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b r o s

i
TRES l EN UNO

Cómo
interpretar
las
ESCRITURAS

Frank Hasel & Michael Hasel


Hola:
¡No descuides
tu estudio diario!
En estos momentos difíciles
queremos compartir contigo la
Lección 6: Tres en Uno

Recuerda:
Cuando tengas la
oportunidad, adquiere los
materiales de estudio
personal y familiar
con tu pastor o director
de publicaciones
distrital.

#iadpaestacontigo
6
¿Por qué es necesaria
la interpretación?

¿
S
e ha preguntado alguna vez por qué los teólogos y las
iglesias cristianas basan su trabajo y su ministerio en la
Biblia? Lo hacen, porque la Biblia es el punto de referen-
cia aceptado por el cristianismo. Es imposible hablar de
Dios y de la fe cristiana sin hacer referencia a la Biblia. Sorprendente-
mente, aunque la enorme mayoría de los comentaristas y las organiza-
ciones comparten una base bíblica, a menudo llegan a conclusiones
diferentes debido a la gran cantidad de denominaciones que existen
bajo el paraguas del cristianismo. Esto ocurre en parte porque no todos
los teólogos e iglesias están dispuestos a acatar solo las Escrituras. Acep-
tan otras fuentes como autoritativas. La razón, la experiencia y la tradi-
ción se infiltran, influyendo en la interpretación de la Biblia y las con-
clusiones teológicas. Pero incluso los creyentes que sostienen el princi-
pio de sola Scriptura, que consiste en tomar la Biblia tal como se lee,
llegan a diferentes opiniones sobre algunos temas. ¿Por qué ocurre
esto? La respuesta a esta pregunta involucra las ideas y las experiencias
de vida del lector.
56 • C ómo interpretar las e sCrituras

Nadie se acerca a la Biblia con la mente en blanco


Todos, sin excepción, tenemos creencias e ideas preconcebidas a la
hora de interpretar la Biblia.1 Nadie llega a estudiar a la Biblia con la
mente en blanco. Nuestras variadas experiencias, nuestra educación, cul-
tura, capacitación y opiniones influyen al momento de leer las Escritu-
ras. La neutralidad total o la objetividad absoluta es un ideal poco realis-
ta. La reflexión teológica siempre se da bajo el marco de presuposiciones
fundamentales sobre la naturaleza del mundo y la naturaleza de Dios.
En el caso del intérprete individual, la sociedad moldea drásticamente su
contexto e influye en su visión de las Escrituras. Estas dinámicas deben
tenerse en cuenta porque siempre afectan la interpretación del texto.

Nuestros preconceptos
Una influencia significativa que puede sesgar nuestra interpretación
de las Escrituras y alejarnos del significado del texto bíblico es lo que se
conoce como preconceptos.2 Esto quiere decir que cada vez que realiza-
mos un estudio detallado de la Biblia traemos nuestras propias nociones
y pensamientos preconcebidos. Consciente o inconscientemente, estas
ideas y opiniones previas siempre están activas y han sido formadas por
«experiencias concretas y encuentros anteriores con el texto que tienden
a hacernos suponer que ya entendemos lo que se está diciendo».3 Los
preconceptos incluyen todo lo que hemos escuchado «en la iglesia, en
los estudios bíblicos, y en [nuestra] Lectura personal de la Biblia. Pero
no solo esto, sino que nuestra comprensión previa de los textos bíblicos
está también condicionada por los himnos que hemos escuchado, así
como por toda clase de música, arte y literatura, tanto cristianos como
seculares con que hayamos tenido alguna relación. Por otra parte, la
cultura se introduce constantemente en este proceso».4
El problema con las presuposiciones es que pueden estar acertadas
en algunas cosas y en otras no. De esta forma, aunque la comprensión
previa de cualquier pasaje sea correcta, no goza de fundamento si el
6. ¿Por qué es necesaria la interpretación? • 57

