filosoffa politica iermine también aqui. Otros, ‘impacientemente, esperarin Io que ven- dré después, Sin embargo, como veremos, arquistas y.anarquistas por igual, aquellos quese separan cautélosamente del punto dé partida, como aquellos que sélo con renuencia se dejan apartar (a fuerza de argu- mentos) de él, puéden estar de actierdo en qué comenzar el tema de Ja filosofia politica con la teoria del estado de naturaleza tiene un propésito explicatigo. (Tal propésito esté ausente cuando: la epistemologia empieza con un intento de refuter al escéptico.) 2Qué situacién andrquica ‘debemos invéstigar para responder a Ia pre- gunta de-por qué no la -anarqufa? Posiblemente, la que existirfa si la situacién politica real no'existiera, puesto que ninguna otra situacién politica posible existirfa, Sin embargo, aparte de Ja presuncién injustifi- cada.de que todos, en todo lugar, estarfan en el mismo bote no-estatal y la enorme inmanejabilidad que supone seguir este contraféctico para Hegar a una situacién -particular, ésta carecerfa de interés tedrico funda mental. Ciertamente, si tal situacién no-estatal fuera suficientemente ho- rrible, habria una razén para no desmantelar o destrufr un Estado par- ticular y no reemplazarlo por ningin otro. Ww 18 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA Serfa mas promisorio abordar una descripcién abstracta fundamental que abarcara todas las situaciones de interés incluyendo “dénde estarfamos ahora si”. Si esta ‘descripcién fuera lo bastante terrible, el Estado resultaria una alternativa preferida, vista tan afectuosamente como se ve una visita al dentista, Estas descripciones terribles raramente convericen, y no sélo por que no puedan entusiasmar. Los objetos de la psicologia y. de Ja sociolo’ = gia_son demasiado endebles para soportar generalizaciones tai pesimis- tas acerca de todas las sociedades y todas las personas, especialmente “quando & argumento -depende de no hacer talés presunciones pesimis- tas sobre cémo opera el Estado. Por supuesto, la gente sabe algo de cémo han operado Ios Estados en Ia realidad y difieren en sus opiniones. Dada Ia enorme importancia de escoger entre Estado y anarqufa, la pru- dencia puede sugerir usér el criterio “minimax” y concentrar Ia atencién en una estitnacién pesimista de una situaciém no-estatal: el. Estado’ seria | comparado con‘la més pesimista descripcién hobbesiana del estado de na- turalezd, Pero al usar el criterio minimax, esta situacién hobbesiana debe ser comparada con Ia descripcién de Estado ms’ pesimista posible, inchuidos los’ Estados futuros, En tal comparacién, con toda seguridad, el peor es- tado dé naturaleza ganarfa. Aquellos que ven el Estado como algo abomi- nable no encontrarént el criterio minimax muy apremiante, en particular porque parece que siempre se podria regrésar al Estado si pareciera de- seable, E] criterio “maximax”, pot otro lado, procederfa con. base en los presupuestos mas optimistas sobre cémo resultarfan las cosas (Godwin, si le gusta a usted este tipo de cosas). Sin embargo, también el optimismo imprudente carete de conviccién. En verdad, ningin criterio de decisién propuesto para escoger en Ia incertidumbre produce conviccién; tamporo. Ja proporciona Ia maximacién de la utilidad espérada con baie en estas fragiles probabilidades. ; » Més pertinente serla, en particular para decidir qué fines debe tratar de lograr uno, concentrar Ja atencién én una situacién no-estatal en que Ja gente satisfaga gencralmente las restricciones morales y actée en gene- ral como debe, Este supuesto no es descabelladaménte optimisté: no dice - que toda la gente actie con exactitud como debe. Sin embargo, esta situa- cién de estado de naturaleza es Ia mejor situacién andrquica que uno raz0- nablemente puede esperar. De abf que investigar su naturaleza y defectos sea de importancia fundamental para decidir si debe ‘haber Estado y no anarqufa. Si se pudiera demostrar que el Estado fuera aun superior a esta, muy favorecida situacién de anarquia, la mejor que realistamente se puede esperar, 0 que el. Estado surgiera por un proceso que no implicara pasos de un modo moral no permitidos 0 que constituyera una mejora sf sur~ giera, esto propordionarfa un fundamento racional'para la existencia del Estado; esto justificaria el Estado.t ‘Esta investigacién plantea la pregunta de saber al todas las acclones-que 4-Esto contrasta con J teorfa que ‘presenta el surgimiento del Estado’a partir de un estado de naturaler mediante un proceso natural e inevitable de deterioro, asf como la tanto, es’ intrinsecamente inthoral. Entonces nuestro punto ‘de paid . La filosofia. POR QUE UNA ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA? 19 ‘ag Pertoiiad Weiter qué realizar para ‘establecer y hacer opsiar et Estado son, en st misaias, nioralmente permisibles, Algunos anarquistas han afir- mado no sélo que estarfamos mejor sin un Estado, sino que cualquier Es- - fado ‘viola ‘necesariamiente los derechos morales de los individuos por aunque no politico, intencionalmente est. lejos de ser amoral. moral establece el trasforido y los Hmites de la filosoffa politica. Lo que las persona pueden -no pueden hacerse unas a otras litnita lo que pueden hacer niediante el aparato del Estado 0 Jo que‘piieden hacer para estable- cér dicio aparato, Las prohibiciones morales que es permisible imponer son Ia fuente de- toda tegitimidad que el. poder coactivo fundamental del Estado tenga, (EI poder coercitiv fundamental es un poder que no reposa en tingén ‘consentimiento de las personas a quienes.se aplica.) Esto pro- porciona una arena primaria de'la actividad cuatal, posiblemente Tn tates arena legitima: Més-ain, en la medida en que Ia filosoffia moral no és clara y origina desacuerdos en’ Jos jticios morales: de les-personas, también plantea problemias que; podrfa pensarse, deberfan tratar de resolverse pro- piamente en el terreno politico. ‘Trorfa POLiTiCA EXPLICATIVA Ademés de su importancia para Ia filosoffa politica, 1a investigacién del - estado de naturaleza sirve también a propésitos explicativos, Los modos posibles de entender el campo politica son los siguientes: 2) explicarlo por completo en téminos no politicos; .2) considerarlo como surgiendo de Io no ‘politico, pero irreductible a él: un modo de organizacién de factores ‘no politicos inteligibles timicamente en términos de principfos politicos nue- ‘yos;.0.3) concebirlo como. un campo completamente auténomo. En Ja me- dida en que tinicamenté €l primer modo promete un’ entendimiento' com- pleto de todo el campo politico surge como a alternativa tedrica més deseable; sélo serfa abandonada’si supiéramos'que es imposible, Permitase- 03. lamar ‘explicacién fundarsental del campo al tipo'mds deseable y _' més completo de explicacién de un campo, Para explicar de manera fundamental’ lo politico, en térmiinos no‘ polf- ticos, se podria empezar: ya con una situacién no politica que mostrara cémo y por qué-una situacién politica apareceria més tarde a partir de ella; 6 bien con una situacién politica descrita en forma: no politica, y que derivara sus caracteristicas polities de su descripcién no politica. Esta teorla médica presenta el envejecimfento y Ia muerte, Tel teorfa no “ustificeria” of Estado, aunque bien podria hacer que nos conferméramos con su existencia. # Pid, Hanson, Norwood Russell, Patterns of Discovery, Nueva York, Cambridge Uni- aly Pres, 1058, pp, 119-120, y su ta de Hetenberg (p.212) ‘Aunque el X (color, ca Jor; eteétera) de un objeto puede ser explicado en: términos de estar compuesto por partes de clerta cualidad X (colores én cietto orden, promedio de calor de las partes, etcftera), el campo total de X no puede ser explicado & entendido de esta manera, 20 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA iltima derivacién identificard Jas caracterfsticas politicas con aquellas ca- racteristicas no politicas descrites, o bien usard leyes cientificas para co- nectar caracteffsticas distintas. Con excepcién quizis de este ultimo modo, Ja luz de la explicacién variard directamente con el brillo independiente del punto de partida no politico (ya sea situacién o descripcién) y con la distancia, real o aparente, entre el punto de partida y su resultado poli- tico, Cuanto mds fundamental sea el punto de partida (cuanto mds carac- teristicas bdsicas, importantes ¢ includibles de Ja situacién humana fecoja) y cuanto menos cerca esté 0 parezca estar de su resultado (cuanto ménos politico.o menos estatal parezca), mejor serd el punto de partida. No‘in- crémentarfa nuestro entendimiento el abordar el Estado desde un punto de partida arbitrario (o por otra razdn carente de importancia) obvidmente adyacente desde el principio, en tanto que descubrir cudles rasgos y rela-; ciones: polfticos fueran reductibles o idénticos a rasgos no politicos’ osten- siblemente muy distiritos serfa un resultado excitante, Si fueran fundamen tales estas caracteristicas, el campo politico estarfa firme y /profundamente fundamentado, Tan lejos estamos de tan importante avance tedrico: que la prudencia nos recomendaria simplemente seguir Ia alternativa de