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¿Qué hacemos cuando trabajamos...psicoanalíticamente?

Una pregunta actual a las nuevas generaciones de practicantes

“Fue Jacques Lacan quien muy tempranamente sostuvo que la clínica psicoanalítica
con niños exige del analista la mayor flexibilidad técnica. Además, en el mismo
texto destacaba que a quienes desarrollan esa práctica se les “solicitan sin cesar
invenciones técnicas e instrumentales”. Aquí puede situarse el paso siguiente a la
idea freudiana de una adaptación de la técnica, ya que la sugerencia de Lacan
resuelve bien el problema de las condiciones ideales para recibir una demanda de
análisis: lejos de suponer la necesidad de una situación ideal para que el análisis
pueda lograr sus objetivos, queda del lado del analista la capacidad de flexibilizar
su posición, su quehacer y su técnica, cualquiera sea el modo en que el caso se
presente (excelente manera de resituar la idea de que las únicas resistencias son
del analista...)”[Pablo Peusner. La respuesta tonta del psicoanalista de niños].

¿Qué hacemos cuando trabajamos...psicoanalíticamente? La idea de éste Simposio


sería poner en escena el trabajo psicoanalítico que asume cada quien según el
campo de intervención donde aquel tiene lugar; y, al efecto, buscar composiciones,
formalizaciones, diferencias y semejanzas entre las prácticas puestas en escena por
las nuevas generaciones de practicantes.

¿Qué queremos decir, antes de empezar a indagar cuáles podrían ser los términos
que nos ayuden a orientarnos en lo que entendemos por trabajo psicoanalítico, con
campo de intervención? Queremos aventurar que tal campo es de dispersión,
inespecífico, deseosamente problemático y, en tanto tal, nos mete de lleno en el
terreno del malestar [no en el terreno de lo patológico o del sufrimiento, terreno del
caso, sino en el terreno del malestar, terreno de las situaciones a las que nos
exponemos habitando nuevos campos de incumbencia, terreno de las semejanzas y
de las alteridades, terreno de articulaciones y confrontaciones, de alianzas y
enemistades, de redes y agujeros, en suma, terreno-de-construcción de una
posición con y contra otros Otros].

Tomando esta aproximación, a continuación desarrollaremos lo que entendemos


por trabajo psicoanalítico. Sabemos que, valga la advertencia, estamos en una
empresa ambiciosa, puesto que nos saca de un puñetazo del exclusivo terreno de
las neurosis [terreno ya tradicionalmente abordado por el psicoanálisis, terreno que
espejea cálidamente su narcisismo], y nos pone de cara a las extrañas
estructuraciones de los distintos campos de trabajo posibles. De hecho, si
queremos empezar a despejar nuestra noción, no nos resulta nada sencillo, ya que,
desde hace un tiempo a ésta parte, nos encontramos con la presencia de
psicoanalistas en diversos campos de intervención, articulando con diferentes
dispositivos y asumiendo “reglas fundamentales” de diversa procedencia.

Así, la presencia de “nuevos practicantes del psicoanálisis”, de “jóvenes analistas”,


en Hospitales Públicos, en Hospitales de día, en Centros de Salud, en Centros de
Día, en Centros Educativo Terapéuticos, en Clínicas y Sanatorios, en Territorios de
Acompañamientos Terapéuticos, en Tratamientos Ambulatorios, en Escenarios
Mediáticos, Estéticos, Semióticos, Lingüísticos y Crítico Literarios, en Servicios
Penitenciarios, en Institutos de Rehabilitación, en Gabinetes Psicopedagógicos, en
equipos interdisciplinarios de Escuelas, en Direcciones de Infancia, Adolescencia y
Familia, en Secretarías de Promoción Social, de Economía Solidaria, de Cultura y de
Salud- por supuesto-, en Institutos de Menores, en Centros Recreativos, y en todo
un circuito institucional, público y/o privado, vinculado a la problemática de las
psicosis, las discapacidades, las adicciones, las violencias, los arrasamientos, las
infancias en riesgo, las ancianidades vulnerables, las comunidades periféricas, las
malicias de la cultura y de la sociedad, se ha diseminado, aumentando las
dificultades de delimitar un campo de incumbencia desde donde decir que “Este y
sólo Éste” es el trabajo que define lo psicoanalítico del psicoanálisis.

