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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

Curso: SOCIOLOGIA JURÍDICA

Docente: ALEJANDRO MUÑICO CORDOVA

TEMA

SOCIOLOGÍA GENERAL Y JURÍDICA

ALUMNO:

SAMUEL JOSUÉ YOVERA AGUIRRE


PIURA – 2017
SOCIOLOGÍA GENERAL Y JURÍDICA

El Derecho se origina por los grupos y fuerzas que de manera desigual operan en cada
sociedad concreta, por tanto; es parte de ella y se relaciona con los demás factores y
productos sociales, (demográficos, políticos, económicos, culturales entre otros), de tal
manera se puede afirmar que existe una conexión entre los contenidos de las relaciones
jurídicas, las diferentes relaciones sociales, y los factores que las condicionan. En este
sentido las interrelaciones originadas durante los procesos históricos, marcan el momento
de la creación jurídica estatal, a la vez que lo condicionan; y una vez iniciado se convierte
en un elemento relativamente independiente para regular la sociedad, con lo que se llega
a identificar al Derecho como una realidad autónoma. Algo útil metodológicamente para el
estudio particular de categorías, pero errado en su noción de fenómeno social. Ya desde
mediados del siglo XIX ha quedado claro que para comprender las relaciones jurídicas
hay que tener en cuenta las condiciones materiales de vida de la sociedad en que se
desarrolla , y se ha refutado la noción de que la legislación sea un elemento independiente
que deriva la justificación de su existencia y las razones de su desarrollo y de sus propios
fundamentos interiores, pues se olvida que el Derecho se origina en sus condiciones
económicas de vida, envuelto en el juego mutuo de acciones y reacciones entre todos los
factores sociales, y en especial, con el aparato de poder del cual deviene y que lo impone.
El Derecho no es “norma y solo norma” como afirmara en su Teoría Pura del Derecho
Hans Kelsen, sino que está impregnado de todo elemento social, político y cultural,
económico y también de valores morales y de conducta en una sociedad determinada, sin
obviar que la creación normativa es a la vez resultado de las luchas y logros socio-
políticos de clases, grupos y sectores sociales representados en el órgano supremo de
poder y con los agentes sociales que lo aseguran.
Consecuentemente, el Derecho tiene carácter regulador, fija y consagra lo obtenido, lo
querido y como resultado de tal función se dictan las disposiciones aseguradoras de las
conquistas. Ejemplos múltiples se tienen a través de toda la historia, luego de las grandes
revoluciones, se aprueban Constituciones. Esta función muestra al Derecho como un
fenómeno posterior al hecho, como ente legitimador jurídico, portador de la validez formal
posterior en tanto asiste al cambio, pero consolidando jurídicamente las modificaciones
que en las costumbres, concepciones e instituciones de la sociedad se vienen
produciendo durante un determinado periodo histórico, las que no tendrían ninguna
estabilidad si no obtienen una consagración jurídica.
Pero tampoco se puede obviar que el Derecho es un fenómeno social y un elemento de la
realidad de ésta y no es sólo normatividad posterior, sino que constituye también una
parte contextual donde se aplica, que a la vez que nace de la sociedad la condiciona, la
moldea. La propia interacción antes enunciada hace que el Derecho también se manifieste
como impulsor de transformaciones y asista al cambio social estimulándolo, como guía del
futuro quehacer o instrumento de cambio, lo que le hace aparecer como un fenómeno pre-
social.
MALTRATO A LA MUJER O AL VARÓN:

