Está en la página 1de 27

Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos.

16
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

3. Un estilo
para la comunicación científica

3.1. Informar y persuadir


En el capítulo anterior hemos considerado la existencia de una variedad de
géneros para la comunicación científica. Pese a sus diferencias, todos ellos comparten
un mismo estilo, es decir, una manera de usar el lenguaje que es también convencional,
propia de esta esfera de actividad y de las metas comunicativas comunes.
El contenido científico, que se supone objetivo, la intención pretendidamente
informativa de la comunicación y la actitud del emisor frente al objeto de su texto
(distancia, grado de certeza o de duda con respecto a los hechos que informa)
determinan ciertos usos característicos del lenguaje científico. “Objetividad, precisión,
exactitud, brevedad, claridad, unidad y coherencia” son las características atribuidas a
esta clase de discurso por muchos de los autores que lo han estudiado (Mac Lean, 1975;
Molestina Escudero, 1987; Samper, 1987, por ejemplo), reconocidas y aceptadas por la
misma comunidad científica.
Pero para describir el estilo científico es necesario considerar además otros
aspectos, cambiar el ángulo de la mirada. Si se toma cada texto como “un eslabón en la
cadena de la comunicación científica”3, hay que tener en cuenta también la relación que
el emisor establece a través de él con otros textos producidos anteriormente sobre el
mismo tema, así como con su destinatario y sus posibles “actitudes de respuesta”
(Bajtín, 1952-53). En los textos científicos, el emisor asume (aunque muchos no lo
reconozcan) una postura definida de defensa de las propias aseveraciones e intenta
persuadir al lector de la veracidad de su enunciado.
Tal como dice Bajtín, la relación con los textos a los que cada enunciado
contesta determina rasgos estilísticos, como por ejemplo las reiteraciones u otros
recursos enfáticos, la selección de expresiones “más duras” o “más suaves”, las
afirmaciones rotundas o de intensidad disminuida, la incorporación de citas.
Lo mismo sucede en relación con la manera en que el emisor perciba o se
imagine a su destinatario -el grado de sus conocimientos sobre el tema, su posición
frente a éste, sus prejuicios- y el tipo de respuesta que presuponga que sus dichos
pueden generar en él. La necesidad de provocar en la comunidad científica su
reconocimiento como investigador serio también determinará que el emisor haga
elecciones estilísticas y retóricas que le permitan ser visto como honesto, modesto y
prudente en sus aseveraciones (Swales, 1990).
Procuraremos, entonces, tener en cuenta todos estos aspectos a la hora de definir
en este capítulo el estilo propio de los géneros científicos. Cada texto presentará
variaciones, según el tema específico que aborde, la individualidad del emisor y el
modo de circulación o publicación (oral o escrita).

3
Tal como lo hacemos en el apartado “Una definición” del Capítulo 1.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 17
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

3.2. Características del estilo científico


Para organizar nuestro trabajo tomaremos como rasgos característicos del
lenguaje científico los considerados habitualmente y que ya señalamos más arriba. Pero
como esta caracterización no nos parece suficiente para ayudar a los investigadores a
encontrar el estilo adecuado, procuraremos señalar qué recursos lingüísticos permiten
dar al texto cada una de esas características. Además, haremos algunas precisiones que
consideramos necesarias. Los ejemplos que presentamos son simples ilustraciones para
que el lector comprenda mejor esta caracterización.

3.2.1. Objetividad
Tanto la situación o contexto en que se produce la comunicación científica como
su contenido requieren de un lenguaje que apunte directamente a la realidad que se
quiere describir, con la mayor objetividad posible. En general, los miembros de la
comunidad científica desean evitar que recaiga sobre ellos cualquier sospecha de
manipulación de datos o de hechos observados. Por eso, intentan presentarlos como
independientes de sí mismos y ejerciendo la menor presión sobre el receptor para que
éste adhiera a sus dichos. Las oraciones declarativas (afirmativas o negativas), con el
verbo en modo indicativo y la tercera persona (1), crean la ilusión de que los hechos se
presentan por sí solos, con un emisor que desaparece, se borra. Más aún, podría decirse
que los hechos parecen haber ocurrido sin la intervención del investigador.

(1) Los grupos operacionales comenzaron a funcionar semanalmente.

En los países anglosajones se ha extendido este estilo impersonal, que en


Latinoamérica ha sido adoptado en general para las ciencias experimentales. En
castellano, se caracteriza por el uso de las oraciones con el verbo en tercera persona del
singular y el pronombre cuasi-reflejo “se” en oraciones impersonales (se + verbo activo
sin sujeto (2) y pasivas cuasi-reflejas (se + verbo activo con sujeto que "recibe la acción
del verbo") (3), así como por el uso de la frase verbal pasiva (ser + participio) en la que
no se haga explícito quién realiza la acción (4).

(2) Se pesó a los animales cada 28 días.


(3) Se confirmó el diagnóstico de deficiencia condicionada de cobre por
laboratorio.
(4) [La deficiencia condicionada de cobre] fue controlada mediante
tratamientos con Cu inyectable cada dos meses.

De esta manera se obtienen textos como el siguiente (5), donde el emisor se


diluye casi completamente: aparece implícito en los verbos suponer, justificar,
observar, etc., verbos del hacer y del pensar que solamente pueden tener como actor al
investigador, aunque no se lo haga explícito. El verbo subrayado en este fragmento
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 18
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
parece responder a la misma intención de borrar el emisor para que los hechos se
presenten por sí solos, como en (1).

(5) Este ensayo se llevó a cabo en un establecimiento ubicado en el


partido de Dolores (Prov. de Bs. As.) con antecedentes de fracturas
espontáneas en terneros recién nacidos. Se confirmó el diagnóstico de
deficiencia condicionada de cobre por laboratorio, que fue controlada
mediante tratamientos con Cu inyectable (dosis total 400 mg) cada dos
meses.
Se supone que este problema se presenta en otros establecimientos
de la región, por lo que se justifica estudiar con más detalle los valores de
Cu hepático, su relación con Cu circulante y los niveles en fetos y terneros.
En marzo de 1989, con el objeto de definir la frecuencia de
aplicación, se suspendió el tratamiento en un lote de vacas con preñez de
cuatro meses y otro continuó con el tratamiento rutinario. Al momento del
parto no se observaron alteraciones clínicas ni diferencias en los niveles de
Cu sanguíneo y hepático entre los terneros.
Frente a estos resultados se planteó la conveniencia de analizar el
enfoque terapéutico buscando alternativas más apropiadas.

En Francia, en cambio, se utiliza la primera persona del plural como signo de


humildad, que se ha generalizado aquí para las ciencias humanas, aunque aparece
combinada con el impersonal. Como se puede observar en el ejemplo que sigue (6), la
distancia entre el emisor y lo expuesto se reduce notablemente, de tal manera que no
resulta extraña la presencia de un adjetivo que expresa valoración del emisor (en
cursiva):

(6) Confrontados a la problemática expuesta, decidimos iniciar


algunas acciones que nos permitieran conocer las condiciones de trabajo, la
experiencia de los conductores [de ferrocarril] y, a la vez, dar respuesta a
necesidades de atención, expresadas de un modo tan vívido.
Se inició una recopilación de antecedentes sobre el tema, a través del
registro de la información periodística sobre accidentes ferroviarios,
entrevistas personales con conductores en actividad, rebajados y jubilados, y
muy especialmente la tarea grupal.
Esta técnica de abordaje, que denominamos grupo operacional, tiene
como antecedente teórico los desarrollos del Dr. Enrique Pichon Riviére y la
experiencia de trabajo en grupos de emergencia social.
Los grupos operacionales comenzaron a funcionar semanalmente.
Creamos un espacio y un tiempo, con una coordinación asumida por uno de
los profesionales responsables.

En este texto se puede observar que se alterna el uso de la primera persona del
plural (en cursiva los verbos y pronombres) con la tercera en la voz pasiva (subrayado).
Por nuestra parte, creemos que resulta más conveniente mantener el estilo una vez
elegido: si se decide el emisor por la primera persona del plural, debería mantenerla.
Como ejemplo, proponemos una corrección (7) para el verbo subrayado en el segundo
párrafo de (6):

(7) Iniciamos una recopilación de antecedentes sobre el tema…


Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 19
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
La primera persona del singular es escasamente usada en los textos científicos,
puesto que anula toda pretensión de objetividad. Sin embargo, cada vez se admite
mayor grado de subjetividad o manifestación del emisor en los enunciados
pertenecientes a este género. Por ejemplo, actualmente son aceptados en los E.E.U.U.
artículos científicos redactados en la primera persona del singular, aun en las ciencias
experimentales (Bishnoi, U., comunicación personal, 1996).

3.2.2. Precisión y exactitud


En particular para los textos científicos, es conveniente que el emisor se asegure
de guiar la lectura a través de los recursos que la lengua le ofrece, de manera de
restringir las posibilidades de interpretación a un sentido unívoco. En el acto de lectura
es el lector el que construye el significado en interacción con el texto, pero sobre la base
de su conocimiento del mundo y del tema en cuestión, su ideología, su conocimiento de
las convenciones lingüísticas y textuales. Por lo tanto, el investigador científico debe ser
preciso y exacto en lo que dice, de manera de limitar las posibilidades de interpretación.
En el ámbito de las ciencias exactas y de la naturaleza, no está bien visto usar
lenguaje figurado (la metáfora, por ejemplo). Efectivamente, éste reduce la exactitud de
un texto a la vez que su objetividad, puesto que deja abiertas las puertas para la libertad
de asociaciones y -por lo tanto- de asignación de significados.
Un vocabulario descriptivo y con una única interpretación posible, además del
uso de vocabulario específico, ayudarán al logro de esta característica de estilo. El
emisor debe saber qué palabras técnicas puede usar porque son compartidas por el
destinatario y cuáles son las que, en cambio, debe definir en el texto para evitar
diferencias en la interpretación. No es conveniente incluir en el discurso regionalismos
ni palabras propias del lenguaje coloquial, ni palabras extranjeras si tienen su correlato
en el propio idioma.
Pero la precisión debe extenderse también a la construcción de oraciones y
definiciones, cuidando decir exactamente lo que se quiera decir, evitando ambigüedades
como las del siguiente texto (8):

(8) En el sur del área, los suelos son arenosos pardos sobre
sedimentos arcillosos (mestizos), de los subgrupos Haplumbrepts y
Hapludoles fluvénticos.

