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2
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Introducción

En el siguiente trabajo interpretaremos y analizaremos la responsabilidad civil de los


establecimientos educativos y su regulación en el nuevo Código Civil y Comercial de la
Nación. Evaluaremos los antecedentes jurisprudenciales y legales, principalmente el art.
1117 del derogado Código Civil y su modificación por la ley 24.820, tendremos en cuenta
sus modificaciones respecto al factor de atribución y al seguro de responsabilidad civil
obligatorio, entre otros. Principalmente trataremos el tratamiento que actualmente le da el
CCC y sus críticas doctrinarias.

Primeramente el CCC trata las cuestiones generales de la responsabilidad civil. Luego


proyecta las “responsabilidades especiales”, que son supuestos de responsabilidad que están
específicamente regulados, en las que las reglas generales de cada tipología se concretan
según cada caso particular y tiene soluciones específicas.

La educación es vertebral en nuestro desarrollo como sociedad por lo que el Estado debe
regular todos sus niveles. Principalmente lo hace respecto a la causación de daños por y
hacia menores por la especial preocupación que ellos generan. Por esto es de gran
importancia la reforma que se le hizo al art. 1117 de Código Civil en el año 1997 a través
de la ley 24.830 y los ajustes que se hicieron en al actual art. 1767 CCC.

Para comenzar el análisis consideramos clave dejar en claro el concepto de


“Responsabilidad Civil”.

Responder proviene del latín “respondere”, que significa prometer solemnemente,


comprometerse. La RAE le otorga diversas acepciones a este verbo, pero todas tienen en
común que responder implica “dar respuesta”.1

1
Real Academia Española. Recuperado desde: http://dle.rae.es/?id=ZtcjXVf|Ztj2OHs
3
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Para Bustamante Alsina responder significa “dar cada uno cuenta de sus actos. La conducta
de los individuos se traduce en actos unilaterales o bilaterales que a su vez producen una
modificación en el mundo exterior. La alteración unilateral de las circunstancias que
forman el entorno de los demás, puede ser favorable al interés individual o colectivo de
estos, o bien puede ser contrario.”

Según Lorenzetti diremos que es un sustantivo que deriva del verbo “responder” y de sus
muchas significaciones, la más difundida es la que dice que la responsabilidad civil implica
dar cuenta a otro o hacerse cargo del daño que se ha causado.2

El concepto de “responsabilidad civil” refiere a los deberes jurídicos, principalmente


obligaciones, que se imponen a quien injustificadamente ha causado un daño a otro a fin de
que lo repare o castigar esa conducta, pretendiendo volver las cosas al estado anterior al
hecho dañoso.

Antecedentes: Código Civil y Ley 24.830.

En el Código velezano, la responsabilidad en el ámbito educativo se encontraba unificada


para establecimientos públicos y privados, únicamente respecto de los daños causados a
terceros por los menores de edad mayores de 10 años y hasta 22 años según el régimen del
Código originario, y hasta los 21 a partir de la vigencia de la ley 17711.

El Código Francés originario volcó toda responsabilidad sobre el docente sin distinguir
jerarquía. Vélez, inspirándose en este último,  prefirió instituirla contra el director del
colegio. En 1899, disponiendo que en el caso de las escuelas públicas la responsabilidad
que era conferida al maestro fue sustituida por la del Estado, y más tarde en 1937,
modificando el sistema y eliminando la presunción de culpa y exigiendo respecto de los
docentes la prueba concreta de la culpa en que han incurrido, sometiéndolos a las reglas
generales de la responsabilidad civil.

2
LORENZETTI, Ricardo L., “Código Civil y Comercial de la Nación Comentando- Tomo VIII”.1° edición, Santa
Fe 2015 Ed. Rubinzal- Culzoni Editores. Pág 626.
4
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

El artículo 1117 estableció: “Lo establecido sobre los padres rige respecto de los tutores y
curadores, por los hechos de las personas que están a su cargo rige igualmente respecto de
los directores de colegios, maestros artesanos, por el daño causado por sus alumnos o
aprendices, mayores de diez años, y serán exentos de toda responsabilidad si probaren que
no pudieron impedir el daño con la autoridad que su calidad les confería, y con el cuidado
que era de su deber poner”

Lo que quiere decirnos es que tomaba de la misma manera la responsabilidad de los padres
sobre sus hijos, que el cuidado que deben tener las autoridades de un establecimiento
educativo sobre sus alumnos por el daño que estos pudiesen provocar, poniendo como
límite una edad para que quienes realicen el daño. Es por eso que se identificaba la
responsabilidad del alumno mayor de 10 años, ya que a esa  edad el Código Civil presumía
que el menor  adquiere discernimiento con respecto a los actos ilícitos y por lo tanto su
responsabilidad era directa; y la del director o maestro artesano bajo cuyo cuidado y
autoridad se encontraba el alumno al momento de realizar el hecho dañoso, recayendo
sobre ellos una responsabilidad  indirecta.

El artículo no hace mención de  los daños que pudiera sufrir el alumno que proviniera de
su propio descuido o negligencia o de la falta de cuidado de quienes estuvieran a su cargo,
sino exclusivamente los causados a terceros. Los sufridos por el alumno podían ser
reclamados únicamente con fundamento en la responsabilidad personal de quien lo hubiera
provocado o invocando el incumplimiento de la obligación de seguridad ajena al contrato
de enseñanza. Como consecuencia del avance doctrinario y jurisprudencial se extendió
dicho artículo aplicándose también a los daños sufridos por los alumnos.  

Es importante remarcar que el factor de atribución era subjetivo, es decir que respondía
con culpa fundamentándose por su falta de vigilancia sobre los alumnos y por lo tanto debía
responder. Con respecto a los eximentes, solamente se liberaban si acreditaban su no culpa,
probando que no habían podido evitar el daño con la autoridad  que su cualidad les
confería.
5
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Ley 24.830: Modificación del sistema de responsabilidad en el ámbito


educativo.

El cambio de la realidad escolar fue el motivo que determinó la convicción generalizada


acerca de la injusticia de la presunción de responsabilidad en contra de las autoridades
escolares por lo que llevó al legislador a abandonarla ampliando  la responsabilidad no solo
a los daños causados por los alumnos a terceros, sino también a los sufridos por ellos.
Dicha  ley entró en vigencia a partir de julio de 1997 y fue la siguiente:

“Los propietarios de establecimientos educativos privados o estatales serán responsables


por los daños causados o sufridos por sus alumnos menores cuando se hallen bajo el control
de la autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito.

Los establecimientos educativos deberán contratar un seguro de responsabilidad civil a


tales efectos, las autoridades jurisdiccionales, dispondrán las medidas para el cumplimiento
de la obligación precedente.

La presente norma no se aplicará a los establecimientos de nivel terciario o universitario”

Procedemos a su análisis en comparación con el antiguo artículo 1117:

 Los legitimados pasivos de la responsabilidad son los propietarios de los


establecimientos educativos, ya sean públicos o privados. Al hablar de propietarios
la ley  hace referencia a quienes son titular del establecimiento educativo sin
importar si son o no propietarios del predio. Queda comprendida en la norma
aquellos lugares en donde se desarrolle cualquier tipo de enseñanza: idiomas,
deportes, danzas computación entre otros.
 El titular del establecimiento educativo responde por los daños causados o sufridos
por alumnos menores de edad, es decir, menores de 18 años, quedando eliminada la
mención del modificado artículo que hacía referencia a los alumnos mayores de 10
años.
6
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

 Deja de ser responsable el director o maestro artesano para pasar a hacerlo el titular
del establecimiento, es consecuencia del cambio al factor de atribución objetivo
debido que el titular puede ser tanto personas humanas como personas jurídicas.  
 Se pasa de un factor de atribución subjetivo a objetivo, ya no se libera el
establecimiento acreditando que de su parte no hubo culpa si no demostrando que el
daño se produjo por caso fortuito o fuerza mayor, quedando excluidas de eximentes
el hecho de la víctima y hecho de un tercero.
 El caso fortuito rompe el nexo de causalidad y libera al responsable del
establecimiento, pero para eso es necesario que reúna ciertos requisitos: tiene que
ser un hecho imprevisible, o en el caso de haber podido preverse no ha podido
evitarse, además tiene que ser un hecho que sea ajeno a la voluntad del obligado y
que no le sea imputable. En cambio, no puede considerarse ajena la actividad que
reviste el carácter de cotidiana en la conducta de los menores; el empujarse, correr
en los recreos, llevarse por delante objetos o personas, etc.

En conclusión, los cambios que se advierten son:

1. El artículo tiene una redacción novedosa, que refiere a la “Responsabilidad de los


establecimientos educativos”, lo que parece denotar una cierta personalización de los
establecimientos mismos.

2. En el texto estricto, la responsabilidad no se asigna ya a “los propietarios de


establecimientos educativos privados o estatales”, como en la ley anterior, sino a “el titular
de un establecimiento educativo”.

3. Ya no se menciona en forma taxativa a las escuelas estatales, como en la norma


derogada.

4. Se añade la responsabilidad por daños sufridos o causados por alumnos que “deban
hallarse” al cuidado de las autoridades escolares, y no solamente a los que se hallan
efectivamente bajo tal cuidado.

5. Se explicita el carácter objetivo de la responsabilidad.

6. Hay una referencia a la autoridad en materia de seguros, en lugar de la anterior a las


“autoridades jurisdiccionales”.
7
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

7. Se reemplaza la referencia a “establecimientos de nivel terciario” por otra a


“establecimientos de educación superior”.

Norma e interpretación

Art. 1767 CCC “Responsabilidad de los establecimientos educativos: el titular de una


establecimiento educativo responde por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores
de edad cuando se hallen o deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La
responsabilidad es objetiva y se exime solo con la prueba del caso fortuito. El
establecimiento educativo debe contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo con
los requisitos que fije la autoridad en materia aseguradora. Esta norma no se aplica a los
establecimientos de educación superior o universitaria.”

La norma sienta los principales presupuestos de responsabilidad por los daños que causen o
sufran sus alumnos.

El artículo establece la responsabilidad del “titular” del establecimiento educativo, según la


RAE titular es quien tiene a su nombre un título o documento jurídico que la identifica, le
otorga un derecho o la propiedad de algo, o le impone una obligación.
Mientras que el CCC se refiere a quien regentea la empresa educativa, al propietario de la
institución a la que asiste el alumno que causó el daño o el alumno damnificado.
Independientemente si es dueño o no del inmueble. Para que sea titular debe organizar y
gestionar el desarrollo de la actividad educativa en su propio interés.

El supuesto que prevé la norma es muy amplio, lo que permite que, en muchos casos, el
deber de resarcir del titular del establecimiento educativo, se rija por normas específicas. El
deber de resarcir puede surgir a partir de la ley de defensa al consumidor o por el vínculo
laboral que une al titular con algún profesor que pueda resultar dañado. Por esto,
8
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

principalmente, la norma refiere a los daños que pueda causar un alumno de la institución a
un tercero ajeno a ella.

En segundo término, el artículo expresamente dispone que el alumno damnificado o el que


haya causado deben ser menores de edad sin importar el rol que asuma en el hecho dañoso.
Ya que, como considera el Dr. Fernando Sagarna “la norma fue concebida para
responsabilizar por el hecho de otro que debe estar controlado como si fuera un hecho
propio y para, garantizar la indemnidad del alumno a cargo.”3

Quedan excluidos de la norma, pero no de las reglas generales de la responsabilidad, los


daños sufridos o causado por alumnos mayores de edad. La norma no establece si los
emancipados quedan o no alcanzados por esta normativa.

Establece que el titular responde cuando los menores “se hallen o deban hallarse bajo el
control de la autoridad escolar”, es decir que deban estar sometidos a la autoridad docente o
no docente y quedan comprendidas las actividades áulicas como extra áulicas. Que se
“hallen” implica que el menor se encuentre bajo efectiva vigilancia del establecimiento.
Que “deban hallarse” incluye los supuestos en que se esté realizando una actividad
educativa fuera del establecimiento, cuando el alumno ingresa a la institución y se escapa o,
cuando sus padres desconocen que en el horario escolar su hijo se encontraba fuera del
establecimiento.

Es importante remarcar que una vez que cesa la situación de control, ya no se le puede
imputar responsabilidad al titular de la institución; por esto es importante remarcar cuándo
comienza y cuándo finaliza esta situación. En las actividades ordinarias, el horario de
ingreso marca el comienzo de la situación de control y el de salida su finalización. En las
actividades extraordinarias comienza cuando el tutor del alumno lo deja con un encargado
de la custodia de los menores (profesores, directores, maestros, etc.) y finaliza cuando
termina la actividad y el alumno se retira del ámbito de custodia.

3
SAGARNA, Fernando A., “Responsabilidad Civil de los establecimientos educativos en el Codigo Civil y
Comercial”, Ed. RCYS- 2015-IV pág. 255.
9
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Si el daño se produjo dentro del establecimiento, se presume la responsabilidad, aunque


algunos doctrinarios como Eduardo Loizaga entienden que si el alumno se encuentra en el
establecimiento por motivos extra escolares no habría responsabilidad; otros consideran que
si el establecimiento permitió el ingreso, aunque sea por una actividad extra escolar habría
responsabilidad, de todas maneras, debe analizarse el caso concreto.

La doctrina también discute el supuesto de la producción de daños al ingreso o a la salida


del establecimiento educativo. Mayoritariamente se entiende que el deber de control debe
extenderse más allá del límite espacial del edificio, siempre y cuando sea razonable.

El actual Código Civil y Comercial se le asigna responsabilidad objetiva al titular de la


institución, mientras que el articulado de Vélez Sarsfield preveía responsabilidad subjetiva
de los directores de colegio y maestros por el daño causado por sus alumnos. La doctrina
discute si se trata de riesgo creado o de empresa o bien, de garantía. Según la opinión del
Dr. Federico A. Ossola “se trata de garantía en relación a los daños sufridos por los
alumnos, y riesgo creado o de empresa en el caso de los daños causados por ellos a
terceros.”4

Se trata de un supuesto de responsabilidad agravada ya que el titular sólo puede eximirse de


responsabilidad probando el caso fortuito o fuerza mayor, es decir, que el hecho fue
imprevisible o de haber sido previsto fue inevitable y además le es ajeno, esto es, que no
haya facilitado el suceso. Por lo tanto ni el hecho de la víctima ni el de un tercero liberan de
responsabilidad. Por esto el establecimiento también es responsable por lesiones producidas
en actividades recreativas o deportivas.

La norma fija la obligación de contratar un seguro de responsabilidad civil que debe


cumplir los requisitos que fije la autoridad. Sobre este punto ampliaremos.
Un cambio de gran relevancia es que ya no se menciona en forma taxativa a las escuelas
estatales como en la norma derogada. Esta era aplicable a “establecimientos educativos
4
OSSOLA, Federico A. “Responsabilidad Civil” 1°edición, Bs. As., ed Abeledo Perrot, 2017. Pág.374.
10
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

privados o estatales”, sin dejar lugar a dudas de la inclusión de unos y otros. Ahora, el CCC
solo menciona los “establecimientos educativos”.
Podría pensarse que la simplificación estaba justificada porque, si la suma de los “privados”
y los “estatales” era igual al total, no hacía falta mencionar a ambas especies.
Aunque en realidad eso no es tan exacto, porque el Sistema Educativo Nacional está
integrado por las escuelas “de gestión privada”, “de gestión estatal”, “de gestión social” y
“de gestión cooperativa” (arts. 13 y 14, ley 26.206).

Aplicabilidad de la Ley de Defensa del Consumidor.

En el anteproyecto aprobado por el Congreso, según decisión del Ejecutivo, se excluye del
régimen del Código Civil y Comercial la responsabilidad tanto del Estado como de los
funcionarios públicos; esa materia queda sujeta a lo que disponga el derecho administrativo
local. En consecuencia se limitó el alcance de la aplicación del art. 1767 a las escuelas de
gestión privada, cooperativa y social, pero no a las de gestión estatal. Ahora bien, esta
conclusión lleva a una solución injusta y discriminatoria: los alumnos de escuelas de
gestión privada y sus familias están protegidos por una norma que garantiza su indemnidad
frente a cualquier daño que sufran en ese ámbito, mientras que los alumnos de las escuelas
de gestión estatal estarían desamparados y librados a lo  que hubieran dispuesto las normas
administrativas locales, suponiendo que ellas existan. Como dice Kemelmajer de Carlucci,
“no hay razones lógicas para que los mismos daños tengan un régimen jurídico diverso
según quién sea el dañador”.5

Más allá de los cuestionamientos que en general se han hecho al régimen de los arts. 1765
y 1766, que exceden el marco de esta nota, en el caso concreto parece claro que esa
diferencia de trato no tiene justificación, y por lo tanto, es arbitraria. Para solucionar esta
situación, una parte de la doctrina, entre ellos Alferillo, Pizarro y Sagarna, considera que
debe acudirse a las normas de protección del consumidor, ya que la Ley de Defensa del
Consumidor ( n°24.240) abarca a los usuarios de servicios públicos gratuitos, entre los que

5
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, La responsabilidad civil de los establecimientos educativos en Argentina
después de la reforma de 1997, LL, 1998-B-1047, esp. pág. 1057
11
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

estarían los alumnos de colegios de gestión estatal, lo que es reforzado por el art. 1092 del
CCyC.

Además, Pizarro refuerza la idea diciendo que sin perjuicio de la procedencia o no del
régimen especial de la responsabilidad del Estado, en función de la índole de la tarea que
efectúa el prestador de servicios educativos, cabe calificarlo como proveedor profesional de
bienes y servicios en los términos del art. 2 de la ley 24.240 de Defensa del Consumidor.

Otras responsabilidades. Concurrencia.

