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CREFAL
H I STO R I A CO N F U T U R O
Coordinación:
Sonia del Valle Lavín
Comité editorial:
Carmen Loreta Amat Shapiro
Cecilia Fernández Zayas
Nora Salazar Martín
Fotografías:
Frida Hartz (FH)
Emmanuel Tapia Bedolla (ET)
Arturo Gutiérrez Campuzano (AG)
Iván Holguín (IH)
Impreso en México
A las y los trabajadores del CREFAL que hacen posible
con su labor cotidiana, una historia compartida
Antecedentes
El surgimiento del CREFAL se remonta a 1950. El 11 de septiembre de ese año
se suscribió el “Acuerdo entre la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Gobierno Mexicano sobre
el Establecimiento de un Centro Regional para la Formación de Personal y la
Preparación de Material de Educación de Base en América Latina”. El Acuerdo
da vida a lo que hoy es el Centro de Cooperación Regional para la Educación
de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL, por sus siglas originales).
La idea inicial del intelectual, poeta y político mexicano, Jaime Torres Bo-
det —entonces director de la UNESCO—, era crear una red de centros regio-
nales en todo el mundo, destinados a la formación de docentes y a la prepa-
ración de material en educación fundamental. El centro destinado a América
Latina y el Caribe encontró su sede y sus oficinas en la Quinta Eréndira,
ubicada en la ciudad de Pátzcuaro, estado de Michoacán de Ocampo, desde
el 9 de mayo de 1951, cuando abrió sus puertas.
Bajo la batuta del maestro mexicano Lucas Ortiz Benítez como primer di-
rector del CREFAL, desde el primer año se formaron en sus aulas docentes de
Bolivia, Ecuador, Perú, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, Haití y Honduras.
Generaciones subsecuentes de maestros de distinta procedencia continua-
ron formándose en la institución. A partir de 1960, el CREFAL reorientó su
quehacer en el campo de la educación bajo los criterios de la Organización
de Naciones Unidas, para quien “la educación fundamental debería actuar
en un contexto más amplio de desarrollo, frente a la necesidad de organizar
cooperativas, estimular el crédito y otras actividades sociales y económicas.”
El efecto se sintió en el vínculo estrecho que debería formar la educación
fundamental con el desarrollo de las comunidades. Para estar a la altura del
compromiso, en 1961 el CREFAL comenzó a denominarse Centro Regional de
Educación Fundamental para el Desarrollo de la Comunidad en la América
Latina, si bien conservó el acrónimo de su nombre original. Más tarde, en
1969 la UNESCO detectó un crecimiento continuo y acelerado de los índices
mundiales de analfabetismo y una estrecha relación entre alfabetización y
desarrollo social y económico. En consecuencia, el CREFAL enfocó su labor
hacia la promoción de la alfabetización en el contexto de la educación de
adultos, cambiando otra vez su nombre, esta vez, por el de Centro Regional
de Alfabetización Funcional para las Zonas Rurales de América y conservan-
do, de cualquier manera, su acrónimo. En lo subsecuente, el CREFAL aumen-
taría sus actividades de alfabetización con otros países de América Latina y
el Caribe, así como con otras instituciones internacionales.
Introducción
Con frecuencia se menciona que los límites y alcances de las instituciones
son los mismos que tienen las personas que las integran. Se asume también
que los logros de las organizaciones se explican precisamente por las carac-
terísticas de las personas que las forman, pero sobre todo por las decisiones
de quienes las encabezan.
Ajenas a esta conversación se encuentran distintas valoraciones sobre
la contribución que hacen quienes, con su cotidiana labor —independiente
a quien dirige—, sostienen y dan vida a cualquier organización. Este libro
busca mostrar las trayectorias, percepciones y por supuesto los rostros de
quienes han dado vida y forma, en diferentes tiempos, a una institución que
ha vivido casi siete décadas.
El documento es resultado de un esfuerzo colectivo de quienes colabo-
ramos con muy distintos roles en el Centro de Cooperación Regional para
la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL). Es una
oportunidad no solamente para aprender de quienes conforman nuestra
memoria institucional no documental, sino para reflexionar sobre cómo esta
institución ha transformado vidas desde sus inicios. Representa una ocasión
para conversar abiertamente sobre los distintos rumbos que el CREFAL tomó
desde que fue concebido por Jaime Torres Bodet. Nos recuerda igualmente
las felices coincidencias que permitieron su origen, como ha relatado en otro
documento nuestro primer director, el profesor Lucas Ortiz Benítez.
La perspectiva tradicional nos orientaría a mirar hacia otras latitudes
para realizar esta reflexión. También a considerar otras experiencias y vo-
ces, comparar su historia o hablar de su presente y sus aspiraciones a fu-
turo, a través de quienes reconocemos como especialistas en el ámbito
del aprendizaje a lo largo de la vida y la educación fundamental, o bien
recurrir a quienes han pasado por sus aulas y cubículos de investigación en
diferentes momentos.
Decidimos sin embargo preguntarle a quienes viven la mayor parte de
sus días pensando en el CREFAL. A quienes tienen muchos años trabajando
en nuestra institución y a quienes poseen tan sólo unos cuantos meses. Bus-
camos escuchar sus voces, conocer qué tenían que contar, cuáles son sus
expectativas y miradas, para mostrar esa conversación como evidencia del
cambio constante al que deben aspirar todas las organizaciones con el fin de
no perder la oportunidad de influir en su entorno.
Este proyecto resultó en un descubrimiento. Descubrimos que sus voces
se hilvanaban para hablar, entre todos y todas, de la necesidad que existía
por relatar que el CREFAL cuenta con una historia que pocas organizaciones
comparten. También, que tiene una gran perspectiva, con expectativas per-
sonales e institucionales, pero sobre todo con un profundo compromiso por
influir positivamente.