mos- trar cémo una situacién politica surgirfa de una no politica, esto es, que comenzdramos con una exposicién explicativa fundamental de lo que es . conocido dentro de la filosoffa politica como Ja teorfa del estado de na- turaleza. ‘Una teorfa de un estado de naturaleza que comenzara con descripciones generales fundamentales de las acciones moralmente permisibles y no per- misibles y de las razones firmemente establecidas de por qué algunas perso- nas, en cierta sociedad, podrfan violar estos requerimientos morales, y prosiguiera con Ia descripcién de cémo un Estado surgirla de este estado de naturaleza, servirfa a-nuestros propésitos: explicativos, aun si ningiin Estado real hubjera jamds surgido de esa. manera, Hempel ha examinado a nocién de explicacién potencial, la cual intuitivamente (y burdamente) serfa la explicacién correcta si todas Jas cosas mencionadas en ella fueran ciertas y‘operaran.s Digamds que una explicacién potencial defectuosa en - cuanto @ su ley es una explicacién potencial con un enunciado legalifor- me falso, y que una explicacién potencial facticamente defectuosa es aquella que tiene wha condicién antecedente’ falsa, Una explicacién po- tencial que explica un fenémeno como resultado del proceso P ser& de- féctuosa (aun si no es defectuosa en cuanto a su ley, ni tampoco factica- mente defectuosa) si algim proceso Q, distinto de P, produjera el fend- meno; aunque P fuera capaz de hacerlo. Si este otro proceso Q no Io pro- dujera, entonces P lo harla4 Permitasenos Hamar explicacién potencial 2 Vid. Hempel, Carl G, -Aspects of ‘Scientific Explanation, Nueva York, The Free Press, 1965, pp. 247-249, 278-278, 205-995 y 338. : + 0, quizés, otro proceso més R podria hacetlo sf Q no bublera podido, aunque el no baberlo producido R, podria entonces hacerlo P, 0 ... De-esta forma la nota pie de pagina debiera decir: P hubjera producido el fendmeno de no haberlo hecho nin- {POR QUE UNA TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA? QI procesalmenie defécttiosa a esta explicacién potencial qué dé esta manera: no logra explicar efectivamente el fenémeno. Una explicacién potencial fundamental (una explicacién que elucidaria | todo el campo considerado si fuera la explicacin verdadera) es explicativa- mente Huminaite auri si ésta ro @s la explicacién correcta. Ver cémo po- dria, en principio, ser explicado fundamentalmente Ia totalidad de un cam- po incrementa considérablemente nuestro entendimiento del campos Es dificil ‘decir més sin examinar tipos de casos, de hecho, sin examinar casos particulares; sin embargo, esto no se puede hacer aqui. Las explicaciones potenciales fundamentales fcticamente defectuosas, si sus condiciones ini- ciales falsas “pudieran haber sido verdaderas”, son simamente reve dores; incluso, unas condiciones iniciales burdamente falsas serfan ilu nadoras; mucho en algunas ocasiones. Las explicaciones potenciales fun- damentales defectnosas en cuanto a su ley pueden esclarecer la naturaleza de un campo casi tan bien como las explicaciones correctas, especialmente si Jas “Ieyes” conjuntamente consideradas forman una teorfa interesante e integrada, Una explicacién potencial fundamental procesalmente defec- tuosa (que no es defectuosa en cuanto a su ley ni fActicamente defectuosa) satisface casi a la perfeccién nuestro proyecto y propésito explicativo. Lo cual no podria decirse, si acaso fuera posible hacerlo, de un modo tan insistente acerca de las explicaciones no fundamentales. ‘Las explicaciones del estado de naturaleza que elucidan el campo poli: tico son explicaciones potenciales fundamentales de este campo y unen fuerza y claridad explicativas, incluso si som incorrectas. Aprendemos mu- cho viendo cémo podria haber surgido el Estado, incluso si ng surgié de | esta manera. Asi como, si no surgié de esta manera, aprenderemos mucho si determinamos por qué no, tratando de explicar por qué este particular trozo del mundo real que diverge del modelo del estado de, naturaleza es coro es. a i Toda vex que las consideraciones tanto de filosofia politica como de teo- ria ‘politica explicativa convergen en el estado de naturalezi de Locke, empezaremos con él. Mids exactamente, comenzaremos con indiyiduos en algo ‘suficientemente similares al estado de naturaleza de Locke, As{ mu- chas de Jas diferencias, importantes desde otro punto de vista, pueden ser giin elemento de {Q, R, ...}, Tgnoro en este momento las complicaciones de que aque- fio que hubiera impedido a Q producir el fendmeno podria, también, impedirselo a P. ’s La afirmacién anterior necesita condicionarse, No incrementa mucstro entendimicn- tm de un campo el que se nos ofrezca como explicacién potencial lo que sabemos falco: que al ejecutar cierta danza, fantasmas, brujas o duendes creen de’ esa manera si campo. Fs posible pensar que una explicacién de un campo tiene que presentar un mecanismo subyacente que produzca el campo (0 haga algo que nos Hleve de igual ma- nnera a comprenderlo). Sin embargo, decir esto no equivale a establecer de modo preciso las condiciones profundas que un mecanismo subyacente tlene que ‘satisfacer para ex- plicar_un campo, La condicién precisa de Ie afirmacién heche en el texto espera avane bea de Ia teorla de lat explicacién, Ademés, otras dificultades requicren de tales mejo- ras, (Pid. Jaegivon Rim, "Causation, Nomfc Subsumption and the Concept of Event”, ‘ex The Journal of Philosophy, vol. 70, mim. 8, 26 de abril de 1978, pp. 217-286. 2 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA pasadas por alto aqui. Sélo cuando alguna divergencia entre nuejtra con- cepcidn y la de Locke sea pertinente para la filosoffa politica, para aucs- (ro argumento sobre el Estado, seré mencionada aqui. La exposicién com- pletamente detallada del fundamento moral, incluyendo la exposicién precisa de Ia teorfa moral y su base subyacente, requerirfa una presentacién, © en gran escala y ésta es una tarea para otro tiempo .(gtoda Ja vida?). Esta tarea es tari importante, Ja Jaguna que su ausencia deja es tan abier- ta, que sélo es tn pequefio consuelo anotar que aqui seguimos-la respe- ' table tradicién de Locke, quien. no proporciona algo -ni- remotamente parecido a una explicaciOn satisfactoria del status y fandaniento del dere- cho natural en su Segundo tratadé, _IL. EL ESTADO DE NATURALEZA Los ixpivinues en el estado de naturaleza de Locke se encuentrani’en “unt estado de.perfecta libertad para ordenar sus actos y: disponer de sis pose- siones y personas como juguen conveniente, dentzo de lo limites del de- recho natural, sin requerir permiso y sin depender de Ja voluntad de nin gin otro” (see. 4) Los limites del derecho natural exigen que “nadie deba dafiar a'otro en su vida, salud, libertad ‘0 posesién” (sec. 6). Algunias perso-_ nas transgreden estos limités “invadiendo el derecho de otros [...] y ha- ciéndose dafio unas a otras” y, en respuesta, la ‘gente puede defenderse, 0 defender a otro, contra los que violan derechos (cap. mt). El perjudicado y sus- agentes pueden. recobrar del trangresor “tanto como.pueda dar i demnizacién por el dafio sufrido” (sec. 10).,“Todos tienen el derecho de. ~ castigar a los transgresores dél derecho, al grado de que se pueda impedir su violacién” (sec. 7). Gada-persona puede, y sdlo puede, “retribuir [al transgresor] lo que la razén serena y Ja conciencia tranquila dicten, lo que es proporcional a su transgresién, Io que basta para xeparar y re primir” (sec. 8). ° 7 : ‘Hay “inconvenientes del estado de naturaleza” por los que, dice Locke, “fécilmente concedo que el gobierno civil es el remedio apropiado” (sec. 18). Para entender precisamente lo que el gobierno civil remedia, tenemos que hacer algo mds que repetir la lista de inconvenientes del estado de naturaleza qué Locke formula. Tenemos que considerar, también, qué arreglos podrfan hacerse dentro de un estado de naturaleza para enfrentar estos inconvenientes —para evitarlos o para hacer menos probable su surgimiento 0 hacerlos menos graves en Jas ocasiones que. efectivamen- te surgieran. Unicamente después de que todos los recursos del estado de naturaleza sean puestos en juego, a saber: todos aquellos arreglos y acuer- dos ‘voluntarios que las personas pudieran realizar en el ejercicio de sus derechos, y slo después dé que Jos efectos de éstos sean considerados, ¢staremos en posicién de apreciar cudn serios son Ios inconvenientes que aim quedan por remediar por el Estado y estimar si el remedio ¢s peor que Ia enfermedad 2 John “Locke, Two Treatises of Government, 2 ed., Peter Laslett (comp), Nueva York, Cambridge University Press, 1967, sec, 4. Salvo indicacién expresa, todas las refe-~ encias son al Segundo tratado. ‘2 Proudhon nos. ha proporcionado una descripcién de los “inconvenientes” internos del Estado: ‘Ser CORERNADO es ser-observado, inspeccionado, espiado, dirigido, juridicamente ‘cénducido, numerado, regulado, enzolado, endoctrinado, predicado, controlado, vigiledo, ‘ponderedo, evaluado, censurado, ordenado, por crfaturas que no tienen ¢] derecho, la sabidurfa ni Ia virtud para hacerlo, Ser conEnapo significa estar en’ toda operacién, en toda