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Resumen
El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es un virus que afecta al sistema inmunológico. Una vez
debilitado por el VIH, el sistema de defensas permite la aparición de enfermedades, que en su etapa
avanzada se denomina Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA). La enfermedad se produce por
un retrovirus, que es virus ARN que se replica mediante un ADN intermediario. La infección por el VIH tiene
4 fases: 1) Infección aguda retroviral 2) Asintomática u oportunistas menores 3) Sintomática u oportunistas
menores 4) SIDA u oportunistas mayores. La infección por VIH ocasiona complicaciones multisistémicas
(sistemas más afectados son el respiratorio, el digestivo y el Sistema Nervioso Central). En el año 1981
fueron reconocidos los primeros casos en EEUU y según los datos obtenidos a nivel mundial en el 2015, la
prevalencia de personas con VIH fue de 36,7 millones, por lo que se considera una pandemia y es una
prioridad política de la salud mundial. Las pruebas de laboratorio que se utilizan para diagnosticar la
infección por VIH se clasifican en pruebas directas, que facilitan el diagnóstico precoz y pruebas indirectas,
que demuestran la respuesta inmune de la persona. Para conocer la evolución de la infección por VIH y
determinar el grado de inmunodepresión se realizan pruebas para: medir el nivel de replicación viral y
medir el nivel inmunológico frente al virus, el conteo de leucocitos CD4 y pruebas para determinar la
repercusión de la infección y de los tratamientos en los diferentes órganos y sistemas. Actualmente no se
cuenta con un tratamiento que cure la infección, pero existen los tratamientos antirretrovirales, el objetivo
de terapia de adherencia antirretroviral (TAR) es disminuir la replicación del virus hasta niveles
indetectables y lograr la restauración del sistema inmunológico. Los criterios para comenzar con el
tratamiento son varios y actualmente se van definiendo cada vez mejor, cabe destacar que el uso de los
test de resistencia a los TAR ha ayudado de manera positiva en la toma de decisiones sobre la selección del
TAR adecuado que se le aplicará a determinada persona, el tratamiento ha disminuido la morbilidad y
mortalidad de las personas infectadas. La falta de adhesión al tratamiento y la posibles fallas que este
pueda presentar, tiene diversas motivaciones y puntos de análisis, por ejemplo la violencia institucional,
tanto política como de salud, ejercida por la institución y sus representantes de forma directa, la falta de
medicamentos para los TAR y el estigma estructural, que impacta en la exclusión social por su estado de
salud de las personas que viven con VIH-SIDA, favoreciendo la discriminación por identidad sexo-género u
orientación sexual, cultura y estatus socioeconómico. La adherencia a los TAR depende en gran medida del
apoyo familiar, social, del vínculo que genera el paciente con las recomendaciones y directivas de los
profesionales de la salud y los sistemas de cuidados, por esto es importante considerar las dimensiones
simbólicas y materiales que rodean las consultas médicas ya que por ejemplo los términos “estilos de vida”
y “grupos de riesgo” son sinónimos discriminatorios culturales determinados por la clase social de los
pacientes.