Un especialista en suelos podrá decir si son los suelos o los sedimentos arcillosos
los que pertenecen a los subgrupos Haplumbrepts y Hapludoles fluvénticos. Pero el
destinatario supuesto para el texto de donde proviene esta oración es un público más
amplio, que incluye a productores agropecuarios.
Para las citas y las referencias bibliográficas se debe respetar la norma elegida4
y, sobre todo, ser cuidadoso y fiel en los datos para que el lector pueda, si lo desea,
encontrar los textos citados o referidos.

4
Ver apartado 3.3. de este mismo capítulo, “La inclusión de los textos ajenos”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 20
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

3.2.3. Brevedad y claridad


El texto científico debe mantener el equilibrio justo entre brevedad y claridad,
dos características de estilo muy apreciadas en este discurso. En general, el espacio
disponible para la publicación en revistas científicas es escaso, por lo cual el autor debe
procurar decir lo que desea en la menor cantidad de palabras que le sea posible. Pero
debe dar a su texto la longitud necesaria para ser claro en sus expresiones.
Sucede a veces que, en el afán de no dar demasiada extensión al escrito, el autor
abunda en sobreentendidos, da por supuesta información que para el destinatario no
resulta obvia. Esto genera dificultades en la interpretación, cuando no una distorsión
completa de la intención significativa del emisor. No debe olvidarse que el lector
construye el significado del texto sobre la base de lo escrito y los ecos que esto
despierta en su interior. Si el emisor no ofrece toda la información necesaria, el lector
acudirá a su conocimiento de mundo y del tema para asignar un significado a lo que lee.
Y en la comunicación científica, esto no es deseable: la distorsión del contenido que se
quiso comunicar puede tener consecuencias graves para un investigador, ya que corre el
riesgo de que le atribuyan lo que no haya querido decir.
Para imprimir claridad a un texto, nada más adecuado que la sencillez, no sólo
en la selección del vocabulario sino en la construcción de las oraciones. Es conveniente
que cada oración sea breve y exprese una idea relativamente completa. Otra oración
continuará, complementará, ampliará o fundamentará su sentido y así sucesivamente.
De esta manera, se evitarán las oraciones demasiado largas y complejas, con varias
proposiciones encadenadas, que finalmente resultan de difícil comprensión y exigen
más de una lectura. En (9.a) presentamos un ejemplo extraído de un borrador de un
texto científico y en (9.b) mostramos cómo se logró mayor claridad mediante la
construcción de dos oraciones en lugar de una.

(9.a) A pesar de que como se expresara más arriba medir la cantidad es


relativamente fácil aún hoy, la forma de hacerlo es motivo de discusión.

(9.b) Como se expresara más arriba, medir la cantidad es relativamente fácil


aún hoy. A pesar de ello, la forma de hacerlo es motivo de discusión.

El orden habitual de los componentes oracionales (sujeto + verbo +


modificadores del verbo) (10. a y b) también contribuye a la claridad.

(10.a) Para algunas características productivas esos registros han servido


para modificarlas y lograr así una mayor producción.

(10.b) Esos registros han servido para modificar algunas características con
el fin de mejorar la producción.

En el caso presentado (10), la quiebra en el orden habitual había generado un


error gramatical, que consistía en anticipar el objeto directo expresado luego por el
pronombre enclítico "las" (modificarlas) y encabezarlo con la preposición "para", que no
corresponde para esa función.
En otros casos, simplemente se trata de alterar el orden para hacer más claro el
texto (11.a y 11.b, la proposición marcada en cursiva, con el sujeto marcado en negrita),
y entonces es adecuado su uso:
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 21
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
(11a) Si se desea comparar material donde cada recíproco posea
solamente el cromosoma crítico (75% en estado hemicigótico y 25%
aproximadamente en estado homocigota, sin considerar otros cariotipos
posibles debido a su baja frecuencia) dos generaciones son necesarias con
la correspondiente evaluación citológica.

(11b) Si se desea comparar material donde cada recíproco posea


solamente el cromosoma crítico (75% en estado hemicigótico y 25%
aproximadamente en estado homocigota, sin considerar otros cariotipos
posibles debido a su baja frecuencia) son necesarias dos generaciones con
la correspondiente evaluación citológica.

También se altera este orden para destacar un segmento determinado y darle


énfasis. En el texto del cual se tomó el ejemplo siguiente (12), era necesario distinguir el
comportamiento de dos grupos genéticos en tres períodos.

(12) Durante I [invierno], los dos GG [grupos genéticos] perdieron peso.

Para que el texto resulte claro, es necesario también observar las reglas
gramaticales. Hay errores que se han generalizado por un fenómeno de “contagio”:
cuando los investigadores no dominan el género y acuden a modelos poco adecuados,
arrastran a su propio texto los errores que no reconocen como tales. En otras
oportunidades, trasladan al castellano construcciones propias del inglés, que provocan
posibilidades diversas de interpretación. Otras dificultades tienen que ver, simplemente,
con errores sintácticos o de puntuación.
En el fragmento siguiente (13), por ejemplo, aparecen dos usos incorrectos de
gerundio y un pronombre muy alejado de su referente (subrayados en el texto).

(13) La producción animal bajo condiciones de pastoreo es de suma


importancia económica, estimándose que aproximadamente dos tercios de la
superficie agrícola mundial está ocupada por pasturas temporales o
permanentes (Valderrabano, 1986). Asimismo éstos proveen la mayor parte
de los recursos nutritivos del mundo para rumiantes, siendo consumidos en
gran proporción mediante pastoreo directo (Cangiano y Gómez, 1985).

Veamos cómo la siguiente corrección (13b) mejora la claridad del texto:

(13b) La producción animal bajo condiciones de pastoreo es de suma


importancia económica. Se estima que aproximadamente dos tercios de la
superficie agrícola mundial está ocupada por pasturas temporales o
permanentes (Valderrabano, 1986), que proveen la mayor parte de los
recursos nutritivos del mundo para rumiantes y son consumidas en gran
proporción mediante pastoreo directo (Cangiano y Gómez, 1985).

En este otro (14), el uso incorrecto del gerundio provoca la construcción de una
oración excesivamente larga y compleja, en la que, además, no se expresa claramente la
relación lógica entre ideas. Hay, además, un error en la concordancia de número (15).

(14) Experiencias anteriores han revelado que los forrajes frescos de alta
calidad de climas templados poseen características particulares, tal como la
elevada proporción de componentes solubles, que podrían influenciar la
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 22
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
utilización de proteínas en los rumiantes, debido a las pérdidas de nitrógeno
que se producen entre la boca y el duodeno, alcanzando valores del 30% del
nitrógeno ingerido, provocando una disminución en las cantidades de
nitrógeno y de aminoácidos totales (dietario y microbiano) que arriban al
intestino delgado.

(15) ... características particulares, tal como la elevada proporción de


componentes solubles […]

La cursiva (14) señala un verbo cuyo uso se ha generalizado pese a que no existe
en castellano, sino que se usa en reemplazo de influir o -en este caso- de modificar.
El siguiente texto (16), tomado de un borrador que registraba un seminario dado
oralmente, muestra qué confuso puede ser un texto si no se respetan las reglas
gramaticales y el orden habitual de la oración. En este caso subrayamos un error de
concordancia entre sujeto y verbo. En (16.b) proponemos otra versión, que
consideramos ha ganado en corrección, brevedad y claridad.

(16) Los pioneros del mejoramiento animal, desde el siglo XVIII,


reconocieron la necesidad de aparear, como decía Bakewell, lo mejor con lo
mejor, cuando aún ni siquiera se conocían los principios de la herencia. Hasta
allí se remontan la historia de las principales razas productoras de carne pues
se comenzaron a hacer los registros de los apareamientos y en consecuencia se
puede hacer teóricamente el seguimiento de quienes fueron los antecesores de
los animales que hoy están registrados dentro de lo que se reconoce como de
pedigré. Los animales que se los define de raza pero en la actualidad se les
reconoce por lo menos cinco generaciones registradas. En ciertos países y en
los últimos años particularmente esos registros no van más allá de tres
generaciones, pero nuevamente no desearía abrir la discusión sobre el
particular.

(16.b) Los pioneros del mejoramiento animal, desde el siglo XVIII,


reconocieron la necesidad de aparear lo mejor con lo mejor, como decía
Bakewell cuando aún ni siquiera se conocían los principios de la herencia.
Hasta entonces, cuando se comenzaron a hacer los registros de los
apareamientos, se remonta la historia de las principales razas productoras de
carne. Como consecuencia de ello, se puede teóricamente hacer el
seguimiento de los antecesores de los animales que hoy están registrados
como de pedigree: animales definidos como “de raza”, a los cuales se les
reconoce por lo menos cinco generaciones registradas. En ciertos países y en
los últimos años, particularmente, esos registros no van más allá de tres
generaciones, pero no desearía abrir discusión sobre esta cuestión.