Este documento es, por lo tanto, un sencillo reconocimiento a quienes
han contribuido por muchos años a que el CREFAL continúe su labor. Es
también el inicio de una conversación abierta y amplia, ya que con los testi-
monios que aquí se incluyen, es posible recrear una historia desde distintas
perspectivas, con las que sumamos cuatro capítulos que ayudarán a que los
lectores comprendan el orgullo que muestran quienes con su trabajo buscan
dar vigencia a una institución que cumple 67 años de vida.
En “CREFAL es su gente”, las historias se suceden. Van de la solidaridad
a la cortesía, el cuidado, el aprendizaje, la comunicación, la comunidad y el
entusiasmo. Esta serie de palabras fue extraída de las entrevistas realizadas
a las y los trabajadores del CREFAL y el conjunto revela una manera de ser
crefalino. Las personas que trabajan en la Quinta Eréndira, además de disfru-
tar de su naturaleza y su emblemática construcción, practican esos valores.
Son solidarios con el visitante, pero también con el compañero o la compa-
ñera de trabajo; ejercen la cortesía como un acto constante de amabilidad y
buena disposición; el cuidado no sólo es un ejercicio individual, sino también
hacia los otros y hacia la institución; el aprendizaje es fuente de enseñanza
individual y colectiva como vocación para el cambio; y el entusiasmo es sin
duda una actitud, a pesar de las múltiples y a veces extenuantes jornadas
laborales, tareas de investigación o de formación, que muchas veces se pro-
longan más allá de la jornada laboral.
Sólo así se puede concebir la solidaridad que expresa Carmen Amat so-
bre el trabajo colaborativo en su área; o la cortesía con que ofrece un buen
café María del Rosario Aguirre en la cafetería; el cuidado que pone en cada
uno de las y los trabajadores del CREFAL, el doctor Javier Mora; el aprendiza-
je constante desde 1990 de Enedino Salazar; el orgullo de quienes después
de 42 años de servicio, como Eva Campuzano, comunican recientemente
su partida con la satisfacción de haber cumplido. O de quien, como relata
Itzamá Enríquez sobre el artesano Manuel Morales de la comunidad de Tzint-
zuntzan, todavía trabaja en lo que llama “El CREFAL”, un taller que inició su
padre con la ayuda de esta institución.
El segundo capítulo se denomina “CREFAL es”; así, sin adjetivos. Si uno
pudiera elegir las palabras con las cuales se puede describir a la institución,
éstas serían: cooperación, reconocimiento, compromiso y mística. Es posible
comprender lo que CREFAL es a través de la cooperación, como la expresa
Rogelio Ramírez, quien señala que buscamos ser un referente en materia del
aprendizaje a lo largo de la vida; o como explica Felipe Gutiérrez Carranza,
con cada uno poniendo su granito de arena en una institución con amplio re-
conocimiento histórico. Pero el CREFAL también es el compromiso evidente
de muchas personas, como Raúl Meza Servín, quien asegura que el CREFAL
es como su segunda casa; así como la constancia de Modesta Barriga, para
quien trabajar en el CREFAL es un orgullo; o la experiencia de Carlos Aceve-
do, a quien cautivó la mística de la casa presidencial; sin dejar de lado que el
CREFAL también es la evidente satisfacción de Francisco Molina Mora, quien
está convencido de que una sonrisa y el ser positivos son elementos para
tener un buen día.
El tercer capítulo, “CREFAL es organización”, describe los múltiples ca-
minos por donde transita hoy la institución: Formación, innovación, conoci-
miento, servicio, planeación, desafío y adaptación. En ese capítulo, Gabriela
Rodríguez relata que está convencida de que, en materia de formación, la
oferta educativa del CREFAL debe recuperar los enfoques más actualizados
para el aprendizaje a lo largo de la vida; mientras que Roberto Franco señala
que la investigación debe no sólo ser innovadora, sino tener una aplicación
práctica que genere un cambio en la agenda educativa. Alberto Gómez ase-
gura que leer es clave para el conocimiento compartido desde la Biblioteca
Lucas Ortiz Benítez. Por otra parte, Clemente Cuadros nos recuerda cómo
el aprendizaje es necesario para hacer frente a una evolución constante en
materia de tecnologías; mientras que José Antonio Peña describe una insti-
tución que debe adaptarse a los nuevos desafíos que representa la sociedad
del conocimiento.
Pero CREFAL también es una institución de servicios tanto al interior como
al exterior, tal como relata Yaudiel Hernández; y busca no perder de vista los
pequeños detalles, como lo cuenta Nora Salazar, para quien la planeación es
clave al impulsar un rostro amable en el interior del Centro. Finalmente, Juan
José López López nos recuerda que el CREFAL se adapta no sólo a los cam-
bios de administración que marca cada período normativo, sino también a las
condiciones que marcan su presente para enfrentar el futuro.
El cuarto capítulo, “CREFAL es su historia” presenta un recorrido gráfico
sobre las personas que nos antecedieron a quienes sólo podemos expresar
nuestro agradecimiento por su labor. Es un reconocimiento a quienes, sin
saberlo en ese momento, construirían con sus saberes, sus experiencias y su
tarea cotidiana, lo que hoy es el CREFAL y nos heredaron la enorme oportu-
nidad de construir el futuro para las nuevas generaciones. A todas y todos
ellos, muchas gracias.
Quienes laboramos hoy en el CREFAL reconocemos con humildad el gran
legado histórico que recibimos. Asumimos también con entusiasmo la enor-
me responsabilidad que representa conservar y repensar una institución
que continúe contribuyendo a transformar trayectorias de vida, reduciendo
en todo lo posible las desigualdades injustas que afectan a las poblaciones
más vulnerables.
