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¿Es la Biblia confiable?

Para establecer la confiabilidad de la Biblia, una de las cuestiones que hay que resolver es
la confiabilidad histórica de la Biblia. Esta confiabilidad histórica debe ser sometida a
prueba con el mismo criterio con el que ha sido probados todos los documentos históricos.
Sander en Introduction to Research in English Literary History, hace una lista de los
principios bñasicos de la historiografía, los cuales son: la prueba bibliográfica, la prueba de
la evidencia interna y la prueba de la evidencia externa.
La prueba bibliografíca
Esta consiste, de acuerdo a Josh McDowell, en un examen de la transmision textual por
medio de la cual llegaron hasta nosotros los documentos. Debido a que no tenemos los
documentos originales, la pregunta que surge es si podemos confiar en los manuscritos que
tenemos en existencia.
Existen más de cinco mil trescientas copias del Nuevo Testamento, cerca de nueve mil
trescientas en otras versiones primitivas, se esperaría que estas copias evidenciaran notables
diferencias entre estas, que conllevaría a desacreditar la Biblia, o en este caso, el NT. Sin
embargo, los estudiosos de la Biblia estan de acuerdo en que, aunque existen variantes, no
representan un cambio en el significado esencial de la Biblia. Muchas de las variantes
tienen que ver con asuntos de “deletreo o estilo”. Y, las pocas variantes, no cambian en
nada el sentido del texto tal y como está escrito. Frederik Kenyon hace mención de que los
errores textuales no perjudican la doctrina, comenta que “ninguna doctrina fundamental
descansa sobre una lectura en disputa”. Benjamin Wardfield menciona que “si comparamos
el estado presente del texto del Nuevo Testamento con el de cualquier otro escrito escrito
antiguo, debemos… declararlo maravillosamente correcto”. Otro autor, Norman Geisler y
William Nix, en su “A General Introduction to the Bible”, mencionan que,
matemáticamente el texto es puro en un 98.33%.
Cuando comparamos este aspecto de la Biblia con otros autores de la antigüedad
descubrimos existe una diferencia impactante entre las copias existentes de estos libros y
los de la Biblia.
Por ejemplo, ¿sabías que las fuentes históricas más famosas acerca de Alejandro Magno
están basadas en documentos bastante tardíos? De acuerdo a Rodrigo Silva, autor de
Excavando la verdad, no hay registros del siglo IV a.C. que confirmen su presencia o la de
su ejercito en la India o, siquiera, que mencione su existencia y sus hechos. Las fuentes mas
antiguas conocidas de Alejandro, datan de entre 300 a 800 años despues de su muerte, sin
embargo, no existe ningún historiador que se atreva a negar la historicidad de Alejandro.
Esto no sucede con la Biblia, a finales del siglo XIX algunos autores empezado a insinuar
que, por ejemplo, era improbable que Pablo fuera el autor de la mayoría de las cartas que
llevan su nombre, que el Evangelio de Juan había sido escrito en el siglo II d.C. y por lo
tanto caería en la sección de “pseudoepigraficos”, que el Pentateuco era una compilación
tardía de textos hecha a partir del siglo VI a.C., y que los evangelios no eran una fuente
histórica confiable acerca de Jesucristo.
Sin embargo, la comparación de la Biblia con otros escritos de la antigüedad revelan el gran
valor que tiene la Biblia sobre estos. Ya comentamos el ejemplo de Alejandro, pero existen
algunos más.
F. F. Bruce en The New Testament Documents, retrata de manera interesante esta
comparación de la Biblia con escritos históricos antiguos, el presenta el evento de las
Guerras de las Galias, de César (entre el 58-50 a.C.) mencionando que hay varios
manuscritos en existencia, pero unicamente nueve o diez son buenos, y el más antiguo es de
unos 900 años posterios a César. Otro ejemplo, “La Íliada” de Homero, que “es el segundo
libro más autenticado del mundo, y del cual solo existen 643 copias manuscritas”.1
Bruce menciona que “no existe un cuerpo de literatura antigua en el mundo que goce de tal
riqueza de buena atestación textual como el Nuevo Testamento”. Harold Greenle en su
Introduction to New Testament Criticism escribe con respecto al espacio de tiempo
existente entre los manuscritos originales y los manuscritos existentes diciendo que “los
manuscritos más antiguos de la mayoria de los autores clásicos griegos datan de una fecha
de mil años o más posterior a la muerte del autor. El intervalo de tiempo entre los autores
latinos es menor, variando hasta un mínimo de tres siglos… En el caso del NT, sin
embargo, dos de los manuscritos más importantes fueron escritos dentro de 300 años que se
completó el NT, y muchos de los manuscritos -completos de los libros del NT, así como los
manuscritos incompletos-, datan solamente un siglo despues de los escritos originales”.
Puesto que los eruditos aceptan los manuscritos griegos y latinos como históricamente
confiables, está claro que la confiabilidad del texto del NT está de igual modo asegurada.

