Está en la página 1de 193

Candy Rock Roomate por

Bloodyparkdrog

"— ¡Eres un anormal con complejo de niña erótica!  

— ¡Habla el que tiene un puto piercing en el pene!  "

Donde Park Jimin es un chico que ama los dulces (y no forzosamente por eso es un chico
dulce) y Min Yoongi un integrante de una banda de rock con un piercing en el pene.  
Candy Rock Roommate | YOONMIN
Preludio

— ¡Eres un anormal con complejo de niña erótica!  

— ¡Habla el que tiene un puto piercing en el pene!   

— ¿Tienes algo en contra de mi pene, pequeño pitufo? 

— ¡No metas a mi gato en esto! 

— ¡Entonces no hables de mi pene así como así! 

Park Jimin abrió su boca y señaló la entrepierna del chico de cabello azul frente a
él. 

— ¡TIENES UN JODIDO PIERCING EN EL PENE!

  — ¡Y si me sigues gritando te obligaré a ponerte un piercing en cada pezón! 

Jimin al instante se puso sus manos en los pezones negando repetidas veces con
su cabeza. Yoongi sonrió victorioso al verlo ruborizado pero Jimin no se dejó
vencer tan fácilmente. 

— ¡Eres un ser humano anormal! ¡Nadie se hace piercings en el pene! 

— ¡Jo! ¡Si supieras lo rico que se siente, quizás lo pensarías dos veces!  

El chico más bajo enrojeció de nuevo y relamió sus labios dejándolos brillantes, a
lo que el de cabello azul gruñó de placer puro. ¡Sus labios de malvavisco qué
hermosos eran! 

— ¡Es un piercing en el pene! ¡Por supuesto que no se siente bien! 

— ¿Por qué no mejor te pones en cuatro y lo comprobamos? 


— ¡Que se te ponga en cuatro el gato, que yo te parto en ocho si me pones un
dedo encima!   — ¿Por qué no mejor follamos y rompemos toda la tensión
sexual? 

— ¡Que te den Yoongi! ¡Que te den! 

Donde Park Jimin es un chico que ama los dulces (y no forzosamente por
eso es un chico dulce) y Min Yoongi un integrante de una banda de rock con
un piercing en el pene.   

001

Verifico una última vez la dirección en mi teléfono antes de levantar la vista al


pequeño edificio que se alza frente a mí. Parece que he llegado al lugar correcto.
Un edificio de cuatro pisos color amarillo y puerta negra, todo tranquilo, todo
marcha bien.

 Arrastro mis maletas hasta los tres pequeños escalones y observo los timbres que
van desde el uno al nueve más un conserje. Presiono en el tres con mi pulgar y
espero en silencio a que vengan a abrirme. Golpeo un poco el suelo con mi pie
con impaciencia y vuelvo a ver la hora. ¿Cuánto más piensa tardar? 

Finalmente escucho un molesto timbre que me hace entender que la puerta se ha


abierto. La empujo y observo el pasillo estrecho que lleva a unas escaleras un
poco desgastadas. Sigo arrastrando mis maletas de mala gana subiendo las
escaleras con dificultad.

Joder, si tan solo hubiera un maldito elevador mi espalda no sufriría tanto.  Llego
al primer piso y me acerco a la puerta con el número tres. Toco dos veces y bajo
la mirada al tapete en forma de corazón que dice en letras rosas "welcome". 

Momento... ¿es una chica?

 La puerta se abre frente a mí sacándome de mis pensamientos y cruzo miradas


con un chico un poco más bajo que yo cruzado de brazos. Abro la boca para
hablar pero por extrañas razones del destino me detengo. Ah, si está guapo el
niñato. ¡Qué tierno! ¡Owww, sus cachetes! 
Él alza una ceja y baja su mirada a mis pies antes de recorrerme lentamente hasta
volver a clavarme sus ojos chocolate. Frunce un poco su boca antes de sonreírme
cálidamente dándome confianza.   

— Así que tú eres mi Hyung. — Revienta un chicle rosado que va masticando.  

¿Su rubor es natural o se ha maquillado? ¡No, Yoongi concéntrate! ¿Cómo iba?


¡Ah sí! 

— Mucho gusto. Soy Min Yoongi. — Me presento mientras él no deja de masticar.


— Supongo que tú eres Park Jimin. 

— Así es Hyung. — Repite con la misma tierna sonrisa que desaparecen sus ojos.
Qué lindo. — Pase, por favor. ¿Necesita ayuda? 

— Lo tengo, no te preocupes Jimin. — Asiente y se abre un poco para dejarme


pasar.  

Mis ojos examinan atentos el pequeño espacio con una ceja alzada. Hay cojines
esponjosos en todos lados, un tapete morado y casi todo está adornado por
colores rosa pastel o lila. Una que otra cosa blanca. ¡Inclusive hay un jodido
elefante morado de mi tamaño sentado en el sofá con una taza de té frente a él! 

— Eh... — Me siento ligeramente aturdido por donde me encuentro. — Lo siento,


este, ¿Jimin? 

— ¿Sí? — Me pregunta observándome a través de su hombro con una adorable


sonrisa. 

— Esta decoración no es algo... — Busco la palabra adecuada. — ¿Muy


femenino? ¿Tu otra roomie se ha ido apenas? 

— ¿Tienes algún problema con el rosa?— Se da la media vuelta para verme


cruzado de brazos. 

— En realidad sí. No me gusta. —Me defiendo. No me gusta mucho el tono que


usa conmigo, demasiado agresivo.  
— Vaya pena Hyung. — Me da una sonrisa meramente sarcástica que me pone
los pelos de punta. —Es mi departamento y lo decoro como quiera, en tu cuarto
harás lo que quieras, espero que me entiendas. ¿O te lo explico con manzanas?  

¿Me dan permiso de darle un putazo en su linda cara? 

Agito mi cabeza molesto. Vaya mierda. No llevamos ni treinta segundos y ya


tuvimos nuestra primera pelea. ¿Qué sigue? ¿Casarnos en dos días, divorciarnos
a la semana y regresar con el drama de ex esposos y la pensión a la mañana
siguiente? 

Me esfuerzo por darle una última sonrisa antes de que mi alter ego salga a la luz.
— Comprendo que es tu departamento, pero por desgracia, me causa un poquito
de cáncer ocular ver tanto rosa chillón en un espacio tan reducido.  

Vuelve a reventar su chicle alzando una ceja. Relame sus labios llevando mi
atención hacia  ellos por incercia. ¡A su puta madre! ¡Qué labios oye! ¡No, vuelve a
la tierra! ¡Estás peleando con él Min Yoongi! 

— Umh, ya veo. — Asiente un poco y suspira.

— Deja mi rosa en paz y te doy permiso de colocar unas cuántas cosas tuyas. —
Suspira. — Lo siento se me olvida decirte Hyung, ¿puedo decirte YoonYoon?  

¡Además de insolente, irrespetuoso! ¡Me va a conocer este chico! —Bah, como


quieras mocoso de mierda. Se acabó el respeto entre nosotros.  

— ¿Mocoso de qué? — Repite. — Lo siento, creo que no te escuché, ¿puedes


repetirlo?  

— Dije que eres un mocoso de mierda. Límpiate los oídos que seguro tienes
cerilla en ellos. Asco.   Esbozo una sonrisa de satisfacción.

¡Já, tómala niño de mami malcriado! Jimin se mantiene en silencio hasta que lo
veo sacar su chicle rosado y mantenerlo entre sus dedos un par de segundos.
Alzo una ceja cuando siento la bolita impregnada de baba lanzarse directamente a
mi rostro tambaleándome hacia atrás.  

— ¡AH, QUÉ PUTO ASCO! — Me quejo en desagrado. — ¡¿QUÉ TE SUCEDE?! 


— Me vuelves a insultar y agarro tus cosas y las lanzo por la ventana, ¿me oyes?
— No hay ni una sola pizca de gracia en su rostro.  

¿Cree que me intimida? ¡Ay por favor! 

— Bien, ya tuve suficiente. —Froto el tronco de mi nariz. ¡Carajo, este niñato ya


me hinchó los huevos y ni diez minutos pasaron! —¿Me dirás cuál es mi
habitación? 

— ¿Habitación? ¿Acaso no leíste bien el periódico? — Se burla. — Dormirás en el


sofá, el otro cuarto ya está ocupado por pitufo.  

— ¿Tenemos un tercer roomie? — Pregunto confundido. No venía eso en el


periódico.   — No YoonYoon. Es mi gato. — Contesta como si fuese la cosa más
obvio del mundo.  

Oigan enserio. Estoy a tres doritos después de darle la putiza de su vida. Mi


termómetro de la paciencia está en números rojos en tiempo récord y no sé si reír
o llorar. Creo que haré ambas, a la verga. 

— ¿Quieres decir que el cuarto que debería ser MÍO está ocupado por un GATO?
— Enfoco sin poder creérmelo.  

— ¿Estás seguro de que soy yo el necesita limpiarse las orejas? — Vuelve a


preguntar divertido.   Esta perra vaya que ladra. ¿También morderá?  — Muy bien.
— Le doy una de las sonrisas más falsas que puedo y sin pedirle permiso abro
una de las puertas.

¡Oh, si es la correcta!   Mis ojos examinan de nuevo la habitación viendo la cama


individual de colchas azules y un enorme gato peludo y gordo durmiendo
plácidamente sobre ella. Observo a la bola de pelos mutante y la arena en una
esquina del cuarto, la comida, el agua, una bola de estambre no muy lejos y varios
peluches acumulados.

Entro y busco el armario abriéndolo.  Un grito escapa de mis labios apenas abro la
puerta y me voy hacia atrás con la puta bola de estambre tirando todo en el
escritorio. El gato grita todo espantado y se cae de la cama mientras Jimin
aparece escandalizado.  
— ¡Dios mío! ¿Te lastimaste? ¿Estás bien? — Pregunta todo preocupado señorito
masca-chicles. ¡Qué agradable sujeto!  

— Eso creo. Solo fue un golpe. — Digo desde el suelo. 

— ¡Cállate, le hablo a mi gato! — Me reprocha tomando a la enorme bola de pelos


que maúlla cuando es levantando del suelo. — ¿Estás bien pitufo? ¿Te lastimaste
bebé? 

¿Le acaba de decir bebé? ¿Qué carajos con este men? 

— ¡Lo asustas tarado! — Me grita con mala cara. — ¿Por qué soltaste grito de que
te la metieron sin lubricar?  

— ¡HAY UNA RATA MUERTA! — Señalo el armario... esperen, ¿que me la metan


sin lubricar? — ¡ÓYEME SOY ACTIVO! 

— ¿Enserio? — Me observa de pies a cabeza con burla. — Pero mira tu carita


linda y esas piernas y esas curvas. — Sigue riéndose ignorando a la rata
destripada detrás de él. —Nah, a mí no me engañas, te encanta que te den por
atrás.  

— ¿Me estás retando? —Amenazo. 

— Me parece una falta de respeto. Sería pelea de gatas. —Me contesta


tranquilamente.  

¿PODEMOS TOMAR UN PUTO SEGUNDO PARA PROCESAR LO QUE HA


SUCEDIDO? 

Pausemos todo. Muy bien.  

Mi roommate es un chico con complejo de niña, rosa y gatos gordos. Ah, y chicles,
no olvidemos los chicles. ¡Oigan no sé ustedes pero yo esperaba una bolita
hermosa llena de ternura e inocencia que me dijera Hyung con voz aguda y me
mimara mucho! ¡Yo el pobre Min Yoongi buscando oro encontré cobre!   Me
lanzaron a un mocoso malcriado con complejo de diva, sarcasmo y cero inocencia.
¡Ya me calificó de pasivo y ni ha visto a la yoongiconda que me traigo! ¡Semejante
pedazo de carne no se desperdicia, no señor!
 Además, me ha sacado el tema de la sexualidad como tres veces en menos de
una hora, ¿qué le sucede?   ¿Watafak?   ¿Quién te conoce Úrsula? ¡Park Jimin
señoras y señores, Park Jimin! 

Ahora sí. Volvamos a lo que estábamos.  

— Mira niño, no me obligues a comenzar a tratarte mal porque no quiero llegar a


eso contigo. — Contesto levantándome. — ¿Crees que podríamos comenzar de
nuevo? Esto se ha tornado muy incómodo.  

— Podría pero tristemente soy alguien difícil de convencer. Mejor coloca tus cosas
en el armario, acomódate y... haz lo tuyo. Tengo que llevar a pitufo al salón de
belleza para que le corten todo el pelo y no dejo de estornudar.  

— ¿Y mientras tanto tú te harás un manicure? — Me burlo.   — Ay por favor,


tampoco. — Me contesta de mala gana. — Soy alguien ligeramente especial que
le gusta el rosa y prendas femeninas pero tampoco una nenaza.  

Cuéntame una de vaqueros, jaaaaa. — De acuerdo, de acuerdo. 

 Deja al gato en el suelo y con toda la tranquilidad del mundo toma la cola de la
rata y la levanta sin ninguna expresión para salir del cuarto. Lo observo perplejo y
lo sigo hasta el umbral de la puerta para ver cómo la tira a la basura, se limpia las
manos y se agacha desapareciendo de mi vista.  

¿El niño con complejo diva realmente acaba de tomar una rata destripada así
como sí nada en lugar de gritar que sus uñas perfectas se han estropeado? 

Okaaaay... esto comienza a resultar un poco más interesante de lo que creía.  


Regresa al cuarto para tomar al gato ignorando mi presencia e irlo a poner dentro
de una jaula sencilla color blanco. Salgo para tomar mis maletas pero lo observo
discretamente viéndolo moverse y agacharse para cerrar la puertilla de la jaula.  

¿Le crecieron tumores en el culo o realmente lo tiene así?  

¡PAPITO OJALÁ FUERAS SARTÉN PARA ESTRELLARTE MIS HUEVOS! 

— ¡¿Disculpa?! — Exclama él voltéandome a ver al estilo niña del exorcista.  


¿Acaso lo dije en voz alta? Esto se va a descontrolar. 
 — ¿Qué sucede? — Pregunto haciéndome el santito, casi casi la corona blanca
aparece sobre mi cabeza y mis pestañas se alargan mientras las bateo
coquetamente.  

— ¡Lo que acabas de decir! — Me reclama. Anuma, me acordé de la canción. —


¡¿Cómo que sartén para estrellarme tus huevos?!  

— Yoooo. — Alargo pero nel, de esta no salgo vivo. — Lo siento, es inevitable,


tienes un culo precioso Jimin. Tan tiernito y gordito, ufff.  

Él pestañea repetidas veces y la mirada que me da es ligeeeeramente difícil de


analizar. ¿Está enojado, sorprendido, espantado o se le atoró un pedo?  

— ¿Mi culo? — Repite finalmente con voz tierna digna de una paaasiiivaaa.  

— Prometo no hacer más comentarios al respecto pero aquello fue inevitable. Del
uno al diez te doy un once. — Le guiño el ojo y él se ruboriza.  

¡AJAJA! ¡NI TAN LANZANDO ENTONCES ERES! 

— No sé muy bien cómo tomarme eso. — Contesta aún en su pequeño shock.

— Así que lo olvidaré y fingiré que jamás lo escuché... ¡Deja de verme el trasero! 

— Lo siento. — Vuelvo la vista a él que sigue viéndome a través de su hombro


con el ceño fruncido. — Te estoy violando en mi cabeza, déjame soñar un poco.  
— Te demandaré por violación mental.  

— Lástima que una demanda por eso no exista. — ¿O si? 

— Insoportable. — Bufa negando con la cabeza. — De acuerdo, puedes ver pero


no tocar y mucho menos agarrar. ¿Me oyes? 

Mi amor, me ves todo tranquilo pero en mi cabeza ya te follé rico como veinte
veces.  

¡Pffft con semejante monumento mis pequeños turistas están ansiosos por entrar
a conocer! 
— De acuerdo. — Le sonrío. — Suerte con el gato. Te estaré esperando.  

— Bien. — Él finalmente desvía la mirada de nuevo al frente y levanta la jaula. —


Te veo luego gran idiota, procura no hacer un desastre.  

— Nah, cómo crees. — Quizás manche tus lindos peluches de semen pero nada
más.  

Él me observa no muy convencido y finalmente suelta un suspiro antes de


acercarse a la puerta con sus llaves y salir dejándome solo. Retrocedo y me dejo
caer en el sofá con una sonrisa y un suspiro de satisfacción. 

 Bueeeno, quizás no resulte taaaan malo después de todo quedarme con el niño
masca-chicle. Si se come el chicle se come todo... ¡Sí señor! ¡La pasaré en
grande!   

002

Mi mano se mueve sobre la tela de mi pantalón soltándome un gruñido. Siento a


Yoongi junior ir despertando de su sueño poco a poco y mandando sus lindas
cosquillas por mi cuerpo sacándome un ronco gemido.

Perdóname Jesús pero si Park Jimin está de rodillas frente a ti con orejas de gato
y una mirada puramente insinuante mientras bate sus pestañas inocentemente
hay que aprovechar el bug. Estos ofertones no se ven todos los días viniendo del
chico chicle.

— ¿Me darás de tu dulce de leche? —  Me pregunta el canijo inocente sacando su


rosada lengua. — Quiero lecheeee~ .

Perdóname satanás que diosito no lo hará.

— Bueno, ya que insistes tanto.  — Bajo la cremallera de mi pantalón y ahora sí,


¡hasta el fondo mocoso malcriado!

Él gime cuando meto dos dedos en su cavidad bucal y comienza a succionarlos


suciamente. Ayyy, ¿cómo puede ser tan caliente y tierno al mismo tiempo? Qué
ganas de reventarle sus globos abismales a nalgadas.
—  ¿Yoongi? ¡Yoongiiiii! ¡Qué desesperación! ¡Ya ni yo con la quincena! — 
¡Tierra llamando a Yoongi! ¡Tierra llamando a Yoongi!

Un momento...

Parpadeo repetidas veces viendo a Jimin chasqueando sus dedos frente a mí con
el ceño fruncido y un gato gordo casi rapado en mis piernas. Sacudo mi cabeza
viendo mi ropa puesta y a un Jimin sin orejas de gato frente a mí con una extraña
expresión en su rostro.

Ya decía yo que era demasiado bueno para ser real.

Jimin, mi amor, sé que nunca sabrás esto pero te comeré el culo sobre la barra de
la cocina y jadearás como perra en celo. No lamento la palabra, todo es con amor.
Soy puto yo también, ¿y qué? Estamos en confianza chavos.

—  ¿Qué pasa? — Logro hablar después de otros largos segundos regresando a


la realidad.

— Llevo hablándote como diez minutos y tú solo te quedas ahí con la boca
abierta. —  Me reprocha. — ¿Te dio fiebre? ¿Te duele algo?

Me duele la polla, ¿me la sobas?

— Ando bien, lo siento, me perdí en mis pensamientos. —  Pestañeo y sacudo de


nuevo mi cabeza para quitar la imagen mental meramente erótica que tuve del
chico chicle. —  ¿Tan rápido llegaste?

— Ya pasaron tres horas. — Contesta. —  Levanta tu culo del sofá y ayúdame a


cortar verduras.

— Heyyy, alto ahí chico chicle. —  Le freno mientras él me observa extrañado. — 


Nel, aguanta. En el periódico decía que yo solo me ocupo de gastos de renta, luz,
agua y gas. NADA MÁS.

— ¿Ayudarme te costará tanto? —  Me pregunta de mala gana.


Me mantengo sentado y simplemente estiro mis brazos dejándolos caer al
segundo dramáticamente a mis costados con una falsa cara de cansancio. Jimin
me barre de mala gana y se da la media vuelta para avanzar a la cocina.

—  Idiota...idiota... — Repite una y otra vez en voz baja.

—  ¡Te estoy escuchaaando! — Canturreó de mala gana.

—  ¡No me importaaaa! —  Me imita viéndome con una sonrisa. — Y hablando de


cosas que no me importan, haré lo que se me de la gana cocinar y no me interesa
tu opinión.

— Mientras sea comida y esté rico ya me tienes a tus pies. —  Le contesto con
una sonrisa. — ¿Aunque te digo qué sería mejor?

—  ¿Qué? — Pregunta sacando una tabla.

— Tú de rodillas frente a mí y no para rezar. — Río mientras él voltea a verme con


un tic en el ojo. Le lanzo un beso haciendo que se torne rojito rojito. ¡Pero qué
mooono!

— ¿Jimin se pone caliente con este perreo?—  Me burlo en risas.

— Meneo mi culo pero no para ti. No tienes tanta suerte. — Me sonríe


adorablemente. Cabrón, ¿cómo le hace?    

— ¿Apostamos? — Le doy una mirada traviesa.    

— Me menearás tu culo en... — Entrecierro mis ojos y hago cuentas rápidas en mi


cabeza. — En menos de tres meses.    

— ¿Qué? — Pregunta confundido, hasta su lindo ceño se frunce y sus labios se


abultan.

— ¿Y si no lo hago? — Se cruza de brazos con una sonrisa llena de soberbia.    

— Te ayudaré en la casa lo que queda del año. Básicamente, once meses. —Alzo
ambas cejas y él sonríe.    
— Me gusta eso. — Golpea sus dedos contra la tabla rítmicamente sin quitarme la
mirada de encima. Ladea un poco su cabeza y relame de nuevo sus lindos labios.
— ¿Y si lo hago? ¿Entonces qué?  

Una gatuna sonrisa asoma por mis labios. Sorry not sorry Park Jimin, ofertas son
ofertas.    

— Si lo haces, follamos. — Le digo sin rodeos causando que él abra la boca. —


Cuando quiera y donde quiera.    

    — ¿Pero qué demonios? — Pregunta enfadado. — ¡Por supuesto que no haré


eso! ¡No te entregaré mi preciosa virginidad! 

 —Mira qué cobarde nos saliste. — Me burlo. — Park cobarde Jimin, serás mi
nuevo PCJ, buen apodo, mejor que el chico-chicle. 

 — No me retes Min Yoongi. — Contesta con voz escalofriante la bola de ternura


con personalidad de demonio. 

 — Eso mismo estoy haciendo chico chicle. —Le digo cruzándome de brazos y
alzando mis cejas divertido. 

 Él me observa sin decir absolutamente nadahasta que hace su cabeza hacia
atrás soltando un suspiro. Pasa su mirada por toda la casa con la boca fruncida
antes de detenerse nuevamente sobre mí. Me mantiene la vista fija y casi puedo
escuchar su guerra mental entre aceptar o no. 

 — De acuerdo. — Dice finalmente y escucho los ángeles cantando aleluya en mi


cabeza. Se los juro. 

 — Muy bien. — Entrelazo mis dedos muy a lo daddy. — Veamos qué tan bien te
resistes a mis encantos. Tendré ese lindo culo tuyo frotándose contra mi
entrepierna y te haré ver estrellas. 

 — Ni que el techo saliera volando, no te pases. 

 — ¡Men, no cortes el ambiente! 


 — Sorry not sorry. — Me dice guiñándome el ojo como un descarado. Ah, creo
que cada vez odio y amo más a este chico hijo de satanás y Jesús. Si follaran y
uno tuviera un hijo apuesto three dollars a que sale Park Jimin, el chico chicle. 

 — Retomando lo anterior. — Contesto todavía muy cómodamente desde el sofá.


— Me gusta la posición del perrito. Así que ya sabes. 

 — ¿En serio? — Me pregunta de mala gana. 

 — Más vale prevenir que lamentar. — Alzo mis hombros haciendo mis labios de
pato. Sí querido Jimin, yo también puedo jugar al descarado. 

 — Las ratas irán en la bolsa blanca. — Me devuelve la sonrisa. — Y la aspiradora


está aquí abajo junto con los productos de limpieza. 

 — Voy a agarrar tu pene y lo pondré en la aspiradora. — Le sonrío. 

 — Te ahogaré en una bañera llena de cloro, jabón y suavizante. — Se defiende


también. 

 — Mejor asfixiado por el monumento debajo de tu espalda. ¡Qué honor! 

 — Eres increíblemente perturbador, asqueroso y... 

 — Ñañaña. — Le corto. — A cocinar que tengo hambre. 

 Él gruñe y finalmente agarra las verduras que comienza a cortar de mala gana.
Me mantengo atento a sus manos y lo firme que agarra esos pepinos que corta
con elegancia. Uy, si es bueno con las manos el muy idiota. ¡Miren cómo agarra
ese pepino y el deseo con el que lo mira! Cierto, cierto, que no ven, así que sigan
leyendo chavos. Suerte para la próxima, jaja salu2. 

 —Virgen tenías que ser. — Niego con la cabeza. — Se te sale la baba viendo el
pepino, aguantaaaa. 

 — ¿Disculpa? — Pregunta quitando la mirada de él. 

 — ¿Ya te lo metiste una vez? Puedo ayudarte. 


 Él le da la vuelta al pepino permitiéndome ver una parte negra que me hace hacer
una mueca. Él sonríe de mala gana con los dientes muy apretados y golpea con
tanta fuerza el cuchillo contra el pepino que hasta pego un brinco. Éste se hace
trizas. ¡Señor pepino ha sido asesinado por Park violento Jimin! ¡PVJ HACE
SALVAJE APARICIÓN! 

— ¿Qué te hizo el pobre pepino? — Hago puchero. 

 — Imaginé que era tu polla. — Contesta mientras sigue cortando muy tranquilo.
No sé si ponerme feliz porque se imaginó mi pene o asustarme porque quiere
cortarlo. Estas preguntas no me dejan dormir por las noches, ¿saben? 

 —De acuerdo. — Es lo único que logro decir y él se lleva un pequeño pedazo de


pepino a la boca. — ¡¿QUÉ TE SUCEDE?! ¡ESO ES CANIBALISMO! 

 — Ay ya. — Suspira fastidiado. — Quiero cortar pepinos en paz para comérmelos


en una ensalada. No tienes cara de que te gusten las frutas y verduras. 

 — Me encantan las frutas y verduras. — Alzo una ceja. — No juzgues sin conocer
men, no es bueno. 

 — Bueno, lo siento. —Sigue cortando. — La próxima vez te preguntaré qué te


gusta y qué no. 

 — Como de todo pero soy alérgico al maní. —Le digo recargándome más en el
sofá. — Ya sabes. 

— ¡Qué maravilla! — Una sonrisa ilumina su rostro. — ¡Ya sé de qué haré los
sándwiches para cenar! 

 — Usted es diabólico. Que Dios lo perdone que yo no lo haré. — Me cruzo de


brazos y niego con la cabeza. 

 Él rueda sus ojos y sigue en su cocina. Yo observo el entorno y me acuerdo que
no he desempacado nada. Me levanto en un pequeño gruñido y arrastro
nuevamente mis maletas al cuarto para comenzar a colocar absolutamente todo
en orden y bonito... No la verdad no. Tomo todo en bola y lo aviento dentro del
armario valiéndome un comino que ésta se arrugue. 
 Puedo decir muy sinceramente que este ha sido de los días más intensos y raros
de toda mi vida. ¿Me emociono o me asusto? Yo no sé. Lo dejaré fluir. Veamos
qué sorpresitas me esperan con este roommate tan peculiar. 

Me cae bien, creo, pese a todo creo que me cae bien. Yaestá. Regreso a la cocina
y apoyo mis manos en la barra frente a él quedando bastante cerca. Él levanta la
mirada y cruzamos miradas intensamente. Bueno creo, yo estoy viendo el moco
en su nariz. ¡Nahh, en realidad ando viendo sus lindos ojitos cafés porque me
reflejo en ellos! Qué guapo estoy, ufff, papito. 

 — Tienes un moco. — Me dice él. 

 — No, no, eso ya está muy usado. —Niego con la cabeza. — Yo pensaba decirte
lo mismo y a menos que tengas poderes psíquicos con la mente, tomaré eso como
un "aléjate de mi espacio personal o Yoongi junior sufrirá las consecuencias". 

 — Mereces un premio porque es exactamente lo que acabo de pensar. — Sonríe


con fingida dulzura pero man, qué caliente se ve. 

 Nos seguimos manteniendo cerca sin movernos, solamente viendo a nuestros


ojos. Siento aquel ambiente tan característico de tensión comenzar a formarse y
bueno, hay que aprovechar. Bajo mi mirada a sus labios y me inclino otro poco
sorprendiéndome que él no se mueva. Vuelvo la vista a sus ojos que siguen muy
clavados en mí. 

 — Yoongi no es por nada pero tienes tus manos en la estufa. 

 Ya decía yo que olía a quemado. 

 — ¡MIERDA! — Gritó al sentir el terrible ardor por toda la palma de mi mano. Las
sacudo con violencia soplando con mis lagrimitas en mis ojos mientras el muy
bastardo chico chicle se ríe de mi desgracia. ¡Eso es pasarse de lanza! —
¡MIERDA! ¡MIERDA! 

 — La próxima vez deberías tener más cuidado. — Sigue en una pequeña risa
antes de bajar el fuego y colocar sobre la base la sopa. 

Yo sigo quejándome y lamentándome cuando en un imprevisto lo veo acercarse a


mí y tomar mis manos suavemente. ¡SUS MANITAS POR DIOS! ¡NO PUEDE
SER! ¡NÉSTOR TÍRAME LA INSULINA QUEACABO DE MORIR POR UNA
SOBREDOSIS DE TERNURA! 

 — Te diste una fea quemada. — Murmulla examinando más de cerca. — Ven,


voy a curarte. Loco distraído. — Dice riendo un poco antes de jalarme al cuarto de
baño. 

 ¿Les digo qué es lo más triste? Que no podré masturbarme en un par de días. 

 — Supongo que gracias chico chicle. — Le digo una vez que nos encontramos
dentro del pequeño espacio donde apenas cabemos. — Se aprecia, me llega al
corazón. 

 — No te acostumbres. — Advierte soltando mis manos y abriendo el espejo para


sacar unas vendas. — Ponte agua fría. En el peor de los casos te llevaré al
doctor. 

 — Comenzaré a lastimarme más seguido para verte así. — Le digo antes de reír
un poco aunque él no parece taaaan divertido respecto a eso. 

 — Te curaré y sobaré solo eso. — Me dice esquivando el comentario. 

 — Me duele también el pene ahora que lo pienso. 

 —Asco mil. Seguro ni rasurado estás. 

 —Lo estoy. Él voltea a verme un poco sorprendido y alza ambas cejas. Ah, ya te
pillé travieso, te andas imaginando mi lindo pene, ¿a que sí? 

 — Bueno, eso es... — Carraspea la garganta. — Aceptable. Es decir, no tengo


nada contra el vello corporal en la zona del pene peeero prefiero la zona limpia,
así que gracias por eso. 

 — Que conste que ahora eres tú quien está anticipando la cogida y no yo. 

 TRIGGERED BITCH, Yoongi: 100 000 000 Jimin: 00 

 — Idiota... — Murmulla de mala gana. — ¡Bueno pues, ya ponte agua fría en las
manos! 
 — Como ordene mi chico chicle. — Digo divertido. 

 Él me sigue observando un poco hasta que finalizo y me seco con la toalla
provocando un ardor bien feo. Oigan no vayan a reírse, duele bastante. 

 — Quizás... podríamos comenzar de nuevo. —Dice él tímidamente tomándome


de nuevo por sorpresa. — ¿Qué dices gran idiota? 

 — Nunca antes unas palabras me habían hecho tan feliz. — ¡Me siento
halagado! 

 — Muy bien... entonces... — Él me extiende su mano. — Soy Park Jimin, mucho


gusto gran idiota.  

— Min Yoongi, chico chicle, el gusto es mío. — Contesto respondiendo al apretón. 

 Él me aprieta más fuerte sacándome un aullido de dolor mientras que él se va de


la risa. ¡Estúpido, mi corazón idiota! 

 — Buena esa Park. Buena esa. 

 Él me sonríe cual angelito antes de dejarme las vendas en la mano y pellizcar mi
cintura amistosamente al salir del baño. Esbozo una pequeña sonrisa y niego con
la cabeza. Ah~. Presiento que él y yo tarde que temprano comenzaremos a
llevarnos muy bien. 

Tan bien, pero tan TAN bien que sus dos globitos serán amigos íntimos de mi
velita. ¡A que sí!

003

Después del terrible incidente en la cocina, finalmente el chico chicle y yo pudimos


tener un poco de paz mental. Él se puso a limpiar el departamento mientras yo lo
observaba acostado desde el sofá viendo su lindo culo que lleva a Yoongi junior al
cielo. 

 Termino casi durmiéndome a eso de las ocho de la noche así que me voy a
cambiar por la pijama y tomar unas ricas cobijitas azules que me dio el adorable -
nótese el sarcasmo- chico chicle. Me enrollo en ellas y me quedo con los labios
apretados y sentado viéndolo acariciar a su gato. 

 ¿Por qué el mendigo gato tiene más suerte que yo? ¡Le está lamiendo lacara! 

 Podría quejarme pero la verdad es que me quedo dormido y es a la mañana


siguiente que me despierto debido al gato acostado en mi cara. No es necesario
decir que lo aventé en un grito, Jimin salió corriendo después de caerse de la
cama y comenzamos a gritonear. Total ,el chico chicle se ofendió de que el pobre
gato gordo terminó rodando en el suelo y yo la verdad, lo hubiera grabado y
subido a youtube para volverme famoso. Ni modo, no fue así. 

 — De acuerdo. — Dice el chico chicle dejando dos platos en la mesa con fruta
cortada y jugo de naranja. ¡Qué mono! — Creo que es momento de que tengamos
la charla. 

 — Sé usar condón. — Le contesto a lo que él me ve como si fuese un grano que


le ha salido en la nariz. 

 — No me refiero a eso. — Pica la fruta y se lleva un pedazo de sandía a la boca.


— Me refiero a cómo vamos a convivir aquí. Hay que organizarnos, ya sabes. 

 — Bueno, comenzamos por ti. Cuál es tu rutina. — Igualmente comienzo a


comer. 

 — Salgo de aquí al diez para las ocho de la mañana. — Me explica y yo


simplemente asiento. — Me levanto a las siete, me meto a bañar, desayuno, le
doy de comer al gato y me voy. Normalmente vuelvo a las cuatro de la tarde o
cinco. 

 — Ya. —Vuelvo a asentir. 

 — ¿Tú? ¿La universidad? — Me pregunta cruzándose de brazos. 

 — Me faltó un año para acabarla.— Le digo alzando los hombros tranquilamente


pero él voltea a verme realmente escandalizado. ¿Me salió un grano o qué le
pasa? 
 — ¿No finalizaste tu carrera? — Pregunta como si hubiese cometido un crimen
imperdonable. 

 — No porque hice un grupo de rock. — Contesto con una sonrisa satisfactoria. 

 — ¿Eres...? ¿Integrante de una banda de rock? —Pregunta sorprendido. 

 — Integrante, líder, guitarrista principal y voz principal. — Le contesto ahora sí


con mi mejor sonrisa. Su cara no tiene precio, se los juro. Luce tan confundido y al
mismo tiempo queriendo admirar. Pobre, ya me imagino la pobre guerra mental
que debe estar teniendo este men. 

 — Wow... — Suelta en una especie de pequeño trance. 

 Mi orgullo se infla más rápido que un payaso inflando un globo. ¿Ya ves de lo que
te estás perdiendo chico chicle? ¡Soy todo un pro, tírate encima de mí como lo
hacen las chicas al acabar los conciertos! 

 — ¿Y ganan dinero? — Sigue preguntando. 

 — Por el momento lo de conciertos que nos dejan o nos pagan los locales por ir.
— Digo. — Aunque los REM estudios ya nos lanzaron el ojo. Irá uno de ellos a
vernos algunas veces y si les gusta iremos a firmar contratos y nos lanzarán ya
profesionalmente. 

 Mi amor si sigues abriendo así la boca se te meterán las moscas. Peor aún, me
bajaré los pantalones y "ORALE, AL FONDOOO". 

 — No sé qué decir. — Pestañea más sorprendido. — Me parece admirable hasta


cierto punto. ¿Cuánto llevan con aquel grupo? 

 — Año y medio. — Le digo. — Fue algo difícil al principio, ya sabes, pero ha


valido la pena. Los chicos son como mis hermanos, nos amamos como una
familia. 

 —¿Puedes contarme más? — Pregunta mostrándose repentinamente demasiado


interesado. 
 — Bueno. Somos cuatro, ya te hablé de mí. —Comienzo a explicar. — Después
está Jungkook que hace los coros y es la guitarra rítmica, Taehyung que hace la
batería y déjame decirte que es excelente. — Sonrío y curiosamente él también.
—  Y finalmente está Namjoon que hace el bajo y me ayuda a componer. 

 — Sinceramente estoy sin palabras. —Sonríe. —¿Y cómo se llaman? 

 — TGBB. —  Le digo guiñándole el ojo. Él frunce un poco el ceño. — The good
bad boys. 

— Ah. —Es lo único que dice alzando ambas cejas.— Es... ¿original? No lo sé.
Esperaba algo así como Screams and Hell. 

 No puedo soltar una risa. Este chico es bastante divertido. 

— Casi pero en realidad es mucho más simbólico que eso. Los niños buenos del
grupo son dos y los malos también dos. 

 — ¿Oh, de veras? —Me pregunta con una sonrisa más coqueta. — ¿Y quién es
quién? 

 — Creo que es un poco obvio. — Contesto soberbio, no lo lamento, me gusta


presumir mucho del grupo y de nosotros. —Taehyung y Namjoon son los chicos
buenos. Jungkook y yo somos los chicos malos. 

 —Así que eres un chico malo, gran idiota. —Se cruza de brazos frente a mí con
una sonrisa maliciosa. 

 — Jimin, tienes a un chico caliente, guapo, carismático, buen follador y bastante


problemático frente a ti. Me sorprende que aún no te me lances encima. Te estás
llevando la lotería. 

Muerdo un poco mis labios causando que él se ruborice un poco. Carajo, ¿por qué
no puedo ponerlo en cuatro y hacerle gritar do re mi fa sol pu ta si do?

Ah, verdad. Par eso si me prestan atención. 

 — Eres guapo. — Confiesa. Uff, mi ego ya está por las nubes, no te tendré piedad
Jimin. — Desgraciadamente no mi tipo. 
 ¿Eskiusmi? Mi amor soy Min Yoongi. ¡Soy el tipo de todos, no me vengas! 

 — ¿No soy tu tipo?— Pregunto ahora sí ligeramente confundido. ¿Qué persona


en sus cinco sentidos me rechazaría? — Creo que no me queda muy en claro eso
chico chicle. 

 Él ríe un poco levantando sus hombros y comiendo con suma tranquilidad. ¿Sí,
hola? No tengo todo el día Park Jimin. ¿Te importa? 

 — No eres mi tipo. — Repite ladeando su cabeza de izquierda a derecha. — Es


decir, no tenemos cosas en común y eres completamente lo opuesto a lo que
estoy buscando. Eres un chico de una noche, follada buena y adiós. Ni los
nombres recuerdas seguramente. 

 ¡Qué gran mentira! ¡Claro que los recuerdo! Al menos los primeros veinte
minutos, pero es algo. — ¿Y? — Sigo sin entender su punto, ¿por qué me
rechaza? 

 — Y me gusta alguien. — Enfoca de nuevo con una sonrisa más bien incómoda.
— Así que quiero dejar esto muy claro desde un principio Yoongi. — Su tono de
madre regañando me está asustando. — Yo no soy alguien que vas a poder tirar
al sofá y meterle tu polla cada que se te de la gana. 

 — A menos que pierdas la apuesta. — Recalco. 

 — No te menearé mi culo porque sencillamente no eres lo que busco. Si


comenzamos tú y yo con jugueteos esto se irá al carajo. Vivimos juntos y nuestra
rutina serán folladas, comer, dormir y pelear. 

 — Por mí no hay problema. 

 — No me entiendes. — Repite con cierta pizca de irritación. A la mierda, si se


está enojando. — Yoongi tú y yo somos roomies y nada más. Podemos ser
amigos, ¡claro que podemos serlo! Pero no más. Te pido por favor que te
abstengas, hay muchas personas allá afuera y no quiero estar en tu radar de
intereses. 

 Muy tarde chico chicle. 


 — Bueno. — Miento con una perfecta sonrisa. — De todos modos tú tampoco
eres algo que busque. Simplemente me encantaría joderte pero si no puedo
hacerlo tampoco moriré. 

 — Bien. — Él suspira. — Dejando esto en claro creo que comenzamos a marchar


muchísimo mejor. ¿Tienes horarios de ensayos? ¿A qué vienes, a qué hora
sales? 

 — Varía mucho. Me conseguiré obviamente también otro trabajo de ayudante en


una tienda o qué sé yo. — Alzo mis hombros. — Sé a donde va la conversación y
sí Jimin. Tú tomarás los baños antes. 

 — Gracias chico perspicaz. — Bromea sonriendo. — Si fuera tú iría buscando


dónde meterme, el servicio se paga en dos semanas. 

 Suelto un gruñido lanzando la cabeza hacia atrás. Jimin sigue comiendo y allí
finaliza nuestra conversación. Recoge los platos y comienza a lavarlos
tranquilamente en silencio. El gato está acostado en el sofá ronroneando ya que el
sol le da en toda su espalda. Bueno, al menos está feliz siendo mimado,
alimentado y querido por su dueño con humores algo delicados. 

 No puedo creer que me haya dicho no. Fue como golpazo al ego y a Yoongi
junior. No mentiré, cuando leí de un roomie ya estaba contando los días antes de
comenzar una vida sexual con él o ella. Ni me importaba, le tiraba a ambos lados. 

 No juzguen. Con tanta fan hay oportunidades que no deben desaprovecharse. Y
sí, ya sé, está la mierda de "no te acuestes con fans" pero mientras haya alcohol y
condones no hay problema alguno. En mi opinión, siquiera me importa. Soy medio
calentón y no lo lamento. Vuelvo la vista al chico chicle que ahora está sentado en
el segundo sofá con un libro en manos ignorando mi preciosa presencia. ¿Debería
comenzar a seducirlo? 

Nah, se ve que se pondrá todo loco. ¿Y saben qué es lo más sad? Que me pica
un huevo y quiero rascarme pero las manos todavía me duelen. 

 — Chico chicle. — Llamo. 

 — ¿Qué sucede gran idiota? — Me contesta sin despegar su vista del libro. 
 — Me pican los huevos. — Le digo sin rodeos causando que él voltee a verme
escandalizado. Levanto mis manos con las vendas y él abre su boca. — Por
favor. 

 — ¡Ni se te ocurra que voy a rascarte yo! — Me grita completamente fuera de sí.
— ¡Qué asco! ¿¡No escuchaste NADA de lo que acabamos de hablar?! 

 — Ay por favor. — Pongo los ojos en blanco. —Una cosa es que me ayudes con
esto y otra que te termine gustando mi polla y me la violes. Son cosas muy
distintas. 

 Él alza una ceja nada divertido. Caray, ¿por qué no tiene tantito humor este
men? 

 — Hablo en serio Jimin. — Le digo después de unos segundos. — Hasta te estoy


llamando por tu nombre. De hombre ahombre sabes como pica y lo horrible que
es, estoy siendo torturado física y mentalmente. — Él me sigue manteniendo la
mirada sin una pizca de gracia. — ¡Chico chicle te lo suplico, lavaré los trastes
toda la semana pero necesito ayuda en mis huevos ya! — Grito completamente
escandalizado cuando se vuelve ahora si una tortura y comienzo a removerme. —
¡Los trastes de todas las comidas, desayunos y cenas durante una semana! ¡Te lo
ruego ten piedad! 

 Él observa su libro y lo avienta contra la mesa antes de levantarse de mala gana y
refunfuñando. Me observa cruzado de brazos y finalmente se deja caer de rodillas
frente a mí. Ya dudé si realmente me pican los huevos o me está dando una jodida
erección. Creo que ambos. 

 — Abre las piernas. — Me ordena. Ah cabrón, se le salió lo activo frustrado. 

 Obedezco y observo como sus hermosas mejillas toman un potente rubor y


muerde su lindo belfo. Denme fuerzas para que no termine follándole la boca
porque estoy a tres doritos, se los juro. 

 — ¿Izquierdo o derecho? 

 — Ambos. 

 Agárrense el rosario que probablemente esta mierda va a prenderse feo. 


 El chico chicle traga duro y muerde una última vez sus labios antes de rozar sus
delicadas manos sobre la tela de mi pantalón. ¡Joooodeeeeer, qué rico! ¡Ándale
más arriba, no te hagas y ya métetelo en la boca! No, ya. Siendo serios me
preocupa que sus mejillas vayan a estallar debido a lo rojas que se ponen. 

Suelto un gruñido de placer y satisfacción cuando finalmente comienza a


rascarme. Ahí, ahí... ándale tantito más arriba... oh... ¡Ohhh justo ahí! ¡Bieen! ¿He
llegado al paraíso acaso? Me siento en él. 

 — Dime por favor que ya. — Pide con sus ojos cerrados y toda su carita color
jitomate maduro. 

 — Todavía no. — No jodan, si ya me está tocando el pene hay que aprovechar.