El art. 1767 no hace referencia a la responsabilidad de directores y maestros del


establecimiento pero que no los mencione no significa que no puedan ser responsabilizados
concurrentemente con el titular de  la entidad educativa, si estos puedan haber tenido
intervención causal en el suceso dañoso.  El titular del establecimiento responde a base de
un factor de atribución objetivo, pero los restantes legitimados responden normalmente a
título de algún factor de atribución de índole subjetiva, como la culpa o el dolo. Entre otros:
los maestros, preceptores o personal del establecimiento educativo, en tanto se verifique su
responsabilidad directa por el hecho propio o por el hecho de las cosas de las que sean
guardianes; la eventual responsabilidad del tercero que cause  daño a un alumno; la
responsabilidad del dueño del inmueble, si se ha debido al hecho de la cosa.

Establecimientos educativos alcanzados por el artículo.

En cuanto a los establecimientos educativos alcanzados por la norma, no cabe duda que
quedan comprendidos los establecimientos de educación inicial, primaria y secundaria,
caracterizados y regulados por la Ley de Educación Nacional n° 26.206. La norma excluye
de su marco regulatorio de forma expresa a  los establecimientos educativos de nivel
superior o universitario. Según el diario de doctrina y jurisprudencia "El Derecho" la
reforma ha dejado sin resolver una cuestión discutida en doctrina y jurisprudencia: la
aplicabilidad de la norma a establecimientos o actividades que genéricamente pueden
considerarse “educativos”, pero son ajenos a la educación formal (como la actividad de un
12
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

grupo scout, de una academia de idiomas particular, o de un grupo infantil o juvenil en una
parroquia o iglesia). No obstante, alguna jurisprudencia que (aplicando el código anterior)
aceptó esa interpretación extensiva, pareciera que es un exceso y que esas actividades no
son las previstas por la norma. Sin perjuicio de lo expuesto por el diario citado, nosotros
adherimos a la postura de Moeremans, la cual no ve tales establecimientos fuera de la
norma y no considera tampoco excesivo de ninguna manera ampararlos.

La ley contempla todos los supuestos en que la enseñanza se imparte a un menor, a través,
de una organización de tipo empresarial que supone un control de una autoridad. En
palabras de Moeremans, quedan comprendidos en la norma todo lugar donde se imparte
enseñanza de cualquier tipo que ésta sea, o donde se desarrollan o perfeccionan facultades
intelectuales y morales del niño o joven, en base a una currícula aprobaba en parte por la
Ley Federal de Educación, sea un establecimiento que imparta enseñanza de idiomas,
deportes, computación, música u otra actividad artística. 6 No así en cambio, los casos de
enseñanza impartida en forma individual por el docente de manera particular, y tampoco la
educación a distancia, ya que no hay autoridad efectiva sobre el alumno, que es el
fundamento de la responsabilidad.

En los términos de los artículos 1764 a 1766 del Código y la ley 26.944, los
establecimientos públicos que pertenecen al Estado quedan excluidos de la norma, y la
responsabilidad del Estado ahora regirá por las reglas específicas que establecen aquellas
disposiciones. La situación no alcanza a aquellos establecimientos de gestión privada con
subsidio estatal, en estos casos rige el art. 1767 del Código Civil y Comercial.7

En cuanto las provincias  y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que no adhieran a esta
normativa o no dicten sus propias normas de responsabilidad estatal, se presume que ante el

6
MOEREMANS, Daniel A., “La Responsabilidad Civil de los Propietarios de Establecimientos Educativos( Su
regulación en el proyecto del Código Civil)”, 2013, ed. ElDial.

7
LORENZETTI, Ricardo L., “Código Civil y Comercial de la Nación Comentando- Tomo VIII”.1° edición, Santa
Fe 2015 Ed. Rubinzal- Culzoni Editores. Pág 627.
13
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

vacío legal, y pese a lo terminante del art. 1764 del Código Civil y Comercial, se impone la
aplicación del art. 1767 del mismo Código.8

Prevención con respecto de los daños que podrían causarse,

Uno de los cambios relevantes en el CCC con respecto al código velezano es la inclusión de
la regulación del deber de prevenir los daños, evitando dañar sin justificación y no agravar
el daño ya iniciado.

El principio establecido en el art. 1710 es: “Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella
dependa, de:

a) evitar causar un daño no justificado;

b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para


evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o
disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a
que éste le reembolse el valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del
enriquecimiento sin causa;

c) No agravar el daño, si ya se produjo”.

Con relación al deber de prevención de los daños posibles dentro de los establecimientos
educativos la norma del art. 1725 del CCC reza: “Cuanto mayor sea el deber de obrar con
prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la
valoración de la previsibilidad de las consecuencias. Cuando existe una confianza
especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares de
las partes”.

8
OSSOLA, Federico A. “Responsabilidad Civil” 1°edición, Bs. As., ed Abeledo Perrot, 2017. Pág.372-373.
14
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

La Ley de Educación sancionada en el territorio Argentino, ya prevé (art. 67, inc. e) que es
una obligación de los docentes “proteger y garantizar los derechos de los/as niños/as y
adolescentes que se encuentren bajo su responsabilidad, en concordancia con lo dispuesto
en la ley 26.061”. Lo que implica el deber de prevenir los daños que puedan ocurrir dentro
del ámbito escolar o dentro de la institución.

Seguro obligatorio.

El artículo 1767 establece, a su vez, la obligación para el establecimiento educativo de


contratar un seguro de responsabilidad civil, este debe ser acorde a los requisitos que fije la
autoridad en materia aseguradora. Tiene por fin, garantizar a la víctima del daño una
reparación adecuada. Como el artículo no hace distinción alguna, el seguro a contratar
deberá contemplar como riesgo tanto el daño causado como el sufrido por los alumnos del
establecimiento educativo.

Lo que se busca con la contratación del seguro es por un lado, permitir hacer a un lado el
riesgo de insolvencia del obligado a resarcir, y además, evitar el impacto que la condena a
indemnizar traería sobre la actividad educativa, que podría llevarla a su cesación, si el pago
de la indemnización obligará a la ejecución de las instalaciones y efectos de los
establecimientos. No basta solo con la contratación de un seguro que cubra únicamente un
riesgo ínfimo en cabeza de la institución educativa, sino que es preciso que la cobertura
resulte suficiente como para solventar la indemnización de los daños que razonablemente
puedan producirse como consecuencia del desarrollo de la actividad. En caso contrario, la
cláusula que limite la cobertura sería contraria a lo expresamente dispuesto por la norma
mencionada y, por ende, insanablemente nula.

El obligado a la toma del seguro es el titular del establecimiento educativo. Sin embargo, la
autoridad educativa de contralor (el Estado Nacional o Provincial, según el caso) será
responsable concurrente, aunque en los límites fijados por la ley especial, en este caso.
15
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Esto tiene su origen en que el Estado se ha mostrado ineficaz para controlar el


cumplimiento de esa exigencia, lo que a la larga termina haciendo voluntaria esa obligación
inicial, y por otro lado,  la norma omite regular los efectos de la omisión de cumplir con
dicho deber.

 
Jurisprudencia:
 
Fallo "C. J. B. y M. A. R. y por su Hijo Menor D. J. R. c/Dirección Gral. De Escuelas -
Pcia. De Mendoza s/Daños y Perjuicios".
Resumen del conflicto:

Los hechos: 
El Sr. DJR, alumno del tercer ciclo del EGB, en horas de la mañana del 25 de abril de 2008,
desarrollaba tareas en la sección máquinas y herramientas, en el taller que tiene la escuela
técnica 4-120 “José de San Martín” en Mendoza. En esa ocasión, siguiendo instrucciones
impartidas por el profesor, el accidentado y un compañero se dispusieron a realizar la
perforación de una planchuela. Para ello, los alumnos se trasladaron a la sección
“mantenimiento y soldaduras electromecánicas” del taller, utilizando la máquina conocida
como taladro de columna.

En la demanda se señaló que dicha máquina era muy antigua y carecía de los elementos de
seguridad necesarios. “Así la morsa que es un elemento importante de la máquina porque es
la que sujeta el material se encontraba rota y no estaba colocada en la máquina, en su lugar
se había colocado una planchuela de hierro donde (el alumno) afirmaba el material a
perforar”.

Para concretar el trabajo encomendado, el estudiante, frente a la rotura de un elemento tan


importante como la morsa, sujetó el material de hierro a perforar con la mano y en el
momento en que estaba realizando la operación se atascó la mecha y se produjo un giro
violento de la planchuela sostenida con la mano, enganchándole el guante que utilizaba el
alumno y la manga del guardapolvo, no dándole tiempo a sacar la mano izquierda. Allí no
16
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

más, con el violento desplazamiento, la mecha le enroscó el brazo izquierdo, hasta que un
compañero en forma inmediata cortó la corriente deteniendo la máquina.

El accidente le provocó al alumno lesiones graves en el brazo y antebrazo izquierdo. Estas


lesiones motivaron la posterior demanda de los representantes del menor por los daños y
perjuicios sufridos en contra de la Dirección General de Escuelas de Mendoza por la suma
de $140.000 con más sus accesorios.

El fallo de Primera Instancia:

El Juez de grado hizo lugar a la demanda de los actores, aunque limitó el reconocimiento a
la suma de $80.000, con más los intereses, conforme el detalle que encontramos reseñado
en el fallo de Cámara.
 
Para así decidir, el Juez de grado sostuvo que la reforma introducida por la Ley 24.830 al
art. 1117 del Código Civil ha consagrado una responsabilidad objetiva en contra de los
propietarios de los establecimientos educativos y que la única eximente de responsabilidad
que prevé la norma es la del “caso fortuito”, entendido éste como “todo evento que no ha
podido preverse o que efectivamente previsto, no ha se podido evitar”.
 
En virtud de ello, el Juez de grado señaló que el propietario no se libera de responsabilidad
demostrando su obrar diligente o su falta de culpa, sino que se debe probar la ruptura del
nexo causal. La “culpa de la víctima”, por otra parte, no constituye una eximente de
responsabilidad, tal como lo opusiera la demandada citando el art. 1111 Cód. Civ. En este
sentido, el magistrado sostuvo que la “culpa de la víctima” no se haya contemplada en el
art. 1117, debiéndose adoptar una tesis restrictiva con respecto a las exenciones que no sean
estrictamente las relacionadas con el “caso fortuito”.
El juez muestra una gran adecuación a la norma vigente, siguiendo los criterios establecidos
por la misma y analizando los elementos de los hechos de forma razonable.
 
17
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

El a-quo concluyó que la conducta del accidentado no reunía los caracteres del “caso
fortuito”. Para resolver así, meritó, por un lado, el testimonio de los compañeros del
accidentado, quienes precisaron que el taladro de columna no tenía la morsa colocada y que
el profesor instructor se había ausentado mientras los alumnos operaban la máquina, y, por
otro lado, el informe del perito ingeniero, quien indicó que la máquina, por ser un modelo
antiguo, no poseía sistema de parada de emergencia, que su operación por parte de alumnos
del establecimiento no resultaba aconsejable por la potencia que desarrolla aquella y que la
manipulación de la misma no debía ser realizada por alumnos inexpertos sin el
acompañamiento de una persona con experiencia y capacitada para actuar en casos de
emergencia.
 
Con lo que, en definitiva, el Juez de grado concluyó que en los autos no se había acreditado
que el accidente del que derivarán los daños cuya reparación se pretendía, hubiese
obedecido a un acontecimiento extraordinario e imprevisible configurativos del “caso
fortuito”, razón por lo que decidió condenar a la accionada a pagar los daños y perjuicios
por las lesiones producidas en el brazo y antebrazo del accidentado y por el daño moral
sufrido por el menor.
 
El fallo de Cámara:

La Dirección General de Escuelas se agravió por la valoración realizada por el a-quo


respecto de la conducta desplegada por el menor y su compañero, argumentando que el
damnificado empleó inadecuadamente la máquina, sin ajustar su actuar a las actividades
escolares. En esta dirección, la DGE sostuvo que el actor tenía 18 años de edad al tiempo
del siniestro, manipulaba el taladro desde hacía un tiempo y había sido advertido en
numerosas ocasiones sobre los recaudos y precauciones al tiempo de usar el aparato.
 
La accionada resaltó que el juez de grado no valoró adecuadamente que el accidentado
tuviera 18 años, con todo lo que ello implica, a saber, la posibilidad de comprender e
interpretar debidamente el acto, ni el testimonio de los docentes que conocieron las
circunstancias del evento, que fueron precisos en el sentido de que en el establecimiento se
18
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

imparten enseñanzas precisas sobre el funcionamiento de la máquina. En definitiva, el


agravio de la accionada giró en torno a la existencia de una conducta culpable del alumno
que constituyó por lo menos un factor coadyuvante fundamental del siniestro. En
consecuencia, solicitó la reducción del monto indemnizatorio.
 
 El Director de Asuntos Judiciales de Fiscalía de Estado de Mendoza, por su parte, también
cuestionó la sentencia de grado, señalando que el Juez realizó una interpretación y
aplicación forzada del art. 1117 Cód. Civ. y que en los autos concurría una circunstancia
interruptora del nexo causal, cual es la propia conducta de la víctima. El apelante agregó
que el accidentado tenía al momento del siniestro una edad que le permitía tener un “pleno
discernimiento de las cosas”, lo que resultó poco tiempo después confirmado con la sanción
de la ley 26.579, que establece la edad de 18 años para la mayoría de edad y que el
siniestrado desarrolló una actividad propia de la currícula de una escuela técnica.
Cuestionó, en efecto, el porcentaje de incapacidad y los montos otorgados por incapacidad
y daño moral.
  
La Cámara de Apelaciones declaró la improcedencia de los recursos interpuestos,
confirmando en todas sus partes la sentencia de primera instancia, por las razones que a
continuación se indican:
 
a) Responsabilidad objetiva: 
La Cámara sostuvo que “la responsabilidad de los establecimientos educativos (art. 1117
Cód. Civ.) es una responsabilidad rigurosamente objetiva ya que prevé como única
eximente el caso fortuito y, como en toda responsabilidad de naturaleza objetiva no solo
debe reunir las características de inevitable e imprevisible, sino que, principalmente, debe
ser ajeno a la actividad educativa.
 
b) Caso fortuito: 
Los apelantes cuestionaron en la Alzada que los testimonios de los docentes no habían sido
valorados por el Juez de grado. Mas, para la Cámara, estos testimonios no resultaban
suficientes para modificar la sentencia en crisis, ya que todos ellos apuntaban a demostrar
19
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

la diligencia debida desplegada y el correcto funcionamiento de la máquina, “pero no


demuestran que el daño se haya producido por un caso fortuito”. Ello así, debieron
demostrar, en palabras del Tribunal, que el daño se produjo por una causa extraña a la
actividad educativa -caso fortuito-, extremo que no ha sido probado por la accionada.
La Alzada sostuvo, además, que en los autos, el daño sufrido por el alumno accionante,
estando bajo el control de la autoridad educativa, resulta de la propia actividad o servicio
educativo, ya que se trata de una escuela técnica, que enseña a operar maquinarias,
resultando irrelevante que los apelantes se esfuercen en demostrar la diligencia debida
desplegada por los docentes, ya que “la “no culpa” no exime en este tipo de responsabilidad

c) Culpa de la víctima:
La Cámara sostuvo que el art. 1117 Cód. Civ. no prevé la causal “culpa de la víctima”
como causal de liberación de responsabilidad, porque el bien jurídico tutelado es la
integridad y la salud de los propios alumnos. Ratificó, además, la jurisprudencia del
Máximo Tribunal Provincial con respecto a la procedencia de la “culpa de la víctima” como
eximente de responsabilidad sólo en aquellos casos en que la “culpa de la víctima” reúna
las características del casus, esto es, en aquellos supuestos en que reúna las características
de imprevisibilidad e inevitabilidad.
Más, el Tribunal sostuvo que no se había verificado dicha hipótesis en autos, “ya que el
alumno estaba en horario de clase utilizando el taladro de columna, (y) no hay prueba
alguna de que su accionar haya sido imprevisible o inevitable o ajeno a la actividad
educativa, por más que gozará de pleno discernimiento y comprensión de la tarea que
desarrollara”.

En virtud de ello, los jueces del Tribunal concluyeron que “sostener, como lo hace el
apoderado de la D.G.E., que los educandos son ‘artífices de su propia desgracia’, es
inadmisible a la luz del art. 1.117 CC”.
 
 
La responsabilidad civil de los establecimientos educativos:
 
20
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

La Segunda Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributario de


Mendoza –como vimos– reafirmó la responsabilidad objetiva que pesa sobre los
establecimientos educativos, de acuerdo al texto reformado por Ley N° 24.830, que
modificó el art. 1117 del Código de Vélez, destacando que estamos en presencia de un
“deber de garantía objetivo”. En la inteligencia del Tribunal el establecimiento demandado
debe responder frente a la víctima en virtud de una responsabilidad “rigurosamente
objetiva”.

La responsabilidad objetiva en los establecimientos educativos no se escapa de la opinión


doctrinal. Aquí algunas opiniones de juristas de renombre que analizan el fallo
anteriormente presentado:

Así, para Sagarna, la responsabilidad de los establecimientos educativos del art. 1117 C.C.
se funda en el factor de atribución objetivo “garantía”: “Lo que significa que el alumno
debe retirarse del instituto de enseñanza, público o privado, 'sano y salvo', pues el
establecimiento escolar debe 'garantizar' que no sufra daños”. El incumplimiento de esta
obligación origina la responsabilidad establecida en la norma

Kemelmajer de Carlucci, ha escrito que la garantía creada por la Ley 24.830 se funda en el
riesgo de la empresa. Para la jurista cuyana “No se trata que la educación sea una actividad
peligrosa ni riesgosa sino que la ley impone, a quien presta el servicio de un modo
organizado (sea un ente público o privado) el deber de prestarlo sin producir daños”.

