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1. Aclaración preliminar
El presente trabajo, no es sino una recopilación de elementos conceptuales sobre un
tema relativamente disperso en la bibliografía corriente, o bien, tratado en una forma no
del todo accesible para el principiante. Su propósito es el de servir de guía a los
estudiantes que cursan Teoría de la decisión para un mejor aprovechamiento del
material bibliográfico y de clases de modo de permitirles el estudio elemental de un
tema básico, cuya profundidad sólo puede lograrse previo tránsito necesario por los
conceptos fundamentales que aquí se tratan de exponer en forma accesible.
No debe pues tomarse como un sustituto sino, simplemente, como mero auxiliar del
mencionado material. Respecto a sus inevitables deficiencias, espero sean excusadas por
la premura con que fue realizado.
2. Introducción
Para ilustrar mejor el punto, considere el lector otro ejemplo. En cosas tan diferentes
como un motor a explosión, una caldera a vapor y un reloj eléctrico, existe un aspecto
común que es el de la transformación del calor en movimiento. En el primero, una
mezcla de aire y combustible se transforma en una masa de gas caliente que, al
expandirse, acciona un pistón, a través del cual se transmite movimiento a otras partes
del elemento del cual el motor forma parte; en el segundo, el vapor de agua da lugar al
movimiento de la turbina; en el tercero, la energía eléctrica (generada por la turbina)
provoca el movimiento de las agujas del reloj. Aún cuando los procesos mencionados
son distintos entre sí, tienen un aspecto común que se ha estudiado por una parte de la
física: la termodinámica, estudio cuya importancia trascienden mucho los ejemplos, en
buena medida pueriles, que hemos mencionado.
Establecido el proceso decisorio como aspecto común de toda una serie de actividades,
es posible especificar mejor el concepto considerando los elementos que lo integran:
*
Con la colaboración de Palazzolo Edmundo y Russo Daniel. 3ra. Edición corregida y aumentada.
1
siguiendo la idea corriente, distinguiremos entre: objetivos o metas; alternativas; cursos
de acción o variables controlables; estados de naturaleza o variables no controlables;
ámbito decisorio; resultados; medidas de utilidad o valoración y, finalmente, criterios de
decisión.
3. Objetivos
Los objetivos o metas representan elementos, sean materiales o no, e inclusive, tengan
o no entidad real, respecto a los cuales el decidor se propone un nivel de aspiración, o
formula una expresión de deseos respecto a su consecución.
Los ejemplos son obvios: desde las simples metas de satisfacer necesidades
elementales, hasta el complejo espectro de objetivos incluidos en un plan económico, y
desde el deseo de obtener una suma determinada de dinero, hasta la abstracta noción de
alcanzar la felicidad, pueden formularse innumerables ejemplos. Y si el lector no acierta
aún a considerar objetivos que no tengan existencia real, piense en el deseo de Sancho
Panza de erigirse en gobernador de una ínsula, por más que no tuviera la menor noción
de lo que era una ínsula.
El aspecto central que nos interesa de los objetivos o metas es que representan móviles
eficaces de la acción: es decir, se tienen en cuenta en la medida en que inspiran
efectivamente la toma de la decisión. Es muy frecuente, en nuestra época, escuchar
declamaciones retóricas de objetivos, que no hacen sino ocultar las metas reales que
motivan la acción en cuestión. Difícilmente el aspirante a un cargo electivo reconozca
sus ambiciones de poder, cuidadosamente disfrazadas por enunciados genéricos acerca
de sus deseos y condiciones para llevar a sus electores a la felicidad universal. Del
mismo modo, el vendedor que nos aconseja un producto no pondrá de manifiesto su
interés en la comisión que le reportará la venta, y el avaro que niega un préstamo quizás
ponga de relieve su preocupación por el bien de aquél que se lo pide, y a quien se lo
niega.
Esta distinción entre metas aparentes y reales es esencial para una adecuada
comprensión del pro.4472(s)6.02172.80892(m)1.40381(a)-2.80892( )-90.4242(d)10.6383(e)-13.4472(c)-2.8102
2
en cuestión, y que se relacionan con los primeros mediante cadenas de medios a fines.
Esto es, normalmente, los situados al tope de la escala tienen un carácter relativamente
abstracto, y su expresión concreta se manifiesta a través de los objetivos intermedios
que conducen a aquéllos. Así, por ejemplo, la meta genérica de lograr una posición
social, puede traducirse en metas intermedias como las de obtener un título profesional,
lograr un determinado nivel de ingresos, y alcanzar una cierta capacidad de trato, amén
de muchas otras de menor jerarquía, y que conforman dicha meta genérica.
En la mayoría de los casos, sino en todos, la escala de valores de las personas –o sea su
escala de objetivos- se caracteriza por ser cambiante, inestable, conflictiva y
ambivalente. Quizá el problema más difícil, al analizar cualquier problema decisorio, es
clarificar dicha escala de objetivos en la medida necesaria como para permitir un
planteo intelectual representativo del mismo. Acostumbrados como estamos a la lógica
Aristotélica que rechaza lo contradictorio, la evolución relativamente reciente de la
psicología individual y social nos enfrenta con singulares dificultades para conciliar la
lógica tradicional con la dinámica de los objetivos. Sabemos que nuestras metas
cambian, no sólo por la evolución natural de nuestra vida, sino también en base a un
proceso que le es propio y que pocas veces se conoce con claridad.
En términos generales, el caso más habitual no es el de una escala de valores coherentes
sino, por el contrario, conflictiva, inestable y ambivalente. La meta que ayer dominaba
nuestros esfuerzos, mañana puede parecernos irrelevantes.
Al analizar distintos objetivos que perseguimos, casi siempre nos daremos cuenta que,
en mayor o menor medida, existe determinada incompatibilidad entre ellos; muchas
veces, al considerar un propósito que nos hemos formulado, advertimos que no estamos
seguros acerca del grado de interés que efectivamente tenemos en él, y que en nuestra
actitud, en ese sentido, coexisten tendencias opuestas, de querer y no querer,
simultáneamente, el logro en cuestión.
Siendo generalmente notorio el conflicto de objetivos en todas las personas, existe con
mayor razón en el marco de las relaciones interhumanas. La sociedad, en ese sentido, es
una fuente inagotable de tales situaciones, de las cuales distinguiremos en particular las
que convendremos en llamar: a) Conflicto interpersonal; b) Conflicto
interorganizacional; c) Conflicto intraorganizacional.
3
segundas
24(e)-660827(g)1s
nunc7(g)1sag
4
a desarrollar una tarea rutinaria que no le satisface como tal, a cambio de una
remuneración que le permite atender a sus necesidades vitales, y una posición laboral
que le permita sentirse insertado socialmente.
Del mismo modo, un arquitecto elaborará los planos de un edificio siguiendo criterios
edilicios que personalmente no comparte teniendo en cuenta los honorarios que ello le
permitirá obtener, así como el prestigio derivado de su vinculación a la respectiva obra,
por más que íntimamente esté en desacuerdo con su valor urbanístico.
Bajo una modalidad algo distinta, pero en esencia idéntica a la anterior, se soluciona el
conflicto de objetivos intraorganizacional. La diferencia básica estriba en que las
relaciones de poder, en este caso, están condicionadas no sólo por las cualidades propias
de los individuos, sino también por la importancia relativa de las funciones que
desempeñan, y los problemas de la organización, Así, por ejemplo, en nuestro país ha
sido relativamente frecuente en los últimos años asignar al Ministro de Economía un
rango preeminente entre sus colegas, en parte debido a las características de las personas
que ocuparon tal puesto, pero en gran medida en virtud del carácter apremiante de los
problemas económicos que se confrontaban; no obstante, ante situaciones de otro tipo
(tales como el conflicto originado en el laudo arbitral sobre el problema del Beagle) las
consideraciones económicas fueron dejadas circunstancialmente de lado para atender
otras de orden militar. En una empresa agobiada por problemas financieros, el gerente
del rubro tendrá, casi seguramente, un poder superior al de su colega comercial; cuando
la dificultad consiste en una baja de las ventas, sin excesivos problemas financieros, tal
situación se modificará a favor de aquél.