Como este libro, el CREFAL es una obra colectiva. Ofrecemos aquí un re-
conocimiento a ello. Un recuento histórico y por supuesto un intento por
mostrar el rostro de quienes hoy recordamos todos los días las grandes con-
tribuciones de quienes nos antecedieron, pero también el rostro de quienes
tenemos la obligación de pensar en las siguientes etapas y objetivos de una
institución con tan noble y simbólico inicio. Los siguientes años marcarán sin
duda lo que será su primer centenario. Por ello iniciamos también, con este
breve recuento, el proyecto CREFAL 2050, en el que condensaremos lo que
aspiramos lograr en las siguientes décadas, con objetivos que reconozcan
las preocupaciones que se mantienen vigentes desde su acertada creación:
formar, investigar y diseñar intervenciones que ayuden a crear comunidades
y sociedades más justas.
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CREFAL: HISTORIA CON FUTURO
Visión 2030
La comunidad académica y de cooperación del CREFAL, ha logrado constituirse
como referente e institución líder en materia de educación y aprendizaje a lo
largo de la vida.
Nos distingue la ética, inclusión, innovación y calidad en nuestras investi-
gaciones, generación de modelos educativos y recomendaciones de políti-
cas públicas.
Nos enorgullece haber generado conocimiento que ha contribuido a me-
jorar las condiciones de vida de las comunidades más vulnerables.
Hemos consolidado una institución que se adapta a los cambios socioe-
conómicos, con vocación para la innovación educativa y social, cumpliendo
nuestro propósito fundamental de contribuir a la formación de personas li-
bres, conscientes y respetuosas de su entorno, que han desarrollado capaci-
dades y motivación para elegir libremente su trayectoria de vida.
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CREFAL: HISTORIA CON FUTURO
CREFAL ES SU GENTE
CREFAL es único. No puede concebirse como un espa-
cio histórico o arquitectónico simplemente, ya que su
bella morada al mismo tiempo refleja a cada integrante
de su comunidad. Cada una de las personas que labora
en el Centro forma parte de un grupo comprometido
con su pasado, vinculado al presente, que mira al futu-
ro, donde la solidaridad, la cortesía y el cuidado se por-
tan con orgullo y entusiasmo. Éstos son atributos que
hacen posible el aprendizaje a lo largo de la vida y la
comunicación, para ser una comunidad comprometida
con su historia y con el presente.
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CREFAL ES SOLIDARIDAD
Carmen Loretta Amat Shapiro es la responsable
de la producción editorial del CREFAL desde
mayo del 2017.
“Tiene sentido ayudar a quien no ha tenido su-
ficientes oportunidades si tú has gozado de pri-
vilegios. Y el CREFAL hace eso. Yo no vengo de
una familia acaudalada, pero tuve la oportunidad
de recibir educación y de alimentarme bien des-
de pequeña. En el contexto de esta institución, a
mí me parece que eso es un privilegio”.
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“El equipo de trabajo, la gente
que me rodea es muy humana.
Mi equipo está conformado de
cuatro mujeres solidarias —y en
serio lindas—, pero creo que es
un fenómeno general. Desde las
afanadoras hasta los directivos, la
gente es empática y amable. Se
dice fácil, pero en mi experiencia
laboral eso no es común”.
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CREFAL: HISTORIA CON FUTURO
CREFAL ES CORTESÍA
María del Rosario Aguirre Gutiérrez es auxiliar de librería. Tiene 12 años trabajando
en el CREFAL. Se inició como barista en la entonces librería La Estación. Hoy labora
en el nuevo Centro Cultural Comunitario Kópikwa CREFAL.
“Siempre me ha gustado el trato con la gente. A mí me gustan las cosas buenas
y me gusta que la gente disfrute. Te puedo decir como barista, por el lado de la
cafetería, que me gustan las cosas bien preparadas, bien hechas y con mucho amor,
con mucho cariño. Me gusta que la gente disfrute lo que yo hago”.
Arriba - María Elena Tapia y Rosario Aguirre en el mostrador de la librería “La Estación”. ©FH
Izquierda - María del Rosario Aguirre. ©FH
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“Para mí, la gente siempre ha sido im-
portante. Me gusta que esté bien aten-
dida, con todo el respeto y cariño como
seres humanos, independientemente de
algún título o si son pequeños, jóvenes o
adultos. Para mí, siempre se merecen el
mejor de los tratos.
En atención al público, en venta de li-
bros, qué mejor oportunidad de acercar a
la gente a la lectura, y volverla un hábito.
Me gusta porque aquí te dan la oportuni-
dad de realizarlo. El nuevo centro Kópikwa,
sin duda, será un deleite para los sentidos.
Mucha gente tal vez no conozca lo que
es el CREFAL, pero nosotros nos sentimos
afortunados de poder estar en él y poder
compartir esta gran historia”.
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CREFAL ES CUIDADO
El doctor Javier Mora Pardo es el médico del CREFAL
desde agosto del 2017. Está encargado del nuevo ser-
vicio médico.
“Hemos atendido al personal y sus familiares propor-
cionando no nada más la receta, sino tratamientos que
podemos hacer aquí”.
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“Me encanta mi trabajo porque
en primer lugar puedo ayudar a
las personas en general. Uno no
está exento de errores, pero me
preparo para ayudarlas con trata-
mientos que les resuelvan el pro-
blema, haciendo un esfuerzo muy
especial para tener diagnósticos
certeros y precisos. La otra es uti-
lizar técnicas que sin ser invasivas
ayuden a que la persona viva la
enfermedad por más corto tiem-
po y con menos dolor.
