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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Introducción
La educación es vertebral en nuestro desarrollo como sociedad por lo que el Estado debe
regular todos sus niveles. Principalmente lo hace respecto a la causación de daños por y
hacia menores por la especial preocupación que ellos generan. Por esto es de gran
importancia la reforma que se le hizo al art. 1117 de Código Civil en el año 1997 a través
de la ley 24.830 y los ajustes que se hicieron en al actual art. 1767 CCC.
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Real Academia Española. Recuperado desde: http://dle.rae.es/?id=ZtcjXVf|Ztj2OHs
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Para Bustamante Alsina responder significa “dar cada uno cuenta de sus actos. La conducta
de los individuos se traduce en actos unilaterales o bilaterales que a su vez producen una
modificación en el mundo exterior. La alteración unilateral de las circunstancias que
forman el entorno de los demás, puede ser favorable al interés individual o colectivo de
estos, o bien puede ser contrario.”
Según Lorenzetti diremos que es un sustantivo que deriva del verbo “responder” y de sus
muchas significaciones, la más difundida es la que dice que la responsabilidad civil implica
dar cuenta a otro o hacerse cargo del daño que se ha causado.2
El Código Francés originario volcó toda responsabilidad sobre el docente sin distinguir
jerarquía. Vélez, inspirándose en este último, prefirió instituirla contra el director del
colegio. En 1899, disponiendo que en el caso de las escuelas públicas la responsabilidad
que era conferida al maestro fue sustituida por la del Estado, y más tarde en 1937,
modificando el sistema y eliminando la presunción de culpa y exigiendo respecto de los
docentes la prueba concreta de la culpa en que han incurrido, sometiéndolos a las reglas
generales de la responsabilidad civil.
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LORENZETTI, Ricardo L., “Código Civil y Comercial de la Nación Comentando- Tomo VIII”.1° edición, Santa
Fe 2015 Ed. Rubinzal- Culzoni Editores. Pág 626.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
El artículo 1117 estableció: “Lo establecido sobre los padres rige respecto de los tutores y
curadores, por los hechos de las personas que están a su cargo rige igualmente respecto de
los directores de colegios, maestros artesanos, por el daño causado por sus alumnos o
aprendices, mayores de diez años, y serán exentos de toda responsabilidad si probaren que
no pudieron impedir el daño con la autoridad que su calidad les confería, y con el cuidado
que era de su deber poner”
Lo que quiere decirnos es que tomaba de la misma manera la responsabilidad de los padres
sobre sus hijos, que el cuidado que deben tener las autoridades de un establecimiento
educativo sobre sus alumnos por el daño que estos pudiesen provocar, poniendo como
límite una edad para que quienes realicen el daño. Es por eso que se identificaba la
responsabilidad del alumno mayor de 10 años, ya que a esa edad el Código Civil presumía
que el menor adquiere discernimiento con respecto a los actos ilícitos y por lo tanto su
responsabilidad era directa; y la del director o maestro artesano bajo cuyo cuidado y
autoridad se encontraba el alumno al momento de realizar el hecho dañoso, recayendo
sobre ellos una responsabilidad indirecta.
El artículo no hace mención de los daños que pudiera sufrir el alumno que proviniera de
su propio descuido o negligencia o de la falta de cuidado de quienes estuvieran a su cargo,
sino exclusivamente los causados a terceros. Los sufridos por el alumno podían ser
reclamados únicamente con fundamento en la responsabilidad personal de quien lo hubiera
provocado o invocando el incumplimiento de la obligación de seguridad ajena al contrato
de enseñanza. Como consecuencia del avance doctrinario y jurisprudencial se extendió
dicho artículo aplicándose también a los daños sufridos por los alumnos.
Es importante remarcar que el factor de atribución era subjetivo, es decir que respondía
con culpa fundamentándose por su falta de vigilancia sobre los alumnos y por lo tanto debía
responder. Con respecto a los eximentes, solamente se liberaban si acreditaban su no culpa,
probando que no habían podido evitar el daño con la autoridad que su cualidad les
confería.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Deja de ser responsable el director o maestro artesano para pasar a hacerlo el titular
del establecimiento, es consecuencia del cambio al factor de atribución objetivo
debido que el titular puede ser tanto personas humanas como personas jurídicas.
Se pasa de un factor de atribución subjetivo a objetivo, ya no se libera el
establecimiento acreditando que de su parte no hubo culpa si no demostrando que el
daño se produjo por caso fortuito o fuerza mayor, quedando excluidas de eximentes
el hecho de la víctima y hecho de un tercero.
El caso fortuito rompe el nexo de causalidad y libera al responsable del
establecimiento, pero para eso es necesario que reúna ciertos requisitos: tiene que
ser un hecho imprevisible, o en el caso de haber podido preverse no ha podido
evitarse, además tiene que ser un hecho que sea ajeno a la voluntad del obligado y
que no le sea imputable. En cambio, no puede considerarse ajena la actividad que
reviste el carácter de cotidiana en la conducta de los menores; el empujarse, correr
en los recreos, llevarse por delante objetos o personas, etc.
4. Se añade la responsabilidad por daños sufridos o causados por alumnos que “deban
hallarse” al cuidado de las autoridades escolares, y no solamente a los que se hallan
efectivamente bajo tal cuidado.
Norma e interpretación
La norma sienta los principales presupuestos de responsabilidad por los daños que causen o
sufran sus alumnos.
El supuesto que prevé la norma es muy amplio, lo que permite que, en muchos casos, el
deber de resarcir del titular del establecimiento educativo, se rija por normas específicas. El
deber de resarcir puede surgir a partir de la ley de defensa al consumidor o por el vínculo
laboral que une al titular con algún profesor que pueda resultar dañado. Por esto,
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
principalmente, la norma refiere a los daños que pueda causar un alumno de la institución a
un tercero ajeno a ella.
Establece que el titular responde cuando los menores “se hallen o deban hallarse bajo el
control de la autoridad escolar”, es decir que deban estar sometidos a la autoridad docente o
no docente y quedan comprendidas las actividades áulicas como extra áulicas. Que se
“hallen” implica que el menor se encuentre bajo efectiva vigilancia del establecimiento.
Que “deban hallarse” incluye los supuestos en que se esté realizando una actividad
educativa fuera del establecimiento, cuando el alumno ingresa a la institución y se escapa o,
cuando sus padres desconocen que en el horario escolar su hijo se encontraba fuera del
establecimiento.
Es importante remarcar que una vez que cesa la situación de control, ya no se le puede
imputar responsabilidad al titular de la institución; por esto es importante remarcar cuándo
comienza y cuándo finaliza esta situación. En las actividades ordinarias, el horario de
ingreso marca el comienzo de la situación de control y el de salida su finalización. En las
actividades extraordinarias comienza cuando el tutor del alumno lo deja con un encargado
de la custodia de los menores (profesores, directores, maestros, etc.) y finaliza cuando
termina la actividad y el alumno se retira del ámbito de custodia.
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SAGARNA, Fernando A., “Responsabilidad Civil de los establecimientos educativos en el Codigo Civil y
Comercial”, Ed. RCYS- 2015-IV pág. 255.
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privados o estatales”, sin dejar lugar a dudas de la inclusión de unos y otros. Ahora, el CCC
solo menciona los “establecimientos educativos”.
Podría pensarse que la simplificación estaba justificada porque, si la suma de los “privados”
y los “estatales” era igual al total, no hacía falta mencionar a ambas especies.
Aunque en realidad eso no es tan exacto, porque el Sistema Educativo Nacional está
integrado por las escuelas “de gestión privada”, “de gestión estatal”, “de gestión social” y
“de gestión cooperativa” (arts. 13 y 14, ley 26.206).
En el anteproyecto aprobado por el Congreso, según decisión del Ejecutivo, se excluye del
régimen del Código Civil y Comercial la responsabilidad tanto del Estado como de los
funcionarios públicos; esa materia queda sujeta a lo que disponga el derecho administrativo
local. En consecuencia se limitó el alcance de la aplicación del art. 1767 a las escuelas de
gestión privada, cooperativa y social, pero no a las de gestión estatal. Ahora bien, esta
conclusión lleva a una solución injusta y discriminatoria: los alumnos de escuelas de
gestión privada y sus familias están protegidos por una norma que garantiza su indemnidad
frente a cualquier daño que sufran en ese ámbito, mientras que los alumnos de las escuelas
de gestión estatal estarían desamparados y librados a lo que hubieran dispuesto las normas
administrativas locales, suponiendo que ellas existan. Como dice Kemelmajer de Carlucci,
“no hay razones lógicas para que los mismos daños tengan un régimen jurídico diverso
según quién sea el dañador”.5
Más allá de los cuestionamientos que en general se han hecho al régimen de los arts. 1765
y 1766, que exceden el marco de esta nota, en el caso concreto parece claro que esa
diferencia de trato no tiene justificación, y por lo tanto, es arbitraria. Para solucionar esta
situación, una parte de la doctrina, entre ellos Alferillo, Pizarro y Sagarna, considera que
debe acudirse a las normas de protección del consumidor, ya que la Ley de Defensa del
Consumidor ( n°24.240) abarca a los usuarios de servicios públicos gratuitos, entre los que
5
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, La responsabilidad civil de los establecimientos educativos en Argentina
después de la reforma de 1997, LL, 1998-B-1047, esp. pág. 1057
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estarían los alumnos de colegios de gestión estatal, lo que es reforzado por el art. 1092 del
CCyC.
Además, Pizarro refuerza la idea diciendo que sin perjuicio de la procedencia o no del
régimen especial de la responsabilidad del Estado, en función de la índole de la tarea que
efectúa el prestador de servicios educativos, cabe calificarlo como proveedor profesional de
bienes y servicios en los términos del art. 2 de la ley 24.240 de Defensa del Consumidor.
En cuanto a los establecimientos educativos alcanzados por la norma, no cabe duda que
quedan comprendidos los establecimientos de educación inicial, primaria y secundaria,
caracterizados y regulados por la Ley de Educación Nacional n° 26.206. La norma excluye
de su marco regulatorio de forma expresa a los establecimientos educativos de nivel
superior o universitario. Según el diario de doctrina y jurisprudencia "El Derecho" la
reforma ha dejado sin resolver una cuestión discutida en doctrina y jurisprudencia: la
aplicabilidad de la norma a establecimientos o actividades que genéricamente pueden
considerarse “educativos”, pero son ajenos a la educación formal (como la actividad de un
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
grupo scout, de una academia de idiomas particular, o de un grupo infantil o juvenil en una
parroquia o iglesia). No obstante, alguna jurisprudencia que (aplicando el código anterior)
aceptó esa interpretación extensiva, pareciera que es un exceso y que esas actividades no
son las previstas por la norma. Sin perjuicio de lo expuesto por el diario citado, nosotros
adherimos a la postura de Moeremans, la cual no ve tales establecimientos fuera de la
norma y no considera tampoco excesivo de ninguna manera ampararlos.