En estas condiciones de campo, para los nuevos o jóvenes analistas, no se trata de


UN trabajo psicoanalítico, pues, no se hereda UN modo de trabajar
psicoanalíticamente; se hereda, por el contrario, lo inespecífico de una práctica que,
sin un territorio predeterminado, busca hacerse una pregunta, ora inaugural, sobre
su localización específica: ¿dónde estamos y qué hacemos cuando trabajamos
psicoanalíticamente?

Se trata, por consiguiente, de líneas de diferentes procedencias desperdigadas en


un campo donde nuestra labor analítica se irá política y gestivamente localizando
entre semejantes y/o extraños, es decir, entre psicoanalistas y, por ejemplo,
psicopedagogos, y entre psicoanalistas y, por ejemplo, trabajadores sociales, por
mencionar sólo dos relaciones posibles.

Un trabajo psicoanalítico, por todo, se puede ir delineando entre distintas


posiciones teórico prácticas de un campo inespecífico que presenta e implica al
psicoanálisis. Este campo presenta e implica al psicoanálisis, pero no es un campo
del psicoanálisis, de su exclusividad. Lo presenta, es decir, lo localiza en situación,
lo pone en coordenadas discretas junto con otros discursos y otras posiciones; y lo
implica, es decir, cuenta con sus lecturas de situación y con sus márgenes de
interpretación si no de construcción. Pero, insisto, no es campo de propiedad
psicoanalítica, pues, estamos ya en un terreno de alteridades que, inclusive,
presenta e implica a otras disciplinas, a otras prácticas, a otros actores, a otras
ofertas, a otros llamamientos. Al menos así se nos presenta a nosotros, nuevos
practicantes del análisis, en tanto y en cuanto ponemos al campo de trabajo como
pivote de cualquier intento de discusión si no de formalización de lo específico del
psicoanálisis.

Por tal motivo, los convocamos, como nuevos y jóvenes analistas que somos, a
despejar en conjunto cuáles son los campos, cuáles las reglas y dispositivos, cuáles
los trabajos, cuáles las presentaciones e implicaciones que pueden echar un poco
de luz en lo que atañe a la heterogénesis si no a la esquicia del “eso analítico” que
nos mancomuna.
.:Encuadre del Simposio:.

1. Duración: 2 jornadas intensivas de trabajo.

2. Fecha de realización: viernes 25-11-11 y sábado 26.11.11.

3. Horario: viernes 25.11.11 de 16 a 20. Sábado 26.11.11 de 9hs a


18hs30min.

4. Lugar de Realización: La Chamuyera. Corrientes 1280.

5. Método de trabajo:

+ Cada mesa de trabajo estará compuesta por


practicantes afines a un mismo campo de análisis e
intervención.

+ Cada practicante expondrá sus respectivas


aproximaciones. Las aproximaciones no son más que las
hipótesis de bolsillo con la que cada practicante cuenta en
su ejercicio cotidiano: “conceptos y dificultades,
facilitaciones y obstáculos, en función del modo de
presentación e implicación del psicoanálisis en su campo
de intervención”.

+ Una vez expuestas las aproximaciones se armarán


conversaciones colectivas con los asistentes bajo la
coordinación de un modulador.

+ Las aproximaciones que expondrá cada practicante


deberán ser presentadas por escrito con antelación [antes
del día 20 de noviembre] puesto que, con ese material, se
realizará una publicación: “Cuadernos de Practicantes del
Psicoanálisis”.

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