3.2.4. Unidad y coherencia


Para alcanzar la coherencia deseada, es necesario que el autor defina –antes de
redactar el texto- no sólo el contenido a transmitir sino la intención global de su
comunicación y los propósitos que se le subordinan, así como también a su destinatario
y las características de la situación comunicativa (Figura Nº1). Asímismo, deberá darle
a su enunciado la estructura convencional del género elegido, lo que proporcionará al
destinatario pautas para la lectura.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 23
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Todo texto desarrolla una idea central, tópico o tema, que le da unidad de
sentido. Para ello, debe cumplir dos condiciones (Van Dijk, 1983): progreso y
coherencia. La condición de progreso supone la introducción de información nueva
(una cierta “no-repetición de contenidos”); la de coherencia implica cierta redundancia,
dada por la repetición periódica de elementos que permiten establecer lazos entre la
nueva información y la que la precede. El emisor irá desarrollando el tema mediante la
presentación sucesiva de elementos nuevos, que permitirán el avance del texto. Pero no
deberá perder de vista la necesidad de situarse constantemente en el tema o tópico
elegido (coherencia global), puesto que si no, su discurso perderá unidad de sentido y
desorientará al lector, demandándole mayor tiempo de lectura5.
Para mantener la condición de coherencia entre oraciones y entre secuencias o
series de oraciones de un texto6 (coherencia local), existen recursos lingüísticos
llamados “marcas de cohesión”, que establecen las conexiones entre las ideas. Algunas
de esas marcas, fácilmente reconocidas y utilizadas por los hablantes, son las
repeticiones y el uso de enlaces o conectores. Entre las primeras incluimos la simple
repetición de palabras o el uso de sinónimos, así como también el uso de pronombres,
que deberán estar suficientemente cerca de su referente (palabra o segmento del cual
toma significado) para evitar ambigüedades. En el primer ejemplo (17), hemos marcado
en negrita el pronombre utilizado y hemos subrayado su referente. En el segundo (18),
hemos señalado además con negrita y subrayado el pronombre cuyo referente no queda
suficientemente claro. Pretendemos con esto mostrar el cuidado que debe tenerse en el
uso de estas marcas de cohesión, de manera de conservar la claridad del texto.

(17) Así en 1975 la población mundial llegó a los 4.000 millones, es decir,
volvió a duplicase en sólo 45 años. En 1990, se la estimó en 5.000
millones.

(18) Por lo tanto, al menos para los fines de mejoramiento, no será necesario
un sistema de registro masivo; probablemente ello se justifique para
implementar buenas prácticas de manejo y su relación con la economía
de la producción.

En cuanto a los enlaces, consideramos el uso de conjunciones (y, ni, pero, o) así
como el de los llamados conectores lógicos (Cuadro Nº2, inventario no exhaustivo), que
expresan las relaciones entre los conceptos contenidos en oraciones o párrafos (19). Es
necesario reconocer su valor lógico-semántico para seguir el curso del pensamiento,
tanto en la comprensión como en la producción de textos.

(19) Lamentablemente, en Argentina estamos pasando por un período de


recesión muy fuerte, que se venía preparando desde el año pasado, pero
que tuvo su estallido con el llamado ‘efecto tequila’ que provocó la
crisis mejicana. Como consecuencia, toda la faz productiva se ve
resentida, y la ranicultura no escapa de la situación. Por el contrario, el
sector es uno de los más deteriorados, a punto tal que sólo entre el 15 y
el 20% de los productores censados en el ’93 quedan en pie, por así
decirlo, ya que muchos están sólo tratando de subsistir [...]

5
En el Capítulo 6 presentamos los procedimientos adecuados para lograr estas condiciones en los textos.
6
Véase el apartado 3.4. “Tramas para los textos científicos”, en este mismo capítulo.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 24
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Especialmente en los textos científicos, en los que interesa al autor restringir las
posibilidades de interpretación, las relaciones entre las ideas presentadas deben resultar
suficientemente explícitas, no libradas a la voluntad del lector.
Las conexiones implícitas no son recomendables, dado que si para algunas
personas dos hechos pueden estar ligados entre sí, para otras no; o pueden estarlo de
modo diferente según sean su conocimiento de mundo, sus deseos, sus prejuicios (Van
Dijk, 1983). Sin embargo, hay que evitar la redundancia o la sobre-explicación, que
dificulta la comprensión del texto. Vale aquí la misma regla que en tantos otros casos:
buscar el equilibrio. El uso excesivo de conectores lógicos (20), que no respondan a una
necesidad real del texto, producirá resultados tan indeseables como los de su ausencia
cuando sean necesarios.

(20) A diferencia de los numerosos trabajos sobre epidemiología y


efectos productivos en la recría de bovinos para carne, son escasos los
realizados en explotaciones tamberas. No obstante, es destacable la
caracterización efectuada en el centro oeste de Santa Fe por Vottero (1987),
referida a las particulares dinámicas de oviposición generadas por el ingreso
estacional de las terneras y la influencia de la composición genérica en su
comportamiento. De todos modos, aunque en los rodeos lecheros las
pariciones en distintas estaciones derivan en singulares características
epidemiológicas, la presente experiencia comprendió el período de recría-
terminación de la invernada debido al insuficiente conocimiento
helmintológico en la región.
Por consiguiente, el estudio tuvo por objetivo obtener información
epidemiológica y del impacto sobre el peso vivo, y, además, evaluar una
estrategia terapéutica en un sistema real de producción. En conocimiento de
que la cohabitación de los grupos experimentales perjudicaría la calidad de
la información (Morley y Donald, 1980), se priorizó su aporte a la
caracterización general de la parasitosis.

3.3. La inclusión de los textos ajenos


3.3.1. Diálogo con las “voces ajenas”
Como ya hemos dicho, el emisor del texto científico tiene en cuenta la existencia
de otros textos, con los cuales dialoga en su discurso. Estas “voces ajenas” aparecen en
el propio texto de diferente manera.
Una de ellas es el llamado estilo directo, que consiste en la reproducción literal
de lo dicho o escrito por otro, encerrado entre comillas. El enunciado incluido puede
introducirse mediante verbos del decir (afirmar, señalar, exponer, etc.) (21) o
directamente (22.a y b), particularmente cuando se toma en forma textual sólo una frase,
en general en el contexto de una paráfrasis o de una cita indirecta (23).

(21) Lacan, en el Seminario 10, clase 2, dice: “El analista es un


interpretante, que juega con ese tiempo tan esencial a partir de varios sujetos:
él no sabía, yo no sabía, dejando un sujeto indeterminado agrupándolo en no
se sabía.”
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 25
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
(22.a) La política agraria del régimen de Díaz incluyó “la entrega de
considerables extensiones territoriales a individuos y empresas extranjeras
en la frontera norte de la nación, poniendo así en peligro la integridad del
territorio” (Silva Herzog, pág. 124) […].

(22.b) Según Furtado, en los últimos tiempos la hacienda se


mostraba capaz de “incorporar nuevas áreas al cultivo, de introducir nuevos
cultivos, de asimilar tecnología y de capitalizarse (…)”.

(23) Macioti, por otro lado, analiza un tipo mixto de persona que
actúa de “cable transmisor”, de pasaje de categorías ya caducas a nuevas
figuras que se están delineando. […] En su opinión, “la era de los magos que
dedican la vida a la búsqueda de la piedra filosofal ha sido superada”
(1992:74). Ahora, los operadores emergentes provienen de las clases medias-
altas, algunos son intelectuales, vienen de ambientes sociales vinculados con
la televisión, el teatro. Los magos modernos pretenden mantener su trabajo
separado de la vida privada, se habla de unión entre magia y ciencia; hasta
“la magia negra se presenta hoy en día con una marca post-moderna”.
Al analizar a los operadores emergentes el concepto de carisma no
puede ser considerado en su contenido clásico, sino que debe ser revisto:
“los resultados de la acción, de los comportamientos de un emergente no
están, en general, relacionados con la emotividad, al contrario, son frutos de
una investigación metódica (…)” (1992:78-79).

Este recurso permite crear la ilusión de que se incorpora al texto no sólo la idea
expresada por la fuente sino su intencionalidad. La cita textual es un recurso que
transfiere la responsabilidad de lo dicho a la fuente original.
El estilo indirecto consiste en la referencia al enunciado ajeno “en boca” del
emisor y exige ajustes de los pronombres así como de los tiempos y los modos de los
verbos del texto original para adaptarlos al discurso en que se ha incluido. La referencia
–como en el estilo directo- se introduce con verbos del decir (24) u otros que
corresponden a la actividad científica (hallar, descubrir, confirmar, demostrar, etc.) (25),
pero puede también aparecer sin ellos (26). Esta manera de citar es usada con mayor
frecuencia que el estilo directo.

(24) Según sostienen Foulon y Martini (1976) en un artículo de


divulgación sobre cruzamientos, aquellos caracteres que tienen alta
heredabilidad (conformación, terneza, área del ojo del bife y grasa butirosa)
muestran bajo vigor híbrido.

(25) “Nicholson (1987) encontró además que el efecto combinado


de las caminatas y el encierro nocturno habían disminuido 38% el tiempo
disponible para pastoreo, mientras que el consumo de MS sólo se había
deprimido en un 10%. Atribuyó este desfasaje a una compensación por
aumento en la tasa de bocados, el tamaño de los bocados o ambos
parámetros.”

(26) La lengua, para Biourge, actúa por su anatomía (volumen y


ubicación) y por su funcionamiento, es decir, su comportamiento durante la
deglución y fonación.
[…]
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 26
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
La microglosia verdadera se encuentra en muchos síndromes
(Gorlen y Pidborg). Puede también estar asociada a la presencia de un
angioma afectando los dos tercios linguales anteriores (Stones) o de un
edema por obstrucción de la vena cava superior (Cohen). Su masa interviene
sobre el arco dentario inferior (Bandy, Stuart, Hunter).

Un tercer estilo de cita es la paráfrasis, que consiste en la reformulación sintética


de lo sostenido por otros autores en otros textos. Se utiliza especialmente cuando se
pretende resumir el contenido del trabajo de otro autor como antecedente del propio,
con el que se establecen coincidencias o disidencias (27).

(27) Mezzadra et al (1991), con el mismo diseño que Miquel et al


(1990) pero con cruzas F1Brangus y A. Angus puro, encontraron que los
Brangus produjeron siempre más kg de carne/ha que los AA. Las diferencias
fueron mayores en las cargas 2,8 y 3,3 animales /ha [...] y fueron atribuidas a
una posible mayor adaptación a condiciones de restricción alimenticia.