Ustedes harían lo mismo, ni me vengan. 

 — ¿Ya? — Pregunta desviando la mirada a la pared. 

 — Nop. 

 — ¿Ya? 

 — Nein. 

 — ¿Ya? 

 — Todavía otro rato. Se siente bien... más siendo tú. — Le digo con voz ronca y
de esas miradas que le mandarán las bragas al suelo. 

 Él finalmente me observa a los ojos y me dedica una mala mirada. Mis hijos
sufren las consecuencias cuando me golpea en seco sacándome un aullido y que
caiga del sofá cerrando mis piernas con mis manos entre ellas. 

 Me he quedado sin herencia. Mamá, papá, los amo. Perdónenme pequeños
yoongis, fue un honor. 

 — ¡MIS HUEVOS! —Grito al no aguantar más con el aire retenido. — ¡¿QUÉTE


SUCEDE?! 
 — No me sucede nada. —Contesta tranquilo. — Si no te importa iré a lavarme las
manos que no quiero llenarme de tu asqueroso olor. Con tu permiso. — Y se va
antes de darme otra patada que me saca el aire. 

 ¡Se está volviendo salvaje! Ya mejor llévame diosito. 

 Parece que este chico será más difícil de lo que creí para llevarlo a la cama o
tenerlo babeando por mí. Necesito un plan magistral y poner la acción turbo con
él. Nadie le dice que no a Min Yoongi. Y por supuesto, si Min Yoongi quiere algo,
lo tendrá sin importar qué. 

Y ese algo, tristemente, tocó ser Park Jimin.

004

Después de unos días donde ya pude acomodarme, creo que finalmente he


captado el estilo de vida del chico chicle. Sí, hemos cumplido nuestro primer mes
viviendo juntos. Primero que nada, este man tiene una obsesión con los dulces.
Mejor dicho, con los chicles y las paletas.

¡Es que se los juro! El chico chicle se levanta y chupa una paleta, come y se saca
el chicle de la boca, cena y ya está cenando chicle, este debe hasta cagar chicles
y paletas para después sacarlas y volvérselas a tragar.

No mamen, ¿en qué acabo de pensar?

Y si se veía precioso chupando paletas pues si muy bonito todo, pero no es mi


paleta. Yo digo que él se vería de 10/10 con mi polla en su boca y sus ojitos llenos
de lágrimas, ¿apoco no carnal? No hay paleta más rica que la paleta que le cuelga
a Yoongi entre las piernas. Simplemente deliciosa. Ya quisiera yo que me chupara
hasta el dedo como chupa sus paletitas esas.

No puedo creer que hasta me pongo celoso de las paletas. Tanto así que se las
escondí y se puso todo histérico. Ahí me dejó solo con el gato mientras se iba por
sus estúpidas paletitas esas.

¿Ubican el emoji que sonríe como medio psicópata? ¿De esas que te pone tu ex
cuando te vas con tus amiguitas de fiesta? Ándenle así estoy yo. Y él, con el emoji
de uña y el gato con el emoji del rey.
Disfruta mi sufrimiento el muy maldito. Yo sé que internamente quiere que se la
meta duro y hasta el fondo. Hasta por los oídos o la nariz casi. Ay no qué asco,
llena de mocos luego, iugh. Olvídenlo ya se me puso aguada.

— Oye chico-chicle. — Le llamo mientras juego con el mantel de la mesa que


tiene floresitas muy gays.

— ¿Sí? — Pregunta desde la cocina meneando suavemente sus caderas.

— ¿Ya entras a la Universidad otra vez, no? — Pregunto.

— Así es mi tercer semestre. — Me contesta.

Me pierdo en su bendito culo de infarto.

Oh, creo que olvidé mencionar que también usa ropa interior femenina y carajo, mi
pene vive parado hasta cuando duermo. Es una tortura lenta y sin piedad.

Uy sí que risa con ustedes, uy sí el Yoongi como sufre. ¡Pues sí fíjense malditos
bastardos! ¡Qué bonito que se pasee en ropa interior pero no me deja ni tocarlo ni
con la mirada!

Por ejemplo, ahora lleva una camisa blanca muy holgada y un pequeño boxer
negro que se amolda perfectamente su culo. Oh, también tiene unos calcetines
blancos de corazones morados que le llegan al muslo y, Jesucristo redentor, me
está poniendo con solo ver sus preciosas piernas.

Lo que daría por tenerlas en mis hombros para morderlas. Vale verga, ya hasta
me lo imaginé bien abiertito y dándose palmaditas en su linda entrada con sus
labios mordidos invitándome a entrar. Qué rico, qué ofertón. Se vale soñar. Y ni se
rían, que ustedes, ni su perfume huelen, básicas, *inserte emoji de uña*.

— ¿Puedes dejar de mirarme el culo? — Pregunta todavía dándome la espalda 


mientras hace la masa para los waffles. ¿Cómo lo supo?

— Corazón, no te estoy viendo el  culo. — Me defiendo.

— ¿De casualidad no viste mi boxer negro? — Pregunta viendo de izquierda a


derecha.
— Lo traes puesto, gran idiota. — Le digo riendo.

Él voltea a verme con una sonrisa de victoria. Pongo los ojos en blanco mientras él
sigue cocinando tranquilamente.  Finalmente comienza a cocinarlos y yo
agradezco por mi estómago gruñe más que mi polla por hundirse en él.

¿Se imaginan que los penes hablaran?

Yo me imagino algo tipo: "Deja de manosearme, eso es abuso" "Alv, déjenme


respirar no se pasen de lanza" "Hola Gabriel la caquita café, ¿cómo te va?" "Mis
abdominales diarios es levantarme y acostarme, a huevo putos" No sé. Ya tengo
hambre, pienso en pura estupidez. No juzguen.

— ¿Ya estás listo para comer gran idiota? — Me pregunta dándose la vuelta para
verme.

— Un desayuno apetitoso sería tu culo en mi rostro... — Digo dejando la frase al


aire.

Él alza una ceja.

— Pero no quieres así que te la pierdes. Me llaman Romeo...

— ¿Me quieres comer el culo? — Pregunta alzando con una sonrisa maliciosa.

— ¿Quién, yo? — Me señalo. — Me parece hasta una falta de respeto que me lo


preguntes.

Él ríe y niega con la cabeza. ¿Lo ven? Él nada más prende el horno y no mete la
baguette.

— Chico chicle. — Vuelvo a llamar desde el sofá.

— ¿Sí gran idiota? — Me pregunta.

— Follemos. — Suplico abultando mis labios.

— ¿Por qué?

— Por favor.
— Tampoco te pases de pendejo. — Se ríe el muy bastardo viéndome a través de
su 
hombro.

— Una folladita, prometo ser dulce porque será tu primera vez. — Sigo
tentando para que acceda. — Bueno, considerando que eres medio virgen puedo
darme el lujo de azotarte tantito.

— ¿Medio virgen? — Pregunta confundido.

— Apuesto tres billetes a que te metiste los dedos o un buen dildo. — Sonrío
mordiendo mis labios.

— Ve por tu dinero. — Apunta con su barbilla mi mochila.

— ¡No te creo! — Reclamo ahora sí levantándome y apuntándolo. — ¡No te creo!

— Lamento no ser un desesperado sexual como tú. — Rueda sus ojos y se apoya
en la barra cruzándose de brazos y viéndome fijamente. — No me meteré nada
por allí a menos que sea el pene de mi primer amor. Haré el amor suavemente,
lento, con muchos besos y caricias y quizás, solo quizás, comience a meterme
cosas cuando no esté.

— ¿Si sabes que los primeros minutos serán suaves hasta que todo valga mierda
y te azote contra la cama hasta romperte? — Pregunto divertido.

— Quizás tú. — Ataca de mala gana. —No todos los hombres con como tú.

— Woah, Park Jimin, Realmente estás muy coladito por encontrar al hombre
perfecto.

— Quiero un hombre que sea romántico, respetuoso, dulce, fiel y honesto. — Me


dice todavía con mala expresión. — Que me haga el amor suavemente, me llene
de cariñitos y lleve el desayuno a la cama.

— ¡Qué gaaaaay! — Saco mi lengua y meto mis dedos como si vomitara. —


Aburridooo.
— Sí, déjame, es mi vida. — Me dice cada vez más molesto. — No es aburrido, es
amor.

— ¿Sabes qué es divertido? — Pregunto pasando mi pulgar por mis labios antes
de dedicarle una sonrisa socarrona.

— ¿Qué? — Alza una ceja sin descruzar sus brazos.

— Un chico malo. Nosotros si somos divertidos. Nos amas, nos odias, follamos
duro y rico, te llenamos de adrenalina la relación, intensidad y fuego puro. — Le
digo acercándome más a él.

— ¿Te digo qué más es divertido?

Él se mantiene firme pese a que estoy comenzando a invadir su espacio personal.


Apoyo mis manos también en la barra acorrándolo por completo y sintiendo su
suave piel apenas rozando con la mía. Él pasa saliva pero aún así me mantiene
fija la mirada con su hermoso chocolate.

— ¿Qué? — Vuelve a preguntar sin ningún temblor en su voz.

— Que tengamos una pelea intensa llena de gritos e insultos y después nos
lancemos a la cama a joder como bestias como reconciliación. — Sonrío
inclinándome más a él embobado por sus preciosos y carnosos labios.

— Divertido es escuchar groserías a la hora de follar y no miles de "te amo" cursis


y besitos en la nariz.

Él vuelve a rodar sus ojos y desvía la mirada pero tomo su linda barbilla para que
vuelva a verme. Veo que ha tomado un muy suave rubor en sus pómulos.

— Divertido sería callarte a besos y comerte la boca para después comerte el


culo, empujarte en esta barra y joderte sumamente intenso, besarte alocado de
pasión, terminar susurrándote cuánto me encantas y mordisquear tu cuello 
con tu cuerpo sudoroso sobre el mío.

Sus ojos me siguen manteniendo muy fija la mirada mientras yo ya tengo una
erección encima de tan solo imaginarlo. Creo que ya hasta me corrí, a la verga.
Este mugroso niño saca mi lado más sucio.
— Definitivamente eres lo que jamás en mi vida desearía tener. — Escupe
fríamente. — Maldito patán asqueroso, ¡aléjate de mi puto espacio personal! —
Grita enfurecido empujándome lejos de él mientras yo chasqueo mi lengua contra
mi paladar. — ¡No te me vuelvas acercar así porque te juro que voy a golpearte!
¡No me interesa!

Y la gata sacó sus garras...

— ¡No me interesas, supéralo! — Grita una última vez. — Lárgate a meter tu


pequeña verga a otro culo que el mío no lo vas a tocar.

Íbamos bien. Tantito más y le comía la boca. Al cabo que ni quería.

— Tampoco te pongas así. — Trato de sonar divertido pese a que estoy


sumamente irritado. — Estoy jugando, afloja el culo.

— Pues evita jugar con ese tipo insinuaciones que me resulta incómodo. — Hace
una mueca.

—No eres alguien de mi interés y me repugna un poco que me coquetees de esa


forma.

Ahora sí se pasó de lanza. ¿Me dan permiso de golpearlo?

— Bien, como quieras. Aún así tampoco es que seas la gran cosa. — Contesto
observando mis impecables uñas. — Solo eres una nenaza mandona con
complejo de orgullo barbie, ni quien se atreviera a ponerte el pene dentro. Pobre.

— ¡Ya! — Grita molesto.

— Ni estás tan bueno. — Recorro rápidamente su cuerpo. — Eres grasa andante.

El silencio gélido se forma entre nosotros. Creo que ahora sí la cagué. Veo que
sus puños se aprietan y sus ojos se humedecen pese al enorme intento que está
haciendo por no llorar. Sus mejillas se ponen rojas de nuevo y sus ojos se
humedecen más hasta que desvía furioso la mirada y me da la espalda
apoyándose en la barra. Sus dedos aprietan el borde mientras sus hombros suben
pesadamente.
No pienso disculparme. Él se lo buscó.

— Saldré a desayunar. — Contesto de mala gana.

— Haz lo que quieras. — De preferencia ni vuelvas. — Dice ahora viendo la pared


para que no vea su rostro.

— No te preocupes. — Le sonrío tan falso como puedo. — Ya podrás chillar a


gusto en mi ausencia, suerte buscando tu ego perdido, pequeña bola de grasa.

Azoto la puerta detrás de mí sin esperar a que conteste.

De acuerdo, sé que me he pasado.

Realmente no está tan gordo, solo un poco llenito pero nada desagradable. Es
inclusive sexy pero no, no me rebajaré a pensar en cuan bueno está porque lo
insulté. Debo mantenerme firme a mis insultos.

Así que simplemente diré que qué desagradable persona y qué asco. Quien lo
tuviera desnudo para ver sus lonjas, ugh. Habiendo tan buenos que puedo
conseguirme, no perderé mi tiempo con el chico chicle gordinflón.

Por favor. Sí, lo lamento. Soy muy resentido cuando se meten con mi ego
personal. Sí, soy un orgulloso de mierda que no está acostumbrado a que me
digan que no.

¿Y qué?

No soy un ser humano perfecto y me embarro el culo con lo que piensen al


respecto. Saco mi teléfono y le pregunto a los chicos si quieren salir un rato a
desayunar a algún lado. Namjoon me responde que está con su novia así que
Jungkook y Taehyung son los únicos en darme respuesta positiva.

Quedamos en vernos cerca de una cafetería en el centro y me encamino hacia


allá. Me da tremenda pereza pero prefiero comer mucho. Sí amigos, la gula me
puede contra la pereza tristemente. Gracias al hambre me da sueño, mientras que
tanto sueño, me da hambre.

Entro a la cafetería viendo a Taehyung sentado.


Estoy a punto de cruzar la puerta cuando escucho que me llaman seguido de un
"cabrón, a tu derecha". Volteo y observo a Jungkook cruzando la calle haciendo
señas con la mano. El chico de dieciocho años llega con una sonrisa presumiendo
aquel piercing que tiene en el labio inferior a su derecha. Su cabello púrpura lo
tiene peinado ligeramente hacia arriba y el delineador negro profundiza sus ojos y
aquella cicatriz que tiene. Regalo de unos matones con los que se metió en un bar
cuando tenía dieciséis.

Este men me cae bien. Lo quiero muchísimo.

— Qué casual vistes. — Me dice examinándome de pies a cabeza.

— Me quede sin ropa limpia, esto quedaba. — Contesto señalando mis jeans,
camisa blanca y tenis grises.

Él ríe. Lleva sus botas favoritas, unas negras con cadenas de plata colgando, sus
pantalones rasgados que lleva más abajo luciendo su sexy boxer negro de
calaveras. Nótese lo maduro que es. ¿Qué más? Bueno su chaqueta de calavera
con fuego y serpientes y aquella camisa negra que se pega a su pecho mostrando
sus abdominales.

— ¿No vienes en moto? — Pregunto.

— Nah, preferí caminar. — Se sacude un poco y observa el interior. — Oh mira,


llegó Taehyung. — Vamos.

Entramos y nos acercamos al chico de cabello gris, aretes de plata y piercing en la


ceja y nariz. Él levanta la vista y sonríe haciendo una seña. Lleva su chaqueta
negra con muchos bolsillos y su cadena de plata que es básicamente una cruz
invertida.

— ¿Llegaron juntos? — Pregunta el de cabello gris.

— Nop. — Jungkook se sienta frente a él y yo a sus costados.

— Nos acabamos de cruzar aquí afuera. — Finalizo.

Taehyung me examina.
— Qué casual. — Sonríe malicioso.

— Me quedé sin ropa limpia, men. ¿Qué te digo? — Tomo la carta para verla. —

— ¿Cuándo hay ensayo? — Pregunta Taehyung curioso. — Mi batería está algo


abandonada y hay que arreglar canciones.

— ¿Pueden mañana? Nam me dijo que mañana tenemos el estacionamiento


disponible. — Tiro la carta a la mesa cuando decido qué quiero y Jungkook la
toma.

—Jalo. — Taehyung asiente.

— Estoy. — Dice Jungkook también.

— Ya están, le confirmaré. — Digo sonriendo y esperando a que vengan a


atendernos.

— ¿Qué tal te va con tu roommate? — Pregunta Jungkook sin dejar la carta. —


Cumpliste un mes, ¿cómo va?

Resoplo de mala gana y Taehyung ríe. Jungkook silba y deja la carta viéndome
divertido.

— Esa es mala señal. ¿Cómo es? — Pregunta Taehyung sonriendo.

— Literalmente lo que ustedes dos se agarrarían a golpes si se lo cruzan. — Digo.

— Nahhh. — Jungkook ríe y relame sus labios. — ¿Una nenaza?

— Peor. — Digo alzando ambas cejas. — Usa ropa interior femenina, es adicto a
los dulces y es más gay que Jungkook cuando ponen a Justin Bieber y se pone a
contar "baby".

— Ese es otro nivel. — Dice Taehyung sorprendido. — ¿Ropa interior femenina


dijiste?

— Ya sabes, tipo baby boy. Medias hasta el muslo coloridas, no me sorprende


verlo un día usando una cola y maullándome.
— Santa mierda. No jodas. — Taehyung muerde sus labios y hace una mueca 
de diversión.

— Y su personalidad, pffft. — Ruedo los ojos— Tiene complejo de orgullo Barbie.


No tiene siquiera sentido del humor, es mandón, amargado, un niño de mami
completamente y bien pesado. De todo se ofende, de todo se queja. No lo sé. Me
irrita.

— Qué fastidio. — Jungkook alza una ceja. — ¿Por qué no le das una paliza y te
vas?

— Porque ahora viene lo más jodido de todo. — Contesto apretando mis puños.

— ¿Qué? — Pregunta Taehyung preocupado. — ¿Hay algo peor?

— Muchísimo peor. — Gruño.

— ¿Qué? — Pregunta Jungkook.

— Que es malditamente caliente, atractivo, hermoso.

Ambos me observan con bocas muy abiertas y cejas unidas.

— No tienen una idea. — Niego con la cabeza. — Es simplemente hermoso ese


niño. Tiene labios preciosos, una voz melodiosa y cálida simplemente perfecta,
una piel perfecta, unas curvas naturales que me vuelven loco, ojos profundos y
enigmáticos, nariz adorable, unas piernas tonificadas que simplemente, ¡mi dios!

Ellos me siguen observando cada vez más sorprendidos.

— Y ese culo... — Lloriqueo. — Ese bendito culo...

— Hermano. — Llama Jungkook, volteo a verlo con un puchero. — Estás jodido.

— Y no me deja follarlo porque le gusta alguien más y es alérgico a los chicos


malos. 
— Finalizo.
— Definitivamente, muy pero muy jodido. — Jungkook me da palmaditas en la
espalda con una sonrisa. Y Taehyung le da simplemente la razón asintiendo
repetidas veces.

005

Después de largos minutos en la cafetería hablando del chico chicle y todo lo que
ha sucedido, finalmente mis dos mejores amigos me están dando su más sincero
punto de vista acerca de toda esta intensa situación.

— Yo digo que se la chupes. — Jungkook le da un trago a su café. — Nunca falla.


Verás qué rápido se le baja lo enojado.

— No seas idiota. — Regaña Taehyung. — No lo escuches Yoongi. Yo creo que lo


mejor que puedes hacer es disculparte. La verdad si te pasaste solamente porque
te dijo que no quiere follar contigo.

— ¡Dijo que mi verga estaba pequeña! — Me quejo.

— Ya sabes que no lo es, ¿de qué te enojas? — Pregunta poniendo sus ojos en
blanco. — Vamos Yoongi, eres mejor que eso. Simplemente sé humilde y pídele
perdón.

— O mejor dale una paliza y vete de allí. — Jungkook alza sus hombros.

— ¡Jungkook! — Regaña Taehyung.

— Admito que sí me pasé un poco pero... — Hago una mueca. — Conociéndolo


creo que diciendo "lo siento" no será suficiente. No importa cuan honesto sea, es
medio rencoroso.

— Dale una mamada, una putiza y sal corriendo.

— ¡Que te calles Jungkook!

Vuelvo a reír por la forma en que Taehyung lo regaña. Jungkook le saca la lengua
y Taehyung se la devuelve. Son como hermanos esos dos, aguante el taekook,
son adorablemente idiotas juntos.
— ¿Le debería llevar un regalo? — Pregunto alzando una ceja y frotando mi
barbilla.

— No cualquier regalo, algo significativo y que le haga sentir bien. — Dice


Taehyung sonriendo cálidamente.

— ¿Un vibrador? —Pregunto.

Jungkook escupe su café manchando mi camisa y la mesa. Taehyung ahoga un


pequeño grito y lo observa enfurecido mientras Jeon está ahogándose de la risa.

— ¡Jungkook, esto es enserio! — Le reclama Taehyung. A la madre, me volví a


acordar de la canción. — Podría darle dulces. — Alzo los hombros.

— No. Es demasiado típico de él y se consigue en cualquier lado. — Sigue


Taehyung. — Dale algo que le guste pero que tampoco sea muy común. Qué fácil
comprar una paleta en la esquina. 

— ¿Qué tiene? 

— Te la lanzará en la cara apenas se la des.

Jungkook sigue riendo captando la atención de las personas alrededor. Este men.

— ¿Lencería? — Pregunto.

— Creerá que es una indirecta para follar. — Taehyung niega con la cabeza.
— ¡Jungkook por el amor de dios, deja de reír! 

— ¿Otro gato? — Pregunto curioso.

— ¿Por qué no? — Taehyung sonríe. — Podrías darle un minino o un cachorro.

— Oye, tampoco te pases. — Jungkook deja de reír. — Fue una pelea leve,
imagínate cuando sea fuerte. ¿Qué le dará? ¿Una mansión?

— Bueno, por primera vez Jungkook tiene un buen punto. — Taehyung asiente.

— Esto es una mierda. — Lloriqueo amargamente. — Deberíamos hacer una


canción de esto. Sí.
— ¡Yoongi eres un genio! — Exclama Taehyung.

— ¿Qué? — Pregunto confundido.

— ¡Una canción! ¡Cántale una canción! — Sigue emocionado.

— No me sé sus gustos musicales, no jodas.

— ¡No idiota! ¡Una de las tuyas! — Sigue. — ¡Saca tu guitarra eléctrica y cántale
algo!

— Oye, qué gran idea. — Jungkook sonríe. — ¿Por qué no le cantas love to hate?


— Es excelente. — Taehyung guiña el ojo.

— Voto por esa.

Reflexiono seriamente acerca de aquello y realmente no suena tan mala idea.


Asiento satisfecho y me conformo con ello. Es una canción buena que creo
pegaría muy bien. Confirmo que haré esa y cada quien paga lo suyo antes de que
cada quien tome su  camino.

Bueno, que yo tome el mío porque Taehyung se ofrece a llevar a Jungkook. ¿Y


yo? Bien gracias, no existo. Claro que no. Pero no pasa nada, los quiero
demasiado y les paso que me dejen plantado de vez en cuando. La próxima vez si
les haré mis dramas que son mejor que los de la Rosa de Guadalupe.

A que sí. Entro al edificio y subo las escaleras antes de entrar al departamento.
Tristemente, lo primero que veo es a Jimin sentado en mi sofá con el gato en sus
piernas acariciándolo con ojos rojizos y todavía húmedos. Me siento una completa
mierda ahora sí.

Más me estresa que todavía chillando y con mocos, Park Jimin se sigue viendo
hermoso. 

Cierro la puerta y él me sigue lanzando navajas con la mirada mientras yo saco mi


guitarra eléctrica de mi estuche y la conecto al interruptor junto a él. El chico chicle
me sigue con una ceja alzada y hasta el gato ha dejado de ronronear y dormir
para verme también. Quedo con la guitarra eléctrica en manos y finalmente me
acomodo. Jimin me sigue observando con muy mala cara pero lo ignoro y me
aferro bien a la púa de metal que agarro entre mi índice y pulgar.

Él ya no me observa enojado pero sí sorprendido.

— Te traté muy de la mierda. — Le digo.

Él muerde sus labios y desvía la mirada.

— Lo siento. Realmente no sé en qué pensaba y yo simplemente quiero decirte


que eres hermoso, chico chicle. — Él me dirige nuevamente la mirada. — Eres
simplemente la lotería andante y no sé qué daría para tenerte. Me conformaré con
ser tu compañero de departamento. Al menos así tendré cerca a un chico que me
saca canas verdes así como sonrisas.

Él toma un suave rubor y el gato vuelve a  ronronear.

— Esto es para ti mi hermoso chico. — Le digo antes de rozar suavemente la


púa con las cuerdas mandando un sonido cálido y suave.

Él esboza una sonrisa que me derrite, aunque realmente son sus ojos son lo que
me llevan a enloquecer. Tan expresivos, y dulces... ah. ¡Ya me dejo de mamadas
y que esto se ponga perrón! Comienzo la canción pasando la púa por las cuerdas
y mandando sonidos suaves a unos más agresivos, un ritmo periódico que
comienza a hacer vibrar y a hacer al hermoso chico esbozar una sonrisa más
grande y acomodarse en el sofá.

Qué vergüenza, paguen mi funeral después.

— Siempre me he preguntado, oh bebé, lo que tú sientes por mí. — Comienzo


con la letra con mi clásica voz ronca. — Verte es simplemente más que arte para
mí,tu voz la melodía en la que pienso para componer esta canción. Dime bebé,
¿qué sientes cuando estoy junto a ti? ¿ sientes acaso el corazón latiendo fuerte
como yo o simplemente soy un juego más? 

Él me sigue observando con sorpresa.

— Dimr bebé, aquella vez que nos encontramos solos en la habitación,¿me


sentiste como yo te sentí a ti? ¿Tus caricias fueron sinceras o una sencilla
búsqueda de placer? Dime bebé, ¿qué sientes cuando rstoy junto a ti? Esto me
cansa, me y me mata lentamente. No creo aguartar más. Te odio y aún así cada
día siento que te amo más.

Las notas suben de intensidad llegando al clímax, justo donde comienza el coro.

— Amor para odiar es lo que siento cuando te tengo a mi lado, bebé. Aquel amor
que finges darme mientras yo me revuelco más y más. Amor para odiar, amor
para odiar. ¿Qué es tes juego entre nosotros bebé? ¿me amas como yo te amo o
simplemente soy tu búsqueda de placer? Ve mis ojos y dime que me amas o que
no, quizás así final y te odie como debe ser. Amor para odiar, bebé. 

Esto me va a enloquecer. Más notas y explosión de música, acariciando los


sentidos a través de las notas, metiéndome profundamente en la canción y en el
sentir. Todo se expresa a través de la voz, la pasión en la música, volverte uno,
perderte en tu mundo.

—¿Sabes? Muchas veces he imaginado una vida sin ti pero no puedo zafarme de


lo que me aferra a ti. Eres tan perfecto así como peligroso y aquello me hace
dudar y enloquecer. Juegas con mi pobre corazón h aún así no te puedo dejar, te
amo demasiado, soy tu esclavo bebé. ¿No lo ves? Estoy muriendo por ti, por estar
en tus brazos y escuchar un sincero " te amo".

Me voy a poner a llorar, no jodan.

—  ¡ Dime, cariño mío! Estoy gritando en mi cabeza y llorando en silencio en las


noches. Te veo tan cercano y te siento tan lejano. Te amo tanto, tanto, tanto que
no puedo ajelarme y tú simplemente juegas si. lamentarte. ¿Qué es esto bebé?
No creo aguantar más. Te odio y aún así cada día siento que te amo más.

Me acerco apoyando mi pie sobre la mesa frente al sofá y me inclino hacia él.
Quedamos más cerca y allí puedo apreciar que sus ojos tristes se han esfumado,
viéndome con completa ternura y diversión. Este man me hace mal.

— Amor para odiar es lo que siento cuando te tengo a mi lado, bebé. Aquel amor
que finges darme mientras yo me revuelco más y más. Amor para odiar, amor
para odiar. ¿Qué es este juego entre nosotros bebé? ¿Me amas como yo te amo
o simplemente soy tu búsqueda de placer? Ve mis ojos y dime que me amas o
que no, quizás así finalmente te odie como debe ser. Amor para odiar, bebé. Esto
me va a enloquecer.

Nos acercamos al gran final básicas, agárrense.

— Tú y yo juntos amor mío, ¿qué dices? Te puedo a.ar con todas mis fuerzas
ero déjate amar. Déjame demostrarte a través de besos y caricias cuán loco me
vuelves bebé. Déjame  mover cielos, mares y tierras para llegar a ti y verás. ¡No
puedo odiarte así que déjame amarte como yo quiero! ¡ Dime bebé, dime! ¿Qué
tengo que te hace dudar? No me cabe y me niego a aceptar que tú y yo nunca
vamos a estar. Sé mío, sé mío, sé mío. No te arrepentirás.

Y vuelvo al coro cantando ahora sí como dicen, con todo feeling.

— Amor para odiar bebé, esto me va a enloquecer. Ámame con tu odio y verás
como juntos, vamos a enloquecer. Amor para odiar, bebé.

Y doy los últimos tonos antes de pasar agresivamente la púa por todas las
cuerdas dando el seco y precioso final. Mi respiración está agitada y francamente
me siento bien conmigo mismo. Salió increíble, algo sencillo, pero realmente lo di
todo. Se los juro, no jodan, ni a mi ex le canté así para pedir que volviéramos.

Levanto la mirada hacia Jimin dejando la guitarra en la mesa. Él me sigue


observando con una ceja alzada, deja al gato y se levanta lentamente para rodear
la mesa y acercarse a mí. ¡No, ya valió! ¡Me lanzará a patadas! ¡No le gustó!

Llega a mi altura y me observa frío. La palma de su mano se estampa con fuerza


contra mi mejilla.

—Eso fue por tus insultos. —Me dice cuando abro la boca para reclamar.

¡¿Pero qué demonios?!

— Y esto. — Sigue con voz filosa — Porque eres un idiota demasiado romántico
cuando te lo propones.

Me jala de la nuca y planta sus labios furioso contra los míos tomándome en una
avalancha de sorpresa. Todo mi mundo realmente se detiene mientras siento sus
labios uniéndose con los míos másprofundo y su adorable y suave mano apoyarse
en mi mejilla y otra en mi cabello que tira pegándose más a mí.

A la santa pinche madre. Park Jimin me está besando. Después de un mes. Me


está besando.

FRENEN TODO. ¡PARK JIMIN ME ESTÁ BESANDO!

Él se separa antes de que el beso tome calentura -mejor dicho, que yo reaccione-
y me observa fijo a los ojos. Me roba todo el aliento y tengo que pestañear para
caer en cuenta de lo que acaba de pasar.

— Te sigo odiando. — Me dice antes de empujarme y alejarse de mí resoplando.

¿Alguien me explica qué coño acaba de pasar y por qué me puso tanto?Lo
observo alejarse hacia la cocina pero yo ni a putazos me detengo acá. No señor.

Avanzo hacia él y lo tomo de la cintura antes de volverlo a empujar contra la barra


y perderme furioso y apasionado en sus labios. Él ahoga un grito de sorpresa y se
deja estampar con fuerza mientras ambos seguimos besándonos, yo tomando el
atrevimiento de lentamente ir metiendo mi lengua en su boca con deseo.

Él responde también aunque muy tímido y vuelve a tomarme del cabello para
pegarse a mí alzándose un poco. Él suspira, yo bajo mis manos por toda su
espalda haciéndolo estremecer y jadear un poco. Entierro la yema de mis dedos
en la curvatura de la espalda que lleva a su glorioso trasero y masajeo su cintura
permitiéndome sentir su suave y caliente piel bajo mi tacto.

Lo empujo un poco más dejándolo casi acostado y en un arranque debido al


momento tomo sus piernas y lo levanto para sentarlo. Me coloco entre sus piernas
sin dejar nuestro beso. Me separo un momento cuando él deja de responder con
la lengua y simplemente nuestros labios se mueven.

— Jimin, déjate de mamadas y bésame bien. — Le digo de mala gana.

Él suelta una carcajada y toma un rubor antes de relamerse. Asiente un poco.

— Bien, bien, lo siento. — Luce un poco nervioso aunque aquello lo hace más
adorable.
Toma una espiración profunda y pasa saliva.

— Yo... la verdad no he besado a tanta gente en mi vida. En realidad tú...

— ¿Yo? — Alzo una ceja.

— Tú eres mi primer beso. — Dice antes de convertirse en un jitomate a la


velocidad de la luz. —Y la verdad umh...

A la madre. Soy su primer beso.

— No sé muy bien cómo seguirte el ritmo. — Confiesa tapando su cara que


prácticamente está mas rojo que la señal de alto de la esquina. — No quiero
arruinarlo, tú eres muy bueno y yo... he besado mi mano para practicar. Qué
vergüenza.

No puedo evitar derretirme y sobar su mejilla. ¿Por qué es tan lindo?

— Me lo hubieras dicho desde un principio. — Me río. — No es vergonzoso, es un


honor para mí ser el primero que prueba tus  labios. — Él se sonroja y ríe. —
Vamos a hacerlo lento, no tiene mucha ciencia. Si quieres morderme hazlo,
succionar, también hazlo. Solito irá tomando forma.

— B-bueno. — Balbucea jugueteando con sus manitas adorables. — ¿D-de


nuevo? 

—De nuevo, chico chicle.

Sonrío y vuelvo a pegar mis labios a los suyos esta vez con tanta delicadeza como
puedo. Siento su respiración algo temblorosa así que doy un casto beso para
calmarlo. Él cierra sus ojos y me acuna el rostro con sus manitas antes de abrir
más sus labios y permitir un contacto más profundo. Le correspondo rápidamente
esta vez metiendo mi lengua. Se tocan y él rápidamente comienza a corresponder
comenzando a destensarse. Sobo sus piernas con suavidad y él mordisquea mi
labio inferior repetidas veces con una sonrisa.

— ¿Así está bien? — Pregunta sobre mi boca.

— Comiste un chicle de uva, ¿no? — Pregunto riendo.


— ¿Sabe? — Pregunta separándose tapando su boca. — ¡Dios, lo siento!

— Es delicioso boquita de uva. — Jadeo porque realmente es una combinación


interesante y bastante rica. — Déjame saborearte chico chicle, me dejaste con las
ganas.

— ¿E-estás seguro? — Pregunta avergonzado. — Puedo ir a lavarme los dientes


y...y...

Resoplo antes de volverlo a jalar para besarlo. Él se mantiene rígido unos


momentos antes de seguir el ritmo poco a poco pero unos sonidos de
ahogamiento nos hacen separarnos de nuevo. Ambos dirigimos la vista
escandalizados al gato que está impulsándose de adelante hacia atrás haciendo
asquerosos sonidos con la boca. Y finalmente comienza a vomitar bolas de pelo.

— ¡Ugh, no lo arruines gato estúpido! — Grito mientras éste maúlla.

Jimin ríe y me observa sentado desde el taburete.

— Bueno. Creo que ha sido suficiente por hoy. — Dice todavía con cierto rubor
aún presente. — Aunque esto no significa que te siga odiando. Aún así, te
perdono.

— Yay. — Digo soltándole otra risa. — Si así me vas a odiar, yo encantado.

— No te emociones mucho. — Alza una ceja. — Solo fue un beso por la emoción,
no quiero que vuelva a suceder.

— No me vengas con eso. —Advierto con leve molestia.

— Lo siento Yoongi, me dejé llevar simplemente. — Niega avergonzado. — G-


gracias por darme mi primer beso p-pero... tú y yo no podemos. Ya sabes, l-lo
hablamos hace un mes.

Suelta un suspiro mientras yo me siento caer en la depresión tumblr 2012, kil mi


plis.

— Perdón. — Murmulla y muerde su labio inferior y se baja del taburete para ir por
los productos de limpieza y limpiar el desmadre del gato mugroso.
Bueno... Al menos fue bueno mientras duró.

006

Me aferro a la almohada soltando un gruñido de placer y removiéndome un poco


para acomodarme. Hago ruidos con mi boca unas cuántas veces antes de volver a
roncar sintiendo un hilo de saliva irse escurriendo por mi boca.

Me llaman Bob elegante también amixes. Así que ya saben. Ronco más y al
instante mi hermoso sueño regresa. ¿En qué estaba? A la... ¡Ahhh, ya me acordé!
Cierto. ¡Uy, qué delicia! ¡Man este sueño debería ser eterno! Quien me levante
recibe putazo. Sobre engaño no hay aviso. ¿O era al revés?

Jimin sigue acostado en la cama en cuatro mientras yo se la meto a lo máster


turbo virgen desesperado. Lo escucho gemir y no me imagino sus nalgas
desnudas pero a la verga, con sus gemidos tengo y... ¡qué gemidos oye! ¿Si le
gemirá así? Ay no sé pero qué rico. Está tan apretadito... ugh... me encanta.
Prácticamente me succiona y se siente tan cálido por dentro que no me importa
que sea fake.

Es muchísimo mejor que estar despierto y escuchar su "sili simis riimmiis". Neta,
díganle que no mame.

Mi propio ronquido termina despertándome y voy al suelo.

Suelto un quejido de dolor y me remuevo buscando mi teléfono sobre la mesa


estirando mi brazo. Lo desenchufo y lo agarro viendo que son más de las nueve
de la mañana. Jimin se fue a su Universidad y el mugroso gato arruina pasiones
debe estar durmiendo bajo su sol.

Me cae mal.

— Bueno. — Me digo sonriente al ver la jodida erección mañanera que me cargo.


—  Toca la Manuela de las 9 am.

Aunque sinceramente sería muchiiiiiiisimo mejor amanecer con la boca de Jimin


rodeándola. Ugh, con esos labios tan porno y dignos de mancharse de semen
cómo no. Mejor ni me lo imagino que si mi erección antes estaba dura como
piedra ahora ni superman me la podrá tirar.
Me levanto rascándome la nalga porque no jodan, pelo de gato por todos lados
llega a picar y meto mi mano dentro del pantalón para comenzar a darle los
cariñitos de buenos días a Yoongi jr. Me sigo frotando así bien casual mientras me
paseo por la sala con la pija fuera y cogiendo un poco de fruta que ya hay picada.

Me siento todavía bostezando y comienzo a pincharla mientras me sigo


masturbando sin pensar en nada, solo quiero venirme. Sigo comiendo un poco
hasta que me atraganto con el orgasmo de mierda que llega y casi me ahoga no
mamen.

Se me cayó a la verga y bueno... Total, mi fruta terminó con todo y yoghurt


natural. 

Dejo los trates en el fregadero y solo les pongo agua antes de alejarme para
cambiarme mis pantalones húmedos. Aprovecho que el chico chicle no está y me
paseo desnudo comenzando a jugar con las lonjas que se forman cuando me
siento y las hago hablar entre ellas.

Sí. Se ve que me aburro. 

Necesito aguantar a las doce para verme con los chicos y ensayar. Me meto a
bañar observando los productos de higiene con olor a fruta del chico chicle. Los
destapo y los huelo profundo. Zarzamora, moras, ay, todos huelen demasiado. No
inventen. Ni que fuera flor andante. Aguante Tío Nacho. Me arreglo perfectamente
(lo cual consiste en tirarme desodorante encima y delineador) y vestirme como es
debido.

Abro el armario asegurándome que no hay ratas muertas y dejo mi pijama sucia
allá en el baño con la toalla. Meh, me vale.

Me pongo unos jeans negros un poco rasgados y una camisa negra un poco floja
con nuestro logo en la espalda. Cojo la chaqueta de cuero y peino mi cabello
repetidas veces hacia atrás ajustando el piercing en mi oreja con una mueca.
Debo cambiármelo por uno de calavera que encontré cerca del mercado. Se veía
bueno.

¡Ah! Y hablando de piercings, aquí entre nos, confieso que tengo en mi pene. Sí.
En mi glande.
Es cierto que dolió como la puta madre y tuve que aguantarme las cogidas unos
meses pero valió muuuuuuucho la pena. No me arrepiento de nada y hasta pienso
hacerme otro. Se siente el doble de placer y además, en el caso de los chicos, la
bolita cuando se los meto les roza más su linda próstata y ¡maaaadres! Les hago
ver estrellas.

De lo que se pierde el chico chicle. Yo le metía hasta la paleta por atrás y luego le
comía el ano. Sí señores, me encanta dar besos negros porque soy chingón y no
nenaza. Más si son buenos culos y gorditos yo mismo me llevo al cielo
estrujándolos y empapándolos de saliva. Men, qué confort escuchar sus gemidos
y que te follen la cara.

Aunque Jimin me da miedo. Con semejante monumento creo que me termina


asfixiando. Digo, qué rico lamerle su rico y apretadito ano pero no jodan, me voy a
ahogar.

No mamen, si se hecha un pedo nos mata a todos. JAJAJAJAJAJA. Ya. Ya. Dejo
mi bullying de lado que luego se me enojan y regreso a la narración.

Me desvío mucho, perdón, pero mis anécdotas siempre son dignas de ser


contadas por alguien con tanto swag como yo. Eso es básicos, chupen mis
zapatos.

Comienzo a avanzar por las calles y tomo el metro perdiendo mi swag recién
proclamado, pero me da alta flojera caminar y no tengo para coche o una moto.
Así que a esperar y aguante el metro. Me quito los audífonos cuando llego a mi
estación y comienzo a avanzar por las calles menos de tres minutos hasta que
llego a la linda zona donde está Namjoon.

Los policías ya me conocen y de mala gana me dejan pasar pero el patrón es el 
que manda. En este caso, Nam.

Llego a la parte de arriba viendo su colorida casa naranja y el estacionamiento de


junto donde veo la motocicleta de Jungkook aparcada y la camioneta Jeep negra
de Taehyung. Me parece una falta de respeto que coman frente a los pobres.

— ¡Llegaste! — Me dice Taehyung esbozando una sonrisa. — Te gané por menos


de veinte segundos.
— ¿Sí? — Pregunto estrechándolo y después a Namjoon.

—Casi. — Viejo. — Me dice él riendo. — ¿Cómo vas?

— Nada mal considerando que comienza a hacer frío. — Digo y ahora me giro
hacia Jungkook quien me da un buen apretón de manos y chocar nuestros
hombros contrarios.

— Pero no hablemos del clima y cuéntanos,¿qué te dijo el estudio?

— ¡Cierto! — Exclama Jungkook sentándose en una caja y Namjoon en otra.

— ¡A la madre, te quitas! — Me grita Taehyung cuando tomo la tercera y última


caja para sentarme.

Niego y él me hace el dedo cruzándose de brazos con un resoplido.

— Bueno... — Comienza Namjoon pero el idiota y maleducado que tanto amo de


Jungkook lo interrumpe.

— Siéntate. — Palmea sus piernas viendo al de cabello gris y piercing en la ceja.

— Muy amable. — Taehyung me dedica una mala mirada mientras yo río.

— ¿Ves Yoongi? Hasta el menor grosero es más amable.

Se sienta tranquilamente en las piernas de Jungkook quien el mencionado


pestañea 
un poco y dirige sus manos a la cadera del peli gris pero poco antes de hacerlo,
las manda atrás. Me quiero mear de risa al verlo en su crisis existencial de donde
poner las manos mientras Namjoon carraspea la garganta volviendo a captar
nuestra atención.

— Sí, lo sentimos. — Me excuso y veo de reojo que Jungkook coloca sus manos
en la piernas de Tae con total naturalidad.

— Gracias. — Dice él. — Ya que señor líder estaba en proceso de mudanza... —


Me reprocha mientras yo solo resoplo. — Me tocó ir a REM estudios.
— Suelta sopa. — Dice Taehyung ligeramente nervioso.

— La buena noticia es que sí les interesa y mandarán a uno de su producción a


que vaya a vernos en concierto. — Dice él. Todos estallamos en aplausos y gritos
de euforia pero él levanta su mano deteniendo el escándalo.

— La mala noticia es que tenemos una semana para dar un concierto con sold-out
para que vaya. — Finaliza.

— ¡¿QUÉ?! — Grita Taehyung.

— ¡¿UNA SEMANA?! — Repite Jungkook escandalizado.

— ¿Me jodes? — Repito sintiéndome entrar en pánico. — ¡Cómo mierda haremos


un concierto con sold-out en menos de una semana!

— No lo sé Yoon, tú eres el líder. — Me dice Namjoon con una mueca.

Los tres voltean a verme al instante y yo simplemente quiero pegar el grito de mi


vida. No tardo en hacerlo y tiro de mi cabello hacia atrás. Niego repetidas veces
con la cabeza y me levanto de las cajas comenzando a moverme.

Mi cabeza trabaja a mil por hora y finalmente las ideas me llegan.

— Le diré a Sehun que nos preste el bar. — Digo chasqueando mis dedos y
apuntándolos. — Caben doscientas personas y el sábado hay tragos gratis.
Tenemos esta semana para preparar el concierto y vender todas las entradas
usando lo de los tragos como un plus.

— Sehun querrá que le paguemos. — Dice Namjoon. — Lo de los tragos más el


local.

— No llevaríamos tanto dinero. — Se queja Jungkook.

— Más pérdida quizás si las personas toman mucho. — No importa. — Digo.


