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Las lengua humana cuenta con muchas definiciones, entre ellas que es un sistema
de signos. El lingüista suizo Ferdinand de Saussure fue quien dio esta definición, a la que
llamó signo lingüístico. El signo lingüístico consta de significante, la secuencia de sonidos
con la que se forma una palabra, y un significado, el concepto que tenemos de dicha
palabra. Sin embargo, la relación que existe entre el significante y el significado es
netamente arbitraria y esa es una de las características más importantes del lenguaje
humano.
La arbitrariedad, en el lenguaje, es la facultad que sugiere que no existe una relación
entre el significante y el significado. Pongamos un ejemplo: la palabra árbol tiene la
secuencia de sonidos /á-r-b-o-l/ y el concepto que tenemos es un tronco con varias hojas y
ramas. Pero, ¿hay algo en la secuencia de sonidos /á-r-b-o-l/ que nos sugiera que sea la
correcta para expresar el concepto del “tronco, las hojas y las ramas”? No necesariamente,
pues árbol en inglés es tree y árbol en alemán es baum y ninguna secuencia es mejor que
la otra. Claramente, no hay relación entre el significante y el significado. También podemos
encontrar signos arbitrarios en las señales de tráfico. Las luces del semáforo, por ejemplo,
son arbitrarias. No hay algo que nos indique que el color rojo signifique explícitamente pare
o que el color verde signifique avance. Entonces, ¿por qué funcionan los signos arbitrarios?
Este sistema de signos funciona básicamente por convención. Hay una convención que
todos nosotros hemos aprendido y seguimos: para todos un árbol se forma por un “tronco,
hojas y ramas”, la luz roja del semáforo significa pare y la luz verde significa avance. Así,
mantenemos un orden dentro de nuestra sociedad.
En conclusión, la arbitrariedad es una característica de suma importancia para el
lenguaje humano. Esta propiedad dentro del sistema de signos, nos permite expresar un
mismo concepto mediante distintos significantes alrededor del mundo. A la vez, la
arbitrariedad nos ayuda a mantener cierta organización y sin ella las personas le darían su
propio significado a una misma palabra. En definitiva, nuestras lenguas serían algo caóticas
sin la arbitrariedad.
Fuentes de información
Escobar, A., Hualde, J., Olarrea, A., Travis, C. (2009). Introducción a la Lingüística
Hispánica. Reino Unido: Cambridge University Press.