transaccién, anotado, registrado, contabilizado, tzsado, timbrado, medido, numera~ do, valorado, Ucenciado, autorizado, amonestado, advertido, prohibido, reformado, corre. * gido, castigado. Con el pretexto de Ia utilidad publica y en nombre del interés general 88 Eo ‘TEORIA DEL ESTADO DE’ NATURALEZA ‘En un estado de naturaleza, el concebido derecho natural no puede es- tipular cada. contingencia en forma apropiada (véanse las secciones 159- y 160, donde Locke establece este punto acerca de los sistemas juridi- cos, pero contristese con Ja seccién 124), y los hombres que, juzgan sus propios casos se concederén siempre el beneficio de Ja duda y supondrén que estén en lo corrects; sobreestimaran Ja. cantidad de dafio y perjuicio que han sufrido, y Ia pasién os conducird a intentar'castigar a los otros mis allé de lo proporcional, y 2 exigir compensacién excesiva (secs. 18, 124, 125. De esta manera, la aplicacién privada y personal de los propios _ derechos (incluyendo los que son violados cuando se es en exceso cas- tigado) conduce a contiendas, a series interminables de actos de repre- salia y de exigencias de compensacidin. Y no hay medio seguro de, resolver tal disputa, dé terminarla,-y hacer quie ambas partes reconozcan “que ha serminado. Incluso, si-una de las partes dice que suspenderd sus actos de represalia, Ia otra puede sentirse segura tnicamente ‘si sabe que aquélla atin no se siente todavia habilitada para obtener recompensa o para exigir.- * retribucién y, por tanto, habilitada para tratar de hacerlo cuando se pre- sente una ocasién promisoria. Cualquier método que un individuo particu. lar pudiera usar para intentar obligarse de forma irrevocable a terminar su participacién en la contienda,-ofreceria insuficiente seguridad a la otra parte; de la misma manera, los acuerdos técitos para suspender serfan tam- bién inestables.* Tales sentimientos de ser mutuamente perjudicados pué- den surgir, incluso en el caso del més claro de los derethos-y, no obstante acuerdos conjuntos sobre'los hechos de la conducta de cada persona, tanta mayor oportunidad hay pard una batalla de represalias cuando los hechos @ las derechos son, en clerto grado, poco claros. Igualmente, en un estado de naturaleza, una persona puede carecer de poder para aplicar sus dere- chos; puede estar imposibilitada de castigar o exigir compensacién de un adversarlo més fuerte que haya violado sus derechos, (Secs. 128, 126.) ASOCIAGIONES DE FROTECCION zCémo podria uno enfrentar esas dificultades en un estado de naturaleza? Empecemos com la ‘tiltima. En un estado de naturaleza un individuo pue- se es puesto bajo contribucién, se es reclutado, despojado, explotado, monopolizado, opri- mido, exprimido, mofado, robado; entonces, ante Iz més leve resistencia, ala primera palabra de queja; se ts reprimido, multado, difemado, mesacrado, casado, abusado, apo- rreado, desarmado, atado, traumado, hecho prisionero, juzgado, condenado, fusilado, de- portado, sacrificado, vendido, y para coronar todo’esto, burlado, ridiculizado, afrentado, \Uitrajado, deshonrado. Este es el gobierno; ésta ‘es sti justicia; sta’ ex su moral.” P. J. « Proubdon, General Idea of the Revolution in the Nineteenth Century, trd. de Jolin _ Beverly Robinson, Londres, Freedom Press, 1928, pp. 295-294, Con algunas modificeciones. provententes de In traduccion de Benjatin ‘Tucker en Instead of Book, Nueva York, Fase p28 8 Sabre las dificultades de obligarse uno mismo a una situacién-y sobre los acuendos 4] | | ; | | poe “de, por st mismo, imponer sus derechos, defenderse, ex * ¥ cistigar (0, al menés, intentarlo lo. mejor que pueda). Otros, a’ su lla- EL ESTADO DE NATURALEZA Ee 2 mada, pueden unirsele en su defensat.Pueden unfrsele para repeler a un atacante o para perseguir’a un agresor, ya. sea porque tienen espiritu - ctvico, porque’son sus amigas, porque fueron ayudados en el pasado, por- que quiéren que él les ayude en el faturo,.o a cambio de algo. Grupos de individuds pueden formar asociaciones, de.proteccién mutua: todas rex ponderdn a.la Hamada de cualquier miembro en defensa o exigencia de sus derechos, La unién hace Ja ‘fuerza. Dos inconvenientes acechan a estas asociaciones de proteccién muiua: 1) todos estén siempre Listos para servir a una funcién; protectora (godmo decidir quién responder al Jlamado de ~ prestar funciones protectoras que no requieran el servicio de todos los miembros?), y 2) cualquier miembro puede lamar a sus asociados diciendo que sus deréchos estén siendo o han sido violados. Las asociaciones de proteccién no desean estar sometidas a 14 voluntad de sus miembros pen- dencieros 0 paranoicos, para no mencionar’a aquellos miembros que po- Grian intentar, a guisa de autodefensa, hacer uso de la asociacién para * violar los derechos de otros. También surgirdn dificultades si dos diferen- tes miembros de la misma asociacién disputan, Hamando cada uno a sus compafieros para que vengan en su ayuda, Una asociacién de proteccién mutua podria intentar enfrentatse a los conflictos entre sus propios miembros mediante una politica. de no inter-- vencién. Sin embargo, esta politica acarrearia’ distordia dentro de la: aso- ciacién y podria conducir a la formacién de subgrupos que podrian Iuchar entre sf y, de esta forma, causar el rompimiento de la asociacién. Esta ‘po- itica, tainbién, incitarfa a agresores potenciales a unirse a tantas asociacio- nes de proteccién mutua como fuera posible, con objeto de obtener inmu- nidad frente a acciones de represalia o defensa, imponiendo as{ una gran ~ carga a la adecuacién del procedimiento inicial de eleccién para formar parte de la asociacién, De esta forma, las asociaciones de proteccién (cast todas las que sobrevivirdn, a las que la gente se unira) no seguirén una politica de no intervencién; usarén algin procedimiento para determiziar cémo actuar cuando algunos de sus miembros pretendan que otros miem- bros han violado sus derechos, Pueden imaginarse muchos précedimientos arbitrarios (por ejemplo, actuar de parte del miembro que se quejé pri- mero). Sin embargo, la mayoria de las personas querrén unirse a asocia- - cones que sigan algin procedimiento para encontrar cudl quéjoso esté en lo correcto, Criando un miembro de Ja asociacién se.encuentra en con- flicto con alguien que no es su-miembro, la asociacién, también, querré , determinar, de alguna manera, quién esté en Io correcto, aunquie sélo fue! Ta para evitar constantes y costosas participaciones en las peleas de cada ticltos, vid. Schelling, Thomas, The Strategy of Conflict, Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1960. 4 Otros pueden: castigar sin su Wamado, Para wia més amplia discusién al respecto, vid, infra capitulo v; El Estado, 26 TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA uno de sus miembros, sean justes o injustas. La inconveniencia de que todos sean Mamados cualquiera que sea su actividad en el momento o Ia ventaja comparativa, o cualesquiera que sean sus inclinaciones, puede ser manejada de la manera usual: por divisién del trabajo e intercambio, Al- gunos serén contratados para realizar funciones de proteccién y algunos empresarios entrarén en €l negocio de vender servicios de proteccién. Se ofrecerdn diferentes tipos de politicas de proteccién, por diferentes pre- cios, 2 aquellos que pudieran desear una proteccién inés amplia o més elaborada.# Un individuo podria entrar en mas acuerdos y compromisos particulares, en vez de transmitir a una agencia privada de proteccién todas las funcio- nes de deteccién, aprehensi6n, determinacién judicial de la culpa, castigo y requerimiento de compensacién: Goissciente de los peligros de ser juez de su propia causa, podria turnar Ja decisién de si en verdad ha sido afectado y en qué grado, a alguna parte neutral o menos implicada. Para que los efectos sociales de Ja aplicacién de la justicia se produzcan, dicha parte tendria que ser en general respetada y considerada neutral y recta. 