Todos estamos expuestos a su-
frir un accidente o una enfermedad
y por lo menos tenemos acceso a
una primera atención que trata-
mos que sea, en la medida de las
posibilidades de la institución, de
una manera resolutiva”.
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CREFAL ES APRENDIZAJE
Enedino Salazar Ávila es chofer en el CREFAL desde 1990, aunque
comenzó a trabajar en el área de mantenimiento.
“Empecé como jardinero en 1990. Seis meses duré dando
mantenimiento a los jardines. Posteriormente renunció un cho-
fer y el administrador me preguntó que si sabía manejar y le dije
que sí. Me dijo que si quería ayudarlos con unos viajes y yo le
dije que sí. Me mandaron a uno y luego a otro y de ahí para acá.
El chofer que se salió fue el de la Dirección General y así llegué
apoyando en aquel entonces a don Mario Aguilera Dorantes”.
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“Hasta ahorita, han pasado va-
rias administraciones, más o menos
siete directores, y he estado ahí, al
pie del cañón.
Me gusta la chofereada, andar
conociendo lugares. Ya conozco la
mayoría de los estados de la Repú-
blica. Me emociona conocer lugares
que no conozco, los más lejanos”.
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CREFAL ES COMUNICACIÓN
María Eva Campuzano Ruíz colaboró durante 42 años en el CREFAL, diez de
ellos en la Dirección General, con cuatro titulares: Luis G. Benavides Ilizalitu-
rri, Mario Aguilera Dorantes (finado), José Vitelio García Maldonado y Jesús
Liceaga Ángeles. Se jubiló en febrero del 2018 como secretaria en la Unidad
de Difusión Educativa.
“Siempre me ha gustado trabajar, en todas las áreas en las que me ha to-
cado. Me gusta convivir con mis compañeros, llevarme bien con los jefes. Me
gusta estar aquí porque he conocido muchísima gente de América Latina y
el Caribe, incluso algunas personas aún me escriben. Ahora con la ventaja de
la tecnología nos hemos acercado más”.
“Me voy contenta del CREFAL, con la certeza de que apoyé a bastante
gente. Me siento muy honrada y orgullosa de haber colaborado en un orga-
nismo internacional, único en su género”.
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Una anécdota:
“En una ocasión había reunión directiva. Me acababan de cambiar a la
Dirección con el doctor Luis G. Benavides. Al salir de servir el café a
cada uno de ellos —eran como siete personas— toqué la puerta para
salir. Me quedé estática pensando: ‘Ojalá nadie se haya dado cuenta’.
Entonces volteé poco a poco y ya todos se estaban riendo. Un direc-
tor dijo: ‘Eva es tan educada que hasta para salir toca la puerta’. Me
moría de pena, pero al final nos reímos todos”.
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CREFAL ES COMUNIDAD
Itzamá Enríquez Íñiguez es coordinadora del Cen-
tro Cultural Comunitario Kópikwa CREFAL, que
abrió sus puertas en 2018 en el centro de la ciudad
de Pátzcuaro.
“Me gusta mucho estar en comunidad; me
gusta hacer comunidad. Me motiva formar par-
te de proyectos que impulsan el desarrollo sos-
tenible. Me fascina conocer de cerca el trabajo
de artesanos y artesanas, de artistas, de cocine-
ras tradicionales, de jóvenes emprendedores. Me
siento afortunada de poder presenciar procesos
de producción cultural y dinámicas comunitarias
que son la historia viva de casi 500 años de sin-
cretismo (español-p’hurépecha)”
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CREFAL: HISTORIA CON FUTURO
Anécdota:
“Estuve en Tzintzuntzan platicando con un
artesano. Su nombre es Manuel Morales.
Me acerqué con él para invitarlo a realizar
proyectos colaborativos en el Centro Cul-
tural Comunitario. En medio de la charla
me contó que el lugar donde él trabaja fue
la sede de un taller que inició el CREFAL.
Me dijo que en la época de su papá el
CREFAL llevó a un profesor de Checoslo-
vaquia para que les enseñara técnicas
para trabajar la cerámica. Me contó que
en Tzintzuntzan la gente aún conoce ese
taller como ‘El CREFAL’. Cuando le pre-
guntan donde trabaja, él responde: ‘En
el CREFAL’”.
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CREFAL: HISTORIA CON FUTURO
CREFAL ES ENTUSIASMO
Antonio Ornelas Campuzano es jardinero en la Quinta Eréndira, sede del CREFAL,
desde hace 13 años.
“Mi ilusión siempre fue trabajar en el CREFAL. Siempre que pasaba por afuera de
las instalaciones, me preguntaba ‘¿CREFAL?’ y nunca imaginé que tuvieran tanto per-
sonal, desde afanadoras, jardineros, albañiles, hasta docentes, investigadores y todo
eso. Yo lo ignoraba hasta que una vez platiqué con un vigilante y fue cuando me lla-
mó mucho la atención la posibilidad de trabajar en el CREFAL”.
Arriba - Personal de jardinería. De izquierda a derecha: Salvador Sagrero, Francisco Crisóstomo, Gilberto Gaona
Hernández, Benjamín Alcántar y Roberto Carlos López. ©FH
Izquierda - Antonio Ornelas dando mantenimiento a los jardines del CREFAL. ©ET
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“Desde el día que yo llegué quise ser jardinero. Yo estaba acos-
tumbrado, y estoy acostumbrado, al trabajo rudo. Al principio me era
muy difícil, pero al paso de los días me fue gustando más; fui agarran-
do más compromiso, con el trabajo y conmigo mismo.
