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¿Qué es el conocimiento?

Resulta sumamente complicado definir el conocimiento o establecer sus límites


conceptuales. La mayoría de las aproximaciones a qué cosa es, dependen
siempre de la perspectiva filosófica y teórica que uno posea, dado que existen
conocimientos relacionados a todas las ramas del saber humano, y también a
todas las áreas de la experiencia. Incluso el conocimiento mismo sirve como tema
de estudio: la rama de la filosofía que lo estudia se conoce como Teoría del
conocimiento.

Comúnmente, entendemos por conocimiento al proceso mental, cultural e incluso


emocional, a través del cual se refleja y reproduce la realidad en el pensamiento, a
partir de diversos tipos de experiencias, razonamientos y aprendizajes. En este
concepto puede incluirse uno o varios de los siguientes elementos:

 Hechos o informaciones que aprendidos por alguien y comprendidos a


través de la experiencia, la educación, la reflexión teórica o experimental.
 La totalidad del contenido intelectual y de los saberes que se tienen
respecto a un campo específico de la realidad.
 La familiaridad y la consciencia que se obtiene respecto a un evento
determinado, luego de haberlo vivenciado.
 Todo aquello que puede pensarse empleando las preguntas “¿cómo?”,
“¿cuándo?”, “¿dónde?” y “¿por qué?”.

Elementos del conocimiento

Se reconocen usualmente cuatro elementos del conocimiento, que son los que
intervienen en la adquisición o formulación de un saber cualquiera:

 Sujeto. Todo conocimiento es adquirido por un sujeto, es decir, forma parte


del bagaje mental o intelectual de un individuo.

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 Objeto. Los objetos son todos los elementos reconocibles de la realidad,
que sirven al sujeto para formar conocimientos, es decir, para formularse
ideas, entender relaciones, fabricar pensamientos. El sujeto solo, aislado de
todo y de todos, no puede obtener conocimiento.
 Operación cognoscitiva. Se trata de un proceso neurofisiológico complejo,
que permite establecer el pensamiento del sujeto en torno al objeto, o sea,
permite la interacción entre sujeto y objeto y su formulación intelectual en el
conocimiento.
 Pensamiento. El pensamiento es difícil de definir, pero en este ámbito
podemos comprenderlo como la “huella” psíquica que el proceso
cognoscitivo deja en el sujeto respecto de su experiencia con el objeto. Es
una representación mental del objeto, inserta en una red de relaciones
mentales y que permiten la existencia del conocimiento como tal.

Tipos de conocimiento

Hay muchas formas de clasificar el conocimiento, atendiendo a su área específica


del saber (por ejemplo: conocimientos médicos, químicos, biológicos,
matemáticos, artísticos, etc.), o a su naturaleza y su forma de adquirirse. Según
esto último, tendríamos:

 Conocimientos teóricos. Aquellos que provienen de una interpretación de


la realidad o de experiencias de terceros, o sea, indirectamente, o a través
de mediaciones conceptuales como libros, documentos, filmes,
explicaciones, etc. De este tipo son los conocimientos científicos, filosóficos
e incluso las creencias religiosas.
 Conocimientos empíricos. Se trata de aquellos que obtenemos
directamente, a partir de nuestra vivencia del universo y de los recuerdos
que de ella nos quedan. Este tipo de conocimiento constituye el marco
básico de “reglas” sobre cómo opera el mundo, que en algunos casos

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pueden llegar a ser intransmisibles, como son el conocimiento espacial,
abstracto y el vinculado con las percepciones.
 Conocimientos prácticos. Se trata de los que permiten obtener un fin o
realizar una acción concreta, o que sirven para modelar la conducta. Suelen
ser aprendidos por imitación o bien teóricamente, pero sólo pueden
realmente incorporarse cuando son llevados a la práctica. Es el caso de los
conocimientos técnicos, éticos o políticos.

Finalmente, puede hablarse también de conocimientos formales: los que


provienen del curso de una institución de enseñanza, como son la escuela, la
universidad, etc.; y conocimientos informales: los que se adquieren sobre la
marcha, en la vida, sin que involucren una dinámica de enseñanza particular.

Teoría del conocimiento

La Teoría del conocimiento es una de las ramas de la filosofía, que se centra en el


estudio del conocimiento humano, en sus distintas acepciones. Dependiendo de la
perspectiva académica del estudio, puede considerarse la Teoría del conocimiento
como un sinónimo de la gnoseología o de la epistemología.

En el primer caso, se estudia la naturaleza misma del conocimiento: su origen, sus


límites, etc.; mientras que en el segundo caso se estudian las circunstancias
históricas, psicológicas o sociológicas que definen la obtención del conocimiento,
al igual que las estrategias empleadas para validar el conocimiento o, por el
contrario, para invalidarlo.

Sociedad del conocimiento

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El término “Sociedad del conocimiento” surgió a partir del tremendo impacto
cultural que las Tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC) en la cultura
humana contemporánea, formulado por austríaco Peter Drucker. Las Sociedades
del conocimiento son aquellas que incorporan las TIC y todo su potencial
hipercomunicativo a la cotidianidad de las relaciones sociales, culturales y
económicas de su comunidad. Así se facilitan nuevos esquemas de comunicación
total, que superan las barreras del tiempo y el espacio.

No debe sin embargo confundirse este término con el de Sociedad de la


información, dado que esta última es apenas un instrumento del conocimiento,
compuesto de hechos y sucesos. Es decir que no abarca necesariamente la
interpretación y comprensión de la información por parte de las personas. Una
sociedad de la información es apenas aquella que permite el intercambio
informativo, mientras que una sociedad del conocimiento es aquella que emplea la
información para transformar su realidad social, económica y cultural en pos de un
modelo de desarrollo sustentable.

Gestión del conocimiento

Este concepto proviene del inglés Knowledge Management, y es de uso cotidiano


en el mundo de las empresas y organizaciones. Se entiende por gestión del
conocimiento el modo específico de administrar los recursos informativos y de
saber.

Su objetivo es que el conocimiento especializado se transfiera hasta el lugar


donde habrá de emplearse o ponerse en práctica, es decir, que no permanezca
únicamente en el lugar donde se genera. Esta perspectiva organizacional tiene la
ventaja de comprender el conocimiento como uno de los activos más valiosos de
una organización. Por eso, propone su difusión como una vía de fomentar el
desarrollo de las competencias empresariales.
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En consecuencia, a medida que el conocimiento fluye, genera nuevas estructuras
de saber y aporta nuevas potencias a la organización. Por esta razón, el
conocimiento deberá administrarse en base a preceptos tácticos, operativos y
estratégicos hacia el interior de una empresa determinada.

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