— Ganaremos mucho si vamos con REM estudios. Es un riesgo que hay que
tomar, tampoco es que perdamos tanto. El año pasado nos fue bastante bien y
apenas estamos entrando en este. Veánlo como una inversión.
— Bueno, tiene un punto. — Asiente Taehyung. — Pero Yoongi, necesitas hablar
con Sehun hoy mismo y ponernos a ensayar. ¿Quién dará las noticias? ¿Venderá
los boletos? Necesitamos estar los cuatro para poder ensayar.

¡Mierda, es cierto!

— Luego nos preocupamos de eso. Déjenme hablarle a Sehun y mientras vayan


conectando todo.

— ¿Cuántas canciones pidieron Nam? — Le pregunto mientras desbloqueo mi


teléfono.

— Seis como mínimo. — Dice.

— Bien. Será mini concierto, anotado. — Comienzo a marcarle a Sehun. — Vayan


conectando. Me alejo un poco escuchando los pitidos del otro lado. Me remuevo
nervioso y comienzo a morder mi uña esperando a que conteste. Lo hace justo 
cuando estoy por colgar.

— Min. — Dice con sorpresa. — No esperaba tu llamado.

— Es una emergencia nivel números rojos. — Digo rápidamente. — Necesitamos


el bar para dar un concierto, lo rento a cuanto quieras pero urge.

— Claro. — Dice él. — ¿Para cuándo? ¿Tres, cuatro meses?

— Para este sábado.

— ¡¿QUÉ, QUÉ?! — Es una locura, lo sé, pero REM estudios no nos dará la
oportunidad si no damos un concierto sold-out en menos de una semana. Te lo
ruego, eres lo único que tengo. — Digo. — Por favor, por favor.

— No lo sé Yoongi, el sábado hay tragos gratis y...

— ¡Por eso mismo! Quiero que se mantenga en pie esa oferta y que además nos
prestes el bar. Te pagaremos por ambos.

— No lo sé Yoongi.
— Te prometo que vamos a pagarlo así deba darte lo que yo gane, por favor.
Estoy casi de rodillas en la calle haciendo el ridículo. — Suplico una última vez. —
Por los viejos tiempos, por tu amigo.

Sehun suelta un suspiro y yo muerdo mis labios esperando lo peor.

— Lo haré porque tu banda es realmente excelente y eres alguien que quiero


mucho. — Me dice. Yo me suelto en alivio total. — Pero quiero que me lleves un
día a los ensayos.

— ¡Cuando quieras! — Grito en euforia. — ¡Gracias, miles de gracias! ¡Mereces la


bendición del cielo!

Él comienza a reír y quedamos en que le mandaré un mensaje para brindarle toda


la información y colgamos. Regreso y los chicos ya se esperan en sus posiciones.
Namjoon con su bajo, Taehyung en la batería y Jungkook frente al micrófono junto
al mío.

— ¿Qué te dijo? — Me pregunta el menor.

— Tacha de la lista encontrar un lugar. — Digo y al instante los tres sonríen. —


Ahora 
queda preparar el concierto y vender todas las entradas. Doscientas.

— Se puede. — Namjoon sonríe con seguridad. — TGBB los hace volver una y
otra vez. Seguramente viejos fans vendrán también.

— Yo digo que aseguremos que nos arrancaremos las camisas para jalar a
chicas. Siempre vienen en grupo y es mayor ganancia. — Dice Taehyung. — Le
diré a mi prima que corra la voz.

— No me quitaré la camisa. — Bufo.

— Bueno, que Jungkook se quitará la camisa. — Taehyung rueda sus ojos.

— ¡Hey! ¿Por qué yo? — Se queja el menor viéndolo a través de su hombro.

— Porque eres caliente, duh. — Responde Taehyung como si fuese la cosa más
obvia del mundo, hasta yo me río.
— Todos lo somos, pero por dios, eres el menor y el que está al alcance.

— Me halagas Kim Taehyung. — Contesta él sonriendo.

— No te acostumbres. — El de cabello gris le da una sonrisa ladeada.

— Anda Jeon, a abrir la boca y a acar la voz.

— Esas indirectas. — Me río conectando la guitarra eléctrica que tengo allí.

— ¡No jodas, no! — Gritan escandalizados los dos. — ¡Es como un hermano para
mí! — Se queja Taehyung.

— ¡Exacto, él es...! ¿espera qué? — Jungkook voltea a verlo.

— ¡Ya, concéntrense! — Grito dando un aplauso que los pone en sus lugares.

— Seis canciones. Yo digo que tres movidas y tres baladas para tener un


equilibrio.

— Bien. — Namjoon asiente.

— Primero damos ensayo general y después nos centramos en las canciones. —


Digo pasando la púa por las cuerdas eléctricas. — ¿Listos?

— Listos. — Me dicen.

— Y uno, y dos; y un, dos, tres. — Palmea Taehyung con la batería. — TGBB IS
BREAKING THE STAGE! — Gritamos al unísono antes de reventar en la música. 

Llego al departamento arrastrándome y sintiéndome terriblemente cansado. Abro


la puerta como si fuese un zombie y casi me dejo caer en la entrada.

Jimin está sentado comiéndose una ramen y me observa con ojos muy abiertos.

— ¿Estás bien? — Pregunta mientras yo voy cerrando la puerta.


— Algo cansado. — Le digo frotando mi cabeza y sentándome en el sofá con un
suspiro. — El ensayo fue pesado.

— Ya. — Toma su bol y se levanta para irse a sentar junto a mí. Qué lindo.

— ¿Necesitas un masaje?

— Nah, ando bien. — Le digo sonriendo. — Gracias aún así. Solo es un poco de
estrés.

— ¿Y eso? — Pregunta sorbiendo sus fideos.

— Mi compañero Nam fue a REM estudios.— Explico y él asiente.

— Nos pidieron dar un concierto con sold-out en menos de una semana para que
vaya 
alguien de su staff.

— No jodas. — Hasta él se sorprende.

— Sí. — Digo asintiendo.

— Pero bueno, ya tenemos local y precio de entrada. No es nada profesional así


que no los dejamos tan caros. El problema será venderlos.

— ¿Cuánto cuesta? — Me pregunta alzando su barbilla.

— 26 dólares cada uno. Lo cuál con el sold out serían 5 200 dólares. — Sigo
explicando 
mientras él asiente completamente atento a lo que digo.

— No está mal. — Podría ayudarte a 


venderlos en mi Universidad. — Me dice con una sonrisa. — Mi campus es una
locura y creo que les gustaría.

— Es el sábado y hay tragos gratis. — Le digo sonriendo.

— ¡Dámelos ahora mismo y tendrás una avalancha llegando! — Dice riendo. —


¿Hora?
— Ocho de la noche. — Sábado a las ocho, excelente. — Él me sonríe de nuevo y
le da los últimos sorbos a su ramen.

— Te deseo mucha suerte, seguro les quedará genial. Me encargaré de los


boletos.

— ¡Gracias! —Exclamo. — ¡En serio muchísimas gracias chico chicle! ¡Rayos,


eres increíble! Te daré pase VIP.

— Gracias. — El ríe. —Apártame para el próximo concierto.

— ¿No vienes? — Pregunto ligeramente decepcionado.

— Iré a casa de mi amigo. — Me dice haciendo su boca de lado. — Pero será


para otra ocasión.

— Bueno. — Asiento todavía con una pizca de decepción.

— ¿A ti cómo te fue?

— Bien, he salido mejor de lo que creía en los exámenes. — Dice con una sonrisa.
— Así que ando feliz y orgulloso de mí mismo.

— ¿Necesito traer la aguja para pincharte tu globo de ego? — Le bromeo.

— Como si tú no fueses más orgulloso que yo. — Contesta divertido.

— No te lo negaré. — Susurro bajando la mirada a sus labios con lentitud. Levanto


la vista hacia él percatándome que él ya me observa con mucha intensidad.

Aprovecho que mis brazos están reposando en la cabecera del sofá y vuelvo a
bajar la vista a sus preciosos labios antes de comenzarme a inclinar hacia él.
Desgraciadamente el chico chicle reacciona y desvía la mirada molesto antes de
levantarse soltando humo y agarrar su bol, irlo a poner al fregadero para lavarlo y
dedicarme un gélido silencio.

Suelto un suspiro de derrota y alzo la vista al techo.


— Y te agradecería que la próxima vez al menos evites dejar tu ropa tirada en
todos lados. Hay un cesto de ropa sucia por si no te fijaste. — Me dice de mala
gana antes de golpear el trapo con fuerza sobre la barra.

— Buenas noches. Y sin dedicarme una última mirada, simplemente azota la


puerta de su cuarto detrás de él.

007

Aquel día quedo con verme con los chicos más temprano de lo habitual, en lugar
de las doce, a las diez de la mañana. El chico chicle entra tarde a la Universidad
ese día así que prácticamente nos despertamos al mismo tiempo. Bueno, él media
hora antes y me despierta con el escándalo de la cocina. Ya no hay respeto de
veras. 

— Ya desperté del sueñuuum. —Digo  abriendo mis ojitos y estirándome mientras


bostezo. 

— Buenos días. — Contesta el chico  chicle detrás de la barra haciendo


seguramente el desayuno. 

— ¿Qué hora es? — Pregunto. 

— Las ocho con trece minutos. — Contesta todavía distante. 

¡Min Yoongi se despertó temprano! ¡Pidan un deseo, corran todos, el mundo va a


explotar, es un milagro de año nuevo  2018! 

— Gracias. — Termino de estirarme y suelto un suspiro de satisfacción antes de 


levantarme del sofá tranquilamente y bostezar. Me rasco la panza aún con cara de
adormilado y admiro al zapato frente a mí. Luce realmente interesante y atractivo
hoy día. 

No tanto como yo pero me es imposible apartar la mirada de él. Se está volviendo


negro... A la madre, no. ¡Me estoy quedando dormido! Me cacheteo con fuerza
soltando un gruñido y me levanto  antes de dirigirme a la barra frente al chico
chicle y sentarme en el banquito. 
Él me observa un  pequeño segundo pero desvía rápido la mirada y lo veo
haciendo unos ricos huevos con jamón. Merece el cielo por tenerme bien
alimentado todos los días. Nada más no me lo quiten básicas que él es mío.
Cuidadito muchachos, cuídadito que los estoy vigilando. 

— ¿A qué hora  te vas? — Pregunto para romper el hielo. 

— A las nueve. — Me contestando moviendo un poco el tierno huevo con la pala.


— ¿Tú a qué hora te vas? 

— A la misma hora. — Contesto  con una sonrisa pero él no parece destensarse. 

— ¿Quieres que nos vayamos juntos? 

Él me da una mirada que me recuerda lo estúpida que es mi pregunta ya que no


vamos en las mismas direcciones. Suelto una risa y paso mi mano por mi cabello
para revolverlo un poco y seguir bostezando. Chico chicle infla y revienta aquel
chicle rosa que lleva a la boca y no me había  percatado que lo masticaba. Se
vería más bonito mi polla reventando su culo pero no quiere. 

— ¿No te da un poco de asco comer chicle antes de desayunar? — Pregunto


alzando una ceja.

— Ya desayuné. — Me contesta con una sonrisa más bien falsa antes de tronar el
chicle frente a mí y succionarlo como un profesional después. Anuma, esa no me
la esperaba. — Esto es  para ti. 

— Oh. — Qué incómodo, no mamen. — Gracias. Creí que tú ya habías, bueno...


eso...

Él apaga la estufa y saca un plato en el que me sirve antes de dejármelo enfrente


con todo y cubiertos. Lo repito, que agradable sujeto. Da una rápida limpiada con
el trapo sin quitarme la  vista de encima y rodea la barra para alejarse de mí. ¿Por
qué me siento mal? No sé, como  cuando me peleaba bien feo con mi madre y ella
después me hacía una rica comida. Ese  sentimiento pero como veinte veces
peor. 

— Jimin. — Lo llamo levantándome, él se detiene  cuando su mano toma el pomo


de la puerta de su cuarto pero no se da la vuelta. — Lo siento. 
Su cuerpo se pone un poco rígido y yo no tengo otro remedio que suspirar y
acercarme a él. Él finalmente se voltea de brazos cruzados frente a mí sin dejar de
masticar. Me siento amenazado, tengo la impresión de que ese chicle son mis
bolas. Qué elegante. 

— Sé que dijiste que nada de insinuaciones. — Digo mordiendo un poco mis


labios. — Y ayer casi te beso  y... lo siento. — Él me sigue observando fijamente.
— Escucha, eres muy atractivo, realmente me es complicado considerando q... 

— Bien, detente allí. — Me interrumpe bruscamente, yo cierro la boca y él frota el


tronco de su nariz. — Lo siento Yoongi. Créeme que no quiero ser así contigo pero
no quiero salir lastimado, ¿bien? 

Siento algo un poco desagradable irme recorriendo y no, no es diarrea o un pedo


atorado. 

— Si tú y yo comenzamos a... — Deja las palabras al aire. Entendí la referencia.


— Ya sabes, es muy probable que yo termine enamorándome de ti. O quizás no,
quién sabe. Es difícil mantener a la regla esto de "nada de sentimientos pero sí
mucho sexo". 

Puta qué ofertón. Yo donaba hasta mi riñón por tener esa regla con él. 

— Chico chicle, yo no soy un chico malo. — Le digo con una tranquila sonrisa pero
él ríe. 

No lo sé Rick, parece falso viniendo de mí pero recuerden esto amixes: "no


intenten ganar por la fuerza lo que puede ser ganado con la mentira". ¿Ah qué?
¿Exkiusmi? Yo no dije  eso, yo me llamo Carlos Santana. 

— Mira, no te discutiré algo relativamente obvio. — Eso dolió de puta madre. —


Eres alguien caliente Yoongi, tienes encanto natural, eres divertido, talentoso en la
música y seguro en muchas otras cosas, tienes carisma... en fin... muchas cosas. 

¡AY MUCHAS COSAS WUUUU! 

— ¿Y entonces...? — Pregunto ladeando mi cabeza sin entender el punto de este


man. 
— Tienes escrito fuckboy en la frente. — Dice riendo. No jodan, ¡¿y nadie me
avisó?! — Es cierto que resulta interesante revolcarse con chicos como tú, no me
cabe duda, pero desgraciadamente no quiero eso. Te lo estoy pidiendo de buena
forma y te pido que me lo respetes: no quiero eso contigo. 

Me siento terriblemente regañado ahora sí. Me está soltando verdades a putazos y


podría reírme, pero con él como que me dan ganas  de llorar. A la verga, ¿alguien
vio mi dignidad? 

— Ya me gusta alguien. — Finaliza destruyéndome más que ella con sus


mentiras. — Y me gusta mucho, Yoongi. He llevado enamorado de él dos años y
cada vez parece que estamos más cerca de... bueno, ya sabes. —Alza sus
hombros con un suave sonrojo. Qué asco man. — No quiero confundirme, ¿bien?
Soy sensible, soy un chico que se enamora rápido pero también me sé cuidar. Y tú
Yoongi funcionarías bien como mi amigo pero nada más. 

Ni mejores amigos. Ya me sentí bien mal ahora sí. Me mandó a la friendzone de


forme ética, casual y demasiado... aburrida. Bueno, ni eso, ya que no pensaba
convertirlo en mi novio, ¡no, por favor! Podré ser estúpido pero tampoco soy
idiota. 

— Bien, ya me queda más que claro. — Muerdo el interior de mi mejilla. No la


verdad es que no, que se deje de mamadas. — Aun así quería disculparme. 

— Y te lo agradezco. — Me sonríe. 

— ¿Amigos? — Pregunto extendiendo mi mano. 

— Amigos. — Él la estrecha con una sonrisa cálida, no enorme, pero me


conformo. Siento su agarre aflojarse pero yo lo aprieto y lo jalo hacia mí para
abrazarlo. Él suelta otro pequeño grito de sorpresa y siento su cuerpo tensarse
cuando lo rodeo con mis brazos. Le doy un apretón y él al instante se relaja y me
la devuelve riendo un poco. 

Ah, este men me hace mal. 

— Por alguna extraña razón creí que no te gustaba que fueran amorosos contigo.
— Me dice sin soltarme. 
— No me gusta, pero a ti te lo acepto. — Le contesto disfrutando de tenerlo cerca
aunque sea así. 

—Punto extra para Park Jimin. — Ríe. No jodan, juré escuchar "puto extra para
Park Jimin" y casi me voy de boca. 

Yoongi junior comienza a despertarse y no quiero mostrar mi visible excitación por


tenerlo cerca así que lo suelto antes de que lluevan vergazos. Sacudo su cabello
haciéndolo reír y regreso a la barra para desayunar mientras él entra a su cuarto a
hacer sepan qué. Me como rápidamente los huevos para meterme a bañar a lo
flash y alistarme. Ya vestido y peinado dejo la puerta abierta y agarro el delineador
para comenzar a ponérmelo mientras me observo al espejo. Escucho la puerta del
cuarto del chico chicle abrirse y lo observo de reojo apoyado en el marco de la
puerta con una sonrisa. 

— ¿Disfrutando? — Pregunto sin perder concentración. 

— Bastante, luces ahora como un terrible chico malo. — Me dice divertido. — ¿Te
digo qué podríamos hacer? 

— ¿Qué? — No jodan, ahora sí tiene mi total atención. ¿Habrá recapacitado ya


acerca de acostarse conmigo? Yo mando a la verga el ensayo si es así y allí
mismo le arranco la ropa y le como la boca. 

Ganas me sobran y eso me preocupan porque no inventen, yo jamás he sido de


los que ruegan. A este man ya le rogué un mes y se ha resistido bien. Mi dignidad
descansa en paz en un cementerio. Quién diría que yo, -el fabuloso y caliente Min
Yoongi- , le estaría rogando a un chico con complejo de diva y sarcasmo, algunas
veces absurdamente femenino y tan... ¿cursi? Si estuviera todavía en el colegio le
da un putazo por ñoño. Buenos tiempos esos. 

— Podría hacerte un cartel de "besos gratis por un dolar" — ríe.  

— ¿Y eso? — Volteo averlo divertido finalizando de ponerme el delineador. 

— Besas demasiado bien y eres un chico sexy. La pregunta sería por qué no. —
Me contesta como si fuese obvio. ¿Y esta rosa? 
Ay mi amor, si fueran tuyos te los dejo de a gratis y te incluyo el combo de una
mamada y una buena follada. Sad man, me tengo que conformar con soñar ya
que es gratis. 

— Paso. —Cierro el delineador y lo coloco en su lugar. — Quizás le podría pedir a


los otros miembros que lo hagan. Bueno, excepto Namjoon que tiene novia. 

— Qué lindo y qué suerte. — El chico chicle hace un puchero. — Algún día a mí
me tocará. 

Me abstengo a hacer comentarios acerca de eso y salgo del baño. Ambos


agarramos nuestras cosas y él es el primero en acercarse a la puerta y verme a
través de su hombro. Me sonríe con su sonrisa colgate que hasta shakira se caga
viéndolo. 

— Suerte en tu ensayo, más te vale tenerme los boletos para mañana para que te
ayude a venderlos. 

— Los tendré, gracias y también suerte. — Le digo con una sonrisa tan coqueta
como puedo. — Cuídate chico chicle. 

Él cierra la puerta dejándome solo nuevamente. Yo finalizo de recoger un poco y


voy a poner mi ropa en el cesto de ropa sucia. Cruzo con la puerta del cuarto del
chico chicle y suspiro antes de salir yo cerrando con llave. 

Bajo rápidamente y observo el día nublado. Ojalá no llueva porque pareceré de


esas actrices local drogadas en el auto con todo el rímel corrido. Recuerdo que
cuando era pequeño me tocó ver a una mujer grande así y me hice en los
pantalones del susto. Literalmente me cagué y no fue bonito. 

Corro a la estación de metro y cruzo todas las líneas necesarias antes de llegar a
donde los chicos. Esta vez soy el primero en llegar para sorpresa mía, Namjoon
me saluda con un choque de puños. 

— ¿No sabes dónde están los otros dos? — Me pregunta. 

— No, pero si no llegan en diez minutos les marco. — Contesto viendo que son
exactamente las diez con tres minutos. 
— Hay algo de tráfico. 

— Y vienen en moto y camioneta. — Namjoon me da la razón. 

— Pero mientras llegan, ¿oficialmente cuáles serán las canciones? 

— Lo que acordamos ayer por mensajes. — Asiento y él me devuelve el gesto. —


De movidas We are the new  generation , Play and take it y Fucking love. 

— Y de baladas Ghost people , Winter of madnees  y Another world. —Finaliza él.


— Así es. — Asiento conectando la guitarra eléctrica. 

— ¿Por qué no elegiste love to hate? — Me pregunta todavía sentado con los
brazos cruzados. 

— La estoy guardando para una ocasión especial. — Cuelgo la guitarra con la


correa a mi cuello y lo observo con una sonrisa. 

— Cuéntame Romeo. — Bromea interesado. 

Muy bien, es hora de que conozcan una parte mía de la cual no me siento
orgulloso pero sin ella no llegaría a donde estoy ahora. Agárrense y me iré
preparando para los putazos que me lanzarán. Estoy listo, mi momento ha
llegado. 

— Será para el próximo concierto, irá mi roomie. — Comienzo explicar y Namjoon


alza sus cejas mostrándose muy sorprendido. — Tiene pase VIP así que ya
sabes, voy a cantársela a él y lo subiré al escenario como todo un pro. 

— Qué romántico. Harás gritar a las chicas. — Dice riendo. 

— La idea es que comience a entrar en el ambiente. Este plan resultará si todo


sale acorde a lo planeado. REM estudios nos tomaría y ese concierto sería para
celebrar eso, así que después del concierto se viene la fiesta. — Sigo explicando.
— Mucho alcohol, música caliente, espacios reducidos... 

— Creo que comienzo a entender hacia dónde va esto. — Asiente mostrándose


pensativo con los ojos entrecerrados. — Qué cabronazo eres. 
— No lo lamento. — Observo mis uñas porque si mi ciela, siempre me salgo con la
mía. — ¿Lo quiero? Lo tengo. ¿Quiero que mi hermoso roomie se abra de piernas
para mí aunque esté ahogado de borracho? Se abrirá de piernas y me lo follaré
duro ahogado de borracho. 

— Eso es bastante cruel. 

— Está el pretexto del alcohol de por medio. — Alzo mis hombros. Sorry not sorry.
—No puede echarme la culpa ya que él habrá accedido también. 

— ¿Por qué no simplemente te lo ligas y te ahorras todo el show fríamente


calculado? — Sigue preguntando. 

— ¿Me perdí de algo? — Observamos a Taehyung entrando. 

— Yoongi está dando detalles de su malévolo plan para llevarse a su roomie a la


cama. — Explica brevemente Namjoon. 

— ¡Uh, yo quiero escuchar eso! — Taehyung se sienta rápidamente. No jodan,


JAJAJAJA no puedo con esto. 

—Básicamente voy a meterlo en ambiente de fiesta, esperar a que esté muy


borracho y boom. — Trueno mi lengua contra mi paladar. — Desnudo y en cuatro
frente a mí. Ya ni flash es tan rápido. 

— ¿Pero no que no quería nada? — Pregunta Taehyung sobando un poco su


piercing. 

— Por eso mismo. — Relamo mis labios. — Ya que tanto se hace del rogar parece
que  necesitaremos la ayuda del tío alcohol. 

— Qué cabronazo eres. — Dice ahora Taehyung riendo. 

— Soy caprichoso. — Les guiño el ojo y vuelvo a ver el reloj. — ¿Dónde se metió
el narizón? ¿No debió llegar ya? 

— Hablé con él hace media hora y me dijo que estaba saliendo. — Taehyung saca
su teléfono. — ¿Le marco? 
— Olvídalo, ya lo vi. — Entrecierro mis ojos y veo su moto. — Lo regañaré
después, necesitamos comenzar ya. 

Namjoon y Taehyung obedecen y toman sus instrumentos. Jungkook llega


corriendo todo sudado como cerdo y una mueca de dolor. No hago preguntas y
simplemente le doy la señal de irse a su puesto y él obedece rápidamente
cerrando un ojo y tocando su estómago. Donde me salga que está embarazado
me lo agarro a putazos. 

— ¿Todo bien? — Le pregunto como el buen amigo vergas que soy. 

— Me encontré con ya sabes quién. — Me dice. — Déjalo, no pasa nada. Él


terminó peor. 

Le mantengo la vista y observo detrás de mi hombro a Taehyung y Namjoon. Ellos


me mantienen  la vista fija y yo asiento, ellos me devuelven el gesto. Eso sí lo
dejaré muy claro y es de ley: Se meten con uno, se meten con todos. 

— Bien. — Contesto regresando la vista al frente. — Es mejor concentrarnos y


comenzar antes de que se haga más tarde. Hagamos unos pequeños ejercicios de
vocalización y vayan calentando cuerpo, comenzamos con Ghost people. 

Aquí correrá sangre. . .

008

El viernes llega y sinceramente no podía encontrarme más feliz y nervioso. 

Habíamos logrado vender ciento ochenta y nueve boletos entre los amigos
universitarios del chico chicle, fans viejos y contactos. Solo quedaban once boletos
más y sinceramente no me preocupa tanto, ya que seguramente hoy o mañana -a
más tardar- logramos venderlos. Somos la mera verga gente, nadie puede con
nuestro equipo TGBB ft chico chicle. 

— ¡Once más! ¡Once más! — Exclama chico chicle brincando en el sofá


emocionado, no puedo evitar estirar mis labios y sonreír. Se ve re chulo brincando.
—¡Solo once boletos más! 
Claro que se vería más bonito brincando en mi polla mientras estimula sus
pezones pero ya se saben la historia sad. Esta historia llena de desgracia no la
tiene ni la rosa de la Guadalupe... Aunque ahora que lo pienso, no me caería mal
una rosa que lo haga re-ca-pa-ci-tar. ¡Recapacita Park, recapacita! 

— Me alegra que compartas la emoción conmigo. Aunque es una pena que no te


veré mañana. — Comento despegando mi espalda de pared y sentándome junto a
él. 

— Lo sientoo. — Alarga con un puchero que me manda al cielo. — ¡Te prometo


que para la próxima iré YoonYoon! 

Algo aquí huele mal y no me tiré un pedo. Chico-chicle está de buen humor. ¿Qué
clase de brujería es esta? ¡Ni siquiera me ha llamado gran idiota! ¿Qué está
pasaaaaandaaaa doctor García? 

— ¿Y ese buen humor? — A mí no me engaña, le jaló el cuello al ganso. 

— ¿Se nota mucho? — Atrapa su labio inferior en un intento de borrar su sonrisa


que solo se ensancha más. No jodan, ¡Néstor, la insulina! ¡Marta, la camilla! 

— Nooo, cómo crees. — Contesto con claro sarcasmo. — Anda suelta sopa y
cuéntale al monje Min por qué está de tan buen humor, hijo mío. 

— A veces eres realmente idiota. — Me da un golpe amistoso en el brazo mientras


yo dramatizo. Él pellizca mi nariz y me abraza con fuerza aplastando su rechoncha
mejilla en mi pecho. Ya está. Se drogó. 

— ¿Chico chicle? — Pregunto sorprendido. A la madre, parece que la Guadalupe


me escuchó. — Lo siento, lo siento. 

— Se despega de mí con las mejillas rojas. — ¡Es que... ah! — Suelta un chillido
tornándose brutalmente rojo y tapa toda su cara. 

Ya me empecé a asustar. ¿Le bajó? ¿Cuánta marijuana se habrá fumado ahora? 

— Lo siento. — Respira y me toma de los hombros todavía ardiendo más que yo


cuando quiero me estoy aguantando las ganas de mear. — Estoy feliz y
demasiado... no sé cómo explicarlo. Eufórico, emocionado, a punto de dar brincos
de un lado a otro y... 

— ¿Qué pasó? — Pregunto tranquilo mientras él aprieta sus labios. 

— ¡ME BESÓ! — Grita haciéndome hasta a mí brincar y al pobre gato. —


¡¿PUEDES CREERLO?! — Comienza a zarandearme tomándome de los
hombros. — ¡ME HA BESADO! ¡PUTÍSIMA PADRE! 

— ¡ESA BOCA! — Grito ahora yo antes de que mis cables reaccionen. —


Espera... ¿te besó? ¿Quién te besó? 

— Tú sabes quién. — Me dice jugando con sus dedos y más rojo que una cereza.
— Le dije que me gustaba y-y... no sé qué su-sucedió, simplemente m-me tomó y
me besó. — Comienza a balbucear haciendo brillar sus ojos como nunca los había
visto. — Me dijo que él también gustaba de mí y, dios. Eso. 

No sé si ponerme a llorar, agarrarlo a vergazos, follármelo aquí mismo o renunciar


oficialmente a él. Creo que el orden será dos, tres, uno y cuatro. Sí, no suena mal.
Déjenme arremangar mis mangas. 

— Soy un idiota enamorado. — Suspira subiendo sus pies a MÍ sillón y abrazar


sus rodillas. — Me gusta tanto, tanto, tanto. ¿Cómo puede gustarme alguien tanto,
Yoongi? 

— No lo sé man, a mí nunca me ha gustado nadie. — Alzo mis hombros olvidando


los vergazos que iba a darle. — Me gusta follar pero creo que no me he
enamorado realmente. A lo mucho me dura una semana o un mes con suerte
antes de aburrirme. 

— Ah. — Él suspira ignorándome por completo. — El amor es sencillamente


hermoso.

— Ajá, cuéntame más. — Contesto viendo de nuevo mis uñas que son mucho
más interesantes que su conversación. 

— Quizás mañana que salga con él me pida ser su novio o algo así. — Dice y yo
al instante comienzo a voltear lentamente como la niña del exorcista con una
enorme sonrisa. Inserten por favor la cara de sonrisa psicópata que te pone tu ex. 
— ¿Salir con él? — Pregunto cruzándome de brazos. ¡Pero miren nada más quien
me mintió! — ¿No ibas a salir con tu "amigo"? — Hago comillas con mis dedos. 

— Iba hasta que Chanyeol me dijo que saliéramos mañana para comer y tuve que
posponerle la reunión de amigos a Baekhyun. 

— ¿Chanyeol? — Repito alzando una ceja. Bien, ya tengo un nombre, solo me


falta un sicario. 

— ¡Ese hombreee! — Grita mordiendo sus labios con fuerza. — Baekhyun y yo


concordamos que es sumamente caliente, nunca creí que fuera a poner sus ojos
en mí. Es sencillamente mágico, me siento en el paraíso. 

— Ajá. — Definitivamente no me gusta el rumbo que toma la conversación. Es


hora de tomar medidas drásticas. — ¿Follamos para festejar? 

Tres doritos después... 

— ¡YA JIMIN, ERA BROMA, ERA BROMA! — Grito corriendo por el departamento
en círculos mientras él me grita. — ¡ERA BROMA, NO ME GOLPEES EN MIS
HUEVOS, NO, NO POR FAVOR! 

— ¡NADA-DE- COMENTARIOS! — Me grita la perra ladrando ahora sí muy fuerte.


Me detengo para tomar aire y siento su patada en mi culo. ¡Óyeme no! — ¡Por
pasiva! — Me grita pateándome de nuevo. 

¿Me acaba de llamar pasiva? Esta mierda se va a prender. Agárrense bien el


rosario. 

— ¿Pasiva? — Pregunto con una sonrisa y volteo a verlo a través de mi hombro


con una sonrisa que dice claramente que está en problemas. 

— Bueno, ya. Sabes que solo bromeo. — Trata de salvarse con su sonrisa de "no
mato ni a una mosca". 

¿Intentas usar mis propios  hechizos contra mí, Potter? 

— Te mostraré qué tan pasiva soy. — Le digo dándome la vuelta dirigiendo las
manos a mi pantalón y bajando mi cierre. 
— ¿Qué haces? — Pregunta repentinamente ya no tan divertido. — ¿Yoongi? 

— Te mostraré mi polla a ver si sigues pensando que soy tan pasiva como me
pintas. — Digo de mala gana reafirmando mi posición de rompe-culos. 

— Espera... ¿qué? — Palidece. — ¡NO, NO HAGAS ESO! ¡YOONGI! ¡M-MIN! 

Se torna brutalmente rojo y tapa su boca viéndome fijamente la entrepierna y mi


pene aún dormido en mis manos, aunque no tengo problema en despertarlo. Su
mandíbula va al suelo y sus mejillas vuelven a encenderse. 

— Y eso que no está parado. — Le digo con una sonrisa  juguetona. — ¿Lo
despertamos? 

— ¡ESTÁS DEMENTE! — Me grita aún rojo. — ¡¿CÓMO TE SACAS EL PENE


ASÍ COMO ASÍ?! ¡ERES UN ANORMAL! 

¿Yo anormal? Óyeme no, más respeto. 

—  ¡Tú eres el anormal! — Lo señalo. 

— ¡¿Yo?! — Se señala ofendido. 

— ¡Eres un anormal con complejo de niña erótica! —Le reprocho. 

— ¡Habla el que tiene un puto piercing en el pene! —No mames. 

— ¿Tienes algo en contra de mi pene, pequeño pitufo? 

— ¡No metas a mi gato en esto! 

— ¡Entonces no hables de mi pene así como así! — Exclamo más bien molesto. Y
bueno, ya saben cómo finaliza esta conversación. 

Así que después de indignarme porque me dijo que me dieran, salí del
departamento para ir al salón de belleza. Así es amixes, es hora de decirle adiós
al azul y saludar al rubio caliente moja bragas punto cero. Ya quiero ver qué hará
el chico chicle al verme más caliente de lo que ya soy. 
Aunque estará dormido tal vez, pero no me importa. Llego al salón con un poco de
retraso pero al menos llego. Me voy a sentar y observo a la linda peluquera
acercarse a mí con una radiante sonrisa. Se la devuelvo y ella se acerca a mí
comenzando a colocarme aquella, ¿manta? negra que ata en mi cuello. 

— ¿Qué va a querer? — Pregunta amablemente. — Lo quiero rubio. — Agarro mi


teléfono y lo desbloqueo. — Así. 

— Claro. — Ella asiente. — ¿Corte también? 

— Si lo consideras necesario. — Le doy una coqueta sonrisa y ella ríe. 

— Ahora vengo. — Comenta divertida y se aleja dejándome allí solo unos


minutos. 

Pasan los minutos y hago el aburrido proceso pero que ya conozco bien.
Comienza a colocar el tinte atentamente sin despegar la vista de mi cabeza y
tarareando en voz baja las canciones que hay en el radio. Tiene buena voz. 

— Veo que te gusta la música. — Comento inevitablemente. 

— Bastante. — Me sonríe viéndome a través del espejo. — Es demasiado hot. 

— Yo mañana tengo un concierto con mi banda en el Occus. — Le digo y ella abre


sus ojos sorprendida. — Tengo boletos por si gustas ir. 

— ¿Eres integrante de una banda? — Pregunta abriendo más su boca. — ¿De


qué? 

— Rock. — Le guiño el ojo. — ¿No luzco como uno? 

— Francamente sí. — Me dice con una gran sonrisa. — ¿Cómo se llaman? 

— TGBB, the good bad boys, como prefieras. — Alzo un poco mi hombros. 

— ¡No puede ser! — Chilla un poco pero baja la voz. — ¿TGBB? 

— ¿Escuchaste de nosotros? — Pregunto con una sonrisa soberbia. 


— Mi hermana está enloquecida por ustedes, quiere ir a verlos. — Me dice ella
riendo. — ¡La cara que pondrá cuando se entere que le teñí el cabello a uno de los
integrantes! 

— ¿Por qué no le compras unos boletos? — La persuado. — Siempre adoro ver a


las fans. 

— ¿Aún hay boletos? — Me pregunta sonriente. 

— Me quedan once. — Asiento un poco. — ¿Cuántos quieres? 

— ¡Dios, esto es increíble! — Dice ella ligeramente agitada y riendo. — Dame


cuatro. Iré con ella, su amiga que seguramente jalará e iré también con la mía. 

— ¿Te los entrego ahora? — Susurro. 

— Mejor cuando finalice y en secreto, no quiero que me pillen haciendo estas


cosas en el trabajo. — Ríe en voz baja. 

— Entiendo. — También río. — ¿Cuál es tu nombre? 

— Jennie. — Me dice esbozando una sonrisa más grande. — Mi hermanita se


llama Lisa. Me da pena decir esto pero yo jamás los he visto, solo escuchado, así
que no sé quién eres realmente de los cuatro. 

— ¿De quién me ves la cara? — Pregunto alzando una ceja con una sonrisa. 

— Umh. — Ella entrecierra sus ojos. — Sé que su favorito se llama Jungkook y


tiene el cabello púpura, no eres él. ¿El baterista? 

— Nop, ese es Taehyung. — Alzo mis cejas divertido. 

— ¿Yoongi? — Pregunta relamiendo sus labios. — ¿El líder? 

— Touché. 

— Dios mío. — Ella se torna más roja y sus manos tiemblan un poco. Comienza a
poner más tinte y ríe nerviosa. — Me encanta tu voz. Eres mi amor platónico y te
tengo aquí sentado. 
— Siéntete afortunada. — Contesto. Esta woman me cae bien. — No todos los
días le tiñes el cabello a tu amor platónico desconocido. 

— Es una locura. 

Seguimos cotilleando y medio coqueteando hasta que finalizo. Me peina con suma
cuidado y no deja de hacerme preguntas acerca de mí, el grupo y básicamente de
todo lo que pueda. No me quejo, me encanta la atención y ella me está
entregando toda la que quiero. 

— Son veintiséis dólares por boleto. — Le digo poco antes de que finalice, ella
asiente. 

Veo que se aleja y regresa después. Voltea un poco y desliza un fajo de billetes en
mi mano, yo saco los boletos con cuidado y se los entrego. Ella sonríe y yo se la
devuelvo antes de levantarme y que ella me quite la protección que cubre mi
ropa. 

— Pues bueno, fue un honor Jennie. — Le contesto y ella me sonríe. 

— El gusto es mío. — Se inclina todavía roja de la pena. — Espero volver a verte


por aquí. 

— Seguramente. — Asiento y voy a la salida. — Te veré mañana guapa, te


cuidas. 

Le guiño el ojo y ella se hace charco allí mismo sacándome una pequeña risa.
Este día va muy bien, solo quedan siete boletos y espero pueda vender mañana
los que quedan... Bueno, los cuatro ya que tres están para nuestros vecinos los de
número dos. 

Debo pasar a dejárselos ahora que recuerdo. Toco a su puerta y ellos reciben los
boletos con una sonrisa y haciendo cumplidos de mi cabello. Yo agradezco porque
sé que luzco bastante caliente así que con el orgullo inflado y el mundo en mis
manos entro al departamento. Y Jimin ya se fue a dormir. ¡Me lleva todo! Yo
quería darle la sorpresa... 

Pues se la daré y no será mañana. Me acerco a su cuarto y toco tres veces pero al
no escuchar  contestación no me queda de otra más que abrir. Y perdóname
Jesús. Él suelta un chillido  mientras yo me siento venir al verlo en una sencilla
braga negra que transparenta su hermoso  culo ya que está de espaldas abriendo
el armario y viéndose al espejo. Sus mejillas estallan en  dinamita y me lanza el
cuaderno que tiene a su lado antes de abalanzarse dentro del armario. 

— ¡¿Q-qué te sucede? — Pregunta temblando y cubriéndose detrás de la puerta


asomandosolo su cara. 

— Toqué la puerta. — Advierto todavía tratando de procesar la imagen mental. 

— N-no te es-escuché. — Balbucea y me observa fijo. — ¡T-tu cabello! 

— Quería darte la sorpresa pero creí que estabas dormido. — Pestañeo. Santa
bestia, Yoongi junior ha vuelto a despertar. — Al menos estamos a mano. Viste mi
polla, vi tu culo. 

— Sal de aquí. — Susurra escondiéndose más y mostrándose asustado. 

— Jimin. — Llamo y él me voltea a ver con la mirada baja y ojos llorosos. — No te


juzgo por eso.

 Él baja más la mirada y sus dedos se aferran con fuerza al borde de la puerta.
Suelto un suspiro y entro a su cuarto un poco. 

— Jimin. — Llamo de nuevo. — No tiene nada de malo, luces sexy. — Él sigue


viéndome en  desconfianza. — No te juzgaré por tus gustos, quiérete como eres.
Love yourself bro. 

Él ríe un  poco pero se sigue manteniendo oculto: — D-de acuerdo, gracias. — Me
dice todavía con  suma pena. — Tú también luces sexy. 

— Siempre cariño, siempre. — Le guiño el ojo y me acerco a la puerta. —


Descansa, no quiero ser molestia de tu cotoneo personal con ropa sexy. 

Él muerde sus labios de nuevo y yo salgo apoyándome después sobre la puerta


con un gruñido viendo la erección en mi entrepierna. Admito que esa no la vi venir
y la Manuela me está  llamando a gritos. Bendita imagen mental... Se me paró el
pene que si tengo.
Pues ni modo,  necesidades son necesidades. Te dedico todas mis pajas belleza
de chico que me vuelve loco  con cada día...

009

De acuerdo, necesito calmarme. Hoy es el puto día del concierto y si eso no me


está matando, es el chico chicle rebuscando algo como desquiciado entre los
cajones. Me pierdo nuevamente observando su monumento de infarto debajo de
su espalda. Dios. 

— ¿Qué buscas chico chicle? — Le pregunto todavía sentado desde el sofá. 

— Nada. — Me contesta el men rebuscando más y más aventando cosas. 

— No parece no ser nada. — Le contesto alzando una ceja. 

— Uh... — Sigue buscando y deja las palabras al aire. — ¿Estás seguro de querer
saber? 

— Supongo... 

Él se reincorpora y me observa unos segundos antes de mordisquear sus labios.


Me vuelve a dar la espalda y suspira abriendo el cajón de hasta arriba y metiendo
sus manos dentro. 

— Busco protección. — Me contesta provocando que me ahogue con el sándwich


y se me atore el jamón en la garganta mandándome al suelo. ¿Cómo dices que
dijiste? 

— ¿Protección? — Pregunto desde el suelo después de convulsionar. 

— Condones. — Repite de mala gana. — ¿Qué crees? ¿Que iré a cenar a la casa
de Chanyeol y me iré después? Por favor. 

No jodan, estoy entre reír o llorar. A la mierda, me voy a enojar. 

— Así que te vas a acostar con él. — Le doy una mordida al sándwich. Es el juego
suicida. —  Felicidades. Veo que con él te pondrás en cuatro muy educadamente y
le entregarás tu  virginidad. 
— No es asunto tuyo. — Me reclama, solo que esta vez no me acuerdo de la
canción.

— Adelante, ve y ponte en cuatro. — Comienzo a sentirme más y más molesto. —


Siquiera son novios, ¿vas a entregarte así como así? ¿Dónde está tu cuento
barato de el hombre perfecto y hacer el amor? 

— Chanyeol me ama, yo lo amo. Haremos el amor porque llevamos enamorados


mucho tiempo. — Cierra el cajón y observo unos condones en su mano. — Será lo
más natural. Para ese entonces ya seremos pareja. 

— Pareja de diez minutos. — Me burlo secamente. — Qué jodido abre piernas


eres, Jimin. 

— ¿Qué? — Él voltea a verme enfurecido. — ¡Llevo dos malditos años enamorado


de él, Yoongi! 

— Y te lo vas a tirar. — Contesto con una sonrisa sarcástica. — Felicidades por tu


inteligencia y ofrecerte como si nada. ¿Tú elegiste cenar en su casa? 

— Él me lo pidió. — Se cruza de brazos. — No es asunto tuyo de todos modos,


¿bien gran idiota? No estoy afirmando que me acostaré con él, es sencillamente
prevenir. 

— Solo te haré una pregunta. — Le digo levantándome y acercándome a él de


brazos cruzados. — ¿Él te hacía caso antes de que se enterara que le gustabas? 

— ¡Claro que sí! — Espeta antes de quedarse callado unos segundos —. Bueno...
me preguntaba por trabajos escolares a veces o por la fecha. Alzo más mi ceja. 

— ¿Y luego? 

— Y le dije que me gustaba — Sigue. — Y pues... él me dijo que también le


gustaba, me pidió la cita a la semana y quedamos en su casa. — Alza sus
hombros. 

— Entonces mágicamente comenzó a prestarte atención cuando se enteró que


babeabas por él. — Sigo negando con la cabeza suavemente. Pobre idiota. — Y
te pide quedarte a cenar en su casa. ¿Al menos ya te dijo que serán novios? 
— Me pedirá serlo allá. — Se defiende con mala cara. — ¿Te lo dijo? 

Silencio. Chico chicle desvía la mirada. 

— Es obvio que lo hará, ¿para qué más me pediría una cita? —Pregunta riendo. 

— ¿En su casa? Déjame adivinar... estarán solos casualmente. — Sigo. 

— ¡Ya! — Me grita molesto. — ¡Métete en tus asuntos y déjame en paz! ¿Bien? 