Como ya hemos dicho, en las paráfrasis suelen ser incluidas citas textuales que
tienen como fin asignar la responsabilidad total de lo dicho a la fuente (23). En el
siguiente ejemplo (28), además, se coloca entre comillas el modo como “la mayoría de
las personas” de hoy se consideran a sí mismas, con el fin de lograr el mismo efecto -
puede decirse que se incluyen las voces de esa “mayoría”-:

(28) Mircea Eliade analiza cómo en “el proceso de desacralización


de la existencia humana” lo sacro no desaparece, sino que se expresa de
muchas maneras como, por ejemplo, en la magia y/o en pequeñas religiones.
A pesar de que en la sociedad moderna, la mayoría de las personas se
consideran “no religiosas”, no están realmente libres del comportamiento
religioso, de la teología y de la mitología (1979:130); la mayoría de los “no
religiosos” se comporta, sin saberlo, religiosamente.

3.3.2. La mecánica de las referencias


El modo de hacer la referencia de la cita en el texto suele ser otro problema que
se plantea el autor. Algunas revistas científicas dan la información pertinente en las
normas de publicación. Cuando esto no sea así, corresponderá al autor la elección entre
las varias formas existentes.
Entre las mecánicas más comunes de citar se cuentan dos: la referencia en el
texto a la bibliografía citada al final del artículo o la cita a pie de página. Cada una de
ellas presenta ventajas y desventajas para su acceso, lo que no es necesario aclarar aquí
por ser demasiado evidente.
En cuanto a la referencia en el texto, también suelen ser elegidas dos formas.
Puede colocarse junto al texto referido el nombre de su autor o autores y la fecha de su
publicación. Si el nombre del autor está integrado al texto, se colocará la fecha de la
publicación entre paréntesis (29); si no, irá entre paréntesis el conjunto de la referencia,
el nombre del autor y la fecha separados por coma o punto y coma según el caso (30). Si
los autores son dos, se los nombrará a ambos en la referencia en el texto (31); si son
más, se colocará el nombre del primero seguido de las expresiones “y otros”, cuando se
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 27
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
trate de una antología, o “y col.” (por “y colaboradores”) cuando se trate de una obra de
conjunto (32). Sin embargo, como puede verse en (29) se está comenzando a aceptar la
mención de los tres autores en la cita. En la lista de bibliografía al final del texto se los
nombrará a todos si son menos de cuatro (33).

(29) […] tal es así que Rozen (1988) recomienda utilizar un


volumen de 15,6 dm3 (que responde a un cubo de 25 cm de base), criterio
adoptado también por Reinecke y Ljungstrom (1969) y Falco, Momo y Craig
(1995) para el estudio de asociaciones de lombrices en relación con la
cobertura vegetal, situación que Rundren (1975) aborda con una cuadrícula
de 35 cm (y un tamaño de muestra de 4 u.m.).

(30) En cambio, en el marco de cultivos de Eisenia foetida no se


han desarrollado pautas de referencia, posiblemente atribuible al sesgo
pragmático de quienes han sentado bases operativas para la lombricultura
(Ferruzzi, 1987).

(31) Sarmiento y Siffredi (1983) relacionaron la producción


promedio anual de una arbustiva nativa con el peso de una parcela de
referencia y con el área de tres formas geométricas establecidas; […].

(32) La información obtenida se relaciona con los estudios


desarrollados por Burk y Dick-Peddie (1973), Ludwig y otros (1975),
Renolfi y otros (1986) y Dalla Tea y otros (1992), respecto a estimación de
biomasa de arbustos mediante la correlación entre el volumen del canopeo
con el peso del follaje de los mismos.

(33) Dalla-Tea, F; Renolfi, R. y Kunst, C. 1992. Estimación de la


disponibilidad forrajera en especies leñosas de la Región Chaqueña
Occidental. Rev. Arg. Prod. Anim. 12 (4): 401-408.
Ludwig, J.A.; Reynolds, J.F. y Whitson, P.D. 1975. Size-biomass
relationships of several Chihuauan desert shrubs. American Midland
Naturalist 94 (2): 451-461.
Renolfi, R.; Dalla-Tea, F; Pérez, H. y Kunst, C. 1986. Métodos de
estimación de la biomasa aérea (hojas) en especies leñosas, árboles y
arbustivas. Argentina. INTA, EEA Santiago del Estero. Boletín Téc. Nº1.

Al final del artículo se presentará la lista de literatura citada ordenada


alfabéticamente por nombre de los autores; en el caso de que éstos se repitan, se
colocarán las obras por orden cronológico.
Otro modo de dar la referencia bibliográfica es ofrecer junto al texto referido el
nombre del autor y el número que le corresponda en la lista de literatura citada (34),
ordenada por orden de aparición o alfabético. Cabe señalar que éste no es un uso
extendido en el país.

(34) Por ejemplo, Huth (28) describe detenidamente los principales


tipos de escritos médicos, y Michaelson (35) los múltiples tipos de artículos
e informes de ingeniería.

En Diálogo XVI (Molestina Escudero (comp), 1987), se publican las normas


para las referencias bibliográficas del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 28
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
(IICA), que recomendamos consultar, así como también el capítulo 11 de Ebel, Bliefert
y Russel (1987).

3.4. Tramas para los textos científicos


Al hablar del estilo científico es necesario considerar también las diferentes
configuraciones que el emisor asigna al texto, es decir, los distintos modos de
estructurar los recursos de la lengua. Cada secuencia de oraciones de un texto tiene una
estructura autónoma y una organización interna propia (trama), que el emisor le asigna
según su contenido y la intención de comunicación. Pero estas secuencias se mantienen
en relación de dependencia con el texto del que forman parte y cumplen en él una
función determinada (Adam, citada por Ciapuscio, 1991). En diferentes momentos de
los textos científicos pueden aparecer secuencias de trama narrativa, descriptiva,
expositiva y argumentativa.
Una secuencia narrativa (35) presenta hechos o acciones en relación temporal y
causal. Este tipo de secuencia responde a la pregunta “¿qué sucedió?” o bien “¿qué
pasos se siguieron para realizar tal acción?”.
Son importantes el tiempo y el aspecto de los verbos (subrayados en (35)), que
en el discurso científico aparecen en pretérito indefinido para expresar acciones
sucesivas en el pasado, o en pretérito imperfecto para las que se efectuaban
reiteradamente en el pasado o las que se presentan durando en el proceso (llamaban, se
vendía). Para expresar acciones anteriores a otras expresadas en pasado, se usa el
pretérito pluscuampefecto (había donado). Para expresar las relaciones entre ideas se
utilizan sobre todo conectores temporales y causales (Cuadro Nº2, señalados en negrita
en (35)).

(35) La ranicultura en Argentina comenzó tempranamente en los


años ’20, aunque para muchos (incluso ranicultores) sea una novedad. Por
aquellos años se hicieron los primeros intentos de cultivo, que por supuesto
nada tienen que ver con el desarrollo presente.
Las especies utilizadas en la primera experiencia de la cual hay
registros fueron Leptodactylus ocellatus (rana criolla) y Gallypthocephalella
gayi (como se la conocía entonces) o Caudiververa caudiververa
(denominación actual), más conocida como ‘rana gigante chilena’.
El ‘ranero’, como lo llamaban en aquella época, contaba con 48
ranas criollas, adquiridas en un mercado donde se vendían vivas para
consumo (rana de captura) y con 11 ranas chilenas que el Ministerio de
Agricultura de la Nación le había donado al propietario (Sr. Milito),
fomentando el emprendimiento. Las instalaciones no contaban con más de
10 m2.
Evidentemente el desconocimiento de la etiología de estos animales,
lo llevaron al fracaso, ya que, primero, el ataque de roedores (importante
predador), y más tarde, la incorporación de las ranas chilenas, mucho más
grandes que las criollas (canibalismo), diezmaron el plantel. Esto sucedió
durante 1925-26.
Más adelante, aproximadamente en 1930, un tal Sr. Maubert, no
sólo logró criar ranas criollas sino que exportó 13.000 ejemplares a Brasil y
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 29
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
5.000 a Panamá. Mientras que dentro de nuestras fronteras, vendió 9.800
reproductores a distintas localidades, según registros de 1937. [...]

Los investigadores suelen referirse a su trabajo en pasado (pretérito indefinido),


puesto que el texto es escrito después de su finalización. También se usa el pasado para
presentar los resultados de otros autores sobre el mismo tema, especialmente en la
presentación de antecedentes en la Introducción, cuando la trama elegida es la narrativa.
En cambio, suele ser usado el presente de indicativo cuando se discute la posición de
otros investigadores o para presentar comentarios o evaluaciones del emisor (36):

(36) Por aquellos años se hicieron los primeros intentos de cultivo,


que por supuesto nada tienen que ver con el desarrollo presente.

En todos los casos es necesario –como ya hemos dicho antes7- ser coherente en
el uso de los tiempos verbales. Cabe señalar, sin embargo, que no siempre aparecen en
los textos los verbos en forma adecuada, tal como ocurre en el siguiente fragmento
(37.a), donde se combinan el uso del presente y el pasado en forma injustificada, si se
atiende su relación con los conectores temporales. Proponemos en (37.b) una corrección
de este uso, que –creemos- facilita la lectura.

(37.a) Las décadas del sesenta y setenta marcaron uno de los


períodos más fructíferos de una producción historiográfica caracterizada por
la convergencia de la historia social y la sociología. Por ese entonces
aparecen El fascismo en su época de Enst Nolte junto con los trabajos de
Fancis Carsten, John Weiss, Eugen Webe y Hans Rogger sobre los distintos
movimientos de derecha europeos; el primer número del Journal of
Contemporary History (dedicado al fascismo); y el influyente Orígenes
sociales de la dictadura y la democracia de Barrington Moore. Ello coincide
además con los debates dentro de la nueva izquierda alemana y con la
realización de tres importantes conferencias internacionales sobre el
fascismo en 1966 (Seattle), 1967 (Reading) y 1969 (Praga). Con el tiempo,
sin embargo, este intento de comprensión del fascismo a partir de análisis
comparativos y teorías generales fue relegado por el peso cuantitativo y
cualitativo de los estudios empíricos del período subsiguiente. Hoy los
historiadores tienden a ser mucho más cautelosos en sus conclusiones ya que
la evidencia acumulada hace cada vez más endeble el potencial explicativo
de las grandes teorizaciones.