5
Así, cuando en una empresa falta personal administrativo, se dará preponderancia,
sucesivamente, al cierre del balance anual, a la liquidación de impuestos, a la puesta al
día de los saldos de cuenta corriente, etc., conforme se vayan poniendo remanifiesto las
urgencias del caso. En términos generales, es evidente que el mecanismo expuesto está
encaminado, más a la postergación, que a la solución en sí del conflicto, con lo cual sus
manifestaciones se van haciendo más y más críticas, hasta que termina, habitualmente,
por eclosionar de una manera innecesariamente violenta.
Desde ese punto de vista, suele ocurrir que el marco fijado por las restricciones
simultáneamente establecidas es tan reducido, que suele perder importancia el objetivo
que eventualmente se defina para una organización. Por ejemplo, puede afirmarse que la
meta de una empresa consiste, principalmente, en obtener el máximo beneficio posible;
pero, en rigor, tal objetivo se ve desdibujado por las restricciones que juegan en el caso:
sueldos y remuneraciones mínimas para lograr la participación del personal; precios
máximos aceptados por los consumidores que adquieren sus productos; impuestos que
gravan la actividad; intereses a abonar por los capitales tomados en préstamo, etc. Bajo
estas circunstancias, el campo de alternativas posibles de considerar con miras a la
consecución de los objetivos fijados se ve altamente limitado; de ahí el nombre de
restricciones que damos a las exigencias mínimas aceptadas para la participación en la
organización de sus integrantes.
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4. Alternativas
Las alternativas, variables controlables o cursos de acción, son las conductas posibles
que caben para la consecución del o de los objetivos perseguidos por el decidor. La
denominación de alternativas, responde a la idea de elección, implícita en el planteo de
la decisión (decidir es, desde este punto de vista, la elección de una alternativa entre
varias posibles); análogamente, la de variables controlables refleja el hecho de que
depende de aquél, o es controlada por el decidor la línea de conducta adoptada; la de
curso de acción, pone de relieve el carácter activo, valga la redundancia, del proceso. Es
decir, en síntesis, que decidir implica facultad de elección, control sobre la línea de
acción adoptada y proceso activo por parte del decisor. Si falta la primera, no hay
decisión sino meramente imposición (sea por una persona, por una entidad o por una
circunstancia), éste no tiene el carácter de alternativa (como en el caso de un buque que
marcha a la deriva). Finalmente, si la elección no procede del decisor considerado, nos
falta obviamente, la relación entre éste y la decisión adoptada.
5. Variables no controlables
Una segunda dificultad reside en la involuntaria conexión que suele establecerse entre
alternativas y variables no controlables. Estas últimas pueden ser relevantes (es decir,
revestir importancia) para una o algunas alternativas, pero no para otras. Por ejemplo,
un agricultor debe elegir entre diferentes especies de semillas para sembrar. Para una
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determinada variedad la sequía puede constituir una variable no controlable de gran
importancia en cuanto a los resultados de la siembra; para otras, las lluvias pueden
constituir un factor perjudicial. La dificultad más frecuente en el planteo de los estados
naturales, reside en la separación clara de los aspectos controlables de los que no lo son,
lo que en rigor, suele ser simplemente un problema de definición adecuada de los
parámetros que intervienen en el caso. Por ejemplo, si consideramos el problema
decisorio de un especulador, que maneja un monto tan grande de valores que sus cursos
de acción influyen notoriamente en el mercado, la definición correcta de las variables o
controlables, en el caso, sería la de las reacciones de los demás integrantes de dicho
mercado, y no simplemente el alza o la baja de los valores, en el ejemplo, serían más
bien resultados y no variables no controlables, debido a que sus acciones influyen sólo
en una medida ínfima sobre el curso del mercado. Normalmente, se requiere un cierto
esfuerzo para definir con rigor lógico las variables no controlables pertinentes, para lo
cual la regla a tener es la de considerar cuáles son las situaciones sobre las que el
decisor carece de control directo.
En lo sucesivo, pues, nos referiremos a los estados naturales sólo cuando se trata de
variables no controlables inciertas, denominando restricciones a las que tienen un
carácter cierto. La denominación de restricciones alude al hecho que, en estos casos, el
campo de elección de las alternativas está limitado, restringiéndose en consecuencia la
posibilidad de obtener los resultados pretendidos.
6. Ámbito decisorio
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limitantes del campo de alternativas posibles. Inclusive, suele ocurrir como caso
extremo que las restricciones de un problema sean incompatibles, y, por lo tanto, no
permitan una elección. El gráfico siguiente ilustra un ejemplo de restricciones
incompatibles:
Podría pensarse que, siendo el problema de certeza suelen estar asociados a una
situación en que existen infinitas alternativas, y, por lo tanto, su solución exige la
aplicación de técnicas matemáticas especiales, por las cuales se pueden determinar
puntos o alternativas que cumplan con otras condiciones adicionales, generalmente
referidas a la utilidad de las mismas.
9
Se trata de una versión errónea de la definición clásica de Laplace, quien decía que la
probabilidad era el cociente entre el número de casos favorables y el de casos
igualmente posibles.
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consideraciones llevan a Keynes a definir el concepto probabilidad como “grado
razonable de creencia”. Y en relación a ella, en un segundo orden de consideraciones,
interesa el sentido que atribuimos a la palabra probabilidad cuando la utilizamos en el
lenguaje corriente. Si nos preguntamos cuál es la de que una moneda arrojada al aire
caiga cara, casi automáticamente contestaremos ½ (descartando la posibilidad que
pueda quedar de canto); pero ¿qué queremos significar con ello? En un suceso único, la
moneda caerá cara o ceca, y el sentido de ½ se desdibuja. Si ante una operación riesgosa
el cirujano nos informa que tenemos un 40% de probabilidad de sobrevivir, ¿que
significado tiene ello para nosotros, que debemos afrontar el riesgo? El cirujano se
expresa en términos de frecuencia relativa, propia de su experiencia; pero para nosotros
la situación difiere, puesto que lo que está en juego es nuestra propia vida.
El problema reside en que esos valores (1/2 ó 40%) se extraen de un universo amplio,
ya sea apriorístico, como en el caso de Laplace, o experimental, si nos atenemos a la
concepción de Von Mises. Pero cuando los aplicamos a un caso único, que para
nosotros tiene especial importancia, no estamos haciendo otra cosa que expresar nuestro
grado de creencia en el suceso futuro repetitivo, responda a la de Poisson o a la
binomial es x; y para ello, obviamente, aplicaremos el concepto de Laplace o de Von
Mises. Pero cuando nos referimos a un suceso único, por más quesea un eslabón en una
cadena de miles de casos análogos, se desdibuja el sentido de hablar de una distribución
de frecuencias, puesto que ese caso especial va a tener una distribución u otra. Por lo
tanto, aunque la probabilidad de ese suceso, p, haya sido calculada en base a la
observación de un universo, el mero hecho de aplicarlo a un caso único, ya de por sí
subjetiviza la aplicación del concepto, y nos remite a la concepción de Keynes.