Dios, ilumínalo que si yo lo hago me va a madrear. 

— ¿Te digo algo y no te vas a enojar? — Pregunto mordiendo el interior de mi


mejilla. 

— Intentaré no hacerlo. — Me barre rápidamente con mala cara. 

— No te ama. Solo busca follarte. — Digo y Jimin me observa con horror. — Se


aprovechó de la situación, es lo que cualquiera haría. Más vale una mentira que
diga "te amo" y una buena follada a declinar la oferta y ser buen chico. 

— ¡Eres...! — Sus ojos vuelven a llenarse de rabia. — ¡Eres un monstruo! ¿Cómo


te atreves? ¡No conoces a Chanyeol! 

— Hagamos algo. — Le doy una sonrisa sarcástica. — Ve a cenar solo con él, sin
insinuaciones. Si él da la iniciativa, niégate. Si te ama lo entenderá y si no,
desesperará, tratará de convencerte y en el peor de los casos te gritará y hará
llorar. 

— ¿Tiendes a describirte tanto? — Me observa furioso. — Deja de joderme con


tus mierdas. 

— Solo int... 

— ¡Cállate! — Me grita haciéndome callar. 

No mamen, ahora sí ya me asusté. 


— ¡No intentas nada! ¡Te arde el orgullo ver que perderé mi virginidad con alguien
que no seas tú! ¡Eso es lo que te arde! ¿Me crees idiota? ¿Crees que no me doy
cuenta que cómo me miras? 

Aprieto mis labios y trato de acercarme pero él se aleja y me señala amenazante:


— Ni te atrevas a decir algo. — Advierte. — Métete en tu cabeza de chorlito que
no voy a follar contigo. Deja de ser tan intenso porque te juro que si comienzas a
fastidiarme voy a correrte de mi departamento. ¿Me entiendes? 

— Te acordarás de mí. Tristemente no lo hago por celos, créeme cuando te digo


que solo te está  usando. — Le sigo diciendo y él ríe. 

— Y sigues. — Muerde su mejilla ya que ésta se ahueca. — Concéntrate mejor en


dar tu concierto barato y déjame a mí ir a mi cita. ¿Bien? 

— No me hagas enfadar, Jimin. — Aprieto mis puños. 

— No me provoques entonces. — Sigue él sin mostrar una pizca de miedo. — ¿Te


llevarás así conmigo? Te vas a aguantar Min. Y si no te parece siempre está la
puerta allí a tu izquierda para que agarres tus cosas y te vayas derechito a la
mierda. ¿Estamos? 

Estoy tan perplejo por su actitud que ni enojarme puedo. A eso se le llama tener
huevos, aunque sea pasiva. No, sí. Mis respetos. 

— Ahora déjame pasar. — Advierte de nuevo con una mirada gélida. 

Me mantengo quieto y él trata de pasar pero me muevo para bloquearle el paso. Él


me empuja con fuerza y avanza de mala gana. Mierda, realmente comienza a
enojarme. Antes de que salga vuelvo a tirarlo del brazo y él trata de soltar el
golpe. 

— ¡Que me sueltes ya! 

— Cuida tus palabras y por favor escúchame. — Suplico pero él se remueve. 

— ¡No quiero escucharte! ¡Suéltame o me pondré a gritar! — Me advierte


lanzando fuego por los ojos. — Yoongi, voy a golpearte si no me sueltas. 
— Te golpearé de vuelta. 

— No te atreverías. 

— Somos chicos. Claro que me atrevería aunque seas más nena que yo. Bueno,
una nena con un carácter que...

— Suéltame. — Me pide firme. — Suéltame y olvidaré todo esto. Soy capaz de


pedirte que te largues ahora mismo. No tengo por qué aguantar tus dramas. 

— Estoy evitando que te rompan el corazón. Yo mismo me sé esos métodos: te


llevará a la cama apenas entres al departamento. y... 

— Lo amo. 

— Pero él no te ama. 

— ¡Mentira! 

— No vengas llorando cuando yo te lo advertí. — Amenazo de mala gana


soltándolo y él se soba la muñeca viéndome peor que antes. — Puedes encontrar
mejores, no te digo que yo sea mejor opción, pero no te vayas por el chico que a
la semana te pide ir a su departamento. 

— Tú trataste de follarme cuando no llevabas ni una semana en este


departamento. — Me reprocha. 

— Es diferente. Yo te daría los mejores polvos de tu vida y te llevaría a tocar el


infierno más caliente y tú con tu simple mirada me la paras. Él no te hará eso.
Además, ¡yo tengo un piercing, una gran lengua y preciosos dedos! ¿Tienes idea
de todo lo que te haría? Estallarías en gritos y babearías de placer. 

Él me observa fijo y yo le mantengo la mirada también. Ninguno la despega y lo


veo tomar un pequeño rubor antes de relamerse y desviar la mirada sin dejar de
tomar su muñeca. No jodan, ¿en qué pensó? No puedo ponerme de idiota
mientras sus mejillas están a punto de estallar y su respiración pesada. ¿Se habrá
mojado? Digo, ¿aflojado? 
— Tú no sabes nada. Mi madre me dijo que los hombres cuando te aman, no
importa en cuánto tiempo se acuesten — Murmulla. — Mientras se amen. 

— ¡Tu mami, es una tonta! 

— ¡No le digas tonta a mi mami! — Exclama con voz tierna haciéndome agua en
ese instante. 

— ¡Tu mami es una tonta y tú también! 

— ¡Mentiroso! ¡Eres un idiota! 

Me tapo la cara sin poder creerlo y Jimin me da una patada en los huevos que me
lleva al suelo. 

— ¿Por qué? — Pregunto lloriqueando. 

— Por imbécil. Lo observo con súplica pero él  no cambia su dura mirada y sale
azotando la puerta detrás de él. 

¿Por qué cuando hago buenos actos él los toma como malos? Realmente estoy
intentando salvarlo de un corazón roto. A la mierda el sexo, el pobre estallará en
lágrimas cuando se entere que solo lo usaron. 

Ah, solo espero muy sinceramente estar equivocado acerca de esto. Sino aquí
correrá sangre nuevamente y no será mía. No tolero que lastimen a los que me
importan y Jimin me importa  de una forma o de otra. Llevamos dos meses juntos
pero es suficiente para que se haya ganado mi  simpatía. Nadie lo hace llorar.
Solo yo. Y si alguien se atreve se las verá conmigo y el grupo. Lo  he dicho antes y
lo volveré a decir: se meten con uno, se meten con todos. Y chico chicle es  uno
de nosotros. 

Me subo corriendo al metro y meto todas mis cosas en bolsas. Tengo puesto una
gorra y el cubre bocas así que es casi imposible que me reconozcan. Bueno,
tampoco es que se me vayan a tirar encima pero más vale prevenir que lamentar. 
Quedamos de vernos en la casa de Taehyung que es la más cercana para
prepararnos. Yo toco el timbre de su departamento repetidas veces hasta que me
abre y subo corriendo las escaleras hasta el cuarto piso. Golpeo su puerta casi
orinándome en los pantalones. Él abre y yo corro a mear. Llevo dos jodidas
estaciones aguantando, no jodan. 

— ¡Ahora sí estamos todos! — Exclama Taehyung cuando entro. 

— Espero tengan su ropa y chaquetas limpias. — Contesto mientras me voy


quitando todo. — Todos delineados y con sombra oscura, luzcan sus piercings, las
luces serán moradas. 

— ¡Vale! — Grita Jungkook terminando de ajustarse la chaqueta. — ¡Me gusta tu


sexy rubio! 

— Necesitaré que ustedes después se cambien de color. — Aviso, Taehyung me


observa. — Tú no, Tae. El gris te queda bien. 

Él sonríe y Namjoon y Jungkook asienten. Nos vestimos lo más rápido que


podemos y comemos una pizza antes de irnos a preparar para llegar bien
producidos. Jungkook pelea con la base ya que le han salido unos barritos en la
mejilla algo notables. Lo bueno es que las luces son oscuras y puede disimular
mejor a si fuera en pleno día en aire libre. 

Finalizamos y corremos al bar en la camioneta de Taehyung para hacer el sound-


check. Instalamos nuestros instrumentos y los conectamos. Hacemos unos
ejercicios de respiración y una vez calentados, finalmente comenzamos. 

— Recuerden el orden de las canciones. — Les digo. — Jungkook hablará a la


mitad para animar el ambiente y de allí seguimos con pequeñas pausas solo para
presentar la canción. Namjoon abre, de ahí se va Taehyung, Jungkook y yo doy el
cierre, ¿estamos? 

— Estamos. — Me responden al unísono. 

— Muy bien. — Trueno mi cuello y acomodo el micrófono antes de esbozar una


sonrisa. Succiono mis labios una última vez y doy el primer golpe de guitarra que
hace vibrar el suelo. —  Prendamos esta mierda. 
010

Después de una gran noche relativamente intensa y llena de gritos femeninos, el


concierto dio cierre con broche de oro gracias al fabuloso Jeon Jungkook quien se
arrancó la camisa como todo un daddy mostrando su buen abdomen marcado. 

No es necesario decir que todas las fans locas se pusieron como histéricas a gritar
y casi se lanzan al escenario babeando para violarlo. Yo estaba cagadísimo de
risa viendo como dos chicas agarraban sus pantalones y el pobre brincaba para
zafarse mientras Taehyung llegaba al rescate y se lo llevaba cargando como una
damisela en apuros. 

Me cagó más ver cómo aún así estando atrás, los idiotas se caían por la falta de
equilibrio de Taehyung y el pobre barman que pasaba, terminó aplastado por los
dos cuerpos y la cerveza salió volando por los aires hasta estrellarse en el suelo
haciendo gritar a Namjoon como una chica. 

Sí. Amo a mi familia. 

— ¡Qué buena noche! — Grita Jungkook aún sobre Taehyung quien no deja de
reír. — ¡TGBB is breaking the stage! 

— ¡Quítateeee, narizón deforme! — Taehyung comienza a golpear su pecho


desnudo. 

Jeon voltea a verlo con una cara pervertida y levantando y bajando sus cejas
repetidas veces: — Ahora que lo veo, luces muy bien debajo mío, eh-eh. — Dice
el de cabello morado divertido. 

— Y tú lucirías muy bien con mi puño en tu... 

— ¡Chicos, arriba! — Ordeno al ver al productor de REM estudios hablar con uno
de seguridad quien señala en nuestra dirección. — ¡Arriba, mierda! ¡ARRIBA! 

Los dos pequeños se levantan de un brinco mientras Namjoon se acerca a mí


preocupado. Trago pesado y comienzo a sentirme nervioso pero Namjoon frota mi
brazo para calmarme. Respiro profundo y lentamente voy exhalando. Taehyung y
Jungkook se colocan a mis costado, Taehyung quedado junto a mí y Jungkook en
la esquina. 
Puedo sentir como los cuatro nos tensamos cuando él finalmente nos observa y se
va acercando. Su rostro es difícil de descifrar. Luce sereno, pero serio... y... como
que enojado. Oiga señorito, no invente, sonreír es gratis. 

Carraspeo mi garganta cuando él finalmente se acerca y nos examina a los cuatro,


esboza una  sonrisa no muy grande, más bien cortés y respetuosa. Los cuatro
asentimos y hacemos una  pequeña reverencia antes de que yo estire la mano
con una de mis mejores sonrisas. 

— Min Yoongi, líder del grupo The Good Bad Boys. 

— Kim Seokjin, productor de la disquera y estudio independiente REM studios. —


Él estrecha mi mano cálidamente. — Mucho gusto. 

— El gusto es nuestro. — Sonrío junto con las demás. — ¿Qué le pareció el


concierto? 

— Bastante bueno. — Confiesa. — Tienen buenas canciones, buenos ritmos,


buenas letras y sin duda una gran energía en el escenario. Saben prender a la
multitud. —Una sonrisa asoma por mi rostro. Eso es todo señoras y señores, la
hicimos. — Veo un gran potencial aquí, así que me gustaría tener una cita con
ustedes en el estudio: el jueves a las cinco. 

— ¡Claro! — Asiento y observo a los demás. — Allí estaremos. 

— De acuerdo. Muchas gracias y celebren la noche. Quedó bien el concierto. —


Contesta Seokjin antes de estrecharnos las manos sin dejar de hablar. 

— Gracias a usted, nos alegra que haya sido de su agrado. — Habla Taehyung. 

Seokjin asiente y me da una última mirada. Se la mantengo un poco antes de que


él asienta con una sonrisa más relajada y lentamente se aleje con su impecable
traje y mandando unos mensajes de texto. 

Esperamos a que se retire lo suficiente antes de vernos los cuatro y tapar nuestras
bocas y 
comenzar a gritar cual adolescentes hormonales. 

— ¡No puede ser! — Jungkook sigue tapando su boca. — ¡No puede ser! 
— ¡Le gustó, le gustó, le gustó! — Grita Taehyung dando brincos. 

— ¡Tendremos un contrato! — Se lanza también Namjoon. — ¡Un maldito contrato


con ellos! 

— ¡Mamá no me despiertes del sueño! — Grita Taehyung tirándose al suelo. 

— ¡Seremos famosos! ¡Más famosos! — Grita Jungkook también en euforia


absoluta. — ¡Seremos leyenda! 

— Ya, calma. — Digo riendo. — No nos sobresaltemos todavía. Esperemos a que


llegue el jueves antes de emocionarnos. 

— ¡Pero Yoongi! — Pucherea Jungkook. — ¡No es justo! 

— Anda mocoso, que tu madre debe estar esperando por ti despierta para que le
cuentes qué tal te fue. — Le digo apuntándolo con mi barbilla. 

— ¿Bromeas? — Exclama. — ¡Esto merece celebración! 

— ¡Vayamos a Dunkies! — Dice Namjoon. — ¡Tenemos hoy barra libre! 

— ¡Vamos, vamos, vamos! — Grita Taehyung viéndome. Yo niego con la cabeza.


— ¡Yoongiiii! 

— Mañana tengo que ir al dentista a las ocho. — Les digo suspirando, los tres
hacen muecas de decepción. — Lo sé, lo siento, pero ya van dos veces que
pospongo la cita. 

— Feo. — Jungkook me saca la lengua y yo se lo devuelvo. — Pero mañana hay


reunión en tu departamento para terminar de festejar. 

— ¿En mi departamento? — Pregunto abriendo mis ojos perplejo. — Oh no. No,


no, no, yo... 

— ¡Anda! — Namjoon me da un codazo. — Queremos también conocer a Jimin. 

— No creo que sea una buena idea. — Confieso. 


— Ay, por favor. — Taehyung ríe. — Si no le agradamos se aguanta. O puede
salirse. Ahora los dos comparten. 

— Pero... 

— Mañana estaremos a las ocho de la noche, prepara bocadillos. — Se adelanta


Namjoon. — Y películas de terror. 

Suelto un suspiro ya que es realmente difícil quitarles de la cabeza una idea a


estos mans. Pues a la verga. A chico chicle le tocará cocinar para que comamos.
Aunque sería mejor comérselo a él pero no comparto. 

Además, díganle no al canibalismo. ¿Entienden la referencia? ¡JA! Vale, ya paro. 

¿En qué estaba? Ah, sí. Que quería mear. ¡No! ¡Eso no! ¡Bueno sí, pero que los
bocadillos van primero!

— De acuerdo. — Chocamos puños. — Nos vemos mañana. 

— ¡Suerteee! — Canturrea Jungkook quien ya se encuentra trepado en la espalda


de Taehyung. — ¡Dale como el viento tiro al Tae, ajuaaa! 

Taehyung resopla antes de llevárselo cabalgando y Namjoon los sigue entre risas.
Yo niego con la cabeza divertido y me tapo bien. Tengo frío, pos me tapo. Así de
triste está mi situación amorosa. Ah no, eso no era. 

Una vez que me libero de todo el líquido que tenía guardado, me tapo nuevamente
y me coloco el cubre bocas antes de tomar un taxi que me lleve al departamento.
Veo que son las diez de la noche. Es bastante temprano aún pero quiero
descansar. Aunque suene mamón, yo soy demasiado de fiestas y emborracharme
pero mi dentista no me la perdona una tercera. Además necesito sonrisa colgate
como la del chico chicle si quiero seguir conquistando. A huevo que sí, los voy a
dejar hasta ciegos. 

Por muy gay que suene, pero la apariencia física si va mucho conmigo y hasta a
veces me pongo  maquillaje para ocultarme imperfecciones o verme más caliente
de lo que ya soy. Transpiro  swag, ¿qué decirles? Me bajo del taxi y subo las
escaleras. Saco la llave e ingreso. ¡ah, hogar  dulce hogar! 
Ahí está el sofá lleno de pelo de gato esperando por mí, el elefante gigante al 
costado, a Jimin llorando en el suelo, el gato sentado en la ventana maullándole a
la luna y mi ropa tirada en el suelo. Sí. Todo normal. Estoy a punto de ingresar al
baño cuando hago un  repaso mental y siento mil bofetadas internas que casi me
hacen llorar. 

Me doy la vuelta en un respingo y corro al chico chicle que está lloriqueando en el


suelo. 

— ¡Pero qué demonios! ¿Qué te pasó? — Pregunto arrodillándome frente a él. 

— ¿Ah? — Él levanta su cara de dolor puro. — Nada. 

— Eso no parece ser nada. — Digo alzando una ceja. 

— No es nada, mañana ya se me pasa. — Seca su lagrimita y me sonríe. 

— Le voy a romper la cara. — Siseo entre dientes levantándome. ¡Pero si ese


cabrón me las va a pagar! 

— ¡Noooo! — Me grita el chico chicle levantándose de un brinco y tomándome del


brazo. — ¡No es lo que crees! 

— ¿Ah no? — Pregunto molesto. —¿Y entonces? 

— E-es que... — Muerde sus labios y enrojece. Yo alzo una ceja esperando que
escupa sopa pero no parece muy seguro de querer hacerlo. — B-bueno. 

— Dilo antes de que te lo saque a vergazos. — Amenazo y él me observa


escandalizado comenzando a negar con su cabeza. 

— ¿No te enojas? — Pregunta cerrando su ojo derecho y frotando su nuca con su


mano izquierda. 

— Intentaré no hacerlo. — Alzo mis hombros y posteriormente me cruzo de


brazos. 

Él frunce sus labios y los aprieta antes de soltar el suspiro de rendición: — Es


que... me duele... Uh, él... me dio muy fuerte y mal. 
Puedo sentir mis ojos saliéndose de mis órbitas y yéndose a estrellar contra su
cara. Abro la boca y él inmediatamente se tapa su cara. ¡Pero si valdrá barriga
señor verga! 

— Ay, pendejo. — Digo dándome una palmada en mi frente. — Que parte de que
NO follaras con él, ¿fue la que no entendiste? 

— ¡Simplemente se dio! — Se defiende sobando su cadera con una mueca. —


Pero no sé qué demonios hizo que me duele horrible. Le dije que no fuera duro y
ahí lo tienes destrozándome y metiéndomela mal. ¡Golpeaba a todos lados menos
a donde se sentía rico! 

— ¡Ay, no puede ser! — Una segunda palmada. 

— No vuelvo a ser pasivo. — Se cruza de brazos. — ¿Yoongi? 

— ¿Sí chico chicle? 

— Enséñame a ser un activo. 

Aprieto mis labios y me torno rojo para evitar no soltar la mejor carcajada de mi
vida. Él me observa sin ninguna pizca de gracia lo cual causa que debido al
silencio, estalle en risas y me revuelque en el suelo pese a sus patadas que me
da. ¡Oh dios, eso ha sido fabuloso! 

— Ya, perdón. — Digo aguantando las lágrimas de risa. — Es que... no puedes


estar hablando en serio, chico chicle. Tú eres pasiva hasta por los poros. 

— ¡Pero me duele!— Exclama él en un puchero. 

— Si hubiera sido conmigo no te estarías quejando, pero eres medio tonto. — Le


digo dándole palmaditas en la cabeza a lo que él resopla. 

— Es eso o me vuelvo hetero. — Amenaza cruzándose de brazos. 

— ¿Eso es posible? — Alzo una ceja. 

— No lo sé. 
Nos mantenemos en silencio y en duda existencial mientras el gato sigue
maullando. 

Saco mi teléfono y pongo en el navegador "Mia Khalifa nudes". La mujer aparece y


yo presiono en la foto en la que se le ve toda la coliflower. 

— A ver. — Le digo pasándole el teléfono. — Que tu mente santa juzgue. 

Jimin le mantiene la vista fija un par de segundos y pestañea después de un rato.


Levanta la mirada para verme y vuelve a bajarla. Luego sube a verme a mí, y
luego la baja para volver a verla a ella. Así lo hace repetidas veces que hasta creo
que le rayó el disco. 

— Pueeees — Entrecierra los ojos una última vez viendo fijamente al teléfono. —
¿Se supone que eso debe calentarme? Digo, sé que sí... pero no veo nada de
especial. Veo una vagina, pechos... 

— ¿Y eso no te pone? — Alzo una ceja. Él alza sus hombros indiferente y abulta
sus labios. Yo veo ahora la foto y hasta me pone. — Sí. Eres gay. — Salgo del
navegador. — Te tengo malas noticias Jimin: jamás podrás meter tu pene en una
vagina. 

— De acuerdo. — Él sonríe. — Enséñame a ser un activo entonces. 

— El primer paso es quitar tu sonrisa de pasiva, lo cual es difícil. Así que vaya
pena, no pasas el primer paso. Ponte en cuatro. 

— ¡Oye! 

— Ya, solo bromeo. — Le digo pero él vuelve a pucherear. — Chico chicle, con
esa actitud jamás llegarás a ser un activo. 

— ¿Por qué no mejor tú te pones en cuatro y lo comprobamos? — Me reta. 

— ¡JA! ¡SIGUE SOÑANDO CHICO CHICLE! — Suelto una sonora carcajada. —


Mira. Mañana vendrán mis amigos, ellos solos te juzgarán si eres o no activo.
¿Bien? 
— De acuerdo. 

— Pero te lo digo, chico chicle. Solo porque él te lo hizo mal, no significa que los
demás te lo harán. 

— Sígueme tirando indirectas acerca de follar y agarraré tu pene para ponértelo


en la licuadora.

 Auch. 

— O peor aún. — Una sonrisa escalofriante sube a sus labios. — Te morderé el


piercing en tu glande y tiraré de él para arrancártelo. 

Me tiro al suelo con las manos en la entrepierna con lágrimas en los ojos. Con solo
decirlo sentí  que me arrancaron hasta el alma. Chico chicle ríe como bruja antes
de verme sonriente. 

—  Quiero que comiencen mis clases mañana. — Se cruza de brazos una última
vez. — Y si llego a  ser un buen activo, tú te pondrás en cuatro. 

— ¿Y si no? — Pregunto desde el suelo. — ¿Entonces qué? 

Él se mantiene callado unos momentos. Aprieta sus labios y cierra sus ojos con un
largo suspiro.  Relame sus labios y me da la espalda inclinándose hacia adelante 
dándome una vista gloriosa de su culo. Mi garganta se seca cuando se da un par
de palmadas sobre la tela del pantalón y se menea suavemente. 

— Tú irás acá dentro. 

¡PERROS CORRAN QUE VOY A EXPLOTAR! 

— ¡HECHO! 

011

Puta, qué ofertón. Yo gano esta apuesta sí o sí. Aunque la verdad es que no me
preocupo, con ese culo abismal y esos labios... no me jodan. Esos labios están
más gorditos que mi pene. ¡No, retiren eso! 
¿Se lo imaginan dándome una mamada? Yo no puedo así. No me interesa si no
soy el que le quitó su linda virginidad, pero seré el único que se lo haga bien. Ya
está. Será mi reto personal follármelo hasta hacerlo babear y desmayarse y que
llegue corriendo a chuparme la polla al día siguiente pidiéndome más. 

— ¿Yoongi? — Hablando del rey de Roma. 

Despego la vista de la computadora que tengo para ver al chico chicle quien tiene
una tímida sonrisa en sus labios. Me quito los lentes que coloco en la mesa. 

— ¿Qué pasa? — Pregunto. 

— Oh, antes que nada... te ves bien de lentes. — Dice cálido a lo que yo sonrío.
Carraspea su  garganta. — Bueno... tú me comentaste que tus amigos vienen y
toda la cosa. 

— Aja. 

— Hice unos bocadillos p-pero, ¿ellos toman alcohol? — Pregunta sonrojado, yo


levanto ambas cejas. — Digo, tengo unas diez botellas de todo pero solo probé
vino una vez. 

— Toman como si no hubiese un mañana, así que estará bien. — Le sonrío y él


asiente. — Ten. — Le doy un poco de dinero que toma con la boca abierta. —
Gracias. 

— S-supongo que de nada. — Balbucea y observa a mis costado. — ¿Puedo


sentarme? 

— Adelante. — Me arrimo un poco a la izquierda para que se siente. 

Chico chicle se sienta a mi costado y se inclina un poco hacia adelante para ver lo
que estoy escribiendo. No es nada fenomenal, solo ayudo a Jungkook con una
tarea que le dejaron. Jimin lee atentamente y no pasa mucho hasta que su
mugroso gato se va a sentar en sus piernas para acurrucarse en un maullido. 

— Hasta donde entiendo, no te llamas Jeon Jungkook. — Ríe el chico chicle


viéndome. 
— Nop. Es un favor que le estoy haciendo. — Contesto agarrando de nuevo mis
lentes y volviéndomelos a poner. — Ya sabes, es domingo y día libre. 

— Ya. — Asiente y siento que se pega más a mí. — Y... ¿a qué hora llegan tus
amigos? 

— Quedamos a las ocho, entonces llegarán a las diez. 

Jimin me observa perplejo a lo que yo río. 

— Es broma. Son muy puntuales, así que entre ocho y ocho diez de la noche
estarán tocando a la puerta. — Contesto acomodando nuevamente la
computadora en mi regazo. 

— Ya. — Él vuelve a asentir y comienza a frotar la punta de su nariz con su


manita. — Y... ¿crees que les agrade? E-es decir, ya sabes. 

— Supongo. — Alzo mis hombros. — Son chicos fenomenales y desmadrosos.


Les agradarás seguramente aunque piensen que eres raro. Pero te querrán. 

Él frunce su boca y comienza a acariciar a su gato. Suelto un suspiro. Yo finalizo


el párrafo que estoy haciendo rápidamente y dejo la computadora en la mesa de
enfrente. Volteo hacia Jimin que sigue acariciando al gato y se lo arrebato para
colocarlo en el suelo. 

— ¿Por qué me lo quitas? — Pregunta haciendo un puchero. 

— Perdón. — Le digo apretando sus manos cuando se las tomo. 

— ¿Por qué te disculpas? — Pregunta suavemente ladeando su cabeza. 

— Por ser tan idiota contigo. 

Él ríe tomando un rubor. 

— No te disculpes, así eres y no me molesta. Es decir, al principio si era extraño


pero ahora... no. Ya casi cumplimos dos meses y francamente creí que sería peor
y mira: sobrevivimos. 
— ¿Entonces no me odias? — Pregunto sonriendo inevitablemente. 

— Nop. 

— ¡Excelente! — Suspiro aliviado. — No eres activo. 

Él pone sus ojos en blanca y trata de zafarse pero no se lo permito. Alzo ambas
cejas y él me observa con la misma mirada retadora. Veo que mueve su
mandíbula y me toma un poco de sorpresa cuando lo veo inflar un chicle rosado
casi hasta que roza mis labios y lo succiona como la perra que es. Y no lo digo en
mal sentido. 

— ¿Y eso a qué fue? — Pregunto divertido. — Créeme que un activo no haría


eso. 

— No, pero es lindo ver como bajas tus ojitos y los agrandas al ver el chicle toma
casi la forma de tu cara. — Me guiña el ojo. — Quizás pongas esa misma carita
cuando tengas mi pene alzándose sobre tu boca. 

Buena esa... Buena esa. 

— Ya. — Ahora yo frunzo mi nariz. — Hazlo de nuevo. 

— ¿Qué? 

— Infla tu chicle. 

— ¿Para? 

— Hazlo. 

Él me observa un poco desconfiado antes de comenzar a masticar. Lo veo con


una sonrisa y ruego para que esto termine siendo algo caliente y no una
humillación máxima. Espero viéndolo comenzar a inflar el chicle como todo un
experto. 

— Más. — Le reto. 
Él alza una ceja y lo infla un poco más. Espero a que se infle un poquito más antes
de atraparlo en mis labios y reventarlo. Jimin abre sus ojos con sorpresa y lo que
creí terminaría en un beso, termine con un chicle pegado en nuestros labios con
un montón de hilos. ¡Me lleva todo! Jimin abre la boca y frunce su ceño a lo que yo
me siento morir. 

Comienzo a quitar los rastros de chicle de mi boca provocando que se me pegue


en las manos y casi comience a escupir. Jimin me sigue viendo como si fuese un
grano andante lleno de pus  mientras yo intento muy cuidadosamente de romper
los hilos de chicle. Él se queda con ellos  colgando desde su belfo con una mala
cara. 

— Eso fue asqueroso. — Reprocha sacándose lo que queda de chicle de la boca


y limpiando sus labios. 

— Error 404, no sirvo para esto. — Me lamento queriendo llorar y reír. 

— ¿Se supone que querías reventar el chicle para besarme? — Pregunta


haciendo bolita lo que queda y colocándola en la servilleta donde tengo mi muffin
de chocolate. 

— ¡Pfff, cómo crees! — Río. — Solo era un experimento. Jamás hice una bomba
de chicle y quería saber qué se sentía reventarla. No me arrepiento. 

— Oh. Eso es triste. — Pasa su índice por sus labios una última vez. — Bueno. Yo
iré a verme con Chanyeol un rato, regreso más tarde. 

— ¿No te quedas? — Pregunto. — Pero, ¿y los chicos? 

— Dejé las cosas hechas. — Alza sus hombros. — Llegaré tarde para que así solo
los vea unos cinco minutos. Supongo quieres privacidad. 

— ¿Qué? ¡No, no! — Me levanto casi tirando la computadora. — Quiero que te


conozcan y que convivamos juntos. 

— No sé si eso sea una buena idea. — Dice nervioso. 

— Jimin, tu hermoso culo se queda en este departamento, ¿me oyes? 


— Pero le dije a Chanyeol que... 

— Que casualmente tienes cosas que hacer y debes quedarte. — Le interrumpo.


— Te quedas aquí. ¿No querías que ellos juzgaran qué tan activo luces? 

— Bueno. — Él ríe un poco. — Si lo pones así, quizás pueda quedarme. 

— Y te enseñaré a ser activo, tu primera lección comienza ahora. — Digo en


desespero para que no se vaya. Él abre sus ojos perplejo. — Ven acá. 

— ¿Ahora? 

— Ya me escuchaste. 

Él saca su teléfono y me hace una seña de que espere. Comienza a taclear unas
cosas mientras yo suelto un suspiro. Una sonrisa asoma poco después al ver que
quizás podría hacer algo que le duela. El corazón. Ja. 

— Bien, ya cancelé. — Me dice. — Más te vale que valga la pena. 

— Lo será. Ya que tienes el día libre tira el elefante gigante, iremos a comprar una
nueva decoración y adiós a las cosas tiernas, esponjosas, rosas o morados. Se
acabó. 

— Pero... 

— Y las chicles y las paletas también fuera. Nada de dulces. 

— ¡No haré eso! 

— ¿No querías ser activo? 

— ¡Esos solo son estereotipos tontos! 

— No te lo negaré pero por algo se empieza. Es para que comiences a entrar el


ambiente, ya sabes. — Le digo sonriente. — Y si no quieres hacer eso aún,
pasemos a las preguntas, siéntate. 

Él suelta un suspiro y vuelve a tomar asiento a mi costado. Yo me acomodo para


verlo a los ojos. Es notable que hay cierta tensión. 
— ¿Te imaginas a alguien más pasiva que tú? — Le pregunto y él se calla. — ¿Te
imaginas a un lindo chico pequeño y tierno que debas cuidar y meterle a
Jiminconda? 

— ¿Jiminconda? 

— Me entiendes. 

— Sí. 

— Bien. ¿Tú te deslumbras abriéndole la piernas y embistiéndolo fuerte, saciando


sus caprichos,  evitando gemir para escuchar los suyos que son muy agudos? ¿Te
ves viendo a un chico con  colita de gato frente a ti pidiéndolo follarlo? 

Chico chicle me observa fijamente y pasa saliva.  No sé si es algo bueno o malo.


Tomo el riesgo de proseguir. 

— ¿Te ves comprando lencería para tu lindo pasivo que te modelará para que se
la metas? 

— Bien, detente. — Dice rojo y yo me callo. — ¿Es normal que me resulte


perturbador? Un chico me hace eso, pedirle que lo folle y-y no sé si lo haría. Es
decir, debe ser lindo verlo con lencería pero yo me vería más bonito.

 Pasiva. 

— Creo que tu solito acabas de contestarte. — Le digo riendo. 

— Esto es raro. — Frota sus brazos con una mueca. — Estas cosas tan complejas
no van conmigo. 

— Eres pasivo, acéptalo. Tu primera vez quizás fue horrorosa, pero créeme que
no serás el único  que tuvo una primera vez horrorosa. Las demás se vienen
mejor. 

— Quizás. — Él suspira. — Ahora solo queda esperar a ver qué dicen tus amigos.
Si me dicen cara de pasiva, supongo que tendré que irme preparando mental y
psicológicamente para hacerlo una segunda vez. 
Yo no puedo evitar reír y tomar su mano. Él me observa. 

— Mira, sabes que yo bromeo mucho, pero si realmente no quieres hacerlo


tampoco voy a obligarte por una estúpida apuesta. — Le contesto. — Si te sientes
cómodo, disfrutaremos ambos pero sino, solo yo. Lo cual no está mal para mí,
pero para ti... 

— Tu honestidad me puede. — Dice negando con la cabeza divertido. — Pero


gracias por eso. 

— Mientras podemos tener solo preliminares flojos. — Alzo mis hombros y él me


observa curioso. — Ya sabes, orales, masturbación... 

— Oh. — Hasta sus orejas enrojecen. — ¿Tal vez? No lo sé. Sigue siendo muy
raro. A-además... si Chanyeol me pide ser su novio será extraño que hayamos
comenzado, para cortarlo a los dos días. 

— ¿Estás seguro que Chanyeol te pedirá ser su novio? — Pregunto. 

— No. — Él observa el suelo y hace una mueca. — La verdad es que ni he


hablado con él desde ayer. 

— ¿Entonces qué ibas a hacer hoy? 

— Salir con Baekhyun pero estaba ocupado él también, lo cual es raro ya que
siempre está disponible los domingos... pero bueno. Quizás ir a caminar o
meterme al cine. 

— Ya veo. — Froto mi barbilla. — Bueno, chico chicle, este día te tocará conocer a
TGBB y la  pasarás bien. Beberás con nosotros. 

— ¿Crees que será prudente que tú y yo nos emborrachemos? — Pregunta con


una ceja alzada. — Es decir, aún ni estoy seguro de querer hacer esas cosas
contigo. 

— ¿Pero por qué? — Pregunto confundido. — Es decir, no te obligaré a nada que


no quieras. Solo es sexo. 
— Por eso mismo. Solo es sexo. —Juguetea con sus manos. — Yo no quiero solo
sexo, yo quiero amar y ser amado. 

— Puedes enamorarte y tener buen sexo en otros lados. No significa que deba ser
la misma persona. — Alzo mis hombros. — No te pido que te enamores de mí,
dudo que eso pase ya que ni tú ni yo somos lo que buscamos. 

— ¿Entonces? 

— Solo sexo. Podemos ser grandes amigos que follan sin dejar  de ser amigos ni
meter sentimientos dentro. Es más, hasta puedo ayudarte a conseguir una buena
pareja mientras tanto. Solo es temporal y no va a matarnos. 

— ¿Solo amigos que buscan sexo? — Repite. 

— Amigos, buenos amigos, mejores amigos, como sea. Nos estimamos, ya con
eso tengo suficiente. Que te meta mi piercing por el culo no significará que
dejemos de ser amigos. 

— Sigo sin estar seguro de si hacer esto. Me da miedo, Yoongi. Muchas cosas
pueden salir realmente mal. 

— Oh, vamos. — Pongo los ojos en blanco. — ¿Qué es la vida sin tomar riesgos?
Si sale bien, será una recompensa. Si sale mal, será una lección. ¿Qué pierdes? 

Él me sigue viendo un par de segundos antes de desviar la mirada y relamer sus


labios. Yo espero paciente su respuesta. Mientras me pongo a pensar por qué
carajos la caja de pizza es cuadrada, si la pizza es circular y el trozo triangular.
Watafak. 

— No te prometo ser igual de intenso que tú o seguirte el juego. — Me dice


trayéndome de nuevo a la tierra. — Pero voy a intentarlo. Solo te pido por favor ir
con calma. 

— Es un gran avance, chico chicle. — Le sonrío. — ¿Mamada par celebrar? 

— Eh, n-no. 

— ¿Puedo besarte? — ¿Está mal si te digo que tampoco? 


Resoplo y él muerde sus labios aún visiblemente nervioso.

— ¿Qué puedo hacer entonces? 

— No lo sé. Algo que no sea tan atrevido como besarnos, darnos una mamada,
masturbarnos o acostarnos. 

— Mejor me voy a tomar cloro.

— Puedes abrazarme. 

— ¿Y pellizcarte los pezones? 

— No. 

— ¿Así que chiste? 

Él vuelve a levantar sus hombros y yo suspiro de mala gana antes de darle un


fuerte apretón. Él  ríe pero yo estoy que quiero estrangularlo. Lo mantengo en mis
brazos un rato hasta que el  gato nos maúlla. Jimin ríe y se separa de mí. 

— Iré a arreglarme para cuando vengan, ¿qué quieres de comer? 

— Lo que haya. 

Oh, esto se pondrá bueno. 

— Bien. 

Yo me levanto del sofá y me voy a colocar detrás de él. Él va sacando el pollo en


el refrigerador cuando tomo sus caderas y lo pego a mí. Su culo da contra mi
entrepierna y él suelta un chillido agudo antes de verme a través de su hombro. 

— ¿Qué crees que haces? — Me pregunta ruborizado. 

— Nada de besarnos, ni de masturbarnos, ni sexo oral ni follar. Omitiste una y


curiosamente me dieron ganas de hacértelo. 

— ¿Ha-hacerme qué? — Enrojece. 


— Comerte el culo. — Sonríe y él abre la boca. — Así que mientras tú cocinas
abre bien tus piernas que te estaré comiendo mientras tanto. Solo no te vayas a
cortar. 

Y casi puedo jurar que el pobre se desmaya en mis brazos, aunque nunca me dice
que no.

012

Sigo tomando a Jimin quien apenas ha abierto la boca. Se torna rojo y traga
pesado antes de volver la vista al frente. El no, nunca llega. Así que supongo
puedo proseguir. Él coloca la tabla con unas verduras sin dejar de temblar a lo que
yo sonrío satisfecho. 

Llevo mis manos a su espalda baja tomándome el gusto de toquetearlo. Me


encanta. Aprieto un poco sus caderas hasta reposar suavemente mis manos en su
trasero y sobar con delicadeza. Siento su piel caliente a través del pantalón, suave
y carnosa. Hay mucho qué hacer pro acá. 

 — Ugh. — Gruño comenzando a amasar suavemente. — Diablos Jimin, ¿por qué


me pones tanto? 

— ¿L-lo hago? — Pregunta viéndome a través de su hombro. — Sí y mucho.


Sigue cortando o te rebanarás el dedo. 

Él vuelve la vista al frente y sigue cortando las verduras. Yo llevo mis al elástico
del pantalón y jugueteo un poco con él antes de bajarlo. Observo su ropa interior
negra y casi me siento desmayar cuando también comienzo a bajarla dejando a la
vista aquel precioso monumento. Siento a Jimin estremecerse cuando sobo con mi
índice suavemente. 

— Es precioso. — Confieso. 

— N-no digas eso. — Dice con voz algo temblorosa y yo puedo jurar que sus
orejas deben estar rojas. 

 — ¿Te pone que te hablen sucio? 

 — Y-yo... 
 — Vamos a averiguarlo. Abre más tus piernas. 

 Lo escucho pasar saliva y se abre un poco aún con sus piernas temblando. Sigo
jugueteando un poco antes de separar un poco sus glúteos y deleitarme con la
vista. Observo su entrada rosada y bien apretada que francamente, me está
provocando un maldito infarto. Jimin gime bajito cuando rozo mi índice y tanteo
dando pequeños golpes que le hacen temblar. 

 — Yoongi. — Me llama. — D-deja de hacer eso. 

 — Tienes razón, ya recordé qué quería hacer. — Sonrío burlesco y lentamente


me pongo de rodillas. 

 — ¿Gran idiota? 

 — Tú cállate y disfruta. 

 Paso mi lengua suavemente sintiendo sus piernas tensarse por completo. Suelta
un pequeño chillido y flaquea por completo casi hasta caer. Yo le doy una
pequeña palmada en un gruñido que lo vuelve a hacer gemir. Escucho el cuchillo
golpeando contra la tabla cada vez más lento conforme voy moviendo mi lengua
lentamente por el exterior de su anillo muscular. 

 — Umgh ...

 — Ten paciencia, bebé. Me gusta disfrutar lo que me como. 

 — Uh -uh 

 — Eso es. Calladito y bonito, chico chicle. 

 Deposito un beso sintiéndolo contraerse, lo cual me pone feliz porque debido a


las reacciones de su cuerpo, se ve bien que lo está disfrutando el muy maldito.
Vuelvo a lamer antes de introducir un poco mi lengua y depositar un beso más
profundo. Escucho a Jimin soltar un gruñido más agudo. Se remueve un poco y
aprovecho para ver muy felizmente como su lindo pene comienza a despertarse. 

 — Veo que te gusta. — Doy otra firme palmada que le hace dar un respingo. —
¿Quieres más? 
 — ¿P-por qué me obligas a decirlo? — Pregunta con voz aguda. 

 — Porque quiero escucharte e inflar mi orgullo. 

 Él lloriquea. Le doy otra palmada dejando una marca rojiza y él vuelvo a dar un
respingo. Lo escucho respirar pesado y observo su entrada comenzar a palpitar un
poco mientras se remueve meneando un poco sus caderas. 

 — Un p-poco más, por favor. — Pide educado. 

 — Jimin, te estoy comiendo el culo. No sirviéndote vino en una fiesta con la reina
de Inglaterra. 

— ¿C-cómo quieres que te lo pida? —Me ve. 

 — Habla sucio. 

 — Pero... 

 — No es pregunta. 

 Aprieta sus labios y vuelve a desviar la mirada. Yo sigo mientras tanto sobando su
entrada con mis dedos y empujando un poco mi índice dentro haciéndole temblar.
Suspiro y hasta sus piernas toman rubor. 

 — Cómeme el culo y haz que me venga. — Dice firme. — Quiero tu lengua


dentro. Ahora. 

 — Bueno, es un avance. — Levanto mis hombros. 

 Vuelvo a depositar un beso bastante húmedo y me mantengo allí pegado un buen


rato. Lo escucho llorar mientras pasea mis labios y voy succionando un poco
gracias a la saliva mientras doy pequeñas embestidas con mi lengua. Es todo un
reto ya que me lleno de saliva rápidamente que comienza a escurrir, pero eso lo
hace más caliente al mismo tiempo. El chico chicle se arquea y lo veo aferrarse a
los costados del taburete mientras se va meneando de adelante hacia atrás al
ritmo de mi lengua. 
 — Necesitado. — Le doy una palmada y él vuelve a lloriquear. — Jimin no voy a
mentirte: quiero decirte cosas ofensivas pero siento que me darás una patada en
la mandíbula que me hará volar. 

 — Ugh, si es contigo y en esta situación, solo hazlo. — Dice aferrándose más


fuerte. 

 — No jodas, ¿hablas en serio? 

 — Hazlo antes de que cambie de opinión. — Dice con aire pesado. 

 Ahora sí se prendió feo esta mierda. — Muy bien, bebé. No hay vuelta atrás. 

 Le doy un último beso haciéndolo suspirar. Doy unas cuantas lamidas más poco
después escuchándolo gemir sin pudor alguno. Las verduras inclusive se han
caído y él se encuentra reposando en la encimera con sus ojos cerrados y una
maldita expresión de placer puro que hasta yo envidio. 

 — Amgh, ¿p-por qué te detienes? —Pregunta meneándose para encontrar mi


boca pero yo ya estoy levantando y de brazos cruzados. 

Sonrío: — Puta necesitada. Te encanta mi lengua, ¿verdad, bebé? Claro que sí.
— Le doy otra palmada y él responde gimiendo. — Podría usarla en otras partes
de tu lindo cuerpo, ¿no quieres? 

 — Q-quiero mimos en mi entrada. — Reprocha de mala gana y veo que comienza


a tantear con sus dedos su entrada llena de saliva. — Ugh, Yoongi. 

