Está en la página 1de 13

Unidad I Crisis, totalitarismos y guerra.

Lección 1 El período de entreguerras.

1. Transformaciones sociales y culturales

Como aprendiste el año pasado, el impacto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) provocó que la situación política,
económica y social del mundo se viera alterada por diversos procesos, como la desintegración de los viejos imperios
coloniales y el surgimiento de nuevos Estados, además de una etapa de recesión económica debido a las deudas de
guerra. En este contexto, la hegemonía mundial europea se debilitó y fue remplazada por la de Estados Unidos. Así,
durante la década de 1920, mientras algunos países europeos iniciaron una progresiva recuperación, Estados Unidos
entró en una fase de expansión. Esto permitió una época de relativa prosperidad, al menos para la burguesía y las clases
medias, que se tradujo en cambios en la cultura y en el estilo de vida.

1.1 La frágil recuperación de los años 20

Entre 1922 y 1929, Estados Unidos vivió un período de crecimiento económico debido principalmente a los siguientes
aspectos:

El aumento de la producción. Los sectores que más contribuyeron al crecimiento fueron la construcción y las nuevas
industrias, como la automovilística, la eléctrica (electricidad, teléfono, cine), la de los electrodomésticos (frigoríficos,
radios), la química (refinado del petróleo, neumáticos, abonos, productos farmacéuticos) y la aeronáutica. Además, en
las industrias estadounidenses se aplicaron nuevos métodos de organización del trabajo y de la producción
estandarizada y en cadena, lo que aumentó la producción sin incrementar la mano de obra y abarataron los precios por
la reducción de costes.

La expansión del consumo. La disminución de los precios de los productos, sumada a los nuevos sistemas de crédito o
compras a plazo y al surgimiento de la publicidad, incentivó el consumo. Esto derivó en la expansión de la llamada
“sociedad de consumo”, en la que se estimulaba la compra de bienes aun cuando estos no eran necesarios y que se
convirtió en símbolo de bienestar y prosperidad. Así, aumentó el optimismo, y el “estilo de vida norteamericano”
comenzó a ser imitado en otros lugares del mundo.

Por su parte, Europa se recuperó de la crisis de posguerra, pero dejó de ser el centro de la economía mundial. De las
potencias europeas, solo algunas como Francia experimentaron un importante crecimiento de la producción industrial
debido a sus necesidades de reconstrucción y basado en préstamos de capital estadounidense.

1.2 La ruptura de los cánones tradicionales

Las transformaciones culturales que se vivieron en el período de entreguerras significaron una ruptura con los valores y
las tradiciones culturales y estéticas que la burguesía europea había impuesto durante el siglo XIX.

Las nuevas costumbres en moda y música. Después del dolor por las muertes y las privaciones de la guerra, y con el
optimismo que trajo la estabilidad económica, gran parte de la sociedad de la década de 1920 cambió sus costumbres.
Por ejemplo, la moda y las tradiciones femeninas se volvieron mucho más libres. La mayoría acortó sus faldas y adoptó
peinados hasta entonces considerados masculinos. Algunas incluso decidieron participar en la vida nocturna, antes
vedada para ellas. Esta nueva mentalidad estuvo acompañada en muchos países por la incorporación de mujeres al
ámbito laboral y por el reconocimiento del voto femenino. Por otra parte, se introdujeron nuevos tipos de música y
bailes como el jazz y el charlestón.
Las vanguardias artísticas. El arte de la época también reflejó los cambios de la sociedad. Los nuevos movimientos
artísticos realizaron una crítica social, rompieron con la tradición del pasado y buscaron nuevas formas de expresión
que marcaron el nacimiento del arte contemporáneo. Las más relevantes fueron las siguientes:

• Dadaísmo. Buscaba provocar, causar polémica y ridiculizar las expresiones artísticas tradicionales usando el absurdo
para escandalizar. Uno de sus artistas más reconocidos fue Marcel Duchamp (1887-1968).

• Surrealismo. Influido por el psicoanálisis, se centró en la representación


del mundo de los sueños y la exploración de la dimensión irracional e
instintiva del ser humano. En esta corriente destacaron Salvador Dalí
(1904- 1989) y René Magritte (1898-1967).

• Expresionismo. Postulaba que era la vida interior del creador la que


daba forma a la realidad representada, dándoles mayor relevancia al
sentimiento y a la emoción. Uno de sus representantes más importantes
fue Edvard Munch (1863-1944).

• Cubismo. Proponía representar el espacio en la pintura fragmentándolo


en planos sólidos y permitiendo que distintos ángulos de la imagen
pudieran ser vistos simultáneamente. Algunas figuras fueron Pablo
Picasso (1881-1973) y Georges Braque (1882-1963).

1.3 La aparición de la cultura de masas

En el período de entreguerras se produjeron profundos cambios en las sociedades occidentales y apareció una cultura
de masas basada en la difusión masiva de la imagen y la palabra, que también modificó las formas de pensamiento.