Pizarro, por su parte, recuerda que el art. 1117 del Código de Vélez derogado por la Ley
24.830, ponía énfasis en la autoridad y en el cuidado del director o maestro artesano. El
nuevo artículo 1117, en cambio, emplaza el epicentro de la cuestión en el control de la
actividad educativa y en los riesgos que emanan de tal situación. Nos encontramos así,
según Pizarro, frente a una responsabilidad objetiva agravada que sólo admite como
eximente la prueba del caso fortuito o de la fuerza mayor .Esta responsabilidad agravada,
sólo desvirtuable mediante la prueba del casus, no es arbitraria, ni caprichosa, desde el
21
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

mismo momento en que se inserta dentro de un sistema estructurado en derredor de un


seguro obligatorio cuya contratación es imperativa para el titular del establecimiento

Zavala de González, quien ha realizado uno de los mejores análisis del tema, afirma que la
responsabilidad objetiva de los propietarios de establecimientos tiene su razón de ser en el
“afianzamiento de la doctrina sobre un deber de garantía, concebido como de resultado”,
pues el establecimiento “debe asegurar la no producción de daños en general, sean aquéllos
(los alumnos) agentes o bien víctimas de sucesos lesivos”

Otros fallos:

Por otro lado, antes de la reforma del nuevo CCC, en 2012, otro fallo que encontramos
habla sobre la responsabilidad de un establecimiento educativo por daños causados por un
alumno a otro.

“Una menor sufrió lesiones cuando, encontrándose en la escuela durante una clase un
compañero tiró una birome contra un ventilador lo que provocó que esta rebotara
impactando contra aquella. A raíz de esto los padres de la alumna dedujeron acción de
daños y perjuicios contra la directora del establecimiento y contra la Provincia de Córdoba
titular de éste. El juez de grado desestimó el reclamo incoado contra la directora e hizo
lugar parcialmente al intentado contra el Estado. Contra este pronunciamiento se alzaron
los accionantes y el Estado Provincial. La Cámara confirmó el decisorio en lo principal."

En relación a los fallos anteriores, más cercano a nuestra fecha, durante el 2017 y aplicando
la nueva regulación sobre la responsabilidad de los establecimientos educativos y todas sus
modificaciones, sancionada con el CCC vigente, encontramos un fallo respectivo a la
temática abordada: "Un establecimiento educativo es responsable por las lesiones sufridas
por un alumno a raíz de que otro compañero le arrojó sobre su ojo un papel – se le
diagnosticó hipema postraumático, con riesgo de estallido de globo ocular- pues el suceso
dañoso no configura un caso fortuito. Cuadro de rubros indemnizatorios."
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Además de los fallos referidos anteriormente, durante el año 2018, año que actualmente
está transcurriendo, un nuevo fallo jurisprudencial habla sobre el tema abordado, y que
decidimos anexar, junto a los otros, ya que creemos de esencial importancia resaltar los
antecedentes ocurridos en el territorio argentino, para ampliar nuestros conocimientos sobre
cómo actúa la justicia antes y después de la reforma del CCC.

El resumen del fallo en cuestión es el siguiente: "Los padres de un menor de edad iniciaron
juicio de daños y perjuicios en contra de la Provincia de Córdoba, por derecho propio y en
nombre y representación de su hijo. Fundaron su reclamo en la responsabilidad de la
accionada por el accidente que sufrió el menor cuando, dentro de la institución educativa
dependiente de la provincia, recibió un golpe con un ladrillo que se encontraba entre otros
escombros, arrojado por un compañero. Reclamaron el resarcimiento del daño emergente
pasado y futuro, pérdida de chance y daño moral tanto del niño como de los progenitores en
este último caso. La demandada se opuso al progreso de la acción, invocando la existencia
de caso fortuito. La jueza hizo lugar a la demanda incoada por los padres en representación
de su hijo pero rechazó la incoada por derecho propio."

Decidimos como grupo, anexar los fallos citados para ampliar nuestra investigación
sobre el tema y acceda quien lo lea a los fallos completos.

Derecho comparado.

“España, responsabilidad en establecimientos educativos”

Artículo 1903 del CC Español- “Las personas o entidades que sean titulares de un Centro
docente de enseñanza no superior responderán por los daños y perjuicios que causen sus
alumnos menores de edad durante los períodos de tiempo en que los mismos se hallen bajo
el control o vigilancia del profesorado del Centro, desarrollando actividades escolares o
extraescolares y complementarias”.
23
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

A diferencia de nuestro derecho de fondo, que para los casos de responsabilidad especial de
los establecimientos educativos establece un factor de atribución objetivo y un régimen de
responsabilidad agravada, donde solo va a actuar como eximente el caso fortuito; el artículo
1903 del Código Civil español parece establecer un régimen de carácter subjetivo de
exigencia de la responsabilidad, apoyada en la culpa, pero en realidad parece apuntar hacia
soluciones de carácter objetivo ya que si ha habido un comportamiento negligente, será el
demandado quien tendrá que probar que su comportamiento fue diligente para exonerarse
de responsabilidad, y no el perjudicado. La Jurisprudencia española, en la actualidad,
considera que la responsabilidad de este artículo es de carácter cuasi-objetivo.

“La comunidad educativa ante el acoso escolar o bullying”.

La responsabilidad civil de los centros docentes; en esta franja suelen incluirse alumnos, de
bachillerato y enseñanzas superiores, menores de edad. Conforme a ello hay que distinguir
si tiene más de 14 años y menos de 18, o, por el contrario, si es menor de 14 años ya que las
consecuencias serán distintas en uno u otro caso.

Menores de entre 14 y 18 años, siempre más de 14 años y sin haber cumplido los 18 en el
momento que realiza el daño, habrá que acudir a la Ley Orgánica 5/2000, de
Responsabilidad Penal de los Menores - En su artículo 1.1 dice concretamente que: “Esta
Ley se aplicará para exigir la responsabilidad de las personas mayores de catorce años y
menores de dieciocho por la comisión de hechos tipificados como delitos en el Código
Penal o las leyes penales especiales” La edad de 14 años que establece esta ley, esta edad
responde a criterios de política- criminal, siendo generalmente los 14 años la edad que se
exige en los países culturalmente más parecidos al nuestro. - En su artículo 2 se establece
que el juez competente para conocer los delitos cometidos por menores comprendidos entre
estas edades, será el Juez de Menores del lugar donde se cometan, tanto para conocer la
responsabilidad civil como la penal. En cuanto a la responsabilidad civil del menor, hay que
hacer referencia al art. 61.1 de esta misma Ley.

Las sanciones que puede imponer esta Ley pueden ser de diversa índole:
24
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

· Libertad vigilada: esta medida es para proteger a la víctima (consiste en seguir al acosador
pero no es suficiente.)

· Prestaciones en beneficio de la comunidad (consiste en ayudar a nuevos alumnos que


pudieren ser objeto de acoso en sus tareas, a la hora de integrarse con sus compañeros, etc.)

· Realización de tareas socio-educativas: consiste en acudir a taller ocupacionales, escribir


redacciones sobre el acoso para intentar combatirlo, etc.

· Permanencias de fines de semana: modo de castigar al menor, privándole de que pueda


salir de su casa los fines de semana que es cuando suelen hacer más planes.

Si el sujeto que acosa es menor de 14 años, es un sujeto inimputable penalmente. En este


caso, la víctima del acoso, el acosado, podrá solicitar la responsabilidad civil, pero no la
penal. 9

Precedentes- (casos de bullying en España).

Caso Jokin.

Sucedió en 2004; era un adolescente de 14 años de Guipúzcoa, fue a un campamento de


verano con sus amigos y los sorprendieron consumiendo marihuana. Las autoridades
enviaron una carta a sus padres, sus amigos lograron que no llegara a manos de sus padres,
pero los padres de Jokin la interceptaron y se lo contaron a los demás padres. A partir de
entonces empezó a sufrir acoso en el colegio al que asistían. Tuvo que soportar durante
meses palizas, insultos, humillaciones. Incluso le tiraban rollos de papel higiénico que la
profesora lo mandó recoger en alguna ocasión. Finalmente, decidió quitarse la vida
lanzándose desde la muralla de Fuenterrabía, en la misma ciudad. La Audiencia de esta
ciudad condenó a 8 menores a la pena de 18 meses de libertad vigilada, y a cuatro de ellos,

9
SAN IGNACIO MARTINEZ, E.,“ La Responsabilidad Civil de los centros docentes en caso de acoso de sus
alumnos” (2018) Universidad de Valladolid- Facultad de Ciencias Jurídicas, Sociales y de la Comunicación.
25
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

además, a 3 fines de semana de permanencia en un centro educativo por falta de lesiones.


No consideró que hubiera inducción al suicidio por no haber una relación causa-efecto
entre el suicidio y el acoso del menor.

Caso Carla.

Carla, una niña de 14 años que tras soportar insultos, tales como “bizca”, “lesbiana”, hasta
el punto de arrojarle agua de un inodoro en su cabeza, decidió quitarse la vida arrojándose a
un acantilado en Gijón en el año 2013. Su madre ya la iba a cambiar de colegio pero Carla
no aguantó más. La Fiscalía imputó a dos menores por un delito contra la integridad moral,
quedando absueltas otras dos, una por ser menor y otra por participar de manera aislada en
los hechos.

En base a estos casos, vemos como la responsabilidad del establecimiento educativo


también encuadra en los supuesto donde la violencia escolar, llamada comúnmente
“bullying”, puede generar graves consecuencias en sus alumnos y por lo tanto, las
instituciones deben hacerse cargo de que aquellos niños que acosan a los demás, como
también tomar medidas de prevención y concientización para evitar que suceda. Aunque
estos sean casos del Derecho Español, no nos cabe duda de que en nuestro país, el acoso
escolar es uno de los grandes males que sufren día a día los menores y que cada vez se da
en edades más temprana.

Actualidad.

Las noticias del día 2 de agosto del corriente año, en la cual, en el partido de Moreno
provincia de Buenos Aires, escuela primaria n° 49 Nicolás Avellaneda, dos personas
fallecieron. Ellos eran la  vice directora Sandra Calamano de 48 años de edad y el portero
Rubén Orlando Rodríguez tras la explosión de una cocina. Se ha constatado en este caso
que el establecimiento realizó 3 denuncias por olor a gas y posibles pérdidas, las cuales no
tuvieron respuesta del consejo escolar.
26
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

En este caso se puede afirmar gracias a lo dicho públicamente por el intendente de Moreno
Walter Festa, ex concejaldel fpv de dicha provincia, que el consejo escolar (órgano
responsable  de garantizar las condiciones edilicias para que haya clases) se encuentra
intervenido para averiguar lo ocurrido, pero de todas maneras afirmó que ya hay un
responsable que es Sebastián Nasif, que es el interventor designado por el gobierno
provincial de María Eugenia Vidal, para controlar el estado de las escuelas en Moreno.

Dos semanas después de ocurrido el hecho fatal, precisamente el 14 de agosto, en la


provincia de Buenos Aires, en la localidad de Vicente López, cinco alumnos de primer
años, que se encontraban en clases de música, en la Escuela Media N° 6, debieron ser
hospitalizados por mareos y nauseas por la explosión de una caldera. El hecho no pasó a
mayores porque los encargados del establecimiento rápidamente cortaron los suministros de
electricidad y gas.

Paralelamente a lo sucedido en Vicente López, ese mismo día en la escuela especial 516, de
la localidad de La Plata, el docente Alejandro Tosseti, de 44 años de edad, debió ser
asistido luego de recibir  una descarga eléctrica por un cable que colgaba en el taller. De
acuerdo con el SAME, el docente se encuentra fuera de peligro.

No son meros hechos de caso fortuito ya que como dice el CCC, “se considera caso fortuito
o fuerza mayor al hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha
podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad excepto
disposición en contrario.

Este código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos “

Estos hechos son claramente evitables, pues si el consejo escolar realizarálos controles
correspondientes y atendiera a los reclamos de los docente, esta y junto a que en vez de
recortar el presupuesto a educación se incrementara, estaríamos ante formas de impedir
cuestiones trágicas.
27
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Conclusión

De lo hasta aquí expresado, podemos comprender que la responsabilidad civil en los


establecimientos educativos, comprendida en nuestro código civil y comercial, se trata de
una responsabilidad objetiva, donde no tendremos en cuenta la culpa.
Puede decirse que el art 1767 casi receta a lo que decía la ley modificatoria del artículo
1117 del código de Vélez, en el cual se modifica la responsabilidad que era subjetiva, es
decir que tenía que haber culpa, a la responsabilidad objetiva. Por otra parte vemos que el
artículo habla de los menores, dejando de lado el hecho de que en muchos casos no se
termina la escolaridad siendo menor de edad.
También con respecto al artículo 1767, podría decirse que establece una regla general con
respecto a la responsabilidad, debido a la duda que nos deja en los establecimientos
educativos públicos, pues queda la incertidumbre y librada a una gran discusión doctrinaria
entre aplicar las reglas del derecho administrativo o la ley de defensa al consumidor.
Los fallos expuestos a lo largo del trabajo, son casos reales, que nos dan una acabada
comprensión de la realidad y la complejidad del tema, ya que no hay mejor manera de
aplicar responsabilidad que viendo viejos procedentes.
La actualidad nos dice que debido a las políticas públicas se están generando daños en las
cual la responsabilidad corresponde al gobierno de turno.
Si tenemos en cuenta las reformas que se incorporaron al código ccc con respecto al viejo y
el derecho comparado con España, podemos decir que estamos avanzados en la
responsabilidad civil estableciendo la responsabilidad objetiva
28
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Bibliografía

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Tomo VIII”.1° edición, Santa Fe 2015Ed. Rubinzal- Culzoni Editores. Recuperado
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 OSSOLA, Federico A. “Responsabilidad Civil” 1°edición, Bs. As., ed Abeledo


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 KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, La responsabilidad civil de los


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 HERRERA, M., CARAMELO G., PICASSO S. (Directores), “Código Civil y


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 SAGARNA, Fernando A., “Responsabilidad Civil de los establecimientos


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29
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

 COPELLO, V., “Responsabilidad Civil de los Establecimientos Educativo. Su


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Nación.” (2017) Tesis Universitaria.

 SAN IGNACIO MARTINEZ, E.,“ La Responsabilidad Civil de los centros


docentes en caso de acoso de sus alumnos” (2018) Universidad de Valladolid-
Facultad de Ciencias Jurídicas, Sociales y de la Comunicación.

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(2017)Ed. Erreius. Recuperado desde: https://blog.erreius.com/2017/09/29/la-
responsabilidad-de-los-titulares-de-establecimientos-educativos/.
30
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Índice:

Introducción………………………………………….Pág. 2
Desarrollo:
 Antecedentes del código y la ley 24.830…………….Pág.3
 Ley 24.820: Modificación del sistema de responsabilidad en el ámbito
educativo…. …………………………………………Pág. 5
 Norma e interpretación……………………………….Pág.7
 Aplicabilidad de la ley de defensa al consumidor…...Pág.10
 Otras responsabilidades. Concurrencias……………..Pág.11
 Establecimientos educativos alcanzados por el artículo…. Pág.11
 Prevención con respecto a los daños que podrían causarse…. Pág.13
 Seguro obligatorio…………………………………… Pág.14
 Jurisprudencia……………………………………….. Pág. 15
 Derecho comparado…………………………………..Pág. 22
 Actualidad…………………………………………….Pág.25
 Conclusión…………………………………………....Pág.27
 Bibliografía……………………………………………Pág. 28
31
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

ANEXOS

Responsabilidad de los establecimientos educativos

DATOS DE LA CAUSA

Sede: Ciudad de Córdoba. Dependencia: Juzgado de Primera Instancia Civil y Comercial


de 37° Nominación.

Autos: “González Egle Yanina y otro c/ Provincia de Córdoba – Ordinario – Daños Y


Perjuicios – Otras formas de responsabilidad extracontractual”, expediente n.° 5750565.

Resolución: Sentencia n.° 3.

Fecha: 5/2/2018.

Jueza: Silvana Alejandra Castagno de Girolimetto.

Análisis documental: Silvina Tortolo (redactora) y Sandra Cuneo (tutora).

SÍNTESIS DE LA CAUSA

Los padres de un menor de edad iniciaron juicio de daños y perjuicios en contra de la


Provincia de Córdoba, por derecho propio y en nombre y representación de su hijo.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Fundaron su reclamo en la responsabilidad de la accionada por el accidente que sufrió el


menor cuando, dentro de la institución educativa dependiente de la provincia, recibió un
golpe con un ladrillo que se encontraba entre otros escombros, arrojado por un compañero.
Reclamaron el resarcimiento del daño emergente pasado y futuro, pérdida de chance y
daño moral tanto del niño como de los progenitores en este último caso. La demandada se
opuso al progreso de la acción, invocando la existencia de caso fortuito. La jueza hizo
lugar a la demanda incoada por los padres en representación de su hijo pero rechazó la
incoada por derecho propio.

SUMARIOS:

RESPONSABILIDAD CIVIL. Daños y perjuicios. Indemnización. DAÑO


MATERIAL. DAÑO MORAL. LEGITIMACIÓN ACTIVA: Damnificado directo.
Damnificado indirecto.

La legitimación activa de los padres para reclamar el resarcimiento del daño patrimonial
sufrido por el hijo surge de la previsión del art. 1079 del Código Civil que habilita al
damnificado indirecto para tal gestión. Esta calidad se encuentra en cabeza de quien o
quienes tienen a su cargo el deber de asistencia hacia el damnificado y deben afrontar los
gastos terapéuticos o colaterales derivados del hecho dañoso. Asimismo, el menor reviste
el carácter de damnificado directo, lo cual lo habilita para el reclamo de la indemnización
del daño moral conforme lo dispuesto por el art. 1078, 2º párrafo del Código Civil y será
también titular de la reparación del daño patrimonial.

