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lela inelagiy; cM Adieg
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Voluntad Unificady. “tb ane
lar ¢f
Pero la compre un gesto neutral. Comprender e sep
“Lo quel diilozo comunieativo no puede toler, lo que dee oe
persona que dice: «Nuestras diferencias son tales que no puedes lS tl
von0 purdo comprenderc at, Esa periona ompe la contiidad ee
munca, rompe su coherencia y control y fracura la ideologies
vo, Esa persona fuerza el wreconacminto de lo ireducible dl ogg
las explicaciones», esta persona pone en primer plano sintereses eat cman
como la consecvencia inevitable y claramente ariculadan de los aera
1989p. 63). Esla persona que rechaza dat respuesta la mada del dione
nicatv, a parieipr en su continuaién y lo rechaza sobre la base de que fn
una esisn, una ruprura en Ia base comin o los interests comunes sn pees
debe ser exclude. Esta persona ha roo las reglas de la reciprocidad, coma
¥ participacidn “las reglas de la continuidad-. Esta persona ha techazadele ons
dad del didlogo comunicativo,
Aqui, Burbules (1993) afirma que, «de acuerdo con mi forma de pensar, una auto.
Fidad que, en cierto sentido, no esté trabajando para sus propios fines corre el reso
de tomar su propio status demasiado en serio» (p, 34), Pero con esto no quiere deer
que esta trabajando pata los fines de la autoridad del didlogo comunicativo. No ets
trabajando para los fines de una «autoridad que decide» basada en la «posibildad de
finitiva de lo decidible» (Chang, 1996, p. 174). Porque, después de todo, Burbuls
(1993) afiema que algunos estndares decidibles y autoridades que deciden son nee
sarios. Por supuesto, deben ser flexibles e «inclusives dentro de un conjunto api
de valores y perspectivas posibles». Pero también deben tener «suficiemte susan
Para excluir al menos algunas posibilidades (de otra forma [el diélogo] podria nose"
vir para nada como esténdar)» (p, 18). ts(ktaa
Burbules elige el terreno de los estindares del dislogo comuncativo cn
Sanza individual de abilidades, aspectos de cardctery vtwudes morales, E80, PS5*
es Puesto, individualiza, personaliza y psicologiza los terrenos del diilogo comun!
Petsuadid,Diave
oO COMUNIE >
HATO COTY acanayyy bi
De esa forma, quizé sin intencidn, asepura que
do se deciden los estindares? no se enmarcarg
deseo, imereses sociales y politicos. ¥ esto neg pur i
comunicativo Se rompe -si la comprensién no se Ieee
nal de uno o mas participantes, ci
|a pregur
in am
Wo UPA cuestién de historia, poder
1 continuidad del dislogo
Entonces ¢s el «error» perso.
La amenaza de la discontinuidad
L 98 © Burbules lo ha descr
caciény otras empresas civeas es al que cuando alien schon no a
chas en favor del dislogo, no esté del tod claro cen peldin se ieie
Qué otras esructuras de direccionalidad hay ahi? A cace ee eS Emme
practicamos la mayor parte del tiempo? ee
ENo es simplemente la fo
2 parte | rma en la
comunicamos? Voy a diseuir sobre Ia existencia de muchas atematins conten
éatas son las que practicamos todo el tiempo, nneey
Por ejemplo, cuando se rompen las suturas que mantienen la continuidad del en
ysecepeidn de mensajes del dislogo comunicativo, cuando los limites de l compre
y la persuasion se admiten, la posibilidad de lecturas «parcaleen, ‘
parciales» se abre. Parciales en el sentido
de «comprensiones
e. Parc de lo incompleto y parc
lo investido y teniendo intereses en juego.
iales en cl sentido de
Una lectura 0 comprensi6n parcial es la que se sitia fuera del lugar que se me ha
destinado en Ia estructura dual de direccionalidad del dislogo comunicativo, En una
lectura parcial no trato de comprender lo que he escuchado, al contrario, lo pongo en
WwO—«extraigo de ello lo que yo quiero» (Rooney, 1989, p. 60)-. De cualquier forma
éslo que todo el mundo hace, incluso aquellos que se implican en el didlogo comuni-
cativo. Pretender que cualquier lectura es inocente de esta parcialidad cs afirmar estar
leyendo de acuerdo a un estindar universal, trascendente. Es afirmar un momento de
lectura pura, descontextualizada, Pero este momento es imposible.