 — Ugh nada. Tú me dejas siempre con las ganas, ahora te aguantas. —


Respondo divertido. — Métete los dedos, me encantará ver eso. 

 — Eres malo. 

 Mi teléfono comienza a sonar. Yo lo saco rápidamente viendo a Jimin meterse


dos dedos de una y comenzar a meterlos y a sacarlos. Mis ojos casi se salen de
mis órbitas pero atiendo antes de que se me resbale de las manos. 

 — ¿S-sí? — Pregunto. 
 — ¡Yoongi, soy Tae! — Dice él. — Oye, estoy con Namjoon cerca de la plaza
Legaria, queda cerca. ¿Quieres que llevemos algo y llegamos antes a la reunión? 

 — ¿Qué hora es? — Pregunto. 

 — Las... espera. ¿Nam qué hora es? 

 Observo a Jimin siguiendo su labor muy a gusto frente a mi cara. Gruño peor él
no parece muy feliz ya que por más profundo que mete sus lindos dedos, parece
que no alcanza donde quiere. Comienza a lloriquear en desespero. 

 — Las seis. ¿No pasa nada si llegamos antes? — Pregunta de nuevo Taehyung.
— Llevamos algo por si aún no está nada preparado. 

 — No, está bien. Quizás solo algunas botanas. — Me acerco a Jimin y le quito
sus dedos de su interior. Él gruñe y trata de meterlos pero le doy una manotazo.
— ¿En cuánto llegarían? 

 — Yo creo que en medio hora, cuarenta y cinco minutos. — Namjoon estornuda.


— Salud. Le mandaré un mensaje a Jungkook. — Jimin intenta meter sus dedos
de nuevo pero le doy otro manotazo. — ¿O prefieres tú? 

 — Como sea, solo a ti te contesta al final. — Observo a Jimin quien me ve con


ojos de pistola. Sonrío ladino y ahora soy yo quien comienza a restregar sus
dedos en su linda entrada. Él muerde sus labios mientras yo acomodo el teléfono. 

 — Eso no es cierto. — Dice Taehyung, escucho un "si es cierto" de parte de


Namjoon de fondo. — ¡Cállate! Bueno. Llegamos allá en un rato, ¿qué llevamos? 

 — Papas. Aquí no hay muchas. — Jimin se remueve y finalmente le meto mi


índice haciéndole abrir la boca y gemir bajo. — ¿Qué podría ser? —Recorro el
espacio comenzando a meter y a sacar mi índice más rápido de él. Lloriquea. —
Las que pican. 

 — Anotado. ¿Alcohol? — Pregunta de nuevo. Yo meto un segundo dedo. —


¿Algo de beber? 

 — Hay aquí, pero podemos hacer palomas. Trae refrescos o jugos. — Digo al
recordar que no hay acá. 
Mi dedo corazón e índice se pierden dentro del chico chicle comenzando a rozar
su próstata haciéndolo gemir más. Muerde su brazo mientras sigue moviéndose
junto con mi movimiento de manos. 

— Eso es todo. Ya te dejo. 

 — Bien. Te veo en un rato. 

 La llamada se corta y yo aviento el teléfono al sofá con una puntería perfecta.
Comienzo a meter y a sacar mis dedos de su interior apretado mientras él
balbucea incoherencias. Le doy una fuerte palmada y acelero el movimiento al ver
su erección bien levantada y goteando pre-semen. 

 — Si así te pones con mis dedos, no quiero ni imaginarme cómo será con mi
polla. — Me burlo antes de meter un tercer dedo soltándole otro grito de placer. 

 — M-me gusta... — Susurra avergonzado pero apretándome más. — Lo haces


bien. 

 — ¿Ya ves? ¿Qué te dije? — Lo hago más rápido y él calla enredándose con su
lengua y cerrando sus ojos con aquel precioso rubor. — Tú eres apretado. Ja,
cuando te la meta será glorioso. 

 — Umh 

 — Te haré venirte. Agárrate bien bebé. 

 Sobo directamente contra su sensible zona repetidas veces en círculos. Él se


impulsa hacia adelante con pequeños gritos y sus piernas tiemblan por completo.
Su espalda se arquea y gime alto y entre cortado antes de observar las coquetas
gotas blancas que asoman de su glande. Sus lindos hilos de semen dan contra la
encimera y pecho mientras él se mantiene algo tembloroso y jadeante. 

Precioso. 

 — ¿Y bien? — Pregunto sacando mis dedos mojados. 

 — De nuevo. 
 — Tentador, qué pena que me duela la mano. — Suspiro dramático. — Te
quedará esperar a que se vayan los invitados, bebé. 

 Él me ve de nuevo y yo levanto su ropa interior y su pantalón. Él se lo acomoda


un poco antes de seguirme viendo mal, pero yo estoy sumamente satisfecho. 

 — Por cierto, las verduras se cayeron. — Informo alejándome con una sonrisa. —
Y si vas a arreglarte que sea ahora porque llegan en treinta minutos. 

 Él solo suelta un pequeño grito completamente rojo antes de encerrarse en el


baño. Yo suspiro viendo las verduras mal cortadas negando con la cabeza. Pero si
yo le dije que se lo haría bien. Ya lo descubrió, ya le gustó. Él en una ocasión me
dijo que le gustaba cantar. Ja. 

Eso es increíble: le haré llegar muy bien a los agudos. Do re mi fa sol más si do

013

El timbre me hace dar un brinco. Observo a Jimin quien está impecable y me


observa visiblemente nervioso. Yo le sonrío para tranquilizarlo y gracias al
telefonito allí les doy el pase. Jimin se arremanga las manos y suspira
removiéndose un poco. 

 — Luces bien. — Le digo. — No te preocupes por eso. 

 — Intentaré. — Me contesta sin dejar en paz sus mangas. 

 La puerta finalmente es tocada. Yo me acerco y abro topándome con los tres
chicos llenos de bolsas y enormes sonrisas en la cara. El primero en pasar en
Jungkook, después Namjoon y al último Taehyung. 

Chocamos puños y ellos observan el entorno con sorpresa. Digo, quién no. Casi
todo está forrado de morado y rosa muy claro. Jimin se acerca penosamente y los
tres chicos inmediatamente posan su vista en él. 

 — Chicos, él es chico chicle. — Presento. Jimin se torna rojito y los otros tres lo
observan como si fuese un animal recién descubierto en el zoológico. — Chico
chicle, los chicos. 
 — Mucho gusto. — Él sonríe y extiende su mano. — Jimin. 

 — Namjoon. — El segundo más grande es el primero en estrecharle la mano con


una gran sonrisa. — Mucho gusto, Jimin. 

 — El gusto es mío. — Asiente formal y pasa a Taehyung. 

 — Kim Taehyung para servirte. Yoongi me ha contado mucho de ti. — Taehyung


le sonríe y Jimin enrojece un poco. Voy a matarlo. — Es un honor conocerte. 

 — Espero que hayan sido cosas buenas. — Dice rojo y algo nervioso. Bueno...
cómo le explico. Pasa la vista a Jungkook. — Supongo que tú debes ser
Jungkook. 

 — A menos que haya otro. — Contesta estrechando un poco su mano. Lo noto


algo distante lo cual es extraño en él. — Mucho gusto, Jimin. 

 Chico chicle sonríe un poco antes de que ambos se suelten. Yo doy una palmada
atrayendo la atención de todos: — Bien, ¿qué trajeron? 

 — Papas moradas. — Taehyung levanta la bolsa. — Y chocolates. Jungkook trajo


cervezas. 

 — Excelente. Jimin preparó sándwiches así que sobreviviremos. — Contesto y


observo al mencionado quien no luce cómodo para nada. — ¿Vamos a la sala? 

 — Oh. Sí. — Él asiente y acomoda los cojines esponjosos. — P-por favor. 

 — Gracias. — Nam y Tae viendo los cojines con una expresión algo extraña. 

Ni se diga de Jungkook. Él parece que está a punto de darle un infarto. Jimin se


queda quieto en su lugar de brazos cruzados y mordisqueando sus labios.
Namjoon se siente y Taehyung queda en el centro. Palmea para que Jungkook se
siente, que después de seguir viendo fijamente a Jimin, se va a sentar. 

Me parece extraño que lo observe tan mordaz siendo él tan tranquilo. ¿Qué le
sucede? Peor es ver que Jimin se percata de aquella mirada. Prácticamente se va
a refugiar detrás mío como un cachorro. Lo tomo del brazo y nos vamos a sentar
en el segundo sofá que es en el que normalmente duermo. 
Ambos nos sentamos viendo las bolsas enfrente. Yo agarro mi teléfono que
conecto a las bocinas y colocar música de fondo. Los chicos siguen viendo la
decoración. 

 — ¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí, Jimin? — Pregunta Taehyung. 

 — Dos años. — Contesta sereno pero sin dejar de jugar con sus mangas. — Era
de mi madre, p-pero me lo dejó a mí. 

 — Ya. — Taehyung asiente y rebusca dentro de las bolsas unas cervezas que
comienza a repartir.   

— ¿Y así lo decoraste? — Pregunta Jungkook. — ¿O ya estaba así? 

 — Yo lo decoré. — Contesta Jimin suavemente. — S-sé que quizás es algo


afeminado p-pero es lo que me gusta. 

 Chico chicle balbuceando no es buena señal conociendo su carácter. 

 — Nadie te juzga, no te preocupes. A Jungkook le gusta el morado y Justin


Bieber. — Señala Taehyung. No podemos evitar reír un poco. Jimin descruza sus
brazos y observa fijamente la cerveza frente a él. Yo le doy un trago a la mía. 

 — ¿Y cómo se llevan Yoongi y tú? — Pregunta Namjoon, yo alzo mis cejas. 

 Por inercia Jimin y yo volteamos a vernos. Él me examina un poco antes de volver


la vista a Namjoon: — Pues bien. Hemos chocado en algunas cosas pero
sabemos solucionarlo. Yoongi es bastante divertido. 

 — E idiota. — Enfoco viéndolo con una sonrisa. Él me da un codazo. 

 — También. — Me responde sin quitarme la mirada de encima. 

 — Eso es bueno. — Taehyung le da un trago a su cerveza. — Yo jamás intenté


tener un roomie, pero teniendo a Jungkook cuenta como tal. 

 — ¿Sí? — Pregunta Jimin aún sin tocar su bebida. 


 — Es como mi hermano menor. — Taehyung lo rodea por el cuello y Jungkook
pestañea. — Nos conocemos desde hace mucho tiempo. Aprendí a tenerle
cariño. 

 — Lucen lindos juntos, creí que eran pareja. — Confiesa Jimin y Namjoon y yo
abrimos la boca. Nos observamos cómplices y dirigimos la vista a los dos
restantes quienes toman color. 

 — Cualquiera lo creía. — Apoya Namjoon y Taehyung le da un golpe. 

 — No somos pareja, solo hay un cariño fraternal muy fuerte. — Contesta el de


cabello gris. — Es como tú y Yoongi. 

 — Yoongi y yo no dormimos juntos y abrazados, nos la pasamos colgados del


otro, nos vemos de forma tan intensa y respetamos el espacio personal del otro.
Ah, y tampoco nos bañamos juntos. 

 — ¡Yaaa! — Taehyung coloca su mano en su boca. — Entendimos, gracias Nam. 

 No podemos evitar reír otro poco. El ambiente poco a poco comienza a
destensarse. Todos hablamos fluidamente aunque sospecho que el alcohol tuvo
algo que ver. Yo voy por mi tercera cerveza pero veo que la de Jimin sigue
completamente intacta pero entra perfectamente en el ambiente aún sin tomar una
gota. Supongo que eso es bueno. 

 — ¿Por qué no tomas nada? — Le pregunto aprovechando que Taehyung,


Jungkook y Nam están metidos en una conversación aparte. 

 — Porque se me sube rápido el alcohol. — Contesta. — Y no quiero


emborracharme, qué pena. 

— ¿Ya los viste a ellos? — Me río. — Dale un trago. 

 — No, en serio no. — Niega con su cabeza. 

 — Un trago. — Levanto la cerveza. — Abre tus labios. 

 — Yoongi... 
 — Uno. 

 Él suspira y agarra la lata antes de no darle un trago, sino cinco fácilmente. Yo
esbozo una sonrisa y él me pega suavemente en la mejilla antes de seguir
tomando. Volvemos a entrar en la conversación y la comida se va esfumando al
igual que las bebidas. El ambiente cada vez es más fluido y las risas más
constantes. 

 — ¡Y entonces Jungkook no dejaba de cantar Baby de Justin Bieber! ¡En una


maldita reunión de su colegio! — Espeta Namjoon sacándole grandes carcajadas
a Jimin. — ¡Se puso ebrio! 

 — Soy joven, déjame ser. — Se defiende Jungkook ligeramente ruborizado. 

 — Todos somos jóvenes, hay que aprovechar la juventud. — Contesto dándole


un trago a mi sprite con vodka. Jimin ríe a mi costado con la misma bebida pero
más vacía que la mía. — ¿O no, Jimin? 

 — Ajaaaam. — Él asiente apoyado en mi pecho y viéndome sonriente. 

 — Hagamos juegos calientes. — Dice Taehyung. 

 — ¡No, no! — Exclama Namjoon. — Yo tengo novia y entre ustedes será raro.
Pasen. 

 — Aburrido. — Canturrea el de cabello gris. 

 — ¿Verdad o reto? — Pregunta Jimin. 

 — Es muy triste pero ya sabemos todo de nosotros. — Dice Jungkook. — Y como


solo tú no sabes bien, sería algo aburrido. 

 — Es cierto. — Jimin frunce su nariz un poco. — Qué maaaal. 

 — ¿Alguien tiene la hora? — Pregunta de repente Taehyung. 

 — La una con siete minutos. — Namjoon observa su teléfono. 


 — Oh, santa mierda. Le dije a mi padre que volvía a las doce. — Observa
después escandalizado a Jungkook. — ¡Yo dije que te llevaba a la casa a las doce
y media! 

 — Idiota. — Gruñe Jungkook. — Quedémonos a dormir. 

 — Loco, no tenemos ropa y no hay ni espacio. — Exclama Taehyung. 

 — Claro que hay. — Contesto y Jimin me observa confundido. —Yo duermo con
Jimin. Hay otro cuarto con cama individual, uno duerme allí y dos en la sala. 

 — ¿Tú conmigo? — Pregunta él sonrojado. 

 — Tengo ropa, a ustedes les queda así que agarren. — Contesto levantándome y
tambaleándome un poco. 

 — ¡Sí, sí! — Exclama Jungkook. 

 — ¿Estás bien con ello, Jimin? — Pregunta Namjoon. 

 — Sí. — Él sonríe. — Mañana entro a la universidad a las doce. 

 — ¡Wuuu! — Exclama Jungkook. — ¡Pijamada! ¡Guerra de almohadas! 

 No podemos evitar reír otro poco. La reunión se sigue alargando después de que
cada uno avise que llegarán hasta el día siguiente. Evitamos sacar los cigarros
pero cuando dan las dos es inevitable y todos excepto Taehyung y Jimin
comenzamos a hacerlo.

 La música la subimos de volumen y cantamos a todo pulmón. Se ve que estamos


muy ebrios. Las tres y media dan cuando las energía comienza a abandonarnos y
quedamos en ya irnos a acostar o no podremos levantarnos. 

Y sí. Por increíble que suene mañana si debo levantarme temprano para ir al
gimnasio un rato. Me gusta ejercitarme. 

 .

.
 — Descansen. — Dice Jimin observando a los demás. 

 — ¡Igualmente! — Contestan Jungkook y Taehyung cada uno desde su sofá y su


manta. 

Namjoon hace un signo de amor y paz haciéndonos reír. Yo entro al cuarto del
chico chicle permitiéndome admirarlo por primera vez. Hay una cama matrimonial
color beige, un armario y una ventana tapada por una cortina rosa claro. 

Es bastante agradable, el espejo muestra casi toda la habitación y varios


productos de limpieza y revistas están amontonadas en el tocador. 

 — Bueno, yo siempre duermo del lado que apunta a la ventana, así que. — Chico
chicle alza sus hombros. 

 — Sí, yo la verdad me acomodo de cualquier lado. — Contesto quitándome la


camisa. 

 Él asiente y también comienza a quitarse la ropa. Yo me coloco un pantalón de


pijama negro y una camisa del mismo color y observo a Jimin. Él solo tiene su
ropa interior y unos pantalones rojos que se va colocando. Agarra una camisa
blanca que también se pone y se dirige a la cama lentamente donde se acuesta.
Yo apago la luz y guiándome con la poca luz que entra, me meto en la cama y me
tapo con las cobijas. 

 — Descansa. — Me dice Jimin. 

 — Descansa. — Le contesto. 

 — Tus amigos me cayeron bien. — Dice. 

 — Me alegra. Creo que tú también les agradaste. — Contesto de vuelta. 

 — Eso espero. 

 Lo escucho suspirar y después moverse. Lo observo con el rabillo del ojo y
juzgando la pose, me está dando la espalda. No mentiría si no dijera que la
situación era tentadora: los dos solos, en su cama, en la noche, aún con el alcohol
en las venas. Uh. Recíbeme bien Satanás. 
 Me acerco al chico chicle y comienzo a sobar un poco su espalda. Él no se
mueve. Meto mi mano debajo de su camisa para acariciar su piel desnuda
suavemente mientras me acerco un poco a él. Me detengo cuando él se da la
vuelta y puedo ver que me observa fijamente. 

 — Es inevitable. — Me defiendo al ver su mala cara. Él se acerca un poco más y


toma mi mano que va a colocar en su pecho antes de soltarme. 

 — Tócame. — Las palabras se evaporan de su boca dulcemente. 

 A la mierda todo. A la mierda mi abuela, mi madre, el movimiento naranja y los


chicos afuera.

 Me acomodo colocándome casi a horcajadas sobre él y deslizo mis manos dentro
de su ropa. Él suspira mandándome un escalofrío y lentamente voy tocando su
abdomen desnudo, subiendo un poco más hasta encontrar sus pezones que
acaricio. Rozo mi índice con ellos y finalmente doy un muy suave pellizco que le
hace arquear un poco la espalda. 

 — Uh, s-siento raro. — Contesta acariciando mis brazos. — Me gusta. 

 — Entonces te daré más. — Susurro cerca de su boca. — ¿Puedo comerte la


boca? 

 Él se mantiene callado. Yo no espero su respuesta y me inclino para atrapar sus


dulces labios. Comienzo a moverme buscando su lengua que no tardo en
encontrar, y, curiosamente, me sigue muy bien el juego. Suelta un suspiro
enrollándose con mis piernas y subiéndose sobre mí sin soltar mis labios. Una
mano se desliza por mi pecho y se detiene en el borde de mis pantalones. Él
esboza una sonrisa durante el beso y comienza a acariciar mi entrepierna con
delicadeza. Jodida mierda. Su toque provoca hasta un fallecimiento en mí. Sigue
frotando más y más. 

Yo siento mi pene irse endureciendo con los mimos que le va dando sin despegar
nuestras bocas. Lame mi labio inferior y yo muerdo su lengua haciéndolo gemir. Mi
apetito sexual se abre y comienzo a devorarle la boca entre chasquidos bastante
sonoros debido a nuestros labios. Me voy sentando en la cama junto con él sin
dejar de separarnos. Él desliza su mano dentro del pantalón y va a acariciar
directamente. Yo me voy al cielo. 

 — Qué lindos mimos le das a mi polla. — Susurro sonriente. 

 — Es grande. — Susurra de vuelta travieso. — Me sigo preguntando si realmente


me harás enloquecer con aquel lindo piercing tuyo. 

 — ¿Quieres comprobarlo esta noche? 

 — No tienes tanta suerte. — Acaricia mis labios con una sonrisa siniestra. Coloca
su mano en mi frente y me empuja hacia atrás haciéndome caer en la cama. —
Buenas noches, gran idiota. 

 — ¿Me dejarás caliente? — Pregunto acostado y viéndolo sentarse sobre mí


mordiendo sus labios. Mis manos van a su cadera donde masajeo. 

 — Quizás sí. — Ladea su cabeza a la derecha. — Quizás no. — A la izquierda. 

 — ¿Por qué eres tan malo? — Susurro levantando poco a poco su camisa. 

 Él simplemente sonríe y toma mis manos para quitarlas de su cadera. Él ahora es
quien toma mi camisa y la va subiendo hasta desprenderla sacándola sobre mi
cabeza. Sus dedos juguetean con mi abdomen antes de que coloque la punta de
su lengua en mi ombligo. 

Suelto un gruñido inevitable cuando lame todo mi pecho con su tibia lengua hasta
llegar a mi barbilla que muerde con fuerza. 

 — Ahora sí, descansa... gran idiota. — Susurra en mi oreja con un tono que me
vuelve a dar escalofríos. 

 Se baja de mí y vuelve a darme la espalda. Yo muerdo mis labios y nuevamente


volteo a verlo. Niego con la cabeza y también cierro los ojos acostándome de
costado importándome poco la erección que tengo. Sé que está así por el alcohol
así que mis esperanzas se fueron a la verga, no vale la pena emocionarse. 
 Pero bueno, van dos besos, le comí el cuello y nos hemos toqueteado un poco.
Es un gran avance en dos meses, conociéndolo y conociéndome. Así que bueno,
ya veremos qué tiene preparado el destino para nosotros.    

014

No mamen. 

 Voy a partirle el hocico a Jungkook pro estar berreando a las siete de la mañana
porque le duele la panza debido a todos los takis con los que se atascó en la
madrugada. El chico chicle se mantiene como una tumba sin mover ni un pelo
mientras yo me estoy tapando con la almohada y suplicando que Taehyung le de
un buen golpe para calmarlo. Y vaya sorpresa, Yoongi junior también despertó. 

¡Ah! ¿Soy el único raro que le habla a su polla? 

 — Buenos días kuchurrumín. — Le digo con voz aguda a mi polla sobando con mi
índice a través de la tela del pantalón. — ¡Ya armaste la tienda de campaña! ¡Ay
pero qué lindo! ¡Vamos, cuenta conmigo del uno al diez y vamos a crecer! ¡Arriba!
¡Eso es todo carnal! ¿Listo para tus mimos mañaneros? ¡A que sí! ¡A que sí! 

 — ¡¿Pero qué mierda crees que haces?! 

 Doy un respingo. ¡Puta madre! ¿Qué carajos le pasa al chico chicle por gritarme
así? ¡Yoongi junior ya se volvió a esconder! ¡No jodan, yo lo mato! 

 — ¡Me la pusiste aguada! — Le grito enfurecido y chico chicle me observa


perplejo. 

 — ¿Le estabas hablando a tu pene? — Me pregunta en una pokerface que ni


Lady Gaga tiene. 

 — Y tú interrumpiste mi sesión. Muchas gracias. — Me cruzo de brazos. — Yo


bien que me quería masturbar contigo al lado y mancharte tu cara pornográfica de
semen. Cara preciosa. Labios de puta. Culo de infarto. Eres muy follable, ¡deja de
verme así! 
 Él frunce su nariz y gruñe de mala gana antes de darme la espalda. 

 — ¡No, bebé! ¡Es broma! — Le digo colgándome de él. — ¡No eres una puta, eres
mi puta! ¿Verdad que sí? 

 — Tienes exactamente tres segundos para retirar tus brazos de mi cadera o te


daré una patada en los huevos que te dejará sin herencia veinte décadas. 

 — ¡Ay pero no te enojeeees! 

 — ¡Cállate! 

 — ¡Es que no me tienen paciencia! 

 — ¡Cállate, cállate, cállate! 

 — ¿Alo, el departamento 71? Se les escapó la bruja. — Le digo a mi mano. 

 Jimin se prende en llamas y yo me cago de la risa pese a que me está ahorcando


con sus manos adorables. Se coloca sobre mí y sigue apretándome el cuello
mientras me hace de adelante hacia atrás insultándome hasta en filipino. 

 — ¡Es que si vuelvo a oír tu voz voy a explotar! — Me grita. 

 — ¡ALLAHU AKBAR! ¡ALLAHU AKBAR! 

— ¡NOOO CÁLLATE! —Chilla. 

 — ¡PUTO EL QUE LO OIGA! — Grita Jungkook abriendo la puerta en una patada


y con unos calzones en la cara. — Esperen... este no es el cuarto de Nam,
¿verdad? 

 — Eh... no. — Contesto alzando una ceja. — ¿Por qué tienes un calzón en la
cara? 

 Él cierra la puerta sin dar contestaciones. Observo a Jimin aún en mi pecho y con
la vista muy puesta en la puerta. Yo muerdo mis labios y sin pedirle permiso
coloco mis manos en su gran culo y lo aprieto con fuerza soltándole un gemido. Él
voltea a verme estallando en rojos. 
 — ¡No hagas eso! —Dice sonrojado. 

 — Eres como el barandal del metro. Estás todo manoseado. 

 — ¡Hey! — Me grita. — ¡Ni hablemos de ti que eres como el aire a los pulmones! 

 — ¿Y eso? —Alzo una ceja. 

 — ¡Te le metes a cualquiera! — Reprocha cruzándose de brazos. 

 — A la verga, esa no me la esperaba. — Río. — Sabes que solo te molesto. Eres


como mi pastel de cumpleaños: quiero meterte el dedo. 

 — ¡Ew! — Dice asqueado. 

 — ¡Ah, pero ayer! — Le digo alzando ambas cejas y comenzando a gemir. 

Él me da una cachetada. Definitivamente esta perra no solo muerde y ladra,


también deja marca. Auch. 

 — La mereces. — Se cruza de brazos. — Ahora tú azótame el culo. 

 ¿Qué? 

— ¿Que te azote el culo? — Pregunto perplejo y sintiendo mi erección volver a


despertar. 

 — Que el colchón es de dormimundo. — Dice bajándose de mí. — ¿Vamos a


coger? 

 — ¿A coger? — Pregunto escandalizado. 

 — ¡A comer! — Me grita. — ¡Co-mer! ¡Dioses Yoongi, calma las hormonas! 

 — Lo siento. — Contesto sobando mi cabeza. — Creo que no dormí bien. Sí, ahí
te alcanzo. 

 — Bien. De cena me comerás el culo. — Me dice sonriendo antes de salir


cerrando la puerta con fuerza. 
 ¿Que Ximena se cenará el mundo? A la verga, pinche Ximena tragona no jodan. 

 Me levanto frotando mi cara y después de bostezar una última vez y rascarme el
huevo, avanzo a la puerta. Examino rápidamente las rayitas en la madera. Un día
las voy a contar y de eso dependerá cuántos azotes le daré a la perra de chicle
rosado en el taburete de la cocina. 

 Salgo viendo a mis tres idiotas y a mi pasivo en la cocina. Me acerco saludando


después de recibir puñetazos amistosos de parte de los tres idiotas. Jimin se
encuentra cortando la fruta y colocándola en un plato. 

 — ¡Oye Yoongi, por cierto! — Me dice Jimin con una sonrisa. — ¡Gracias por el
desayuno del otro día! 

 — ¿Eh? — Pregunto perplejo. 

 — No sabía que sabías preparar yoghurt. — Me contesta con una hermosa


sonrisa. VEEERGGGAAAAA. — Le puse a mi fruta antier, ¡muy rico! ¿Por qué
colocaste el pequeño envase hasta atrás del refrigerador? 

 Los tres idiotas me voltean a ver al mismo tiempo con una sonrisa y de brazos
cruzados. Yo simplemente le devuelvo la sonrisa: — Cuando quieras te hago
más. 

 Jimin asiente y sigue cortando más fruta y preparando los huevos con ayuda de
Namjoon. Jungkook y Taehyung se encuentran viendo a una hormiga muy
entretenidos y yo estoy evitando soltar la carcajada de mi vida. Oh, si tan solo
chico chicle se enterara de que lo que se comió no era yoghurt. Pobresito. Déjenlo
ser. Vivirá traumado toda su vida. 

 — ¿Cuál es la receta? — Me pregunta Jimin cuando me siento junto a él. 

 — Mucha piña. — Le contesto con una sonrisa y la boca llena. 

 Jungkook escupe su leche con chocolate y Taehyung comienza a reírse en


descontrol con Namjoon. Chico chicle los observa extrañado y me ve a mi
confundido. Le guiño el ojo y le beso la mejilla antes de seguir comiendo y él se
vuelve un adorable jitomate. Toca su mejilla donde deposité el beso y el cubierto
casi se le resbala de sus lindas manos. 
 — ¿Qué estarán haciendo hoy? — Pregunto cambiando de tema. 

 — Yo saldré con mi novia. — Namjoon sonríe sereno. — Quizás después me de


una vuelta para ver a mi familia. 

 — Universidad. — Jungkook hace signo de amor y paz. 

— Trabajo. — Taehyung imita el gesto. 

 Volteo al chico chicle que sigue con su mano en la mejilla. Me dedica una sonrisa
tonta que me mueve hasta los órganos internos. :— Si quieres me quedo. 

 Ah cabrón, el beso si lo cambió feo. 

 — Me encantaría que te quedaras. — Le susurro acercándome a él con una


sonrisa. Él sigue con su sonrisa boba. — Te mimaré mucho. 

 — Mimos. — Abulta sus labios viéndose adorable y también se acerca. — Me


quedaré toda la semana. Jiminnie quiere mimos. 

 — Yoongi daddy te dará todos los mimos, bebé. — Le contesto rozando sus
labios. 

 Él atrapa mis labios y se lanza sobre mí tirándonos al suelo. Escucho a los otros
tres gritar pero yo estoy demasiado en sus labios y su increíble textura que poco
me importa el dolor de culo. Rodeo al chico chicle con mis brazos quien me sigue
gustoso el beso de lengua y comienza a lamer suavemente con su punto. Oh,
joder. Me la está poniendo dura otra vez. 

 — Bueno, gracias por el desayuno. Los dejamos a ustedes desayunar a gusto. —


Escucho a Namjoon y a los otros dos levantarse rápidamente. 

 — ¡Dejo esto por acá! — Grita Taehyung y mientras Jimin muerde mi lengua y se
frota contra mí escucho los platos ser colocados dentro del fregadero. 

 — ¡Joder, esto es tan porno! — Habla Jungkook. — ¡Espera Tae, déjame


grabarlos! ¡Taehyung, Taehyung suéltame! 

 — ¡Vámonos a la verga wey! 


 Escucho la puerta cerrarse y el silencio reina a excepción de nuestros besos.
Jimin finalmente se separa y me observa fijamente relamiéndose los labios. Yo lo
sonrío. 

 — Sabía que no resistirías mucho. — Le susurro. — ¿Ya podemos follar? 

 — Nop. — Él niega con la cabeza. — Solo fue tu beso por portarte bien en la
noche y no violarme en plena madrugada. 

 — No suena mala idea ahora que lo dices. — Le contesto tomando sus manos y
entrelazándolas con las mías. Le doy de mis mejores sonrisas y él pone los ojos
en blanco. — Estamos solos hoy día, aprovechemos. Prometo hacértelo bien. 

 — Nop. — Vuelve a negar. — Ya te di tu regalo, pelea por tener más. 

 Se separa de mí con aires de grandeza que hasta yo envidio. No mamen, me trae
como arrastrado. Se siente la última coca-cola en el desierto y bien que tiene
derecho porque yo amo la coca-cola y pelearé por ella. Me conocerá. 

 Me levanto de un brinco y quito lo que queda de la mesa sin que Jimin ponga el
dedo. Él me observa perplejo y rápidamente agarro la esponja y comienzo a lavar
todo a la potencia + 1000 lince. 

 — ¿Qué crees que haces? — Me pregunto cuando voy dejando a una velocidad
desconocida los platos en el espacio para que escurran. 

 — Shhh. — Callo finalizando el último plato. 

 — ¿Qué rayos gran idiota? — Me pregunta. 

 — Me pediste pelear, lavé los trastes. — Me seco las manos y lo voy a poner
contra la pared con fuerza. — Ahora quiero mi recompensa. — Digo ronco. 

Él abre la boca y yo comienzo a besarlo de nuevo con todo el deseo que le tengo.
Él gime en mi boca y sus cortas uñas se entierran en mi espalda que comienza a
rasguñar suavemente sin dejar el ritmo de aquel acalorado beso. Voy deslizando
mis manos a su camisa hasta sobar su caliente piel. 
— Eres caliente. — Gruño antes de darle un casto pero profundo beso, me separo
y él se relame con una sonrisa. — Voy a follarte. 

 — Ah-ah. — Él sonríe negando con la cabeza. — Pero ya que estás quitándome


la camisa, métela a lavar junto con tu ropa. 

 — La meteré a lavar mientras me das una mamada, ¿te gusta esa idea? — Le
contesto jugando con el borde. Él alza una ceja. — O en ese caso, por meter a
lavar la ropa me dejarás succionarte tus lindos pezones y jugar con ellos toda la
tarde. 

 — Bien. — Él alza sus hombros con cierta indiferencia. 

 — Y me estaré masturbando mientras lo hago. 

 — ¡NO! 

 — Muy tarde. — Le quito la camisa y el chilla. 

Comienzo a correr por el departamento sintiendo el zapato volador casi contra mi


oreja. Cierro la puerta de servicio y con una risa maliciosa comienzo a meter la
ropa en la lavadora. 

— Siéntate en el sofá y ponte cómodo. — Le digo y escucho sus golpes en la


puerta. Pongo a andar la lavadora y me vuelvo a acercar a la puerta para abrirla.
— Oh, chico chicle no me pongas esa carita. Disfrutarás mucho viendo cómo le
doy mimos a mi polla gimiendo tu nombre en tus pezones rosados. 

 Él pasa saliva y toma color. Yo vuelvo a jalarlo para comerle la boca por tercera
vez y él vuelve a gemir profundo rasguñando mis brazos. Toco su espalda
desnuda y con desespero nos vamos a tirar al sofá, él quedando debajo mío.
Toma aire cuando nos separamos y me observa ligeramente sudoroso. 

 — No puedo creer que estoy haciendo esto contigo. — Susurra. 

 — La tensión sexual iba a explotar en cualquier momento, chico chicle. — Le


sonrío y observo sus lindos pezones. — Ahora déjame degustarte que un manjar
como tu cuerpo no se obtiene todos los días. 
 — Ngh~ — Gime quedito cuando yo doy la primera chupada a su pezón
izquierdo. Su abdomen se contrae y sus piernas me aprisionan. — Chupa más
fuerte. 

 — Gánatelo. — Le provoco con una sonrisa. 

 — Daddy~ 

 — ¡A la puta mierda, quítate toda la ropa y ponte en cuatro ahora mismo que voy
a destrozar tu culo precioso! 

 — Gánatelo. — Me reta él ahora con la misma sonrisa. 

 — Escúchame bien niño del demonio. — Lo tomo suavemente de su cuello y él


esboza una sonrisa más grande. — No sé a qué juegas pero si estás buscando
que enloquezca y te arranque la ropa para entrar en ti de una, estás a dos
segundos de lograrlo. 

 — Solo quiero mimos en mis pezones~ — Pucherea mientras los estimula con
sus lindos deditos viéndome fijo. Oh Jesús, sálvame. — Por favor, gran idiota,
dame mimos con tus manos y yo te daré mimos con mi boca. 

 — Más te vale darme una buena cena o te juro que serán veinte azotes antes de
irte a dormir. — Gruño comenzando a estimular sus lindos botones rosados con
mis dedos. 

Él gime y muerde sus labios mientras asiente. Después de esto, me iré a una
iglesia a rezar. Y llevaré al chico chicle conmigo y lo obligaré a rezar dos ave
maría y tres padre nuestro. Y después me lo follaré en el altar y le meteré la cruz
por atrás. 

 No mamen, ¿en qué acabo de pensar? 

 Y es aquí cuando despierto del sueño ¿no? 

 Jimin gime y sus pezones se endurecen más. Los muerdo sintiéndolos suaves en
mi lengua. No, no es un sueño. Demasiado real para ser un sueño y sin duda la
erección que traigo ya me hubiera despertado. Los vuelvo a lamer y él tiembla
debajo mío y tapa su linda boca con la camisa gigante. 
Su rubor se esparce por su cuerpo mientras lloriquea cual pasivo que se da a
respetar. Pero miren qué agresivo se nos pone el niño a veces. ¡Ah! Pero que no
se lo estén comiendo que hasta se le olvida mandar e insultar. 

Sí. Sí. Definitivamente esto buscaba, alguien que me controlara en la vida


cotidiana para calmarme y yo controlarlo en la cama. Goals, ya veo la envidia
llover. Ah no. Que solo somos roomies y le gusta otro. 

Pues me vale tres hectáreas llenas de biblias, yo ya me shippeo con él. Aguante
chico chicle x gran idiota. Ese si es amor y no mamadas. 

015

— Un dólar por tus pensamientos. 

 — ¿Uh? —Pregunto levantando la mirada al instante. 

 — Un dólar por tus pensamientos. — Repite Wendy observándome con una


sonrisa. — ¿Chanyeol? 

 — N-no... 

 — ¡Rayos! —Exclama tronando sus dedos. — Para la próxima adivinaré, Jimin.


Me sigues debiendo ese dólar. 

 No puedo evitar reír un poco y me despido de ella con la mano cuando se aleja. 

 Para los que no entiendan, hola a todos. Mi nombre es Jimin, Park Jimin
específicamente. El gran idiota le dio flojera narrar y anda en ensayos así que muy
amablemente yo tomaré la narración de este capítulo. Espero no les importe. 

 Muy bien, es mi primera vez haciendo esto así que trataré de no regarla. Soy un
chico que ama los dulces, las paletas y los chicles más que nada. Tengo un gato
llamado pitufo aunque prefiero decirle gato gordo de cariño, lleva conmigo casi
toda la vida y lo amo más que a cualquier cosa en este mundo. 

Vivo... Bueno ya sabes seguramente cómo es donde vivo y no me arrepiento. Amo


mi espacio y no lo voy a cambiar. Pfff, ¿qué más? ¡Ah! Tengo veintiún años, odio
el color marrón y a Min Yoongi. Bueno, algo así. Yoongi es un chico con el que
normalmente no me juntaría y mucho menos hablaría. Claro que cuando apareció
en la puerta de mi linda casa supe que no había de otra y sencillamente lo
respetaría. 

Por desgracia peleamos a los dos minutos y desde ahí no hemos parado,
peeeeero le tengo cariño. Poquito. Es un graaaan idiota, pero de esos que no te
puedes alejar porque ¡vamos! Yoongi es demasiado guapo y carismático pero no
para salir con él. No. Él es malo. Me gusta que chupe mis pezones, es algo que no
negaré. Mi mente pervertida me ha hecho imaginarme a mí siendo follado por él y
bueno... Sin comentarios al respecto. 

Es vergonzoso, jamás le haré saber que le tengo tremendas ganas pero mi


corazón, orgullo y dignidad van primero. Aunque a veces caiga en sus pequeños
juegos, sigo siendo un chico firme y complicado que no me tendrá a sus pies aún
si truena sus dedos. 

 Oh... Aunque nos volvimos algo así como amigos con derecho. Es raro, ¿saben?
Yo siempre he sido un puritano pero que sabe demasiado. Es muy triste, me
recuerda a mi a los 15 años leyendo fanfics de mi OTP y aprendiendo más de
sexo que de matemáticas cuando yo era un virgen de primera, ¡ja! No me
arrepiento, Jack frost x Hiccup de cómo enfrentar a tu dragón eran goals. También
el rinharu. ¡Oh, y el Drarry!

 En fin, muchas cosas. Jamás terminé creyendo que sería yo mismo el
protagonista de uno de esos fanfics que leía pero la vida da muchas vueltas. A
veces buenas... A veces malas... ¡LE DICEN LA ROMPE CORAZONES! ¡FALSAS
ILUSIONES! ¡NO ESPERES A QUE CAMBIE CON EL TIEMPO! ¡SE
ACOSTUMBRÓ A QUE LA PERDONEN! 

 No, perdón. Me desvié. Me sale el flow interior: soy el chino ojo' claro', PARK
CHIMCHIM.

 Volviendo a la narración, (perdón por las paréntesis, es que no me acostumbro a


esto), me encuentro ya caminando a mi casa. Sí, allí vivo, ¿pueden creerlo? ¡Ah!
Olviden eso. No sé hasta donde saben porque no sé qué tanto les dice el gran
idiota. 

 ¿Alguien sería tan amable de decirme por favor en qué tanto piensa ese men? 
 Subo las escaleras poco a poco sintiéndome cansado ya que ha sido una semana
pesada en la universidad. Abro la puerta en un bostezo y observo al gran y tonto
idiota acostado en su sofá con su teléfono. Siempre tan productivo. 

 — ¡Chico chicle! — Grita él dando un brinco. — Llegasteeeee ~~ 

 — Eso hice. — Contesto divertido al tiempo que dejo mi mochila en la entrada. —


¿Cómo vas? ¿Qué hiciste tú? 

 — Fui al gimnasio, a comer con Jungkook y después al ensayo. Mañana es


nuestra cita con REM studios y ando algo nervioso pero todo saldrá bien. Me
mantengo optimista. 

 — Me alegra mucho. Suerte. — Le sonrío y avanzo a la cocina ya que muero de


hambre. Él gran idiota me sigue. 

 — ¿Tú, chico chicle? —Pregunta sentándose en el banquito. 

 — Algo cansado pero bastante bien. — Prendo la estufa y suelto un suspiro. —


Sé que quizás no debería contarte esto, pero salí con Chanyeol ayer. Lo veré
también el sábado. 

 — Ah. — Él alza sus cejas y asiente. — Me alegra. ¿Aún no son novios ni nada?  

— No, ¿por? —Pregunto agarrando la pasta del refrigerador. 

 — Excelente. — Él sonríe. 

 Conozco esa sonrisa y es de esas que da cuando está a punto de hacer de las
suyas. Yo me reincorporo y voy colocando la pasta en el sartén hasta sentir que
me toma de la cadera por atrás. Oh, mierda. Trato de mantenerme tranquilo pero
siento como comienza a frotar su entrepierna contra mi culo. No está de más decir
que siento su gran erección empujando con descaro contra mi ropa. Ugh, idiota. 

 — ¿Chico chicle ~? — Canturrea abrazándome y colocando su barbilla en mi


hombro. — ¿Quieres que juguemos un rato? 

 — No, tengo hambre. Quítate. — Le digo haciendo mi hombro hacia atrás para
apartarlo pero sé lo difícil que es que lo logre. 
 — ¿Podemos ya follar? — Me pregunta sobando mi espalda. 

 — No. 

 — ¡Por todos los dioses, Jimin! — Exclama tirándose al piso. — ¿Qué tiene que
hacer mi pobre alma en desgracia para que me dejes meter mi pene entre tus
nalgas ? ¡Te va a encantar! 

 — Te dejé lamer mis pezones, comerme el culo y besarme tres veces. O cuatro.
—Me volteo. — Y te rasqué las bolas así que deja de joderme. 

 — Solo te pido una follada. — Sigue insistiendo y yo niego con la cabeza. —


¿Una mamada? ¿Una paja? — Sigo negando y él grita colocándose de rodillas y
tomando mis manos. — ¿¡PUEDES AL MENOS DEJARME VERTE DESNUDO?! 

 Pongo los ojos en blanco al instante. ¿Es que realmente no se cansa? Tsk. Estoy
a tres de darle una patada en la cara o un lindo puñetazo. Lo que me de más
ganas. 

 — No. —Repito y él me observa en histeria absoluta. — Ya me viste en ropa


interior, no te dejaré ver más allá. 

 Él comienza a hacer un puchero pero me sé esa técnica... No funcionará. Le


vuelvo a dar la espalda y sigo cocinando sintiendo como él comienza a dejar
pequeños mordiscos en mi trasero pero con eso no me quejo. Si me manosea
sobre la ropa me da un poco lo mismo y se sienten bien sus mordidas, aunque
ahora creo que se sigue restregando. 

 — ¡YA SÉ! —Grita. 

 — ¡CARAJOOO! — Espeto. — ¡Casi se me tira la pasta, estúpido y grandísimo


imbécil! 

 — Voy a demandarte por daño psicológico. — Frunce su ceño y sonríe. 

 — Ay, por favor. Tú no sabes nada de daño psicólogo. Ya que estás agachado,
pásame un plato del cajón a tu derecha. 
 — Bien, tú ganas. — Él suelta un suspiro y mientras rebusca un plato sigue
hablando. — Ya que aparentemente no me dejas hacer casi nada contigo, y solo
me dejas verte en ropa interior... —Me extiende el plato que le quito con una ceja
alzada. — ¿Crees que podrías entonces modelarme un poquito con tu sexy ropa
femenina? 

 El plato se me resbala de las manos y se hace trizas al instante. (Como mi


corazón). 

 — ¡AH, PERO SI SERÁS PENDEJO! —Me grita el gran idiota dando un brinco
como el gato y alejándose del vidrio. 

 — ¡Cállate! — Le grito y siento mis mejillas picotear. — ¡T-tú comenzaste diciendo


lo del modelaje con ropa interior! 

 — Si me haces un desfile sexy te perdono que casi me matas con ese plato y
todo el maltrato que me haces. 