(37.b) Las décadas del sesenta y setenta marcaron uno de los


períodos más fructíferos de una producción historiográfica caracterizada por
la convergencia de la historia social y la sociología. Por ese entonces
aparecieron El fascismo en su época de Enst Nolte junto con los trabajos de
Fancis Carsten, John Weiss, Eugen Webe y Hans Rogger sobre los distintos
movimientos de derecha europeos; el primer número del Journal of
Contemporary History (dedicado al fascismo); y el influyente Orígenes
sociales de la dictadura y la democracia de Barrington Moore. Ello
coincidió además con los debates dentro de la nueva izquierda alemana y
con la realización de tres importantes conferencias internacionales sobre el
fascismo en 1966 (Seattle), 1967 (Reading) y 1969 (Praga). Con el tiempo,
sin embargo, este intento de comprensión del fascismo a partir de análisis

7
Cf. Capítulo 3.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 30
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
comparativos y teorías generales fue relegado por el peso cuantitativo y
cualitativo de los estudios empíricos del período subsiguiente. Hoy los
historiadores tienden a ser mucho más cautelosos en sus conclusiones ya que
la evidencia acumulada hace cada vez más endeble el potencial explicativo
de las grandes teorizaciones.

En el siguiente resumen (64.a) se oscila con respecto al uso del pretérito y el


presente y se usa el potencial para relativizar las conclusiones (subrayamos los verbos):

(64.a) Con el objeto de determinar los niveles de Cu hepático y séricos


mínimos necesarios para proveer un nivel apropiado en el feto se efectuó el
seguimiento de dos grupos de vacas preñadas divididas en lote LT que
recibió tratamiento y lote ST que estaba sin tratamiento desde hace 6 meses.
A partir del cuarto mes de gestación se toman mensualmente muestras de
suero, pastura y agua de bebida. Se realizaron biopsias hepáticas a cinco
animales de cada lote elegidos al azar en 7mo y 8vo mes de preñez. Se
comparan los niveles de Cu sérico de ambos lotes no existiendo diferencias
significativas. Los niveles de Cu hepático muestran diferencias significativas
entre los lotes y una disminución de las reservas hepáticas en el lote ST. Se
estima que no existe correlación entre los valores de hígado y suero por lo
que se deduce que el método indirecto no sería del todo exacto. Se concluye
que valores por encima de 30 ppm serían necesarios para proveer un nivel
apropiado al feto.

Hay en este texto algunas dificultades en el uso de los signos de puntuación, uso
incorrecto del gerundio y un error de concordancia entre sujeto y verbo. Inmediatamente
proponemos una versión corregida (64.b):

(64.b) A fin de determinar los niveles de Cu hepático y séricos mínimos


necesarios para proveer un nivel apropiado en el feto, se efectuó el
seguimiento de dos grupos de vacas preñadas: lote LT, que recibió
tratamiento y lote ST, sin tratamiento desde 6 meses antes de comenzar la
investigación. A partir del cuarto mes de gestación se tomaron
mensualmente muestras de suero, pastura y agua de bebida. En los meses 7º
y 8º de preñez, se realizaron biopsias hepáticas a cinco animales de cada
lote, elegidos al azar. Se compararon los niveles de Cu sérico de ambos
lotes, sin encontrar diferencias significativas. Los niveles de Cu hepático
mostraron diferencias significativas entre los lotes y una disminución de las
reservas hepáticas en el lote ST. Se estima que no existe correlación entre los
valores de hígado y suero por lo que se deduce que el método indirecto no
resulta del todo exacto. Se concluye que para proveer al feto de un nivel
apropiado son necesarios valores por encima de 30 ppm.

En esta versión se usaron los verbos en pretérito indefinido para narrar el


proceso del ensayo y el presente para las evaluaciones del investigador. Es oportuno
señalar que en este texto se dan por supuestos algunos conocimientos teóricos, cuyo
desconocimiento impide reelaborar completamente la redacción de la conclusión, de
modo de anular o mantener el grado de duda con respecto a ella.
Para los usos de los tiempos y modos de las proposiciones subordinadas y todo
lo referido a las correlaciones verbales, el investigador podrá acudir a cualquier
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 31
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
gramática castellana8.
En los textos científicos se emplean las secuencias narrativas, por lo general,
para dar cuenta de procesos seguidos en la investigación o para presentar en forma
cronológica los avances realizados en el estudio de un tema.

Las secuencias descriptivas presentan caracterizaciones de objetos, lugares o


personas, a través de una selección de rasgos distintivos, en general organizados
mediante conectores que expresan disposición en el espacio (Cuadro Nº2). Los
sustantivos y adjetivos cobran particular importancia, puesto que estas secuencias
responden a la pregunta “¿cómo es (era)...?” El tipo de adjetivos seleccionados en el
discurso científico tienen que ver con caracterizaciones objetivas, según criterios
propios a cada disciplina. Comúnmente, los rasgos distintivos se presentan ordenados de
lo general a lo particular, del todo a la parte, del conjunto al elemento, de lo grande a lo
pequeño, de afuera hacia adentro.
En los textos científicos, aparecen descripciones para dar cuenta de unidades de
estudio (objetos, personas o grupos), diseños experimentales, aparatos o instrumentos de
medición, etc. Hay algunos textos en los que las descripciones ocupan extensiones
importantes.
Veamos, por ejemplo, la descripción de un hallazgo geológico (38), en la que se
destacan los adjetivos:

(38) El destape hallado posee una coloración variable entre gris


clara a oscura con alternancia de capas rojizas o violáceas. El conjunto está
cubierto con una pátina brillante de tipo sericítico que normalmente
enmascara la fina depositación rítmica. Sin embargo esta última es bien
apreciable en superficies frescas.

La de un aparato de medición (39):

(39) Se utilizó un aparato similar al descripto por Castle (1976). El


mismo (Figura 1) consta de dos varillas deslizables: la interna mide 1,45 m y
desde los 0,60 m a partir del suelo hasta 1,10 m está graduada cada 0,5 cm;
la varilla externa mide 0,60 m y tiene fijo en el extremo inferior un disco de
tergopol con un área de 0,166 m2. Los pesos de los discos fueron obtenidos
mediante la inclusión, en el tergopol, de distintas cantidades de clavos de 10
cm de longitud.

La de un caso odontológico (40), en la que abundan las palabras técnicas:

(40) Sandra (fig. 19) es otra demostración de la flexión avanzada: el


equilibrio facial no es otro que el reflejo de la predisposición arquitectural de
la base: el descenso de la escama occipital (por debajo de la línea cráneo-
palatina ideal CF4) traduce una rotación anti-horario importante del basi-
occiput: el acortamiento del campo cráneofacial por avance del cóndilo
mandibular (por delante de la mitad de C1) visualiza la frontalización de los
temporales (fig. 20): la mandíbula está anteriorizada y la puesta en rotación
externa de los maxilares es tal que convergen hacia la línea mediana (fig.
21). Las dos ramas montantes se impactan sobre la línea media: retracción

8
Véanse, por ejemplo: Seco, R. 1954. Manual de gramática española. Buenos Aires, Aguilar. Ed. 1990;
Seco, M. 1986. Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid, Espasa Calpe.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 32
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
del nasion, la premaxila se retruye, la báscula anterior del pila maxilar está
bloqueada en retrusiva a 84º.
En definitiva, la detención del crecimiento anterior del maxilar, la
verticalización de la cara, la predisposición arquitectural a la pro-mandibulía,
conducen a un cuadro de flexión en Clase III esqueletal.

En el texto precedente habría que discutir el uso de los signos de puntuación, que
no facilitan sino que entorpecen la lectura.

Las secuencias expositivas son utilizadas para la expresión de conceptos y


definiciones (41). Suelen aparecer enlazadas con conectores de ampliación, incremento,
igualdad de valor (Cuadro Nº2) y con verbos del tipo ser, tener, llamarse, referirse a,
consistir en, comprender en presente del indicativo.

(41) La deficiencia de cobre es una enfermedad nutricional, causada


por una alteración del metabolismo del cobre que afecta su absorción,
transporte y utilización por el organismo animal. Su presentación clínica o
subclínica afecta la producción de carne a distintos niveles, alterando el
desarrollo corporal, la eficiencia en la ganancia de peso y la terminación del
animal. A nivel reproductivo, puede traducirse en bajos porcentajes de
preñez y parición.

Estas secuencias tienen lugar especialmente en las definiciones, en la exposición


de los resultados de una investigación, en la formulación de conclusiones.

Por último, la secuencia argumentativa presenta una estructura textual en la


que el autor presenta diferentes argumentos para defender una afirmación. Comenta,
explica, demuestra o confronta ideas, conocimientos, opiniones; busca obtener la
adhesión del lector a lo que sostiene.
La organización de estas secuencias presenta tres pasos (42): una introducción
que plantea el tema o la problemática o fija una posición o tesis; un desarrollo donde se
encadenan argumentos en orden progresivo y lógico para defender la tesis sostenida y,
finalmente, una conclusión.