La ley contempla todos los supuestos en que la enseñanza se imparte a un menor, a través,
de una organización de tipo empresarial que supone un control de una autoridad. En
palabras de Moeremans, quedan comprendidos en la norma todo lugar donde se imparte
enseñanza de cualquier tipo que ésta sea, o donde se desarrollan o perfeccionan facultades
intelectuales y morales del niño o joven, en base a una currícula aprobaba en parte por la
Ley Federal de Educación, sea un establecimiento que imparta enseñanza de idiomas,
deportes, computación, música u otra actividad artística. 6 No así en cambio, los casos de
enseñanza impartida en forma individual por el docente de manera particular, y tampoco la
educación a distancia, ya que no hay autoridad efectiva sobre el alumno, que es el
fundamento de la responsabilidad.
En los términos de los artículos 1764 a 1766 del Código y la ley 26.944, los
establecimientos públicos que pertenecen al Estado quedan excluidos de la norma, y la
responsabilidad del Estado ahora regirá por las reglas específicas que establecen aquellas
disposiciones. La situación no alcanza a aquellos establecimientos de gestión privada con
subsidio estatal, en estos casos rige el art. 1767 del Código Civil y Comercial.7
En cuanto las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que no adhieran a esta
normativa o no dicten sus propias normas de responsabilidad estatal, se presume que ante el
6
MOEREMANS, Daniel A., “La Responsabilidad Civil de los Propietarios de Establecimientos Educativos( Su
regulación en el proyecto del Código Civil)”, 2013, ed. ElDial.
7
LORENZETTI, Ricardo L., “Código Civil y Comercial de la Nación Comentando- Tomo VIII”.1° edición, Santa
Fe 2015 Ed. Rubinzal- Culzoni Editores. Pág 627.
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vacío legal, y pese a lo terminante del art. 1764 del Código Civil y Comercial, se impone la
aplicación del art. 1767 del mismo Código.8
Uno de los cambios relevantes en el CCC con respecto al código velezano es la inclusión de
la regulación del deber de prevenir los daños, evitando dañar sin justificación y no agravar
el daño ya iniciado.
El principio establecido en el art. 1710 es: “Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella
dependa, de:
Con relación al deber de prevención de los daños posibles dentro de los establecimientos
educativos la norma del art. 1725 del CCC reza: “Cuanto mayor sea el deber de obrar con
prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la
valoración de la previsibilidad de las consecuencias. Cuando existe una confianza
especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares de
las partes”.
8
OSSOLA, Federico A. “Responsabilidad Civil” 1°edición, Bs. As., ed Abeledo Perrot, 2017. Pág.372-373.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
La Ley de Educación sancionada en el territorio Argentino, ya prevé (art. 67, inc. e) que es
una obligación de los docentes “proteger y garantizar los derechos de los/as niños/as y
adolescentes que se encuentren bajo su responsabilidad, en concordancia con lo dispuesto
en la ley 26.061”. Lo que implica el deber de prevenir los daños que puedan ocurrir dentro
del ámbito escolar o dentro de la institución.
Seguro obligatorio.
Lo que se busca con la contratación del seguro es por un lado, permitir hacer a un lado el
riesgo de insolvencia del obligado a resarcir, y además, evitar el impacto que la condena a
indemnizar traería sobre la actividad educativa, que podría llevarla a su cesación, si el pago
de la indemnización obligará a la ejecución de las instalaciones y efectos de los
establecimientos. No basta solo con la contratación de un seguro que cubra únicamente un
riesgo ínfimo en cabeza de la institución educativa, sino que es preciso que la cobertura
resulte suficiente como para solventar la indemnización de los daños que razonablemente
puedan producirse como consecuencia del desarrollo de la actividad. En caso contrario, la
cláusula que limite la cobertura sería contraria a lo expresamente dispuesto por la norma
mencionada y, por ende, insanablemente nula.
El obligado a la toma del seguro es el titular del establecimiento educativo. Sin embargo, la
autoridad educativa de contralor (el Estado Nacional o Provincial, según el caso) será
responsable concurrente, aunque en los límites fijados por la ley especial, en este caso.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Jurisprudencia:
Fallo "C. J. B. y M. A. R. y por su Hijo Menor D. J. R. c/Dirección Gral. De Escuelas -
Pcia. De Mendoza s/Daños y Perjuicios".
Resumen del conflicto:
Los hechos:
El Sr. DJR, alumno del tercer ciclo del EGB, en horas de la mañana del 25 de abril de 2008,
desarrollaba tareas en la sección máquinas y herramientas, en el taller que tiene la escuela
técnica 4-120 “José de San Martín” en Mendoza. En esa ocasión, siguiendo instrucciones
impartidas por el profesor, el accidentado y un compañero se dispusieron a realizar la
perforación de una planchuela. Para ello, los alumnos se trasladaron a la sección
“mantenimiento y soldaduras electromecánicas” del taller, utilizando la máquina conocida
como taladro de columna.
En la demanda se señaló que dicha máquina era muy antigua y carecía de los elementos de
seguridad necesarios. “Así la morsa que es un elemento importante de la máquina porque es
la que sujeta el material se encontraba rota y no estaba colocada en la máquina, en su lugar
se había colocado una planchuela de hierro donde (el alumno) afirmaba el material a
perforar”.
más, con el violento desplazamiento, la mecha le enroscó el brazo izquierdo, hasta que un
compañero en forma inmediata cortó la corriente deteniendo la máquina.
El Juez de grado hizo lugar a la demanda de los actores, aunque limitó el reconocimiento a
la suma de $80.000, con más los intereses, conforme el detalle que encontramos reseñado
en el fallo de Cámara.
Para así decidir, el Juez de grado sostuvo que la reforma introducida por la Ley 24.830 al
art. 1117 del Código Civil ha consagrado una responsabilidad objetiva en contra de los
propietarios de los establecimientos educativos y que la única eximente de responsabilidad
que prevé la norma es la del “caso fortuito”, entendido éste como “todo evento que no ha
podido preverse o que efectivamente previsto, no ha se podido evitar”.
En virtud de ello, el Juez de grado señaló que el propietario no se libera de responsabilidad
demostrando su obrar diligente o su falta de culpa, sino que se debe probar la ruptura del
nexo causal. La “culpa de la víctima”, por otra parte, no constituye una eximente de
responsabilidad, tal como lo opusiera la demandada citando el art. 1111 Cód. Civ. En este
sentido, el magistrado sostuvo que la “culpa de la víctima” no se haya contemplada en el
art. 1117, debiéndose adoptar una tesis restrictiva con respecto a las exenciones que no sean
estrictamente las relacionadas con el “caso fortuito”.
El juez muestra una gran adecuación a la norma vigente, siguiendo los criterios establecidos
por la misma y analizando los elementos de los hechos de forma razonable.
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El a-quo concluyó que la conducta del accidentado no reunía los caracteres del “caso
fortuito”. Para resolver así, meritó, por un lado, el testimonio de los compañeros del
accidentado, quienes precisaron que el taladro de columna no tenía la morsa colocada y que
el profesor instructor se había ausentado mientras los alumnos operaban la máquina, y, por
otro lado, el informe del perito ingeniero, quien indicó que la máquina, por ser un modelo
antiguo, no poseía sistema de parada de emergencia, que su operación por parte de alumnos
del establecimiento no resultaba aconsejable por la potencia que desarrolla aquella y que la
manipulación de la misma no debía ser realizada por alumnos inexpertos sin el
acompañamiento de una persona con experiencia y capacitada para actuar en casos de
emergencia.
Con lo que, en definitiva, el Juez de grado concluyó que en los autos no se había acreditado
que el accidente del que derivarán los daños cuya reparación se pretendía, hubiese
obedecido a un acontecimiento extraordinario e imprevisible configurativos del “caso
fortuito”, razón por lo que decidió condenar a la accionada a pagar los daños y perjuicios
por las lesiones producidas en el brazo y antebrazo del accidentado y por el daño moral
sufrido por el menor.
El fallo de Cámara:
c) Culpa de la víctima:
La Cámara sostuvo que el art. 1117 Cód. Civ. no prevé la causal “culpa de la víctima”
como causal de liberación de responsabilidad, porque el bien jurídico tutelado es la
integridad y la salud de los propios alumnos. Ratificó, además, la jurisprudencia del
Máximo Tribunal Provincial con respecto a la procedencia de la “culpa de la víctima” como
eximente de responsabilidad sólo en aquellos casos en que la “culpa de la víctima” reúna
las características del casus, esto es, en aquellos supuestos en que reúna las características
de imprevisibilidad e inevitabilidad.
Más, el Tribunal sostuvo que no se había verificado dicha hipótesis en autos, “ya que el
alumno estaba en horario de clase utilizando el taladro de columna, (y) no hay prueba
alguna de que su accionar haya sido imprevisible o inevitable o ajeno a la actividad
educativa, por más que gozará de pleno discernimiento y comprensión de la tarea que
desarrollara”.
En virtud de ello, los jueces del Tribunal concluyeron que “sostener, como lo hace el
apoderado de la D.G.E., que los educandos son ‘artífices de su propia desgracia’, es
inadmisible a la luz del art. 1.117 CC”.
La responsabilidad civil de los establecimientos educativos:
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Así, para Sagarna, la responsabilidad de los establecimientos educativos del art. 1117 C.C.
se funda en el factor de atribución objetivo “garantía”: “Lo que significa que el alumno
debe retirarse del instituto de enseñanza, público o privado, 'sano y salvo', pues el
establecimiento escolar debe 'garantizar' que no sufra daños”. El incumplimiento de esta
obligación origina la responsabilidad establecida en la norma
Kemelmajer de Carlucci, ha escrito que la garantía creada por la Ley 24.830 se funda en el
riesgo de la empresa. Para la jurista cuyana “No se trata que la educación sea una actividad
peligrosa ni riesgosa sino que la ley impone, a quien presta el servicio de un modo
organizado (sea un ente público o privado) el deber de prestarlo sin producir daños”.