La expansión de la clase media. Durante la década de 1920 hubo un incremento de la población urbana y de los
empleados del sector terciario (comerciantes, administrativos de bancos y empresas, entre otros). Este creciente grupo
de empleados de clase media desarrolló un estilo de vida y tuvo condiciones de trabajo que los distinguieron de la clase
obrera, además de lograr un mayor acceso a bienes y servicios antes reservados exclusivamente para la élite.

La influencia de los medios masivos de comunicación. Medios como la prensa, la radio y el cine permitieron el acceso a
la cultura de distintos sectores de la sociedad. Como se encontraban al alcance de gran parte de la población,
permitieron homogeneizar el consumo e impusieron nuevos hábitos y necesidades. Algunos de los más relevantes
fueron los siguientes:

• La prensa. La prensa escrita fue el principal medio de comunicación masivo de finales del siglo XIX e inicios del XX.
Además de entregar información, expandió el uso de la publicidad, que adquirió gran importancia, principalmente, por
su poder de influir en las decisiones de compra de las personas.

• La radio. Fue la primera tecnología de información, entretenimiento y publicidad que entró en la privacidad del hogar.
Su influencia social pronto fue percibida por las agencias de publicidad y por los políticos, que necesitaban transmitir
sus mensajes a las masas.

• El cine. Se expandió y se consolidó en este período como uno de los espectáculos más populares y fue la
manifestación por excelencia de esta nueva cultura de masas. No solo divertía, sino también promovía nuevos patrones
de conducta y nuevas modas.

• Los deportes. Las competiciones deportivas también empezaron a atraer a grandes masas: el fútbol en Europa, el
béisbol y el rugby en Estados Unidos y, en general, el boxeo. En este período se construyeron estadios para acoger a
quienes practicaban y, sobre todo, disfrutaban contemplando los deportes.

2. La crisis del Estado liberal decimonónico

Los años de relativa prosperidad vividos en la década de 1920 cambiaron bruscamente luego de la crisis económica que
se vivió en 1929, lo que demostró la fragilidad del sistema económico liberal y del aparente desarrollo alcanzado por los
países capitalistas.
2.1 El crack de 1929 y la Gran Depresión

La expansión económica de 1920 se basó en el crecimiento de la producción y originó un exceso de la oferta. Gran parte
de este crecimiento estuvo financiado por el crédito fácil que daban los bancos. Así, las clases medias y populares
gastaban más de lo que ganaban y muchas empresas y personas utilizaron el crédito para la especulación financiera:
compraban acciones en la Bolsa de Valores en lugar de invertir en actividades productivas. Cuando las acciones dejaron
de subir y aparecieron las primeras bajas, los inversionistas pusieron a la venta sus acciones para no perder más dinero
y devolver sus préstamos. Esto hizo que el valor nominal de las acciones bajara mucho y rápidamente. Así, en octubre
de 1929, durante el llamado “jueves negro”, millones de acciones se pusieron a la venta con una demanda casi nula, por
lo que perdieron su valor. Esto dejó en la quiebra a miles de inversionistas.

2.2 Los efectos de la Gran Depresión

La caída de la Bolsa de Nueva York provocó una crisis en cadena. Al perder toda su inversión, muchos no pudieron pagar
sus créditos, lo que generó quiebras bancarias. En la industria, grandes empresas se vieron obligadas a reducir su
producción o cerrar, porque el nivel de consumo se redujo drásticamente. Hacia 1932, la producción mundial cayó a un
40 %, mientras que el comercio internacional se redujo a un tercio. Casi todos los sectores de la sociedad se vieron
afectados, en especial los trabajadores urbanos asalariados: el valor de sus ingresos se redujo a casi la mitad y millones
perdieron sus empleos. Pronto la depresión económica se trasladó al resto del mundo. Así, a partir de 1931, afectó
principalmente a Europa, por la repatriación de los capitales estadounidenses y la disminución de las exportaciones a
Estados Unidos, y a América Latina, por la dependencia de las economías latinoamericanas respecto a la
estadounidense.

3. Nuevos modelos políticos y económicos

La Gran Depresión puso en duda la eficacia del sistema económico y político liberal que se había consolidado en el siglo
XIX. Este sistema comenzó a ser cuestionado por quienes creían que no permitiría superar los efectos económicos y
sociales de la Primera Guerra Mundial y la crisis de 1929. Como respuesta, surgieron nuevos modelos e ideologías
políticas y económicas que incentivaron una mayor intervención del Estado en la economía.

3.1 El New Deal y el Estado de bienestar en Estados Unidos

Ante la crisis económica de 1929, el gobierno del presidente estadounidense Herbert Hoover (1929-1933) siguió la
consigna liberal de no intervención estatal en la economía, esperando que el mercado se autorregulara por sí mismo. En
cambio, su sucesor Franklin D. Roosevelt (1933-1945) promovió la intervención del Estado en la reactivación de la
economía, proponiendo una redistribución de los ingresos, la promoción del empleo y el estímulo del consumo para
incentivar la inversión. Para esto, entre 1933 y 1938 se implementó un conjunto de medidas económicas conocidas
como el New Deal (“Nuevo Trato”). Algunas de estas medidas fueron:

• La recuperación del sector agrícola a través de límites a la producción, subvención a las exportaciones, etc.