texto bíblico no se ha estudiado de manera cuidadosa y detallada. Es


peligroso suponer que las presuposiciones siempre tienen la razón. La
búsqueda de la verdad requiere de gran humildad, ya que la naturaleza
humana confía en sí misma de manera innata. Esta confianza en sí mis-
ma, u orgullo, es una influencia corruptora en el intérprete, debido a
que «nos anima a pensar que tenemos el significado correcto antes de
haber hecho el esfuerzo apropiado para obtenerlo. El orgullo general-
mente no espera para escuchar; sino que ya sabe».5 El orgullo eleva la
opinión del lector por encima de la Palabra de Dios y, en un giro des-
concertante, «es posible enorgullecerse del escepticismo y la certeza pro-
pios».6 El orgullo, en su peor forma, no conduce a la humildad sino a la
humillación y ridiculización del texto bíblico.7
El gemelo malvado del orgullo interpretativo es la pereza interpreta-
tiva. Esta, ignora la libertad y responsabilidad del lector y depende de
terceros para la interpretación del texto: del predicador en la televisión,
del maestro, de un libro, e incluso el Espíritu. Conduce al lector a re-
nunciar al esfuerzo de prestar atención cuidadosa a la lectura.8
En vez del orgullo que no escucha; o de la pereza que escucha sin
criterio propio, simplemente absorbiendo los pensamientos de los de-
más; necesitamos temperar nuestro conocimiento con la humildad.9 La
actitud de humildad es la voluntad de someter nuestras creencias a una
autoridad superior. Abarca la creencia de que Dios y su Palabra son ma-
yores que la razón humana y nuestra comprensión propia. Debemos
estar dispuestos a permitir que el texto bíblico moldee y reforme nues-
tra comprensión previa para que nuestro pensamiento y nuestras accio-
nes estén cada vez más alineados con la perspectiva bíblica.

Colocarnos por encima de la Palabra


en lugar de entender la Palabra
Abordar el texto con un propósito teológico predeterminado es otro
de los peligros de la comprensión previa. Hacerlo trae conclusiones al
estudio de la Palabra de Dios en vez de permitir que la investigación
58 • C ómo interpretar las e sCrituras

revele los hallazgos. Esta tendencia humana exige una mentalidad abier-
ta, sinceridad y búsqueda en oración para evitar colocarnos por encima
de la Palabra de Dios. También exige determinación para colocarnos
deliberadamente por debajo de la Palabra de Dios; debemos estar dis-
puestos a dejar que la Biblia moldee nuestros pensamientos y nuestra
comprensión. En este sentido, Elena G. de White ofrece este consejo:

«En el estudio de la Palabra, dejen en la puerta de la investigación


sus opiniones preconcebidas y sus ideas heredadas del ambiente
y cultivadas individualmente. Nunca descubrirán la verdad si estu-
dian las Escrituras para vindicar sus propias ideas, Dejen estas
ideas a la puerta y acérquense con el corazón compungido para
oír lo que el Señor tiene que decirles. […] No lean la Palabra a la
luz de opiniones anteriores; investíguenla, en cambio, cuidadosa-
mente y con oración, con una mente libre de prejuicios. Si al leerla
se produce la convicción, y ven que las opiniones que han acari-
ciado no están en armonía con la Palabra, no traten de hacer
concordar la Palabra con esas opiniones. Hagan concordar sus
opiniones con la Palabra. No permitan que lo que han creído o
practicado en lo pasado gobierne el entendimiento».10

Sin esta honestidad y mentalidad abierta, los intérpretes quedan a


merced de la comprensión previa; a la deriva del texto de la Sagrada
Escritura. Dejar a un lado nuestros prejuicios y presuposiciones errados
amplía la comprensión bíblica. A medida que nuestra comprensión se
va reformando y expandiendo con la lectura de las Escrituras, comenza-
mos a concentrarnos en la verdad bíblica. La exposición repetida a la
Palabra de Dios agudiza la visión y la comprensión previa del lector y la
va alineando cada vez más con la verdad bíblica, permitiéndole pensar
con el texto, en lugar de únicamente sobre el texto. Durante este proceso,
Dios trabaja a través de la Biblia y el Espíritu Santo, creando en el intér-
prete las hipótesis necesarias y las ideas esenciales para una compren-
sión adecuada de las Escrituras.11
6. ¿Por qué es necesaria la interpretación? • 59

La Biblia confirma una y otra vez que por muy atada que una persona
esté a sus presuposiciones, siempre podrá experimentar una transforma-
ción. En Tesalónica, por ejemplo, Pablo «usó las Escrituras para razonar
con la gente. Explicó las profecías y demostró que el Mesías tenía que
sufrir y resucitar de los muertos» (Hechos 17: 2–3, NTV). Como resulta-
do, «algunos judíos que escuchaban fueron persuadidos y se unieron a
Pablo y Silas, junto con muchos hombres griegos temerosos de Dios y
un gran número de mujeres prominentes» (Hechos 17: 4, NTV).