Pizarro, por su parte, recuerda que el art. 1117 del Código de Vélez derogado por la Ley
24.830, ponía énfasis en la autoridad y en el cuidado del director o maestro artesano. El
nuevo artículo 1117, en cambio, emplaza el epicentro de la cuestión en el control de la
actividad educativa y en los riesgos que emanan de tal situación. Nos encontramos así,
según Pizarro, frente a una responsabilidad objetiva agravada que sólo admite como
eximente la prueba del caso fortuito o de la fuerza mayor .Esta responsabilidad agravada,
sólo desvirtuable mediante la prueba del casus, no es arbitraria, ni caprichosa, desde el
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Zavala de González, quien ha realizado uno de los mejores análisis del tema, afirma que la
responsabilidad objetiva de los propietarios de establecimientos tiene su razón de ser en el
“afianzamiento de la doctrina sobre un deber de garantía, concebido como de resultado”,
pues el establecimiento “debe asegurar la no producción de daños en general, sean aquéllos
(los alumnos) agentes o bien víctimas de sucesos lesivos”
Otros fallos:
Por otro lado, antes de la reforma del nuevo CCC, en 2012, otro fallo que encontramos
habla sobre la responsabilidad de un establecimiento educativo por daños causados por un
alumno a otro.
“Una menor sufrió lesiones cuando, encontrándose en la escuela durante una clase un
compañero tiró una birome contra un ventilador lo que provocó que esta rebotara
impactando contra aquella. A raíz de esto los padres de la alumna dedujeron acción de
daños y perjuicios contra la directora del establecimiento y contra la Provincia de Córdoba
titular de éste. El juez de grado desestimó el reclamo incoado contra la directora e hizo
lugar parcialmente al intentado contra el Estado. Contra este pronunciamiento se alzaron
los accionantes y el Estado Provincial. La Cámara confirmó el decisorio en lo principal."
En relación a los fallos anteriores, más cercano a nuestra fecha, durante el 2017 y aplicando
la nueva regulación sobre la responsabilidad de los establecimientos educativos y todas sus
modificaciones, sancionada con el CCC vigente, encontramos un fallo respectivo a la
temática abordada: "Un establecimiento educativo es responsable por las lesiones sufridas
por un alumno a raíz de que otro compañero le arrojó sobre su ojo un papel – se le
diagnosticó hipema postraumático, con riesgo de estallido de globo ocular- pues el suceso
dañoso no configura un caso fortuito. Cuadro de rubros indemnizatorios."
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Además de los fallos referidos anteriormente, durante el año 2018, año que actualmente
está transcurriendo, un nuevo fallo jurisprudencial habla sobre el tema abordado, y que
decidimos anexar, junto a los otros, ya que creemos de esencial importancia resaltar los
antecedentes ocurridos en el territorio argentino, para ampliar nuestros conocimientos sobre
cómo actúa la justicia antes y después de la reforma del CCC.
El resumen del fallo en cuestión es el siguiente: "Los padres de un menor de edad iniciaron
juicio de daños y perjuicios en contra de la Provincia de Córdoba, por derecho propio y en
nombre y representación de su hijo. Fundaron su reclamo en la responsabilidad de la
accionada por el accidente que sufrió el menor cuando, dentro de la institución educativa
dependiente de la provincia, recibió un golpe con un ladrillo que se encontraba entre otros
escombros, arrojado por un compañero. Reclamaron el resarcimiento del daño emergente
pasado y futuro, pérdida de chance y daño moral tanto del niño como de los progenitores en
este último caso. La demandada se opuso al progreso de la acción, invocando la existencia
de caso fortuito. La jueza hizo lugar a la demanda incoada por los padres en representación
de su hijo pero rechazó la incoada por derecho propio."
Decidimos como grupo, anexar los fallos citados para ampliar nuestra investigación
sobre el tema y acceda quien lo lea a los fallos completos.
Derecho comparado.
Artículo 1903 del CC Español- “Las personas o entidades que sean titulares de un Centro
docente de enseñanza no superior responderán por los daños y perjuicios que causen sus
alumnos menores de edad durante los períodos de tiempo en que los mismos se hallen bajo
el control o vigilancia del profesorado del Centro, desarrollando actividades escolares o
extraescolares y complementarias”.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
A diferencia de nuestro derecho de fondo, que para los casos de responsabilidad especial de
los establecimientos educativos establece un factor de atribución objetivo y un régimen de
responsabilidad agravada, donde solo va a actuar como eximente el caso fortuito; el artículo
1903 del Código Civil español parece establecer un régimen de carácter subjetivo de
exigencia de la responsabilidad, apoyada en la culpa, pero en realidad parece apuntar hacia
soluciones de carácter objetivo ya que si ha habido un comportamiento negligente, será el
demandado quien tendrá que probar que su comportamiento fue diligente para exonerarse
de responsabilidad, y no el perjudicado. La Jurisprudencia española, en la actualidad,
considera que la responsabilidad de este artículo es de carácter cuasi-objetivo.
La responsabilidad civil de los centros docentes; en esta franja suelen incluirse alumnos, de
bachillerato y enseñanzas superiores, menores de edad. Conforme a ello hay que distinguir
si tiene más de 14 años y menos de 18, o, por el contrario, si es menor de 14 años ya que las
consecuencias serán distintas en uno u otro caso.
Menores de entre 14 y 18 años, siempre más de 14 años y sin haber cumplido los 18 en el
momento que realiza el daño, habrá que acudir a la Ley Orgánica 5/2000, de
Responsabilidad Penal de los Menores - En su artículo 1.1 dice concretamente que: “Esta
Ley se aplicará para exigir la responsabilidad de las personas mayores de catorce años y
menores de dieciocho por la comisión de hechos tipificados como delitos en el Código
Penal o las leyes penales especiales” La edad de 14 años que establece esta ley, esta edad
responde a criterios de política- criminal, siendo generalmente los 14 años la edad que se
exige en los países culturalmente más parecidos al nuestro. - En su artículo 2 se establece
que el juez competente para conocer los delitos cometidos por menores comprendidos entre
estas edades, será el Juez de Menores del lugar donde se cometan, tanto para conocer la
responsabilidad civil como la penal. En cuanto a la responsabilidad civil del menor, hay que
hacer referencia al art. 61.1 de esta misma Ley.
Las sanciones que puede imponer esta Ley pueden ser de diversa índole:
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
· Libertad vigilada: esta medida es para proteger a la víctima (consiste en seguir al acosador
pero no es suficiente.)
Caso Jokin.
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SAN IGNACIO MARTINEZ, E.,“ La Responsabilidad Civil de los centros docentes en caso de acoso de sus
alumnos” (2018) Universidad de Valladolid- Facultad de Ciencias Jurídicas, Sociales y de la Comunicación.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Caso Carla.
Carla, una niña de 14 años que tras soportar insultos, tales como “bizca”, “lesbiana”, hasta
el punto de arrojarle agua de un inodoro en su cabeza, decidió quitarse la vida arrojándose a
un acantilado en Gijón en el año 2013. Su madre ya la iba a cambiar de colegio pero Carla
no aguantó más. La Fiscalía imputó a dos menores por un delito contra la integridad moral,
quedando absueltas otras dos, una por ser menor y otra por participar de manera aislada en
los hechos.
Actualidad.
Las noticias del día 2 de agosto del corriente año, en la cual, en el partido de Moreno
provincia de Buenos Aires, escuela primaria n° 49 Nicolás Avellaneda, dos personas
fallecieron. Ellos eran la vice directora Sandra Calamano de 48 años de edad y el portero
Rubén Orlando Rodríguez tras la explosión de una cocina. Se ha constatado en este caso
que el establecimiento realizó 3 denuncias por olor a gas y posibles pérdidas, las cuales no
tuvieron respuesta del consejo escolar.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
En este caso se puede afirmar gracias a lo dicho públicamente por el intendente de Moreno
Walter Festa, ex concejaldel fpv de dicha provincia, que el consejo escolar (órgano
responsable de garantizar las condiciones edilicias para que haya clases) se encuentra
intervenido para averiguar lo ocurrido, pero de todas maneras afirmó que ya hay un
responsable que es Sebastián Nasif, que es el interventor designado por el gobierno
provincial de María Eugenia Vidal, para controlar el estado de las escuelas en Moreno.
Paralelamente a lo sucedido en Vicente López, ese mismo día en la escuela especial 516, de
la localidad de La Plata, el docente Alejandro Tosseti, de 44 años de edad, debió ser
asistido luego de recibir una descarga eléctrica por un cable que colgaba en el taller. De
acuerdo con el SAME, el docente se encuentra fuera de peligro.
No son meros hechos de caso fortuito ya que como dice el CCC, “se considera caso fortuito
o fuerza mayor al hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha
podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad excepto
disposición en contrario.
Este código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos “
Estos hechos son claramente evitables, pues si el consejo escolar realizarálos controles
correspondientes y atendiera a los reclamos de los docente, esta y junto a que en vez de
recortar el presupuesto a educación se incrementara, estaríamos ante formas de impedir
cuestiones trágicas.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Conclusión
Bibliografía
Índice:
Introducción………………………………………….Pág. 2
Desarrollo:
Antecedentes del código y la ley 24.830…………….Pág.3
Ley 24.820: Modificación del sistema de responsabilidad en el ámbito
educativo…. …………………………………………Pág. 5
Norma e interpretación……………………………….Pág.7
Aplicabilidad de la ley de defensa al consumidor…...Pág.10
Otras responsabilidades. Concurrencias……………..Pág.11
Establecimientos educativos alcanzados por el artículo…. Pág.11
Prevención con respecto a los daños que podrían causarse…. Pág.13
Seguro obligatorio…………………………………… Pág.14
Jurisprudencia……………………………………….. Pág. 15
Derecho comparado…………………………………..Pág. 22
Actualidad…………………………………………….Pág.25
Conclusión…………………………………………....Pág.27
Bibliografía……………………………………………Pág. 28
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
ANEXOS
DATOS DE LA CAUSA
Fecha: 5/2/2018.
SÍNTESIS DE LA CAUSA
SUMARIOS:
La legitimación activa de los padres para reclamar el resarcimiento del daño patrimonial
sufrido por el hijo surge de la previsión del art. 1079 del Código Civil que habilita al
damnificado indirecto para tal gestión. Esta calidad se encuentra en cabeza de quien o
quienes tienen a su cargo el deber de asistencia hacia el damnificado y deben afrontar los
gastos terapéuticos o colaterales derivados del hecho dañoso. Asimismo, el menor reviste
el carácter de damnificado directo, lo cual lo habilita para el reclamo de la indemnización
del daño moral conforme lo dispuesto por el art. 1078, 2º párrafo del Código Civil y será
también titular de la reparación del daño patrimonial.
moral (art. 1078, CC). Éste –por regla– sólo puede ser reclamado por el damnificado
directo previéndose una excepción a favor de los herederos forzosos en caso de
fallecimiento de la víctima. Los padres revisten la calidad de “damnificados indirectos”
frente al hecho lesivo sufrido por su hijo. Es decir, son sujetos que aún sin ser víctimas
inmediatas del hecho, no obstante sufren un daño propio porque han sido lesionados en sus
intereses personales; existe una conexión entre éstos y la situación que experimenta la
víctima. En tal carácter, desde el punto de vista de la regulación legal, conforme lo
dispuesto por el art. 1078 del Código Civil, los padres no se encuentran legitimados para
impetrar el reclamo de daño moral por derecho propio, por los sufrimientos que han
padecido al ver a su hijo en estado crítico, pues dicha norma -vigente a la época del
suceso- sólo acordaba legitimación a las víctimas directas excluyendo a los damnificados
indirectos que hubieren sufrido el daño moral.