1
Rodrigo P. Silva, Excavando la Verdad (Buenos Aires, Argentina: ACES, 2011), 148.
Otro aspecto a resaltar, es que los textos del NT ya eran citados por los padres de la iglesia.
Clemente de Roma (95 d.C.) Origenes menciona que era un “discipulo de los apostoles”,
Tertuliano comenta que Clemente fue designado por Pedro, Tertuliano menciona que
Clemente tenía la predicación de los apostoles todavía resonandole en los oídos, y la
doctrina de ellos todavia frente a sus ojos”. Clemente cita a Mateo, Marcos, Lucas, 1
Corintios, 1 Pedro, Hebreos y Tito.
Ignacio (70-110 d.C.) cita a Mateo, Juan, Hechos, Romanos, 1 Corintios, Efesios,
Filipenses, Gálatas, Colosenses, Santiago, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, 1 Pedro.
Clemente de Alejandría, 150-212, 2400 de sus citas son de todo el NT, excepto de 3.
Hipólito tiene más de 1300 referencias, Origenes reune más de 18 mil citas del NT.
Análisis interno
El estudio del hebreo en las últimas décadas ha dejado en claro que las narraciones de la
Biblia son altamente sofisticadas y que “reflejan una construcción cuidadosa y bien
pensada”.2 Además que los escritores bíblicos hicieron uso de recursos literarios para la
composición de la Biblia, tales como el uso de quiasmos3, paralelismos, poesía, figuras de
lenguaje, etc.
Los mismo libros dan evidencia interna de su confiabilidad. Escribieron en calidad de
testigos presenciales, por ejemplo Lucas. Los estudios han dado bastante evidencia acerca
de las fechas de escrituras de los libros, y en cuestión de su autoría.
Arqueología Bíblica
La arqueología es importante para el estudio de la Biblia. Rodrigo Silva retoma de Wayne
Jackson cinco principales contribuciones de la arquelogía a la Biblia.
1. Ha ayudado en la identificación de los lugares y el establecimiento de fechas.
2. Ha contribuido a mejorar el conocimieto de las antiguas costumbres y los idiomas
oscuros.
3. Ha arrojado luz sobre el significado de numerosas palabras bíblicas.
4. Ha aumentado nuestro entendimiento sobre ciertos puntos doctrinarios del NT