Falsa familiaridad con la Palabra


Otro peligro latente es el de la falsa familiaridad con la Palabra. Es
extraordinario y digno de elogio estar íntimamente familiarizados con
el contenido de la Biblia, pero esto conlleva un peligro. Si creemos que
conocemos la historia, dejamos de leerla con ojos atentos y nos senti-
mos tentados a renunciar al estudio cuidadoso. Algunos pasajes bíbli-
cos familiares y frecuentemente citados pierden su verdadero significa-
do. Por ejemplo, cuando hablamos de las bendiciones de dos o tres que
se unen en oración, a menudo citamos las palabras de Jesús: «Porque
donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en me-
dio de ellos» (Mateo 18: 20). Si bien es cierto que la presencia de Jesús
en medio nuestro es una bendición, este texto no hace referencia a una
reunión de oración moderna. Una lectura cuidadosa y atenta del con-
texto original muestra que él se estaba refiriendo a restaurar a un herma-
no a la comunión. Seguir los pasos que había descrito anteriormente
(en Mateo 18: 15–18), traería la presencia y la bendición de Dios. ¡Él
prometió estar presente cada vez que se siguiera este modelo de recon-
ciliación, independientemente de la cantidad de personas involucradas!

El desafío cultural que influye en nuestra


interpretación de las Escrituras
Uno de los elementos que más influyen en nuestra comprensión pre-
via es el contexto cultural. Este contexto cultural está formado por una
combinación de influencias formativas por parte de nuestras familias y
60 • C ómo interpretar las e sCrituras

nuestra herencia nacional. «Su influjo se deja sentir por todas partes: en
el desayuno con mamá, entre los niños de la clase en la escuela, en la
televisión. Es una mezcla de lenguaje, costumbres, películas, literatura y
hábitos nacionales».12 Los antecedentes familiares también dan forma a
nuestro contexto cultural. De nuestras familias, para bien o para mal,
heredamos muchos de nuestros valores, opiniones y conceptos. Si creci-
mos con un padre abusivo, la imagen bíblica de Dios como un padre
amoroso será un desafío para nosotros. En este caso, el lastre de los
antecedentes familiares dificulta la comprensión de la verdad bíblica
sobre Dios. Sin embargo, este lastre no significa que sea imposible que
aquellos que han sido maltratados comprendan el verdadero significa-
do de la verdad bíblica, «pero sí que los tales tendrán que hacer un es-
fuerzo especial para vencer algunas de las imágenes negativas proceden-
tes de su infancia».13
Del mismo modo, las imágenes y conductas automáticas a las que
estamos acostumbrados son un desafío para comprender adecuada-
mente los pasajes bíblicos. Por ejemplo, Pablo nos amonesta en Roma-
nos 13: 1–7 a estar sujetos a las autoridades gubernamentales. ¿Qué sig-
nifica esto si vivimos en un país con una democracia pacífica? ¿Qué pasa
si vivimos bajo el gobierno autocrático de un gobernante despótico?
Ciertos autores estadounidenses de un libro de reciente publicación so-
bre hermenéutica, utilizan este pasaje para plantear las siguientes pre-
guntas (dirigidas principalmente a los lectores estadounidenses): «Con
este pasaje en mente, ¿habría sido erróneo participar en el famoso Bos-
ton Tea Party de 1773 para protestar por un nuevo impuesto sobre el té?
Los “patriotas” estadounidenses de aquel tiempo arrojaron varias tone-
ladas de té ajeno al puerto de Boston. ¿Fue correcto este comportamien-
to desde un punto de vista cristiano?».14 O planteando una pregunta
aún más significativa: ¿Se inició la Revolución Americana en desobe-
diencia a los principios de Romanos 13: 1–7? Tenga en cuenta que las
razones de la Revolución respondían más a cuestiones económicas que
de libertad religiosa. Hay que recordar también que cuando Pablo escri-
bió la Epístola a los Romanos, el gobierno de Roma era mucho más
6. ¿Por qué es necesaria la interpretación? • 61