• La reactivación industrial por medio de acciones racionalizadoras, la fijación del salario mínimo, la reducción de la
semana laboral y el alza de precios.

• La política de obras públicas para dar puestos de trabajo a los desempleados.

Si bien la recuperación de la economía fue lenta –de hecho, en 1933 todavía había más de doce millones de
desempleados en Estados Unidos–, algunos historiadores plantean que sin el New Deal la salida de la crisis hubiese
tardado más.

Además, estas nuevas políticas económicas fueron de la mano del Estado de bienestar, modelo en el cual el Estado
garantiza a todos sus ciudadanos el derecho a acceder a algunos servicios básicos. Así, entre 1936 y 1940 en Estados
Unidos se aprobaron disposiciones que buscaban el bienestar social, tales como el derecho de huelga, la seguridad
social, los seguros y pensiones de jubilación, los subsidios de desempleo, entre otras.
3.2 El impacto de la crisis en América Latina

En su expansión desde Estados Unidos hacia el resto del mundo, la crisis de 1929 afectó gravemente a la economía y la
vida política de las repúblicas latinoamericanas.

Las consecuencias económicas. La Gran Depresión generó la rápida


caída de los precios de las materias primas (que exportaban los
países latinoamericanos a Europa y a Estados Unidos) y la contracción
del comercio internacional. En conjunto, la reducción de ingresos por
la caída de las exportaciones disminuyó la capacidad de compra,
siendo Chile y Argentina los países más perjudicados. En este
contexto, las políticas económicas para hacer frente a la crisis no
fueron homogéneas. Fue dominante la intervención del Estado en
las políticas monetarias y fiscales, con lo que se abandonaba el
liberalismo económico puro. Además, a partir de este momento,
algunos países centraron sus esfuerzos en la industrialización para no
tener que comprar productos en el exterior, desarrollando un
modelo económico conocido como la industrialización sustitutiva de
importaciones.

Los efectos en la política.

Por otra parte, al igual que en el continente europeo, en muchos


países de América Latina la Gran Depresión frenó el avance de los
gobiernos liberales y representativos, cuya base social era la élite
exportadora, e incentivó al Ejército a que optase por soluciones de
fuerza. Así, entre febrero y diciembre de 1930, representantes de las
Fuerzas Armadas de cada país derribaron a los gobiernos de
Argentina, Brasil, República Dominicana, Bolivia, Perú y Guatemala.
Otros intentos golpistas se dieron en Ecuador y El Salvador en 1931,
Chile en 1932 (con presencia también de civiles) y Uruguay en 1933.

Además de los militares, los sectores medios y populares también


comenzaron a manifestarse contra los gobiernos oligárquicos, que a
su parecer eran incapaces de enfrentar la crisis. En este contexto, el
populismo emergió como una propuesta que prometía satisfacer las
necesidades populares, por lo que, en su discurso, los gobernantes
populistas buscaban legitimar su poder apelando a distintas
organizaciones de masas (como partidos políticos y sindicatos) y también a la clase obrera. Sin embargo, según algunos
historiadores, una vez en el poder procuraban mantener el apoyo de las clases acomodadas imponiendo medidas
autoritarias y, al mismo tiempo, implementaban programas sociales para satisfacer las demandas populares, pero sin
que las masas fueran integradas efectivamente en el Estado. Algunas características que tuvieron los gobiernos
populistas fueron las siguientes:

• Un líder fuerte y carismático, que movilizaba a la población con un lenguaje directo, apelando a las emociones y con
actos masivos.

• Un sustento político en coaliciones de distintos sectores sociales, convocando a quienes no se sentían representados
por los partidos políticos tradicionales y con un discurso de cohesión social.

• Un discurso nacionalista y antiimperialista, que rechazaba los capitales extranjeros y el intervencionismo de Estados
Unidos.

• Una política económica con mayor control estatal de la economía, con programas de industrialización y
nacionalizaciones.
4. Los regímenes totalitarios

Los problemas económicos, políticos y sociales del período de entreguerras provocaron la crisis y el desprestigio de la
democracia liberal, que fue remplazada por totalitarismos como el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania. Por otra
parte, en la Unión Soviética se desarrollaba otro tipo de totalitarismo: el comunismo estalinista.

Las causas de la crisis democrática. Algunos de los factores que llevaron al ascenso de los totalitarismos fueron:

• Los efectos de la Gran Depresión. Después de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de los Estados europeos tenían
un sistema democrático, pero los efectos de la crisis de 1929 generaron un ambiente de inestabilidad. Se redujeron los
capitales estadounidenses para la recuperación de la guerra, creció el desempleo y aumentaron las críticas al
liberalismo político y económico, incapaz de contener la crisis.