Al romper las suturas de la continuidad de la estructura dual del didlogo comuni- |
cativo, no respondo desde la posicidn a la que se me ha llamado. No resido en la di-
reccién de la que se habla en mi nombre. No he respondido como la persona dirigida
por aquella llamada. Una lectura parcial «afirma discontinuidades» (Rooney, 1989,
p. 60). La persona que interrumpe en el didlogo comunicativo afirmando la disconti-
nuidad puede «seguir a su desco en alguna otra parte» (p. 59) y entrar en el proceso
de interpretacién desde un dngulo diferente, con otros propésitos en mente.
Y esto se encuentra en el centro de esfuerzo concertado del didlogo comunicativo
para controlar la discontinuidad. ¢Qué pasa si sigo a mi deseo a alguna otra parte,
abandono el didlogo comunicativo y me implico en otra estructura de direccionali-
dad? ¢Qué pasa si me implico, por ejemplo, en la estructura triangular de la diteccio-
nalidad aportada por lo que Felman denomina didlogo analitico? ¢Qué pasa si me im-
plico en la estructura triangular de la direccionalidad que incluye, da la bienvenida,
luso depende de la intromisién del «ruido» o del tercer hombre que el tone ex:
en el momento original? ¢Qué pasa si bajo mi espejo y lo vuelvo hacia la terce-
é
6
fipa ENSENANTA
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4 J ruido dent del ditlogo comunicativo? ¢Qué pasa ggg
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oda? Mrratura diferente de relacones,
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rx mantener rica de inclusividad del dilogo ney
é 1 fon al dillogo comunicativo enmarcy
clusiones ae Pov nteresado como el que esta conduc,
politica ales aspiraciones y valores humanog
iticos se estan formulando la pregay
Hertantes se han situado fuera del har qu
“fuales de direccionalidad y a al didlogo comunicativo,
di puddle It autorrellesin conscint y de
sobre los Kimites de Ia cot ye Felman (1987; Felman y Laub, 1992
ae “dalonse desco por la gmorancia y ls limites d
me
n es la educacion
Las teorias
rensi6n - i
oe Ja ensefianza Y d eel 1d (1991, 1992) sobre la educacién del sujeto demo.
imativas de educacién cuando se encuen
js Limits de ip de a cultura popular. La obra de cierto ni.
an on pale omo Marshall (1992), Phelan (1993) y Trinh
mero de cts alos limites dela representacién como una tecnologia deo
Thi Minha os paltcos y educativos de lo que excede a la representacin yaa
noc Fe pnstuceidn dela tora de la comunicacién de Chang (199) pro
ato en conta del tendencia de los teGricos de valorar la comprensia
ra ella de comprensin, del orden por encima del desorden, del éxito por
aoa acaso, de lo decdible por encima de lo que no se puede decidir
Travsacademicos no mistifican y celebran los momentos en el didlogo en los que
sepierde el contexto, cuando, como plantea Burbules, «perdemos el sentido del tem-
poy del lugar, eolvidamos el resultado, «el tltimo juego 0 el prOximo» o «nuestra
inencione». A diferencia de esto, consideran los significados y operaciones del da
loismo come una préetica que nunca esté confirmada por actos de comunicacin his
trios y sociales reales (Chang, 1986, px). Para cada uno de estos académicos,
discontnuidad no se ve como una cuestin de fracaso personal, educacién incomple
ts fala de comprensién, caricter deficiente o un algo misterioso que est mis alli de
nosotros. Por el contratio, ven |
muchos sentidos deseable) de hi
roconocimi de Doni
ocimiento, La obra ld
arpeo explora fs limites de ns pricticas ms
fa discontinuidad como una cuestién necesaria (yen
storia, poder, conocimiento y desco.