2
Jo An Davidson, 20.
3
Los quiasmos son paralelismos que se repiten pero en forma cruzada a manera de x, para un estudio
de los quiasmos de forma práctica, ver Alejo Aguilar, ¿Entiende lo que lee? (DF, México: Gema Editores,
2015), el capítulo lleva por título “Analice lo que lee”.
5. Ha silenciado progresivamente a ciertos críticos que no aceptan la inspiracion de la
palabra de Dios.
Como menciona Marcos Howard, la arquelogía aunque no puede demostrar que toda la
biblia sea verdad, nos puede confirmar muchisimas de las cosas que dice, por eso es
importante la arqueología. William Foxwell Albright, un arqueologo reconocido, declaró
que “no puede quedar duda de que la arqueología ha confirmado la substancial historicidad
de la tradición del Antiguo Testamento… Descubrimiento tras descubrimiento han
establecido la exactitud de numerosos detalles, y han hecho crecer el reconocimiento del
valor de la Biblia como fuente histórica”.
Sin embargo, debemos entender que la arqueología no confirma la Biblia en el sentido de
ser superior a la revelación. De hecho, no es posible encontrar todos los detalles que se
encuentran escritos en la Biblia, por ejemplo, ¿Cómo se podría comprobar con la
arqueología que Jesús sacó una moneda de un pez o si en verdad curó a los cojos? Es
importante determinar que las cosas que la arqueología y otras ciencias no puedan
comprobar, no significan que tengamos que negar que hayan ocurrido.
De niño en cierta ocasión me caí de la bicicleta y tuve raspaduras en la rodilla, brazos y
cara. No existen evidencias comprobables de ese evento, es probable incluso, que ni mis
papás recuerden que ese evento haya sucedido, pero ¡eso no significa que no haya pasado!
No todo esta comprobado, la mayor confirmación proviene de Dios cuando nos acercamos
a él con fe. La arqueología nos ayuda a encontrar evidencias de esas cosas tangibles del
pasado que apoyan de manera directa las afirmaciones que la Biblia dice.
Algunos descrubrimientos arqueológicos:
1. La ciudad de Ur: durante algún tiempo se creyó que la Ciudad de Ur era un invento
del Génesis, que no había existido. Eso ponía en duda la historicidad de Abraham.
Esto fue así hasta que Leonard Wooley decidió hacer una serie de excavaciones
cerca de la Baja Mesopotomia. En esa zona, Wooley trajó a la superficie los restos
de la antigua ciudad de Ur, datada en el tercer milenio antes de Cristo. Se descrubrió
que Abraham provenía de una ciudad altamente civilizada, que poseía un
extraordinario sistema de leyes, economía, religión y arte. Otro aspecto del
descubrimiento de Wooley, es que encontró, entre las ruinas de la ciudad, recibos en
arcilla con el nombre de Abraham, que indica que era un nombre común en ese
lugar.
2. Poncio Pilato, es un personaje bastante relevante para la historia bíblica,
especialmente la que tiene que ver con la muerte de Jesús. Pilato, según la Biblia
relata, era gobernador de Judea, los evangelios comentan que a este personaje fue
llevado Jesús en ocasión de su juicio. Si alguna vez hubo dudas sobre la realidad de
Pilato, todo se despejó con el descubrimiento de 1961 de un monumento en Cesarea
Marítima, en la costa de Israel. El monumento no solo menciona su nombre
completo, sino también de su titulo en el gobierno romano.
3. Osario de Jacobo: En el 2002, la Sociedad Arqueológica Biblica y Discovery
Channel dieron a conocer un antiguo recipiente de huesos (osario) cuyo origen,
aseguraron, se remontaba a la Jerusalén del primer siglo de nuestra era. Lo
relevante de este descubrimiento era la inscripcion, en arameo, que podía verse en
uno de sus costados: “iacob bar yosef ajuyd yeshua” (Jacobo, hijo de José, hermano
de Jesús). Sin embargo, este descubrimiento ha causado revuelo entre los eruditos, y
aún sigue el debate en torno a su autenticidad.
Si quieres saber más de arqueología de una manera sencilla, te recomiendo dos libros:
1. Marcos Howard “Arqueología Biblica: La exactitud de la Biblia”, está en un
lenguaje sencillo, estructurado a manera de preguntas y respuestas.
2. Rodrigo P. Silva “Excavando la verdad”, de manera sencilla, explica algunos
aspectos de la arqueología, el proceso que se lleva a cabo al encontrar hallazgos
arqueológicos, y dedica 14 capítulos para abordar algunos hallazgos arqueologicos
tanto del AT como del NT. Un libro altamente recomendado.

Conclusión
Podemos encontrar argumentos a favor de la historicidad de la Biblia. Sin embargo,
la decision de creer que ese libro ha sido dejado por Dios depende de ti.
Recuerda, lo importante es que estos argumentos y descubrimientos nunca deben estar por
encima de la fe como necesaria para creer en Dios y en la Biblia. Estos argumentos son
importantes en la medidad que te ayuden a entender mejor lo que está escrito y ha darte
material suficiente para poder dar una correcta argumentacion a otras personas de que
existen evidencias externas de que la Biblia es un libro confiable.

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