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Lo bien intencionado de lo interminable

Mariaam Arely Sánchez Jaimes

Contar una historia es un arte. Pocos tienen la sensibilidad necesaria para que los hechos

narrados bailen con tanta armonía que la atmósfera exterior se desvanezca en el vaivén de

las palabras. La serie de vocablos construirán ambientes, personajes y mundos, pero solo si

se colocan con maestría lograrán cobrar vida. El cuento es, probablemente, uno de los

géneros que requiere más talento, pues el autor se ve obligado a limitar el número de

palabras, pero no por ello sacrifica la vivacidad de su alcance.

Dada la brevedad que lo caracteriza cada palabra, cada parte, cada elemento debe jugar

un rol importante en la construcción del universo, obedeciendo el precepto que Antón

Chejov, uno de los grandes cuentistas, vislumbró: “Elimina todo lo que no tenga relevancia

en la historia. Si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el

segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no

debería haber sido puesto ahí” (1889).

Es claro que Cristian Peri Rossi, escritora uruguaya, utiliza todos los elementos de la

denominada “arma de Chejov” para construir atmósferas que cobran vida (si es que se

puede denominar vida sobre lo que escribe). La literatura de la uruguaya, al igual que la de

muchos de sus contemporáneos, trata sobre la soledad y la búsqueda de la identidad,

temática que los teóricos acreditan a su doloroso exilio en España. La experiencia de

primera mano con el dejar de ser, de estar en un lugar al que no se pertenece, de ver pasar el

tiempo sin ser parte de este, el aquí denominado “no-tiempo”, se plasma en cada palabra

bien intencionada que esta mujer escribió.


Y es que el “no-tiempo” es lo que dirige la construcción de los universos narrativos en

tres de sus cuentos: “La ciudad de Luzbel”, “La influencia de Edgar A. Poe en la poesía de

Raimundo Arias” y “El museo de los esfuerzos inútiles”, compilados en la antología

Cuentos completos (2017). Desde las primeras palabras de los relatos, Peri Rossi nos

sumerge por completo en el mundo ficcional utilizando el recurso íncipit in media res,

fórmula que ayuda a la autora con el “no-tiempo” del que se habla. ¿Cuándo empieza la

monotonía melancólica que caracteriza la vida de los personajes? No se logra vislumbrar.

En cada uno de los cuentos la autora nos arroja a la rutina lánguida como si esta hubiera

llegado sin percibirla y se hubiera apoderado de todo.

En “La influencia de Edgar A. Poe en la poesía de Raimundo Arias”, a pesar de que se

presentan antecedentes del automatismo principal a manera de analepsis, podemos percibir

cómo la vida de estos personajes era igualmente monótona antes. Escena ilustrada en esta

lista repetitiva de actividades cotidianas: “pero había muchas cosas que hacer, tenía que

trabajar, hacer las colas para comprar la leche, pan, harina, arroz, garbanzos […]” (2007,

p.40)

Y es en estas mismas analepsis que la autora nos remarca la importancia del “no-

tiempo” en su historia. No solo ocupan casi la mitad del discurso, logrando que parezca

que el tiempo narrativo se alargue, cuando en realidad el tiempo de la historia no es más

que la de un par de horas; sino también porque en estas mismas nos arroja a un punto

indeterminado de la realidad ficcional utilizando de nuevo el recurso íncipit in media res.

Estos “comienzos” en puntos indeterminados nos da la sensación de estar en un bucle de

del que no se puede salir ni se sabe cómo se llegó ahí.

La fuerza indeterminada de la prosa radica también en un detalle tan simple como el

hecho de que las marcas temporales en los tres cuentos son pocas, sino es que inexistentes.
Es en “La ciudad de Luzbel” que la autora nos muestra que la falta de referencias

cronológicas puede jugar un papel fundamental en la construcción de un universo narrativo.

Es en Luzbel donde el tiempo no existe, donde las personas se dedican a conversar y

admirar los cambios en la luz matinal.

El discurso de este cuento es muy particular pues ¿cómo podemos determinar el tiempo

de la historia?, ¿la historia se cuenta en cuestión de días?, ¿horas?, ¿se hacen pausas? No lo

sabemos. La historia está dentro del discurso principal en una especie de meta historia que

nos devuelve al bucle del que se habló antes. Así, la historia que el viajero contó pueden ser

acontecimientos de días, meses, años. Porque en Luzbel nunca se sabe. Tampoco se sabe

cómo ni cuándo se contó esta historia, pero eso, claro, no le importa a Peri Rossi.

La autora también nos sugiere que el “no-tiempo” es menos escurridizo que el tiempo,

pues aquél sólo alcanza a algunos pocos afortunados (o desafortunados) mientras que de

este nadie se escapa. La construcción de los universos literarios requiere de otros elementos

además de un inicio contundente y los recursos que inciden directamente en el discurso; de

hecho, el espacio compondrá también una pieza clave, pues es justo en los espacios donde

Peri Rossi encapsula en “no-tiempo”.

En “El museo de los esfuerzos inútiles” y “La ciudad de Luzbel”, el “no-tiempo” traza

sus fronteras en las puertas del museo y el puerto de la ciudad, respectivamente. Es en solo

esos dos escenarios donde transcurre la historia: tal es la importancia de estos espacios que

lo que hay afuera ni siquiera se describe. No solo el antes no existe, el afuera tampoco, y

ambos quedan como grandes enigmas que al lector descuidado tampoco le interesan

conocer. Tal vez ya fue absorbido por el bucle.

Pero, si el “no-tiempo” no tiene principio y en el medio solo es un conjunto de espirales

inacabados, ¿se podrá vislumbrar un final? Cristina Peri Rossi nos da la respuesta. El final
de sus cuentos parece el corte de lo que podría ser el inicio de otra acción, de un día más.

Es en esto último donde tenemos la respuesta, la espiral sigue su curso, haciendo

digresiones si es necesario, dándonos la falsa impresión de que se avanza. Pero después del

punto final no hay más de lo que estaba antes. El papá de Alicia irá a vender jabones y ella

se disfrazará de india latinoamericana, el viajero entablará conversaciones en algún café de

Luzbel o tal vez beba un par de copas en el bar y el hombre esperará a que pase un lunes

más en algún lugar en el exterior para el martes sumergirse de nuevo en este bucle

interminable.

Bibliografía
Chejov, A. (9 de junio de 2020). El arma de Chéjov: Todo elemento tiene una función. Obtenido de
Escuela de escritura creativa: https://www.escueladeescrituracreativa.com/teoria-
literaria/el-arma-de-chejov-ejemplos/
Rossi, C. (2007). Cuentos reunidos. España: Lumen.

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