Si un alumno dentro de una institución educativa arroja a otro un objeto contundente que
se encuentra entre otros escombros y a disposición de los niños en el propio patio de la
escuela, el suceso dañoso no sólo es previsible para las autoridades escolares e incluso los
docentes de la institución sino que, además es evitable, por lo que no se configura la
eximente de caso fortuito (art. 514, CC) previsto en el art. 1117 del Código Civil.
análisis y ponderar el grado de incapacidad que se haya acreditado en la causa, para lo cual
la opinión científica es significativa. En función de estas consideraciones y del caso
concreto, ha de verse en qué medida las lesiones sufridas por el pretensor pueden influir en
su futuro y qué consecuencias disvaliosas deberá afrontar. Más allá del nomen iuris del
rubro reclamado (pérdida de chance o lucro cesante), debemos estar a la necesidad de
otorgar a la víctima una justa reparación. De allí que para concluir respecto de la
posibilidad frustrada es menester recalar en la seria probabilidad del daño en función de
las perspectivas futuras de la víctima. El fundamento para resolver en tal sentido se
encuentra en la circunstancia que es inevitable para todas las personas la necesidad de
trabajar para sí o para terceros, para subsistir y desenvolverse en la vida, ya sea
desempeñando una actividad dependiente o de manera independiente.
La cuantificación del rubro daño moral debe ser coherente con la gravedad del hecho
ocurrido, los precedentes por hechos similares en fechas próximas el evento en
juzgamiento y los gozos compensatorios a los que, con este capital, puede acceder el
damnificado con el fin de aliviar, en la mejor medida, el menoscabo espiritual sufrido con
motivo del hecho (art. 1741, CCC).
Como especial mandato preventivo se impone que tanto la institución escolar, a través de
sus autoridades, como el Estado provincial, arbitren los medios necesarios para que no
existan en las instalaciones escombros u otros elementos sin la debida custodia o
cerramiento, y enderecen los esfuerzos pertinentes de control y efectiva prevención, para
evitar el acaecimiento de futuros sucesos disvaliosos. La finalidad perseguida es clara:
evitar cualquier daño futuro (art. 1713 del CCC).
Responsabilidad del establecimiento educativo por las lesiones sufridas por un alumno
a raíz de que otro compañero le arrojó sobre su ojo un papel – se le diagnosticó hipema
postraumático, con riesgo de estallido de globo ocular
Sala/Juzgado: I
Fecha: 1-mar-2017
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Un establecimiento educativo es responsable por las lesiones sufridas por un alumno a raíz
de que otro compañero le arrojó sobre su ojo un papel – se le diagnosticó hipema
postraumático, con riesgo de estallido de globo ocular- pues el suceso dañoso no configura
un caso fortuito. Cuadro de rubros indemnizatorios.
Sumario:
1.-El establecimiento educativo es responsable por las lesiones causadas al hijo de los
actores por un compañero cuando le arrojó un papel en su ojo, dado que el suceso debatido
no resultó un acontecimiento imprevisible e inevitable pues la vigilancia y control de los
estudiantes integra el deber de seguridad que pesa sobre el establecimiento educativo, en
particular cuando el daño sufrido proviene de una conducta habitual de los alumnos con
capacidad de provocar lesiones consistente en lanzarse objetos.
2.-El daño moral padecido por un alumno que sufrió lesiones en uno de sus ojos cuando
otro compañero le arrojó un papel debe repararse, dado que las consecuencias del evento
dañoso sufrido tienen capacidad para provocar una afectación espiritual, en tanto
significaron alterar los vínculos y modalidades de la escolarización.
Fallo:
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los días del mes de marzo dos mil diecisiete, se
reúnen en Acuerdo los Señores Jueces de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo
Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para
dictar sentencia en los autos caratulados “G. A. L. c/ GCBA y otros s/ daños y perjuicios
(excepto resp. médica)”, expte. Nº25433/0, y habiéndose practicado el sorteo pertinente
resulta que debe observarse el siguiente orden: Mariana Díaz, Fabiana H. Schafrik de
Nuñez y Fernando E. Juan Lima, resolviendo plantear y votar la siguiente cuestión:
hecho alevosos a la vista de todos, como era responsabilidad del profesor disponer” (fs. 3
vuelta). Por lo expuesto, reclamó en concepto de resarcimiento la suma total de ciento
setenta y cinco mil pesos ($175.000). Para finalizar, citó jurisprudencia que estimó
aplicable al caso, ofreció prueba y solicitó que se hiciera lugar a su reclamo, con costas (fs.
1/11).
II. El GCBA, a fs. 149/162 vuelta, se presentó y contestó la demanda.En resumidas cuentas,
expuso que el suceso aquí debatido “se trata de un accidente totalmente imprevisible, dado
que no involucra ningún tipo de actividad riesgosa por parte de alumnos o docentes de la
Escuela mencionada, simplemente los alumnos se habrían lanzado pelotitas de papel, sin la
intención de herir a nadie” (fs. 151). Sumado a ello, señaló que “ninguno de los elementos
probatorios arrimados por la parte actora alcanzan para demostrar que el menor haya
sufrido el accidente denunciado en la oportunidad y muchos menos, las consecuencias que
se aducen” y concluyó que la presente acción “es una aventura jurídica tendiente a obtener
un beneficio económico en perjuicio de [su] mandante” (fs. 151).
III. Los señores G. O. V. y A. F., a fs. 163/167 vuelta, contestaron la demanda. Allí,
señalaron que su hijo no “puede resultar responsable de un hecho como el denunciado, pues
todos los alumnos se encontraban en igual situación, es decir se arrojaban objetos unos a
otros” (fs. 164). Concluyeron que el único responsable del suceso debatido es el Instituto de
Enseñanza Superior Nº2 “Mariano Acosta”.
IV. Los señores M. J. L. y N. V., a fs. 169 y fs. 173, respectivamente, en virtud de haber
alcanzado la mayoría de edad, se presentaron a estar a derecho.
V. A fs. 377, se pusieron los autos para alegar, habiendo sido ejercido este derecho por la
parte actora y el GCBA, a fs. 405/406 y fs. 408/412, respectivamente. VI. A fs. 415/419,
obra la sentencia de grado mediante la que se rechazó la demanda interpuesta por la parte
accionante, se fijaron los estipendios profesionales de los letrados intervinientes y se
impusieron las costas del proceso al vencido (cf. art. 62 del CCAyT). En primer lugar, el
juez de grado expuso “que no se encuentra controvertido por las partes el acaecimiento del
hecho ni la forma en la que el mismo tuvo lugar, [por lo que] no corresponde expedirse
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
sobre el mismo teniéndolo por acreditado tal como ha sido relatado en el escrito de inicio”
(fs.417). Por otro lado, el sentenciante de grado entendió “que la demanda incoada contra
los padres de N. V. no tendrá favorable acogida” toda vez que “cuando, como en el
presente caso, un menor resulta lesionado por un compañero mientras se encontraba dentro
de un establecimiento educativo, la sola circunstancia de hallarse bajo la guarda y
vigilancia de las autoridades del mismo es suficiente para eximir de toda responsabilidad a
los padres de aquél”, de conformidad con lo previsto por el artículo 1115 del CC (fs. 417
vuelta/418). Respecto a la responsabilidad atribuida por la parte actora el GCBA, el a quo
consideró que “de las constancias de autos cabe presumir que se trató de un hecho
imprevisible no pudiéndose adjudicar responsabilidad a las autoridades del establecimiento
en tanto ningún elemento probatorio se ha arrimado a la causa en ese sentido” (fs. 418).
VII. Contra la sentencia indicada, interpuso recurso de apelación la parte actora a fs.
425/425 vuelta y expresó agravios a fs. 435/440 vuelta, que fueron contestados por el
GCBA a fs. 442/445 vuelta y por el codemandado a fs. 447/448. A su vez, la apoderada
del demandado y el patrocinante del actor, a fs. 420 y 426, respectivamente,
interpusieron recurso de apelación contra la regulación de honorarios fijada en la
instancia de grado. La parte actora se agravió, básicamente, por considerar que el hecho
debatido en autos, a diferencia de lo resuelto por el juez de grado, no resultaba
imprevisible e inevitable pues, a su criterio, el propio demandando reconoció que
constituía una práctica habitual y reiterada en el establecimiento educativo que los
menores se arrojen tizas y papeles. Por último, cuestionó la imposición de las costas del
proceso a su cargo.
contrato de seguro de responsabilidad civil vigente al 27/5/05. Ello es así, toda vez que
los agravios del accionante estuvieron dirigidos a cuestionar lo decidido por el a quo en
cuanto rechazó la demanda entablada contra el GCBA por entender que la lesión que
sufrió el entonces menor de edad en el Instituto de Enseñanza Superior Nº2 “Mariano
Acosta” fue producto de un comportamiento impredecible o súbito, que lo exime de
responsabilidad de acuerdo a la primera parte del artículo 1117 del CC.
causados u sufridos por sus alumnos menores cuando se hallen bajo el control de la
autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito.// Los establecimientos
educativos deberán contratar un seguro de responsabilidad civil. A tales efectos, las
autoridades jurisdiccionales, dispondrán las medidas para el cumplimiento de la
obligación precedente. La presente norma no se aplicará a los establecimientos de nivel
terciario o universitario”. La norma transcripta “se funda en el factor de atribución
objetivo de `garantía´”, lo que se traduce en que “el alumno debe retirarse del instituto
de enseñanza, público o privado, `sano y salvo´”. A su vez, para que proceda el tipo de
responsabilidad aludida, “[s]e exigen como condiciones: a) que se trate de un daño
causado o sufrido por un alumno; b) que el educado sea menor; c) que el escolar se
halle bajo el control de la autoridad educativa y d) que la enseñanza sea Inicial,
Primaria o Secundaria (antes EGB o Polimodal)” [cf.Cifuentes, Santos (director),
Sagarna, Fernando Alfredo (coordinador), Código Civil comentado y anotado, 2º
edición actualizada y ampliada, La Ley, Buenos Aires, 2008, Tomo II, pág. 670]. Bajo
esa línea, los establecimientos educativos resultan responsables por los daños
producidos dentro del ámbito de actividades en él desarrolladas, con fundamento en un
factor objetivo de atribución, por cuanto, no se eximen demostrando su falta de culpa o
dolo, sino que deben acreditar la existencia de caso fortuito (CNCiv., Sala H, en los
autos “Benchimol, Gabriela L. y otro c/ Colegio Esteban Echeverría SAE y otros s/
daños y perjuicios”, sentencia del 9/5/06). A su vez, se ha dicho que resulta inaplicable
el artículo 1112 del CC respecto de la responsabilidad de un establecimiento estatal por
las lesiones sufridas por un menor durante una clase escolar, toda vez que el artículo
1117 del CC, modificado por la ley Nº24830, pone en pie de igualdad la actividad
cumplida en una institución particular y en otra estatal, sin que sea lógico que el
régimen jurídico de idénticos daños sea diferente según quién sea el dañador (CNCiv.,
Sala E, en los autos “Ferreira, Andrea F. y otros c/ Ciudad de Buenos Aires y otros s/
daños y perjuicios”, sentencia del 31/8/05).