 — Ay. — Hago un puchero. — Sabes que es con amor. 

 — No me importa, quiero que me modeles o te meteré una denuncia por intento


de homicidio con un plato. — Se cruza de brazos. 

 — Me estás jodiendo, ¿no? 

 — Me encantaría hacerlo, chico chicle. 

 Me doy una palmada interna y trato de tranquilizarme aunque sé que es


imposible. Casi. Respiro hondo y comienzo a recoger los pedazos de vidrio que
meto en la basura meditando seriamente en lo que Yoongi me dice. Levanto la
mirada y me percato que él me sigue viendo. 

 — ¿Por qué quieres verme así? — Pregunto ruborizado. — M-me da pena. 

 — ¿Por qué? —Amplía sus ojos. — Porque eres demasiado caliente con esas
prendas y ugh, me la pones demasiado dura. 

 — ¿E-en serio? — Pregunto y me siento ruborizar. — Qué daría yo por tenerte


con unas bragas rosas, medias hasta el muslo y un cascabel en el cuello
masturbándote frente a mí y gimiendo mi nombre con tus lindos y pornográficos
labios. 

 Paso saliva y mi rubor se incrementa al cuadrado. Ay dios... Ahora sí me siento


demasiado vulnerable y halagado. ¡No! ¡No caigas Park Jimin! 

 — Es lo único que te pido. — Dice recogiendo más pedazos de vidrio y


acercándose a mi cara. — Modélame. 

 — ¿Solo eso? — Pregunto entrecerrando mis ojos. 

 — Es lo único que yo te pido. — Dice mordiendo su labio inferior con una sonrisa.

 Suelto un suspiro profundo y relamo mis labios con una mueca. Bien. No suena
tan mal y eso ayudará a que se calme un poco, supongo que puedo aceptarlo. 

 — Bien. — Digo rendido y sus ojos brillan más que cuando acepté rascarle sus
testículos. — Solo serán un par de modelos. 

 — ¡Ah! —El grita extendiendo sus brazos y comienza a inclinarse para besar el
suelo repetidas veces. Yo pestañeo incrédulo, ¿tanto así? — ¡Oh, gracias!
¡Gracias! ¡Gracias! —Con cada gracias besa el suelo. — ¡Gracias! ¡Los ángeles
me escucharon! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Prometo volver a ir a la iglesia aunque me
queme! ¡Gracias! ¡Gracias! 

 — Gran idiota, detente por favor. 

 — Le estoy agradeciendo a la madre naturaleza así que cállate, chico chicle. — Y


vuelve a besar el suelo. 

 Yo niego poniendo mis ojos en blanco y tomo otro plato donde me comienzo a
servir la pasta. Agarro un poco de crema que le pongo y muy felizmente me voy a
sentar para cenar. Moría de hambre y en este instante la comida se siente como
gloria pura. 

 El gran idiota se mete a bañar y hasta acá escucho sus tarareos y me resulta
curioso, ya que cuando se hace le salen gallos y todo tipo de cosas horrorosas
cuando canta, pero cuando va en serio, tiene una voz puramente ronca y
melodiosa. Tranquila, cálida y grave. Me encanta. ¡No, no me encanta! Es
aceptable. Sí, aceptable. No es como si me quedara embobado viendo la puerta
con una sonrisa de idiota, no, claro que no. Por favor. 

 Cuando él sale yo ya he finalizado de limpiar así que aprovecho para meterme


también en el agua. Suelto un suspiro al sentir el agua caliente caer en todo mi
cuerpo y sí, es bastante relajante. Me limpio perfectamente y salgo con una toalla
enrollada en la cintura pero doy tremendo brinco cuando abro la puerta y veo a
Yoongi con una sonrisa. 

 — Eh... ¿Se te perdió algo? — Pregunto ligeeeeramente nervioso. 

 — A mí guapo modelo, ¿no lo viste por allí? — Pregunta sonriente. 

 — ¿E-entonces si ibas muy en serio con eso d- de modelarte? —Pregunto


sintiendo mis mejillas encenderse. 

 — Oh sí, bebé. — Él esboza su sonrisa moja bragas y yo tengo que usar todas
las fuerzas de la naturaleza para no soltar un suspiro o devolverle la sonrisa. — Ya
tengo aquí los modelitos preparados para ti, así que te espero acá en la sala. El
baño será tu camerino. Me extiende una bolsa blanca con una sonrisa que sin
duda no me da buena espinaaa ~ 

 — Oh. — Suelto una risa para disimular que me estoy muriendo y desearía que
me tragara la tierra. — Gracias, jaja. Ahora me voy a cambiar y sí... Eh... Te veo
afuera. 

 — Excelente. — Él sonríe satisfecho. — Buena suerte y elige bien. 

Lo mejor se deja para el final. Me guiña su ojo y cierra la puerta. Yo paso saliva y
volteo a verme al espejo percatandome que estoy del color de una cereza. Genial.
Deslizo mi mano dentro de la bolsa y saco cinco conjuntos. Por las fuerzas del
más allá, ¡hurgó en mi ropa! ¡Metió sus manos en mi ropa y- y...! No, respira. Park
Jimin, respira. Eres un dios y todo el mundo te quiere en su cama, así que déjalo
con las ganas y que sufra como venganza. Exactamente eso haré, oh sí. Que se
agarre bien sus pantalones que se le van a caer apenas cruce esa puerta. 

 Decidido y con mi orgullo inflado dejo caer la toalla en el suelo. Examino


rápidamente los modelitos y los organizo del más tierno al más candente. Lo mejor
para el final, oh, sé exactamente cuál será. La música comienza a sonar afuera y
yo enrojezco pero me es inevitable reír también. 

 — Bien, esto se va a descontrolar. 

 Agarro el conjunto numero 4, que es una linda braga rosada. La deslizo dentro de
mi cuerpo y lo acompaño con un suéter esponjoso color crema que me llega a los
muslos y luce coqueto en mí. Frunzo mis labios sintiendo que algo me falta pero
recuerdo que vamos de menos a más así que suelto un suspiro y muerdo mis
labios con fuerza al tiempo que abro la puerta y salgo. 

 El gran idiota se encuentra eligiendo la canción pero apenas doy un paso fuera,
suelta el teléfono y su mandíbula va a sus pies. Yo me tapo la cara. 

 — Esto es tan vergonzoso... — Susurro en voz tan baja que dudo me haya
escuchado. 

 — ¡DIOS! — Grita él y yo lo observo a través de las ranuras de mis dedos. —


¿CÓMO TE ATREVES A SER TAN ADORABLE Y CALIENTE? ¡CHICO CHICLE
TE VOY A DEMANDAR! ¡ESO NO SE HACE! 

 Sus palabras me dan un poco más de confianza así que suelto una pequeña risa
y me destapo aun ruborizado. Me acerco a él lentamente y doy una vuelta viendo
como él se muerde sus labios. 

 — Jodida mierda. — Gruñe y yo no puedo evitar reír. — ¡No te rías de mi


sufrimiento! 

 — Perdón. — Contesto y hago otra pose. — ¿No me veo raro? 

 — Luces como un ángel, cállate. Estoy apreciando arte y no necesito ir al Louvre. 

 Siento mis mejillas picotear así que después de hacer otras cuantas poses vuelvo
a correr al baño. Me apuro a quitarme lo que tengo y agarro ahora un conjunto
azul. La ropa interior tiene un lindo moño en la parte frontal y la seda es un poquito
transparente. 

Me pongo unos tirantes azul marino que abrocho y salgo de nuevo. El gran idiota
silba al instante y sus ojos brillan, yo alzo una ceja entrando en modo "no caeré,
yo soy aquí quien manda" y con total seguridad avanzo a él para seguirle
modelando. 

 — Quién necesita a victoria's secret cuando yo ya tengo un ángel aquí conmigo.


— Dice embobado y okay, eso fue demasiado lindo y hermoso de su parte. 

 — No digas eso. — Contesto nervioso porque vamos, yo solo soy una persona
común, no un ángel ni modelo. — S-solo soy un chico mortal y cotidiano. 

 — Pero eres natural y sumamente precioso. — Me dice. Oh dios, ¿acaba de


ruborizarse? — Eh, quiero decir... No estás mal, a mí me resultas muy atractivo. 

 — Ya. — Asiento y unos segundos después vuelvo para cambiarme. 

Entro corriendo al baño porque dios, mis mejillas están a nada de estallar. Los
otros dos modelitos son más fluidos. No hay muchas palabras de por medio pero
viendo su cuerpo es bastante notorio que está excitado y con su pura mirada ya
me está volviendo charco de helado. No quiero imaginarme cómo se pondrá con el
último. 

 Me quito lo que me queda y agarro el último conjunto. Me pongo rojo y trato de
tomar un poco de aire antes de deslizarme dentro de la ropa. Voy subiendo la
seda de la ropa interior color morado y negro que es completamente transparente.
Y sí, se nota lo que me cargo entre las piernas. Y es horrible porque también ando
medio prendido así que... 

Bueno, solo espero que no lo note. Abrocho la cola de gato y me coloco unas
calcetas largas color negro hasta el muslo y una gargantilla que ajusto para no
asfixiarme. Tragame tierra. Me veo demasiado pornografico. 

 Bien, el tiempo se me ha agotado así que hasta aquí finaliza mi narración. Qué
alivio, ya me moría de vergüenza narrando yo todo esto, así que espérenlo con el
gran idiota en el próximo capítulo, ¡no se lo pierdan! 

 ¿Eh? ¿No acababa así? Oh Si, entiendo. Denme un momento. ¡Olvidenlo!


¡Retomemos por favor!
 Tragame tierra. Luzco sumamente pornografico. Pero bueno, él lo pidió, él se lo
buscó. Tomo una honda respiración y después de repetirme tres veces que no
terminaré violado, coloco mi mano en la perilla yyy~ abro la puerta para salir.      

016

Ya llegó por quien lloraban. ¡Qué hondura básicos! ¡Llegó el potro, el divo y el que
te vuela los calzones con su pepino! ¡A que sí! 

Me encuentro felizmente sentado en la sala observando en VIP diamante el desfile


del fabuloso, increíble e inigualable chico chicle. Me ha mostrado ya cuatro
modelitos y no puedo esperar a ver el último. Yoongi Junior se va a estrellar contra
el techo, ya sé, pero hay que hacer sacrificios. 

Yo ya me estoy cogiendo al rico chico chicle contra la isla de la cocina, el sofá, el


capó de la camioneta de Taehyung y en su universidad aunque no tenga idea de
dónde está. Subo más a la música y atrapo mi labio inferior entre mis dientes al
ver la manija de la puerta del baño moverse. Debo evitar lanzarme como perro
cuando lo veo salir con una simple bata blanca que lo tapa hasta las rodillas. 

 — ¿Chico chicle? — Pregunto. 

 Él alza su índice—: Calla. 

 Yo pestañeo y se coloca frente a mí con una sonrisa maliciosa. Este cabrón me
va a torturar, lo veo en su falsa carita de inocente. Es más, ya hasta lo está
gozando. Qué perra, qué perra mi amiga. 

 — Yoongi — Canturrea captando mi atención de nuevo. 

 — ¿Mhhhh? — Pregunto sonriéndole. Él quita el cordón de la bata y la avienta


junto a mí. 

¡Ay cabrón! ¡Esta perra se pasó! ¡SE PASÓ! ¡TRAIGAN LA BIBLIA! ¡UN
ROSARIO! ¡SATANÁS! ¡A TAYLOR! ¡ALGUIEN! 

 — Hijo de puta. — Es lo único que puedo susurrar antes de sentir mi erección


empujar contra mi pantalón y mi boca hacerse agua. 
 Él esboza una tierna sonrisa y da una linda vuelta presumiéndome su colita de
gato. Observo la ropa interior púrpura y negro de encaje y su erección marcada.
Paso saliva. Mierda, mierda, mierda. Lo recorro de nuevo viéndolo modelar y me
centro en sus duros pezones y su blanco abdomen. Amén. Amén. Amén. Que el
señor esté conmigo. 

 — ¿Te gustaaa~ ? — Me pregunta modelando con una sonrisa tierna mientras


sacude su enorme culo y agita su cola cerca de mi cara. Puta madre. 

 — Si sigues así voy a follarte. Aquí. Y ahora. — Amenazo aferrándome al borde


del sofá con una sonrisa de advertencia. Él resopla como un caballo y hace una
mueca antes de que se coloque frente a frente a mí otra vez. — Deja de hacer
eso. 

 — ¡Pero no estoy haciendo nadaaa! — Se queja puchereando. 

 — Estás siendo sexy, ¡no sé cómo le haces pero estás siendo sexy! — Le
reclamo. Pinche Ozuna que ya me deje en paz. — Sabes qué, ¡a la verga! ¡En
cuatro! 

 — ¡Tú no me dices qué hacer! — Me reprocha cruzándose de brazos. 

 Yo me levanto en seco del sofá y él se encoje. Avanzo hacia él a grandes y


seguras zancadas mientras él va retrocediendo apurado. Da contra la mesa y
coloca una mano detrás de él para apoyarse y hacerse hacia atrás cuando yo me
inclino hacia él. 

 — Eh... ¿un chicle? — Me pregunta alzando uno entre nuestros rostros con una
sonrisa nerviosa.   

— ¿No prefieres una paleta? — Le sonrío y lo escucho pasar saliva. 

 — T-tú dijiste que solo te iba a modelar. — Susurra mordiendo de nuevo su labio
inferior. 

 — ¿Por qué te haces? — Pongo los ojos en blanco. — Se ve que me traes


tremendas ganas. 

 — ¡P-porque estoy enamorado de Chany! — Me reprocha de vuelta. 


 — ¿Really? — Alzo una ceja. 

— Me parece una falta de respeto que si quiera lo dudes. 

— B-bueno. — Él desvía la mirada ligeramente sonrojado. — No es que lo dude,


es solo que me da miedo. 

 — A mi pene no le van a salir dientes y te va a morder. 

 Él suelta una carcajada que destensa el ambiente. Yo sonrío junto con él y
finalmente se reincorpora quedando más cerca de mí. El gato se trepa a la mesa
soltando un maullido y comienza a restregarse contra la espalda de su dueño. 

 — ¡AH NO HERMANO, CONSÍGUETE A LA TUYA! — Le grito al gato de mala


gana. 

 — Bebé. — Jimin agarra al gato y lo abraza con fuerza depositando un besito en


su cabeza. El gato maúlla. — Ahora que lo pienso, no le he dado de cenar. 

 — Eres un padre irresponsable. — Niego con la cabeza y observo al gato. —


Deberías irte gato feo, tu padre va a matarte. —Si es que no lo hago yo antes. 

 — ¡Nooo, mi bebé! — Jimin lo apachurra contra su mejilla gordita. Basta, es


demasiado lindo. — ¿Tú me quieres verdad? ¿Verdad que sí? 

 El gato maúlla de nuevo y lame su mejilla. Jimin ríe y lo deposita en la mesa de
nuevo acariciando detrás de sus orejas. El gato suela un último maullido antes de
cerrar sus ojos y restregarse contra la mano del chico chicle que lo está mimando. 

 — Cuando era más chico... — comienza él suavemente — adoraba que me


rascaran la espalda. Mi madre siempre lo hacía o el cuero cabelludo. — Ríe. —
Caía dormido a los cinco minutos, lo llamaba la única forma de "domarme". 

 — Tu madre es muy sabia. — Río olvidando por completo que planeaba follarlo
sobre la mesa. 

— Sí. — La sonrisa de Jimin se torna nostálgica. — Lo fue... 


 ¿Qué? Yo dirijo la vista a él. Su sonrisa ya no está y sus ojos están cristalizados
mientras sigue acariciando al gato quien no ha dejado de ronronear. Mierda. Que
no sea lo que estoy pensando, mierda, mierda, mierda. 

 — ¿Ella...? — Pregunto suavemente. 

 — Falleció hace un año. — Murmura dejando al gato y suspirando con pesadez.


Lo veo pasar saliva de nuevo y parpadear repetidas veces. — Tenía leucemia. 

 Me mantengo en un silencio más largo sin saber qué decirle. Tengo la necesidad
de lanzarme sobre él y abrazarlo pero si no se está poniendo a llorar es porque no
quiere mostrarse frágil. Si lo abrazo quizás se moleste. Prefiero mantener mi
distancia mientras tanto... 

 — Lo siento mucho. — Le digo sincero. — R-realmente no tenía idea. Lo siento


tanto. Ella... tú y ella vivían acá, ¿cierto? 

 Él asiente y aprieta sus labios. Finalmente sus lágrimas se deslizan: — No podía
irme de acá. — Su voz quiebra. — Ella... ella era todo lo que tenía. Me sentía tan
solo. 

 — ¿T-tu padre? — Pregunto acercándome con suavidad. 

 — Nunca tuve padre, Yoongi. — Él ríe un poco y me observa. Sus ojos están
empapados de lágrimas. — Mi madre me crió sola toda la vida. Jodida mierda. —
Lo siento. — Se disculpa limpiándose las lágrimas. — No debería estar
agobiándote con esto, es una tontería, no debería siquiera estar hablando de esto
contigo. 

 — Jimin... 

 — No, no digas nada. — Cierra sus ojos y suspira — Solo... solo déjalo. 

 Lo agarro poco antes de que sus rodillas casi lo manden al suelo. Lo abrazo con
fuerza y él hunde su rostro en mi hombro comenzando a llorar. No, no sollozar.
Llorar. Sus ahogos se vuelven duros y amargos y sus manos se aferran fuerte a
mi camisa mientras su cuerpo sube y baja debido a su llanto. Todo su aire sale
entrecortado y el dolor se siente. 
 — ¡No es justo! — Llora aferrándose fuerte. — ¡No es justo, maldita sea! ¡La
extraño tanto! ¡La quiero aquí conmigo! 

 — Ella jamás va a irse, Jimin. — Siento también mi garganta cerrarse. — Ella te


ama, ella siempre va a estar aquí contigo. 

 — La quiero aquí. — Se ahoga en sus palabras. — Quiero despertarme y verla,


quiero sus abrazos, quiero decirle que la amo... Quiero verla, Yoongi. Quiero verla.
Quiero disculparme por no ser el hijo perfecto en que ella quería que me
convirtiera. 

 — Jimin, escúchame. — Me separo para ver sus ojos rojos e infestados de


lágrimas. — Tu madre te ama. ¿Bien? Tu madre está orgullosa de ti porque eres
un buen chico, Jimin. Eres un gran chico. Tu madre jamás va a abandonarte,
siempre estará cuidándote desde algún lugar. Siempre. 

 — La extraño... — Susurra entre cortos hipeos . — L-la extraño t-tan-tanto... 

 Aprieto mis labios y vuelvo a abrazarlo con fuerza mientras sobo su espalda.
Lentamente me voy sentado en el sofá con él en mi regazo colgándose de mi
cuello y llorando suavemente sobre mi hombro. Me mantengo en silencio dejando
que se desahogue mientras lentamente voy sobando su espalda desnuda con la
yema de mis dedos en círculos.

 El gato nos observa fijamente sin ronronear. Se acerca con delicadeza a los pies
de Jimin y comienza a restregarse con un maullido lastimero. Jimin se separa de
mí y observa abajo soltando una pequeña risa quebrada. 

 — Hey. — Le susurra al gato. — Estoy bien, bebé. 

 El gato se trepa también a mi regazo y se frota contra él soltando otro maullido
lastimero y viéndolo fijo. Jimin lo acaricia con suavidad mientras el gato lame su
mano. El chico chicle se apoya en el hueco de mi cuello y hombro mientras yo sigo
masajeando. Su respiración se va haciendo lenta y su llanto cesa durante unos
segundos. 

 No sé cuánto tiempo pasa pero sus brazos cuelgan y el gato se encuentra solo
acostado entre mis piernas y las de él dormido. Jimin no ha emitido ruido alguno y
no se mueve. Supongo que se ha quedado dormido. Dejo de frotar su espalda y
suelto un suspiro. Vaya. Jamás me vi en una situación donde yo consolara ya que
realmente no soy bueno en estas cosas. Sin embargo se ha calmado. Su cabello
castaño roza contra mi barbilla. 

Yo volteo y deposito un dulce beso en su cabeza y apoyo también allí mi mejilla


para cerrar los ojos e intentar dormir un poco. Si bien no es cómodo y puedo
torcerme el cuello, solo quiero mantenerlo cerca de mí. A él y a su estúpido y
noble gato. 

 . 

 Cuando abro un poco los ojos, noto que estaba apoyado en la cabecera del sofá.
Jimin se ha deslizado por mi pecho quedando acostado entre mis piernas y el gato
hasta la esquina boca arriba. Yo trueno un poco mi cuello y después de bostezar
un poco bajo la vista al chico chicle que está acostado en mis piernas y durmiendo
como un bebé enorme y hermoso. 

 Sobo sus brazos desnudos con mi pulgar y esbozo una suave sonrisa. Voy
subiendo hasta su mejilla donde sigo sobando en pequeños círculos y con suma
delicadeza. Lo veo abrir un poco sus ojos y quedarse con éstos entre cerrados un
par de segundos antes de cerrarlos y abrirlos. Sigue bateando un poco sus
pestañas hasta que se voltea y me observa. 

 — Buenos días, chico chicle. — Le digo sin dejar de acariciarlo. 

 — Hey... — Susurra adormilado y con una sonrisa suave. — Lamento haberme


quedado dormido sobre ti. 

 — No te preocupes, creí que sería peor. — Retiro mi mano de su mejilla y él se va


reincorporando. Frota su cara. —¿No tienes universidad? 

 — En la tarde. — Me dice viéndome con un ojo abierto y otro cerrado, todo su


cabello en todos los costados y su carita un poco hinchada. Dios, es hermoso. —
Creo que iré a dormirme un poco a mi cuarto. ¿Tienes la hora? 
 Agarro mi teléfono que tiene apenas 3% de batería y veo que son las siete de la
mañana con cuatro minutos. El chico chicle suspira y se levanta del sofá. Noto que
sigue llevando la sexy ropa interior. Él suelta una pequeña risa y yo también. 

 — Qué pena. — Susurra cubriéndose un poco. — Deberías intentar dormir un


rato más, aún es temprano. 

 — Podría, pero en la sala entra mucha luz y rara vez puedo volver a dormirme. —
Bostezo. — Pero está bien, no te preocupes. 

 — Vente a dormir conmigo. — Me dice suavemente. — Agarra tu cojín y vente. 

 No espera mi respuesta y se dirige a su cuarto dejando la puerta abierta. Yo


observo al gato y pesadamente me levanto y entro a su habitación. Lo veo con la
ropa interior a la mano y unos pantalones de dormir puestos. Se está terminando
de colocar una camisa y va a cerrar las cortinas. 

Yo cierro la puerta del cuarto y terminamos en una oscuridad confortable. Solo se


ven hilos de luz en los bordes de las cortinas. Chico chicle se tira a la cama boca
abajo y hunde sus manos debajo del cojín viendo a un costado. Yo río y me coloco
a su costado sintiéndolo meterse dentro de sus cobijas y acurrucarse. Yo me
coloco de costado viendo hacia él. Se ve que le gusta dormir boca abajo. 

 — Buenas noches. — Susurra ya con ojos cerrados ya que está viendo hacia el
centro de la cama y no a la ventana. 

 — Buenas noches. — Le contesto de vuelta. 

 — Mh... — Es lo único que contesta y siento su respiración pesada. 

 Yo igualmente cierro los ojos y me sigo acomodando un poco. Ya me siento a


punto de dormirme cuando su voz cansada y adormilada me llama de nuevo. 

 — ¿Yoongi? — Llama ronco. 

 — ¿Mh? — Contesto para que sepa que aún no estoy dormido. 

 — Te quiero. — Susurra dormido.


 Yo me mantengo unos pequeños segundos callados antes de sentir mis labios
estirarse en una suave sonrisa:— También te quiero, chico chicle. 

 Y caemos profundamente dormidos.  

017

Despierto agustín junto al chico chicle, son casi las doce de la mañana pero qué
rico sueñito. Me sorprendo al ver que el chico chicle ya está también despertando
y me esboza una pequeña sonrisa cuando nuestras miradas cruzan. Tiene una
lagaña, pero no jodan, se ve hermoso recién despertado e infladito de su carita.
Yo si le daba y no chicles.

— Buenos días  — ríe suavemente  — ¿cómo amaneciste?

— Acostado, ¿y tú?  — le pregunto estirándome.

— Idiota — ríe dándome un pequeño golpe en la cabeza y yo hago un puchero  —


es con amor. 

— Maltrato psicológico, me dices cosas feas y me pides perdón después  —


dramatizo  — lo voy un denunciar. Usted es un hombre peligroso por envolverme
en sus encantos.

— ¿Será un don?  — pregunta observando el techo y yo alzo los hombros  — tal


vez.

— Dios sabrá  — le contesto antes de rascarme la panza y bostezar. 

— Qué fino eres  — se burla con una sonrisa.

— ¿Ah?  — volteo a verlo en medio del bostezo  — me pica.

— Eres increíblemente idiota  — me sonríe y me abraza como si fuese un peluche


gigante, yo esbozo una sonrisa. ¡No mamen, me está abrazando! ¡Se despertó de
buenas!  — mmm, estás calientito  — frota su hermosa nariz en mi pecho. 

— ¿Sí?  — paso mi brazo por su cuerpo y lo reposo en su espalda. 


— Sí  — repite abrazándome más fuerte y cerrando sus ojos cuando paso
suavemente mi uña por su nuca y lo veo reír y estremecerse  — ¿Yoongiii?

— ¿Sí, chico chicle?  — pregunto haciendo suaves círculos. 

— ¿Me rascas mi espalda?  — pregunta adormilado y yo río inevitablemente.

— Eres un bebé gigante  — le contesto y él me pellizca la cadera  — ¡ay, bueno!


Sí, pégate más a mí.

Aprovecha el bug.jgp.

Jimin se sube un poco más en mi pecho, subiendo un poco su cuerpo sobre el


mío. Sus cabellos castaños rozan mi barbilla agradablemente e inevitablemente
deposito un pequeño beso allí. Espero el putazo pero chico chicle está en trance
con mis cortas uñas paseándose por su camisa blanca. Veo sus vellos erizarse y
aquello me provoca ternura. También suelta pequeñas risas tontas cuando paso
mi uña por el centro de su espalda de abajo hacia arriba. No jodan, bien domadito.
La suegra tenía razón. 

— Más  — se sacudo cuando me detengo y esbozo una sonrisa.

— ¿No prefieres quitarte la camisa?  — lo persuado. Ajio, ajio.

— Mh-hm  — asiente adormilado y se separa brevemente. Observo su mejilla


rojita con suma ternura y él se quita la camisa dejando su hermoso pecho a la
vista. Yo me relamo los labios y él vuelve a acomodarse sobre mí. Siento su piel
ardiente  — más.

— Eres igualito a tu gato, gruñón hasta que te miman  — le digo volviendo a


rascar su desnuda espalda y escuchándolo suspirar complacido  — ¿se siente
bien?

— ¿No te lo han hecho?  — pregunta con voz ida. Creo que se está durmiendo.

— Nop  — niego con la cabeza y saco mi labio inferior.

— No has vivido...  — susurra aferrándose fuerte a mí. 


Veo los vellos dorados de sus brazos erizarse y se queda completamente quieto,
únicamente respirando suave y largo. Nos mantenemos así un largo rato, yo
viendo la recámara con mayor detalle y después a Jimin quien realmente creo que
se ha quedado dormido. Sigo recorriendo sus espalda hasta llegar a sus hombros
que también rasco un poco. Él se sacude con una pequeña risa. 

— Me haces cosquillas  — susurra levantando su rostro, quedando muy cerca del


mío.

— ¿Yummy-yummy?  — le pregunto riendo.

— ¿Uh?  — Jimin ladea su cabeza confundido. No mames, ajajajaja, no entendió


la referencia. 

— Nada  — le sonrío y sigo rascando su espalda, él me sonríe un poco.

Nos mantenemos la mirada unos segundos y comenzamos un pequeño juego. Él


ladea su cabeza hacia un lado y yo lo imito. Él cambia de lado, yo también.
Esbozamos una sonrisa después de unos segundos y no jodan, sus labios lucen
más rosados y tremendas ganas tengo de fajármelo en plena mañana. Para variar
creo que Yoongi máster junior ha comenzado sus abdominales. Alv.

— ¿Gran idiota?  — llama Jimin. A su puta madre, me le quedé viendo a los labios
y no a los ojos.

— ¿Sí, chico chicle?  — pregunto sonriendo como el inocente que no soy.

— Lamento haberte agobiado ayer con mi llanto  — susurra sobando mi pecho


con su índice, siento un agradable cosquilleo. 

— No me agobiaste, chico chicle  — le digo aunque él no está viendo a mis ojos 


— bueno, la verdad sí, pero no pasa nada. 

— ¿Seguro?  

— Para eso me tienes: para que me des tus golpes y tu llanto y así, yo te lo
devuelvo con carcajadas y orgasmos. 
— Eso rimó de una forma terriblemente perturbadoramente genial  — ríe y me
observa.

— ¿Lo ves?  — juego con su mano que la la tomo entre la mía para entrelezar
nuestros dedos. Él me sigue viendo fijamente y yo le sonrío  — somos roommies,
pero también amigos folladores. Pero amigos.

— Amigos  — me dice él.

— Folladores  — completo.

— No  — niega con su cabeza  — no hemos follado.

— Aún  — le digo y él me observa algo asustado  — vamos, men. Que tu primera


vez haya sido catastrófica no significa que los demás también lo serán.

— ¿Cómo sabes?  — pregunta cruzando sus brazos en mi pecho y reposando allí


su barbilla para seguirme viendo.

— Porque tienes a alguien que te lo hará tan bien, que llegarás babeando a
sacarme la verga del pantalón para pedirme otra ronda  — le digo con una sonrisa
de daddy mientras él se sonroja.  —   La tengo grande y el piercing te prometo, te
mandará al cielo. 

— ¿Qué tan grande?  — pregunta preocupado  — bueno, la vez que te la sacaste


estaba dormido tu amiguito. ¿Tienes la medida?

— Mmmm  — entrecierro mi ojos y alzo mis cejas viendo al techo  — si no me


equivoco, unos... ¿dieciocho centímetros? 

— ¿Dieciocho?  — pregunta sorprendido  —está bastante bien.

— Y además está algo... gordito. Ya sabes  — le sonrío y él tapa su cara


enrojeciendo el triple y yo no puedo evitar reír nuevamente. Ay no, amo a este
men.

— Dios  — él dice destapando su cara y mordiéndose el labio  — eso... me hizo


sonrojar.
— Mira no te mentiré, creo que armé la tienda de campaña hace unos minutos,
¿sacamos al hombrecito o lo dejamos dentro para que no le de frío?  — pregunto
serio pero Jimin se carcajea. 

  — Creí ser el único que amaneció duro  — habla tapando su boca nuevamente y
riendo sobre su pecho. ¿QUÉ? 

— ¿Tienes una erección?  — pregunto abriendo la boca, NO MAMEN, CORRAN.


APROVECHEN EL BUG.

Jimin se muerde el labio nervioso y asiente sonrojado. Joder... joder, joder, joder...
¿dónde está la biblia cuando se necesita? ¿El aire de la rosa de Guadalupe?

— Tuve que acomodarla para que no la sintieras, pero por eso no me subo
completamente en ti  — sigue rojo y riendo  — lo siento. 

— ¿Manuela en dúo?  — le pregunto con una sonrisa.

— Dioses no, qué incómodo  — se tapa con las cobijas  —me masturbo pero es
raro que lo haga, normalmente espero a que se baje. 

— ¿Nunca intentaste maturbación doble?  — pregunto ladeando mi cabeza.

— Nop  — niega con su cabeza y asoma un poco su cara de la cobija.

— ¿Lo hacemos?  — le sonrío.

— Gran idiota...  — comienza pero lo detengo. Destapo la cobijas aventándolas de


mi lado y él chilla. 

Y sí damas y caballeros, nuestras tiendas de campaña salen a la luz a decirle hola


a la madre naturaleza, la Manuela. Jimin se tapa colocando sus manos pero se las
quito y muerdo mis labios. Él comienza a soltar manotazos y finalmente me hace
soltar un gruñido y me coloco sobre él, comenzando a besar su cuello con
hambre.

— Espera...  — jadea  — amh...  — rasguña mi espalda.


— Déjame hacerme cargo  — susurro bajando mis besos hasta sus pezones que
succiono y él vuelve a gemir con fuerza  — te encantará, chico chicle.

— ¿Por qué me haces esto?  — susurra en un jadeo volviendo a arquearse un


poco.

— Porque quiero y porque puedo  — le susurro dejando un fuerte chupetón en su


abdomen que le hace jadear. Esbozo una sonrisa y me coloco a su costado  —
ven. 

— Estoy loco por hacerte caso  — maldice antes de colocarse de costado igual de
yo. Esbozo una sonrisa traviesa y él desvía la mirada avergonzado  — s-solo
hazlo rápido.

Relame mis labios bajando la vista a entras entrepiernas, nos bajamos un poco los
pantalones dejando nuestra ropa interior a la vista y las erecciones visibles detrás
de éstas. Jimin muerde su labio mientras yo lentamente me voy pegando más a él,
soltando un gruñido de placer cuando me impulso hacia adelante y nuestros penes
frotan.

— Oh  — jadeo y Jimin tapa su boca  — estás muy caliente, chico chicle.

— N-no digas eso  — susurra al momento en que vuelvo a impulsarme con


suavidad y lo veo exhalar y cerrar sus ojos  — oh... 

— ¿Se siente bien, no?  — pregunto malicioso volviendo a empujar suavemente y


él asiente mordiendo sus labios.

Llevo mis manos al borde de mi ropa interior y la bajo hasta mis bolas para que se
sostenga allí. Tomo mi erección que froto suavemente contra la ropa interior del
chico chicle quien gime agudo y la observa fijamente. Esbozo una sonrisa
pasando mi pulgar por mi glande, rozando la bolita de metal allí.

— Oh dios  — jadea embobado viéndola  — e-es...

— Grande  — interrumpo  — ¿y ves esta pequeña bolita?  — pregunto rozando el


piercing y mandándome miles de escalofríos placenteros que me hacen gruñir  —
te llevará al infierno si roza tu próstata. 
Jimin la observa y después me dirige la vista a mí. Esbozo una sonrisa y beso
suavemente su hombro haciéndolo suspirar de nuevo. Me masturbo con suma
suavidad y después me suelto para frotar sobre la ropa interior de Jimin. Él vuelve
a jadear, tiro de su piel antes de soltarlo y bajar también su ropa interior igual que
yo. Observo su pene que es de hecho de una buena medida, rosado, lampiño
totalmente.

— Joder, estás hecho para que se metan entre tus piernas, bebé  — le susurro
comenzando a masturbarlo, imin ahoga un gemido y abre la boca  — así bebé...
así. Muéstrame que te encanta que te toque. 

— Ah  — gime más alargado y busca mi erección con su hermosa mano para
igualmente comenzar a masturbarme  — duro y tibio... 

— Perfecto para la mañana  — le digo sonriendo y comenzando a frotarlo un poco


más rápido.

— Mh-hm  — jadea con ojos lujuriosos y contrayendo un poco su estómago


cuando acaricio sus pezones con mi lengua, haciendo pequeños círculos sobre su
glande. Él hace su cabeza hacia atrás y se aferra a mí. Lentamente me coloco
sobre él, acostándolo de espaldas a la cama y rozo nuestros duros miembros. 

— ¿Chico chicle?  — susurro después de besar su mandíbula.  

— ¿Sí, daddy?  — pregunta jadeante y sobando nuestros penes con su mano.


Puta madre, uno tratando de mantener el control y me sale con esto. ¡Así no se
puede, señores!

— Bésame  — le demando y él me observa alarmado  — hazme caso.

— P-pero...  — comienza  — p-pero yo todavía no sé besar.

— No te preocupes  — le susurra rozando sus carnosos labios con los míos, él


gime y yo respiro profundo con aquel débil roce  — nos vamos a lento, chico
chicle. Muy lento y sexy mientras nos frotamos. 

— Maldito seas...  — susurra sobre mi boca. Me besa atrapando sus mis labios
entre los suyos húmedamente. Es casto, un chasquido caliente antes de seguir
rozando nuestros labios mientras comenzamos a menearnos. Siento su
respiración pesada y más roces de mi belfo con su labio inferior. Ahora a mí me
toca besarlo juntando nuestros labios en otro chasquido lento y volviendo a
mantener nuestras bocas ligeramente abiertas, rozándonos de nuevo hasta que él
me atrapa bien. 

Doy un pequeño mordisco en su belfo y él comienza a gemir más agudo. Nos


frotamos un poco más y comenzamos a mover nuestros labios lentamente,
uniendo bien nuestras bocas. Un beso muy húmedo y precioso. Chupo la lengua
de Jimin entre mis labios y él impulsa sus caderas hacia arriba, rozando nuestros
glandes al mismo tiempo. Pasa sus manos por mi cabello, revolviéndolo en el
proceso mientras yo vuelvo a besarlo profundo. Nuestras respiraciones chocan y
nuestras lenguas se juntas, frotándose igualmente entre ellas mientras me muevo
más rápido. Jimin abre su boca y la cierra suavemente antes de besar únicamente
mi labio inferior, tomándolo travieso y después chupándolo. Yo gruño y vuelvo a
buscar su boca desesperado, fundiéndonos en algo más agitado, pasando mi
mano por su mejilla y barbilla, acunándolo de un costado mientras me sigo
mordiendo. Él me muerde el labio y tironea suavemente, atrapando ahora él mi
lengua y besándome muchas veces, plantando sus gorditos labios con los míos
como si fuesen pequeños azotes. 

— Besas... tan bien  — habla Jimin tironeando suavemente de mi cabello y


lamiendo mi barbilla.

— ¿Hm?  — susurro buscando sus deliciosos labios y volviéndolo a besar,


haciendo tronar nuestros labios y dejándolos húmedos  — ¿eso crees?

Jimin asiente rozando sus labios con los míos y vuelve a jalarme para unir
nuestras bocas. Yo llevo una mano a nuestros miembros y los tomo a ambos
como puedo, comenzando a frotarlos. Jimin aprieta sus piernas y jadea perfecto
en mi boca antes de comenzar a besarme con mayor intensidad, mordidas más
bruscas, respiraciones más agitadas, tironeos en mi cabello más fuertes, mi agarre
más firme y duro. Comienzo a sentir mucho calor y Jimin tiembla, jadeando agudo
y comenzando a restregarse contra mí desesperado.

— ¡Ah!  — grita y se aferra bien sin dejar de frotarse  — ¡más!

Yo aprieto sus muslos ahora y comienzo a besar su barbilla y a chuparla al


momento que me sigo moviendo para seguir el delicioso frote. Se escucha un
sonido muy húmedo y yo lo siento igualmente húmedo debido al líquido pre-
seminal que comenzamos a soltar. La cama rechina un poco y Jimin me toma de
la nuca, tirándome hasta su cuello mientras él gime. Yo chupo la piel salada de su
cuello, sintiéndolo contraerse y expulsar un gritito. Algo tibio se frota igualmente
nuestros miembros y yo sonrío en victoria. 

— ¿Te corriste, chico chicle?  — me burlo besando su mejilla y después


lamiéndola.

— Uh  — es lo único que contesta, yo me sigo moviendo un poco y me froto otro


poco hasta sentir mi abdomen contraerse, una fuerte ola de calor y la liberación
máxima más exquisita. 

Suelto un gemido ronco y me aferro a Jimin, bajando mis labios hasta su barbilla y
comenzando a besarlo insistente el rostro. Jimin se aferra a mi espalda mientras
muerde un poco mi hombro. Yo lo hago separarse y vuelvo a buscar sus labios.
Juntamos de nuevo nuestras lenguas y nos separamos jadeantes. Nuestras
respiraciones son pesadas y poco a poco comienzan a calmarse. Jimin pasa
saliva.

— Deberías dormir conmigo más seguido  — susurra sonriente.

— Oh bebé, nunca es tarde para que me mude a tu cuarto  — le contesto


besándolo castamente. Él sonríe en aquel suave beso  — ¿qué dices?

— A pitufo no le gusta compartir  — me dice ruborizado.

— Pitufo no te hará llegar a los mejores orgasmos de tu vida  — beso su hombro


desnudo suavemente y me separo lo suficiente para verlo bien  — ¿voy por mis
cosas?

— Ve por ellas  — me dice pasando sus brazos detrás de mi nuca y allí


manteniéndolos. Me da una linda sonrisa  — yo seguiré durmiendo de mi lado.

— Eres el mejor, ¿sabías?  — le digo  — transpiras swag como yo. Y pasividad.


Eso siempre.

— Idiota  — vuelve a decirme antes de besarme  — eres un roommie y amigo


follador muy idiota. 
— ¿Amigo follador, eh?  — le digo cosquilleando mi nariz con su cuello, ríe suave 
— ¿eso es un "ya estoy dispuesto a follar contigo"?

Jimin suspira y yo lo veo de nuevo. Muerde sus labios y abre la boca:  — solo... no
vayas a emocionarte mucho, ¿bien? Y si vas a hacerlo duro, confío en que me
darás en donde se siente bien. 

Las lágrimas de felicidad se me están saliendo. No mamen. Yo si voy a ir a besar


el suelo en este preciso instante.

— Por cierto, ¿Yoongi?  — me llama.

— ¿Sí?  — le pregunto. 

— Ya despierta. 

018

— Ya despierta...

Me mantengo en un crudo silencio viendo al chico chicle sobre mí. ¿Qué? ¿Acaso
estoy soñando? ¿Me está jodiendo, no?

— ¿Despertar? — Pregunto después de un crudo silencio.

El chico chicle aprieta sus labios y se torna rojo antes de explotar en carcajadas.
Yo agarro el cojín y comienzo a golpearlo con fuerza con este.

— ¡NO! ¡VUELVAS! ¡A! ¡HACER! ¡ESO! — Exclamo furioso dándole un putazo


con la almohada entre cada palabra.

— ¡Ay, perdón! ¡Perdón, perdón! — Exclama entre risas. — ¡Es que no pude
evitarlo!

— ¡MALDITO NIÑO CON TUMORES EN LAS NALGAS, CASI ME DA UN


INFARTO! — Exclamo golpeándolo en la cara.

— ¡Ya, ya! — Ríe y yo dejo de golpearlo. Él me observa con sus labios mordidos
para no soltar más carcajadas y suelta un suspiro. — Eres divertido, Yoongi.
— Pues yo ya no te quiero. — Le saco la lengua y le vuelvo a dar con el cojín
antes de salir de su habitación para ir por mis cosas y mudarme aquí dentro.

— ¡Perdoooon! — Alarga todavía entre risas.

Un día de estos me lo agarraré a nalgadas y así aprenderá a que mí, nadie me


infarta.

La cita con REM studios llega y yo quedo de verme con los chicos en casa de
Namjoon, como siempre. El chico chicle lleva a pitufo a la veterinaria mientras yo
me dirijo en metro hasta la casa de Nam. Avanzo tranquilamente hasta él y veo
que todos ya se encuentran ahí. Carajo, ¿por qué tienen que ser tan puntuales?

— Y la tortuga apareció. — Dice Jungkook en una risa.

— Pico cerrado. — Lo callo y él ríe divertido. — ¿Nos podemos ir en tu camioneta,


Taehyung?

— Por su pollo. — Él asiente y estallamos en carcajadas. — Yoongi adelante


conmigo, Namjoon y Jungkook atrás.

— Como mande el de las ruedas. — Jungkook hace reverencia y Taehyung le da


un golpe en la cabeza antes de que subamos.

Taehyung arranca la camioneta y mientras vamos repasando todo lo que vamos a


decir. No lo negaré, mis manos se encuentran temblando y me encuentro
sumamente nervioso. No estoy completamente seguro de que pueda pasar pero
bueno. Vale la pena arriesgarse, una oportunidad es única al igual que la vida.
Hay que tomarla.

— Da vuelta a la derecha en la próxima cuadra. — Indico, aparentemente no solo


soy el líder de este grupo sino el único que aparentemente tiene sentido de la
orientación.

— Sí, señor. — Taehyung asiente y da vuelta justo como lo indico.


Suelto un suspiro más pesado y sigo dando indicaciones hasta que después de
unos pocos minutos, llegamos a la disquera independiente. Bajamos de la
camioneta y admiramos un edificio bastante lujoso de cuatro pisos. Vemos el
hermoso letrero y nos acercamos. Unos guardias nos abren e ingresamos al lujoso
lobby.

— ¿Min Yoongi? — Llama una chica detrás del mostrador apenas entramos.

— Es correcto. — Asiento acercándome a ella.

— El productor Kim los espera en su oficina, es el cuarto piso. — Ella asiente y


nos entrega unos gafetes que nos colgamos en el cuello. — Gracias por
presentarse a tiempo.

— A usted. — Agradezco y los cuatro nos inclinamos antes de avanzar hacia el


elevador.