(42) Abordar el tema de lo mágico y su relación con lo religioso en


la sociedad actual puede resultar algo extraño y superado; sin embargo es
interesante notar cómo esta temática vuelve a ser significativa para la
sociología, ya que encierra en sí misma una de las paradojas que caracterizan
a la sociedad occidental contemporánea: La creciente manifestación de
expresiones de la religiosidad antes poco visibles en un mundo secularizado.
Esto se revela desde una mayor presencia de nuevas religiones como
la difundida Iglesia de la Unificación del Reverendo Suy Moon, los Hare
Krishna, los Niños de Dios, a una creciente expansión geográfica de
religiones ya establecidas en otras culturas como el Pentecostalismo, algunas
religiones orientales, Testigos de Jehová, Umbanda y otras. Paradoja que es
aún más clara cuando en la cultura occidental, generalmente identificada
como racional, se percibe la supervivencia de prácticas mágicas o de tipo
supersticioso.
En la actualidad la temática del sincretismo religioso no pasa
desapercibida en la sociología y para comprenderla, ésta recurre a términos
como multiafiliación religiosa, clientelismo religioso, que si bien representan
ciertos aspectos de la religiosidad actual, no son suficientes para entender
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 33
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
acabadamente la compleja temática de la religiosidad. La falta de conceptos
y categorías de análisis adecuados al estudio de las expresiones sincréticas,
se hace más evidente con el uso “abusivo” de la noción de religiosidad
popular que, ante la necesidad de abarcar un amplio espectro del campo
religioso termina convirtiéndose en algo muy amplio e incapaz de recoger
los matices de nuevas y viejas expresiones de lo religioso. El concepto de
religiosidad popular comporta, además, algunas dificultades teóricas, ya que
ha sido ideologizado y tratado de manera prejuiciosa.
Por lo tanto, para poder entender los cambios que se están
produciendo en el ámbito de la religiosidad, es necesario repensar conceptos
que sean capaces de indagar de manera articulada la problemática en
cuestión. El análisis de lo mágico y su relación con lo religioso en la
sociedad contemporánea puede representar, según mi opinión, una manera
de aproximarnos a un estudio diferenciado que persiga dicho interés.

En el fragmento citado (42), se justifica un estudio (“el análisis de lo mágico y


su relación con lo religioso”) por medio de dos argumentos: “la creciente manifestación
de expresiones de la religiosidad antes poco visibles” y “la falta de conceptos y
categorías de análisis adecuados al estudio de las expresiones sincréticas”. El primero
aparece ya en el primer párrafo y se sostiene mediante los ejemplos que se dan en el
párrafo siguiente. El segundo argumento aparece en el tercer párrafo, sostenido también
con ejemplos. Finalmente, encabezada por un conector consecutivo (Cuadro Nº2), la
conclusión.
En las argumentaciones científicas se incluyen las voces de otros que permiten
al emisor reafirmar su posición o que representan posturas opuestas que el emisor
contradirá o utilizará para restringir la validez de sus afirmaciones. Es de esta manera
como el emisor relaciona su texto con otros producidos anteriormente y se anticipa
también a las posibles reacciones de su destinatario, entablando una suerte de
conversación con estas otras “voces”. Esta estructura dialógica se realiza en una
progresión tal que el lector puede llegar a aceptar la conclusión propuesta por el emisor
con cierta “naturalidad”, como corolario lógico. Para seleccionar y organizar estos
recursos el emisor tendrá que considerar los conocimientos que sobre el tema tenga el
destinatario y sus prejuicios; los saberes y valores aceptados en la comunidad y los
presupuestos admitidos.
En el texto antes citado (42), puede observarse con claridad la aparición de la
voz del destinatario, representado mediante su posible respuesta (43). El emisor la
objeta mediante las voces de otros investigadores, no presentados como individuos sino
generalizados como la voz de una ciencia, la sociología (44).

(43) Abordar el tema de lo mágico y su relación con lo religioso en


la sociedad actual puede resultar algo extraño y superado…

(44) ... sin embargo es interesante notar cómo esta temática vuelve a
ser significativa para la sociología, ya que encierra en sí misma una de las
paradojas que caracterizan a la sociedad occidental contemporánea ...

Las voces de otros investigadores –como hemos visto- (15) son introducidas
también a través de citas.

(45) En otros estudios se diferenciaban aquellos casos en que se


presentaban factores debilitantes de los que morían únicamente por acción
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 34
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
del depredador. Sin embargo, desde que Henne (1975) encontró que la
proporción de animales debilitados es la misma ente los corderos vivos y los
muertos por depredadores, la importancia de los factores debilitantes como
predisponentes a la depredación está en duda.

También en el texto (42) puede observarse que ha disminuido el grado de


objetividad del discurso: la valoración del tema de estudio y el uso de la primera
persona, además de la indicación de la presencia de una opinión (cf. subrayados)
constituyen expresiones de la subjetividad del emisor, de las cuales nos ocuparemos
más adelante9.
Veamos ahora un ejemplo (46) en el que la cita de otro artículo se utiliza como
argumento para la interpretación de los resultados:

(46) En el ensayo de Moran, los Hereford consumieron siempre más


que los ¾ Brahman, aunque hubo diferencias significativas en consumo
(g*(kg0.75*día)-1) solamente en primavera (octubre). Pese a haber hallado
diferencias importantes en la ganancia de peso entre y dentro de períodos
(170g*día-1 como máximo), no fueron significativas. Este resultado fue
atribuido al bajo número de animales por tratamiento (4 animales /
tratamiento).
En el presente ensayo también se registró mayor consumo de los
británicos: los AA [Aberdeen Angus] consumieron un 15,6% más que los
F1BA [F1Brangus] en promedio de los tres PE [períodos] (p<0,05). En
cambio, difirieron significativamente las medias de I [invierno] entre GG
[grupos genéticos] y la media de este PER [períodos] con la de FP [fines de
primavera] (Cuadro Nº6).
[...]
Si bien puede pensarse, por lo dicho anteriormente, que las
condiciones climáticas tuvieron efecto sobre el CDMO [consumo diario] y el
ADPV [aumento diario de peso], no explican por sí solas las diferencias en
estas variables ente AA y F1BA para I. Estas diferencias podrían ser
atribuidas al efecto confundido de las condiciones climáticas que influyeron
sobre los animales y sobre la pastura, a las condiciones de la pastura y a la
diferente reacción de los GG al estrés metodológico agravado por la
diferencia de peso inicial.

En el fragmento citado (46), el uso del potencial (subrayado) en el último


párrafo puede deberse al cuidado que el emisor tiene al hacer afirmaciones que pueden
ser rechazadas por los prejuicios y/o presupuestos del destinatario. Esta sentencia
funciona aquí como una conclusión provisional que se transforma en tesis: a
continuación, el autor del trabajo se aboca a demostrarla. De esta manera se va
desarrollando una argumentación evidentemente compleja.
Es importante tener en cuenta para la construcción de estas secuencias el uso
adecuado de los conectores lógicos (Cuadro Nº2) para expresar las relaciones entre las
ideas planteadas (cursiva negrita en los ejemplos). Predominarán los de causa y efecto,
contraste, condición, concesión. Les seguirán a estos los de ampliación, incremento,
igualdad de valor.
En los textos científicos se argumenta para justificar la necesidad de un estudio,
la importancia de un tema, la elección de un enfoque (47), las tomas de decisiones

9
Cf. apartado 3.5. “Grados de objetividad en el discurso”.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 35
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
durante una investigación, o en la discusión de la información para arribar a las
conclusiones.

(47) En las últimas décadas, en bovinos para carne, la tendencia


selectiva ha favorecido a los animales de mayor tamaño y tasa de
crecimiento. La hipótesis subyacente para alentar esta tendencia de selección
ha sido la suposición de que los animales con mayor producción individual
son también más productivos por unidad de superficie. Esta mayor
productividad por unidad de superficie estaría asociada a una mayor
eficiencia biológica de conversión alimentaria. Sin embargo, no parece
existir suficiente sustento teórico para esta hipótesis ya que los trabajos de
Brody (1945) como los de Taylor (1971) y los de Webster (1989), entre
otros, resultan concluyentes en cuanto a que la eficiencia biológica no está
asociada al tamaño.
Por otra parte, tampoco ha podido verificarse en la práctica aquella
hipótesis sobre la mayor productividad de los animales de mayor tasa de
crecimiento, ya que cuando la ganancia de peso se ajusta por el consumo,
estimado por medio del tamaño metabólico, los animales más pequeños y de
menor tasa de crecimiento parecen superar a los de mayor tasa de
crecimiento y mayor tamaño en kilos producidos por hectárea ocupada
(Molinuevo, 1997).
Dentro de esta línea de pensamiento que busca determinar la relación
existente entre tasa de crecimiento y productividad, hemos estudiado la
producción por hectárea en función de aquella tasa y de la carga.

Como puede verse en el fragmento anterior la estructura de la argumentación no


siempre se presenta en el orden que mencionamos más arriba (hipótesis/demostración o
tesis/......). En este caso particular, se rechazan dos hipótesis mediante su contraste con
la información provista por las investigaciones citadas y luego se ubica el propio trabajo
“dentro de esta línea de pensamiento”. En el siguiente texto (48), la estructura seguida
parece ser la de antecedente/consecuente.

(48) En los sistemas extensivos o semi-extensivos, donde el principal


insumo es el forraje cosechado directamente por el animal, éste es sometido
a condiciones de alimentación irregular durante el año y está expuesto a la
influencia directa del clima. Estos dos factores han sido considerados por
otros autores como causas de estrés que modifican la curva de crecimiento
de los distintos biotipos. Consecuentemente, la producción animal resultante
estará en relación con los mecanismos adaptativos del animal para superar
los ciclos de escasez y con la eficiencia de producción para aprovechar los
períodos sin estrés.

En general, puede decirse que la estructura global de los textos científicos es


argumentativa. La intención de informar se une a la de persuadir a la comunidad
científica de la veracidad de las conclusiones y del interés de los nuevos conocimientos
que se aportan a la disciplina. Los argumentos que se utilizan son los datos (numéricos
o cualitativos) obtenidos en la investigación, los conocimientos aportados por otros
autores y los principios básicos reconocidos de cada disciplina10.

10
Cf. “La estructura IMRDyC” en el Capítulo 4.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 36
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Por último diremos que algunos textos científicos suelen incluir, generalmente al
final, sugerencias o recomendaciones. Estas secuencias se caracterizan por el uso de los
verbos en infinitivo o en futuro (ya sea simple, compuesto o a modo de frase verbal), así
como el uso del verbo modal “deber” (49).