5 Mis adelante veremos (p. $1) cémo la moneda puede existir en un estado de na- turaleza sin un acuerdo explicito que establezca un medio de intercambio, Los servicios privados de proteccién han sido propuestos y explicados por varios autores dentro de I tradicién anarco-individualista, Sobre esta tradicién, vid Lysander Spooner, No Treason: The Constitution of No Authority (1870); Natural Lew y A Letter to Grover Gleveland on His Falze Inaugural Address; The Usurpation and Crimes of Law-makers and Judges, and the Consequent Poverty, Ignorance, and Servitude of the People (Bos- in, Benjamin R. Tucker, 1886, reimpresos en The Collected TWorks of Lysander Spooner, 6 vols. (Weston, Mass., M & § Press, 1971). Benjamin R. Trucker explica el funcionemien- tg de tin'sistema social en el que todas las medidas de proteccién son proporcionadas en fornia privada en Instecd of a Book (Nueva York, 1898, pp. 14, 25; 22-88, 36, 48, 104, 326-829 y 340-341, del cual muchos pamjes estén reproducidos en su Individual Liberty (Clarence Lee Swartz (comp.), Nueva York, 1926). No hay palabras para descyibiz Jo vivi- dos, estimulantes ¢ interesantes que son los escritos.y argumentos de Lysander Spooner y de Benjamin R. Tucker, tanto que uno duda,en mencionar alguna fuente secundaria, Pid, sin embargo, el vigoroso ¢ interesante libro de James J. Martin Men Against the State: The Expositors of Individualist Anarchism in “America, 1827-2908, en €l que se encuentra una descripcién de las vidas y de los puntos de vista de Spooner, Tucker y otros autores de esta tradiciOn, Vid, también, la mas amplia explicacién de Francis ‘Tandy sobre el esquema de proteccién privada en Voluntary Socialism Denver, F, D. Tap- dy, 1896, pp. 62, 68). Una explicacién critica del esquema es hecha por John Hospers en su Libertarianism (Los Angeles, Nash, 1971, cap. x2). Una propuesta zeclente es Ia de - Murray N. Rothbard, quien, en su libro Power and Market (Menlo, Park, Cal., Tnstitute for Humane Snidies, Inc, 1970, pp. 1-7 y 120-128), brevemente describe de qué manera cree que el esquema pudo operar e intenta refutar algunas objeciones dirigidas al es- quema. L2 explicacién més detallada que conozco se encuentra en la obra de Morris y Linda ‘Tannebill The Market for Liberty (Lansing, Mich., edicién privada, 1970, vid., ‘especidlmérite pp. 65-115). Después que escribi este trabajo en 1972, Rothbard ha pre- sentado sus argumentos mds ampliamente en For a New Liberty, (Nueva York, Mac- millan, 1978, caps. ut y x1) y David Friedman ha defendido el anarco-capitalismo entu-” sidsticamente en The Machinery of Freedom (Nueva York, Harper & Row, 1978, Tercera Parte). La lectura de cada uno de estos trabajos ha sido muy provechom: sin embargo, ninguna me Hevé 2 reviser Jo que he escrito aqui. a > EL ESTADO DE NATURALEZA a7 Ambas-partes-en-una-disputa pueden. intentar_protegerse-del-surgimiento_. de parcialidad;ambas pueden, ‘incluso, acordar que una’ misma persona * sea juez entre ellos y acordar someterse’a su decisién (0 bien podrfa haber ‘un proceso’ especifico por medio del-cual la parte insatisfecha con la deci- sidn pudiera impugnarla). Sin embargo, por razones obvias, habré. fuertes ' tendencias para que. las fonciones mencionadas converjan en el mismo agente o agencia. ; in Ja actualidad Jas personas levan, algunas veces, sus disputas para ser sresueltas fuera del orden’ juridico del Estado, a otros jueces o tribunales que ellas escogen; por ejemplo, tribunales religiosos. Si todas las partes de una disputa encuentran que algunas actividades del Estado o-de su ~ orden juridico son tan repelentes que no quieren saber nada de ellas, pue- den acordar formas de arbitraje o de decisidn fuera del aparato del Fstado. La gente tiende a olvidar las posibilidades de actuar con independencia, del: Estado, (De: manera similar;-las personas-que desean-ser-reguladas-en-~ forma paternalista olvidan las posibilidades de contratar limitaciones. par-. ticulares sobre su propia conducta, o designar a un determinado érgano de supervisién paternalista sobre ellas. Por el contrario, aceptan las pautas exactas de restricciones que a un legislador se Je ocurre establecer. ¢Hay realmente alguien que, buscando un grupo-de personas sabias y sensibles que regulen para su propio bien, escogerfa al grupo de personas, que in- tegran Ios miembros de ambas cémaras del Congreso?) Ciertamente, po- drian desarrollarse diversas-formas de adjudicacién judicial, diferentes del paquete particular que el Estado proporciona. El costo de desarrollar y de escoger estas formas realmente no cuenta para cl uso que la gente hace de Ja forma estatal. Serla fAcil tener un gran nimero de paquetes pteestablecidos que las partes podrian seleccionar. Presumiblemente,- 10 que leva a la gente a usar el-sistema de justicia del Estado es la cuiestién de la ejecucién definitiva. Sélo el Estado puede imponer un juicio en contra: de la volutad de una de las partes. El Estado no permite a nadie més iraponer el juicio de algin otro sistema, de maneta que cualquier disputa én la cual ambas partes no estén de acuerdo sobre el método de resolucin, o-en cualquier disputa en la cual-una de las partes no confia cn que la otra se someterd a Ja decisidn (si Ja otra pacta perder alga de enorme valor si no se somete a la decisién equé agencia impondra este pacto?), las partes que deseen que sus pretensiones tengan efecto no ten- drén otro recurso permitido por el orden juridico del Estado que usar, precisamente, este orden juridico. Esto puede presenter a las-personas- del todo opuestas a un sistema estatal dado, unas opciones particularmente punzantes y dolorosas. (Si el sistema juridico del Estado impone los resul- tados de clertos procedimientos arbitrales, la gente puede Megar a un acuerdo —suponiendo que se someta a este acuerdo— sin ningtin contacto © Vid. 1. B. Singer, In My Father's Court, Nueva York, Farrar, Strauss and Glroux, 1966, Para un reciente ejémplo de “contraculturas” vid, Win Magazine, 19 de noviembre de 1971, pp. 11-17. 28 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA directo efectivo con lo que pudieran ellos percibir como funcionarios 9 instituciones del Estado. Pero esto vale también si ellas. firman un contrato que es puesto en vigor tinicamente por el Estado.) @Requeridn las agertcias de proteccién que sus clientes rénuncien al ejexcicio de sus derechos de represalia privada cuando seart,afectados por quienes no son clientes de Ia agencia? Tal represalia podria muy bien con ° Gucir a contrarrepresalia por parte de otra agencia o individu, y una agencia de proteccién no quertfa, én este avanzado estadio, ser atrapada en el cadtico Iance de tener que defender a su cliente contra Jas ¢ontra- rrepresalias. Las agencias de proteccién se negatian.a proteger contra cone frarrepresalias, al menos’ que hayan sido autorizadas a la represalia, (No podrian tan s6lo cobrar mucho més por la politica de proteccién mas Exténsa que proporcionarfa ial cobertura?) Las agencias de proteccién, in- cluso, no necesitan requerix que, como parte de su acuerdo con’ la agen- cia, un cliente renuncie por contrato a su derecho de imposicién privada de justicia contra sus of7os clientes. La agencia tnicamente necesita négar al cliente C, que, privadamente ejerce sus derechos contra’ otros clientes, cualquier proteccién en contra de contrarrepresalias dirigidas a él, por par te de esos otros clientes, Esto es similar a lo que ocurre si @ actia contra . quien no es un cliente. El hecho adicional de que G actte contra un clien- te de Ia agencia significa que la agencia ‘actuaré con respecto a C como Jo.harfa con respecto a.cualquiera que no sea cliente que hiciera valer privadamente’ sus derechos sobre cualquiera de sus clientes: (Véase el car pitulo v.) Esto reduce las ejecncionies privadas de-derechos intraagencia 2 niveles mintisculos. LA ASOGIAGION DE PROTECCION DOMINANTE ‘Al inicio, varias y diferentes asociaciones 0 compafifas.de proteccién ofre- cerdn sus servicios en la misma zona geogrifica. «Qué ocurriré cuando Jhaya un conflicto entre clientes de diferentes agencias? Las cosas son rela- tivamente sencillas si las agencias egan a la misma decisién sobie Ia re solucién del caso (atinque cada ‘una podria querer exigir la imposicién de la pena). Pero gqué pasa si Iegan a. diférentes decisiones en cuanto 4 Jos méritos del caso, y.una agencia intenta proteger a su cliente mientras Ja otra intenta castigarlo o hacerle pagar una indemnizacién? Unicamente tres posibilidades vale la pena considerar: ~ 1. En tales situactories las “fuerzas de Tas dos agencias efectivamente Iuchan, ‘Una de las agenciés ‘siempre gana tales cintiendas, Como lof ‘clientes de'la = agencia perdedora estén mal protegidos en conflictos con clientes de Ia agen- ciacia ganadora, dejardn su agencia'y entrarin en arregios con la ganadora? + Ejercicio pera el lector: descyiba oémo las cousideraciones expnestas aqui y 2. om- timuacién, que conducen a cada Area geogrifica que tiene una agencia dominnte o und EL ESTADO. DE NATURALEZA ieee > ina agent tiene-su_poder centraio. en. un. érea-geogréficas la-otra-agen- cia, en otra drea. Cada una gana Jas batallas peleades cerca de su centro, de poder, estableciéndose ‘ciérto gradiente.t Las, personas que tratan con ‘una. agencla, pero viven bajo el poder de la otra, se mudarin mds cerca del > cuartel general de su agencia o cambiardn su patrocinio a la oma agencla de proteccién. (Et limite entre ellas es tan conflictivo como el Limite ented Esiados.) En ninguno de los dos casos queda mucho espacig geogréfico entre elas. Uniccmente und agencia de proteccién opera sobre un drea’ geo- gréfica dada. z 8, Las dos agencias pelean refiida y frecuentemente, Gann o pierden casi en Ja misma proporcién y sus entremezclados miembros tienen frecuentes tra- tos y dispuras entre sf. Quizd sin luchar o. después de unias cuantas escara- simizas, las agenclas se percatan de que tales lucha’ ocurriréa continuamente. por falta de medidas preventivas. De cualquier modo, para evitar batallas frecuentes, costosas.y Tuinosas entre las dos agencias, posiblemente acorda- rén, por medio de sus ejecutivos, resolver pacificamente aquellos casos, so- ‘re los cuales Ueguen a diferentes juicios. Ellos acuerdan nombrar, y soriie- terse a sus decisfones, algin tercer juez o tribunal al cual acudirén cuando sus respectivos juicios difieran (0 podrian estatilecer reglds que. determina. yan qué agencia tiene jurisdiccién en tales circunstancias).