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El Tacto
El Tacto
Contacto
«Cuando nos describimos como seres sensibles, lo que queremos decir es que somos
conscientes. El significado más literal y amplio es que tenemos percepción sensorial.»1
Los pliegues tactilares sirven para detectar el calor, el frío, el dolor o cualquier otra
sensación; y la sensación es una de las funciones que la conciencia utiliza para
orientarse en el espacio exterior, en su ambiente, como en el espacio interior.2
«Para entender, tenemos que usar la cabeza, es decir, la mente. En general, se piensa en
la mente como algo localizado en la cabeza, pero los hallazgos en psicología sugieren
que la mente no reside necesariamente en el cerebro sino que viaja por todo el cuerpo en
caravanas de hormonas y enzimas, ocupada en dar sentido a esas complejas maravillas
que catalogamos como tacto, gusto, olfato, oído y visión.»3
En muchos aspectos, el tacto es difícil de investigar. Todos los demás sentidos tienen un
órgano clave que puede ser estudiado; para el tacto, ese órgano es la piel, y se extiende
por todo el cuerpo.5
La función de la piel es vital para el organismo: emite señales hasta el sistema nervioso
informando sobre cualquier agresión mecánica, térmica o química. Sin este sistema de
alarma, los organismos correrían el peligro de no darse cuenta de que están siendo
atacados. Estos estímulos los captan receptores repartidos por la dermis y la epidermis,
que generalmente están especializados en uno o varios tipos de sensaciones.