RESPONSABILIDAD CIVIL. Daños y perjuicios. Indemnización. DAÑO MORAL:


Legitimación activa.

El Código Civil de Vélez efectúa un tratamiento diferenciado para establecer la


procedencia de la indemnización de los daños patrimoniales (art. 1079, CC) y del daño
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

moral (art. 1078, CC). Éste –por regla– sólo puede ser reclamado por el damnificado
directo previéndose una excepción a favor de los herederos forzosos en caso de
fallecimiento de la víctima. Los padres revisten la calidad de “damnificados indirectos”
frente al hecho lesivo sufrido por su hijo. Es decir, son sujetos que aún sin ser víctimas
inmediatas del hecho, no obstante sufren un daño propio porque han sido lesionados en sus
intereses personales; existe una conexión entre éstos y la situación que experimenta la
víctima. En tal carácter, desde el punto de vista de la regulación legal, conforme lo
dispuesto por el art. 1078 del Código Civil, los padres no se encuentran legitimados para
impetrar el reclamo de daño moral por derecho propio, por los sufrimientos que han
padecido al ver a su hijo en estado crítico, pues dicha norma -vigente a la época del
suceso- sólo acordaba legitimación a las víctimas directas excluyendo a los damnificados
indirectos que hubieren sufrido el daño moral.

RESPONSABILIDAD CIVIL. RESPONSABILIDAD DE LOS


ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS: Responsabilidad objetiva. Obligación
de seguridad.

La responsabilidad por los daños en el ámbito de los establecimientos educativos resulta


subsumible en la previsión normativa contenida en el art. 1117 del Código Civil (modif.
Ley 24830). Se trata de un supuesto de responsabilidad de carácter objetivo fundada en la
falta de cumplimiento del deber de seguridad. Frente al acaecimiento de daños en el
ámbito de los establecimientos educativos, éstos deben garantizar la indemnidad del
alumnado en cuanto a su integridad física durante el tiempo que se encuentran bajo su
vigilancia y cuidado. Más allá de que la obligación principal de la escuela esté constituida
por la instrucción y educación de los menores, lo cierto es que dicho débito no empece la
necesaria garantía que debe brindar la institución para que la enseñanza se imparta en un
marco de seguridad y contención a los alumnos.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

RESPONSABILIDAD CIVIL. RESPONSABILIDAD DE LOS


ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS. EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD:
Caso fortuito. Carga de la prueba.

En función de la especial naturaleza de la responsabilidad por los daños en el ámbito de


los establecimientos educativos, la mera circunstancia de que se compruebe la producción
de un acontecimiento dañoso en el lugar y horario que se imparte la educación a un menor,
implica la atribución de responsabilidad, frente a la cual sólo se prevé como eximente
legal la configuración de caso fortuito. Siendo ello así, al actor le basta probar la existencia
del hecho y el daño, mientras que recae en cabeza del demandado la acreditación de la
eximente alegada (art. 1722 del Código Civil y Comercial).

RESPONSABILIDAD CIVIL. RESPONSABILIDAD DE LOS


ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS. EXIMENTES DE RESPONSABILIDAD:
Caso fortuito. Improcedencia.

Si un alumno dentro de una institución educativa arroja a otro un objeto contundente que
se encuentra entre otros escombros y a disposición de los niños en el propio patio de la
escuela, el suceso dañoso no sólo es previsible para las autoridades escolares e incluso los
docentes de la institución sino que, además es evitable, por lo que no se configura la
eximente de caso fortuito (art. 514, CC) previsto en el art. 1117 del Código Civil.

RESPONSABILIDAD CIVIL. RESPONSABILIDAD DE LOS


ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS. INDEMNIZACIÓN: Pérdida de la chance.
Lucro cesante. VÍCTIMA MENOR DE EDAD: Indemnización por incapacidad.
APRECIACIÓN DE LA PRUEBA. PRUEBA PERICIAL.

En el caso particular de incapacidad de los menores de edad no es factible brindar


soluciones unívocas para todos los supuestos, sino que habrá que estar al caso concreto en
35
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

análisis y ponderar el grado de incapacidad que se haya acreditado en la causa, para lo cual
la opinión científica es significativa. En función de estas consideraciones y del caso
concreto, ha de verse en qué medida las lesiones sufridas por el pretensor pueden influir en
su futuro y qué consecuencias disvaliosas deberá afrontar. Más allá del nomen iuris del
rubro reclamado (pérdida de chance o lucro cesante), debemos estar a la necesidad de
otorgar a la víctima una justa reparación. De allí que para concluir respecto de la
posibilidad frustrada es menester recalar en la seria probabilidad del daño en función de
las perspectivas futuras de la víctima. El fundamento para resolver en tal sentido se
encuentra en la circunstancia que es inevitable para todas las personas la necesidad de
trabajar para sí o para terceros, para subsistir y desenvolverse en la vida, ya sea
desempeñando una actividad dependiente o de manera independiente.

RESPONSABILIDAD CIVIL. INDEMNIZACIÓN. DAÑO MORAL: Monto de la


indemnización.

La cuantificación del rubro daño moral debe ser coherente con la gravedad del hecho
ocurrido, los precedentes por hechos similares en fechas próximas el evento en
juzgamiento y los gozos compensatorios a los que, con este capital, puede acceder el
damnificado con el fin de aliviar, en la mejor medida, el menoscabo espiritual sufrido con
motivo del hecho (art. 1741, CCC).

RESPONSABILIDAD CIVIL. DAÑOS Y PERJUICIOS. INDEMNIZACIÓN:


Pérdida de la chance.  VÍCTIMA MENOR DE EDAD: Indemnización por
incapacidad.

Se comprueba la efectiva configuración de una pérdida de chance como rubro resarcible


cuando existe una probabilidad de que las lesiones sufridas por el niño tengan una
incidencia negativa en su vida, en el futuro laboral y de relación.
36
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

RESPONSABILIDAD CIVIL. RESPONSABILIDAD DE LOS


ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS. MANDATO PREVENTIVO.

Como especial mandato preventivo se impone que tanto la institución escolar, a través de
sus autoridades, como el Estado provincial, arbitren los medios necesarios para que no
existan en las instalaciones escombros u otros elementos sin la debida custodia o
cerramiento, y enderecen los esfuerzos pertinentes de control y efectiva prevención, para
evitar el acaecimiento de futuros sucesos disvaliosos. La finalidad perseguida es clara:
evitar cualquier daño futuro (art. 1713 del CCC).

Responsabilidad del establecimiento educativo por las lesiones sufridas por un alumno
a raíz de que otro compañero le arrojó sobre su ojo un papel – se le diagnosticó hipema
postraumático, con riesgo de estallido de globo ocular

Ed. Microjuris.com. Argentina en 5 octubre 2017.

Partes: G. A. L. c/ GCBA y otros s/ daños y perjuicios (excepto resp. médica)

Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Sala/Juzgado: I

Fecha: 1-mar-2017
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Cita: MJ-JU-M-106149-AR | MJJ106149 | MJJ106149

Un establecimiento educativo es responsable por las lesiones sufridas por un alumno a raíz
de que otro compañero le arrojó sobre su ojo un papel – se le diagnosticó hipema
postraumático, con riesgo de estallido de globo ocular- pues el suceso dañoso no configura
un caso fortuito. Cuadro de rubros indemnizatorios.

Sumario:

1.-El establecimiento educativo es responsable por las lesiones causadas al hijo de los
actores por un compañero cuando le arrojó un papel en su ojo, dado que el suceso debatido
no resultó un acontecimiento imprevisible e inevitable pues la vigilancia y control de los
estudiantes integra el deber de seguridad que pesa sobre el establecimiento educativo, en
particular cuando el daño sufrido proviene de una conducta habitual de los alumnos con
capacidad de provocar lesiones consistente en lanzarse objetos.

2.-El daño moral padecido por un alumno que sufrió lesiones en uno de sus ojos cuando
otro compañero le arrojó un papel debe repararse, dado que las consecuencias del evento
dañoso sufrido tienen capacidad para provocar una afectación espiritual, en tanto
significaron alterar los vínculos y modalidades de la escolarización.

Fallo:

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los días del mes de marzo dos mil diecisiete, se
reúnen en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para
dictar sentencia en los autos caratulados “G. A. L. c/ GCBA y otros s/ daños y perjuicios
(excepto resp. médica)”, expte. Nº25433/0, y habiéndose practicado el sorteo pertinente
resulta que debe observarse el siguiente orden: Mariana Díaz, Fabiana H. Schafrik de
Nuñez y Fernando E. Juan Lima, resolviendo plantear y votar la siguiente cuestión:

¿es justa la resolución apelada?


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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

A la cuestión planteada, la jueza Mariana Díaz dijo:

I. La señora A. L. G., por derecho propio y en representación de su hijo menor de edad M.


J. L., promovió demanda contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (en adelante,
GCBA) y los señores G. O. V. y A. F. padres del menor N. V., por los daños y perjuicios
que dijo haber sufrido su descendiente como consecuencia del suceso que habría ocurrido
el 27/5/05, con más intereses y costas. Indicó que, el día mencionado, su hijo se encontraba
cursando la materia de Lengua en el Instituto de Enseñanza Superior Nº2 “Mariano
Acosta”, cuando “recib[ió] de parte de N. V. un proyectil que impact[ó] en su ojo izquierdo
provocándole una serie le lesiones” (fs. 1 vuelta). Señaló que su hijo fue trasladado por el
Sistema de Atención Médica de Emergencia al Hospital Santa Lucía y se le diagnosticó
“hipemia ocular, no pudiéndose medir el daño en su totalidad ya que por el traumatismo
sufrido no se podía realizar el fondo de ojo” (fs. 1 bis). Manifestó que su hijo continuó
efectuándose controles en el nosocomio mencionado y que los galenos que lo atendieron le
ordenaron efectuar reposo absoluto.Expresó que, ante la disconformidad de su hijo con la
atención prestada en el hospital público aludido, concurrió junto con el menor al Centro
Oftalmológico de Diagnóstico SA y allí se le diagnosticó hipema postraumático, con riesgo
de estallido de globo ocular (fs. 1 bis vuelta). Adujo que, como consecuencia del suceso
descripto, su hijo tiene dilatación pupilar crónica, fotofobia, catarata post traumática y debe
controlarse periódicamente y de por vida la presión ocular de su ojo izquierdo. Alegó que
tanto los padres de N. V. como el GCBA resultan responsables de los daños sufridos por su
hijo. Los primeros deben responder “por el obrar dañoso de su hijo mejor” (fs. 3 vuelta) en
virtud de lo prescripto por el artículo 1114 del Código Civil (en adelante, CC), mientras que
el segundo resulta garante de la obligación de seguridad en los establecimientos educativos
de conformidad con lo previsto por el artículo 1117 del CC. A su vez, peticionó que “[s]e
intime al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a denunciar en autos el contrato de seguro
de responsabilidad civil vigente al momento del hecho” (fs. 8). Sostuvo que “[e]s evidente
que no se trata de un caso fortuito, de acuerdo con la definición del artículo 514 del código
civil, pues la lesión sufrida por el menor que esta parte representa, a causa del lanzamiento
de un papel mediante una gomita (al estilo flecha o gomera) por parte del menor N. V., es
un hecho previsible y que pudo haberse evitado ordenando que se dejasen de producir tales
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

hecho alevosos a la vista de todos, como era responsabilidad del profesor disponer” (fs. 3
vuelta). Por lo expuesto, reclamó en concepto de resarcimiento la suma total de ciento
setenta y cinco mil pesos ($175.000). Para finalizar, citó jurisprudencia que estimó
aplicable al caso, ofreció prueba y solicitó que se hiciera lugar a su reclamo, con costas (fs.
1/11).

II. El GCBA, a fs. 149/162 vuelta, se presentó y contestó la demanda.En resumidas cuentas,
expuso que el suceso aquí debatido “se trata de un accidente totalmente imprevisible, dado
que no involucra ningún tipo de actividad riesgosa por parte de alumnos o docentes de la
Escuela mencionada, simplemente los alumnos se habrían lanzado pelotitas de papel, sin la
intención de herir a nadie” (fs. 151). Sumado a ello, señaló que “ninguno de los elementos
probatorios arrimados por la parte actora alcanzan para demostrar que el menor haya
sufrido el accidente denunciado en la oportunidad y muchos menos, las consecuencias que
se aducen” y concluyó que la presente acción “es una aventura jurídica tendiente a obtener
un beneficio económico en perjuicio de [su] mandante” (fs. 151).

III. Los señores G. O. V. y A. F., a fs. 163/167 vuelta, contestaron la demanda. Allí,
señalaron que su hijo no “puede resultar responsable de un hecho como el denunciado, pues
todos los alumnos se encontraban en igual situación, es decir se arrojaban objetos unos a
otros” (fs. 164). Concluyeron que el único responsable del suceso debatido es el Instituto de
Enseñanza Superior Nº2 “Mariano Acosta”.

IV. Los señores M. J. L. y N. V., a fs. 169 y fs. 173, respectivamente, en virtud de haber
alcanzado la mayoría de edad, se presentaron a estar a derecho.

V. A fs. 377, se pusieron los autos para alegar, habiendo sido ejercido este derecho por la
parte actora y el GCBA, a fs. 405/406 y fs. 408/412, respectivamente. VI. A fs. 415/419,
obra la sentencia de grado mediante la que se rechazó la demanda interpuesta por la parte
accionante, se fijaron los estipendios profesionales de los letrados intervinientes y se
impusieron las costas del proceso al vencido (cf. art. 62 del CCAyT). En primer lugar, el
juez de grado expuso “que no se encuentra controvertido por las partes el acaecimiento del
hecho ni la forma en la que el mismo tuvo lugar, [por lo que] no corresponde expedirse
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

sobre el mismo teniéndolo por acreditado tal como ha sido relatado en el escrito de inicio”
(fs.417). Por otro lado, el sentenciante de grado entendió “que la demanda incoada contra
los padres de N. V. no tendrá favorable acogida” toda vez que “cuando, como en el
presente caso, un menor resulta lesionado por un compañero mientras se encontraba dentro
de un establecimiento educativo, la sola circunstancia de hallarse bajo la guarda y
vigilancia de las autoridades del mismo es suficiente para eximir de toda responsabilidad a
los padres de aquél”, de conformidad con lo previsto por el artículo 1115 del CC (fs. 417
vuelta/418). Respecto a la responsabilidad atribuida por la parte actora el GCBA, el a quo
consideró que “de las constancias de autos cabe presumir que se trató de un hecho
imprevisible no pudiéndose adjudicar responsabilidad a las autoridades del establecimiento
en tanto ningún elemento probatorio se ha arrimado a la causa en ese sentido” (fs. 418).

VII. Contra la sentencia indicada, interpuso recurso de apelación la parte actora a fs.
425/425 vuelta y expresó agravios a fs. 435/440 vuelta, que fueron contestados por el
GCBA a fs. 442/445 vuelta y por el codemandado a fs. 447/448. A su vez, la apoderada
del demandado y el patrocinante del actor, a fs. 420 y 426, respectivamente,
interpusieron recurso de apelación contra la regulación de honorarios fijada en la
instancia de grado. La parte actora se agravió, básicamente, por considerar que el hecho
debatido en autos, a diferencia de lo resuelto por el juez de grado, no resultaba
imprevisible e inevitable pues, a su criterio, el propio demandando reconoció que
constituía una práctica habitual y reiterada en el establecimiento educativo que los
menores se arrojen tizas y papeles. Por último, cuestionó la imposición de las costas del
proceso a su cargo.

VIII. Antes de entrar en el estudio de la cuestión traída a conocimiento, cabe señalar


que todos aquellos puntos del decisorio de primera instancia que no han sido objeto de
agravio se encuentran firmes y, por tal razón, no compete a esta Sala su revisión. En
consecuencia, ha quedado consentida:i) la mecánica del hecho que habría producido los
daños y perjuicios pretendidos por el actor tal como esa parte lo relató en el escrito de
inicio; ii) la eximición de responsabilidad de los padres de N. V. en el suceso aquí
debatido (cf. art. 1115 del CC); y, iii) el modo en que ha sido integrada la litis, sin que
la parte actora haya impulsado la citación de la aseguradora ni el GCBA denunciado el
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

contrato de seguro de responsabilidad civil vigente al 27/5/05. Ello es así, toda vez que
los agravios del accionante estuvieron dirigidos a cuestionar lo decidido por el a quo en
cuanto rechazó la demanda entablada contra el GCBA por entender que la lesión que
sufrió el entonces menor de edad en el Instituto de Enseñanza Superior Nº2 “Mariano
Acosta” fue producto de un comportamiento impredecible o súbito, que lo exime de
responsabilidad de acuerdo a la primera parte del artículo 1117 del CC.

IX. Preliminarmente, resulta necesario señalar que encontrándose las presentes


actuaciones en condiciones de dictarse la sentencia de grado entró en vigencia el
Código Civil y Comercial (en adelante, CCyC) aprobado por la ley Nº26994 y su
modificatoria ley Nº27077. En virtud de ello, con respecto al alcance del cambio
normativo suscitado, cabe destacar que, tal como expuso el juez de grado, el hecho
ilícito sindicado como fuente del daño reclamado es anterior a la reforma legal aludida.
El nacimiento de la relación jurídica a la que se refiere este pleito, por tanto, quedó
agotado al momento de producirse aquel hecho y la procedencia de la responsabilidad
imputada al demandado, entonces, no puede ser juzgada con arreglo a la nueva ley sin
darle un efecto retroactivo categóricamente prohibido por las disposiciones del artículo
7º del CCyC.Ello así, conforme se pronunció la CSJN en relación con la eficacia
temporal de la reforma mencionada, el principio de irretroactividad impide la aplicación
de las nuevas disposiciones a relaciones y situaciones jurídicas consumidas bajo el
anterior régimen legal (en los autos “D.L.P., V. G. c/ Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas s/ amparo”, sentencia del 6/8/15). Establecido lo anterior,
toca abordar el análisis de las objeciones pl anteadas por la parte recurrente.