° Asf, surge un sistema de tribunales ‘de revisién y reglas’ convenidas, Sobre jurisdiccién y conflicto de léyes. Aunque diferentes agencias operan, existe un solo sis tema judicial federal unificado, del cuel ellas son componentes. . En cada uno de estos casos, cast todas las personas de una zona geo- grdfica se encuentran bajo algin sistema comin que juzga sus preten- siones contradictorias y @plica sus derechos. De la“anarquia, por la pre sién de agrupaciones expontineas, asociaciones de_proteccién -mutua,. di visién del trabajo; presiones ‘del mercado, economias de escala e interés propio racional, surge algo que se parece mucho a un’ Estado minimo o a un grupo de-Estados mfnimos geogrdficamente diferentes. Por qué este siiercado es distinto de otros mercados? gPor qué surgirfa un viftual monopolio en este mercado, sin la intervencién gubernamental que en otro Iugar lo crea y lo mantiene?° El valor del producto comprado, © catructura federal de agenciat dominantes, incluso sf en principio el dren ontione un grupo de agenciss que “gene cast todas las batallas", es una relaclén conexe ¥ no-tran- sitive. © Vid. Kenneth R., Boulding, Conflict end Defense, Nueva York, Harper 1962, ca- pitlo 12, # Para una indicicién de la complejidad de tal cuerpo de normas, vid, American Law Institute, Conflict of Lows; Second Restatement of the Law (Proposed Offical . Draft, 1967-1969), 30 Vid, Yale Brozen, “Is Governmeat the Source of Monopoly?", en The Intercol- legiate Review, vol, 5, mim. 2, 1968-1969, pp. 67-78; Fritz Mechlup, The Political Econ- ‘omy of Monopoly, Baltimore, Johns Hopkins Press, 1952. 30 ‘TEORIA DEL, ESTADO DE NATURALEZA proteccién contra otros, es relativo: depende de Jo fuertes que sean los otros. Sin embergo, a diferencia de otros productos que son comparati- yamente evaluados, no pueden coexistir unos servicios de_proteccién maxima en competencia, La naturaleza de los servicios Heva a las agencias ng s6lo a competir’por el patrocinio de clientes, sino que también las Neva 1a violéntos coriflictos entre sf. También, puesto que el valor del producto menor al maximo declina despraporcianadamente con el niimero que com- pra el producto méximo, los clientes no se miahtendrén decididos por el menor bien y las agencias'en competencia serén atrapadas en una espiral descendente.: De alif lag tres posibilidades que hemos mencionado. ‘Nuestro relato anterior gupone que cada una de lis agércias intenta _ de buena fe actuar deniro de Jos Itmites del derecho natural ert el sen- ido en que Locke lo enitiende.* Sin embargi, una “aéociacién de pro- teccidni” podria agredir a otras personas, Con respecto al derecho nati. ral, en el sentido en que lo concibe Locke, serfa una agencia ilicita. «Qué contrapesos efectivos habria contra su poder? (Qué contrapesos hay con- tra el poder del Estado?) Otras agencias podrian unirse para actuar contra ella. Za gente podria negarse a tratar con los clientes de una agencia ilicita, boicotedndolos para zeducir las probabilidades de que Ja ageicia iritervenga en sus propios asuzitos. Esto podria ~ pueden pasar cosas que satisfacen P, porque los procesos o estructuras eli- - finan tédos los no P. En el proceso de equilibrio ..da parte componente responde ose ajusta a Jas condiciones “locales”, cambiando, con cada ajust te, el'ambiente local de otros componentes cercanos, de tal forma que la sumg dé escarceos de los ajustes locales constituye o realiza P, (Algunos pro- ‘cesos de estos escarceos de ajustes locales no Hegan a una pauta de equili- brio, ni siquieta a una de movimiento.) "Hay diferentes modos en que un proceso de equilibrio’ puede ayudar a mantener una pauta y también habria : ‘un filtro que eliminarfa de la pauta las desviaciones que son demasiado “grandes para ser devueltas por los mecanismos de equilibrio interno. Posi- 4 blemente, la forma mas elegante de explicacién de este tipo presupone dos procesos de equilibrio, manteniendo cada uno internamente su pauta frente a pequiéfias desviaciones, y siendo cada uno-un filtro que elimina las gran des desviaciones que ocurren en el otro. EL ESTADO DE NATURALEZA ca ~ Poariatios”subrayar, de paso, que lanocién“de~procesos de “filtracién™ ~~ ~ nos permite entender una de las formas en que la corriente de filosofia de las ciencias sociales conocida: como individualismo. metodolégico, puede equivocarse. Si hay un filtro que elimina (destruye) todos 16s Q que"no son P, entonces la explicacién de por qué todos los Q son P (es decir, de qué satisfacen la pautas P) se remitird a este filtro. Por cada determina. do Q puedé haber una explicacién particular de por qué éste es P, de cémo Uegd a ser P, de qué lo mantiene P, Sin embaigo, la explicacién de por qué todos'los Q son P no sérd la conjuncién de esas explicaciones' indivi. duales, aunque éstos sean todos los Q que haya, porque es parte de 16 que~ hay que explicar. La explicacién se referird al filtro. Para’ poner esto. en claro podriamos imaginar que no tenemos ninguna explicacién de por qué los Q individuales son P. Es sélo una ley estadistica (toda vez que Ja tenemos que lamer de-alguna manera) que algunos Q son P; incluso podriamos ser absolutamente incapaces de descubrir alguna regularidad estédistica estable, En este caso sabriamos por “qué todos los'Q son P . (y sabrfamos que hay Q, y posiblemente por qué hay Q) sin saberde algiin Q, por qué es P. La postura del individualismo metodolégico requiere que no haya ningun proceso de filtracién bdsico (irreductible). GEs uN Estapo 1A ASOCIACION PROTEGTORA DOMINANTE? ¢Hemos proporcionado una explicacién de mano invisible del Estado? Hay al menos dos formas en que puede considerarse que el esquema de las asociaciones de proteccién privada difiere de un Estado minimio, po- drfa no satisfacer la concepcién minima de un Estado: 1) parece permitir a dlgunas personas imponer sus propios derechos, y 2) al parecer no pro- tege a todos Jos individuos dentro de su ambito. Ciertos autores dentro - de Ja tradiciéii de Max Weber‘ consideran que tener un monopolio sobre el uso de Ja fuerza en un 4rea geogrdfica, un monopolio incompatible con la imposicién privada de derechos, es fundamental para Ja existencia de un Estado. Marshall Cohen sefiala, en un ensayo inédito, que un Estado puede . existir sin monopolizar efectivamente el uso de la fuerza que él no ha au- torizado usar a otros. Dentro de los limites de un Estado pueden’ existir ipos tales como la mafia, el xxx, los Consejos de Ciudadanos Blancos, sindicatos huelguistas y grupos violentos que también usan Ia fuerza. Exi- gir tal monopolio no és suficiente (si usted lo exigiera, usted no devendrla Estado), tampoco ser el inico pretendiente es condicién necesaria. Tam- poco se necesita que cada uno otorgue legitimidad a la pretensién del Estado a tal monopolio, sea porque, como pacifistas, piensen que nadie 18 Véase Max Weber, Theory of Social and Economic Organization, Nueva York, Free Press, 1947, p. 158, y Max Rheinstein (comp.), Max Weber on law in. Economy and Society, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1954, capftulo 18. “36 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA tiene el derecho de usar Ja fuerza 0, como revolucionarios, crean que un Estado dado carece de tal derecho, o porque crean que estén facultados a unirse y ayudar, sin importar Jo que el Estado diga, Formular condicio- nes suficientes para la existencia del Estado se convierte, asf, en tarea di- ficil y complicada.”* eee Para nuestros propésitos, tinicamente necesitamos concentraf aqui Ia aten- cién en tna condicién necesaria que el sistema de agencias de proteccin privada’(o cualquier componente dentro de ellas) aparentemente no sa lisface. Un Estado reclama un monopolio sobre la decisién de quién puede usar la fuerza y cudndo, El Estado dice que tinicamente él puede decidir quién puede usar Ia fuerza y en qué condiciones; se reserva para sf el derecho tinico de legislar sobre Ja legitimidad y pérmisibilidad de cual- quier uso dé Ja fuerza dentro de sus limites, Mas ain, el Estado.reclama el derecho de castigar a todos aquellos que violen su pretendido monopo- lio. El monopolio puede ser violado de diferentes maneras: 2) una, per- sona puede hacer uso de Ja fuerza aunque no sea autorizada por el Estado a hacerlo, y 2) aurique sin usar por si mismo Ja fuerza, un grupo o una persona puede establecer otra autoridad (y quiz4 pretender, incluso, que es Ja Ymica legitima) para decidir cudndo y por quién el uso de la fuerza es apropiado y legitimo. No es claro si tn Estado debe exigir el derecho de castigar al segundo tipo de infractor y es dudoso si cualquier Estado realmente se abstendria de castigar a un grupo considerable de infractores dentro de sus Himites. Paso por alto Ia cuestién de qué tipos de “puede”, “legitimidad” y “permisibilidad” se trata, La -permisibilidad moral no es cuestién de decisién y el Estado no necesita ser tan egomanié- tico como para pretender el derecho nico de decidir cuestiones-morales. Para hablar de permisibilidad juridica se requerirla, para evitar circula- ridad, “una explicacién del orden juridico que no usara la nocién de Estado. ; Procederé, para nuestro propésito, diciendo que una condicién necesaria de Ia existencia de un Estado es que éste. (alguna persona u organizacién) amuncie que, basta donde pueda teniendo en cuenta el costo de hacerlo, ‘su factibilidad, Jas otras cosas més importantes que él’ debiera hacer, et- " cltera), castigaré a cualquiera a quien descubra que ha hecho uso de la fuerza sin autorizacién expresa. (Esta autorizacién puede ser “particular u otorgada a través de alguna regulacién o autorizacién generales.). Esta explicacién atin no es completamente satisfactoria: el Estado puede reser- varse el derecho de perdonar a alguien ex post facto; para: castigar tendria no sélo que descubrir el uso “no autorizado”.de Ia fuerza sino también probar, mediante procedimiento probatorio especifico, que éste uso ocurri6, etcétera, Sin embargo, esta explicacién nos permite proseguir. Las agencias 36 Compérese el tratamiento de H. L, A. Hart sobre el problema paralelo de la exis. tencia de un orden juridico. The Concept of Law, Oxford, The Clarendom-Press, 1961. “PP. 118-120 (cfr. EI concepto de derecho, cit., pp: 45-158 [T:]). 