• El incremento de la polarización política. Por un lado, trabajadores, activistas políticos y algunos intelectuales
acusaban al capitalismo por la crisis y predicaban la revolución socialista. Por otro, algunos sectores de la clase media y
la gran burguesía, preocupados por la inminencia de una revolución (como la rusa de 1917), apoyaron propuestas de
ultraderechas autoritarias y antidemocráticas, con el objetivo de defender el capitalismo contra la amenaza comunista y
restaurar los valores nacionales.

De esta manera se produjo un retroceso político y cultural de los valores democráticos, que derivó en la instauración de
regímenes totalitarios en algunas naciones. Las características de los totalitarismos. Los totalitarismos fueron regímenes
dictatoriales que se distinguieron por los siguientes aspectos:

• Se aspiraba a controlar todos los aspectos de un Estado y de la vida de sus habitantes, concentrando los poderes en
una persona o un partido.

• La vida privada y las relaciones sociales estaban controladas por el gobierno y la rutina diaria era estrictamente
vigilada, así como la prensa, la cultura y la educación.

• El uso de la fuerza se utilizaba para perseguir a quienes se consideraban como criminales y/o enemigos de la nación.
En algunos casos, eran quienes tenían una posición política distinta y en otros aquellos que no pertenecían al grupo
étnico dominante.

4.1 El fascismo italiano

El contexto. A pesar de que Italia estuvo en el bando vencedor de la Primera Guerra Mundial, el país quedó con muchas
deudas, altos niveles de desempleo e inflación y los aliados no le adjudicaron los territorios a los que aspiraba. En este
contexto, Benito Mussolini creó los Fascios Italianos de Combate (1919), un grupo paramilitar conocido como los
“camisas negras”. Esta agrupación en un principio fue minoritaria, pero, a partir de la década de 1920 y con el aumento
de la ola de huelgas lideradas por los sindicatos y partidos de izquierda, los “camisas negras” reprimieron con violencia
a estos grupos y comenzaron a ganar la aprobación de sectores que temían el avance del comunismo.

La dictadura fascista. En 1921, el movimiento fascista formó el Partido


Nacional Fascista y, un año más tarde, Mussolini organizó la Marcha
sobre Roma para tomar el poder por la fuerza. En vista de esta
situación, el rey Víctor Manuel III le ofreció el control del gobierno.
Desde entonces, los partidos opositores empezaron a verse
arrinconados por las formas de presión de los fascistas hasta que, en
1925, Mussolini instauró una dictadura fascista que cerró el Parlamento,
disolvió los partidos y sindicatos y suprimió las libertades individuales.

Las características del fascismo italiano. Una vez en el poder, Mussolini


estableció una dictadura de las siguientes características:
• Ideología antidemocrática y totalitaria. Se subordinaba la libertad individual al poder del Estado, personificado en un
líder todopoderoso (el Duce) al que se le rendía culto, y sustentado en un partido único (el Partido Nacional Fascista o
PNF).

• Nacionalismo expansionista. Desde la década de 1930, Mussolini impulsó una postura expansionista por la que
buscaba recuperar el esplendor del antiguo Imperio romano.

• Intervención del Estado en la economía. El fascismo optó por la instauración de un sistema corporativista, por medio
de la creación de organizaciones sociales en las que participaban tanto empresarios como trabajadores.

• Adoctrinamiento y control social. La educación, la cultura, la publicidad y los medios de comunicación eran utilizados
para controlar a la sociedad y promocionar el culto al líder.

4.2 El nazismo alemán

El contexto. Con el fin de la Primera Guerra Mundial y la abdicación del emperador Guillermo, en Alemania se proclamó
la República de Weimar. Esta tuvo que firmar el Tratado de Versalles, que dejó un fuerte sentimiento de humillación en
los alemanes, ya que, además de la caótica situación económica tras el conflicto, tuvieron que pagar indemnizaciones
de guerra y se les impusieron condiciones que dificultaban su recuperación. Además, la situación en Alemania se agravó
con la crisis de 1929; el desempleo creció, lo que empobreció a las clases medias y populares. Este contexto fue
aprovechado por el nazismo, que prometía a los alemanes la recuperación del orgullo y prosperidad económica.
El desarrollo del nazismo. En 1921, Adolf Hitler, un ex cabo del ejército
alemán, asumió el liderazgo del Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores o Partido Nazi.
En 1923, los nazis organizaron un fracasado golpe de Estado y varios de
sus líderes fueron encarcelados. Ahí Hitler escribió Mein Kampf (Mi
lucha), libro en el que desarrolló las ideas centrales del nazismo. Luego
de los efectos de la crisis de 1929, los nazis aumentaron sus
representantes en el Parlamento alemán, hasta que el presidente,
presionado por los sectores más conservadores del país, ofreció a Hitler
el cargo de canciller o jefe del gobierno en 1933. Una vez en el poder, y
con una mayoría nazi en el Parlamento, Hitler puso en práctica
mecanismos para controlar el poder político y a la sociedad, formándose
así el Estado totalitario nazi.