¿Qué criticas merece el concepto de Keynes? (ninguno de los tres conceptos está
excepto de ellas). La fórmula de Von Mises, es que reduce el término a una formulación
subjetiva, llevándola a una mera cuestión de opinión. A lo cual, Keynes, no sin razón,
replica que los conceptos o las palabras hay que definirlos en función de su uso
corriente, por más que no nos parezca que dicho uso sea razonable. Esto es, que las
definiciones deben reflejar el uso corriente de las palabras, y no el que, en nuestra
opinión, debería usarse. De este tipo tenemos muchas situaciones en la vida diaria, y,
justamente, uno de los problemas serios que confrontamos hoy en día, es la progresiva
tergiversación del lenguaje mediante un apartamiento deliberado del uso corriente de los
términos para aplicarlos a conceptos para los cuales no fueron formulados. Confronten
ustedes, la idea que tienen del significado de la palabra “álgido” con la que tiene el
diccionario, y advertirán el problema. Y, en definitiva, por más que las palabras se usen
mal, se aparten de su concepción primigenia, es un hecho claro que el uso normal que se
les atribuya, a la larga, termina por prevalecer.
¿Son compatibles entre sí los tres conceptos de probabilidad que hemos enunciado? En
general, entiendo que no, sino, más bien, que el de Laplace es un caso especial del de
Von Mises, y del de Keynes, y el de Von Mises un caso especial, a su vez, del
keynesiano. Gráficamente, diríamos que cada uno de ellos abarca diferentes campos de
situaciones:
KEYNES
VON MISES
LAPLACE
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Así, por ejemplo, en el caso de situaciones repetitivas y simétricas, normalmente, la
investigación del universo que requiere la aplicación del concepto de Von Mises,
conducirá, salvo ligeras discrepancias, a valores de probabilidad similares a los que
predica el cálculo apriorístico de Laplace. Es, por otro lado, lo que hacen todos los
casinos del mundo: cuando el rendimiento de una mesa de juego se aparta del valor
esperado estadísticamente, se sospecha, no sin razón, o bien que hay un mal
funcionamiento mecánico, o bien que hay un fraude. En este tipo de casos, se aplica la
probabilidad de Laplace, a priori, (antes del desarrollo del juego), la de Von Mises por
observación posterior de control, y, también la de Keynes, ya que en tal caso, el “grado
razonable de creencia”, en cuanto aludimos a un universo repetitivo, simétricos o no, y
Keynes puede aplicarse no sólo a esos casos, sino también a sucesos no repetitivos,
aunque puedan integrar una cadena de sucesos repetitivos(por ejemplo, la milésima
jugada de un juego, considerada como un problema especial).
Cabe agregar, para concluir con este tema de probabilidad, una observación sobre el
concepto de Keynes, y es que se lo ha tergiversado por el abuso. En la definición de este
autor, se enfatiza la palabra “razonable”, lo que no es un aditamento arbitrario. Keynes
conocía muy agudamente la psicología humana, y sabía de la frecuente tendencia a
confundir deseos con realidades, y estimar como probables aquéllos hechos que
simplemente, deseamos que ocurran. Pero Keynes no estaba interesado en una medición
psicológica de preferencias, sino en una medición de expectativas justificadas por los
hechos, y por ello enfatizaba el término “razonable”. Lo grave del caso no es que,
indudablemente, incurramos en tal confusión, puesto que ello es inevitable, en mayor o
menor medida; sino que, tal como ha ocurrido en los últimos años, y cada vez con
mayor frecuencia, se pretende dotar a esa expresión de deseos de un viso de seriedad
mediante la referencia capciosa a una supuesta investigación que, o bien no se ha
realizado, o bien fue orientada tendenciosamente. Si a mí me interesa investigar
científicamente la dipsomanía, haría una encuesta tendiente a establecer la proporción y
característica del fenómeno; pero si lo que me interesa es tergiversarla, puedo orientar la
encuesta con preguntas como: “¿Ha dejado usted de beber alcohol? Conteste sí o no”,
con lo cual, obviamente, la estoy condicionando. Y esto, lamentablemente, se produce
en muchos órdenes de cosas, deliberada o inconscientemente, sobretodo en círculos
científicos o pseudocientíficos.
Volviendo ahora al tema del problema decisorio, cabe señalar que, en nuestra opinión,
el término riesgo se aplica con propiedad cuando nos referimos a situaciones simétricas,
de Laplace, o bien, no simétricas que tengan una distribución estable de frecuencias.
Cuando trascendemos el marco de estas situaciones, y pretendemos referirnos a casos de
probabilidad subjetiva, si bien desarrollamos un esquema teóricamente indiscutible,
recaemos en el peligro que he mencionado de confundir deseos con realidades. En los
hechos, ene. Proceso efectivo de toma de decisiones, es algo que se observa con
frecuencia apabullante, sobre todo cuando se confunden loables conjeturas sobre hechos
inciertos, con estudios técnicos serios que pretenden determinarlos con precisión, por
más que ello materialmente, sea imposible.
7. Resultados
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convencionalmente, se consignan las alternativas como filas y los estados naturales
como columnas. Esquemáticamente:
E1 E2……………Ej …………. Em
..................................................................................................................
An Rn1 Rn2............Rnj............Rnm
Cabe aclarar que el conjunto de consecuencias que nos interesa es el que se relaciona
con los objetivos propuestos. Si, por ejemplo, el único objetivo que el alumno se plantea
al cursar Teoría de la Decisión es aprobarla asignatura, sin que le interese el grado de
aprendizaje del tema, en su planteo del problema decisorio, al medir los resultados
desestimará lógicamente ésta última variable para centrarse exclusivamente en la
aprobación o no de la asignatura.
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7.1. Medición de resultados en problemas económicos
Típicamente, se emplean a tal fin tres enfoques que, habitualmente, conducen a formas
diferentes de medir los resultados. Reseñaremos, en consecuencia, sus características
básicas, puntualizando en especial las discordancias que existen entre uno y otro.
b) Tanto al calcular los ingresos como los costos, se deja de lado el valor tiempo del
dinero. En consecuencia, desde el punto de vista contable, los plazos de cobranza o de
pago no inciden sobre la magnitud computable del costo o el ingreso. Así, por ejemplo,
si se vende un producto a 100, con condición de pago a 30 días, y se ofrece un 12% de
descuento por pago al contado, es obvio que el producto se está vendiendo en 88, y que
los 12 adicionales representan el interés que se le cobra al adquirente por financiar su
compra a 30 días; pero contablemente, salvo que este último importe se discrimine en la
factura, se computa la venta por 100, y si el cliente opta por pagar al contado, se registra
el descuento como un costo. En otros términos, contablemente no se presta atención a la
homogeneidad temporal de las magnitudes consideradas.
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Cuando el bien es desafectado de su utilización, la diferencia entre su valor de
realización y el valor original amortizado es considerada como una utilidad o pérdida
del ejercicio contable en que tal hecho se produce.
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b) El valor tiempo del dinero representa una cuestión básica del enfoque financiero. Por
tal razón, para homogeneizar los importes correspondientes a movimientos ocurridos en
diferentes momentos, se utilizan las técnicas del cálculo financiero de actualización o de
proyección de valores. En particular, cuando un importe incluye componentes de interés
implícito (como en el ejemplo que hemos discutido previamente de venta a plazo), éste
es discriminado en toda registración de aquél que corresponde al valor propio del bien o
servicio considerado.
d) Tanto los intereses sobre el capital propio invertido como sobre los fondos tomados
en préstamo son computables, aún si los primeros no se abonan.