X. En ese marco, cabe determinar si el hecho debatido en las presentes actuaciones


configuró un supuesto de caso fortuito ?según lo propiciado por el GCBA ? o, por el
contrario, resultó un comportamiento evitable y previsible por parte del establecimiento
educativo ?conforme lo postulado por el actor?.

X. i. Como punto de partida, corresponde determinar el marco normativo aplicable a la


presente controversia. En el artículo 1117 del CC se establece que “[l]os propietarios de
establecimientos educativos privados o estatales serán responsables por los daños
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

causados u sufridos por sus alumnos menores cuando se hallen bajo el control de la
autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito.// Los establecimientos
educativos deberán contratar un seguro de responsabilidad civil. A tales efectos, las
autoridades jurisdiccionales, dispondrán las medidas para el cumplimiento de la
obligación precedente. La presente norma no se aplicará a los establecimientos de nivel
terciario o universitario”. La norma transcripta “se funda en el factor de atribución
objetivo de `garantía´”, lo que se traduce en que “el alumno debe retirarse del instituto
de enseñanza, público o privado, `sano y salvo´”. A su vez, para que proceda el tipo de
responsabilidad aludida, “[s]e exigen como condiciones: a) que se trate de un daño
causado o sufrido por un alumno; b) que el educado sea menor; c) que el escolar se
halle bajo el control de la autoridad educativa y d) que la enseñanza sea Inicial,
Primaria o Secundaria (antes EGB o Polimodal)” [cf.Cifuentes, Santos (director),
Sagarna, Fernando Alfredo (coordinador), Código Civil comentado y anotado, 2º
edición actualizada y ampliada, La Ley, Buenos Aires, 2008, Tomo II, pág. 670]. Bajo
esa línea, los establecimientos educativos resultan responsables por los daños
producidos dentro del ámbito de actividades en él desarrolladas, con fundamento en un
factor objetivo de atribución, por cuanto, no se eximen demostrando su falta de culpa o
dolo, sino que deben acreditar la existencia de caso fortuito (CNCiv., Sala H, en los
autos “Benchimol, Gabriela L. y otro c/ Colegio Esteban Echeverría SAE y otros s/
daños y perjuicios”, sentencia del 9/5/06). A su vez, se ha dicho que resulta inaplicable
el artículo 1112 del CC respecto de la responsabilidad de un establecimiento estatal por
las lesiones sufridas por un menor durante una clase escolar, toda vez que el artículo
1117 del CC, modificado por la ley Nº24830, pone en pie de igualdad la actividad
cumplida en una institución particular y en otra estatal, sin que sea lógico que el
régimen jurídico de idénticos daños sea diferente según quién sea el dañador (CNCiv.,
Sala E, en los autos “Ferreira, Andrea F. y otros c/ Ciudad de Buenos Aires y otros s/
daños y perjuicios”, sentencia del 31/8/05).

Por otro lado, como eximente de responsabilidad se prevé únicamente al caso fortuito y,
a ese respecto, en el artículo 514 del CC se establece que “caso fortuito es el que no ha
podido preverse, o que, previsto, no ha podido evitarse”. Asimismo, un hecho para ser
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

considerado como caso fortuito debe reunir los caracteres que a continuación se
detallan: i) imprevisibilidad: cuando el deudor no lo puede prever a pesar de haber
actuado con la prudencia, diligencia y capacidad de previsión; ii) irresistibilidad: el
deudor no puede evitar el acaecimiento del evento, no obstante realizar todos los
esfuerzo posibles; iii) extraneidad: el hecho resulta ajeno al deudor; iv) actualidad:se
debe tratar de un acontecimiento actual y presente, ya acaecido o que acaezca al
momento del incumplimiento; v) sobreviniencia: el evento debe suceder con
posterioridad al nacimiento de la obligación; y, vi) insuperabilidad: al deudor le debe
ser imposible el cumplimiento de la obligación (cf. Alterini, Atilio Aníbal, Oscar José
Amaeal y Roberto M. López Cabana, Curso de Obligaciones, Tomo I, pág. 412). A ese
respecto, cabe tener presente que “[l]a ocurrencia del caso fortuito produce la ruptura de
la relación de causalidad entre el hecho y el daño, con lo cual se quiere significar que el
daño cuya reparación se trata proviene de una causa ajena al hecho del demandado. Por
ello, y con referencia a la previsión del art. 1117 cabe señalar que el caso fortuito es
excluyente de toda posible culpa efectiva del demandado por imposibilidad lógica de
coexistencia, pues si el daño es efecto de una causa ajena al demandado, no puede al
mismo tiempo derivar de la culpa de éste; y viceversa” [Llambias, Jorge, Raffo
Banegas, Patricio (actualizador), Tratado de Derecho Civil, Obligaciones, Lexis Nexis,
Buenos Aires, 2005].

X. ii. Visto lo anterior, es turno de realizar una breve reseña de las defensas articuladas
por las partes y de la prueba rendida en la causa. El actor, según ya fue dicho, atribuyó
responsabilidad al GCBA por los daños sufridos el 27/5/05 en el establecimiento
educativo con apoyo en el artículo 1117 del CC y expresó que el hecho originador del
presente reclamo fue “previsible y (.) pudo haberse evitado” (fs. 3 vuelta). A su turno,
el GCBA, expuso principalmente que el suceso debatido en autos “se trat[ó] de un
accidente totalmente imprevisible” (fs. 151). Por su parte, los padres de N. V.
manifestaron que el infortunio que sufrió el demandante fue “producto de un accidente
que debió ser prevenido por el centro educativo” (fs. 164). Por otro lado, las constancias
probatorias obrantes en autos dan cuenta de que:i) el suceso dañoso fue causado por un
alumno del instituto educativo a otro ?el actor?, ambos menores de edad en ese
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

momento, mientras se encontraban cursando la materia de Lengua; y, ii) constituía una


práctica frecuente que los alumnos se arrojen objetos y el establecimiento educativo
había advertido a los estudiantes de las consecuencia que podía derivar de dicho
comportamiento (fs. 267). En ese escenario, el suceso debatido en autos no resultó un
acontecimiento imprevisible e inevitable por parte del Instituto de Enseñanza Superior
Nº2 “Mariano Acosta” pues la vigilancia y control de los estudiantes integra el deber de
seguridad que pesa sobre el establecimiento educativo, en particular cuando el daño
sufrido proviene de una conducta habitual de los alumnos ?con capacidad de provocar
lesiones? consistente en lanzarse objetos. En efecto, la rectora del instituto expuso que
los estudiantes habían sido advertidos “reiteradas veces” por comportamientos análogos
al ocurrido el 27/5/05 (v. fs. 267). A su vez, el GCBA soslayó ofrecer y producir prueba
tendiente a acreditar la existencia del caso fortuito, que, según el artículo 1117 del CC,
lo eximiría de responder en el supuesto de autos. En sintonía con lo expuesto, y tal
como lo expuso la señora Fiscal ante la Cámara en su dictamen, “la jurisprudencia
descarta considerar como caso fortuito a varios infortunios que suceden en los colegios
con frecuencia por ser los riesgos propios de la actividad educativa: caídas de alumnos
al correr, juegos bruscos en los patios de colegio, juegos que se desarrollan en las aulas
aun estando en recreo, las heridas producidas por los alumnos al arrojarse objetos
contundentes (tizas, borradores, materiales metálicos, lápices, etc.), los acaecidos
durante las clases de educación física, entre muchos. Tampoco podrá considerarse como
caso fortuito el hecho, porque ocurra fuera del establecimiento educativo siempre que
los alumnos estén bajo el control de la autoridad escolar. Cuando los padres transmiten
provisoriamente la guarda a las autoridades escolares lo hacen en función de entregarles
el cuidado y contralor de los menores.Mientras los padres trabajan o no están con sus
hijos porque éstos quedaron bajo la autoridad educativa, la vigilancia está en su
dirección y aquéllos depositan la seguridad en la confianza que da todo institución
educativa” (cf. Sagarna, Fernando Alfredo, Responsabilidad civil del establecimiento
educativo para alumnos con capacidades distintas. La eximente “caso fortuito”, La Ley,
23/8/10, 2010-E, 15). En consecuencia, debe hacerse lugar al agravio del actor en lo
relativo a que el suceso debatido en la causa no resultó un caso fortuito y, por tanto,
revocarse la sentencia de grado en ese punto.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

XI. Llegados a esta altura, en atención a lo resuelto en el punto precedente, toca analizar
la reparación pretendida por el actor en el escrito de demanda.

XI. i. Incapacidad sobreviniente Preliminarmente, cabe destacar que a fin de establecer


el monto del ítem bajo estudio, debe tomarse en cuenta la incidencia del hecho dañoso
en todos los aspectos de la personalidad de la víctima, tanto en lo laboral como en lo
social, en lo psíquico y en lo físico, sin que el grado de incapacidad comprobado
científicamente por el perito médico traduzca, matemáticamente, una cierta cuantía
resarcitoria (CNCiv., Sala G, en los autos “López, Alberto Isidro c/ Cardenes, Ariel
Claudio y otro s/ daños y perjuicios” , sentencia del 9/10/12). Por tanto, a los efectos de
determinar el quantum indemnizable, debe seguirse un criterio flexible, apropiado a las
circunstancias singulares de cada caso, y no ceñirse a cálculos basados en relaciones
actuariales, fórmulas matemáticas o porcentajes rígidos, desde que el juzgador goza en
esta materia de un margen de valoración amplio (CNCiv., Sala A, en los autos “P.C., L.
E. c/ Alcala S.A.C.I.F.I. y A.y otro s/ daños y perjuicios”, sentencia del 30/8/12). A su
vez, la CSJN, ha sostenido que cuando la víctima resulta disminuida en sus aptitudes
físicas o psíquicas en forma permanente, dicha incapacidad debe ser objeto de
reparación, al margen de lo que pueda corresponder por el menoscabo de la actividad
productiva y por el daño moral. Ello así, pues la integridad física tiene por sí misma un
valor indemnizable y su lesión comprende, a más de aquella actividad económica,
diversos aspectos de la personalidad en el ámbito doméstico, cultural o social con la
consiguiente frustración del desarroll o pleno de la vida (Fallos 321:1124 ). Asentado lo
anterior, toca recordar que el actor solicitó en concepto de incapacidad sobreviniente la
suma de ciento cuarenta mil pesos ($140.000), de modo que cabe analizar si la
indemnización pretendida resulta proporcionada en función de las constancias
probatorias rendidas en autos. Para comenzar, el médico de la Dirección de Medicina
Forense de la ciudad manifestó que, producto del infortunio aquí discutido, el
accionante “sufrió un traumatismo contuso en su OI [ojo izquierdo], que como
consecuencia produjo, al momento del hecho, una hemorragia en la cámara anterior del
ojo (hipema), edema corneano, opacificación del cristalino (catarata traumática) y
hemorragia en el segmento posterior (hemovítreo). Fue tratado con medicación
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

ciclopléjica, hipotensora y corticoesteroides tópicos, y reposo, siendo éste el tratamiento


habitual y adecuado para este tipo de lesiones. Cursó con evolución favorable,
persistiendo como secuela la catarata traumática en el ojo izquierdo, que disminuye su
agudeza visual” a siete sobre diez (7/10) y que la “agravación a futuro es improbable”
(fs. 311). A su vez, el experto manifestó que “[e]l tratamiento disponible para corregir
su catarata traumática es la facoemulsificación con implante de lente intraocular”,
aunque expuso que “[s]e trata de un procedimiento electivo, y por tanto, sujeto a la
valoración de riesgo?beneficio que realice el paciente con asistencia de su médico
tratante” (fs.311 y 315). A ese respecto, el especialista adujo que el costo del
procedimiento mencionado “varían significativamente según el profesional, insumos e
institución elegida para la realización” (fs. 312). Asimismo, para lo que aquí interesa, el
galeno señaló que “[l]a disminución de agudeza visual del paciente es leve, y no
imposibilita ni disminuye su capacidad para realizar sus tareas habituales” y que “el
riesgo actual de nuevas complicaciones es estadísticamente insignificante”, por lo que
concluyó que “[l]a incapacidad se estima en un 5% (cinco por ciento)” (fs. 312 y 313).
Cabe agregar que si bien del peritaje reseñado se advierte que mediante una
facoemulsificación el actor podría corregir la disminución de agudeza visual de su ojo
izquierdo, lo cierto es que no obra prueba en la causa tendiente a determinar el costo del
procedimiento mencionado. Tal extremo hubiera sido de importancia a fin de evaluar la
procedencia de la reparación por ese concepto y, sin embargo, no mereció actividad
probatoria alguna. Ante ello, resulta menester recordar que, como principio procesal,
cada parte soporta la prueba de los hechos a los que atribuye la producción del efecto
jurídico que pretende (cf. art. 301 del CCAyT). En tal contexto, ponderando la edad del
actor al momento del suceso debatido ?15 años?, las conclusiones arribas por el médico
forense y el porcentaje de incapacidad determinado, las secuelas limitantes ocasionadas
por el accidente, resulta pertinente reconocer por este rubro la suma de veinticinco mil
pesos ($25.000) a valores actuales calculados a la fecha del presente pronunciamiento.

XI. ii.Daño psíquico

En este punto, el actor expuso que “este tipo de daño puede `mutilar´ tanto expectativas
laborales como expectativas personales” y reclamo por tal concepto la suma de veinte
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

mil pesos ($20.000). Ahora bien, al margen de la categoría que corresponde asignarle el
rubro bajo análisis, el peritaje psicológico rendido en la causa es categórico con relación
a que el accionante no presenta “manifestaciones de patología psicológica reactiva al
hecho de autos” que “le impid[a]n continuar con sus tareas habituales” (fs. 323 y fs.
346) y, además, que “el daño recibido en el ojo del actor, no se inscribe como algo
traumático” (fs. 324). Aun cuando la parte demandante impugnó el dictamen
psicológico, lo cierto es que es que la especialista reeditó que “no deben considerarse
daño psíquico a los síntomas aislados que no constituyen una enfermedad, como
tampoco a los cuadros no incapacitantes (es decir, que no han ocasionado un desmedro
de las aptitudes mentales previas)” (fs. 346/347).

En función de lo expuesto, el presente ítem será desestimado.

XI. iii. Daño moral

Al respecto, esta Sala tiene dicho que el daño moral constituye una modificación
disvaliosa del espíritu en el desenvolvimiento de su capacidad de entender, querer o
sentir, por una lesión a un interés no patrimonial, que se traduce en un estado diferente
de aquél que existía antes del hecho que resulta anímicamente perjudicial y debe ser
reparado con sentido resarcitorio (en los autos “Bottini Carmen Beatriz c/ GCBA s/
daños y perjuicios”, expte. Nº2835, sentencia del 25/2/05). Por su parte, el actor, por el
rubro bajo estudio, solicitó la suma de diez mil pesos ($10.000). Ahora bien, los
presupuestos exigibles para que el daño moral no requiera la producción de prueba
autónoma para su acreditación ?pues opera in re ipsa loquitur?comprenden la existencia
de un hecho capaz de causar perjuicios materiales y espirituales, así como que éstos
últimos, además, aparezcan como consecuencia inevitable de los primeros, por eso la
afección moral puede presumirse y no se exige a su respecto mayor labor probatoria
para la procedencia del rubro bajo estudio. En efecto, según ya fue dicho en el
considerando precedente, encontrándose acreditado en autos la existencia de las
lesiones sufridas, puede preverse, producto del accidente sufrido por el actor el 27/5/05,
la configuración de una lesión moral como regla proporcional a la entidad de las
lesiones mencionadas, sin necesidad de requerirle, a la parte, mayores elementos de
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

prueba. Nótese que las constancias probatorias rendidas en la causa dan cuenta de que
el actor, luego del infortunio debatido en autos, tuvo que realizar reposo absoluto y,
durante el resto del ciclo lectivo, no pudo concurrir al Instituto de Enseñanza Superior
Nº2 “Mariano Acosta” (v. fs. 226/249, 252/252 vuelta, 280/288 y 311). Además, el
demandante manifestó en el escrito de inicio, y no fue controvertido por los
demandados, que el establecimiento educativo envió profesores a su hogar a fin de
continuar con el dictado de las clases. El cuadro reseñado, evidencia que las
consecuencias del evento dañoso sufrido tenían capacidad para provocar una afectación
espiritual, en tanto significaron alterar los vínculos y modalidades de la escolarización.
En tales condiciones, teniendo en consideración la lesión sufrida por el demandante, su
edad al momento del accidente ?15 años?, y las molestias que tuvo que atravesar como
consecuencia del suceso aludido, considero pertinente otorgar la suma de cinco mil
pesos ($5.000) a valores actuales calculados a la fecha del presente pronunciamiento.