4 por cuya prestacién pudiera cobrar, para cubrir estos costos,"” uno espe- . EL ESTADO DE.NATURALBZA i de-proteccién;-al-parever, no hacen. tal anuncio, ni-individual-ni. colectiva-, _ mente. Parece que tampoco se encueritran moralmente legitimadas para hacerlo, De esta manera, el sistema de asociaciones.de proteccién privada, ai bien éstas realizan acciones que no son moralmente ilegitimas, parece que carecen de cualquier elemento monopélico y, de esa forma, no ‘cons, tituyen o contienen un Estado, Para examinar Ia cuestién del elemento monopilico, tenemos que considerar Ja situacién de algin grupo dé per sonas (0 de alguna persona) que, viviendo dentro de un sistema de agene cias de proteccién privada, se niega a unirse a alguna sociedad dé piotec- cién e insisté en juzgar, por sf mismo, si-sus derechos han sido violados y (ci asf lo juzga) hacer -valer personalmnente sus.derechos, castigando o exi- giendo compensacién a aquellos que los’ infringieron. ‘La segunda razén para pensar que el sistema descrito no es un Estado es que, bajo este sistema (aparte de los efectos de derrima) wnicamente ‘aquellos que-pagan por’ la”proteccién: son” protegidos: Auin-més,-se puedén comprar diferentes grados de proteccién. Economias externas nuevamente excluidas, nadie paga por la proteccién de otros, salvo que ellos escojin hacerlo; a nadie se le exige que compre o contribuya a comprar proteccién para’ otras. La proteccién y la imposicién dé los derechos de la gente son considerados como un bien econémico que ser4 aportado por el mercado, conio Jo son otros bienes importantes, tales como la comida y el vestido. Sin embargo, bajo Ja protetcién usual de un Estado, toda persona que vive dentro de sus limites. geogréficos (incluso algunas veces estando fuera) obtiene .(al menos. est facultgdo a obtener) su proteccién, Salvo que alguna parte privada donara foridos suficientes para cubrir el costo-de tal proteccién (pagar detectives, cuerpos policiacos para detener a los delin- cuentes, tribunales y prisiones) 0 que el Estado ‘encontrara algin servicio rarfa que un Estado que ofreciera proteccién tan amplia seria redistribt vo. Serfa un Estado en el cual algunas personas pagarfan més, para que otras pudieran ser protegidas. Verdaderamente, el Estado minimo ms se- ‘riamente explicado por el grueso de los tedricos politicos, el Estado gen-’ darme de la teorfa liberal cldsica, parece ser redistributivo de esta forma: Pero gcémo puede una agencia de proteccién, un negocio, cobrarle a al- guien por proporciotiar su producto a otros?! (Ignoramos cosas como: al- gin pago parcial de otro en virtud de que es muy costoso, para Ja agencia, refinar su clasificacién de clientes y sus honorarios para que reflejen el costo de los servicios que a ellos les presta.) At He escuchado Ta sugerencia de que el Estado pudiera financiarse manejando una loteria. Sin embargo, como el Estado no tendrfa ningin derecho ‘2 prohfbirle @ los empresario’ privados que hicieran lo mismo, gpor qué pensar que ¢l Estado tendria més_ Gxito en atraer clientes mediante éste que mediante cualquier otro negocio competitiva? 38 Sobre Ia afirmacién de que los médicos hacen esto, vid. Reuben Keseell,.“Price Dis- crimination in Medicine”, Journal of Law and Economics, vol. 1, niim. 1,. octubre de 1958, pp. 20-53. 88 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA . : ~De esa forma, parece que la-agencia’de ‘proteccién dominante. dé un territorio no s6lo carece del requisito monopélico sobre:el uso de la fuer- za, sino que no: proporciona proteccién para todos en su territorio; y, asi, Ia agencia dominante parece que no Iega a ser un Estado. Sin embargo, esas apariencias son engafiosas, nese oie eines eerasaaca ‘ el.grado de que constrifie a Ill. LAS RESTRICCIONES MORALES Y-EL ESTADO Ex Esrapo minimo ¥ EL Estapo uLTraMiniMo. Ex Estapo gendarme de Ia teoria liberal cldsica, limitado a las funciones de proteccién de todos.sus ciudadanos contra Ja violencia, el robo y el fraude y a la de hacer. cumplir los contratos, etcétera, parece ser redistri- butivo.t Podemos imaginar, al menos, un orden social intermedio. entre el esuema de Jas asociaciones de proteccién.privadas y el Estado gendar- me. Puesto que el Estado gendarme es frecuentemente Hamado: Estado minimo, Hamaré Estado ultraminimo a. este otro orden. Un Estado ul- traminimo mantiene un monopolio sobre todo el uso de la fuerza, con excepcién del que es.necesario en la inmediata defensa propia y, por tanto, excluye la represalia privada (0 la proporcionada por una agencia) por dafio y para exigir compensacién, Sin embargo, tnicamente ofrece proteccién y servicios de ejecucién a aquellos que compran sus pélizas de proteccién y aplicacién. Las persona que no contratan proteccién con el monopolio no obtienen proteccién. El Estado mfnimo (Estado, gendarme) es equivalente al Estado ultramfnimo con la adicién de un plan de cupo- _ nes del tipo de Milton Friedman (claramente redistributivo), financiado con ingresos fiscales.? Segiin este plan, todas las personas, o algunas (por ejemplo: todas aquellas que lo necesitan), reciben cupones financiados por impuestos, los cuales tmicamente pueden usarse para comprar pélizas de proteccién al Estado ultraminimo. En la medida en que el Estado gendarme parece ser redistributivo, hasta iertos individuos a pagar por la proteccién de otros, sus defensores tienen que explicar por qué esta funcién redistri- - butiva del Estado es tinica. Si cierta redistribucién es legitima para pro- teger a todos, gpor qué no.lo es, también, para otros propésitos atractivos y deseables?, ¢qué fundaménto racional selecciona especificamente los servi: cios de proteccién como tinico objeto de actividades redistributivas.legi- timas? El fandamento racional, una vez encontrado, puede mostrar que esta prestacién de servicios de proteccién no es redistributiva. Mas precisa- mente, el. término “redistributivo” se. aplica a los tipos de razones para un orden, mas que al orden mismo, Podrfamos elipticamente lamar “redistributive” a un orden si las principales razones (tinicas posibles) 2 Aqui y en Ia siguiente seccién retomo y anticipo una explicacién que aparece en _ mi artfenlo: “On the Randiam Argument”, en The Personalist, nim. 52, primavera, 1971, nota 4. 2 Vid, Milton Friedman, Capitalism and Freedom, Chicago, University of Chicago Press, 1962, cap; 6, Los cupdnes de Ja escuela de Friedman, por supuesto, permiten esco- ger quién habré de proporcionar el producto y, ast, difieren de los cupones de protec. cién imaginados aqui. . - 89 40 ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA que lo respaldan son, en s{ mismas, redistributivas (similarmente, fun- ciones “paternalistas”). El hallazgo de fuertes razones no redistributivas nos obligarfa a-cambiar este nombre. Si decimos de una institucién que toma dinero de algunos y lo da a otros que es redistributiva, dependera de por qué pensamos que lo hace, Devolver dinero robado 0 compensar por la violacién de derechos no son razones redistributivas. Hasta abora he dicho que el Estado gendarme parece ser redistributive, para dejar abierta Ja posibilidad de que pudieran encontrarse -razones' de* tipo ‘no redistributivo qué justificaran Ja prestacién de servicios de proteccién de algunos para otros (exploro algunas de estas’ razones en Jos capitulos 1 y v de la Primera Parte). : : Un defensor del Estado ultraminimo puede parecer que se encuentra en una situacién contradictoria, aun si evita la pregunta de qué:hace que a proteccién sea incomparablemente apropiada para la prestacién redistri- butiva. El defensor del Estado ultraminimo, grandemente interesado en proteger los derechos contra su violacién, hace de ésta Ia tinica funcién legitima del Estado y proclama que todas las otras funciones son_ilegi- timas porque