Suele ser frecuente que la decisión sea evaluada exclusivamente en base a los
resultados, conforma a la acepción del término que hemos reseñado en el párrafo
precedente. No obstante, en rigor, esta posibilidad es un caso especial de la situación
general, que consiste en traducir los resultados, considerados como medidas objetivas,
a una valoración subjetiva en términos de la apreciación que hace el decisor de la
utilidad que dicho resultado le significa.
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Decisión, pero que entendemos adecuado para el caso: coloque tres recipientes con
agua, uno de los cuales contendrá agua a temperatura ambiente, otro con agua a 10º C, y
el tercero con agua a 50º C. Coloque ahora el lector una mano en el segundo y la otra en
el tercer recipiente durante algunos minutos, y luego sumerja ambas manos
simultáneamente en el primero, que contiene agua a temperatura ambiente. La sensación
térmica que percibirá será de “frío” en la mano que estuvo previamente sumergida en el
tercer recipiente, y de “calor” en la que estuvo en el segundo. Se trata, claramente, de
una apreciación subjetiva, condicionada por la previa colocación de cada mano en un
medio a distinta temperatura, mientras que dicha temperatura, medida en grados
centígrados sería una medida objetiva o resultado.
Esta subjetividad también existe cuando se elige una u otra forma de expresar los
resultados de un problema decisorio, formas que, en sí mismas, son netamente
objetivas. Procuraremos aclarar esta última posibilidad mediante el siguiente ejemplo:
Consideraremos un inversor que debe elegir entre efectuar un depósito ajustable en base
al Índice de Precios al Consumidor y uno ajustable en base a la cotización del dólar, los
cuales devengan la misma tasa de interés, y se conciertan por plazos idénticos. En el
primer caso el ajuste a devengar dependerá de la evolución del mencionado índice de
precios, mientras que en el segundo estará dado por la variación de la cotización del
dólar estadounidense en el Mercado Oficial de Cambios. Podemos asumir que el
objetivo que se propone el inversor es maximizar el monto del depósito que percibirá a
su vencimiento.
En cada caso, consideraremos que el valor de los depósitos al cabo del lapso
considerado sea el que se indica a continuación
Si medimos como resultado el ajuste experimentado por los dos depósitos posibles
considerados en términos absolutos, obtendremos la siguiente matriz, en la cual los
resultados están expresados en miles de pesos argentinos.
17
Ea Eb Ec
Ea Eb Ec
Estas no son obviamente, las únicas formas de expresar los resultados. El inversor
podría plantearlos, por ejemplo, en relación a una valoración que él mismo se fija como
meta. Si ésta es de $a. 2.000.000.-, las dos formas anteriores se modificarían en la forma
siguiente:
Términos Absolutos Términos Relativos
Ea Eb Ec Ea Eb Ec
18
respecto al cual puede anticiparse que constituye una de las cuestiones menos
adecuadamente resueltas de la Teoría de la Decisión.
9. Criterios de Decisión
Sin embargo, nada de eso existe hasta el momento, y no podría nunca existir en tanto se
acepte la noción del carácter no determinista de la conducta humana. En cualquier
problema que pueda plantearse, en tanto la elección compete a un ser humano, mal
puede darse un determinismo de la decisión que obvie la necesidad de realizarla y,
paralelamente, asumir la responsabilidad de las consecuencias. Aún en las cuestiones
más rutinarias y mejor programadas, existe la posibilidad, por remota que sea, de
apartarse del curso de acción previsto, previsible o recomendable, y adoptar otro
distinto.
Quizás piense el lector que de nada vale una teoría que no indica o no determina la
conducta que se seguirá frente a un problema decisorio: pero al respecto, debe
considerarse que el determinismo no tiene cabida en una teoría de índole metodológica,
como lo es la de la decisión. En efecto, no se trata de dar “recetas” que permitan
efectuar una elección infalible, sino analizar mediante herramientas conceptuales y
empíricas el problema que dicha elección plantea a quien debe efectuarla. Desde tal
perspectiva, es claro que el punto crítico de la teoría está dado por el criterio de
decisión, entendido como la pauta aplicable a la selección de la alternativa o curso de
acción a seguir.
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10. El planteo formal del problema decisorio
No obstante, la suma y el cálculo diferencial son objetos muy distintos de los que
sugiere su referencia a elementos de la experiencia empírica: la suma existe como
definición de una operación matemática entre conceptos abstractos como son los
números, y el cálculo de una derivada puede hacerse respecto a funciones que no
representan ningún fenómeno real. Esto es lo que se denomina abstracción, es decir,
prescindir de referencias empíricas y considerar objetos ideales, que representan
conceptos definidos con independencia de cualquier posible aplicación empírica.
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como en la Medicina se estudian las enfermedades, concebidas como procesos
patológicos, refiriéndose a sus características comunes, más que a sus manifestaciones
particulares en los individuos; en la Física se considera la Ley de Gravedad con
prescindencia de los objetos en que ésta se manifiesta, y la Química estudia reacciones
entre ácidos y bases, dejando de lado las infinitas experiencias posibles.
Hemos visto que la matriz de decisión es un cuadro que indica los resultados esperados
de adoptar las alternativas consideradas ante los diferentes estados naturales que pueden
producirse. El problema básico que se plantea en su construcción, es el de establecer
cuales son los elementos a considerar a tal fin. La respuesta inmediata es la de tomar
aquéllos que sean relevantes para el problema decisorio en cuestión, lo cual no ayuda en
mucho, ya que implica repetir la dificultad en otros términos: cuáles son los elementos
que deben considerarse relevantes para un problema decisorio dado.
En realidad, no hay reglas fijas que indiquen el camino a seguir en ese sentido; se trata
de un problema de lógica constructiva, y, como tal, requiere la aplicación de un cierto
grado de razonamiento creativo. Es, en cierto modo, el problema del químico, a quien
se le entrega una sustancia desconocida a analizar, sin tener ninguna idea clara acerca de
su naturaleza, o el del médico, que frente a un cuadro confuso de síntomas, debe
establecer un diagnóstico. Es, en definitiva, un problema de creatividad e intuición,
elementos que sólo surgen de una feliz combinación de estudio y experiencia, y de un
proceso de ensayo y error. Al respecto pues sólo saber a nuestro juicio unas pocas
indicaciones y sugerencias, producto de la experiencia (lo que implica que no deben
tomarse en modo alguno como reglas universales, ni mucho menos).
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elementos del problema, clasificándolos conforme al esquema ya detallado (objetivos,
alternativas, estados naturales, restricciones, resultados, ámbito decisorio, criterios de
valoración y criterios de decisión), lo que suele ser una ayuda invalorable para clarificar
las dificultades que el mismo presenta.
La segunda sugerencia útil, es la esforzarse por ubicarse e identificarse con el papel del
decididor, tal como surge del planteo, a fin de definir correctamente los elementos del
problema; ésta es la única manera de establecer adecuadamente aspectos tales como los
objetivos, las variables controlables y las no controlables.
Muchas veces, ello puede hacerse mediante un estudio cuidadoso de los elementos de
juicio que surgen del planteo con que se cuenta; en otros casos, se hace necesario
suplirlos con un cierto grado de imaginación y sentido común. En todos, sin embargo,
es importante saber guardar la necesaria objetividad en el análisis, evitando en lo
posible que las propias expectativas y deseos influyan en la consideración de dichos
elementos. Este aspecto, merece especificarse en relación a algunos de los mismos.
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influencia sobre las circunstancias. Sean positivos o negativos, su cómputo debe
realizarse teniendo en cuenta estrictamente las condiciones objetivas del problema, y
desestimando, en ese aspecto, cuáles son las expectativas del decisor, los que sólo
interesan a posteriori, a efectos de la evaluación subjetiva de dichos resultados en
términos de escalas de valoración o utilidad.