Las características de la ideología nazi. Los elementos principales de la


ideología nazi fueron los siguientes:
• Estado totalitario. La crítica a las instituciones democráticas en favor de un Estado dictatorial encarnado en un líder
absoluto (el Führer, que significa “conductor o líder” en alemán).

• Política nacionalista y expansionista. Se desarrollaron el belicismo y el


expansionismo territorial, que conducía a la defensa del Lebensraum
(espacio vital de los alemanes) y el anticomunismo.

• Adoctrinamiento y propaganda. Defendía el racismo y la idea de la


superioridad étnica de la “raza aria” que debía imponerse sobre las
demás. Para ello, consideraba necesario hacer una “limpieza racial”,
cuyas víctimas fueron principalmente judíos y gitanos.

4.3 El estalinismo soviético

El contexto. Tras la Revolución de 1917, en la que se dio término a la


monarquía del zar Nicolás II, y con el triunfo de los bolcheviques se
instauró en Rusia un régimen comunista con Lenin a la cabeza. Sin
embargo, tras la muerte de este, se dieron pugnas por la sucesión en la cúpula del partido entre León Trotski y Iósif
Stalin, en las que venció este último. Así, el secretario general logró el dominio absoluto del Partido Comunista de la
Unión Soviética (PCUS) y, a través de él, del Estado soviético. Poco a poco, Stalin acaparó todos los poderes e instauró
una dictadura personal. Su régimen totalitario estuvo marcado por la idea de que, para lograr el objetivo de difundir el
marxismo a escala mundial, primero era necesario afianzar el poderío de la Unión Soviética.

Las características del estalinismo. El régimen de Stalin en la URSS se caracterizó por los siguientes aspectos:

• Dictadura de partido único. El Partido Comunista controlaba al Estado y a la sociedad, y este estaba sometido al
poder de Stalin. En teoría se reconocía el sufragio universal a los hombres y mujeres mayores de 18 años, pero solo los
miembros del PCUS podían ser candidatos y jamás se celebraron elecciones libres.

• Sistema económico centralizado. Uno de los principales objetivos de Stalin fue impulsar la industrialización de su país.
Así, en 1931, puso en marcha un programa de colectivización agraria y desarrollo industrial totalmente centralizado y
planificado por el gobierno.

• Represión y eliminación de toda disidencia. Stalin acabó con cualquier oposición dentro y fuera del partido. Se contó
con aparatos represivos que controlaron cualquier disidencia. Asimismo, millones de personas fueron enviadas a
campos de trabajos forzados, conocidos como gulag. Estudios actuales han demostrado que más de diez millones de
personas murieron o fueron torturadas bajo este sistema represivo, lo que ha dejado profundas huellas en los países
que formaban parte de la URSS.

• Control y utilización de propaganda. El culto a la personalidad del líder, quien era considerado infalible y gozaba de
poder absoluto, se realizaba por medio de la propaganda. Además, el Estado ejercía un estricto control de la
información y de la creación artística y cultural, manejando los medios de comunicación.

Lección 2 La Segunda Guerra Mundial.

1. Los antecedentes de la guerra

Las relaciones internacionales tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pasaron por un período de tensión y
dificultades principalmente debido a la imposición de las condiciones de paz en el Tratado de Versalles (1919) sin
atender a las reclamaciones de los países vencidos, especialmente Alemania. En este contexto, el ascenso de Hitler al
poder en 1933 marcó el comienzo de una nueva etapa, caracterizada por el creciente papel expansionista de los
regímenes totalitarios y la fragilidad del orden mundial.

1.1 El orden mundial de entreguerras

Algunos de los factores que determinaron el estallido de la Segunda Guerra Mundial fueron:
El expansionismo y la carrera armamentista. Junto con el cuestionamiento a la eficacia del sistema democrático, en
Alemania creció el deseo nacionalista de revancha. Así, Hitler rompió las prohibiciones del Tratado de Versalles,
reorganizó el ejército y alentó a la industria de guerra. Otras potencias también desarrollaron un creciente
armamentismo y diversas políticas de expansión territorial. En Italia, Mussolini puso en marcha un programa de
modernización del país para prepararlo a la conquista de territorios en África. Japón, que después de la guerra quedó
como la mayor potencia militar en el Lejano Oriente, comenzó una política expansionista en China.

La debilidad de las democracias. La Sociedad de Naciones, creada luego de la Primera Guerra Mundial para mantener la
paz, no pudo controlar el expansionismo de ciertos Estados. En 1938, Alemania anexó a Austria y a la región checa de
los Sudetes. En su afán de evitar una nueva guerra, las potencias democráticas de Francia y Gran Bretaña reconocieron
la anexión. Esta actitud pasiva, especialmente frente a Alemania, ha sido llamada política de apaciguamiento. Sin
embargo, ello no detuvo a Hitler, quien logró la desmembración y anexión de Checoslovaquia en 1939. Italia invadió
Etiopía en 1935 y Japón inició la invasión de China en 1937.