(49) Estos nuevos conceptos diagnósticos van a conducir al


ortodoncista hacia una nueva forma de pensamiento:
- encontrar el cuadro de flexión inicial;
- poner en evidencia el elemento en discordancia;
- trabajar en una dimensión del espacio a la vez y, sabiendo la
necesidad de obtener el cuadro arquitectural concordante, buscar la
concordancia en relación con la dinámica de flexión de la sincondrosis
esfeno-occipital;
- en fin, encontrar la armonía cráneo-facial guiando la actividad de la
sincondrosis esfeno-occipital por el equilibrio cráneo-palatino.
De esta manera, para Claire, el ortodoncista debe poder asumir el
riesgo de agravar la promaxilia a fin de corregir el exceso vertical y
restablecer el equilibrio de base concordante con un cuadro de extensión. En
un segundo tiempo, corregirá la discrepancia sagital ántero-posterior
acelerando el proceso de flexión de la sincondrosis esfeno-occipital,
llevando la escama occipital inferior sobre CF4.

3.5. Grados de objetividad en el discurso


Hemos dicho ya que habrá diferencias en el estilo científico no sólo según el
contenido y la finalidad de cada texto o de cada parte de él sino también según la actitud
que el emisor asuma frente a lo que dice y la relación que establezca con el destinatario
de su mensaje.
En algunos momentos de los textos científicos, interesa especialmente que los
contenidos sean vistos como independientes del emisor, como representación fiel de una
realidad externa a él. Siguiendo la caracterización de Rosetti y Molina (1985),
llamaremos “discurso informativo de grado 0 (cero)” a aquél en el que la distancia entre
el emisor y el contenido del texto se exprese en grado máximo.
Dubois (citado por Maingueneau, 1989) señala que “no existen medios
privilegiados, palabras particulares para significar esta distancia”. Sin embargo, creemos
–como ya hemos dicho en el apartado anterior- que puede ser expresada mediante el
estilo impersonal. Decir esto significa, también, que el autor no establecerá sobre sus
afirmaciones juicio afectivo o de valor (modalidad afectiva) ni manifestará su posición
con respecto a la verdad, la falsedad, la probabilidad o la certidumbre de su enunciado
(modalidad lógica).
En el grado 0 (cero), la tensión sobre el receptor -búsqueda de su adhesión a lo
dicho en el texto- aparece como mínima, puesto que no se lo conduce mediante
razonamientos (argumentaciones) hacia la aceptación de una tesis, no se le hacen
recomendaciones ni sugerencias. Para Bajtín (1952-53), “los estilos neutrales y
objetivos presuponen una especie de identificación entre el destinatario y el hablante, la
unidad de sus puntos de vista”. Esta homogeneidad refuerza, por cierto, la presentación
del contenido como “la verdad, la realidad” que se presenta claramente a los ojos de
ambos (50).
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 37
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

(50) Los animales fueron distribuidos en dos lotes: LOTE


CONTROL (ST) y LOTE TRATADO (LT), de 25 animales cada uno. El
lote ST estuvo integrado por animales que no recibieron tratamiento en los
últimos doce meses. Al lote ST se le aplicó aminoacetato de cobre a razón de
0,4 g totales cada 60 días durante los 240 días del ensayo.
El lote ST estuvo sobre una pastura cuya composición botánica fue
la siguiente: Agropiro (Agropiro elongatum), cebadilla (Bromus
unioloides) trébol blanco (Trifolium repens), trébol carretilla (Medicago
sp.) festuca (Festuca arundinacea).
El lote ST estuvo en potreros con bajos inundables con predominio
de pelo de chancho (Dactilys sp.), Agrostis sp., gramón (Cynodon
dactylon), Paspalum sp.
El agua de bebida fue extraída de molinos para ambos lotes. Para el
lote ST hubo cursos de agua naturales que también fueron analizados.
A partir de los 150 días de gestación se obtuvieron mensualmente
muestras de suero y sangre entera de todas las vacas, muestras de pastura y
de agua.
A los 210 días de gestación se practicaron biopsias hepáticas a cinco
animales de cada lote elegidos al azar. A los 240 días se realizó una segunda
biopsia hepática a los mismos animales.
En sangre entera se determinaron los valores de hematocrito,
proteínas totales y hemoglobina. La concentración de Cu sérico se determinó
mediante el método de la ceruloplasmina oxidasa (Bingley y Ruksan, 1974);
calcio y magnesio por espectrofotometría de absorción atómica; fósforo por
técnicas colorimétricas. […]

Si bien las características mencionadas dan al texto apariencia de objetividad,


conforman una firme aseveración del contenido si se considera que, al no modalizar el
discurso, los dichos parecen corresponderse completamente con la realidad. La
objetividad, entonces, se convierte en una ficción. Swales (1990) habla de la “apariencia
de inocente simplicidad” del uso del impersonal en el estilo científico, que resulta ser
complejo y difícil de ser completamente comprendido. Afirma que los fenómenos sólo
adquieren apariencia de hechos mediante consenso, y que éste no se puede obtener sin
la persuasión de la retórica. El arte consiste, para él, en “engañar” al lector haciéndolo
pensar que no hay retórica, que el texto se ha escrito efectivamente en grado 0 y que los
hechos están realmente hablando por sí mismos. La primera prueba de ello es el uso de
la medida estadística (51), que se constituye en argumento para sostener lo afirmado o
en medida de la certidumbre del investigador para su aserción.

(51) Los resultados de los raspajes seriados de la mucosa intestinal


se exponen en los Cuadros 1 y 2. En el Cuadro 3 se visualizan los
correspondientes a los exámenes coproparasitológios. En el Cuadro 4 se
consignan los valores productivos de los lotes monitoreados, en relación con
los casos de coccidiosis detectados.
La proporción de coccidiosis subclínicas y clínicas grado 1
(coccidiosis leves) fue mayor que las otras presentaciones en conjunto. No
obstante, la coccidiosis subclínica fue la más frecuente, seguida por los casos
clínicamente evidentes y los negativos (Test de comparación de dos
proporciones: p = 0,5 con un nivel de error <0,01).
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 38
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
La coccidiosis duodenal resultó ser la de mayor frecuencia de
presentación. En todos los casos en que hubo coccidiosis de yeyuno, ésta se
vio asociada a la de duodeno.

Veamos otro ejemplo. En el texto siguiente (52), por ejemplo, la última oración
tiene como finalidad llamar la atención del receptor sobre el valor del trabajo de
investigación a causa del inusual tamaño de la muestra (1890 registros). Tiene, por lo
tanto, valor persuasivo oculto bajo la apariencia de grado 0.

(52) Las evaluaciones se realizaron con sonda de neutrones, para


cada subparcela cada 10 cm hasta el metro de profundidad. Los datos se
tomaron cada 45 días aproximadamente. Se analizaron 270 datos de
humedad por cada mes evaluado, lo que suma 1890 registros de humedad
para los distintos tratamientos durante 1994. […]

Las intenciones comunicativas (actos de habla) que se corresponden con el grado


0 del discurso informativo son afirmar, enunciar, sostener, enumerar, presentar,
exponer y otras similares.
En otros pasajes del texto, el emisor presentará además su posición frente a los
hechos enunciados (53), afirmándolos o negándolos rotundamente o dándolos como
dudosos o probables, a través de los llamados modalizadores lógicos (Cuadro Nº3).

(53) El porcentaje de muertes [de corderos] provocadas por


depredadores creció respecto de los años anteriores. Este crecimiento puede
deberse a dos factores: a) una disminución relativa de casos con diagnóstico
de “factor climático inanición” y b) a la observación de cadáveres muy
mutilados, otrora descartados, asumiendo que el efecto de los depredadores
es mayor en estos casos.
[...]
Otro factor de mortalidad de importancia para esta categoría fue la
inanición. Aparentemente, las rupturas del lazo madre-cordero, que
determinan las muertes por inanición, ocurren también, aunque en menor
medida que en la etapa perinatal, después de la semana de edad.

Otro modo de disminuir el grado de certeza con que se presentan los hechos es el
uso del modo potencial, que suele encontrarse en la formulación de las conclusiones.
Este uso obedece a la pretensión de modestia y al temor de darles un valor definitivo,
cuando –a decir verdad- en ciencia todas las afirmaciones son provisorias.
El modo potencial no presenta los hechos como reales; se utiliza habitualmente
en el período hipotético de las construcciones condicionales (62), de manera que
presenta un hecho que sólo puede tener lugar en el caso de cumplirse una condición:

(62) “Si lo supiera, te lo diría”

También en los textos periodísticos, el potencial expresa posibilidad en el


futuro, y es usado cuando no se tiene la certeza de que un hecho vaya a ocurrir
efectivamente (63).

(63) Se votaría esta noche en el Congreso la Ley de Flexibilización


Laboral.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 39
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
El uso de este modo en el artículo científico da la sensación de que el
investigador no tiene seguridad ni en los resultados ni en el proceso de su propio
trabajo, ni –quizá- siquiera en su propio razonamiento. El modo indicativo permite
hacer afirmaciones lisas y llanas, que expresen claramente el pensamiento del emisor,
sus observaciones, sus conclusiones, la validez de sus resultados. Por supuesto, el
emisor tendrá que restringir esa validez según los límites que cada disciplina establezca:
en las biológicas, quizá esté dada para las condiciones del ensayo, lo que permitirá
luego hacer generalizaciones; en las sociales, a la población estudiada, etc. Las
restricciones podrán expresarse mediante el uso de otros operadores lógicos (Cuadro
Nº3), que determinen la posición del emisor ante la certeza de los hechos que presente.
El emisor necesitará también conducir al lector a la interpretación de los hechos;
o dar opiniones y hacer predicciones. Usará, entonces, la argumentación, que –como ya
hemos dicho11- consiste en presentar pruebas ante otro para defender una afirmación
propia. Ya no estaremos, entonces, frente a un discurso informativo de grado 0: la
distancia entre el contenido y el emisor se habrá reducido, puesto que la posición de éste
habrá quedado expresada (42); la fuerza o tensión ejercida sobre el destinatario será
mayor, dado que se lo habrá conducido en el razonamiento mediante argumentaciones,
se habrá discutido con él (43, 44) y con otros textos escritos anteriormente (45, 46).
A través de este grado de discurso informativo (grado 1) el autor podrá deducir,
inferir, predecir, justificar, demostrar, relacionar, argumentar, generalizar.
También en el fragmento que sigue (54), el emisor presenta la intención de
justificar un estudio. Por un lado, expone con claridad su valoración de la discusión
planteada (cursiva negrita); por otro, invoca las posiciones de las diferentes tendencias
de análisis, es decir, introduce las expresiones de otros miembros de la comunidad
científica a la que pertenece, a la vez su destinatario.