En lo que hace a la estructuración del problema decisorio, una vez definidos sus
elementos, tiene particular importancia relacionarlos cuidadosamente entre sí. Por un
lado, ello implica analizar en qué forma las alternativas pueden ordenarse como una
cadena de medios a fines en relación a los objetivos del problema; por el otro, significa
examinar cómo la interacción entre alternativas y estados naturales determina los
resultados del problema.
En esa interacción, los objetivos deben tomarse como marco de referencia a fin de
establecer claramente cuáles de los múltiples resultados emergentes de cada alternativa
y estado natural han de ser tomados en cuenta: si una empresa lanza un nuevo producto
con miras a mejorar su rentabilidad, la penetración que éste logre en el mercado pasa a
ser una consideración de segundo orden; si la meta perseguida al solicitar un empleo es
la de adquirir una determinada experiencia, las cuestiones relativas a la remuneración
pueden quedar limitadas a una simple restricción en cuanto al requerimiento mínimo.
23
12. Un caso de aplicación
Una empresa estudia reemplazar su equipo actual de producción por una nueva
maquinaria. El actualmente en uso costó hace 6 años $ 2.000.000.000 y tiene una
capacidad máxima de producción de 10.000 unidades mensuales. Cada unidad se vende
al precio actual de $ 300, y los costos directos de producción representan un insumo de
$ 250, por unidad, dado el grado de obsolescencia de la máquina. Por otro lado, y por
igual razón, es necesario invertir $ 100.000, mensuales en su mantenimiento. En caso de
reemplazo, dicho equipo carece de todo valor de recupero. En su momento, su vida útil
fue fijada en 5 años.
Una posibilidad está dada por la compra de un equipo nuevo, de fabricación nacional,
con una capacidad máxima de producción de 20.000 unidades mensuales, y cuya vida
útil se estima en 5 años. El costo del equipo es de $ 120.000.000 y por su mejor
tecnología, el insumo que requiere de costos directos de producción es de $ 90 por
unidad. El equipo no requiere mantenimiento.
Para financiar las compras de equipos se puede recurrir a préstamos que devengan el 2%
de interés mensual, y que cubren el 50% de la inversión, debiendo financiarse el resto
mediante fondos propios de la empresa.
Decisor: dada la importancia del problema analizado, se trata de una decisión que
deberá ser adoptada por el Directorio o dueño de la empresa en cuestión.
Objetivos: si bien el planteo no especifica cuál o cuáles son los objetivos que el decisor
toma en cuenta a los efectos de evaluar las alternativas planteadas, es claro que la mayor
parte de los datos suministrados apunta al problema de la rentabilidad. Obviamente,
podría considerarse un objetivo de mercado, o de modernización tecnológica; pero de
ser así, sería necesario incorporar numerosos datos ausentes del planteo dado. En
consecuencia, plantearemos el problema en términos del objetivo de maximizar
utilidades.
24
Sin perjuicio de lo anterior, se hace necesario especificar en forma más concreta el
objetivo planteado. Por un lado, hemos visto que las utilidades se miden de un modo
distinto según los criterios contable, económico y financiero. Por el otro, interesa
especificar el período al cual nos vamos a referir. Finalmente, importa definir si la
utilidad va a ser medida en términos absolutos o relativos, y, en este último caso, como
porcentaje de utilidad sobre la venta o sobre la inversión.
Para mejor ilustración del problema, consideraremos dos de las formas posibles de
concretar el objetivo. Esto es, calcularemos los resultados teniendo en cuenta dos
objetivos distintos y de carácter alternativo (esto es, no es factible considerarlo
simultáneamente por no ser totalmente compatibles):
a) Maximizar las utilidades en términos contables y,
b) Maximizar las utilidades medidas en términos financieros.
En ambos casos, tomaremos el período mensual como unidad de medida temporal, y las
calcularemos como porcentaje sobre la venta.
25
Criterios de valoración: en la forma en que se miden los resultados subyace
implícitamente un criterio de valoración, dado que éstos se miden como un porcentaje
de las ventas. En consecuencia, dicho criterio puede formalizarse como la medición de
la rentabilidad relativa sobre ventas que representa cada resultado. Cabe acotar que ésta
es sólo una de las innumerables modalidades de valoración subjetiva de resultados.
En este caso particular, la estructura de la matriz de decisión es muy sencilla, dado que
tenemos tres alternativas y tres estados naturales:
b) El costo financiero se toma sólo sobre el 50% del costo de los equipos nuevos que se
financian con préstamos, dado que, contablemente, tal como hemos visto, el interés
sobre el capital propio no es computable.
26
CÁLCULO DE RESULTADOS EN TÉRMINOS CONTABLES
Cifras en miles de $a
Resultados Alternativas Estado Nivel Nivel de Ingreso Costo Costo Costo Amortiza Costo Total Resul %
natural de Venta por Directo Directo de ción Financiero Costo sobre
Demanda Unidades Venta Unitario Total Manteni Ventas
Unidades miento
(1) (2) (3) (4) (5) (6)= (7) (8)= (9) (10) (11) (12)= (13)= (14)=
300*(5) (5)*(7) (8)+(9)+ (6)-(12) (13)*100
1.000 1.000 (10)+(11) (6)
R11 A1= Eq. E1 10.000 10.000 3.000 250 2.500 100 0 0 2.600 400 13,33
Actual
R12 A1= Eq. E2 20.000 10.000 3.000 250 2.500 100 0 0 2.600 400 13,33
Actual
R13 A1= Eq. E3 30.000 10.000 3.000 250 2.500 100 0 0 2.600 400 13,33
Actual
R21 A2= Eq. E1 10.000 10.000 3.000 90 900 0 2.000 1.200 4.100 (1.100) (36,67)
Nuevo Nac.
R22 A2= Eq. E2 20.000 20.000 6.000 90 1.800 0 2.000 1.200 5.000 1.000 16,67
Nuevo Nac.
R23 A2= Eq. E3 30.000 20.000 6.000 90 1.800 0 2.000 1.200 5.000 1.000 16,67
Nuevo Nac.
R31 A3= Eq. E1 10.000 10.000 3.000 60 600 0 2.000 2.400 5.000 (2.000) (66,67)
Nuevo Imp.
R32 A3= Eq. E2 20.000 20.000 6.000 60 1.200 0 2.000 2.400 5.600 400 6,67
Nuevo Imp.
R33 A3= Eq. E3 30.000 30.000 9.000 60 1.800 0 2.000 2.400 6.200 2.800 31,11
Nuevo Imp.
27
CÁLCULO DE AMORTIZACIONES Y COSTO FINANCIERO
Cifras en miles de $a
Para computar ahora los resultados en términos financieros, nos enfrentamos con la
dificultad derivada de la falta de dos datos indispensables al respecto: a) el interés
computable sobre el capital propio afectado a la compra de nuevos equipos, y
b) el monto de la disminución del valor de realización de dichos equipos.