Ingresamos y pulso el botón del cuarto piso mientras esperamos en silencio. Nos
frotamos los brazos o la espalda los unos a los otros para darnos ánimos y
finalmente las puertas se abren. Avanzamos por un pasillo con grandes
ventanales hacia una puerta con una estrella dorada dibujada. Nos acercamos y
después de ver el nombre de Seokjin ahí, toco.

— Pasen. — Escucho del otro lado.

Abro la puerta y nos inclinamos con respeto. Seokjin nos señala cuatro sillones
frente a él y no dudamos en irnos a sentar. Observo rápidamente el entorno,
fascinado de ver la cantidad de reconocimientos y diplomas que hay allí. REM
studios realmente no es juego. Eso me pone nervioso.

— Muchas gracias por venir. — Seokjin agradece.

— A usted por darnos la oportunidad. — Hablo yo y él sonríe cálidamente.

— Veo talento en ustedes. Tienen una chispa que siento vale mucho la pena
explotar. — Seokjin entrelaza sus dedos. — Ustedes ya conocen la historia de
este estudio y la disquera, fue fundada por mi bisabuelo y muchos de los grandes
artistas han pasado por acá. No somos personas que nos arriesgamos sin ver esa
chispa musical. Ustedes sin duda, nos han impresionado.
— Gracias. — Contestamos los cuatro.

— Como grupo independiente que son, les ofrezco la oportunidad de volverlos


parte de mi disquera para que tengan un lanzamiento profesional. — Sigue
Seokjin y nosotros asentimos. — Antes de que acepten deberíamos hablar de los
contratos, normas, conceptos y lo más importante, ¿a dónde quieren llegar? Esto
es un negocio, son un producto y dependerá de ustedes y el trabajo que hagan,
qué tan lejos quieren ir. Qué tan alto llegar.

— Queremos pisar la cima, dejar nuestra huella en la historia de la música. —


Comienzo y Seokjin nos escucha atento. — Yo quiero que la gente me recuerde
como un ídolo, una inspiración y una de las figuras más importantes de este siglo.

Seokjin asiente y observa a Namjoon que está junto a mí.

— Igual que Yoongi, quiero llegar lejos. Queremos llegar lejos. — Nos observa. —
Queremos dar una lección, que nos recuerden como el grupo fuerte que fuimos.
Eso deseo.

Seokjin vuelve a asentir y observa a Taehyung ahora.

— Quiero llegar a las estrellas. — Sonríe él, yo también lo hago. — Quiero estar a
su lado y brillar junto a ellas. Así, cuando la gente observe el cielo, buscarán la
esperanza en la luz en ellas y nosotros. Quiero ser la luz que los guía en sus
momentos oscuros. Así de alto quiero llegar.

— Muy lindo pensamiento. — Halaga Seokjin y Taehyung sonríe tiernamente. —


¿Y tú? ¿A dónde quieres llegar? — Pregunta viendo a Jungkook.

— Lo más alto que nuestro talento nos lo permita. — Jungkook asiente. — Quiero
que todos nos recuerden, que seamos una leyenda plasmada en la música.
Cambiar el mundo. Que tengamos la fuerza de cambiar este mundo para volverlo
un mejor lugar. La música es comunicación y quiero transmitirles eso a las
personas. Al mundo entero.

Seokjin vuelve a asentir.

— Me gusta. — Anota unas cosas. — Me gusta mucho. Saben hacia donde van.
¿Cuánto tiempo llevan en este grupo?
— Comenzamos hace un año y medio. — Explico. — La música es algo que nos
apasiona, hemos estado unidos y es lo que ha construido esta familia. Llevamos
juntos desde que tenemos doce años. La música es nuestra vida.

— Es nuestra razón de ser. — Sigue Jungkook viéndome y yo asiento con una


suave sonrisa. — Amamos la música más que cualquier cosa en este mundo.

— Y se ve a través de sus ojos. — Seokjin asiente. — Yo realmente quiero estar


con ustedes pero no puedo obligarlos. No tienen un mánager, pero supongo que
han hablado entre ustedes.

— Hemos peleado y sudado para llegar con usted. — Namjoon ríe. — ¡Por
supuesto que queremos!

— Es... nuestro sueño. — Digo y Seokjin me observa fijo. Sonreímos.

— Muy bien entonces. — Seokjin saca cuatro hojas. — Estos son los contratos
que les ofrezco. Léanlos y si aceptan y están de acuerdo, firmarán. Cualquier cosa
que les cause conflicto, hablemos con confianza.

Cada uno agarra la hoja y comenzamos a leerla. No mamen, mi corazón se me


saldrá del pecho. Me siento más emocionado que cuando me masturbé por
primera vez. Bueno no, en realidad me asusté y casi me cago pero ah, cómo lo
disfruto ahora. No sé bro, es como ir al cielo tres veces o cuatro por semana.
¿Qué decirles?

Mantengo la concentración y después de una larga charla, en realidad son pocas


las cosas que nos confunden, pero ninguna nos desagrada. Es una hora después
aproximadamente cuando los cuatro nos encontramos con la pluma a la mano.

— Por la música. — Digo firmando mi contrato.

— Por la pasión. — Me sigue Namjoon firmando el suyo.

— Por la familia que somos. — Taehyung firma el suyo.

Los tres observamos a Jungkook quien esboza una sonrisa antes de firmar.

— Por un mundo mejor. — Dice él.


Seokjin sonríe y los cuatros nos damos un fuerte abrazo comenzando a derramar
lágrimas. Por lo que hemos peleado año y medio finalmente dio sus frutos. Todas
esas peleas con la familia y entre nosotros, las desveladas, los gritos y la presión,
valieron la pena.

— Bienvenidos a REM studios. — Seokjin nos estrecha la mano. — Ahora son


parte de nuestro equipo, TGBB. Me es un verdadero honor tenerlos conmigo.

Avanzo al departamento con una sonrisa en el rostro tan grande y con una
felicidad tan inmensa que me siento casi drogado. Quedamos en festejar mañana,
armar una reunión inmensa en la casa de Taehyung con todos nuestros
conocidos. La felicidad me brota por todos lados y tiemblo tanto que no puedo
meter correctamente la llave en la cerradura.

Afortunadamente el chico chicle creo que me escucha y abre la puerta. Sus ojos
están brillantes de emoción.

— ¿Cómo te fue? — Pregunta emocionado.

No respondo y lo tomo de los hombros para jalarlo hacia mí y plantar mis labios en
los suyos. Dejo un ruidoso beso en sus rechonchos labios viéndolo rodo rojito
cuando me separo. Ingreso a la casa casi queriendo bailar sobre la mesa la
macarena.

— T-tomaré eso como un "me fue excelente" — Jimin ríe y cierra la puerta para
voltear a verme. Yo ya me he puesto a llorar. — ¡No llores, gran idiota!

— ¡Es basura en el ojo! — Me quejo desviando la mirada.

— Owww, eres tan lindo. — Chico chicle me abraza y planta un ruidoso beso en
mi mejilla. — ¡Esto se tiene que festejar!

— ¡Oh sí, nene! — Lo abrazo con fuerza y damos una vuelta torpe antes de reír.
— Mañana fiesta en la casa de Taehyung y tú me vas a acompañar. —Pellizco su
nariz. —Todos están invitados, mientras más vayan, mejor.

— ¡Por supuesto! — Él sonríe. — ¿Puedo llevar a Chany?


— ¿Chany? — Pregunto confundido.

— Chanyeol. — Me dice. — ¿Puedo, puedo, puedo? ¿Y a Baekhyun?

— Eh... — ¡Por supuesto que no, idiota con tumores en las nalgas! Tú eres mío. —
Claro. ¿Por qué no?

— ¡Graciaaas! — Exclama y como es su costumbre, infla su chicle rosado que


lleva. — Le mandaré un mensaje después de festejar nosotros.

— ¿Nosotros? — Pregunto divertido.

— ¡Pues claro! — Me observa sonriente. — También tenemos que celebrar tú y


yo.

Vaya, vaya. Cuéntame más. ¿De casualidad no querrás tener una fiesta en la
cama?

— ¿Celebración? — Sonrío coqueto. — ¿Qué tienes planeado?

— Bueno... lo estuve planeando desde ayer. — Jimin enrojece y no jodan, les juro
que yo me lo quiero comer a besos. Tira su chicle y voltea a verme. — Quiero
llevarte a comer a un rico lugar y después ir al gran parque para una sorpresa que
tengo. ¿Quieres?

— ¡Pero por supuesto que quiero! — Sonrío más grande. — Y muero de hambre.
Me haces tan feliz, ¿cómo te merezco?

— Es lo que hacen los amigos. — Ríe rojito. Ay no... la cagó. — Y tú eres un gran
amigo mío, Yoongi. Te estimo y te quiero mucho. Así que, ¿aceptas celebrar
conmigo este día?

Bueno, al menos lo tendré a mi lado y eso es más que suficiente. Quiero a Jimin,
quizás un poco más de lo que pienso. Pero bueno, ¿qué se puede esperar
después de cuatro meses juntos -casi cinco-? El tiempo vuela. Todavía recuerdo
cuando llegué acá.

— Acepto. — Paso mi brazo detrás de su cuello y aprieto su mejilla haciéndole reír


de forma adorable. — Seré tuyo esta noche.
Jimin voltea a verme y me hace cejitas. AHORA SÍ, SE PRENDIÓ ESTA MIERDA.

— Oh no, chico chicle. — Susurro coqueto inclinándome a él. — ¿Es ese gesto lo
que creo que es?

— Quizás debas esperar hasta la noche para averiguarlo. — Él baja la vista a mis
labios sobando un poco mi pecho. — Mientras, tenemos una cita en un rico
restaurante tú y yo.

Sonrío antes de inclinarme otro poco y atrapar sus jugosos labios entre mis
dientes. Jimin jadea un poco y puedo sentir el suave sabor a fresa del chicle que
traía lo cual lo vuelve siempre tan apetecible. Acuno su mejilla con mi mano
mientras nos seguimos besando hasta que él rompe el contacto con una sonrisa.

— Vamos, gran idiota. — Me da otro casto beso. — Antes de que me arrepienta y


te jale al sofá para darnos besos toda la tarde.

— No suena tan mala idea. — Vuelvo a besar sus labios tomando sus mejillas y
avanzando lentamente hacia adelante para que él retroceda y nos acerquemos al
sofá. Él ríe un poco sobre mi boca y se separa poco antes de que caiga sobre la
superficie acolchonada.

— Te prometo que al regresar, te dejaré darme cuantos besos quieras. —


Susurra.

— ¿Estás seguro que no te gusto o te lanzarías a ser mi novio? No prometo dejar


de ser un idiota pero al menos seré un idiota muy romántico. — Sobo sus mejillas
y él me observa fijo a los ojos.

Los invito a mi funeral para el próximo sábado a las 9 am. ¿Dónde hago mi hoyo?

— Eh... — Jimin ríe nervioso. — Porque... me gusta Chanyeol, ¿quizás? — Ladea


un poco su cabeza y no le meto un putazo en su linda cara porque me pesa
levantar la mano. — Pero eres lindo. Me gustan tus besos y sí, jugamos un poco y
toda la cosa pero eso no signifique que nos amemos, ¿verdad? Ese era el trato.

— Sí, tienes razón. — Digo al recordarlo pero a la verga toda, yo lo quiero


conmigo nada más.
— Bien. — Se separa suavemente. — Si Chanyeol me pide ser su novio,
cortaremos con todo esto de juego y... seríamos amigos. ¿No? ¡Somos amigos!
Esto no debe arruinarse. — Abulta sus labios.

— No se arruinará. Te soltaré apenas tengas a otro hombre en tu vida. — Lo


reconforto. — Tranquilo.

Jimin sonríe y me abraza.

— ¡Vamos! — Me jala. — Mi apetito se abre.

Yo sigo dejando que me tome del brazo. No sé ustedes pero si ese tal Chanyeol
en dos semanas no lo agarra, a mí me tocará hacerlo. No estoy seguro de si Jimin
me gusta o no, pero según mis cálculos, es seguro a un 18.65% seguro que Jimin
comienza a gustarme.

O quizás solo es hambre. Sí. Tanta hambre ya me está haciendo pensar en pura
estupidez. 

019

Avanzo detrás del chico chicle hasta que salimos del edificio. Le sonrío cuando él
lo hace y caminamos uno al lado del otro y no mamen, qué ganas de tomarlo de la
mano, pero me aguanto las ganas y hundo las manos en mi bolsillo. Sí, así todo
sad.

— Bueno, como no tenemos coche, nos tocará tomar un transporte público.


Espero no te moleste.—Me dice viéndome sonriente.

— En lo absoluto. — Sonrío con mi sonrisa colgate diez de diez y nos detenemos


en la esquina. Nos asomamos esperando por el camión. — ¿A dónde vas a
llevarme a comer, eh?

— Es secreto. — Me hace cejitas y yo no puedo evitar reír. Tu culo al semen no


vendría nada mal. — Pero ya verás.

— De acuerdo. — Asiento y sigo con mis manos dentro de mis bolsillos. El camión
se acerca a lo lejos y tenemos que brincar y alzar los brazos para que se detenga.
Maldito chófer, sé que estamos chaparros pero no se mame. 
Chico chicle es el primero en subir y en pagar ambos pasajes, yo busco un lugar,
pero todo está ocupado. Ni modo. Avanzamos por el pasillo pero el chofer se
arranca y madres, que hasta yo siento mi alma quedarse atrás y el hermoso chico
chicle casi se cae. Gruñe y se incorpora mientras se sujeta del barandal igual que
yo.

— Bueno, si te sirve de algo... yo sí me he llegado a caer. — Comento con una


sonrisa.

— No podía esperarse ni cinco segundos. — Contesta él aún con el ceño fruncido.

Yo niego divertido y me inclino a él para depositar un beso en su mejilla. Él se


sonroja y me ve más enternecido, suspirando pesado y finalmente cambiando su
carita de odiar a todos, a una más relajada. Esperamos un par de minutos hasta
que llegamos a nuestra parada y avisamos nuestra bajada.

— ¡BAJAN, BAJAN! — Grito cuando aparentemente el señor chófer no escucha.


Se detiene en seco y yo chasqueo mi lengua contra mi paladar cuando las puertas
se abren para ajar con el chico chicle.

Ah caray, estamos en una zona bien fancy. Me siento de alta clase. Sonrío y chico
chicle toma mi mano para que avancemos, mi corazón ahora sí lo siento más
rápido que después de tres masturbadas seguidas. Observo las calles bien
construidas, las banquetas llenas de flores, las pequeñas banquitas y gente bien
vestida paseándose con sus perros. Silbo cuando nos detenemos frente a lo que
parece ser una casona en la cual perfectamente se leen las letras "le goûter".

— Qué elegancias las de Francia. — Digo haciéndole cejitas y él rueda los ojos
divertido. 

— Anda, entremos. — Me da otro pequeño jalón e ingresamos a una habitación de


piedra con una pequeña cascada al fondo, frente a nosotros hay una señorita
detrás de una caja que nos sonríe; detrás de ella hay un arco que parece dar
acceso a un enorme jardín donde se ven mesas bien decoradas. — Buenas
tardes. —Saluda el chico chicle con una sonrisa.

— Buenas tardes, ¿tienen reservación? —Pregunta ella.


— Sí, al nombre de Park Jimin, por favor.  — Sonríe él. 

— Claro, síganme. — Nos sonríe de vuelta después de checar algo en la


computadora y juntos avanzamos hasta cruzar el pequeño arco. No jodan, me
siento como rey en este lugar tan elegante y tan bonito. Echo vistazos cortos al
entorno, viendo el cielo, las mesas, las sillas, la gente comiendo, a la doña que se
le ve la nalga y... ¡Ay! — ¡DOÑA, SE LE VE LA RAJA! — Grito y el chico chicle se
detiene para verme escandalizado. 

— ¡YOONGI! — Me grita color rojo.

— Le estoy haciendo un favor a la comunidad. — Me cruzo de brazos y él me ve


totalmente exasperado. — Sigue caminando y no me veas así.

Él rueda los ojos por enésima vez en el día y nos detenemos junto a una mesa
bastante elegante. El chico chicle se sienta y yo me coloco frente a él, viendo el
lugar una vez más sin poder creer que estoy realmente aquí.

  — Vete acostumbrando. — Me dice el chaparrito de chicle. — Cuando seas


famoso estarás en lugares así todo el tiempo.

— Bueno, sin duda será un gran cambio. — Comento divertido y veo los diferentes
cubiertos. No mamen, ¿por qué hay tres tenedores y tres cucharas? ¿Es en base
al tamaño de tu mano? Uh-lala, señor francés.

— Sí. — Él ríe y toma la carta que nos traen, examinando con ojos fijos esta y con
labios igualmente abultados. — ¿Te apetece de entrada una ensalada césar?

— Claro, suena bien. — Veo los demás platillos. — ¿Qué son los es...?
¿Escargots? Es...car..gots. ¿Así?

— Sí. — Chico chicle ríe. — Son caracoles, hay de muchos tipos: a la mantequilla,
al ajo...

— Aguanta. — Expando mis ojos. — ¿Caracoles? ¿Los babosos que se pasean


en cualquier lado?

— Sí, esos mismos. — Chico chicle asiente.


¿Me estás diciendo que la raza fina se traga lo que tengo en mi jardín y lo consigo
de a gratis?

— Que elegante. — Es lo único que comento, sintiendo una sacudida de asco en


mi cuerpo.

— Ohhh, no es taaan malo. — Jimin ríe pero yo sinceramente no entiendo qué


tiene de fino comer caracoles babosos del jardín. —Son ricos.

Volteo a las plantas y las apunto con mi barbilla: — No pues sí, buen provecho,
entonces. Que mejor nos pongan las sillas frente a las plantas para comer fresco.

— Yo en serio no sé si te caíste de pequeño o así naciste. — Jimin se tapa la cara


nuevamente sonrojado.

— Buenas tarrrrdes, ¿ya saben qué desean ordenarrrr? — Pregunta un hombre


acercándose que nos voltea a ver. Yo abro mi boca y él también. — ¿Yiungi?

— ¿Hermano? — Expando más mis ojos y Jimin nos observa confundido. — ¡No
jodas! ¡Qué milagro! ¿Qué haces acá?

— ¿Tú qué haces acá? ¿No vivías en Daegu? — Pregunta mi hermano el francés
ajustándose su mustacho extraño y raro acento francés con coreano traducido al
español. 

— Estoy en Seúl desde hace rato. ¿Tú no estabas en París? — Me cruzo de


brazos.

— Estaba, mon frèrrre.  —Ríe como "oh-oh-oh" muy falso. — Me vine acá pero


espero volver allá una vez que acabe de estudiar.

— Ejem, ejem, — Carraspea el chico chicle y yo al instante alzo mis cejas al


recordar que sigue ahí.

— ¡Oh, lo siento! — Me excuso torpemente y carraspeo mi garganta para tomar la


palabra. — Hermano, él es Jimin. — Lo señalo.— Jimin, mi hermano. — Los
presento.
— Enchanté, monsieur. — Mi hermano toma su mano y le besa el dorso haciendo
que Jimin ría. 

— Yoongi, ¿por qué nunca me hablaste de él? — Me pregunta Jimin divertido


volteándome a ver rápidamente.  — Qué chistosa coincidencia.

— Somos medios hermanos, en realidad. — Comento algo disgustado ya que mi


hermano no deja de besarle la mano y chico chicle ya comienza a poner una
expresión rara en su rostro. — Eh... François, creo que lo estás incomodando.

— Me excuso, monsieur. — Ve a chico chicle y se separa. — Solo que había


pasado un rrrato desde que veía a una crrriatura tan herrrmosa y prrreciosa como
tú.

— Vale... — Chico chicle ríe y me ve pidiendo ayuda con la mirada. — ¿Siempre


es así?

— François, ¿no ibas a traernos algo de beber?—Pregunto y él asiente repetidas


veces. —Danos un vino, por favor.

  — ¡Ahorrra mismo! ¡Te buscarrré en Feisbúk! — Se ajusta su bigote nuevamente


y se aleja a paso rápido. Yo me cubro la cara y chico chicle comienza a reír.

  — De acuerdo, ¿cómo un coreano como tú, terminó con un medio hermano


francés? — Pregunta con mejillas rojas de la risa.

— Mi madre tenía gustos extravagantes. — Comento alzando mis cejas. — Estuvo


con un afroamericano, un italiano, el francés con quien tuvo a mi hermano y
vivimos un tiempo juntos hasta que se separaron y... un mexicano. Creo que de
ahí viene mi dialecto chilango.

— Gustos muy extravagantes diría yo. — Jimin luce muy divertido. — ¿Y hay más
sorpresas en tu familia?

— Nop. — Niego suavemente.

— ¿Y tu madre dónde está? — Pregunta. — ¿Y tu padre? Realmente no sé nada


de tu familia.
— Bueno, mi papá está en Daegu con muchas deudas y adicción al juego... pero
fue un buen padre hasta apenas hace unos años. — Alzo mis hombros como si no
fuese la gran cosa. — Y mi madre es diseñadora de moda en París. No le hablo
mucho, dicen que es una lunática extravagante con complejo de estadounidense...
y con muchos chihuahuas.

—  Cielos, tienes una familia muy particular. — Chico chicle alza ambas cejas y
juguetea con la servilleta a su lado.  

— Algo... seh. — Rasco mi nariz y observo a mi hermano que se va acercando


con la botella de vino. — Solo espero que esto de mi hermano no te incomode.

— ¡En lo absoluto! Luce agradable. — Chico chicle sonríe.

Ay dios... si supieras...

Bien, la comida no resultó mal en lo absoluto. De hecho fue bastante agradable y


me sentí muy feliz de poder compartir un momento en paz con el fabuloso e
inigualable chico chicle. Le sonrío cuando él se pega a mí y después de llenar mi
estómago con una sopa de cebolla, un boeuf bourgignon y un plato de crepas,
puedo decir que estoy bien. Excelente. 

Oh, añadamos muchas mentas ya que a chico chicle le obsesionan estas.

— ¿Te gustó la comida? — Pregunta chico chicle sonriente aún aferrado a mi


brazo.

— Muchísimo, aunque no sé de dónde sacaste el dinero para pagar algo así. Me


siento mal. — Me palmeo el estómago y sonrío después. — Te lo voy a
compensar después. 

— De acuerdo. — Él esboza una sonrisa más coqueto y me vuelve a dar otro


empujón con su cadera sin dejar de avanzar. — ¿Qué harás? ¿Puedes hacerme
un pequeño spoiler? 
— Tal vez. — Río de vuelta y le doy un pequeño vistazo a su abultado y precioso
culo. — Aunque lamento decir que no será una comida intensa hoy, pero voy a ver
qué se me ocurre. — Le guiño un ojo.

— De acuerdo. — Canturrea y seguimos caminando por el parque para la


segunda sorpresa, ya son las seis de la tarde y parece que aún no llegamos.

No pasa nada. Lo sigo tranquilamente hasta que nos detenemos cerca de un río.
Jimin sonríe feliz después de ver la hora y se sienta en el pasto, palmeando este
para que me coloque a su lado.

— Ven. — Me dice y obedezco, ambos levantamos la vista al cielo.— Empezará


pronto.

— ¿Qué? — Pregunto curioso.

Chico chicle sonríe y me guiña el ojo: — Ya verás. 

Lo rodeo por el cuello con mi brazo y lo pego a mí. Muerdo su cuello


traviesamente sacándole una risa pequeña que le hace suspirar. Se deja besar,
riendo de cuando en cuando probablemente por las cosquillas que le provoco. Soy
suave, lento, no lo como cual bestia hambrienta y desesperada. 

Su piel es dulce, disfruto de tenerla entre mis dientes. Chico chicle realmente es
mágico, con esa actitud algo tímida pero lleno de carácter que pone a cualquiera.
Me encanta cómo se da a respetar y es tan mamón, me encantan sus berrinches,
cómo busca atención y a la vez es tan independiente. Joder, no dejo de pensar en
cómo se comportará en la intimidad. 

Uh... sin dudo un gatito muy travieso con las garras fuera y explotando en
sensualidad. Lo veo con cara de adorar chuparla. 

— ¿Chico chicle? — Lo llamo y él se separa con cuidado para verme. — ¿Alguna


vez la has mamado? Es decir... ¿Chupado a alguien? 

Él enrojece por completo y pasa saliva, comenzando a negar: —N-nunca, gran


idiota. —Confiesa y yo alzo mis cejas. —Soy muy torpe, nunca se me da y por lo
general me asusto. Es cierto que he visto tutoriales, practicado con la banana y
leído muchos fics, pero...
— Míralo. — Estallo en carcajadas pero él me golpea. — Lo siento, lo siento.
Sigue.

— Pero no es lo mismo. ¿Sabes?  — Suspira suavemente. — Y admito que me


curiosidad, me gustaría hacerlo un día y ver qué tal. Muchos lo han hecho.

— Bueno, es cierto que se siente como la puta madre si te lo hacen, pero no


sabría decirte si lo haces tú. — Alzo mis hombros como si no fuese la gran cosa y
muerdo ahora su mejilla, él chilla.

— ¡Mis cachetitos! — Se sonroja y se tapa estos después de darme un golpe. —


¡No los muerdas que se hinchan! 

— Tus cachetitos son precioso, chico chicle. — Muerdo su barbilla y él comienza a


hacer ruiditos de cachorro enojado. — ¡DIOS, ERES ADORABLE!

— ¡Ya! — Me suelta tremenda putiza.  

— ¡Tan pasivo-agresivo! ¿Por qué eres tan perfecto? —Pregunto riendo mientras


me sobo mi brazo. Él vuelve a taparse. —Eres único, Jimin. Eres como el conejito
de la película esta de la vida de los animales cuando los dueños no están.

— ¿Me estás llamando psicópata? — Me ve serio.

— No, eso déjaselo a los otros hijos de Bloody, tú y yo somos chidos y


normales. — Lo abrazo fuerte.

— Yoongi, una cosa es que ya de por sí rompas la cuarta pared con nuestros
lectores, y otro nivel exagerado que ya hasta metas a todo el reino Bloodyland en
esto. 

— Podríamos decirles que hagan cameo un día aquí. — Alzo mis hombros, ¿qué
dicen ustedes amiguitos? ¿En lo que esperamos metemos a otros amiguitos acá?

— Yoongi... — Me llama molesto chico chicle. 

— Bueno ya, perdóname. — Este man no tiene sentido del humor. — Ahí va el
sádico.
— ¡¿DÓNDE?! — Grita asustado, COSITA JAJAJAJA. Él me ve mal y me da otra
putiza. 

— Ya, calma.  — Tomo sus manos y le robo un beso de su precioso puchero. Él


enrojece más. — Haré un pequeño cameo, ¿va?

— Dioses, Yoongi... vas a sacar este libro de control. — Me dice molesto.

— Nah, mira. — Apunto con mi barbilla un punto más lejano. — Ahí van Yoongi y
Jimmy fingiendo estar heridos para conseguir dinero. ¡MI AMOR! — La grito al
marihuanero. — ¡BEBÉ, POR ACÁ!

— ¡Yoongi! ¡Vas a alterar su historia! — Me golpea más fuerte. —Déjalos, no


deben saber que estamos acá, déjalos en paz.

— Cierto. — Suspiro divertido. — Shippeo el Yoonmmy, ¿sabes?

— ¿Qué te pasa? Yoonmin siempre, Jimmy me cae mal. 

— Ya no podemos ser amigo, chico chicle. Ya no. Traición. 

— Cállate ya y bésame, gran idiota. 

Río y planto mis labios en los suyos con cuidado, abrazándolo fuerte contra mí
cuando su lengua entra en contacto con la mía. Poco a poco va captando esto de
los besos húmedos, me gusta. Es coqueto y juguetón. Lo pego más a mí, pero se
separa brusco y señala el cielo justo cuando escucho algo tronar.

Y no, no fue un pedo.

  — ¡Mira! — Exclama apuntando el cielo y yo volteo, viendo impresionado fuegos


artificiales en este. Hay de todos los colores, formas, tamaños... como los
dildos. — ¿Verdad que es hermoso?

  — Lucirían más bonitos dentro de tu culo. — Murmuro.

— ¡¿LOS FUEGOS ARTIFICIALES?! — Me grita. Ah, qué pendejo.


— ¿Eh? No, nada. Déjalo. — Lo abrazo y veo sonriente el cielo que se ilumina. —
Son hermosos.

— Quería traerte para que los vieras. — Se acurruca conmigo. — Aunque es muy
cliché, lo siento.

— A veces hay que aprender a ver la belleza en las escenas cotidianas, chico
chicle. Es eso lo que muchas veces las vuelve especiales. — Beso su sien. 

— ¿Como estar orinando? — Pregunta divertido.

— No man, a ti sí ya te hace daño estar conmigo.

Él ríe con cuidado y me ve con su mirada brillante. Yo paso mi vista a él ya que


sinceramente, entre ver los fuegos artificiales o ver su hermosa cara, la respuesta
es obvia. ¿Quién necesita de todos esos colores en le cielo cuando la belleza
misma ya la tengo acá en mis ojos?

Mi reflejo. A que sí.

  — Te quiero. — Le digo inevitable. 

— También te quiero. — Me sonríe más grande. 

Sí... realmente lo quiero. 

020

Después de llevar a Yoongi anoche a ver los fuegos artificiales, llegamos a casa y
juré que comenzaría con sus perversiones pero... nop. Se fue a dormir
directamente y sí, me dejó solo cenando helado con pitufo mientras veía un
maratón de Friends.

Y sip, chico chicle atacando de nuevo con mi segunda narración. No me gusta


hacer este tipo de cosas pero la creadora ha insistido porque dice que será
importante que hable yo, así que aquí me tienen. Vamos a proseguir... 

Me dormí tarde y me fui a acostar, no recuerdo qué soñé así que vamos a saltar
todo eso. Despertamos, desayunamos, echamos la flojera y durante la cena fue
cuando Yoongi finalmente me sacó un tema que yo esperaba hubiese olvidado,
pero sorpresa, no.

— Chico chicle. — Me llama y yo lo veo. — ¿Ya tienes tu vestuario sexy para más
tarde?

— ¿Umh? — Intento hacerme el desentendido. — ¿Vestuario sexy?

— La fiesta en la casa de Taehyung empieza a las diez, o sea en... dos horas y
media. — Ve su teléfono. — Yo me metí a bañar en lo que tú seguías viendo
friends. 

  — ¿Es muy necesario que vaya? — Muerdo mis labios.

— ¡Claro! Eres parte de la familia.

— Ch-chany no puede venir, ni Baekhyun, ambos tenían cosas qué hacer. —


Murmuro tratando de salvarme. — No conozco a nadie y tú seguramente a todos y
no podrás estar siempre conmigo, e-es decir...

— Pamplinas. Vas a arrasar y yo también te tengo una pequeña sorpresa. — Me


guiña el ojo y yo suelto un pequeño suspiro. 

— Vale... te haré caso por esta ocasión, pero será la última vez. ¿Bien? — Alzo
mis cejas y el gran idiota asiente divertido. — Bien. — Repito y me levanto de la
mesa, colocando mi lato en el fregadero.

Me dirijo al baño para darme una buena ducha algo larga y relajante. Salgo con
una toalla y me quedo frente al espejo con la secadora para peinar mi cabello. Me
afeito de paso todo lo que puedo y me coloco una camisa de botones blanca,
pantalones negros y unos zapatos deportivos. Quiero comodidad para bailar.

Salgo con cuidado y busco a Yoongi, pero se ha esfumado. Seguro fue a comprar
algo. Me paseo por el departamento y agarro la loción de mi tocador, colocándome
un poco. Tarareo bajo y me sigo paseando hasta que escucho la puerta principal
abrirse. Salgo y sonrío viendo a Yoongi con unas botellas pero... ay joder...

No Jimin... no babees. 
Está de negro, sí, con ojos delineados. Con sus putos ojos delineados y una
pequeña capa de sudor con sus tres primeros botones desprendidos, pantalones
algo flojos y el cabello ligeramente alborotado. Y MIERDA... me encanta.

— ¿Te pusiste perforaciones, no?   — Me cruzo de brazos sonriente.

— Acá en la oreja. — Señala su oreja derecha y veo allí varios piercings con
cadenas o pequeñas bolitas, mi mandíbula va al suelo y mis piernas tiemblan. Me
voy a venir de solo verlo. — ¿Te gustan?

 — Meh. — Digo indiferente. — Te ves bien, ¿ya nos vamos? — Cambiar de tema,
la vieja confiable.

— Claro. Pediré un uber porque nos queda algo lejos. — Toma su teléfono
después de dejar las botellas de lado. — Ya lo estoy pidiendo, ¿qué te falta?

— Nada. — Niego y echo un último vistazo. — Creo que todo está ya listo.

— Vale. — Guarda su teléfono. — Vamos bajando. 

Asiento y tomo una sudadera negra, le doy un beso a pitufo y le lleno su comedero
antes de ajar con Yoongi. Quedamos en la calle y no pasa mucho hasta que
finalmente llega el taxi. Nos subimos juntos y nos sonreímos, él se relame los
labios y no sé qué haya pensado pero nada bueno.

Veo mi delineador una última vez con el relejo de mi teléfono y peino mi cabello
hacia atrás, viendo las luces de la ciudad y sintiendo la emoción de ir a una fiesta
bullendo en mi estómago. Me siento nervioso, pero bastante bien. El camino es
silencio, pero no desagradable, intercambiamos un par de palabras antes de que
ingresemos a una calle privada, deteniéndonos frente a una casa de unos tres
pisos donde la música suena muy fuerte y las luces salen.

Bajamos del auto y nos dirigimos con cuidado, yo avanzando por la banqueta
ligeramente húmeda y viendo a unos chicos fuera con unos vasos rojos y otros
que van colocando un sello en las muñecas de los que entran. ¿Boleto? ¡No tengo
boleto!
— Yoongi... — Lo llamo, pero él me calla y me tira. Saluda a los chicos y entra
directo sin soltarme, quedamos frente a un gran jardín donde hay mucha gente
bailando, fumando, besándose y gritando a todo pulmón. — Vaya...

— ¡Ven, vamos a buscar a los chicos! — Me grita. Me jala dentro de la casa donde
a empujones paso, dejando que me jale un poco más rápido hasta que llegamos a
la sala. 

— ¡Hey, idiota! — Grita Yoongi. — ¡Por acá!

Volteo y veo a Taehyung en el sofá riendo con unos chicos. Saluda y se levanta
con dos pequeñas copas. 

  — ¡Anden, shot de tequila! — Exclama y apenas puedo hablar cuando ya nos lo


extiende. — ¡Fondo, fondo!

No lo dudo cuando veo a Yoongi tomar y yo me lo tomo también, tosiendo debido


a lo fuerte que está. Taehyung ríe y nos abraza a ambos, solo que a Yoongi le da
unas palmaditas en la espalda. 

— Me alegra que estén aquí. — Nos dice sonriente y sudoroso, se ve que ya lleva
un rato tomando. — ¡Pásenla bien! ¡Aquí estoy yo jugando pókar!

— ¿Dónde están los otros? — Habla fuerte Yoongi.

— ¡Namjoon y su novia están en el jardín! ¡Jungkook se desapareció hace unos


treinta minutos! — Grita Taehyung.

Yoongi alza sus hombros y me observa. Yo le sonrío algo torpe y besa mi frente,
llevándome a donde está la barra libre y ordenando algo que no alzando a
escuchar. Me extiende un vaso rojo lleno de coca-cola y fuerte olor a alcohol. 

  — Gracias. — Agradezco y le doy un pequeño sorbo, Yoongi da un buen trago y


sacude su cabello sonriente. — ¿Bailas?

— Claro. — Sonrío y pasamos entre la gente para llegar a donde bailan los
demás. La música es fuerte, bailamos la electrónica poco a poco, moviéndonos
suave o extendiendo los brazos. — ¡Había pasado mucho desde que estaba en
una fiesta! — Exclamo dando un pequeño trago.
— ¡Igual yo! — Exclama riendo. — ¿Tú cuánto?

— ¡Desde mis dieciocho! — Suelto una carcajada. — ¡Y mírame con veintiún


años! ¿Tú?

— ¡Desde hace dos semanas! — Estalla en carcajadas y yo con él.

Seguimos bailando muchas canciones, cantando alto y dejándonos llevar. Mi vaso


se acaba rápido, vamos a pedir unas cervezas que también nos acabamos.
Pienso seguir bailando con él, pero inesperadamente un grupo de chicos llegan y
se nos arriman, desconectando por completo la atención de Yoongi quien ríe con
ellos. Viejos amigos parece.

— ¡No los veía desde que salí de la universidad! — Exclama feliz. — ¡Qué
milagro!

— ¡Lo sabemos! ¡Qué bueno verte! — Dice uno. 

Sigo tomando viendo el entorno y buscando con la mirada un baño. Me volteo a


Yoongi y debo tocar muchas veces su hombro para que voltee: — ¿Dónde está el
baño, Yoongi? — Pregunto alto.

— ¡Ve al pasillo de allá, gira a la derecha y ahí está! — Apunta con su barbilla.

— ¡Daré una vuelta! — Le digo y él asiente después de guiñarme el ojo.

Suspiro divertido y comienzo a recorrer el entorno esperando encontrarme a


alguien o algún otra alma nueva con quien entablar conversación. Atravieso el
pasillo después de un par de vueltas y giro a la derecha, sobresaltándome cuando
salen también y chocamos, provocando que parte de mi bebida se caiga, pero
poco.

— ¡Perdón! — Exclaman y levanto la mirada. — Jimin.

— ¡Oh, Jungkook! — Exclamo cuando el chico de cabello púrpura (ahora castaño),


me ve sorprendido. — No te había visto.

— Estaba afuera. — Apunta y me sonríe. — ¿Te perdiste?


— A decir verdad, no. Yoongi está hablando con otros chicos y no quiero
interrumpirlo. — Comento y Jungkook asiente. 

— Ven. — Me toma de brazo y me dejo guiar, dejando que me lleve a la barra libre
donde pide un shot. Yo trato de negarme pero me retira mi cerveza vacía. —
Anda, fondo. Aún estás muy sobrio para estas fiestas. 

Lo tomo de golpe y él también el suyo. Y bueno, no fue uno, fueron tres. Toso
bastante y él ríe, el suelo se me mueve pero solo puedo reír, comenzando a
saludar a la gente desconocida con la que me cruzo que también me sonríe.
Jungkook y yo nos colocamos en una pared junto a la televisión.

— Creo que no fui muy amable contigo el día en que te visité. — Me dice y yo
sonrío. — Lo siento.

— ¡No te preocupes! — Exclamo y veo fijamente el piercing que tiene en su labio


inferior. Se lo señalo. — ¿Desde hace cuánto lo tienes?

— Me lo hice a los dieciséis. — Sonríe y juguetea con él con su lengua, expando


mis ojos al ver también una bolita de metal ahí. — Y sí, también tengo uno en la
lengua. — La saca para que lo vea y expando más mis ojos.

— ¡Se te ve bien! — Exclamo, viendo sus orejas también perforadas.  

— ¡Gracias! — Sonríe mostrando sus dientes. — ¿Tú no tienes perforaciones?

— Nop. — Niego y veo el entorno unos momentos antes de volver la vista a él.

— Deberías hacerte unos, se verán bien. — Asiente, veo que observa a un punto
que sigo: Taehyung está muy pegado a otro chico quien le besa el cuello. —
Y... — Vuelve la vista a mí. — Seguramente Yoongi se ponga feliz si se lo dices.

— Tal vez. — Alzo mis hombros. — ¿Tienes tatuajes?

Jungkook ríe y asiente, levantándose un poco la camisa para que vea un dragón
chino tatuado en su costado derecho. Abro mi boca y con cuidado rozo con mis
dedos: — ¿Es nuevo?

— No, me lo hice hace tres meses. — Dice aún divertido y yo río. — ¿Te gusta?
— Mucho. — Confieso. — Es sexy. 

Él me sonríe de vuelta y veo que quiere decir algo más pero llega el grupo de
Yoongi con su bola de amigos escandalizados. Yo niego divertido al ver al gran
idiota cantando a Luis Miguel a todo volumen mientras toma de la cintura a otro
chico. Puchereo y me voltea a ver.

— ¿Ya estás ebrio? — Pregunta y veo que hasta le cuesta mantenerse de pie.

— ¡Eso creo! — Río. Me siento muy ligero, las risas brotan de la nada y el suelo
se mueve un poco. — ¡Gracias por traerme!

El otro chico voltea a verme extraño y jala a Yoongi para llevarlo a otro lado. Yo
ruedo los ojos y vuelvo la vista a Jungkook quien juguetea con el vaso.  Nos
volteamos a ver al momento: — ¿Bailas? — Preguntamos por igual.

Vale, eso fue divertido.

— Te sigo. — Sonríe. — Vamos al jardín. 

Toma mi mano y me dejo tirar nuevamente por él, viendo a Taehyung ya


comiéndole la boca al otro desconocido chico y más parejas gritando o
haciendo beer-pong. Salimos al jardín donde está la música más fuerte y allí nos
movemos, cantando y sacudiendo el cuerpo al aire libre con una suave lluvia
acompañándonos. 

— ¿Y tú y Yoongi siguen bien? — Pregunta Jungkook cerca mío con una sonrisa.

— ¡Bastante! — Exclamo. — ¡Es un idiota, pero lo quiero mucho!

— ¡Me alegra! —Dice y veo la sinceridad y cierta ternura en sus ojos. —Me lo


cuidas bien, eh.

  — Siempre. — Sonrío. — Ahí lo tengo bien cuidado y alimentado. — Jungkook


alza ambas cejas y sonríe perverso. — ¡Nooo, no así! — Le doy un pequeño golpe
en la cabeza y río sobre su hombro.

— Lamento mi mente perversa. — Me toma de la cintura para moverme un poco y


que no choque. — Pero conociendo lo sexoso que es Yoongi...
— Bueno, aún no pasa nada. — Alzo mis hombros. — Quizás pronto. 

— Sorpréndelo, él en serio te tiene ganas. — Ríe sin soltarme, yo niego divertido. 

Volteo con Jungkook y vemos justamente a Yoongi saliendo comiéndole la boca al


chico que se había anclado a él. Suelto una pequeña risa divertida y a la vez un
poco amarga, volteo al entorno viendo a todas las parejitas, incluso a Namjoon
con su novia en una esquina. A ella no la conozco.

— ¿Tons qué, papi? — Volteo a Jungkook. — ¿Aquí de una?

—  Si eso quieres. — Jungkook ríe y vuelve a juguetear con su bolita viéndome


más coqueto.  

— Dale entonces. — Lo tomo de las mejillas y planto mis labios en los suyos.
Espero que vaya poco a poco o dulce, pero joder. Nada qué ver. Sube sus manos
al instante a mi rostro, dejando una ahí mientras otra la lleva a mi cintura y me
pega a mí. Siento su lengua juguetear y chupar la mía de forma algo intensa
mientras me va haciendo hacia atrás. Menudo hombre, qué jodido besador tan
bueno. 

  — ¡NO PUEDE SER! — Escucho el grito de Namjoon cerca. — ¡JIMIN Y


JUNGKOOK SE ESTÁN COMIENDO!

Abro mis ojos y veo de reojo como puedo varios teléfonos que nos graban pero
sinceramente no me importa. Siento a Jungkook acariciarme y vuelvo a cerrarlos,
tirando de su cabello y dejando que me vaya devorando la boca, chupando lo que
puede, deslizando su lengua con coquetería y añadiendo pequeñas mordidas que
me arrancan la respiración. El piercing choca a veces con mi lengua, ambos
peircings pero solo resulta más caliente. Diferente.

— Besas muy bien. — Jungkook se separa y me sonríe relamiéndose sus labios. 

  — Aprendí hace unos meses. — Confieso sonrojado aún contra la pared, sin
dejar de tomar sus manos que se unen a las mías. —Es bueno que me lo digas
porque no he besado a nadie fuera de Yoongi o un chico de mi instituto.

— Bueno, ya sabes... la tercera es la vencida. — Ríe volviéndose a pegar a mí.


— Muy vencida... — Me lanzo a sus labios nuevamente y esta vez lo siento
estamparme con más fuerza, comenzando una guerra realmente brutal entre
ambos. Siento ahora sí un poco menos de organización, mucho salvajismo por
parte de ambos y voces más lejanas. 

En este momento solo veo fragmentos, me mantengo pegado a Jungkook toda la


fiesta, dejando que bese mi cuello, que me muerda, inclusive recuerdo agarrarle la
entrepierna mientras me volvía a comer en el sofá. Hasta un chico desconocido se
unió y fue un beso triple, Yoongi había desaparecido y cuando dieron las cuatro,
que Jungkook estaba que no podía ni levantarse y yo tampoco, lo vi salir de un
cuarto con la ropa casi al revés.

— ¡Vamos! ¡Esto ya se puso fuerte! — Exclama y me carga. — ¡Estás demasiado


ebrio! Joder, ¿quién te hizo esos chupetones? 