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CREFAL ES
CREFAL es un espacio lleno de posibilidades y opor-
tunidades. Una institución que desde sus orígenes ha
estado interesada en establecer mecanismos de coo-
peración regional, basados en el reconocimiento de las
diferencias entre personas, sociedades y países, y con
un compromiso que se ha convertido en una mística, la
de consolidar una institución que transforma trayecto-
rias de vida.
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CREFAL ES COOPERACIÓN
Rogelio Ramírez Soto es Director de Asuntos Internacionales. Se in-
corporó al CREFAL desde hace un año. Lo que caracteriza a Rogelio
es su diplomacia.
“Trabajamos para reposicionar al CREFAL en el plano internacio-
nal —mediante la realización de múltiples encuentros, diálogos y en-
trevistas con integrantes de las misiones diplomáticas de Argentina,
Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras,
Nicaragua, Paraguay, Uruguay, Venezuela y México, en su condición
de país sede—, pues buscamos ser un referente en materia de educa-
ción de las personas a lo largo de la vida.
Ha resultado francamente alentador el hecho de encontrar gran
disposición de los representantes de diversos países y organismos
internacionales para fomentar mecanismos de cooperación y cola-
boración que permitan alcanzar esta noble misión: poner al alcance
del mayor número de personas las herramientas más eficaces que les
ayuden a aprender a lo largo de la vida.
En Pátzcuaro he aprendido a valorar y a dimensionar la importan-
cia que tiene la educación de las personas y la trascendencia de ésta
para que podamos aspirar a vivir en sociedades más justas y equitati-
vas, en pleno respeto y ejercicio de los derechos humanos”.
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CREFAL ES RECONOCIMIENTO
Felipe Gutiérrez Carranza hoy labora en la oficina de In-
ventarios. Lleva trabajando en el CREFAL 19 años.
“Me dedicaba anteriormente a la plomería, electricidad,
gas, mantenimiento. Trabajé con anteriores administracio-
nes en los dormitorios, en las casas, haciendo manteni-
miento en los baños, en las instalaciones, y les gustó mi tra-
bajo. Me dijeron que querían gente como yo, que supiera, y
que metiera mi solicitud. De hecho, te digo yo, pensé que
metiendo mi solicitud me iban a dar mi puesto de mante-
nimiento, pero el puesto ya estaba ocupado y entonces
me dieron uno de vigilante. Trabajaba un día sí y dos días
descansaba. Me servía mucho porque ya aquí tenía seguro
y prestaciones y pues me quedé a trabajar y seguí coope-
rando con el mantenimiento y algo de vigilancia”.
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CREFAL ES COMPROMISO
José Raúl Meza Servín está encargado de los
servicios de mantenimiento, albañilería y car-
pintería. Tiene 14 años en el CREFAL.
“Me gusta mucho hacer mi trabajo. Tener el
compromiso de mantener a la institución en
buen estado me llena de satisfacción y, sobre
todo, que el CREFAL tenga una buena apariencia
para cuando la gente viene.
El CREFAL es para uno como su segunda casa
porque es el sustento de la familia y uno es el
responsable de que esto funcione tanto aquí
como en el hogar”.
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CREFAL ES CONSTANCIA
Modesta Barriga Calderón tiene 30 años trabajan-
do en el CREFAL en el área de intendencia. A su
llegada, quien la recomendó le advirtió que debía
“durar al menos seis meses para no quedarle mal”.
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“He trabajado muy a gusto en el CREFAL. No tengo nada malo que decir porque la
gente todo el tiempo se ha portado muy bien conmigo, ha sido un trabajo que yo
he desempeñado con mucho gusto porque a pesar de que hago el aseo, me gusta
mucho hacerlo.
Para mí el CREFAL es algo muy grande, porque ya llevo aquí más de media vida
trabajando y yo creo que es mi segunda casa. Es un orgullo para mí colaborar para
el CREFAL”.
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CREFAL ES MÍSTICA
Carlos Acevedo Rodríguez nació en Iquique, Chile, y es investi-
gador asociado en el CREFAL desde diciembre de 2017.
“Entré por concurso. Se abrió una convocatoria para inves-
tigadores, participé en ese concurso y me aceptaron. Fue un
concurso abierto.
El lugar me gusta mucho: la estética, que esté en un bos-
que, el gusto del general (Lázaro) Cárdenas que está plasma-
do en este lugar… Me cautiva la mística del ambiente: que haya
sido una casa presidencial tiene una importancia especial res-
pecto del servicio al país”.
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Página anterior - Vista del edificio principal ©IH
Arriba - Carlos Andrés Acevedo. ©FH
Derecha - Cabús. ©IH
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CREFAL ES SATISFACCIÓN
Francisco Molina Zamora trabaja como vigilante en el CREFAL desde
hace 9 años, cuando hubo una vacante y lo mandaron a llamar por-
que ya había metido su solicitud de empleo.
“Me gusta mucho aquí el departamento, porque tiene que ver con la
gente. Darle buen trato a las personas. Llevarse uno bien con las perso-
nas y los compañeros. Como somos muchos, luego choca el carácter. Yo
en mi caso soy muy alegre. Me gusta sobrellevar la cosa; por ese lado
nunca tengo conflictos. Me gusta recibir a toda la gente cuando viene.
La gente luego viene aquí, a la biblioteca, preguntan por las funcio-
nes de cine o quieren conocer el CREFAL, entonces el que uno pueda
darles informes me hace sentir muy bien. Yo estoy muy contento aquí.
Me siento orgulloso de trabajar aquí.
Estoy en el sitio correcto. Doy lo mejor de mí con todos los compa-
ñeros de la institución y con las personas que vienen a visitarnos. Una
sonrisa y ser positivos, echarle ganas y tener la mejor disposición para
hacer el trabajo, es la mejor forma de hacerlo. Hay cualidades que nos
ayudan a forjar nuestro carácter, como es la humildad y la empatía”.