28
COMPUTO DE INGRESOS Y RESULTADOS
Cifras en miles de $a
(1) (2) (3) (4) (5) (6)= 300*(5)/ 1.000 (7) (8)= (6) - (7) (9)=(8)*100/(6)
R11 A1= Eq. Actual E1 10.000 10.000 3.000 2.600 400 13,33
R12 A1= Eq. Actual E2 20.000 10.000 3.000 2.600 400 13,33
R13 A1= Eq. Actual E3 30.000 10.000 3.000 2.600 400 13,33
R21 A2= Eq. Nuevo Nac. E1 10.000 10.000 3.000 5.600 (2.600) (86,67)
R22 A2= Eq. Nuevo Nac. E2 20.000 20.000 6.000 6.500 (500) (8,33)
R23 A2= Eq. Nuevo Nac. E3 30.000 20.000 6.000 6.500 (500) (8,33)
R31 A3= Eq. Nuevo Imp. E1 10.000 10.000 3.000 8.000 (5.000) (166,67)
R32 A3= Eq. Nuevo Imp. E2 20.000 20.000 6.000 8.600 (2.600) (43,33)
R33 A3= Eq. Nuevo Imp. E3 30.000 30.000 9.000 9.200 (200) (2,22)
CÓMPUTO DE COSTOS
Resultado Alter Estado Nivel de Cost Dir Costo Inver en Vida útil Dism Val Costo Costo de Costo
Natural Ventas Unit Directo Equipo meses Real est Finan Manten Total
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12)
R11 al R13 A1 E1 y E3 10.000 250 2.500 0 0 0 0 100 2.600
R21 A2 E1 10.000 90 900 120.000 60 2.000 2.700 0 5.600
R22 al R23 A2 E2 y E3 20.000 90 1.800 120.000 60 2.000 2.700 0 6.500
R31 A3 E1 10.000 60 600 240.000 120 2.000 5.400 0 8.000
R32 A3 E2 20.000 60 1.200 240.000 120 2.000 5.400 0 8.600
R33 A3 E3 30.000 60 1.800 240.000 120 2.000 5.400 0 9.200
29
Observe el lector que en este nuevo esquema de cálculo, los costos han sido computados
separadamente e incluidos en la columna (7) de la primera planilla.
Además, en dicho desarrollo de costos, se han detallado todos los factores concurrentes
al monto de los mismos (si bien podrían haber sido presentados separadamente como en
el caso anterior). Finalmente, merece señalarse que el costo financiero fue calculado a la
tasa del 2,55 % mensual sobre la inversión, por ser dicha tasa el promedio ponderado de
la del 2 % correspondiente al costo de los préstamos, y el 2,5 % correspondiente al
capital propio que participan en partes iguales en la financiación de las inversiones.
Merece señalarse que en este caso, la alternativa 1 ofrece mejores resultados que las
otras dos para todos los estados naturales. Esta situación, se denomina de dominancia, e
implica que para el objetivo propuesto, dicha alternativa se impone como la más
conveniente.
30
b. Se acostumbra también colocar delante del nodo de inicio un símbolo que representa
(y en el cual se detallan) los objetivos del problema decisorio.
d. Para cada elemento se debe emplear un símbolo diferente, siendo la elección de los
mismos puramente convencional. Por tal razón es indispensable detallar claramente la
convención de signos adoptada.
Objetivos
Alternativas
Estados Naturales
Resultados
e. Los nodos se conectan entre sí mediante líneas. Cada línea debe conducir
necesariamente a otro nodo, no pudiendo haber líneas sueltas o nodos no conectados
con el árbol.
Forma Confusa:
31
Forma adecuada:
1
Conforme a las condiciones estipuladas, se debe cotizar un precio por cada servicio de
reparación, y fijar la cantidad máxima de servicios de reparación que la empresa está
dispuesta a efectuar en el curso del año que abarca el contrato.
ENTEL adjudicará dichos servicios en bloques indivisibles de 5.000 por lo que la oferta
debe estar expresada en múltiplos de dicha cantidad. La adjudicación puede ser
distribuida entre distintas empresas, en base a los precios y cantidades ofrecidas.
En total, ENTEL debe adjudicar 30.000 servicios. La empresa Alfa está en condiciones
de ofrecer como máximo 15.000 conforme al plantel de operarios de que dispone. Para
realizarlos, su departamento técnico estima que el costo unitario total varía conforme a
la siguiente escala:
Hasta 5.000 servicios por año $a. 1.000.- c/u.
32
Por el excedente de 5.000 y hasta 10.000 servicios al año $a. 600.- c/u.
Por el excedente de 10.000 y hasta 15.000 servicios al año $a. 400.- c/u.
ENTEL ha anunciado que las adjudicaciones se harán por orden estricto de precio entre
las diferentes empresas que se presentan, y que sólo se acepta la cotización de un único
precio por el total de servicios ofrecidos como máximo, pero que la adjudicación puede
ser de sólo parte de dicho total ofrecido al precio unitario cotizado por el total de
servicios. Si éste no es aceptado por la empresa, ésta puede retirar su oferta con pérdida
de la garantía ofrecida.
Por política habitual, la empresa Alfa cotiza un precio equivalente al 150% del costo
promedio estimado de los servicios que ofrece, sin tener en cuenta sus posibilidades de
adjudicación a dicho precio.
33
11. Precio a cotizar por los servicios de Alfa que ésta habitualmente
ofrece.
R1= ----
NO
SI R2= (950)
Retirar o no
Rechazada su oferta con
Presentar pérdida de
gtía
Licitación
R3= 5050-
0,4 x
Parte del total NO
SI de Serv. Por
ENTEL a Alfa
al precio cot.
por ésta
Aceptada R4= 5.050
Favorable
Firmar o
no el
contrato
con Entel
Las críticas que merece el desarrollo precedente, pueden sintetizarse en las siguientes:
34
PLANILLA DE CÁLCULO
Miles de $a
Costo Costo de Costo Cantidad Total Precio de Precio de Cantidad de Costos Ingresos Costo Ingreso
Concepto Formulario Depósito Promedio de Costos Venta Venta Serv. Totales Totales Dif entre Dif. Resultados
en Unitario Servicios Servicios unitario Total Adjudicados lo Entre lo
garantía Servicios Ofrecidos de los Servicios Por ENTEL ofrecido y ofrecido y
Serv. adjudic. adjudic.
R 1 2 3 4 5 = 3*4 6 7 = 6*4 8 9 10 = 7 11 = 3 x 12 = 6 x
R1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
R3 50 900 0,8 15.000 12.000 1,2 18.000 (3) 12.950 18.000 0,8 x 1,2 x 5.050-0,4 x
0<x≤ 15.000
R4 50 900 0,8 15.000 12.000 1,2 18.000 (2) 12.950 18.000 0 0 5.050
15.000
R5 50 900 0 0 0 0 0 0 950 0 0 0 (950)
R6 50 (1) 0 0 0 0 0 0 50 0 0 0 (50)
(1) Se considera que en este caso el depósito en garantía fue efectuado pero devuelto al perder la licitación.
(2) Se considera que la empresa va aceptar sin poner ningún tipo de reparos, en el caso que le adjudiquemos los 15.000 servicios que es capaz
de producir conforme al plantel de operarios que dispone.
35
d) El desarrollo del árbol desvirtúa casi totalmente el planteo. En efecto, se dejan de
lado los siguientes detalles de fundamental importancia en la presentación de los nodos:
36
c) Siendo adjudicataria de un bloque de servicios para ofrecer,
parte del total ofrecido a Alfa al precio cotizado por ésta, que
puede o no aceptarla.