Paradojas de la democracia
libro de Donald
lucaci6n, escribe:
En su resefia del
"e6rico de la edi
Sentimental Education (1992), Behovec (1994),LL
I TT
puroco comentcaTivo: CONTROL A TRAYES DE LA conrinespAD ns
de la logica de la democracia, existe, como Claude Lefort plantea, inde-
fen el centro de Ia formacién de un piblico demoeritico y en la edica-
mos democriticos existe una paradoja porque esta idea no es simplemente
con el propio concepto de democracia. Uncluso la idea de ensefiar inde-
Fniento es una forma paradéjic, ya que en realidad puede sipnficer
te digo») (p. 168).
elcentro
ose de 8
vere
cory encia de pens
ar come 3
enti insti, como muchas teorias educates dl dogo comune
Bs deer acipacin en el didlogo, incluso sil participacién esti en un di
st mente democtitico? ¢Es democratico insistir que la participacién en una
cupustreh mente requiere participacisn en ol dilogo comunicatvo?
ve Jemocracia «esr ¥ cémo esto se alcanza y practica debe permanecer
sr eemplo, abierto a la critica incluso al antagonismo, abierto a las
1d eisonesdelos ciudadanos,abierto al cambio histércoy cultura) en-
sporscionss ¥uede alguien reivindicar haber descubierto la logica de las pricticas
el dlogo) que llevan o apoyan a la democracia? Cuando alguien de-
elt ersnar la democracia en el ala o prescibir pricticas democrtices
Ineo praccas dean de sor democtticas. Ya pesar de que la demeeraca se
Ca de a anto-determinacién, lo que el yo determina no puede ser cual:
ee 'Y nuevamente, gcémo puedes «ensefiar> o formar a alguien a convertirse
gr oo democitco cuando ls sujtos demociticos se supone que son aio-de
ea nen mente independientes (esto es, independintes dels mentes de
igor o de aguela comunidad mayor o nacién)?
ro 1992) aprieta la rosca de este giro paradéjico de la Wigica de la democra-
que ser un «ciudadano» en una «democracia liberal moder-
1e ser dos cosas simultaneamente. Primero, debo ser «un
ciaylaeducacién, Sefiala
na» significa que tengo qu n
la nacién», Simulténeamente, debo ser «un ser
fniembro de la comunidad imaginada de
ico autoconsciente y autocontrolado» (p. 2)
Mi telacién con este primer yo, el yo que es «un miembro de la comunidad imagi-
nada de la nacién» es una especie de relacién «pedagégica», porque la comunidad rei-
sindica «explicarme quién soy yo. Pero la persona que In comunidad trata de ense-
junme que yo soy «siempre se pone en duda» por parte de este segundo yo ético,
autocontrolado, Se pone en duda por el hecho de que como ciudadana de una nacién
democritica, debo ser la autora de mis propias declaraciones y acciones (Donald,
1992, p. 2).
Es decir, la persona que la comunidad imaginada de la nacién democritica piensa
‘que ti eres o debes ser, no puede ser la persona que tti eres o en la que te convertiris,
Porque entonces esto seria determinante para ti de una forma muy poco democritica.
Deesta manera, la persona que los discursos de la democracia liberal piensan que eres
aoe bajo riesgo, cuando ti «independientemente> te ocupas de converti-
eon = ro, en una especie de participante que podria o no encajar en esos dis-
pean ae pedagégica con «la comunidad» (me ensefia la persona que cree
dnag, 0% te momento) se pone en riesgo por I performatividad de mi autocon-
tocontrol.
a
&
we
aPosICIONES EN LA ENSERANZA
116
ata es la paradoia con ln ue Bronwyn Davies (1993) Se encontré tral,
ree enna de ecu primar a formas en que get g
do estudiabs enero cuando se ensefia a leery escribir: Utilizar sy ingen Std
nocimiento de Bete elas replantea esta fensi6n entre tener que, por yn Hin
nfo aso ed preset para mi come ciudadana de una dos?