opresivo y tiránico de lo que nunca fue el que representaba el rey Jorge


III. ¿Qué piensa?».15
Si bien este ejemplo lo presentan autores estadounidenses y está di-
rigido a los sentimientos estadounidenses, ilustra un punto interesante.
Raramente cuestionamos la moralidad de nuestra propia cultura, ya que
suele presentarse como maravillosa y gloriosa. Pero ninguna cultura,
por muy amada que sea, es neutral y libre de culpa. Si comenzamos
nuestra interpretación del texto bíblico (en este caso, Romanos 13: 1–7)
con la conclusión preconcebida «de que este pasaje no puede estar en
contra de la Revolución, estamos poniendo nuestra cultura por encima
de la Biblia».16 El incómodo desafío que enfrentamos consiste en permi-
tir que la Biblia critique incluso a nuestra propia cultura, y no lo contra-
rio. Después de todo, somos primeramente ciudadanos del reino y nos
hemos comprometido a seguir a Dios y sus enseñanzas.

Dos errores en la interpretación


Finalmente, debe quedar claro que el desafío del sesgo cultural es
ineludible. Ejerce mucho peso en la tarea de interpretación debido a la
dificultad que implica salirse de uno mismo para comprender un libro
que fue escrito en un idioma diferente y desarrollado en un tiempo y
lugar diferentes. Debemos esforzarnos para evitar las trampas de la
comprensión previa, las presuposiciones y los prejuicios culturales. Este
arduo trabajo se recompensa evitando dos errores fundamentales.
El primer error es acercarse a la Biblia con el método equivocado,
interpretándola como si Dios no existiera. Debemos poner a un lado
nuestra visión del mundo, permitiendo que las Escrituras proporcionen
los parámetros para su propia interpretación. El segundo error que debe
evitarse involucra el método correcto pero empleado de manera inco-
rrecta: usar el principio de sola Scriptura pero de manera incoherente. Es
necesario permitir que la Biblia reconfigure toda nuestra comprensión
previa. Someterse a este método de estudio de la Biblia traerá luz y com-
prensión al humilde buscador de la verdad.
62 • C ómo interpretar las e sCrituras

Para los creyentes, evitar el primer error es probablemente más fácil


que lidiar con la segunda trampa. Llegar a un acuerdo con nosotros
mismos requiere determinación y voluntad de someterse a las Escritu-
ras, permitiendo que la Biblia funcione como un vínculo unificador. A
través de su Palabra, Dios llevará a cabo su obra de unir nuestra teolo-
gía, nuestros corazones y nuestras mentes.

Referencias
1. Sobre la enorme influencia que ejerce nuestra comprensión previa en la tarea de
interpretación, ver Frank M. Hasel, «Presuposiciones en la interpretación de las Es-
crituras» en Entender las Sagradas Escrituras, ed. George W. Reid (Doral, Florida:
IADPA, 2009): pp. 33–58.
2. Aquí seguimos la excelente discusión sobre la comprensión previa en J. Scott Duvall
y J. Daniel Hays, Entendiendo la Palabra de Dios, pp. 122–133.
3. Ibíd., p. 122.
4. Ibíd., p. 123.
5. Kevin J. Vanhoozer, Is There a Meaning in This Text?: The Bible, the Reader, and the
Morality of Literary Knowledge (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1998), p. 462.
6. Vanhoozer, Is There a Meaning in this Text?, p. 463.
7. Vanhoozer, p. 463.
8. Vanhoozer, p. 463.
9. Sobre la importancia de la humildad, ver Hasel, «Presuppositions», pp. 34–35.
10. Elena G. de White, Mensajes para los jóvenes, § 83, p. 152.
11. Cf. Gerhard F. Hasel, Understanding the Living Word of God (Mountain View, CA:
Pacific Press, 1980), pp. 77–78.
12. Duvall y Hays, pp. 125–126.
13. Ibíd., p. 127.
14. Ibíd., p. 128.
15. Ibíd., p. 129.
16. Ibíd., p. 130.
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