XI. iv. Gastos

Por el rubro indicado el actor solicitó los gastos derivados del accidente (farmacia,
óptica, transporte, etc.) como los que correspondieran, según lo que surja del peritaje
psicológico, por tratamiento psicoterapéutico.Al respecto, la jurisprudencia tiene dicho
que los gastos médicos y farmacéuticos deben ser admitidos aun cuando no estén
acreditadas las erogaciones que se afirma haber realizado, si las lesiones sufridas por el
damnificado presuponen necesariamente la existencia de tales desembolsos, pues
aunque la víctima haya sido tratada en un establecimiento gratuito o dependiente de una
obra social, los gastos en medicamentos corren por cuenta del interesado (CNCiv., Sala
G, en los autos “Zárate, Marta Teresa c/ Alive S.R.L. y otros s/ daños y perjuicios”,
sentencia del 30/3/12). Sin perjuicio de que, cuando existe total o parcial orfandad de
prueba documental, en el monto a fijarse deberá ser ponderada tal circunstancia
(CNCiv., Sala E, en los autos “E. A. A. c/ R. J. E. y otros s/ daños y perjuicios”,
sentencia del 19/8/14). A su vez, con relación a los gastos de traslado, está aceptado que
no resulta necesaria una prueba directa de su erogación, pues basta su correlación con
las lesiones sufridas al tiempo de su tratamiento (CNCiv., Sala M, en los autos “B., Y.
c/ Vergottini, Osvaldo Darío y otro s/ daños y perjuicios”, sentencia del 21/10/08). Ello
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

así, el criterio jurisprudencial antes reseñado supone morigerar la exigencia probatoria


de modo inversamente proporcional a las características que reúnen los gastos
comprometidos. Así, frente a la mayor urgencia que requiere la primera atención y los
traslados por los daños sufridos, menor es el rigor en cuanto a su prueba, pues ante una
erogación verosímil por tales rubros cabe presumir que la urgencia adquiere prioridad
sobre la obtención de comprobantes. En cambio, cuando los importes comprometidos se
refieren a períodos prolongados y está ausente la nota de urgencia es mayor la carga
probatoria exigible. Ahora bien, por un lado, cabe señalar que el actor no ofreció prueba
tendiente a acreditar las erogaciones que dice haber efectuado y, por el otro, del peritaje
obrante a fs.319/326 surge que “[n]o corresponde indicar tratamiento psicológico [al
demandante] ya que no se han hallados indicadores de patología que tengan relación
con el hecho de autos”. Por los argumentos dados, debe establecerse por el ítem bajo
estudio la suma de dos mil pesos ($2.000) a valores actuales calculados a la fecha del
presente pronunciamiento.

XII. En cuanto a la tasa de interés, cabe remitirse a la doctrina plenaria establecida en


los autos “Eiben Francisco c/ GCBA s/ empleo público (no cesantía ni exoneración)”,
expte. Nº30370/0, sentencia del 31/5/13, por lo que se le deberá aplicar a los montos
reconocidos a valores actuales calculados a la fecha del presente pronunciamiento “una
tasa pura del 6% anual por el período comprendido entre la mora y la fecha de la
sentencia y, a partir de allí, el promedio de tasas que resulte conforme a la operación
que, por mayoría, aquí se establece” (cf. considerando II de la parte resolutiva del
precedente citado).

XIII. Las costas del proceso, en atención al principio objetivo de la derrota, deben ser
impuestas a la parte demandada vencida (cf. arts. 62 y 249 del CCAyT).

XIV. Por último, toca recordar que cuando el decisorio de alzada revoca o modifica la
sentencia de grado ello conlleva, paralelamente, a la alteración de los parámetros
ponderados al efectuar la regulación de honorarios [cf. esta Sala, en los autos “Zarate
Herrera José Robinson c/ GCBA s/ amparo (art. 14 CCABA)”, expte. Nº7041/0,
sentencia del 19/5/04; entre otros precedentes], por lo que corresponde dejar sin efecto
50
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

los honorarios fijados en la instancia anterior y diferir su regulación hasta tanto exista
liquidación definitiva aprobada en la causa (cf. art. 30 de la ley Nº5134 y art. 249 del
CCAyT).

XV. Lo resuelto en los considerandos XIII y XIV torna innecesario, por un lado, el
tratamiento de los recursos de apelación interpuestos por la apoderada del GCBA y el
letrado patrocinante del actor, a fs.420 y 426, respectivamente, destinados a cuestionar
los honorarios determinados en la instancia de grado y, por el otro, el análisis del
agravio de la parte actora referido a la imposición de las costas fijada por el a quo.

XVI. En consecuencia, propongo al acuerdo que, en caso de compartirse este voto: i) se


haga lugar al recurso de apelación interpuesto por la parte actora y, en consecuencia, se
revoque el decisorio de grado y se condene al GCBA a abonar al señor M. J. L. la suma
de treinta y dos mil pesos ($32.000) en concepto de resarcimiento por los daños
sufridos el 27/5/05, con más intereses calculados según lo indicado en el considerando
XII del presente; ii) se dejen sin efecto los honorarios fijados en la instancia de grado y
diferir su regulación hasta tanto exista liquidación definitiva aprobada en la causa; y,
por último, iii) se impongan las costas del proceso al demandado vencido (cf. arts. 62 y
249 del CCAyT). A la cuestión planteada, la jueza Fabiana H. Schafrik de Nuñez dijo:

I. El relato fáctico ha quedado adecuadamente tratado en el voto de la jueza Mariana


Díaz, al que me remito para evitar reiteraciones innecesarias. Por su parte, adhiero a lo
resuelto en los considerandos VIII a X de dicho voto. Finalmente, por compartir en lo
sustancial el análisis realizado en los puntos XI.ii y X.iv., a ellos me remito breviatis
causae.

II. Ahora bien, dado las consideraciones que efectuaré a continuación, discrepo con los
montos reconocidos sobre los rubros incapacidad sobreviniente y daño moral. En
atención al momento del accidente -27/5/05- y tal como surge de lo solicitado por la
parte actora (en especial a fs. 5) considero prudente en virtud del tiempo transcurrido
proponer a mis colegas la modificación de los montos indemnizatorios.
51
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

II.a. Incapacidad sobreviniente Tal como señalara la jueza preopinante, la parte actora
solicitó en este concepto la suma de $140.000.El perito médico de la Dirección de
Medicina Forense tras los exámenes de rigor observa que en el ojo izquierdo la agudeza
visual sin corrección es de 6/10 (fs. 310). Advierte que “en su ojo izquierdo, presenta
además una opacidad del cristalino (catarata subcapsular posterior) de origen
traumático, y que disminuye su agudeza visual en el ojo izquierdo a 7/10” (fs. 311).
Incluso, señala que como secuela del traumatismo contuso posee la catarata traumática.
Agregó que: “el tratamiento disponible para corregir su catarata traumática es la
facoemulsificación con implante de lente intraocular” (fs. 311). Por su parte, estimó el
grado de incapacidad permanente en un 5% e indicó que “un traumatismo ocular
contuso como el descripto en autos es idóneo para provocar las lesiones y secuelas
descriptas” (fs. 314). Asentado ello, tomando en cuenta que el hecho de marras se
encuentra constatado y que su producción implicó una secuela que el experto médico ha
definido con carácter de definitiva cuya subsanación, en todo caso, procedería luego de
la víctima se sometiese a una operación, entiendo pertinente estimar el rubro en la suma
de $20.000 pero a valores históricos, es decir, desde el momento del hecho dañoso. II.b.
Daño moral Las circunstancias relevadas en el voto que antecede me convencen de la
perturbación que el evento dañoso pudo ocasionar a la parte actora en su vida diaria. No
es una circunstancia menor el que, tras el infortunio de autos, haya guardado absoluto
reposo no pudiendo continuar su rutina escolar. En efecto no pudo concurrir a la
Escuela durante el resto del ciclo lectivo. Ello, amerita a mi modo de ver reconocer en
concepto de daño moral la suma de $ 20.000.

III.En cuanto a la tasa de interés que corresponderá aplicar a las sumas aquí reconocidas
disiento con la decisión de la jueza Mariana Díaz, por cuanto a mi entender
corresponderá aplicar un coeficiente que resulte del promedio de (i) la tasa activa
cartera general (préstamos) nominal anual vencida a 30 días del Banco de la Nación
Argentina y, de (ii) la tasa pasiva promedio que publica el BCRA (comunicado 14.290),
conforme el plenario en el caso “Eiben”. Así dejo expresado mi voto. A la cuestión
planteada, el juez Fernando E. Juan Lima, por los argumentos expuestos, adhiere al
voto de la jueza Mariana Díaz. En mérito a las consideraciones vertidas, normas legales
52
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

aplicables al caso y oída el Señor Fiscal de Cámara; el Tribunal RESUELVE: i) hacer


lugar al recurso de apelación interpuesto por la parte actora y, en consecuencia, revocar
el decisorio de grado y condenar al GCBA a abonar al señor M. J. L. la suma de treinta
y dos mil pesos ($32.000) en concepto de resarcimiento por los daños sufridos el
27/5/05, con más intereses calculados según lo indicado en el considerando XII del voto
de la jueza Mariana Díaz; ii) dejar sin efecto los honorarios fijados en la instancia de
grado y diferir su adecuación hasta tanto exista liquidación definitiva aprobada en la
causa; y, por último, iii) imponer las costas del proceso al demandado vencido (cf. arts.
62 y 249 del CCAyT). Regístrese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Magistrados:

Dra. Mariana Díaz

Dra. Fabiana Schafrik

Dr. Fernando E. Juan Lima.


53
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Fallo del día: responsabilidad de establecimiento educativo por daños causados por un
alumno a otro

Por Thomson Reuters En 17 enero, 2012 . En Jurisprudencia

DAÑOS Y PERJUICIOS

Hechos: Una menor sufrió lesiones cuando, encontrándose en la escuela durante una
clase un compañero tiró una birome contra un ventilador lo que provocó que esta
rebotara impactando contra aquella. A raíz de esto los padres de la alumna dedujeron
acción de daños y perjuicios contra la directora del establecimiento y contra la
Provincia de Córdoba titular de éste. El juez de grado desestimó el reclamo incoado
contra la directora e hizo lugar parcialmente al intentado contra el Estado. Contra este
pronunciamiento se alzaron los accionantes y el Estado Provincial. La Cámara confirmó
el decisorio en lo principal.

Daños causados por un alumno a otro. Responsabilidad del establecimiento educativo.


Inexistencia de caso fortuito.

1. El establecimiento educativo es responsable por los daños que sufrió una menor
cuando durante una clase un compañero tiró una birome contra el ventilador la que
rebotó impactando en aquella, pues, el comportamiento de este último no puede
encuadrarse dentro del supuesto de caso fortuito desde que constituye un supuesto de
daño causado por un alumno menor de edad del establecimiento mientras se hallaba
bajo el control de la autoridad educativa caso atrapado por las previsiones del art. 1117
del Cód. Civil, máxime cuando resulta previsible que un niño cometa un acto de
indisciplina durante una clase [1].
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

NroFallo – C3aCiv. y Com., Córdoba,2011/11/01.- Córdoba, Romina Dayana c.


Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba y otros s/ordinarios – otros – (expte.
N°898533/36).

[Cita on line: AR/JUR/81988/2011]

[El fallo in extenso puede consultarse en Atención al Cliente o en laleyonline.com.ar]

CONTEXTO NORMATIVO DEL FALLO

Ley nacional 24.830 (Adla, LVII-C, 2899)

JURISPRUDENCIA VINCULADA

[1] Ver también. Entre otros: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B
“Carbajal, Nora Antonia c. Aragón, Olga y otros”,12/04/2010, LA LEY23/08/2010 con
nota de Fernando Alfredo Sagarna23/08/2010 LA LEY23/08/2010 , 823/08/2010 LA
LEY 2010-E con nota de Fernando Alfredo Sagarna23/08/2010 LA LEY 2010-E , 14
RCyS 2011-I, 114; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala C ”Grasso,
Eduardo Miguel y otro c. Colegio Galileo Galilei SAE y otro”,2007/09/04, RCyS 2007
RCyS 2007, 1066 ED, 6 JA 2007-IV JA 2007-IV , 466 ED 227 ED 227 , 52;

CONTEXTO DOCTRINARIO DEL FALLO

[1] LÓPEZ, Estanislao, “Responsabilidad de establecimientos educativos: La


inconsciente necesidad de subjetivizar la responsabilidad objetiva”, LA LEY 2005-B,
473; SAGARNA, Fernando Alfredo, “Responsabilidad civil del establecimiento
educativo privado. Daños causados en la clase de educación física”, LLC 2002, 704;
RUFINO, Marco A., “Obligación de seguridad”, La Ley Online.

2a Instancia. – Córdoba, noviembre 1 de 2011.

Primera: ¿Son procedentes las apelaciones del Estado Provincial demandado y de la


actora? Segunda: ¿Qué resolución corresponde adoptar?
55
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

A la primera cuestión:

El señor vocal doctor Guillermo E. Barrera Buteler dijo:

1. La sentencia de primera instancia, que hizo lugar parcialmente a la demanda


entablada en contra del Estado Provincial como propietario del establecimiento
educativo en el que la menor sufrió los daños cuya reparación se reclama y rechazó la
dirigida contra la directora de ese establecimiento, ha sido apelada por el demandado
que resultó condenado y por la actora.

El recurso del Gobierno de la Provincia cuestiona la condena que le ha sido impuesta


basándose en diversos agravios y el de la actora impugna los honorarios regulados a los
letrados de la directora del establecimiento contra quien la demanda no prosperó.-

2. Los agravios en que se sustenta la apelación interpuesta por la Procuración del


Tesoro pueden sintetizarse así: 1º) Cuestiona el rechazo de la defensa de falta de acción
por falta de legitimación activa en la parte actora; 2º) Impugna la atribución de
responsabilidad al Estado diciendo que en el caso concurre el caso fortuito como
eximente de responsabilidad; 3º) Sostiene que el plazo fijado para el cumplimiento de la
condena contraría lo dispuesto por el art. 806 del C.P.C.C.

En cuanto al primer agravio, la defensa que opusiera la apelante y cuyo rechazo motiva
el cuestionamiento, se funda en que los Sres. Jorge Daniel Córdoba y Claudia Alejandra
Cejas interpusieron la demanda diciendo que comparecían “por derecho propio”, por lo
que no estaban legitimados para reclamar en ese carácter la reparación de los daños
sufridos por su hija menor de edad. Pero ese agravio no puede ser recibido porque,
aunque la apelante no esté de acuerdo, le asiste razón al sentenciante cuando dice que a
pesar de la deficiencia técnica que muestra la demanda cuando incluye la expresión
“por derecho propio”, una lectura integral de aquella revela claramente que los
comparecientes se presentan en ejercicio de la representación que la ley les confiere de
su hija menor de edad. En efecto, luego de la desafortunada expresión, en el mismo
renglón, dicen comparecer “en nuestro carácter de padres de la menor R.D.C.”. Más
adelante añaden que como consecuencia del hecho en que se funda la demanda “los
56
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

accionados ocasionaron daño a nuestra parte y a nuestra hija” pero, si se analiza el


modo en que han sido descriptos los daños cuya reparación se reclama, puede advertirse
que únicamente se incluyen los sufridos por la hija: daño patrimonial provocado por la
disminución de capacidad laboral provocada a la niña por el hecho y daño moral sufrido
también por la niña.

Si a lo dicho se añade que los comparecientes acompañaron a la demanda la partida de


nacimiento de su hija, de acuerdo con lo prescripto por el art. 90 del C.P.C.C., no puede
caber duda alguna que la intención de los comparecientes fue actuar en nombre y
representación de su hija y que la inclusión de la expresión “por derecho propio”
obedece a una simple inadvertencia, si no al desconocimiento de su sentido técnico, por
lo que no puedo menos que coincidir con el juez a quo en que rechazar la demanda sólo
por ese defecto de la presentación, constituiría un exceso ritual manifiesto incompatible
con un adecuado servicio de justicia, que viciaría al pronunciamiento de arbitrariedad.

3. La apelante reitera los argumentos esgrimidos en primera instancia para insistir en


que el hecho que provocó el daño a la actora constituyó un caso fortuito por el que no
debe responder, porque considera que era imprevisible “la conducta de un alumno que
en horas de clase, y mientras se encuentra la profesora en el aula dando su materia,
arroja un objeto hacia un ventilador ocasionando en éste un rebote que lo impulsa hacia
el lugar en que se encuentra otro alumno”. Pero esa descripción del hecho dañoso,
tomada textualmente de la contestación de la demanda del Estado Provincial a fs. 46,
lejos de encuadrar en el concepto de caso fortuito, constituye un supuesto de daño
causado por un alumno menor de edad del establecimiento mientras se hallaba bajo el
control de la autoridad educativa, a otro alumno en idénticas condiciones y ese supuesto
queda atrapado por las previsiones del art. 1117 del C.Civil sin lugar a dudas.

En efecto, más allá de que resulta absolutamente previsible que un niño o adolescente
cometa un acto de indisciplina durante una clase, mientras éste se encuentra sujeto a la
autoridad escolar los hechos que ejecute no son ajenos o extraños al establecimiento
que lo tiene bajo su cuidado y, por eso, la ley ha responsabilizado a la institución.
57
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Esa es la razón por la que se ha resuelto que “el propietario del establecimiento
educativo sólo podrá eximirse de responder por los daños sufridos por un alumno
demostrando el caso fortuito ajeno al comportamiento de los educandos, o el hecho de
un tercero extraño a los riesgos cubiertos por la obligación de seguridad, no resultando
eficaces a tales efectos otras probanzas referidas a su ausencia de culpa” (CNCiv., Sala
B,1997/10/09, La Ley, 1999-D, 589, con nota de Gianfelici, M. C.).; como así también
que “el empujón que un compañero propina a otro durante el recreo provocándole
daños o lesiones no puede ser considerado como caso fortuito y eximir de la
responsabilidad objetiva prevista en el nuevo texto del art. 1117 del Cód. Civil, para los
propietarios de los establecimientos educativos” (C4a Civ., Com., Minas, de Paz y
Tributaria de Mendoza,2004/02/25, LL Gran Cuyo, 2004-990).En síntesis, como lo ha
sostenido la Cámara Nacional Civil, Sala C de la Capital Federal “sólo el caso fortuito
ajeno al responsable o al riesgo propio de la tarea es idóneo para liberar de
responsabilidad al establecimiento educativo, ello conforme a lo establecido en el art.
1117 del Código Civil reformado por la ley24.830”(CNCiv., Sala C,2007/09/04, RCyS,
2007-1066) y las reglas de la experiencia demuestran que el hecho de que un alumno
lance un objeto que termina dañando a otro no es, en absoluto una circunstancia ajena al
riesgo propio de la actividad educativa, dirigida a menores o adolescentes.