La política de alianzas. En 1936, Alemania firmó con Japón el Pacto Antikomintern, de carácter anticomunista, al que
luego se adhirió Italia y que, en 1940, daría forma al Eje de Berlín-Roma-Tokio. Además, en 1939 Alemania firmó un
pacto de no agresión con la Unión Soviética y, por su parte, Francia y Gran Bretaña conformaron el otro bando en el
conflicto: los aliados.

2. Las características del enfrentamiento

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Hitler estaba convencido de que franceses y británicos seguirían
manteniendo una actitud pacifista ante su política expansionista. Pero Francia y Reino Unido le dieron un ultimátum, y
el 3 de septiembre le declararon la guerra. Así estalló una nueva guerra en Europa.

2.1 Las etapas de la guerra

La “guerra relámpago” (1939-1941). Después de la invasión, Polonia fue repartida entre Alemania y la URSS. Las tropas
soviéticas ocuparon también Estonia, Letonia y Lituania e invadieron Finlandia. El siguiente objetivo de Hitler fue
Francia. Los franceses habían concentrado sus tropas en la frontera belga, pero los alemanes sorprendieron con un
ataque a través de la zona montañosa de las Ardenas. Los alemanes ocuparon Francia e iniciaron bombardeos masivos
principalmente sobre las ciudades de Londres y Coventry en Gran Bretaña. En 1940, la Italia de Mussolini entró en la
guerra y junto con Alemania lograron conquistar Hungría, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia y Grecia.

La guerra de dimensión mundial (1941-1942). A pesar de haber firmado el pacto germano-soviético, Hitler consideraba
al régimen comunista soviético como el gran enemigo. En 1941, inició la Operación Barbarroja e invadió la Unión
Soviética. La resistencia de Leningrado y la llegada del crudo invierno ruso estancaron la ofensiva alemana, lo que
provocó su primera gran derrota en 1942. Con la invasión de Alemania a la Unión Soviética y el ataque de Japón a la
flota naval estadounidense en Pearl Harbor, se amplió el campo de las operaciones de la guerra y Estados Unidos entró
al conflicto.

La derrota del Eje (1943-1945). Luego de vencer a los alemanes en Stalingrado, en 1943 los aliados (Reino Unido,
Francia y Estados Unidos) desembarcaron en Sicilia y unos meses después Italia firmó el armisticio. La intervención de
Estados Unidos y el desembarco aliado en Normandía en 1944, sumados al avance del Ejército ruso por el frente
oriental, cambiaron el curso de la guerra: desbarataron las defensas alemanas y permitieron la recuperación de los
territorios conquistados por Alemania en distintos sectores de Europa. En abril de 1945, el régimen nazi se descompuso
y Berlín fue bombardeada. Hitler se suicidó en su búnker y se firmó la rendición de Alemania. Japón no renunció y, en
agosto de 1945, Estados Unidos lanzó bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. El 2 de
septiembre de 1945, Japón firmó su rendición y finalizó la guerra.

2.2 Una guerra sin precedentes

La Segunda Guerra Mundial se transformó en un enfrentamiento sin precedentes principalmente por la capacidad
destructiva del armamento utilizado y por la crueldad demostrada en los bombardeos masivos y en los campos de
concentración. Esto provocó una quiebra moral que ha marcado varias generaciones europeas.
Las nuevas armas y estrategias. En la guerra se aplicaron innovaciones tecnológicas y también se perfeccionaron
algunas estrategias ya utilizadas en la Primera Guerra Mundial. Algunas de las más relevantes fueron las siguientes:

• Los avances tecnológicos de la primera mitad del siglo XX permitieron


la aplicación de radares para localizar artefactos a distancia, sistemas de
bombas dirigidas y de energía atómica, y el perfeccionamiento de armas
como el tanque y la aviación, que permitió el avance terrestre y aéreo.

• La propaganda de guerra, como carteles, películas y emisiones radiales,


se utilizó para convencer a la población de la necesidad de la guerra,
mantener la moral y el ánimo de los soldados, solicitar apoyo, entre otros
fines.

La extensión planetaria. Debido a la cantidad de países participando en el


conflicto y a los combates que se dieron en los frentes soviético y del
Pacífico, la Segunda Guerra tuvo un carácter planetario. Esto implicó que
cerca de ochenta millones de hombres fueran reclutados por los distintos
ejércitos en pugna y que una gran cantidad de mujeres ingresaran a
trabajar en las industrias armamentistas.

3. Las consecuencias de la guerra

3.1 Consecuencias sociales: el horror de la guerra

La Segunda Guerra Mundial fue uno de los conflictos más mortíferos de la historia, y sus efectos demográficos,
materiales y morales fueron devastadores.