implican, en si-mismas, la violacién de derechos. Puesto que concede un higar preponderante a la proteccién y’a la no violacién de derechos gcmo puede apoyar el Estado ultraminimo que, pareciera, deja desprotegidos 0 mal protegidos algunos derechos de las personas? ¢Cémo puéde sostener esto en nombre de Ja no violacién de derechos? RESTRIGCIONES MORALES Y FINES MORALES sta cuestién présupone que un interés moral puede funcionar tinicamen- te'como un fin moral, como un estado final para que ciertas actividades, . ‘comé resultado, se realicen. Ciertamente, pudiera parecer una verdad nece- saria que “derechos”, “deber”, etcétera, tengan que explicarse en términos de lo que es (0 intenta ser) producto dél bien mayor, con todos los fines en él integrados* De esta manera, se piensa frecuentemente que lo que est4 mal en el utilitarismo (que es de esta forma) es su muy ‘estrecha con- cepcién del bien. El utilitarismo, se dice, no toma en cuenta, propiamente, - los ‘derechos y la no violacién de ellos; por el contrario, les deja un status derivado. Muchos de los contraejemplos dirigidos al utilitarismo caen bajo esta objecién, por ejemplo: castigar a un hombre inocente para salvar a todo un veciidario de-una venganza violenta. Una teorla, sin embargo, puede considerar fundamental 14 no violacién de derechos, pero tratarla en'un lugar equivocado o en forma equivocada. De esta manera, supéngase que alguna condicién para minimizar la cantidad total. (sopesada) de las violaciones de derechos-est4 integrada en el estado final deseable que se debe alcanzar., Tendriamos, entoncei, algo asf como un “utilitarismo de © Para una clara exposicién de que esta postura est4 en ‘un error, vid, John Rawls, A Theory of Justice, Cambridge Mass., Harvard University Press, 1961, pp. 30 y 565-566. LAS RESTRICCIONES MORALES Y EL, ESTADO a derechos”; las violaciones de derechos (por minimizat) simplemente rem- plazarian a la felicidad total como el estado final pertinente en Ia estruc- tura utilitarista. (Obsérvese que rio sostenemos que la no violacién de nuestros derechos sea nuestro unico bien mayor; tampoco lo colécamos lexicogréficamente primero para excltiir intercambios. Si hay una sociedad ‘deseable -escogerfamios habitarla, aun cudhdo algunos de nuestros derechos fueran algunas veces violados en ella, en vez de irnos a una isla desierta donde podriamos. sobrevivir solos.) Esto atin requerirla de nosotros que violéramos los derechos de algunos cuando, al hacerlo asi, minimizdramos la cantidad total (sopesada) de Ja violacién de derechos en Ia sociedad. Por ejemplo, violar los derechos de alguien podria disuadir a otros de sw intento de violar gravemente derechos; podria suprimir su motivo para hacerlo; podria distraer su atencién; etcétera. Una chusma que arrasa par- te de la ciudad, matando y quemando, violerd el derecho de aquellos qué viven ahi. Por tanto, alguien podrfa tratar de justificar el. castigo que. un individuo que sabe que es inocente del crimen que enfurecié a la chusma, sobre Ja’ bas¢ de que al castigar a esta persona inocenté ayudaria a evitar una violacién de derechos ain mas grande por parte de otros y, conduciria, as{, a un mfnimo resultado sopesado en lo que.a la violacién de’ derechos en Ia sociedad se refiere. ; En contraste con Ia incorporacién de derechos en el estado final por alcanzar, uno podria colocarlos como restricciones indirectas a Ia: accién por realizar: no se violen las restricciones R. Los derechos dé los demas determinan las restricciones de uestras acciones. (Una tesis oriéntada ha- cia fines, a la que se agreguen estas restricciones seria: entre aquellos actos que estén a-nuestro alcance, que no, violan las restricciones R, acttese de “tal manera que é maximice el fin F. Aqui los derechos de otros limita. rin nuestra tonducta orientada hacia fines. No quiero implicar que la tesis moral correcta iri¢luye fines obligatorios que tienen que ser perse- guidos, aun con las restricciones.) Esta tesis difiere de la que trata de integrar las restricciones indirectas Ral fin F. La tesis de las restricciones indirectas nos probibe violar estras restricciones morales en Ja consecucién de nuestros fines;-mientras que la tesis cuyo objetivo es minimizar ‘la violacién de esos derechos nos permite violar los derechos (las restriccio- nes), de manera que disminuya su violacién. total en la sociedad. : La afirmacién de que el defensor.del Estado ultraminimo es contradic- + Por desgracia, muy pocos modelos de Ja’ estructura de posturas morales Han sido especificados hasta ahor2, aunque, seguramente, hay .otras estructuras interesantes.” De ahi que un argumento en favor de una estructura de restricciones indirectas que consis- ta en gram parte en atacar una estructura de maximizacién de estados finales no es concluyente, toda vez que esas alternativas no ‘son exhaustivas, (Mas adelante, describi- remos una opinién que no encaja satisfactoriamente en ninguna estructura) Todo un contingente de estructuras tiene que ser formulado con precisién y analizado; quiz4 en- tonces: alguna nueva estructura parezca més apropiada, La cuestién de si una opinién de restricciones indirectas puede ser puesta en forma de ona opinién finalista sin restricciones indirectas es engafiosa. Uno podria. pensar, por 42, ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA torio presupone, como podemos ver ahora, que éste es un “utilitarista de los derechos"; presupone que su finalidad es, por ejemplo, minimizar la cantidad (sopesada) de la violacién de derechos en la sociedad y que debe perseguir este fin, aun a través de medios que, por s{ mismos, violan los derechos de las personas. En vez de eso, el defensor del estado ultraminimo puede colocar la no violacién de derechos como una restriccién a Ia accién, més que (0, ademds de) integrarlo al estado final por realizar. La posicién sostenida por este defensor del Estado ultraminimo sera congruente, si su concepcién de derechos sostiene que forzarle, a usted, a contribuir' al bien- estar de otros, viola sus derechos; mientras que, el que alguien no propor- ‘cine a usted las cosas que necesita imperiosamente, incluyendo cosas esen- ciales para la proteccién de sus deréchos, no viola por sf mismo sus de- rechos, aun si esto evita qué sea més dificil para alguien violarlos. (Esta concepcién sera consistente siempre que no conciba que el elemento mo- nopélico del Estado ultraminimo es, en sf mismo, una violacién de dere- chos.) Que ‘ésta sea una posicién congruente no significa, por supuesto, que sea wna posicién aceptable, @POR QUE RESTRICCIONES INDIRECTAS? ENo es irracional aceptar una restriccién indirecta R, mds que una postura que ordene minimizar las violaciones dé R? (La ultima actitud trata a R comé condicién, més que como restriccidén.) Si Ia no violacién de R es tan importante, go deberla ser, antes bien, el fin?, gcémo puede una preocupacién por Ja no violacién de R conducir a la negativa de violar R aun’ cuando esto evitara otras violaciones mas amplias de R? ¢Cudl es el fundamento racional para colocar la no violacién de derechos como una sjemplo. que cada quien podria distingufr, en Ia consecucién de sus fines, entre la vio- Jacién de derechos cometida por él y aquella hecha por alguien més. Désele al. primero peso infinito (negative) en Ja consecucién de su fin y ninguna cantidad de acciories que impidiera a otros violar derechos podria superar la violacién de derechos ‘cometida por @, Ademés, del componente finalista, el cual recibe peso infinito, también aparecen ex- presiones deicticas, por ejemplo: “el que yo-haga algo”, Una: exposicién cuidadosa que Gelimite las’ “posturas restrictivas” excluiria estas. formas tramposas de transformar res- tricefones indirectas én forma de una concepcién estado finalista como suficiente para constituir una concepcién de estado, final. Métodos matemiticos para transformar un ‘Umitado problema de minimizacién en una secuencid de minimizaciones ilimitadas de una funcién auxiliar son presentadas por Anthony Fiacco y Garth McCormick en Nonlinear Programming: Sequential Unconstrained Minization Techniques (Nueva York, Wiley, 1968). EI libro es interesante, tanto por sus métodos tomo por’ sus limitaciones Para esclarecer cl area que nos ocupa; obsérvese Ja. manera.en Ja ciial las funciones Punitivas incluyen Jas réstriccfones, Ja variaclén en el peso de las funciostes punitivas (Sc. 7.1), etettera, Za cuestion de si estas restricciones indirectas son absolutas 0 si pueden ser violadas Para evitar horrores morales ‘catastréficos y, si éste ex el caso, cémo seria Ia estructura resultante, es la que’ espero evitar por completo. \. | i LAS RESTRICCIONES MORALES Y EL ESTADO 48. restriccién indirecta a Ja accién en vez de incluirla solamente como un fin.de nuestras acciones? - ~ Las restricciones indirectas a Ja accién reflejan el principio kantiano sub- yacente, de que los individuos son firies, no simplemente medios; no pue- den ser sacrificados o usados, sin su consentimiento, para alcanzar otros fines, Los individuos son inviolables. Debe decirse més para esclarecer estas palabras sobre fines y medios. Considérese