Maltrato a la mujer:
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como "todo acto de violencia de
género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico
para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria
de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada".
La violencia de pareja se refiere al comportamiento de la pareja o ex pareja que causa
daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el
maltrato psicológico y las conductas de control.
La violencia sexual es cualquier acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual u
otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra
persona, independientemente de su relación con la víctima, en cualquier ámbito.
Comprende la violación, que se define como la penetración, mediante coerción física o de
otra índole, de la vagina o el ano con el pene, otra parte del cuerpo o un objeto.
La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual-
constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos
de las mujeres.
Las estimaciones mundiales publicadas por la OMS indican que alrededor de una de cada
tres (35%) mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de pareja o
violencia sexual por terceros en algún momento de su vida.
La mayoría de estos casos son violencia infligida por la pareja. En todo el mundo, casi un
tercio (30%) de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido
alguna forma de violencia física y/o sexual por parte de su pareja en algún momento de su
vida.
Un 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su
pareja masculina.
Estas formas de violencia pueden afectar negativamente a la salud física, mental, sexual y
reproductiva de las mujeres y aumentar la vulnerabilidad al VIH.
Entre los factores asociados a un mayor riesgo de cometer actos violentos cabe citar un
bajo nivel de instrucción, el maltrato infantil o haber estado expuesto a escenas de
violencia en la familia, el uso nocivo del alcohol, actitudes de aceptación de la violencia y
las desigualdades de género.
Entre los factores asociados a un mayor riesgo de ser víctima de la pareja o de violencia
sexual figuran un bajo nivel de instrucción, el hecho de haber estado expuesto a escenas
de violencia entre los progenitores, el maltrato durante la infancia, actitudes de aceptación
de la violencia y las desigualdades de género.
En entornos de ingresos altos, hay datos que apuntan que los programas escolares de
prevención de la violencia de pareja (o violencia en el noviazgo) entre los jóvenes pueden
ser eficaces.
En los entornos de ingresos bajos, las estrategias destinadas a aumentar la emancipación
económica y social de la mujer, como la micro financiación unida a la formación en
igualdad de género y las iniciativas comunitarias dirigidas contra la desigualdad de género
o tendentes a mejorar las aptitudes para las relaciones interpersonales, han demostrado
una cierta eficacia para reducir la violencia de pareja.
Las situaciones de conflicto, posconflicto y desplazamiento pueden agravar la violencia,
como la violencia por parte de la pareja, y dar lugar a formas adicionales de violencia
contra las mujeres.

Maltrato al varón:
La violencia contra el varón o violencia contra los hombres es una expresión utilizada por
algunos investigadores para aglutinar a diversos fenómenos de violencia contra este
grupo de personas en varios contextos, entre los que se encuentran la violencia
intrafamiliar, violencia en el noviazgo, violencia de género, violencia infantil, entre otras.
Algunos investigadores consideran que la violencia contra el hombre es un problema
social serio, porque aunque se habría prestado mayor atención a la violencia que se
ejerce contra las mujeres, sería posible argumentar que la violencia contra los hombres en
varios contextos es un problema social sustancial digno de atención; sin embargo, éste
sería un tabú social y un fenómeno distinto a la violencia contra las mujeres y debe
analizarse como tal, debido a que su naturaleza, causas y consecuencias serían distintas,
así como los espacios en que se manifiesta.
Dentro de las razones por la que se considera un tabú social a la violencia contra los
varones estarían la contradicción que su existencia tiene con el rol de género
estereotipado que ve a los varones como el sexo fuerte, por lo que es despreciada y de
pocos países se conocen estudios sobre la violencia específica de mujeres contra
varones, aunque sí existen.
De acuerdo con lo anterior los varones están su representados como víctimas y
sobrerrepresentados como perpetradores de la violencia.
La violencia sexual contra los varones es tratada de manera diferente según la sociedad, y
puede no ser reconocida por la ley internacional.
A pesar de numerosos estudios que informan sobre la preponderancia de la violencia
doméstica perpetrada por los varones contra las mujeres, otros estudios sugieren que las
tasas de violencia doméstica de las mujeres y los hombres son equivalentes. Eso ha
generado muchas controversias y discusiones entre los investigadores.
Algunos autores indican que tanto en la violencia doméstica contra las mujeres como en la
que es realizada contra los hombres se pueden encontrar motivos similares, mientras que
la idea de que el hombre pueda ser víctima de la mujer genera resistencias y no está
exenta de controversias, en las que se trata, por ejemplo, el sesgo al entender la idea de
violencia física como la única forma de violencia realmente importante.
Los varones que son víctimas de la violencia doméstica a veces son reacios a denunciarla
o a buscar ayuda. También existe un paradigma establecido de que solo los hombres
perpetran violencia doméstica y que nunca son víctimas. Esto ha sido relacionado con las
afirmaciones de que las mujeres solo son violentas en casos de represalia y de
autodefensa, aun cuando la evidencia global de múltiples fuentes contradice esta idea.
Como con otras formas de violencia contra el varón, la violencia de pareja es
generalmente menos reconocida en la sociedad cuando las víctimas son varones. La
violencia de las mujeres contra los varones es a menudo banalizada debido a la supuesta
debilidad física de las mujeres; en tales casos, se omite considerar el uso de objetos
peligrosos y armas que se puede efectuar. Una investigación llevada adelante desde 1990
ha identificado problemas en la percepción y un real sesgo cuando la policía está
involucrada, negándose a reconocer a la víctima masculina incluso cuando se encuentre
herida. Todo esto es debido a la percepción machista del hombre, en el que él debe ser el
sujeto fuerte y dominante.

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