Resultan irrelevantes los argumentos de la apelante por los que pretende persuadir al
tribunal de que, ni la profesora, ni el resto del personal del colegio, tuvieron
oportunidad de impedir que este alumno lanzara la lapicera de manera tal que pegara en
el ventilador de techo desencadenando los hechos que provocaron el daño o que la
conducta de este alumno fue sorpresiva porque en ese momento no se registraba en el
aula ningún tipo de indisciplina o que no hubo descuido ni desatención del personal de
la escuela al no haber requerido la inmediata atención médica para la actora. Es que la
ley 24.830 modificó el art. 1117 del C.Civil y, al establecerse un régimen de
responsabilidad objetiva fundada en la “garantía” como factor de atribución se ha
suprimido como causal eximente la prueba de “que no pudieron impedir el daño con la
autoridad que su calidad les confería y con el cuidado que era su deber poner”
contemplada en el texto legal derogado.
58
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Dice Sagarna que “la norma se funda en el factor de atribución objetivo de “garantía” y
eso significa que el alumno debe retirarse del instituto de enseñanza, público o privado,
“sano y salvo”. Del incumplimiento de esta obligación se origina la responsabilidad
establecida en la norma”. (Sagarna, Fernando Alfredo. Comentario al art. 117 del
C.Civil en Legislación Premium, La Ley On line, AR/LCON/0TAQ).-

Dentro del desarrollo de este agravio hay una referencia algo confusa a “la
responsabilidad endilgada por esta parte a los progenitores de la menor”. No se alcanza
a comprender si se trata de un agravio independiente por el rechazo del argumento por
el que se sostiene que en la cadena causal habría interferido una supuesta demora de los
padres en hacer tratar a la niña por un médico, pero pese a la deficiencia técnica con que
está expuesto este agravio, si es que pretende serlo, debo decir que no existe en autos
ningún elemento de prueba que acredite que el tiempo transcurrido desde el momento
del hecho hasta que la niña recibió atención médica haya tenido alguna incidencia en la
producción o agravamiento de la lesión que nos ocupa, por lo que este argumento debe
ser también desestimado.

Tampoco puede recibirse el tercer agravio referido al plazo fijado para el pago, porque
el art. 806 del C.P.C.C. ninguna relación guarda con esa cuestión. En efecto, una cosa
es el plazo para cumplir la sentencia y otra es el momento a partir del cual ésta puede
ser ejecutada. La sentencia se pronuncia sobre lo primero y la norma del C.P.C.C. que
se invoca regula sobre lo segundo, de manera que no existe la contradicción que se
alega.

3. La parte actora ha apelado los honorarios a su cargo regulados a los Dres. Zunino y
Quiroga, apoderados de la directora del establecimiento contra la cual no prosperó la
demanda.

Los apelados dicen que el recurso es inadmisible porque no fue fundado en primera
instancia, pero la jurisprudencia es pacífica al sostener que, si de todos modos la
segunda instancia va a ser sustanciada con motivo de otros agravios o de otro recurso
-como es el caso- el objetivo de darle celeridad al proceso que se propuso el legislador
ya no se logra y, en esas circunstancias, declarar inadmisible el recurso por honorarios
59
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

por no haberse expresado los agravios en el escrito de interposición constituiría un


exceso de rigor formal. Por eso no corresponde admitir el planteo de los apelados.–

La recurrente considera que los honorarios de los Dres. Zunino y Quiroga deben ser
regulados tomando la misma base que se ha utilizado para los de los demás letrados, a
cuyo fin argumenta que, si la demanda ha prosperado contra uno de los demandados,
estamos frente al supuesto de rechazo parcial de ésta, contemplado en la segunda
hipótesis del inciso 2º del art. 29 de la ley 8226 y no en el de rechazo total, contemplado
en la primer hipótesis de dicha norma. Pero ese argumento no tiene sustento porque es
claro que en autos ha existido una acumulación subjetiva de acciones, es decir que
tramitaron conjuntamente dos demandas: una contra el Estado Provincial y otra contra
la directora de la escuela; la primera prosperó parcialmente y, por eso, los honorarios
que corresponden a ella fueron regulados tomando la base que pide el apelante, pero la
segunda fue rechazada íntegramente y, por eso, es correcta la base regulatoria que ha
tenido en cuenta el tribunal a quo.

El planteo de inconstitucionalidad del art. 29 de la ley 8226 por pretendida violación del
principio de igualdad, en cuanto se formula para cuestionar la regulación practicada
tomando como base el monto de la demanda no puede ser recibido porque es evidente
que las condiciones y circunstancias son diversas si la demandada ha sido rechazada
totalmente o si ha prosperado parcialmente y eso justifica al trato desigual en principio.
Además, no se advierte cuál pudiera ser la lesión constitucional que derive de
cuantificar la labor profesional del abogado con relación a la cuantía de la pretensión
contra la cual defendió a su cliente. En ese caso, la relación entre la base regulatoria y la
importancia de la tarea que se retribuye es incuestionable. La cuestión podría merecer
un análisis más detenido si el planteo se formulara para cuestionar por insuficiente el
monto del honorario del letrado a quien, interviniendo en la misma causa, se le regula
con una base inferior; pero esa no es la cuestión planteada en este recurso.

Sí encuentro razón al apelante en que las circunstancias concretas del caso de autos no
justifican la aplicación del punto medio del arancel, porque la improcedencia de la
acción intentada en contra de la directora de la escuela no constituyó una cuestión
60
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

jurídica compleja y requirió escasa actividad probatoria. Esa circunstancia, sumada a la


cuantía de la demanda hace que, en mi opinión, sea justo aplicar un punto sobre el
mínimo de la escala del art. 34 de la ley 8226, es decir del 14 por ciento.

Por tanto voto por la negativa en cuanto a la apelación del Estado Provincial y por la
afirmativa, con los alcances expresados en el párrafo anterior, en lo que hace a la
apelación de la actora.

Las costas del recurso del Estado deben ser a cargo del apelante, por lo que deberá
fijarse el porcentaje para regular los honorarios de la letrada de la actora de acuerdo con
las previsiones de los arts. 36, 39 y 40 de la ley 9459 y las costas del recurso de la
accionante deben ser impuestas por el orden causado según lo establece el art. 112 de la
ley 9459.

El señor vocal doctor Julio L. Fontaine dijo:

Adhiero al voto del Dr. Guillermo E. Barrera Buteler.

La señora vocal doctora Beatriz Mansilla De Mosquera dijo:

Adhiero a las consideraciones manifestadas por el Sr. Vocal del primer voto.

A la segunda cuestión:

El señor vocal doctor Guillermo E. Barrera Buteler dijo:

Por las razones expuestas al tratar la primera cuestión y conforme al resultado dela
votación en el acuerdo propongo: 1) Rechazar la apelación del Superior Gobierno de la
Provincia, con costas y fijar el porcentaje para la oportuna regulación de los honorarios
de la Dra. M.A. por su labor en la alzada en el cuarenta por ciento del punto medio de la
escala del art. 36 de la ley 9459. 2) Hacer lugar a la apelación de la actora y regular los
honorarios de los Dres. A.Z. y E.Q., en conjunto, por su intervención en primera
instancia, en la suma de Pesos Treinta mil trescientos ($30.300).
61
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

El señor vocal doctor Julio L. Fontaine dijo:

Adhiero al voto del Sr. Vocal preopinante.

La señora vocal doctora Beatriz Mansilla De Mosquera dijo:

Adhiero a la decisión que propone el Dr. Guillermo E. Barrera Buteler en su voto.

Por el resultado de los votos que anteceden el Tribunal: resuelve: 1) Rechazar la


apelación del Superior Gobierno de la Provincia, con costas y fijar el porcentaje para la
oportuna regulación de los honorarios de la Dra. Marta Susana Azerrad por su labor en
la alzada en el cuarenta por ciento del punto medio de la escala del art. 36 de la ley
9459.

2) Hacer lugar a la apelación de la actora y regular los honorarios de los Dres. Angel
Rodolfo Zunino y Elena Lilia Quiroga, en conjunto, por su intervención en primera
instancia, en la suma de Pesos Treinta mil trescientos ($ 30.300). — Julio L. Fontaine.
— Guillermo E. Barrera Buteler. — Beatriz Mansilla de Mosquera.
62
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

FALLO:  C. J. B. y M. A. R. y por su Hijo Menor D. J. R. c/Dirección Gral. De Escuelas -


Pcia. de Mendoza s/Daños y Perjuicios.

Cámara Segunda de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de Paz y Tributario


de Mendoza

Mendoza, 21 de Marzo de 2014.-

La Dra. Furlotti dijo:


63
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

1. Que a fs. 237 interpone recurso de apelación Fiscalía de Estado, por intermedio de
apoderado, y fs. 238 hace lo propio la demandada en autos en contra de la sentencia que
rola a fs. 222/230 que hace lugar parcialmente a la demanda, impone costas y regula
honorarios.

Para así decidir el Sr. Juez de la causa tuvo en cuenta que: los Sres. J.B. C. y M. A. R., por
su hijo menor D. Jesús R. promoviendo demanda por daños y perjuicios en contra de la
Dirección General de Escuelas por la suma de $ 140.000 con más sus accesorios.

Explica que con fecha 25/04/2008 siendo aproximadamente las 8,30 hsDJR se encontraba
desarrollando tareas en la sección máquinas y herramientas en el taller que el
establecimiento tiene en la escuela técnica 4-120 ” José de San Martín”, en el tercer ciclo
del EGB. Agrega que por instrucciones impartidas por el profesor Roberto Rauzi debía
realizar conjuntamente con un compañero ( Esteban Terrero) una perforación de una
planchuela. Indican que para ejecutar dicha tarea impartida se trasladan a la sección ”
mantenimiento y soldaduras electromecánicas “utilizando la máquina conocida como
taladro de columna. Señalan que dicha máquina es vetusta y carecía de los elementos de
seguridad necesarios. Así la morsa que es un elemento importante de la máquina porque es
la que sujeta el material se encontraba rota y no estaba colocada en la máquina, en su lugar
se había colocado una planchuela de hierro donde afirmaba el material a perforar. Para
concretar el trabajo encomendado el menor, ante la rotura de un elemento tan importante
sujeta el material de hierro a perforar con la mano y en el momento en que estaba
realizando la operación se atasca la mecha o broca y se produce un giro violento de la
planchuela sostenida con las manos enganchándole el guante que utilizaba y la manga del
guardapolvo no dándole tiempo a sacar la mano izquierda. Agregan que la mecha le va
enroscando el brazo izquierdo hasta que un compañero en forma inmediata corta la
corriente deteniendo la máquina. Indican que a raíz del accidente sufre lesiones graves en el
brazo y antebrazo izquierdo debiendo ser trasladado al Hospital Perrupato.
64
Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

A su turno, la DGE contesta y solicita su rechazo. Se hace parte Fiscalía de Estado.

Se produce la prueba, las partes alegan y el Magistrado de Grado dicta sentencia, por los
siguientes argumentos:
Explica la reforma introducida por la Ley Nº 24.830 al art. 1117 del Cód. Civ., que ha
consagrado una responsabilidad objetiva de los propietarios de los establecimientos
educativos. Cita el voto de la Dra.Kemelmajer en el caso “Mathus”. Señala que la eximente
de responsabilidad prevista en la norma sólo contempla el caso fortuito, el que conforme al
art. 514, es todo evento que no ha podido preverse o que, efectivamente previsto, no se ha
podido evitar. En razón de ello el titular del establecimiento no se libera de responsabilidad
demostrando su obrar diligente o su falta de culpa, sino que debe probar la ruptura del nexo
causal.

Se pregunta si la culpa de la víctima es eximente, al no estar contemplada en la norma.


Aclara que existe consenso en que la culpa del alumno no libera al titular del
establecimiento, si la víctima no ha alcanzado los diez años. Y que ello resulta dudoso
respecto del menor mayor de diez años. Entiende, siguiendo a Kemelmajer, que sólo se
prevé como causal de exención de la responsabilidad el caso fortuito y toda excepción en
este sentido debe ser interpretada estrictamente.

En autos no ha sido controvertido que el menor D. Jesús R. resultó lesionado (si bien la
extensión de los daños será luego analizada en caso de así corresponder), a raíz de un
accidente con un taladro de columna en la escuela N° 4-120 ” José de San Martín”
dependiente de la Dirección General de Escuelas.

La parte demandada resiste la pretensión esgrimida aduciendo que tomó todos los recaudos
a fin de evitar el accidente protagonizado por el menor. Invoca como causal de exención de
responsabilidad la culpa de la víctima, art. 1111 del Cód. Civ..
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Estima que la conducta del menor no reúne los caracteres del caso fortuito para que opere
como eximente. Señala que el menor resultó lesionado a raíz de un accidente que
protagonizó con un taladro de columna perteneciente a la escuela a la que asistía. Refiere a
los testimonios del Sr. Esteban Darío Terrero que, explica, que al ser interrogado sobre
como ocurrió el accidente expresa que nosotros teníamos que hacer un trabajo, me
mandaron a mí a hacer una perforación en una planchuela metálica, era mi trabajo, como D.
no tenía nada para hacer el profesor dijo que fuera conmigo, la morsa no estaba, usamos un
pedazo de riel que el día anterior habíamos usado. Prendo la máquina, giraba a altas
revoluciones, la bajamos para que no fuera tan rápido, empezamos a hacer el agujero, se
escapó la planchuela del riel y le empezó a llevar el brazo, se empezó a enroscar en la
columna…… ” ( 4° pregunta) … Al ser interrogado para que diga porque causa no estaba
la morsa en el taladro responde que ” las morsas las habían sacado de la máquina.” ( 1°
ampliación ). Al ser interrogado para que diga porque motivos separaba las morsas de los
taladros responde que ” porque también usábamos las morsas para sujetar piezas, que este
fijas, pero que nosotros podíamos mover, por ejemplo amolarlas .” ( 4° ampliación ).Al ser
interrogado para que diga si el Profesor Gomina se encontraba presente en momentos antes
y durante el accidente responde que ” antes del accidente se encontraba, durante el
accidente no, contestó algunas preguntas y se fue antes del accidente ” .(6° ampliación).
Concluye que de la testimonial surge mas que claro que el taladro de columna no tenía la
morsa colocada. También que el perito ingeniero indica que ” No puede comprobar el
funcionamiento de la máquina ya que no estaba habilitada para su uso, al realizarse una
inspección visual muestra que el estado de conservación es bueno, el mandril golpeado
debido a que para retirar o ajustar la broca no han utilizado la llave especial que se requiere,
sino que han usado otro tipo de herramientas.No se dispone de protección envolvente en la
zona de la broca para proteger la operación de proyecciones de viruta y evitar contactos
fortuitos con la herramienta. No poseía iluminación localizada en el punto de trabajo. Esta
máquina por ser un modelo antiguo no posee sistema de parada de emergencia. ” (fs. 116
vta.)

Agrega el perito a fs. 117 en la oportunidad de referirse a si es aconsejable que la máquina


sea operada por los alumnos del establecimiento que ” no es aconsejable por que la
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

potencia que desarrolla el eje ( usillo) es elevada. No hay posibilidad de resbalamiento ya


que la transmisión es por tren de engranajes. La operación de la misma no debe ser
realizada por alumnos inexpertos sin el acompañamiento de una persona con experiencia y
capacitada.

Agrega también que el uso de la máquina requiera de la presencia de una persona con
experiencia y una capacitada para actuar en caso de que ocurra una emergencia, mas que de
la presencia de dos o mas alumnos. Por razones de seguridad la máquina debería contar con
un freno magnético y pedal de parada de emergencia o pulsador. En el punto n) indica que
se requiere de la supervisión de un profesor o de una persona experimentada para el manejo
de la máquina, no se puede dejar a un alumno solo al mando de este tipo de máquina y sin
las medidas de seguridad necesaria. Que el testigo Sr. Joel Leandro Visaguierre , al ser
interrogado si en el momento del accidente se encontraba algún profesor acompañando a
los alumnos en ese uso de la máquina contesta que” no, no se encontraba ningún profesor ”
5° ampliación. En igual sentido declara el testigo de fs. 108 Sr. Marcelo Fabián Tejeda en
la 2° ampliación.E decir de dichas testimoniales se acredita que al momento del accidente
los menores no estaban bajo la supervisión de un docente o de algún adulto experimentado
en el uso de la máquina.
Concluye que en el caso no se ha acreditado que el accidente del que derivaran los daños
cuya reparación se pretende, haya obedecido a un acontecimiento extraordinario e
imprevisible configurativos del caso fortuito, por lo que la presunción de responsabilidad
establecida por la norma del art. 1117 del CC.