Los crímenes de lesa humanidad. Aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre el número total de víctimas, se
estima que murieron alrededor de 60 millones de personas. Aproximadamente, la mitad de esas víctimas fueron civiles
que perecieron a causa de los bombardeos y las masacres realizadas en China y el sudeste asiático por los japoneses y
en Europa por los nazis, en un genocidio conocido como el Holocausto.

Esta matanza consistió en la persecución y el asesinato sistemático de


alrededor de seis millones de judíos por parte del régimen nazi. En 1942,
Hitler ordenó la “solución final”, es decir, la eliminación total de la
población judía de Europa, por medio de una inmensa red de campos de
trabajo y exterminio. En esos campos de concentración fueron torturados
y asesinados, además de los judíos, otros grupos considerados inferiores o
peligrosos por los nazis.

Las migraciones forzadas. La guerra también produjo gigantescos


desplazamientos forzados. Algunos fueron provocados por los nazis en los
países que ocuparon durante el conflicto. Otros se generaron al final del
mismo, tras la liberación de prisioneros de guerra o por los acuerdos
establecidos en los tratados de paz y los cambios de fronteras. Así, en
1945 había en Europa unos 40 millones de hombres, mujeres y niños
desarraigados, sin hogar, entre ellos unos 13 millones de alemanes expulsados de Checoslovaquia y de las zonas
anexionadas por Polonia y la Unión Soviética.

Los daños infraestructurales. Además de los daños humanos, las pérdidas materiales fueron considerables. La
devastación provocada por la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki marcó la historia del siglo XX: solo en Hiroshima
hubo más de 100 mil muertos e innumerables heridos y afectados por la radiación, de una población de 250 mil
habitantes. De esta forma, numerosas ciudades europeas y japonesas quedaron arrasadas y la red de comunicaciones
prácticamente desapareció. Por último, los campos que fueron bombardeados no podían ser utilizados para la
agricultura, lo que provocó una aguda escasez de alimentos y, por ende, hambrunas.
3.2 El nuevo orden mundial

Cambios territoriales. En 1945 se realizaron las conferencias de Yalta y Potsdam, en las que los aliados decidieron los
ajustes territoriales más importantes. Algunos fueron:

• La ocupación y división de Alemania. Se separó en cuatro zonas, cada una ocupada por uno de los aliados (Francia,
Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética).

• Las transformaciones en Europa del Este. Se reconoció el dominio de la Unión Soviética sobre los países bálticos
(Estonia, Lituania y Estonia) y parte de Finlandia y Rumania. Además, se establecieron las fronteras de Estados como
Yugoslavia y Checoslovaquia, que agrupaban a varias nacionalidades.

• El fin del expansionismo japonés. Japón perdió todos los territorios que había conquistado desde fines del siglo XIX
en China y el Pacífico.

Consecuencias políticas. Uno de los efectos más relevantes del fin de la guerra fue la caída del fascismo. En general, el
sistema fascista fue sustituido por regímenes democráticos capitalistas en Europa occidental y Japón, respaldados por
Estados Unidos. Por su parte, en Europa oriental se impusieron regímenes comunistas que quedaron bajo la influencia
soviética. Además, en África y Asia se inició un proceso de descolonización, en el que se comenzaron a desintegrar los
imperios coloniales que habían instaurado las potencias europeas desde el siglo XIX. Así, diversos países de estos
continentes comenzaron un proceso de liberación que estudiarás más adelante en la Unidad 3.

Transformaciones económicas. El final del conflicto ofreció un paisaje de ruina en aquellas regiones europeas que
fueron escenario de la guerra; en ellas, las ciudades, los campos y las industrias habían sido destruidos. Además, en
Europa, las enormes deudas que los países en guerra habían contraído causaron ciclos de inflación y contracción
económica. En cambio, Estados Unidos se había convertido en el principal centro productor de armamento y otros
suministros bélicos y resultó beneficiado económicamente por la guerra. De hecho, en 1948 este país creó el Plan
Marshall, por medio del cual entregaba créditos a los Estados europeos para estimular su recuperación.

Por estas razones, diversos historiadores plantean que la guerra aceleró el declive de las potencias europeas y
determinó la configuración de un nuevo orden alrededor de dos nuevas superpotencias: Estados Unidos y la Unión
Soviética.

3.3 La búsqueda de la paz

Después de los horrores vividos en la guerra, hubo acuerdo en la necesidad de buscar y garantizar la paz. Con este
objetivo, se creó una nueva organización internacional que remplazara a la Sociedad de Naciones y en la que estuvieran
representados todos los países con el fin de evitar más guerras. Así, la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
comenzó a consolidar las bases de un sistema de relaciones internacionales que subsiste hasta hoy.

Fundación y objetivos. En 1945, en la ciudad de San Francisco (Estados Unidos), una asamblea de representantes de 50
Estados aprobó la Carta de las Naciones Unidas, a la que, con el tiempo, casi todos los países del mundo suscribieron.
Esta declaración presenta los siguientes objetivos:

• La defensa de los derechos de las personas, el ejercicio de las libertades y la inviolabilidad de los derechos humanos
sin diferencias de edad, sexo, raza o religión.