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CREFAL ES NATURALEZA
Nayeli Tinoco Ornelas tiene 6 años trabajando en el CREFAL e inició
haciendo prácticas profesionales. Como ingeniera en desarrollo co-
munitario, arrancó lo que hoy se denomina CREFAL Verde.
“Empezamos una capacitación con jardineros y como tengo una
especialización en ecotécnicas, nos enfocamos en el tema de abonos
orgánicos y fue justo por esta capacitación y los recorridos que hici-
mos en el CREFAL que vimos la necesidad de darle sustentabilidad al
bosque que tenemos en la institución.
CREFAL cuenta con 46 especies de árboles y 816 árboles, entre
frutales, anuales y perennes.
CREFAL Verde inicia con el saneamiento de las áreas verdes, con
poda y corte de árboles, la cosecha de frutas porque tenemos 10 es-
pecies diferentes entre nísperos, higos, peras, manzanas y aguacates
y la aplicación de nutrientes, pero no termina ahí. El reto es lograr
que CREFAL sea sustentable, por eso el programa será integral e in-
cluye reducir el uso de papel y su reciclaje, la separación de basura,
la elaboración de compostas, la reducción en el uso del agua y la
captación de agua de lluvia, así como el uso eficiente de la energía”.
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CREFAL ES ORGANIZACIÓN
CREFAL es una institución con múltiples objetivos. Su
mirada está puesta en la innovación, porque reconoce
que el uso del conocimiento y el desarrollo de acti-
vidades de formación son un desafío en constante
movimiento. Al mismo tiempo, es una organización
de servicio, con renovados esquemas de planeación
e intervención, consciente de que la adaptación debe
ser permanente.
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CREFAL ES FORMACIÓN
Gabriela Rodríguez Blanco es subdirectora de Docencia y está a car-
go del Laboratorio de Docencia, que se creó hace ocho meses.
“En estos momentos estamos trabajando sobre la nueva oferta
educativa de cursos y diplomados de formación que queremos ofre-
cer a docentes de educación básica, profesores normalistas y forma-
dores; buscamos atender las necesidades que nos han manifestado
instituciones de educación superior, autoridades educativas federa-
les y estatales, así como algunos profesores.
Me entusiasma poder organizar una oferta educativa que recupe-
re los enfoques más actualizados de educación a lo largo de toda la
vida, resultados de investigación y experiencias internacionales, para
revitalizarnos y mantener al CREFAL como un referente en la educa-
ción de jóvenes y adultos.
Durante muchos años trabajé con docentes de educación básica que
enfrentan retos importantes durante el trabajo con sus alumnos, pero
la población que atienden los formadores que trabajan con jóvenes y
adultos tiene características y necesidades totalmente diferentes”.
“El reto para nosotros, como Centro especializado en este tema,
es generar propuestas educativas que impacten a esta población. En
un primer momento, reconociendo dónde se gesta la exclusión, al
interior de las aulas. Y, después, ofreciendo un amplio panorama de
tendencias, herramientas y experiencias que invite a los formadores
a reflexionar, debatir y realizar cambios en la forma como abordan su
tarea educativa, con la finalidad de impulsar el desarrollo de habilida-
des que los jóvenes y adultos necesitan para mejorar sus condiciones
de vida”.
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Anécdota:
“Con frecuencia converso con gente de
distintos lugares del país que han traba-
jado o estudiado en algún momento en el
CREFAL y la constante es que lo recuerdan
Derecha - Ana Eugenia Garduño Whitson. ©AG
con agrado y cariño. Ahora que me ha to- Abajo - Personal de docencia. De izquierda a
cado vivirlo, entiendo por qué. Tener la derecha: Veronica Mesa, Yrene Álvarez, Icela
fortuna de trabajar en medio del bosque, Piña, Magdalena Ríos, Ana Morales, Jesús
de Luna, Iveth Juárez, Ivón González, José
en estas bellas instalaciones, y dedicarme
Guadalupe Camarillo, Dulce Martínez, Roberto
a temas educativos, es como vivir el sue- Arriaga, Erika Salazar, Guadalupe Miranda,
ño cumplido. Seguramente ésta es una Luis del Muro, Martha Salmerón, María Dolores
de las razones por las que la gente habla Aguilar y Gabriela Rodríguez. ©FH
siempre bien de su paso por el CREFAL”.
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CREFAL ES INNOVACIÓN
Roberto Franco Alba es coordinador del Laboratorio de Investiga-
ción e Innovación Educativa de la Dirección de Investigación, desde
el 2017.
“Hacemos investigación que tenga aplicación práctica, que tenga
posibilidades de generar un cambio en la agenda educativa en toda la
región. Típicamente la investigación educativa en nuestro país docu-
menta prácticas y compara: aquí se hace esto, acá se hace aquello; pero
son menos frecuentes las propuestas basadas en evidencia empírica, es
decir: equis es mejor que ye porque genera mejores resultados”.
“Para eso es útil la experimentación en prácticas pedagógicas y
la evaluación de políticas educativas. Sometemos una propuesta es-
pecífica de innovación a una serie de pruebas rigurosas, a través de
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CREFAL ES CONOCIMIENTO
Alberto Gómez Morales trabaja en la Biblioteca Lucas
Ortiz Benítez como técnico especializado. Ya tiene 38
años trabajando en el CREFAL, y se puede decir que
desde 1980 casi todos los libros de la biblioteca han
pasado por sus manos.