(54) El objetivo de este trabajo es explorar algunos de los debates


sobre los orígenes del fascismo, en particular aquéllos vinculados a la teoría
de la modernización, el análisis marxista-estructuralista y las tesis de los
“excepcionalismos” nacionales. Vale la pena volver sobre este debate, ya
que constituye el último capítulo en la historiografía sobre los orígenes del
fascismo. A partir de los ochenta, y como ha sucedido en grados diferentes
en todas las ciencias sociales, las interpretaciones totalizadoras sobre las
raíces históricas de la utraderecha fueron reemplazadas por una
fragmentación temático-analítica en la cual la pregunta sobre las causas del
fenómeno es abandonada en favor del estudio de las prácticas fascistas y su
impacto sobre las diversas categorías de la población. A esta marginalización
relativa de la cuestión sobre los orígenes contribuyeron en gran medida un
conjunto de controversias que desplazaron, una vez más, el eje de discusión
(tanto más cuanto que ello estaba vinculado a la cuestión de la memoria y el
olvido): nos referimos a la disputa en torno a la “historización” del
nacionalsocialismo.

En los fragmentos (42) y (54) hemos señalado la presencia de palabras que


expresan valoración apreciativa de los hechos (Cuadro Nº3: modalizadores
apreciativos). Estos modalizadores son de tipo afectivo y aumentan el grado de
compromiso entre el emisor y el contenido, eliminan la distancia entre ambos, dándole
al texto mayor grado de subjetividad. Tomemos como ejemplo un texto también de las
ciencias sociales (55), que además fue presentado como conferencia (“charla”, al decir
11
Cf. apartado 3.4. “Tramas...”
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 40
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
de su autor en el mismo texto) en las Jornadas de Historia Social de la Pobreza en
Europa Central (1995). La valoración afectiva se suma al uso predominante de la
primera persona12:

(55) No puedo olvidarme de la primera vez que leí la historia de la


vida de Marie-la Misere, una madre que dependía del bienestar social en
Québec. Una de mis estudiantes (yo enseñaba en la Université Laval en
otoño de 1983) había seguido la historia según mis instrucciones. Tenía más
de cien hojas y estaba compuesta por transcripciones de muchas entrevistas.
Por desgracia, me es imposible recordar el nombre de la estudiante, pero la
historia es inolvidable.

Luego de esta breve introducción se sigue el relato de la historia de Marie y su


familia, que el autor utiliza para presentar las historias de casos de familias como
método para la investigación de la pobreza. Cuando se interna en la cuestión
metodológica (56), disminuye el uso de la primera persona y aumenta el de la tercera, el
emisor toma mayor distancia de sus propios dichos para que el texto se vuelva más
objetivo, pese a que la secuencia sea argumentativa:

(56) No se puede describir a una o varias familias en términos de


individualismo metodológico o elección racional. Esas metateorías no
funcionan porque dentro de las familias lo que hace que la gente haga las
cosas que hace no es el interés sino una lógica completamente diferente: la
lógica descrita por Marcel Mauss en su famoso “Essai sur le don” (Ensayo
sobe el regalo).
[...]
Por lo tanto, un método como las historias de casos de familias,
enfocado hacia las trayectorias que llevan a la pobreza y la reproducción de
la pobreza a través de la transmisión intergeneracional de desventajas y
situaciones desventajosas, necesita interesarse en los procesos que están en
la base de tales fenómenos así también como en las situaciones locales
específicas.

En las ciencias experimentales no está bien visto el uso de los modalizadores


apreciativos o afectivos.
Tal vez resulte obvio aclarar que estos diferentes grados de objetividad del
discurso informativo aparecerán alternativamente en diferentes momentos de los textos
científicos. Tomaremos para distinguirlos la denominación de Rosetti-Molina (1985),
“grado 0”, para la mayor objetividad; la de Lacau-Rosetti (1982) “grado 1” para el que
incluye argumentaciones y operadores lógicos y “grado 2” para el que acepta la primera
persona del singular y los operadores afectivos. En el artículo científico, como veremos
más adelante, cada sección se caracteriza por preferir alguno de ellos.

12
Cf. más adelante la relación que existe entre el uso de la primera y la segunda persona y los textos
orales.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 41
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

3.6. Textos orales y textos escritos


La ciencia se difunde fundamentalmente por escrito, aunque, como hemos
dicho13, existen ocasiones en las que las comunicaciones se realizan "en presencia" de
un auditorio, y por lo tanto, en forma oral. Estos textos orales no son de ninguna manera
espontáneos, puesto que el grado de formalidad de la comunicación científica y el tipo
de contenido que tiene por objeto, obligan a la preparación cuidadosa de lo que va a
exponerse. La lengua escrita, el texto escrito, hace de soporte para ello. Por otra parte,
los investigadores escriben lo que van a decir en sus conferencias o ponencias, puesto
que deben presentarlo de antemano ante los organizadores del evento en el que van a
participar.
Es debido a estas condiciones de circulación que existen pocas diferencias entre
el estilo de los géneros científicos orales y los escritos. Objetividad, unidad y
coherencia, precisión y exactitud son comunes a unos y otros.
Sin embargo, los textos orales tienen características propias, que se ponen de
manifiesto en estos géneros especialmente cuando el investigador no lee sino "dice" su
ponencia o su conferencia. Veamos algunos de esos rasgos.
En las presentaciones orales, el emisor hace a veces referencias al contexto de
emisión e incluso al propio texto (57); o apelaciones al público mediante la aparición de
la segunda persona, junto con la presencia de la primera del plural o del singular (58). A
veces, el emisor también caracteriza de alguna manera a su receptor (59).

(57) Afortunadamente, los congresos científicos y los congresos


políticos nada tienen en común. […]. Algo por el estilo parece haber sido la
tarea principal de nuestro congreso, y, desde este punto de vista, su labor ha
sido un éxito completo. ¿Acaso no hemos aprendido a ajustar nuestros
códigos, a explicar o incluso a evitar ciertos términos con el fin de salvar
malentendidos ante personas acostumbradas a otra jerga particular? Estos
puntos, creo, están más claros hoy que tres días atrás, si no para todos, para
la mayoría de los participantes en este congreso.
Se me ha pedido que hable sucintamente de poética y de su relación
con la lingüística. […].

(58) A pesar de, o mejor dicho, gracias precisamente a esa


elasticidad, el concepto [“Fin de siècle”] inició a partir de 1890 su marcha
triunfal por Europa. En Inglaterra, por lo pronto, le salió al encuentro una
extendida francofilia, al igual que en Francia se daba simultáneamente una
extendida anglofilia (¿acaso no fue el dandy una producción común de
ingleses y franceses?). Todos ustedes conocen probablemente el pasaje en
cuestión del Dorian Gray, pero permítanme que lo cite una vez más: “Fin de
siècle, murmured sir Henry. […]”.

(59) Mi intención no es desilusionarlos -aunque parezca


precisamente lo contrario-, sino que ya que Uds. se están iniciando en el
tema quiero aprovechar la oportunidad para hacerles un llamado de atención
sobre los aspectos imprescindibles al tener en cuenta esta producción como
alternativa.

13
Cf. Capítulo 2.
Moyano, E. I. (2000) Comunicar ciencia: El artículo científico y las presentaciones a congresos. 42
Lomas de Zamora: Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Como los textos didácticos, el discurso oral suele emplear preguntas retóricas
(57, 58). En (60), éstas aparecen junto a expresiones de tipo coloquial (subrayada en el
fragmento citado).

(60) Ahora bien, ¿se refiere realmente el misterioso Hofmannsthal


con ese “santo y seña” a la expresión“Fin de siècle”? ¿O más bien a
“decadencia”? ¿O quizá a “simbolismo”? Ahí queda mi hipótesis, pero no
me atrevo a poner por ella la mano en el fuego.

En algunos casos (61), el emisor no sólo presenta la intención de su exposición


sino que anuncia sus partes y el orden que va a seguir, de manera de lograr mantener la
atención del oyente.

(61) Después de esta larga introducción, cuyo objeto es poner a


todos en tema, déjenme decirles de qué se trata la charla de hoy. Quisiera
destacar lo que puede extraerse de esta historia de caso de familia y de
cualquier otra en el campo metodológico. Voy a esquematizar brevemente
algunas formas de combinación de varios métodos en el análisis del tema de
la pobreza, usando como modelo el trabajo de un joven estudioso finlandés.
Finalmente, quisiera convencerlos de que si queremos entender los lazos que
unen los microfenómenos con los macrofenómenos, necesitamos desarrollar
una concepción teórica de la gente como producto y también auto-producto
de sus condiciones materiales y culturales de vida. Esos tres puntos pueden
parecer inconexos a primera vista, porque no tengo espacio ni tiempo para
explicitar aquí los lazos que los unen. En este punto, voy a pedirles que
confíen en mí.

En ocasiones, los emisores eligen acompañar la exposición oral (ya sea una
conferencia o una ponencia) con recursos gráficos, como la proyección de
transparencias o diapositivas con cuadros, figuras, gráficos, mapas o fotografías,
infografías o esquemas. Es conveniente que sean de fácil y rápida lectura, de manera
que el orador no necesite leerlas, lo que significaría cometer una falta de respeto al
público (Day, 1990). Útiles recomendaciones para la elaboración de diapositivas y
transparencias pueden encontrarse en Ebel, Bliefert y Russey (1987).

También podría gustarte