• El mantenimiento de la paz y seguridad mundiales. Al ingresar a la ONU, cada Estado se compromete a solucionar sus
conflictos de manera pacífica.

• La necesidad de garantizar la libre determinación de los pueblos y el principio de no intervención, que obliga a no
intervenir en los asuntos internos y en la soberanía de otro Estado.

• El fomento de la cooperación entre los pueblos en aspectos económicos, sociales, culturales, educativos y sanitarios,
entre otros. Órganos y programas. Para cumplir con estos objetivos, la ONU cuenta con las siguientes instancias:
• La Asamblea y la Secretaría General. En la primera participa un representante de cada país miembro para
recomendar soluciones a conflictos, mientras la segunda es un órgano administrativo.

• El Consejo de Seguridad. Está compuesto por cinco miembros permanentes con derecho de veto (Estados Unidos,
Rusia, Gran Bretaña, Francia y China) y por diez miembros no permanentes.

Además de estos órganos principales, existen otros programas y fondos, como el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (Unicef ) o el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y organismos especializados, como la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

4. Los derechos humanos

Junto con realizar las labores que ya estudiaste y frente a los horrores del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial,
la Asamblea General de la ONU aprobó en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ella se recogen
una serie de derechos que deben respetar todos los Estados del mundo.

4.1 El concepto de derechos humanos

Según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, los derechos humanos son “derechos
inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o
étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin
discriminación alguna” (puedes leer la definición completa en
http://www.ohchr.org/SP/Issues/Pages/WhatareHumanRights.aspx). Estos derechos están amparados en distintos
tratados y en el derecho internacional, que exigen a los Estados respetar, promover y garantizar los derechos humanos
y las libertades fundamentales de los individuos o grupos, e incorporar a su legislación interna los principios necesarios
para cumplir con los tratados en materia de derechos humanos.

En este sentido, los derechos humanos son:

• Inherentes al ser humano. Es decir, que están radicados en la esencia misma del ser persona.

• Inalienables. Lo que implica que no son renunciables ni vendibles. Si bien ninguna ley o autoridad puede ponerles
término, la declaración establece que la ley puede establecer limitaciones a los derechos y libertades cuando, por
ejemplo, se limita la libertad de alguien que cometió un delito.

• Universales. Ya que son comunes a todas las personas, sin importar su condición y deben ser respetados en todo el
mundo.

• Interdependientes e indivisibles. Es decir, que están interrelacionados y son indivisibles, todos igualmente
importantes y necesarios. La privación de un derecho afecta a los demás, de la misma manera que el avance de uno
permite el de los demás.

• Imprescriptibles. No pierden vigencia, validez ni acaban por el paso del tiempo.

4.2 Las instituciones de derechos humanos en el mundo

Pese a su reconocimiento oficial por casi la totalidad de los Estados existentes, aún son frecuentes las vulneraciones o
violaciones a los derechos humanos no solo en situaciones de guerras o conflictos, sino que también en la práctica
cotidiana de algunos gobiernos o en comportamientos sociales hasta hace poco tolerados. Un ejemplo de esto son los
casos de violencia de género contra mujeres o personas LGBTI.

Alguna de las instituciones que han surgido para intentar evitar estas violaciones se han clasificado dentro de las
siguientes categorías:

Organizaciones no gubernamentales (ONG). Algunos de estos organismos se han especializado en distintos aspectos de
la promoción de los derechos humanos, como Amnistía Internacional, encargada de denunciar violaciones a los
derechos humanos, o Human Rights Watch, que vigila el comportamiento de los Estados en torno a esta temática.
Tribunales y cortes penales. También se han creado tribunales específicos, como el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, o los diversos tribunales penales internacionales creados por la ONU para situaciones concretas.

En el mismo sentido actúa la Corte Penal Internacional. Este tribunal se creó en 2002 y tiene su sede en La Haya (Países
Bajos). Está especializado en enjuiciar delitos, como el genocidio, la esclavitud, la tortura, los crímenes de guerra, etc.,
cometidos en cualquier parte del mundo.

Organismos de la ONU. Algunos organismos y comités creados por la ONU para defender o promover los derechos
humanos son los siguientes:

• El Alto Comisionado, que busca mantener un mundo donde se respeten plenamente los derechos humanos.

• El Consejo de Derechos Humanos, que promueve el respeto y la protección de todos los derechos humanos y
libertades.

• El Consejo Económico y Social, que fomenta la cooperación internacional para el desarrollo.

Instituciones americanas. En América, el principal órgano de protección y promoción de los derechos humanos es la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Así, si
un habitante de algún país latinoamericano siente que su Estado no está protegiendo o está violando sus derechos,
puede acudir a esta comisión para ser protegido.

También podría gustarte