Por otro lado, como eximente de responsabilidad se prevé únicamente al caso fortuito y,
a ese respecto, en el artículo 514 del CC se establece que “caso fortuito es el que no ha
podido preverse, o que, previsto, no ha podido evitarse”. Asimismo, un hecho para ser
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
considerado como caso fortuito debe reunir los caracteres que a continuación se
detallan: i) imprevisibilidad: cuando el deudor no lo puede prever a pesar de haber
actuado con la prudencia, diligencia y capacidad de previsión; ii) irresistibilidad: el
deudor no puede evitar el acaecimiento del evento, no obstante realizar todos los
esfuerzo posibles; iii) extraneidad: el hecho resulta ajeno al deudor; iv) actualidad:se
debe tratar de un acontecimiento actual y presente, ya acaecido o que acaezca al
momento del incumplimiento; v) sobreviniencia: el evento debe suceder con
posterioridad al nacimiento de la obligación; y, vi) insuperabilidad: al deudor le debe
ser imposible el cumplimiento de la obligación (cf. Alterini, Atilio Aníbal, Oscar José
Amaeal y Roberto M. López Cabana, Curso de Obligaciones, Tomo I, pág. 412). A ese
respecto, cabe tener presente que “[l]a ocurrencia del caso fortuito produce la ruptura de
la relación de causalidad entre el hecho y el daño, con lo cual se quiere significar que el
daño cuya reparación se trata proviene de una causa ajena al hecho del demandado. Por
ello, y con referencia a la previsión del art. 1117 cabe señalar que el caso fortuito es
excluyente de toda posible culpa efectiva del demandado por imposibilidad lógica de
coexistencia, pues si el daño es efecto de una causa ajena al demandado, no puede al
mismo tiempo derivar de la culpa de éste; y viceversa” [Llambias, Jorge, Raffo
Banegas, Patricio (actualizador), Tratado de Derecho Civil, Obligaciones, Lexis Nexis,
Buenos Aires, 2005].
X. ii. Visto lo anterior, es turno de realizar una breve reseña de las defensas articuladas
por las partes y de la prueba rendida en la causa. El actor, según ya fue dicho, atribuyó
responsabilidad al GCBA por los daños sufridos el 27/5/05 en el establecimiento
educativo con apoyo en el artículo 1117 del CC y expresó que el hecho originador del
presente reclamo fue “previsible y (.) pudo haberse evitado” (fs. 3 vuelta). A su turno,
el GCBA, expuso principalmente que el suceso debatido en autos “se trat[ó] de un
accidente totalmente imprevisible” (fs. 151). Por su parte, los padres de N. V.
manifestaron que el infortunio que sufrió el demandante fue “producto de un accidente
que debió ser prevenido por el centro educativo” (fs. 164). Por otro lado, las constancias
probatorias obrantes en autos dan cuenta de que:i) el suceso dañoso fue causado por un
alumno del instituto educativo a otro ?el actor?, ambos menores de edad en ese
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
XI. Llegados a esta altura, en atención a lo resuelto en el punto precedente, toca analizar
la reparación pretendida por el actor en el escrito de demanda.
En este punto, el actor expuso que “este tipo de daño puede `mutilar´ tanto expectativas
laborales como expectativas personales” y reclamo por tal concepto la suma de veinte
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
mil pesos ($20.000). Ahora bien, al margen de la categoría que corresponde asignarle el
rubro bajo análisis, el peritaje psicológico rendido en la causa es categórico con relación
a que el accionante no presenta “manifestaciones de patología psicológica reactiva al
hecho de autos” que “le impid[a]n continuar con sus tareas habituales” (fs. 323 y fs.
346) y, además, que “el daño recibido en el ojo del actor, no se inscribe como algo
traumático” (fs. 324). Aun cuando la parte demandante impugnó el dictamen
psicológico, lo cierto es que es que la especialista reeditó que “no deben considerarse
daño psíquico a los síntomas aislados que no constituyen una enfermedad, como
tampoco a los cuadros no incapacitantes (es decir, que no han ocasionado un desmedro
de las aptitudes mentales previas)” (fs. 346/347).
Al respecto, esta Sala tiene dicho que el daño moral constituye una modificación
disvaliosa del espíritu en el desenvolvimiento de su capacidad de entender, querer o
sentir, por una lesión a un interés no patrimonial, que se traduce en un estado diferente
de aquél que existía antes del hecho que resulta anímicamente perjudicial y debe ser
reparado con sentido resarcitorio (en los autos “Bottini Carmen Beatriz c/ GCBA s/
daños y perjuicios”, expte. Nº2835, sentencia del 25/2/05). Por su parte, el actor, por el
rubro bajo estudio, solicitó la suma de diez mil pesos ($10.000). Ahora bien, los
presupuestos exigibles para que el daño moral no requiera la producción de prueba
autónoma para su acreditación ?pues opera in re ipsa loquitur?comprenden la existencia
de un hecho capaz de causar perjuicios materiales y espirituales, así como que éstos
últimos, además, aparezcan como consecuencia inevitable de los primeros, por eso la
afección moral puede presumirse y no se exige a su respecto mayor labor probatoria
para la procedencia del rubro bajo estudio. En efecto, según ya fue dicho en el
considerando precedente, encontrándose acreditado en autos la existencia de las
lesiones sufridas, puede preverse, producto del accidente sufrido por el actor el 27/5/05,
la configuración de una lesión moral como regla proporcional a la entidad de las
lesiones mencionadas, sin necesidad de requerirle, a la parte, mayores elementos de
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
prueba. Nótese que las constancias probatorias rendidas en la causa dan cuenta de que
el actor, luego del infortunio debatido en autos, tuvo que realizar reposo absoluto y,
durante el resto del ciclo lectivo, no pudo concurrir al Instituto de Enseñanza Superior
Nº2 “Mariano Acosta” (v. fs. 226/249, 252/252 vuelta, 280/288 y 311). Además, el
demandante manifestó en el escrito de inicio, y no fue controvertido por los
demandados, que el establecimiento educativo envió profesores a su hogar a fin de
continuar con el dictado de las clases. El cuadro reseñado, evidencia que las
consecuencias del evento dañoso sufrido tenían capacidad para provocar una afectación
espiritual, en tanto significaron alterar los vínculos y modalidades de la escolarización.
En tales condiciones, teniendo en consideración la lesión sufrida por el demandante, su
edad al momento del accidente ?15 años?, y las molestias que tuvo que atravesar como
consecuencia del suceso aludido, considero pertinente otorgar la suma de cinco mil
pesos ($5.000) a valores actuales calculados a la fecha del presente pronunciamiento.
Por el rubro indicado el actor solicitó los gastos derivados del accidente (farmacia,
óptica, transporte, etc.) como los que correspondieran, según lo que surja del peritaje
psicológico, por tratamiento psicoterapéutico.Al respecto, la jurisprudencia tiene dicho
que los gastos médicos y farmacéuticos deben ser admitidos aun cuando no estén
acreditadas las erogaciones que se afirma haber realizado, si las lesiones sufridas por el
damnificado presuponen necesariamente la existencia de tales desembolsos, pues
aunque la víctima haya sido tratada en un establecimiento gratuito o dependiente de una
obra social, los gastos en medicamentos corren por cuenta del interesado (CNCiv., Sala
G, en los autos “Zárate, Marta Teresa c/ Alive S.R.L. y otros s/ daños y perjuicios”,
sentencia del 30/3/12). Sin perjuicio de que, cuando existe total o parcial orfandad de
prueba documental, en el monto a fijarse deberá ser ponderada tal circunstancia
(CNCiv., Sala E, en los autos “E. A. A. c/ R. J. E. y otros s/ daños y perjuicios”,
sentencia del 19/8/14). A su vez, con relación a los gastos de traslado, está aceptado que
no resulta necesaria una prueba directa de su erogación, pues basta su correlación con
las lesiones sufridas al tiempo de su tratamiento (CNCiv., Sala M, en los autos “B., Y.
c/ Vergottini, Osvaldo Darío y otro s/ daños y perjuicios”, sentencia del 21/10/08). Ello
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
XIII. Las costas del proceso, en atención al principio objetivo de la derrota, deben ser
impuestas a la parte demandada vencida (cf. arts. 62 y 249 del CCAyT).
XIV. Por último, toca recordar que cuando el decisorio de alzada revoca o modifica la
sentencia de grado ello conlleva, paralelamente, a la alteración de los parámetros
ponderados al efectuar la regulación de honorarios [cf. esta Sala, en los autos “Zarate
Herrera José Robinson c/ GCBA s/ amparo (art. 14 CCABA)”, expte. Nº7041/0,
sentencia del 19/5/04; entre otros precedentes], por lo que corresponde dejar sin efecto
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
los honorarios fijados en la instancia anterior y diferir su regulación hasta tanto exista
liquidación definitiva aprobada en la causa (cf. art. 30 de la ley Nº5134 y art. 249 del
CCAyT).
XV. Lo resuelto en los considerandos XIII y XIV torna innecesario, por un lado, el
tratamiento de los recursos de apelación interpuestos por la apoderada del GCBA y el
letrado patrocinante del actor, a fs.420 y 426, respectivamente, destinados a cuestionar
los honorarios determinados en la instancia de grado y, por el otro, el análisis del
agravio de la parte actora referido a la imposición de las costas fijada por el a quo.