“Leo mucho. Todo el material que llega tengo que
revisarlo para saber de qué se trata y asignarle el enca-
bezamiento de materia y el número de clasificación de
acuerdo al sistema decimal que manejamos, que es el
de Melvil Dewey. Esto es lo que más me gusta, que ten-
go que leer mucho para desarrollar mi trabajo. A veces
el título del material me dice de qué tema es el libro o
documento. Otras veces no, y hay que leer la introduc-
ción o parte de los capítulos para poder saber a qué
temática pertenece, saber qué número de clasificación
le corresponde”.
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Página anterior - Alberto Gómez. ©FH
Derecha - Personal de la biblioteca. De izquierda a
derecha: Gerardo Garza, María Leticia Galván, Ana Laura
Mar, Guadalupe O’Henry, Alberto Gómez, Sandra Piñón,
Ana María Obregón, Rosalva Rendón, Víctor Manuel
Salazar, Gloria Guzmán y Josefina Bautista. ©FH
Anécdota:
“Atendí una vez a un exalumno de Vietnam.
Yo trabajaba en el área de servicios y me
conmovió mucho, porque venía con su
familia a mostrarles dónde había estudia-
do y con la esperanza de encontrar su
tesis, porque en su país le destruyeron
su casa, sus pertenencias. Fue algo muy
conmovedor para ellos y para mí, ver la
reacción de su familia y de él mismo al
darle en propia mano la tesis que había
elaborado acá y que pensó que nunca
más volvería a ver”.
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CREFAL ES DESAFÍO
José Antonio Peña Ahumada es director de la Unidad de Trans-
ferencia y Cooperación del CREFAL desde junio del 2017.
“Trabajar en una institución con una larga historia, de gran
influencia en el campo de la educación fundamental y de gran
prestigio en América Latina, representa, en términos individua-
les, una gran oportunidad de desarrollo profesional y personal.
Es formar parte de un organismo que, durante más de 60 años,
ha contribuido a la transformación de la calidad de vida de jóve-
nes y adultos, a través del uso y transferencia del conocimiento
generado en educación y aprendizaje a lo largo de la vida. Pero
también implica un gran reto, ya que esta institución de larga
trayectoria debe evolucionar para adaptarse a los nuevos desa-
fíos que la sociedad del conocimiento le representa al campo
de la educación. Las personas que laboramos actualmente en
el CREFAL tenemos frente a nosotros la gran responsabilidad de
llevar a cabo exitosamente esta transformación, preservando al
mismo tiempo el legado histórico que nos antecede”.
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Página anterior - José Antonio Peña. ©FH
Arriba - Personal de la Unidad de Transferencia y Cooperación. De izquierda a derecha Erandi Andrade, Juan
José Navarro, Karine Lavoisier, José María Huerta, Jonathan Lira, José Antonio Peña y Rocío de Jesús. ©FH
Derecha - Sala de Banderas. ©IH
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CREFAL ES SERVICIO
Edgar Yaudiel Hernández Juárez es Coordina-
dor Administrativo del CREFAL y llegó en junio
del 2017.
“Siempre he visto el área administrativa como
un área de control de procesos y de servicio. Es
un elemento fundamental para que todo lo de-
más fluya, es decir, todo lo que se está gestando
en las áreas sustantivas de Investigación, Docen-
cia, Cooperación, etc., requiere del empuje del
área financiera, de recursos humanos y recursos
materiales”.
“Coordinar cada una de estas áreas me re-
sulta muy gratificante, sobre todo cuando los
eventos concluyen según lo planeado, o cuando
las áreas avanzan en sus metas y objetivos. Ahí
es donde se refleja nuestro trabajo. Así es como
aportamos nuestro granito de arena.
Me siento privilegiado de formar parte de esta
institución, dados sus esfuerzos en materia edu-
cativa, y es que al final del día es justamente a la
educación a la que debemos todos los aciertos
que ocurren y ocurrirán en nuestro país”.
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Arriba - Personal administrativo. De izquierda a derecha: José Luis Hernández, Claudia Rodríguez,
Guadalupe Corona, Yesenia Romo, María Isabel Calderón, Amado Andrade, Luis Llamas, Rosa
García, Yaudiel Hernández, Daniel Jiménez, Lucía Cazares, María de la Salud Cervantes y María
del Carmen Chávez. ©FH
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CREFAL ES ORGANIZACIÓN
Nora Ruth Salazar Martín es subdirectora de Desarrollo
Organizacional desde junio del 2017. Es un área clave
en la organización y el buen funcionamiento de todas
las áreas del CREFAL.
“Lo mejor de mi trabajo es que me permite el contac-
to directo con mis compañeros, platicar con ellos, saber
quiénes son más allá de una cara. Compartir con ellos a
través del diálogo, recoger sus inquietudes y establecer
acciones para impulsar el rostro amable en la institución”.
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Arriba - Tania García y Angélica Méndez. ©FH
Derecha - De izquierda a derecha: Diana Correa, Juan Carlos
Arenas, Sergio Cárdenas, Nora Salazar y Ricardo Martínez. ©FH
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CREFAL ES ADAPTACIÓN
Juan José López López actualmente es encarga-
do del personal de la Fundación CREFAL, antes
PROAS. “Juanito”, como lo conocen en la institu-
ción, tiene 14 años trabajando en el CREFAL.
“Llegué para transportar a niños de la rivera
del lago a un curso del CREFAL; me contrataron
por 15 días, después se hicieron meses, y años, y
para mi fortuna, aquí estoy.
He estado en diferentes áreas, comenzando
por mantenimiento, carpintería, transportes, Cie-
los Latinoamericanos, oficina de la Ciudad de Mé-
xico como gestor y actualmente con mis compa-
ñeros de la Fundación CREFAL (antes PROAS)”.