— Daddy. — Sonrío divertido y comienzo a besarlo. Yoongi se congela y me lo


sigue claramente, acariciando mi espalda con cuidado hasta que me rasguña y me
toma del culo para alzarme, estamparme contra la pared y después maldecir. 

Después de eso, todo se vuelve negro y confuso. 

Cuando abro los ojos, lo primero que me percato es que estoy tirado en la cama,
el reloj marca las cuatro de la tarde, hay un vaso de agua a mi lado vacío y mis
pies desnudos están en la cama. Abro un ojo molesto por la poca luz y me
acomodo para taparme con el cojín.

Hay ruido afuera, una licuadora que me rompe los oídos.

— ¡APAGA ESO POR FAVOR! — Exclamo y froto mis ojos, viendo que estos se
manchan de negro. Maldigo y la puerta se abre, aparece Yoongi con una
expresión difícil de analizar. —Ugh.

— Buenas tardes. — Dice y entra con una aspirina y comida.  


— Me duele la cabeza... tengo sed... quiero vomitar. — Lloriqueo volviéndome a
tapar. — Jodido Santo... ¿qué pasó anoche?

Me destapo para ver a Yoongi quien alza una ceja y toma su teléfono: — Dímelo
tú; te volviste viral en internet.

Agarro el teléfono y mis ojos se expanden por completo... Mi grito se escucha


seguramente del otro lado de la ciudad.

021

—¡NO MAMES!  

Observo al chico chicle jalándose el cabello mientras va de izquierda a derecha


soltando diversas maldiciones. Ruedo los ojos y niego con la cabeza mientras
bloqueo mi teléfono de nuevo.

— Vamos, no es para taaaanto. — Comento acariciando a pitufo que se encuentra


en mis piernas tranquilamente echado y ronroneando. 

— ¡¿NO ES PARA TANTO?! — Me observa escandalizado. — ¡ME VOLVÍ UNA


HUMILLACIÓN EN INTERNET!

— Eres famoso, venga. — Repito de nuevo tratando de destensar el ambiente;


chico chicle lleva toda la tarde haciendo tremendo escándalo. — Además, los
chicos virales en internet no duran mucho, tienen sus cinco minutos de fama y se
acabó.

— ¡Pero no es una fama cualquiera, Yoongi! — Me sigue viendo exasperado. 

— No es la gran cosa, chico chicle.

— ¡SOY LORD BRAGAS MOJADAS, YOONGI!

Pellizco el puente de mi nariz. Aquí vamos de nuevo... pero antes, rebobinemos y


déjenme explicarles qué fue lo que sucedió. ¿Bien? 

Resulta que Jimin en su borrachera de anoche, lo filmaban ahogado en risa


mientras se desabrochaba la camisa. El que graba, se acerca a él y le pregunta
que si está feliz porque se ve muy novato en esas fiestas tan locas, a lo que Jimin
contesta que sí y que está muy feliz. Le preguntan el porqué de su felicidad y él
muy amablemente contesta:

"Porque mis bragas están mojadas".

Y como era de esperarse, el vídeo se volvió viral no solo por el contexto, sino por
el tono tan terriblemente caliente y a la vez torpe que usa nuestro chico chicle
borrachín y medio ido. Chico chicle afirma que era una forma de parodiar que se
encontraba "excitado" después de tener una comida de boca espectacular (aún es
un misterio si habla de mí o alguien más), y aún así, sigo pensando que no tiene
sentido.

— ¡No mames, yoongi! ¡Hicieron el hashtag tendencia en twitter y ahora todos me


están imitando! — Exclama enloquecido sin dejar de chocar agresivamente su
índice contra la pantalla de su celular. — ¡No mames, casi un millón de views en el
vídeo y lo subieron hace tres días!

— Y tres días después, sigues sin superarlo. — Río bajo acariciando la cola del
gato profundamente dormido.

— ¡Esto va subiendo en lugar de bajar! ¡No mames, no puedo ni dar la cara en la


universidad, Yoongi! — Sigue en su drama, sentándose en el suelo. Pega sus
rodillas a su pecho y esconde su rostro ahí negando repetidas veces y
murmurando cosas incomprensibles. 

Suelto un suspiro y me levanto para acercarme a él después de mover a pitufo: —


Mira, entiendo que esto quizá no es algo bueno para ti, pero debes aprender a
verlo con humor, ¿de acuerdo? — Le doy un par de palmadas en su espalda. —
No pasa de un mes, así que tranquilo, luego llegará otro chico a quitarte el
puesto. 

— Quiero que se vaya ya. — Levanta la mirada y me observa devastado. — Es


realmente humillante, Yoongi... y-yo no sé cómo le hacen esas personas, he leído
comentarios terribles, de muy mal gustos y te juro que quier cogerlos del cuello y
aventarlos a la ching-
Sello nuestros labios antes de que siga con su parloteo. Él suspira y cierra sus
ojos siguiéndome el beso tranquilamente, únicamente rozando nuestros cerezos
sin introducir nuestras lenguas. Me separo un par de segundos después cuando
se calma y le doy un apretón a su mano, besando su frente y pegando su cabeza
a mi cuello.

— Todo estará bien, ¿de acuerdo? — Paso mis dedos por sus hebras castañas
sumamente sedosas con olor a Pantene. (Sí noto la diferencia desde que se
cambió). 

— De acuerdo. — Me sonríe con suavidad y se levanta para irse a sentar al sofá


de brazos cruzados. — Al menos no follé, ahí sí hubiese sido aún peor; todavía no
supero mi primera vez.

— La catastrófica primera vez de chico chicle. — Comento divertido y me voy a


sentar a su lado, relamiendo mis labios al verlo con su puchero. — Al menos la
próxima vez no será tan mala, lo gozarás... espero. 

Jimin ríe secamente. Suspiro de nuevo y estiro mi brazo cuando mi teléfono


suena, encontrando un mensaje de Namjoon para reunirnos un rato en su casa.
Confirmo mi asistencia junto con los otros tres y me levanto para ir a arreglarme
un poco mientras chico chicle se queda en la sala.

Ah, ese man realmente es un caso, ¿saben? Es como un meme andante donde le
pasa lo peor y lo mejor, yo ya ni sé si reír o llorar con su vida. No creí encontrar a
alguien más fail en esta vida que yo hasta que lo conocí. Y me encanta. Somos
perfectamente imperfectos juntos, un desastre increíble lleno de aventuras. 

Termino de delinearme los ojos en la parte inferior y me observo al espejo,


torciendo un poco mi boca antes de salir del baño. Busco mi chaqueta y me
encuentro subiendo el cierre de esta cuando veo a mi chaparrito hermoso saliendo
del cuarto.

  — ¿Sales? — Pregunta recargándose en el marco de la puerta de brazos


cruzados, descalzo y con una mirada intensa.
— Quedé de verme con los chicos. — Levanto el teléfono y él asiente mientras yo
busco mis zapatos. — Tal vez llegue un poco tarde, pero puedes salir. Solo te pido
que me avises si estás bien y... ¿no viste mis zapatos? Juré haberlos-

— Quédate. — Me interrumpe, lo veo creyendo escuchar mal y uno mis cejas. —


Ni que te estuviera hablando en español, coreano inútil. Quédate.

¿Has flipado, verdad? Porque yo sí.

— ¿Quedarme? — Repito y froto mi nuca. — No sé, chico chicle; llevo encerrado


contigo todos estos días y a decir verdad, únicamente te escucho berrear por
aquel vídeo y... — Alzo mis hombros. — Deberías hacerle como Bad Bunny.

— ¿Y eso?

— Baby la vida es un ciclo, lo que no sirve yo no lo reciclo.~ 

Él niega suavemente y se acerca en silencio a mí hasta estar lo suficientemente


cerca. Aprieta sus labios hasta formar una fina línea en estos y me ve intenso a los
ojos, como si quisiera decirme algo a través de la mirada, ¡pero no mamen, que ya
parece que yo tendré telequinesis!

— Me estás asustando. — Digo al no verlo parpadear. — No me digas que ya te


poseyeron, que la biblia la aventé por la ventana y le di a una viejita en la cabeza. 
Y sí, sí está bien, se fue gritando diciendo que era una señal de Dios.

— N-no es eso... solo... — Relame sus labios y pasa su zurda detrás de mi nuca
con cuidado acariciando la zona.  —Solo... quédate. P-por favor.

Nos mantenemos en silencio y de hecho no pasa mucho antes de que se acerque


más a mí para comenzar a besarme con cuidado, pasando sus dos brazos ahora
detrás de mi cuello para hacer chocar nuestros cuerpos. Trato de mantenerme
cuerdo, pero sencillamente no hay manera de mantenerse estable si Park Jimin te
está besando, ¿saben?

Lo atrapo de su cintura y cuando estoy dispuesto a romper el beso, él me jala con


fuerza dentro de la habitación y cierra la puerta con el pie bruscamente. El beso se
vuelve repentinamente más intenso después de eso y lo siento treparse un poco a
mi cuerpo conforme junta nuestras bocas se buscan con rapidez e intensidad.
Gruño cuando muerde mi labio inferior y sin cuidado, lo voy a poner contra la
pared, alzando sus manos sobre su cabeza y besando con intensidad esos
mismos labios gorditos que tanto me vuelven loco.

Cuando aflojo mi agarre, se zafa y sus manos se mueven sin temor sobre mi
pecho, buscando los botones superiores que comienza a desabrochar uno a uno y
allí... allí les juro que siento mi respiración esfumarse. Intento hablar, pero no me
deja ni separarme a dar un respiro. Tira con una fuerza brutal y cual papeles
intercambiados, arranca mi camisa y clava sus cortas uñas en mi espalda,
marcando un camino vertical seguramente de trazos rojizos.

— Chico chicle... — Finalmente logro decir entre el agitado beso, él besa con
mayor intensidad mi cuello. — Precioso... Ah, mierda, ¿qué haces? — Pregunto
con voz ronca y pesada cuando va por mis hombros dejando mordidas ahora. 

— Lo que debí hacer hace meses. — Murmura sobre mi piel besando la parte
inferior de mi barbilla, provocando que yo la levante para que tenga mejor acceso.
Lo tomo del cabello y mantengo su cabeza arriba mientras yo la bajo la mía para
besarlo intenso, dando pequeñas chupadas a su lengua. 

— ¿Llenarme de chupetones y tener un beso intenso estando sobrios? — Río


rozando mi nariz por toda su mejilla, mordiendo estas traviesamente. Mis manos
viajan por su espalda hasta la parte inferior donde presiono con ligereza.

— No... — Me ve con una mirada que jamás me había dedicado antes y


sinceramente espero lo peor, pero las palabras salen disparadas de su boca sin
previo aviso. — Cógeme, Yoongi.

Hijosdesureconchamadredíganmequeestosiestápasando.

AWANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

NO, A VER. ALTO. ¿ES UN ERROR DE PRODUCCIÓN? ¡No jueguen así


conmigo, cabrones! ¿Ay saben qué? Chingue su madre el América, se prendió
esta mierda.  

— Y antes de que se te ocurra preguntarme si estoy seguro, te seré claro. — Dice


firme juntando nuestras frentes, y joder, aunque esté chaparrito, sí asusta. — No
te estoy pidiendo esto porque sí, Min. Me vas a meter de una vez por todas tu
maldita polla en el culo y así como me comiste sobre la barra, vas a cogerme
hasta que tenerme babeando en la cama. ¿Estamos?

Yo lo observo en Idiotshook. No doy crédito a lo que está pasando.

— No puedo creer que acabo de decir eso. — Dice chico chicle después de una
breve pausa y se separa. — Nop, nop, nos vimos. 

Se aleja y antes de que huya por la puerta, lo tomo del brazo y lo pego a mí de
nuevo con fuerza: — ¿A dónde crees que vas? — Sonrío malicioso y él muerde
sus labios con cierto nerviosismo. — Me pediste polla, cariño... y polla será lo que
te comerás toda la jodida noche. 

Ahora sí puercos, ya llegó por lo que todos estábamos esperando desde el


preludio. 

Lo empujo a la cama dejando que caiga boca arriba y me coloco sobre él sobando
su rostro, su respiración es errática y no pasa mucho antes de que comience a
lamer su cuello, deslizando mis manos por todo su torso. Agarro el borde de su
camisa y tiro de ella sin mucho cuidado, rozando con mis pulgares sus pezones;
estos se endurecen al instante. 

— Mh. — Cierra un ojo cuando ejerzo ligera presión en estos y muerdo su barriga
adorable que se estremece a mi contacto. — Yoongi...

— ¿Me vas a decir que no ahora? — Me separo para verlo con el ceño fruncido, a
lo que él suelta una carcajada y niega mordiéndose los labios. — ¿Entonces por
qué me llamas?

— ¿No puedo gemir tu nombre en paz? — Arma un puchero y ahora a mí me toca


reír en descontrol. — Ajá, eso creí... idiota.

— Este idiota te hará gemir y ahogarte con su polla. — Alzo ambas cejas y mis
manos viajan a su culo al que le doy un fuerte y delicioso apretón. — Joder, esto
finalmente será mío.

Mis manos se mueven con impaciencia sobre su cuerpo y no pasa mucho hasta
que deslizo sus pantalones también fuera de su cuerpo, maldiciendo bajo cuando
aparece con una braga oscura que cubre su erección. Abro mi boca y chico chicle
chilla colocando su manita en su entrepierna para cubrirse y con la otra, se tapa su
cara sonrojada.

  — ¡N-no recordaba que llevaba esto puesto! — Dice con voz chillona.

— Bueno, aunque no sea mujer, haré que esas bragas tuyas escurran. — Esbozo
una sonrisa maliciosa y rozo con mi índice su glande rojizo sobre la tela, viéndolo
apretar sus torneadas piernas y morder sus deditos ante aquello. —Eres una
ternura pornográfica.

— T-tenme paciencia, será nuestra primera vez juntos... — Habla finalmente y


relame sus rojizos cerezos. — Y-y... ¿t-traes condón?

— Sin globito no hay fiesta, pero yo al menos no tengo enfermedades sexuales y


dudo que tú también. — Ladeo mi cabeza. — Así que lo haremos sin protección si
estás de acuerdo, quiero que me sientas.

— C-claro... está bien. — Murmura con esa voz tan aguda y baja que me hace
perder la cabeza. Lo cojo de sus muslos internos y lo pego a mí, viendo su rostro
rojizo y sus ojos brillantes que me ven curiosos. — ¿V-vas a lubricarme?

— Te daré un beso negro. — Le contesto.

— ¿Un... qué? ¿Un beso con labial negro?

— No quico, no seas menso. 

— ¿Quién es quico?

— No me simpatizas. 

Espero hayan captado la diferencias porque si no se me van directo a televisa y no


a ver la rosa de guadalupe.

— No, ya. En serio, Yoongi, ¿qué es el beso negro? —Me va aún confundido.


— Comerte el culo, pues. — Repito y él suelta un "ahhhh" alargado que yo
imito: — Ihhhhh, vas, pero antes... — Me separo de él después de besar esos
húmedos y calientes labios de nuevo. — Tú debes aprender a hacer algo.

— ¿Qué? — Pregunta sentándose de rodillas en la cama y ladeando su cabeza. 

Bajo la vista a mi pantalón y carraspeo, volteando de nuevo a él y alzando ambas


cejas. Chico chicle abre su boca en una hermosa "O" a lo que yo asiento.

— Ajá, justo así, pero meneas tu cabeza de adelante hacia atrás y evitas meter
dientes, ¿crees poder? — Pregunto bajando mi cierre.

— ¡NOOOOO! — Grita chico chicle y no mamen, hasta pego un brinco. — ¡No,


idiota! ¡Que no te quites el pantalón, quiero hacerlo yo!

— Mira qué travieso me saliste. — Vuelvo a subir el cierre y coloco mis manos a
cada lado de mi cadera. — Adelante entonces, debes aprender a usar esa boquita
tuya tan preciosa que te cargas.

— ¿Y-y después...? — Gatea un poco hasta quedar al borde de la cama,


volviéndose a poner de rodillas. 

— Te abro las piernas, te pongo boca abajo y te devoro todo hasta que llores. —
Sonrío de nuevo y él se sonroja el triple. — Y finalmente meteré la polla al
gallinero.

— ¿No se dice gallina?

— Que no lo arruines, estúpido.

Chico chicle rueda sus ojos y pasa su lengua por su labio superior. Yo espero
tranquilo aunque la polla me esté explotando de verlo así y gracias a Dios,
empieza... a hablar.

— Bien, puedo con esto. — Se dice a sí mismo. — Vamos, Jimin... solo es un


pene en tu boca, ni que fuera tan difícil. — Truena su cuello. — Bien, hagámoslo. 

— Ese es mi chico. — Una sonrisa adorna mi rostro y él me da un suave golpe en


el estómago que yo dramatizo. 
¿Ya fueron por la biblia?

022

Jo-der... joderrrrr. Siento mis manos temblando, pero definitivamente no me echo


hacia atrás por nada. Muerdo mis labios y francamente, necesito una paleta. 

Posdata, hola, Jimin chico chicle porno listo para narrar las cochinada del libro. 

— Mira, no es tan difícil chupar un pene. — Me dice el gran idiota a lo que yo


levanto la mirada y asiento como un niño obediente. — Es... ¡como chupar una
paleta! No debes morderla, solo chupar, lamer, succionar, acariciar un poco... ya
sabes.

— De acuerdo. — Paso saliva nervioso y veo su pantalón. — ¿Puedo...?

— Me ofendería si no lo hicieras. — Sonríe mostrando sus encías y realmente no


puedo evitar pensar en lo tierno que se ve. — Adelante.

Asiento y llevo mis manos al cierre de su pantalón que bajo y mientras lo despojo
de su ropa, no puedo evitar pensar en seriamente cómo será en la cama. Es decir,
como persona es tan... idiota, divertido y no sé. Me pregunto seriamente si en la
intimidad será igual de hacer chistes malos, hablar como meme o pensar en cosas
que te hacen ahogarte en risa y que se te baje la excitación.

Suspiro y dejo de vagar en mis pensamiento y presto atención a lo que sucede.


Veo a través de la tela de la ropa interior de Yoongi un notable bulto que esconde
detrás una buena polla... y ahora que lo pienso, hace mucho no lo veo erecto así.
Paso saliva y con cuidado bajo su ropa interior y mis ojos se agrandan al ver el
dotado miembro. 

Órale, de cerca si se ve más grande y apetitoso. 

— Adelante, con confianza. — Toma su pene con su diestra y acaricia suave la


parte inferior, yo sigo viéndolo con cierto temor. — Anda, no pongas esa cara que
no te va a morder. 
— N-no es eso, solo... ¿y si lo hago mal? — Muerdo mi labio inferior. — ¿Si te
lastimo o algo sale mal? Es decir, yo jamás he hecho esto y podría pasar una
vergüenza aún más grande que lord moja br...-

— Hey, calma. — Me tranquiliza con una sonrisa. — Lo harás bien aunque sea tu
primera vez. Y además, siempre puedes practicar. — Me guiña el ojo. — Siempre
que sea conmigo.

Bueno, eso ayudó a que mis nervios disminuyan. Suspiro alargado y observo sus
venas dorsales rozando estas con mi índice y siguiendo el rastro hasta el glande.
Una vez allí aro mi boca y con mucho cuidado, saco mi lengua para dar una rápida
lamida con mis ojos cerrados. Espero captar un sabor extraño, pero no.

— ¿Y bien? — Yoongi sonríe ladino.

— No sabe a nada. — Examino más de cerca aquel piercing, el aro justo en en su


glande que conecta casi con el prepucio. — ¿Se siente bien si chupo tu...?

— Por supuesto. — Mantiene su mirada serena para otorgarme confianza. — Me


estimulas, así que adelante. No tengas miedo, solo no metas dientes. 

— O-okey...

Más animado y seguro, paso mi lengua por el frío metal y espero por reacciones;
Yoongi suspira y acaricia mi mejilla con los nudillos de sus dedos asintiendo; le
devuelvo el gesto y agarro con mi diestra la base de su pene para sujetarlo con
comodidad. Abro mis labios e introduzco únicamente el glande sin saber qué
hacer, es segundos después que empujo mi lengua para juguetear con su
piercing.

— Maldita sea... eso se siente bien, joder. — Yoongi cubre su rostro con su mano
y sisea excitado. —No sé qué haces exactamente, pero se siente malditamente
bien.  

Bien, eso me dio muchísima más confianza. Respira, Jimin... vas bien, no es tan
difícil. No dientes... no dientes, anotado. Saco el glande de mi boca y paso mi
lengua por mis labios para humedecerlos y vuelvo a engullir, abriendo bien mi
boca para tratar de meter más, pero apenas siento el roce con mis dientes trato de
apartarme, pero Yoongi me lo impide.

— Tranquilo. — Ríe y abre su boca, metiendo sus labios hacia dentro. — Así. —
Vuelve a hacer el gesto y acaricia sus mejillas. — Ahuécalas, eso te ayudará a no
rozar, relaja tu boca y garganta, si te mantienes tenso te dolerá la mandíbula
después.

Haciendo caso a sus consejos, ahueco mis mejillas y sigo su movimiento de


labios, mis dientes desaparecen y sin perder la postura, como he visto en algunos
vídeos que empiezo a recordar, hago un pequeño vaivén de adelante hacia atrás,
tratando de coger lo máximo con mi boca. 

— Así, chico chicle... chupa toda la paleta que tienes. — Siento que acaricia mi
cabello. — Vas muy bien.

Succiono su glande y aquel piercing con cuidado, masturbando el resto de la


extensión con ligera presión. Lo veo tirar su cabeza hacia atrás y allí meto hasta la
mitad de golpe a mi garganta. Tengo una arcada que aguanto y la mano de
Yoongi va a mi cabellera a jalar mis hebras, sin duda excitado.

  — Ah... joder, Ji-Jimin... — Murmura ronco y con una mirada sombría. — No


estás nada mal par-para ser tu primera chupada. 

Me limito a hacerle ojitos y a dejar que me manipule. Paseo mi lengua por todo el
entorno y una vez que cojo confianza, doy pequeños chupetones como si se las
diera a su lengua por todo el cuerpo de su duro pene, jugueteo con su piercing y
ah... cuánto estoy disfrutando de sus gemidos. Paso mi lengua de arriba a abajo
debajo del frenillo y me divierto con las diferentes texturas. 

— Jo-jode-r... espera, que si sigues así te echaré todo el semen en tu cara


bonita. — Me detiene cuando tengo más de la mitad de su polla desapareciendo
en mi boca. — Ay mierda, espera... —   Coge su teléfono y lo único que siento es
el flashazo de la cámara que me hace alejarme. — Esta maldita foto vale todo. 

— Sucio pervertido. — Le digo con falsa molestia. Él alza sus cejas pícaro y me
toma de la barbilla.
— ¿Yo aquí soy el sucio pervertido? — Pregunta rozando sus labios con los míos.

— Siempre lo fuiste. — Contesto con el mismo tono, dejando que chupe mi labio
superior. Lo siguiente que veo son las colchas de la cama a unos centímetros de
mi rostro y mis piernas siendo abiertas. — Yoon...

— Calla. — Da una palmada en mi nalga derecha que me hace dar un


respingo. —Solo tienes permiso de gemir o de hablar sucio, ¿vale?

— Hablar sucio... me gusta cómo suena eso. — Confieso con una sonrisa lasciva.

Yoongi niega divertido y se coloca de rodillas sobre el mullido colchón y


doblegando mis piernas con ligereza para dejarme más abiertos. Reposo mi
rechoncha mejilla sobre el colchón y no puedo evitar gemir bajo cuando siento su
lengua posicionándose en mi entrada. Una corriente fría me eriza los vellos y
diversas olas de placer van azotando mi cuerpo conforme me devora, su lengua
experta haciendo círculos en mi anillo muscular y jugueteando con ritmos.

El fuerte azote de sus palmas con mi culo me hace tirar mi cabeza hacia atrás y
gimotear buscando más. Pequeñas palabras obscenas que salen de mi boca
acompañadas por gemidos cortos, otros más largos y los constantes "más...
más..." ahogados que me hacen morder mis labios rojizos e irritados por la
fricción.

Veo la punta sonrosada de mi glande chocar a veces con la fina sábana,


mandándome otro cosquilleo helado y placentero. Acaricio la punta de mi glande
con mi índice dando un ligero apretón y joder...

— ¡Yoon! — Grito alto cuando siento mi ano palpitar, al instante trato de meter
algo que me estimule una vez que se detiene, pero no me deja. — ¡Yoongi... p-por
favor...!

Mis gimoteos salen escandalizados y una pequeña y fina capa de sudor en mi


frente, se presenta en unos momentos: — Ven acá, pequeña y hambrienta
puta. —Gruñe el mayor tirando fuerte de mis piernas para volverme a acercar a
él. 
No niego que aquello, extrañamente, me produce una excitación indescriptible;
con ojos entrecerrados y mi lengua ligeramente fuera, atrapada entre mis labios,
veo cómo me acomoda de costado y levanta mi pierna izquierda que apoya en su
hombro. Yo al instante llevo mis dedos a mi entrada que acaricio con cuidado,
llenándola de saliva de nuevo.

 — Así... presúmeme tu apretado ano.

Me sonrojo y siento que vuelve a rozar sus dedos contra aquella sensible zona
cuando yo retiro los míos. Pellizco mis carnosos pezones al instante y siento poco
a poco mis paredes anales expandiéndose para recibir su duro miembro, ante
eso: —¡Mierda...! —Lloriqueo y me aferro a las sábanas que empiezo a rasguñar
con ansiedad. —Entra... ¡entra!

Yoongi suelta una carcajada y repentinamente aquel divertido chico, hace una
mutación increíble a un pervertido sexoso que se hunde en mí, arremetiendo toda
su extensión contra mi apretada cavidad. El chillido escandalizado brota de mis
labios, pero curiosamente, es más la sorpresa que el dolor lo que me hace gritar. 

Me callo al instante y trato de articular algo, pero nada sale. Me remuevo sintiendo
el piercing acariciando mis paredes anales con cierta presión extra, sin duda
inigualable y delicioso. De hecho, solo basta que vea a Yoongi con una sonrisa
antes de que me maldiga y se azote bestial contra mí conforme se aferrada a mí
cadera.

Y es sencillamente indescriptible lo que siento en esos momento, ráfagas de calor


azotando mi cuerpo, mi hinchado pene golpeando contra mi vientre y nuestros
jadeos mezclados después de tanto. Yoongi echa su cabello hacia atrás y aprieta
sus dientes, embistiendo lento y en pequeñas olas que me hacen sentir su
piercing a la perfección rozando tortuosamente mi próstata. 

— A-ah... — Jadeo apretando mis ojos y abriendo más mi boca, Yoongi aprovecha
y mete su índice y corazón en mi cavidad para embestir a la par. — Hmgh... Yoon-
Yoongi. — Su nombre se evapora de mis labios eróticamente, de una forma algo
lasciva que hacen los ojos adversos oscurecerse.

Me da una fuerte embestida en tono de advertencia, pero yo no puedo más. Apoyo


la planta de mis pies en el mullido colchón quedando boca arriba perfectamente,
levanto mi cadera y yo mismo empiezo a moverme de adelante hacia atrás para
auto-embestirme con su miembro que me vuelve loco. El piecing rozando
cálidamente contra mi ano, es único, sentir sus testículos golpear contra mi piel
crea una curiosa sinfonía erótica que se mezcla con maldiciones y gemidos.

Yoongi acaricia mi glande con la punta de su índice, haciendo círculos lentos


sobre mi glande para torturarme, a veces apretando y quedándose quieto; esto
provocaba que mis piernas se cerraran y temblara. Allí Yoongi aprovechaba y
pegaba mis rodillas a mi pecho y empujaba estas mientras embestía más rápido
sin dejar de verme.

Y vaya que jodía como los jodidos dioses este idiota... Movía mi cadera
desesperado buscando más.

— ¿Te gusta, hm? — Me provoca el gran idiota pellizcando mi hinchado belfo. —


Pequeña putita apretada, me encanta ver cómo te retuerces por más. 

— I-idiota... — Jadeo sin dejar de moverme (ahora a brincos), sobre su


erección. — N-no pienso detenerme cuando... ah...

— No hables, que tu hilo de saliva lo hace por ti... — Sonríe cínico dando una
fuerte palmada a mi culo que estruja después, lamo la comisura de mi labio
sintiendo en efecto el hilo de saliva. Niego y me dejo caer sobre su pecho y chupo
sus pezones con travesura. Él vuelve a estrujarme el culo y siento que apoya bien
la planta de sus pies en el colchón de igual forma y así, comenzar a alzar su pelvis
para embestirme duro.

El orgasmo que me azota llega poco después, dejándome tan delicado cual pluma
y agotado como mil horas de ejercicio. Yoongi al tenerlo besa furioso de pasión
mis labios y pese a nuestras respiraciones enloquecidas, acaricia mi mejilla y
rodamos en la cama para yo quedar debajo suyo. Tiro de sus hebras y volvemos a
rozarnos sin dejar de comernos la boca.

— ¿Estuvo bien para una primera vez? — Pregunto ligeramente inseguro.

— Fue excelente para la primera vez, chico chicle. — Susurra besando mi cuello
haciéndome reír y ladear mi cabeza. — Te mueves delicioso, ¿sabes? Si sigues
así luego me tendrás arrastrado por ti aún más.
  — ¿Eso es bueno? — Sonrío divertido y veo el pene del mayor nuevamente. —
Uh, parece que Yoongi Junior aún no quiere dormir. 

— Le falta un poco para vaciarse, acércate. — Me ordena haciendo una seña.

Me inclino y abro la boca esperando a lo que viene; Yoongi se masturba con


rapidez estremeciendo su estómago y después va lento, hilos de semen brotan
aún con más cuidado que van a dar a mi mejilla y ya un par a mi boca. Mantengo
este en mi lengua sin saber qué hacer.

— Trágalo. —Me dice como si fuese cosa de todos los días. — Para probarlo.

Obedezco y lo paso junto con saliva, saboreando después. Uno mis cejas y hago
pequeños sonidos de mi boca como final de degustación y acaricio mi mejilla. 

Yoongi me ve curioso: —¿Todo bien?

  — Sí... solo... sabe igual al yoghurt que a veces haces. — Confieso y lo veo abrir
su boca y cerrarla, desviando la mirada al suelo; parece que hubiese visto al
mismo Diablo. — ¿Todo bien?

— Eh, Jimin... respecto al yoghurt — Acaricia su mejilla igual. — Creo que hay que
hablar respecto a eso. 

...

...

...

—¡MIN YOONGI, ERES UN ENFERMO!

023

Después de la noche 10/10 follando con mi precioso cachetón, amanezco con una
sonrisa enorme en el rostro que no me la quitan ni a putazos. Jimin se mete a
bañar apenas despierta para irse a la universidad y yo mientras intento preparar el
desayuno, que no es nada más ni nada menos que unos ricos cheerios de miel.
Qué onda, raza. No sé cocinar.
—¡Ya estoy listo! —Jimin sale corriendo del baño y observa el desayuno riendo,
sentándose frente a mí y viéndome con esas pestañas coquetas. —Gracias por el
desayuno, idiota.

—Ya ves, voy para máster chef. —Me hago el interesante alzando y bajando mis
cejas y él niega divertido. —Hoy voy a REM studios, así que regreso más noche,
¿sí, cosita?

—Sip. —Jimin asiente tierno y me lanza un enorme beso poco antes de que se


levante de un brinco para irse a lavar sus dientes de sonrisa colgate. —¡Y vamos a
ver una película!

—¡Yastas! —Exclamo dándole otra cucharada al cereal y nada más falta que


salga, me de un enorme beso en la boca y salga corriendo con su mochila
mientras yo me quedo con pajaritos con corazones volando en la cabeza. 

La sacudo rápidamente y me levanto una vez que acabo, fregando los platos y ay,
qué horror. Le doy comida al pitufo quien muy amable me viene a saludar cada
mañana poniéndome el culo en la cara... bueno...

Ya ven que dicen por ahí que los gatos se parecen a sus dueños. 

—¡Hola, hola! —Saludo apenas entro a la sala en la cual ya se encuentra


Jungkook con Taehyung ahí. —¿Los demás?
—Seokjin fue por café y Namjoon viene en camino. —Taehyung me sonríe en
grande y Jungkook baja su teléfono para arrugar su nariz. 

—Tengo hambre. —Se queja el menor estirándose. —Pero no quería desayunar


porque luego me veo panzón.

—No mames, Jeon. ¿Cómo vas a estar panzón si eres una tableta de
chocolate?  —Le doy un buen zape al mocoso que ríe y se arrima para que me
siente entre Taehyung y él. —¿Y ustedes dos, qué onda?

—Desde la fiesta, no he hecho nada. —Taehyung bosteza suavemente. —


Practicar un rato. 

—Pues yo les tengo una excelente noticia, pero voy a esperar a que Namjoon
venga. —Froto mis manos contento y el Taekook me ve curioso. —NO, A LA
MIERDA NAMJOON, ¡ME HE FOLLADO A JIMIN!

Jungkook se ahoga tirando su teléfono y Taehyung expande sus ojos con


definitiva sorpresa, alzando sus cejas de igual forma y viendo a Jungkook que
carraspea y tose viéndome fijo. 

—¿Qué? —Dicen al unísono. 

—Lo logré, raza. —Sonrío en grande. —Después de meses en pruebas de fuego,


agonía intensa y...

—Ya, ya, ya. —Taehyung ríe. —Entendimos. ¿Y qué tal?

—De puta madre. —Contestó al instante riendo y Jungkook niega divertido


empezando a carcajear. —¿De qué te ríes, chamaco? Al menos yo ya he follado y
no sigo siendo virgen como tú.

—Ouch, golpe bajo. —Susurra Taehyung divertido y Jungkook gruñe dándome


pequeños golpes en el brazo. 

—¡Ya no soy virgen! —Exclama Jungkook. —Bueno sí, pero no tiene nada de


malo. ¿O sí? Al menos sé que pasivo no soy.
—Todos empezamos siendo pasivos. —Taehyung rueda los ojos. —Yo me quedé
ahí.

—Par de frikis. —Les digo y le doy unas palmadas a Jungkook. —Pero tranquilo,


carnal. Vas a ver pronto podrás meter tu salchichota en un bollo bien ricolino. 

—Ay, qué cerdo. —Taehyung estalla en risa y yo lo veo mal justo cuando la puerta
se abre y aparece Namjoon. 

—¡NAMJOON, ME FOLLÉ A JIMIN! —Exclamo en alto y él al instante enarca una


ceja bien sacado de pedo. —Ah sí, buenos días.

—Buenos días. —Namjoon se acerca divertido. —¿Te lo follaste ya? Tuviste una


espera larga.

—Soy un gladiador. —Me palmeo el pecho. —Ahora el siguiente objetivo es que


Jungkook pierda la virginidad. 

—Eso no va a pasar mientras siga teniendo ropa interior de iron-man. —Dice


Taehyung divertido y todos reímos mientras Jungkook bufa como el bebé que es y
nos saca la lengua.

—Morros mecos, van a ver que yo luego seré el más daddy de entre los cuatro. —
Nos dice el pequeño salvaje y oh, yo quiero ver eso.

Íbamos a seguir con nuestro desmadre, pero la puerta se abre y aparece señor
anti-sonrisas, alias Kim Seokjin siempre tan profesional e intimidante. Nos saluda
con un ademán y nosotros nos inclinamos y poco a poco su sonrisa aparece,
todos volviendo a tomar asiento. 

—¿Traen las canciones y las pistas? —Pregunta él y yo asiento, tendiéndole la


llave USB que siempre tengo. —Muy bien... vamos con el resto del equipo para
que las escuchen y comencemos a grabar, ¿bien? Tendrán clases de vocalización
los lunes y miércoles, después comenzarán con baile, ¿estamos?

—Estamos. —Repetimos al unísono. 

—En ese caso, vengan. Entremos al estudio. —Se levanta para dirigirse a la


enorme puerta de cristal detrás suyo. 
Lo seguimos en silencio y la verdad, es que este es un lugar de locos. El lujo es
indescriptible, la tecnología y el precioso lugar enorme lleno de instrumentos,
bocinas, cables, gente pasando y un staff muy bien colocado. Nos da nervios
porque inclusive pasando por allí, alcanzamos a ver un grupo de chicos que nos
cruzan, viéndonos algo sorprendidos y finalmente, sonriéndonos. 

—¿Quiénes son? —Pregunto en voz baja hacia Namjoon quien parece


reconocerlos. 

—Otro grupo de rock, he escuchado de ellos, pero no mucho. Mi prima en estado-


unidos fue a verlos. —Me dice y yo asiento.  

Me siento como Sunny entre estrellas, no mames qué emoción. 

Una vez que llegamos a la sala correspondiente, no nos demoramos mucho en


empezar a trabajar. Nos presentan a los que están en nuestro equipo y finalmente,
después de mostrar los demos de la canciones una vez más, empezamos a
grabar. La verdad es bastante emocionante y no valimos tanto verga como
creíamos, solo un par de ajustes en vocales, pero en sí, todas las armonías y
entonaciones estaban perfectas. 

Sin hacer mucho rollo, finalizamos y me voy a echar unos taquitos con la raza no
muy lejos de allí, bien emocionados todos y más el Jungkook que tan pelado, ya
va a ser un futuro gran artista. Observo sonriente a mi segunda familia y después
de meterme otro taco a la boca, Namjoon nos habla para iluminarnos con su
sabiduría cósmica. 

—¿Por qué no le pides ya a Jimin que sea tu novio? —Pregunta y yo casi me


ahogo con mi tortilla provocando que Jungkook y Taehyung me vean medio
sacados de pedo.

—Vamos a calmarnos, Namjoon. El chico chicle me tiene en la puti-zone, o sea


soy como su perra sedienta, pero amigo nada más. ¿No ves que ese carnalito
está babeando por el Chanclas?

—¿Te refieres a Chanyeol...? —Inquiere Taehyung aguantando la carcajada.


—Ese vato, como se llame, no me importa. Andan ahí saliendo y no sé qué, a
veces Jimin le habla y medio cotorrean, pero yo la neta, no veo que avancen. —
Alzo mis hombros. —Ah, pero a mí me tiene bien friendzoneado. 

—Deberías dar tú el primer paso, Yoongi. —Sugiere Jungkook. —Es decir, se ve


que Jimin es un chico difícil y no de mala forma, sino que no se deja tomar fácil.

—Habla el que se lo comió en la fiesta. —Tose Namjoon y yo empiezo a-

¿ESPERA, QUÉ?

—¿QUE TÚ QUÉ? —Grito viendo a Jungkook y Taehyung se tapa la boca


empezadndo a reír y Jungkook se cubre. —AH NO, PINCHE MOCOSO. VEN Y
NOS ARREGLAMOS A PUTAZOS.

—¡Espera, no fue intencional, estábamos muy borrachos! —Gruñe él cuando


empiezo a darles zapes, órale cabrón. —¡Yoongi!

—La decepción, la traición hermano, ¿por qué te besas a mi futuro novio? —


Dramatizo.

—Lo siento, lo siento, no sé qué pasó  esa vez. —Vuelve a cubrirse y pues al chile
no puedo reclamarle nada porque Jimin y yo no somos nada.  —Lo siento.

—¿Te gusta Jimin? —Pregunto repentinamente y todos voltean a ver al jovencito


quien me ve con horror.

—¿Qué? ¡No! Calma, tampoco. —Se peina su cabello hacia atrás y niega. —No


me siento orgulloso de lo que sucedió en esa fiesta, de verdad. Tranquilo,
Yoongi... a mí no me gusta Jimin de ninguna forma, no es mi estilo ese mamón. 

—¿Entonces cuál? —Taehyung ladea suavemente su cabeza y Jungkook alza sus


hombros.

—No sé, un tierno pervertido tal vez. De esos que pueda decir que es mi bebé y
empotrarlo en las noches, dual. —Asiente sonriente. —Algo así como Taehyung,
pero ese no tiene ni ternura ni perversidad. 

—¿Entonces? —Taehyung lo ve sonrojado y extrañado. 


—Me caes muy bien. —Jungkook sonríe grande. Mmta, ya no sé si esos dos son
novios, amigos, esposo, divorciados, familia o qué les pasa. 

—Bueno. —Namjoon me ve a mí y yo señalo mi teléfono. —¿Debes huir?

—Jimin no tarda en llegar y quiero recibirlo con unos besotes. —Me levanto rápido
dejando un billete en la mesa. —¡Nos estamos comunicando!

—Definitivamente está loco por él, ¿cierto? —Murmura Taehyung y los otros dos,
sencillamente asienten en un suspiro. 

—¡ÁMONOS, MIREN QUIÉN LLEGÓ, MI CHAPARRITO HERMOSO PR-! —Abro


la puerta bien feliz cuando el timbre suena, pero mi sonrisa se va al instante y
siento un bajón bien culero de energía repentinamente. 

Jimin está llorando.

—¿Nene, estás bien? —Mi tono se vuelve preocupado y acaricio su mejilla


dejando que se acerque a mí y me abrace fuerte sin decir nada. —¿A quién debo
matar? ¿Quién se atrevió a hacer llorar a mi niño precioso? No mames, me voy a
emputar; olvídalo, ya me emputé. 

—Chanyeol... —Dice bajito y yo ya puedo sentir hervir mi sangre dentro de mis


venas. —Él... j-jugó conmigo. 

Hijo de tu madre, yo te dije. YO TE DIJE Y NO ME HICISTE CASO, CARNAL. YO


TE DIJE, QUÉ PINCHE CORAJE TRAIGO ATORADO, NO MAMES. 
—Y sé que me lo advertiste. —Sorbe su pequeña nariz. —P-pero aún así dolió...
él... s-solo me usó para acercarse a Baekhyun. 

—Mira, no los conozco, pero eso no se hace. —Niego brutalmente molesto y lo


tomo para ingresarlo al departamento. —Escúchame, Jimin. Ni ese imbécil ni
ningún otro merecen tus lágrima, ni tu amor. Eres un chico maravilloso y neta eras
demasiado para él, eres demasiado para cualquiera, Jimin. Hasta para mí.

Él me ve con sus pequeños ojos llenos de lágrimas en silencio. No sé si está muy


dolido o me presta atención, pero ante su silencio, decido avanzar.

—No les des el placer de verte triste, menos de otorgarles tus lágrimas. Sé que
duele, pero debes ser muy fuerte y olvidar ese trago amargo. Hay gente muy fea,
Jimin... de verdad hay gente, mi chico chicle, pero esa gente se va y es mejor así.
No vale la pena malgastarse así por alguien, menos tú que eres tan hermoso. —
Acaricio sus pomposas mejillas. —Ya verás que pronto alguien... te dará todo lo
que necesites. 

—Sí... l-lo sé. No estaba ya tan loco por él... s-solo me duele el hecho que me
haya usado más allá de si me gustaba o no. Le entregué mi virginidad y mi
confianza y él se la pasó por sus asquerosos testículos y me cerró la puerta en la
cara.

—Ya, me imagino, ¿pero estás mejor? —Me siento con él en la sala y lo tomo


entre mis brazos y él asiente suavemente. —Así me gusta, ya verás que en unos
días todo mejora.

—Sí... ¿a t-ti te fue bien? —Se limpia con su pequeña manga y me ve aún con su
naricita roja y sus ojitos húmedos, pero madres... solo puedo besar su frente y
asentir. —¿Mucho?

—De maravilla, verás que pronto estaremos vendiendo discos y seremos bien
famosos. —Le guiño un ojo rompiendo la tensión y él sonríe. —Y tú me vas a estar
acompañando a todos los tours que vayamos a hacer. 

—Sería divertido. —Él asiente contento y tranquilo, relamiendo sus labios. —Yo


encantado te sigo a todos lados. 
—Eso espero, chico chicle. —Lo abrazo contra mí y él sonríe en grande. —Porque
nadie nos separa nunca, eso te lo aseguro. 

—Te quiero, Yoongi. —Me dice después de un breve silencio y yo solo sonrío. —


Eres de verdad un gran amigo...

Hago una pequeña mueca viéndolo con una sonrisa ladina y cojo su barbilla,
viendo a esos labios que me dan ganas de comer, pero solo beso poquito porque
no quiero que se empute. 

—Un gran amigo... y futuro novio, Jimin. —Guiño un ojo y él al instante me ve con


una sorpresa enorme que hace que casi la mandíbula se le caiga. —Porque tú...
vas a ver que terminarás con este rockero pervertido que se muere por ti, Jimin. Y
si el pendejo de Chanyeol no supo ver qué tenía enfrente, pues allá él, porque yo
te doy y no consejos y aunque no pueda bajarte la luna, te haré ver las estrellas. 
Vas a ver, mi chaparrito. —Le digo uniendo nuestras frentes y veo que la tristeza
ha desaparecido y solo hay luz y armonía en su mirada. —Que tú, serás mío. 

Bloodyparkdrog

También podría gustarte