II. Ahora bien, dado las consideraciones que efectuaré a continuación, discrepo con los
montos reconocidos sobre los rubros incapacidad sobreviniente y daño moral. En
atención al momento del accidente -27/5/05- y tal como surge de lo solicitado por la
parte actora (en especial a fs. 5) considero prudente en virtud del tiempo transcurrido
proponer a mis colegas la modificación de los montos indemnizatorios.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
II.a. Incapacidad sobreviniente Tal como señalara la jueza preopinante, la parte actora
solicitó en este concepto la suma de $140.000.El perito médico de la Dirección de
Medicina Forense tras los exámenes de rigor observa que en el ojo izquierdo la agudeza
visual sin corrección es de 6/10 (fs. 310). Advierte que “en su ojo izquierdo, presenta
además una opacidad del cristalino (catarata subcapsular posterior) de origen
traumático, y que disminuye su agudeza visual en el ojo izquierdo a 7/10” (fs. 311).
Incluso, señala que como secuela del traumatismo contuso posee la catarata traumática.
Agregó que: “el tratamiento disponible para corregir su catarata traumática es la
facoemulsificación con implante de lente intraocular” (fs. 311). Por su parte, estimó el
grado de incapacidad permanente en un 5% e indicó que “un traumatismo ocular
contuso como el descripto en autos es idóneo para provocar las lesiones y secuelas
descriptas” (fs. 314). Asentado ello, tomando en cuenta que el hecho de marras se
encuentra constatado y que su producción implicó una secuela que el experto médico ha
definido con carácter de definitiva cuya subsanación, en todo caso, procedería luego de
la víctima se sometiese a una operación, entiendo pertinente estimar el rubro en la suma
de $20.000 pero a valores históricos, es decir, desde el momento del hecho dañoso. II.b.
Daño moral Las circunstancias relevadas en el voto que antecede me convencen de la
perturbación que el evento dañoso pudo ocasionar a la parte actora en su vida diaria. No
es una circunstancia menor el que, tras el infortunio de autos, haya guardado absoluto
reposo no pudiendo continuar su rutina escolar. En efecto no pudo concurrir a la
Escuela durante el resto del ciclo lectivo. Ello, amerita a mi modo de ver reconocer en
concepto de daño moral la suma de $ 20.000.
III.En cuanto a la tasa de interés que corresponderá aplicar a las sumas aquí reconocidas
disiento con la decisión de la jueza Mariana Díaz, por cuanto a mi entender
corresponderá aplicar un coeficiente que resulte del promedio de (i) la tasa activa
cartera general (préstamos) nominal anual vencida a 30 días del Banco de la Nación
Argentina y, de (ii) la tasa pasiva promedio que publica el BCRA (comunicado 14.290),
conforme el plenario en el caso “Eiben”. Así dejo expresado mi voto. A la cuestión
planteada, el juez Fernando E. Juan Lima, por los argumentos expuestos, adhiere al
voto de la jueza Mariana Díaz. En mérito a las consideraciones vertidas, normas legales
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Magistrados:
Fallo del día: responsabilidad de establecimiento educativo por daños causados por un
alumno a otro
DAÑOS Y PERJUICIOS
Hechos: Una menor sufrió lesiones cuando, encontrándose en la escuela durante una
clase un compañero tiró una birome contra un ventilador lo que provocó que esta
rebotara impactando contra aquella. A raíz de esto los padres de la alumna dedujeron
acción de daños y perjuicios contra la directora del establecimiento y contra la
Provincia de Córdoba titular de éste. El juez de grado desestimó el reclamo incoado
contra la directora e hizo lugar parcialmente al intentado contra el Estado. Contra este
pronunciamiento se alzaron los accionantes y el Estado Provincial. La Cámara confirmó
el decisorio en lo principal.
1. El establecimiento educativo es responsable por los daños que sufrió una menor
cuando durante una clase un compañero tiró una birome contra el ventilador la que
rebotó impactando en aquella, pues, el comportamiento de este último no puede
encuadrarse dentro del supuesto de caso fortuito desde que constituye un supuesto de
daño causado por un alumno menor de edad del establecimiento mientras se hallaba
bajo el control de la autoridad educativa caso atrapado por las previsiones del art. 1117
del Cód. Civil, máxime cuando resulta previsible que un niño cometa un acto de
indisciplina durante una clase [1].
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
JURISPRUDENCIA VINCULADA
[1] Ver también. Entre otros: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B
“Carbajal, Nora Antonia c. Aragón, Olga y otros”,12/04/2010, LA LEY23/08/2010 con
nota de Fernando Alfredo Sagarna23/08/2010 LA LEY23/08/2010 , 823/08/2010 LA
LEY 2010-E con nota de Fernando Alfredo Sagarna23/08/2010 LA LEY 2010-E , 14
RCyS 2011-I, 114; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala C ”Grasso,
Eduardo Miguel y otro c. Colegio Galileo Galilei SAE y otro”,2007/09/04, RCyS 2007
RCyS 2007, 1066 ED, 6 JA 2007-IV JA 2007-IV , 466 ED 227 ED 227 , 52;
A la primera cuestión:
En cuanto al primer agravio, la defensa que opusiera la apelante y cuyo rechazo motiva
el cuestionamiento, se funda en que los Sres. Jorge Daniel Córdoba y Claudia Alejandra
Cejas interpusieron la demanda diciendo que comparecían “por derecho propio”, por lo
que no estaban legitimados para reclamar en ese carácter la reparación de los daños
sufridos por su hija menor de edad. Pero ese agravio no puede ser recibido porque,
aunque la apelante no esté de acuerdo, le asiste razón al sentenciante cuando dice que a
pesar de la deficiencia técnica que muestra la demanda cuando incluye la expresión
“por derecho propio”, una lectura integral de aquella revela claramente que los
comparecientes se presentan en ejercicio de la representación que la ley les confiere de
su hija menor de edad. En efecto, luego de la desafortunada expresión, en el mismo
renglón, dicen comparecer “en nuestro carácter de padres de la menor R.D.C.”. Más
adelante añaden que como consecuencia del hecho en que se funda la demanda “los
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
En efecto, más allá de que resulta absolutamente previsible que un niño o adolescente
cometa un acto de indisciplina durante una clase, mientras éste se encuentra sujeto a la
autoridad escolar los hechos que ejecute no son ajenos o extraños al establecimiento
que lo tiene bajo su cuidado y, por eso, la ley ha responsabilizado a la institución.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Esa es la razón por la que se ha resuelto que “el propietario del establecimiento
educativo sólo podrá eximirse de responder por los daños sufridos por un alumno
demostrando el caso fortuito ajeno al comportamiento de los educandos, o el hecho de
un tercero extraño a los riesgos cubiertos por la obligación de seguridad, no resultando
eficaces a tales efectos otras probanzas referidas a su ausencia de culpa” (CNCiv., Sala
B,1997/10/09, La Ley, 1999-D, 589, con nota de Gianfelici, M. C.).; como así también
que “el empujón que un compañero propina a otro durante el recreo provocándole
daños o lesiones no puede ser considerado como caso fortuito y eximir de la
responsabilidad objetiva prevista en el nuevo texto del art. 1117 del Cód. Civil, para los
propietarios de los establecimientos educativos” (C4a Civ., Com., Minas, de Paz y
Tributaria de Mendoza,2004/02/25, LL Gran Cuyo, 2004-990).En síntesis, como lo ha
sostenido la Cámara Nacional Civil, Sala C de la Capital Federal “sólo el caso fortuito
ajeno al responsable o al riesgo propio de la tarea es idóneo para liberar de
responsabilidad al establecimiento educativo, ello conforme a lo establecido en el art.
1117 del Código Civil reformado por la ley24.830”(CNCiv., Sala C,2007/09/04, RCyS,
2007-1066) y las reglas de la experiencia demuestran que el hecho de que un alumno
lance un objeto que termina dañando a otro no es, en absoluto una circunstancia ajena al
riesgo propio de la actividad educativa, dirigida a menores o adolescentes.
Resultan irrelevantes los argumentos de la apelante por los que pretende persuadir al
tribunal de que, ni la profesora, ni el resto del personal del colegio, tuvieron
oportunidad de impedir que este alumno lanzara la lapicera de manera tal que pegara en
el ventilador de techo desencadenando los hechos que provocaron el daño o que la
conducta de este alumno fue sorpresiva porque en ese momento no se registraba en el
aula ningún tipo de indisciplina o que no hubo descuido ni desatención del personal de
la escuela al no haber requerido la inmediata atención médica para la actora. Es que la
ley 24.830 modificó el art. 1117 del C.Civil y, al establecerse un régimen de
responsabilidad objetiva fundada en la “garantía” como factor de atribución se ha
suprimido como causal eximente la prueba de “que no pudieron impedir el daño con la
autoridad que su calidad les confería y con el cuidado que era su deber poner”
contemplada en el texto legal derogado.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Dice Sagarna que “la norma se funda en el factor de atribución objetivo de “garantía” y
eso significa que el alumno debe retirarse del instituto de enseñanza, público o privado,
“sano y salvo”. Del incumplimiento de esta obligación se origina la responsabilidad
establecida en la norma”. (Sagarna, Fernando Alfredo. Comentario al art. 117 del
C.Civil en Legislación Premium, La Ley On line, AR/LCON/0TAQ).-
Dentro del desarrollo de este agravio hay una referencia algo confusa a “la
responsabilidad endilgada por esta parte a los progenitores de la menor”. No se alcanza
a comprender si se trata de un agravio independiente por el rechazo del argumento por
el que se sostiene que en la cadena causal habría interferido una supuesta demora de los
padres en hacer tratar a la niña por un médico, pero pese a la deficiencia técnica con que
está expuesto este agravio, si es que pretende serlo, debo decir que no existe en autos
ningún elemento de prueba que acredite que el tiempo transcurrido desde el momento
del hecho hasta que la niña recibió atención médica haya tenido alguna incidencia en la
producción o agravamiento de la lesión que nos ocupa, por lo que este argumento debe
ser también desestimado.
Tampoco puede recibirse el tercer agravio referido al plazo fijado para el pago, porque
el art. 806 del C.P.C.C. ninguna relación guarda con esa cuestión. En efecto, una cosa
es el plazo para cumplir la sentencia y otra es el momento a partir del cual ésta puede
ser ejecutada. La sentencia se pronuncia sobre lo primero y la norma del C.P.C.C. que
se invoca regula sobre lo segundo, de manera que no existe la contradicción que se
alega.