En este caso, la mayor parte de los errores detallados anteriormente han sido corregidos,
no obstante lo cual persisten algunos de ellos, y se incurren en otros adicionales. En
particular:
37
PLANILLA DE CÁLCULO
Miles de $a
(1) (2) (3) = 1 + 2 (4) (5) (6) = 4*5 (7) (8) (9) = 7*8 (10) = 9- 6
Cantidad de Precio Precio Total Beneficio Total =
Costo Costo Costo Total Costo Unitario Cantidad de Costo Total Serv. Ofre p./ENTEL a Unitario Servicios Ingresos - Costos
Ri Formulario de depósito en de participación Servicios Servicios Servicios Alfa al precio Servicios (Cotización)
Oferta Garantía en licitación Ofrecidos Ofrecidos Ofrecidos Cotiz por ésta (Cotización)
R1 50 0 0 0 0 0 0 0 0 0
R2 50 0 50 0 0 0 0 0 0 (50)
R3 50 250 300 1 0<x1≤5.000 X1 0<y1≤5.000 1,5 1,5 y1 1,5 y1 – x1 – 300
(0<y1≤5.000)
(0<x1≤5.000)
R4 50 250 300 1 0<x1≤5.000 X1 0 0 0 (300)
R5 50 0 50 0 0 0 0 0 0 (50)
R6 50 300 350 0,6 5.000<x2≤ 0,6 X2 0<y1≤5.000 0,9 0,9 y1 0,9 y1 – x1 – 300
10.000 (0<y1≤5.000)
(0<x1≤5.000)
R7 50 300 350 0,6 5.000<x2≤ 0,6 X2 0 0 0 (350)
10.000
R8 50 300 350 0,6 5.000<x2≤ 0,6 X2 5.000<y2≤ 0,9 0,9 y2 0,9 y2 – 0,6 x2 – 350
10.000 10.000 (0<y2≤10.000)
(0<x2≤10.000)
R9 50 300 350 0,6 5.000<x2≤ 0,6 X2 0 0 0 (350)
10.000
R10 50 0 50 0 0 0 0 0 0 (50)
R11 50 300 350 0,4 10.000<x3≤ 0,4 X3 0<y1≤5.000 0,6 0,6 y1 0,6 y1 – x1 – 350
15.000 (0<y1≤5.000)
(0<x1≤5.000)
R12 50 300 350 0,4 10.000<x3≤ 0,4 X3 0 0 0 (350)
15.000
R13 50 300 350 0,4 10.000<x3≤ 0,4 X3 5.000<y2≤ 0,6 0,6 y2 0,6 y2 – 0,6 x2 – 350
15.000 10.000 (0<y2≤10.000)
(0<x2≤10.000)
R14 50 300 350 0,4 10.000<x3≤ 0,4 X3 0 0 0 (350)
15.000
R15 50 300 350 0,4 10.000<x3≤ 0,4 X3 10.000<y3≤ 0,6 0,6 y3 0,6 y3 – 0,4 x3 – 350
15.000 15.000 (10.000<y3≤15.000)
(10.000<x3≤15.000)
R16 50 300 350 0,4 10.000<x3≤ 0,4 X3 0 0 0 (350)
15.000
38
NO R1 = ---
R2 = (50)
Ofrecer de Desfavorable
1 a 5.000 Rdo SI
Serv. P. año Licit Firmar contrato R3 = 1,5 Y1 – X1 - 300
(1) con ENTEL
NO R4 = (300)
Favorable: Obt. De 1 a 5000 Serv./ año
Desfavorable R5 = (50)
SI
Firmar contrato R6 = 0,9 Y1 – 0,6 X1 - 350
De 1 a (1) con ENTEL
5.000
NO R7 = (350)
Presentarse a Ofrecer de
la licitación 5.001 a 10.000 Rdo SI
Serv. P. año Licit Firmar contrato R8 = 0,9 Y2 – 0,6 X2 - 350
5.001a (1) con ENTEL
10.000
NO R9 = (350)
SI Favorable
Desfavorable
R10 = (50)
SI
Ofrecer de (1) Firmar contrato R11 = 0,6 Y1 – 0,4 X1 - 350
10.001 a 15.000 Rdo De 1 a con ENTEL
Serv. P. año Licit 5.000
NO R12 = (350)
5.001 a
(1) Firmar contrato R13 = 0,6 Y2 – 0,4 X2 - 350
SI
10000 con ENTEL
Favorable NO R14 = (350)
10001 a (1) SI R15 = 0,6 Y3 – 0,4 X3 - 350
15000 Firmar contrato
(1) Parte del Total de Servicios Ofrecidos con ENTEL
R16 = (350)
a Alfa al precio cotizado por ésta NO
39
f) La técnica de diseño adoptada, consistente en utilizar un nodo para cada alternativa y
cada estado natural, si bien no es cuestionable en sí, presenta el inconveniente de
multiplicar innecesariamente la cantidad de nodos, haciendo más abigarrada la
presentación del árbol.
Antes de continuar con la propuesta que se consigna a continuación como tercer ensayo,
recomendamos al lector que sobre la base de los dos esquemas anteriores procure
desarrollar por si mismo un árbol de decisión adecuado al planteo del problema.
40
A) Cálculo de Costos Unitarios Servicios Ofrecidos y/o Contratados
Por una oferta de 10.000 servicios: (5.000* $a 1.000 + 5.000* $a 600)/ 10.000 = $a 800.-
Por una oferta de 15.000 servicios: (5.000* $a 1.000 + 5.000* $a 600 + 5.000* $a 400) = $a 666,66
1 2 3 4 5 = 4*1,5 6 = 3*5 7 = 5% de 6 8 9 = 2 +7 - 8
Ri Costo Cantidad de Costo Unitario Precio a Importe de la Depósito en Recupero Costo de
Formulario de Servicios Servicios Cotizar por Oferta Garantía Depósito en Presentación a
Oferta Ofrecidos Ofrecidos Servicio Garantía la Licitación
R1 0 0 0 0 0 0 0 0
R2 50 5.000 1 1,5 7.500 375 375 50
R3 50 5.000 1 1,5 7.500 375 375 50
R4 50 5.000 1 1,5 7.500 375 0 425
R5 50 10.000 0,8 1,2 12.000 600 600 50
R6 50 10.000 0,8 1,2 12.000 600 600 50
R7 50 10.000 0,8 1,2 12.000 600 0 650
R8 50 10.000 0,8 1,2 12.000 600 600 50
R9 50 10.000 0,8 1,2 12.000 600 0 650
R10 50 15.000 0,66 1 15.000 750 750 50
R11 50 15.000 0,66 1 15.000 750 750 50
R12 50 15.000 0,66 1 15.000 750 0 800
R13 50 15.000 0,66 1 15.000 750 750 50
R14 50 15.000 0,66 1 15.000 750 0 800
R15 50 15.000 0,66 1 15.000 750 750 50
R16 50 15.000 0,66 1 15.000 750 0 800
41
C) Cálculo de Resultados
1 2 3 4 5 6 7=5-6 8 = 4*7 9 = 2 +7 - 8 10 = 8 - 9
Ri Cantidad de Cantidad de Cantidad de Precio Costo Unitario Resultado Resultado Costo de Resultado
Servicios Servicios Servicios Unitario de Servicios Bruto Bruto Presentación en la Neto
Ofrecidos Adjudicados Contratados Adjudicación Adjudicados Unitario Licitación
R1 0 0 0 0 0 0 0 0 0
R2 5.000 0 0 0 0 0 0 50 (50)
R3 5.000 5.000 5.000 1,5 1 0,5 2.500 50 2.450
R4 5.000 5.000 0 0 0 0 0 425 (425)
R5 10.000 0 0 0 0 0 0 50 (50)
R6 10.000 5.000 5.000 1,2 1 0,2 1.000 50 1.050
R7 10.000 5.000 0 0 0 0 0 650 (650)
R8 10.000 10.000 10.000 1,2 0,8 0,4 4.000 50 4.050
R9 10.000 10.000 0 0 0 0 0 650 (650)
R10 15.000 0 0 0 0 0 0 50 (50)
R11 15.000 5.000 5.000 1 1 0 0 50 50
R12 15.000 5.000 0 0 0 0 0 800 (800)
R13 15.000 10.000 10.000 1 0,8 0,2 2.000 50 1.950
R14 15.000 10.000 0 0 0 0 0 800 (800)
R15 15.000 15.000 15.000 1 0,66 0,33 5.000 50 4.950
R16 15.000 15.000 0 0 0 0 0 800 (800)
42
R1 = ---
NO
R2 = (50)
Cantidad 0
5.000 de Serv
Adjudica SI R3 = 2.450
1 Contratar la
5.000
Licitación
R4 = (425)
NO
R5 = (50)
Present. 0
a la
licitación 5.000 SI R6 = 1.050
Cantidad Cantidad Contratar la
SI de Serv
de Servicios Licitación
Ofrecidos
10.000 Adjudica NO R7 = (650)
R8 = 4.050
Contratar la SI
10.000 Licitación
1. Maximizar sus beneficios contables NO R9 = (650)
SI
R11 = 50
5.000 Contratar la
Alternativas Licitación NO
R12 = (800)
Cantidad
15.000 de Serv
Adjudica SI R13 = 1.950
Estados naturales 10.000 Contratar la
Licitación NO R14 = (800)
43
14. Costos para la Decisión
Un elemento especial al que es necesario referirse para completar el tema del esquema
básico de decisión, es el relativo a los costos. Cuando se trata de un problema
económico, generalmente las restricciones se traducen en costos.
