El Consejo de Estado francés cerró las puertas a una viuda que pretendía
llevarse a España los embriones creados gracias al esperma aportado por su marido antes de morir porque en Francia está prohibida la reproducción asistida con una persona fallecida. La alta instancia judicial justificó la negativa porque, en su opinión, autorizar el traslado de embriones a un centro de reproducción de Barcelona sería darle vía libre a una práctica prohibida en Francia. Rechazó, también, los argumentos de la viuda francesa, identificada únicamente por la inicial de su apellido “A”, entre otras razones, porque se violaba un artículo del Convenio Europeo de Derechos Humanos relacionado con la protección de la vida privada y familiar. Historia La pareja había dejado óvulos y esperma en el hospital universitario de Brest, región de Finisterre, sur de Francia, con los que en 2018 se realizaría una fecundación “in vitro” de la que debía nacer un hijo en diciembre de ese año. El marido murió el 21 de abril de 2019 y la viuda pidió el traslado rápido de los embriones a Barcelona. A ella le apremiaba, pues la legislación española solo autoriza una inseminación para una concepción póstuma en los doce meses posteriores al fallecimiento del hombre, pero el hospital lo rechazó el 22 de agosto. La decisión fue confirmada el 20 de diciembre por el Tribunal Administrativo de Rennes al que recurrió. Y eso mismo hizo el Consejo de Estado, que recordó que la normativa francesa impide la transferencia de embriones cuando muere uno de los dos miembros de la pareja, pero también cuando hay una demanda de divorcio o de separación, así cuando uno de los dos revoca por escrito el consentimiento que inicialmente había dado.