3. La parte actora ha apelado los honorarios a su cargo regulados a los Dres. Zunino y
Quiroga, apoderados de la directora del establecimiento contra la cual no prosperó la
demanda.
Los apelados dicen que el recurso es inadmisible porque no fue fundado en primera
instancia, pero la jurisprudencia es pacífica al sostener que, si de todos modos la
segunda instancia va a ser sustanciada con motivo de otros agravios o de otro recurso
-como es el caso- el objetivo de darle celeridad al proceso que se propuso el legislador
ya no se logra y, en esas circunstancias, declarar inadmisible el recurso por honorarios
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
La recurrente considera que los honorarios de los Dres. Zunino y Quiroga deben ser
regulados tomando la misma base que se ha utilizado para los de los demás letrados, a
cuyo fin argumenta que, si la demanda ha prosperado contra uno de los demandados,
estamos frente al supuesto de rechazo parcial de ésta, contemplado en la segunda
hipótesis del inciso 2º del art. 29 de la ley 8226 y no en el de rechazo total, contemplado
en la primer hipótesis de dicha norma. Pero ese argumento no tiene sustento porque es
claro que en autos ha existido una acumulación subjetiva de acciones, es decir que
tramitaron conjuntamente dos demandas: una contra el Estado Provincial y otra contra
la directora de la escuela; la primera prosperó parcialmente y, por eso, los honorarios
que corresponden a ella fueron regulados tomando la base que pide el apelante, pero la
segunda fue rechazada íntegramente y, por eso, es correcta la base regulatoria que ha
tenido en cuenta el tribunal a quo.
El planteo de inconstitucionalidad del art. 29 de la ley 8226 por pretendida violación del
principio de igualdad, en cuanto se formula para cuestionar la regulación practicada
tomando como base el monto de la demanda no puede ser recibido porque es evidente
que las condiciones y circunstancias son diversas si la demandada ha sido rechazada
totalmente o si ha prosperado parcialmente y eso justifica al trato desigual en principio.
Además, no se advierte cuál pudiera ser la lesión constitucional que derive de
cuantificar la labor profesional del abogado con relación a la cuantía de la pretensión
contra la cual defendió a su cliente. En ese caso, la relación entre la base regulatoria y la
importancia de la tarea que se retribuye es incuestionable. La cuestión podría merecer
un análisis más detenido si el planteo se formulara para cuestionar por insuficiente el
monto del honorario del letrado a quien, interviniendo en la misma causa, se le regula
con una base inferior; pero esa no es la cuestión planteada en este recurso.
Sí encuentro razón al apelante en que las circunstancias concretas del caso de autos no
justifican la aplicación del punto medio del arancel, porque la improcedencia de la
acción intentada en contra de la directora de la escuela no constituyó una cuestión
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Por tanto voto por la negativa en cuanto a la apelación del Estado Provincial y por la
afirmativa, con los alcances expresados en el párrafo anterior, en lo que hace a la
apelación de la actora.
Las costas del recurso del Estado deben ser a cargo del apelante, por lo que deberá
fijarse el porcentaje para regular los honorarios de la letrada de la actora de acuerdo con
las previsiones de los arts. 36, 39 y 40 de la ley 9459 y las costas del recurso de la
accionante deben ser impuestas por el orden causado según lo establece el art. 112 de la
ley 9459.
Adhiero a las consideraciones manifestadas por el Sr. Vocal del primer voto.
A la segunda cuestión:
Por las razones expuestas al tratar la primera cuestión y conforme al resultado dela
votación en el acuerdo propongo: 1) Rechazar la apelación del Superior Gobierno de la
Provincia, con costas y fijar el porcentaje para la oportuna regulación de los honorarios
de la Dra. M.A. por su labor en la alzada en el cuarenta por ciento del punto medio de la
escala del art. 36 de la ley 9459. 2) Hacer lugar a la apelación de la actora y regular los
honorarios de los Dres. A.Z. y E.Q., en conjunto, por su intervención en primera
instancia, en la suma de Pesos Treinta mil trescientos ($30.300).
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
2) Hacer lugar a la apelación de la actora y regular los honorarios de los Dres. Angel
Rodolfo Zunino y Elena Lilia Quiroga, en conjunto, por su intervención en primera
instancia, en la suma de Pesos Treinta mil trescientos ($ 30.300). — Julio L. Fontaine.
— Guillermo E. Barrera Buteler. — Beatriz Mansilla de Mosquera.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
1. Que a fs. 237 interpone recurso de apelación Fiscalía de Estado, por intermedio de
apoderado, y fs. 238 hace lo propio la demandada en autos en contra de la sentencia que
rola a fs. 222/230 que hace lugar parcialmente a la demanda, impone costas y regula
honorarios.
Para así decidir el Sr. Juez de la causa tuvo en cuenta que: los Sres. J.B. C. y M. A. R., por
su hijo menor D. Jesús R. promoviendo demanda por daños y perjuicios en contra de la
Dirección General de Escuelas por la suma de $ 140.000 con más sus accesorios.
Explica que con fecha 25/04/2008 siendo aproximadamente las 8,30 hsDJR se encontraba
desarrollando tareas en la sección máquinas y herramientas en el taller que el
establecimiento tiene en la escuela técnica 4-120 ” José de San Martín”, en el tercer ciclo
del EGB. Agrega que por instrucciones impartidas por el profesor Roberto Rauzi debía
realizar conjuntamente con un compañero ( Esteban Terrero) una perforación de una
planchuela. Indican que para ejecutar dicha tarea impartida se trasladan a la sección ”
mantenimiento y soldaduras electromecánicas “utilizando la máquina conocida como
taladro de columna. Señalan que dicha máquina es vetusta y carecía de los elementos de
seguridad necesarios. Así la morsa que es un elemento importante de la máquina porque es
la que sujeta el material se encontraba rota y no estaba colocada en la máquina, en su lugar
se había colocado una planchuela de hierro donde afirmaba el material a perforar. Para
concretar el trabajo encomendado el menor, ante la rotura de un elemento tan importante
sujeta el material de hierro a perforar con la mano y en el momento en que estaba
realizando la operación se atasca la mecha o broca y se produce un giro violento de la
planchuela sostenida con las manos enganchándole el guante que utilizaba y la manga del
guardapolvo no dándole tiempo a sacar la mano izquierda. Agregan que la mecha le va
enroscando el brazo izquierdo hasta que un compañero en forma inmediata corta la
corriente deteniendo la máquina. Indican que a raíz del accidente sufre lesiones graves en el
brazo y antebrazo izquierdo debiendo ser trasladado al Hospital Perrupato.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Se produce la prueba, las partes alegan y el Magistrado de Grado dicta sentencia, por los
siguientes argumentos:
Explica la reforma introducida por la Ley Nº 24.830 al art. 1117 del Cód. Civ., que ha
consagrado una responsabilidad objetiva de los propietarios de los establecimientos
educativos. Cita el voto de la Dra.Kemelmajer en el caso “Mathus”. Señala que la eximente
de responsabilidad prevista en la norma sólo contempla el caso fortuito, el que conforme al
art. 514, es todo evento que no ha podido preverse o que, efectivamente previsto, no se ha
podido evitar. En razón de ello el titular del establecimiento no se libera de responsabilidad
demostrando su obrar diligente o su falta de culpa, sino que debe probar la ruptura del nexo
causal.
En autos no ha sido controvertido que el menor D. Jesús R. resultó lesionado (si bien la
extensión de los daños será luego analizada en caso de así corresponder), a raíz de un
accidente con un taladro de columna en la escuela N° 4-120 ” José de San Martín”
dependiente de la Dirección General de Escuelas.
La parte demandada resiste la pretensión esgrimida aduciendo que tomó todos los recaudos
a fin de evitar el accidente protagonizado por el menor. Invoca como causal de exención de
responsabilidad la culpa de la víctima, art. 1111 del Cód. Civ..
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Estima que la conducta del menor no reúne los caracteres del caso fortuito para que opere
como eximente. Señala que el menor resultó lesionado a raíz de un accidente que
protagonizó con un taladro de columna perteneciente a la escuela a la que asistía. Refiere a
los testimonios del Sr. Esteban Darío Terrero que, explica, que al ser interrogado sobre
como ocurrió el accidente expresa que nosotros teníamos que hacer un trabajo, me
mandaron a mí a hacer una perforación en una planchuela metálica, era mi trabajo, como D.
no tenía nada para hacer el profesor dijo que fuera conmigo, la morsa no estaba, usamos un
pedazo de riel que el día anterior habíamos usado. Prendo la máquina, giraba a altas
revoluciones, la bajamos para que no fuera tan rápido, empezamos a hacer el agujero, se
escapó la planchuela del riel y le empezó a llevar el brazo, se empezó a enroscar en la
columna…… ” ( 4° pregunta) … Al ser interrogado para que diga porque causa no estaba
la morsa en el taladro responde que ” las morsas las habían sacado de la máquina.” ( 1°
ampliación ). Al ser interrogado para que diga porque motivos separaba las morsas de los
taladros responde que ” porque también usábamos las morsas para sujetar piezas, que este
fijas, pero que nosotros podíamos mover, por ejemplo amolarlas .” ( 4° ampliación ).Al ser
interrogado para que diga si el Profesor Gomina se encontraba presente en momentos antes
y durante el accidente responde que ” antes del accidente se encontraba, durante el
accidente no, contestó algunas preguntas y se fue antes del accidente ” .(6° ampliación).
Concluye que de la testimonial surge mas que claro que el taladro de columna no tenía la
morsa colocada. También que el perito ingeniero indica que ” No puede comprobar el
funcionamiento de la máquina ya que no estaba habilitada para su uso, al realizarse una
inspección visual muestra que el estado de conservación es bueno, el mandril golpeado
debido a que para retirar o ajustar la broca no han utilizado la llave especial que se requiere,
sino que han usado otro tipo de herramientas.No se dispone de protección envolvente en la
zona de la broca para proteger la operación de proyecciones de viruta y evitar contactos
fortuitos con la herramienta. No poseía iluminación localizada en el punto de trabajo. Esta
máquina por ser un modelo antiguo no posee sistema de parada de emergencia. ” (fs. 116
vta.)