desl pers ge a arora de mis propas aciones para poder ser comet
tra, a
jor de Ia democracia:
Mcracigy
sidctady ae
8
para lograr un status humano
vniias deben, por consiguiente, i nai
xn decir, como inividuos que hacen eleciones acerca de quignes sn,»
or Faresponsabilidad de estas cleciones. Al mismo tiempo, estas eleccona yt
sa ocibles como aracionales», es deci, que siguen los rincipios de toma qe
sae sceptables para el grupo y dentro de un conjunto de posibilidades comp
porel grupo como pesiblidades (Davies, 1993, pp. 8-9). ae
completo [en Ia cultura occidental mod
; lenis
lograr un sentido de ellos mismos al os ni,
Cuando ls nfo y nas aparecen absesionados con lo que deben hacer, xt nei
nose debe interpretar necesariamente como algo «natural» aellas/ellos (que lx
tas normas y las categorias), sino més bien como algo que es producto del hen
gue las revindicacionesefectivas de identidad precisan de un conocimieno de wag
hacerlo bien», Al mismo tiempo, chacerlo bien» no significa actuarexactamentecom,
st resto del mundo se comporta, mas bien significa practicar la cultura de una fone
identificablemente individual (p. 9).
Entonces, el proceso de subjetivizacién comporta una tensién entre convertrs simul
tineamente en un sujeto hablante, agente y en el correquisito para esto, estar suet
Jos significados inherentes en los discursos a través de los cuales uno se converte eo
sujeto (p. 22).
Bahovec, Donad, Davies y otros ven estas I6gicas, procesos y pricticas como pars
dojas en el corazén de la democracia, Ja educacién y la individualidad. Rechazan vt
estas paradojas como accidentes. Estas incongruencias no estan causadas por bach
en a carretera que lleva a una democracia real y plena -baches que se pueden sua
zat por pedagogias que son incluso mis criticas o dial6gicas-. Estas discontinuidades
due plagan el didlogo comunicativo cuando se pone en préctica no son meras «es
Viaciones de un ideal». Mas bien, Bahovee (1994) argumenta que «desigualdades,com
flicios e inconmensurabilidades son f...] indicativas de una imposibilidad interna"?
indice de corrupcién” inherente en el proceso de educacién» (p. 169).
__ Pero los educadores pocas veces ven «desigualdades, conflictos e inconm
lidades» como algo inherente al proceso de educacidn, Por el contraio, I bree
elo ems educacién democrética promete y lo que en realidad jecure a price
nenalmentese considera que es, como Donald (1992) describe, cla melita
socio Pag s dt capitalism, del patriarcado, del raismo ¥ de ot isd!
Gee Poca veces los educadores contemplan la idea de que eF vides
Corregibles de algin ideal democratico alcanzable, las desig
ensurbiyr |
ooo cOMPHIEATIVO: CONTEGL 4 TRATES BF La: coietimuipap
Ww
_ ser indicadores de «imposibilidades ;
también pueden ser indicadores de «imposibilidades intemas» inhe-
ier jos procesos de la democraciay la educacién, Donia pregunta:
¥ ; io alguien empezara por el é
sipor el contratio a Por el problema de eémo las rela
oe Oe n instituidas en un campo en el que tales antagonismos som uns ca
sco etc en gar de una caractristca accidental lngo Pregunta de qué form,
tt pcs societal como stn establecdss arian sobre los indies ke ie
les aroncess€ abrirfan concepciones menos idealistas de ciudadeats (p. 134),
ad i J z
;.el significado y la comprensién han sido perturbados no sélo Por conflictos
Aah materiales, sino también por las estructuras del lenguaje la lopica que uti-
psorioos fabricar la democracia y la educacién, y que ingenuamente Pensamos que
eam Pie (Chang, 1996, p. 187),
ssid interna?