un ejemplo. paradigmatico: de un medio: una herramienta, No hay restricciones indirectas sobre cémo podenios usar una herramienta, ademas de las restricciones morales sobre cémo podémos usarla en otros. Hay procedimientos para conservarla: para uso futuro (‘no la dejes bajo la Uluvia”); y hay medios mas 0 menos eficientes para usarlu. Pero no existe ninguna restriccién sobre. lo que podemos hacerle para alcanzar mejor nuestros. fines. Ahora bien, imagine: - mos que-existe una restriccién superable R sobre algiin uso de-la htia- mienta, Por ejemplo, la herramienta se le podria prestar a usted tinicamen- te a condicién de que R no sea violado, a menos que él beneficio que se obtenga, al hacerlo, sea superior a.cierta cantidad especifica o salvo que sea necesario para lograr la realizacién de un fin especifico.,En este caso, el objeto no es completamente nuestra herramienta para emiplearla segén nuestro deseo 0 capricho; pero, comoquiera que sea, es una herramienta, aun con respecto a la restriccién superable, Si agregamos a su uso restric- ciones, insuperables, entonces el objeto no puede ser usado .como herra- mienta en esa forma: a este respecto no es una herramienta en absoluto. Puede uno agregar restricciones suficientes de manera que «un objeto no pueda ser usado en absoluto como herramienta en. ningtin respecto? gPuede la conducta hacia una persona ser constrefiida de tal forma que no sea usada para ningin-fin, a menos que lo éscoja? Esta serfa una con’ dicién indebidamente rigurosa, si requiere que todo aquel que nos pro- porcione un bien apruebe positivamente todo uso al cual lo destinemos. Incluso el requerimiento de que no‘ debe objetar ningiin uso que planee- mos, restringirfa seriamente el intercambio bilateral, sin mencionar las secuencias de tales intercambios. Basta-que Ja otra part gane lo suficiente del intercambio para que esté dispuesta a Ievarlo 4 cabo, aun cuando ob- jete a uno o mas de los usos a dos cuales se haya destinado el bien. En tales condiciones, la otra parte no esté siendo usada sdlo como medio, en’ ese respecto. Sin embargo, otra persona que no escogiera interactuar con usted si supiera Jos usos alos cuales usted intenta destinar sus acciones o su bien, esid siendo usada como medio, aun si (en su ignorancia) recibe Jo suficiente para escoger interactuar con usted. ("Todo el tiempo estuvo usted tnicantente usdndome”, puede decir alguien que escogié interactuar winicamente porque ignoraba los fines del otro y los usos a los que él mismo habria estado destinado.) Incumbe moralmente a alguien revelar Ios usos que intenta dar a una interaccién si tiene buenas razones para creer que el otro rechazarfa interactuar si los conociera? gEsté usando a la otra persona si no lo revela? ¥ qué decir de los casos en que el otro Sea “ ‘TEORIA DEL ESTADO DE NATURALEZA no escoge’ ser usado en absoluto? gAl sentir placer viendo pasar a una persona atractiva, Ia usamos solamente como medio? zAlguien usa de esta manera un objeto de fantasia sexual? Estas y otras preguntas rela- cionadas planteam cuestiones muy interesantes para la filosoffa moral; pero no, pienso yo, para la filosoffa politica. _ La filosof{a politica se ocupa tiicamente de ciertas formas en que las personas no pueden usar a los dems; primordialinente: agresién fisica contra ellos. Una restriccién indirecta especifica a la accién dirigida hacia otros expresa el hecho de que éstos no pueden ser usados en Ia forma especifica que la restriccién indirecta excluye. Las restricciones indirectas expresan la inviolabilidad de los otros en las formas que las restricciones especifiquen. Estos modos de inviolabilidad quedan expresados por Ia si- guiente prohibicién: “No uses a la gente en formas especificas.” Una con- cepcién de estado final, por otra parte, expresard la idea (si decide ex- presaresta idea, en absoluto) de que las personas son fines y no meramente medios, ‘por una prohibicién diferente: “Minimizar el uso de las personas como medios en formas especificas.” Seguir este precepto puede implicar usar a alguien como medio en una-de las formas especificadas. De haber sostenido Kant este punto de vista, habria dado a la segunda formula del imperativo categdrico Ja forma siguiente: “Actia de tal manera que mi- nimices el uso de la humanidad simplemente como medio” en vez de la forma que en consecuencia usd: “Actha de tal manera que trates siempre a Ja humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier “otro, nunca s6]o como medio, sino, siempre, al mismo tiempo, come fin.” * ‘Las restricciones indirectas expresan la inviolabilidad de otras pérsonas. Pero. por qué no se puede infringir esta inviolabilidad por un bien social inayor? Cada. uno de riosotros, individualmente, escogemos, algunas veces, padecer algtin dolor o un sacrificio -para obtener un beneficio mayor o para, evitar un dafio mds grande: vamos al dentista para evitar, a la pos- tre, un sufrimiento peor; hacemos algdn trabajo desagradable por sus resultados; algunos se someten a dieta para mejorar su salud o su aspecto; algunos ahorran dinero para mantenerse en Ia. vejez. En cada_caso, algin costo es impuesto en razén de un bien mayor superior. Por qué no soste- ner, de forma similar, que ciertas personas tengan que soportar algunos - costos que beneficien a otras personas en razén de un bien social superior? Sin embargo, no hay ninguna entidad social con un. bien, la~tual soporte algin. sacrificio' por su propio beneficio. Hay sdlo personas individuales, . diferentes personas individuales, con sus propias vidas individuales, Usar’ a uno de estos individuos en beneficio de otros es usarlo a él y-beneficiar a otros. Nada més. Lo que ocurre es que algo se le hace a él por el bien ® gQuién Io hace a quién? Con frecuencia una cuestién til que plantear es la siguiette: —eCudl es Ia diferencia entre un maestro zen y un fildsofo analltico? —Uno dice enfgmas, el otro enigmas dice. Groundwork of the Metaphysic of Morals, trad. H. J. Paton, The Moral Law, Lon- dres, Hutchinson, 1956, p. 96. LAS RESTRICCIONES MORALES Y EL ESTADO 48 de otros. Hablar de un bien social superior encubre esta situacién (ginten- Gonalmente?). Usar a una persona en esta forma no respeta, ni toma en cuenta suficientemente, el hecho de que es una persona separada,” que &ta es Ja tinica vida que tiene. £1 no obtiene algin bien predominante. por su sacrificio y nadie esta facultado a forzarle a esto —menos atin, el Estado o el gobierno que reclama su obediencia (en tanto que los ‘otros individuos no) y que, por tanto, tiene que ser: escrupulosamente neutral entre sus ciudadanos. : RESTRICCIONES LIBERTARIAS Sostengo que las réstricciones morales indirectas sobre lo que podemos ha-. cer reflejan el hecho de‘nuestras, existencias separadas. Estas restricciones reflejan el fieché de que ningin acto: moralmente compensador puede te- net lugar entre nosotros; no hay nada que moralmente prepondere sobre una. de nuesttas vidas en forma que conduzca a un bién social general superior. No hay ningtin sacrificio justificado de alguno de nosotros por los demés. Esta idea bdsica,.a saber: que hay diferentes individuos con vidas separadas y que, por tanto, ninguno puede ser sacrificado por los dems, sirve de-fundamento para la existencia de restricciones morales in- directas, pero, también, creo yo, conduce a restricciones libertarids iridi- rectas que prohfben: agresién contra otros. ‘ Cuanto més vigorosa sea Ja. fuerza de la visién que conciba la méxima- cién del estado final, més vigorosa tiene que set la idea basica capaz de resistirlo, subyacente en la existencia de restricciones morales indirectas y, por tanto, mds seriamente tiene que ser considerada la existencia de Jos distintos.individuos que'no. son recursos para Jos démds, Una nocién sub- yacente, lo bastante vigorosa para afirmar las restricciones morales indirec- tas contra la poderosa fuerza intuitiva de un concepto que conciba la. - maximacién de estados finales, bastard para derivar.una restriccién liber- taria a la agresién contra otro. Cualquiera que ‘rechace esta restriccién indirecta particular posee tres opciones: 1) tiene que rechazar toda restric- cién indirecta; 2) tiene que dar una explicacién diferente de por qué exis- ten restricciones morales indirectas, y no, simplemente, -una estructura de maximizacién orientada a fines, explicacién que en si misma no entrafia la restriccién libertaria indirecta,,o 3) tiene que aceptar la idea bdsica fuertemente planiteada de’ Ia separabilidad de los individuos y sostener, sin embargo, que iniciar la agresién a otro es compatible con esta idea bisica. De esta manera, tenemos un esquema promisorio de un argumento que ya de la forma moral al contenido moral: la forma de moralidad incluye F (restricciones morales indirectas); 1a mejor explicacién® de que F sea mo- ¥ Vid, John Rawls, A Theory of Justice, secs. 5, 6 y 30. 8 Vid, Gilbert Harman, “The Inference to the Best Explanation”, en Philosophical Review, 1968, pp. 88-95, y Thought, Princeton, New Jersey, Princeton University Press, 1978, caps. 8 y 10,

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