Agrega también que el uso de la máquina requiera de la presencia de una persona con
experiencia y una capacitada para actuar en caso de que ocurra una emergencia, mas que de
la presencia de dos o mas alumnos. Por razones de seguridad la máquina debería contar con
un freno magnético y pedal de parada de emergencia o pulsador. En el punto n) indica que
se requiere de la supervisión de un profesor o de una persona experimentada para el manejo
de la máquina, no se puede dejar a un alumno solo al mando de este tipo de máquina y sin
las medidas de seguridad necesaria. Que el testigo Sr. Joel Leandro Visaguierre , al ser
interrogado si en el momento del accidente se encontraba algún profesor acompañando a
los alumnos en ese uso de la máquina contesta que” no, no se encontraba ningún profesor ”
5° ampliación. En igual sentido declara el testigo de fs. 108 Sr. Marcelo Fabián Tejeda en
la 2° ampliación.E decir de dichas testimoniales se acredita que al momento del accidente
los menores no estaban bajo la supervisión de un docente o de algún adulto experimentado
en el uso de la máquina.
Concluye que en el caso no se ha acreditado que el accidente del que derivaran los daños
cuya reparación se pretende, haya obedecido a un acontecimiento extraordinario e
imprevisible configurativos del caso fortuito, por lo que la presunción de responsabilidad
establecida por la norma del art. 1117 del CC.
siendo luego atendido quirúrgicamente, concordante con el informe obrante a fs. 129 del
Hospital I Perrupato. El perito médico Vicente A. Meli a fs. 162 vta. informa que al menor
se le hace descubrir ambos brazos y antebrazos encontrándose diferencia entre ellos, al
hacerle mover el antebrazo y muñeca izquierdos lo hace con dificultades a diferencia del
derecho, la movilidad activa y pasiva de la muñeca izquierda es indolora pero está
disminuida con respecto a la derecha, no llega a los 90° de flexión dorsal; en el brazo
izquierdo presenta una cicatriz en cara externa de mismo con tendenciaqueloide de unos 15
cms, con una hipoatrofia del bíceps, el antebrazo izquierdo presenta cicatrices interna y
externa que es pon donde le pusieron los clavos de steimann, cicatrices anfractuosas y con
la movilidad disminuida, pronosupinación también disminuida, con flexión y extensión de
codo también que no llega a los límites normales.El codo no puede extender a los 180°,
llega a los 160 °, medido con goniómetro como la movilidad de la muñeca que ya se relató
que no llega a los 90° de flexión dorsal.- Además presenta una disminución de la fuerza del
brazo y antebrazo izquierdo. Concluye que le corresponde una incapacidad parcial y
permanente del 14 % conforme al baremo. Analiza la impugnación de la pericia. Señala que
si bien el perito no contestó la impugnación formulada por la demandada respecto de la
pericia rendida en autos, igualmente entiendo que los argumentos expuestos por la
demandada resultan insuficientes para enervar las conclusiones del experto. Ello por cuanto
el perito al momento de asignar porcentaje de incapacidad solo lo hace teniendo en cuenta
las fracturas traumáticas con secuelas leves en brazo y antebrazo. Es decir cuantifica el
porcentaje de acuerdo a un baremo, este es” Agenda para pericias médicas del
Dr.DiDoménica, pag. 290/291.” diferente al baremo 478/98 consignado por la demandada.
Sin perjuicio de lo expuesto, entiende, que el porcentaje asignado por el perito solo
resultara en el presente caso una pauta orientadora mas a los fines de la cuantificación, toda
vez que los montos de incapacidad sobreviniente no puede surgir exclusivamente de los
porcentajes rígidos que resultan de los diversos baremo, sino que deben ser fijados tomando
en cuenta las circunstancias personales de la víctima. De tal modo, teniendo en cuenta la
naturaleza de las secuelas existentes, la edad de la víctima a la fecha del accidente, su
condición de alumno, estimo razonable fijar el monto de la indemnización por este rubro en
la suma de pesos cincuenta mil ($ 50.000) al momento de la sentencia, más intereses.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Finalmente, admite el rubro daño moral por $30.000 al momento de la sentencia, por
cuanto, señala que en autos, ha sido acreditada la existencia de las lesiones invocadas que
forzosamente produjeron dolores, angustias e incomodidades a la víctima. Cabe considerar
asimismo que el menor fue intervenido quirúrgicamente y hospitalizado en dos ocasiones.
La primera vez se le hizo un toilette quirúrgico quedando internado por 7 días. Luego
nuevamente el 6 de mayo del 2.008 es intervenido quirúrgicamente y sigue internado hasta
el 9 de mayo-. También efectuó tratamiento de rehabilitación con fisio y kineioterapia, más
intereses moratorios.
relación al daño moral, también pide la disminución de la cuantía a $ 20.000. señala que los
montos otorgados son exorbitantes y desproporcionados. Reitera que la valoración de la
prueba no ha sido correcta.
Tampoco valoró correctamente la prueba pericial médica, por similares razones a las
expuestas en el recurso de la DGE. Solicita que se reduzcan el porcentaje de incapacidad y
los montos otorgados por incapacidad y daño moral.
4. a fs. 273 contesta agravios la parte actora apelada, quien solicita se rechacen ambos
recursos, por las razones que expone, a las cuales me remito en honor a la brevedad.
Sabido es que la responsabilidad de los establecimientos educativos (art. 1.117 CC) es una
responsabilidad rigurosamente objetiva ya que prevé como única eximente el caso fortuito
y, como en toda responsabilidad de naturaleza objetiva no solo debe reunir las
características de inevitable e imprevisible, sino que, principalmente, debe ser ajeno a la
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
En autos, el daño sufrido por el alumno accionante, estando bajo el control de la autoridad
educativa, resulta de la propia actividad (o servicio) educativa ya que se trata de una
escuela técnica, que enseña a operar maquinarias. Es irrelevante que, las apelantes, se
esfuercen en demostrar la diligencia debida desplegada por los docentes, ya que la “no
culpa” no exime en este tipo de responsabilidad. De ahí que los testimonios de los docentes,
que aducen que no fueron valorados por el Sr. Juez, no modifican la sentencia en crisis, ya
que, todos ellos apuntan a demostrar la diligencia debida desplegada por los mismos y el
correcto funcionamiento de la máquina, pero no demuestran que el daño se haya producido
por un caso fortuito. Ello así, debían demostrar que el daño se produjo por una causa
extraña a la actividad educativa (caso fortuito), extremo que no ha sido probado por la
accionada.
Tampoco libera la culpa del alumno por más próximo que esté a la mayoría de edad o que a
los pocos meses se haya sancionado la ley que redujo la misma a los 18 años. La norma no
prevé esta causal (culpa de la víctima) de liberación porque el bien jurídico tutelado es la
integridad y la salud de los propios alumnos. Así se ha dicho: “El art. 1117 del Cód.Civil
prevé al caso fortuito como único supuesto de eximición de responsabilidad de los
propietarios de establecimientos educativos, razón por la cual de nada le valdrá a éstos
acreditar que su personal obró con la mayor diligencia en el evento por cuanto, no es la
culpa lo que fundamenta la obligación de responder sino el deber de garantía objetivo.”
(Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala B, Carbajal, Nora Antonia c. Aragón,
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
Con relación a los daños, también, los agravios deben ser desestimados.
resultan de los diversos baremo, sino que deben ser fijados tomando en cuenta las
circunstancias personales de la víctima.” Es claro que el porcentaje fijado por el perito no
fue determinante para fijar la indemnización. Para ello, tuvo en cuenta otras pruebas, por
ejemplo, el acta n° 01/2008 (fs. 19) de donde surge las lesiones, que fue intervenido
quirúrgicamente, (fs. 129 del Hospital Perru-pato).
Especialmente destaca, en relación a la pericia, que “se le hace descubrir ambos brazos y
antebrazos encontrándose diferencia entre ellos, al hacerle mover el antebrazo y muñeca
izquierdos lo hace con dificultades a diferencia del derecho, la movilidad activa y pasiva de
la muñeca izquierda es indolora pero está disminuida con respecto a la derecha, no llega a
los 90° de flexión dorsal; en el brazo izquierdo presenta una cicatriz en cara externa de
mismo con tendencia queloide de unos 15 cms, con una hipoatrofia del bíceps, el antebrazo
izquierdo presenta cicatrices interna y externa que es pon donde le pusieron los clavos de
steimann, cicatrices anfractuosas y con la movilidad disminuida, pronosupinación también
disminuida, con flexión y extensión de codo también que no llega a los límites normales. El
codo no puede extender a los 180°, llega a los 160 °, medido con goniómetro como la
movilidad de la muñe-ca que ya se relató que no llega a los 90° de flexión dorsal.”
Sin perjuicio de lo expuesto, explica, que el porcentaje asignado por el perito solo resultará
en el presente caso una pauta orientadora más, a los fines de la cuantificación. Por cuanto
estima que los montos de incapacidad sobreviniente no puede surgir exclusivamente de los
porcentajes rígidos que resultan de los diversos baremos, sino que deben ser fijados
tomando en cuenta las circunstancias personales de la víctima. Por ello, tuvo en cuenta, la
naturaleza de las secuelas existentes, la edad de la víctima a la fecha del accidente, su
condición de alumno, para justipreciar el daño en la suma de $ 50.000 al momento de la
sentencia, más intereses.
Entiendo que el Magistrado de Grado, en ejercicio de las facultades del art. 90 inc. 7 del
CPC, ha justipreciado, la incapacidad sobreviniente y el daño moral, razonablemente y con
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.
es de valor y que rige el principio de reparación integral (art.19 CN y 1083 CC), entiendo
que, además de los precedentes citados, hay que tener en cuenta las fluctuaciones de la
moneda nacional (la depreciación y la devaluación que ha sufrido, en especial el mes
próximo pasado), a los efectos de lograr la indemnización más justa para la víctima.” (en el
caso se acogió la apelación y se elevaron los montos indemnizatorios en donde la lesión
sufrida se describe como Cervicalgia y Lumbalgia con contractura muscular dolorosa
persistente, pérdida de la lordosis y reducción del rango de movilidad de la columna, 14%
de incapacidad parcial y permanente. Incapacidad sobreviniente se modificó a $30.000 y
daño moral a $20.000).
Por estas razones, las quejas de los apelantes deben rechazarse y confirmarse la sentencia
atacada. Por lo expuesto propongo a mi distinguida colega de Cámara confirmar la
sentencia puesta en crisis.
Así Voto.
Sobre la misma cuestión la Dra. Marsala dijo que adhiere al voto que antecede.
Atento al modo como han quedado resueltos los recursos las costas de Alzada se imponen a
las vencidas (arts. 35 y 36 ap. I CPC).
1. Rechazar los recursos de apelación interpuestos, a fs.237 por Fiscalía de Estado, y fs. 238
por la Dirección General de Escuelas, en contra de la sentencia que rola a fs. 222/230, la
que se confirma en todas sus partes.
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Daños- Responsabilidad Civil en establecimientos educativos.