Analiza los daños sufridos por la víctima del siguiente modo:


Incapacidad sobreviniente, que se reclama la suma de $ 70.000 en concepto de
indemnización por incapacidad sobreviniente la qu e estima es un 27% parcial y
permanente. Señala que entiende el concepto de incapacidad en sentido amplio, siguiendo
la jurisprudencia de la Corte Provincial. Las lesiones sufridas por el menor se ha acreditan
con el acta n° 01/2008 acompañada por la demandada a fs. 19 y de la que surge que el
menor sufrió fractura expuesta de antebrazo izquierdo y fractura de húmero izquierdo,
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

siendo luego atendido quirúrgicamente, concordante con el informe obrante a fs. 129 del
Hospital I Perrupato. El perito médico Vicente A. Meli a fs. 162 vta. informa que al menor
se le hace descubrir ambos brazos y antebrazos encontrándose diferencia entre ellos, al
hacerle mover el antebrazo y muñeca izquierdos lo hace con dificultades a diferencia del
derecho, la movilidad activa y pasiva de la muñeca izquierda es indolora pero está
disminuida con respecto a la derecha, no llega a los 90° de flexión dorsal; en el brazo
izquierdo presenta una cicatriz en cara externa de mismo con tendenciaqueloide de unos 15
cms, con una hipoatrofia del bíceps, el antebrazo izquierdo presenta cicatrices interna y
externa que es pon donde le pusieron los clavos de steimann, cicatrices anfractuosas y con
la movilidad disminuida, pronosupinación también disminuida, con flexión y extensión de
codo también que no llega a los límites normales.El codo no puede extender a los 180°,
llega a los 160 °, medido con goniómetro como la movilidad de la muñeca que ya se relató
que no llega a los 90° de flexión dorsal.- Además presenta una disminución de la fuerza del
brazo y antebrazo izquierdo. Concluye que le corresponde una incapacidad parcial y
permanente del 14 % conforme al baremo. Analiza la impugnación de la pericia. Señala que
si bien el perito no contestó la impugnación formulada por la demandada respecto de la
pericia rendida en autos, igualmente entiendo que los argumentos expuestos por la
demandada resultan insuficientes para enervar las conclusiones del experto. Ello por cuanto
el perito al momento de asignar porcentaje de incapacidad solo lo hace teniendo en cuenta
las fracturas traumáticas con secuelas leves en brazo y antebrazo. Es decir cuantifica el
porcentaje de acuerdo a un baremo, este es” Agenda para pericias médicas del
Dr.DiDoménica, pag. 290/291.” diferente al baremo 478/98 consignado por la demandada.

Sin perjuicio de lo expuesto, entiende, que el porcentaje asignado por el perito solo
resultara en el presente caso una pauta orientadora mas a los fines de la cuantificación, toda
vez que los montos de incapacidad sobreviniente no puede surgir exclusivamente de los
porcentajes rígidos que resultan de los diversos baremo, sino que deben ser fijados tomando
en cuenta las circunstancias personales de la víctima. De tal modo, teniendo en cuenta la
naturaleza de las secuelas existentes, la edad de la víctima a la fecha del accidente, su
condición de alumno, estimo razonable fijar el monto de la indemnización por este rubro en
la suma de pesos cincuenta mil ($ 50.000) al momento de la sentencia, más intereses.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Finalmente, admite el rubro daño moral por $30.000 al momento de la sentencia, por
cuanto, señala que en autos, ha sido acreditada la existencia de las lesiones invocadas que
forzosamente produjeron dolores, angustias e incomodidades a la víctima. Cabe considerar
asimismo que el menor fue intervenido quirúrgicamente y hospitalizado en dos ocasiones.
La primera vez se le hizo un toilette quirúrgico quedando internado por 7 días. Luego
nuevamente el 6 de mayo del 2.008 es intervenido quirúrgicamente y sigue internado hasta
el 9 de mayo-. También efectuó tratamiento de rehabilitación con fisio y kineioterapia, más
intereses moratorios.

2. A fs. 258/262 expresa agravios, la Dirección General de Escuelas, por intermedio de


apoderado, quien solicita que se revoque el pronunciamiento atacado con costas. Se queja
por la interpretación que hace el “a quo” de la conducta desplegada por el menor R. y su
compañero. La causa del accidente radica en el mal manejo de una máquina, sin ajustar su
actuar a las actividades escolares. A la fecha del evento dañoso la víctima tenía 18 años,
cursaba tercer año del polimodal, último año del nivel. Hace un tiempo que ocupaba el
taladro de columna, los docentes le hicieron saber innumerables veces los recaudos y
precauciones, estaba supervisado por un docente. La conducta de R. es por lo menos un
factor coadyuvante fundamental del siniestro. No se ha valorado que tuviera 18 años con
todo lo que ello implica, comprender e interpretar debidamente el acto. No puede dejar de
valorarse que meses después se sancionó la ley que establece la mayoría de edad a los 18
años. No valoró los testimonios de los docentes Caltabiano, Gomina y Rauzi, que conocen
las circunstancias del evento. Transcribe parte de los testimonios. Se desprende que los
docentes imparten enseñanzas precisas sobre el funcionamiento de la máquina. Los
educandos son, de algún modo, artífices de su propia desgracia, reflexiona, el apoderado de
la Dirección General de Escuelas.

Cuestiona el porcentaje de incapacidad atribuido por el perito médico. Solicita la reducción


del monto indemnizatorio a $30.000. Refiere a las razones dadas al impugnar pericia. Con
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

relación al daño moral, también pide la disminución de la cuantía a $ 20.000. señala que los
montos otorgados son exorbitantes y desproporcionados. Reitera que la valoración de la
prueba no ha sido correcta.

4. A fs. 268/271 expresa agravios el Director de Asuntos Judiciales de Fiscalía de Estado,


quien solicita que se revoque la sentencia porque el “a quo” hace una interpretación y
aplicación forzada del art. 1117 Cód Civ. Entiende que en autos se ha roto el nexo causal,
por el accio-nar de la propia víctima. No ha tenido en cuenta la edad de la misma y que al
poco tiempo se sancionó la Ley Nº 26.579. el menor de edad tenía pleno discernimiento de
las cosas. No se ha merituado que el menor llevaba a cabo una actividad propia de la
currícula de una escuela técnica, bajo la supervisión de docentes de la materia y que
contaba con los elementos de se-guridad pertinentes. El “a quo” no ha valorado las
testimoniales de Caltabiano, Gomina y Rauzi (docentes).

Tampoco valoró correctamente la prueba pericial médica, por similares razones a las
expuestas en el recurso de la DGE. Solicita que se reduzcan el porcentaje de incapacidad y
los montos otorgados por incapacidad y daño moral.

4. a fs. 273 contesta agravios la parte actora apelada, quien solicita se rechacen ambos
recursos, por las razones que expone, a las cuales me remito en honor a la brevedad.

5. Antes de ingresar a la consideración del recurso, adelanto mi opinión contraria a su


procedencia.

Sabido es que la responsabilidad de los establecimientos educativos (art. 1.117 CC) es una
responsabilidad rigurosamente objetiva ya que prevé como única eximente el caso fortuito
y, como en toda responsabilidad de naturaleza objetiva no solo debe reunir las
características de inevitable e imprevisible, sino que, principalmente, debe ser ajeno a la
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

actividad educativa. Excepcionalmente, se admite como eximente el hecho o culpa de la


víctima cuando reúna las características del casus pre mentadas, conforme lo explica el
Juzgador en la sentencia en cri-sis.( ver Kemelmajer de Carlucci, Aída R.”La
responsabilidad civil de los establecimientos educativos en Argentina después de la reforma
de 1997, LL 1.998 1998¬B-047 7 y S.C.J.Mza, Sala 1, Tello, Mónica por su hijo menor en
j° 78.685/36.070 Tello, Mónica Silvana por su hijo menor c/c/ Dirección General de
Escuelas de la Pcia de Mendoza p/ D. y P. s/Inc. Cas, entre otros. De esta Cámara de
Apelaciones, con fecha 18/12/2013, compulsar 101.138/36.864 caratulada: “BARRERA
LUCERO LEANDRO MARTIN c/DIRECCION GENERAL DE ESCUELAS DE LA
PROVINCIA DE MENDOZA P/ D Y P” (preopinante Dra. Marsala).

En autos, el daño sufrido por el alumno accionante, estando bajo el control de la autoridad
educativa, resulta de la propia actividad (o servicio) educativa ya que se trata de una
escuela técnica, que enseña a operar maquinarias. Es irrelevante que, las apelantes, se
esfuercen en demostrar la diligencia debida desplegada por los docentes, ya que la “no
culpa” no exime en este tipo de responsabilidad. De ahí que los testimonios de los docentes,
que aducen que no fueron valorados por el Sr. Juez, no modifican la sentencia en crisis, ya
que, todos ellos apuntan a demostrar la diligencia debida desplegada por los mismos y el
correcto funcionamiento de la máquina, pero no demuestran que el daño se haya producido
por un caso fortuito. Ello así, debían demostrar que el daño se produjo por una causa
extraña a la actividad educativa (caso fortuito), extremo que no ha sido probado por la
accionada.
Tampoco libera la culpa del alumno por más próximo que esté a la mayoría de edad o que a
los pocos meses se haya sancionado la ley que redujo la misma a los 18 años. La norma no
prevé esta causal (culpa de la víctima) de liberación porque el bien jurídico tutelado es la
integridad y la salud de los propios alumnos. Así se ha dicho: “El art. 1117 del Cód.Civil
prevé al caso fortuito como único supuesto de eximición de responsabilidad de los
propietarios de establecimientos educativos, razón por la cual de nada le valdrá a éstos
acreditar que su personal obró con la mayor diligencia en el evento por cuanto, no es la
culpa lo que fundamenta la obligación de responder sino el deber de garantía objetivo.”
(Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B, Carbajal, Nora Antonia c. Aragón,
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

Olga y otros, 12/04/2010, LA Ley Nº 23/08/2010 , 8 con nota de Fernando Alfredo


Sagarna, LA Ley Nº 2010E, 14 con nota de Fer-nando Alfredo Sagarna, RCyS 2011-I , 114
con nota de Tomás Ignacio González Pondal, AR/JUR/23662/2010). y que: “Sólo el caso
fortuito ajeno al responsable o al riesgo propio de la tarea es idóneo para liberar de
responsabilidad al establecimiento educativo, ello conforme a lo establecido en el art. 1117
del Cód. Civ. reformado por la Ley Nº 24.830 (Adla, LVII-C, 2899).” (Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, sala C, Grasso, Eduardo M. y otro c. Colegio Galileo Galilei SAE
y otro, 4/09/2007, RCyS 2007, 1066, ED, 6, JA 2007-IV, 466, ED 227, 52,
AR/JUR/5773/2007).

Con carácter excepcional nuestro Máximo Tribunal Provincial, como mencionara


precedentemente, ha entendido que en algunos supuestos el hecho o culpa de la víctima
podría reunir las características de imprevisibilidad e inevitabilidad, y operar como
eximente. Tampoco es éste el supuesto de autos ya que el alumno estaba en horario de clase
utilizando el taladro de columna, no hay prueba alguna de que su accionar haya sido
imprevisible o inevitable o ajeno a la actividad educativa, por más gozara de pleno
discernimiento y comprensión de la tarea que desarrollara. Por ello, sostener, como lo hace
el apoderado de la D.G.E., que los educandos son “artífices de su propia desgracia”, es
inadmisible a la luz del art. 1.117 CC.En este aspecto el agravio se rechaza.

Con relación a los daños, también, los agravios deben ser desestimados.

En relación al rubro incapacidad sobreviniente, los apelantes se quejan del porcentaje de


incapacidad atribuido por el perito y la justipreciación que efectúa el “a quo”. El actor
sufrió fractura expuesta de antebrazo izquierdo y fractura de húmero izquierdo. La queja
con respecto al porcentaje de incapacidad determinado por perito traumatólogo debe ser
desestimada por cuanto, el Juzgador claramente indica que dichos porcentajes son pautas
meramente orientadoras de su decisión, expresando que: “toda vez que los montos de
incapacidad sobreviniente no puede surgir exclusivamente de los porcentajes rígidos que
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

resultan de los diversos baremo, sino que deben ser fijados tomando en cuenta las
circunstancias personales de la víctima.” Es claro que el porcentaje fijado por el perito no
fue determinante para fijar la indemnización. Para ello, tuvo en cuenta otras pruebas, por
ejemplo, el acta n° 01/2008 (fs. 19) de donde surge las lesiones, que fue intervenido
quirúrgicamente, (fs. 129 del Hospital Perru-pato).

Especialmente destaca, en relación a la pericia, que “se le hace descubrir ambos brazos y
antebrazos encontrándose diferencia entre ellos, al hacerle mover el antebrazo y muñeca
izquierdos lo hace con dificultades a diferencia del derecho, la movilidad activa y pasiva de
la muñeca izquierda es indolora pero está disminuida con respecto a la derecha, no llega a
los 90° de flexión dorsal; en el brazo izquierdo presenta una cicatriz en cara externa de
mismo con tendencia queloide de unos 15 cms, con una hipoatrofia del bíceps, el antebrazo
izquierdo presenta cicatrices interna y externa que es pon donde le pusieron los clavos de
steimann, cicatrices anfractuosas y con la movilidad disminuida, pronosupinación también
disminuida, con flexión y extensión de codo también que no llega a los límites normales. El
codo no puede extender a los 180°, llega a los 160 °, medido con goniómetro como la
movilidad de la muñe-ca que ya se relató que no llega a los 90° de flexión dorsal.”

Sin perjuicio de lo expuesto, explica, que el porcentaje asignado por el perito solo resultará
en el presente caso una pauta orientadora más, a los fines de la cuantificación. Por cuanto
estima que los montos de incapacidad sobreviniente no puede surgir exclusivamente de los
porcentajes rígidos que resultan de los diversos baremos, sino que deben ser fijados
tomando en cuenta las circunstancias personales de la víctima. Por ello, tuvo en cuenta, la
naturaleza de las secuelas existentes, la edad de la víctima a la fecha del accidente, su
condición de alumno, para justipreciar el daño en la suma de $ 50.000 al momento de la
sentencia, más intereses.

Entiendo que el Magistrado de Grado, en ejercicio de las facultades del art. 90 inc. 7 del
CPC, ha justipreciado, la incapacidad sobreviniente y el daño moral, razonablemente y con
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

fundamento en las condiciones personales de la víctima y las secuelas que en él quedaron.


En este sentido la cuantificación de estos rubros guardan similitud (por la gravedad de las
lesiones) con casos similares de este Tribunal. En los autos n° 5.852/37.011, caratulados:
“PESCI GEORGINA c/TELLO ALVA-REZ HERNAN JUVENAL P/ D. Y P, del
24/07/2013, con voto preopinante del Dr. Gianella, se otorgó la suma de $ 40.000 en
concepto de incapacidad sobreviniente. En donde, la actora tenía 36 años, restándole 35 de
vida útil, que estaba dedicada a una intensa actividad de práctica y enseñanza de disciplinas
gimnásticas como pilates, aerobics y sptep en un importante club de Mendoza y en un
exclusivo gimnasio -Sexta Gym-, por lo cual percibía una remuneración mensual
aproximada de $2.000, actividades que se han restringido severamente debido al
accidente.Que por la lesión sufrida debió ser internada durante una semana en el Hospital
Central, donde fue intervenida quirúrgicamente, tanto por su lesión vaginal como de su
rodilla, en la cual se le colocó una férula durante 21 días. Con una incapacidad del 22% por
las secuelas en su rodilla -13%- y la originada en un 9% por la cicatriz vulvovaginal,
limitando la primera sensiblemente su práctica profesional deportiva y la segunda
afectándola, por el dolor y molestias, al momento de efectuar el acto sexual. Se toma como
base el salario mínimo vital y móvil, atento a que la víctima es una persona con título
habilitante para el ejercicio de las actividades que ha probado realiza -todo conforme a la
prueba ya analizada-, y ese monto es el mínimo que cabe presumir que percibe, en prome-
dio, mensualmente. Conforme a la Resolución 2/2012 del Consejo Nacional del Empleo, la
Productividad y el Salario mínimo, vital y móvil (art.1ro,), a partir del 1 de febrero del año
2.013 se elevó este salario a la suma de $2.875. El 21% de este monto es igual a $603,75, lo
que llevaría a concederle una indemnización de $50.000, desde que su renta aproximada al
día de la fecha es similar al monto mensual que más arriba he consignado. Sin embargo,
conforme al concepto de daño antes explicado, destacando que las consecuencias de sus
lesiones no le han impedido seguir ejerciendo su profesión, aunque por otra parte son
irreversible.” (vto del dr.Gianella).

Recientemente, en autos N° 88.419/50.198, caratulados: “MOLLA ELSA MARGARITA Y


OTS. c/LOPEZ PESCI CRISTINA VERONICA P/ D. Y P. (ACCIDENTE DE
TRANSITO” (10/02/2014) he dicho que: “Teniendo en cuenta que la presente obligación
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

es de valor y que rige el principio de reparación integral (art.19 CN y 1083 CC), entiendo
que, además de los precedentes citados, hay que tener en cuenta las fluctuaciones de la
moneda nacional (la depreciación y la devaluación que ha sufrido, en especial el mes
próximo pasado), a los efectos de lograr la indemnización más justa para la víctima.” (en el
caso se acogió la apelación y se elevaron los montos indemnizatorios en donde la lesión
sufrida se describe como Cervicalgia y Lumbalgia con contractura muscular dolorosa
persistente, pérdida de la lordosis y reducción del rango de movilidad de la columna, 14%
de incapacidad parcial y permanente. Incapacidad sobreviniente se modificó a $30.000 y
daño moral a $20.000).
Por estas razones, las quejas de los apelantes deben rechazarse y confirmarse la sentencia
atacada. Por lo expuesto propongo a mi distinguida colega de Cámara confirmar la
sentencia puesta en crisis.

Así Voto.
Sobre la misma cuestión la Dra. Marsala dijo que adhiere al voto que antecede.

Sobre la Segunda Cuestión la Dra. Furlotti dijo:

Atento al modo como han quedado resueltos los recursos las costas de Alzada se imponen a
las vencidas (arts. 35 y 36 ap. I CPC).

Por lo que resulta del acuerdo precedente, el Tribunal RESUELVE:

1. Rechazar los recursos de apelación interpuestos, a fs.237 por Fiscalía de Estado, y fs. 238
por la Dirección General de Escuelas, en contra de la sentencia que rola a fs. 222/230, la
que se confirma en todas sus partes.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.

2. Imponer las costas de la Alzada a los recurrentes vencidos.

3. Regular los honorarios profesionales.

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