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“Todos me han dejado un buen sa-
bor y sin duda la experiencia vivida en
Arriba - Personal de Fundación CREFAL. De
el CREFAL es mi más grande tesoro. A lo
izquierda a derecha: Dulce Álvarez, Bárbara
García, Alfredo Gómez, Irma Zepeda, Margarita
largo de estos años he tenido la suerte
Tovar, Lourdes Chávez, Juan Urbina, Delia de interactuar con todo tipo de perso-
Urbina, Angélica Ayala, Guadalupe Garfias, nas, desde un ministro de Educación de
Juan José López y Apolonia Barrón. ©FH otro país hasta un trabajador del campo,
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CREFAL ES EVOLUCIÓN
Clemente Cuadros Domínguez es técnico especializado B en Infor-
mática. Entró al CREFAL para dar cursos de capacitación al personal
hace 13 años.
“Es un trabajo que no es monótono. Cada día que vienes enfrentas
cosas nuevas, retos nuevos. Tienes que aprender, no puedes quedar-
te donde estás. Tienes que evolucionar igual que evoluciona todo lo
relacionado con la informática”.
Arriba - Detalle del servidor que permite la red informática en el CREFAL. ©ET
Izquierda - Clemente Cuadros Domínguez. ©FH
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Derecha - Personal del Departamento
de Informática. De izquierda a derecha:
Clemente Cuadros, Manuel Mariscal, Lenin
López, Ivón Chávez, Hugo Torres, Dulce
Muñoz y Daniel Sánchez. ©FH
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CREFAL ES SU HISTORIA
CREFAL es una institución que tiene puesta su mirada
en el futuro, reconociendo que la historia que han crea-
do miles de personas a lo largo de sus 67 años le brinda
hoy la posibilidad de transformarse constantemente.
CREFAL es, por ello, una constante aspiración hacia la
innovación y la transformación, que se sustenta en el
reconocimiento de su pasado.
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Arriba - Fachada original de la entrada principal de la Quinta Eréndira. ©LL
Derecha - Panorama de la Quinta Eréndira, 1940. ©LZ
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Arriba - Llegada de los primeros profesores becarios del CREFAL a la estación
del ferrocarril en Pátzcuaro. Fotografama de película cinematográfica, 1951.
Derecha - Elaboración de cartel en clisé de cola.
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Arriba - Laboratorio de fotografía del CREFAL. A la derecha, Lucas López.
Derecha - Talleres gráficos del CREFAL. Prensa Chandler de impresión en
plomo. Impresor Luis Martínez. ©LL
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Arriba - Primer personal administrativo del CREFAL. Fila de atrás, de izquierda a derecha: Alfredo Fuentes,
Alfonso Argüello, Luis Vargas, Lucas López, Jesús Durán, Alfonso Robles, Raúl Silva, Luis Escamilla y Francisco
Torres. Fila de adelante: Salud Torres, María Aguilar, Socorro Martínez, Julio Castro, Alicia Gómez, Gabriela
Henríquez, Macario Hernández, María Elena Hernández, Leopoldo Monzón, Judith Muñoz, Gustavo Segrove, Elena
Santamaría, Gabriel Anzola y Alicia Estrada. 1951. Foto Cortesía de Alfredo Fuentes.
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A Enramado de tipos móviles. Al fondo César Picón, de la OEA, adscrito al
B
A CREFAL, y la investigadora Ilse Brunner.
B Ana María Méndez Puga, directora de Investigación, con dos de sus
C
colaboradores, 1998.
C Ensayo con muñecos en el teatrino, en una imagen utilizada para una diavista
educativa. ©LL
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Epílogo
Por Jesús Ramírez
El CREFAL ha sido fiel acompañante de las transformaciones que ha vivido la
región latinoamericana, y caja de resonancia de las tensiones, dificultades y
logros que se viven en la región; ante ello, quienes lo han integrado, se han
esforzado en mantener como centro de su naturaleza y espíritu institucional
a la educación y transformación de las personas.
Quienes han conformado la comunidad del CREFAL, en épocas recientes y
a lo largo de su historia, son expresión del esfuerzo en lograr que este Centro
sea el aliado principal en las jornadas de alfabetización, el diseño de mode-
los de educación para la vida y el trabajo, las acciones de desarrollo comu-
nitario, ser vanguardia en el impulso a la interculturalidad en los procesos
educativos, y mantener con mucho significado la importancia estratégica de
la educación de jóvenes y adultos.
Y estos afanes han construido una historia, de muchas posibles, donde el
tiempo no es sólo un dato, ni referencia para medir el corto plazo, pues más
que sumar días, el personal del CREFAL, con sus acciones, ha mantenido la
ruta de la construcción de futuros posibles a través de la educación.
Voltear a mirar a la persona y escuchar sus anécdotas, experiencias y
vivencias en la institución, nos lleva a un viaje más allá de la palabra sustan-
tivada tiempo, y nos lleva a comprender más su verbo, “temporalizar” que
según N. Elías, remite a la actividad humana puesta en relación y comunidad
y se anima a perseguir un fin. El tiempo que ha transcurrido en su historia es
el símbolo de estas relaciones, y por eso vale la pena recuperar y contar las
historias de su gente.
Esta historia pequeña, contada con imágenes y recuerdos, busca conec-
tar tiempo y personas, y encontrar impulso en la ruta hacia el futuro, que
como figuración humana encuentra su condición de posibilidad en el sentido
y presencia que adquiere en la consciencia de las personas que conforman
la comunidad del CREFAL.
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CREFAL: Historia con futuro se terminó de imprimir en el mes de abril del
2018 en Diseños e Impresos Sandoval. En su composición se utilizó la familia
tipográfica Gotham. La edición consta de 1,500 ejemplares más sobrantes
para reposición.