Incurrimos en ellos, debido a que requerimos elementos cuya provisión está restringida,
y ello implica una erogación de una naturaleza u otra. Pero para enfocar adecuadamente
el problema de costos para decisiones, es necesario hacer un análisis del concepto, al
cual es utilizado en diversas disciplinas. En este sentido, y sea que midamos los costos
en términos contables, económicos o financieros, es de fundamental importancia tener
en cuenta, a los efectos de su aplicación a problemas decisorios, la diferencia entre
costos relevantes, costos no relevantes o hundidos y costos de oportunidad. Para
comprender el sentido de estos conceptos, examinemos previamente la forma en que se
computa habitualmente el costo de una actividad productiva, tomando para mayor
claridad el concepto contable, si bien, mutatis mutandis, el esquema siguiente es el de
cualquier concepto de costo.
En general, se dice que el costo contable refleja valores históricos, ya que normalmente
se carga como tal, respecto a un bien consumido o vendido, lo que hemos pagado por él,
importe que puede se actualizado, ya sea por índices de precios, o en base a un esquema
de costo de reposición, sin que ello desvirtúe su carácter histórico. Como el costo final
de un bien es la resultante de una serie de cargos de diferente naturaleza, y que se
originan en diferentes elementos, conviene considerar un esquema de su registración:
Mano de Obra
Materias Primas
Costo Costo
Caja de Producción de Ventas
Gastos Generales
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Como se observa del cuadro anterior, el costo de la producción surge de una serie de
cargos originados en distintos elementos, todos ellos históricos ya que se han originado
en una erogación correlativa más o memos distanciada en el tiempo, cuyo reflejo en el
costo se hace por medio de pasos sucesivos.
Así, por ejemplo, el gasto en maquinaria y equipos, contablemente se refleja mediante
amortizaciones calculadas en función de su desgaste, y que integran el costo de
producción; la mano de obra se vuelca en función de su utilización, al igual que las
materias primas. Ese costo de producción, finalmente, se traspasa como costo de ventas
cuando las unidades producidas son vendidas. El esquema real de una contabilidad de
costos puede ser mucho más complejo que el reseñado, ya que normalmente el cargo
final surge de una serie de cargos en partes intermedias que se acumulan en existencia, y
que se descargan a medida que se usan. El efecto final del esquema contable es que, al
analizar el costo final de los productos, es muy difícil, y, en algunos casos, imposible,
discriminar claramente cuánto hay en él de cada componente.
Ello no sería de por sí importante en épocas de economía estable, puesto que a largo
plazo, el costo final de un producto es la resultante de todas esas componentes, y no
interesa mayormente su composición. Pero como las decisiones se toman también sobre
situaciones de coyuntura, el esquema contable, en ese sentido, puede resultar bastante
inadecuado. Por ejemplo, si en un costo de 180 hay 100 de materias primas, 35 de mano
de obra y 45 de amortizaciones contables, y ese costo está reflejado en el activo de la
empresa como productos terminados, en una época de recesión como la actual, ¿que
ocurre si lo vendemos a 130? Contablemente, la pérdida se registrará al momento de la
venta, pero lo que la contabilidad ignora es que ella ya se ha producido antes, porque las
amortizaciones y la mano de obra reflejan gastos históricos y no recuperables. La
máquina ha sido comprada hace tiempo, y su amortización no refleja una erogación
actual; los obreros ya han percibido sus salarios, han trabajado, y si yo no he podido
vender su producción, he perdido inevitablemente su costo. Inclusive, si en un mes ha
disminuido la producción, al cargar el costo de la mano de obra, el monto total será el
mismo, pero su valor unitario será mayor, y por bajar la producción aumentó el costo
unitario, con lo que en principio, debería vender a un precio mayor para recuperarlo;
pero tal criterio contable deja de lado el hecho que el costo de mano de obra es un costo
hundido, porque ya ha sido incurrido, y no puede ser tomado como factor de la decisión
a tomar. Si yo tengo acumulado un stock muy grande, no voy a dejar de vender porque
ello de lugar a una pérdida contable, puesto que esa pérdida es un reflejo de situaciones
ya pasadas, y no se origina en la venta; desde el punto de vista de la teoría de la
decisión, no es un costo relevante el originado en elementos ya incurridos y no
recuperables. La materia prima utilizada, por ejemplo, puede dentro de ciertos límites
considerarse recuperable, ya que, cuando menos, dejaré de comprar en el futuro una
cantidad equivalente de elementos a la utilizada. Pero la mano de obra y las
amortizaciones no, puesto que se trata de gastos periódicos, independientes en buena
medida de los niveles de producción y ventas.
No está demás acotar aquí que la técnica contable merece este cuestionamiento sólo en
la medida en que, por su modalidad, impide el análisis pormenorizado de cuáles son los
costos relevantes de los no relevantes; y es bastante frecuente que el sistema de cargos y
descargos sucesivos lo imposibilita. No afirmamos que sea incorrecto el criterio de
activar gastos no recuperables; hay razones significativas para ello, ya que, en
definitiva, son parte del costo de producción y, en el largo plazo, todos los costos son
relevantes en cuanto parte necesaria del proceso productivo. Aludimos más bien, a que
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en las decisiones de problemas momentáneos o coyunturales, esa técnica perjudica la
posibilidad de tomar decisiones correctas.
Para concluir con este tema, cabe aclarar que los conceptos de costos para decisiones se
manejan en un ámbito de certeza subjetiva; esto es, no es que sean ciertos, sino que los
consideramos como si lo fueran a los efectos de nuestro análisis, en base a la
consideración de elementos de juicio que abonen tal opinión. Inclusive, cuando existe
incertidumbre respecto de algunos elementos, pero esa incertidumbre se refiere a un
ámbito reducido de valores, suele ser habitual tomar posiciones “ciertas” alternativas, y
también considerar como cierto determinado valor medio. Esta última posibilidad ofrece
muchos peligros, porque no es lo mismo un valor medio de certeza que uno calculado
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entre valores inciertos muy dispersos entre sí, alternativa, esta última, que implica una
tergiversación de lo que se entiende por certeza subjetiva.
El presente trabajo pretende cumplir con la finalidad de brindar en forma accesible los
conceptos básicos que integran la Teoría de la Decisión, cuya profundización requiere,
de un modo imprescindible, la debida consulta de la bibliografía especializada.
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